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China dona material escolar a 86,000 refugiados sirios en el Líbano

China/26 octubre 2017/Fuente: Spanish People Daily

Este lunes, el material escolar donado por China fue distribuido a cerca de 86,000 estudiantes refugiados sirios en el Líbano, informó el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en un comunicado.

La ayuda fue entregada por Wang Kejian, embajador de China en el Líbano. En la ceremonia también estuvieron presentes Marwan Hamadeh, ministro libanés de educación y Tanya Chapuisat, representante de la UNICEF en Jordania.

La donación se realizó a través de la campaña Reach all Children with Education (RACE, por sus siglas en inglés), una iniciativa conjunta del Ministerio de Educación del Líbano y las Naciones Unidas.

A través de RACE, el gobierno libanés lucha para que todos los niños en el Líbano asistan a la escuela, independientemente de su nacionalidad.

Chapuisat, representante de la UNICEF en Jordania, elogió la «generosa donación» de China.

Por su parte, el ministro Hamadeh agradeció a China su continuo apoyo al Líbano.

«Agradecemos a China su continuo apoyo desde la crisis de refugiados. Esta donación llega desde un país hermano de Siria y el Líbano», aseguró Hamadeh.

El embajador Wang subrayó que la donación china, portadora de la simpatía y el apoyo del pueblo chino a los refugiados sirios, tiene como objetivo ayudar al Líbano con la crisis de refugiados.

«Con la aceleración del proceso de solución política en Siria, deseamos que pronto los refugiados sirios puedan regresar a su patria y puedan vivir en una atmósfera segura, pacífica y próspera», concluyó el diplomático chino.

Fuente: http://spanish.peopledaily.com.cn/n3/2017/1025/c31621-9284868.html

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Se duplica el número de niños soldado reclutados en el norte de África y Oriente Medio

 África/18 de Septiembre de 2017/El Guardián

Un informe señala que 28 millones de niños viviendo en países en guerra necesitan ayuda humanitaria.

El nivel de escolarización en Oriente Medio y el Norte de África han retrocedido a niveles de hace diez años.

Sólo en Yemen, 1.700 niños han sido reclutados como soldados en los tres años de conflicto en el país.

El número de niños reclutados para luchar en conflictos de Oriente Medio y el Norte de África se ha duplicado en un año, según ha revelado un análisis de la ONU. El incremento de niños soldado en Siria, Yemen, Irak y otros países proviene de años de violencia, desplazamientos y falta de servicios básicos, reduciendo así las posibilidades de salir adelante para las familias, según Unicef.

Al menos  uno de cada cinco niños en la región –28 millones en total– necesitan asistencia humanitaria de inmediato. Más del 90% de estos niños viven en países afectados por conflictos, y en algunos casos las familias mandan a sus hijos a luchar.

“Sin un fin a la vista para estos conflictos, y con el declive de los recursos económicos de las familias, muchos no tienen otra alternativa que enviar a sus hijos a trabajar o casar pronto a sus hijas”, explica Geert Cappelaere, director regional de Unicef. “El número de niños afiliados a la lucha ha hecho más que duplicarse”.

La agencia ha dicho que ha presenciado anteriormente casos en los que niños han trabajado de porteadores, guardas, o de paramédicos, pero que ahora está viendo cómo ocupan roles más activos, llevando armas, encargándose de puestos de control y siendo entrenados como soldados asalariados. El número de niños reclutados para luchar creció de 576 en 2014 a 1.168 en 2015, según cifras verificadas por la ONU.

La situación en  Yemen es particularmente grave, con cinco veces más niños reclutados para conflictos armados en 2015 en comparación con el año anterior, aunque en Unicef creen que esta cifras son una estimación a la baja. En  Sudán y en Libia también estaban siendo reclutados niños como soldados.

Años de violencia, desplazamientos y falta de servicios básicos han afectado principalmente a los niños y amenazan con afectar su desarrollo normal, según Unicef. “El conflicto sigue privando de su infancia a millones de niños y niñas”, afirma Cappelaere. “Décadas de progreso están en peligro de verse revertidas a lo largo de Oriente Medio y el Norte de África.”

Las infraestructuras civiles –incluidos hospitales e instalaciones sanitarias, de agua, y de energía– han sido objeto de ataques en países como Yemen, Siria, e Irak. Millones de familias se han visto obligadas a huir de sus hogares, algunas de ellas en repetidas ocasiones, y bajo fuego.

La semana pasada, la ONU comunicó que 1.700 niños, algunos de hasta 10 años, han sido reclutados para luchar en el conflicto de Yemen que ya va por su tercer año. La deteriorada situación del país lo convierte en la peor crisis humanitaria del mundo, con casi 18,8 millones de personas necesitadas de ayuda y siete millones al borde de la hambruna.

Más de la mitad de las instalaciones médicas del país están fuera de servicio, las instalaciones de agua han sido destruidas y más de 15 millones de niños carecen de infraestructuras sanitarias y de agua. El país se encuentra asolado por el peor brote de  cólera del mundo, con más de 610.00 casos hasta la fecha. Más de  2.000 personas han muerto desde abril del año pasado de esta infección bacteriana –muy contagiosa pero curable–, con miles de casos nuevos cada día.

Dentro de Siria y de otros países receptores de refugiados, como el Líbano o Jordania, alrededor de 12 millones de niños sirios precisan de ayuda humanitaria, según Unicef. Aproximadamente dos millones de niños en Siria viven en zonas de difícil acceso o sitiadas, que han recibido asistencia humanitaria escasa en los últimos años.

En Irak, más de cinco millones de niños necesitan asistencia al intensificarse las luchas, como en los casos de Tel Afar y de Mosul. Necesitan comida, refugio y educación.

En la franja de Gaza, la actual crisis energética ha reducido el acceso al agua en un 30%. Se han duplicado en tres meses los casos de diarrea en niños, según ha comunicado la agencia de la ONU.

“Los niños en Oriente Medio y el Norte de África han sufrido niveles de violencia sin precedentes y han sido testigo de horrores que nadie tendría que presenciar. Si la violencia y las guerras continúan, las consecuencias –no sólo para la región sino para el mundo en general– serán nefastas.  Los líderes mundiales tienen que esforzarse mucho más para poner fin a la violencia por el bien de los niños y las niñas y  de su futuro,” afirma Cappelaere.

La semana pasada, cifras de Unicef mostraron cómo está afectando la guerra a las oportunidades educativas de la infancia. Los conflictos en Irak y en Siria han significado que 3,4 millones de niños más no puedan ir a la escuela, haciendo que el número de menores  no escolarizados en Oriente Medio y el Norte de África vuelva a niveles del año 2007: 16 millones de niños.

Fuente: http://www.eldiario.es/theguardian/duplica-reclutados-Africa-Oriente-Medio_0_686282085.html

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¿A dónde van los fondos para educar a los niños sirios refugiados? HRW denuncia la desaparición de millones de dólares

Asia/Líbano/16 Septiembre 2017/Fuente: Noticias de Navarra

Human Rights Watch (HRW) ha denunciado este jueves que los millones de dólares que se habían destinado como presupuesto humanitario para la ayuda a escuelas de refugiados sirios siguen sin llegar a su destino y, que en caso de llegar, llegan demasiado tarde.

«Contar con una mayor transparencia en la financiación ayudaría a revelar las necesidades que no están siendo atendidas y, por tanto, se podrían atender y escolarizar a los niños», ha asegurado Simon Rau, investigador financiero y colaborador con HRW.

La organización ha presentado esta denuncia en su informe ‘Siguiendo el dinero: falta de transparencia de los donantes en la financiación para la educación de refugiados sirios’, donde ha llevado a cabo un seguimiento del estado de las donaciones destinadas a la educación en Líbano, Turquía y Jordania, los tres países con el mayor número de refugiados sirios.

«Los donantes y los países de acogida han prometido que los niños sirios no se convertirán en una generación perdida, sin embargo es justo eso lo que está ocurriendo», ha añadido Rau.

Según ha mostrado el informe, existen enormes discrepancias entre los fondos que varios partidos políticos han declarado haber donado y las cantidades que han llegado a su destino en 2016. Esta falta de transparencia ha provocado que 530.000 niños refugiados sirios sigan sin estar escolarizados.

Los donantes y los países de acogida que son limítrofes a Siria han acordado, durante una conferencia celebrada en Londres, en inscribir a todos los menores refugiados en un programa de «educación de calidad», según ha asegurado la organización.

Los seis donantes que han aportado las mayores cantidades de dinero han sido la Unión Europea, Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Japón y Noruega. Solo con sus contribuciones se excedió el presupuesto total que se había fijado para la educación en Siria y en los principales países de acogida en la región –Líbano, Turquía y Jordania–, que ascendía a los 1,4 miles de millones de dólares, según los datos recogidos por HRW.

Sin embargo, los presupuestos para educación de los países que acogen a refugiados siguen siendo limitados, ya que las donaciones acaban por desaparecer. Los diferentes mecanismos utilizados para seguir el estado de las ayudas han demostrado la existencia de enormes diferencias entre las cantidades de ayuda destinadas a la educación y las cantidades recibidas.

FALTA DE TRANSPARENCIA

Los donantes, las agencias de ayuda humanitaria y los gobiernos receptores comparten información propia para coordinarse y evitar vacíos o superposiciones de ayudas. Sin embargo, tal y como ha alertado HRW, la información pública disponible es demasiado vaga o confusa, lo cual dificulta las tareas para rastrear los fondos de un donante concreto en un país determinado.

«A pesar de la preocupación global que existe por los niños refugiados sirios, aún es imposible responder a cuestiones básicas como saber si se están satisfaciendo sus principales necesidades educativas», ha agregado Rau.

Además, Human Rights Watch ha denunciado la existencia de numerosos obstáculos en los sistemas educativos de Turquía, Líbano y Jordania, entre los que se incluyen políticas que obligan a los colegios a establecer cuotas que están fuera del alcance de las familias refugiadas, lo cual contribuye a incrementar su pobreza y la imposibilidad de que los niños sean escolarizados.

La ONG, ha exigido que se trabaje en descubrir por qué no se están alcanzando los objetivos presupuestarios, así como en identificar a las partes responsables para presionarlas y solucionar esta situación.

«Los donantes deberían corregir el déficit de transparencia existente que está minando sus propias aportaciones para los niños sirios, que no pueden esperar durante mucho más tiempo para volver a la escuela», ha concluido HRW.

Fuente: http://www.noticiasdenavarra.com/2017/09/14/mundo/a-donde-van-los-fondos-para-la-educacion-de-los-ninos-sirios-refugiadosr-hrw-denuncia-la-desaparicion-de-millones-de-dolares

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Clases de alfabetización abren nuevas puertas a mujeres sirias en Líbano

Líbano/31 julio 2017/Fuente: Acnur

La voluntaria Fatima Al Obeid lanzó un proyecto para brindar clases a padres refugiados como respuesta a su deseo de ayudar a sus hijos con sus tareas.

Fatima Al Obeid se para frente a una pizarra y escribe la letra árabe “b”. Ella llama a una estudiante para que escriba la palabra “beit”, árabe para “casa”.

Sin embargo, sus estudiantes no son niños, sino mujeres adultas. Dos veces por semana, ella enseña a madres y abuelas sirias refugiadas a leer y escribir en su idioma natal. Para la mayoría, es su primera vez en un salón de clases. En Siria, ellas no tuvieron la oportunidad de asistir a la escuela.

Las clases de alfabetización para mujeres emergieron de su deseo de ayudar a sus hijos a integrarse mejor a Líbano, donde viven desde que huyeron de Siria al inicio del conflicto. Muchas de ellas querían ayudar a sus hijos con las tareas y a leer el Corán. Así mismo, ellas querían mayor independencia en su nuevo país.

Fatima, de 31 años, había estado tomando un curso de grado en literatura árabe en la ciudad siria de Homs cuando los combates obligaron a su familia a buscar seguridad en Líbano hace cinco años. Desde entonces, sus tres hijos han comenzado a asistir a la escuela libanesa.

Después de escuchar a muchos padres y madres refugiados expresar su vergüenza de no poder ayudar a sus hijos con sus tareas, ella tomó el asunto en sus manos. A principios de año, ella decidió comenzar una clase básica de alfabetización para adultos en su comunidad de Fnaydek, al norte de Líbano. Ella se concentró en las madres, ya que ellas pasan más tiempo en sus hogares con sus hijos después de la escuela.

“Es un sentimiento tan agradable cuando ves a tus estudiantes mejorando frente a tus ojos”, dice Fatima, maestra voluntaria desde febrero. “Cuando empecé a darles clases, estaban incómodas y molestas, algunas de ellas no podían ni sostener un lapicero apropiadamente”.

“Pero aquí, aunque hablemos el mismo idioma, no estamos en nuestro país…Somos extranjeros”.

Las clases se imparten en parte en árabe y en parte en francés. Por lo menos 15 mujeres atienden a cada sesión. Las estudiantes van desde los 17 hasta los más de 60 años, y dos de ellas tienen discapacidades de desarrollo. La matrícula es gratuita, y el ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, y la caridad internacional Save the Children brindan los libros y otros materiales educativos.

Las mujeres se sienten muy orgullosas de poder apoyar a sus hijos con sus tareas. Por lo menos 194.000 niños sirios asisten a las escuelas primarias estatales en Líbano, de acuerdo con el Ministerio de Educación. La mayoría de ellos asiste al “segundo turno”, que son clases especiales que se dan por la tarde a refugiados sirios.

“Mis cinco hijos están en la escuela, de los grados primero al sexto”, dice Ghalia Ahmed Ezzeiddine, de 44 años. “Y yo estoy en primer grado también”.

Como muchas de sus compañeras de clase, Ghalia dice que ella no veía el valor de la educación para ella misma hasta que se convirtió en refugiada. En Siria, era menos necesario saber leer y escribir, dice ella. Las personas daban las direcciones usando puntos de referencia locales y las noticias importantes se pasaban de boca en boca.

“Pero aquí, aunque hablemos el mismo idioma, no estamos en nuestro país”, dice ella. “Somos extranjeros. Si recibo un mensaje de texto del ACNUR o de alguna otra organización, quiero poder leerlo. Si mi hija me pregunta algo sobre su clase, quiero poder contestarle”.

Las primeras semanas de clase fueron difíciles y varias de las mujeres se sintieron abrumadas. Para hacer las cosas todavía más difíciles, algunas de ellas se enfrentaron a las duras críticas de sus esposos y vecinos.

“El momento más alentador para mí fue cuando pude leer por primera vez el nombre de la aldea vecina en una señal”.

“Algunos esposos decían ‘¿Por qué? Ahora estás mayor. No necesitas eso’”, explica Fatima.

Pero ella las animó a que ignoraran las críticas. Ella les enseñó a explicar a sus esposos que su educación beneficiaría a toda la familia. Por lo menos cinco de sus estudiantes son viudas que perdieron a sus esposos en Siria, y la alfabetización es importante para su independencia.

Fatima Tajeh, de 30 años, trae a su bebé de cinco meses a la clase. Ella toma notas con una mano mientras mece a su hijo con la otra.

“El momento más alentador para mí fue cuando pude leer por primera vez el nombre de la aldea vecina en una señal”, dice ella.

Cerca de ella, su compañera de clase Naisa Al Saleh traza la letra “b” al lado de la lista de vocabulario de la semana.

“Para mí, lo más importante es leer las notas del doctor para mis recetas”, dice Naisa, que ya supera los 60 años y que vive con su hijo, su esposa y seis nietos. “Cuando tomo un taxi, puedo reconocer las señales, así que sé a dónde me llevan. Puedo valerme por mí misma”.

La maestra Fatima irradia orgullo.

“Día tras día, trato de hacerlas más fuertes”, dice. “Trato de fortalecer su confianza y motivarlas diciendo: ‘Cuando te enfocas en algo, lo lograrás, pase lo que pase. Pero si sigues diciendo que no puedes hacerlo, nunca lo lograrás”.

Fuente: http://www.acnur.org/noticias/noticia/clases-de-alfabetizacion-abren-nuevas-puertas-a-mujeres-sirias-en-libano/

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LÍbano; niños, refugiados y sin derecho a educación

Líbano/25 de julio 2017/ Por: Iraitz Astarloa/Fuente: http://www.noticiasdealava.com

Con cuatro millones de habitantes, el país cuenta con otros dos millones de desplazados.

Una delegación vasca visitó la zona para conocer un proyecto educativo financiado por Gipuzkoa.

El 80% de los menores refugiados en Líbano no tiene acceso a la educación, o lo que es lo mismo, solo uno de cada cinco niños de familias refugiadas acude a la escuela. Estos datos fueron ofrecidos recientemente en Beirut por la directora general de la organización independiente que trabaja por el empoderamiento entre las comunidades palestina y libanesa PARD (The Popular Aid for Relief and Development) en Líbano, Rita Hamdan. Hamdan ofreció una visión general de la situación de los menores refugiados en una reunión con la delegación institucional guipuzcoana que hace unos días visitó este país de Oriente Medio.

El grupo, encabezado por el diputado de Cultura y Cooperación de Gipuzkoa, Denis Itxaso, lo completaban los directores de Derechos Humanos y Cooperación al Desarrollo, Maribel Vaquero y Fernando San Martín, respectivamente, así como por representantes de todos los grupos junteros salvo el PP, que no pudo acudir. Los representantes institucionales acudieron a Líbano para conocer de primera mano el funcionamiento de un proyecto educativo financiado por la Diputación de Gipuzkoa y que se sitúa en la localidad de Tyro, al sur del país. Pero antes de ver in situ el proyecto, la delegación aprovechó para celebrar una serie de encuentros con los representantes del PARD así como del Pnoud, la entidad coordinada por naciones unidas, que brindaron una visión global de la situación de los desplazados que viven en Líbano.

En este punto, cabe destacar que pese a contar con tan solo cuatro millones de habitantes, en los dos últimos dos años han llegado hasta este país cerca de dos millones de refugiados, si bien tan solo la mitad están censados.

Además, la guerra de Siria y la masiva llegada de desplazados de los últimos meses no han hecho más que agravar una situación ya de por sí insostenible para los libaneses, que vienen absorbiendo desde el año 1948 un flujo migratorio constante de palestinos expulsados de su país. De hecho, se calcula que en la actualidad un total de 280.000 palestinos tratan de sobrevivir en un Líbano cada vez más hostil y en el que los recursos comienzan a agotarse para responder a la crisis humanitaria. Pese a que oficialmente hay doce campos de refugiados, existen también otros 42 asentamientos informales que no cuentan con la supervisión ni de la ONU ni de Acnur.

La barriada de Sabra es buen ejemplo de ello. La delegación guipuzcoana tuvo la oportunidad de visitar el asentamiento, de recorrer sus angostas calles en las que el alcantarillado brilla por su ausencia y el cableado eléctrico sobrevuela las cabezas de los escasos visitantes que se dejan ver en esta deteriorada zona de Beirut. Aquí la huella de la guerra civil libanesa (1975-1990) permanece sellada en las fachadas en forma de orificio de bala y donde gran parte de los niños vagan sin rumbo por las calles dejando que pasen los días mientras sus padres logran unas pocas libras con las que sobrellevar un día más. En este desalentador núcleo se centran muchos de los esfuerzos llevados a cabo por el PARD para la escolarización de los más pequeños. Buen ejemplo de ello es el Daouk Kinder Garden, un centro preescolar dirigido a niños de entre tres y seis años, mayoritariamente palestinos, aunque ante la llegada masiva de refugiados sirios también han comenzado a responder a esta necesidad.

“El acceso a la educación para estas personas es muy difícil”, cuenta Hamdan, quien denuncia que “la población refugiada palestina en Líbano es la única en el mundo que no tiene derechos”. “Se acepta su derecho al retorno, pero no que puedan acceder a la educación, a la sanidad o al resto de derechos humanos”, asevera. Tanto es así que, pese a que los primeros palestinos llegaron a Líbano en 1948 y aunque ya hay dos generaciones de palestinos nacidos en Líbano, a estos se les deniega la nacionalidad libanesa.

Tampoco tienen acceso normalizado al mercado laboral y, en la actualidad, tienen vetadas hasta un total de 74 profesiones. Ni siquiera pueden votar ni tienen representación política en un país que se resiste a actualizar el censo llevado a cabo en la década de los 60 para evitar así que cristianos maronitas, chiíes y sunitas, repartidos en las funciones del poder, pierdan peso en el statu quo creado. El periodo escolar ha terminado ya, pero en Daouk Kinder Garden la actividad no cesa. Las aulas continúan abiertas. “Muchos de ellos se han visto obligados a huir de sus casas y no han tenido la oportunidad de ir nunca a la escuela”, enfatiza Hamdan, quien insiste en que la labor en el aula va más allá de la educación y sirve muchas veces también como “terapia para superar los horrores que han vivido”.

Subsistencia Pero la faceta educativa no es la única que trabaja el PARD. La ONG ofrece una ayuda mensual de 27 dólares a las familias para que puedan hacerse cargo de su alimentación. “Esta gente no tiene ahorros. Lo poco que ingresan se lo tienen que gastar en un alquiler. No pueden gastárselo en comida ni para ellos ni para sus hijos”, precisó. De esta forma, el PARD consigue cubrir dos de las necesidades básicas de la población palestina en el exilio. Pero además, las ONG trabajan para conseguir que los habitantes de estos guetos cambien determinados hábitos. Así, en el último año se ha llevado a cabo una campaña de concienciación en un total de 2.400 casas con el objetivo de reducir las basuras de las calles. Con mucho trabajo de sensibilización ambiental y basándose en algunas de las enseñanzas del profeta Mahoma relacionadas con la naturaleza, se ha logrado que las familias de cuatro campos reciclen. Algo similar a ocurrido con el aprovechamiento de la escasa agua potable de la que disponen los asentamientos, fuente de conflicto con la población libanesa, que acusa a los refugiados de “robarles” el agua.

Fuente de la Noticia:

http://www.noticiasdealava.com/2017/07/24/sociedad/libano-ninos-refugiados-y-sin-derecho-a-educacion

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LÍbano: niños, refugiados y sin derecho a educación

LÍbano/24 julio 2017/Fuente: Noticias de Alava

rillado brilla por su ausencia y el cableado eléctrico sobrevuela las cabezas de los escasos visitantes que se dejan ver en esta deteriorada zona de Beirut. Aquí la huella de la guerra civil libanesa (1975-1990) permanece sellada en las fachadas en forma de orificio de bala y donde gran parte de los niños vagan sin rumbo por las calles dejando que pasen los días mientras sus padres logran unas pocas libras con las que sobrellevar un día más. En este desalentador núcleo se centran muchos de los esfuerzos llevados a cabo por el PARD para la escolarización de los más pequeños. Buen ejemplo de ello es el Daouk Kinder Garden, un centro preescolar dirigido a niños de entre tres y seis años, mayoritariamente palestinos, aunque ante la llegada masiva de refugiados sirios también han comenzado a responder a esta necesidad.

“El acceso a la educación para estas personas es muy difícil”, cuenta Hamdan, quien denuncia que “la población refugiada palestina en Líbano es la única en el mundo que no tiene derechos”. “Se acepta su derecho al retorno, pero no que puedan acceder a la educación, a la sanidad o al resto de derechos humanos”, asevera. Tanto es así que, pese a que los primeros palestinos llegaron a Líbano en 1948 y aunque ya hay dos generaciones de palestinos nacidos en Líbano, a estos se les deniega la nacionalidad libanesa.

Tampoco tienen acceso normalizado al mercado laboral y, en la actualidad, tienen vetadas hasta un total de 74 profesiones. Ni siquiera pueden votar ni tienen representación política en un país que se resiste a actualizar el censo llevado a cabo en la década de los 60 para evitar así que cristianos maronitas, chiíes y sunitas, repartidos en las funciones del poder, pierdan peso en el statu quo creado. El periodo escolar ha terminado ya, pero en Daouk Kinder Garden la actividad no cesa. Las aulas continúan abiertas. “Muchos de ellos se han visto obligados a huir de sus casas y no han tenido la oportunidad de ir nunca a la escuela”, enfatiza Hamdan, quien insiste en que la labor en el aula va más allá de la educación y sirve muchas veces también como “terapia para superar los horrores que han vivido”.

SUBSISTENCIA Pero la faceta educativa no es la única que trabaja el PARD. La ONG ofrece una ayuda mensual de 27 dólares a las familias para que puedan hacerse cargo de su alimentación. “Esta gente no tiene ahorros. Lo poco que ingresan se lo tienen que gastar en un alquiler. No pueden gastárselo en comida ni para ellos ni para sus hijos”, precisó. De esta forma, el PARD consigue cubrir dos de las necesidades básicas de la población palestina en el exilio. Pero además, las ONG trabajan para conseguir que los habitantes de estos guetos cambien determinados hábitos. Así, en el último año se ha llevado a cabo una campaña de concienciación en un total de 2.400 casas con el objetivo de reducir las basuras de las calles. Con mucho trabajo de sensibilización ambiental y basándose en algunas de las enseñanzas del profeta Mahoma relacionadas con la naturaleza, se ha logrado que las familias de cuatro campos reciclen. Algo similar a ocurrido con el aprovechamiento de la escasa agua potable de la que disponen los asentamientos, fuente de conflicto con la población libanesa, que acusa a los refugiados de “robarles” el agua.

El diputado de Cultura y Cooperación, Denis Itxaso, destacó que “mientras las soluciones a un problema muy complejo llegan, es imprescindible que la sociedad guipuzcoana siga viendo que es necesario apoyar este tipo de iniciativas”. “Una vez vistas estas realidades, nos tenemos que preguntar si tenemos que ampliar las labores de apoyo que venimos realizando”, acaba.

Fuente: http://www.noticiasdealava.com/2017/07/24/sociedad/libano-ninos-refugiados-y-sin-derecho-a-educacion

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«Ya no se puede mirar hacia otro lado» con los refugiados en el Líbano

Líbano/24 de Julio de 2017/La Vanguardia

La delegación guipuzcoana que ha acudido al Líbano para visitar a refugiados sirios y palestinos en ese país está «impresionada» por lo que ha visto, explica el diputado foral de Cultura, Denis Itaxso, para quien «ya no se puede mirar hacia otro lado».

 «La primera sensación que uno tiene es que los pueblos sirios y palestinos son unos parias de la tierra, que están olvidados», asegura Itaxso en una entrevista con Efe.

En el Líbano hay unos 450.000 refugiados palestinos, según la ONU, que llegaron tras la creación del Estado de Israel en 1948, en tanto que los sirios, entre 1,5 y 2 millones, según las autoridades locales, comenzaron a venir al inicio de la guerra en su país, en 2011.

«Lo que más nos ha impactado son los testimonios desgarradores de algunas madres -de la escuela que estamos promoviendo- sobre su trayectoria vital, cómo vivían antes de la guerra, cómo les cambió la vida…», explica el diputado.

La llegada de la delegación coincide con el viaje hoy de un grupo de 204 refugiados sirios a España en el marco del proceso de reubicación de la Unión Europea (UE) para estas personas que han sufrido la crisis humanitaria en Siria.

Itxaso señala que, entre las numerosas dificultades de su día a día, los refugiados no encuentran a veces a quienes les escuchen.

«Obviamente buscan respuestas más humanas», que las agencias humanitarias «no les pueden dar», según el diputado foral, debido a las limitaciones que tienen.

Durante su estancia en el Líbano, la delegación visitó la escuela que financian para niños sirios y palestinos cerca del campamento palestino de Burj Chemali, en la ciudad meridional de Tiro.

En el centro escolar, donde trabajan con Solidaridad Internacional y The Popular Aid for Relief and Development (PARD, en sus siglas en inglés), integraron a unos cien pequeños cuyas familias tienen dificultades económicas o de discapacidad.

El diputado foral espera que el proyecto que están financiando pueda abrir cinco aulas más para que otro centenar de niños, que están en la lista de espera, formen parte de la iniciativa.

Itxaso es consciente de que el Líbano «hace un gran esfuerzo, a pesar de que es un país cuya estabilidad y equilibrio están cosidos con alfileres, hilvanados tras la fragmentación política, religiosa, social y de todo tipo».

«La llegada de semejante contingente de refugiados implica un impacto a todos los niveles que seguramente ningún país podría soportar», añade.

También se refirió a que ha percibido «inquietud entre las autoridades palestinas por el hecho de que la opinión pública europea se disparó hacia el problema de los sirios».

Por su parte, Ettore Papa, técnico de Cooperación Solidaridad Internacional del País Vasco, declaró a Efe que son conscientes de «las múltiples necesidades, no solo educativas, sino también sanitarias, alimenticias y ambientales» de los refugiados.

«Trabajamos desde el año pasado en este proyecto y tenemos la esperanza de seguir implantándolo en el siguiente para dar continuidad a esta intervención», aseveró.

Papa destacó que la visita les ha servido para ver «cómo es la realidad diaria, el sufrimiento de los niños por las situaciones traumáticas que han pasado».

«Gracias al apoyo han cambiado su actitud y comportamiento hacia los otros menores y hacia a la sociedad de acogida con la que conviven día a día», concluyó. EFE

 Fuente: http://www.lavanguardia.com/politica/20170720/424259332895/ya-no-se-puede-mirar-hacia-otro-lado-con-los-refugiados-en-el-libano.html
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