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Millones de niñas nunca irán a la escuela: Unesco

Por: Laura Poy Solano.

A pesar de los avances en décadas recientes en la igualdad de género en el acceso a la educación, al menos 16 millones de niñas y adolescentes en el mundo nunca asistirán a la escuela, revela la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), la cual señala, entre otras disparidades, que sólo 17 mujeres han ganado el Premio Nobel de física, química o medicina, desde que le fue otorgado a la científica Marie Curie en 1903, frente a 572 hombres que han recibido este galardón.

En México, como en el resto de América Latina, el organismo multinacional reporta incremento en el número de niñas que logran matricularse en la educación y concluir sus estudios. Sin embargo, también advierte que la escuela es reproductora de roles y prejuicios culturales de género que van formando la percepción de éxito en determinados campos del saber, donde las niñas y adolescentes se mantienen en desventaja frente a los varones, como en ciencias y matemáticas.

Sociedad y familia, espacios determinantes

Pero no sólo es la escuela. La sociedad y la familia tienen un papel preponderante en el logro académico desde prescolar hasta educación superior, alerta.

De acuerdo con cifras oficiales de la Secretaría de Educación Pública (SEP), en el ciclo escolar 2018-2019, de los 36.6 millones de alumnos del Sistema Educativo Nacional, 18 millones 373 mil 677 son mujeres, es decir, poco más de 50 por ciento.

No obstante, por subsistema educativo se detectan diferencias. En educación básica, de los 25 millones 493 mil 702 alumnos matriculados, 12 millones 566 mil 924 son niñas en prescolar, primaria o secundaria, cifra menor en 359 mil 854, en comparación con la matrícula varonil.

En educación inicial (menores de 3 años) las niñas incritas son 129 mil 914 espacios, frente a 137 mil 89 de varones. En prescolar hay 2 millones 370 mil 790 alumnas, y 2 millones 409 mil 997 niños matriculados.

En primaria la diferencia aún es mayor, pues de los 13 millones 972 mil estudiantes que acuden a las aulas, 6 millones 865 mil son niñas y 7 millones 107 mil son niños. En secundaria, se reportaron 3 millones 200 alumnas, y 3 millones 272 mil estudiantes varones.

Por lo que respecta al bachillerato, las mujeres representan 50.7 por ciento de la matrícula (2 millones 660 mil), mientras que en Educación Superior son 50.2 por ciento (un millón 980 mil), y en estudios de posgrado representan 52 por ciento (125 mil 441) del alumnado. En el caso de la capacitación para el trabajo, las mujeres representan 59.4 por ciento del total de quienes buscan una formación que les garantice un empleo.

Falta de representación

Las diferencias en el acceso entre niñas y niños aún persisten. Al respecto, la Unesco destaca en su informe Descifrar el código: La educación de las niñas y las mujeres en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas, que actualmente sólo 28 por ciento de los investigadores en el mundo son mujeres, lo que es una muestra de la falta de representación que aún existe para garantizar que el camino al conocimiento sea igualitario.

Fuente del artículo: https://www.jornada.com.mx/ultimas/politica/2020/03/08/millones-de-ninas-nunca-iran-a-la-escuela-unesco-656.html

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El Poder Popular, las Políticas Públicas y los Derechos Sociales

El Poder Popular, las Políticas Públicas y los Derechos Sociales

Heriberto Rivera

Desde los comienzos del gobierno de la revolución Bolivariana el término poder popular se ha convertido en un referente político de gran relevancia, pues alude a otro poder que venia siendo desconocido y que enfrenta al poder constituido.

Necesario es debido, a la discusión que se viene haciendo en la teoría política, establecer el concepto de poder popular; sobre el particular muchos autores han reflexionado sobre éste, así como de los elementos que lo componen.

En ese contexto, según Rauber (2012), “el termino popular remite al sujeto en acción, en una perspectiva que lo concibe como plural, no definido a priori sino que se conforma en la acción política y social; el sujeto (social, político, histórico) del cambio es plural, se expresa como actor colectivo se auto constituye como tal en el proceso mismo de la resistencia, luchas y transformaciones sociales” (pág. 129).

En ese contexto, el sujeto popular no puede ser concebido a priori, sino que es un colectivo que se  constituye y define por un conjunto de acciones y valores guiados por la eliminación de una o mas relaciones sociales de desigualdad y opresión.

Continuando con esa idea, que ayuda a comprender la definición de lo popular,  Chaguaceda (2008) refiere que “lo popular resulta una categoría que, en nuestro contexto regional identifica a sujetos que sufren asimetrías sociales y que al movilizarse son susceptibles de devenir en movimientos liberadores; en ese sentido la noción de sujeto popular engloba aun conjunto de sectores y clases sociales susceptibles de ser integradas socialmente a un proyecto de cambio anticapitalista, en relación con lo comunitario, tomando en cuenta una identificación esto con niveles mínimo de organización y autonomía frente al mercado y el estado: sindicato, asociaciones vecinales, organizaciones femeninas o juveniles, clubes culturales con presencia publica”(pag.26).

Efectivamente, si lo popular envuelve a un sujeto que por necesidades de integración debe superar las relaciones sociales impuestas de desigualdad, opresión, invisibilizacion, entonces hay que referirse al concepto de poder popular.

Consecuentemente, el concepto de poder popular implica en primer lugar la noción de poder, pero no la noción clásica del poder. En ese sentido la noción de poder popular desarrollada por Mazeo  citado por Teruggi (2012), lo concibe como una “relación social y no un objeto, una sustancia o una propiedad. Se trata de una noción inscripta a fuego en el marxismo (la dialéctica piensa la relación, no la sustancia) (….). Toda relación de poder vincula dominadores y dominantes” (pag.50).

En efecto, el poder entendido estima Rauber (2012) como “una determinada interrelación de fuerzas (políticas, económicas, culturales, morales, sociales) en lo que una (o el conjunto de ellas se constituye en hegemónica-dominante entre un conjunto de relaciones sociales, culturales, económicas, políticas. Se trata de una interrelación dinámica, en movimiento y regulación constante” (pág. 123).

De tal manera que el poder popular, que si bien toma elementos fundados en las contradicciones sociales producto de las relaciones de exclusión social, el poder popular se trata de la construcción de un poder de las clases subalternas, pudiéndose afirmar que es “un poder propio que de modo pedagógico  llamamos aquí  poder popular, nace y se desarrolla desde abajo; se produce, reproduce y expresa en el modo de la vida cotidiana individual, comunitaria y social.

El poder popular como expresión político social, también se expresa y manifiesta en las organizaciones sociales y políticas, en sus formas orgánicas de funcionamiento y relacionamiento interno, así como en sus construcciones concretas que llevan a establecer nuevas formas de empoderamiento local, territoriales, bases de la creación y creciente acumulación de un nuevo tipo de poder participativo-consciente-no enajenado-desde abajo, de desarrollo de consciencia, de culturas sumergidas, oprimidas y excluidas, en múltiples y entrelazadas formas y modalidades encaminadas a la transformación global de la sociedad. Pensar el poder popular es entonces situarlo en un contexto particular.

En la Republica Bolivariana de Venezuela, a diferencia de otras latitudes, el poder popular viene emergiendo desde abajo en el sentido geográfico de la palabra, pero a la vez también se construye desde arriba, desde las instancias del Estado.

En ese sentido es notorio y comunicacional, que según el articulo 2 de la Ley Orgánica del Poder Popular del año 2010 “el ejercicio pleno de la soberanía por parte del pueblo, en lo político, económico, social, cultural, ambiental, internacional y en todo ámbito del desenvolvimiento y desarrollo de la sociedad, a través de sus diversas y disimiles formas de organización”.

En consecuencia y ciertamente desde el Estado aparece la declarada la intención de que el poder popular adquiera un protagonismo, que en términos  del presidente Chávez (2007),  esto significa  que “desde el poder constituido debemos ir transfiriendo poder social, económico y administrativo al poder comunal”, refiriéndose a través del “poder comunal” principalmente a la organización de los Consejos Comunales.

De tal manera que el poder popular es una creación de la Revolución Bolivariana que tiene como objetivo lograr la reivindicación del  pueblo y se define en su articulo 1 que “ la presente Ley tiene por objeto desarrollar y consolidar el poder popular, generando condiciones objetivas a través de los diversos medios de participación y organización establecidos en la constitución de la república, en los que surjan de la iniciativa popular, para que los ciudadanos y ciudadanas ejerzan el pleno derecho a la soberanía, la democracia participativa, protagónica corresponsable, así como la constitución de formas de autogobierno comunitarias y comunales, para el ejercicio directo del poder”.

De esta manera el poder popular  se expresa en la construcción de una nueva institucionalidad pero que también puede observarse “en posiciones consolidadas en el marco de instituciones públicas”.

De lo cual se deriva que estas posiciones de poder popular a través de una practica constituyente, puedan contribuir a una profunda transformación de esas instituciones, a su radical democratización por la vía de la creación de condiciones para el nacimiento de otra ciudadanía social del siglo XXI que sea consciente de sus derechos y logros estableciendo los verdaderos alcances y total disfrute de las políticas publicas y ejercer a plenitud sus derechos sociales.

En cuanto a la participación del poder popular en las políticas publicas, la ley citada, prevé en su articulado que las organizaciones  y expresiones organizativas del poder popular, tiene como fines entre otra ejercer la contraloría social  (Articulo 11 numeral 1) y en su numeral 1 establece que como fines “ consolidar la democracia participativa y protagónica, en función de la insurgencia del Poder popular como hecho histórico para la construcción de la sociedad socialista, democrática de hecho y de justicia”.

De igual manera y en correspondencia con la participación en las políticas públicas, en el capitulo III, Ámbitos del Poder Popular, referido a  la planificación de políticas públicas, el artículo 17 dice textualmente:

” La planificación de políticas publicas en los términos establecidos en la ley que regula la materia, es un ámbito de actuación del Poder Popular que asegura, mediante la acción de gobierno compartida entre la institucionalidad publica y las instancias del poder popular, el cumplimiento de los lineamientos estratégicos del Plan de desarrollo económico y Social de la nación, para el empleo de los recursos públicos en la consecución, coordinación y armonización de los planes, programas y proyectos a través de los cuales se logre la transformación del país, el desarrollo territorial equilibrado y la justa distribución de la riqueza”.

No obstante lo expuesto y establecido el Ley Orgánica del Poder Popular, en la realidad y en las vivencias cotidianas del Poder Popular surgen elementos que podrían verse como elementos y distractores que impiden el alcance de la  totalidad de lo alcances claros y definitivos de las  políticas publicas.

A tal efecto puede afirmarse que para pensar el caso venezolano y estudiar las posibles vinculaciones entre el Poder Popular y el Estado y poder referirnos a la relación entre los espacios de organización y participación popular con las instituciones del Estado (poder constituido), donde a menudo surgen contradicciones del poder, de lo que en vías de construcción, es necesario caracterizar, que Venezuela y la Revolución Bolivariana atraviesa un periodo de transición y según  Mazeo , citado por Teruggi (2012) “ la Revolución Bolivariana nos convoca  a pensar-actuar en términos de transición (…) el pasaje de la necesidad a la libertad no se puede concebir como un acto único, abrupto y unidireccional. Existen mediaciones, y existen porque el proceso de construcción del socialismo no se desarrolla en el vacío, sino en el marco de una realidad histórica”.

Es de esperar entonces, que en esa transición que caracteriza al actual periodo donde hay un doble movimiento  donde el poder popular puja con su órgano de control no estatales y una creciente autogestión que permite ir asumiendo su protagonismo en el manejo de las áreas de actividad social y por otro, lado mientras que se produce “un cambio consciente en los órganos del estado mismo”.

Por lo tanto, “un Estado que en vez de sustituir a la sociedad en la solución de los problemas que tiene, la convoque, la vuelva participe de ellos. Un estado que pueda servir para expandir el cambio social y para continuar construyendo Poder Popular” (Rodríguez, 2007).

El poder popular estimulado por el mismo Estado, esta en plena efervescencia, puja por consolidarse, dentro de un mar de contradicciones que es propio de los cambios planteados. Es así como el presidente Maduro el día 14 de enero de esta año 2020, en una de las siete líneas estratégicas establece en avanzar en la expansión  de las Misiones, Grandes Misiones y el Poder Popular son consideradas en el accionar del gobierno Bolivariano, siendo una de los objetivos claves es profundizar los mecanismos de participación del Poder Popular.-

Fuentes:

Chaguaceda, A. Participación Ciudadana y Espacio  Asociativo: Desafíos en el contexto cubano, FLACSO, Cuadernos de Ciencias Sociales, 2008.

Rauber, I. Revolución desde abajo, gobiernos populares y cambio social en Latinoamérica. Continente, Buenos Aires, 2012.

Rodríguez, E. Reflexiones sobre el poder popular. El Colectivo, Buenos Aires, 2007.

Teruggi, M.A (2012). Los Consejos Comunales En Venezuela: Análisis de una experiencia de organización y participación impulsada por el Estado, desde la perspectiva del Poder Popular. En Memoria Académica, disponible en http://www.memoria.fahce.unpl.edu.ar/tesis/.

heristo50@gmail.com

Autor: Heriberto Rivera

 

 

 

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La fertilidad de la pobreza: de la indiferencia a la presencia del aula (II)

La fertilidad de la pobreza: de la indiferencia a la presencia del aula (II)

Repensar el aula como un espacio de dignificación 

Cristo I. Mahugo

 

(Continuación del artículo «La fertilidad de la pobreza: de la indiferencia a la presencia del aula [I]»)

 

1.- Un argumentario 

En términos teóricos, todo reflejo es un retroceso (reflejo = del latín reflexus, «volver hacia atrás [1]»). Aceptando la concepción de que en los centros educativos se reflejan las complejidades de la vida social, estaremos indirectamente consintiendo las ideas que subyacen a dicha concepción. A saber:

(a) Que el retroceso es algo que se vivencia a posteriori. Es decir, que la escuela [2] se encuentra situada (¿sitiada también?) justo detrás de «lo social», dándose a entender dos cosas (entre otras): la primera, que «lo social» y «lo escolar» se presentan como esferas autónomas pero que, a su vez, se comunican condicionadamente; como si lo escolar no fuese profundamente social; lo segundo, el aspecto de dependencia que se enraiza en esta premisa nos complace a pensar que todo aquello que se vive (se sucede) en la sociedad —aparentemente— determina todo aquello que se vive en los centros educativos. Esto implica acarrear con la aceptabilidad de que la escuela no posee capacidad de decisión, no puede «autonomizar» sus alegatos socioeducativos (o no se contempla el irremediable peso que tiene «el filtro profesoral») porque quien los determina es —supuestamente— esa abstracción llamada «sociedad». Acceder a la llamada de esta determinación puede tener una traducción implícita: la negación de toda posibilidad de transformación (lo que significa la anulación de la misma posibilidad, del mismo cambio). Sería interesante discutir —en futuros textos— la integración de esta premisa dialéctica de «no posibilidad de transformación social» en la discursiva normalizada de una parte del personal profesional de la educación y la docencia.

(b) Que la escuela pasaría a ser una estéril extensión instrumental del aparato político. Si abogamos por esta premisa («la escuela como reflejo de la sociedad política»), significaría que el aparato político o sociopolítico de una sociedad estaría gestionando, a modo de fría elongación instrumental, lo que denominamos «sistema educativo». Así, consideramos que «no existen modelos educativos al margen de la sociedad que los produce» (Beluche, 2019), pero no olvidemos que lo productivo no tiene que ser inequívocamente lo reproductivo. Es necesario defender una teoría de la escuela que «produzca» formas de procesar y abordar la realidad; engendrar producciones materiales (textos, revistas, cuadernos, blogs) y no materiales (pensamiento crítico, hábitos de convivencia, dinámicas comunitarias) que no solamente plasmen lo que se viva fuera de sus paredes, sino —sobre todo— que acuda de forma responsable y comprometida a defender una respuesta reflexiva sobre las injusticias que habitan y «se toleran» fuera de las citadas paredes. La intención del presente punto es recordar el valor de trabajar en una escuela politizada (en sentido de «inculcar conciencia política» y ciudadana; esto incluye producir nuevas formas de politizar las realidades).

¿Bajo qué preceptos tiene sentido abordar los puntos arriba mencionados con respecto a la dignificación de la pobreza? Nuestra interpretación lo justifica en un doble sentido: por un lado, la formación de ciudadanía (función indispensable de las escuelas) no puede distanciarse de «lo político», y lo político es aquello que menciona a la polis (πολις = ciudad = el conjunto de la ciudadanía). Es decir, al conjunto de personas —ciudadanas, ciudadanos— que la habitan o, dicho de otro modo, a la atención prestada que se hace sobre las vidas urbanas y no urbanas (entendamos —entre otras— rurales, por ejemplo; formas de vivir en sociedad) que habitan en dicha ciudad (lo que implica atender igualmente a lo que mora tanto en su centralidad como fuera de ella, su periferia). Por otro lado, si la escuela engloba una formación cívica y humanista (Cerini de Reffino, 2006) debe ser porque «atiende» (con las limitaciones que ello comporta pero procurando no restar ni equidad ni igualdad) a todas y cada una de estas formas de vivir o «estar» en sociedad («no soportando» la invisibilidad de ninguna de ellas); esto significa, irrevocablemente, que su atención debe ser más sensible sobre aquello que está fuera de la centralidad. Así, las personas pobres y la pobreza deben estar presentes en los espacios dignificatorios de las escuelas (sus aulas principalmente). Como guión pedagógico, cabe señalar que, desde dichas instituciones educativas, se debe evitar el anclaje de la visión asistencialista [3] de la pobreza; ésta debe enmarcarse, para acercarnos a textos propios de la teoría crítica y emancipatoria, a una vinculación entre la cotidianidad familiar y los contextos de pobreza (Eguía & Ortale, 2007: 205-218), la justicia social (Connell, 1997) y la igualdad de oportunidades (Aguado Odina, 2010).

2.- Una propuesta 

Más allá de mencionar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS, 2015) —donde el primero de ellos es el «fin de la pobreza» [4]— y las investigaciones que se han realizado en torno a las dificultades y falta de oportunidades que se plasman en «las pobrezas» que habitan en la sociedad, una tramitación acorde y ajustada a las necesidades de dichos colectivos vivientes debe estructurarse, en los niveles educativos y escolares, desde una razonada y compartida proposición pedagógica. Nuestra propuesta aquí referenciada se articula sobre la noción normativa y práctica de una educación inclusiva (Rogero et al., 2016) que extienda sus teorías y consolide sus prácticas; esta propuesta la haremos sobre el eje de entender la pobreza desde una doble perspectiva (ambas indispensables de ser comprendidas conjuntamente): la política (la «actividad social en el mundo») y la existencial (la «estancia en el mundo»).

La perspectiva política nos define la obligatoriedad de atender los contextos y condiciones que se establecen en la pobreza y cómo afectan sobre el alumnado en sus diversas etapas educativas. Así, «la pobreza y la exclusión no solo se refieren a la carencia de ingresos económicos, sino que, […] presenta una multidimensionalidad de rasgos que hemos de tener en cuenta: la posición en el mercado laboral, la dificultad de acceso a los servicios y el descarte en el ámbito de las relaciones sociales» (Rogero et al., 2016: 76). Cuestiones, todas ellas, de necesaria estipulación política.

Por ello, es eminentemente vigoroso recordar —constante e implacablemente— la urgencia de atender, desde las esferas políticas y politizadas, la realidad marginalizada vivida (y viviente) de la pobreza. De hecho, se «exige también una respuesta sistémica y articulada por parte de las diversas políticas (educativas, de salud y sociales) para romper el círculo vicioso de la reproducción intergeneracional de la pobreza» (Rogero et al., 2016: 78). Destacamos la importancia de atender y sensibilizar sobre estas realidades basándonos en los siguientes puntos: la participación de la comunidad y el trabajo comunitario (Fernández, 1996); mayor inversión en políticas educativas, sociales y laborales, garantizar el derecho a la educación en todos los niveles educativos y reforzar las políticas de educación compensatoria y las medidas de discriminación positiva destinadas al alumnado más vulnerable (Rogero et al. 2016); y la defensa de un «paradigma biocéntrico» y del desarrollo centrado en la ética (Hernández Acevedo, 2014).

La perspectiva existencial nos define los planteamientos relacionales que vertebran las «formas de estar» entre nos(otros); las maneras en que se presenta la estancia en el mundo [5]. Así, es atributo sociohistórico, político y cultural «estar» integrado/a en un grupo o colectivo (con sus concepciones valorativas, sus ideas y sus comportamientos). La pobreza, como conjunto de personas, no debe contemplarse pasivamente bajo la tutela de pensarse que «hay una parte de los pobres que no hacen nada para salir de ahí» (interpretación de la falsa meritocracia [Stiglitz, 2012] y olvido de las injusticias estructurales) o «el pobre debe ser asistido como ‘sujeto necesitado’» (interpretación asistencialista que —por sí sola— robustece la perpetuidad misma de las desigualdades). Ambas posturas interpretativas son insoportables (aborrecibles ambas) desde una lectura humanística y democratizante.

Por ello, nos gustaría cerrar este apartado haciendo referencia a dos observaciones —característicamente instructivas— a valorar por las personas implicadas, directa o indirectamente, en el mundo educativo: la persona pobre negada como «sujeto de intercambio (de comercio)» y la persona pobre negada como «deseo no deseado». La primera observación se relaciona con la idea de que la pers. pobre, como sujeto improductivo e infértil, no posee algo valorativo (recursos materiales y no materiales) con el cual se pueda entablar una relación con ella; al poseer nada, no puede darme algo (sin embargo, me solicita algo. Es decir, «no entra» en el juego comercial de las relaciones [Cortina, 2017]). La segunda observación se relaciona con la visión explícita de que la pers. pobre «nos despierta» la imagen de un deseo que no deseamos; representa aquella figura en la cual no nos gustaría convertirnos, vernos en reflejo. Así, ambas observaciones, de no ser visibilizadas y, por tanto, comprendidas desde el amparo educativo, podrían trasladarse cómodamente a las vidas ajetreadas, organizadas y relacionales de las escuelas. Lo que se traduce —fácilmente— en la falta de tacto ético para censurarlas por deshumanizantes («te doy porque me das») y en la falta de tacto pedagógico para intervenirlas educativamente («trabajar sobre el reconocimiento de los deseos que no deseamos» en las relaciones).

Notas [n.] 

[1] Véase Enlace 2 (reflejo, refleja).

[2] No entraremos a debatir la adecuación terminológica de si corresponde llamar «escuela» a los centros educativos escolares o colegios; esta cuestión nos parece necesaria que sea abierta y debatida, pero consideramos —mismamente— que éste no es el espacio más propicio para ello. Nos acogeremos a la concepción socialmente aceptada de interpretar «la escuela», el colegio o el centro educativo como sinónimos (véase Enlace 3 y Enlace 4).

[3] Dice Gastón Vigo (2019) al respecto: «El asistencialismo perpetuo es un engranaje del atraso. No sólo no combate la miseria sino que la estimula. […] A la luz de los datos, nos dimos cuenta de que el asistencialismo no saca a la gente de la pobreza.» (ver Enlace 5).

[4] Ver Enlace 7: Nueva Agenda de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas (25 de septiembre de 2015).

[5] Nos parece importante distinguir entre «tierra» («planeta que habitamos») y «mundo» («conjunto de todo lo existente», «conjunto de todos los seres humanos») [Ver Enlace 2: https://dle.rae.es].

Referencias 

Aguado Odina, T. [coord.] (2010). Diversidad e igualdad en educación. Editorial UNED (350 págs).

Aguiar Baixauli, N. & Breto Guallar, C. (2005). La escuela, un lugar para aprender a vivir. Experiencias de trabajo cooperativo en el aula. Centro de Investigación y Documentación Educativa (CIDE), Ministerio de Educación (162 págs.).

Beluche, O. (2019). La sociedad y los modelos educativos. Sin permiso (en http://sinpermiso.info/textos/la-sociedad-y-los-modelos-educativos [Publicado 07/12/2019]).

Carda Ros, R. M. & Larrosa Martínez, F. (2012). La organización del centro educativo. Manual para maestros. San Vicente (Alicante): Editorial Club Universitario (428 págs, 2ª edición).

Cerini de Reffino, A. L. (2006). El humanismo pedagógico en el debate pedagógico contemporáneo. Buenos Aires: Editorial Dunken (360 págs.).

Checa, F. (1995). Reflexiones antropológicas para entender la pobreza y las desigualdades humanas. Gazeta de Antropología, 1995, 11, artículo 10 · http://hdl.handle.net/10481/13616 [consultado en diciembre de 2019].

Connell, R. W. (1997). Escuelas y justicia social. Madrid: Ediciones Morata (182 págs., 3ª edición).

Cortina, A. (2017). Aporofobia, el rechazo al pobre. Un desafío para la democracia. Barcelona: Paidós (196 págs).

Eguía, A. & Ortale, S. [coords.] (2007). Los significados de la pobreza. Buenos Aires: Biblos (264 págs.).

Fernández, G. (1996). Superación de la pobreza y educación: Una mirada desde lo local Ultima década, ISSN-e 0717-4691, Nº. 5, 1996.

Gallino, L. (2005). Diccionario de sociología. México: Editores Siglo XXI (1003 págs.).

Giroux, H. (2001). Cultura, política y práctica educativa. Barcelona: Editorial GRAÓ (141 págs.).

Hernández Acevedo, A. (2014). Pobreza y educación: retos para la teoría del currículo. Revista Entramados – Educación y Sociedad, Año 1, Nº 1 (pp.203-209) [en línea].

Llano Ortiz, J. C. (2019). El estado de la pobreza: seguimiento del indicador de pobreza y exclusión social en España 2008-2018. Madrid:  EAPN-ES (17 págs.).

McLaren, P. (1995). La escuela como un performance ritual. Hacia una economía política de los símbolos y gestos educativos. Mexico: Siglo XXI Editores (307 págs.).

Moas Arribi, J. (2018). La explicación del hambre en una sociedad capitalista globalizada. El Salto (Alkimia) [en https://www.elsaltodiario.com/alkimia/la-explicacion-del-hambre-en-una-sociedad-capitalista-globalizada- (consultado en diciembre de 2019)].

Referencias electrónicas/digitales (webs):

Enlace 1: http://etimologias.dechile.net (consultas realizadas en noviembre de 2019).

Enlace 2: https://dle.rae.es 

Enlace 3: https://difiere.com/diferencia-entre-escuela-y-colegio/ (¿Cuál es la diferencia entre Escuela y Colegio?).

Enlace 4: https://diferencias.info/diferencia-entre-escuela-y-colegio/ (Diferencias entre Escuela y Colegio [fecha de publicación: 9 de agosto de 2019]).

Enlace 5: https://www.ellitoral.com/index.php/id_um/217352-el-asistencialismo-le-rompe-la-dignidad-a-la-gente-segun-el-referente-de-akamasoa-argentina-area-metropolitana.html (El asistencialismo perpetuo es un engranaje del atraso. No sólo no combate la miseria sino que la estimula [fecha de publicación: 08 de diciembre de 2019]).

Enlace 6 (Save the Children): https://www.savethechildren.es/trabajo-ong/pobreza-infantil/pobreza-y-educacion-inclusiva (Pobreza y educación inclusiva [consultado en diciembre de 2019]).

Enlace 7 (Nueva Agenda de Naciones Unidas: Objetivos de Desarrollo Sostenible): https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/objetivos-de-desarrollo-sostenible/ [consultado en diciembre de 2019].

Rogero, J. et al. (2016). Pobreza infantil y educación. Cuadernos de Pedagogía, publicado en septiembre de 2016, 470, pp. 74-79.

Saavedra, M. S. (2001). Diccionario de pedagogía. México: Editorial Pax (171 págs.).

Stiglitz, J. E. (2012). El precio de la desigualdad. Madrid: Taurus (504 págs).

Tortosa, J. M. (2001). El juego global: maldesarrollo y pobreza en el capitalismo mundial. Barcelona: Editorial Icaria (248 págs.).

Autor: Cristo I Mahugo

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“Los pueblos indígenas son los grandes perdedores del modelo sojero”

“Los pueblos indígenas son los grandes perdedores del modelo sojero”

Por Enric Llopis

“La diversidad de los cultivos en los campos de los agricultores ha disminuido y las amenazas están aumentando”, concluye la FAO; y subraya que, de las 6.000 especies de plantas cultivadas para la obtención de alimentos, no alcanzan a 200 las que contribuyen –de manera importante- a la producción alimentaria mundial; asimismo el 24% de las cerca de 4.000 especies silvestres alimentarias (plantas, peces y mamíferos) se están reduciendo, según el documento El estado de la biodiversidad para la alimentación y la agricultura en el mundo (2019).

El  organismo de Naciones Unidas también informa de que 820 millones de personas sufren hambre y malnutrición en el planeta, mientras que 2.000 millones padecen inseguridad alimentaria (cerca del 14% de los alimentos se pierden después de la cosecha hasta que llegan al comercio minorista). “El problema del hambre no tiene que ver con la producción, sino con la distribución y el acceso a los alimentos”, apunta la periodista Nazaret Castro, autora de La dictadura de los supermercados (Akal, 2017).

Otro punto significativo es la acción de los mercados sobre las denominadas commodities: “Mediante sus actividades de trading los bancos son los principales especuladores en los mercados de contratación directa y a término de materias primas y productos agrícolas”, escribió el investigador Eric Toussaint (CADTM, 2014). También el relator de Naciones Unidas sobre el derecho a la alimentación en 2010, Olivier de Schutter, atribuyó en buena medida el incremento y la volatilidad de los precios de los alimentos durante la crisis mundial de 2007-2008 a “la aparición de una burbuja especulativa”; en concreto, a “la entrada de grandes y poderosos fondos de cobertura, fondos de pensiones y bancos de inversiones en el mercado de derivados financieros basados en productos alimentarios”.

A algunos de estos aspectos se hizo referencia durante la presentación, en la tienda de Oxfam Intermón en Valencia, de Los monocultivos que conquistaron el mundo. Impactos socioambientales de la caña de azúcar, la soja y la palma aceitera (Akal, 2019); en el acto participó la periodista Laura Villadiego, coautora del libro junto a las también periodistas Nazaret Castro y Aurora Moreno; el ensayo es resultado de una investigación de siete años.

Las tres investigadoras forman parte de Carro de combate, colectivo surgido en 2012 y que ha publicado libros como Amarga dulzura, una historia sobre el origen del azúcar (2013); Carro de combate. Consumir es un acto político (2014) o la Agenda 2020 de consumo responsable; en el último Informe de combate analizan el incremento acelerado de la demanda de aguacate –por ejemplo en Estados Unidos se triplicó durante el periodo 2010-2017-, en parte al promocionarse como un  “superalimento con cualidades nutricionales supuestamente excepcionales”; el informe detalla los impactos socioambientales del  monocultivo de este fruto, por ejemplo en la provincia chilena de Petorca (desvío de ríos, y pozos ilegales).

Brasil es el principal productor (y también exportador) mundial de caña de azúcar (que representa cerca del 86% de los cultivos de azúcar), seguido de India; son los dos grandes productores del planeta; además de azúcar, y etanol para el uso como combustible, permite generar electricidad (con el excedente de bagazo), tejidos o los denominados bioplásticos; requiere un uso intensivo de agua (OCDE/FAO, 2019), y “es probablemente el cultivo que ha supuesto una mayor pérdida de biodiversidad en el mundo, debido a las inmensas plantaciones”, afirman las autoras de  Los monocultivos que conquistaron el mundo (en noviembre de 2019 el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, revocó mediante decreto la Zonificación Agroecológica de la Caña de Azúcar, lo que reduce la protección ambiental para la producción e incrementa los riesgos sobre el Amazonas, el Gran Pantanal, en el estado de Matto Grosso del Sur, y las áreas protegidas de la sabana de El Cerrado, denunció WWF).

En Guatemala, el negocio azucarero se reparte –en forma de oligopolio- entre 12 grandes ingenios y siete familias, un cartel presuntamente relacionado, asimismo, con prácticas de evasión fiscal (investigación de El Faro y eldiario.es, abril 2017). Sobre Tailandia -tercer productor mundial de caña y segundo exportador mundial de azúcar-, diferentes medios difundieron en febrero de 2019 un reportaje del corresponsal de la Agencia Efe, Noel Caballero, titulado  “Polución y diabetes por la adicción de Tailandia al azúcar”; las fuentes médicas consultadas en el artículo cifraban en cerca de 200.000 los nuevos casos de diabetes anuales en Tailandia, mientras “la quema de los cañaverales ahoga al país”.

El ensayo publicado por Akal dedica un capítulo a lo que Aurora Moreno, Nazaret Castro y Laura Villadiego califican como “el nuevo oro rojo”. Indonesia y Malasia son los dos principales proveedores de aceite de Palma (OCDE/FAO, 2019), de manera que cerca del 85% de la producción mundial –que aumentó desde 15,2 millones de toneladas en 1995 a 62,6 millones en 2015 (European Palm Oil Alliance)- se concentra en ambos países. En septiembre de 2018, activistas de Greenpeace ocuparon una refinería que procesa aceite de palma en la isla indonesia de Sulawesi, perteneciente a Wilmar International; señalaron a esta compañía como la principal distribuidora de aceite de palma del planeta, y “proveedora de marcas como Colgate, Mondelez, Nestlé y Unilever”.

Una semana antes de la acción, Greenpeace denunció en un informe (La cuenta atrás. Ahora o nunca: es la hora de reformar la industria del aceite de palma) que 25 empresas productoras deforestaron 130.000 hectáreas de bosque tropical, desde finales de 2015, en Papúa Nueva Guinea y Papúa indonesia; la investigación añadía que una docena de grandes marcas, como General Mills, Hershey, Kellogg’s, Kraft Heinz, L’Oreal o PepsiCo, “se han abastecido de al menos 20 de estos productores”. Ejemplo de los efectos que tiene la destrucción del hábitat por la industria es, según los ecologistas, la eliminación en 16 años de la mitad de la población de orangutanes en la isla de Borneo. El texto de las tres periodistas se hace eco del informe, y amplía el foco a otros países.

Por ejemplo Colombia, donde destacan que las plantaciones más extensas de palma se ubican en zonas que han sufrido especialmente la violencia paramilitar, como Magdalena Medio, Nariño, Chocó o Montes de María; Colombia es líder de América Latina en producción de aceite de palma, y pasó de 158.000 hectáreas sembradas en 2000 a 517.000 en 2017 (SISPA-Fedepalma); algunas consecuencias de los macroproyectos fueron “la pérdida de biodiversidad, la contaminación de las aguas y la desaparición de modos de vida tradicionales”, apuntan Laura Villadiego, Nazaret Castro y Aurora Moreno.

También abordan la expansión de este monocultivo en África; en septiembre de 2019, la Alianza contra las Plantaciones Industriales en África Occidental y Central contabilizaba 49 concesiones para grandes plantaciones de palma aceitera en 2.740.000 hectáreas, ubicadas principalmente en Liberia, Congo-Brazzaville, Sierra Leona, Nigeria, Camerún, la República Democrática del Congo, Gabón y Costa de Marfil; las tres multinacionales con más superficie concesionada son SOCFIN, de Luxemburgo; Wilmar y Olam, las dos de Singapur. La “fuerte resistencia” de las comunidades contra el acaparamiento de tierras fue uno de los factores más importantes para frenar, en los últimos cinco años, el avance de las macroplantaciones, explica el informe de la Alianza.

Brasil y Estados Unidos son los dos mayores productores y exportadores de soja del planeta, y China el principal importador (OCDE/FAO, 2019). Por otra parte, Argentina es el primer exportador mundial de harina de soja. El Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Agro-biotecnológicas (ISAAA) señala, en el informe de 2019 (con datos del año anterior), que desde 1996 la superficie de cultivos genéticamente modificados aumentó en 113 veces; los cinco mayores países en siembra de cultivos transgénicos –Estados Unidos, Brasil, Argentina, Canadá e India- concentran el 91% del área total mundial (en cultivos de estas características, de los que la mitad corresponde a la soja, seguido del maíz y el algodón).

La organización GRAIN, de apoyo a los pequeños campesinos y la biodiversidad alimentaria, caracterizó a ISAAA como “agente de propaganda de las grandes corporaciones biotecnológicas”, y respondió al informe anual de esta entidad, en 2017, con una veintena de argumentos. Entre otros, que la imposición de la soja transgénica significó “la creación de un desierto verde de más de 54 millones de hectáreas en Brasil, Argentina, Paraguay y el sur de Bolivia. Asimismo, con la adopción de la soja genéticamente modificada, el uso en América Latina del glifosato (herbicida que comercializó por primera vez la multinacional Monsanto en los años 70 del siglo XX) “creció a más de 550 millones de litros anuales, con dramáticas consecuencias sanitarias en todos los territorios” (la OMS calificó en 2015 este agroquímico como “probablemente cancerígeno para los seres humanos”).

Otro punto es la construcción de un oligopolio empresarial. La directora para América Latina del grupo ETC por la diversidad cultural y ecológica, Silvia Ribeiro, destaca que cuatro corporaciones controlan las semillas transgénicas a escala global: Bayer (que adquirió Monsanto), ChemChina-Syngenta, la estadounidense Corteva Agriscience (fusión de las empresas Dow y DuPont) y BASF; así como el 75% de los agrotóxicos (“México, la devastación transgénica y la resistencia”, en desInformémonos, agosto 2019). “Los pueblos indígenas son los grandes perdedores del modelo sojero”, rematan las investigadoras de Carro de Combate. Por ejemplo el pueblo guaraní, en Paraguay, al que pertenecen “la mayor parte de los desaparecidos, ejecutados y cientos de miles de desplazados por el avance de este monocultivo”.

Fuente de la Información: https://rebelion.org/los-pueblos-indigenas-son-los-grandes-perdedores-del-modelo-sojero/

Fuete de Imagen: Rebelión

Autor: Enric Llopis

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Manifiesto por los Derechos de las Mujeres

Manifiesto por los Derechos de las Mujeres

Redacción Tribunal Feminista

Manifiesto que se leyó este 8M en Madrid

El 8M de 1857, centenares de trabajadoras marcharon por las calles de Nueva York. Años más tarde, la ciudad fue de nuevo testigo de las huelgas de las mujeres de las fábricas, saldadas con la represión y el fuego. El mes de marzo está marcado en el calendario por nuestra sangre y nuestra lucha centenaria. 163 años después, nos convocamos una vez más reclamando justicia.

Hoy, 8 de marzo de 2020, Día de las Mujeres, el Movimiento Feminista de Madrid MANIFIESTA:

Exigimos el fin de la violencia contra nuestro sexo, porque no hay paz para las mujeres. No la hay con un comienzo de año negro, con 19 mujeres y una niña asesinadas en este país por el terrorismo machista. Si oficialmente se cuentan 1.046 asesinadas por violencia de género desde 2003, se esconde gran parte de la verdad: los feminicidios son casi el doble. Las cifras de víctimas repuntan desde 2017. Toda la dimensión del terror de estos crímenes ha de ser tenida en cuenta.

Millones de mujeres en el mundo impulsan una ola de indignación contra la violencia, entre la resistencia y la furia de nuestras hermanas en América Latina. No es solo cuestión de Estado: es un grito global.

Desde 2013, el terror machista ha acabado en España con la vida de 35 niños y niñas y ha dejado en horfandad a otros 286. Demandamos que el reconocimiento a las familias de las víctimas se equipare al de otros terrorismos. No hay paz para nosotras cuando a la vez que honramos a las víctimas, se instala el negacionismo reaccionario: la extrema derecha ha declarado la guerra a las mujeres.

Esta es una lucha que apela a la conciencia de toda la sociedad. Exigimos acompañamiento y protección a las mujeres, formación de los agentes implicados, creación de juzgados especializados y unidades de valoración forense integral. La dispensa de la obligación de declarar contra su agresor es contraria a la lucha contra la violencia de género y deviene, en muchos casos, en impunidad. Más allá de los minutos de silencio, ¡basta ya de justicia patriarcal!

No haber sido capaz de proteger a las más de 200 mujeres que hoy estarían vivas tras dar la voz de alarma ante la justicia, es el mayor fracaso de nuestra democracia.

Una gran mayoría de las asesinadas no llegó a denunciar nunca: no es fácil dar ese paso. Es también una alerta de la desconfianza de las mujeres en un sistema que cuestiona su credibilidad. Si queremos salvar vidas, es urgente impulsar ya el título habilitante sin denuncia previa. Deben ponerse en marcha las medidas acordadas, porque es posible ayudar a muchas desde el cribado sanitario y los ayuntamientos. Exigimos transparencia para conocer el destino de los fondos de un Pacto de Estado contra la Violencia de Género que lleva ya dos años firmado.

La custodia compartida impuesta, la nueva coordinación de parentalidad o el falso síndrome de alienación parental son estrategias de coacción y castigo a las mujeres que promueven sectores reaccionarios. El feminismo no va a consentir la expansión de sus mentiras.

Todas las violencias machistas son expresiones de una misma ideología de odio. El aumento de las denuncias por violación en un 49 % en el último trienio obliga a dar respuestas. En las 177 agresiones sexuales múltiples registradas desde 2016, se han identificado, al menos, 141 menores entre los agresores. Casi un 40 % de las víctimas era menor de edad. Hasta la Fiscalía General de Estado califica como “muy inquietante” el incremento de la violencia sexual entre los jóvenes. Sin el impulso feminista, no se habrían llevado al legislativo las reformas en marcha sobre libertades sexuales. Demandamos que la nueva ley elimine el requisito de la denuncia previa cuando hay evidencias de violencia sexual. Reclamamos los argumentos de la propuesta que rebaja las penas por agresión sexual. Hay que acabar con la cultura de la violación y con las manadas.

La prostitución debe ser reconocida como violencia machista. Es en sí misma un atentado contra la libertad y la integridad personal, toda vez que implica el sometimiento sexual de quien necesita dinero. La prostitución reafirma y perpetúa la desigualdad entre los sexos, pues tiene su raíz en el núcleo duro del patriarcado: la subordinación de la mujer al varón. Porque lo contrario de la abolición es la barbarie, el feminismo es abolicionista.

La industria sexual es hoy una multinacional del crimen. La captación se alimenta de la violencia, la marginación, el abuso infantil o la necesidad, mientras la demanda sigue esquivando el foco: las redes proxenetas mueven cohortes de mujeres y niñas desde países más pobres, para satisfacer a los varones de países más ricos. En la última década se registraron 51 asesinatos de mujeres en prostitución. La verdadera revuelta puteril la traen las voces de las supervivientes, que hablan de “campos de concentración”. Las especialistas alertan de secuelas muy graves. La vulnerabilidad de las jóvenes encuentra uno de sus exponentes en las menores tuteladas por el Estado, para las que exigimos el máximo nivel de protección.

El modelo nórdico reduce los daños, mientras la regularización en Alemania es un tremendo fracaso. Nuestro país, tercer destino mundial de turismo sexual, necesita una ley abolicionista de la prostitución. Una ley que no penalice a las mujeres, sino que les brinde alternativas económicas, formativas, de empleo, habitacionales o de cualquier índole. Que persiga al proxeneta y al tratante. Una ley que sancione la demanda de pago por violar, elevando hasta la línea de los derechos humanos lo que esta sociedad considera aceptable.

Denunciamos el cabildeo que ha llegado hasta la Universidad para hacer propaganda de la prostitución como una salida laboral para las estudiantes. Cuando un Estado legaliza la prostitución, se hace cómplice por sus tributos. Debemos dar nuestro ejemplo para avanzar hacia la abolición internacional.

Si la prostitución es violencia machista, el porno es su pedagogía. El capitalismo salvaje ha dejado el acceso libre de los más jóvenes a una pornografía que escala por la extrema violencia sexual. En sus grandes plataformas en internet se suben millones de videos por año: uno de los términos más buscados es “adolescente”.

Es hora de cerrar sitios web y responsabilizar a sus ejecutivos, de dejar de mirar para otro lado ante la pedofilia. Se necesita una apuesta por la coeducación, con una educación sexual para la igualdad, que no sea solo un complemento en el currículo escolar. La verdadera “teoría del porno” es la misoginia.

La explotación sexual y la reproductiva comparten una profunda deshumanización. El alquiler de mujeres embarazadas para la compra venta de seres humanos es un atentado a la igualdad y a los derechos de filiación de madres e hijos. Nuestro ordenamiento debe tipificar explícitamente como delito esta práctica y considerar ilícita cualquier promoción de ella. Nuestras garantías deben incluir los “vientres de importación”, que sortean la ley, y derogar la Instrucción de 2010, sobre el régimen registral de la filiación, que nos instala en la ambigüedad legal.

Es inadmisible que desde los medios de comunicación se dé un tratamiento sesgado que normaliza la cosificación del alquiler de mujeres y la compra de bebés. Desde los medios se difunden también la hipersexualización de las niñas y la mercantilización sexual; en casos extremos, se rentabiliza el morbo amarillista sobre las víctimas. Si los medios de comunicación son una pieza clave para combatir el machismo, igualmente lo son para perpetuarlo. Su responsabilidad es ser garantes del derecho a la información, desde el principio de igualdad.

Las feministas venimos de lejos, y han sido muchas las luchas por el derecho al aborto. Exigimos un derecho a la interrupción voluntaria del embarazo sin el acoso de la ultraderecha religiosa, revertir la contrarreforma que afecta a las jóvenes de 16 y 17 años más vulnerables, anticonceptivos de última generación gratuitos, y la garantía de las prestaciones en la sanidad pública.

En verdad somos disidentes: lo somos contra los límites de una feminidad impuesta. Si no hay cerebros rosas ni azules, no hay juegos de niños o cosas de niñas. Nosotras somos abolicionistas del género. Es un pilar del feminismo acabar con esta construcción política que nos subordina como clase sexual. Millones de niñas en el mundo saben que ser mujer no es un sentimiento cuando mutilan sus genitales o se les impone sumisión bajo el velo patriarcal. No podemos diluirnos como sujeto político del feminismo ni permitir la implantación normativa de una neolengua que nos hace invisibles, que redacta “progenitor gestante” por “madre” en textos legales. El sexo es una realidad políticamente significativa y si no frenamos este borrado, la igualdad quedará entrampada en la diversidad.

Nosotras no estamos en conflicto con la libre expresión de la personalidad. Tampoco con la protección legítima de cualquier colectivo. Afirmamos que promulgar leyes de autoidentidad sexual, fusionada con el género, no sujeta a nada verificable salvo la voluntad de cada momento, es problemático para las mujeres. Tratar de imponernos silencio por ello es antidemocrático.

Legislar sin prever todas las derivadas podría dificultar las políticas para la paridad o contra la violencia sexual, desvirtuar espacios en los que la seguridad y la privacidad son importantes, especialmente para las más vulnerables. Perjudicaría, asimismo, la posibilidad de competiciones deportivas justas para mujeres y niñas.

Alcanzar la independencia económica que permita a todas una vida digna es imprescindible. La realidad sigue siendo que las mujeres estamos discriminadas en el ámbito laboral. La brecha salarial está en el 21,9% en el cómputo estatal, en la Comunidad de Madrid llega al 25,9%.

Las mujeres ganan al año casi 6.000 euros menos que los hombres. Tenemos la mayor parte de los contratos a tiempo parcial y una tasa de paro al menos tres puntos más alta que los varones. Somos el máximo exponente de la precariedad en nuestro país, porque el patriarcado y el capitalismo se aseguran de mantenernos con las peores condiciones laborales y con la carga casi en exclusiva de los cuidados y las tareas del hogar. Exigimos una ley de igualdad salarial, como herramienta para la negociación colectiva, mecanismos para que el empresariado cumpla la legislación vigente en esta materia, y que las administraciones autonómicas y locales implementen medidas de igualdad laboral.

Necesitamos políticas eficaces sobre corresponsabilidad y gestión pública, cuando los cuidados no pagados en España supondrían un 15 % del Producto Interior Bruto. Por si fuera poco, al concluir nuestra vida laboral, la brecha en las pensiones es incluso más profunda, de media un 35 % inferiores a las de los hombres. El reconocimiento como gananciales de las cotizaciones a la Seguridad Social reduciría la injusticia de la carga adicional de trabajo que realizan las mujeres para sus familias.

El espejo de la pobreza en este país devuelve el rostro de una mujer. La mitad de las familias monomarentales se sitúa en ella, debido a la falta de legislación y protección por parte de los gobiernos. Si existe un colectivo precario en el empleo es el de las empleadas domésticas, para las que el Estado debe ratificar el Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo. En su visita a España, el relator especial de Naciones Unidas las ha escuchado a ellas, a las mujeres gitanas en el umbral de la marginación o a las temporeras del campo, y ha dado un serio aviso sobre un sistema de protección roto.

El reconocimiento del talento de las mujeres también es hacer justicia. Vindicamos el valor de nuestra aportación al acervo común en la creación y el conocimiento. Es una gran misión de rescate colocar a las viejas maestras en las páginas de historia, abrir los cánones de la academia y verlas como referentes. Es preciso hacer cumplir la ley de igualdad, con la presencia equitativa de ambos sexos en los mandos públicos y privados.

Cada 8 de marzo y cada día del año, la vindicación de las mujeres se oirá en esta ciudad y en todo el mundo. El abolicionismo no es solo el camino por la consecución de una ley, al igual que el sufragismo no fue solo la lucha por la conquista del voto. Aquel fue un genuino movimiento de liberación encabezado por una vanguardia no siempre comprendida, y eso mismo ocurre, más de cien años después, con el movimiento abolicionista, que se rearma cada día.

Nosotras hoy debemos ser dignas herederas de esas voces, porque nosotras, las abolicionistas, somos las nuevas sufragistas.

Por eso nos hemos convocado aquí, junto al recuerdo de la republicana Clara Campoamor. Ella era una de aquellas sufragistas y abolicionistas. El diario de sesiones del Congreso guarda cómo la misma diputada que había ganado el voto para las mujeres, hablaba de la quiebra ética para el Estado y de la crueldad de no proteger a aquellas jóvenes cuyos cuerpos eran tratados como una mercancía.

Nosotras no olvidamos. El eco de esas feministas republicanas está aquí porque aún somos la resistencia y alzamos nuestra voz para que viva la lucha de las mujeres.

Fuente: https://tribunafeminista.elplural.com/2020/03/manifiesto-por-los-derechos-de-las-mujeres/

Fuente de la Imagen: Tribuna Feminista

Autor: Redacción Tribuna Feminista

 

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No, el coronavirus no es responsable de las caídas en las bolsas

Por: Eric Toussaint

Traducido por Griselda Pinero

Se asiste a una gran crisis de las bolsas de Wall Street, Europa, Japón y Shanghái y algunos lo atribuyen al coronavirus. Durante la última semana de febrero de 2020, la peor semana para la bolsa desde octubre de 2008, el índice Dow Jones bajó un 12,4 %, el S&P 500 un 11,5 % y el Nasdaq Composite un 10,5 %. Y pasó también en Europa y en Asia, en los mismos días. En la bolsa de Londres, el FTSE-100 bajó un 11,32 %, en París, el CAC 40 un 12 %, en Fráncfort, el DAX un 12,44 %, en la bolsa de Tokio, el Nikkei bajó un 9,6 %, las bolsas chinas (Shanghái, Shenzhen y Hong Kong) también bajaron. El lunes 2 de marzo, debido a (promesas de) intervenciones masivas de los bancos centrales para sostener las bolsas, los índices comenzaron a subir. Salvo en Londres. El martes 3, la FED, el Banco Central de Estados Unidos, entró en pánico y redujo su tipo director en 0,50 %, o sea un descenso considerable. El nuevo tipo director de la FED se sitúa ahora en una horquilla del 1 a 1,25 %. Y como la tasa de inflación en Estados Unidos entre febrero de 2019 y enero de 2020 alcanzó el 2,2 %, en realidad el tipo de interés real de la FED es negativo. Los medios de prensa más importantes dijeron que esta medida tiene como objetivo sostener la economía estadounidense amenazada por la epidemia del COVID-19. El diario francés Le Figaro titula: «El coronavirus precipita un fuerte descenso del tipo director de la FED» y en inglés, un artículo de un periodista de la CNNBusiness comenta esa decisión).

Sin embargo, la mala salud de la economía estadounidense data de mucho antes de los primeros casos de coronavirus en China y sus efectos sobre la economía mundial. (Véase Pánico en la Reserva Federal y retorno del Credit Crunch sobre un mar de deudas). En resumen, la FED, y la gran prensa, en consecuencia, no dicen la verdad cuando explican la medida destinada a hacer frente al coronavirus. A pesar de la decisión de la FED, el martes 3 de marzo, el S&P de nuevo bajó un 2,81 % y el Dow Jones un 2,9 %.. El 3 y 4 de marzo, varias bolsas asiáticas también sufrieron un fuerte descenso. Sin embargo, el 4 de marzo hubo un aumento de la bolsa en Nueva York para celebrar el retorno de Joe Biden a la carrera presidencial, en Estados Unidos durante las primarias demócratas del 3 de marzo, ya que representa para ellos un alivio frente a Bernie Sanders. Joe Biden es claramente el candidato del establishment demócrata y de los milmillonarios que sostienen al partido. También hay que señalar que Donald Trump puso un tweet la semana pasada ligando su suerte a la de Wall Street. El 26 febrero, llamó a sus colegas del 1 % más rico para que no vendieran sus acciones y para que sostengan la bolsa. Además afirmó que si era reelegido presidente de Estados Unidos en octubre de 2020 la bolsa escalará enormemente mientras que si pierde habrá un crash bursátil de una amplitud jamás vista (según el Financial Times, Trump anunció que « The market will “jump thousands and thousands of points if I win,” … “and if I don’t, you’re going to see a crash like you’ve never seen before . . . I really mean it.”) Lo que pasará realmente en los mercados bursátiles en los próximos días y semanas es imprevisible, pero es muy importante analizar las verdaderas causas de la crisis financiera actual.

Los grandes medios de comunicación afirman de manera supersimplificada que esta caída generalizada de las bolsas es provocada por el coronavirus y esta explicación se expandió por las redes sociales. Pero no es el coronavirus y su expansión lo que constituye la causa de la crisis, la epidemia es solo el detonador. Todos los factores para una nueva crisis financiera estaban y están presentes y juntos desde hace varios años, al menos desde 2017-2018 (Véase Economía internacional: Todo va muy bien, señora marquesa, 4 de diciembre de 2017). Cuando la atmósfera está saturada de materias inflamables, en cualquier momento, una chispa puede provocar una explosión financiera. Es difícil prever donde puede producirse la chispa. La chispa es como si fuera un detonador pero no es la causa profunda de la crisis. Todavía no sabemos si la fuerte caída bursátil de fines de febrero de 2020 «degenerará» en una enorme crisis financiera. Pero es una posibilidad real. El hecho de que la caída bursátil coincidiera con los efectos de la epidemia del coronavirus sobre la economía productiva no es fortuito, pero decir que el coronavirus es la causa de la crisis es una falsedad. Es importante ver de dónde proviene realmente la crisis y no dejarse engañar por las explicaciones que constituyen una cortina de humo ante las causas reales.

La caída de las cotizaciones en las bolsas estaba prevista antes de que el coronavirus hiciera su aparición.

La cotización de las acciones y el precio de los títulos de deuda (también llamados obligaciones) aumentaron de una manera totalmente exagerada con respecto a la evolución de la producción durante los últimos 10 años, acelerándose en los últimos dos o tres años. La riqueza del 1 % más rico también aumentó mucho puesto que está ampliamente enraizada en el crecimiento de los activos financieros.

Es necesario señalar que el momento en el que se produce la caída de las bolsas es el resultado de una elección (no hablo de complot): una parte de los muy ricos (el 1 %, gran capital) decidió comenzar a vender sus acciones ya que considera que toda fiesta financiera tiene su fin, y más que sufrir pérdidas prefiere adelantarse vendiendo las acciones. Estos grandes accionistas intentan ser los primeros en vender con el fin de obtener el mejor precio posible antes de que la cotización de esas acciones baje fuertemente. Grandes fondos de inversiones, grandes bancos, grandes empresas industriales y milmillonarios ordenan a sus corredores de bolsa vender una parte de las acciones o títulos de deudas privadas (es decir, obligaciones) que poseen con el fin de embolsarse el 15 o el 20% de la suba de los últimos años. Se dicen que es el momento de hacerlo: lo llaman recoger «beneficios». A esa gente no le importa si sus acciones conllevan un efecto de contagio en las ventas. Lo importante, para ellos, es vender antes que los otros. Sin embargo, eso puede provocar un efecto dominó y degenerar en una crisis generalizada. Lo saben y se consuelan diciendo que saldrán bastante bien parados como pasó con una gran cantidad de personas de su clase en 2007-2009.

Y ese es el caso, especialmente en Estados Unidos, de los dos principales fondos de inversión y de gestión de activos como BlackRock y Vanguard que salieron muy bien parados, así como Goldman Sachs, Bank of América, Citigroup o los Google, Apple, Amazon, Facebook, etc.

Hay otro elemento importante a señalar: el 1 % vende acciones de empresas privadas, lo que provoca una caída de sus cotizaciones y arrastra la caída de las bolsas. Pero, al mismo tiempo, están comprando títulos de la deuda pública considerados como valores seguros. Este es el caso, principalmente en Estados Unidos donde el precio de los títulos del Tesoro estadounidense aumentó debido a la fuerte demanda. Hay que señalar, que un aumento del precio de los títulos que se venden en el mercado secundario hace que baje el rendimiento de los mismos. Los ricos que compran esos títulos del Tesoro están dispuestos a tener un rendimiento bajo, puesto que lo que buscan es la seguridad, en un momento en que las cotizaciones de las acciones de las empresas están en descenso. Como consecuencia, hay que subrayar que una vez más, los títulos de los Estados son los que los más ricos consideran más seguros. No nos olvidemos de eso, y estemos preparados para decirlo públicamente ya que hay que esperar que retorne rápidamente la muy conocida cantinela sobre la crisis de las deudas públicas y los temores de los mercados con respecto a los títulos públicos.

El gran capital (el 1 %) redujo la parte que invierte en producción y aumentó la parte que pone en circulación en la esfera financiera. Pero volvamos a lo que está pasando repetidas veces desde hace un poco más de 30 años, es decir, después de la profundización de la ofensiva neoliberal y de la gran desregulación de los mercados financieros: [1] el gran capital (el 1 %) redujo la parte que invierte en producción y aumentó la parte que pone en circulación en la esfera financiera (incluso es el caso de una firma «industrial» emblemática como Apple). Hizo esto durante los años 1980 y produjo la crisis del mercado obligatorio de 1987. Volvió a hacerlo en 1990 y eso produjo la crisis de .com y de Enron en 2001. Dicha situación se repitió entre 2003 y 2006 y produjo la crisis de las subprimes, de los productos estructurados y una serie de quiebras resonantes como la de Lehman Brothers en 2008. Esta vez, el gran capital especuló principalmente al alza sobre el precio de las acciones en la bolsa y sobre el precio de los títulos de la deuda en el mercado obligatorio (es decir, el mercado donde se venden las acciones de las empresas privadas y los títulos de las deudas emitidos por los Estados y otros poderes públicos). Entre los factores que llevaron a la extravagante subida de los precios de los activos financieros (acciones en bolsa y títulos de deudas privadas y públicas), hay que tener en cuenta la nefasta actuación de los grandes bancos centrales desde la crisis financiera y económica de 2007-2008. Analicé especialmente ese tema en La crisis económica y los bancos centrales .

Sin embargo, este fenómeno no data de los días siguientes a la crisis de 2008-2009, ya que es recurrente en el marco de la financiarización capitalista. Y antes de eso, el sistema capitalista había conocido fases importantes de financiarización tanto en el siglo XIX como en los años 1920, lo que llevó en la gran crisis bursátil de 1929 y el largo período de recesión de los años 1930. Luego, el fenómeno de financiarización y de desregulación fue en parte silenciado durante 40 años como consecuencia de la gran depresión de los años 1930, de la Segunda Guerra Mundial y de la radicalización que se produjo de las luchas de clases. Los gobiernos impusieron una disciplina financiera fuerte al gran capital por ejemplo con la separación entre bancos de ahorro y bancos de inversiones. Hasta fines de los años 1970 ya no hubo grandes crisis bancarias ni bursátiles. Aunque hicieron su reaparición cuando los gobiernos concedieron absoluta libertad al gran capital para hacer lo que quisiera en el sector financiero.

Hasta fines de los años 1970 ya no hubo grandes crisis bancarias ni bursátiles. Aunque hicieron su reaparición cuando los gobiernos concedieron absoluta libertad al gran capital para hacer lo que quisiera en el sector financiero.Pero volvamos a la situación de los últimos años. El gran capital, que considera que la tasa de rentabilidad que obtiene de la producción no es suficiente, desarrolla sus actividades financieras independientemente de la producción. Pero eso no quiere decir que abandona la producción, sino que desarrolla en mayor medida sus inversiones en la esfera financiera que en la esfera productiva. Y eso es lo que llamamos también financiarización o mundialización financiarizada. El capital «hace beneficios» a partir del capital ficticio mediante sus actividades enormemente especulativas. Ese desarrollo de la esfera financiera aumenta el recurso al endeudamiento masivo de las grandes empresas, incluidas compañías como Apple. Escribí un artículo sobre ese tema: La montaña de deudas privadas de las empresas estará en el corazón de la próxima crisis financiera

El capital ficticio es una forma de capital que se desarrolla exclusivamente en la esfera financiera sin una verdadera relación con la producción (Véase el recuadro: ¿Qué es el capital ficticio?). Es ficticio en el sentido en que no se basa directamente en la producción material y sobre la explotación directa del trabajo humano y de la naturaleza. Y remarco explotación directa ya que evidentemente el capital ficticio especula con el trabajo humano y con la naturaleza, lo que generalmente degrada las condiciones de vida de los trabajadores y las trabajadoras y a la propia naturaleza.

¿Qué es el capital ficticio?

«El capital ficticio es una forma de capital (títulos de la deuda pública, acciones, acreencias) que circula mientras que los ingresos de la producción a los que da derecho solo son promesas, y por lo tanto el desenlace es por definición incierto» Entrevista realizada por Florian Gulli a Cédric Durand: «El capital fictif, Cédric Durand», La Revue du projet

Según Michel Husson, «el marco teórico de Marx le permite el análisis del “capital ficticio”, que puede ser definido como el conjunto de los activos financieros cuyo valor se basa en la capitalización de un flujo de futuros ingresos: “La formación de capital ficticio se llama capitalización”. […]; por ejemplo, si el ingreso anual es de 100 libras esterlinas y el tipo de interés del 5 %, las 100 libras esterlinas representarían el interés anual de 2.000 libras esterlinas, figurando ahora estas 2.000 libras como el valor de capital del título jurídico de propiedad sobre las 100 libras anuales. Para quien compra este título de propiedad, las 100 libras de ingreso anual representarían en realidad los intereses de su capital invertido al 5 %. De este modo desaparece el último rastro de cualquier conexión con el proceso real de valorización del capital…» [Karl Marx, El Capital, libro III, tomo II (Akal ediciones, edición1977, reimpresión 2016)]. Michel Husson, «Marx et la finance: une approche actuelle», À l’Encontre, diciembre de 2001.

El capital ficticio es una forma de capital que se desarrolla exclusivamente en la esfera financiera sin una verdadera relación con la producción. Es ficticio en el sentido en que no se basa directamente en la producción material y sobre la explotación directa del trabajo humano y de la naturaleza.Para Jean–Marie Harribey: «Las burbujas estallan cuando la diferencia entre el valor realizado y el valor prometido se vuelve demasiado grande y cuando algunos especuladores comprenden que las promesas de liquidación lucrativa no podrán ser cumplidas por todos, en otras palabras, cuando las plusvalías financieras no podrán nunca ser satisfechas si no hay una plusvalía suficiente en la producción.» Jean-Marie Harribey, «La baudruche du capital fictif, lecture du Capital fictif de Cédric Durand», Les Possibles, N° 6 – Printemps 2015. También se puede leer a François Chesnais, «Capital fictif, dictature des actionnaires et des créanciers: enjeux du moment présent» Les Possibles, N° 6 – Printemps 2015.

Estoy de acuerdo con Cédric Durand cuando afirma: «Una de las consecuencias políticas principales de este análisis es que la izquierda social y política debe concienciarse del contenido de clase de la noción de estabilidad financiera. Preservar la estabilidad financiera, es algo así como hacer que las pretensiones del capital ficticio se realicen. Para liberar nuestras economías de la influencia del capital ficticio, es necesario comenzar una desacumulación financiera. Concretamente, eso nos remite, por supuesto, a la cuestión de la anulación de las deudas públicas y de la deuda privada de las familias humildes, y también la disminución de los rendimientos de los accionistas, lo que se traduce mecánicamente en una disminución del mercado bursátil. Pero no nos equivoquemos, tales objetivos son muy ambiciosos: implican ineluctablemente socializar el sistema financiero y romper con la libertad de circulación del capital. Pero permiten apoderarse de algunas condiciones indispensables para dar vuelta la página al neoliberalismo» Cédric Durand, «Sur le capital fictif, Réponse à Jean-Marie Harribey», Les Possibles, N° 6 – Printemps 2015.

El capital ficticio desea captar una parte de la riqueza generada en la producción (los marxistas dicen una parte de la plusvalía producida por los trabajadores y trabajadoras en la esfera de la producción), sin ensuciarse las manos, es decir sin invertir directamente en la producción, por ejemplo, para la compra de máquinas, materias primas, pago de la fuerza de trabajo en forma de salarios, etc. El capital ficticio, es una acción cuyo poseedor espera obtener de ella un dividendo. Una persona comprará una acción de Renault si esta empresa promete un buen dividendo pero también podría vender esta acción y comprar una de General Electric o Glaxo Smith Kline, Nestlé, o Google, si cualquiera de estas le promete un mejor dividendo. El capital ficticio es también una obligación de deuda emitida por una empresa o un título de deuda pública. Es también un derivado, un producto estructurado… El capital ficticio puede dar la ilusión de que genera, por sí mismo, beneficios a pesar de haberse desvinculado de la producción. Los corredores y agentes de bolsa, los dirigentes de grandes empresas están convencidos de que ellos también «producen». Pero, en un momento dado, una crisis brutal estalla y una masa de capitales ficticios se evapora con la consecuente caída de las cotizaciones en las bolsas, caída de los precios en el mercado obligatorio, caída de los precios en el mercado inmobiliario…

Los corredores y agentes de bolsa, los dirigentes de grandes empresas están convencidos de que ellos también «producen». Pero, en un momento dado, una crisis brutal estalla y una masa de capitales ficticios se evapora. El gran capital, repetidamente, quiere creer o hacer creer que es capaz de transformar plomo en oro en la esfera financiera, pero de manera periódica la realidad lo llama al orden y la crisis estalla.

Durante los dos últimos años, hubo una ralentización muy importante de la producción industrial. En varias grandes economías como la de Alemania, Japón (último trimestre de 2019), de Francia (último trimestre 2019) y de Italia, la producción industrial retrocedió o se ralentizó fuertemente (China y Estados Unidos). Algunos sectores industriales que habían tenido una reactivación después de la crisis 2007-2008, como la industria del automóvil, entraron en una gran crisis durante los años 2018-2019, con una importante caída en las ventas y en la producción. La de Alemania, la principal constructora de automóviles europea, bajó un 14 % entre octubre de 2018 y octubre de 2019. [2] La producción automovilística también cayó en Estados Unidos y en China en 2019, así como en la India. También se redujo fuertemente en Francia. La producción de otras enseñas alemanas como las máquinas y equipamientos se redujo en un 4,4 % solo en el mes de octubre de 2019. Es el mismo caso del sector de la producción de máquinas-herramientas y de otros equipamientos industriales. El comercio internacional está parado. Si consideramos un período más largo, las tasas de beneficio por la producción material se redujeron o se estancaron y las ganancias de productividad también bajaron.

En 2018-2019, estos diferentes fenómenos de crisis económicas en la producción se manifestaron claramente, pero como la esfera financiera seguía funcionando a tope, los grandes medios y los gobiernos se esforzaban para poder afirmar que la situación era globalmente positiva y que aquellas y aquellos que anunciaban una próxima crisis financiera, agregándola a la ralentización de la producción, eran solo pájaros de mal agüero.

Considerar las clases sociales es también muy importante: para el gran capital, mientras la rueda de la fortuna continúe girando, los jugadores continuarán en la pista, felicitándose de la situación. También pasa lo mismo con los gobernantes ya que están ligados al gran capital, tanto en las viejas economías industrializadas como América del Norte, Europa occidental o Japón, así como en China y Rusia, o en los otros grandes países emergentes.

A pesar del hecho de que la producción real dejó de crecer en 2019 de manera significativa o comenzó a estancarse o a bajar, la esfera financiera continuó su expansión. A pesar del hecho de que la producción real dejó de crecer en 2019 de manera significativa o comenzó a estancarse o a bajar, la esfera financiera continuó su expansión: Las cotizaciones en las bolsas continuaron en aumento, e incluso alcanzaron valores máximos, el precio de los títulos de deudas privadas y públicas continuó su progresión hacia arriba, el precio de los bienes inmobiliarios recomenzó su crecimiento en algunas economías, etc.

En 2019, la producción se ralentizó (China e India), se estancó (en una buena parte de Europa) o comenzó a bajar en la segunda mitad del año: la mayor parte de gobiernos y la patronal intervienen para hacer reducir los salarios, las pensiones, y por consiguiente se reduce el consumo, ya que el endeudamiento de las familias, que va en aumento, no es suficiente para compensar el descenso en los ingresos. Así mismo, los gobiernos prolongan una política de austeridad que conlleva una reducción de los gastos públicos y de las inversiones públicas. La conjunción de la caída de poder adquisitivo de la mayoría de la población y el descenso de los gastos públicos generan una caída de la demanda global y a su vez una parte de la producción no encuentra suficientes salidas, lo que lleva a un descenso de la actividad económica. [3]

Es importante precisar qué punto de vista se elige: hablo de la crisis de la producción no porque sea un adepto al crecimiento de la producción, estoy por la organización (planificación) del decrecimiento con el fin de responder especialmente a la crisis ecológica en curso. Por lo tanto, personalmente, la caída o el estancamiento de la producción mundial no me preocupa sino al contrario. Está muy bien si se producen menos coches individuales y su venta cae. Por el contrario, para el sistema capitalista, no es lo mismo: el sistema capitalista tiene necesidad de desarrollar continuamente la producción y de conquistar continuamente nuevos mercados. Cuando no lo logra o cuando comienza a bloquearse, responde a la situación desarrollando la esfera de la especulación financiera y emitiendo cada vez más capital ficticio no ligado directamente a la esfera productiva. Eso parece funcionar durante años, y, de pronto, estallan burbujas especulativas. En varios momentos de la historia del capitalismo, la lógica de la expansión permanente del sistema capitalista y de la producción se expresó mediante guerras comerciales, y es nuevamente el caso entre Estados Unidos y sus principales aliados o bien por verdaderas guerras, y esa salida, en la actualidad, no está totalmente excluida.

Es necesario comenzar inmediatamente y planificar de manera urgente el decrecimiento para combatir la crisis ecológica. Hay que producir menos y mejor.Si adoptamos el punto de vista de las clases sociales explotadas y espoliadas que constituyen la enorme mayoría de la población (de donde sale la expresión del 99 % opuesto al 1 %), está claro que la conclusión es la necesidad de romper radicalmente con la lógica de acumulación de capital, ya sea productivo o financiero, o productivo financiarizado, poco importa cómo lo llamemos. Es necesario comenzar inmediatamente y planificar de manera urgente el decrecimiento para combatir la crisis ecológica. Hay que producir menos y mejor. La fabricación de algunos productos vitales para el bienestar de la población debe crecer como ser: construcción y rehabilitaciones de viviendas decentes, centros de salud y hospitales, distribución de agua potable y depuración de aguas residuales y cloacales, escuelas, etc. y otras producciones, por el contrario, deben bajar radicalmente como los coches individuales o desaparecer como la de las armas. Hay que reducir radicalmente y brutalmente las emisiones de gases de efecto invernadero. Hay que reconvertir industrias y actividades agrícolas. Hay que anular una gran parte de las deudas públicas y, en algunos casos, la deuda completa. Hay que expropiar sin indemnización y transferir al servicio público bancos, aseguradoras, el sector de la energía y otros sectores estratégicos. Es necesario otorgarles otras misiones y otras estructuras a los bancos centrales. Existen otras medidas como la puesta en marcha de una reforma fiscal global con una fuerte imposición al capital, una reducción global del tiempo de trabajo con contratos compensatorios y el mantenimiento del nivel de los salarios, la gratuidad de los servicios de salud pública, de educación, de transportes públicos, medidas efectivas para garantizar la igualdad entre los sexos. Es necesario repartir las riquezas respetando la justicia social y privilegiando los derechos humanos y el respeto a los frágiles equilibrios ecológicos.

La gran mayoría de la población que ve como sus ingresos reales disminuyen o se estancan (o sea, su poder adquisitivo real) compensa este descenso o estancamiento con el recurso al endeudamiento para mantener su nivel de consumo, comprendidas cuestiones vitales: cómo llenar la nevera, asegurar la escolaridad de sus hijos, cómo desplazarse para ir al trabajo, la necesaria compra de un coche si no hubiera transporte público, cómo pagar los gastos generados por visitas médicas etc. Es necesario aportar soluciones radicales a este endeudamiento creciente de una mayoría de la población en todo el mundo, y recurrir a la anulación de las deudas. Por lo tanto, hay que anular una gran parte de las deudas privadas de las familias (especialmente las deudas estudiantiles, las deudas hipotecarias abusivas, las deudas abusivas de consumo, las deudas ligadas al microcrédito abusivo…). Hay que aumentar los ingresos de la mayoría de la población y mejorar fuertemente la calidad de los servicios públicos, de salud, educación, transportes colectivos, debiendo ser todos ellos gratuitos.

Debemos llevar la lucha contra la crisis multidimensional del sistema capitalista y comprometernos resueltamente en la vía de una salida ecologista-feminista-socialista. Se trata de una necesidad absoluta e inmediata. Estamos frente a una crisis multidimensional del sistema capitalista mundial: crisis económica, comercial, ecológica, de varias organizaciones internacionales que forman parte del sistema de dominación capitalista del planeta (OMCOTAN, crisis en la FED —el Banco Central de Estados Unidos—, crisis en el Banco Central Europeo), crisis políticas en los países más importantes (especialmente Estados Unidos entre los dos grandes partidos del gran capital), crisis de la salud pública, guerras… En el espíritu de un gran número de personas en numerosos países, el rechazo al sistema capitalista es el más grande que hubo durante estas cinco décadas, desde la ofensiva neoliberal de Pinochet (1973), Thatcher (1979) y Reagan (1980).

La abolición de las deudas ilegítimas, esa forma de capital ficticio, debe enmarcarse en un programa mucho más amplio de medidas suplementarias. El ecosocialismo debe estar en el centro de las soluciones y no hay que dejarlo de lado. Debemos llevar la lucha contra la crisis multidimensional del sistema capitalista y comprometernos resueltamente en la vía de una salida ecologista-feminista-socialista. Se trata de una necesidad absoluta e inmediata.

Notas:

[1] Véase Éric Toussaint, Bancocracia, Icaria editorial, Barcelona 2014, capítulo 3: «De la financiarización/desregulación de los años 1980 a la crisis de 2007-2008».

[2] La industria alemana del automóvil emplea 830.000 trabajadores y 2.000.000 de empleos ligados, que dependen directamente de las grandes fábricas (Fuente: Financial Times, « German industrial output hit by downturn », 7-8 de diciembre de 2019).

[3] En lo concerniente a la explicación de las crisis, entre los economistas marxistas, hay «dos grandes “escuelas” cara a cara: la que explica las crisis por el subconsumo de masas (o la superproducción de bienes de consumo) y la que las explica por la sobre acumulación (o la insuficiencia del beneficio para proseguir la expansión de los bienes de equipamiento). Esta querella no es más que una variante del viejo debate entre los partidarios de la explicación de las crisis por “la insuficiencia de la demanda global” y los que la explican por la “desproporcionalidad”.

Ernest Mandel La crise 1974-1982. Les faits. Leur interprétation marxiste, 1982, Paris, Flammarion, 302 p, y en castellano: La teoría marxista de las crisis y la actual depresión económica. Conferencia en Atenas en 1983, en https://www.ernestmandel.org/es/escritos/txt/la_teoria_marxista_de_las_crisis.htm.

Siguiendo a Ernest Mandel, considero que la explicación de la crisis actual debe tener en cuenta varios factores y no podemos reducirla a una crisis producida por una superproducción de los bienes de consumo (y por lo tanto una insuficiencia en la demanda) o bien por la sobreacumulación de capitales (y por lo tanto insuficiencia de beneficio).

Eric Toussaint, doctor en Ciencias políticas de la Universidad de Lieja y de la Universidad de París VIII, es el portavoz del CADTM Internacional y es miembro del Consejo Científico de ATTAC Francia.
Es autor de diversos libros, entre ellos: Sistema Deuda. Historia de las deudas soberanas y su repudio, Icaria Editorial, Barcelona 2018; Bancocracia Icaria Editorial, Barcelona 2015; Una mirada al retrovisor: el neoliberalismo desde sus orígenes hasta la actualidad, Icaria, 2010; La Deuda o la Vida (escrito junto con Damien Millet) Icaria, Barcelona, 2011; La crisis global, El Viejo Topo, Barcelona, 2010; La bolsa o la vida: las finanzas contra los pueblos, Gakoa, 2002. Es coautor junto con Damien Millet del libro AAA, Audit, Annulation, Autre politique, Le Seuil, París, 2012. Coordinó los trabajos de la Comisión de la Verdad Sobre la Deuda, creada por la presidente del Parlamento griego. Esta comisión funcionó, con el auspicio del Parlamento, entre abril y octubre de 2015. El nuevo presidente del Parlamento griego anunció su disolución el 12 de noviembre de 2015. A pesar de ello, la comisión prosiguió sus trabajos y se constituyó legalmente como una asociación sin afán de lucro.

Fuente: http://www.cadtm.org/No-el-coronavirus-no-es-responsable-de-las-caidas-en-las-bolsas

Autor: Eric Toussaint

Fuente de la Información: https://rebelion.org/no-el-coronavirus-no-es-responsable-de-las-caidas-en-las-bolsas/

Fuente de la Imagen: CADTM

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La causa de unas malas notas a veces no es la que piensas

Por: Carlota Fominaya

Estas son las alteraciones de la visión no diagnosticadas que pueden llevar al fracaso escolar.

«Se acercan mucho al papel, tuercen la cabeza cuando leen o escriben, confunden letras y palabras con frecuencia, tienen problemas para copiar de la pizarra, presentan cansancio y falta de concentración, se tropiezan con frecuencia, se frotan los ojos… Otros entrecierran los ojos al fijarse en algún objeto, tuercen o desvian un ojo, lo guiñan habitualmente o se quejan de dolor de cabeza cuando leen o estudian… Normalmente los niños muy pequeños no reconocen si su visión es correcta o no ya que no tienen referencias propias de lo que supone una buena visión, pero si no se detecta a tiempo, puede ser una fuente de problemas escolares importantísima», señala Eduardo Morán Abad, del Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas (CGCOO).

Tanto es así que, según este organismo, en España se calcula que el 30% de los casos de fracaso escolar está relacionado con alteraciones de la visión no diagnosticadas. Según sus datos, durante los primeros 12 años de vida, cerca del 80% del desarrollo socio-educativo tiene lugar a través de los ojos. Aproximadamente entre el 5 y 10% de los preescolares y el 25% de los escolares tienen problemas visuales y utilizan gafas o lentes de contacto para corregir sus problemas de visión, pero otros muchos no son conscientes de que necesitan un elemento compensador para una óptima asimilación de los conocimientos que se aprenden en la escuela.

Revisiones

Y como padres, continua alertando Morán Abad, «igual que llevamos al niño al pediatra o al dentista, debemos ser conscientes de la necesidad de realizar revisiones optométricas de un modo más habitual». Hay dos momentos claves para revisar que la función visual de los niños es correcta, indica este experto: «Uno a los 3 años, cuando el niño empieza a escolarizarse en Infantil, y otro a los 5 o 6, cuando empieza Primaria. La norma es que ya tengan cierta destreza en la lectura. Esto no quiere decir que los niños vayan a leer o a escribir todos a la vez, pero si existe algún retraso, hay que ver si la función visual es la adecuada», matiza este experto del CGCOO.

En cualquier caso, prosigue, «y debido al continuo crecimiento de los niños y adolescentes durante su etapa escolar, se hace necesario realizar revisiones optométricas de un modo más habitual de las que habitualmente se realizan. Cuando el niño es más pequeño es fundamentalmente hipermétrope, y conforme el ojo va creciendo, va tendiendo hacia la miopía que es, en la actualidad, la verdadera pandemia de la sociedad».

De hecho, según el CGCOO, la miopía es el defecto refractivo más habitual entre los estudiantes. Su prevalencia en la población escolar es muy variable en función de la zona geográfica que se estudie, de la raza e incluso de los factores socioeconómicos, pero tiende a incrementarse con la edad. Así, se estima que un 20% de los niños entre 5 y 7 años son miopes, un dato que se dispara a más del 50% cuando se refiere a universitarios. «Hay una predisposición hereditaria, no cabe duda, pero nuestra recomendación a las familias es que el niño, de forma genérica, esté un mínimo de tres horas al aire libre diarias para que la miopía aparezca de forma más tardía o no aparezca».

Otros trastornos

Junto a la miopía, la hipermetropía es otro de los defectos más habituales y que obliga a los ojos a hacer un esfuerzo extra para mantener la visión. Una situación que puede provocar bajo rendimiento lector y falta de concentración. Además, en grado suficiente es también el factor más importante que puede desencadenar una ambliopía (ojo vago). El astigmatismo también puede ser el origen de un mal rendimiento en la lectura, ya que genera una imagen distorsionada que el sistema visual intenta compensar con esfuerzo y que termina por ocasionar cefaleas, falta de concentración y visión borrosa, «pudiendo llegar a confundirse con otros trastornos», advierte Morán Abad.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-causa-unas-malas-notas-veces-no-piensas-202002260210_noticia.html

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