Page 1137 of 2418
1 1.135 1.136 1.137 1.138 1.139 2.418

El victimismo y el folclorismo postergan las luchas indígenas

Por: Ollantay Itzamná

Cuando observamos los empinados caminos de los pueblos indígenas en países con poblaciones mayoritariamente indígenas, como Bolivia y Guatemala, constatamos que los siglos de historias de sufrimientos son muy similares. Incluso bajo el colonialismo interno de estados republicanos bicentenarios.

Pero, la actitud y las inconclusas historias emancipatorias emprendidas por dichos pueblos son diferentes en estos dos países. Los pueblos andino amazónico de Bolivia avanzan en el ejercicio y defensa de sus derechos sociopolíticos y económicos, mientras en Guatemala, en buena medida, los pueblos indígenas aún no logran dar el salto de los derechos culturales (culturalismo) hacia el ejercicio de los derechos políticos (para disputar y ejercer poder).

La explicación de intelectuales indígenas y no indígenas sobre este atasco culturalista es: hay miedo en los pueblos indígenas, fruto de la guerra interna, para transitar hacia los derechos políticos. Aunque, en los hechos, en las comunidades indígenas en resistencia se constata todo, menos miedo.

¿Por qué los pueblos indígenas de Bolivia dieron saltos significativos en sus agendas emancipatorias, y en Guatemala aún no ocurre ello?

Rol de la memoria histórica de las luchas

En Bolivia, el siglo XVIII estuvo encumbrado por la rebelión encabezada de la pareja legendaria de Túpac Katari-Bartolina Sisa; el siglo XIX, con Zárate Villka, y continuas sublevaciones indígenas; el siglo XX, con el movimiento indianista/katarista (que sistematizó y socializó la agenda política indígena); el siglo XXI con el movimiento indígena-campesino que construye el Estado Plurinacional.

En Guatemala, no están registradas o debidamente registradas las revueltas o sublevaciones indígenas en la historia. Las luchas del pueblo quiché, mam, q’echí… son prácticamente desconocidas.

Aunque, sí existe, en Guatemala, literatura sobre la dimensión cultural de los sucesos históricos (sobre todo antropología rescatista o culturalista). Estos esfuerzos de investigaciones culturalistas fueron o son financiados, en buena medida, por cooperación internacional (como la USAID) o universidades privadas como la Universidad del Valle (con una intencionalidad política definida).

Rol del “academisismo” indígena.

Para inicios del presente siglo, la población indígena en Bolivia estaba absolutamente excluida de la academia. Por eso, en un foro continental, en la ciudad de Antigua, Guatemala, una quechua boliviana, hace algunos años atrás, desafiaba a indígenas guatemaltecos en los siguientes términos: Nosotras, sin títulos universitarios, hicimos los cambios en Bolivia. Aquí en Guatemala Uds. tiene bastantes profesionales indígenas…”. Y, efectivamente, en Guatemala hay más cantidad de indígenas profesionales que en Bolivia

Pero, por las condiciones coloniales, el o la indígena, cuanto más títulos o grados académicos posee, más doctrinero/a de la colonización se vuelve. En Guatemala existen muchos profesionales indígenas, pero, en su mayoría, desterritorializados y “despolitizados”, compitiendo entre sí por ventanillas en el Estado etnofágico y/o en la cooperación u ONG “apolíticos”. A ellos/as, casi nunca se los mira ni en las calles, ni en las comunidades ejerciendo el derecho a la resistencia creativa, junto a los suyos.

Por eso, mientras profesionales indígenas ejecutan proyectos sobre derechos culturales, los pueblos y comunidades indígenas debaten y plantean restitución de sus territorios, autodeterminación, Estado Plurinacional, proceso de Asamblea Constituyente Popular y Plurinacional.

En buena cuenta, el culturalismo y la victimización son más rentables económicamente para muchos/as indígenas graduadas y posgraduadas que impulsar procesos de cambios estructurales y profundos en el país.

Rol de la cooperación internacional culturalista y apolítica

Los Acuerdos de Paz cultivó la proliferación de ONG, becas de estudio para indígenas, etc. Pero, todo estaba orientado al culturalismo o al afianzamiento del libre mercado. Consecuencia de ello tenemos ingentes cantidades de ONG indígena o no, aún ejecutando proyectos centrados exclusivamente en “derechos culturales”. Nunca para el ejercicio de derechos políticos (porque las ONG y sus profesionales tienen que ser apolíticos)

Las agencias de cooperación, las ONG, las universidades privadas y el Estado cooptaron, casi en su totalidad a los profesionales indígenas. Y lo más difícil, grandes sectores del mundo indígena aún cree que los profesionales son portadores de verdad y benignidad para los pueblos. Así, el colonialismo interno estatal ya no requiere de doctrineros mestizos para controlar a los pueblos indígenas.

Bolivia tuvo la dicha de no tener Acuerdos de Paz, ni contar con cooperación en las dimensiones que Guatemala tuvo. El Bolivia, el sistema neoliberal se impuso, sin el aceite de los Acuerdos de Paz, y los pueblos indígenas se sublevaron sin mayores distracciones culturalistas.

Rol del pentecostalismo indigenista

Guatemala aventaja a Bolivia, no sólo en la megadiversidad de trajes e idiomas indígenas, sino también en la cantidad de “guías espirituales”. Pero, estos guías, en su gran mayoría, también son “apolíticos”. Únicamente se ocupan de la dimensión espiritual de la realidad. Espiritualismo, en otros términos.

En Bolivia, los yatires (sacerdotes andinos, en aymara) para ejercer su labor no requieren de la credencial oficial emitida por el Estado. En Guatemala, sí. Por eso, en Bolivia, en las protestas y movilizaciones indígenas casi nunca faltan ceremonias performativas y ofrendas a la Madre Tierra (también como signo de protesta o celebración). En Guatemala, el espiritualismo o pentecostalismo apolítico permea a indígenas y cristianos casi por igual.

Aquí o allá, sin una espiritualidad y mística transformadora, cualquier intento de cambios profundos será siempre más difícil.

Comparte este contenido:

América Latina amenazada con retroceder

Por: Frei Betto.

En ningún otro continente hay, en las últimas tres décadas, cambios tan significativos como en América Latina y el Caribe.  Son grandes los desafíos que se presentan en los 33 países, con 600 millones de habitantes.

Después del fracaso del TLCAN (Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Canadá y México, y Chile como asociado), y el rechazo de la propuesta del ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas) por la mayoría de los países del Continente, éste inició su recorrido por un camino propio.  América Latina y el Caribe alcanzaron, al fin, su mayoría de edad.

Muchos factores contribuyeron a este avance.  Primero, la resistencia de la Revolución Cubana, que no sucumbió frente a las agresiones de EEUU ni como consecuencia de la caída del Muro de Berlín y del fracaso de la Unión Soviética.

Vino luego el rechazo electoral a los candidatos que encarnaban la propuesta neoliberal y la victoria de aquellos identificados con las demandas populares, en especial de los más pobres: Chávez, Daniel Ortega, Lula, Bachelet, Kirchner, Mujica, Correa, Morales, etc.  Varios organismos fueron creados para fortalecer la integración continental: Alba, Celac, Telesur, Unasur, Caricom, Aladi, Parlatino, Sica, etc.

Muchas dificultades, sin embargo, se configuran en el horizonte.  En esta economía globalizada y hegemonizada por el capitalismo neoliberal, la crisis de monedas fuertes, como el dólar y el euro, afecta negativamente a los países del continente.  Aunque hay avances en el combate a la pobreza extrema, aún hoy la región alberga millones de miserables; los salarios pagados a los trabajadores son bajos frente a los costos inflacionarios de las necesidades vitales; la desigualdad social crece vertiginosamente (de los 15 países más desiguales del mundo, 10 se encuentran en el Continente).

En Europa, donde la crisis económica desempleó a más de 30 millones de personas, la mayoría jóvenes, ya no hay una izquierda capaz de proponer alternativas.  El Muro de Berlín se derrumbó sobre la cabeza de partidos y militantes de izquierda, casi todos cooptados por el neoliberalismo.  Y ahora, los atentados terroristas refuerzan la xenofobia, la política de puertas cerradas a los refugiados, y los partidos de derecha que defienden una “Europa para los europeos” y un Estado policial.

En los países de Celac, la histórica dependencia de sus economías al mercado externo da indicios de una crisis que tiende a agravarse.  Los índices de crecimiento del PIB caen; la inflación resurge; y se agravan la desindustrialización y el éxodo rural con la consiguiente expansión del latifundio.

El ‘pobretariado’

No basta con tener discursos y políticas progresistas si no encuentran correspondencia y adecuación en los programas económicos.  Y nuestras economías siguen bajo presión de países metropolitanos; de organismos completamente controlados por los dueños del sistema (FMI, Banco Mundial, OCDE, etc.); de un sistema de tarifas, en particular del precio de los alimentos, intrínsecamente injusto, y según el cual los beneficios privados del mercado tienen más importancia que la vida de las personas.

El Banco Mundial (BM) alerta que 241 millones de latinoamericanos pueden caer en la pobreza.  Es lo que Bauman llamó precarización y yo, ‘pobretariado’.  Estos 241 millones ni son pobres, ni pueden ser considerados de clase media.  Y constituyen el 38% de la población del continente, en la que se consideran pobres todos los que se ven obligados a sobrevivir con menos de 4 dólares al día.

Hoy, la mitad de la población adulta de América Latina vive del trabajo informal, debido a la crisis económica que afecta a países emergentes como Brasil, México, Argentina y Venezuela.

Desde que los españoles y los portugueses llegaron a nuestra tierra natal, la economía continental depende de la exportación de productos primarios, hoy conocidos como materias primas.  Sin embargo, los grandes importadores, como China y Europa Occidental, dan señales de declive.

Hoy, se consideran pobres, en América Latina, 167 millones de personas, y 71 millones son miserables (sobreviven con un máximo de US $ 1 por día).  En Brasil, la miseria ya alcanza el 12% de la población, y se agrava por el ajuste fiscal del gobierno golpista de Temer, que afecta a las políticas sociales e inhibe el crecimiento del PIB.

Todos los gobiernos progresistas que hoy se congregan en la Celac, saben que fueron elegidos por los movimientos sociales y por los segmentos más pobres que constituyen la mayoría de la población.  Sin embargo, ¿hay un efectivo trabajo de organizar los segmentos populares? ¿Los movimientos sociales son protagonistas de políticas de gobiernos o meros beneficiarios de programas de carácter asistencialista y no emancipatorio de combate a la pobreza?

¿Cómo los gobiernos democráticos populares de América Latina tratan a los segmentos de la población beneficiados por las políticas sociales? ¿Hay un empeño de intensa alfabetización política de la población o se disemina una mentalidad consumista?

Individualismo y el conservadurismo

Es innegable que el nivel de exclusión y miseria causado por el neoliberalismo exige medidas urgentes que no escapan al mero asistencialismo.  Sin embargo, tal asistencialismo se restringe al acceso a beneficios personales (bono financiero, escuela, atención médica, crédito facilitado, dotación de productos básicos, etc.), sin que haya complementación con procesos pedagógicos de formación y organización políticas.

Se crean, así, reductos electorales, sin adhesión a un proyecto político alternativo al capitalismo.  Se dan beneficios sin suscitar esperanza.  Se promueve el acceso al consumo, sin propiciar el surgimiento de nuevos protagonistas sociales y políticos.  Y lo que es más grave: sin percibir que, en el seno del actual sistema consumista, cuyas mercancías reciclables están impregnadas de fetiche que valoran al consumidor y no al ciudadano.  El capitalismo post neoliberal introduce “valores” – como la competitividad y la mercantilización de todos los aspectos de la vida y de la naturaleza, reforzando el individualismo y el conservadurismo.

Nuestros gobiernos progresistas, en sus múltiples contradicciones, critican al capitalismo financiero y al mismo tiempo promueven la bancarización de los segmentos más pobres, a través de tarjetas de acceso a beneficios monetarios, a pensiones y salarios, y de la facilidad de crédito, a pesar de la dificultad de pagar los intereses y la liquidación de las deudas.

El peligro es fortalecer, en el imaginario social, la idea de que el capitalismo es perenne (“La historia acabó”, proclamó Francis Fukuyama), y que sin él no puede haber proceso verdaderamente democrático y civilizatorio.  Lo que significa demonizar y excluir, aunque por la fuerza, todos los que no aceptan esa “obviedad” son considerados terroristas, enemigos de la democracia, subversivos o fundamentalistas.

Esta lógica se refuerza cuando, en campañas electorales, los candidatos de izquierda acentúan, enfáticamente, con la confianza en el mercado, la atracción de inversiones extranjeras, la garantía de que los empresarios y banqueros traerán mayores ganancias, etc.

¿Hacia reformas estructurales?

Por un siglo la lógica de la izquierda latinoamericana jamás se enfrentó a la idea de superar el capitalismo por etapas.  Este es un dato nuevo, que exige mucho análisis para implementar políticas que impidan que los actuales procesos democráticos populares sean revertidos por el gran capital y por sus representantes políticos de derecha.

Este desafío no puede depender sólo de los gobiernos.  Se extiende a los movimientos sociales y a los partidos progresistas que, cuanto antes, necesitan actuar como “intelectuales orgánicos”, socializando el debate sobre avances y contradicciones, dificultades y propuestas, para ensanchar siempre más el imaginario centrado en la liberación del pueblo y en la conquista de un modelo de sociedad post-capitalista, verdaderamente emancipatorio.

La cabeza piensa donde pisan los pies.  Nuestros gobiernos progresistas corren el serio riesgo de verse sucumbidos por la contradicción entre política de izquierda y economía de derecha, si no movilizan al pueblo para implementar reformas estructurales.  Y el principio del violín, que se aferra con la izquierda y se toca con la derecha…

Como decía Onelio Cardozo, las personas tienen “hambre de pan y de belleza”.  La primera es saciable; la segunda, inagotable.  Eso significa que el deseo humano, que es infinito, sólo dejará de ser rehén del consumismo y del hedonismo –tentáculos del neoliberalismo– si ha saciado su hambre de belleza, o sea, de sentido de existencia.

Esto no se alcanza apenas con más frijoles en el plato y más dinero en el bolsillo.  Será un sí, si existe una formación capaz de imprimir en cada ciudadano y ciudadana, la convicción de que vale la pena vivir y morir para que todos tengan vida, y vida en abundancia, como dijo Jesús (Juan 10, 10).  (Traducción CEAAL).

Fuente: https://www.alainet.org/es/articulo/193879

Fotografía: Alai

Comparte este contenido:

El acoso escolar entre pares, un mal casi cotidiano

Por: Sergio Ferrari

-La mitad de alumnos del secundario, en el mundo, ha sufrido violencia

-Mayor impacto en sectores sociales “marginados”

A pesar que la escuela debería ser un espacio seguro para la niñez y la juventud, la realidad parece contradecir esta hipótesis. Unos 150 millones de estudiantes de entre 13 y 15 años, a nivel planetario, reconocen haber sufrido algún tipo de violencia de parte de sus compañeros de clase.

Así lo señala el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) que publicó la primera semana de septiembre el InformeViolencia en las escuelas: una lección diaria. El mismo denuncia que la mitad de los niños en esa edad escolar ha sufrido algún tipo de violencia en las escuelas. En tanto 1 de cada 3 estudiantes de la misma edad ha soportado algún tipo de acoso, es decir, una escala mayor de maltrato psicológico, físico o emocional, a veces en forma repetida.

El acoso, precisa el informe, no se da solamente en el marco del colegio, sino también por Internet. “En un mundo digital, los acosadores pueden diseminar violencia, palabras e imágenes hirientes y humillantes tan solo con apretar un botón”.

La investigación indica también que tres de cada diez estudiantes de 39 países industrializados reconocieron haber acosado a otros compañeros.

El análisis de esta realidad según el sexo de los encuestados, muestra que, si bien niños y niñas se confrontan a riesgos semejantes, los jóvenes sufren especialmente violencia física o amenazas, en tanto las niñas se confrontan más a violencia psicológica.

La población LGTBI, los infantes pertenecientes a minorías étnicas y aquellos con capacidades diferenciadas, son más vulnerables a sufrir violencia de parte de sus pares, subraya el estudio de la UNICEF.

En cuanto a las consecuencias de esta realidad, los niños y niñas que son víctimas de ciberacoso, son más propensos a consumir drogas o alcohol; en general tienen peores calificaciones escolares; confrontan mayores problemas derivados de la baja autoestima; tienen más complicaciones de salud; y son más susceptibles, incluso, de llegar al suicidio.

Este flagelo produce consecuencias directas en el proceso de aprendizaje. Por lo que la UNICEF propone implementar políticas y leyes de protección al estudiantado; llama a reforzar las medidas de prevención y respuesta en las escuelas; e insta a las comunidades e individuos a sumarse a los estudiantes en sus denuncias. Y, adicionalmente, propone recopilar los datos de la violencia contra niñas y niños en las escuelas y fuera de las mismas, compartiendo y divulgando, también aquellas experiencias positivas para confrontarla.

Comentando el Informe, Henrietta Fore, Directora Ejecutiva de la UNICEF enfatizó que “la educación es fundamental para construir sociedades pacíficas y, sin embargo, para millones de niños la escuela no es un lugar seguro”. Reconociendo que “los estudiantes se enfrentan cada día a múltiples peligros, como peleas, la presión de unirse a las bandas, acoso (personal o por Internet), disciplina violenta, agresiones sexuales y violencia armada”.

Otro informe de la misma organización de Naciones Unidas dado a conocer en el 2017 había revelado, por otra parte, datos dramáticos sobre el impacto de las guerras en la niñez y la juventud. Según el mismo, unos 158 millones de infantes y adolescentes viven en situaciones de guerra o conflicto.

*Sergio Ferrari, desde las Naciones Unidas, Ginebra, Suiza

*Fuente: https://www.alainet.org/es/articulo/195196

Comparte este contenido:

¿Enfrentar la guerra de quinta generación con arcos y flechas?

Por: Aram Aharonian. Alai.

Alrededor del mundo, una inmensa gama de organismos gubernamentales y partidos políticos están explotando las plataformas y redes sociales para difundir desinformación y noticias basura, ejercer la censura y el control y socavar la confianza en la ciencia, los medios de comunicación y las instituciones públicas.

El consumo de noticias es cada vez más digital, y la inteligencia artificial, el análisis de la Big Data (que permite a la información interpretarse a sí misma y adelantarse a nuestras intenciones) y los algoritmos de la “caja negra” son utilizados para poner a prueba la verdad y la confianza, las piedras angulares de la llamada sociedad democrática occidental.

Son muy pocos los dueños de la infraestructura que permite el uso de la Internet en todo el mundo, y también los servicios que sobre ella se brindan. La propiedad de los cables de fibra subacuáticos, las empresas que se alojan y controlan el NAP de las Américas, los grandes centros de datos como Google, Facebook, Amazon o los llamados “servicios en la nube” como Google Drive, Amazon, Apple Store, OneDrive, veremos que son corporaciones trasnacionales, en su mayoría con capitales estadounidenses.

 Hoy, de las seis principales firmas que cotizan en bolsa, cinco de ellas son del rubro de las TIC: Apple, Google, Microsoft, Amazon y Facebook.

Campo popular: aggiornar la lucha

Es que el mundo cambia constantemente, muchas veces al ritmo de la tecnología y pareciera que a la izquierda, a los movimientos y medios populares de comunicación, nos empujan a pelear en campos de batalla equivocados o ya perimidos, enarbolando consignas que no tienen correlato con este mundo nuevo.

Mientras, las corporaciones mediáticas hegemónicas desarrollan sus estrategias, tácticas y ofensivas en nuevos campos de batalla donde se pelea con nuevas armas, donde la realidad no importa, en lo que quizá ya ni se trata de la guerra de cuarta generación, la que ataca a la percepción y sentimientos y no al raciocinio, sino a una guerra de quinta generación, donde los ataques son masivos e inmediatos por parte de megaempresas trasnacionales, que venden sus “productos” (como el espionaje) a los Estados.

Hoy debiéramos estar más atentos a la integración vertical de los proveedores de los servicios de comunicación con compañía que producen contenidos, la llegada de los contenidos directamente a los dispositivos móviles, a la trasnacionalización de la comunicación, convirtiendo a la información en campañas de terrorismo mediático… mientras apenas denunciamos lo fácil que está siendo convertir a la democracia en una dictadura manejada por las grandes corporaciones

 Debiéramos estar atentos a los temas de vigilancia, manipulación, transparencia y gobernanza de Internet, al video como formato a reinar en los próximos años, estar atentos al hecho de que los mismos televisores se van convirtiendo en una pantalla más a donde llegan los contenidos manipulados por las grandes corporaciones.

Pero desde el campo popular seguimos reclamando la democratización de la comunicación y la información, creyendo que una distribución equitativa de las frecuencias de radio y televisión entre los sectores público, comercial y popular puede significar el fin de la concentración mediática. Estamos peleando guerras que ya no existen, cuando el campo de batalla está en Internet, en el Big Data, en los algoritmos, en la inteligencia artificial.

Cansa la insistencia discursiva anclada en el pasado y con una agenda diseñada en países centrales, que no incluyen nuestras realidades. Se insiste en una necesaria renovación de la izquierda, en la necesaria búsqueda de nuevos caminos -en las catarsis colectivas de seminarios, foros, reuniones, conciliábulos, escritos-, pero no se buscan soluciones específicas al aislamiento y endogamia de nuestros sitios populares, alternativos a los mensajes hegemónicos, comunitarios, populares.

Estos temas no están en la agenda de los movimientos, de los partidos ni de los gobiernos (incluso los progresistas), más preocupados por seguir con la satanización de las nuevas tecnologías, por la denunciología, que en definir estrategias y líneas de acción. Hoy los gobiernos de la restauración conservadora disparan contra Unasur, que en su momento de auge no pudo concretar un canal propio de fibra óptica, que al menos le hiciera cosquillas al control de las megacorporaciones.

Hoy, el escenario digital puede convertirse en una vía para la reconexión del progresismo con sus bases, y en particular con los jóvenes, que es como decir con el futuro. Pero, no se ha avanzado en una agenda comunicacional común, pero tampoco en temas estratégicos para el futuro de la soberanía tecnológica, como la gobernanza de Internet, el copyright, la innovación, el desarrollo de nuestras industrias culturales.

 Se habla de nuevos caminos, pero pocos parecen dispuestos a transitarlos, porque seguramente afectan su identidad, su memoria y su vida. Se insiste en denunciar la desinformación, la información basura, el terrorismo mediático (tenemos doctorados en denunciología y lloriqueo), pero no nos preparamos para aprender a usar las nuevas herramientas, las nuevas armas de una guerra cultural ciberespacial. Quizá el problema no sea formular, sino tener oídos dispuestos a intentar, dice el humanista Javier Tolcachier.

Cada sitio de medios y/u organizaciones sociales dirige sus mensajes a una masa crítica acotada, a los que ya están convencidos de su mensaje, en una gimnasia endogámica, sin definir una agenda propia, latinoamericanista, en defensa de los derechos humanos y de los trabajadores, una línea editorial que los pueda unificar y entonces entrar con fuerza en la guerra cultural, en la batalla de las ideas.

Sus lenguajes –y hablamos sobre la generalidad y por eso es de destacar los esfuerzos del mediactivismo de Fora de Eixo, Facción o Emergentes, por ejemplo- no se adecúan al momento histórico, cultural ni tecnológico. Están anclados en la denunciología, sin visibilizar las luchas, los anhelos, de los pueblos o sociedades que dicen representar.

El informe de Oxford

Un informe de Samantha Bradshaw y Philip Howard, investigadores de la Universidad de Oxford (Challenging Truth and Trust: A Global Inventory of Organized Social Media Manipulation), confirma que la manipulación de la opinión pública sobre las plataformas de medios sociales se ha convertido en una amenaza a la vida pública.

 En 2017, el primer inventario de las tropas de ocupación cibernéticas globales realizado por estos investigadores arrojaron luz sobre la organización mundial de la manipulación de los medios de comunicación social por gobiernos y actores de partidos políticos. Este año revela las nuevas tendencias de manipulación organizada de los medios, y sus cada vez más crecientes capacidades, estrategias y recursos en las que se apoya este fenómeno, con evidencias de campañas de la manipulación organizada de los medios en 48 países, 20 más que el año anterior.

 En cada país se constató que al menos un partido político o agencia gubernamental usaba los medios de comunicación social para manipular a la opinión pública nacional, en países donde los partidos políticos diseminan desinformación durante las elecciones, o donde la institucionalidad se siente amenazada por noticias basura e injerencia extranjera en los asuntos internos, y desarrollan sus propias campañas de propaganda cibernética.

En una quinta parte de estos 48 países, sobre todo en los del sur global, se hallaron pruebas de campañas de desinformación operando sobre las aplicaciones de chat como WhatsApp, Telegram y WeChat. La manipulación de las redes es un gran negocio, donde gobiernos, fundaciones, ONGs y partidos políticos han gastado más de 500 millones de dólares en investigaciones, desarrollo e implementación de operaciones psicológicas y manipulación de la opinión pública a través de internet.

 En algunos países esto incluye “esfuerzos para contener al extremismo”, pero en la mayoría de los países esto implica la propagación de noticias basura y desinformación durante las elecciones, las crisis militares y complejos desastres humanitarios.

La Guerra de Quinta Generación

Si la guerra de primera generación se basa en movilizar la mano de obra, la segunda en el poder de fuego y la tercera en la libertad de maniobra, los paradigmas cambian sustancialmente en la de Cuarta Generación, donde tanto los recursos empleados como los objetivos e intereses a alcanzar engloban tanto al interés público como privado (intereses de corporaciones). La idea principal es que el Estado ha perdido su monopolio de la guerra, y a nivel táctico incluye desde el aspecto armamentista al psicológico.

Dada la enorme superioridad tecnológica alcanzada durante la etapa anterior frente a esta asimetría de fuerzas entre contendientes, solo es concebible el uso de fuerzas irregulares ocultas que ataquen sorpresivamente al enemigo, tratando de provocar su derrota al desestabilizar a su rival, con el uso de tácticas no convencionales de combate.

En la Guerra de Quinta Generación (también denominada guerra sin límites), introducida desde el 2009 como concepto estratégico operacional en las intervenciones EEUU-Otan, no interesa ganar o perder, sino demoler la fuerza intelectual del enemigo, obligándolo a buscar un compromiso, valiéndose de cualquier medio, incluso sin uso de las armas. Se trata de una manipulación directa del ser humano a través de su parte neurológica (ondas biaurales y componentes de cristales de magnetita del cerebro y los métodos sobre sus posibles manipulaciones).

Y los medios masivos y las redes sociales son parte integral del esquema de esta guerra, para generar desestabilización en la población a través de operaciones de carácter psicológico prolongado; se busca afectar la psiquis colectiva, afectar la racionalidad y la emocionalidad, además de contribuir al desgaste político y a la capacidad de resistencia.

 Y se cuenta con mecanismos científicos de control total a través de no solo la manipulación de medio masivos de comunicación e información concentrados, sino también de sistemas financieros como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, miles de fundaciones y organizaciones no gubernamentales.

Zbigniew Brzezinski, exsecretario de Estado estadounidense, afirmaba que la clave estaba en el ataque al recurso emocional de un país por medio de la revolución tecnológica, La táctica para mantener la desintegración política en la sociedad consiste en crear complejos de inferioridad y en convertirse en referencia externa en todos los ámbitos, evitando que los proyectos y modelos colectivos o alternativos se consoliden en su identidad, pues la referencia será algo distinto a sí mismos; el mundo desarrollado y su modelo prevaleciente.

Los medios de difusión masiva se encargan de condicionar las mentes en las naciones subdesarrolladas, puesto que “el Tercer Mundo enfrenta, ahora, el espectro de las aspiraciones insaciables”, según escribía Brzezinski hace ya 44 años.

 Redes sociales, aislacionistas

Las redes sociales son un conjunto de plataformas digitales de esparcimiento e interacción social entre sus diversos usuarios, ya sean personas, grupos sociales o empresas, que permiten el envío de mensajes, la comunicación en tiempo real y la difusión de contenido de distintos modos, entre los usuarios que se encuentren conectados entre sí, es decir, que sean “amigos” o “seguidores” .

La aparición masiva de las redes sociales, dice la experta británico-ecuatoriana Sally Burch, han revolucionado nuestras sociedades, pero también han causado preocupación porque al no estar reguladas son aprovechadas para la desinformación, la imposición de imaginarios colectivos con la difusión de información falsa, creando realidades virtuales lejanas a las realidades reales, la apropiación de datos personales para fines comerciales y/o de manipulación política e, incluso, para conculcar la intimidad de los ciudadanos, invadiendo sus espacios de trabajo, educación, ocio e incluso de socialización.

Las redes sociales tienen acceso y manipulan los datos de sus usuarios (direcciones de correos, números telefónicos, aficiones, gustos, amigos), gentilmente proporcionados por ellos mismos a través de la construcción de sus propios perfiles. Su atractivo principal es la masividad: el mismo mensaje, información –o la misma publicidad tácita o encubierta- puede ser enviado a millones de personas a la vez, a través de las distintas plataformas (computadoras, tablets, celulares).

Operan en base a algoritmos que organizan la información para mostrarnos más de aquello que nos guste y menos de lo que no. Cuando validamos un comentario, una publicidad o una noticia, retroalimentamos el sistema para que se adapte aún más a nuestros gustos puntuales. Ya que los algoritmos privilegian el contenido semejante al que hemos elegido (con un “me gusta”), restringiendo las oportunidades de recibir información real, no filtrada, donde el usuario solo accede a opiniones semejantes a las suyas (un efecto antidemocrático, sin duda), agrega Burch.

Por ejemplo, un algoritmo usado por Facebook se basa en la afinidad (cantidad de veces que unos e conecta con otro, publicando en sus muros, validando –me gusta- sus contenidos. Su peso es la cantidad de interacciones que tiene una publicación y el tiempo hace que la información decaiga en interés y baje en la cola de la información.

Las desventajas de las redes sociales apuntan a la ruptura con la presencia de los otros, instándonos a dejar de socializar en persona, en la construcción de sociedades ciberdependientes, nichos donde no tiene cabida el pensamiento contrario, la otredad.

¿El fin de la transparencia?

 La consultora británica Cambridge Analytica (CA), la que protagonizó el escándalo por el uso de 87 millones de datos de usuarios de Facebook, si bien anunció el cese de todas sus operaciones, simplemente cambió de piel y seguirá sus manipulaciones, amenazando la transparencia de las elecciones en varios países, entre ellos Argentina, Colombia y México.

 La compañía británica culpó de su quiebra a las denuncias de manipulación política que inundaron los medios internacionales en los últimos, pero lo cierto (y que no dice) es que sus principales activos ya trabajan en una empresa con fines similares llamada Emerdata Limited, en cuyo consejo de administración aparecen una serie de nombres directamente vinculados con CA, según destapó en marzo Business Insider.

Alexander Taylor fue nombrado director de Emerdata el 28 de marzo en sustitución del dimitido Alexander Nix, quien reconoció que trabajó en elecciones en países de todos los continentes, incluyendo Estados Unidos, Reino Unido, Argentina, Nigeria, Kenia y República Checa, y debió alejarse a raíz de un vídeo grabado por la televisión británica con cámara oculta donde hizo toda clase de comentarios inapropiados como ofrecer grandes cantidades de dinero a un candidato y amenazarle con publicarlo, para intentar extorsionarlo.

Según Business Insider, entre los responsables de Emerdata aparece Johnson Chun Shun Ko, un ejecutivo chino de Frontier Services Group, la firma militar presidida por el prominente partidario de Trump Erik Prince, fundador de la contratista militar estadounidense Blackwater y “casualmente” hermano de la secretaria de educación de Estados Unidos, Betsy DeVos, pilar de la internacional capitalista Red Atlas.

El Observatorio en Comunicación y Democracia señala que recién cuando el escándalo tomó dimensión global, Facebook -.el principal agente empresarial involucrado en los cambios de tendencia en las urnas británicas (referendo por el Brexit) y estadounidenses (elección de Donald Trump) en 2016- reconoció que la consultora británica había accedido (¿o comprado?) a la información personal de al menos 87 millones de usuarios y la había utilizado para crear perfiles de votantes.

Facebook gestiona más de 300 millones de gigabytes en información personal de sus usuarios, un arsenal de perfiles que le permite disponer de una de las plataformas on line más importante del mundo, indispensable para beneficiarse de modelos de negocio que amplían consumidores y diversifican mercados al calor del incremento productivo de los robots y la automatización industrial.

Colofón

 Todo esto acontece apenas dos decenios después de que Sergey Brin y Larry Page registraran el dominio google.com y once de que Steve Jobs presentara en sociedad, en San Francisco, el primer iPhone. Mientras, Facebook sigue creando perfiles de usuarios y los algoritmos que usara Cambridge Analytica siguen a disposición de quien los quiera (o pueda) pagar.

Difícil que un país sólo tenga capacidad de desarrollar los niveles necesarios de respuesta para mantener y/o recuperar la soberanía en algunas áreas, y por eso es imprescindible la suma de voluntades –gobiernos, academia, movimientos sociales- para sumar fuerza de negociación en temas básicos como inteligencia artificial y el big data. No hay otra salida: debemos apropiarnos del big data para poder pensar en herramientas liberadoras.

La única forma de luchar en esta guerra de Quinta generación es poniéndose al día en lo que respecta a la inteligencia artificial, es en la posibilidad de montar nuevas plataformas que evadan los filtros de las grandes corporaciones, es en la necesidad de adueñarse de las armas, las herramientas para poder pelear en esta guerra cultural, de generar agendas propias de acuerdo a los intereses de nuestros pueblos.

 La carrera por una presión fiscal cada vez menor gana velocidad en los últimos años, de la mano de los gobiernos neoliberales y de los paraísos fiscales, que permiten la evasión y elusión fiscal, que a su vez priva a los gobiernos de obtener recursos para llevar a cabo políticas distributivas, agravando aún más la desigualdad

Si bien la desigualdad se redujo de manera considerable durante la última década en América Latina, de la mano de la actual ofensiva neoliberal –que tiene a los impuestos como uno de sus blancos a combatir–, el riesgo es su nivel vuelva a incrementarse.

El problema de la evasión fiscal ha ganado protagonismo entre la opinión pública en los últimos años gracias a la publicación masiva de los nombres de personas y entidades que utilizaban empresas y cuentas offshore en paraísos fiscales para evadir el pago de impuestos.

Los Panamá Papers en 2016 y los Paradise Papers en 2017 pusieron al descubierto el modus operandi de la evasión fiscal y a aquellos que hacían uso de ella, sindicando entre los evasores a presidentes latinoamericanos como el argentino Mauricio Macri, el colombiano Juan Manuel Santos y el chileno Sebastián Piñera, y excandidatos presidenciales como Doria Medina en Bolivia o Guillermo Lasso en Ecuador.

Pero según investigadores latinoamericanos, la publicación de los Papeles de Panamá obedecería a una gran estrategia de Washington para consolidar su posición en el mundo como un gran paraíso fiscal, en momentos en que tiene una grave crisis de liquidez. Con la publicación de esta investigación el dinero ya está buscando un refugio para ya no ser investigado y exhibido.

El investigador de la Universidad Autónoma Nacional de México, Ariel Noyola, afirma que este dinero vaya a parar a cualquiera de los cuatro paraísos fiscales que tiene EEUU: Delaware, Wyoming, Dakota del Sur o Nevada. Los principales bancos y fondos de cobertura de EEUU son los que colocan su dinero sin regular en los más de 30 paraísos fiscales que existen en el mundo, desde hace ya casi medio siglo.

El mensaje que dan los Papeles de Panamá es claro: señores empresarios y ciudadanos, su dinero no está seguro en Panamá como paraíso fiscal, deposítelo en EEUU, cuyos paraísos fiscales sí son seguros. A Noyola le llama la atención que en la investigación de los Panamá Papers no salieron a la luz nombres de empresas ni de ciudadanos estadounidenses.

Así, se podría interpretar que los fondos y la información que mantiene el territorio estadounidense en sus paraísos fiscales son impenetrables a estas estrategias de investigación y contrainformación. Y para demostrar su fiabilidad, los paraísos fiscales de EEUU tienen a su servicio al periódico alemán Süddeutsche Zeitung, del Consorcio Internacional de Periodismo de Investigación (con sede en Washington, a 170 kilómetros de Delaware), y a un ejército de ‘periodistas de investigación’ de todo el mundo que le hacen el juego.

Delaware, con una población de 920 mil habitantes, tiene 945 mil empresas registradas, Wyoming cuenta con 128 mil ‘entidades de negocios activas’, lo que equivale a una por cada 4.5 ciudadanos, pese a ser el segundo estado menos poblado del país. Pero los paraísos fiscales de EEUU no son del interés, ni de los medios de comunicación, ni del Consorcio Internacional de Periodismo de Investigación, filtradores de los Papeles.

Dos datos interesantes: el periódico alemán Süddeutsche Zeitung forma parte de un grupo mediático que pertenece, entre otros, a la corporación financiera estadounidense Goldman Sachs, y la investigación fue financiada, entre otros, por el Departamento de Estado de EEUU, según reconoció su portavoz Mark Toner.

Pero más allá de las actitudes poco leales de aquellos que mantienen cuentas o negocios en paraísos fiscales y a la vez dirigen los presupuestos públicos de sus países, es necesario algunos datos económicos sobre los perjuicios que ocasiona la existencia de los mismos dan escalofríos

Los países en desarrollo pierden alrededor de 100.000 millones de dólares anuales por la evasión y elusión fiscal de grandes empresas a través de paraísos fiscales. La pérdida estimada de estos países por el uso de incentivos fiscales a las grandes empresas es de otros 138.000 millones de dólares anuales.

Los paraísos fiscales tienen un filón con las grandes fortunas latinoamericanas. El 27% de la riqueza privada total de América Latina está depositada en países que ofrecen un tratamiento impositivo favorable para los más acaudalados, lo que le convierte en la región del mundo con mayor proporción de capitales privados en estas naciones, por delante de Oriente Medio y África (23%) y de Europa del este (20%). Y a años luz de Europa Occidental (7%), Asia-Pacífico (6%) y Estados Unidos y Canadá (1%), según el Boston Comsulting Group, una de las mayores consultoras estratégicas del mundo.

Susana Ruiz, responsable de justicia en la organización no gubernamental Oxfam. La apunta que “Holanda, Panamá, Suiza y Luxemburgo” son los países más utilizados por los latinoamericanos para evitar impuestos a través de cuentas bancarias. Saber cuánto dinero está oculto “es difícil, precisamente por la naturaleza misma de estos flujos”, pero hay investigadores que calculan que suma en “aproximadamente entre 20 y 32 billones de dólares, volumen equivalente al PIB de las dos potencias mundiales, Estados Unidos y China, juntas.

Mientras, la inversión mundial hacia paraísos fiscales ha aumentado un 45 por ciento entre 2008 y 2016, drenando recursos nacionales y eludiendo masivamente el pago de impuestos. Según el Fondo Monetario Internacional, los países en desarrollo son hasta tres veces más vulnerables que los países desarrollados a los efectos negativos que la legislación fiscal de un país tiene sobre otro.

A pesar de que en los últimos años los beneficios de las grandes transnacionales se han triplicado, su contribución tributaria ha caído, pasando del 3,6 por ciento del PIB en 2007 al 2,8 por ciento en 2014, según los datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), lo que motivó que durante 2017 algunos países comenzaran a tomar medidas contra la evasión fiscal e igualmente cortar la carrera bajista de la presión tributaria.

Es necesario comprender que los impuestos proporcionan al Estado el financiamiento para desarrollar sus políticas de lucha contra la pobreza y la desigualdad a través de su inversión en educación, sanidad o políticas sociales.

Los especialistas señalan que poner limitaciones legales claras a la evasión fiscal, aumentar la transparencia de los movimientos y el origen de los grandes capitales y apartar del servicio público aquellos que atentan de manera irresponsable contra el sector público, son algunas medidas necesarias para que la ofensiva en contra del Estado de la derecha regional no siga generando nuevas víctimas, en forma de desigualdad, en el camino.

Fuente: https://www.alainet.org/es/articulo/194930

Fotografía: Alai

Comparte este contenido:

Se l’Africa fosse un bar Siyanda Mohutsiwa e la storia di un tweet

Di Nora Cavaccini

Con qualche anno di ritardo, mi sono imbattuta nella figura di Siyanda Mohutsiwa, una giovane blogger e scrittrice del Botswana. Vorrei precisare che non sono un’esperta, e nemmeno lontanamente una conoscitrice, della complessa realtà storica e culturale dell’Africa, e che mi sono imbattuta in lei seguendo quel modo bulimico e trasversale tipico di Internet, per il quale, a partire da una curiosità, si finisce di link in link ad arrivare a tutt’altra meta di quella che ci si era prefissi.
Ad ogni modo.
Siyanda Mohutsiwa è diventata nota nel 2015 postando un tweet che, come vedremo in seguito, ha generato un hashtag divenuto virale in tutta l’Africa e non solo. L’eco di questo tweet ha infatti raggiunto molte testate internazionali eppure non se ne è mai parlato in nessun giornale, trafiletto o rivista italiana.
Mi sembrava dunque interessante ripercorrere alcune tappe di questa vicenda, sia perché offre punti di vista interessanti sul modo in cui una piattaforma digitale può essere utilizzata, sia perché Siyanda Mohutsiwa – con i suoi soli 25 anni – è una mente brillante, sia perché, e soprattutto, nel nostro immaginario dell’Africa prevale spesso l’idea di un paese problematico e lontano, con l’emergenza dei rifugiati e della fame da un lato, o dei safari con gli animali esotici dall’altro, quando vi si guarda con interesse turistico.
L’attuale diversità del continente e le speranze politiche della gioventù africana, sono invece appena visibili. E forse non sono la sola a saperne ben poco…

Come Siyanda Mohutsiwa stessa avrà a spiegare durante una conferenza TED ad Amsterdam, tutto è nato con una domanda sul Sud Africa, e a seguito delle continue allusioni di questo paese alla necessità di costruire un’era “post-razziale” dopo i devastanti decenni dell’Apartheid.
In realtà, è bene dirlo subito, Siyanda non proviene dal Sud Africa.
Suo padre è originario del Botswana, un Paese dell’Africa del Sud, democratico e con politiche sociali molto progressiste, e sua madre, invece, è del Regno dello Swaziland, una nazione molto piccola, sempre dell’Africa meridionale, ultima monarchia assoluta rimasta nel continente.
Nata e cresciuta in quest’ultima, come bambina che parlava fluentemente la lingua Swati “e basta”, Siyanda approda in Botswana in età scolare, inserita in una nuova casa e in un’identità culturale che non comprende affatto, incapace anche di capire la lingua che la circonda. Per di più, fa il suo ingresso nel sistema scolastico privato africano, il cui unico scopo, dice, era “quello di toglierti via la tua africanità”.
In questo limbo, dove, sue parole, “appartenevo a due posti contemporaneamente ma non mi sentivo parte integrante di nessuno dei due, e allo stesso tempo mi sentivo parte di tutto ciò che c’era intorno”, Siyanda si forma, studia la letteratura, la politica, la filosofia africana, e nella costruzione della sua identità, comincia a essere ossessionata dall’idea di una cultura africana condivisa. Il mezzo che le permette di approfondire davvero questa sua ossessione arriva nel 2011, ed è  Twitter.
Con una connessione che comincia a farsi più accessibile ed economica per tutti, e con una piattaforma che permette – pur nel limite di 140 caratteri – di esprimere la creatività senza confini e restrizioni, Siyanda si affaccia al mondo, scoprendo persone del Sudafrica, del Ghana, della Nigeria, in un continente immenso e diversificato in cui pure non tutti, ma tanti ragazzi come lei, si chiedono cosa significhi essere un giovane africano oggi.

“Mi sono resa conto di cosa stava accadendo. Mi sono resa conto di essere in mezzo a qualcosa di straordinario, perché, per la prima volta, i giovani africani potevano parlare del futuro del continente in diretta, senza restrizioni dovute ai confini, alla finanza, ai governi”.

È in una giornata estiva del 2015, che Siyanda posta dunque questo tweet:

Fuente: http://www.yanezmagazine.com/ifafricawasabar-siyanda-mohutsiwa/

Comparte este contenido:

El cambio en la educación

Por El País

El FA ha exhibido una triste orfandad de ideas. Todas sus elaboraciones se han reducido a suponer que la educación uruguaya se mejoraba simplemente gastando más plata y dando participación a los sindicatos

Para que un proceso de cambio educativo pueda ser exitoso, tienen que conjugarse tres factores. El primero es un buen diseño de reforma, es decir, un modelo alternativo razonablemente bien pensado, que marque la meta hacia la que queremos ir. El segundo factor es contar con los alineamientos políticos que den sustento al esfuerzo. Esto implica contar con un respaldo parlamentario que se sostenga en el tiempo y con la cooperación de otras áreas del Estado esenciales para lograr el cambio (típicamente, el Ministerio de Economía). El tercer factor es tener capacidad de gestión, es decir, contar con los recursos humanos y tecnológicos que permitan manejar las tuercas y tornillos de la compleja burocracia educativa.

Esta fue una de las ideas presentadas por el peruano Jaime Saavedra en el panel sobre reforma educativa realizado el viernes pasado, como parte de las celebraciones de los cien años de este diario. Saavedra fue ministro de Educación en su país, y lideró una de las reformas más exitosas que se realizaron en América Latina en los últimos años. Hoy es algo así como el «ministro de Educación» del Banco Mundial, con lo que su responsabilidad ha pasado a ser planetaria.

La actividad contó también con la participación de Gabriel Sánchez Zinny, ministro de Educación de la Provincia de Buenos Aires, y de dos panelistas uruguayos: Renato Opertti y Adriana Aristimuño. La coordinación estuvo a cargo de nuestro columnista Pablo da Silveira.

La triple condición marcada por Saavedra surge de su extensa experiencia en el terreno de la reforma educativa. Y es interesante servirse de ella para analizar el presente y el futuro de la enseñanza en nuestro país.

¿Por qué los gobiernos del Frente Amplio no han conseguido mejorar nuestra enseñanza en casi quince años de gestión? Si se repasa la lista propuesta por Saavedra, parece claro que la segunda condición se cumple ampliamente: el Frente Amplio tuvo mayoría parlamentaria propia todos estos años y un pleno dominio del aparato estatal. De hecho, al eliminar toda representación de la oposición en el Codicen (es decir, en el directorio de ANEP, ese inmenso ente autónomo que gobierna la enseñanza) puede afirmarse que tuvo el monopolio del poder formal. Como si esto no alcanzara, se benefició también de una sólida alianza estratégica con ese importante poder fáctico que son los sindicatos.

¿Por qué, entonces, no hubo cambios? Porque faltaron, y siguen faltando, las otras dos patas del trípode.

Pese a que se presentaban como los que más sabían de educación, los partidos de la izquierda gobernante han exhibido una triste orfandad de ideas. Todas sus elaboraciones se reducían a suponer que la educación uruguaya iba a mejorar si se gastaba más plata y se daba participación a los sindicatos. Los hechos se encargaron de mostrar que esos supuestos eran falsos, pero la izquierda sigue sin sacar las debidas conclusiones. La prueba es que, cuando cree hablar de educación, enseguida empieza a hablar de dinero y de poder.

Además de ideas, a la izquierda le faltó capacidad de gestión. La estructura estatal en general, y la burocracia educativa en particular, se llenaron de comisarios políticos y de académicos de medio pelo, buenos para elaborar discursos pretenciosos y confusos, pero malos para lograr que las cosas pasen. A eso se suma el colapso del principio de autoridad y la casi total desaparición de cualquier forma de responsabilidad sobre los resultados. No ha habido capacidad de gestión, se han ignorado reglas, se han destruido procedimientos. Eso pasa con la seguridad pública y también con la educación. Después de todo, manejar el Estado resultó ser bastante más difícil de lo que la izquierda suponía.

¿Y qué ocurre con la oposición? Todos los partidos opositores cuentan con especialistas que están al tanto del debate educativo más reciente y han mostrado ser capaces de articular propuestas sólidas. La proximidad de muchos de ellos con Eduy21 refuerza esta capacidad. Asimismo, los partidos de oposición comparten una cultura que valora la capacidad de gestión, que defiende el principio de autoridad y no tiene miedo a evaluar resultados. Es decir: los partidos de oposición tienen casi todo lo que le ha faltado a la izquierda.

El gran desafío para la oposición será lograr lo que el Frente Amplio tuvo desde el primer día: construir una coalición para el cambio educativo que dé apoyo parlamentario y estabilidad política a un proceso que será largo y trabajoso.

Fuente del artículo: https://www.elpais.com.uy/opinion/editorial/cambio-educacion.html

 

Comparte este contenido:

4 cifras sobre la alfabetización en América Latina que quizá te sorprendan

Por Analía Llorente

El mundo en general está cada vez más alfabetizado.

Los niveles van aumentando de generación en generación y actualmente la tasa global de alfabetización de los adultos se ubica en el 86%, alcanzando el 91% entre los jóvenes, según datos de la Unesco de 2016.

Sin embargo, aún hay 750 millones de personas que son analfabetas en el planeta y dos tercios de ese número son mujeres.

Esto significa que carecen de competencias básicas de lectura y escritura.

Pero ¿cómo es la situación en América Latina y el Caribe? ¿Cómo afecta la pobreza en la región?

Protestas sobre reforma educativa en Santiago de Chile.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionEn la región se vieron numerosas protestas por reclamos en el sistema educativo de los diferentes países, sobre todo en el ámbito universitario.

32 millones

De las más de 630 millones de personas que viven en América Latina y el Caribe, unas 32 millones son analfabetas, señala el último informe del Instituto de Estadísticas de la Unesco.

Esto representa aproximadamente el 4% de la población analfabeta del mundo.

La región se ubica en la cuarta posición a nivel global con las tasas más altas de alfabetización detrás de Asia central, Europa y América del Norte y el Este y Sudeste Asiático.

Tasas de alfabetización de adultos por región y por sexo.

«Esta región (América Latina y el Caribe) avanzó muchocomo el resto del mundo. En general hay un aumento en la tasa de alfabetización que es continuado. Esto se debe a los grandes esfuerzos para aumentar el acceso a la educación de los jóvenes», le dice a BBC Mundo Cecilia Barbieri, especialista en educación de la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe OREALC/UNESCO, en Santiago de Chile.

Sin embargo, la especialista advierte que, pese al bajo número de personas analfabetas en América Latina, «siempre son demasiadas«.

94%

La tasa de alfabetización en adultos en América Latina y el Caribe alcanza el 94% y en jóvenes es del 98%.

Y un importante número de países están sobre el 99%, como Argentina, Bolivia, Chile, Costa Rica y Ecuador. Pero todavía algunos se mantienen por debajo del 90%, como El Salvador (88%) y Honduras (89%).

En particular, la tasa de alfabetización de hombres es del 94% y del 93% para mujeres.

Esto demuestra que la diferencia entre ambos sexos es casi inexistente en la región.

Una mujer indígena escribe sobre una pizarra en Brasil.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionSi bien el índice de paridad de género en alfabetización es bueno en la región, eso «no significa que no hay desigualdad», dice Cecilia Barbieri de Unesco.

Sin embargo, laexperta en educación resalta que, si bien el índice de paridad de género es bueno, eso «no significa que no hay desigualdad».

«Especialmente en lo que se considera educación básica, es una región que avanzó mucho en esta paridad. Pero cuando uno mira a los grupos más vulnerables, los que se quedan más atrás siempre son las niñas».

«La vulnerabilidad siempre tiene una cara de mujer, de mujer indígena, de mujer afrodescendiente que vive en zona rural», define Barbieri.

26 años

Desde 1990 a 2016, América Latina y el Caribe registró un importante progreso en la alfabetización de adultos.

Pasó de tener una tasa de alfabetización del 85% al 94% en 26 años, según el Instituto de Estadísticas de la Unesco.

«Pero, pese a los logros positivos en alfabetización general, hay otras áreas que requieren mucho más para que las personas no se queden atrás. Porque el hecho de ser alfabetizado no significa tener acceso a la educación de nivel superior, o tener acceso a formación continuada en el resto de la vida», señala Barbieri.

Países con mayor tasa de abandono de escuela secundaria.

Según la especialista, uno de los desafíos es aumentar el número de personas que terminen la educación secundaria en la región.

Uno de los países de América Latina con la tasa más alta de abandono de escuela secundaria es Guatemala (52,2%), seguido de Honduras (44,7%) y México (42,3%), según datos de la Unesco.

«La agenda (de la Unesco) plantea que completar la secundaria sea una condición primordial para los países. Mirar no solo el acceso a la educación sino a aquellos que quedan atrás. Esto significa que el nivel de aprendizaje está bajo. Tú puedes entrar en la escuela pero no significa que aprendas«, opina Barbieri.

Haití es el país de la región que peor está en términos de alfabetización con una tasa del 72%.

«Los desastres afectan y causan retroceso«, explica Barbieri.

La especialista en educación se refiere a la serie de huracanes, terremotos y epidemias que afectaron la isla en las últimas dos décadas.

El fuerte terremoto de 2010 que causó la muerte de unas 300.000 personas fue una sus peores catástrofes, mientras que el huracán Matthew que golpeó a la isla en 2016 provocó el fallecimiento de más de 500 personas y graves daños materiales.

Para la experta de la Unesco, en Haití «hay que asegurar el acceso a la educación, invertir mucho en la pequeña infancia y en la formación docente».

Línea

Pobreza y educación

La educación y la pobreza siempre están relacionados y en América Latina y el Caribe sigue suponiendo un gran desafío.

El número de personas pobres en América Latina llegó a los 186 millones en 2016, es decir, el 30,7% de la población, mientras que la pobreza extrema afectó al 10% de la población, cifra equivalente a 61 millones de personas, informó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

Niños en una escuela en El Salvador.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionEl desafío para la región es mejorar la tasa de abandono de escuela secundaria.

Barbieri advierte de esa relación y ahonda en las consecuencias que tienen esos niveles de pobreza.

«Muchas veces cuando hablamos de pobreza nos referimos a la falta de acceso a servicios básicos de calidad. Si eso sucede, no podemos acceder a una buena educación de calidad y eso tiene un impacto«.

«Hace unos 30 años atrás, la posibilidad de movilidad social a través de la educación era mayor, ahora con la escasez de empleo, con los cambios en los trabajos por la tecnología o en la manera de producir, etc., no es así. El hecho de acceder a un nivel elevado de educación no implica que puedes lograr una movilidad social«, dice.

Fuente del artículo: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-45453102

Comparte este contenido:
Page 1137 of 2418
1 1.135 1.136 1.137 1.138 1.139 2.418