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Los años dorados del siglo XX en la Universidad de La Habana

Por: Luis A. Montero Cabrera

La documentación corriente acerca de la vida universitaria en cualquier lugar del mundo suele abordar muchas facetas de esa componente indispensable de la vida humana de hoy. Los rendimientos y la reputación de los centros suelen dominar la información para los que conducen la actividad y también para los que se preparan para acceder a ella. Muchos de los más maduros sienten que reviviendo con recuerdos pueden de alguna forma replicar la felicidad, o las dulces desventuras, experimentadas en esos años de la vida. Los que gobiernan bien se preocupan por toda información que contribuya a la buena marcha de la educación superior como una pieza decisiva de la trama social moderna. Poco se conoce y está documentado, sin embargo, de intervenciones sistemáticas y efectivas de gobernantes en contacto directo con estudiantes y docentes en una universidad.

A partir de la Reforma Universitaria de 1962, documento abarcador y modernizador de un sistema de educación superior que mucho lo requería, se fueron cambiando estructuras y concepciones. La Universidad de La Habana resultante de ese proceso abarcaba la formación de todo joven que deseara y pudiera cursar estudios superiores en las provincias desde Matanzas hasta Pinar del Río, incluida la entonces Isla de Pinos. Comprendía todas las carreras, desde las médicas hasta las de enseñanza, pasando por las tecnologías, las ciencias básicas y las humanidades. Varios presidentes de la Federación Estudiantil Universitaria, secretarios generales de la Unión de Jóvenes Comunistas, rectores, vicerrectores y decanos conducían seria y paulatinamente los cambios que la reforma indicaba. Los estudiantes y profesores, todos muy nuevos y muchas veces indistintos, enfrentábamos el nuevo escenario con el entusiasmo del que confía en un futuro irremisiblemente maravilloso. Algunos éramos estudiantes de tercer año en la mañana y profesores conferencistas de otra carrera por la tarde. Un Ministro de Industrias como el Che, con alma de redentor y cultura multifacética le pedía a una decana, directamente por carta y también personalmente, que su Facultad se sumara a sus cometidos. Quería también aprender las matemáticas que su educación de médico no le había proporcionado.

Lo insólito comenzó a ocurrir en los años alrededor de 1965 y continuó prácticamente hasta iniciada la década de los 70. El primer ministro del país, que era Fidel, visitaba regularmente la Plaza Cadenas, corazón del campus central. Ocurría generalmente durante las horas de la activa noche de cursos para trabajadores, estudios en la Biblioteca Central, encuentros sentimentales y reuniones de las organizaciones que no se podían dar por el día porque las clases y su horario eran sagrados. Los que estábamos por esos entornos y súbitamente veíamos aparecer por la entrada de la calle J los tres Oldsmobile del año 1960 ya sabíamos que nos esperaban unas cuantas horas de diálogo activo, sobre temas publicables o no, y de la más variada índole. Desde la Revolución China, hasta los efectos de ciertas carnes para la salud, pasando por las formas de distribución de la tierra que habían seguido diversas revoluciones antes de la cubana.

En 1966 todos nos sorprendimos al conocer que había sido nombrado como rector un médico desconocido para muchos. Se trataba de José Millar Barruecos, con el apodo de “Chomi”. Un rector joven y con un apodo informal ya sonaba a “cosas de Fidel”. Se trataba de alguien que se había destacado en los primeros intentos de llevar la salud a los lugares donde vivían los olvidados de siempre en Cuba. Era un producto del llamado entonces “Servicio Médico Social Rural”. Nada más sabíamos de él.

Lo que si supimos después fue que esa medida significó la intervención decisiva de las ideas revolucionarias para realizar lo mejor de la Reforma de 1962 y bastante más. El estrecho y fresco contacto sistemático de Fidel con los estudiantes y profesores y ahora la frecuente, informal y efectiva comunicación entre el rector y el líder de la Revolución condujeron a años de cambios y fomento radicales.

Se crearon grupos multidisciplinarios con estudiantes y profesores de diversas áreas que se llamaron “polivalentes”, usando graciosamente un término químico para fomentar lo que hoy es una práctica modernísima de gestión en todas partes. De ellos salieron recomendaciones fundacionales de muchas iniciativas fidelistas de entonces. También se crearon “equipos económicos” con los de economía, contabilidad, y otras carreras que conviniera. Se fundaron centros de investigaciones, lo mismo de aplicaciones informáticas a las ciencias médicas que de ciencias marinas; se fundó un monumental jardín botánico; se cimentó la formación biológica, física, matemática, química. Se impartieron semestres completos de ciertas carreras en la Sierra Maestra, para conocer científicamente lo que ya se sabía empíricamente por los revolucionarios. También se diseñó y produjo en pequeñas series una computadora de las más modernas de entonces, acompañada de un inédito lenguaje de programación en español, que se llamó “LEAL”. Todos estos hechos y muchos más en tan poco tiempo y por parte de gente tan joven tienen pocos o ningún referente en este mundo, en cualquier época pasada o presente.

También, algunos de los problemas teóricos que más tarde conducirían a cataclismos de revoluciones anteriores fueron presentidos en un novedoso Departamento de Filosofía que tenía su propia revista, culta, joven, revolucionaria, esencialmente admiradora de las esencias de Marx y Lenin. Los que estudiamos entonces los cursos obligatorios de ideas filosóficas en cualquier carrera solo vimos en las librerías a los manuales que habían digerido otros de los fundadores, a imagen y semejanza de un proceso deformador de las raíces. Nuestros textos, por el contrario, eran los documentos originales de los autores de la teoría revolucionaria. Y eso era una indicación de Fidel.

Para los testigos y modestos protagonistas de aquellos tiempos en la Universidad de La Habana, la que entonces “solo” tenía 240 años, esos fueron sus “años dorados” del siglo XX. Entonces estaba entera, con todas las disciplinas que hacen a una universidad y éramos estudiantes o jóvenes graduados dedicados a las ciencias, o a las tecnologías, o a las humanidades. Un joven, culto, audaz, visionario y admirado líder revolucionario usaba parte de sus noches de trabajo conversando con los estudiantes y profesores que habitaban entonces la Acrópolis de La Habana, aceptando la invitación del Alma Mater para escalar por la colina hasta ella y poder participar en la conversación con Fidel.

En estos tiempos que la madre cumple 290 años, los simples y hermosos vínculos que se establecían entonces entre los jóvenes creativos y los líderes pueden reeditarse mirando hacia los tres siglos. Eso sí, en esos nuevos vínculos no cabrían ataduras formales, ni lenguajes aburridos y ni estilos artificiales. Las mentes jóvenes y fisiológicamente revolucionarias siguen ahí, en la misma plaza, y con nuevos futuros que deberían estar en Cuba y también cargados de ilusiones tan o más cautivadoras que aquéllas de los años dorados.

Fuente: http://www.cubadebate.cu/opinion/2018/01/20/los-anos-dorados-del-siglo-xx-en-la-universidad-de-la-habana/#.WmYel7zia00

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El futuro de la educación: hacer prácticas gratis mientras estudias Bachillerato

Por: Hector G. Barnés

Una de las ideas que se han repetido con mayor frecuencia durante los últimos años, especialmente desde que la crisis económica disparó los niveles de paro entre los jóvenes españoles, es que el sistema educativo de nuestro país y el mercado laboral siguen caminos muy distintos. Las palabras del ministro de Educación, Iñigo Méndez de Vigoapuntan precisamente en esa dirección, especialmente en lo que concierne al refuerzo de la Formación Profesional y las enseñanzas prácticas como una “alternativa educativa moderna, de calidad, especializada y que va de la mano del mercado laboral”.Íñigo

Esta orientación hacia la empleabilidad de la enseñanza formal está comenzando a reflejarse en una etapa incluso más temprana. Es decir, durante el Bachillerato (y, en ocasiones, la ESO). Es el caso, por ejemplo, del Colegio Internacional de Sevilla San Francisco de Paula, que incorporó el pasado curso la posibilidad de que sus alumnos realicen de forma voluntaria prácticas prelaborales en organizaciones de distinto perfil (tecnológicas, de comunicación u ONG). Es algo relativamente habitual en otros países donde la Formación Profesional tiene un gran peso, como Alemania. Allí, en regiones como Schleswig-Holstein, las prácticas forman parte del currículo en asignaturas como Economía y Política para que el estudiante entienda cómo funciona una empresa.

Son cada vez más los centros que ofrecen a los alumnos la posibilidad de empezar a integrarse en el mercado laboral antes de abandonar el instituto

Ello provoca que, por ejemplo, el Colegio Alemán de Bilbao oferte prácticas en empresas alemanas a los alumnos de Bachillerato, con el objetivo de que “tengan su primera experiencia profesional”. En el Colegio Virgen del Mar de Tenerife, los estudiantes de ESO y Bachillerato con mejor expediente pueden hacer prácticas en las instalaciones del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Otros centros, como el Colegio Internacional Peñacorada, llevan a cabo la ‘work experience’, unas prácticas formativas no laborales en 20 empresas diferentes de Castilla y León.

De las aulas a las oficinas. (iStock)
De las aulas a las oficinas. (iStock)

Son cada vez más los centros que ofrecen a los alumnos la posibilidad de empezar a integrarse en el mercado laboral antes de abandonar el instituto como una forma de prepararlos para lo que se avecina. “Debemos ser conscientes de que el mundo profesional está demandando habilidades que no se están evaluando”, explica el director del colegio sevillano, Luis Rey. “Podríamos dar la espalda a la realidad, y centrarnos solo en lo académico, pero estaríamos haciendo un flaco favor a nuestros hijos”. En la elaboración de los planes estratégicos del centro participan, además, empresarios y directivos del sistema productivo español.

¿A quién beneficia?

Uno de los principios en los que se basan estos proyectos es en que los alumnos adquieran aprendizajes que puedan poner en práctica en el mercado laboral antes de concluir sus estudios. Sin embargo, para Paco Ávila, responsable del Instituto Oficial de Formación Profesional MEDAC y experto en la relación entre empresa y mundo educativo, aunque “todo lo que sea sacar al alumno de su entorno y acercarle al mundo laboral es fantástico”, el final último no debería ser tanto que el alumno recibiese un aprendizaje práctico como que le sirviese de orientación a la hora de encontrar su vocación.

Deberían llevarlos a un supermercado o a un centro médico. No es una cuestión de aprender, sino de descubrir su vocación

De ahí que, en opinión de Ávila, las prácticas ideales no se centrarían en una única empresa, sino que tendrían lugar en distintos sectores profesionales en que los estudiantes desempeñasen distintos trabajos para facilitar su comprensión de los distintos entornos laborales. Ello contribuiría, por ejemplo, a reducir el número de estudiantes que abandonan prematuramente su carrera universitaria. “Con 18 años es difícil tomar una decisión, y hay mucho fracaso porque se dan cuenta de que no es lo que querían”, explica. “Deberían llevarlos a una cadena de supermercados, a una empresa de servicios o a un centro médico. No es una cuestión de aprender, sino vivencial, como un viaje”.

El Colegio Alemán de Bilbao, por ejemplo, incide en el carácter orientativo de sus prácticas. En el caso del Francisco de Paula, los propios estudiantes eligen el perfil de empresa en el que desean realizar las prácticas. El centro organiza una Feria de las Organizaciones en la que los alumnos, junto con sus padres, se informan de las características de cada una y deciden en función de sus intereses. Las prácticas prelaborales, no remuneradas, se realizan a lo largo de unas semanas, durante el verano.

Habilidades, ¿qué habilidades?

Estos proyectos pioneros en el panorama español reabren el debate del rol que debe jugar la empresa en la formación de los jóvenes. En concreto, entre los distintos roles que deben jugar la educación obligatoria —que en nuestro país llega hasta la ESO—, la posobligatoria y preuniversitaria (el Bachillerato) y la superior (grados, licenciaturas y posgrados). El Bachillerato, según la Ley Orgánica 2/2006, además de capacitar a los alumnos para la educación superior, tiene como finalidad “proporcionar a los alumnos formación, madurez intelectual y humana, conocimientos y habilidades que les permitan desarrollar funciones sociales e incorporarse a la vida activa con responsabilidad y competencia”.

El acento, en este caso, se sitúa en preparar mejor a los alumnos para un entorno profesional que, se entiende, dista mucho de lo que se aprende en la escuela. “El informe sobre el futuro de los empleos del Foro Económico Mundial fue tan taxativo como elocuente: las habilidades técnicas necesitarán ser fuertemente complementadas por facultades sociales y de colaboración”, señala el San Francisco de Paula. Para Jurjo Torres, catedrático de Didáctica y Organización Escolar en la Universidad de A Coruña y autor de ‘Políticas educativas y construcción de personalidades neoliberales y neocolonialistas’, esto se traduce en “prácticas en el mundo de las grandes empresas, pero como ‘empresarios, directivos y ejecutivos”.

En su opinión, el programa está “obsesionado por encaminar la vida futura del alumnado hacia el mundo empresarial” (y hacia las STEM, es decir, ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas) y considera que “en ningún momento se le hace analizar críticamente el mundo de la empresa capitalista: la justicia de la organización empresarial, del sexismo dominante, el grado de participación democrática, la ética que caracteriza ese modelo empresarial y productivo, etc.”. La educación no debería limitarse a eso. “En Bachillerato, el alumnado no suele tener decidido su futuro profesional (eso caracteriza más a la FP y a la universidad), pero si ya se hace tanto hincapié en estas prácticas prelaborales en esos ámbitos es previsible que otros no lleguen a conocerse”, añade el profesor. Como recuerda Ávila, esta estrategia de acercamiento al mercado laboral de ciertos colegios privados no puede llevarse a cabo de cualquier manera.

Fuente: https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2018-01-18/practicas-empresas-bachillerato_1507562/

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La ciudad de las columnas

Por: Graziella Pogolotti

Anduvo de un lado para otro hasta arrimarse a una bahía en forma de bolsa, protegida por un estrecho canal. Al principio, fueron modestas casitas de adobe o madera colocadas de cualquier modo, sin pensar mucho en el trazado de las calles. A un costado, en lo que habría de ser más tarde la villa de Guanabacoa, sobrevivía un agrupamiento de los habitantes originarios de la Isla. En tan precarias condiciones los incendios eran frecuentes.

El puerto dio vida y razón de ser a aquel núcleo primario  de un conglomerado urbano cuando empezaron a juntarse las flotas, en espera del momento propicio para emprender viaje a través del Atlántico cargadas con el oro y la plata de América, fuentes nutricias de la naciente acumulación de capital. Entonces La Habana tuvo que crecer y fortificarse mientras proveía hospedaje, alimentos y recreación a una población flotante que recalaba ociosa, año tras año, en las costas de la Isla. En ese tiempo de espera se reparaban las naves. Con la destreza adquirida en los oficios y la disponibilidad de cedros y caobas se construyeron embarcaciones para responder a las necesidades bélicas de la armada española.

El caserío primario se iba convirtiendo en ciudad. Se trazaron calles. Se establecieron elementales regulaciones urbanas.

En ininterrumpida expansión, la ciudad había adquirido un diseño urbano que ponía en valor plazas, construcciones simbólicas del poder dominante y viviendas de noble presencia, adaptadas a las exigencias del clima tropical. Los patios, ventanales y vidrieras de color destinadas a tamizar la luz solar les confirieron marca de originalidad. Otrora edificadas como medida de protección, las murallas se convirtieron en prisiones. Había empezado la marcha hacia el oeste. El Cerro acogió casas señoriales. Para los terrenos silvestres del Vedado se elaboró una de las concepciones integrales de desarrollo urbano más avanzadas de la época. Abierto a las brisas del mar, sus verdes parques y parterres contribuían a refrescar el ambiente.

Dos hermosas avenidas, G y Paseo, adosadas a la suave colina, ofrecían el disfrute de la visualidad a un espléndido panorama.

La Habana se acerca a su medio milenio. Prosistas, poetas, músicos, pintores, viajeros venidos de otras  latitudes han construido su mitología y han destacado su singularidad. Su presencia se manifiesta extensamente en la obra de Alejo Carpentier.

Aparece en El siglo de las luces. Algunos de sus rasgos pueden identificarse en El recurso del método. Asoma en Concierto Barroco y ocupa buena parte de La consagración de la primavera. La encontramos en numerosas crónicas periodísticas del narrador cubano, quien la definió como «ciudad de las columnas» en uno de sus ensayos clásicos.

El escritor observó detalles de su arquitectura, el contrapunteo de luz y sombra en sus calles más antiguas y la amable protección que brinda a los paseantes la secuencia de portales que recorren el Prado y amplias zonas de La Habana del Centro, tan cercana a la obra de Fina García Marruz. Descubrió en la audaz y afortunada mezcla de estilo una libérrima  y herética manera de apropiarse, transformadoramente, de los modelos llegados  del otro lado del Atlántico, característica compartida con otras urbes del nuevo mundo.

El paso del tiempo, el crecimiento demográfico, el efecto de intervenciones improvisadas y el deterioro del fondo habitacional han dejado profundas cicatrices. La restauración de la zona más antigua revela, tanto a los nativos como a los visitantes que acuden en virtud de la apertura turística, los valores culturales y económicos de un legado monumental que en otras partes del continente  fue arrasado por una falsa noción de modernidad y por una especulación financiera carente de las debidas regulaciones.

Al cabo de pocos siglos, nuestra Habana muestra los signos de una edad avanzada.

Reclama inversiones que sobrepasan nuestra disponibilidad de recursos. Conserva, sin embargo, la riqueza intrínseca en un muestrario  que recorre la historia de la arquitectura, desde nuestro austero barroco, su peculiar eclecticismo, sus muestras art déco, su contribución renovadora en los 50 de la pasada centuria, hasta llegar a significativos conjuntos edificados durante la Revolución. Preserva, además, su dimensión humana.

El desafío es enorme. Apremia definir conceptos para establecer las vías y las prioridades del hacer. Sin desdeñar la importancia de los monumentos paradigmáticos, la perspectiva de análisis debe situarse en términos de urbanismo, sustentado en un acercamiento interdisciplinario, integrador de diversidad de factores que intervienen en la vida de la ciudad.

Hay que restaurar redes: las invisibles, por subterráneas; las de comunicación, para vincular vivienda y centro de trabajo; las comerciales, las áreas verdes y los espacios de asueto, teniendo en cuenta también el peso de una población envejecida.

Se impone fortalecer y divulgar el marco legal regulador, garantía de preservación de los valores identitarios y base para la  concertación de esfuerzos múltiples por parte del Gobierno, de los propietarios y de los municipios, decisivos en una ciudad extensa y de extrema densidad demográfica.

El medio milenio se nos viene encima. Es el momento propicio para abrir el horizonte hacia un punto de partida, para unir voluntades, para analizar los problemas que nos abruman, las oportunidades latentes para la salvaguarda de un legado valiosísimo y ofrecer a los habaneros un entorno acogedor, hecho a la medida del buen vivir.

Fuente: http://www.granma.cu/opinion/2018-01-21/la-ciudad-de-las-columnas-21-01-2018-21-01-36

 

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Un siglo de autonomía

Por: Ignacio Mantilla

En el mundo universitario, este nuevo año nos ofrecerá múltiples escenarios propicios para reflexionar sobre la manera como las universidades realizan sus labores hoy, y muy especialmente sobre la moderna forma de entender sus funciones misionales.

Entre los eventos que tendrán lugar en 2018, hay que resaltar especialmente un encuentro internacional de gran importancia, al que me quiero referir. Se trata de la Tercera Conferencia Regional de Educación Superior, CRES 2018, que se realizará en el mes de junio en la ciudad de Córdoba (Argentina).

La conferencia, considerada el evento más importante del Sistema de Educación Superior de América Latina y el Caribe, se realiza cada 10 años, y permitirá debatir sobre la situación regional de la educación superior y delinear un plan de acción para la próxima década.

Será también la oportunidad para conmemorar el primer centenario de la reforma universitaria que se inició en la Universidad Nacional de Córdoba, más conocida como la Reforma de Córdoba, y que dio origen a la conquista de la autonomía universitaria, extendida en las décadas posteriores a las demás universidades públicas latinoamericanas.

Esa es la razón por la cual se ha decidido que sea la Universidad Nacional de Córdoba la sede de la Conferencia y que, un siglo después de su proclamación, la autonomía universitaria sea uno de los grandes temas a debatir.

Desde la Unión de Universidades de América Latina y el Caribe (Udual) hemos declarado nuestro interés en participar abordando una amplia variedad de temas. Asuntos como el aporte que pueden brindar las universidades para que los gobiernos aprovechen el conocimiento que ellas generan y lo integren a objetivos de desarrollo sostenible, y la misión social que hoy lleva a cabo la universidad latinoamericana y su responsabilidad ética para garantizar una educación pertinente y de calidad, serán objeto de discusión.

Uno de los temas que sin duda serán ampliamente expuestos en el evento es la autonomía universitaria como responsabilidad y desafío. Su reconocimiento en la reforma de Córdoba de 1918 es parte esencial de la naturaleza histórica de las universidades públicas latinoamericanas. Aparecerá, por supuesto, en el programa el debate en torno a la calidad y la necesidad de los sistemas de aseguramiento de la misma y de los incentivos para su estímulo.

Muy importante será el debate en torno a la evaluación y la acreditación frente a los indicadores únicos que vienen imponiéndose en el mundo sin reconocer la diversidad. Me refiero a los polémicos ránquines universitarios, que en su mayoría minimizan la importancia de la cobertura y la equidad social y privilegian los indicadores más relevantes en las universidades anglosajonas, desconociendo el contexto regional de América Latina.

Un encuentro de tal dimensión deberá incluir otros temas que siempre están presentes en los foros universitarios, tales como la función imprescindible de la investigación, tanto básica como aplicada, y sus incentivos para generar conocimiento; los retos y nuevas estrategias pedagógicas frente a los avances tecnológicos; la regionalización de la educación superior; los posgrados y la formación especializada al más alto nivel; la internacionalización, y la movilidad académica de estudiantes, profesores y funcionarios.

El año 2018 también es un año de importantes conmemoraciones y jubileos. En efecto, nos reuniremos para conmemorar el cumpleaños 800 de la Universidad de Salamanca, la más antigua de todas las universidades iberoamericanas. Al igual que la celebración del cumpleaños de una madre o de la mayor de las hermanas, será una oportunidad para compartir nuestros logros y experiencias y renovar objetivos misionales comunes. Y a la lista de celebraciones hay que sumar el bicentenario de la Universidad de Bonn, como institución que representa ese vasto grupo de universidades alemanas nacidas o refundadas hace dos siglos siguiendo el modelo educativo ideado por Wilhelm von Humboldt. Un modelo universitario que, en alguna medida, las universidades latinoamericanas hemos heredado y adoptado.

Las universidades, como representantes de la solidez del mundo académico, demuestran su importancia universal cada vez con mayor fuerza. Sobrevivir a tantas décadas, guerras y vicisitudes es motivo suficiente para el júbilo que transmite la celebración de estas efemérides.

Desde la sesquicentenaria Universidad Nacional, patrimonio de todos los colombianos, nos unimos a estas celebraciones de 2018 y extendemos desde ya un abrazo fraterno de felicitación a las comunidades académicas de esas instituciones hermanas.

Fuente: https://www.elespectador.com/opinion/un-siglo-de-autonomia-columna-734299

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El rodillo totalitario y la Educación sexual

Por: Pedro Trevijano

Hace pocos días leía un artículo en el que su autor se quejaba del déficit que acumulamos en materia de educación y civismo, en lo que puedo estar de acuerdo, pero no en la conclusión final que decía: «Y pensar que cuatro integristas se cargaron la Educación para la Ciudadanía». Ya me gustaría que el articulista tuviera razón y que realmente en nuestro país nos hubiésemos cargado la Educación para la Ciudadanía, pero ésta y la ideología de género siguen más vivas que nunca, como lo prueba el que estos mismos días, concretamente el 14 de Enero, se haya publicado en el Boletín Oficial andaluz la «Ley para garantizar los derechos, la igualdad de trato y no discriminación de las personas LGTBI y sus familiares en Andalucía». Si a esto añadimos que sigue avanzando en el Parlamento español la «Proposición de Ley contra la discriminación por orientación sexual, identidad o expresión de género y características sexuales, y de igualdad social de lesbianas, gais, bisexuales, transexuales, transgénero e intersexuales» nos daremos cuenta que el problema no es que haya desaparecido, sino todo lo contrario, está más vivo que nunca.

Detrás de estas leyes están las ideologías laicistas, relativistas, de ideología de género, marxistas y nacionalsocialistas. A quien le parezca demasiado osada esta afirmación le ruego que me enseñe donde están las discrepancias entre los principios educativos nazis rechazados por Pío XI en su encíclica «·Mit brennender Sorge» y los principios relativistas y laicistas. Es cierto que éstos hablan de democracia, diálogo, tolerancia, respeto a las minorías pero a quienes se atrevan a discrepar les caen unos multazos impresionantes, como les sucede a los médicos que intentan ayudar a un homosexual a llegar a la heterosexualidad, aunque sea a petición de éste, o a los Colegios que intentan que se respete el ideario del Centro. Estamos ante el pensamiento único y políticamente correcto, y como además es lo científico lo que tiene que acomodarse a la ideología y no al revés, ya pueden decir los libros de Ciencias o de Medicina lo que quieran, que son obsoletos y anticuados. Hace pocos años se pensaba que sólo había dos sexos, varón y mujer, hoy ya debemos andar por los cien géneros.

En la Exposición de Motivos III de la futura Ley española leemos: «El 4 de Febrero de 2014, el Parlamento Europeo aprobó por amplia mayoría el informe Lunacek, una hoja de ruta para acabar con la discriminación por orientación sexual o identidad de género o sexual». Esta Lunacek es una conocida defensora de la pederastia (ver Internet). Confiarle a ella la educación sexual europea y española no me parece de recibo e indica lo bajo en que muchos han caído.

Y es que, tal vez por primera vez en la Historia de la Humanidad, hay una ideología que intenta destruir la familia, destruyendo los valores en los que se sustenta, incluso en lo que es puro sentido común. Para poder realizar esta subversión, es necesario iniciarla cuanto antes, ya en la escuela y cuanto antes mejor, a ser posible desde la más tierna infancia. Para conseguir este objetivo se establece que sea el Estado y no los padres quienes deben dar las pautas educativas, aunque ello vaya contra la Declaración de Derechos Humanos y la Constitución, que establecen que son los padres los que tienen derecho preferente a escoger qué tipo de educación habrá de darse a sus hijos.

Hablar de derechos humanos significa, ante todo, para nosotros los creyentes, proponer la centralidad de la dignidad de la persona, en cuanto que ha sido querida y creada por Dios a su imagen y semejanza, derechos que tienen su fundamento en la naturaleza humana. Sin embargo, actualmente están surgiendo presuntos y falsos nuevos derechos, en contraposición con los anteriores derechos humanos, por ejemplo, el aborto ha pasado de ser un crimen horrendo a derecho humano, o el derecho a ser asesinado por la eutanasia, incluso contra la voluntad del paciente, como nos indica lo que sucede en los países donde es legal, o la educación afectivo sexual de acuerdo con la ideología de género, aunque ello signifique la disparatada libre elección del sexo y los libros de Ciencias sigan hablando de órganos masculinos y femeninos, o enseñar a masturbarse y que la fornicación y la promiscuidad pasen a ser prácticas recomendables. No nos extrañe por tanto que empiece a haber padres, como señaló el Papa Francisco ya en el 2015, que cuando llegan los niños de la escuela les pregunten de qué les han hablado los profesores, por si tienen que hacer una contraenseñanza.
como la principal fuerza de oposición a estas barbaridades es la Iglesia Católica, se le combate por considerarla retrasada y se trata de aterrar a profesores y centros educativos con amenazas de durísimas sanciones, porque la libertad de pensamiento, de conciencia, de religión, de opinión, de expresión, de enseñanza, no valen nada ante el rodillo totalitario de las leyes LGTBI.
Quiero terminar con una palabra de esperanza: espero que muchos padres no permitirán que delante de sus narices se corrompa a sus hijos, ni muchos homosexuales que no se les permita intentar salir de la homosexualidad, cuando cada vez hay más en todo el mundo que lo consiguen, o muchas mujeres que no van a permitir con los brazos cruzados que los hombres les roben sus medallas olímpicas. Y sobre todo Dios y el Bien son más fuertes que el Diablo y el Mal.
Cuando tenía este artículo escrito y a punto de mandarlo, me encuentro el comunicado de los Obispos andaluces sobre la Ley de Ideología de Género aprobada por la Junta de Andalucía. Si esa Ley sale adelante se acabó la democracia en España. Es difícil cargarse más derechos humanos, los de verdad, los que están en la Declaración de 1948, en una sola Ley. O reaccionamos, o pasamos a ser un país totalitario.

Fuente: https://www.portaluz.org/el-rodillo-totalitario-y-la-educacion-sexual-2631.htm

 

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El derecho a la educación en Chile: un debate inconcluso

Por: Observatorio del Derecho a la Educación y la Justicia

El Observatorio del Derecho a la Educación y la Justicia (ODEJ) es una plataforma para el pronunciamiento público, impulsado por el campo estratégico en modelos y políticas educativas del Sistema Universitario Jesuita (SUJ). Su propósito consiste en la construcción de un espacio de análisis informado y de posicionamiento crítico de las políticas y las reformas educativas en México y América Latina, arraigado en la realidad social acerca de las injusticias del sistema educativo, y recupera temas coyunturales y estructurales con relación a la agenda educativa vigente.

Dr. Juan Pablo Queupil

Centro de Investigación para la Educación  Inclusiva

Ha comenzado el año 2018 y en Chile asumirá el próximo marzo un nuevo presidente. Como era de esperar, la política educativa estuvo presente en cada uno de los debates que precedió la elección de la centro-derecha, representada por Sebastián Piñera, quien va por su segundo mandato, luego de que su primer gobierno haya desbancado a la centro-izquierda, liderada por Michelle Bachelet. Curiosamente, esto se repite por segunda ocasión.

En los últimos 45 años, estos dos bandos políticos han estado demarcados por el hito histórico del golpe de Estado de 1973, encabezado por el ya fallecido General Pinochet, quien aún pareciera tener una presencia en varios asuntos nacionales, reflejada en la imposición de reformas en educación, salud, sistema de pensiones, e incluso en la constitución chilena, entre otros ámbitos de acción.

Dentro de este ambiente post-elecciones presidenciales y de cambio de gobierno, no es sorpresa que la educación siga siendo una temática en la primera línea de la política pública chilena. Es claro que existe un consenso sobre los beneficios de una sociedad más educada, trayendo consigo efectos positivos en la economía, aspectos culturales, en la movilidad social, entre otros, analizados ampliamente por la literatura. Sin embargo, el retorno a la democracia en Chile, en los inicios de los años ’90, cimentó a los bandos políticos mencionados con dos posturas y visiones de la educación, en una dicotomía que se ha mantenido por casi cinco décadas. Además, como efecto de todo lo anterior, cabe considerar que Chile es uno de los países con mayor inequidad y segregación social y educacional en el mundo (Valenzuela, Bellei & De Los Ríos, 2010), lo cual no se ha logrado sortear y más bien se ha incrementado.

Así, desde que la dictadura impuso un modelo neoliberal para la educación, como lo ha resumido Atria (2014), la dicotomía en Chile radica en entender la educación como un bien de mercado versus un derecho social. Si bien la presidenta Bachelet ha intentado llevar adelante un cambio de paradigma hacia esta última noción de cómo entender y comprender la educación, esto no está declarado de forma explícita en la Constitución chilena heredada por la dictadura, y lo que pareciera ser aún más anecdótico, el electo presidente ha expresado explícitamente su inclinación por lo primero, igualmente matizando su discurso ante su inminente segunda elección.

Por ello, llama la atención que aún no ha sido abordado apropiadamente el debate sobre qué entendemos por el derecho a la educación en Chile. Si bien esta es una frase que aparece en cada proyecto de ley dentro de la reforma educacional impulsada por la presidenta Bachelet, más bien pareciera ser concebida en términos de “un ideal” o una visión de algo deseable (al menos declarativamente), y no como algo garantizado para los ciudadanos chilenos. Tal vez el más optimista podría aseverar que, a través de diversos mecanismos o programas, es un anhelo de recuperar un derecho usurpado por la dictadura. Así, entre estos últimos esfuerzos destacan la Ley de Inclusión Escolar (Ley N°20845, 2015), la reciente ley del nuevo sistema de educación pública (Ley N°21040, 2017) y la gratuidad de la educación superior –hasta ahora sólo para los seis deciles más pobres de la población, y en instituciones acreditadas–. En este sentido, si consideramos sólo esta última iniciativa, estaríamos lejos de afirmar que la educación es un derecho universal, pues además debemos considerar que en Chile hay miles de personas endeudadas por décadas, tras haber obtenido créditos y préstamos para cursar sus estudios superiores. Paradójicamente, la educación superior era gratuita (no involucraba pago de aranceles) antes de la dictadura, igual que la mayor parte de la educación pública escolar.

El propio Atria (2014), abogado constitucionalista de profesión y ferviente militante de la izquierda chilena, ha asegurado que la educación tiene dos dimensiones:

Bajo la primera, educación es lo que se provee al ciudadano en cumplimiento de su derecho; se trata aquí de la educación como derecho social. La segunda dimensión de la educación se desprende del hecho que hay algo importante (público) en las instituciones que proveen educación y en la forma en que lo hacen (p. 125).

Se trata entonces de un debate que debiera incorporar la comprensión de qué se entiende por ciudadanía y de “lo público”. Incluso más, Atria destaca que, al contrario de la educación escolar, el caso de la educación superior en Chile debe ser tratado de forma diferente, considerando la autonomía que (todavía) gozan sus instituciones. Sobre todo si se tiene en cuenta que ésta podría variar a medida que se incremente la cantidad de universidades que reciben aportes públicos directos o indirectos, aspecto que todavía está en discusión en un actual proyecto de ley. En el ámbito internacional, RESULTS, ONG de Estados Unidos, creó un índice del derecho a la educación -Right to Education Index-, el cual es comparativo entre diversas naciones, donde Chile ocupa el último lugar, superado incluso por países como Zimbabwe o Tanzania en aspectos tales como gobernabilidad, disponibilidad, accesibilidad, aceptación y adaptabilidad.

A su vez, si se habla del derecho a la educación, no puede dejarse de lado su innegable valor público. Así, por ejemplo, diversos factores del tipo “no académico”, usualmente asociados con el rendimiento escolar, son aspectos transcendentales de la educación, tales como la formación de la ciudadanía, el clima escolar, la motivación y el compromiso con el aula y la escuela, entre otros. En las últimas décadas, diversos investigadores han afirmado que el valor público de la educación radica en que los factores mencionados desempeñan un rol importante para que los niños y jóvenes se desarrollen plenamente como ciudadanos críticos y sean actores relevantes en la sociedad. En la práctica, ésto implica pasar de una lógica donde prima el individualismo y los intereses de las personas como entes aislados, a una donde se prioricen la cooperación y los intereses comunes. Además, y por sobre todo, cambiar las políticas de focalización de recursos a ciertos grupos de la población a uno de universalismo que beneficie a la sociedad como un todo.

Lo anterior pareciera tener un vínculo con los paradigmas de los bandos políticos predominantes en Chile, pero siempre bajo un modelo neoliberal imperante en los últimos 45 años. Así, por ejemplo, este ha implicado que el Estado cumpla básicamente  un rol subsidiario de la demanda por educación de acuerdo al status socio-económico de sus solicitantes. En otras palabras, los colegios reciben recursos económicos en base a la cantidad de estudiantes y de acuerdo al porcentaje de asistencia a clases del alumnado, generando una serie de incentivos perversos, afectando los factores académicos y no académicos del proceso de enseñanza-aprendizaje en el aula. Recientes leyes han tratado de corregir estas “fallas de mercado” con un prisma basado en el concepto de “inclusión”, prohibiendo, entre otras medidas, la discriminación arbitraria de la admisión de las escuelas través de la mencionada Ley N°20845. Así, se ha tenido que recurrir a corregir las reglas del mercado a través de un sinfín de normativas y regulaciones, en un marco donde no se logra conciliar el pleno derecho a la educación.

Se advierte entonces que el Estado chileno sigue cumpliendo un rol subsidiario, ayudando a los segmentos de la población con menores recursos, con regulaciones tales como la “gratuidad” en la educación superior, o hasta hace pocos años, la política de vouchers para que estudiantes asistieran a la educación privada-subvencionada. Lo anterior ha experimentado una eliminación paulatina, aspirando a que las familias de menos recursos matriculen a sus hijos e hijas a escuelas públicas sin pagar ni un solo peso. En el debate, esto ha sido entendido por la centro-derecha como una trasgresión flagrante del derecho a elegir la educación que quieren los padres para sus niños y niñas. Por su parte, la centro-izquierda argumenta que difícilmente una familia de bajos recursos socioeconómicos puede elegir una educación privada, asociada usualmente a altos estándares de calidad, pero que involucra un alto costo económico relacionado con pagos de matrícula y otros gastos asociados. Así, el país aspira a algo mayor que el propio derecho a la educación, expresado en el derecho a una educación de calidad, lo cual, como era de esperar, también se ha vuelto un anhelo que aparece en diversos proyectos de ley, discursos y promesas inocuas. Si a ello se le suma el ideal de lograr una educación equitativa e inclusiva (en su más amplio sentido de la palabra), estamos ante un cambio radical de paradigma, al menos en términos declarativos, y solo el tiempo dirá si efectivamente se lograrán estos y otro nobles objetivos y metas educacionales.

De hecho, en términos de educación primaria, secundaria y terciaria, destaca la amplia cobertura que se ha alcanzado a nivel nacional (Hernández, Arteaga, Hernández & Lagarda,2017). Sin embargo, diversos estudios han mostrado que, en términos de calidad –puntajes en pruebas estandarizadas–, la distribución geográfica de colegios, vale decir, “oportunidades educativas”, está lejos de ser equitativa, y mucho menos cercana a la población vulnerable (Rodríguez, 2016).

Así, el debate sobre el derecho a la educación tiene varias aristas: políticas, sociales, técnicas, administrativas, pero sobre todo interpretativas, pues más allá de qué tipo de institución (pública o privada) es la que provee la educación en cierta localidad, no debe olvidarse que la educación tiene un valor intrínseco que contribuye a la comunidad en una serie de aspectos que son importantes para el colectivo social. De no abordarse primeramente este punto, el riesgo de no lograr una educación de calidad, gratuita, inclusiva y equitativa para todos puede incrementarse en proporciones tales, que puede mermar el futuro de varias generaciones de estudiantes. Es de esperar que en Chile el debate alcance la altura de miras necesaria para que el proyecto país en términos educativos sea realmente un derecho explícito y garantizado para cada uno de sus ciudadanos.

Referencias

Atria, F. (2014). Derechos sociales y educación: un nuevo paradigma de lo público. LOM Ediciones, Santiago, Chile.

Hernández, J. M. O., Arteaga, M. A. M., Hernández, P. M., & Lagarda, A. M. (2017). Análisis comparado de la cobertura de la educación superior en Corea del Sur y Chile: una reflexión para México. Perfiles Educativos39(155), 141-159.

Ley N° 20845. Diario Oficial de la República de Chile, Santiago, Chile, 29 de mayo de 2015.

Ley N° 21040. Diario Oficial de la República de Chile, Santiago, Chile, 16 de noviembre de 2017.

Rodríguez, P. (2016). La geografía de las oportunidades educativas: Determinando el acceso real de los estudiantes a establecimientos educacionales efectivos para generar políticas públicas que mejoren la provisión de educación de calidad. Proyecto FONIDE. Recuperado de https://centroestudios.mineduc.cl/

Valenzuela, J. P., Bellei, C., & De Los Ríos, D. (2010). Segregación Escolar en Chile. En ¿Fin de ciclo? Cambios en la gobernanza del sistema educativo. 209-229.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/el-derecho-a-la-educacion-en-chile-un-debate-inconcluso/

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Un golpe enorme contra la educación pública

Por: Rebelión/Darío Rizzuto y Guillermina Conqueira

La UEP (Unidad Ejecutora Provincial) es un espacio dentro de la Dirección General de Cultura y Educación que funciona hace 22 años en el cual planificamos, desarrollamos y ejecutamos, desde la ciudad de La Plata, obras e infraestructura educativa en toda la provincia de Buenos Aires. Además de financiar capacitaciones docentes, se llevan a cabo adquisiciones de mobiliario e insumos escolares. Es decir, se trata de un espacio general, en el cual se trabaja para el desarrollo de una educación pública y de calidad. Abarca todos los niveles y espacios educativos públicos de la provincia (escuelas agrarias, maternales, jardines de infantes, escuelas técnicas, etc.). Con la nueva gestión, el espacio se fue frenando progresivamente en estos últimos 2 años, hasta que nos llegó un email donde nos informaban su disolución. Por lo tanto, 380 personas nos quedamos en la calle el día 29 de diciembre del 2017. Nos echaron, ya que supuestamente existe “duplicación de tareas”, es decir, dos organismos que realizan la misma tarea. Pero ¡eso no es así! Ellos argumentan que nuestro trabajo también lo desarrolla la DPI (Dirección Provincial de Infraestructura). Sin embargo, este organismo tiene otra función donde tenemos trabajos complementarios: al disolver, la UEP la educación pública se quedó con uno de ellos solamente. Nosotros planificamos y proyectamos la obra de manera completa. Por ejemplo, si vamos a construir un jardín maternal, tenemos que tener en cuenta la cantidad de salones a construir y la altura de los techos para que los pibes no se pierdan, el diseño de las aulas para que incluyan espacios de expansión para maximizar las acciones pedagógicas y la orientación del edificio para que se obtenga la mayor capacidad de iluminación. Y esa tarea no la desarrolla la DPI. Somos personas que nos capacitamos y nos formamos en esto y es lo mejor que sabemos hacer. Esto, le otorga calidad a la educación pública. No se está tomando dimensión de la gravedad que conlleva desarticular este espacio. Incursionamos en tecnología, por ejemplo, utilizando energía solar: introducimos paneles fotovoltaicos en varias escuelas, colocamos colectores solares en más de 50 jardines para que los niños accedan a agua caliente, reforzamos los sistemas de seguridad en las escuelas, desarrollamos los espacios de informática en las escuelas del Gran Buenos Aires. Le otorgamos otro temple a la educación y defendemos la educación pública.

No se tuvo en cuenta ningún factor a la hora de desvincular a los 120 compañeros: quedaron 240 proyectos truncos por esta decisión, que estaban en cartera y sólo hacía falta licitarlos para llevarlos a cabo. En Alemania, tardan casi 2 años y medio entre la planificación y ejecución del proyecto, acá en 3-5 meses tenías proyectos ya licitados: tenemos una capacidad de trabajo profesional ejemplar. Además, los despidos fueron a dedo, sin contemplar el laburo realizado dentro del espacio: se echó a a gente comprometida y a trabajadores con enfermedades oncológicas en tratamiento. En estos últimos dos años, ni siquiera se tomaron el tiempo de saber cómo trabajamos cada uno de nosotros. Actualmente, estamos en una situación incierta, en la que no sabemos si vamos a continuar en nuestros puestos de trabajo. Lo único que queremos, es trabajar y seguir con este proyecto al cual le brindamos nuestra entrega y compromiso desde 1996. Ni los 3000 jardines que prometió Bullrich y nunca cumplió, ni las aulas containers que minaron el GBA, rigen por los derechos de una escuela de calidad. ¡La UEP es otra garganta de la educación pública y gratuita!

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=236661

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