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Barcelona: la piedra y la mano

Por: Guillermo Almeyra

Detrás de los fanáticos asesinos de la yihad o de los asesinos nazis y del Ku Klux Klan en Estados Unidos hay fuerzas que los reclutan, envenenan sus mentes, atizan sus miedos y odios, arman sus manos, financian sus atentados y sus organizaciones.

Antes de lanzar a una guerra a un país cuyos habitantes no la quieren o la temen, esas fuerzas intoxican la opinión pública, adormecen y desarman las oposiciones éticas o morales, siembran odio contra el “enemigo” que fabrican para combatirlo con el fin de lograr sus objetivos (eliminación de una competencia, conquista de territorios y riquezas, monopolio de materias primas escasas).

Entonces las provocaciones mortíferas están en el orden del día y se multiplican: el presidente Franklin Delano Roosevelt tenía información de que el alto mando japonés iba a atacar Pearl Harbour y dejó conscientemente que hundiesen la flota estadounidense con alto costo en vidas humanas; para invadir Afghanistán fue necesario el atentado del 11 de noviembre de 2001 contra las Torres Gemelas perpetrado por gente formada y fomentada por la CIA y George W. Bush inventó en 2003 y declaró tener pruebas de que Irak tenía armas de destrucción masiva para destruirlo, conquistarlo y apoderarse de su petróleo; por último, en la actual guerra en Siria e Irak, los terroristas del Estado islámico son armados y financiados por Estados Unidos, Arabia Saudita, Qatar y Turquía, que además vende el petróleo iraquí robado por ellos.

Ante la ola de atentados en Inglaterra, Alemania, Francia, España… hay que preguntarse pues a quién sirven, por qué su simultaneidad y la elección de ciudades con gran turismo y qué están preparando.

La respuesta es simple y apunta a Estados Unidos que declara abiertamente sus intenciones de provocar conflictos bélicos (con Corea del Norte, China o Venezuela) que sabe muy bien que serían nucleares, abarcarían Europa y llegarían al territorio de Estados Unidos y por eso mismo son mucho más impopulares que la guerra de Vietnam. No hay ninguna otra potencia mundial interesada en la preparación de una guerra general que pondría en peligro la existencia misma de la civilización e implicaría también terribles desastres sociales y ecológicos.

Trump es el aliado de las monarquías árabes que fomentan la yihad y sostiene a los supremacistas blancos y a los nazis estadounidenses. Sus amenazas bélicas responden al hecho de que intenta mantener mientras todavía puede una supremacía económica y militar que se está deshaciendo. No puede esperar que una sinergía ruso-china supere a Estados Unidos en esos campos. Por eso los atentados en países que rechazan su política, como los europeos y los ataques contra Venezuela y Cuba, que deben ser eliminados como focos de resistencia antes mismo de un conflicto generalizado.

La lucha contra el peligro de guerra es urgente y exige rechazar la islamofobia (el Islam como religión no tiene nada que ver con estos atentados), la xenofobia (los inmigrantes son un aporte, no un peligro) y al capital financiero que persigue sus objetivos aunque para alcanzarlos deba pasar por sobre millones de cadáveres.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=230522&titular=barcelona:-la-piedra-y-la-mano-

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Invasiones y terrorismo, 5.000 soldados para las guerras ajenas

Por: Manuel Humberto Restrepo Domínguez

Las elites de la clase política global, estudian, diseñan, formulan y trazan la política a seguir en cada nueva intervención político-económica-militar. La elite, situada en el Pentágono, la Casa Blanca, la Torre Trump, el G-7, configura ideológicamente el plan a seguir. La base de esta planeación estratégica, con análisis de escenarios, alianzas, costos y beneficios, distribución de poder y proyecciones, se resume en definir al enemigo de la seguridad y la paz global al que hay que combatir. El paso dos del proceso de planeación se orienta a comprometer a otros, al lobby diplomático, las visitas in situ (como la reciente de vicepresidente Mike Pence el 13 de agosto para hablar entre otros de Venezuela, Irán, Rusia y pedir que se corten relaciones con Corea del Norte), a crear vínculos con gobiernos, formaciones políticas (especialmente de derechas), trasnacionales, organizaciones multilaterales o incluso ONU, OEA, medios de comunicación y grupos de opinión, sobre los que se descarga la idea de que en la siguiente etapa de destrucción se hará lo que la opinión pública quiere que se haga porque la democracia lo exige y la seguridad lo necesita.

La siguiente etapa que es de destrucción, inicia con la injerencia de la matriz mediática insistente, incisiva, redundante, imparable, y la ocupación del terreno en todos sus componentes (político, social, económico, cultural), nada distinto al proceso de invasiones a América con conquista, evangelización y colonización. La tarea queda a cargo de ejércitos, tropas y novedosos aparatos asesinos no tripulados, que componen la intervención militar, en la que a las elites les resulta útil comprometer a un buen numero de países, gobiernos y estados que cumplan tareas directas, se hagan visibles, atiendan ordenes de campaña y extiendan el marco de posibilidades para que las consecuencias ya previsibles de retaliación con acciones terroristas sean también redistribuidas.

La tercera etapa es de reconstrucción, en la que se juega a fondo el orden económico global estrechamente vinculado al capital financiero. El modelo de invasión se termina interpretando como de guerra asimétrica, en aplicación de la Ley Patriot de 2011 y de la guerra preventiva que derrumba las barreras y limites entre lo civil y lo militar, entre lo político y lo económico, entre la vida y la muerte, que a la vez destituyen el orden legal del DIH y de los derechos humanos y termina por imponer la premisa de que no hay derechos ni garantías de protección para los declarados enemigos sean pueblos o personas. El objetivo de las elites globales y en escala locales, de su metódica planeación, destrucción y reconstrucción, es obtener el control total de la población, el territorio y las riquezas, cambiar reglas y someter al orden hegemónico ideológico y cultural.

Los invasores, que impiden cualquier expresión de levantamiento p

opular de resistencia, esperan una contraparte que les permita legitimar y mantener sus acciones de guerra, y empujan para obtener respuestas de tipo terrorista, de cuya existencia son sus responsables. De esta manera los civiles dejan de existir y con ellos el sentido del sufrimiento de las victimas. El agresor puede ser cualquiera y la victima también, los mercenarios se llaman ahora contratistas y los contratistas no entienden de ética ni legitimidad. Las invasiones y las acciones de respuesta asimétrica de tipo terrorista, llevan implícito el regreso de la ley del talión, en tanto que si un país ataca a otro, queda expuesto a ser atacado con la misma ferocidad por quien quiera proclamares representante de una comunidad, pueblo, minoría o grupo y puede también o no tener conexiones globales.

El que ataca como parte de un ejercito de invasión, no recibe ordenes directas si no que cumple misiones y entenderá que la destrucción es un daño colateral necesario, sea de vidas humanas, bienes culturales o infraestructuras y el que ataca en acción terrorista entenderá que responde a una venganza. El que ataca como parte del ejercito invasor representa a su país de origen sobre el que recaerán las retaliaciones por donde menos lo espere. Un soldado en guerra ajena inscribe el nombre de su país como territorio próximo de la retaliación. Cuando la acción terrorista no se hace posible en el lugar geográfico del invasor, el ataque podrá producirse en cualquier parte con alguna representación global donde se junten nacionales de distintos países, como sitios de peregrinación, grandes superficies, parques públicos, sitios turísticos, centros culturales o deportivos, calles, avenidas, fiestas populares, iglesias, mezquitas, sinagogas. Basta que haya escarnio y el dolor genere mas rabia y menos tolerancia, que despierte pasiones y desate lo menos humano de los humanos, que active el imaginario de que en cualquier lugar hay un enemigo anunciando que el que ataque también será atacado, a su tiempo, en el momento preciso.

Son guerras inventadas, planeadas para mantener al mundo bajo estado de excepción, (estado de sitio del que Colombia es su precursor en democracia), para acelerar la velocidad de expansión del capital triplicado en papeles especulativos; desestabilizar independencias; sostener la desigualdad global y local que muestra a menos de millón de humanos dueño de mas de la mitad de todo lo que existe incluida la profundidad de los mares y la inmensidad del infinito ante varios miles de millones que sobreviven con hambre, sufrimientos y carencias. La desigualdad acoraza a la arrogancia del poder que queda libre para extender el capital especulativo, los nuevos instrumentos financieros, las tecnologías y el despojo de las riquezas materiales que sostienen la vida humana y del planeta.

Las de hoy son invasiones asimétricas, guerras inútiles alimentadas con odios, con mitos morales y discursos espurios de buenos y malos, con mentiras, con falsos temores que provocan miedo y hacen que las mismas victimas se encarguen de pedir mas control, mas seguridad, aunque esta traiga consigo socavar derechos y eliminar libertades. Los cambios en la morfología de la economía y la política globales, ponen al descubierto un modelo ideológico que promueve la guerra cotidiana, que desestabiliza la idea de que “para alguien pueda existir lo cotidiano fuera del espacio y el tiempo de la guerra” (Appadurai, 2007). Lo inalcanzable y despiadado de las fluctuaciones del capital resulta tan lejano y tan solido en su capacidad de controlarlo todo, que desborda los antagonismos que antes lo enfrentaban y eliminan los espacios para confrontarlo y ponerlo a debate. Es en la mitad de estos cierres e intolerancia que surge el terror celular, individual o colectivo con capacidad de globalizarse y reemplazar por violencia cualquier salida de paz como pilar de la vida cotidiana. El terrorista reclama representar la incapacidad de los pueblos para resistir tanta muerte y humillaciones.

La terrible noticia para Colombia, es que aparte de incumplir la palabra empeñada para responder al compromisos de la paz firmada, de soslayo abra las posibilidades para participar en otras guerras del lado de los invasores y se disponga a enviar 5000 soldados como carne de cañón y a costa del erario a perseguir enemigos señalados así las elites de la clase política global, que con xenofobias, discriminaciones y odios extienden una política de ultraderecha global basada en intervención, injerencia y violación de la soberanía y libre autodeterminación de otros pueblos. Quizá rememorando el envió de tropas en 1951 para empezar la guerra fría, Colombia envió a corea a casi 5000 soldados a impedir la expansión del comunismo, aunque no sabían donde quedaba, sin embargo entre el casi cercano medio millón de victimas murieron 196 y mas de 400 quedaron heridos y olvidados. Resulta poco comprensible que el presidente Santos que ha cosechado logros políticos y sociales en nombre de la paz y obtenido un premio nobel dedicado a las victimas y ofrendado a la vida, incentive, promueva y conduzca soldados campesinos a guerras ajenas de las que no todos regresarán, en las que hay destrucción, muerte, sufrimiento y también retaliación terrorista. ¿Cual democracia hay que defender en territorios ajenos, si aquí todavía no funciona?, ¿cuales derechos hay que devolverle a otros pueblos si aquí todavía no es clara la idea de ser humano que estamos construyendo y que no dejamos de violentar?, ¿Cual terrorismo hay que salir a combatir, si aquí la barbarie supera lo imaginable y borra sus huellas con nueva barbarie?.

Nada justifica las acciones orientadas a producir terror y todas son condenables, repudiables. Tampoco nada justifica las intervenciones abiertas y encubiertas que desestabilizan la vida, provocan la muerte y alientan que la intimidación, el temor y el miedo se apoderen de las vidas y las mentes de los inocentes. Es por lo menos incoherente con la paz en construcción llevar soldados de estas tierras a combatir en tierras ajenas, porque mañana vendrán los expulsados de allá y crecerá la xenofobia, la rabia, el odio y entonces basta con una acción terrorista. Ese es el plan, el circulo vicioso que crea el capital con soldados que matan y mueren, con terroristas que envilecen y también son asesinados, civiles expuestos de lado y lado y elites que distribuyen réditos políticos y riquezas, impidiendo entender que no puede seguir siendo cierto que los buenos sean buenos porque matan a los malos. La lucha hay que ganársela a toda intervención, a toda violencia, a toda agresión imperial y de venganza.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=230496&titular=invasiones-y-terrorismo-5.000-soldados-para-las-guerras-ajenas-

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El día que supe que no era pobre

Por: Ilka Olivia Corado

Eran los primeros días de la década del noventa y Ciudad Peronia comenzaba a llenarse de champas, de gente que llegaba de otros arrabales y del occidente del país a invadir el sector al que ahora se le conoce como El Mirador. Aquellos eran montarrales, calles de talpetate y un mercado al aire libre, un tierrero donde los vendedores tiraban costales y cajas de cartón para que sirviera de mesa para poner sus ventas.

Una parada de buses con dos o tres ruleteros, una gran planada a la orilla del basurero del barranco del mercado, a la que con el tiempo convirtieron a punta de pelotazos en el campo de fútbol del arrabal. Ciudad Peronia era el rostro vivo de la miseria y el olvido. Colindaba con la aldea La Selva y el Calvario, más arriba al pie de las montañas verde botella se instaló una base militar, soldados en su mayoría del occidente del país, que apenas hablaban español, niños juguetones a los que nunca les tuvimos miedo. Niños a los que con los años les íbamos a vender helados, pupusas de chicharrón, atoles y choco bananos y nos pagaban a fin de mes.

Para esos años comenzamos a vender helados en el mercado, en las escuelas, en las aldeas, en el destacamento, en donde fuera. Apenas teníamos para comer, tortilla con sal y caldo de frijoles toda la semana, los frijoles no se tocaban porque había que hervirlos y echarles agua para el siguiente día.

Los días de suerte, mi papá llegaba con un poco de dinero extra y me iba con él a La Terminal a comprar vísceras de vaca, el caldo de patas era el manjar de aquellos años. Pero eran rarezas, sucedía de cuando en cuando.
Nuestra casa era un cajón de block, con un cancel de tela dividíamos nuestro cuarto de la cocina. En una cama de metal que tenía un pata coja, dormíamos los 4 hijos de la Lila y el Guayo, para las 3 de la madrugada cuando nos levantábamos a hacer el oficio de la casa y a preparar la venta, ya nos habían mojado las sábanas y la ropa de orines los cumes. Las puertas y las ventanas las cubríamos con pedazos de cartón.

El suelo era de talpetate donde caminaban cabras, gallinas, patos, perros, ahí mismo gateaban los cumes. Una mesa de pino y una estufa de mesa de tres hornillas eran todo lo que teníamos en la cocina. Dos o tres trastos. Afuera un medio tonel servía de polletón, donde mi mamá echaba las tortillas y nos comenzaba a enseñar a tortear. Que cuando nos salían las tortillas en forma caites (decía mi Nanoj) las sacaba del comal a medio cocer y las volvía a echar en la masa para que las volviéramos a hacer hasta que salieran como ella quería. Como tortillas y como todo nuestra cara (decía mi Nanoj).

Los cumes recién nacidos parecían pollitos pelucos, blancos como la leche, nos íbamos a la aldea a las cuatro de la mañana a comprarles un litro de leche de vaca, recién ordeñada, solo para ellos, no alcanzaba para nadie más.
Una tarde llegó un bus con gente que decía que llegaba por parte del gobierno y que teníamos que ir a una casa en la calle Usumacinta a registrarnos para que nos dieran comida, productos de la canasta básica. Nosotras sin avisarle a mi Nanoj, agarramos camino para el lugar y nos inscribimos, dijimos cuántos miembros habíamos en la familia y de qué trabaja mi papá, la comida la daban racionada dependiendo los miembros de la familia y si trabajan los papás o solo uno.

Aquella tarde llegamos a la casa emocionadas, con una bolsa de maíz amarillo, una lata de jamón, una lata de queso amarillo y una bolsa de leche en polvo, cuando mi mamá nos vio llegar con nuestras once ovejas, nos preguntó de dónde habíamos sacado todo eso, le explicamos emocionadas; y mi mamá enfureció tanto que al típico estilo de Jutiapa, agarró el palo de la escoba y nos gritó: ¡Hijas de la gran puta, ustedes no son pobres, no tienen necesidad, tienen trabajo, hay gente que de verdad lo necesita! ¡Ya se me van a devolver esa comida si no quieren que las muela a palos!

Sin tiempo para reaccionar zampamos la carrera de regreso y en un santiamén ya estábamos en el lugar devolviendo la comida. Aquella ración nos la iban a dar una vez al mes, pero ahí mismo hicimos que nos borraran de la lista. Eran colas y colas de gente que recién invadía, esperando que les dieran los alimentos.
Aquella tarde, yo supe que la carencia en la que vivíamos no era pobreza, era solo escasez, que había gente viviendo en la miseria, gente realmente necesitada de aquellas bolsas de alimentos.
Y lo aprendí de niña, mi Nanoj me lo enseñó con el palo de la escoba en la mano. Me enseñó a ver a mi alrededor. Nunca lo he olvidado.

Audio: https://cronicasdeunainquilina.files.wordpress.com/2017/08/el-dc3ada-que-supe-que-no-era-pobre.m4a
Blog de la autora: https://cronicasdeunainquilina.com/2017/08/05/el-dia-que-supe-que-no-era-pobre/
Ilka Oliva Corado. @ilkaolivacorado contacto@cronicasdeunainquilina.com

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=230295&titular=el-d%EDa-que-supe-que-no-era-pobre-

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«¡Yo creé el terrorismo yihadista y no me arrepiento!»

Por: Nazanin Armanian

Así se expresó el asesor de seguridad del presidente Jimmy Carter

“¿Qué es lo más importante para la historia del mundo? ¿El Talibán o el colapso del imperio soviético?” Es la respuesta de quién fue el asesor de seguridad del presidente Jimmy Carter, Zbigniew Brzezinski, a la pregunta de la revista francesa Le Nouvel Observateur (del 21 de enero de 1998) sobre las atrocidades que cometen los yihadistas de Al Qaeda. Una escalofriante falta de ética de individuos como él que destruyen la vida de millones de personas para alcanzar sus objetivos.

En esta entrevista, Brzezinski confiesa otra realidad: que los yihadistas no entraron desde Pakistán para liberar su patria de los ocupantes infieles soviéticos, sino que seis meses antes de la entrada del Ejército Rojo a Afganistán, EEUU puso en marcha la Operación Ciclón el 3 de julio de 1979, enviando a 30.000 mercenarios armados incluso con misiles Tomahawk a Afganistán para arrasar el país, difundir el terror, derrocar el gobierno marxista del Doctor Nayibolá y tender una trampa a la URSS: convertirlo en su Vietnam. Y lo consiguieron. A su paso, violaron a miles de mujeres, decapitaron a miles de hombres y provocaron la huida de cerca de 18 millones de personas de sus hogares, casi nada. Caos que continúa hasta hoy.

Esta ha sido la piedra angular sobre la que se levanta el terrorismo “yihadista” y al que Samuel Huntington dio cobertura teórica con su Choque de Civilizaciones. Así, consiguieron dividir a los pobres y desheredados de Occidente y de Oriente, haciendo que se mataran en Afganistán, Irak, Yugoslavia, Yemen, Libia y Siria, confirmado la sentencia de Paul Valéry: “La guerra es una masacre entre gentes que no se conocen, para el provecho de gentes que si se conocen pero que no se masacran” .

Consiguieron neutralizar la oposición de millones de personas a las guerras y convertir en odio la empatía. Con el método nazi de «una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad»:

  • El atentado del 11S no lo cometieron los talibanes afganos. La CIA en 2001 había implicado al gobierno de Arabia Saudí en la masacre. ¿Por qué, entonces, EEUU invadió y ocupó Afganistán?
  • Las armas de destrucción masiva no las tenía Irak. El único país en Oriente Próximo que las posee, y de forma ilegal, es Israel y gracias a EEUU y Francia.
  • Tampoco EEUU necesitaba invadir a Irak para hacerse con su petróleo. Demoler el estado iraquí tenía varios motivos, como eliminar un potencial enemigo de Israel y ocupar militarmente el corazón de Oriente Próximo, convirtiéndose en el vecino de Irán, Arabia Saudí y Turquía.
  • Las cartas con ántrax que en EEUU mataron a 5 personas en 2001, no las enviaba Saddam Husein como juraba Kolin Powell, sino Bruce Ivins, biólogo de los laboratorios militares de Fort Derrick, Maryland, quien “se suicidó” en 2008.
  • Ocultaron la (posible) muerte de Bin Laden agente de la CIA, hasta la pantomima organizada el 1 de mayo del 2011 por Obama, en el asalto hollywoodiense de los SEAL a un domicilio en Abottabad, a pesar de que la ex primera ministra de Pakistán, Benazir Bhutto, ya había afirmado el 2 de noviembre del 2007 que el saudí había sido asesinado, por un posible agente de MI6 (quizás en 2002). Benazir fue asesinada casi un mes después de esta revelación. Mantener “vivo” a Bin Laden durante 8-9 años le sirvió a EEUU aumentar el presupuesto del Pentágono (de 301.000 millones de dólares en 2001 a 720.000 en 2011), incrementar los contratos de armas de Boeing, Lockheed Martin, Raytheon, etc. y vender millones aparatos de seguridad y cámaras de vídeo-vigilancia, montar cárceles ilegales por el mundo, legitimar y legalizar el uso de la tortura, practicar asesinatos selectivos y colectivos (llamados “daños colaterales”) y concederse el derecho exclusivo de invadir y bombardear al país que desee.

Una vez testados en Afganistán, la OTAN envió a éstos “yihadistas” a Yugoslavia con el nombre del Ejercito de Liberación de Kosovo; luego a Libia y les puso el nombre de “Ansar al Sharia, y a Siria, donde primero les denominó “rebeldes” y luego les dio otros 5-6 nombres diferentes. En esta corporación terrorista internacional, la CIA se encarga del entrenamiento, Arabia Saudí y Qatar de “cajero automático” como dijo el ministro alemán de Desarrollo, Gerd Mueller, y Turquía, miembro de la OTAN, acoge, entrena y cura a los hombres del Estado Islámico. ¡Son los mismos países que forman la “coalición antiterrorista!

¿Cómo decenas de servicios de inteligencia y los ejércitos de cerca de 50 países, medio millones de efectivos de la OTAN instalados en Irak y Afganistán, que han gastado miles de millones de dólares y euros en la “guerra mundial contra el terrorismo” durante 15 largos años, no han podido acabar con unos miles de hombres armados con espada y daga de Al Qaeda?

Así fabricaron al Estado Islámico

Siria, finales del 2013. Los neocon aumentan la presión sobre el presidente Obama para enviar tropas a Siria, y necesitan una casus belli. El veto de Rusia y China a una intervención militar en el Consejo de Seguridad, la ausencia de una alternativa capaz de gobernar el país una vez derrocado o asesinado el presidente Asad, el temor a una situación caótica en la frontera de Israel, eran parte de a los motivos de Obama a negarse. Sin embargo, el presidente y sus generales pierden la batalla y los sectores más belicistas del Pentágono y la CIA, Qatar, Arabia Saudí, Turquí y los medios de comunicación afines asaltan la opinión pública con las imágenes de las decapitaciones y violaciones cometidas por un tal Estado Islámico. Una vez que el mundo acepta que “hay que hacer algo”, y al no tener el permiso de la ONU para atacar Siria, el Pentágono, el bombero pirómano, diseña una especial ingeniería militar:

  1. Traslada en junio de 2014 a un sector del Estado Islámico de Siria a Irak, país bajo su control, dejando que ocupe tranquilamente el 40% del país, aterrorizando a cerca de ocho millones de personas, matando a miles de iraquíes, violando a las mujeres y niñas.
  2. Organizó una potente campaña de propaganda sobre la crueldad del Estado Islámico, semejante a la que hicieron con las lapidaciones de los talibanes a las mujeres afganas, y así poder “liberar” a aquel país. ¡Hasta la eurodiputada Emma Bonino cayó en la trampa, encabezando la lucha contra el burka, mirando al dedo en vez de la luna!
  3. Afirmó que al ubicarse el cuartel general de los terroristas en Siria, debían atacar Siria.
  4. Obama cesó de forma fulminante al primer ministro iraquí Nuri al Maliki, por oponerse al uso del territorio iraquí para atacar a Siria.
  5. Objetivo conseguido: EEUU por fin pudo bombardear, ilegalmente, Siria el 23 de septiembre del 2014, sin tocar a los “yihadistas” de Irak. Gracias al Estado Islámico, hoy EEUU (y Francia, Gran Bretaña y Alemania) cuentan con bases militares en Siria, por primera vez en su historia desde donde podrán controlar toda Eurasia. Siria deja de ser (tras la caída de Libia en 2001 por la OTAN) el único país del Mediterráneo libre de bases militares de EEUU.
  6. Y lo sorprendente: desde esta fecha hasta el julio del 2017, el Estado Islámico mantiene ocupado el norte de Irak sin que decenas de miles de soldados de EEUU hayan hecho absolutamente NADA. Al final, el ejército iraquí y las milicias extranjeras chiítas liberan Mosul, eso sí, cometiendo terribles crímenes de guerra contra los civiles.

El terrorismo en la estrategia del “Imperio del Caos”

El terrorismo “yihadista” cumple cuatro principales funciones para EEUU: militarizar la atmósfera en las relaciones internacionales, en perjuicio de la diplomacia; arrebatar las conquistas sociales, instalando estados policiales (los atentados de Boston, de París e incluso el de Orlando) y una vigilancia a nivel mundial; ocultar las decisiones vitales a los ciudadanos; hacer de bulldozer, allanando el camino de la invasión de sus tropas en determinados países, y provocar caos, y no como medio sino como un objetivo en sí.

Si durante la Guerra Fría Washington cambiaba los regímenes en Asia, África y América Latina mediante golpes de Estado, hoy para arrodillar a los pueblos indomables recurre a bombardeos, enviar escuadrones de muerte, y sanciones económicas, para matarles, debilitarles dejarles sin hospitales, agua potable y alimentos, con el fin de que no levanten cabeza durante generaciones. Así, convierte a poderosos estados en fallidos para moverse sin trabas por sus territorios sin gobierno.

EEUU que desde 1991 es la única superpotencia mundial, ha sido incapaz de hacerse con el control de los países invadidos, debido al surgimiento de otros actores y alianzas regionales que reivindican su lugar en el nuevo mundo. Y como el perro del hortelano, ha decidido sabotear la creación de un orden multipolar que intenta gestarse, provocando el caos: debilita BRICS conspirando contra Dilma Russef y Lula en Brasil; impide una integración Económica en Eurasia, propuesta por Rusia a Alemania archivada con la guerra en Ucrania, y mina el proyecto chino de la Nueva Ruta de la Seda y una integración geoeconómica de Asia-Pacífico que cubriría dos tercios de la población mundial, y en cambio crea alianzas militares como la “OTAN sunnita” y organizaciones terroristas con el fin de hundir Oriente Próximo en largas guerras religiosas.

Anunciar que ha diseñado un plan para el “cambio de régimen” en Irán –un inmenso y poblado país-, ante la dificultad de una agresión militar, significa que pondrá en marcha una política de desestabilización del país mediante atentados y tensiones étnico-religiosas. La misma política que puede aplicar Corea del Norte, Venezuela, o Bolivia, y otros de su lista del “Eje del Mal”, y todo el servicio de perpetuar su absolutista hegemonía global: que intentase derrocar a su aliado Tayyeb Erdogan es el colmo de la intolerancia.

Antes de los trágicos atentados en Catalunya, el Estado Islámico atacó a la aldea afgana de Mirza Olang. Llenó varias fosas comunes con al menos 54 cadáveres de mujeres y hombres y tres niños decapitados, y se llevó a unas 40 mujeres y niñas para violarlas.

Conclusión: que el “yihadismo” no es fruto de la exclusión de los musulmanes, ni siquiera se trata de la lógica de los vasos comunicantes y el regreso de los “terroristas que hemos criado en Oriente”. “Vuestra causa es noble y Dios está con vosotros”, dijo Zbigniew Brzezinski a sus criaturas, los yihadistas.

Fuente: http://blogs.publico.es/puntoyseguido/4143/el-asesor-de-seguridad-del-presidente-jimmy-carter-yo-cree-el-terrorismo-yihadista-y-no-me-arrepiento/

 

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Carta Abierta a los colegas de CLACSO sobre la situación imperante en Venezuela.

Por: Atilio Boron

Estimados colegas: días pasados llegó a mis manos una solicitud elaborada por el Grupo de Trabajo de CLACSO sobre «Ciudadanía, organizaciones populares y representación política» en donde se «demandan a los actuales directivos de CLACSO una condena pública a la deriva dictatorial que ha tomado el régimen madurista en Venezuela, así como la exigencia del restablecimiento del Estado de Derecho, la libertad de los presos políticos, y el fin de la represión a las protestas populares.»

Dada la trascendencia del tema planteado por este pedido y la muy preocupante tendencia del mundo de las ciencias sociales a adoptar cada vez con más frecuencia posturas conservadoras en relación a las luchas populares y las experiencias progresistas y de izquierda en América Latina y el Caribe es que me parece oportuno compartir estas dos breves reflexiones sobre el asunto.

Primero, es indudable que hay una tragedia en curso en Venezuela, y que si no se detiene su dinámica -como, felizmente, está comenzando a suceder debido a la convocatoria a elecciones de gobernadores y alcaldes- la escalada de la violencia ​podría llegar a tener un desenlace aún más sangriento que lo que hemos visto en los últimos meses. Sin embargo, no creo que sea una contribución positiva a este fin una presentación como la que hacen los integrantes del GT ​en la cual se omite la imprescindible referencia a la génesis de esta desgraciada situación. Por muchas críticas que merezca el gobierno de Nicolás Maduro no fue este quien inició este horrendo espiral de violencia que hoy agobia a Venezuela. La verdad histórica es que esta fue producto de la decisión de la fracción extremista y violenta de la oposición (cuyos líderes tuvieron activa participación en el frustrado golpe de estado de Abril del 2002) de alterar por la fuerza el orden constitucional vigente en Venezuela primero en febrero del 2014 (mediante una operación sugestivamente llamada​ «La Salida») y más recientemente a partir de abril del corriente año con una potenciada apelación a tácticas violentas que, en su conjunto, configuran el delito de sedición que en Estados Unidos, por ejemplo, es un crimen federal purgado con largos años de cárcel e inclusive con pena de muerte. Hemos visto en ese país con asombro y consternación desmanes y atrocidades como pocas veces, si alguna, se han registrado en la historia de América Latina y el Caribe. Por ejemplo, quemar vivas a personas sospechosas de simpatías chavistas. Sería largo y ocioso enumerar los crímenes en los cuales incurrió una oposición deseosa -como lo declararan una y otra vez sus líderes- de acabar con el gobierno de Maduro, a cualquier precio y sin atenerse a la normativa vigente. Tentativas que, como lo confirman sucesivas declaraciones del Director de la CIA, Mike Pompeo; el Secretario de Estado, Rex Tillerson y el propio presidente Donald Trump fueron estimuladas, amparadas y financiadas por el gobierno de Estados Unidos. Y este es un dato que debería servir para dividir claramente las aguas de la política porque, por más críticas que puedan dirigirse en contra de un gobierno democráticamente electo como el de Nicolás Maduro es éticamente inadmisible cohonestar los planes del imperio para derrocarlo.

Hacer eso es cruzar una “línea roja” que jamás debería ser traspasada por quienes deberían saber que sin autodeterminación nacional la democracia y la soberanía popular se convierten en inocuas entelequias. Desgraciadamente, en la solicitud que el GT eleva a las autoridades de CLACSO no parece haber consciencia de este problema. Por el contrario, se perfila un sesgo muy claro que se traduce en una visión ofuscada y maniquea en donde el demiurgo de la maldad es el gobierno, mientras que la fracción terrorista de la oposición que organizó violentas “guarimbas”, saqueos, asesinatos y que propició que incendiaran maternidades y escuelas y prendieran fuego a personas ni es mencionada en su petición o se la (mal) representa como si fuera una oposición democrática respetuosa de las leyes y la institucionalidad vigentes y como si el imperialismo no tuviera nada que ver en esta situación. Coincido en que no se puede seguir ignorando la tragedia en curso en Venezuela, y también creo que sólo un planteamiento equilibrado -en donde las responsabilidades de la oposición y del gobierno sean adecuadamente sopesadas- podría ser conducente al logro de los objetivos que el GT se propone. El debate sobre la génesis, desarrollo y perspectivas de la crisis venezolana es una obligación impostergable de los científicos sociales de la región. Pero esto supone la capacidad para examinar esta delicadísima situación desde diferentes ángulos y no sólo desde una de las dos partes en conflicto, la oposición, como claramente se revela en la solicitud del GT.

Segundo, no puedo dejar de señalar que el requerimiento del GT parece ignorar que hay varias tragedias en curso en Nuestra América, y sería bueno que conscientes de la situación los colegas también exigieran una toma de posición ante ellas, cuyo costo medido en vidas humanas -si es que se acepta este criterio como uno de sus indicadores de la crisis- es muchísimo más oneroso que el que se registra en la República Bolivariana. Solicitar a las autoridades que se pronuncien sobre la situación de Venezuela está bien, si se hace con ecuanimidad; pero ¿qué decir de los 200.000 muertos ocasionados por la «guerra contra las drogas en México», los más de 28.000 desaparecidos en ese país, los ocho periodistas asesinados en lo que va del año, las fosas comunes que periódicamente aparecen ante la luz pública, la atrocidad perpetrada en Ayotzinapa, el fraude sistemático de sus procesos electorales? ¿Y qué decir de la violencia sin fin que enluta a Colombia, que en poco más de un año sufrió el asesinato de unos 150 líderes sociales sin que esta sangría mereciese una línea en los principales medios de comunicación como tampoco la mereció el desplazamiento forzado de más de siete millones de campesinos expulsados de sus tierras por el paramilitarismo​? ¿O de la violencia descargada sobre los pueblos de Honduras y Paraguay luego de los «golpes blandos» perpetrados en el 2009 y 2012 respectivamente? ¿O del «golpe blando» tramado por una gavilla de bandidos en el Congreso brasileño, instalando en la presidencia de ese país a uno de los personajes más corruptos y más odiados de la política brasileña? ¿O de los presos políticos que si hay en Argentina (Milagro Sala es solo la más famosa) y el caso de Santiago Maldonado, desaparecido por la Gendarmería Nacional
en un ataque a una comunidad Mapuche en Esquel​? Hablar sobre Venezuela y callar sobre todo lo demás es una actitud​ reñida con la necesaria ecuanimidad que debemos observar los científicos sociales.

​Ojalá que estos comentarios sirvan para estimular un debate largamente postergado en el campo de las ciencias sociales y las humanidades.

Fuente:http://www.rebelion.org/noticia.php?id=230509&titular=acad%E9micos-y-procesos-emancipatorios-en-am%E9rica-latina-

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La supremacía blanca y la permisividad del presidente Trump

Por: Amy Goodman

La vida es efímera, los monumentos perduran. Heather Heyer murió el sábado en Charlottesville, Virginia, cuando un automóvil, supuestamente conducido por un neonazi, embistió contra una multitud que se estaba manifestando en contra de un acto de supremacistas blancos. Alrededor de 20 personas resultaron heridas. El supremacista blanco acusado del homicidio de Heyer, James Alex Fields Jr., de 20 años de edad, estaba en Charlottesville para participar en un acto denominado “Unite the Right” (Unir a la Derecha), junto con otros miles de supremacistas blancos, neonazis y miembros del Ku Klux Klan que se oponen al plan de la ciudad de retirar una estatua del General del ejército confederado Robert E. Lee. Cientos de activistas que condenan el racismo se congregaron para protestar contra el acto de la derecha y para “defender a Charlottesville”. Dos oficiales de la policía estatal de Virginia murieron al estrellarse su helicóptero de vigilancia.

La noche anterior al acto, los organizadores realizaron una marcha evocativa de los desfiles con antorchas de la Alemania nazi. Cientos de personas de raza blanca, en su mayoría jóvenes, coreaban “¡No nos reemplazarán! ¡Los judíos no nos reemplazarán!” y el eslogan nazi de la década de 1930: “¡Sangre y tierra!”: “Blood and Soil! Blood and Soil! Blood and Soil”.

El sábado, el Presidente Donald Trump causó indignación en todo el espectro político (salvo en los supremacistas blancos, que lo elogiaron) cuando culpó de la violencia en Charlottesville a “muchas partes”: “Condenamos en los términos más enérgicos este flagrante despliegue de odio, intolerancia y violencia de muchas partes; de muchas partes”. El lunes, bajo mucha presión, Trump leyó una declaración en la que denunció a los neonazis, la supremacía blanca y el Ku Klux Klan. Su declaración, leída de una pantalla, pareció forzada, al punto que un observador afirmó que parecía el video de un rehén. Un día más tarde, Trump se desdijo. En una acalorada conferencia de prensa sin restricciones ni libreto, Trump declaró que muchos manifestantes de “Unite the Right” eran “buenas personas” y sostuvo que quienes se manifestaron en contra de ellos también deberían ser culpabilizados de la violencia: “Creo que ambas partes son responsables, no me caben dudas al respecto y a ud. tampoco. Y si informaran la verdad, dirían esto”. Tras la pregunta de un periodista acerca del grupo “Unite the Right”, respondió: “Disculpen, había gente muy mala en ese grupo, pero también había muy buenas personas”.

Según el centro de estudios legales Southern Poverty Law Center, hay al menos 1.500 estatuas, placas y monumentos conmemorativos de la Confederación no solo en el sur de Estados Unidos, sino en todo el país. La decisión de retirar la estatua de Robert E. Lee de Charlottesville no fue espontánea, sino que tuvo lugar tras mucha movilización popular, como parte de un creciente movimiento nacional liderado por jóvenes valientes. Una de las acciones más destacadas contra la exhibición de imágenes racistas tuvo lugar el 27 de junio de 2015, en la mañana posterior a una misa en honor a los nueve afroestadounidenses asesinados por el supremacista blanco Dylann Roof en la iglesia Emanuel A.M.E., en Charleston, Carolina del Sur. Bree Newsome, una joven activista y artista afroestradounidense trepó el mástil del edificio del Gobierno estatal de Carolina del Sur y retiró la bandera confederada mientras gritaba: “Vienen a mí con odio, opresión y violencia; yo vengo en nombre de Dios. Esta bandera será retirada hoy”. Tras el ataque de los supremacistas blancos en Charlottesville, Bree Newsome dijo en el programa “DemocracyNow!”: “Esto forma parte de una larga historia y de un patrón terrorista de la supremacía blanca en este país. No solo se trata de actos de violencia que intentan provocar terror, sino que son actos políticos. Es terrorismo. Debería ser calificado como tal, debería ser abordado como tal”.

Dos días después de los incidentes violentos en Charlottesville, un grupo de personas reunidas en el tribunal del condado de Durham en Carolina del Norte retiraron el monumento a los soldados del ejército confederado. Takiyah Thompsonn, una de las activistas presentes allí, dijo en el programa “DemocracyNow!” antes de dirigirse al tribunal para afrontar dos acusaciones por el delito de incitación a la violencia y tres acusaciones de delitos menores, incluido el de desfigurar una estatua: “Todo lo que aliente a esas personas, todo lo que las haga sentirse orgullosas debe ser destruido, del mismo modo que quieren destruir a las personas negras y a los demás grupos a los que atacan. Debemos retirar todas las estatuas de soldados confederados y todo vestigio de la supremacía blanca”. Si bien Takiyah Thompson podría ser condenada a varios años de prisión, se mostró imperturbable: “No se puede mantener a las personas oprimidas por siempre. La gente se alzará, como está ocurriendo en todo el país”.

El lunes, el Concejo Municipal de la ciudad de Baltimore votó a favor de que se retiraran varias estatuas confederadas. El martes, en el silencio de la noche, varios funcionarios municipales retiraron, entre otras, las estatuas ecuestres de los generales Robert E. Lee y Stonewall Jackson. Dos de los tataranietos de Stonewall Jackson enviaron una carta al alcalde de Richmond, Virginia, Levar Stoney, y a la comisión de monumentos de la ciudad para instarlos a que retiraran la estatua ecuestre de su famoso antepasado. Los hermanos William y Warren Christian leyeron un fragmento de su carta en el programa “DemocracyNow!”. Esto leyó William Christian: “Somos originarios de Richmond y también somos tataranietos de Stonewall Jackson. Como dos de los familiares con vida más cercanos de Stonewall escribimos esta carta para solicitar que se retire su estatua y que se retiren todas las estatuas confederadas de la Avenida de los Monumentos. Son símbolos claros del racismo y la supremacía blanca, y hace tiempo que ya no deberían exhibirse en público. Creemos que retirar la estatua de Jackson y de otras figuras necesariamente hará que mantengamos conversaciones difíciles sobre la justicia racial y será el primer paso para que recapacitemos”.

Su hermano, Warren Christian, continuó: “La persistente desigualdad racial en el encarcelamiento, los logros educativos, la violencia policial, las prácticas de contratación, el acceso a la salud y, quizá lo más evidente, la riqueza, dejan en claro que estos monumentos no están por fuera de la historia. El racismo y la supremacía blanca, que sin duda continúan en el día de hoy, no son ni naturales ni inevitables, sino que fueron creados para justificar lo injustificable…”.

El 3 de agosto de 1857, unos años antes de que estallara la Guerra de Secesión y 160 años antes del violento asesinato de Heather Heyer, el legendario esclavo fugitivo y reconocido abolicionista Frederick Douglass pronunció un discurso en el que dijo: “El poder no concede nada sin que se le exija. Nunca lo hizo y nunca lo hará”. El creciente movimiento por la justicia racial está exigiendo y se está movilizando. Los supremacistas blancos tendrán cada día menos estatuas confederadas a las que aferrarse.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=230506

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La guerra del régimen de Macri contra el pueblo mapuche

Por: Raul Zibechi

Una buena parte de las tierras mapuche en Argentina pertenecen actualmente a Benetton, que posee casi un millón de hectáreas

Esta es la nueva Campaña del Desierto, pero no con la espada sino con la educación, dijo Esteban Bullrich, entonces ministro de Educación y Deportes al inaugurar un hospital-escuela en septiembre del año pasado.

Más allá de la brutalidad de las palabras del actual candidato a senador que compitió con Cristina Fernández en la provincia de Buenos Aires, la frase desnuda lo que piensan los de arriba de los pueblos originarios.

La Campaña o Conquista del Desierto fue un genocidio perpetrado por el Estado argentino entre 1878 y 1885, cuando arrebató grandes extensiones de territorio a los pueblos mapuche, ranquel y tehuelche. Los indígenas derrotados por las fuerzas comandadas por Julio Argentino Roca fueron deportados por la fuerza a campos de concentración, exhibidos en museos o trasladados para servir como mano de obra forzada.

El objetivo de fondo, ese que no se puede expresar en público pero es la fuerza motriz oscura de las acciones, fue la expropiación de sus territorios para incorporar tierras al mercado y expandir la república en zonas que, antes y ahora, son consideradas como desierto, porque son espacios poco fértiles para la acumulación de capital.

Los Bullrich (el candidato macrista y su tía Patricia, actual ministra de Seguridad) forman parte de una distinguida familia de la oligarquía argentina, que jugó un papel directo en la Campaña del Desierto.

El historiador Osvaldo Bayer mostró, con base en documentos de la Sociedad Rural, que entre 1876 y 1903 se otorgaron casi 42 millones de hectáreas a mil 800 familiares y empresarios amigos del presidente Roca. Algunas familias, como la del ex ministro de Economía de la última dictadura, Martínez de Hoz, obtuvieron gratis 2.5 millones de hectáreas.

Según un informe de la BBC, una buena parte de esas tierras pertenecen actualmente a Benetton, que posee casi un millón de hectáreas, siendo uno de los principales dueños de la Patagonia, en conflicto permanente con las comunidades mapuche, ya que la multinacional ocupa parte de sus territorios ancestrales (http://goo.gl/73JZTy).

El extractivismo es la continuación de la Campaña del Desierto. Según el periodista Darío Aranda, de los 40 proyectos mineros en estudios (en 2003), se avanzó hasta 800 proyectos (en 2015); de 12 millones de hectáreas con soya transgénica se pasó a 22 millones en el mismo periodo. Amnistía Internacional contabilizó un piso de 250 casos conflictivos, entre los que detectó un punto en común: detrás siempre hay empresas (agropecuarias, petroleras y mineras, entre otras) que actúan en complicidad, por acción u omisión, de los gobiernos (http://lahaine.org/fI0h).

Los medios hacen un trabajo sucio al vincular a los mapuche a las FARC, a grupos kurdos y a ETA, sin prueba alguna, sólo apoyados en declaraciones del gobernador de Chubut, al servicio del avance de la frontera extractiva. La ministra de Seguridad, Bullrich, dio un paso más al señalar que los mapuches son un problema para la seguridad nacional y acusarlos de terroristas, a la vez que asegura que enarbolan un proyecto secesionista.

No vamos a permitir una república autónoma y mapuche en el medio de la Argentina. Esa es la lógica que están planteando, el desconocimiento del Estado argentino, la lógica anarquista, dice quien en los setenta militaba en el entorno de la organización armada Montoneros (http://goo.gl/yp2hfU).

Detrás de todo este cacareo hay una realidad que es la que realmente molesta: en los últimos 15 años, luego de agotar la instancia administrativa y judicial, el pueblo mapuche recuperó 250 mil hectáreas que estaban en manos de grandes terratenientes, asegura Aranda. O sea, pese a la represión, la criminalización y la difamación, los mapuche están ganando.

El conflicto del Estado con la comunidad mapuche Pu Lof en Resistencia, en la localidad de Cushamen, provincia de Chubut, se intensificó en 2015 a raíz de la represión y criminalización de sus líderes. El lonko Facundo Jones Huala, autoridad mapuche de la comunidad, fue detenido el 28 de junio de este año, el mismo día en que se reunieron los presidentes Mauricio Macri y Michelle Bachelet, acusado por los gobiernos de terrorismo, incendios, robos, amenazas e, incluso, haberle declarado la guerra a Chile y Argentina (http://goo.gl/1khbBy).

El primero de agosto efectivos de la Gendarmería Nacional allanaron y quemaron instalaciones de la comunidad. En el marco de la represión desapareció el activista solidario Santiago Maldonado, cuando no pudo cruzar un río junto a sus compañeros perseguidos por los policías. Hasta ahora nada se sabe de su paradero, el gobierno se niega a responder mientras arrecian las marchas y concentraciones exigiendo su aparición con vida.

Hay tres hechos que desesperan a los de arriba y explican la brutalidad represiva.

Uno, el pueblo mapuche sigue vivo, no se rinde y recupera tierras, que es la base de su reconstrucción como nación.

Dos, la campaña nacional e internacional en su apoyo. Un centenar de organizaciones de pueblos originarios, el Servicio de Paz y Justicia y la Asamblea Permanente de Derechos Humanos, emitieron un comunicado titulado La lucha indígena no es delito, donde dicen que el Estado privilegia los intereses de las petroleras y criminaliza al pueblo mapuche.

Tres, que los mapuche han construido las más diversas organizaciones, entre ellas la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM), dedicada a recuperar tierras. Daniel Loncon, integrante de la Cátedra Libre de Pueblos Originarios, dijo que entre los mapuche algunos prefieren la vía diplomática, pero también hemos sido testigos de nuestros abuelos que se han muerto yendo de oficina en oficina buscando la legitimación de sus tierras. El RAM en ese sentido es una expresión del pueblo mapuche cansado de esta injusticia histórica, pero consciente de dónde está el poderío económico que maneja todo esto. Porque la recuperación no se hizo a un vecino, sino a una multinacional (http://goo.gl/GEqKq9).

¡Marichiweu!

La Jornada

Fuente: http://www.lahaine.org/la-guerra-del-regimen-de

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