Page 1317 of 2424
1 1.315 1.316 1.317 1.318 1.319 2.424

La reforma educativa en Xalapa

México / 1 de febrero de 2018 / Autor: Wenceslao Vargas Márquez / Fuente: Profelandia

Cuando el Pacto por México echó a andar la reforma educativa a fines del año 2012 (con el PRI a la cabeza y el PAN y el PRD a remolque) muy probablemente no tuvo en la cabeza que esa variable, la reforma educativa, sería un factor fundamental y definitorio de la sucesión presidencial de seis años después. Hoy la reforma educativa está en la mesa de discusiones dentro de la disputa del partido en el poder (PRI) y el candidato de izquierda que en todas las encuestas serias cuenta con más posibilidades de ganar la presidencia de la república.

¿Cuál es el problema del magisterio con la reforma educativa? Trataremos de decirlo de nuevo a como lo hemos hecho en otros momentos. Quizá el único problema del magisterio con la reforma educativa radica en el tema de la evaluación docente obligatoria para el personal antiguo, es decir, para el personal ya contratado antes del año 2013 en que entró en vigor la reforma. ¿Por qué el magisterio se resiste? Se resiste porque lo que se presenta como evaluación docente es un proceso administrativo que deja fuera dos cosas, deja fuera la valoración del trabajo diario conocida como Informe de Responsabilidades Profesionales (puntualidad, asistencia, plan de clases, compromiso social, etc.) y deja fuera la observación del docente en el aula. ¿Cómo puede una evaluación llamarse evaluación sin estos dos elementos?

Contra esta evaluación y su manera de aplicarla es que está en contra el magisterio. Ni pedagogos, ni el INEE, ni los políticos, ni los investigadores, ni nadie, ha hecho posible que la SEP comprenda que esta manera de evaluar es un despropósito. Pero quien no se evalúe está cesado según la ley, un despropósito mayor. ¿Quién firma el cese? Los gobernadores de los estados, de quienes depende el magisterio nacional desde el acuerdo SEP-SNTE del año 1992 y que no están lo suficientemente limpios en ética y moral como para firmar ceses. Desde que entró en vigor la ley el magisterio estuvo en desacuerdo que se midiera así su capacidad para permanecer en el empleo.

La revista Nexos, recién en el enero 2018 en curso, publicó una nota de un colaborador suyo titulada Algunas pistas para seguir el debate educativo del 2018 (bit.ly/2mQ8Brx). Lo firma B. Naranjo, quien da algunas razones para el análisis. Luego dice: “Por estas razones, mi primera invitación es que los actores educativos no centren su debate en la ‘reforma educativa’ en general. Sería más preciso y prudente definir en todo momento el programa o acción específica al emitir sus opiniones. En cuanto a la discusión actual, parece pertinente acotarla a la conveniencia o no de mantener la “evaluación de permanencia” y  –en su caso– de las modificaciones necesarias a la misma; de esa manera no se pone en la misma discusión la asignación de plazas docentes y ascensos por concursos de oposición, como lo establece la LSPD”.

Lo repito: la conveniencia o no de mantener la (obligatoria) evaluación de permanencia y de la realización de modificaciones necesarias. ¿Cuáles son las modificaciones necesarias y suficientes para el caso? La propuesta nuestra es modificar el artículo octavo transitorio de la Ley General del Servicio Profesional Docente para que la evaluación de la permanencia, únicamente para el personal antiguo, no sea obligatoria sino optativa, y la planteamos en junio-julio de 2016 (“Ley docente y trece palabras”).

Al articulista de la revista Nexos se le puede sumar la postura del PRI de Veracruz que este jueves 25 de enero, en voz de un diputado suyo, ex dirigente del SNTE, propuso en la legislatura local eliminar la evaluación docente para efectos de permanencia. Eso es precisamente lo único que incomoda al docente de banquillo en todo lo que es la reforma educativa. Ahora se sabe con más claridad que el aspirante López Obrador está llevando hacia su causa a la mayor parte del magisterio nacional precisamente por el tema de la evaluación docente obligatoria para efectos de permanencia y urge ponerle un contrapeso que frene la sangría de votos hacia su causa. El PRI está urgido de ello porque las encuestas apuntan hacia una derrota tanto en lo nacional como en lo veracruzano.

Especulemos. ¿No será esta iniciativa el principio de una medida política de alto calado y profundidad del PRI para frenar a la izquierda puntera en las elecciones? Revertir sólo un aspecto de la reforma educativa permitiría al PRI decir que la reforma educativa sigue en pie. El único aspecto que lastima al magisterio, que es permanecer o no en el empleo con base en una evaluación, puede modificarse legalmente sin efusión de sangre ni efusión de dinero y contribuiría a quitarle votos al puntero electoral. Si el PRI está dispuesto a todo, a todo, para retener el poder, esta medida legislativa es fundamental e indolora. Ya el gobierno lo hizo en las elecciones intermedias federales de 2015 cuando Chuayffet (SEP) suspendió las evaluaciones docentes de entonces.

Recordemos también que dentro de tres semanas se renovará la dirigencia nacional del SNTE y esta iniciativa podría presentarse en aquél escenario de Puerto Vallarta, Jalisco, como un triunfo salido de un profesor diputado del SNTE para desalentar a las Redes Sociales Progresistas (RSP) que se inclinan por Morena. Una observación adicional es que, en realidad, la iniciativa debería (mejor) ser presentada por un diputado federal en el lugar donde se debe, que es en la Cámara de Diputados en la Ciudad de México, y no en Xalapa, legislatura que no tiene competencia al respecto.

Pronto veremos si esta propuesta del PRI de Veracruz se quedó en sólo nota mediática de un día para intentar sorprender al elector docente jarocho en favor de Yunes Zorrilla, o realmente es el principio de una operación política nacional de largo alcance de la que se quiere dejar la impresión que “viene de abajo”, de un diputado docente. En el supuesto de que fuese una embestida legislativa nacional de largo aliento de parte del PRI, los diputados locales del PAN, PRD y Morena que se sumaron a la iniciativa realmente no saben qué están haciendo. En el caso de que prosperara habrían votado por algo que capitalizaría el PRI para sus candidatos. Pero por supuesto.

Se verían ingenuos, se verían somnolientos compañeros de viaje dormitando en la batea de la camioneta electoral del PRI.

Fuente del Artículo:

La reforma educativa en Xalapa

Fuente de la Imagen:

Jueces otorgan suspensiones a maestros contra reforma educativa

Comparte este contenido:

¿Por qué estudiar para ser profesor?

Colombia / 1 de febrero de 2018 / Autor: Diego Esteban Caro Rocha / Fuente: Las 2 Orillas

Soy profesor desde hace muy poco. Ejercer en un país que no quiere ser educado es un reto para el más preparado de los docentes, no obstante desde muy joven siempre contemplé la opción de serlo por alguna noción de dignidad y amor por enseñar. Llevo varias semanas buscando empleo, cosa que era difícil antes de tener el título profesional y cosa que sigue siendo difícil aún ahora con más de un año de experiencia. Desde entonces por redes sociales, por grupos de compañeros de profesión he visto innumerables ofertas, juiciosamente he aplicado a su mayoría cuando veía que las condiciones laborales eran buenas, llegué a contabilizar más de ochenta hojas de vida enviadas desde noviembre del año pasado (2017). Luego de eso, no sin desanimarme, empecé a ver publicaciones con sueldos de tres cientos mil pesos, ocho horas, sin almuerzo, sin prestaciones, dos sábados al mes, estas ofertas eran en su mayoría para técnicos en preescolar o normalistas, personas que como usted y yo despreocupado lector, tienen responsabilidades, familia, pagan arriendo, comen e incluso se dan el gusto de comprar algo de ropa, ¿no merece esta persona un sueldo más acorde a las responsabilidades que adquiere al ser profesor?

Luego de seguir revisando llegué a una conclusión: la realidad es aún más terrible, la gente no debería estudiar una licenciatura, si a los estudiantes universitarios en el primer semestre de formación e incluso en la inducción les dieran la tarea de investigar el campo laboral, de conocer el salario irrisorio, vulgar, ¡denigrante! Entonces saldrían corriendo de la facultad de educación así perdieran lo de un semestre, por esta falta de honestidad por parte de estos programas de licenciatura, los hago indirectamente responsables de la denigración de la labor docente y con ello del desmejoramiento de la educación en nuestro país. Poco justo sería si yo no aceptara que mi formación académica se la debo a grandes maestros que en su mayoría estaban contratados por hora cátedra y que debían viajar entre universidades y algunos entre colegios, editoriales o institutos para completar lo del mes; mi desarrollo personal se lo debo a mis compañeros de carrera y a la universidad que tan afanosamente deseaba defender, sin darse cuenta que una cosa es defender la universidad pública y otra muy diferente no ser conscientes de las fallas que tienen muchos de los programas de la misma, preparando investigadores que no saben pararse al frente de un grupo de estudiantes, que no saben planear una clase o que deben remitirse a internet cuando les preguntan sobre un tema para el cual supuestamente deberían haber sido formados.

Me remito nuevamente al campo laboral del docente. Solo es señalar que por plataformas de empleo a una oferta para una única vacante se presentan hasta mil personas y consecuentemente por ejemplo, la última entrevista que tuve me ofrecieron 800 mil sin prestaciones: “Le puedo subir a 900 si cotiza por aparte salud y me trae los recibos”. No solo eso, ahora tener y estar bajo el constante ojo del huracán de que un estudiante invente algo sobre usted y le arruine la carrera solo porque no le agrada su clase o porque le pareció gracioso. ¿Por qué estudiar para ser docente? Cuando el sector privado en más del ochenta por ciento no paga escalafón y parece que nuestro trabajo no valiera nada porque somos fácilmente reemplazables por el familiar del rector, el hijo del amigo de la infancia del coordinador, porque parece que educar está tan infravalorado que se pueden tener a cuarenta o más personitas con un solo docente y eso no le preocupa a los del sector público que lo único que les afana es cuánto les van a pagar y cuándo les consignan el retroactivo por el ajuste de nuevo año (Disculpen la generalidad, espero entiendan el punto).

¿Por qué aceptar un sueldo que a veces ni llega al salario mínimo? Yo me regalé más de un año por la experiencia. ¿Aprendí? ¿Crecí como profesional? La respuesta es sí, pero ¿no habría podido aprender y crecer de igual manera con un sueldo digno? Tengo compañeros del colegio que no tuvieron la oportunidad de estudiar un pregrado, hoy ganan más de lo que yo he llegado a ganar y sin tener que matarse tanto. Me da gusto por ellos, no obstante me da rabia por aquellos profes que a diferencia de mí ya tienen hijos, pagan arriendo e incluso tienen alguna deuda con un banco o el ICETEX por haber querido estudiar “para mejorar como profesional” y hoy en día se comen las uñas sin saber qué será de ellos cuando para estas fechas ya la mayoría de colegios tienen contratada su planta docente.

¿Para qué estudiar para ser docente?, ¿por vocación?, ¿será que es la única carrera que exige eso? Yo veo chefs, ingenieros, administradores, médicos, enfermeras que trabajan con alegría, con vocación. La vocación es solo una palabra para explicar que la persona tiene las condiciones para hacer un buen trabajo. Vuelvo y pregunto: ¿para qué prepararse como docente?, ¿por necesidad?, ¿por qué no pasaron a otra carrera?, ¿por qué en la familia faltaba un profesor?, ¿cuántos compañeros en este preciso momento llevan dos meses sin recibir un sueldo?

Los colegios buscan ahorrarse hasta el subsidio de transporte contratando docentes o vecinos del colegio. Parecemos ajenos a la problemática, que como el sonido de una ambulancia solo nos es preocupante cuando está cercana. Me disculpo si con mis palabras ofendo a alguien, no es mi intención, pero hay algo mal, y aún peor, hay algo mal en nosotros que siendo buenos en nuestro trabajo seguimos permitiendo ese abuso.

¿Por qué estudiar para ser profesor? ¡Para cambiar el mundo!

Fuente del Artículo:

¿Por qué estudiar para ser profesor?

Comparte este contenido:

Formación integral en el ámbito universitario acerca de la «enseñanza» de las humanidades en la educación superior

31 de enero de 2018 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org/

Por: Revista Educación y Desarrollo Social-Universidad Militar

Este texto analiza la pertinencia de la formación integral y de la enseñanza de las humanidades en la educación superior.

En las siguientes páginas se plasma una reflexión que tiene como origen una serie de discusiones que desde la década pasada un grupo de docentes universitarios hemos venido desarrollando, a propósito de la dimensión humanística en la educación superior y sobre el significado que ésta puede adquirir en la formación integral en el ámbito universitario.

Se trata de analizar la pertinencia de la formación integral y de la enseñanza de las humanidades en la educación superior en el marco de una universidad y de una sociedad que ha decidido resolver sus conflictos por vía violenta; lo anterior, visto desde los presupuestos de la “tradición educativa vigente”.

La reflexión sobre la formación integral en el ámbito universitario es el desafío más grande para la sociedad futura pues, ¿dónde, si no en la educación superior, han de formarse los hombres y mujeres para lo superior?

Si no es en la formación superior en donde se cultivan los grandes ideales de la humanidad, ¿en qué otra parte los podremos encontrar? Por tanto, la tarea que en la práctica es poco o no reconocida ha de ser la más noble de todas para la constitución de la condición humana.

Así las cosas, la pregunta sobre la formación integral y sobre la “enseñanza” de las humanidades en la educación superior no se puede postergar, menos en un país como el nuestro que se nos desbarata a causa de una violencia fratricida.

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/opinion-y-analisis/columnas/formacion-integral-en-el-ambito-universitario-acerca-de-la-ensenanza-de-las-humanidades-en-la

Comparte este contenido:

La pedagogía del relato

31 de enero de 2018 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org

Por: IDEP

Un trabajo de investigación e innovación educativa, propuesto por generar una cultura del reconocimiento de la infancia a través de la pedagogía del relato. 

Muros altos que bordea el viento. Horas que se repiten una tras otra, día a día, medidas por el mismo compás de obligaciones. Escapadas gloriosas, zancadas de corredor y libertades bien tasadas… cauchos que se estiran entre las piernas, un balonazo en la nariz, cáscaras de mandarina. Borrones tristes, tristes, tristes… algunos que se vuelven huecos en la hoja… una colección de pequeñas pesadumbres, inciertas e inadvertidas, que pasan camufladas entre el ruido de todos los segundos, del yogurt derramado, del ienes miedo de que papá te pegue por arrancar la página.

Cuando todavía no te alcanzan las letras que te sabes para escribir lo que querías y hay siempre alguien listo para enjuiciarte, para hacerte tiritas las buenas intenciones porque debes aprender qué es lo correcto, y a comportarte y a no llorar por tonterías y a sentarte derecho.

Con eso se encontró Sandra Terán en un primero de primaria del colegio Las Violetas, ubicado en la localidad de Usme, la segunda localidad más grande de Bogotá, al nororiente de la capital, y empezó a preguntarse si de verdad era necesario crecer así, a ritmos contrariados, o si acaso los s de los estudiantes podrían convertirse en espejos del mundo capaces de devolver a sus orígenes el rostro de la fantasmagoría y desterrarla.

Sandra, es una de las profesoras que fue reconocida, junto con un grupo de compañeros, por su trabajo de investigación e innovación educativa dentro del sistema educativo oficial de Bogotá, D.C., quienes propusieron generar una cultura del reconocimiento de la infancia a través de la pedagogía del relato.

Y entonces, esas pequeñas tristezas de chorreón, de hueco, de gato censurado, emergieron como una “nueva subjetividad capaz de interpelar el entorno”, de ponerlo en evidencia: surgió el mundo de los niños, que es este mismo, “el nuestro”… que no es otro.

Todo un inventario de narrativas de los niños permitió al equipo de investigación recuperar cuatro voces que reflejaban situaciones cotidianas de desencuentro y llevarlas al escenario de la reflexión. La comunidad académica, en su conjunto, pudo ver y verse del otro lado del espejo y, a partir de algunas preguntas generadoras, discurrir en torno a razones, emociones y mundos posibles, ¿qué habría pasado si?:

“El relato final, configurado por el niño, ―explica la profesora Terán― se presenta como una realidad prístina (primitiva) que puede ser comparada con su mundo posible (deseado, imaginado) ―alternativo―”. Finalmente, esto hizo posible delinear una nueva poética del encuentro cotidiano: “lograr una suerte de correspondencia entre ese mundo y el mundo real”. ¡Ese es el punto!

Así, la iniciativa de indagación de este equipo docente, permitió visualizar la realidad de la escuela Las Violetas y sus posibilidades de transformación. Verse reflejados en la sensibilidad de los más pequeños, enfrentarse a: “la lectura de las situaciones cotidianas, y reconocer su lugar activo en la construcción del mundo a partir de sus interpretaciones”, permitió a los profesores reflexionar sobre sus prácticas desde una perspectiva de derechos de la infancia y principios docentes: “Los niños tienen derecho a jugar, derecho a que se les crea, derecho a ser escuchados y a equivocarse”, fueron algunas de las conclusiones de ese nuevo decálogo para la convivencia.

Lo importante es que ya no se trata sólo de una declaración retórica, sino de un asunto de sensibilización con respecto al gesto, al tono, a la domeño de la impaciencia, que a veces dispara dardos impensados que en su trayectoria desconocen un por qué y un cuándo.

Ahora, en Las Violetas maestros y estudiantes persiguen un sueño compartido: “una escuela donde los niños sean protagonistas, en donde se privilegie el ser feliz y el jugar, por encima de la acumulación de conocimientos, una escuela en la que se discuta con estos sobre sus derechos y necesidades, un espacio donde se les acompañe en la construcción de su identidad, en el que se les permita equivocarse sin señalamientos”.

Una escuela, acaso, donde el gato de Camilo ―ese que a sus 7 años aún no tiene―, pueda salir de su rincón anónimo y ya no tenga que comerse sus propios mocos, si no quiere, pero tenga derecho, por irreal que le parezca a alguien, a seguir con su dieta de maní.

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/columnas/la-pedagogia-del-relato

Comparte este contenido:

Para comenzar bien, un compromiso

Por: David Calderón

En la Primera Infancia, de los cero a los 5 años de edad, ocurre a los seres humanos un proceso paradójico: nunca se aprende tanto y con tan profundas consecuencias como en esta etapa, y resulta a la vez un periodo de casi total dependencia. No por una enfermedad o debilidad posterior -“superveniente”, como dirían los abogados- sino en forma generalizada y estructural, las niñas y los niños más pequeños requieren de la asistencia constante y del cuidado deliberado de los adultos para asegurarles los mínimos vitales más elementales. Nuestro momento de ser los máximos aprendices coincide con nuestro momento de máxima fragilidad.

Ríos de tinta y trillones de bits han corrido, en los años recientes, para posicionar dos mensajes: la inversión social en los primeros tres años es la que más beneficios trae. Por cada unidad monetaria invertida en las personas de estas edades, el “retorno” social es de tres y hasta siete veces superior llegando a la vida adulta. Es decir, invertir en nutrición, salud y educación inicial es un posterior ahorro en las enfermedades crónicas que se evitaron o un menor gasto en seguridad y cárceles que no fueron necesarias, o bien, por el lado positivo, niñas y niños con adecuado ambiente y activación de capacidades serán ciudadanos más participativos, población económicamente activa que aporta más y mejor recaudación para redistribuir la riqueza, personas que, a su vez, vivirán su etapa de paternidad y maternidad en forma más dedicada y más sana que sus predecesores. Segundo mensaje: en esos mismo años se producen la mayor cantidad de conexiones neuronales, absolutamente críticas para las capacidades posteriores en lo afectivo y lo cognitivo, pero sin el cuidado y la ejercitación adecuadas generan un déficit que ahonda aceleradamente -como ningún otro factor que no sea guerra, hambruna o desplazamiento-las desigualdades entre los niños de familias más pobres y los de las familias más ricas. Conclusión: no poner atención prioritaria al Desarrollo Infantil Temprano es la peor política pública, la más contraria al crecimiento económico, la equidad y la estabilidad social. Ya tenemos Preescolar, para niñas y niños de 3 a 5 años, y para la etapa anterior, 0 a 3, la denominación que se usa es “Educación Inicial”.

Así de importante. Por eso es una gran noticia la publicación del acuerdo número 04/01/18 de la SEP, referido al Programa de Educación Inicial: Un Buen Comienzo, en el Diario Oficial de la Federación. El Programa es ambicioso, prolijo (¡110 páginas!) y todavía con los resabios del diseño curricular típico de la educación básica, pero hay que reconocerle dos grandes méritos: a) recapitula buena parte de los dispersos enfoques para abordar la responsabilidad del Estado en esta etapa (en 2014, UNICEF contó 45 esfuerzos diferentes de la Federación y 60 de los estados, entre intervenciones del CONAFE, CENDIS, guarderías, estancias, programas de visitas, etcétera), brindando un marco común sensato y compartible por los distintos especialistas y activistas; y b), pone las bases de una articulación de la propuesta educativa de México (aunque la SEP lo ha llamado “Modelo”, lo más adecuado sería llamarle “proyecto educativo”) que, ahora sí, cubre el arco que va desde el nacimiento hasta la educación para adultos, con la concepción de “educación para toda la vida”.

En otra ocasión me ocuparé de los contenidos. Baste decir que el documento es sólido y que plantea cinco principios rectores, muy congruentes con lo que la investigación y las prácticas efectivas a nivel internacional han confirmado:

1. El niño es un aprendiz competente (es decir, las actividades deben orientarse a enriquecer lo que ya ocurre, y no suponer que lo “creamos” con nuestra acción; los niños más pequeños, y tooodos los niños, ya están aprendiendo. No son sub-humanos o pre-humanos; son pequeñitos pero sienten, piensan, saben).

2. El niño como sujeto de derechos (esto es, no es opcional el respeto y promoción de su seguridad, de su libre expresión, a la vida libre de violencia, etc.).

3. Garantizar el juego y el aprendizaje (estos dos derechos de niñas y niños son los que deliberadamente se promueven con el Programa).

4. Orientar y enriquecer las prácticas de crianza (como dijimos, no todo se resuelve en instituciones; la educación inicial es incompleta si no involucra a las familias y toma en cuenta su contexto, sus aspiraciones y su cultura)

5. Ofrecer servicios educativos de calidad (que sean chiquitos no significa que niñas y niños de cero a seis merezcan poquito; no es adecuado tenerlos en condiciones precarias y es mejor una estrategia de activación con las familias y la comunidad, y no instalaciones insalubres o peligrosas, como mostró la tragedia de la guardería ABC, ni tampoco personal impreparado y mal pagado que no tiene la disposición o la formación adecuadas para estimular la exploración y el descubrimiento, el despliegue de los lenguajes y la convivencia armónica y afectuosa.

Ésa es la jugada dibujada, hoy, en el pizarrón nacional. Pero hace falta la selección nacional que se tome las metas y se obligue a financiar y monitorear los avances. Por ello, desde la sociedad civil, convocaremos a un Pacto Nacional por la Primera Infancia.

Esta historia, literalmente, continuará…

* Presidente Ejecutivo de Mexicanos Primero

Fuente del Artículo:

Para comenzar bien, un compromiso

Comparte este contenido:

Una educación cada vez menos física

Por: Marcela Díaz Sandoval.

Lo que empezó como un cambio de paradigma para los estudiantes y un desafío en infraestructura y enseñanza para las instituciones, hoy se convierte en el futuro de la academia. Así avanzan las cifras y este es el perfil de los colombianos que optan por la modalidad virtual.

Colombia incursionó en la educación virtual de una manera muy tímida. En el año 2015, cuando apenas salían los primeros rumores de implementar esta modalidad en las tradicionales aulas físicas, el Gobierno Nacional, en alianza con la Corporación Renata y el Politécnico Grancolombiano, convocaron a los principales líderes e instituciones involucradas para participar en la creación de la primera Estrategia Nacional de Educación Superior Virtual. Hoy, este modelo en el país ha crecido 98,9 %.

Según datos recientes del Ministerio de Educación Nacional, el número de matrículas de educación superior, modalidad virtual, ha evidenciado una tasa de crecimiento desde el 2011 (13,6 %) hasta el 2014 (90 %). Aunque en 2015 la tasa de crecimiento de las matrículas se moderó, en 2016 volvió a repuntar hasta llegar a 98,9 %. Las razones que han influido son diversas.

Un estudio encargado por la Institución Universitaria Politécnico Grancolombiano al Centro Nacional de Consultoría (CNC) logró determinar cuáles son las habilidades que los estudiantes de modalidad virtual de la institución desarrollan durante su formación, reconociendo el modelo como uno de los más incluyentes, en donde se ha nivelado la remuneración económica, una disminución del tiempo en la consecución de empleo y la posibilidad de retomar un ciclo educativo que fue interrumpido.

A esto se suman las palabras de Fernando Dávila, rector de dicha institución, para quien la educación virtual es el futuro. “Este modelo es el mejor aliado en la consecución de una carrera profesional, ajustándose a las necesidades particulares. Para nuestra institución, cada estudiante es único, por esta razón creo en el aprendizaje autónomo y personalizado”.

Pese a los avances, Dávila afirma que aún existen muchos desafíos por afrontar en este camino. El primero de ellos es conseguir un cambio de paradigma, que la academia entienda que el proceso virtual es tan o de más calidad que el presencial cuando se hace con rigurosidad; el segundo es la apertura de todo el sector a esta modalidad; otro importante y en el que ha habido avances tiene que ver con la conectividad que llega a los municipios lejanos, que debe ser de alta calidad; el cuarto depende de las universidades, que implementen tecnología robusta para contar con las plataformas que el estudiante necesita, y el desafío más grande tiene que ver con los procesos de servicio y atención a los jóvenes para lograr que la deserción sea cada vez menor.

De acuerdo con el estudio del CNC, el principal motivo por el que las personas ingresan a un programa virtual es que tienen mayor disponibilidad de tiempo para atender responsabilidades laborales (47 %), seguido por mayor disponibilidad de tiempo para atender responsabilidades familiares (22 %), menor costo en la matrícula (14 %) y que les permite estudiar desde su municipio sin necesidad de trasladarse (12 %).

En cuanto a los planes cuando finalice el programa que está cursando actualmente, el 65 % de los estudiantes virtuales respondieron continuar con los estudios, el 40 % buscar un nuevo trabajo, el 9 % viajar y el 6 % crear empresa.

La metodología de la investigación utilizó mixtas cuantitativas y cualitativas. La muestra cuantitativa incluyó un total de 1.259 encuestas a estudiantes, 593 a egresados de la Institución Universitaria Politécnico Grancolombiano y 80 a empleadores de egresados.

Aún es largo el camino por recorrer; sin embargo, los resultados que se han logrado con el esfuerzo de estos años ya saltan a la vista. En 2017 el mejor examen Saber Pro del país en Contaduría Pública fue de un estudiante virtual, ese mismo año el mejor Saber Pro en Ingeniería lo obtuvo un estudiante de esta modalidad. La educación virtual es el vehículo a través del cual miles de colombianos han logrado de manera efectiva adelantar una carrera universitaria. El 50 % de los encuestados afirmaron que la educación virtual fue la única herramienta que les permitió obtener un título profesional.

Fuente del Artículo:

https://www.elespectador.com/noticias/educacion/una-educacion-cada-vez-menos-fisica-articulo-735695

Comparte este contenido:

La Educación Católica es Única y debe Inspirar

Por: Obispo James T. Schuerman

¿Por qué es importante la educación católica y de qué manera es única? ¿Qué le da a una escuela una identidad católica?

Bajo el pontificado del Papa Juan Pablo II (ahora San Juan Pablo II), el arzobispo J. Michael Miller, CSB, Arzobispo de Vancouver, fue secretario de la Congregación para la Educación Católica y vicepresidente de la Obra Pontificia de las Vocaciones Sacerdotales. El tercer capítulo de su libro, La Enseñanza de la Santa Sede sobre las escuelas católicas (Atlanta: Sophia Institute Press, 2006) se titula «Cinco marcas esenciales de las escuelas católicas». Este artículo es una reflexión sobre las cinco características de la educación católica nombrada por el Arzobispo Molinero.

Primero, una escuela verdaderamente católica tiene como inspiración una «visión sobrenatural». Es decir, las escuelas católicas forman a los jóvenes para ser buenos ciudadanos del mundo, siguiendo el mandato de Jesús de amar a Dios y al prójimo, para afectar el mundo con la levadura de el Evangelio y convertirse en ciudadanos del Reino de Dios. En otras palabras, el objetivo de quienes reciben educación católica es llegar a ser santos: llegar al cielo. San Juan Pablo II señaló la creencia de que los seres humanos son creados a la imagen de Dios, y por medio del Espíritu Santo son llamados a la vida en Cristo. La educación católica enfatiza la dignidad de la persona humana, especialmente la dimensión espiritual. La educación católica no se trata simplemente de adquirir información que mejorará las posibilidades de éxito y comodidad. Es más bien un levantamiento de la persona humana,

En segundo lugar, la educación católica se basa en una «antropología cristiana», que es una forma elegante de nombrar nuestra autocomprensión como personas humanas y cristianas. Gran parte de lo que hacemos en la educación católica se basa en cómo nos imaginamos a nuestro Dios, nuestro mundo y a nosotros mismos. Algunos autores llaman a la cosmovisión exclusivamente católica la «imaginación católica». La imaginación católica es la perspectiva de que Dios está presente en la creación y en los seres humanos, y así los seres humanos y las cosas materiales pueden ser canales e instrumentos de la gracia de Dios. Por esa razón, la Iglesia Católica le da tanta importancia a los sacramentos. Dios se revela de manera poderosa en los signos sacramentales como el pan y el vino, que se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo en la celebración de la Misa. Como escribió alguna vez el poeta y sacerdote jesuita inglés Gerard Manley Hopkins:

La imaginación católica es una cosmovisión que acepta la idea de que lo sobrenatural y lo natural son complementarios, y que la gracia se basa en la naturaleza. La creación de Dios es buena, y cada persona tiene la dignidad de un hijo de Dios. Jesús, a través de su encarnación, es decir, al convertirse en uno como nosotros, se une a cada persona humana. La educación católica se esfuerza por despertar la conciencia de la presencia de Cristo Maestro y Maestro.

Tercero, la comunidad y la comunión son esenciales para la educación católica. En una sociedad excesivamente individualista, la educación católica enfatiza la realidad de nuestra interdependencia como seres humanos. «Ningún hombre es una isla», escribió el poeta John Donne. Pertenecemos a la comunidad en muchos niveles: familia, amigos, comunidad cívica, parroquia y la Iglesia en general. Nos necesitamos los unos a los otros, y siempre es en el contexto de la comunidad que realmente nos convertimos en nosotros mismos. Las escuelas católicas son comunidades, que incluyen la cooperación entre los educadores y la familia, la cooperación entre los educadores y los obispos y la Iglesia en general, y una interacción profunda entre los educadores y los estudiantes.

La escuela católica es un lugar que es reconocible como católico. Hay elementos del entorno de las escuelas católicas que inspiran un sentimiento de conexión con la comunidad de fe más amplia:
• la presencia del crucifijo en las aulas;
• la expresión de la oración diaria y la liturgia frecuente;
• la disponibilidad de la Misa y el Sacramento de la Reconciliación; y
• devociones correspondientes al año de la Iglesia, como la corona de Adviento, el Estaciones de la Cruz durante la Cuaresma, la oración del rosario en octubre y mayo.

En cuarto lugar, el plan de estudios de las escuelas católicas está imbuido de un espíritu de catolicismo. El plan de estudios tiene como objetivo desarrollar el crecimiento de la persona en todas sus dimensiones: intelectual, física, psicológica, moral y religiosa. La clave de este enfoque integral es el Evangelio. La formación de los jóvenes en estas dimensiones se centra en Jesucristo, quien se hizo como nosotros por amor, murió para liberarnos y resucitó para darnos vida eterna, verdadera y auténtica, que comienza aquí y ahora, y llega a la realización en la vida venidera.

En medio de una sociedad que tiende a ver todo en términos de relativismo, la educación católica busca inspirar una sed de sabiduría y un deseo de verdad. En esta luz, los estudiantes de la escuela católica desarrollan una brújula moral, aprendiendo a discernir qué es realmente valioso en la vida. Sus educadores les dan las herramientas para tomar buenas decisiones, lo que los beneficiará a ellos mismos y a los demás en este mundo, con la mirada puesta en el mundo venidero. El resultado es que los estudiantes de las escuelas católicas no aceptan simplemente la cultura tal como es, ni la rechazan sin más. Más bien, la educación católica los inspira a transformar la cultura con actitudes y acciones llenas de fe.

Quinto, la educación católica se sustenta en los valores del Evangelio. El papel de los maestros y administradores es participar en la misión de evangelización de la Iglesia. Como personas de fe, convencidas de la dignidad innata de los estudiantes que enseñan, los maestros inspiran a sus alumnos a ser lo mejor que pueden ser, intelectualmente y espiritualmente, por la gracia de Dios.

Una orientación sobrenatural, una perspectiva católica única, una fuerte dimensión comunitaria, un plan de estudios empapado en el pensamiento católico, un camino de aprendizaje sostenido por los valores del Evangelio; estas cosas se suman a una visión poderosa. Imagina a nuestros jóvenes realmente creyendo en Dios y en sí mismos. Imagínelos buscando las estrellas en su pasión por la verdad. Imagínelos desarrollando un profundo sentido de su propia dignidad y la dignidad de los demás, y usando su brújula moral para tomar las decisiones correctas en la vida. Imagínenlos dando forma, cambiando y transformando el mundo con sus habilidades intelectuales bien afiladas y sus conocimientos espirituales dados por Dios. Estos son sueños que se vuelven realidad en la educación católica.

Fuente del Artículo:

Catholic Education is Unique and Should Inspire

Comparte este contenido:
Page 1317 of 2424
1 1.315 1.316 1.317 1.318 1.319 2.424