Mi filosofía de la educación

Por: Víctor A. Henry

Estoy convencido, que el papel de los docentes como actores principales en las instituciones educativas, es el de enseñar a los estudiantes más allá de lo que necesitarán dentro del aula; es dar respuesta a los dos propósitos principales de la educación que mencioné antes, creando pensadores críticos y entidades sociales que permitan el desarrollo del individuo, y la mejora de la sociedad misma.

La educación es un proceso donde un individuo adquiere conocimientos de forma consciente o inconsciente. El concepto educación ha sido discutido y consensuado; así como las diversas formas de clasificar los procesos de adquisición de conocimiento en la educación formal y no formal. En el caso de la educación formal, igualmente existen diferentes enfoques sobre cuál debería ser su propósito, que desde mi punto de vista tiene dos objetivos principales.

En primer lugar, la educación debe proporcionar a los individuos los métodos y herramientas para construir su propio conocimiento y encontrar su verdad. Creo que los actores que gestionan los sistemas educativos en la sociedad deben brindar los instrumentos necesarios que siembren en los individuos la capacidad de pensar críticamente, preguntar y desear encontrar sus propias respuestas. Por ejemplo, Eugenio María de Hostos, educador, filósofo e intelectual, con una enorme incidencia en la educación en América Latina defendió el derecho del niño a buscar la verdad por sí mismo.(1)

En segundo lugar, aunque los individuos necesitan ser capaces de encontrar su verdad, hacer conciencia interna y sensibilizar el aprendizaje, también necesitan saber que son una unidad en el conjunto y que son los motores que impulsan los cambios en la sociedad. En mi opinión, aquí radica el segundo propósito de la educación. Por tanto, la educación debe preparar a los individuos haciéndolos conscientes de que son el pilar de la sociedad. De hecho, pensadores como Martin Luther King, Eugenio María de Hostos, John Dewey y Paulo Freire se refieren en su filosofía sobre la educación a la importancia de educar y desarrollar al ser humano como entidad social. Estos dos propósitos de la educación son definitivamente los más importantes y ambos deben estar presentes al mismo tiempo, ninguno puede superar al otro.(2)

Así pues, la educación debe proporcionar y facilitar la transferencia del conocimiento científico y social que se ha ido acumulando a lo largo del tiempo. Este conocimiento, que se ha desarrollado, servirá de base a la sociedad actual donde se encuentra el individuo y ayudará a crear nuevos conocimientos que serán de utilidad para las generaciones futuras.

Por tanto, considerando los propósitos de la educación para el desarrollo del individuo y la sociedad; considero a las instituciones educativas como uno de los principales soportes para cumplir con los propósitos educativos. Los otros pilares están formados por la familia, la comunidad y el propio individuo. Sin embargo, con el estilo de vida de nuestras sociedades hoy en día, las escuelas, colegios, institutos y universidades han tomado un papel preponderante en el proceso educativo; principalmente, por el tiempo que desde temprana edad pasamos en ellas. De ahí que, las instituciones educativas deben ser el vínculo que una la comunidad, los estudiantes y el conocimiento. Por ello, las instituciones educativas deben ser un agente activo y receptivo, maleable a las realidades y contexto de cada individuo y de cada sociedad, que ha dado a las casas de estudios la responsabilidad de formar a sus ciudadanos.

Por esta responsabilidad es que Martin Luther King (3) advierte de los peligros si las instituciones educativas y los actores que trabajan en ella no cumplen con su rol, produciendo un grupo de propagandistas ilógicos, acientíficos y de mente cerrada, consumidos por actos inmorales. Por lo que, todo centro educativo y sus docentes deben brindar al alumno todas las herramientas, métodos y antecedentes básicos, que le permitan concientizar sobre su entorno y así fortalecer los conocimientos adquiridos y crear nuevos conocimientos a partir de su propia experiencia como ser humano.

Estoy convencido, que el papel de los docentes como actores principales en las instituciones educativas, es el de enseñar a los estudiantes más allá de lo que necesitarán dentro del aula; es dar respuesta a los dos propósitos principales de la educación que mencioné antes, creando pensadores críticos y entidades sociales que permitan el desarrollo del individuo, y la mejora de la sociedad misma.

En suma, la educación es un proceso inherente a nuestro carácter como seres humanos. Opino que en cada uno de nosotros reside el deseo de adquirir conocimientos, mediante la búsqueda de la verdad. Es en cada uno de los que formamos parte de una sociedad donde radica la responsabilidad de educar para la vida. Pero no para la vida como individuo, sino para la vida en todo el sentido de la palabra, como un ser humano integral, consciente de nuestras fortalezas y debilidades, respetuoso con nuestro entorno, la diversidad y nuestro mundo.

Notas

  1. Villarini, A. R. (2010). El pensamiento vivo de Eugenio María de Hostos en torno a la educación ética, cívica e intelectual. (J. R. Villalon, Ed.) Santo Domingo, Republica Dominicana: Biblioteca del Pensamiento Crítico
  2. Dewey, J. (1897) ‘My pedagogic creed’, The School Journal, Volume LIV, Number 3 (January 16, 1897), pages 77-80. [Also available in the informal education archives, http://infed.org/mobi/john-dewey-my-pedagogical-creed/. Retrieved: insert date].
  3. The purpose of education. (n.d.). Dr. Martin Luther King Jr Retrieved from http://www.drmartinlutherkingjr.com/thepurposeofeducation.htm

Fuente: https://acento.com.do/opinion/mi-filosofia-de-la-educacion-8878460.html

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¿Qué es el ITSC y por qué es importante?

Por: Victor A. Henry

A pesar de que el ITSC fue el último de estos institutos en fundarse, es el único que fue concebido y desarrollado bajo el modelo y la filosofía de los community colleges de los Estados Unidos de América.

“Todo lo que se ignora, se desprecia”.

– Antonio Machado (1875-1939) Poeta y prosista español.

En las últimas semanas, he leído en medios nacionales y locales varios artículos de opinión y de prensa que tienen como eje central el Instituto Técnico Superior Comunitario de San Luis (ITSC). Este instituto, reconocido como el primer “Community College” de la República Dominicana, fue inaugurado por el gobierno dominicano en agosto del 2012; y ocho años después, aún persisten dudas o desconocimiento sobre su identidad y función como institución educativa por la gran mayoría de los dominicanos y por muchos de los actores del sistema educativo nacional.

El ITSC, es un instituto técnico de estudios superiores, amparado en la Ley 139-01 que crea el Sistema Nacional de Educación Superior, Ciencia y Tecnología y la Secretaría de Estado (hoy Ministerio) de Educación Superior Ciencia y Tecnología (Mescyt). Es decir, no es un simple “instituto técnico”, pues los institutos técnicos de estudios superiores son una de las categorías de Instituciones de Educación Superior (IES) que ofrecen títulos de Técnico Superior, Tecnólogo o su equivalente, en diferentes áreas del saber.

Para contextualizar, la Ley 139-01 que rige el sistema de educación superior en el país, reconoce tres tipos de IES: (a) los institutos técnicos de estudios superiores, (b) los institutos especializados de estudios superiores y (c) las universidades. Actualmente, el país cuenta solo con cuatro institutos técnicos de estudios superiores: (1) el Instituto Técnico Superior Oscus San Valero (ITSOSV), (2) el Instituto Tecnológico de las Américas (ITLA), (3) la Academia Superior de Ciencias Aeronáuticas (ASCA), y el Instituto Técnico Superior Comunitario (ITSC).

A pesar de que el ITSC fue el último de estos institutos en fundarse, es el único que fue concebido y desarrollado bajo el modelo y la filosofía de los community colleges de los Estados Unidos de América. La formación de este instituto, ubicado en una de las comunidades más empobrecidas del Gran Santo Domingo, contó con la asesoría, acompañamiento y entrenamiento del Daytona State College y de la Western Michigan University.

Pero ¿Qué es un Community College? Es una institución de educación superior que ofrece carreras de dos años, la cual tiene una política de admisión abierta, un costo relativamente bajo, y sirve principalmente a individuos pertenecientes a grupos humanos minoritarios (indígenas, afroamericanos, latino y otros inmigrantes), de bajos ingresos económicos y/o desaventajados social y académicamente. Estas características permiten que el community college se convierta para estos grupos, en la única opción de acceder a la educación superior. En los Estados Unidos, comúnmente les llaman “estudiantes no tradicionales” a los que asisten a los community colleges, pues estas y otras características ponen en riesgo el acceso, la permanencia y el éxito de estos en una carrera universitaria.

¿De dónde sale la idea del ITSC?

El desarrollo de los community colleges en la República Dominicana fue y es una recomendación de organismos internacionales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Asimismo, el desarrollo de este tipo de institución de educación superior se encuentra plasmado en la Estrategia Nacional de Desarrollo 2030 (Ley 1-12).

El ITSC es una respuesta a la demanda de la sociedad y de los sectores productivos del país. Busca aumentar el acceso de los dominicanos a la educación superior, crear profesionales técnicos con un nivel superior, que contribuyan a satisfacer las demandas actuales de las industrias nacionales de una mano de obra especializada y a su vez, generar empleos y conocimiento, permitiendo que los individuos se desarrollen de forma integral: social y económicamente.

¿Qué es lo preocupante?

Aparentemente, la misión del ITSC no está del todo clara para aquellos que, en el pasado reciente y en la actualidad, tienen la responsabilidad de crear una IES modelo al nivel técnico superior. Me da la impresión de que el hecho de ser un “instituto técnico” ubicado en San Luis, no ha despertado, desde su puesta en operación, el interés real del Estado.

La ignorancia se convierte en desprecio cuando una institución educativa pasa a ser un trofeo para el manejo de recursos; cuando quienes dirigen desconocen si están amparados en el Minerd, el Mescyt, o el Infotep o cuando no pueden diferenciar entre las tres funciones principales de una Institución de Educación Superior (docencia, investigación y extensión).

Creo que el ignorar esta importante institución técnica superior ha permitido que sea despreciada, olvidada, marginada y condenada al fracaso. Hoy, escribo porque sé, a través de mi experiencia, del impacto que tiene la educación en general, la educación técnica, y la educación técnica superior en particular, en la vida de las personas. Velemos porque este community college se encamine por las sendas que lo lleven a cumplir la misión para la que fue creado. El ITSC es una llave y la única esperanza que permitirá abrir las ventanas al crecimiento y al bienestar de miles de dominicanos.

Fuente e Imagen: https://acento.com.do/opinion/que-es-el-itsc-y-por-que-es-importante-8858472.html

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Crisis e investigación: gran oportunidad para la educación superior

Por: Victor A. Henry

Me inquieta la apatía con que el MESCyT ha actuado frente a la crisis causada por la pandemia. Sin embargo, lo que más me preocupa es ver como las mismas instituciones, que por naturaleza están llamadas a la investigación y al desarrollo de conocimientos, no aprovechan esta gran oportunidad para medir el impacto de las estrategias.

“Lo que no se define no se puede medir. Lo que no se mide, no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada siempre.” (Lord Kelvin).

La pandemia causada por el COVID-19 tiene a gobiernos y a expertos ocupados en la búsqueda de estrategias para frenar la propagación del virus y salvar la economía de sus países. Una tercera preocupación es el impacto que ha tenido la crisis en los sistemas educativos en todo el mundo. En la República Dominicana, desde el inicio de las restricciones de asociación y circulación, reinó la incertidumbre con respecto a la finalización del año escolar 2019-2020.

Las escuelas públicas y los colegios en sectores de bajos ingresos se paralizaron; mientras, en los sectores con mayor nivel adquisitivo y acceso a recursos tecnológicos mantuvieron, en cierto modo, el contacto con sus estudiantes. Luego de consultas y viendo la realidad, el Ministerio de Educación finalmente dio por concluido el año escolar, ya que tenían cubierto aproximadamente el 70% del calendario académico. Actualmente, el ministro de educación a partir del próximo 16 de agosto, el Dr. Roberto Furcal, se encuentra escuchando todos los sectores y analizando junto a su equipo cuando y en qué condiciones iniciaría el año escolar 2020-2021.

En el caso de las Instituciones de Educación Superior (IES), en su mayoría respondieron con rapidez. Con la anuencia del Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (MESCyT), abrazaron la educación a distancia para concluir el primer período académico del año. Dado el avance de la pandemia, para el segundo período, las IES mantuvieron la modalidad virtual para todos los procesos académicos de admisión, matriculación y docencia, avalados en una única circular del MESCyT sobre el tema, que dejó más preguntas que respuestas. Han pasado casi cinco meses, dos períodos académicos y en la mayoría de las IES ya se “planifica” y proyecta que lo que resta del año 2020 e inicios del 2021, se trabajará de forma virtual o semipresencial.

Lo preocupante, es que, hasta este momento, se desconoce si el MESCyT, o las IES de manera particular, han evaluado el impacto del cambio a la modalidad de educación a distancia. No sabemos, a ciencia cierta, cómo el cambio abrupto de modalidad educativa ha afectado a los más de 600 mil estudiantes y 17 mil docentes. Se desconoce qué tan efectivo ha sido el apoyo dado por cada una de las IES durante esta etapa a la comunidad académica. Es un misterio cómo la crisis sanitaria y el paso a la virtualidad han incidido en el acceso y en la calidad de la educación superior.

Me inquieta la apatía con que el MESCyT ha actuado frente a la crisis causada por la pandemia. Sin embargo, lo que más me preocupa es ver como las mismas instituciones, que por naturaleza están llamadas a la investigación y al desarrollo de conocimientos, no aprovechan esta gran oportunidad para medir el impacto de las estrategias, programas y decisiones que han tomado para enfrentar la crisis. Las evaluaciones de impacto permiten tomar decisiones informadas sobre si realmente se puede continuar, expandir, modificar o eliminar algún programa o estrategia de estas intervenciones.

¿Por qué no investigar, evaluar y medir el impacto de lo que se ha hecho en el sistema de educación superior? Me resisto a creer que el MESCyT y las IES en su mayoría, estén padeciendo de algunas de las razones para rechazar conducir una evaluación: creer saber qué funciona y qué no, percibir que el costo de la evaluación tiene más peso que los beneficios de esta o el miedo al impacto que podrían tener los resultados (Russ-Eft y Preskill, 2009).

La educación superior dominicana necesita dar un salto, pero no al vacío. El COVID-19 empujó a las IES al mundo virtual, para el que quizás, no estábamos preparados. Sin embargo, la complejidad y los problemas preexistentes del sistema educativo superior, sumados al caos por la crisis sanitaria, constituyen un recurso para el cambio. Este nuevo contexto educativo nos obliga a tener un nuevo entendimiento, que solo puede ser logrado con la evaluación, la información y la investigación (Morgan, 2006).

El caos y las fuerzas que nos atraen (o empujan) al cambio son naturales; pero el orden, también lo es. Apelo a la reflexión y a tomar las acciones que nos permitan tener un sistema educativo superior de calidad, como demanda y lo merece la República Dominicana. Espero que las nuevas autoridades del MESCyT, las que aún no han sido designadas, promuevan la investigación, la ciencia y la tecnología para reformar el propio sistema de educación superior y que este, en consecuencia, nos sirva realmente como fuente de conocimientos, progreso y desarrollo.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/crisis-e-investigacion-gran-oportunidad-para-la-educacion-superior-8842521.html

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