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El genocidio de mujeres, niñas y niños más perverso de la historia

Por: Claudia Espinoza Iturri

Cuando empezaron los bombardeos sionistas en la Franja de Gaza, en octubre pasado, el mundo pensó que se trataba de una persecución al grupo Hamás. Sin embargo, con el pasar de los días su enemigo principal se configuró con un fuerte sesgo de género y generacional. Las bombas y balas tenían como blanco a las mujeres, las niñas y niños palestinos.

El enfoque patriarcal del asedio más cruento de los últimos tiempos se confirma en la cantidad y las historias de las víctimas. Porque son las mujeres, las reproductoras de vida, de cultura, gestoras de la sobrevivencia, organizadoras de la escasa comida y el agua, curanderas milenarias y portadoras de las tradiciones más profundas del pueblo palestino, ellas son las víctimas martirizadas.

En las antiguas batallas, se solían ver a jóvenes y adultos enfrentar los tanques con piedras. En este asedio que empezó hace unos 150 días, el sionismo atacó justamente lo que administran las mujeres: el agua y el pan, las medicinas, los mercados y la vida.

A la mitad de los ataques, cuando Israel se empecinaba en destruir hospitales en la Franja, Naciones Unidas denunció que cerca de cinco mil mujeres embarazadas no tenían donde dar nacimiento a sus hijos e hijas. Mientras más se conocían los pormenores de la destrucción, menos se supo qué sucedió con esas miles de mujeres y recién nacidos.

La estrategia sionista de exterminar el pueblo palestino -a través de las mujeres- apareció estampada en las camisetas de sus soldados: “dispare a una embarazada y mate a un terrorista”, así lo vestían sonrientes los oficiales de la muerte.

Cuántas madres fueron retiradas bajo los escombros abrazadas de sus hijos e hijas. Y cuántas criaturas quedaron enterradas bajo los cementos de cientos de casas y edificios destruidos que tardarían 15 años en reconstruir. Cuántas mujeres desoladas al perder sus familias enteras; cuántos huérfanos y huérfanas obligados a seguir solos en esta vida, con hambre, heridas y lo peor: el terror en el corazón.

El genocidio causado por todos los aliados de Occidente, el silencio de los países árabes, la inacción de las potencias de la seda y el Kremlin ha convertido a Gaza en el cementerio del feminicidio e infanticidio masivos más crueles y perversos de la historia contemporánea.

Las cifras oficiales señalan que en torno al 70% de las víctimas fatales del genocidio, son mujeres, niñas y niños: más de 8.800 mujeres y 13.230 menores de edad, incluidos bebés de pocos meses o años. Estos datos proporcionados por el Ministerio de Sanidad de Gaza, la ONU considera fiables. Estas cifras suben cada día, y se adhieren denuncias de violación, tortura, robos y otros delitos enfocados en las mujeres.

Desde los feminismos y humanismos sabemos que las cifras no representan el contexto y el dolor de las historias que se esconden detrás de cada muerto. Por eso este Ramadán será rememorado como el año del feminicidio e infanticidio colectivos más crueles de los últimos tiempos, donde solo la resistencia de las hermanas palestinas y la solidaridad internacional superarán el olvido.

Claudia Espinoza Iturri, es periodista de Bolivia

Ilustración de Edwin Calle, artista boliviano

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La era de la anticiencia

Por: Paulette Delgado

 

A nivel mundial son cada vez más las personas que no creen en la ciencia. ¿Qué es lo que provoca esta actitud y qué efectos tienen en la sociedad?

A través del tiempo, la creación, el alcance y la repercusión de mitos sobre la comunidad científica han estado bajo la influencia de diversos factores: política, religión, sociedad, psicología y economía. Sin embargo, algunos persisten mucho después de que la evidencia científica sólida ha presentado explicaciones alternativas. Parece que la sociedad ha descendido a una Edad Oscura en la que los científicos son presentados como enemigos y conspiradores con intereses globales.

No hay mejor ejemplo de esto que lo que comenzó hace cuatro años por estas fechas, la pandemia por COVID-19 de 2020, un suceso que cobró la vida de millones de personas. Durante esta época la respuesta de muchas personas fue no creer en el virus ni en la comunidad científica, que comprobó su gravedad y creó una vacuna para salvar a millones de personas.

Las vacunas suelen ser desarrolladas por científicos médicos que trabajan día y noche tratando de desarrollar nuevas curas, nuevas vacunas, no es algo que ocurre de la nada. Estas deben pasar por un sistema de seguimiento avanzado y ser avalado por sistemas gubernamentales como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés), en el caso de Estados Unidos, que han sido construidos y utilizados por décadas.

Según una investigación del Centro Peterson de Atención Médica y KFF, de junio de 2021 a marzo de 2022 hubo alrededor de 234.000 muertes evitables por COVID-19 en Estados Unidos si tan solo las personas que contagiaron del virus se hubieran vacunado. Tan solo en el estado de Texas, se estima que 40,000 personas murieron porque se negaron a vacunarse.

Hablando sobre su experiencia con las vacunas durante la pandemia, el doctor Robert Froehlke dijo para el New York Times “Antes podíamos convencer más gracias a nuestra experiencia y formación.” Ahora, dice que cita los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades u otras fuentes oficiales solo para no ser acusado de ser un cómplice de alguna gran conspiración.  «Es muy preocupante esta falta de confianza», dice el Dr. Froehlke.

La verdad es que la falta de confianza no es algo nuevo. En 1998, el académico desacreditado, Andrew Jeremy Wakefield, publicó en The Lancet  el paper The MMR vaccine and autism: Sensation, refutation, retraction, and fraud, una investigación engañosa que afirmaba un vínculo entre la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola y el autismo. Esta publicación después se demostró ser falsa, lo que hizo que Wakerfield fuera eliminado del registro médico. Aun así, miles de personas siguen creyendo en su estudio, a pesar de haber sido desacreditado.

Otro ejemplo fuera del campo de la medicina es el de la Tierra y aquellos que creen que es plana, a pesar de que existen fotografías y videos demostrando lo contrario. O también uno de los temas más importantes de nuestro tiempo: el cambio climático. Sin duda, esta era de la anticiencia ha traído no solo desinformación, sino consecuencias mortales.

Esta falta de confianza a datos de fuentes fidedignas viene de la mano de la era de la posverdad y las noticias falsas que han ganado popularidad. Esto se ha intensificado por la facilidad con la que se comparte y consume la información en las redes sociales. La manera en la que las personas producen, comparten y consumen noticias, desempeña un papel fundamental en la manera en que se distribuyen datos erróneos. Aquellos que comparten y publican suelen ser aquellos con pocos conocimientos o habilidades para evaluar contenidos.

El científico y doctor especialista en pediatría, Peter Jay Hotez, publicó un libro titulado The Deadly Rise of Anti-science: A Scientist’s Warning donde explica que si bien las fuerzas anticientíficas no son nuevas, en los últimos años se han vuelto más organizadas, mejor financiadas y adoptadas por ideologías políticas.

La comunidad científica se ha visto fuertemente atacada por esas fuerzas, al grado que el propio Peter Hotez ha recibido amenazas y hasta fue acosado en su casa, pero este no es un caso aislado. Según Hotez, cerca de  dos de cada cinco científicos que hablaban sobre COVID-19 y las vacunas de manera pública, recibieron ataques similares. Una encuesta de Nature realizada a 300 científicos corrobora estos datos, afirmando que decenas de investigadores compartieron historias de amenazas de muerte o amenazas de violencia física o sexual por hablar sobre el coronavirus. Estos ataques han sido por parte de grupos antivacunas y, en muchos países, por políticos.

¿Por qué la gente está en contra de la ciencia?

La fundación benéfica Wellcome llevó a cabo una investigación sobre el estado de la ciencia y la sociedad publicada en noviembre del 2021 que contó con la participación de 119 mil personas de 113 países. En este estudio se explica que la confianza en los científicos está estrechamente relacionada con la fiabilidad en los gobiernos nacionales, tanto así que se vuelve difícil desentrañar dónde termina la credibilidad de uno y comienza la del otro. ¿Entonces el movimiento anticiencia tiene sus raíces en la política? No. La política solo desencadena o amplifica esas actitudes, los fortalece en sus creencias anticientíficas, no las crea.

Entonces, ¿por qué cuando a diferentes personas se les proporciona la misma evidencia, científica algunos la aceptan mientras que otros la rechazan? ¿Cuáles son los principios psicológicos que explican las opiniones anticientíficas de las personas? Una investigación de Aviva Philipp-Muller, Spike W. S. Lee y Richard E. Petty  publicada en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS)especifica cuatro bases centrales que impulsan estas actitudes. Estas anotaciones se basan en décadas de investigaciones sobre persuasión, influencia e identidad social, procesamiento de información y las actitudes mismas.

  1. Cuando un mensaje científico proviene de fuentes percibidas como carentes de credibilidad.
  2. Cuando los destinatarios abrazan la pertenencia social o la identidad de grupos con actitudes anticientíficas.
  3. Cuando el propio mensaje científico contradice lo que los destinatarios consideran verdadero, favorable, valioso o moral.
  4. Cuando hay un desajuste entre la entrega del mensaje científico y el estilo epistémico del receptor.

Cada uno de estos puntos involucra antecedentes específicos y provoca distintos matices de reacción psicológica. A pesar de esto, las cuatro bases están conectadas al revelar maneras en las cuales la información científica choca con el contenido o el estilo de pensamiento ya arraigado en las personas. Estos conflictos resultan difíciles de aceptar y sencillos de rechazar, lo que complica la comunicación efectiva de información científica. Sin embargo, esta dificultad se vuelve más superable una vez que se esclarecen sus fundamentos subyacentes.

La fuente del mensaje científico

La mayoría de las personas dependen de científicos, periodistas, funcionarios de salud, políticos o líderes de opinión para construir su comprensión del mundo. Tradicionalmente, cuanto más creíble era la fuente, más probable era que la gente aceptara su información y se dejara persuadir. Esto nos lleva de regreso a la anécdota del doctor Robert Froehlke que decía que ser doctor era suficiente para que sus pacientes le creyeran, pero ahora carece de credibilidad, en especial sobre temas como las vacunas, ¿por qué?

La credibilidad, según la publicación de la revista PNAS, se compone de tres pilares: “experiencia (es decir, poseer habilidades y conocimientos especializados), confiabilidad (es decir, ser honesto) y objetividad (es decir, tener perspectivas imparciales de la realidad”. Si alguien percibe que el científico o la científica no cuenta con estos tres pilares, son percibidos como inexpertos o parciales y no serán capaces de cambiar la opinión del público.

Aunque anteriormente a estos expertos se les veía con experiencia y competencia, ahora se cuestiona la veracidad de sus hallazgos, desde las ciencias sociales hasta las médicas. Según los autores de la investigación, esto se debe a que su credibilidad se puede ver socavada por la misma misión de la ciencia donde ocurren debates legítimos, defendiendo perspectivas, teorías, hipótesis, hallazgos y recomendaciones diferentes, a veces contradictorias. Estas contradicciones hacen ver a la comunidad científica como no creíble.

Otro punto es que muchas veces las investigaciones son financiadas por farmacéuticas, empresas, instituciones de élite u organizaciones gubernamentales, lo que afecta su fiabilidad, ya que muchos no creen en ellas. Además, la percepción que la gente tiene de las y los científicos es que son fríos e insensibles, además de ateos, por lo cual, muchos conservadores no confían en sus hallazgos por ir en contra de sus creencias.

Destinatario del mensaje científico

Aviva Philipp-Muller, Spike W. S. Lee y Richard E. Petty mencionan que existen investigaciones sustanciales que hablan de la teoría de la identidad social y como los grupos sociales a los que pertenecen las personas influyen en su respuesta a la información que reciben. Es decir, que las identidades sociales juegan un papel en las actitudes y comportamientos anticientíficos, ya que las personas tienden a rechazar la información científica incompatible con sus identidades.

Es normal que un individuo tergiverse los hallazgos científicos para adaptarlos a sus valores y descarten aquellos que amenacen su identidad cultural. Por ejemplo, si a una persona le gustan los videojuegos, es más probable que acepte investigaciones hablando de sus beneficios que aquellos que hablan del daño a la salud.

Más allá de esto, existen personas que se identifican con grupos que ignoran y cierran por completo el pensamiento, las recomendaciones y la evidencia científica en general, como los famosos “antivacunas”. Estas personas suelen relacionarse con identidades personalmente significativas como políticas y religiosas.

Philipp-Muller, Lee y Petty advierten que  “un matiz y una advertencia importante, sin embargo, es que, aunque los científicos puedan caracterizar a algunos grupos sociales como anticiencia, los individuos que se identifican con estos grupos podrían no pensar que repudian explícita o conscientemente la ciencia”.

En la publicación, los autores mencionan que creen que sus puntos de vista son más sólidos desde el punto de vista científico que de los expertos, se respaldan en pseudociencia en varios casos y actúan efectivamente en contradicción con el método científico para la generación y aceptación del conocimiento científico.

El peligro ocurre cuando estos individuos albergan sentimientos hostiles contra las personas que tienen opiniones distintas; se dejan llevar por la antipatía. Estos son los que llegan al punto de la violencia como la que vivieron los científicos durante la pandemia de COVID-19 por personas  que tienden a rechazar los mensajes científicos.

El mensaje científico

En ocasiones, cuando la información científica contradice las creencias existentes de las personas, estas pueden rechazar incluso la evidencia científica más sólida, porque albergar cogniciones contradictorias es rechazado, a esto se le llama disonancia cognitiva. 

La disonancia cognitiva surge cuando un individuo está expuesto a información que entra en conflicto con sus creencias, actitudes o comportamientos existentes, provocando malestar. La verdad es que es más fácil rechazar una pieza de información científica que revisar todo un sistema de creencias existentes que uno ha acumulado e integrado en una visión del mundo a lo largo de los años, a menudo reforzada por la influencia social. Aviva Philipp-Muller, Spike W. S. Lee y Richard E. Petty lo confirman afirman señalando que  “rechazar la información científica novedosa es a menudo el camino de menor resistencia que revisar las actitudes moralizadas existentes”.

A veces estas creencias provienen de la misma ciencia con información científica previamente aceptada, pero ahora obsoleta o errónea, como es el caso del estudio de Andrew Jeremy Wakefield que “comprobaba” que las vacunas provocan autismo. Por un tiempo, esa información provenía de una fuente confiable, un médico y científico, pero después fue comprobado que no era cierto. Para muchas personas, esta sigue siendo una investigación válida porque no va en contra de lo que llevan creyendo durante años.

Por otro lado, es verdad que en los últimos años han aumentado las noticias falsas, las cuales se han distribuido más rápido debido a las redes sociales. Estas suelen propagarse más rápido porque evocan reacciones emocionales más fuertes, además de parecer ser más novedosas que las verdaderas. Una vez que esta se ha difundido es difícil corregirla, especialmente cuando infiltra un grupo porque se ve de confianza por ser compartida por alguien afín.

Desajuste entre la entrega del mensaje científico y el estilo epistémico del destinatario

Hay ocasiones en las que la información científica no entra en conflicto con el individuo, pero, aun así, es rechazada; esto ocurre por la manera en que esta es entregada, ya que puede estar en desacuerdo con el estilo de pensamiento de una persona sobre el tema o su enfoque general para el procesamiento de la información. A esto se le llama estilo epistémico.

Según la publicación de PNAS hay cuatro tipos diferentes dimensiones del estilo epistémico: el nivel de interpretación, el enfoque regulatorio, la necesidad de cierre y la necesidad de cognición.  El primero se refiere a cómo las personas suelen no aceptar las investigaciones científicas debido a que su nivel de abstracción es diferente. Por ejemplo, si las personas piensan en el cambio climático de manera abstracta (degradación ambiental global), la información concreta sobre el ahorro de carbono puede ser menos efectiva.

El segundo es el enfoque regulatorio, que es cuando alguien puede centrarse en las pérdidas en lugar de ganancia. Por ejemplo, describir una vacuna como 90 % efectiva puede ser menos efectivo que describirla como 10 % ineficaz para las personas que se enfocan en evitar riesgos. Otro estilo epistémico es cuando el individuo tiene una necesidad de cierre, no toleran la incertidumbre, por lo que rechazan la información que no es definitiva o concluyente. Por último, está la necesidad de cognición, que es cuando la persona no disfruta procesar, por lo que es menos receptiva a la información compleja que se le entregue, por más de alta calidad que sea.

¿Qué podemos hacer ante las actitudes anticientíficas?

Para combatir las actitudes anticientíficas, se pueden implementar las siguientes estrategias:

  1. Aumentar la percepción de la ciencia como una fuente de información creíble.
  2. Disminuir la identificación con grupos anticientíficos.
  3. Aumentar la aceptación de la información científica.
  4. Adaptar el mensaje al estilo de pensamiento del receptor.

En el primer punto se trata de cómo la gente ya no ve a los científicos como fuentes creíbles, más bien, los ven como inexpertos, poco confiables, y parciales. Para abordar esa visión sobre la calidad de su trabajo, estos deben mejorar la validez de su investigación y establecer la reproducibilidad de sus hallazgos. Además, deben comunicar al público cuando hay un debate, cuál es el desacuerdo y como esto es inherente al proceso científico y es saludable. Aunado a esto, deben contactar periodistas, funcionarios de salud, políticos o líderes de opinión clave y unir fuerzas, ya que es más fácil acceder al público cuando se llega a ellos por medio de fuentes que ya confían.

Además de esto, la comunidad científica debe esforzarse en usar un lenguaje que transmita su mensaje de forma clara y precisa, pero que sea accesible para una audiencia general. Aquí nuevamente es importante recalcar la importancia de acercarse a los medios de comunicación como lo es el Observatorio IFE, que pueden hacer resúmenes no profesionales para los que no son expertos, pero estén interesados en obtener la información al respecto en términos que comprenden.

En el segundo punto, las y los divulgadores científicos deben apelar a identidades sociales compartidas con su audiencia. Pueden utilizar estrategias como involucrar identidades sociales que comparten con la audiencia, ayuda a reducir la hostilidad y aumentar la receptividad. Más allá de encontrar estas agrupaciones, también pueden formar grupos con objetivos compartidos, estos puntos ayudan a aumentar las posibilidades de que su mensaje sea escuchado y aceptado por aquellos que inicialmente pueden ser más reacios a la información científica.

La comunidad científica también debe esforzarse por ganarse la confianza de grupos que históricamente han sido explotados o excluidos por la comunidad científica, aquellas personas que han sido utilizadas como objetos de estudio. Los investigadores pueden trabajar en colaboración con miembros de estas comunidades, desarrollar competencias culturales e involucrar a estas comunidades oprimidas y racializadas.

Para llevar a cabo el tercer punto se debe capacitar a la población en razonamiento científico. Enseñar a las personas cómo evaluar la calidad de la información científica puede ayudarlas a aceptar evidencia científica de alta calidad, incluso cuando contradice sus creencias. Aunado a esto, advertir a las personas sobre la información falsa y luego refutar puede ayudarlos a resistir mejor, a creer en datos erróneos.

Los divulgadores científicos deben presentar argumentos sólidos, bien razonados y fundamentados para alterar incluso las actitudes arraigadas. Si se puede, enmarcar la información científica de acuerdo con los valores morales del destinatario puede aumentar su receptividad al mensaje. En general, es importante utilizar una variedad de estrategias para aumentar la aceptación de la información científica, especialmente cuando contradice las creencias y actitudes de las personas. Por último, para adaptar el mensaje al estilo de pensamiento del receptor, las y los científicos deben identificar el estilo de pensamiento del destinatario y adaptar el mensaje a ese tipo de pensamiento.

La realidad es que la ciencia está atravesando una crisis, ya que no es aceptada ni vista como una fuente confiable como lo era antes y como se mencionó, esto trae muchas consecuencias en la sociedad en todos los sentidos, no solo lo social, sino también en la salud y bienestar de la sociedad. Otra área importante es el rol que tiene el profesorado y la educación en esta era de anticiencia. ¿Cómo puede un educador enseñar sobre algo que sus alumnos no creen? Además, esto también limita el tipo de conocimiento que pueden impartir. Por ejemplo, cada vez se vuelve más urgente enseñar sobre cambio climático, pero si las familias y los propios estudiantes tienen fuertes actitudes anticiencia, ¿qué pueden hacer los docentes?

Para cubrir este tema y hablar más en profundidad del rol del profesorado en esta problemática, próximamente estaré publicando un artículo al respecto, espérenlo.

Fuente de la información e imagen:  https://observatorio.tec.mx

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La educación en el debate presidencial

Por: Sergio Martínez Dunstan

Las propuestas no representan un avance respecto a las políticas públicas actuales o de sexenios anteriores.

A principios del mes de marzo del año en curso, compartí las propuestas en materia educativa de las dos mujeres aspirantes, en este mismo espacio, a través de una colaboración titulada “Campañas presidenciales 2024. Educación, ciencia, academia y magisterio”. Algunos lectores me hicieron saber la omisión del tercer aspirante y sus ideas. Pero no las habían difundido en medio digitales, en aquel tiempo, el partido político que lo respalda como sus contrapartes.

El debate fue la ocasión propicia que aprovechó el Movimiento Ciudadano para darlas a conocer. A pregunta expresa de los moderadores, Jorge Álvarez Máynez eludió la pregunta acerca de los planes de estudio. Pero puso en tela de juicio los Libros de Texto Gratuito por adoctrinantes. La revolución educativa de Corea del Sur resultó su ejemplo paradigmático. Reafirmó la importancia de destinar el 1% del producto interno bruto a la ciencia como lo establece el precepto constitucional. De manera enunciativa, aludió a la educación universitaria y la infraestructura educativa. También se mostró a favor del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación —sin decir más nada—, del restablecimiento de las escuelas de tiempo completo y de mayor inversión del recurso público en este rubro. En lo discursivo, la frase “Por el bien de todos primero las niñas y los niños”, en clara referencia al presidente actual, fue de los más sobresaliente en mi parecer.

Mientras que Xóchitl Gálvez coincidió con su homóloga en las pretensiones de trasparentar los procesos de la Unidad del Sistema para la Carreras de las Maestras y los Maestros así como ofrecer mejores salarios al magisterio. Ponderó la reducción del presupuesto para la capacitación de los maestros. Contempla retomar el programa de escuela de tiempo completo incluyendo la alimentación. Asimismo ofrecerá una tarjeta de datos para el acceso a internet en zonas marginadas, tabletas digitales, la enseñanza del idioma inglés y mejorar los planteles. En mi parecer, coincido con Erick Juárez Pineda [1] que la intención de destinar recursos públicos para apoyar a los estudiantes, de escuelas pública y privadas resulta un punto debatible y rebatible por decir lo menos.

Claudia Sheinbaum, por su parte, insistió en la universalización de las becas desde preescolar hasta universidad; el fortalecimiento de la educación media superior o preparatoria. Prometió hacer nacionales la Universidad Rosario Castellanos y la Universidad de la Salud creadas en la CDMX cuando fue Jefa de Gobierno como parte del programa “Jóvenes Construyendo Futuro”. A pregunta expresa sobre la calidad de la educación puso por delante la Nueva Escuela Mexicana con la participación del magisterio, ponderó, y los nuevos Libros de Texto Gratuitos que dejan de lado la memorización, según dijo. Y aprovecho para insistir en la necesidad de aplicar el humanismo mexicano.

Llama la atención el papel de los moderadores y las preguntas enviadas por ciudadanos de las distintas regiones del país. En lo particular, la percepción del entorno actual: el rezago educativo después de la pandemia que trajo consigo el abandono escolar de un gran cantidad de niñas, niños y adolescentes, entre otras consecuencias, así como el exceso de carga administrativa y pocos estímulos para el magisterio.

Xóchitl Gálvez hace un refrito de las políticas foxistas, calderonistas y peñistas. Los temas sobre la calidad educativa y su evaluación, la tecnología como medio de aprendizaje — v. gr. las tabletas—, el acceso a internet el acceso a la información gubernamental, entre otras, son la base sobre la cual se busca revertir el estado actual de las cosas en educación. Mientras que Claudia Sheinbaum retoma la fórmula de la administración gubernamental que va de salida. Los argumentos esgrimidos para cuestionar y desdeñar las políticas de gobiernos anteriores deberían tener mayor solidez técnica. Es válido ver desde otra perspectiva los problemas. Pero los métodos para acometer los grandes desafíos presentes y futuros bien ameritan que sean debidamente planteados. No solo es cambiar por cambiar ni continuar por continuar. Las propuestas no representan un avance respecto a las políticas públicas actuales o de sexenios anteriores. Parece que no hay nada oculto bajo el sol. Elegir entre el pretérito más lejano y el presente —que dentro de poco formará parte del pasado también— es dejar de lado la visión de futuro y condenar a la educación al estancamiento. Falta altura de miras en todos los casos.

Carpe diem quam minimun credula postero

Fuente de la información e imagen:  https://profelandia.com

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La violencia sustituye al derecho internacional

Por: Raúl Zibechi

 

El ingreso por la violencia de policías ecuatorianos en la embajada de México en Quito, marca un punto de inflexión en las relaciones internacionales en América Latina. Ciertamente, no es la primera vez que sucede algo similar. Las embajadas han sido violentadas en varias ocasiones, en particular por regímenes autoritarios como sucedió en Montevideo en 1976, cuando militares de la dictadura ingresaron a la embajada de Venezuela para secuestrar a un presa política que había escapado de sus captores.

Pero es la excepción. Ni siquiera las dictaduras de Pinochet y Videla se atrevieron a invadir embajadas. En las de Chile se refugiaron miles de militantes perseguidos cuyas vidas estaban en peligro. Durante los 17 años del gobierno militar chileno las embajadas fueron respetadas. El ex presidente argentino Héctor Cámpora estuvo tres años asilado en la embajada de México en Buenos Aires, recinto que nunca fue invadido por la genocida junta militar.

La irrupción en la embajada mexicana en Quito para detener al ex vicepresidente Jorge Glas marca una ruptura, sobre todo por la escasa reacción en la región y el mundo, que se limita a meras declaraciones. Vamos hacia la normalización de la violencia y de la militarización, el modo elegido por los de arriba para resolver todos los problemas, desde los sociales hasta los económicos.

Sin embargo, creo que la gravedad de los sucesos de Quito, de la mano del presidente Daniel Noboa, radican en el contexto geopolítico en el que se producen.

En primer lugar, la proliferación de guerras que ya se venían multiplicando desde la crisis de 2008 y la Primavera Árabe: Libia, Siria, Yemen, Afganistán, entre las más evidentes. Luego, desde la invasión de Rusia a Ucrania y la guerra de Israel en Gaza, asistimos a una escalada de guerras en las que aparecen directamente involucradas las principales potencias nucleares.

Esto resulta tan evidente como la creciente insensibilidad de las clases dominantes hacia los sufrimientos de las poblaciones, algo que rompe los ojos en relación con el pueblo palestino.

En segundo lugar, América Latina parece estar en el centro de la disputa geopolítica entre Estados Unidos y China-Rusia por la hegemonía en la región. Según el think tank francés Laboratorio Europeo de Anticipación Política (LEAP), Asia y África ya viven una realidad multipolar, en la cual las potencias citadas tienen una presencia importante, además de India en Asia e Irán en Oriente Medio.

Sin embargo, América Latina aún presenta una relación de fuerzas distinta, que favorece el unilateralismo de Washington, por lo que el LEAP concluye que será la principal región en disputa. El editorial de su Boletín 180, de diciembre de 2023, señala sobre América Latina: “Considerada durante mucho tiempo el patio trasero de Estados Unidos, y más recientemente objeto de una activa estrategia de influencia por parte de China, camina ahora en la cuerda floja, a veces intentando forjarse un destino más autónomo, como Brasil, o capaz de inclinarse hacia uno u otro lado. La elección de Javier Milei, un libertario americanista, en Argentina, que debía unirse a los BRICS a finales de año, es la encarnación de este juego de influencias en curso, que se acentuará en los próximos años” (https://geab.eu/es/magazine/geab-180/).

A la elección de Milei debe sumarse al derechista Noboa en Ecuador, la perspectiva de un gobierno también derechista en Chile, la agudización de la disputa interna en el MAS de Bolivia que debilita a las fuerzas progresistas y el posible retorno de Bolsonaro al poder en Brasil.

Lo más notable es la reciente deriva pro-estadounidense del gobierno de Milei. La general Laura Richardson en su reciente vista a Argentina, señaló la necesidad de que ambos países desplieguen sus fuerzas armadas en Tierra del Fuego, por ser una zona estratégica “para el transporte internacional” y como “puerta de entrada a la Antártida”.

De modo que el reposicionamiento de Washington en la región tiende a consolidarla como espacio privilegiado de sus intereses globales, lo que augura una creciente competencia geopolítica pero, sobre todo, una tendencia aún mayor a la militarización.

Es la hora de que hablen los pueblos. En Estados Unidos y en Europa se han registrado contundentes movilizaciones exigiendo un cese el fuego de Israel y Hamas. Esto ha llevado al gobierno de Joe Biden a mostrar una pequeña fisura en sus relaciones con Israel, aunque sigue siendo el primer país en suministrarle armas. Pero lo más notable es la creciente movilización de la sociedad israelí en contra del primer ministro Netanyahu. No debe olvidarse que la movilización de la juventud estadounidense fue decisiva para poner fin a la guerra en Vietnam, en la década de 1960.

Por lo mismo, creo que las sociedades civiles latinoamericanas tienen la llave para frenar la corriente militarista ahora dominante. Sin embargo, para poder jugar un papel decisivo en los escenarios nacionales, regional y global, los pueblos deben superar la dependencia política e ideológica que vienen mostrando respecto a los gobiernos y partidos progresistas.

Fuente de la información e imagen:  https://desinformemonos.org

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Nuevos dioses, viejas supersticiones

Por:  Por Jorge Majfud 

Hace casi una década, cuando se buscaban imágenes de gorilas en Google Images, éste devolvía fotografías de hombres negros. El prejuicio racial de la fotografía se remonta a la creación misma de la fotografía cuando, en Europa, se ajustaron los oculares para hacer que los rostros blancos no saliesen quemados. Como consecuencia, los rostros negros salían casi indistinguibles. Pero esto no era un problema. Según el historiador del cine Richard Dyer, cuando los primeros fotógrafos recurrieron al retrato en la década de 1840 “experimentaron con la química del material fotográfico, el tamaño de la apertura, la duración del revelado y la luz artificial, procedieron bajo la suposición de que lo que había que hacer bien era el aspecto del rostro blanco”. (Para ampliar y verificar fuentes, ver Moscas en la telaraña.)

Poco después, la torpeza algorítmica del gigante de Silicon Valley se alimentó del prejuicio y del racismo humano, hasta que Michelle Obama comenzó a aparecer en las mismas búsquedas. Más tarde, en 2016, Microsoft tuvo el mismo problema con Tay, su chatbot: Tay tuvo que ser sacrificada horas después, luego de lograr cien mil seguidores en Twitter dando respuestas racistas a sus nuevos amigos y debatiendo como si fuese una admiradora encubierta del Ku Klux Klan. Los operadores políticos y los manipuladores de elecciones tomaron nota. Los señores feudales de Wall Street y de megacorporaciones más privadas (es decir, más opacas y oscuras como una roca) como BlackRock, también.

En la tecnología biometric o de reconocimiento facial, los rostros de gente no blanca tienen más posibilidades de ser reconocidos como sospechosos que los blancos. O simplemente no los reconocen como humanos, lo cual quizás sea una compensación paradójica. Esta observación no es nueva. Pertenece a la prehistoria de las técnicas de reconocimiento facial, denunciadas, por lo menos, desde el año en 2009.

Con un sistema diferente al logaritmo, las IA se parecen a niños superdotados de cinco años: aprenden de sus mayores humanos y, aunque pueden desarrollar su propia personalidad, no se distinguen mucho de sus progenitores y actúan en consecuencia, en casos de formas más radicales sin ninguna creatividad.

A modo de especulación, en 2015 escribí la novela Silicona 5.0 para abordar este problema sobre una serie de muñecas sexuales con capacidad de terapeutas y de asesinas, debido a los traumas de la Eva humana usada para su comercialización. Una mujer cosificada por su cultura, alimentando la existencia de una cosa humanizada con aspecto de mujer. Más recientemente, se usó la colección de 600 ensayos publicados en majfud.org por su sistematicidad y consistencia humana desde 1999 para desarrollar otra IA. Algo que me inquieta profundamente, pero que no puedo evitar.

A principios de 2024, otra IA produjo un escándalo internacional al crear imágenes de soldados nazis de la Alemania de Hitler con rostros morenos y asiáticos. ¿A qué se debió esta contradicción con lo que señalamos antes? Aparentemente, las IA fueron instruidas para ser “políticamente correctas” insertando diversidad en donde nunca la hubo. Otra vez, la micropolítica rebelde haciéndole el juego a la macro política del establishment. Así, árabes barbudos vestidos de soldados alemanes perseguían judíos; mujeres negras arrojaban bombas atómicas sobre Hiroshima y Nueva York; gays y lesbianas dirigían el FBI de Hoover para perseguir gays y lesbianas sospechosos de ser comunistas; y los nativos del Tercer Mundo invadían y saqueaban Europa y Estados Unidos y luego masacraban a su población hasta lograr imponer dictaduras militares en Londres, París y Washington. Porque hay que prevenir el racismo promoviendo la diversidad.

Veamos un ejemplo más digerible. Durante la Semana Santa de este mismo año, hubo una proliferación de retratos de Jesús creados por la Inteligencia Artificial. Los retratos de ChatGPT muestran a hombres de ojos marrones y piel más morena que los clásicos retratos de los museos de Europa y de las modestas casitas de África y América Latina. No en pocas casas piadosos cristianos le rezaron por años a una fotografía de Jim Caviezel o de Robert Powell. No pocos “cristianos verdaderos” se ofenderían con la sola idea de inclinarse ante una imagen realista del africano San Agustín, también retratado por siglos como un santo llegado de algún pueblo esloveno.

Aunque algunos lo encontrarán más realista que el David de Miguel Ángel o el Jesús de Leonardo da Vinci, también los nuevos retratos de Jesús pintados por ChatGPT tienen un fuerte prejuicio etnocéntrico, porque fueron alimentados con ese material de la historia eurocéntrica más el maquillaje de la diversidad epidérmica (también eurocéntrica). Aunque aquí las AI se aleja unos centímetros del Jesús caucásico de ojos celestes tipo Robert Powell (angelical, confiable, higiénico y desarrollado), continúa muy lejos del aspecto facial de los habitantes del Medio Oriente de hace 2000 años. No deja de ser el rostro de un hombre caucásico luego de unas largas vacaciones en Cancún.

Lo de pobre también se le quitó en la vestimenta. La pulcritud y la calidad de sus túnicas revelan prejuicios de clase, otra vez negando y contradiciendo la realidad de un carpintero de Galilea veinte siglos atrás, alguien que viajaba en burro y que tenía por amigos pescadores y mujeres de las clases más humildes, con excepción de una sola.

Ahora, cada tanto leemos artículos sobre lo qué piensa la Inteligencia Artificial de la existencia humana, de cómo será el mundo del futuro o de cómo era el mundo hace mil o diez mil años. “¿Qué dice la IA sobre el mundo en 2040?” “¿Cómo se veía una cena en el Imperio Romano según IA? “La IA predice que en 2050 seremos todos felices”, “La IA revela los cinco hábitos para un matrimonio feliz” ―algo tan confiable como los consejos de un sacerdote católico.

Las IA tienen algo en común con los dioses anteriores: son metahumanos. Su credibilidad radica en que se asume que no dependen de los criterios de los creyentes, mortales de un día. No tienen “bias” (prejuicios). Como sea, es indiscutible que tienen algo en común: si no son ambos creaciones humanas, sin duda están hechos a nuestra imagen y semejanza, como esos dioses llenos de pasiones que, en nombre del Amor Universal condenan a su propias creaciones al infierno, no por haber hecho algo inmoral, como arrojar una bomba atómica sobre una ciudad o por haber promovido una guerra genocida, sino por no haber rezado de la forma indicada o por tener creencias equivocadas sobre el más allá.

Otra similitud: las IA son leídas y escuchadas con una profunda superstición: si lo dice una super inteligencia, debe ser cierto. O lo más aproximado a la realidad posible. Es algo más allá de la comprensión humana. Pero la Inteligencia Artificial no es una gran inteligencia. No aún. Es solo un niño con un conocimiento y una velocidad de procesamiento más allá de los límites humanos. Claro que los humanos no somos mucho mejores. Seguimos procesando pensamientos y creencias como en tiempo de las estepas del cálido Sur y de las cavernas del frío Norte. Cuando no creemos historias imposibles creemos en dioses virtuales.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Fuente de la información e imagen:  https://rebelion.org

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Chile – Movimiento Social: sin amor y sin odio

Movimiento Social: sin amor y sin odio

A modo de ejemplo, digamos que la última movilización popular fue en contra de la dictadura. La penúltima, fue el proceso que llevó a Salvador Allende al gobierno popular. Que ambos procesos fueron traicionados, es harina de otro saco.

Durante años se ha dicho y escrito acerca de los movimientos sociales para referirse a una indeterminada cantidad de organizaciones con diversos rasgos y propósitos, que reúnen a personas de buena voluntad, más o menos enojados con el sistema y con el desconcierto a flor de piel, que intentan reunir a cuanta gente tenga algo en común para de vez en cuando salir a las calles a protestar y exigir derechos.

Es gente buena, muchas con historias, casi todos maltratados por el paso del tiempo, los bajos sueldos, los políticos malditos o las policías.

Pero, en rigor, en Chile no existe un Movimiento Social.

Esta afirmación de tono radical podría contradecir lo que durante decenios se ha visto en las calles: centenares de miles de mujeres y hombres, millones en otras veces, exigiendo justicia, democracia y derechos sociales conculcados puntualmente por los gobiernos que sucedieron a la dictadura.

Pero al otro día el mundo ha seguido girando sin inmutarse.

Sucede que desde hace mucho se confunden los desfiles callejeros, las marchas y protestas con un concepto mucho más complejo e interesante que es de la movilización. Como se ha visto y vuelto a ver, esos desfiles con batucadas y permisos de la gobernación, lo único que han logrado cambiar ha sido el sentido del tránsito. Y por algunas horas. Al otro día el neoliberalismo sigue anclado en lo más profundo de la cultura chilensis.

La movilización popular, es decir, el pueblo movilizado, hace referencia a una acción continua, masiva, que utiliza diversos e imaginativos mecanismos y formas de lucha, que despliega una política clara, goza de dirigentes prestigiados y se ordena por una estrategia sólida y construida por muchos, por todos o casi.

Pero, por sobre todo, el pueblo movilizado debe ser el portador/creador de una mística de tal envergadura humana, de tal profundidad legitimadora y de tal calado emocional, que seduzca en lo de muy adentro a la gente víctima del sistema, al extremo de decidirse por hacer los mayores esfuerzos y sacrificios por el triunfo.

La movilización popular es un proceso, un movimiento incesante que va, viene y vuelve a venir, que se articula con otros, que se propone metas y desafíos, que es capaz de generar una mística y que pone en el centro la lucha por los derechos de las personas, impulsado por un Movimiento Social asentado en una legitimidad capaz de vencer hasta el más incrédulo. Y al más sectario.

A modo de ejemplo, digamos que la última movilización popular fue en contra de la dictadura. La penúltima, fue el proceso que llevó a Salvador Allende al gobierno popular. Que ambos procesos fueron traicionados, es harina de otro saco.

Digámoslo: un Movimiento Social es ante todo un movimiento político que se propone una resistencia transformadora, contrario a la hegemonía; que se articula a partir de sus propias experiencias, aprendizajes y errores; su estrategia es superar el orden dominante con el protagonismo inevitable del pueblo, el que, desde abajo y horizontalmente, debe ser capaz de gestar un pensamiento y una acción, una acción y un pensamiento, que proponga una nueva manera de vivir. Otro país. Otro mundo.

En pocas palabras, se trata de incursionar en la política, el dominio en donde las cosas concretan el cambio, con una estrategia que ordene, proponga el paso y ritmo, pensando con propia cabeza y caminando por propio pie, superando las formas tradicionales de hacer política.

Un Movimiento Social es ante todo una expresión política transformadora a partir de asumirse como sujetos de la transformación y no como simples herramientas de otros, para abrir camino hacia una sociedad que descarte al capitalismo y sus lacras inhumanas. Ya vemos que el fracaso de este orden es el que tiene a la humanidad al borde de la locura y de la muerte porque para intentar sobrevivir aumenta la rapiña, el genocidio y la depredación.

En nuestro país esta mecánica necesaria de los pueblos, no se ha visto ni por asomo. Quizás en algunos colectivos, marginales aun cuando valiosos y empeñosos, que hacen esfuerzos por mostrar caminos novedosos, pero, en general, ha dominado el egoísmo y el interés de grupos que no quieren perder sus prerrogativas.

Prácticamente todas las organizaciones gremiales, sindicales, estudiantiles, campesinas, obreras y de cualquier otra índole u origen, han sido puntual y metódicamente arrasadas por la políticas neoliberales sin que sus dirigentes hubiesen tomado debida cuenta del suceso.

Y, en muchos casos, se puede sospechar que esta debacle generalizada ha sido con su anuencia.

Desde que el tiempo es tiempo, se ha entendido que los llamados a hacer política son los partidos y que los sindicatos, gremios u otras agrupaciones de trabajadores y del pueblo llano, solo deben confiar en el cometido de sus representantes en el gobierno, Congreso y todo lo demás.

Pero un genuino movimiento social, empoderado con la fuerza del pueblo organizado, con todas las razones de la moral y la historia, con una propuesta que seduzca, tiene el derecho y la obligación de asumirse como sujeto del cambio y no como un grupo de personas sometidas a la buena voluntad de los partidos, por muy populares que sean o que hayan sido.

El movimiento social debe poner en juego la cuestión del poder, es decir, debe llevar su gestión mucho más allá de lo meramente reivindicativo, y trazar sus propia estrategia y formas de lucha, armados con la fuerza de una articulación tejida horizontalmente, de abajo hacia arriba y de arriba hacia abajo y de un lado hacia el otro.

A esta mecánica democrática y democratizadora, se han opuesto sistemáticamente los partidos de izquierda al mismo tiempo que sus orgánicas han tendido a desparecer. Su influencia en el mundo popular ha ido menguando en proporción directa al grado de institucionalización que han aceptado en un orden que ha perfeccionado y profundizado el neoliberalismo.

A las organizaciones de trabajadores, pobladores, campesinos, Centrales, Confederaciones, federaciones, sindicatos nacionales y gremios, el sistema les quitó el oxígeno asfixiándolas, sin prisa, pero sin pausa, mediante leyes con ocultos incisos contrainsurgentes.

Un día despertamos y esas otrora grandes organizaciones de trabajadores ya no tienen ninguna importancia. Para qué decir la CUT. Se quedaron en alguna parte inofensiva de la historia, al amparo del poder.

Lo que ha faltado para resolver la contradicción entre neoliberalismo y democracia ha sido, precisamente, la irrupción de un vasto Movimiento Social que se proponga disputar el poder en cada uno de los espacios en que este se expresa, poniendo sobre la mesa su propio proyecto de economía, educación, cultura, municipio, región y lo que sea.

Resulta alarmante y vergonzoso que la gente víctima de la economía, de la represión, que ha puesto el pecho a las balas y el lomo al apaleo, que ha sido perseguida, maltratada, ninguneada, despreciada, no tenga nada qué decir, ni sepa cómo hacerlo si tuviera, cuando arrecia en su expresión más descarnada e infame un orden corrupto, ladrón y homicida.

Los sucesos del octubre de 2019 dejaron muy claro que lo que faltó fue, precisamente, esa construcción hecha por la gente, esa cercanía que desordene ordenadamente, una inteligencia colectiva que se proponga metas de rango estratégico, una decisión que tercie en la política y dispute el poder allí donde les duele a los dueños de todo.

Por sobre todo, que sea capaz de seducir al pueblo y le dé una razón profunda para desplegar su amor y su odio.

Fuente de la Información: https://rebelion.org/movimiento-social-sin-amor-y-sin-odio/

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México: La educación en el primer debate presidencial: entre ataques, señalamientos y pocas propuestas

La educación en el primer debate presidencial: entre ataques, señalamientos y pocas propuestas

 

En el primer debate presidencial del proceso electoral de 2024, el tema educativo fue uno de los primeros abordados. Los cuestionamientos realizados a las y los candidatos abordaron temas específicos como el rezago educativo, la cobertura, la calidad, la infraestructura y la inversión en ciencia.

Desafortunadamente, las respuestas de las tres candidaturas fueron principalmente generalidades y ataques personales, por lo que no pudieron presentar propuestas novedosas o explicadas con mayor profundidad.

A continuación, se presenta un resumen de las respuestas, declaraciones y temas abordados por cada uno de los candidatos según su orden de aparición:

Claudia Sheinbaum Pardo

  • Propuesta de una beca universal para alumnos desde preescolar hasta preparatoria.
  • Fortalecimiento de la educación media superior con becas y atención a los 1.5 millones de jóvenes que no estudian en este nivel. Destaca la importancia de tener a estos jóvenes en las aulas en lugar de en la calle.
  • Creación de más universidades en todo el país, mencionando la Universidad Rosario Castellanos y la Universidad de la Salud, donde se atienden a más de 59 mil jóvenes.
  • Recordó su participación en el movimiento de defensa de la gratuidad en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y su experiencia como docente en esta institución.
  • Al abordar los señalamientos de corrupción relacionados con el Colegio Rébsamen, destacó la importancia de estar del lado de las víctimas y condenó el uso político de la tragedia.
  • Sobre La Nueva Escuela Mexicana y los libros de texto, explicó que representan un modelo que fomenta la participación de los niños en lugar de la memorización, desarrollado en colaboración con el magisterio, al que recordó que en otros gobiernos se le criminalizó.

Jorge Álvarez Máynez

  • Reiteró su apoyo a las becas desde la primera infancia, señalando la falta de inversión en este sector a pesar de representar el 10% de la población infantil, con solo un 2% del presupuesto asignado.
  • Propuso un sistema para abordar los problemas de infraestructura en las escuelas públicas.
  • Para abordar la demanda en la universidad, propuso un sistema de apoyo económico público a universidades privadas para admitir a los estudiantes que no encuentren lugar en las instituciones públicas, mientras se fortalece la infraestructura de estas últimas.
  • Respecto a los nuevos libros de texto, enfatizó en que no deben tener un sesgo ideológico y que la educación debe buscar la justicia y la equidad.
  • Propuso una educación más divertida y lúdica para los estudiantes, tomando como referencia la revolución educativa en Corea del Sur.
  • Recordó la criminalización del magisterio y propuso una formación docente enfocada en la prevención de la violencia y el apoyo en salud mental.
  • Prometió destinar un 1% del presupuesto a la ciencia, financiado por impuestos como los dirigidos a las tabacaleras.
  • Criticó programas como Enciclomedia del PAN, donde se documentaron desvíos de fondos por once millones de pesos.

Xóchitl Gálvez Ruiz

  • Comenzó su participación abordando el tema del Colegio Rébsamen y la tragedia relacionada con los sismos.
  • Propuso el retorno de las Escuelas de Tiempo Completo y abogó por jornadas educativas más extensas.
  • Planteó la apertura de escuelas para la primera infancia y la distribución de tabletas con acceso a internet mediante un programa universal.
  • Prometió becas universales para alumnos desde preescolar hasta preparatoria, incluso para aquellos en escuelas privadas.
  • Respecto al magisterio, enfatizó en la necesidad de mejorar la calidad educativa a través de la capacitación docente y la transparencia en el sistema de ingreso y promoción.
  • Insistió en la importancia de llevar internet a todas las comunidades y en la enseñanza del inglés para todos.

Fuente de la Información: https://www.educacionfutura.org/la-educacion-en-el-primer-debate-presidencial-entre-ataques-senalamientos-y-pocas-propuestas/

 

 

 

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