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UNICEF: La Infancia en Peligro: Máximo riesgo en el Sahel central

La Infancia en Peligro: Máximo riesgo en el Sahel central

Millones de niños y niñas necesitan ayuda humanitaria en medio de un conflicto armado cada vez más intenso y una crisis climática extrema

El Sahel lleva mucho tiempo siendo una de las regiones más vulnerables de África, pero los conflictos armados y la intensificación de los enfrentamientos militares se han convertido en una importante amenaza para las vidas y los medios de subsistencia de los niños y niñas del Sahel central, además de impedir su acceso a los servicios y suponer un grave peligro para su futuro.

En medio de una espiral de violencia encarnizada, los grupos armados no estatales que operan en amplios sectores de Malí y Burkina Faso, y cada vez más en Níger, han convertido a los niños y niñas en un blanco directo. Cientos de niños han sido secuestrados en los tres países, muchos de ellos niñas.

Desde 2021, los grupos armados no estatales han destruido las reservas de alimentos de una de las regiones más afectadas por el hambre y la malnutrición del planeta. Algunos grupos armados se oponen a la educación que gestiona el Estado, por lo que queman y saquean las escuelas, y amenazan, secuestran o asesinan a los maestros. En ese contexto, las operaciones de seguridad nacional contra los grupos armados han conllevado un gran número de muertes, lesiones y detenciones de niños y niñas, así como graves daños a muchas escuelas y hospitales en los tres países.

La inseguridad y los desplazamientos se están extendiendo más allá de las fronteras del Sahel central y están llegando a comunidades remotas con pocas infraestructuras y escasos recursos, donde los niños y las niñas ya tienen un acceso muy limitado a los servicios que necesitan para sobrevivir y recibir protección. La región que sufre esta situación es además una de las más afectadas por el cambio climático y la escasez de agua del mundo.

Esta crisis exige reforzar la respuesta humanitaria de inmediato, pero también requiere una inversión flexible y a largo plazo con vistas a lograr un desarrollo sostenible que contribuya a la consolidación de la paz dentro de estas comunidades, en especial para los niños y las niñas. Afrontar las causas subyacentes, fortalecer los servicios sociales y anticipar las crisis puede ayudar a los países a construir sociedades resilientes con una sólida cohesión social, donde los niños y las niñas puedan disfrutar de sus derechos y desarrollar todo su potencial.

La inseguridad y los desplazamientos se están extendiendo más allá de las fronteras del Sahel central y están llegando a comunidades remotas con pocas infraestructuras y escasos recursos, donde los niños y las niñas ya tienen un acceso muy limitado a los servicios que necesitan para sobrevivir y recibir protección. La región que sufre esta situación es además una de las más afectadas por el cambio climático y la escasez de agua del mundo.

Esta crisis exige reforzar la respuesta humanitaria de inmediato, pero también requiere una inversión flexible y a largo plazo con vistas a lograr un desarrollo sostenible que contribuya a la consolidación de la paz dentro de estas comunidades, en especial para los niños y las niñas. Afrontar las causas subyacentes, fortalecer los servicios sociales y anticipar las crisis puede ayudar a los países a construir sociedades resilientes con una sólida cohesión social, donde los niños y las niñas puedan disfrutar de sus derechos y desarrollar todo su potencial.

Panorama de la crisis

Benín. Dos hermanos sentados al frente a su casa en Tanguieta, en el norte de Benin.

¿Qué está ocurriendo en el Sahel central?

Los niños y las niñas se encuentran atrapados en medio de los grupos armados, las operaciones de seguridad nacional y la violencia entre las comunidades, y se han convertido en un blanco directo para los grupos armados no estatales que operan en amplias zonas de la región. El año 2022 fue especialmente violento para los niños y niñas del Sahel central. Casi con total seguridad, fue el año más mortífero desde que estalló el conflicto armado en el norte de Malí hace más de una década.

En los primeros años de la crisis, los grupos armados centraban sus ofensivas en las infraestructuras y el personal de seguridad, y no solían atacar a los niños y a los civiles. Ahora, sus tácticas muestran que el objetivo real de muchos de esos grupos armados es infligir a las comunidades el máximo número de muertes y de sufrimiento. Además, las partes en conflicto se aprovechan de las rivalidades étnicas que enfrentan a las comunidades.

 

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UNICEF – La Infancia en Peligro: Máximo riesgo en el Sahel central

La Infancia en Peligro: Máximo riesgo en el Sahel central

Millones de niños y niñas necesitan ayuda humanitaria en medio de un conflicto armado cada vez más intenso y una crisis climática extrema

El Sahel lleva mucho tiempo siendo una de las regiones más vulnerables de África, pero los conflictos armados y la intensificación de los enfrentamientos militares se han convertido en una importante amenaza para las vidas y los medios de subsistencia de los niños y niñas del Sahel central, además de impedir su acceso a los servicios y suponer un grave peligro para su futuro.

En medio de una espiral de violencia encarnizada, los grupos armados no estatales que operan en amplios sectores de Malí y Burkina Faso, y cada vez más en Níger, han convertido a los niños y niñas en un blanco directo. Cientos de niños han sido secuestrados en los tres países, muchos de ellos niñas.

Desde 2021, los grupos armados no estatales han destruido las reservas de alimentos de una de las regiones más afectadas por el hambre y la malnutrición del planeta. Algunos grupos armados se oponen a la educación que gestiona el Estado, por lo que queman y saquean las escuelas, y amenazan, secuestran o asesinan a los maestros. En ese contexto, las operaciones de seguridad nacional contra los grupos armados han conllevado un gran número de muertes, lesiones y detenciones de niños y niñas, así como graves daños a muchas escuelas y hospitales en los tres países.

La inseguridad y los desplazamientos se están extendiendo más allá de las fronteras del Sahel central y están llegando a comunidades remotas con pocas infraestructuras y escasos recursos, donde los niños y las niñas ya tienen un acceso muy limitado a los servicios que necesitan para sobrevivir y recibir protección. La región que sufre esta situación es además una de las más afectadas por el cambio climático y la escasez de agua del mundo.

Esta crisis exige reforzar la respuesta humanitaria de inmediato, pero también requiere una inversión flexible y a largo plazo con vistas a lograr un desarrollo sostenible que contribuya a la consolidación de la paz dentro de estas comunidades, en especial para los niños y las niñas. Afrontar las causas subyacentes, fortalecer los servicios sociales y anticipar las crisis puede ayudar a los países a construir sociedades resilientes con una sólida cohesión social, donde los niños y las niñas puedan disfrutar de sus derechos y desarrollar todo su potencial.

Benín. Dos hermanos sentados al frente a su casa en Tanguieta, en el norte de Benin.

¿Qué está ocurriendo en el Sahel central?

Los niños y las niñas se encuentran atrapados en medio de los grupos armados, las operaciones de seguridad nacional y la violencia entre las comunidades, y se han convertido en un blanco directo para los grupos armados no estatales que operan en amplias zonas de la región. El año 2022 fue especialmente violento para los niños y niñas del Sahel central. Casi con total seguridad, fue el año más mortífero desde que estalló el conflicto armado en el norte de Malí hace más de una década.

En los primeros años de la crisis, los grupos armados centraban sus ofensivas en las infraestructuras y el personal de seguridad, y no solían atacar a los niños y a los civiles. Ahora, sus tácticas muestran que el objetivo real de muchos de esos grupos armados es infligir a las comunidades el máximo número de muertes y de sufrimiento. Además, las partes en conflicto se aprovechan de las rivalidades étnicas que enfrentan a las comunidades.

La inseguridad generalizada ha dado lugar a la aparición de grupos de autodefensa comunitarios, algunos de ellos apoyados por los gobiernos, y de otras milicias que consideran a los niños varones como adultos capaces de manejar armas. Para los grupos armados, esos grupos de autodefensa cuentan con el apoyo de sus comunidades, por lo que atacan sin distinción a los combatientes y a los civiles, lo que incluye a los niños y a las niñas.

¿A cuántas personas afecta esta crisis?

Diez millones de niños y niñas del Sahel central necesitan ayuda humanitaria. El conflicto armado ha obligado a cerca de 2,7 millones de personas a huir de sus tierras y a refugiarse en campamentos de desplazados o en comunidades de acogida vulnerables en los tres países. En Burkina Faso, en los primeros nueve meses de 2022 se registraron tres veces más muertes infantiles que en el mismo periodo de 2021, según datos de la ONU.

La inseguridad y los desplazamientos también se están extendiendo al otro lado de las fronteras del Sahel central, lo que pone en peligro a casi cuatro millones de niños y niñas en cuatro países costeros de África Occidental: Benin, Côte d’Ivoire, Ghana y Togo.

Una crisis marcada por los ataques contra las infraestructuras…

Burkina Faso. Una niña toma agua de un grifo en un parque infantil en Burkina Faso.

Una niña toma agua de un grifo en un parque infantil en Burkina Faso.

En Burkina Faso, los ataques incluyen el sabotaje de las redes de abastecimiento de agua (mediante cortes en el tendido eléctrico y destrucciones de generadores o cuadros eléctricos en las estaciones de bombeo que alimentan los sistemas urbanos de abastecimiento de agua) y la destrucción de las bombas manuales de agua y las instalaciones de almacenamiento. Las mujeres que se dirigen a los puntos de abastecimiento de agua sufren las amenazas de hombres armados que lanzan disparos de advertencia, y los puntos de agua están envenenados con combustible o cadáveres de animales.

…y contra la educación

Un niño escribe en una pizarra en Níger.

Algunos grupos armados se oponen a la educación que gestiona el Estado, por lo que queman y saquean las escuelas y amenazan, secuestran o asesinan a los maestros. En 2022, más de 8.300 escuelas habían cerrado en el Sahel central porque se habían convertido en un blanco directo de los ataques, porque sus maestros habían huido o porque los progenitores se habían visto obligados a desplazarse o estaban demasiado asustados para enviar a sus hijos a la escuela. En Burkina Faso, más de una de cada cinco escuelas han debido cerrar, y un 30% de las escuelas de la región de Tillaberi, en Níger, ya no funciona debido a la inseguridad.

Sin acceso a la educación, toda una generación de niños y niñas que vive en medio de los conflictos en África Occidental y Central crecerá sin las competencias necesarias para desarrollar plenamente su potencial, desempeñar el papel que les corresponde dentro de sus familias y comunidades y participar en el desarrollo de sus países y economías.

El cambio climático es el origen de numerosas crisis

Mujeres y niños recogen agua en Tougbo, en el norte de Costa de Marfil.

Mujeres y niños recogen agua en Tougbo, en el norte de Côte d’Ivoire.

El Sahel central es una de las regiones del planeta más afectadas por el cambio climático y la escasez de agua. Allí, con respecto a la media mundial, las temperaturas aumentan a una velocidad 1,5 veces mayor. Los niveles freáticos han descendido y es necesario perforar pozos hasta dos veces más profundos que hace una década. La contaminación por plástico, la urbanización creciente y la proliferación de superficies de asfalto y cemento impiden que el agua penetre en el suelo.

Al mismo tiempo, las lluvias se han vuelto más irregulares e intensas, lo que provoca inundaciones que reducen el rendimiento de los cultivos y contaminan las ya escasas reservas de agua. Estas condiciones dan lugar al agravamiento de enfermedades como la neumonía. El cambio climático arrebata a las familias sus medios de subsistencia, y en algunos casos también sus vidas.

Es hora de acabar con esta situación

Una niña saluda en un sitio para desplazados internos en Burkina Faso.

Una niña saluda en un sitio para desplazados internos en Burkina Faso.

UNICEF insta a los gobiernos del Sahel central y de los países costeros afectados, así como a los aliados técnicos y financieros, a centrarse en ampliar el acceso a los servicios y a la protección para avanzar hacia la paz y la seguridad. Sus medidas deben incluir el refuerzo de las capacidades de los trabajadores locales, que son los primeros en responder durante las crisis y los que tienen más posibilidades de llegar a los niños y niñas, incluso en las zonas de difícil acceso.

También es necesario prestar apoyo a los servicios comunitarios de nutrición, salud, protección de la infancia y agua, saneamiento e higiene, con acciones que incluyan la preparación para situaciones de emergencia y la capacitación. Asimismo, se debe mejorar la calidad y la disponibilidad de la educación, la formación y las oportunidades para generar ingresos, pues son esenciales para proteger a los adolescentes y evitar estrategias de adaptación y supervivencia nocivas, como la explotación sexual, el trabajo peligroso, el matrimonio infantil, la migración forzada y el reclutamiento en grupos armados.

La respuesta de UNICEF

Un niño entra a una escuela en Kaya, en la región norte central de Burkina Faso.

Un niño entra a una escuela en Kaya, en la región norte central de Burkina Faso.

UNICEF disfruta de una amplia presencia operativa en Burkina Faso, Malí y Níger, ya que cuenta con cerca de 600 empleados que trabajan en las tres oficinas nacionales y 12 suboficinas, algunas de ellas situadas en las zonas más inestables. El apoyo de UNICEF se centra en las siguientes prioridades:

  • Garantizar la continuidad de los servicios. En 2022, en colaboración con aliados locales, la oficina de UNICEF en Malí vacunó contra el sarampión a más de 385.000 niños y niñas, mientras que en Níger, UNICEF y sus asociados proporcionaron tratamientos vitales a más de 400.000 niños y niñas gravemente desnutridos. En Burkina Faso, UNICEF ofreció apoyo en materia de educación y preparación para la vida a más de 740.000 niños y niñas sin escolarizar a través de programas formales e informales, como la educación por radio.
  • Reforzar la protección de los niños y niñas afectados por el conflicto armado. Junto a sus aliados, UNICEF ofrece cuidados intensivos de varios meses a los niños liberados de los grupos armados o que han sufrido otras violaciones de sus derechos, además de apoyo para facilitar la reintegración en sus familias y comunidades. Además, a los niños y niñas separados y no acompañados se les reúne con sus familias o se les proporciona el cuidado alternativo adecuado.
  • Implicar a la juventud y dotarla de las competencias necesarias para mejorar su bienestar, aumentar sus posibilidades de empleo y construir la paz en sus comunidades. En Benin, por ejemplo, más de 4.700 adolescentes que viven en las zonas fronterizas del norte recibieron formación para intervenir como educadores entre iguales y ofrecer información fiable sobre el matrimonio infantil y los embarazos precoces, el acoso y los abusos sexuales, así como recursos sobre dónde buscar ayuda.
  • Distribuir suministros vitales en las zonas de difícil acceso. En 2022, por ejemplo, la oficina de UNICEF en Níger llevó suministros de emergencia a más de 60.000 personas desplazadas por la inseguridad o las inundaciones.

Puntos destacados

Los conflictos armados afectan cada vez más a los niños y niñas del Sahel central, y la intensificación de los enfrentamientos militares está poniendo sus vidas y su futuro en situación de máximo riesgo. A medida que las tácticas de los combatientes se vuelven más brutales,los niños se han convertido el blanco directo de los grupos armados no estatales que operan en una amplia franja de Malí y Burkina Faso y, cada vez con mayor frecuencia, en el Níger.

Autor
UNICEF
Fuente de la Información: https://www.unicef.org/es/informes/la-infancia-en-peligro-maximo-riesgo-en-el-sahel-central

 

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10 millones de niños y niñas se encuentran en riesgo extremo en el Sahel central mientras la inseguridad invade los países vecinos

Diez millones de niños y niñas de Burkina Faso, Malí y Níger —el doble que en 2020— necesitan desesperadamente ayuda humanitaria, debido en gran parte a la espiral de conflictos que afecta a esas zonas. Además, a medida que las hostilidades entre los grupos armados y las fuerzas de seguridad nacionales van traspasando fronteras, casi 4 millones de niños y niñas de los países vecinos se encuentran en situación de riesgo, según se desprende de una nueva edición de La Infancia en Peligro publicada hoy por UNICEF.

“Los conflictos armados afectan cada vez más a los niños y las niñas, que son víctimas de la intensificación de los enfrentamientos militares o se convierten en el blanco de los grupos armados no estatales”, ha afirmado Marie-Pierre Poirier, Directora Regional de UNICEF para África Occidental y Central. “El año 2022 ha sido especialmente violento para la infancia en el Sahel central. Todas las partes en conflicto deben detener urgentemente los ataques contra los niños y las niñas y contra sus escuelas, sus centros de salud y sus hogares”.

Según datos de las Naciones Unidas, en Burkina Faso se registraron tres veces más muertes infantiles durante los nueve primeros meses de 2022 que en el mismo periodo de 2021. La mayoría de los niños murió por heridas de bala durante ataques a sus aldeas o como consecuencia de las heridas provocadas por artefactos explosivos improvisados o restos explosivos de guerra.

El conflicto armado se ha vuelto cada vez más brutal. Algunos de los grupos armados que operan en una amplia franja de Malí y Burkina Faso y, cada vez con más frecuencia, en Níger, utilizan tácticas como el bloqueo de ciudades y aldeas y el sabotaje de las redes de abastecimiento de agua. Según previsiones recientes, más de 20.000 personas que viven en la zona fronteriza entre Burkina Faso, Malí y Níger sufrirán una inseguridad alimentaria de nivel catastrófico en junio de 2023.

Algunos grupos armados que se oponen a la educación administrada por el Estado queman y saquean sistemáticamente las escuelas, y amenazan, secuestran o matan a los maestros. En Burkina Faso, Malí y Níger, más de 8.300 centros educativos han cerrado sus puertas al convertirse en un objetivo directo de los ataques, o bien porque los maestros han huido o porque los progenitores han tenido que desplazarse o estaban demasiado asustados para enviar a sus hijos a la escuela. En Burkina Faso, más de una de cada cinco escuelas se ha visto obligada a cerrar y el 30% de los centros escolares de la región de Tillaberi, en Níger, ya no funcionan a causa del conflicto.

Las hostilidades se extienden desde el Sahel central hasta las regiones fronterizas septentrionales de Benin, Côte d’Ivoire, Ghana y Togo y llegan a comunidades aisladas con escasas infraestructuras y recursos, donde los niños y las niñas tienen ya de por sí un acceso muy limitado a los servicios esenciales y reciben escasa protección.

En 2022 se registraron al menos 172 incidentes violentos, incluidos ataques de grupos armados en las regiones fronterizas del norte de los cuatro países mencionados. Se considera que hasta el 16% de la población de Benin, el país más afectado, se encuentra ahora en peligro, según una red de vigilancia regional. En las regiones septentrionales de Benin y Togo, nueve escuelas habían cerrado o habían dejado de prestar servicios debido a la inseguridad a finales de 2022.

La crisis se produce en una de las regiones del planeta más afectadas por el cambio climático. Las temperaturas en el Sahel están aumentando 1,5 veces más rápido que la media mundial. Por su parte, las lluvias se han vuelto más irregulares e intensas y han provocado inundaciones que han reducido el rendimiento de los cultivos y han contaminado las ya escasas reservas de agua. En 2022, las peores inundaciones de los últimos años dañaron o destruyeron 38.000 hogares en Níger, país que ocupa el séptimo lugar del mundo en el Índice de Riesgo Climático para la Infancia de UNICEF.

La insuficiencia en la financiación de la respuesta a la crisis en el Sahel central continúa siendo crónica y muy grave. En 2022, UNICEF recibió solo una tercera parte de los 391 millones de dólares reclamados para el Sahel central. En 2023, UNICEF ha solicitado 473,8 millones de dólares para apoyar su respuesta humanitaria en la región y en los países costeros vecinos.

“La escala de la crisis en el Sahel central y, cada vez más, en los países costeros vecinos requiere urgentemente una respuesta humanitaria más contundente, así como una inversión flexible a largo plazo en servicios sociales esenciales resilientes que ayuden a consolidar la cohesión social, el desarrollo sostenible y un futuro mejor para los niños y las niñas”, ha declarado Marie-Pierre Poirier, Directora Regional de UNICEF para África Occidental y Central.

Para hacer frente a la creciente amenaza que pesa sobre la infancia en el Sahel central, UNICEF exige que se tomen las medidas siguientes:

  • Que los gobiernos del Sahel central y de los países costeros afectados, así como los asociados técnicos y financieros, aumenten significativamente las inversiones para ampliar el acceso a los servicios sociales esenciales y a la protección como vías clave para la paz y la seguridad. Este aumento debe centrarse en fortalecer los sistemas y las redes y apoyar a los trabajadores locales, que son los primeros en responder durante las crisis y en llegar sistemáticamente a los niños, especialmente en las zonas de difícil acceso.
  • Que todas las partes en conflicto cumplan con sus obligaciones morales y jurídicas básicas para con los niños, en virtud del derecho internacional humanitario y los derechos humanos. Esto incluye poner fin a los ataques contra los niños y las niñas y contra los servicios de los que dependen; respetar el espacio y el acceso humanitarios; aplicar protocolos específicos para el tratamiento de los niños afectados por los conflictos armados, y comprometerse sistemáticamente con las Naciones Unidas en planes de acción concretos para poner fin a las violaciones graves cometidas contra la infancia.

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Notas para los editores:

En 2022, UNICEF actuó en el Sahel central junto a sus aliados, llevando a cabo las siguientes intervenciones:

  • Proporcionó a casi 365.000 niños y niñas acceso a servicios de salud mental y apoyo psicosocial; dio acceso a 1,2 millones de niños y niñas a la educación formal y no formal, incluido el aprendizaje temprano; y vacunó a 1,1 millones de niños y niñas contra el sarampión.
  • Más de 446.000 niños y mujeres accedieron a servicios de atención primaria de salud en centros apoyados por UNICEF y 674.000 niños menores de cinco años recibieron tratamiento contra la emaciación grave. Asimismo, se suministró suficiente agua potable para beber y para uso doméstico a casi 820.000 personas.

En cinco países costeros limítrofes con el Sahel central, 7,1 millones de niños y niñas recibieron material escolar individual; se proporcionó agua, saneamiento y productos de higiene a 1,28 millones de personas y cerca de 1,9 millones de niños y mujeres tuvieron acceso a atención primaria de salud en centros apoyados por UNICEF.

Fuente: https://www.unicef.org/es/comunicados-prensa/10-millones-ninos-riesgo-extremo-en-sahel-central

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Africa: Impulsar la educación para frenar el matrimonio infantil

www.savethechildren.es

  • 142 millones de niñas, en riesgo de ser casadas forzosamente esta década, cuando se celebra el Día de los Derechos de las Mujeres
  • Níger, el país con mayor tasa de matrimonio infantil del mundo, está promoviendo la educación de las niñas y poniendo en marcha ‘escuelas de maridos’ para acabar con las bodas en la infancia

ZINDER, Níger, 7 de marzo de 2023 – Níger está en una campaña para impulsar la educación de las niñas, y de los esposos, para frenar sus altísimas tasas de matrimonio infantil y de desempleo juvenil, en el país con la tasa de crecimiento poblacional más alta del mundo. Save the Children ha denunciado la relación entre la pobreza y el matrimonio forzoso de niñas en vísperas del Día Internacional de la Mujer.

Las familias en Níger tienen, de media, 7 hijos, según datos de 2020. La infancia se ve como un grupo que aporta riqueza familiar, más manos para trabajar. Esto ha provocado que la población crezca desde los 3,5 millones de habitantes en 1960 hasta los 25 millones, con una media de edad ahora en 14,5 años y con dos de cada cinco nigerinos (40,8%) viviendo bajo el umbral nacional de la pobreza. La mayoría –el 95%- vive en zonas rurales donde la incidencia de la pobreza es mucho más alta. Las regiones de Dosso, Zinder y Maradi son las más afectadas.

MÁS RIESGO DE MATRIMONIO INFANTIL

Para las niñas, estas presiones adicionales han derivado en mayores riesgos de matrimonio infantil, dado que las familias que luchan contra la pobreza ven las dotes como una fuente esencial de ingresos adicionales. Sin embargo, esto las excluye de la escuela y las pone en peligro de partos cuando sus cuerpos son demasiado jóvenes para hacer frente a ello y de problemas de salud mental.

«Sabemos que la pobreza está vinculada a tasas más altas de matrimonio infantil y que Níger se enfrenta a múltiples desafíos, como la crisis alimentaria, la llegada de personas refugiadas de los países vecinos y las consecuencias del cambio climático. Pero podemos hacer más enseñando a las niñas otras formas de ganarse la vida y alentando a los hombres a apoyarlas», señaló Inger Ashing, directora de Save the Children International, en un reciente viaje al país, donde las niñas le transmitieron «cuánto quieren continuar con su educación». «Quieren la oportunidad de tener una vida mejor y no verse atrapadas en un matrimonio sin salida, a menudo con un hombre mucho mayor».

PLANIFICACIÓN FAMILIAR Y ‘ESCUELAS DE MARIDOS’

En Níger, a cerca del 76% de las niñas se las casa antes de los 18 años y al 28%, antes de los 15, según datos de 2012, última estadística que se tiene al respecto. Grupos de derechos de la infancia ya habían notificado avances en la última década, pero ahora les preocupa que los conflictos, la crisis climática y el desplazamiento estén aumentando las cifras nuevamente.

Save the Children está trabajando con las autoridades locales y sus socios para ayudar a educar a las niñas sobre planificación familiar y gestionar ‘escuelas de maridos’ para abordar esta costumbre en Níger, donde la mayoría de la población todavía considera que las familias extensas (con más de 10 hijos) son lo normal. Las autoridades habían puesto como objetivo aumentar el uso de anticonceptivos modernos al 50% para 2020, pero los datos muestran que ese objetivo puede haber sido demasiado ambicioso y no se ha cumplido a pesar de que se observa un cambio en el comportamiento en algunas áreas.

«Estamos viendo muchos cambios de comportamiento. Las mujeres acuden cada vez más al centro de salud y piden tomar la píldora. Están menos avergonzadas y han sensibilizado a sus maridos para tener acceso a su carné de identidad, que es necesario para recoger las píldoras», apunta Abdou Ousmane Kango, de 60 años, miembro activo de una escuela de maridos en el centro de salud integrado de Bandé, en la región de Zinder.

«Las mujeres están aprendiendo los beneficios de la contracepción y estamos viendo que algunas mujeres permanecen con la píldora durante dos o tres años sin quedarse embarazadas», añade. «Un guía religioso también nos apoya para deconstruir la creencia de que es importante tener muchos hijos para perpetuar la religión».

En el centro de salud integrado de Bandé, apoyado por Save the Children, el número de mujeres que usan anticonceptivos se ha multiplicado por ocho en un año, de 144 en enero de 2022 a 1.235 en diciembre del mismo año, debido a la sensibilización ayudada por la escuela para maridos.  Además de tener un impacto en la demografía, estas clases permitieron a las madres jóvenes, que en la mayoría de los casos se casaron alrededor de los 15 años, cuidarse mejor a sí mismas y a sus familias y participar en actividades generadoras de ingresos.

EDUCACIÓN AL BORDE DEL COLAPSO

El crecimiento anual de su población, de un 3,7%, ejerce una presión adicional en este país sin salida al mar, donde la crisis climática impide que las familias cultiven como solían hacerlo debido a la escasez de lluvias o al aumento de las inundaciones. Hace seis meses, las inundaciones destruyeron cerca de 8.600 casas y 300 hectáreas de cultivos y diezmaron 620 cabezas de ganado. Además, nuevas personas refugiadas llegan cada día a Níger escapando de conflictos en los países vecinos.

Con la tasa actual de crecimiento de la población, se espera que 600.000 niños y niñas más por año vayan al colegio, lo que significaría tener que abrir al menos 12.000 nuevas escuelas al año. En agosto de 2022, 890 escuelas en Níger ya estaban cerradas debido a la inseguridad, dejando a casi 78.000 niños y niñas sin acceso a la educación, de los cuales más de 38.000 eran niñas, según un informe de Naciones Unidas.

Níger está clasificado como uno de los países donde la educación corre un alto riesgo de colapso en un informe reciente de Save the Children que reveló que siete de los 10 países que enfrentan el mayor riesgo de que la educación esté en colapso estaban en África.

Save the Children lleva a cabo programas educativos en todo Níger para permitir que los niños, especialmente las niñas, tengan acceso a una educación de calidad, incluso en zonas de conflicto. En 2022, Save the Children asistió a más de 2.500.000 personas en Níger, incluidos más de 1.680.000 niños y niñas.

https://www.savethechildren.es/notasprensa/impulsar-la-educacion-para-frenar-el-matrimonio-infantil

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Níger prohíbe uso de cabañas de paja en centros de educación

Autoridades tomaron la decisión para el nivel preescolar tras la muerte de al menos 26 niños en un incendio en una escuela rural.

El Gobierno de Níger prohibió este miércoles las clases en aulas improvisadas en casetas de paja, tras el incendio ocurrido este 8 de noviembre en la escuela AFN de Maradi, el cual causó la muerte de al menos 26 niños y varios heridos.

Al respecto, el Ejecutivo lo calificó de «trágico suceso» y estableció «la prohibición formal de clases en chozas de paja a nivel de preescolar en todo el territorio nacional».

En tal sentido, pidió también a las autoridades regionales que «adopten medidas para garantizar la seguridad de las escuelas», al tiempo que reafirmó «su compromiso de llevar a cabo reformas educativas para crear un entorno de enseñanza y aprendizaje seguro y de calidad».

Las declaraciones se sustentan en otro antecedente similar, ocurrido el pasado año,  donde fallecieron otros 20 niños en la capital del país, Niamey.

Níger presenta altos niveles de pobreza y no cuenta con suficientes escuelas. Muchas de ellas ocupan edificaciones de madera, adobe y chapa, mientras que en algunas zonas rurales las clases se dan directamente a la sombra de los árboles.

De acuerdo con medios de prensa, son frecuentes los incendios en colegios con casetas de paja, aunque no suelen provocar víctimas fatales.

Según estos reportes de prensa, el Gobierno determinó proteger primero a la edad preescolar, donde estas tragedias se han cobrado el mayor número de víctimas. Atrapados en una trampa de fuego, los niños no tienen el discernimiento necesario para salir del paso, lo que sin duda amplifica el desastre.

Fuente: https://www.telesurtv.net/news/niger-prohibe-uso-cabanas-paja-centros-educacion-20211110-0017.html

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P. Mauro Armanino: “Las mujeres rezan para que el sol no se ponga, porque de noche atacan los yihadistas”. África

“Las mujeres de la comunidad rezan para que el sol no se ponga, para que la luz se quede el mayor tiempo posible, porque ahora tienen miedo de la oscuridad”, dice a la Agencia Fides el P. Mauro Armanino, misionero de la Sociedad de Misiones Africanas (SMA) de Níger. “Así lo decía también Michel, antiguo cocinero manitas del P. Pierluigi en Bomoanga”, recuerda el P. Mauro, refiriéndose al P. Pierluigi Maccalli, el hermano de las SMA secuestrado por los yihadistas en Bomoanga, en la frontera con Burkina Faso, la noche entre el 17 y el 18 de septiembre de 2018, y liberado el 8 de octubre de 2020 en Malí.
El P. Mauro señala que, por la noche, se llevaron a su líder espiritual (el padre Luigi) y ahora, en plena noche, han volado el pilón de la compañía telefónica MOOV. “Ha ocurrido el día de la fiesta de Tabaski, el martes pasado, cuando todavía era de noche. Dinamitaron la base de la antena metálica y destruyeron los accesorios que permitían a los habitantes de la zona comunicarse entre sí y mantener el contacto con el mundo exterior”.
El P. Mauro señala que “a pesar de la presencia de una base militar en la zona, los yihadistas, por ser precisamente ellos, han inutilizado otras dos antenas de telefonía”. Desde hace aproximadamente un mes, tanto la antena de Tangounga como la de Tambole corren la misma suerte que la de Bomoanga. La pista de 35 kilómetros que permitía el paso de personas y mercancías entre Bomoanga y Ngoula también ha sido prohibida por el mismo grupo terrorista armado, impidiendo a los agricultores ir al mercado. “Es el mercado que permite a los agricultores intercambiar sus productos y así sobrevivir en la época llamada ‘soudure’. Es la época de transición entre el agotamiento de las existencias de alimentos en los graneros y el momento de la nueva cosecha. El bloqueo de los mercados aumenta la pobreza de los pobres”, afirma el padre Mauro.
“Los cristianos de la parroquia de Bomoanga rezan en los patios de sus casas y son los animadores, formados durante años, que dirigen la oración. Reunirse en las iglesias es peligroso porque la mayoría de las comunidades han sido amenazadas bajo pena de muerte o destrucción de sus pueblos. Michel agradece que en los últimos tiempos no haya desaparecido ni muerto nadie. Reconoce que vivir en ese estado de tensión permanente se ha convertido en algo difícil para la salud y la moral general. Es difícil hacer planes que no sean esperar a que todo termine un día. Las mujeres rezan para que el sol no se ponga nunca”, concluye el padre Mauro.

Fuente: http://www.fides.org/es/news/70571-AFRICA_NIGER_Las_mujeres_rezan_para_que_el_sol_no_se_ponga_porque_de_noche_atacan_los_yihadistas

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Níger: una situación insostenible para más de 2500 docentes

Africa/Niger/PrensaIE

Los centros de enseñanza que permanecían cerrados desde el 20 de marzo han reabierto el 1 de junio, pero la situación y la seguridad de miles de docentes siguen en la cuerda floja.

os centros de enseñanza que permanecían cerrados desde el 20 de marzo han reabierto el 1 de junio, pero la situación y la seguridad de miles de docentes siguen en la cuerda floja.

Más de 18 000 escuelas de primaria, además de las de secundaria y las de formación técnica y profesional, han reabierto sus puertas en Níger en un contexto de confusión generalizada. En una entrevista del 28 de mayo, Issoufou Arzika Nanaïjé, secretario general del Syndicat National des Enseignants du Niger (SNEN), expresó su preocupación por una serie de problemas.

En primer lugar, por la seguridad: las condiciones son de hacinamiento, con entre 60 y 100 alumnos por aula. Por ello, el día 1 de junio fue imposible mantener el distanciamiento físico. Existe además la creencia de que los niños no son muy vulnerables a la COVID-19. Sin embargo, la carga viral en las clases superpobladas puede ser considerable. Además, pronto comenzará la temporada de lluvias y más de la mitad de las escuelas son chozas de paja, especialmente en zonas rurales.

Los problemas ya existentes se han agravado

Arzika Nanaïjé añadió que la COVID-19 ha agravado problemas ya generalizados entre los docentes. Para cubrir las necesidades de personal, el ministerio responsable de la educación primaria había contratado a más de 2500 docentes, la mayoría de los cuales se incorporaron en diciembre de 2019. A estos docentes se les exigió la incorporación a su destino antes de que se les efectuara ningún pago, lo que les obligó a endeudarse y a ejercer en situación de pobreza total, sin recibir remuneración alguna. Cuando los centros cerraron sus puertas en marzo, estos docentes tuvieron que apañárselas solos para abandonar los lugares remotos a los que habían sido destinados. La administración, también paralizada, no atendió sus reclamaciones y aún no ha pagado los salarios que estos trabajadores esperan desde hace meses (hasta cinco meses en algunos casos).

Para colmo, según Arzika Nanaïjé, las autoridades les han exigido que vuelvan a sus puestos el 25 de mayo para retomar las clases el 1 de junio de 2020.

Tras la intervención del SNEN, el Ministerio de Economía ha respondido que el salario del mes de mayo de 2020 estaba en camino. Sin embargo, la administración no se ha pronunciado respecto a los salarios de enero, febrero, marzo y abril de 2020.

Además, el Ministerio de Educación ha decidido unilateralmente ampliar su horario, obligándolos a trabajar los sábados, además de los días lectivos normales (de lunes a viernes). Arzika Nanaïjé ha lamentado especialmente que esto se haya hecho sin ningún tipo de acuerdo previo.

Los docentes están muy preocupados por el abandono escolar

Por otra parte, el SNEN está sumamente preocupado por la situación de los alumnos, la mayoría de los cuales no ha proseguido con sus estudios durante dos meses debido a la gran brecha digital. Menos de un cuarto de los alumnos cuenta con algún tipo de acceso al aprendizaje a distancia (principalmente a través de la radio o la televisión). A los docentes también les preocupa el riesgo de abandono escolar al que se enfrentan los alumnos.

Fuente: https://www.ei-ie.org/spa/detail/16808/n%c3%adger-una-situaci%c3%b3n-insostenible-para-m%c3%a1s-de-2500-docentes
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