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Libro: Cimarronaje Cultural de Gustavo Silva

Cimarronaje Cultural de Gustavo Silva

Venezuela, en tanto espacio geohistórico, trasciende los límites de las fronteras que delimitan su superficie; que representan el territorio, la insularidad, el espacio aéreo, su mar, su zona en reclamación. Es un sinfín de cosas más: su contenido y lo que representa para nuestro imaginario. La consciencia patria implica repensar la
caribeñidad, llaneridad, andinidad, la Amazonía y Guayana. Venezuela atesora la bendición de nuestro creador, con riquezas energéticas y minerales, suelos de invaluable potencial agropecuario y una biodiversidad tentadora. Todo ello, configura una geografía de belleza deslumbrante.

La conformación de la patria no ha sido fruto de un protectorado ni garantizada por un Estado benefactor, sino todo lo contrario: su fragua es el resultado de un conjunto de gestas y cimarronajes por más de 500 años, de luchas anticoloniales y anti-neocoloniales por nuestra independencia y soberanía, un resuelto antagonismo hacia las viejas monarquías e imperios; hoy, grandes centros capitalistas mundiales, como resultado del vasallaje, el saqueo, la rapiña.

La consolidación de nuestra Patria tiene un valor incuantificable, como lo determinan nuestros sentimientos de amor, conciencia y lealtad. Nuestra pasión por ella. (p. 15)

Este apasionante libro de GUSTAVO SILVA, puedes bajarlo haciendo Click en el enlace a continuación..

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Fuente de la Información: https://asoesmo.blogspot.com/2024/04/cimarronaje-cultural-de-gustavo-silva.html

 

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Jordi Nomen: “Educar es enseñar a pensar, a sentir, a convivir y a decidir”

Nomen destaca que la vocación del docente es cambiar el mundo para hacerlo mejor, lo que comporta intrínsecamente despertar la curiosidad del alumnado para crear una ciudadanía crítica: “La escuela está construyendo también democracia”, sostiene el autor de libros como ‘El niño filósofo’, ‘El niño filósofo y el arte’, ‘El niño filósofo y la ética’ y ‘Cómo hablar con un adolescente y que te escuche’ (Arpa). El vínculo entre docente y alumnado, el valor del castigo como factor reparador o la actuación del profesorado ante casos de acoso son otros de los aspectos de los que también trata en esta entrevista.

‘Educar en tiempos difíciles’ es un libro pensado para docentes que habla de las relaciones humanas que se dan en el aula y, por lo tanto, en la vida. ¿Estaría dirigido, también, al mundo adulto en general?

Yo tengo una formación no reglada filosófica, desde muy jovencito he leído y me ha encantado la filosofía; en cambio, estudié historia, y la historia me apasiona muchísimo, pero creo que la filosofía da esta vertiente de ’interroguémonos’, seguramente pensando en un determinado público. Lo escribí con la idea de responder a ‘¿para qué tenemos que educar?’ Está claro que el mundo de la educación está muy centralizado en las escuelas pero, obviamente, también en cualquier persona que tenga hijos o gente joven a su cargo, que también tiene que educar. Por lo tanto, de alguna manera, este ‘Educar en tiempos difíciles’ va dirigido sobre todo a docentes, pero nos atañe a todos los que tenemos contacto con la gente joven, con niños y niñas.

Puse el punto de mira en lo que me gustaría que me explicaran si yo volviera a empezar, si yo fuera un maestro joven como tantos que tengo a mi alrededor. Ya hace 35 años que doy clase; a veces, se me acercan y me preguntan algo. Escribí el libro con esta idea. Y, aparte, yo creo que educar es enseñar a pensar, a sentir, a convivir y a decidir. Estos términos son muy importantes. Ya había hecho tres libros, que son los del niño filósofo, sobre enseñar a pensar, el niño filósofo y el arte, y el niño filósofo y la ética, para enseñar a pensar crítica, creativa y curiosamente. También publiqué uno sobre adolescentes y me quedaba este apartado, el de ‘si nos dirigiésemos al profesorado, ¿qué le diríamos?’ Hemos acabado ofreciendo lo que para mí serían las claves, desde la humildad de pensar que los consejos que das para unos serán válidos y para otros no, porque siempre los consejos tienen que estar contextualizados.

Esto queda reflejado en el libro.

Generalizar es un error, no puedes profundizar. Parto de la idea de lo que a mí me ha funcionado en mi trayectoria profesional, quizás tú tienes otro contexto, sopésalo. Creo mucho en que las personas reflexionen por sí mismas, lo explico mucho en clase con los niños y niñas. Y creo mucho en que no nos tenemos que avanzar en lo que piensa el otro; dejémosle pensar y, seguramente, pueda llegar a conclusiones interesantes, ofreciéndole herramientas de reflexión, no consejos cerrados.

Una de las cosas que explicas es que, desde la docencia, es importante dar libertad al alumnado para que resuelva sus dificultades y, a la vez, estar presente si está a punto de tirar la toalla. Es una línea muy fina llena de detalles. ¿Es complicado encontrar el equilibrio?

Es difícil. El maestro o la maestra se tiene que mover mucho por el aula. Este es un cambio bastante sustancial respecto a épocas anteriores en que estaba estático, hacía su explicación y se iba. Había una serie de niños y niñas que habían conectado y que habían aprendido muchas cosas porque si la explicación magistral es buena enseñará mucho y si es interactiva con los alumnos puede enseñar mucho, pero el maestro estaba muy estático.

El maestro o la maestra se tiene que mover mucho por el aula

Yo creo que hoy en día el maestro tiene que estar dinámico, y eso no quiere decir que no se pueda hacer una clase magistral un día, pero otro día ellos y ellas tienen que ir trabajando, y en este ir trabajando es cuando el maestro tiene que moverse y puede ir viendo esta diversidad de contextos: aquel niño aquella niña a quien le cuesta, aquel otro que tiene aquella dificultad, aquel otro a quien le cuesta concentrarse. Y, entonces, ir trabajando la diversidad. En la escuela Sadako hacemos las clases con más de un maestro en el aula porque si no esto es muy difícil de hacer.

Pones énfasis en la necesidad de crear alumnos y alumnas que se sepan mover en la adversidad. ¿Qué importancia tiene eso para no crear personas autoritarias o que no se sepan defender?

Es fundamental. Afrontar la adversidad es afrontar una parte de la vida. La vida tiene adversidad y tiene mucha alegría. Defiendo que el maestro tiene que ser un optimista lúcido y tiene que creer que la vida vale mucho la pena. Pero lúcido. No se puede engañar. Tiene que pensar que hay adversidad, y que la adversidad aparecerá y que el sufrimiento aparecerá. Y, por lo tanto, tenemos que hacer lo posible para que esta persona sepa gestionar y afrontar este sufrimiento. Y esto, ¿cómo se hace?

Esa es la pregunta del millón…

Sacándole los obstáculos de delante, seguro que no. No dejando que se equivoque, seguro que no. Tenemos que permitir que se equivoque, aunque lo veas y digas ‘se equivocará, se equivocará, se equivocará’. Quizás si hay un riesgo muy grave tienes que intervenir para evitarlo, pero si no hay un riesgo tan grave, si es frustración, a veces hay que dejar que se equivoque. Incluso puede servir para cambiar la mirada, para decir, ‘escucha, te has equivocado, está mal, pero esto no es tan malo, porque nos abre puertas a pensar que hay otro camino. Busquemos qué alternativa puede haber’. No los podemos cerrar en una burbuja de cristal, ni cuando son criaturas ni menos todavía cuando son adolescentes.

Afrontar la adversidad es afrontar una parte de la vida

Tenemos que ir dando responsabilidad. Lo decía un alumno mío. Un día le pregunté: ‘Cuando seas padre, ¿cómo lo harás para dar más responsabilidad a tus hijos?’ Me dijo que faltaba mucho y que no sabía si sería padre, pero me dijo: ‘No lo sé, pero ahora mismo tengo una cosa clara: lo que no haré será no ponerlos ningún peso o ponerlos demasiado peso’. Él me hablaba del gimnasio y explicaba que el primer día intentó levantar mucho peso porque era muy fuerte y al día siguiente fue muy doloroso. Me dijo: ‘Esto tiene que ser cosa de ir despacio. Un día un peso, otro día otro peso, y cuando ya dominas este peso, le pones otro. La responsabilidad funciona igual’. Estoy completamente de acuerdo. Solo dándoles responsabilidad les haremos responsables, pero despacio y sin pasarse.

En este difícil equilibrio está el arte de educar. Yo creo que el trabajo de educar tiene mucho de científico, porque movemos muchos datos y porque la pedagogía nos aporta reflexiones, pero también tenemos que ser artistas en el sentido de que se tiene que saber combinar muy bien todo lo que forma este bullir que es la educación para que puedas llegar a gente muy diversa, si quieres llegar a todos y a todas, o a la mayoría como mínimo. Y esto es artístico, en mi opinión, no es solo científico.

Hablas del acoso, que es un mal de las aulas, y también del mundo laboral y de muchos mundos. ¿Te has encontrado con algún caso de acoso en el que hayas tenido que ser muy proactivo?

Sí. Casos de acoso ha habido siempre. No podemos pensar que es un fenómeno absolutamente nuevo. Sí que es verdad que el acoso actual tiene una diferencia derivada de las redes sociales, y es que ahora dura las 24 horas. El acoso de hace un tiempo era un acoso puntual: se acababa la escuela y se había acabado el acoso, que no el sufrimiento. Ahora el acoso continúa más allá de la barrera escolar. En el libro explico que, muchas veces, el docente o la docente es el último en saber que hay acoso. Aquí tenemos una parte del problema. Y es el último porque la persona que hace el acoso o el grupo de personas que acosan, intentan que no se note. Y, por lo tanto, ¿cuándo lo hacen? En el patio, en la salida…

En espacios fuera del aula.

Claro, fuera del aula, porque, evidentemente, si se da dentro del aula, los docentes ya tenemos protocolos desde hace muchos años y, si ves un maltrato, actuarás. El problema es cuando viene aquel niño o aquella niña que dice ‘me está pasando esto’ y nadie lo está notando. Están la vergüenza y la culpa de la víctima, que se pregunta cómo ha cedido tanto, cómo se ha dejado humillar tanto, y te dice ‘esto no quiero explicarlo porque me hace mucho daño’. Entonces, la pregunta es ‘¿Tendré algo malo? ¿Me mereceré esto de verdad? Quizás no soy bastante normal o tengo algo…’ Se tiene que trabajar mucho con esta idea que tiene la víctima y explicarle que no tiene ninguna culpa.

¿Te has encontrado con alumnos o alumnas que han sufrido acoso y han verbalizado que quizás era culpa suya?

Sí, sí. ‘Quizás yo tengo parte de culpa. Yo entiendo que, por mi forma de vestir, por mi diferencia, quizás no cuadro en este grupo, yo entiendo que esto pueda provocar…’ Lo que se tiene que hacer entender es que el respeto es fundamental. Hay que intervenir, teniendo en cuenta que no podemos ser inocentes, que con una charla con el acosador o acosadora y otra con la víctima no necesariamente se habrá acabado el problema. El acosador tiene un poder y este poder genera adrenalina. Este poder no lo cederá porque sí, porque tú se lo digas. Tiene que haber un trabajo con este acosador o acosadora y con el grupo de indiferentes que hay alrededor. Es un fenómeno muy complejo porque entra todo el mundo, no solo víctima y acosador.

La víctima te suele decir que no se lo digas a nadie, porque le da vergüenza pensar que se lo ha dejado hacer

Es muy importante trabajar esto en el aula y mantener el talante abierto para que vengan a hablar contigo si tienen algún problema. Esta es la confianza que tienes que ir edificando cada día, como un puente, ir levantándola, porque si algún día hay algún problema puedan venir y explicártelo. Y entonces, sí, se tiene que ser muy honesto, porque la víctima te suele decir que no se lo digas a nadie, porque le da vergüenza pensar que se lo ha dejado hacer y le angustia mucho. No se puede ser deshonesto y decir quedará entre tú y yo, sino que la única manera de resolverlo es precisamente que convoquemos a la familia… Se tiene que decir yo te acompañaré, te ayudaré, estaré presente. Te acompañaré a hablar con tu familia si te da vergüenza, la citaremos aquí y hablaremos. Te ayudaré a que puedas decirlo, te protegeremos, evidentemente, para que no haya represalias, porque esto también los hace mucho miedo, la represalia, una vez salga y se destape.

De hecho, mencionas una frase de Charles Chaplin, “mi risa no tiene que ser nunca la razón del dolor de alguien” y lo relacionas con la convivencia. ¿Esto se tendría que cultivar desde la infancia para no convertirse en la adolescencia y en el mundo adulto en personas conflictivas y que ridiculizan a los demás a nivel laboral, familiar, social…?

Clarísimamente. Creo que es un gran mensaje. El respeto y el consentimiento son principales, y lo que suele darse cuando hay cierto maltrato o una falta de respeto es la excusa de ’es una broma’. Yo lo que les digo es ‘tú no puedes decidir como se tiene que sentir el otro’. No puedes porque es un derecho del otro. Si la otra persona te dice que esto no le sienta bien, de ninguna forma puedes continuar por este camino. Porque le estás hiriendo. ¿Qué no era tu intención? No entramos, no juzgaremos tu intención. Lo que estamos juzgando es cómo se siente el otro, que es una consecuencia cierta y constatable. Si no hay consentimiento, no nos estamos riendo los dos, no es una broma, para mí no lo es y, como la estoy recibiendo, yo tengo todo el derecho a decirte que por aquí no puedes seguir, porque me estás hiriendo. Eso creo que es fundamental en todos los ámbitos.

Otro tema que se da desde hace mucho de tiempo, pero del que ahora se habla más y se le ponen palabras, es el currículum oculto, aquel que tiene forma de mensajes con un trasfondo que perpetúa desigualdades, sesgo de género y prejuicios, por ejemplo. ¿El currículum oculto tiene que estar siempre en revisión permanente?

Siempre. Tal como digo en el libro, el currículum oculto es precisamente el más peligroso porque es sutil, va calando y no te das cuenta. Es algo que tendríamos que revisar siempre, sobre todo en el sentir de las personas que convivimos en una escuela, desde la persona que hace la limpieza hasta la persona que está a secretaría, a los niños y niñas, y chicos y chicas, naturalmente, al profesorado… ¿Tú te sientes bien? No. ¿Por qué no? Tiene que haber algo, que es este currículum oculto, que se tiene que revisar.

El currículum oculto es precisamente el más peligroso porque es sutil, va calando y no te das cuenta

El currículum oculto está en la vida, también. Son estos implícitos que no se dicen, pero que se tienen muy en consideración y que se viven mucho. Precisamente, es una de las cuestiones que más impacta y más te dicen que impacta. Cuando vuelven los exalumnos y tú les preguntas cómo te ha ido, qué has hecho de tu vida, qué has estudiado, y les preguntas qué recuerdas de la escuela, qué recuerdas de los maestros, qué es lo que más te impactó, lo que te dicen es esto, el ambiente. No te hablan de que hicimos un trabajo, no. ‘El ambiente que yo notaba que realmente era un poco como casa’.

¿Un ambiente sano?

Sí, y si había algún momento en el que no había esta salud, hablábamos, no lo dejábamos pasar. Y cuando te dicen que esto es lo que se han llevado de la escuela, es lo más bonito que pueden decir de ti porque los conocimientos están en todas partes y puedes aprender a pensar por ti mismo, pero cuando te dicen ‘aquí supe encontrar un lugar, estuve a gusto y pude ser yo…’ Lo peor que te puede pasar es que un estudiante te diga ‘yo no he podido ser yo en esta escuela porque la escuela me lo ha impedido’.

¿Cómo te gusta que te recuerde el alumnado?

Me gusta que me recuerden con esto, ‘tú nos ayudaste a pensar’. Una cosa que me dicen y que creo que es muy importante es ‘lo que nos sorprende de ti es que no pierdes el control’, lo que es muy significativo porque quiere decir que están muy habituados a que las personas adultas de su alrededor lo pierdan. ‘Pero yo castigo igual’, les digo. ‘Sí, pero me castigas cuando me tienes que castigar y de buen rollo’. ‘Te castigo porque hay un límite y tú te lo has saltado, y como yo espero mucho más de ti, por eso te castigo, porque quiero que la próxima vez lo hagas mejor’. Y con este discurso lo entienden a la perfección y, con el tiempo, vienen, y te lo dicen, tú me hiciste pensar.

Jordi Nomen, autor de ‘Educar en tiempos difíciles’ (Octaedro) | A.B.

Normalmente, me recuerdan mucho por charlas que tuvimos y que yo no recuerdo. A menudo ni ellos recuerdan qué había pasado, pero sí que nos sentamos y hablamos. Me dicen me dijiste esto y me fue bien hablar contigo. En 35 años, quizás me ha pasado tres o cuatro veces, tampoco es cada día, pero ese día estoy fantástico, como en una nube, porque eso quiere decir cambiar la vida de la gente. Y, claro, uno se hace maestro ¿para qué? Para cambiar la vida de la gente y para cambiar el mundo, a mejor.

En este sentido, yo creo que tenemos que cambiar mucho. Hay un mensaje que se dice mucho, que es sal allá fuera y haz realidad tus sueños. Ojo con el mensaje porque a veces hacer realidad tus sueños quiere decir pisarle la cabeza al vecino. Yo les digo, sal allá fuera y mejora la vida de las personas que tienes a tu alrededor, desde donde estés, desde como seas. De este modo, si lo hacemos todos, esto funcionará mejor.

Hablabas de castigos y del hecho de que el antiguo alumnado no recordaba tus castigos como una cosa negativa. En el libro remarcas que es una oportunidad de mejora y de rectificación.

Una oportunidad de reparación, que es lo que tiene que ser el castigo. Es el enfoque que se tiene que hacer. Lo peor que pueden recibir los niños y los adolescentes en la escuela es la humillación, por un lado, y decir las cosas con rabia, por otro. Me parece lógico que esto lo vivan mal. Entonces, tenemos que intentar que, si se les tiene que castigar, que, como digo, a veces es necesario porque tiene que haber una brújula y tienen que haber límites, no hace falta que haya rabia y, por supuesto, no tiene que habar de ninguna manera humillación. Es muy diferente el mensaje de ‘no lo has hecho bien’ al de ‘no vales’. El mensaje de ‘tú no vales’ es una etiqueta y a aquella persona la acabas de apuñalar. ‘Tú no vales’ quiere decir que ya no hay posibilidad de avanzar, mientras que es más reparador ‘lo has hecho muy mal, espero mucho más de ti y creo que puedes hacerlo mucho mejor y, por lo tanto, reparemos esto en la medida de lo posible porque quiero ver una mejor versión de ti y creo que lo podemos trabajar juntos’.

Según tu experiencia, y sabiendo que no se puede generalizar porque hay que conocer cada contexto, ¿crees que actualmente el castigo tiene un punto de vista más punitivo que reparador?

Es muy difícil generalizar, pero yo diría que si aparece la humillación y la rabia es difícil que el castigo sea constructivo. En cambio, si aparece la voluntad de mejorar y se transmite el mensaje de que te estoy pidiendo que hagas esto por este motivo, es una oportunidad de mejora.

Este ofrecimiento de oportunidad de mejora, ¿sería lo que fortalece también el vínculo entre docente y alumnado?

Claramente. Solo aprendemos aquello que queremos. Y solo aprendemos con quién queremos. Las neuronas espejo, nos dicen los estudiosos, funcionan por imitación del otro, pero siempre hay este viaje de estima. Si un profe hace una cosa con pasión, los niños aprenden porque la pasión es la que comporta el aprendizaje, no aquello que esté explicando o haciendo. Y, del mismo modo, si hay un vínculo poderoso entre este docente y el alumnado, los alumnos aprenden porque este vínculo es lo que le da al aprendizaje una solidez y una fuerza que no tiene el desafío intelectual, que también hace aprender mucho, pero que es más frío. Lo ideal, para mí, son las dos cosas: desafío intelectual y vínculo personal.

Si un profe hace una cosa con pasión, los niños aprenden

El desafío es muy interesante para hacer hipótesis y despertar la curiosidad humana y, por lo tanto, enseña muchísimo. Si a esto, que ya es bastante fuerte, le añadimos el vínculo personal, de estima, el efecto Pigmalión positivo, es decir, de decir yo espero mucho de ti y espero que lo hagas, esto es potentísimo en el aprendizaje. Si, además, les recuerdas el papel social, pones mucha fuerza en el bien común, en construir ciudadanía, en construir democracia, porque no solo estamos preparando a personas sino que también estamos preparando a ciudadanos y ciudadanas y, por lo tanto, estos ciudadanos y ciudadanas tienen que fortalecer este bien común y esta democracia. Hay un papel social relevante de la escuela que no solo se limita a la equidad, que también, es decir, conseguir que las diferencias se acorten en la medida de lo posible. Hay diferencias sociales y económicas y, además, estamos construyendo ciudadanía, y este vector no lo podemos obviar porque, si no, se nos pueden transformar en pequeños egoístas. La escuela está construyendo también democracia.

¿Cómo se crea pensamiento crítico desde la escuela?

El pensamiento crítico se basa en esta disonancia cognitiva. Estimular la curiosidad generando problemas y, a partir de ahí, todo lo que viene detrás: argumentar, hacer hipótesis… ¿Quién nos ha enseñado a trabajar críticamente cuando estábamos estudiando? Es que tampoco nos lo han enseñado a los adultos, es algo que hemos ido teniendo con los años, pero tampoco hemos hecho una reflexión sobre cómo se transmite. Tenemos claro que es un objetivo fundamental, pero si te preguntan cómo se hace… Si tú lo tienes claro, pero no sabes cómo se hace, es inútil este conocimiento.

Si hiciéramos una encuesta, la mayoría de maestros clarísimamente dirían que quieren trabajar el pensamiento crítico, que es el objetivo básico de este trabajo. Perfecto, ¿y cómo lo haces? Te encontrarías a un montón de gente que diría ‘haciendo qué piensen’. Pero, ¿cómo haces que piensen? Si tenemos el qué pero no tenemos el cómo, el problema está aquí. Como no nos lo han enseñado, a los docentes, y yo lo entiendo perfectamente, les da mucho miedo ponerse en riesgo. Tengo unos conocimientos, no dudo, los he aprendido a lo largo de muchos años, aquí no sufro; pero cuando me abro a hacer un diálogo filosófico, eso no lo sé hacer. ¿Y si me pregunta una cosa que no sé? Aquí aparecen los miedos. O, yo no sé hacer esto, es muy difícil hacer una disonancia cognitiva…

De alguna manera, el pensamiento crítico ayuda a cuestionar lo que siempre se ha dicho.

El pensamiento crítico es cuestionar la tradición. Es decir, la pobreza en el mundo no la podemos solucionar. Esto es el que dice la tradición. Siempre ha habido pobres, no podemos hacer nada. Mentira, claro que podemos hacer, porque la pobreza no es una ley de la naturaleza, la pobreza es una creación humana, por lo tanto, la podemos cambiar, la podemos mejorar, como mínimo.

Entiendo que en estos 35 años de trayectoria como docente, todavía te apasiona. Pero, en este tiempo, ¿cuántos compañeros y compañeras has visto que han tirado la toalla?

Algunos, y también lo entiendo. Es verdad que tú has aprendido a hacer las cosas de una determinada manera y después te lo cambian todo. Esto es lo que ha pasado un poco con la docencia. Pero, claro, es la esencia, porque la docencia es levantar personas, es enseñar a personas, y las personas y el mundo van cambiando, va cambiando la economía y va cambiando todo. Se tiene que entender que para algunos docentes esto es una sacudida. Dicen, es que esto es lo que yo aprendí, me tiré cinco años para aprender a hacer esto, y ahora me están pidiendo que no haga esto y no me están ofreciendo cómo lo tengo que hacer. Y yo, además, no quiero salir de aquí, porque aquí es donde me siento seguro o segura, es donde yo veo que tengo el control, que no me equivocaré.

No se tiene que presuponer una mala intención. Toda persona que se hace docente, yo le presupongo muy buena intención. Si se ha hecho docente es que tiene ganas de cambiar las cosas, pero sí que es verdad que se pide que hagan cosas muy diferentes, con gente alrededor muy diferente, sin suficientes medios… Se tiene que entender este desencanto.

De hecho, hablas del desgaste del trabajo, con un salario que no da por lujos y una vocación que no está reconocida socialmente, como que todo el mundo sabe lo que tiene que hacer el docente…

Son capas que vas llevando y que cuestan llevar. Creo que tienes que ser una persona lúcidamente optimista.

‘Educar en tiempos difíciles’ toca muchos aspectos, pero ¿podríamos resumir que defiende el necesario triunfo del optimismo ante el desánimo?

Sí, lo que se defiende es que el docente tiene que ser un artista reflexivo y, por encima de todo, que ame la vida, la profesión y los alumnos que le han sido confiados.

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Reminiscencia de las aventuras juveniles

En febrero de 2024 han coincidido en las librerías tres novedades muy diferentes entre sí, en la concepción y en el resultado final. Son tres novelas gráficas que provocan en el lector la añoranza de una época pasada, una etapa a caballo entre la infancia y la adolescencia, fundamental en la formación del carácter, en la antesala de la vida adulta, y rodeados de personajes secundarios, todos arduos de sentirse miembros de una comunidad, aunque, en ocasiones, los relatores de aquella época sean precisamente los marginados, pero eso no lo hace menos interesante.

Las sensaciones que experimentamos con la lectura de obras protagonizadas con personajes que oscilan entre los 10 y los 16 años acostumbran a ser muy intensas, quizás porque las experiencias propias también lo fueron en su día. Probablemente eran vivencias completamente nuevas y, muchas de ellas, irrepetibles en el tiempo, lo que contribuye aún más a la idealización del recuerdo, en positivo y en negativo, siempre profundo. Los sentidos ayudan a transportarnos a una época determinada, sin duda el gusto y el olfato son fundamentales, pero si podemos contemplar esa época que ya no existe, la evocación es más intensa. El cómic es un instrumento ideal para esta función.

La primera novela gráfica a destacar es de producción autóctona: Malaherba (2024), con dibujo y guion adaptado de Bartolomé Seguí, publicado por el sello Salamandra Gaphic, que adapta la novela homónima de 2019 escrita por Manuel Jabois. La habilidad de Seguí nos transporta visualmente a los años noventa en Campolongo, una pequeña localidad de la provincia de Pontevedra (Galicia), siguiendo los pasos del joven protagonista a lo largo de los años. Como en la novela en la que se basa, lo conocemos a partir de los actos cotidianos del día a día: la asistencia a la escuela, las interacciones con los amigos o los conflictos familiares irán formando la personalidad del joven, mientras el autor (o autores, en este caso), nos invita a reflexionar sobre si nuestro destino está condicionado por nuestros padres. O más en concreto, por lo que fueron nuestros padres en su juventud, porque lo que hagan o les suceda en ese momento, seguro que tiene repercusión, tal y como queda reflejado desde la primera página.

La novela en la que se basa la novela gráfica es la primera del periodista Manuel Jabois, y se caracteriza por dar la voz a un niño que describe su entorno y sus relaciones. No es importante si la narración es autobiográfica o no, el valor en sí de la obra radica en su capacidad de inmersión del lector en una época concreta de la vida en la que los recuerdos se parecen entre sí para todos, además, situados en una década donde era más fácil compartir experiencias relacionadas con la ficción (menos canales de televisión, menos dispersión en las influencias en general, como modelos de coches o diseño del interior de los bares o de los hogares, por ejemplo).

Malaherba también permite reflexionar sobre el condicionante que supone un familiar directo con una grave enfermedad y su impacto en todos sus miembros, así como la importancia de la red de apoyo, incluido vecinos y amigos. Todo ello en un contexto también de exigencias escolares en paralelo a los cambios en el propio cuerpo, acompañado por el despertar sexual y las preguntas sobre el género que pueden provocar un desasosiego entre los protagonistas. Y más en aquella época, donde el acoso y la discriminación podía ser aún más despiadada.

La ternura del relato de Jabois y el trazo de Seguí contrastan con el tono cómico de la siguiente novela gráfica a destacar: Un pulpo en garganta (Un polpo alla gola, 2012, 2019), con dibujo y guion de Zerocalcare, traducido al castellano por Carlos Mayor, publicado por el sello Reservoir Books. Es importante conocer la génesis de la obra, puesto que, a pesar de que sea novedad en nuestro país, en realidad, es su segunda novela gráfica publicada justo después del gran éxito internacional que supuso su reconocido debut La profecía del armadillo (La profezia dell’armadillo, 2011), en el que el protagonista de la historia era el mismo autor y narraba en la novela gráfica sus vivencias e inquietudes personales, todo ello en conversaciones con su voz interior, representado por un armadillo gigante, que le hace de contrapeso y, sobre todo, dotando de humor surrealista al relato, que ha permanecido desde entonces como una marca de identidad del autor.

En 2019, después del éxito de sus diferentes novelas gráficas, la adaptación en película de su primera obra (y, más recientemente, de la serie de animación en Netflix), el autor añadió algunas hojas al inicio y al final de la novela gráfica a modo de epílogo (que es la versión que se publica ahora, finalmente), en la que explica, precisamente, que consiguió vender a la editorial esta segunda novela gráfica antes de que se publicase la primera, por lo que fue una apuesta personal por un autor desconocido que, a día de hoy, es el más importante de la editorial italiana. En el prólogo, los editores originales indican que solo esta obra acumula ya dieciocho ediciones, con más de cien mil ejemplares vendidos hasta la fecha en su país de origen. Y el éxito es merecido.

Zerocalcare, seudónimo de Michele Rech, acostumbra a ser autobiográfico en su obra, aunque él mismo reconoce en las páginas añadidas al final que puede que haya modificado alguna parte del relato. En realidad, no importa. El lector acompañará a los protagonistas de la historia en sus aventuras en tres etapas temporales completamente diferentes: a los seis, a los dieciséis (de nuevo la década de los noventa) y a los veinte y ocho años, a través de las experiencias con los compañeros de colegio del autor y las interacciones con sus profesores y su madre. También con su conciencia imaginaria, que no es el armadillo todavía (aparecería en su vida más tarde), así que, en esta ocasión, es David el Gnomo quién actúa como su contrapunto, además de ese pulpo ficticio que simboliza el agobio y el pánico que le acompañará a lo largo de su infancia y adolescencia, mientras le aprieta la garganta con sus tentáculos imaginarios.

La crueldad de los niños que se vislumbraba en Malaherba, en Un pulpo en la garganta se expresa en todo su esplendor, con acciones despiadadas e inhumanas que, suponiendo que los personajes se inspiren en la realidad, tendrán consecuencias terribles en su edad adulta. El acoso y la humillación no resulta gratis, pero forman parte de la cotidianidad del patio de la escuela o de la calle. Esa misma calle amarga donde al protagonista de la siguiente novela gráfica los supuestos amigos humillan, golpean y roban, abusando de su ingenuidad. Nos referimos a la singular El color de las cosas (Die Farbe der Dinge, 2020), con dibujo y guion de Martin Panchaud, traducido al castellano por Xisca Mas, publicado por el sello Reservoir Books del Grupo Editorial Penguin Random House.

Panchaud es un diseñador gráfico suizo que ha provocado un verdadero tsunami en el sector con su primera obra. Un trabajo que le ocupó prácticamente durante una década, sin saber si realmente lo llegaría a ver alguna vez publicado. De hecho no lo consiguió en primera instancia hasta que una editorial alemana aceptó el reto y, como se suele decir en estos casos, el resto es historia. Esa primera publicación y las primeras críticas sirvió para atraer la atención de una editorial francesa un año después, y los reconocimientos se precipitaron una vez llegó al mercado, tanto en Francia como en Suiza. Pero la gran revolución se produjo en enero de 2023 cuando El color de las cosas ganaba la Fauve d’Or del Festival de Angoulême, el premio más importante en el sector del cómic en Europa, además de ganar el Gran Premio ACBD de la Crítica Francesa poco antes.

El mismo Panchaud reconoce en los agradecimientos que está afectado de «una enorme dislexia», y que en su profesión como diseñador gráfico siempre ha estado interesado por investigar nuevas formas de expresión y de comunicación. Esta novela gráfica es el resultado de ese desarrollo, un trabajo extendido prácticamente a lo largo de una década hasta encontrar un código de comunicación propio e inédito, muy accesible al lector, un lector que, rápidamente, adquiere la habilidad de seguir su relato sin problema. De hecho, al contrario, pronto el lector se adaptará a la representación de las novedosas viñetas, a la simplificación y al código de colores (los personajes están identificados por dos círculos concéntricos de diferentes tonalidades cromáticas).

La aventura vivida por el protagonista de la historia, un joven de catorce años con sobrepeso y una cierta ingenuidad, será extraordinariamente intensa, en un contexto de denuncia de violencia de género y abandono que hará aún más acelerado su paso a la vida adulta. El estilo esquemático creado por el autor permite afrontar un argumento complejo con varias tramas paralelas y numerosos personajes secundarios, en un relato entre detectivesco y policíaco, pero siempre impregnado de la inocencia de su protagonista. Una inocencia y una ingenuidad que hace recordar a los editores que no confiaron en esta obra en primera instancia, en un sector necesitado de editores audaces, de autores innovadores y, sobre todo, de lectores inquietos. No se pierdan estas tres novelas gráficas, los tres colectivos citados saldrán beneficiados sin duda alguna.

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[Reseña] Un cerebro lleno de palabras

Sinopsis

Tener un cerebro lleno de palabras nos da seguridad para relacionarnos, para expresar sentimientos, para defendernos ante las adversidades… Mientras más palabras acumulemos en nuestro cerebro más garantía tenemos de envejecer más tarde y de defendernos contra esas enfermedades que a ciertas edades te roban las palabras. Este libro es un instrumento social con el que podemos convencer a las personas para que se sigan cultivando a lo largo de la vida y así formar parte de la cultura de nuestro entorno. Desde que nos despertamos hasta que nos acostamos vivimos, convivimos y nos comunicamos a través de las palabras. Mamen Horno, psicolingüista, experta en la materia y dueña de una prosa sencilla y clara no exenta de ironía, nos invita, en este ensayo ameno, interesante (y, sí, también emotivo), a reflexionar sobre su poder con el convencimiento de que hacerlo es un modo extraordinario de reflexionar sobre nuestra propia naturaleza.

Mamen Horno Chéliz es profesora de Lingüística General en la Universidad de Zaragoza desde 1998, titular desde 2003. Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Zaragoza en 1996, Doctora por la misma universidad en 2001 y Licenciada en Psicología (itinerario de clínica) por la UNED en 2014. Acumula la friolera de ocho trienios (tempus fugit), cuatro quinquenios y le han concedido de momento 3 sexenios de investigación. Pertenece al Grupo de Referencia del Gobierno de Aragón Psylex y al Instituto de Patrimonio y Humanidades de la Universidad de Zaragoza. Vicedecana de Profesorado e Innovación Docente de la Facultad de Filosofía de la U. de Zaragoza.

Reseña

El libro está dividido en cinco capítulos que nos van llevando por el difícil mundo del cerebro y las palabras:

  • ¿Cómo y dónde se almacenan las palabras en el cerebro?
  • ¿Cómo han llegado hasta aquí? La adquisición del léxico nos ocupa toda la vida.
  • La pérdida de las palabras
  • Palabras que dañan, palabras que sanan
  • Un cerebro sin palabras

Ha querido la casualidad que la lectura anterior a este libro haya sido Las gratitudes de Delphine de Vigan y que aún con el sentimiento de esta gran novela en la que la protagonista va perdiendo las palabras, me vuelva a topar con las palabras y con el cerebro, Con Un cerebro lleno de palabras se vuelven a avivar sentimientos y recuerdos, Mamen Horno sabe tocar la fibra sensible de las personas y nos lleva a la curiosidad a través de sus investigaciones como psicolingüista.

Creo que es muy interesante la dimensión social y transformadora que podemos percibir en este libro, en el que las palabras van a formar parte de la vida misma de las personas, nos va a ayudar a sentirnos bien, nos va a ayudar a desahogarnos, nos va a ayudar a entender a los niños y las niñas, nos va a ayudar a comprender muchas situaciones de la vida con las que nos enfrentamos cada día tanto en nuestra familia como en la sociedad en la que vivimos.

La primera cita con la que Mamen Horno comienza el libro está sacada de Inmaculada de la Fuente de su obra El exilio interior. La vida de María Moliner, otra gran mujer que te hace emocionar con el estudio de las palabras y con lo que pasó haciendo el DUE. Cuando lo leí escribí esto: Emociona conocer la infancia, la juventud y la vida adulta que pasó María Moliner, narrada con todo lujo de detalles por la autora de esta biografía: su nacimiento, su infancia, la marcha de su padre a Argentina, su educación en la ILE, su vida de muy buena estudiante, su independencia materna, sus diferentes trabajos, su visión de madre de 4 hijos, sus nietos, su amor a las plantas y a la naturaleza, su defensa ante el Movimiento de que «no era roja», la enfermedad de su marido… y en todo momento marcada por la visión política de la que ella, aunque no lo confesaba abiertamente, se sentía crítica y marchaba con ideas progresistas, liberadoras y no afines al régimen. En todo momento su gran pasión fue revisar el DRAE (1914) y escribir el DUE.

Resulta muy interesante los cuadros que nos va poniendo sobre Las reflexiones de la vida cotidiana o Desmontando mitos con información, en los que podemos ver de forma práctica lo que anteriormente nos ha estado explicando. Algo tan sencillo como bajarse al nivel del lector y darle pautas para que entienda mejor cada uno de los apartados teóricos en los que nos va introduciendo.

A modo de conclusión de cómo y dónde se almacenan las palabras, Mamen Horno nos dice:“ Recuerda que las palabras se vinculan unas a otras con múltiples relaciones. Tu pensamiento divaga de un concepto a otro también gracias a los puentes construidos por las rimas, a los pasadizos secretos creados por las palabras polisémicas, a las puertas abiertas por las relaciones léxicas. Las palabras que pueblan tu cerebro te permiten pensar, te permiten sentir y te permiten crear. Y cuantas más palabras tengas, sean de la variedad lingüística que sean, más lejos podrás llegar”.

Cómo funciona el cerebro para que los bebés empiecen a hablar, cómo ampliar nuestro vocabulario, cómo ir componiendo nuestro lexicón mental, cómo perdemos las palabras, cómo protegernos de estas enfermedades que nos roban las palabras… de estas y otras muchas cosas nos va documentando Mamen Sordo para llegar a conformar la mejor versión de nosotros mismos.

En definitiva, un libro muy recomendable para seguir ampliando nuestro conocimientos de las palabras, de nuestras relaciones, de nuestros comportamientos con respecto a la cultura y a la diversidad que funciona en nuestra sociedad plural y vertiginosa en la que estamos viviendo, porque las palabras dañan pero también sanan, son liberadoras de sentimientos y nos ayudarán a controlar nuestras emociones para llegar a convivir en entornos más armónicos.


Para saber más

La visibilización en el lenguaje es un acto de salud pública”. Entrevista de Mariángeles García (Yorokobu) a Mamen Horno.

Palabras en el cerebro. Mamen Horno. UCC Unizar.

Aragón Radio. La Cadiera. “En la puntica de la lengua”. Mamen Horno. ¿Cómo nos hablamos a nosotros mismos?

M.ª Carmen Horno Chéliz participó en el programa de Radio Nacional “No es un día cualquiera”, en la sección “Todo es Lenguaje” de Estrella Montolío, y mantuvo una conversación con ella y Carles Mesa sobre la etiqueta de

#TwitterparaLingüistas.

#TwitterparaLingüistas – Mamen Horno con Estrella Montolío y Carles Mesa

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[Reseña] Aprendizaje informal en redes. Twitter y las #CharlasEducativas

 

Sinopsis

Este libro pretende ayudarnos a ver en toda su amplitud qué es el aprendizaje informal en el ámbito educativo. Se divide en tres bloques. El primero se centra en definir qué es el aprendizaje informal, cómo se relaciona con las redes sociales y qué posibilidades ofrece para el desarrollo profesional docente. El segundo se centra en la red social Twitter, mostrándonos la literatura acerca de sus ventajas e inconvenientes de su uso con fines educativos y analizando las etiquetas #claustrovirtual y #CharlasEducativas. El tercer bloque está dedicado al proyecto de #CharlasEducativas, contándonos su trayectoria durante estos tres años de vida. A lo largo de la obra van surgiendo preguntas como: ¿Se puede medir el aprendizaje informal? ¿Medir el aprendizaje informal supone formalizarlo y perder su esencia? ¿El proyecto de las #CharlasEducativas constituye un aprendizaje informal o ha traspasado los límites entre la formalidad y la informalidad? En definitiva, ¿qué y cómo aprenden los docentes en las redes?.

Ingrid Mosquera Gende es profesora de Didáctica y TIC en la Universidad Internacional de La Rioja. Investigadora en temas de tecnología de la educación, educación en línea y aprendizaje informal. Ha recibido diversos reconocimientos por su labor docente, entre los cuales destacan el galardón a la Mejor Experiencia Innovadora en Educación Superior en los VII Premios a la Innovación Educativa y Experiencias Docentes Innovadoras (SIMO 2019) y la Mención Especial Tecnología Aplicada a la Educación en la XV Edición del Premio Espiral 2021. Como divulgadora educativa, ha obtenido la Mención Especial Docente en los XIV Premios Magisterio a los Protagonistas de la Educación (2021) y el Premio de Internet 2022 en la subcategoría de Cultura, dentro de la categoría de Marca Personal y Creadores de Contenido.

Es muy reconocida su labor de difusión en Twitter y cuenta con muchos seguidores con los que interactúa con frecuencia.

Reseña

Si empiezas a leer el libro y ves muchas citas no te asustes, sigue leyendo porque después de esa primera introducción teórica sobre qué es el aprendizaje informal en el ámbito educativo, viene la verdadera realidad que se cuece tras esta investigación académica.

Los docentes aprendemos mucho con los compañeros y compañeras que generosamente acuden a los espacios online que organiza Ingrid en las Charlas Educativas. Se trata de aprender desde la realidad del aula y con compañeros y compañeras que resuelven proyectos que llevan a cabo y nos cuentan su realidad educativa más cercana. Sea cualquiera el tema que se trate, siempre se aprende porque son docentes motivados a los que les gusta su trabajo y eso llena de luz el espacio educativo para las personas que tenemos la suerte de escucharlos y poder preguntar nuestras inquietudes en el chat que a su vez se va celebrando.

Como dice Fernando Trujillo en el Prólogo del libro la educación lleva un ritmo lento con respecto al ritmo acelerado que llevan las redes sociales; esto supone que, a veces, el alumnado va por delante del docente en aspectos tecnológicos y a esto no podemos dar la espalda, ni las administraciones ni el profesorado que, en algunos casos, se aferra al pasado y no aprovecha el adelanto de comunicación que tenemos en estos momentos y que hay que disfrutar para la mejor calidad de la educación.

Afirma Trujillo que las #CharlasEducativas suponen un posicionamiento a favor del compromiso y la reflexión, del diálogo y de la mejora a través del cuestionamiento sereno e informado de las principales claves educativas. La innovación no es solo pensar nuevas ideas, sino también crear estructuras para que la comunicación respetuosa se convierta en el cimiento de un sistema educativo abierto e inclusivo.

Este aprendizaje informal me recuerda el concepto de Educación Expandida acuñado por zemos98 “La educación expandida es aquella que puede suceder en cualquier momento, en cualquier lugar. El término ha pasado de ser una forma de referirnos a prácticas educativas y modelos de educación no formal que incorporan saberes fuera del corpus académico tradicional, a ser una herramienta metodológica transversal que está atravesada por una comprensión crítica de las nuevas tecnologías, y que nos sirve en la producción de dispositivos de mediación. El concepto ha sido acuñado como corriente de prácticas educativas que proponen una renovación de las visiones unilaterales de transmisión de conocimiento”.

Nos afirma Mosquera Gende que Twitter es destacada por muchos docentes e investigadores como la red social educativa por excelencia, por su usabilidad, sus posibilidades de personalización y por su accesibilidad, entre otros aspectos que relatan autores varios.

Siempre, desde sus inicios, Twitter ha sido una red muy apetecible para hablar de educación, recuerdo aquellas tardes en que de manera informal nos reuníamos en esta red un grupo de docentes que relatábamos lo que estábamos haciendo y ampliábamos perspectivas y conocimientos con los puntos de vista y los proyectos de los demás. Estas reuniones virtuales derrochaban aprendizajes y ánimos para innovar en cualquier campo o disciplina, sin atender remilgos de en qué etapa educativa estaba cada docente. Ahí empezamos a hablar de “Claustros Virtuales”, en una época en la que no se usaban las etiquetas, porque verdaderamente eran eso, reuniones en las que se hablaba de pedagogía, de convivencia, de tecnología, de proyectos…

En Twitter, dentro del mundo educativo, hay gente muy generosa que pone a disposición de los demás sus trabajos, de manera altruista y que está dispuesta a ayudar a cualquiera que haga una pregunta referida al tema educativo. Nos refiere Mosquera que, según Carpenter y Krutka, Twitter es destacado por los docentes como una opción de desarrollo profesional superior a las ofrecidas por los medios tradicionales.

En el libro vamos a encontrar conclusiones de los estudios en torno a #claustrovirtual y #CharlasEducativas, así como opiniones de docentes que usan con frecuencia dichas etiquetas.

Las #Charlas Educativas suponen un buen trabajo de coordinación de Ingrid Mosquera. La temática tratada es tan diversa que si puedes no te la pierdes y además tiene la ventaja de si no has podido en el horario de los miércoles a las nueve y media de la noche, puedes verla en diferido en youtube, aunque ahí pierdes las frescura del chat en directo que resulta ser interesante en la mayoría de los casos.

En definitiva, un libro interesante para estar al día de cómo van funcionando las redes y cómo podemos aprender de ellas, incluso con aprendizaje informal, fuera de los cánones de la administración educativa. Hemos de agradecer a Ingrid Mosquera el esfuerzo realizado en beneficio de la comunidad educativa y siempre pensando que otra educación es posible y debemos luchar para que cada vez esa meta esté más cerca.

El libro está enriquecido por los esquemas visuales de David G. Gándara que ayudan a la comprensión de cada uno de los apartados que se tratan.


Para saber más

Espacio de Youtube donde pueden verse las Charlas Educativas

Su blog: “Sobre Educación: reflexiones y propuestas”. Donde podemos seguir toda su actividad educativa y sus publicaciones.

Educación Expandida, una publicación de zemos98 https://www.zemos98.org/descargas/educacion_expandida-ZEMOS98.pdf

Educación Expandida en mi blog (que sigue vivo) http://blogs.zemos98.org/lacolinadeperalias/2017/12/02/educacion-expandida-2/

Educación Expandida. “Una perspectiva liberadora, una marea que empuja los muros de las aulas

Fernando Trujillo “Activos de aprendizaje” (Utopías educativas en construcción”

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Agricultura, naturaleza y saberes campesinos en un libro ilustrado

Por: Eduardo Belelli

El libro «Tres obviedades ocultadas y algunas preguntas» reúne textos de uno de los promotores de la agricultura orgánica en la región, Jairo Restrepo, con dibujos del ilustrador Carlos Julio Sánchez. Es la segunda entrega de la serie «Agricultura orgánica en píldoras», una apuesta del movimiento campesino para difundir saberes necesarios para otra forma de producir.

El maestro colombiano, Jairo Restrepo, y el dibujante e integrante del Movimiento Campesino de Córdoba, Carlos Julio Sánchez, nos traen «Tres obviedades ocultadas y algunas preguntas», para reflexionar sobre cómo funciona la naturaleza que nos da los alimentos que comemos cada día. Funcionamiento que, al parecer, no es tan obvio. Es la segunda parte de la Agricultura Orgánica en Píldoras, que reúne las enseñanzas de Restrepo sobra la agricultura orgánica con las bellísimas ilustraciones de Sánchez. Este libro nos ayuda, con preguntas y síntesis gráfica, a pensar nuestro sistema agroalimentario, tan amenazado en estos días. Es un hermoso y necesario material para espacios de formación política, talleres y escuelas.

Todo está presente y visible. A veces no lo podemos ver, otras tantas estamos distraídos y pasando la vida entretenidos tras pantallas cada vez más sofisticadas de teléfonos, computadoras o televisores que nos han “nublado la vista”. O simplemente tenemos un punto de vista tal que, por más que veamos lo que la naturaleza nos muestra, no conseguimos “atar cabos”. Esta realidad está tan a mano, tan desnuda y expuesta que es finalmente una obviedad.

Sin duda han mediado intereses para esta distorsión. Ante nuestras narices están la forma en que se producen los alimentos en la actualidad, la vida de las plantas y animales que podrían formar comunidades y poblaciones si se les permitiese y la manera natural del crecimiento de un ser vivo, que en armonía se desarrolla lejos de plagas y enfermedades. Pero no siempre las comprendemos. Son verdades ocultadas.

¿Cuántas preguntas tenemos que hacernos para actuar diferente y elegir, de una vez y para siempre, un sistema de alimentación que nos cuide y desarrolle? Que nos aporte los nutrientes, que sea saludable y esté en armonía con el ambiente y las personas que producen. Que sean estos valores intrínsecos los que armen nuevamente los tejidos sociales y los órganos vivos que nos nutran la esperanza de un mundo mejor. Una realidad por elegir, dejando los miedos y juicios previos.

Algunas píldoras para pensar la agricultura

  • La ecología ha sido nombrada de formas muy diversas. “El término ecología (Oikos: del griego casa y Logos: del griego tratado) es el estudio de la bio casa, en la cual se origina, y al mismo tiempo alberga todo primordio de vida. La naturaleza no tiene un orden definido, siempre todo está en constante movimiento. En las cadenas todos los eslabones son abiertos, por ese motivo se pueden sumar y así de forma infinita formar redes, las cuales se transforman en infinitas espirales”, enseña Jairo en sus escritos.
  • La fotosíntesis es la magia que estalla ante nuestros ojos todos los días en forma de hojas verdes y que es capaz de generar el alimento en este planeta a partir de los rayos del sol. Ese sol que sale para todos por igual. Para todos.
  • La trofobiosis que no es más que una clave para entender cómo funciona un vegetal y todo lo que ocasiona la agricultura industrial cuando introduce la fertilización química para luego ofrecer paliativos en forma de agrotóxicos, en una secuencia perversa y dependiente del mercado. “Una planta bien nutrida es una sopa de piedras para los insectos”, nos afirma Jairo.

Vayan estas tres píldoras en la forma más moderna y efectiva de comunicación existente en estos tiempos: con un dibujo y pocas palabras. Así las ofrece el libro. Para que lo obvio empiece a ser parte de nuestro cotidiano. Para la nutrición del cuerpo y de la sociedad toda.

Vayan estas preguntas para que usted pueda armar un mundo de posibilidades, en su realidad y la de su propia comunidad, la de su cotidiana y maravillosa vida que es parte fundamental en nuestra casa común: el planeta Tierra.

Vaya una potente píldora de doble efecto, en palabras de Jairo: “En la naturaleza todo tiene brillo propio, donde la vida protege lo eterno, no hay sometimiento, sólo hay congregación y cooperación, donde cada uno aporta lo suyo, donde el presente como la vida no tienen vigencia”.

Y también vayan las preguntas, que siempre abren a las infinitas posibilidades. Para que cada una de las personas que tengan en la mano este libro se las haga y busque las respuestas en su comunidad, su barrio, su club, su familia y vecindario. No vaya a ser que las respuestas sean obvias y que siempre hayan estado a mano, ocultas, esperando una píldora de la conciencia dibujadas por el gran Carlos Julio Sánchez, a partir de los cursos, clases y experiencias compartidas por el mundo por Jairo Restrepo Rivera.

En un trabajo colaborativo, estas píldoras fueron editadas por Marina Sánchez, e impresas en Córdoba, en Gráfica 29 de mayo. Para que, siendo obviedades, no estén más ocultadas.

*Ejemplares a la venta en AMBA. Consultar a patricia.liza77@gmail.com o IG @patolizarraga

Fuente de la información e imagen:  Agencia Tierra Viva

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LA SUPER-EXPLOTACIÓN DEL TRABAJO DOCENTE

Un calendario escolar interminable. Largas horas de preparación de clase. Actividades fuera del horario de trabajo. Reducción de los salarios reales. Revisión de exámenes. Planeación. Evidencias y más evidencias. Atención personalizada. Compra de materiales. A veces compra de comida para estudiantes. Talleres, reuniones y otra vez talleres. Sesiones con padres y madres de familia. Atención a los riesgos de violencia. Vigilancia y más vigilancia. Portafolios. Fiestas, despedidas y efemérides. Preparar decoraciones y festejos para la Navidad, día de la madre, día del estudiante, fiestas patrias, día de muertos, graduaciones. Calificar trabajos. Subir evidencias. Seguimiento de estudiantes. Periódicos murales. Reuniones. Programas analíticos. Proyectos de aula. Proyectos escolares. Proyectos comunitarios. Planeación didáctica. Desfiles. Consejos Técnicos. Convocatorias en sábados; más lo que se le vaya ocurriendo a la SEP en la semana, en el fin de semana o en vacaciones, que ya no son tales, sino recesos escolares.

Ese es el quehacer habitual de les, las y los maestros de educación básica en México. Es su pasmosa cotidianidad, conocida pero no reconocida, menos aún pagada. Al contrario, es muy frecuente que paguen de su bolsillo mejoras en la escuela, fiestas escolares, comida para sus estudiantes, entre tantas otras cosas.

Las maestras la tienen más difícil: dar de desayunar, preparar comida para la semana, realizar el trabajo doméstico, lavar ropa, atender hijos e hijas, cuidar el gasto familiar. Y además labores burocráticas, relaciones sindicales, atención a riesgos, gestiones, entre tantas cosas más.

El universo del trabajo docente es infinito. Nunca se acaba: empieza en la escuela, sigue en la casa, invade la familia, los recreos, los domingos y días festivos; es tan demandante que ya no se sabe -como dicen las maestras- dónde termina o cuándo acabará. Además, se ha normalizado tanto que no se cuestiona, si acaso solo una parte, como aumento de requerimientos administrativos al magisterio. Nada más. Es lo que se ve, lo que se siente, incluso lo que se dice y se demanda.

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CUADERNO DE BATALLA 5

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