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Educar para la libertad: por una educación emancipadora y garante de derechos

Por: CLADE.

“Es necesario que la educación esté – en su contenido, en sus programas y en sus métodos – adaptada al fin que se persigue: permitir al hombre y a la mujer llegar a ser sujeto, construirse como persona, transformar el mundo, establecer con otros hombres y mujeres relaciones de reciprocidad, hacer la cultura y la historia (…) una educación que liberte, que no adapte, domestique o sub juzgue” (Paulo Freire)

Como afirma Paulo Freire, “la educación sola no cambia la sociedad. Pero, tampoco sin ella la sociedad cambia”. Para que podamos construir una sociedad libre de todo tipo de opresión, la educación debe ser emancipadora, capaz de transformar el presente y el futuro de niñas/os, adolescentes, jóvenes y personas adultas desde la reflexión, el diálogo, el pensamiento crítico; desde la capacidad de indagar, cuestionar, discernir, imaginar y accionar por otros mundos posibles.

La emancipación parte, como dice Paulo Freire, del diálogo como un principio ético y político. Es desde el diálogo que la educación, siendo emancipadora, puede orientarse a los propósitos de los derechos humanos; a la construcción de la paz y de ciudadanías activas, críticas y participativas; al fortalecimiento de nuestras democracias; y a la superación de las desigualdades y discriminaciones.

La consolidación de sistemas públicos de educación, que aseguren la gratuidad y la universalidad para todos y todas, y que sean emancipadores y garantes de derechos, es tarea pendiente y urgente para los países de América Latina y el Caribe

Fuente del documento: http://www.educarparalalibertad.org/wp-content/uploads/2018/10/Educar-para-la-libertad-1-1.pdf

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Miguel Piloto, profesor indígena: «Los sacerdotes tienen que conocer mejor las culturas indígenas»

Redacción: Periodista Digital

«TIENEN QUE VALORAR LA HISTORIA DE CADA PUEBLO PARA PODER MEJORAR LA RELIGIÓN»

«El desafío es tener una persona que pueda alentar al pueblo a valorar lo que es de suyo y conocer lo que es del otro»

«Dice la religión que usted es castigado si usted no vive bien, el indígena también es castigado si no respeta la naturaleza»

El Papa Francisco, dentro del proceso del Sínodo para la Amazonía, insiste en la necesidad de escuchar a los pueblos, de estar dispuestos a aprender con aquellos que viven el local y que consiguen vivir en armonía con la realidad que les rodea. Miguel Castro Piloto pertenece al pueblo baniwa, que vive en la región noroccidental de Brasil, en los márgenes de los ríos Içana y Ayarí, municipio de São Gabriel da Cachoeira, frontera con Colombia. Él es profesor en la comunidad de Asunção do Içana desde hace 35 años.

En esta entrevista el profesor habla sobre la importancia de la educación indígena diferenciada, las dificultades que encuentran para que los más jóvenes den valor a su propia cultura baniwa y cómo debería ser la relación entre la Iglesia católica y los pueblos indígenas.

Junto con eso, Miguel Piloto muestra sus impresiones sobre el Sínodo para la Amazonía, la relación de los pueblos indígenas con la Madre Naturaleza y la importancia de la comunidad en la vida del día a día de los pueblos indígenas amazónicos.

¿Cuáles son las dificultades en la educación para el pueblo baniwa?

En el inicio de nuestra lucha, en la década de los ochenta, la educación estaba orientada hacia la cultura de los blancos. La religión y la cultura del pueblo casi estaban extinguidas, por motivo de los colonizadores que vinieron, de los misioneros, que todo el mundo sabe de esa historia. Entonces se hizo difícil para nosotros revivir de nuevo nuestra cultura, nuestras creencias, nuestra lengua, principalmente en esta región.

Después de que optamos por la educación escolar indígena diferenciada, nosotros entendimos, yo mismo participé de varios encuentros, en Brasil, aquí en la Amazonia, y ahí aprendí que cada pueblo tiene su religión, su propia cultura y también a valorar la cultura y la creencia de los demás pueblos, incluso de los blancos. Valorar las cosas buenas que los demás tienen, que el mundo tiene.

Usted tiene contacto con los jóvenes, con los niños. ¿Valoran la cultura de los antepasados, la cultura baniwa?

La mayor dificultad, el gran desafío para nosotros es ese. Nuestro pueblo hoy no está queriendo valorar la cultura, asumiendo que lo que era de los antepasados, también es suyo. La educación que viene de fuera dice que la cultura de los pueblos indígenas no sirve. Hoy la gran dificultad es hacer que nuestro pueblo entienda, incluso nuestros hijos.

Cuando digo algo a mi hijo, él me dice que eso es del pasado. No es del pasado, eso es nuestro, son nuestras creencias, tiene que valorarlas, no matar la naturaleza que tenemos, esa es nuestra religión. Nosotros somos el pueblo baniwa, nosotros tenemos nuestra cultura. Igual que el pueblo hebreo era el Pueblo de Dios, nosotros, pueblo baniwa, también somos Pueblo de Dios.

En la comunidad, ahora tienen un sacerdote baniwa, que creció aquí y conoce las tradiciones del pueblo. ¿Esto puede ayudar a que la tradición católica y la espiritualidad indígena puedan caminar juntos, de la mano?

Yo ya participé en la diócesis de encuentros sobre catequesis inculturada, es muy bueno. En nuestra región hay muchos más protestantes, y de ese tipo de encuentros, nuestros hermanos protestantes deberían participar también, para ver lo que estamos discutiendo, tienen que participar. Hoy nuestros sacerdotes ya lo entendieron, pero nuestros hermanos protestantes continúan diciendo que la cultura de los pueblos indígenas, la tradición de los pueblos indígenas no es buena. ¿Pero por qué? Van a formar a los indígenas para luchar contra sus propios parientes.

Los sacerdotes son diferentes, los sacerdotes hoy entienden la cultura, valoran la cultura, participan con nosotros en las danzas. Pero falta la parte de nuestros pastores, que tendrían que entender esas cosas también.

Estamos dentro del proceso del Sínodo para la Amazonia, que tiene como tema, nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral. ¿Qué es lo que la Iglesia debería hacer hoy para acompañar a los pueblos de la Amazonia, sobre todo a los pueblos indígenas? ¿Que está faltando?

Los sacerdotes tienen que conocer mejor las culturas indígenas, la historia de los pueblos indígenas. Debería haber también alguno de nuestros sabios, que conocen bien la cultura, junto con el obispo, para organizar los encuentros, para que podamos caminar juntos. Cada pueblo tiene su religión, su creencia, su historia. La historia del pueblo baniwa, si hay alguien que sabe interpretar la Biblia bien, esa es nuestra historia. En ese sentido, los sacerdotes tienen que conocer, valorar la historia de cada pueblo para poder mejorar la religión.

En lo referente al cuidado de la Madre Naturaleza, ¿qué es lo que la Iglesia católica debería aprender de los pueblos indígenas?

Para los pueblos indígenas, en primer lugar está la naturaleza, Dios es la Naturaleza, siendo que el Creador es el principal, porque la vida, la salud, toda está en la naturaleza, el pueblo indígena agradece a la naturaleza, de donde viene el alimento, la enfermedad también, y la salud. Es Dios, la vida verdadera, por eso los pueblos indígenas valoran la naturaleza, cuidan la naturaleza. Si usted va a desobedecer algo, usted se enferma, todo viene de la naturaleza, pues es la Madre Tierra que castiga. Dice la religión que usted es castigado si usted no vive bien, el indígena también es castigado si no respeta la naturaleza.

Uno de los desafíos para la Iglesia católica en la Amazonia es hacerse presente en las comunidades más distantes, hay un alto costo para llegar allí. La Iglesia, a través del Sínodo para la Amazonia, está pensando en nuevos ministerios para las comunidades, que las personas laicas puedan tener una voz en la comunidad y ellos puedan ser reconocidos como la voz de la Iglesia. ¿Cómo usted ve esto, es una posibilidad para las comunidades, sería algo que podría funcionar?

Yo soy una de las personas que andan en las comunidades. En nuestro Río Içana es donde hay más protestante, ellos me invitan a participar de sus encuentros, de sus conferencias, y es la oportunidad para hablar de lo que tenemos, y les gusta. El desafío mayor es tener una persona formada, que conozca bien la historia, que pueda alentar al pueblo a valorar lo que es de suyo y conocer lo que es del otro.

La presencia del laico es muy importante, yo soy ministro, cuando estamos sin sacerdote, hago la celebración, en nuestra propia lengua, y a la gente le gusta. Hoy en día podemos decir que el mundo es moderno, la religión es moderna, la salud es moderna, la educación es moderna, entonces tenemos que acompañar ese mundo, necesitamos de alguien que conozca, tanto de parte de los blancos como del pueblo indígena.

En la cultura de los blancos, el individualismo se apoderó de la vida del pueblo, cada uno se preocupa por sí mismo. En la tradición indígena, el valor de la comunidad, del compartir, de la preocupación con el otro, siempre ha sido muy fuerte. La Iglesia en los primeros siglos dio un valor muy grande a las pequeñas comunidades, a los pequeños grupos que se reunían, celebraban juntos, y también compartían la vida, como aparece en el libro de los Hechos de los Apóstoles. ¿Cómo las comunidades indígenas hoy, pueden ayudar a la Iglesia católica a recuperar esa visión comunitaria, a crear comunidades donde nadie pasa hambre, como sucede en las comunidades indígenas, que viven el compartir?

En nuestra cultura tenemos rituales para ayudar a los otros, como el «dabucuri», que significa compartir con otra persona. Antiguamente estaba prohibido hacer eso, pero hoy lo hacemos, en las fiestas, de una manera simple. Estas cosas que son buenas, la Iglesia tiene que participar de ellas, y para ello la Iglesia, los sacerdotes, también tienen que estar allí en medio de la gente. Eso está faltando entre nosotros, pues ya hubo un tiempo en que en las fiestas la gente que venía de fuera, de las comunidades, sabía que iba a compartir. Esto sucedía en la fiesta de Pascua, en Navidad, en la las fiestas patronales.

La gente llegaba y entregaba las cosas al capitán general de la comunidad y él distribuía. En la actualidad, el pueblo ha sido mal acostumbrado, por la FOIRN (Federación de las Organizaciones Indígenas del Río Negro), por la FUNAI (Fundación Nacional del Indio). Vamos a hacer una asamblea aquí, todo el mundo viene para acá, nos dan todo y después todavía dan gasolina. Tenemos que concientizar a nuestro pueblo que no es por ahí, claro que se puede contribuir un poquito, pero tenemos que concienciar. Nosotros tenemos nuestros eventos, donde participa la gente de todas las comunidades, católicos y protestantes, y que tienen que ser hechos para valorar la cultura, concienciar mejor a partir de la Palabra de Dios.

Fuente: https://www.periodistadigital.com/religion/america/2019/02/19/religion-iglesia-america-brazil-colombia-miguel-piloto-profesor-indigena-sacerdotes-tienen-conocer-mejor-culturas-indigenas-sinodo-amazonia-escucha-pueblos.shtml

 

 

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Brasil: Bolsonaro revisará los textos escolares y “eliminará” temas sensibles

Redacción: Río Negro/20-02-2018

El Presidente de Brasil prometió que librará una “guerra ideológica” contra la izquierda en los colegios.

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, está llevando su “guerra ideológica contra la izquierda” a las escuelas y universidades del país, generando angustia entre profesores y autoridades educativas que sostienen que el gobierno quiere luchar contra un enemigo que no existe.

Bolsonaro y otros altos cargos anunciaron planes para revisar los libros de texto y suprimir referencias al feminismo, la homosexualidad y la violencia contra las mujeres. Además, apuntan que el ejército tomará el control de algunas escuelas públicas y atacan regularmente a Paulo Freire, uno de los educadores más famosos del país y cuyas ideas tuvieron repercusión mundial.

“Uno de los objetivos para sacar a Brasil de las peores posiciones en las clasificaciones educativas internacionales es combatir la basura marxista que se ha extendido en las instituciones educativas”, escribió Bolsonaro en Twitter en la víspera de su toma de posesión.

Aunque los alumnos quizás no noten muchas diferencias en su regreso a las aulas este mes, los cambios están en marcha. “Seguimos esperando a ver cómo va a terminar todo esto en la práctica”, señaló Nilton Brandao, presidente de uno de los mayores sindicatos de maestros del país, PROIFES Federacao. “Ahora mismo, esto no tiene ningún sentido”.

Para el gobierno, la batalla ideológica comienza con la retirada del legado del Freire de los centros educativos, que según Bolsonaro y otros conservadores, convierte a los estudiantes en “militantes políticos”.

Freire, que murió en 1997, fue uno de los fundadores de la pedagogía crítica.Los conservadores dicen que este método anima a los alumnos a cuestionar valores tradicionales como la familia y la Iglesia. Freire, que era socialista, estuvo encarcelado brevemente durante la dictadura militar (1964-1985) que recibió los elogios de Bolsonaro.

En su campaña electoral, el ahora presidente dijo que quería “entrar al Ministerio de Educación con un lanzallamas para eliminar a Paulo Freire”.Bolsonaro y su ministro de Educación parecen estar buscando inspiración en filósofos como Olavo de Carvalho, un brasileño residente en Estados Unidos conocido por sus opiniones antiglobalización y antisocialistas.

Mientras Freire defendía que la misión del Estado es educar al pueblo brasileño, incluyendo a agricultores rurales pobres y a analfabetos, de Carvalho aboga por reducir su papel en la educación en favor de las escuelas privadas o religiosas.

“El gobierno no tiene que educar a nadie, es la sociedad la que tiene que educarse a sí misma”, dijo el filósofo el año pasado durante una charla sobre educación en su canal de YouTube. Las propuestas “basadas en la idea de que el gobierno federal es el gran educador son las que voy a combatir hasta la muerte”, agregó.

Tras la toma de posesión de Bolsonaro el 1 de enero, el Ministerio de Educación desmanteló su departamento de diversidad y publicó nuevas directrices para los editores de libros de texto que eliminaban las referencias a temas como la violencia contra las mujeres y el sexismo.

Ante la oleada de críticas, los funcionarios dieron marcha atrás en la revisión de los textos afirmando que las normas habían sido redactadas por el anterior gobierno y que se publicaron por error. Sin embargo, en su discurso inaugural. el ministro de Educación, Ricardo Velez Rodriguez, prometió poner fin a la “agresiva promoción de la ideología de género”.

Velez defendió en su lugar lo que calificó de valores tradicionales, como la familia, la religión, la escuela y la nación, que dijo estaban amenazados por una “ola globalista loca”.

Bolsonaro manifestó que revisará el contenido del examen nacional de secundaria para eliminar cualquier cuestión sobre género o movimientos LGBT. Hizo el anuncio en un video en YouTube tras ver una pregunta de la prueba del año pasado sobre un “dialecto secreto utilizado por homosexuales y travestis”, llamado pajuba.

El dialecto pajuba mezcla portugués y lenguas del África Occidental y se utiliza principalmente en religiones afro-brasileñas pero también fue adoptado por la comunidad LGBT del país. “No se preocupen, no habrá más preguntas como esta”, declaró Bolsonaro.

Claudia Costin, directora del Centro para la Excelencia e Innovación en Políticas Educativas, un centro de estudios con sede en Río de Janeiro, apuntó que los esfuerzos deberían centrarse en mejorar la formación y los salarios a los maestros, dificultar su examen de ingreso y elaborar un programa de estudios común para el país.

El gobierno “se queja del adoctrinamiento en la escuela”, apuntó Costin. “Pero esas cosas no se resuelven con leyes”. Brasil quedó en 63ra posición entre las 72 naciones y regiones que participaron en el Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA) de 2015, elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.

Fuente: https://www.rionegro.com.ar/bolsonaro-revisara-los-textos-escolares-y-eliminara-temas-sensibles-GY6346282/

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Podcast: Radio OVE – Reporte Educativo – Enero 2019 (Audio)

México – Venezuela / 17 de febrero de 2019 / Autor: Editores OVE

Otras Voces en Educación Radio presenta lo más destacado de lo ocurrido en el mundo educativo durante el pasado mes de enero de 2019, destacándose la huelga de maestros de Los Ángeles y el Día Internacional de la Educación, entre otros acontecimientos más.

Los invitamos a que se comuniquen con nosotros y nos envíen sus saludos, colaboraciones, artículos, noticias y audios a nuestro correo de contacto en el portal para que hagamos este espacio entre todos y los invitamos también a que se suscriban y nos sigan en nuestras redes sociales que son:

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ove/mahv

 

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La valiente juventud que lucha por los derechos humanos en el Brasil de Bolsonaro

América del sur/Brasil/14 Febrero 2019/Fuente: Amnistía Internacional 

Después de que Jair Bolsonaro ganara las elecciones basándose en un programa abiertamente contrario a los derechos humanos, en Brasil impera un clima de temor. Sin embargo, la juventud se levanta para hacer oír su voz. Amnistía Internacional se reunió con siete activistas de derechos humanos que revelan cómo es la vida en Salvador, Brasil, y cómo hacen frente a la violencia contra las mujeres, el racismo y la homofobia.

“He vivido con miedo desde que era niña”, Lidiane, 33 años

Están aquí para protegerte, pero pueden hacerte daño en cualquier momento. Desde niña, esta es la imagen que he tenido de la policía. Mi infancia estuvo rodeada por el sonido de los disparos. Mientras crecía, no me daba cuenta de lo que eran, pero ahora sé lo mortales que son.

Vivo en una favela a la que la policía acude con frecuencia. Nunca dan información ni dicen a quién buscan, pero atacan a cualquiera que se cruce en su camino. En los últimos años, la situación ha ido en aumento, así que estamos estableciendo toques de queda y vigilamos constantemente lo que sucede.

He vivido con miedo desde que era niña. Eso es habitual en Salvador, Brasil. Este miedo ha alimentado mi pasión por luchar por la justicia. Cuando fui a la universidad quería estudiar Derecho. Era una manera de meterme en el sistema y representar las necesidades y los problemas de las personas de mi comunidad.

Sin embargo, en la lucha por la justicia me he encontrado obstáculos. Como mujer negra, mi acceso a determinadas oportunidades es limitado. Todos los días me enfrento a tres estereotipos: soy de la periferia, soy mujer, y soy negra.

El convertirme en parte de Amnistía Internacional marcó un punto de inflexión. Me he pasado la vida luchando por los derechos humanos y cuestionando la desigualdad de género. Cuando asistí a mi primera reunión, conocí a gente con historias similares a la mía. Querían seguir un camino diferente y transformar sus comunidades.

Como abogada en ejercicio, estoy trabajando en dos casos de mi comunidad, prestando apoyo a quienes no pueden permitírselo. Quiero demostrar a otras personas que tenemos derecho a soñar, y que es posible superar las barreras que nos encontramos. Quizá nos estemos dirigiendo hacia un Estado cada vez más dictatorial pero, si nos unimos, tengo la esperanza de que podemos formar un frente común, oponer resistencia y cambiar la dirección en la que se mueve este país.

“Mi madre recibió muchísimas palizas”, Nubia, 33 años

Mi padre era alcohólico. Toda la familia sufrió por su causa. Llegaba a casa del trabajo y nos golpeaba a mi madre, a mí y a mis hermanos y hermanas. A veces nos escapábamos de madrugada y buscábamos refugio en la casa de mi familia hasta que mi padre se marchaba al trabajo. Él tenía un rifle, y a mi madre le daba miedo lo que pudiera hacer con él.

Aprendí a vivir con ello; no tuve más remedio. Mi madre no tenía fuerzas para marcharse, así que yo, que era la mayor, era la que más se enfrentaba a mi padre. Me ponía en medio de la pelea para proteger a mi madre. No quería que le golpeara la cabeza contra la pared ni que le rompiera la espalda.

Mi padre dejó de beber hace unos cuatro años, pero siento que no he superado del todo lo que ocurrió. No he ido a ninguna terapia y, cuando hablo sobre lo que viví, me invade la misma oleada de emociones.

He encontrado esperanza defendiendo a otras mujeres que sufren violencia intrafamiliar. Muchas de mis amigas y vecinas han sufrido también violencia de género. Por eso mi causa es tan importante para mí, y quiero empoderar a las mujeres para que salgan de estas situaciones.

El pertenecer al Grupo de jóvenes de Amnistía Internacional en Salvador me hizo darme cuenta de que no estoy sola. Es importante formar parte de algo más grande, especialmente teniendo en cuenta el clima actual.

El presidente hace declaraciones que van contra los derechos humanos. No obstante, tengo esperanza en que la gente abra los ojos y vea que hay otra manera de vivir. Cuando trabajas en colaboración, conoces a gente que ha vivido las mismas realidades que tú, y ves que todo el mundo es bienvenido y está representado. Al trabajar en unión, nos damos voz.

“Voy a ser alguien”, Paulo, 29 años

Nací y crecí en un pueblo de la zona rural de Bahía, Brasil, donde el racismo formaba parte de la vida cotidiana.

Mis padres comprendían la importancia de la educación. A pesar de que teníamos poco dinero, me enviaron a una escuela privada. Yo era uno de los dos únicos estudiantes negros. Recibí muchos insultos, de alumnos y de profesores. Uno de los profesores me llamaba “negrito” y, en una ocasión, me amenazó con darme un puñetazo en la cara.

Comprendí que el profesor tenía prejuicios, así que decidí no prestarle atención. Me dije a mí mismo: “Voy a ser alguien”.

Estudié Teología en la universidad, y después hice un máster en Estudios de Género. Mientras estaba en la universidad me impliqué más en movimientos de jóvenes, entre ellos Amnistía Internacional, y aprendí sobre los derechos humanos.

Cosas del mi destino: ahora soy profesor en la misma escuela en la que sufrí discriminación y prejuicios. Actualmente trabajo en un proyecto para conseguir que la educación en derechos humanos sea un elemento clave del currículo escolar, y ya enseño derechos humanos en mis propias clases.

Pese a que vivimos tiempos difíciles, los movimientos sociales en Brasil están cobrando fuerza. La educación en derechos humanos es una semilla que puede transformar nuestra manera de ver el mundo. Mi esperanza es que todas las semillas que planto florezcan en algo bueno para el mundo.


“Mi madre fue asesinada por su ex marido”, Maira, 32 años

Cuando yo tenía 20 años, mi madre fue asesinada por su ex marido. Él no pudo aceptar el final de su relación.

La violencia contra las mujeres es generalizada en Brasil, y el caso de mi madre es uno entre muchos. Me pasé un año de luto. No conseguía encontrar las fuerzas para seguir adelante. Creí que nunca volvería a reír. Siempre habíamos sido sólo nosotras dos: mi madre y yo; era la persona más importante de mi vida.

Al principio me resultó difícil trabajar sobre cuestiones como la violencia de género y el feminismo, porque me tocaban muy de cerca. Hoy tengo más valor para hablar de estas cosas.

He sacado fuerzas de otras mujeres fuertes, como mis dos tías, una de las cuales es como una segunda madre. Sin ellas, no sería la mujer que soy hoy. Me han apoyado tanto, y me han dado una razón para seguir viviendo.

Desde la muerte de mi madre, las injusticias que veo me afectan muchísimo. Eso me impulsó a unirme al Grupo de jóvenes de Amnistía Internacional en Salvador. Me di cuenta del significado de la vida, de su riqueza y su valor. Es increíble formar parte de un grupo de personas que piensan igual. Apoyan mis ideas, y las hacemos realidad.

Los próximos años van a ser difíciles. No obstante, tenemos una fuerza interior que nos da poder y no vamos a quedarnos de brazos cruzados. Hay un movimiento de unidad en Brasil. No nos vamos a rendir.

“Mis derechos son atacados casi a diario”, Jamille, 26 años

Me he encontrado con tantas barreras sólo por ser una mujer negra… Mis derechos son atacados casi a diario. Estudio en la universidad en Salvador. Estoy aquí para llenar las cuotas de diversidad, así que hay gente que cree que no me merezco mi plaza en la universidad, cuando lo cierto es que tengo derecho a estar aquí.

Pero todavía tengo esperanza. Vivir en esta sociedad me inspira todos los días. Me enorgullece decir que soy una activista de derechos humanos. Es una forma de reafirmar ante la gente que los derechos humanos son para todas las personas, y que debemos defenderlos.

Habida cuenta del clima actual, me temo que nada va a cambiar, pero confío en que, unidos, creemos un mundo más abierto a la diversidad y menos desigual. Depende de nosotros crear juntos este mundo.

“Soy negro. Soy gay. Soy un educador de derechos humanos”, Israel, 28 años

Mi historia de activismo empieza conmigo, y con lo que he vivido. Soy negro, soy gay, soy un educador de derechos humanos.

Salvador es un lugar peligroso en el que crecer, especialmente si eres joven, pobre y negro. El color de tu piel te hace mucho más vulnerable a la violencia. Sin embargo, para mí, lo más difícil de crecer en esta sociedad fue saber que era gay. En mi familia son súper cristianos, y yo pensaba que iría al infierno si les contaba la verdad.

Cuando conocí a mi esposo, supe que tenía que decírselo a mis padres. Al principio dijeron que les parecía bien. Una semana después, mi madre me gritó que ‘los demonios de la homosexualidad’ tenían que marcharse de la casa. Llevo con mi esposo ocho años y hemos adoptado dos hijos, pero mi familia sigue sin querer saber nada de nosotros.

Me lancé de cabeza al activismo. Muchos hombres consideran que no está bien ser gay, pero quiero hacerles saber que sí lo está. Por eso dirijo un proyecto en escuelas públicas en el que enseño a niños y niñas sobre el acoso, la diversidad, el género, la sexualidad y los derechos humanos. También pertenezco al Grupo de jóvenes de Amnistía Internacional en Salvador. Todos los miembros del grupo son realmente valientes. Defienden a todo el mundo, independientemente de su raza, género, clase social o sexualidad, y luchan por la justicia.

Yo hago oír mi voz mediante la educación: es un elemento clave para los derechos humanos, y es una manera de terminar con la violencia. Mi trabajo me hace sentir miedo. La defensora de los derechos humanos Marielle Franco fue asesinada a tiros simplemente por defender los derechos de otras personas. A mí podría pasarme lo mismo, pero la lucha continúa.

“Encontrar gente que luche por los derechos humanos”, Blenda, 24 años

Salvador tiene la población negra más numerosa de Brasil, pero aún me encuentro con mucho racismo.

Cuando tenía 13 años, mis compañeros de escuela se reían de mi pelo. Me lanzaban bolas de papel y me pegaban chicle en el pelo. Aquello me hizo crecer con poca autoestima y con ansiedad, lo que me llevó a una depresión.

El trabajo benéfico me ha interesado desde que tenía 12 años, pero muchas de las organizaciones en las que estuve de voluntaria no abordaban nunca cuestiones raciales. Cuando Amnistía Internacional Brasil lanzó su campaña Jovem Negro Vivo en Salvador, estaba emocionadísima, porque nunca había visto otra ONG que trabajara sobre este tema.

Soy activista desde hace tres años. Uno de los elementos principales es la manera en que utilizamos el Quilombox para realizar nuestro trabajo. El Quilombox es una caja que contiene herramientas de movilización, y que también se puede utilizar como proyector. La caja de materiales te brinda la oportunidad de explicar los derechos humanos mediante la palabra hablada, el baile y el hip hop. Fue creada por diferentes activistas de derechos humanos de todo el país, con el apoyo de Amnistía Internacional. Es un recurso increíble, porque gracias a él podemos aprender de otras personas jóvenes de Brasil. Estas son el tipo de herramientas que necesitamos en Brasil. Los próximos años van a ser difíciles, especialmente para la juventud negra.

Es importante encontrar personas que luchen por lograr unas condiciones mejores para los derechos humanos. Estas personas son las que me han ayudado y me han hecho sentir que formo parte de algo más grande.

Imagen tomada de: https://aineupstrmediaprd.blob.core.windows.net/media/20049/258400.jpg?width=500&height=356.25

Fuente: https://www.amnesty.org/es/latest/news/2019/02/brave-young-people-fighting-for-human-rights-in-bolsonaros-brazil/

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Militarizar las escuelas y acabar con el legado de Freire: Bolsonaro pone en marcha los cambios en la Educación de Brasil

Por: Meritxell Freixas Martorell

Corría 1967 cuando la dictadura militar brasileña (1964-1985), de la mano del general Emilio Garrastazu Médici, impulsó un decreto ley sobre “alfabetización funcional y educación continuada” para adolescentes a partir de 15 años y adultos. La nueva legislación creó una de las instituciones más polémicas del país: el Movimiento Brasileño de Alfabetización (Mobral), a través de la cual el gobierno castrense se propuso acabar en apenas 10 años con el analfabetismo del país, que entonces afectaba a un tercio de la población.

El Mobral sustituyó el método de alfabetización ideado por el pedagogo Paulo Freire. Aunque bebió de su influencia, supuso una simplificación del proceso educativo, reducido al aprendizaje de la lectura, escritura y operaciones matemáticas básicas. El enfoque pedagógico dejó de ser un prioridad y el objetivo se concentró en suplir las necesidades de la industrialización había provocado el “milagro económico” ocurrido durante la dictadura.

Pero además, el régimen militar encontró en la alfabetización un fuerte instrumento para mantener su estatus y ejercer un control ideológico: “El régimen dictatorial estaba escondido y estampado en cada página de los libros de texto y de otras publicaciones de la educación de ese período. Veneración a los héroes nacionales, patriotismo, civismo y exaltación al gobierno, eran mensajes inculcados entre líneas en los materiales didácticos. […] Las figuras de los militares aparecían siempre en actividades colectivas haciendo ‘el bien’, ayudando a otras personas”, escribe la historiadora Leide Rodrigues dos Santos en un artículo publicado en 2010 en Revista Crítica Histórica.

En 1975, después de 15 años, la recesión económica iniciada en los años 80 y el fin del régimen militar acabaron con el programa.

Hoy, 34 años después, la llegada del ultraderechista Jair Bolsonaro al poder ha recuperado el recuerdo del Mobral al mundo educativo brasileño. El gobierno ha anunciado la militarización de la gestión de escuelas públicas y su intención de colocar a oficiales del ejército al frente de los centros educativos, universidades e, incluso, en la revisión de los contenidos de los libros de texto.

De hecho, una de las primeras decisiones de Bolsonaro fue nombrar al frente del Ministerio de Educación (MEC) a Ricardo Vélez Rodríguez, docente de la Universidad Federal de Juiz de Fora (Minas Gerais) y profesor emérito de la Escuela de Comando y el Estado Mayor del Ejército.

Vélez, que nunca había ocupado un puesto de gestión en una institución educativa, no ha tenido ningún reparo en defender el régimen militar: “Las universidades brasileñas, en especial las públicas, controladas a partir de la apertura democrática por la izquierda rabiosa, acabaron haciendo de la memoria de 1964 [el año del golpe de estado] un acto indiscriminado de repudio a los militares y a las directrices trazadas por ellos”, escribió en uno de sus artículos.

El titular de Educación publicó en su blog que las Fuerzas Armadas brasileñas “lucharon para impedir una dictadura comunista en nuestro país. ¿Hay algo malo en eso?”, se preguntó. No es nada extraño, pues, que uno de sus objetivos, según difundió a través de sus propias redes, sea “limpiar todo el escombro marxista que se ha apropiado de las propuestas educativas por parte de no pocos funcionarios del Ministerio”.

Para ello, el presidente firmó un decreto para promover y proponer la adhesión voluntaria de las escuelas públicas al modelo “cívico-militar” de enseñanza. El texto establece la creación de la Subsecretaría de Fomento a las Escuelas Cívico-Militares, colegios que pasarán a ser administrados por oficiales de las Fuerzas Armadas y tendrán como misión “acabar con la prevalencia de ideas de izquierda en las aulas, especialmente en clases de historia y geografía”, según explicó el propio Vélez.

Universidad excluyente

“La idea de universidad para todos no existe. Hay que reservar el nivel superior a una élite intelectual, aunque esa no tenga que ser necesariamente la misma élite económica”. Las intenciones del ministro Vélez Rodríguez en materia de Educación Superior quedaron claras con unas controvertidas declaraciones que espetó el 28 de enero. En su intervención, defendió una reforma de la enseñanza media para “formar jóvenes trabajadores más rápidamente y con capacidades para ingresar al mercado laboral a más temprana edad”.

El ministro justificó su propuesta con el ejemplo hipotético de un chófer de Uber que estudió para ser abogado: “Ese ciudadano que estudió para ser abogado y terminó como chófer de aplicación pudo evitar perder seis años estudiando la legislación, que no le va a servir en la vida, para ingresar antes al mercado laboral”.

Otro de los focos puestos en el ámbito universitario pasa por acabar con el proceso electoral para elegir a los rectores.

“Hubo una especie de acuerdo vigente durante años de que la comunidad académica local era la que elegía al rector en votación democrática, al menos durante los gobiernos del PT siempre ratificaron los primeros nombres de las elecciones internas de cada universidad. Sin embargo, todo indica que eso no será más así”, explica Patricia Valim, profesora de Historia de Brasil Colonial de la Universidad Federal de Bahía

“El ministro descalifica las diferentes formas de participación popular en cualquier instancia y las decisiones pasan a ser tomadas por los funcionarios del MEC”, añade Valeria Aroeira Garcia, supervisora escolar de la Asociación de Educadores y Educadoras Sociales del Estado de Sao Paulo (AEESSP).

La lista de medidas polémicas que ha anunciado el ministro Vélez Rodríguez en el mes y poco que lleva al frente de su Ministerio es larga. Además del control de los contenidos y la censura de materias humanistas, como la Historia, pretende reducir la presencia del Estado desde la enseñanza preescolar, y recortar becas y recursos de programas sociales creados durante los años del lulismo, como el Fondo de Financiación Estudiantil (FIES), que creó Fernando Haddad, rival del actual presidente durante la segunda vuelta electoral del año pasado y ministro de Educación entre 2005 y el 2012.

“El gobierno Bolsonaro es una articulación entre el ultraconservadorismo y el ultraliberalismo para agradar al mercado financiero. No aumentará los recursos del área, lo que significa que no se harán programas de expansión de la enseñanza y de calidad de la educación previstos en el Plan Nacional de Educación 2014-2024. Es decir, tendrá que invertir en medidas poco costosas, dedicadas a lo que la ultraderecha ha llamado la Guerra Cultural”, cuenta Daniel Cara, politólogo y miembro del Consejo Universitario del a Universidad Federal de Sao Paulo.

En connivencia con el Ministerio de la Mujer, Familia y Derechos Humanos, encabezado por Damares Alves, la evangélica que se dio a conocer por la controvertida frase “el niño viste de azul y la niña de rosa”, el gobierno ha impulsado un proyecto para fomentar la enseñanza en casa, sin la obligatoriedad de que los estudiantes asistan a la escuela. La medida ha sido rechazada por la comunidad docente: “Sería una tragedia disminuir el espacio de formación del ser humano, de sociabilidad entre los niños y adolescentes y la comunidad escolar, para que aprendan a interactuar con un mundo más allá del padre y de la madre”, lamenta Patricia Valim.

Denunciar adoctrinamiento

Los lineamientos de Vélez, Bolsonaro, Alves y el conservadurismo brasileño no son nuevos. “Escuela Sin Partido” ha sido la plataforma que ha dado eco a las tesis del nuevo gobierno en materia educativa. El proyecto, que ganó espacio a partir de 2016 con la llegada al poder de Michel Temer, pretende marginar el legado pedagógico de Paulo Freire de las escuelas brasileñas y ejercer un control ideológico sobre los profesores y sus contenidos en clases, bajo amenazas de sanción e, incluso, de prisión.

El movimiento fue creado en 2004 por el abogado Miguel Nagib para instalar “un mecanismo contra el abuso de la libertad de enseñanza”. Para Nagib, el profesor en la clase es una persona con el poder de adoctrinar política e ideológicamente. En su opinión, el sistema educativo público está plagado de profesores que usan las clases como plataforma para difundir el marxismo, el ateísmo y “la ideología de género”, y los métodos de enseñanza de Paulo Freire han sido los que llevaron a esta situación.

A principios de este año, se presentó en el Congreso Nacional un proyecto de ley que permite a los estudiantes poder grabar lo que ocurre en al interior del aula con el pretexto de controlar posibles adoctrinamientos de los profesores. La iniciativa fue presentada por la cuñada de Nagib y diputada del partido de Bolsonaro (PSL), Bia Kicis, en un segundo intento de impulsarla luego de que el año pasado no prosperara.

“Desde Escola Sem Partido se estimula a que los estudiantes graben el contenido de las clases y denuncien a los profesores que ellos consideren que cometen el delito de ‘adoctrinamiento ideológico’”, apunta Patricia Valim. Para ella, “la idea de construir una sociedad con emancipación a partir de la concientización de la ciudadanía sobre sus derechos y sus deberes son valores republicanos pero, según Bolsonaro y Vélez, bajo la lógica de Escola Sin Partido, ahora son valores comunistas”, añade.

“Fabriquitas de dictadores”

La obsesión del bolsonarismo por acabar con la herencia de Freire apunta también hacia los movimientos sociales, y en especial a las escuelas del Movimiento de los Trabajadores sin Tierra (MST). El Movimiento cuenta con cerca de 1.500 escuelas para jóvenes de 7 a 14 años, 1.100 de las cuales han sido reconocidas por los consejos estatales de Educación y Cultura. Entre todas, albergan alrededor de 200.000 alumnos y 4.000 profesores, además de los 250 educadores que trabajan en educación infantil y alfabetización.

Apenas fue nombrado, el secretario especial de Asuntos Fundamentales del gobierno, Luiz Antônio Nabhan García, afirmó que va a trabajar para cerrar las escuelas que tachó de “fabriquitas de dictadores”. Su posición fue rotunda: “[Brasil] No puede admitir escuelas de marxistas, de leninistas, de bolivarianos, que enseñan a los niños a invadir y cometer crímenes. Vamos a cerrar las escuelas y castigar a los responsables del adoctrinamiento”, dijo Nabhan que, además, ejerce de representante de los terratenientes.

Sin embargo, las amenazas de las autoridades políticas no echan atrás a profesores, estudiantes, académicos y educadores de Brasil que quieren plantarle cara a la extrema derecha. Valeria Aroeira, desde la AEESSP, apela a la fuerza de los movimientos sociales para contrarrestar las medidas conservadoras y autoritarias que acechan al gigante latinoamericano. “El campo de la educación no formal posibilita diversas maneras y espacios para que discusiones, debates y manifestaciones de diferentes órdenes se den y consigan involucrar a muchos y diferentes colectivos”, dice. Su apuesta es clara: potenciar la relación entre “educación formal, no formal, movimientos sociales y militancia” para plantar cara a la nueva etapa que el país recién enfrenta.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/02/11/militarizar-las-escuelas-y-acabar-con-el-legado-de-freire-bolsonaro-pone-en-marcha-los-cambios-en-la-educacion-de-brasil/

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Gobierno de Brasil busca eliminar temas LGBTI y feminismo de libros de texto

America del Sur/ Brasil/ 11.02.2019/ Fuente: www.elmundo.cr.

El gobierno del presidente Jair Bolsonaro busca eliminar de los libros de texto referencias al feminismo, la homosexualidad y a la violencia contra las mujeres.

Según Bolsonaro “sacar a Brasil de las peores posiciones en las clasificaciones educativas internacionales es combatir la basura marxista que se ha extendido en las instituciones educativas”.

Por su parte Nilton Brandao, presidente de uno de los mayores sindicatos de maestros del país, PROIFES Federacao indicó que “seguimos esperando a ver cómo va a terminar todo esto en la práctica”

Para el gobierno libros como los de Paulo Freire convierte a los estudiantes en ‘militantes políticos’.

Freire es uno de los fundadores de la pedagogía crítica, que según los conservadores anima a los alumnos a cuestionar valores tradicionales como la familia y la Iglesia.

En su campaña electoral, el ahora presidente dijo que quería “entrar al Ministerio de Educación con un lanzallamas para eliminar a Paulo Freire”.

Tras la toma de posesión de Bolsonaro el 1 de enero, el Ministerio de Educación desmanteló su departamento de diversidad.

El ministro de Educación, Ricardo Velez Rodríguez, prometió poner fin a la “agresiva promoción de la ideología de género”.

Fuente de noticia: https://www.elmundo.cr/gobierno-de-brasil-busca-eliminar-temas-lgbti-y-feminismo-de-libros-de-texto/

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