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Unicef: 1,4 millones de niños en riesgo de muerte por desnutrición’

/30 marzo 2017/Fuente: El Tiempo

Los países que se encuentran en alerta son: Nigeria, Somalia, Sudán del Sur y Yemen.

Casi 1,4 millones de niños están en riesgo inminente de muerte por desnutrición en Nigeria, Somalia, Sudán del Sur y Yemen, alertó este martes Unicef, la cual precisó que forman parte de los 22 millones de menores de desplazados, que sufren hambre, enfermedades y tuvieron que abandonar la escuela.

 «Los niños no pueden esperar otra declaración de hambre para que tomemos medidas», argumentó el director de Emergencias de Unicef, Manuel Fontaine, en un comunicado en el que pidió ayuda para responder a las necesidades inmediatas de estos cuatro países aquejados por el hambre, la sequía y los conflictos armados.

«Aprendimos de Somalia en (la sequía de) 2011 que cuando se declaró la hambruna, un número incalculable de niños ya habían muerto. Eso no puede volver a suceder», destacó Fontaine.

Unicef necesitará cerca de 255 millones de dólares para proporcionar a estos menores servicios de alimentación, agua, salud, educación y protección durante los próximos meses, según una nueva actualización de la financiación.

La organización planificó destinar más de 81 millones de dólares a programas de nutrición y proporción de alimentos terapéuticos; 53 millones a servicios de salud, incluidas las vacunas, y 47 a programas de agua, saneamiento e higiene para prevenir enfermedades mortales.

«A medida que la violencia, el hambre y la sed fuerzan a la gente a moverse dentro y fuera de las fronteras, las tasas de desnutrición seguirán aumentando no sólo en estos cuatro países, sino también en la cuenca del lago Chad y el Cuerno de África», destacó respecto a la situación de los países vecinos.

Yemen vive la mayor emergencia alimentaria del mundo, con unos 7,3 millones de personas que necesitan ayuda ahora mismo, según Naciones Unidas.

En Yemen, Unicef apoya a los menores con desnutrición grave con asistencia económica a sus familias y servicios de agua y saneamiento, incluido el suministro de agua potable y promoción de la higiene.

En el noreste de Nigeria, la organización pretende llegar este año a 3,9 millones de personas con servicios de atención primaria de salud y tratar a 220.000 niños menores de 5 años con desnutrición, a la vez que proporcionar acceso a agua potable a más de un millón de personas.

Unicef atiende a 1,7 millones de niños menores de cinco años en Somalia, donde trata hasta 277.000 casos de malnutrición aguda a través de servicios de salud y puestos de nutrición móviles.

En Sudán del Sur presta asistencia a 145.000 personas en zonas afectadas o amenazadas por el hambre, entre ellos 33.000 niños menores de 5 años.

En el joven país africano Sudán del Sur, casi 5 millones de personas necesitan alimentos de forma desesperada, mientras que en el noreste de Nigeria 5,1 millones de habitantes sufren carencias serias de comida.

En Somalia los precios de los alimentos están disparándose, casi 3 millones de personas necesitan asistencia y la ONU calcula que un millón de niños menores de 5 años sufrirán malnutrición grave este año.

Fuente: http://www.eltiempo.com/mundo/africa/millones-de-ninos-se-encuentran-en-riesgo-por-desnutricion-72272

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Coalición encabezada por EE.UU. bombardea escuela en Siria

Siria/23 marzo 2017/Fuente: Prensa Latina

Siria denunció hoy el bombardeo por parte de la coalición internacional que liderea Estados Unidos, a una escuela en la provincia norteña de Raqqa, donde se albergaban al menos 50 familias de civiles desplazados.

Hay decenas de muertos y la instalación fue totalmente arrasada, confirmaron medios de prensa y diversas fuentes en las redes sociales acerca del ataque perpetrado contra el pueblo de Mansoura (Raqqa), a 540 kilómetros al noreste de Damasco.

De enero a la fecha, las acciones de la aviación de la coalición han causado cerca de 100 muertos entre la población civil y la destrucción de una buena parte de la infraesctura vial y de comunicaciones en esa región, cuya cabecera provincial está bajo control del Estado Isláco, Daesh, por su acrónimo en árabe.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=72857&SEO=coalicion-encabezada-por-ee.uu.-bombardea-escuela-en-siria

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Refugiados sirios se enfrentan a duras probabilidades para acceder a la educación superior

Siria/23 marzo 2017/Fuente: Acnur.org

Desde que estaba en la secundaria en Siria, Jankidar sabía que quería estudiar ciencias políticas. Pero poco después de matricularse en la Universidad de Alepo, él tuvo que abandonar sus estudios para mantener a su familia.

Después irrumpió la guerra en Siria en 2011, y él se vio obligado a huir de su ciudad natal de Kobane hacia Líbano, donde intentó matricularse una vez más en la universidad. Esta vez, tuvo que balancear cuatro trabajos para pagar sus clases y poder mantenerse.

“Trabajaba en mantenimiento de elevadores, como conserje, como pintor y como extra en películas y shows de televisión de Líbano y Siria”, recordó.

La lucha del joven de 31 años para obtener un grado universitario resulta muy común para los refugiados sirios en Líbano, donde solo uno de cada ocho de ellos logra tener acceso a la educación superior.

Después, en 2015, él supo del programa de becas para educación superior del ACNUR, llamado DAFI. Él aplicó, y poco después, venció las probabilidades al ganar una beca completa para estudiar un Master en Ciencias Políticas y Administrativas en la Universidad Libanesa.

Solo uno de cada ocho de ellos logra tener acceso a la educación superior.

Desde su nacimiento en 1992, el programa DAFI ha crecido considerablemente, permitiéndoles a más de 2.240 estudiantes refugiados estudiar en universidades y colegios universitarios en 41 países de asilo en 2014. En Líbano, 315 estudiantes se benefician actualmente de este programa.

Pero para la mayoría de los refugiados jóvenes los obstáculos que se presentan en el acceso a la educación superior continúan siendo enormes. Mariam, una estudiante siria de 23 años, huyó de Damasco hace cuatro años, ella ya tenía un bachillerato en ciencias y planeaba continuar sus estudios tan pronto regresara a Siria.

“Yo estaba convencida de que no estaríamos en Líbano por dos semanas, los más un mes”, dijo Mariam. “Pero pronto se le prohibió volver a quienes habían huido del vecindario, toda el área estaba sitiada”.

Mariam pasó los siguientes dos años en Líbano dando clases privadas a niños de escuela. “Mi padre tiene una discapacidad y mi madre no podía encontrar un trabajo. Yo estaba preocupada por mi familia y no podía continuar estudiando y trabajar al mismo tiempo”.

A nivel mundial hay más de 65 millones de personas desplazadas por las guerras y la persecución, incluyendo a más de 21 millones de refugiados, siendo más de la mitad de estos son niños. De acuerdo con un informe del ACNUR, solo 50 por ciento tienen acceso a la educación primaria, 22 por ciento a la secundaria y únicamente un uno por ciento tiene acceso a la educación superior.

En Líbano, más de un tercio de los beneficiarios de DAFI han dicho que no tienen tiempo para estudiar debido a la presión que reciben en sus hogares para trabajar y apoyar a sus familias, de acuerdo con una evaluación hecha en 2016.

Mariam nunca se dio por vencida con su sueño de una educación superior. Un año después de estar en Líbano, ella se dio cuenta de que para poder aplicar a las universidades, necesitaba recuperar su certificado de bachillerato de Damasco, algo que no había considerado cuando ella y su familia huyeron de Siria.

“Hice todo lo posible para que algún familiar obtuviera mi certificado, pero no fue posible. Estaba atrapado en la Universidad de Damasco, donde yo estaba matriculada inicialmente y necesitaba una decisión gubernamental para que lo liberaran”.

Agatha Abi Aad, Oficial Asistente de Educación del ACNUR, explicó que la falta de documentos administrativos, incluyendo los certificados de educación anteriores, es uno de los muchos obstáculos que enfrentan los jóvenes sirios que desean inscribirse en la universidad.

“Las universidades ahora emiten un documento al registrarse, antes de la matricula oficial, eso ayuda a que los estudiantes puedan recibir la residencia temporal, lo es un requisito para la matrícula universitaria. Pero la mayoría de los refugiados en Líbano son incapaces de pagar la matrícula anual de $200 dólares”, dijo Abi Aad.

“Estoy ayudando a los niños sirios porque temo que no tengan otra oportunidad de obtener una educación”.

El Gobierno del Líbano anunció el mes pasado que los refugiados sirios registrados con el ACNUR pueden ahora renovar sus permisos de residencia de manera gratuita, un cambio queacogen los refugiados y el ACNUR, que desde hace tiempo aboga por la exoneración en las tasas de renovación.

Cuando Mariam se enteró de DAFI en 2015, inmediatamente aplicó y fue seleccionada. Contrató a un abogado con la ayuda de un pariente lejano que aún vivía en Siria y logró obtener una copia de su certificado de bachillerato. Siguió meticulosamente los pasos necesarios para inscribirse en la Universidad Libanesa. Validó su certificado en el Ministerio de Relaciones Exteriores y se dirigió al Ministerio de Educación para obtener la equivalencia.

“No tener residencia válida significa no recibir la equivalencia”, le dijo la secretaria. En ese momento, Mariam sintió como si hubiera golpeado una pared de ladrillo. “Tuve que pagar $ 600 dólares en multas por haber sobrepasado mi residencia”, dijo. Mariam espera que el cambio de política más reciente le permita seguir su sueño y continuar su educación.

Ahora trabaja como maestra de niños sirios con la Fundación Save the Children. “Estoy ayudando a los niños sirios ahora porque temo que no tengan otra oportunidad de obtener una educación”, explica.

Por ahora, sin embargo, el sueño de Mariam de continuar su educación permanece en suspenso.

Fuente: http://www.acnur.org/noticias/noticia/refugiados-sirios-se-enfrentan-a-duras-probabilidades-en-busca-de-educacion-superior/

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Árabes asfixiados.

Si la economía y la educación no van bien, los conflictos armados están en apogeo.

Por: Moises Naim.

En los 22 países que conforman el llamado mundo árabe vive tan solo el 5 % de la población mundial. Pero en esos países se produjo el 68,5 % de las muertes que hubo en el mundo por combates armados, se originó el 57,5 % de los refugiados y el 45 % de los ataques terroristas globales (cifras del 2014).

Estas son algunas de las aterradoras realidades que documenta ‘El informe sobre el desarrollo humano en el mundo árabe’, que es producido por el programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud).

 Sorprendentemente, el foco de este informe no es la guerra. Es la juventud.

Y esta es una región donde no es posible hablar de los jóvenes sin tomar en cuenta el devastador efecto que los conflictos tienen sobre su presente y su futuro.

Es muy apropiado que el tema del informe sean los jóvenes. Dos tercios de la población árabe tienen menos de 30 años y la mitad de ellos, entre 15 y 29 años. Es el grupo humano con el mayor índice de desempleo del mundo y, dentro de ese grupo, quienes tienen las peores perspectivas de conseguir trabajo son las mujeres jóvenes. El promedio mundial del desempleo entre las jóvenes es 16 %. En los países árabes es el 47 %. Según el Banco Mundial, en los próximos tres años los países árabes tendrían que generar 60 millones de nuevos puestos de trabajo para absorber a los hombres y mujeres que buscarán empleo por primera vez. El informe del PNUD explica que el problema no es solo que las economías árabes no generan suficientes empleos para absorber a estos nuevos trabajadores jóvenes, sino que sus sistemas educativos, que están entre los peores del mundo, no les dan ni conocimiento ni destrezas.

Pero si la economía y la educación no van bien, los conflictos armados están en apogeo. Actualmente, 11 de los 22 países árabes están en guerra. Más aún, la gran mayoría de la población del mundo árabe vive en países que recientemente han sufrido conflictos armados, aún los sufren o tienen un alto riesgo de verse involucrados en uno. De los 350 millones de personas que allí viven, 70 millones están en Sudán, Yemen y Somalia. Otros 67 millones viven en Siria e Irak. Así, entre 1988 y el 2014 el gasto militar de la región aumentó dos veces y media y el gasto per cápita en armamentos llegó a ser 65 % más alto que el promedio mundial.

El Informe sobre el Desarrollo Humano en el Mundo Árabe también documenta las pocas oportunidades económicas que tienen los jóvenes, los muy defectuosos servicios de salud y educación que reciben, la discriminación contra las mujeres y la asfixia política de todos ellos. Este último es un factor crítico que nutre las frustraciones y la desesperanza. Para la mayoría de ellos, el futuro solo está fuera de su país.

Es importante destacar que el primero de estos reportes del PNUD sobre la situación de los países árabes fue publicado en el 2002 y rompió dos tradiciones: la primera es que los estudios críticos sobre la región fuesen predominantemente producidos por expertos extranjeros. La segunda, que la repuesta automática de políticos y líderes de opinión árabes a las críticas sobre la situación de sus países es la de culpar al resto del mundo. En cambio, desde ese primer reporte del 2002, cada año un grupo de respetados expertos árabes ofrece una nueva perspectiva sobre los problemas y sus posibles soluciones.

Los autores no dudan de que muchas de las tragedias del mundo árabe sean secuelas del colonialismo, el imperialismo, la Guerra Fría o la de intervenciones armadas de EE. UU. y Europa que derrocaron las dictaduras en Irak y Libia, por ejemplo. Y también saben que las potencias extranjeras sometieron (y siguen sometiendo) la región a sus intereses y conflictos. Pero la novedad de estos reportes es que reconocen que muchos de los problemas de la región son hechos en casa. Y que, por tanto, pueden ser aliviados cambiando algunas de las condiciones que no son producto de la influencia extranjera, sino de las realidades locales.

Como pasa con todos los informes de organismos internacionales, hay temas que este informe del Pnud prefiere, pragmáticamente, ignorar. Quizás el más importante es el impacto que tienen sobre millones de jóvenes árabes las dictaduras depredadoras y las monarquías corruptas que los asfixian.

Fuente: http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/moises-naim/arabes-asfixiados-19-03-2017-69176

Imagen: http://ep01.epimg.net/elpais/imagenes/2017/03/18/vinetas/1489854259_325222_1489857776_noticia_normal.jpg

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Unicef: 2016 fue el peor año para los niños en Siria

UNICEF- Siria/21 de marzo de 2017/Fuente: TeleSur

Un total de 652 niños fallecieron por los ataques perpetrados durante los combates, lo cual representa un incremento comparado con años anteriores.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por su sigla en inglés) anunció que al menos 652 niños fallecieron en Siria, debido al conflicto bélico que afecta la región desde el año 2011.

El informe emitido por el organismo, afirmó que no existió un descenso en los ataques a escuelas, parques, hospitales y hogares ya que los contendientes del conflicto armado «mostraron poco interés en honrar las leyes de la guerra».

De esta manera, Unicef señaló que al menos 255 niños fueron asesinados en escuelas, o sus adyacencias en 2016. Una de cada tres escuelas es inutilizable, debido a la ocupación de las mismas, ya sea por grupos armados o porque sirven de refugio para los desplazados.

Las cifras publicadas aparecen en la misma semana del sexto aniversario del levantamiento contra el presidente sirio, Bashar Al-Assad, que trajo como consecuencia de la guerra.

Según el estudio, los niños son las primeras víctimas de la guerra. El organismo advierte que para la generación joven de Siria, las oportunidades profesionales y la atención médica es muy escasa, lo cual deriva en consecuencias como el trabajo infantil, el matrimonio prematuro y el combate.

Igualmente, la cifra de niños reclutados por grupos armados es de 851, lo cual representa el doble de menores, en comparación al año anterior.

Fuente de la Noticia:

http://www.telesurtv.net/news/Unicef-2016-fue-el-peor-ano-para-los-ninos-en-Siria-20170313-0027.html

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Una oportunidad escolar para niños desplazados de Siria en el Líbano

Siria/20 marzo 2017/Fuente: Levante

La ONG Cooperación Internacional y la Agencia de Comunicación Social Alberto Pla lanzan «Jo Vaig a l´Escola».

Cuando el conflicto sirio marca su sexto aniversario, la ONG Cooperación Internacional y la Agencia de Comunicación Social Alberto Pla se han desplazado hasta El Valle de la Beká en la frontera entre el Líbano y Siria para llevar a cabo el proyecto «Jo Vaig a l’Escola».

Mediante la realización de un documental en los campos de refugiados Ale Askar Camp y Alfarah Camp, y con la colaboración de organizaciones españolas como Movimiento Por la Paz–MPDL, CIVES Mundi y ONG Rescate, se busca concienciar a los alumnos españoles sobre la importancia de la educación a través de la población siria refugiada, mostrando las escuelas como puertas de desarrollo y esperanza.

Según ACNUR son más de 1,2 millones los refugiados sirios los que se agolpan en el valle que separa el Líbano con Siria aunque Sandra Dacosta, cooperante responsable de CIVES Mundi en el Líbano asegura que la cifra puede duplicarse.

El proyecto educativo y de sensibilización financiado por la Generalitat Valenciana se implantará en las aulas a partir del próximo mes de abril en formato talleres y servirá también de altavoz de las familias refugiadas para aumentar la ayuda internacional en las numerosas carencias que sufren a diario.

Cooperación Internacional ONG Área del Levante es una organización que trabaja con el propósito de inculcar una cultura solidaria entre los jóvenes, promoviendo el voluntariado y la participación social. Por su parte, la Agencia de Comunicación Social de Alberto Pla lleva desarrollando proyectos junto a organizaciones en India, Mozambique, El Salvador o Haití.

Fuente noticia:http://www.levante-emv.com/solidarios/2017/03/20/oportunidad-escolar-ninos-desplazados-siria/1543412.html

Fuente imagen:http://static2.todanoticia.com/tn2/uploads/news_image/2013/08/23/niños.jpg

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Entrevista a Pierre Krähenbühl: «Israel sabía dónde estaban las escuelas que bombardeó en Gaza»

Entrevista a: Pierre Krähenbühl

EL ESPAÑOL habla con el Comisionado General de la ONU para los Refugiados Palestinos sobre los retos que enfrenta esta comunidad tras 70 años de conflicto.

Como parte de la nueva doctrina de su política exterior, Donald Trump ha amenazado con cortar la financiación a aquellas agencias de la ONU que se han mostrado críticas con Israel. En el punto de mira se encuentran el Consejo de Derechos Humanos, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) o la UNRWA (la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos).

EL ESPAÑOL habla de ello con el Comisionado general de UNRWA, Pierre Krähenbühl, en su reciente paso por Madrid. De origen suizo, este funcionario europeo tiene a sus espaldas 25 años de experiencia en conflictos armados de medio mundo, habiendo trabajado durante más de una década en la organización neutral por naturaleza, el Comité Internacional de la Cruz Roja. En esta entrevista explica además los principales retos a los que se enfrenta la mayor comunidad de refugiados del mundo, hoy relegada en foros políticos y mediáticos tras las tragedias surgidas de conflictos regionales como los de Siria, Iraq, Libia o Yemen.

Después de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, el Ejecutivo israelí ha aprobado la construcción masiva de asentamientos o propuesto el traslado de la embajada norteamericana de Tel Aviv a Jerusalén. ¿Han estudiado cómo podrían afectarles algunas de estas medidas?

No, porque es pronto para valorarlo. En una situación como la de Gaza sí hay que tomar en cuenta la posibilidad de que pueda haber un conflicto armado en el futuro y hay que prepararse. También hay que prepararse para que haya más colonias y que eso tenga un impacto. Lo que pueda pasar con la cuestión de la embajada es una cuestión política, pero evidentemente hay una serie de cosas que pueden suceder.

Entre ellas estarían los recortes a la aportación que EEUU hace anualmente a la ONU, como ha sugerido en alguna ocasión Trump. Agencias como la UNESCO o la UNRWA podrían verse directamente afectadas por haber sido críticas con Israel. ¿Se han planteado este escenario?

Los Estados Unidos han sido de manera constante el mayor contribuyente al presupuesto general de Naciones Unidas, donde las aportaciones de los países son voluntarias. No conviene especular sobre eso. De momento, no ha habido ninguna señal específica hacia UNRWA así que es mejor seguir con el diálogo y ya veremos lo que sucede.

Lo que sí estamos presenciando es cómo la doctrina de ‘mano dura’ de gobernantes del estilo Trump, Vladimir Putin, Recep Tayyip Erdogan o Bashar Al Assad se está extendiendo por una Europa cada vez más encerrada en sí misma. Una Europa que ha cerrado varias de sus fronteras a miles de refugiados. Como persona que trabaja con ellos, ¿cómo ve usted el futuro?

Hay una herencia de la segunda Guerra Mundial, que queda recogida en la Carta de Naciones Unidas o en la Convención de Refugiados de 1951 y que muchas personas consideran como algo de un tiempo pasado. Tenemos que decidir si queremos vivir en un mundo que se rija por un marco legal internacional reconocido o en otro. Me parece muy importante que los países europeos no abandonen su compromiso histórico con estas Convenciones y lo digo porque a menudo son ellas los que las ponen como ejemplo para decirles a los países de América Latina, de África, de Asia lo que tienen que hacer.

Pero hemos visto que los convenios se han violado en propio suelo europeo. Un ejemplo es el acuerdo firmado entre la UE y Turquía tras la llegada masiva de refugiados. Varias organizaciones de DD.HH., incluida la ONU, denunciaron que contravenía el Derecho Internacional…

Hay un riesgo de que el sistema internacional se desmorone y Europa tiene que preguntarse qué tipo de futuro quiere gestionar. No podemos utilizar estos marcos de derecho internacional para imponérselos a otros si no estamos listos para aplicárnoslos. No obstante, hay que decir también que ha habido varios países europeos que han sido muy abiertos a la hora de recibir a refugiados. Hay que entender que pueda haber reacciones de miedo entre la población que se pregunta qué va a pasar. Por otro lado, ha habido manifestaciones de solidaridad que han influido en algunos procesos políticos europeos.

Con el brexit, en el Reino Unido, ha sucedido justo lo contrario. O lo que está pasando en Hungría, Austria o más cerca, en Francia, con la ultraconservadora Marine Le Pen con opciones reales de llegar al poder. Como persona que está en contacto con los representantes de algunos de estos líderes, ¿tiene la impresión de que las aguas son cada vez más turbulentas?

Así es, por eso mi papel es describir la situación que viven los refugiados en países como Siria, Líbano o Gaza y explicar por qué hay que respetar sus derechos. El papel de cómo acogerles en Europa es competencia de ACNUR (la Agencia de la ONU para los refugiados), no nuestra. Lo que sí puedo dar es un ejemplo, mi propio país, Suiza. Si en Líbano hay una población de cuatro millones de habitantes, en Suiza somos ocho. En Líbano han acogido a más de un millón y medio de refugiados, lo que significa que en Suiza tendríamos que haber acogido, en términos proporcionales, a unos 3 millones, ¡y ya tenemos debates emocionales por acoger solo a 3.000!

Resulta paradójico que países de Oriente Próximo con recursos mucho más limitados sean los más solidarios.

Es cierto que Europa tiene ahora sentimientos encontrados de miedo y solidaridad. Durante muchos años, sus dirigentes pensaron que los problemas del Medio Oriente se iban a quedar allí y que si uno no entraba en sus procesos políticos no habría consecuencias. Eso refuerza mi mensaje de que lo más importante hoy en día es legitimar la acción política y la negociación. Europa ya no es ajena a lo que ocurre en el Medio Oriente.

Siria…Aún tenemos esa imagen en la retina, también de 2014, en el campo de refugiados de Yarmouk, (Damasco) con miles civiles desesperados que salieron de las ruinas para recibir la ayuda de la UNRWA. Muchos eran palestinos…

Sí. Es una comunidad que enfrenta el doble trauma: el trauma de los abuelos, de los padres y ahora una nueva generación de refugiados de Palestina que tienen que vivir la experiencia de la pérdida de hogares, empleos, la pérdida de miembros de su familia por la catástrofe que es el conflicto en Siria. La generación más joven que no tenía la experiencia del ’48 (primera guerra árabe-israelí) o del ’67 (guerra de los Seis Días) ahora entiende lo que todo eso representa.

¿En qué situación están ahora?

Antes del conflicto en Siria había 560.000 refugiados de Palestina en Siria, hoy quedan 440.000 o sea que 120.000 huyeron del país, 32.000 están en el Líbano y 16.000 fueron a Jordania, países en los que también trabajamos. Aquí les hemos integrado en nuestros programas. Les apoyamos con asistencia como ya hacíamos con los refugiados palestinos que estaban allí. Los demás que salieron de la región y llegaron a Europa, Brasil, Asia salen del ámbito del trabajo de UNRWA.

Hablando de procesos políticos. En Oriente Próximo llevan 70 años con un proceso político enquistado, el conflicto israelopalestino. ¿El mundo lo ha olvidado?

Cuando uno piensa lo que significan siete décadas sin una solución política a la situación que produjo un desplazamiento forzoso inicial de 700.000 personas (1948), es tremendo. Una comunidad que hoy supera los 5 millones de personas, que no ve horizonte político ni personal (empleo, libertad de movimiento, etc) y sobre la que se acumulan las presiones. No, no se puede olvidar a la misma población que tiene Noruega, Madrid o Singapur en medio de este Medio Oriente tan inestable.

Hay gente que dice que la propia UNRWA se ha convertido en un problema más a resolver dentro del conflicto, que afianza la falta de perspectivas de los palestinos creando dependencia…

Hay que explicar dos cosas. Una es que la intención nunca era la de necesitar una organización como UNRWA durante décadas, la idea era acompañar a una comunidad de refugiados unos meses o un par de años hasta que se lograra la solución política. Una forma de fracaso internacional es la ausencia de ella, lo que implica, precisamente, que tengamos que mantener nuestras actividades. Esto nunca fue la idea inicial. Por otra parte, desde 1950 dos millones de refugiados palestinos han salido de nuestras escuelas. Algunos no han logrado encontrar un empleo, pero muchos sí y me los encuentro en Argentina, Brasil, Chile, EEUU, Europa, en los países del Golfo, en la misma Palestina. Estamos contribuyendo a desarrollar la columna vertebral de un futuro Estado Palestino, ayudando a una base que puede contribuir a una situación mucho más estable en el futuro.

Dos niños juegan en una calle de Gaza.

Dos niños juegan en una calle de Gaza. Khalid Atif Hasan UNRWA

Pero casi dos millones de palestinos hoy, con educación o no, no pueden salir de sitios como la Franja de Gaza. Este año se cumple una década del bloqueo impuesto por Israel…

La asistencia sigue siendo necesaria porque no hay otra salida. Al mismo tiempo hay que tener un discurso muy claro. El bloqueo de Israel es ilegal. Si seguimos así en Gaza no solamente vamos a tener una situación insostenible pronto sino que también van a faltar todas las condiciones básicas para la supervivencia. La actividad de UNRWA es apoyar y aliviar el sufrimiento en este sentido y tener un discurso público claro sobre las consecuencias de la ausencia de solución política para que los que tienen esa responsabilidad hagan su trabajo.

Usted, como representante de la Agencia de la ONU que nació precisamente para darles asistencia y protección, ha dicho en su última conferencia en Madrid que los refugiados palestinos viven hoy peor que antes. ¿Cómo explica eso?Cuando digo que la situación es peor es porque el espacio político que se abrió con el Proceso de Oslo se ha cerrado. Ya no hay proceso político serio y eso, con todos los conflictos regionales, ha empeorado las perspectivas para los palestinos aunque el apoyo que han recibido haya sido muy importante. Las actividades que hacemos en Gaza son inmensas. Apoyamos a 1 millón de personas con ayuda alimentaria. Al mismo tiempo es una cifra escandalosa porque nunca debería suceder en Gaza donde la gente tiene altos niveles de educación. Medio millón de alumnos acuden a nuestras 700 escuelas. Hay que concienciar al mundo de que no todo se puede solucionar de parte de UNRWA.

Sigamos con Gaza. Durante la guerra de 2014, 44 personas que buscaron protección en siete de sus escuelas murieron (más de 200 resultaron heridas) por bombardeos israelíes. ¿En qué punto está la investigación?

La investigación que hizo Naciones Unidas estableció la responsabilidad de Israel en esos siete casos. Lo que ocurra después de esa investigación es algo que sale de mis manos porque es un proceso que continúa en Nueva York entre Naciones Unidas y los israelíes a nivel político. Nosotros hicimos el trabajo que había que hacer con la contribución de todos los datos que teníamos sobre esos acontecimientos.

Datos como las coordenadas que le pasaron al ejército israelí para evitar precisamente que bombardearan sus instalaciones…

Lo notificamos, sí. En el caso de la escuela de Jabalia se hizo 17 veces; en la de Rafah, 33 veces. Todo el mundo sabía donde estaban, Israel también. Ahora, yo no soy un juez militar que pueda dictaminar si los bombardeos de las escuelas sucedieron con intención porque en un caso tan complejo como el de Gaza, donde hubo una guerra en un ámbito tan urbanizado, este tipo de situaciones pueden darse. Justamente por eso notificamos el lugar exacto de nuestras escuelas y, si usted toma la parte positiva de eso, hay otros 300.000 desplazados que sí pudimos proteger.

Eso es difícil de explicar a las familias de las víctimas…

Estoy de acuerdo. Lo ocurrido es inaceptable, pero protegimos a 300.000 y eso es una vez y media la población de mi ciudad, Ginebra. No es poco. Nosotros también perdimos a 11 colegas en 50 días, algo que muy pocas organizaciones pueden decir haber experimentado.

¿Esperan una indemnización por parte de Israel?

Después del conflicto de 2009 hubo un proceso similar al que se esta realizando ahora mismo en Nueva York y que contribuyó a la primera indemnización por parte de Israel. El proceso que se inició tras la guerra de 2014 no se ha concluido todavía y no sabemos si habrá indemnización o no en este caso. Es algo que se discute entre la sede y con los israelíes.

El ejército israelí siempre alegó que Hamás escondía armas en esas escuelas. ¿Las había?

No, eran solo componentes. No fueron cohetes como tal ni nada parecido. Los grupos palestinos las pusieron en instalaciones o escuelas vacías donde no había desplazados durante la guerra y nosotros las descubrimos en inspecciones que la UNRWA organizó. Igualmente, lo condenamos públicamente porque violaron la neutralidad de nuestras instalaciones. Lo mismo que con los bombardeos israelíes sobre nuestras escuelas. Yo mismo hice un briefing al Consejo de Seguridad desde Gaza para también condenar esta situación.

En marzo de 2014, usted asume el Comisionado de la UNRWA. Meses después llegaría la guerra más sangrienta entre Israel y Hamás en la Franja. Su organización estaba en el punto de mira de todas las partes. ¿Tuvo ganas de abandonar?

No, qué va… Uno no se rinde cuando hay dificultades. Para ningún conflicto armado hay soluciones simples. Suele ser al contrario. Lo que siempre me impresiona en esos momentos es el coraje de la gente que sobrevive en el contexto, cómo buscan sus propias soluciones.

Evidentemente, a veces fallamos y no logramos resultados impresionantes. Siempre habrá críticas, es parte del trabajo, lo acepto, pero cuando pienso en que hemos protegido a 300.000 personas durante este conflicto en medio del desastre, eso fue un logro increíble

Fuente: http://www.elespanol.com/mundo/oriente-proximo/20170317/201480332_0.html

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