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Niñas de Afganistán son informadas para que no dejen las clases durante la menstruación

Redacción: Mundo

La falta de información genera que las menores sientan vergüenza

El Gobierno de Afganistán lanzó hoy una guía para enseñar a las maestras a concienciar sobre higiene menstrual a sus alumnas, muchas de las cuales abandonan las clases durante el periodo, que aún es considerado en el país una vergüenza y un signo de impureza.

«Enseñaremos a las niñas que pueden bañarse durante el periodo y pueden asistir a clase, que no es un problema», dijo a Efe el jefe de la oficina de Educación Física y Salud Escolar del Ministerio de Educación afgano, Mohammad Akbar Omarkhil.

Con el apoyo del fondo Unicef, el Ministerio de Educacióncelebró el Día de la Higiene de las Niñas y el lanzamiento de la primera Guía del Manejo de la Higiene Menstrual, un manual pedagógico que incluye cómics y material sencillo para el aprendizaje por parte de las adolescentes.

El ministro de Educación, Mohammad Mirwais Balkhi, reafirmó durante el evento que «las niñas tienen un derecho irrevocable a la educación, que se pierde si se sienten incapaces de asistir a las clases debido a la falta de productos sanitarios o baños limpios en la escuela».

El Unicef citó un estudio reciente según el cual alrededor del 70 por ciento de las niñas en Afganistán no se bañan ni se duchan durante la menstruación por temor a la infertilidad, mientras que el 29 por ciento faltan a la escuela cuando están menstruando.

Además, según el comunicado del Unicef, a un 80 por ciento de las niñas afganas no se les permite asistir a eventos sociales cuando menstrúan y al menos la mitad de ellas desconocen la menstruación hasta que tienen el primer periodo.

«Debido a la falta de conciencia, las niñas asumían la menstruación como una vergüenza durante su primer periodo, por lo que lo mantenían en secreto y no asistían a la escuela»,explicó Omarkhil.

El objetivo de esta guía es permitir a las maestras «enseñar a las niñas sobre la higiene menstrual. Las maestras enseñarán a las niñas que esto es un fenómeno normal, natural y biológico, y que cada niña que se convierte en adolescente tiene que pasar por esta etapa», añadió.

Las autoridades planean enviar estas guías a todas las provincias, así como impulsar la construcción de baños privados y adecuados para que las chicas puedan cambiarse y asearse en las escuelas y volver a sus clases.

«Con buena higiene, ellas pueden tener un mejor control sobre su cuerpo, mejorar la confianza en sí mismas y mejorar su asistencia escolar», destacó la primera dama de Afganistán, Rula Ghani.

Para la representante del Unicef, Adele Khodr, la campaña es «una ocasión importante para romper tabúes y alentar a las niñas a convertirse en mujeres sanas e informadas que puedan compartir su bienestar con sus familias y comunidades».

En este sentido, subrayó como un compromiso para todos el asegurarse de que «cada niña, en cada ciudad, pueblo, comunidad y aldea, y dentro de cada familia, no abandone el aprendizaje debido a la falta de conocimiento y disfrute de la dignidad de ser una niña».

En Afganistán las niñas representan el 39 por ciento de los estudiantes en colegios en zonas urbanas y el 24 por ciento en áreas rurales, y muchas son obligadas a abandonar los estudios tras casarse.

La tradición en el país asiático marca la primera menstruación como la «señal» de que la niña debe ser casada y, como consecuencia, las familias las obligan a abandonar la escuela, explicó el jefe de Educación Física y Salud Escolar.

Omarkhil relató que incluso en algunas provincias, como la suroriental Khost, se han registrado casos de adolescentes «que eran encerradas en un cuarto oscuro y no se les permitía cocinar y realizar otras labores del hogar durante su primer periodo».

Fuente: https://diariocorreo.pe/mundo/ninas-de-afganistan-son-informadas-para-que-no-dejen-las-clases-durante-la-menstruacion-850824/

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Afganistán: Niñas luchan por su educación

Por Human Rights Watch

Inseguridad, inacción del gobierno y desvinculación de los donantes revierten logros clave

Los esfuerzos del gobierno afgano y de donantes internacionales a favor de la educación de las niñas aportados desde 2001, han mermado significativamente en los últimos años, señaló Human Rights Watch en un nuevo informe difundido hoy. A 16 años de que la intervención militar encabezada por Estados Unidos expulsó a los talibanes de Afganistán, se estima que dos tercios de las niñas afganas no asisten a la escuela.

“El gobierno afgano y los donantes hicieron grandes promesas en 2001 de incorporar a todas las niñas a la educación, pero actualmente la inseguridad, la pobreza y el desplazamiento están dejando a numerosas niñas fuera de las escuelas”, observó Liesl Gerntholtz, directora de derechos de la mujer de Human Rights Watch. “El gobierno debe renovar su estrategia para asegurar que todas las niñas tengan una escuela a la cual asistir; de lo contrario, existe el riesgo de que estos logros se desperdicien”.

El informe de 132 páginas, “No seré médica y algún día te enfermarás: El acceso de las niñas a la educación en Afganistán”, describe cómo, a medida que se deteriora la seguridad en el país y los donantes internacionales se desvinculan de su compromiso con Afganistán, los avances para escolarizar a las niñas se han estancado. El informe se elaboró a partir de 249 entrevistas realizadas en las provincias de Kabul, Kandahar, Balkh y Nangarhar, principalmente a niñas de entre 11 y 18 años que no pudieron completar su educación.

Los donantes internacionales y el gobierno afgano han destacado la educación de las niñas como un ejemplo exitoso, y hoy asisten a la escuela varios millones de niñas más que durante el régimen talibán. Pero el objetivo explícito de escolarizar a todas las niñas está lejos de concretarse, y la proporción de alumnas mujeres ahora está descendiendo en algunas partes del país. Según el gobierno, 3,5 millones de niños no asisten a la escuela, y de esta cifra el 85% son niñas. Solo el 37% de las adolescentes están alfabetizadas, en comparación con el 66% de los varones adolescentes.

El gobierno de Afganistán ofrece una cantidad menor de escuelas para niñas que para niños, tanto en el nivel primario como en el secundario. En la mitad de las provincias del país, menos del 20% de los docentes son mujeres, un obstáculo importante para la gran cantidad de niñas cuyas familias no aceptan que un hombre les imparta educación, sobre todo en la adolescencia. Muchos niños y niñas viven demasiado lejos de la escuela más próxima, y esto afecta en especial a las niñas. Alrededor del 41% de las escuelas no tienen edificios, y muchas carecen de muros de separación, agua y baños, lo cual afecta a las niñas de manera desproporcionada.

Khatera, una niña de 15 años que se crió en la provincia rural de Samangan, dijo a Human Rights Watch: “La escuela para niñas más cercana quedaba muy lejos, en otra aldea… En burro o a caballo, habría que viajar desde la mañana hasta el mediodía para llegar”.

Las niñas suelen permanecer en la casa debido a actitudes discriminatorias que no valoran ni permiten su educación. Un tercio de las niñas contrae matrimonio antes de los 18 años, y una vez que están comprometidas o casadas, muchas son obligadas a abandonar la escuela.

Pero muchas familias también hacen enormes esfuerzos por educar a sus hijas superando obstáculos colosales, y merecen contar con apoyo. Human Rights Watch dialogó con familias que se han trasladado a otras ciudades e incluso han cruzado el país con el fin de encontrar una escuela para sus hijas, que se han separado para permitir que sus hijas estudien, y que hacen que hermanos mayores realicen viajes peligrosos para trabajar en forma ilegal en Irán y, con sus ingresos, solventar los estudios de sus hermanas menores en su país.

Las leyes de Afganistán establecen la obligatoriedad de la educación hasta el noveno nivel, cuando los niños tienen por lo general alrededor de 14 años, aunque en realidad muchos niños no acceden hasta este nivel de educación —ni, a veces, a ningún otro. Los obstáculos administrativos y la corrupción crean escollos adicionales, sobre todo para las familias desplazadas y pobres. Aunque la matrícula es gratuita, enviar a los niños a la escuela genera costos, y muchas familias sencillamente no pueden permitirse enviar a ninguno de sus hijos a la escuela o, ante las limitaciones financieras, optan por favorecer la educación de los hijos varones. Alrededor de una cuarta parte de los niños afganos trabajan para ayudar a sus familias a subsistir en la pobreza acuciante, y muchas niñas tejen, bordan, mendigan o recogen basura en lugar de estudiar.

En la actualidad, los talibanes y otros grupos insurgentes controlan o se disputan más del 40% de los distritos de Afganistán. Los combates entre talibanes y fuerzas gubernamentales han obligado a miles de familias a abandonar sus casas, y hay en el país más de un millón de desplazados internos. En áreas controladas por los talibanes, estos suelen imponer a las niñas un tope de solo algunos años de escolarización, o directamente les prohíben toda posibilidad de educación. En áreas disputadas, las niñas que intentan asistir a la escuela enfrentan cada vez más amenazas a su seguridad. Durante el conflicto ha reinado el caos, las milicias y las bandas criminales han proliferado, y las niñas enfrentan amenazas como acoso sexual, secuestro y ataques con ácido, así como ataques y amenazas lanzados específicamente contra la educación de las niñas. En este contexto, la educación está cada vez más afectada, y el perjuicio causado a las niñas es desproporcionadamente mayor.

Los donantes han trabajado con el gobierno de Afganistán para desarrollar modelos innovadores que permitan que las niñas estudien incluso en medio de la escalada del conflicto, observó Human Rights Watch. La “educación comunitaria” consiste en una red de clases, a menudo organizadas en los hogares, que permite a los niños —en especial a las niñas— acceder a la educación en comunidades que están alejadas de una escuela pública. Sin embargo, dado que estas clases especializadas son financiadas exclusivamente por donantes e implementadas por organizaciones no gubernamentales, no tienen una relación estable con el sistema de escuelas públicas y se dictan de manera intermitente debido a los ciclos poco constantes del financiamiento a organizaciones no gubernamentales.

“Integrar estas escuelas comunitarias en el sistema de educación pública con financiamiento sostenible y controles de calidad sería vital para gran cantidad de niñas”, comentó Gerntholtz.

Según los estándares internacionales establecidos por la UNESCO, el gobierno debería destinar a educación al menos entre el 15% y el 20% del total del presupuesto nacional, y entre el 4% y el 6% del PBI. Las Naciones Unidas instan a los países menos desarrollados, entre ellos Afganistán, a alcanzar o superar el extremo superior de estos parámetros de referencia. Hasta 2016, el 13% del gasto público afgano y el 4% del PBI, se destinaba a educación.El gobierno de Afganistán, junto con sus donantes internacionales, debería incrementar el acceso de las niñas a la educación brindado mejor protección a las escuelas y los estudiantes; institucionalizando y ampliando los modelos educativos que ayudan a las niñas a estudiar; y tomando medidas concretas para cumplir con la obligación internacional del gobierno de brindar educación primaria gratuita y obligatoria y hacer que la educación secundaria sea también gratuita y esté disponible para todos. También deben fomentar e intensificar la “educación fundamental” para las personas que no han recibido o completado el ciclo de educación primaria (o básica) entero.

“Incluso ante las grandes dificultades que enfrenta Afganistán, el gobierno puede y debería trabajar para garantizar que las niñas y los niños tengan iguales oportunidades de acceso a la educación y para integrar la educación comunitaria de niñas en el sistema escolar nacional”, señaló Gerntholtz. “Los donantes deberían comprometerse a aportar financiamiento a largo plazo para la educación de las niñas y deben hacer más preguntas incisivas para saber a qué se destinan sus fondos”.

Selección de testimonios

“Para cuando llegáramos a la escuela caminando, la jornada escolar ya habría terminado”. – Najiba, de 15 años, explica por qué ella y sus ocho hermanos no iban a la escuela en Daikundi, Mazar-i Sharif, julio de 2016

“Los talibanes están cerca de nuestra casa. Si vamos a la escuela, nos matan. Si el gobierno pudiera brindar seguridad, estaríamos muy interesados en ir a la escuela”. – Paimanah, una niña de 12 años que estudiaba en un centro de educación comunitaria oculto en una casa de familia cerca de su propia vivienda, Kandahar, julio de 2016

“En el camino hasta la escuela pública hay muchos ladrones y jóvenes malvados”. – Hakim, de 13 años, estudiante de nivel 3 en la educación comunitaria, Kandahar, julio de 2016

“Lo más importante es convencer a los padres de que permitan a sus hijas ir a la escuela”. – Manija, de 17 años, estudiante de nivel tres en un programa de educación comunitaria, Kandahar, julio de 2016

“Los hombres molestan y amenazan a las niñas pequeñas. Los hombres nos tocaban y nos hacían otras cosas, y por eso dejamos la escuela. Eran hombres de la localidad que vivían cerca. Nadie hizo nada por detenerlos, nos pasó a muchas de nosotras. Muchas niñas dejaron la escuela por esto, más de cien abandonaron los estudios. La población de Kandahar no permite que sus niñas vayan a la escuela”. – Chehrah, una niña de 16 años que vivía a solo 100 metros de una escuela en Kandahar. Debido al acoso, le pidió a su padre si podía ir a otra escuela cercana en un área que ella considera más segura, pero en lugar de ello la sacó de la escuela en forma permanente, a la edad de 12 años.

“Pasaba en la calle justo frente a la escuela… Algunas estudiantes perdieron los ojos, les quemaban el rostro…La familia entera decidió que ninguna niña de nuestra familia irá a la escuela…Pero durante años los enfrenté y seguí los estudios”. – Maliha, de 17 años, estaba en el nivel cinco en una escuela pública cuando sus compañeras de clase fueron víctimas de un ataque con ácido. Quince estudiantes resultaron heridas, cuatro de gravedad.

“Tenemos 395 escuelas sin edificios. Esta es una enorme dificultad para las estudiantes mujeres porque son escuelas sin un muro perimetral, están abiertas. En estas áreas, en la mayoría de los distritos, las personas no envían a las niñas a la escuela si no hay un edificio y un muro perimetral”. – Funcionario de educación provincial, Jalalabad, julio de 2016

“En muchas áreas no hay maestras mujeres”. – Director de educación provincial, julio de 2016

“Vendemos fruta por 20 a 30 afganis [29-43 centavos de dólar estadounidense]. Los niños aquí corren por el mercado y comen cáscaras que recogen del suelo. Somos indigentes. Todos los niños son analfabetos… ¿Deberían ocuparse de la comida o de la educación? … Si tienes el estómago vacío, no puedes ir a la escuela.” – Un líder comunitario de un asentamiento informal en Kabul del pueblo Kuchi, que anteriormente fueron nómadas, explicó por qué en su comunidad pocos niños y niñas van a la escuela. Él tiene cinco o seis nietos que viven en el asentamiento, y ninguno de ellos va a la escuela.

“No tengo dinero para comprarle un lápiz a mi hijo, mucho menos a mi hija”. – Un trabajador del programa de educación comunitaria cuenta lo que responden habitualmente los padres cuando se les pregunta por qué sus hijas no van a la escuela.

“Necesitamos paz y necesitamos escuelas que sean iguales para niños y niñas e igualdad de educación para niños y niñas. Me parece que los niños [ahora] tienen más derecho de acceder a la educación”. – Qasima, una estudiante de 13 años del programa de educación comunitaria, Mazar-i Sharif, julio de 2016

 

Fuente de la reseña: https://www.hrw.org/es/news/2017/10/17/afganistan-ninas-luchan-por-su-educacion

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Varios niños muertos y heridos tras un atentado en Afganistán

Redacción: Actualidad

Al menos siete niños murieron y otros cinco resultaron heridos el viernes en una explosión en la provincia de Faryab, informa la agencia Tolo News. De acuerdo con la Policía local, el hecho ocurrió en un área del distrito de Sherentagab, que cayó en manos de los talibanes la semana pasada.

Las autoridades indican que los talibanes habían colocado un artefacto explosivo improvisado en la localidad de Koh Sayyadarea. Varios niños que jugaban en el área fueron alcanzados. Dos menores heridos perdieron sus extremidades y se encuentran en estado crítico.

Fuente: https://actualidad.rt.com/actualidad/289416-muertos-heridos-atentado-afganistan

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Afganistán: Tablas de ‘skate’ para combatir la exclusión social

Redacción: El País

La plataforma The Skate Room y la ONG Skateistan combinan el arte, el ‘skateboarding’ y la educación para empoderar a niños y jóvenes en Afganistán, Camboya y Sudáfrica

Como a cualquier otro skateboarder, a Charles-Antoine Bodson le apasionan los monopatines y sus diseños. De joven, coleccionó cientos de ellos durante diez años sin saber que, algún día, esas tablas de madera acabarían ayudando a miles de niños y niñas. “Hace seis años recibí la visita de Oliver Percovich en mi galería de arte en Bruselas, donde vendía mi colección de tablas”, cuenta Bodson. “Me habló de su ONG Skateistan y de la labor que hacían a través del skateboardingen Afganistán. Quería abrir otro centro en Camboya, pero necesitaba financiación. Me gustó tanto la idea que decidí ayudarlo”. Bodson vendió parte de su colección y donó 100.000 dólares (unos 86.000 euros) para la apertura del nuevo centro. “Meses más tarde estaba frente a este complejo deportivo. No me podía creer que yo hubiese ayudado a crear aquello”, añade.

Bodson cerró su galería de arte para dedicarse íntegramente a este proyecto. “Continué vendiendo mi colección, pero me di cuenta de que pronto acabaría por agotarse. Había que seguir produciendo y coleccionando nuevas tablas”. Así nació The Skate Room, un proyecto social en colaboración con artistas internacionales que produce ediciones únicas de obras de arte en tablas de skateboarding que pueden colgarse en una pared, como una pintura, o patinar sobre ellas.

The Skate Room es uno de los principales patrocinadores de Skateistan. Esta organización sin ánimo de lucro une el skateboarding y la educación para ayudar a menores de edad en riesgo de exclusión social en países como Afganistán, Camboya y Sudáfrica. Actualmente, más de 1.500 niños y jóvenes (de 5 a 17 años) se benefician cada semana de los programas educativos que ofrece la ONG. Skateistan trabaja también para combatir la desigualdad de género (más del 60 por ciento de los participantes son niñas). “El skateboarding es un deporte que te relaciona directamente con tu ciudad, con sus calles, te permite conocer gente y crear nuevas amistades”, opina Bodson. “No requiere de materiales caros y cualquiera puede practicarlo”, agrega.

Instalación de The Skate Room.
Instalación de The Skate Room.
Uno de los artistas internacionales que ha colaborado con The Skate Room es el artista disidente chino Ai WeiWei. “La primera vez fue hace cuatro años y su obra se vendió en apenas unas horas”, dice Bodson. En 2016, cuando Donald Trump ganó las elecciones presidenciales de Estados Unidos, el artista volvió a llamar a Bodson. “Levanté el teléfono y al otro lado estaba Ai WeiWei. Me dijo que quería volver a colaborar con nosotros y que ya tenía un diseño en mente. Inmediatamente después, me mandó una foto de sí mismo frente a la Casa Blanca haciendo un corte de mangas”, se ríe el fundador de The Skate Room. Aquella imagen se imprimió sobre un tríptico de tres tablas y una edición limitada de aquel diseño se puso a la venta coincidiendo con los cien días de Donald Trump al frente del gobierno. A las pocas horas se habían vendido todas las tablas.

Con Afganistán y Camboya funcionando, el siguiente objetivo de The Skate Room y Skateistan era crear un nuevo centro en Johannesburgo, Sudáfrica. “Necesitábamos 300.000 dólares, así que le pedimos un diseño al artista norteamericano Paul McCarthy. Sus tablas comenzaron a exhibirse hace cuatro años en el MOMA de Nueva York para su venta”, cuenta Bodson. En 2016, lograron el dinero para construir el nuevo centro sudafricano, inaugurado por la leyenda del skateboarding Tony Hawk.

Después de todas estas experiencias, Bodson está totalmente convencido de que el consumo también puede mejorar el mundo. “Todo lo que compramos –casas, móviles, gafas, coches, etcétera– puede contribuir a cambiar las cosas si se dona un porcentaje de los beneficios”.

Recientemente, The Skate Room ha comenzado a preparar la producción de tablas de skateboarding que financiará el nuevo proyecto de Skateistan en Jordania, el centro más grande hasta la fecha. “La reina Rania ha cedido un territorio en la frontera con Siria muy cercano al campo de refugiados de Zaatari”, explica Bodson. Y concluye: “Costará un millón de dólares y queremos que esté listo antes de los Juegos Olímpicos de Tokio de 2020 en los que por primera vez se incluirá el skateboarding como disciplina olímpica”.

Un chaval con una de las tablas del proyecto de Skateistan.
Un chaval con una de las tablas del proyecto de Skateistan.

 Fuente: https://elpais.com/elpais/2018/08/31/tentaciones/1535737369_065225.html

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Afghanistan: promoting education during times of increased fragility

By reliefweb

Education has been at the forefront of the political battles and conflicts that have plagued Afghanistan over the past few decades.

Changing political ideologies have taken a toll on all students as the entire Afghan education system including its staff, buildings, curricula, and attendance, was wiped out.

The current Afghan government has made service delivery a priority to promote social cohesion and trust in public institutions and pave the way for growth and jobs.

But despite these efforts, Afghanistan has been experiencing increased fragility.

The report Afghanistan: Promoting Education During Times of Increased Fragility provides an up-to-date analysis of the Afghan education sector, including the use of public money spanning over a period of six years.

Further to that, The report offers new insights on the performance of the education system and recommends reforms to improve learning outcomes and maximize public expenditures.

Key Findings

  • Afghanistan has made great strides in improving access and enrollment in primary schools, but access outcomes are not equitable. In 2016, out of a population of 34.66 million, more than 9.2 million Afghan youths and children were enrolled in school, representing a 9-fold growth since 2001. But provincial analysis shows a high proportion of out-of-school children, including girls exceeding 50 percent in 15 of the 34 provinces. Rural children and youth are 10 percent more likely to be out of school compared to the national average.
  • There is also a big gap between enrollment and attendance, witnessed by the fact that nearly half of enrolled students do not show up regularly at school. In Afghanistan, schools typically keep a student on the enrollment rolls for three years after the student stops attending. These are called “permanently absent” students and these numbers have implications for calculating unit costs per student as they are calculated based on official enrollment figures.
  • In addition to considerable access challenges, the education system in Afghanistan is facing a learning crisis. Many young Afghans do not know how to read and write. Only half of the population between the ages of 15 and 24 is literate. Other factors contributing to low learning outcomes and thus the learning crisis include the low qualification of teachers and inadequate learning environment, with the teacher force remaining generally underqualified.
  • Education spending in Afghanistan has reduced over the past five years; only considerable donor financing has kept the sector afloat to deliver basic services.However, substantial resources are needed to prepare for the increase in students attending secondary education. Despite enrollment growth, education spending in Afghanistan has declined over time as a proportion of the government budget. During the period of 2010-2015, thanks to the growing economy, the total government budget tripled, but this growth did not translate into a larger share of the budget being allocated for education.
  • Although Afghanistan’s average education spending is higher than education expenditures in comparable countries, due to the lack of or inefficient use of resources, the country’s current spending trajectory is not sufficient to support expected enrollment growth, particularly in lower and upper secondary education. There are significant challenges that the country must overcome to ensure that funding is maintained at an adequate level. Without new resources or improvements in the efficient and effective use of available resources, the current system would not be able to support (expected) student growth.
  • Unit cost analysis, on its surface, does not suggest that there is significant waste at any particular subsector. However, it is important to remember that there is a significant gap between attendance and enrollment rates. Adjusting this unit cost using attendance rates instead of enrollment rates, Afghanistan spends about 25 percent of per capita gross domestic product (GDP). This is higher than most low-income countries for which data exist. Higher education unit costs are closer to the low-income country averages: 141 percent of per capita income in Afghanistan compared to 125 percent across low-income countries. Other sources of inefficiency include low budget execution, especially in capital projects, high overhead spending and thus few resources for learning materials.
  • The benefit incidence analysis shows that public spending across all education levels, from primary school to higher education, benefits more children from higher income quintiles.Among primary school students, children from the highest income quintile constitute one-fourth of all students while students from the lowest income quintile account for only 15 percent. The bottom two income quintiles combined represent 26 percent of students at the lower secondary level (compared to the top quintile students that account for nearly a third of all students). At the upper secondary level, the bottom two quintiles can claim only a fifth of the students, and at the university level, only 12 percent. More than half the students who attend university are from the higher income quintile in the country.

Recommendations

  • To improve the performance and equity of the education sector, Afghanistan must reform the sector policies and funding priorities. Afghanistan should target investments towards improving equity. Given that poor learning conditions are linked to repetition, attrition and dropping out, Afghanistan must invest in improving the quality of education by increasing spending on teaching and learning materials.
  • Expand/stabilize access and attendance through community-based education, especially in rural and conflict-affected areas where school attendance comes at a considerable risk.However, given the variety of approaches and costs, designing a harmonized and cost-effective package of services should be a priority.
  • Develop a long-term needs projection for the education budget.Afghanistan must focus on developing multi-year budget projections adjusted for the current and future needs of the education system. As the pressure for expanding school infrastructure at the national level slows down over time with the eventual reduction in the school-age population, long-term budgeting should consider an increasing need for school repairs and maintenance as well as much needed school materials and supplies.
  • Make better use of the existing budget structure and the information systems for more transparency on allocation and use of public resources.Analyses of education sector performance and its financing point to the necessity to strengthen the comprehensiveness of data provided through the multiple management information systems. Institute integrated information management systems for better monitoring and reporting on outcomes and evaluation.

Source of the review: https://reliefweb.int/report/afghanistan/afghanistan-promoting-education-during-times-increased-fragility

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Afganistán sigue entre los países con más analfabetismo en el mundo

Redacción: Prensa Latina

Afganistán es uno de los países con más analfabetismo en el mundo cuya cifra supera el 60 por ciento de la población, por lo que funcionarios del gobierno abogaron hoy por impulsar una campaña para erradicar el flagelo.
En un acto por el Día Internacional de la Alfabetización, que se celebra anualmente el 8 de septiembre, admitieron que todavía hay ‘un largo camino por delante’ para superar ese problema.

El ministro de Educación en funciones, Asadullah Hanif Balkhi, citado por la cadena Tolo News, dijo que Afganistán tiene 10 millones de analfabetos, la mayoría de los cuales son mujeres.

Los niveles de alfabetización de las mujeres en este país, azotado por la guerra, son en promedio del 17 por ciento, con una gran variación, lo que indica una fuerte división geográfica y de género, según la Unesco.

La tasa más alta de alfabetización femenina es del 34,7 por ciento, y se encuentra en Kabul, mientras que tasas tan bajas como el 1,6 por ciento se encontraron en dos provincias del sur del país.

El subjefe de la Cámara de Comercio e Industrias de Afganistán, Khanjan Alokozay, señaló que al menos el 80 por ciento de sus trabajadores son analfabetos.

El pasado año, el segundo vicepresidente, Mohammad Sarwar Danish, recalcó que los esfuerzos del ministerio de Educación para superar el problema han fracasado.

‘Desafortunadamente, estamos entre los países que tienen el porcentaje más alto de analfabetismo. Las estadísticas más optimistas siguen siendo entre el 60 y el 65 por ciento de la población del país ‘, dijo Danish.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=207397&SEO=afganistan-sigue-entre-los-paises-con-mas-analfabetismo-en-el-mundo
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Militants’ war on education in Afghanistan

Asia/Afghanistan/05.09.18/Por Ruchi Kumar/Source: www.thehindu.com.

Education is increasingly a casualty in Afghanistan,” a briefing note by the Norwegian Refugee Council (NRC) recently observed. The note was in reaction to a larger, comprehensive report by the Global Coalition to Protect Education from Attack (GCPEA), titled ‘Education Under Attack’, which studies the impact of conflict on education in 28 countries.

According to the report, Afghanistan, along with Nigeria, suffered the most number of attacks against students and educators. Indeed, as conflict in the country surges, educational facilities find themselves threatened or caught in the crossfire. In the latest such attack, a suicide bombing inside a classroom in Kabul on Wednesday killed 48 people, many of them students preparing for the national university entrance exams. Claimed by the Islamic State (IS), the attack targeted the minority Shia Hazara community. In June, some schools for girls were forced to shut following threats from the IS. Separately, over a 100 schools in Logar province were briefly closed, allegedly by local Taliban groups. Last month, the Malikyar Hotak High School in Khogyani district of the eastern province of Nangarhar came under attack, resulting in the beheading of three staff members.

“Threats — and actual violence and destruction — to schools and staff in Nangarhar Province are paralysing the educational sector and quickly reversing development gains,” William Carter, head of the Afghanistan programme at the NRC, told this writer, adding that the situation has had “a profoundly distressing effect on children’s sense of safety”. Aid organisations working with local educational groups have also confirmed that not only are school and educational facilities at risk of attacks but also that the overall environment has discouraged student attendance. The NRC observed that schools in the region were “increasingly at risk on military, ideological, and political fault lines, with attacks increasing in eastern Afghanistan”.

Not safe at school

In its own research, the NRC found that a majority of the surveyed children did not feel safe at school. It discovered that at least 12% had experienced attacks on their schools and 15% had experienced shooting very near their school buildings. Another 36% were frightened about risks of kidnapping or attack en route to schools and many of them had missed lectures and exams because of threats from armed groups. “This also undermines parents’ attitudes to the value of education,” Mr. Carter elaborated.

Meanwhile, as the much-delayed parliamentary elections approach, school facilities used as voting registration and election centres are increasingly at risk from insurgent attacks. An assault on a school that was being used as a National ID registration centre in Kabul resulted in 60 deaths in April. Currently, according to the UN, over 60% of the 7,000 voter registration and polling centres are schools, with activities taking place during classroom hours.

The deteriorating situation has also affected the delivery of educational aid. “This level of insecurity has made it very difficult for us to assure the safety of both our beneficiaries and our own staff,” Mr. Carter said, adding that they are evaluating different approaches to ensure that children are protected and that their learning can be continued in the wake of deepening insecurity. “However, we are making adjustments intended to reduce the likelihood and limit the impact of such incidents on children and staff,” he said.

Source of the notice: https://www.thehindu.com/news/international/militants-war-on-education-in-afghanistan/article24726454.ece

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