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Embarazos, aborto y pobreza

Por: Jorge Ossona

Para ser fructífero y productivo, el debate sobre la despenalización del aborto debe despojarse de prejuicios distorsivos y aprovecharse para comprender un poco más algunas problemáticas sociales con las que suele relacionárselo. Es el caso de los embarazos adolescentes en los mundos de la pobreza.

Se habla de miles de niñas, adolescentes y mujeres obligadas a concebir hijos en contra de su voluntad o a abortar clandestinamente en condiciones sanitarias que pueden costarles la vida. También, de los consiguientes hijos malnutridos y con capacidades cognitivas y de aprendizaje disminuidas. Veladamente, se plantea al aborto legal como solución alineada con los deseos de esas jóvenes. El panorama en villas y asentamientos, sin embargo, desmiente esos supuestos y plantea realidades más complejas.

Es cierto que la edad promedio de las primerizas oscila entre los quince y los dieciocho años. Pero a partir de entonces, las jóvenes ya no se reconocen como adolescentes sino como mujeres. Es más, una chica de veintiuno que aún no tiene descendencia suscita la sospecha de la infertilidad; un fantasma vivido con particular dramatismo por mujeres cuya única respetabilidad en un entorno patriarcal lo constituye la maternidad.

Tampoco es cierto que sea la ignorancia sobre los métodos anticonceptivos el motivo de tales embarazos. Los conocen muy bien a raíz de su difusión en escuelas y campañas preventivas estatales administradas desde centros comunitarios. Pero su uso queda siempre supeditado a la decisión autoritaria de sus parejas que, en la mayoría de los casos, los descartan en procura de una sensualidad más intensa.

Los embarazos consiguientes no son tampoco el producto de una planificación; pero sí una probabilidad deseada por la mayoría. Y ello tiene que ver con toda una serie de valores del nuevo y aún poco conocido mundo de la marginalidad. Durante los últimos cuarenta años, villas y asentamientos se han convertido en ámbitos de una sociabilidad cuya intensidad es correlativa a los procesos de desafiliación respecto del trabajo y la educación. Los empleos precarios o inexistentes, el hacinamiento habitacional y la deserción escolar han minado las concepciones temporales de la sociedad integrada.

Las ideas de futuro han sido sustituidas por el fatalismo de un presente continuo concentrado en la supervivencia cotidiana. Muchos padres insisten en la escolarización de sus hijos; pero otros la descalifican.

En el caso de las chicas, para que se acometan a la ayuda en el cuidado y la asistencia de madres y parientes. La falta de proyectos alternativos las sume en una rutina de aburrimiento y subordinación a los mandatos familiares. Quedar embarazadas les supone la posibilidad de salir del tedio, de las sujeciones abusivas, y de los peligros de parientes y vecinos acechantes.

Automáticamente, ganan respetabilidad; devienen en protagonistas y no meras auxiliares solidarias. La maternidad les confiere así una suerte de afirmación personal e incluso su ciudadanía por el acceso a nuevos derechos.

Su efecto demostrativo cunde; y es imitado por pares ansiosas de acceder también al cambio de estatus. ¿Reafirmación conservadora o versión local de una rebelión anti patriarcal? Una discusión importante que supera los límites de este diagnóstico.

Una vez concebidos sus bebés, son alojadas en sus propios hogares o en el de padres que asumen sus responsabilidades; casi siempre otro joven un poco mayor que ellas. Otros –no pocos- se desentienden y se alejan transitoriamente del barrio por miedo a las represalias de parientes “deshonrados”.

El deseo de formar una familia es percibido con cierto escepticismo habida cuenta del carácter volátil que le confieren a las relaciones de pareja, y del escaso compromiso paternal tanto en los cuidados del embarazo como en los de la crianza. Muchas conforman verdaderas comunidades de madres solteras junto con sus propias progenitoras, hermanas, primas y tías que se asisten recíprocamente y contribuyen mediante distintas changas a su fondo de subsistencia.

La imposibilidad de trabajos estables las convierte en candidatas ideales para la especulación de la política clientelar que les suministra subsidios sin otra contraprestación laboral que la de asistir con sus hijos a movilizaciones exigidas por las organizaciones sociales que las usan para disuadir eventuales represiones. Un espectáculo, por lo demás, prácticamente naturalizado en piquetes y cortes de rutas y avenidas.

El aborto casi nunca se halla en el horizonte de sus expectativas, por considerarlo contradictorios con su aspiración de devenir en madres lo antes posible. Tampoco en el de sus padres o parientes por razones religiosas o culturales. No son los abortos clandestinos, entonces, los que explican la elevada mortalidad de los jóvenes carenciados en general sino otras causas que requieren también de incisivas políticas públicas. Aclararlo, tal vez contribuya a habilitar un debate maduro sin conmiseraciones especulativas “pobristas” o pseudo-progresistas y abrir cauce a otros de gravedad equivalente.

Fuente: https://www.clarin.com/opinion/embarazos-aborto-pobreza_0_rkwaVZnsM.html

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El humanismo pedagógico de María Montessori

Por: Fran Rodgue

Una mujer avanzada a su tiempo que entendió la necesidad de establecer un método educativo centrado en el perfeccionamiento y potenciación de las características individuales y sociales del ser humano.

Educadora, científica, médica, filósofa, psiquiatra, psicóloga, católica, feminista y, sobretodo, humanista. Nacida el 31 de agosto de 1870 en la provincia italiana de Ancona, Montessori se crió en el seno de una familia burguesa donde destacó desde muy pequeña por desarrollar un aprendizaje significativamente más rápido que el resto de menores de su edad. Esto le llevó a estudiar ingeniería a los 14 años, siendo esta una formación muy alejada de la que era la máxima aspiración de la mujer en la época: La docencia.

María Montessori en 1896. Fuente: Montessoricr
María Montessori en 1896. Fuente: Montessoricr

       En 1896, María presentó su tesis a un grupo de diez hombres, los cuales quedaron impresionados por su trabajo, lo que motivó su graduación como la primera mujer médico de Italia. Además, se convirtió en 1901 en directora de una clínica psiquiátrica asociada a la Universidad de Roma. Igualmente, se formó en contenidos antropológicos y filosóficos, elementos esenciales que impulsaron su interés hacia la psicología.

A consecuencia de un desamor, se afilió al movimiento feminista italiano, representándolo al mismo nivel, nacional e internacional, en los Congresos de Berlín (1896), y Londres (1899).

Montessori se apoyó en los trabajos de dos médicos franceses: Jean Itard (1774-1838), padre de la nueva pedagogía, y Eduardo Séguin (1812-1880), el cual investigó las causas de las deficiencias mentales. A través del estudio de ambos investigadores, llegó a entender la importancia que suponía la observación sistemática y la investigación científica de los niños como la mejor manera de entender el patrón de desarrollo bio-psico-social y su influencia en la construcción de la personalidad y el conocimiento que estos tenían del mundo.

Igualmente, podemos destacar la figura del pedagogo suizo Pestalozzi (1746-1827), el cual constituyó un sistema didáctico apoyado en la inteligencia. Para dicho autor, la mejor manera de alcanzar el conocimiento era a través de las propias experiencias de los niños, y sobre todo, estableciendo una educación más democrática.

El método Montessori tiene como bases fundamentales la necesidad de respetar a los niños y sus capacidades de aprendizaje. Considerados como la esperanza de la humanidad, entendía que a través de la libertad en los primeros años del desarrollo psicosocial, el niño llegaría a convertirse en un adulto con capacidad de hacer frente a los problemas de la vida. Para ello, diseñó un programa pedagógico integral que cubría todas las áreas temáticas  (matemáticas, lengua, ciencias, historia, literatura, arte o música) abarcando desde los 0 hasta los 18 años.

Principios como la libertad, la creatividad, el pensamiento y el movimiento, la recompensa interna, el contexto, los iguales, el orden psicosocial o la interacción maestro-alumno, se constituyen hoy en día como las bases fundamentales de la pedagogía humanista de María Montessori. 

Montessori visitando una de las escuelas que aplicaban su método. Fuente: lateladicarlotta
Montessori visitando una de las escuelas que aplicaban su método. Fuente: lateladicarlotta

A principios del siglo XX viajó a Estados Unidos y conoció a Alexander Graham Bell y a su esposa, quienes fundaron la Asociación Educativa Montessori en Washington. Igualmente, en 1929 se inauguró la Asociación Montessori Internacional en Ámsterdam, en 1938 el Centro de Entrenamiento Montessori, también en Holanda y en 1947 un Centro de Pedagogía Montessori en Londres.

El régimen de Mussolini le concedió la distinción de miembro honorario por sus investigaciones en los campos de la pedagogía y la psicología. A pesar de ello, en 1933 se vio obligada al exilio, pues se clausuraron sus escuelas por unas declaraciones contrarias a la dictadura. Montessori entendía que el fascismo solo buscaba «formar a la juventud según sus modelos brutales, convirtiéndolos en pequeños soldados». Se instaló en Barcelona durante unos años, hasta que tuvo que partir de nuevo como consecuencia del comienzo de la Guerra Civil española. Desde 1936 a 1947 se estableció en Holanda, donde siguió profesando sus conocimientos pedagógicos y la importancia de establecer una educación centrada en las necesidades del niño.

En 1947 regresó a Italia para ayudar en la reorganización de las escuelas, incorporándose de nuevo a la Universidad de Roma. La idea de que los niños son sus propios mentores y que necesitan de un sistema educativo libre y democrático que les permita escoger aquellas opciones que mejor se adapten a sus necesidades, sirvió para que Montessori luchara por reformar la metodología y psicología de la educación.

En 1949 decidió establecerse definitivamente en Ámsterdam, publicando ese mismo año el libro “The Aborbent Mind”. Asimismo, publicó diversos textos que recogían las experiencias a través de sus métodos de enseñanza, entre los que destacan “El método Montessori, “El niño en la familia”, “Paz y Educación” o “Antropología pedagógica”, entre otros. Fue nominada tres veces al Premio Nobel de la Paz (1949, 1950 y 1951), y nombrada Doctora Honoris Causa por la Universidad de Ámsterdam.

María Montessori murió en Holanda el 6 de Mayo de 1951 a la edad de 81 años, convirtiéndose en una de las figuras más representativas de la pedagogía activa de la historia.

Fuente: https://www.vavel.com/es/historia/2018/04/24/905946-el-humanismo-pedagogico-de-maria-montessori.html

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Proceso de aprendizaje autodirigido para estudiantes de ingeniería del TecNM que optan por el curso ordinario semipresencial

Por: Flavio de Castillo

Resumen

La Andragogía busca la libertad del adulto en situación de aprendizaje y por consecuencia su autorrealización, de tal manera que en los procesos formativos el adulto se desempeñe efectiva e independientemente y que tienda a la independencia de su aprendizaje. Para esto, Knowles en 1975 escribió un libro titulado “Self-Directed Learning” (aprendizaje autodirigido) y que, en 1993, Brockett e Hiemstra complementaron las ideas de Knowles con su libro “El aprendizaje autodirigido en la educación de adultos”. Ambos textos dan el soporte teórico para la propuesta planteada de aprendizaje autodirigido para la opción de cursos ordinarios semipresenciales para estudiantes de nivel licenciatura -adultos jóvenes- en cualquiera de los 260 planteles del Tecnológico Nacional de México.

Palabras clave: Aprendizaje autodirigido, Andragogía, Cursos ordinarios semipresenciales.

Introducción
La opción de examen global o curso ordinario semipresencial ha existido por décadas en los 260 planteles que conforman el actual Tecnológico Nacional de México, sin embargo, es una opción que a pesar de su valía, poca atención se le ha dado, de tal manera que existe por la parte docente un desconocimiento acerca de la manera de implementarlo en sus cursos, por otra parte, los estudiantes que por diferentes circunstancias han optado por esta opción han recibido la responsabilidad absoluta de su proceso de aprendizaje siendo en consecuencia que el plantel, carrera y docente se deslindan del proceso de aprendizaje de ellos.
En el presente artículo se busca aportar una alternativa que permita a los estudiantes afrontar en mejores condiciones su aprendizaje e involucrando a los docentes en donde ellos imparten la materia en cuestión, esta propuesta se basa en el aprendizaje autodirigido desde una perspectiva andragógica.

Desarrollo
En los 260 planteles que conforman el Tecnológico Nacional de México (TecNM), los estudiantes de educación superior regulares -los que no tienen materias reprobadas-, seleccionan en conjunto con su Coordinador las materias que cursará para el siguiente semestre, donde quizá por incompatibilidad de horarios por diferentes motivos y con el fin de no retrasar el avance de sus materias, optan por llevar su materia en la modalidad de curso ordinario semipresencial, lo que antes se conocía como “examen global”.
Según el TecNM (2015), “es la forma (es decir, la modalidad) que el estudiante puede acreditar el curso ordinario, sin asistir de manera regular (actividad semipresencial), que le permita mostrar el alcance de las competencias establecidas en el programa de la asignatura” (p. 38), lo peor que le puede suceder es que repruebe y, por consiguiente, solicite ahora su asignatura en curso de repetición,
Esta opción con un nombre u otro, ha existido por décadas en el sistema tecnológico del país, sin embargo, el estudiante desde el momento que le “cargan” -autorizan- la materia comienza por una parte la responsabilidad del estudiante por su materia y por consecuencia el deslinde por parte del plantel de la misma al 100%, sin embargo, pocos son los casos de éxito de los estudiantes que saben qué hacer para solventar este compromiso, la mayoría tiende a desentenderse de la materia y días previos a la evaluación correspondiente -como sucede en la modalidad ordinaria- se ponen a estudiar invirtiendo muchas horas y desesperándose en ocasiones provocando decisiones incorrectas como desertar. El presente artículo intentará cubrir ese vacío académico que se produce con los cursos ordinarios semipresenciales.
Por otra parte, a los docentes se les asigna las materias y que los grupos respectivos se irán conformando de acuerdo en la selección de los estudiantes de materias-horarios, por lo que los estudiantes tanto regulares como irregulares -los que reprobaron materias y aún no las acreditan-, todos ellos serán los que estén asistiendo a los cursos bajo la modalidad de escolarizado, esto significa que deberá asistir al menos a un 80% de sus sesiones de clases en el salón designado para cada grupo, mismos que están identificados por la carrera, semestre y ordenados alfabéticamente, por ejemplo, los de Ingeniería en Informática de sexto semestre que son dos grupos serían: I6A e I6B y así es para todas las carreras que se ofertan en cada plantel, se puede entender como una nomenclatura oficial en todo el sistema tecnológico del país.
Con base en lo antes planteado, es conveniente considerar que el estudiante trae hasta el inicio de su carrera una experiencia de 12 años -partiendo desde primaria- como tal y que en dichos años ha sido sometido a procesos de enseñanza-aprendizaje, en donde seguramente -en la mayoría de casos- ha sido formado más por el proceso de enseñanza que por el de aprendizaje porque deberá tener un porcentaje de la mitad hacia arriba de dependencia del docente para que aprenda, en palabras de Knowles (1975), él mencionó que “es un hecho trágico el que la mayoría de nosotros sabemos sólo lo que nos han enseñado; no hemos aprendido cómo aprender…” (p. 3).
Asimismo, por otra parte, el docente al no tener en la lista a uno o varios estudiantes que están en la opción de curso ordinario semipresencial o que estén pero que no vayan, con el pasar de las sesiones se olvidarán de ellos y para algunos colegas, esto sea mejor porque implica menos trabajo, sin embargo, estamos olvidando que la función sustantiva de un facilitador es promover el aprendizaje de sus estudiantes y como responsable del curso atenderá ahora a los que están presencialmente y a los que están en la modalidad semipresencial, por lo que se puede anticipar es que los docentes hasta la fecha no han recibido procedimiento alguno para tal curso, porque no existe, a pesar que es una excelente opción para que los estudiantes continúen con su formación académica hay aún vacío académico al respecto.
Ante tal circunstancia y como una aproximación a la posible solución, se plantea el uso del aprendizaje autodirigido para atender lo que se ha planteado anteriormente. Se procederá a desarrollar la idea desde el aprendizaje autodirigido indicando en primer lugar que el aprendizaje autodirigido (AA) “está más en sintonía con nuestros procesos psicológicos que van cambiando con nuestra edad y que con la madurez que se va adquiriendo se obtiene mayor responsabilidad” (Castillo, 2018, p. 141) y aunque los modelos están centrados en el aprendizaje en la realidad se continúa enfatizando el proceso de enseñanza y por consecuencia se consolida una dependencia con el facilitador.
El Aprendizaje Autodirigido podría definirse como el “proceso por el cual los individuos toman la iniciativa, con o sin la ayuda de otros, en diagnosticar sus necesidades de aprendizaje, formular sus metas de aprendizaje, identificar los recursos humanos y materiales para aprender…” (Knowles, 1975, p. 4). Según Brockett (1983) citado por Brockett e Hiemstra (1993), el aprendizaje autodirigido “…se refiere a las actividades en las que el estudiante individual asume la responsabilidad primaria en la planificación, realización y evaluación de una empresa de aprendizaje” (p. 42). En la siguiente tabla, se puede apreciar las diferencias entre el aprendizaje dirigido y el aprendizaje autodirigido.

Tabla 1
Aprendizaje dirigido y autodirigido.
SUPUESTOS
SOBRE DIRIGIDO POR EL PROFESOR AUTODIRIGIDO
Concepto de aprendiz Personalidad dependiente. Organismo autodirigido crecientemente.
Papel de las experiencias de aprendizaje Tienden a acumularse más que a utilizarse. Un recurso valioso para el aprendizaje.

Tabla 1
Aprendizaje dirigido y autodirigido (continuación).
SUPUESTOS
SOBRE DIRIGIDO POR EL PROFESOR AUTODIRIGIDO
Disposición para aprender Varía con los niveles de madurez. Se desarrolla a partir de las tareas y problemas de la vida.
Orientación hacia el aprendizaje Centrado en el contenido. Centrado en tareas y en problemas.
Motivación Recompensas y castigos externos. Curiosidad e incentivos internos.
Notas: Fuente: Knowles, 1975, p. 8.

En un proceso formativo con enfoque andragógico, ¿quién o quiénes podrían ser candidatos idóneos para que aplique el aprendizaje autodirigido?, la respuesta es muy simple: todos, sin embargo, es deber del facilitador explicar de qué manera se puede hacer uso del aprendizaje autodirigido, qué conlleva y el o los que deseen podrán trabajar así, ¿eso implica que se retiran del aula?, no, hay que recordar que el trabajar con aprendizaje autodirigido no implica aislamiento, al contrario, es cuando se amplían las fuentes a consultar. En la siguiente figura se muestra cómo sería el proceso del AA.

Figura 1. Proceso del Aprendizaje Autodirigido (AA). Fuente: Castillo, 2018, p. 146.

El formato denominado «Contrato de Aprendizaje Autodirigido” (ver figura 2) conlleva elementos del formato andragógico conocido como contrato de aprendizaje (Castillo, 2018, p. 133). Al inicio llevará los datos generales del proceso formativo y del participante, del lado izquierdo, en los dos primeros cuadros, se transcribirá del programa oficial el tema y sus respectivos subtemas a abordarse, posteriormente se enunciará el objetivo de aprendizaje. De la parte central y hacia la derecha se encuentran varias filas para que el estudiante indique cuál o cuáles serán las evidencias de aprendizaje que presentará en la fecha indicada, el porcentaje que valdrá cada evidencia y sus respectivos criterios. Al final del lado izquierdo, se indicará los días para su seguimiento y asesorías y se finaliza con las firmas tanto del participante como del facilitador.
El facilitador se vuelve un proveedor de recursos, conocimientos y experiencias, asimismo, es quién conduce en sus primeros pasos en este tipo de aprendizaje. Por lo que el facilitador, de las cosas que puede hacer en el acompañamiento son:
⦁ Proporcionar información sobre diferentes tópicos a través de conferencias, tutoriales en videos y audios.
⦁ Dar la retroalimentación a los sucesivos proyectos del plan o acuerdo de aprendizaje de cada participante.
⦁ Ser un vínculo basado en los proyectos de aprendizaje de sus participantes con expertos de los tópicos que sean necesarios.
⦁ Servir de fuente de evaluación de los logros del participante tanto a lo largo de la experiencia de aprendizaje como en su conclusión (Brocket e Hiemstra, 1993).

Figura 2. Contrato de Aprendizaje Autodirigido.

Y todo esto considerando en un ciclo de mejora continua de tal manera que cada avance se vaya perfeccionando el proceso de autodirección. La propuesta en concreto para atender los cursos ordinarios semipresenciales podría suceder así:
⦁ El estudiante se presentará con el facilitador -de preferencia en la primera sesión- o posteriormente en horas de atención en su cubículo, para conocer el contenido y logística del curso, entre ellas las fechas de evaluaciones.
⦁ El estudiante elaborará su contrato de aprendizaje autodirigido para la primera unidad o tema con los datos antes mencionados y así se repetirá el ciclo para cada tema o unidad. Le entregará una copia al facilitador previo acuerdo de fechas de seguimiento.
⦁ El facilitador evaluará al estudiante del curso ordinario semipresencial para cada una de las unidades o temas. Los periodos de recuperación serán para modalidades presenciales y semipresenciales de manera indistinta.

Referencias
Brocket, R. e Hiemstra, R. (1993). El aprendizaje autodirigido en la educación de adultos. Perspectivas teóricas, prácticas y de investigación. España: Paidós.
Castillo, F. (2018). Andragogía. Procesos Formativos entre Adultos. 2ª Ed. México: Carteles Editores.
Knowles, M. (1975). Self-directed learning. New York: Cambridge Books Company.
Tecnológico Nacional de México (2015). Manual de Lineamientos Académicos-Administrativos del Tecnológico Nacional de México. México: autor.

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La educación dispareja

Por: Manuel Gil Antón

En nuestro país, 22 de cada 100 habitantes no viven en pobreza, ni corren riesgo de hacerlo. Muy pocos. Ubicados oficialmente en la casilla de los pobres hallamos a 44% (8 y 36% en condición extrema o moderada, respectivamente). Son el doble. Y 34 por centena son vulnerables —en peligro de serlo— ya sea por carencias en el ejercicio de derechos sociales, o al superar apenas, por muy pocos pesos, la línea de la pobreza de ingresos.

En la tablita. Esta situación no es pareja entre estados: Veracruz, Guerrero, Oaxaca y Chiapas tienen a más de 30% en el grupo de ingresos más bajos; Nuevo León, nuestras dos Californias, la Ciudad de México, Quintana Roo y Sonora muestran el mismo porcentaje, pero en la quinta parte de la población con mayores ingresos. Alto contraste.

Otro dato que cala: e l 10% más rico concentra 62 centavos por peso del Ingreso Corriente Total, mientras su opuesto, el más bajo, no alanza ni medio centavo: 0.4. Dicen los expertos, luego de exponer las cifras anteriores: “Las condiciones contextuales y familiares tienen un fuerte peso en la explicación de las diferencias en el acceso y la permanencia en la escuela y el logro educativo”.

¿Evidencia? Entre 2010 y 2015 el analfabetismo disminuyó de 6.9 a 5.5% de los mayores de 14 años, pero si se es hablante de una lengua indígena se multiplica por más de cuatro: 23% (4.2 si no se es); si se vive con alta marginación sube a 19% (2.8 en el polo opuesto) y cuando la persona que ocupa la jefatura del hogar carece de escolaridad, la incapacidad de “leer o escribir un recado” llega a 35%, mas si tuvo acceso a la educación obligatoria completa, o a nivel superior, casi no existe: 0.5 y 0.3.

En 2016, el promedio de escolaridad nacional equivalía a terminar la secundaria. En el sector más pobre se reduce a culminar la primaria, y el mejor avituallado rebasa la prepa. Tres años para abajo o para arriba según se (mal) distribuye el ingreso. En ese mismo año, el segmento de población de 30 a 34 años con “al menos educación superior” alcanzó al 19%: en el quintil con menores ingresos eran 2.2, y en el más alto 52%. Inmensa distancia. ¿En qué año alcanzarán los mexicanos, en promedio, 12 años de escolaridad? La pregunta es importante, pues implica saber cuándo se logrará una cobertura promedio equivalente a la educación obligatoria que, en pocos años, habrá de incluir a la media superior. Depende.

El grupo que no habla una lengua indígena en 2035, y el que tiene este rasgo lo hará hasta 2050. Quince años después. Al país lo cuartea la desigualdad. Y la distribución de los bienes y servicios educativos ahonda la grieta: en 2013, 12 de cada 100 planteles de preescolar no tenían baño. Inaceptable, es cierto, sobre todo si se distingue a los planteles generales, con el 5%, de los indígenas y comunitarios: 23 y 21 es el porcentaje respectivo. La ausencia de este servicio elemental, en primaria, se acerca a una de cada 10 escuelas: de nuevo, si son indígenas o comunitarias, es mucho mayor: una cuarta parte del total.

Nada más una de cada 100 secundarias generales carece de sanitarios y, en contraste, 22 de las comunitarias. En las primarias privadas, 85% tienen al menos una computadora; en las públicas generales 43%, y en las indígenas y comunitarias solo 16 y 2% en el mismo orden. ¿Cuál es el mobiliario más básico en una escuela? Mesabancos o pupitres, al menos sillas, para los alumnos: en una quinta parte de las escuelas para los pobres e indígenas no existen. Estos datos provienen del Informe 2018 que ha publicado el INEE. ¿Quién se hace cargo de este desastre sesgado por la injusticia? ¿No hay responsables? ¿No hay Evaluación del Desempeño que aplicar a los gobiernos? No.

Hay que mirar al futuro, dicen, no al pasado. Estamos frente a otra arista de la impunidad. Sin pudor: sin-vergüenza(s).

Fuente del Artículo:

La educación dispareja

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Educación para cuidar el planeta: de los buses diésel a la bicicleta

Por: Ángel Pérez Martínez

Cuando reclamamos una educación pertinente y que enseñe a pensar de manera crítica estamos afirmando que requerimos generar en los seres humanos conocimiento y desarrollo que lleven a que nuestras reflexiones y toma de decisiones se basen en esencia en la protección de la vida humana y del medio ambiente.

Hoy existe evidencia de que los vehículos a motor basados en derivados del petróleo contaminan y matan. La respuesta no podría ser otra: los gobiernos y la sociedad tienen la responsabilidad de premiar, incentivar y hasta obligar a que productores y usuarios de los vehículos empiecen a utilizar energías limpias. En el caso de Bogotá y de otras ciudades cuando se discute ¿cómo serán las características de los buses de transporte público en los próximos 10 años?, para los ciudadanos debería ser inaceptable que se propusiera seguir usando diésel. Causa desazón que este tema solo parece interesar a algunos políticos, académicos y especialistas en transporte; requerimos involucrar a todos los ciudadanos en estas discusiones.

La sociedad debe entender que el uso de los vehículos a motor supone altos costos en términos de salud, medio ambiente y tiempo de desplazamiento, costos que alguien debe pagar. En la propuesta de construir ciudades que utilicen energías limpias sobresale el uso de la bicicleta como una decisión de transporte inteligente que cuida la vida y la tierra. El uso de la bicicleta conlleva un ahorro para la sociedad.

Luego un reto de los sistemas educativos, pertinentes al entorno y al desarrollo del territorio, debería ser que la sociedad reflexione y reconozca los beneficios que tiene para la calidad de vida de los seres humanos el uso de energías limpias, además, saludables, como la bici.

Un primer paso es aprender a admirar, a reconocer y a poner de ejemplo a quienes se bajan del carro y se montan en una bicicleta. Esta es una decisión vital que toman seres humanos reflexivos para cuidar la vida y luchar contra el cambio climático. Existe amplia evidencia para afirmar que la bicicleta es silenciosa, no contamina, ayuda a la salud, predispone al trabajo y a la solidaridad y es un medio de transporte barato.

Sin embargo, en la sociedad colombiana el estatus del automóvil prima; basta mirar qué ocurre en los parqueaderos de los centros comerciales, de conjuntos residenciales y de las empresas. A la bicicleta se le arruma, el carro se cuida. El espacio en las vías es generoso para el automóvil, el carro pita y todos nos tenemos que hacernos a un lado. Sin olvidar los pueblos enteros en Colombia donde la moto manda, sin ningún tipo de orden y control; allí no hay otro medio de transporte público, el uso de la bicicleta es limitado y se restringe a los más pobres.

La Secretaría de Salud de México sostiene que “estudios científicos específicos sobre el uso de la bicicleta han demostrado beneficios para la salud. Por ejemplo, se ha encontrado que andar en bici mejora el estado físico, la salud respiratoria y del corazón. Entre los adultos mayores, el ciclismo parece reducir el riesgo de caídas al mejorar el balance y la función de las piernas. Además, en lugares como los Países Bajos, se estima que el ciclismo evita alrededor de 6,500 muertes cada año y aumenta medio año la esperanza de vida, con las ganancias para la economía que eso representa”

Dados los indudables beneficios de la bicicleta, la escuela, la familia, la sociedad y el Estado estamos frente a la pregunta: ¿cómo lograr que los ciudadanos de manera reflexiva usen la bicicleta como medio de transporte y en caso de que no la usen respeten y protejan a quienes toman tan extraordinaria decisión, además de apoyar la reconstrucción de las ciudades y caminos para su uso? ¡No rotundo al trasporte público que contamine!.

Tranquilos, no todo es malo, me enorgullece comentar los logros de Bogotá en el uso de la bicicleta. Según la Secretaría de Movilidad estamos cercanos a los 500 kilómetros de ciclo rutas, por donde transitan ciclistas con seguridad y protegidos de motos, carros, buses y camiones. Emociona ver a miles de personas transitando en bicicleta, la alcaldía sostiene que el 8 por ciento y que en 15 años habrá más ciudadanos en biciceta que en carro. Soy usuario de la bici y reconozco que cada vez más en los cruces y otros sitios de la Ciudad, quienes conducen vehículos a motor empiezan a respetar a quienes utilizamos este medio de transporte. Además, la Secretaría de Educación de Bogotá destaca entre sus logros que: “cada día más de 6.000 estudiantes de sistema educativo oficial van al colegio en bicicleta”.

Por último, el ciclista merece toda clase de consideraciones, pero de manera especial que se reconozca su vulnerabilidad frente a toda clase de vehículos y motos, así como de los pillos. A futuro la legislación debe considerar que atacar o maltratar a un ciclista es un gran atento contra la sociedad. Según RCN, en 2017 se robaron más de 3.300 bicicletas en Bogotá, este año ya van más de 1.000, ¡no hay derecho!

Los buses, camiones y vehículos con motores diésel también matan a los ciclistas, sin atropellarlos.  Invito a seguir en la lucha, a caminar un poco más, a usar la bici y a bajarnos del carro particular, hasta donde eso sea posible y la seguridad lo permita. Al final, la bici ganará.

Fuente del Artículo:

https://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/educacion-para-cuidar-el-planeta-por-angel-perez/257599

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Leer en voz alta, herramienta para el fomento de la lectura

Por: Pablo Gutiérrez del Álamo

Mejora el desarrollo del lenguaje, la formación de imágenes mentales, la capacidad expresiva, la comprensión de las palabras. Pero también, y fundamentalmente, actúa en aspectos emocionales relacionados con los libros.

Daniel Pennac ya lo decía en su libro Como una novela. Describía muchos momentos en los que la lectura en voz alta, sobre todo con adolescentes, se convertía en un ritual que podían desarrollar las familias, para aumentar su interés por la lectura, por los libros.

Desde el sistema educativo, también desde las familias, se enseña a las criaturas a leer, y cuando han adquirido los rudimentos más básicos de esta difícil tarea, se les deja a su suerte. Ya no se les lee en voz alta porque ya saben leer. La lectura pasa de ser algo que se comparte en grupo, en familia, en un entorno cálido, a convertirse, en exclusiva, en algo privado.

Pero siempre hay excepciones. Son muchas las asociaciones y grupos de personas las que dedican esfuerzos a la lectura en voz alta.

Una de estas entidades está en Granada y se llama Entrelibros. Es una asociación presidida por Juan Mata, en colaboración con Andrea Villarrubia, la vicepresidenta. Contactamos con los dos vía correo para hablar de la importancia de la lectura en voz alta.

“La lectura en voz alta en los primeros años de vida tiene consecuencias emocionales y cognitivas de extraordinaria importancia”, aseguran. En primer lugar, es el primer acercamiento que tienen niñas y niños a los libros, a través de sus familias, cuando les leen cuentos. También en las escuelas infantiles. Esto hace que las criaturas entiendan “ la lectura como una demostración de cariño y protección”.

“Pero, continúan, además de los aspectos emocionales, de los momentos de intimidad y afecto que se crean entre quienes leen y escuchan, la lectura en voz alta también tiene que ver con aspectos cognitivos, como el desarrollo del lenguaje, la formación de imágenes mentales, la capacidad expresiva, la comprensión de las palabras…”.

La lectura en voz alta, en cualquier caso, no solo tiene importantes consecuencias en los primeros años de vida; también más adelante. Aunque diferentes, claro.

No es cosa de niños

¿La lectura en voz alta es cosa de niños, de niñas? “En absoluto”. Aunque es clave en la primera infancia. “ Los beneficios son extensibles a otras edades. ¿Por qué privar a adolescentes, jóvenes o mayores del placer de escuchar un poema o un relato leído por un amigo, una madre, un profesor, una escritora? Todos hemos conocido ese placer y deseamos repetirlo”.

Desde su punto de vista, con toda la carga de la experiencia, aseguran que, además de poder facilitar el acercamiento a la lectura con una perpectiva más “cariñosa”, más amable, esta lectura en voz alta puede significar la diferencia entre entender un texto o no hacerlo. “Cuántas veces hemos visto que un poema, por ejemplo, adquiría de pronto sentido al escucharlo en boca de alguien, mientras que al leerlo en silencio apenas había sido comprendido”. “Y eso sin olvidar los rasgos emocionales que conlleva esa actividad”, insisten.

Con estos mimbres, claro, consideran que la lectura en voz alta es una herramienta importantísima en el fomento de la lectura en general. “A nuestro juicio es uno de los medios más eficaces, si no el que más, para estimular el deseo de leer. La voz de una lectora o un lector expertos presentando un libro, bien sea en las aulas, en los hogares o en las bibliotecas, despierta el deseo de leerlo. Los libros se hacen así atractivos y comprensibles. Es un modo además de darles un significado emocional”.

Además, sirve no solo para aquellas personas a las que les gusta leer, como forma de engancharse a algún libro en concreto. “La lectura en voz alta es inclusiva y puede contribuir a que quienes rechazan rotundamente la lectura participen en una experiencia lectora. No hay por qué excluir a los no lectores de los valores de la literatura, de modo que la lectura en voz alta de un texto puede ayudarles a sentirse implicados”.

Según las estadísticas a partir de los 15 años es cuando se vive la mayor deserción de lectoras y lectores. Hasta el punto que en la edad adulta la mitad de la población no abre un libro nunca. Una buena estrategia, precisamente, para reducir este desenganche bien podría pasar por la lectura en voz alta con chicas y chicas en estas edades.

“Contrariamente a lo que se suele pensar, también los adolescentes se sienten interesados por esa forma de relacionarse con los libros. La voz de un adulto puede ser la mejor manera de introducirlos en el mundo de la escritura literaria o filosófica”, aseguran estos dos expertos en el fomento de la lectura.

¿Y cómo elige uno los títulos? “Lo hacemos en función del grupo con el que vayamos a leer. Cada edad requiere un tipo diferente de libros. Por fortuna, hay libros o textos que pueden ser leídos a cualquier edad. Por ejemplo, los cuentos populares, los mitos clásicos o muchos álbumes ilustrados. Pero, en general, los libros que escogemos tienen en cuenta las características del grupo: edad, circunstancias, entorno, objetivo…”.

¿Y después?

Y esta lectura en alto no debe quedarse en eso solo. Tanto para Juan como para Andrea, los momentos posteriores son muy relevantes.

“Para nosotros son tan valiosos como la lectura en sí misma. Nos parece que la potencial conversación que los textos pueden generar tiene una gran significación”. Más si se piensa que realizan su labor en centros educativos, pero también en bibliotecas o en centros penitenciarios u hospitales.

“Los libros hacen hablar y nosotros procuramos que las emociones, los pensamientos, los recuerdos o los deseos fluyan con naturalidad. Por eso la cuidamos tanto. Nos parece fundamental prestar atención a las respuestas que los oyentes puedan dar al texto escuchado”.

Algo similar a lo que se hace, por ejemplo, desde el proyecto de comunidades de aprendizaje y sus tertulias literarias dialógicas. Cada persona lee en su casa un fragmento de una obra clave de la literatura y, después, en la tertulia, cada una pon en común qué ha sentido, qué le ha parecido o recordado el texto en cuestión. En una conversación en la que nadie ha de llevar la razón, simplemente se habla de las realidades personales de cada cual.

“Nos parece más relevante hablar a partir del libro que hablar del libro mismo”, aseguran Juan y Andrea sobre las conversaciones que se desarrollan tras la lectura.

Y en este sentido, es importante la figura de la persona que lee en alto. ¿Alguna característica concreta? “Una lectora o un lector con sensibilidad sabe que la lectura en voz alta es un modo de relacionarse afectivamente con otras personas, sean niños, adolescentes o ancianos, y que por lo tanto tienen que mostrarse atentos, afables, cuidadosos, receptivos, comprometidos… A partir de un libro pueden aflorar mundos íntimos por lo que se requiere una gran delicadeza para que todos se sientan confiados y comprendidos”.

Así que ya saben, no dejen de leer a otras personas en voz alta, sea cual sea la edad que tenga. Y, por supuesto, busquen a alguien que les lea en alto a ustedes también.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/04/24/leer-en-voz-alta-herramienta-para-el-fomento-de-la-lectura/

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Bebés y candidatos: el Pacto por la 1ª Infancia

Por. David Calderon

Aunque parezca una contradicción, en México vamos madurando en los temas referentes a la Primera Infancia. Ha sido un largo y trabajoso camino, pero en el último lustro se ha producido una notable convergencia entre los expertos en desarrollo, las organizaciones de incidencia en política pública, las fundaciones corporativas y los defensores de derechos de la infancia. Ese diálogo intenso ha decantado en multitud de programas y convenios de colaboración, que han cambiado el rostro del desarrollo integral en cuanto a promoción de la lactancia y del cuidado cariñoso y sensible, el aprendizaje con juego y la ruta integral de atenciones que corresponden a los menores de seis años, la rendición de cuentas sobre vacunación, la demanda sobre la calidad de la formación inicial y continua para los educadores de nivel preescolar.

El proyecto más reciente de este colectivo de asociaciones es la promoción de un Pacto Nacional por la Primera Infancia, en donde no sólo el impulso viene del núcleo de organizaciones ciudadanas, sino también de algunas instancias del Estado mexicano que han sabido sumarse, superando la tradicional resistencia de las autoridades mexicanas, grandes y pequeñas, que les gusta presumir como política de Estado de su autoría lo que les exigió durante años el frente de sociedad civil organizada.

El Pacto reúne las voluntades, el conocimiento experto y el prestigio de la experiencia en programas exitosos de todo corte –formación de familias en prácticas de crianza, voluntariado para asistir en estancias y guarderías, universalización de las mediciones de hitos del desarrollo de cero a cinco años-de más de 300 organizaciones, que cubren en conjunto todos los estados de la República. No es menor lograr el acuerdo en sociedad civil, y menos aún ceder al natural protagonismo que pudiera darse entre los cultivadores de grandes corrientes en el campo, desde (Plaza) Sésamo hasta Lego, desde Topaz hasta Un Kilo de Ayuda, desde la Comisión Nacional de Derechos Humanos hasta el Instituto Nacional de Salud Pública, desde Fundación Banorte hasta Fundación FEMSA, desde Save the Children hasta Mexicanos Primero.

El martes de esta semana, los cocreadores y apoyadores del Pacto se reunieron con 24 medios de comunicación para detallar el emplazamiento a los candidatos a la Presidencia. El Pacto también busca involucrar a las nueve gubernaturas que serán disputadas en julio próximo e incluso las más de mil 500 alcaldías, pero sin duda es crucial que haya un compromiso explícito de la persona que será la o el siguiente presidente de México.

Ahí explicamos que no se trata sólo de pedir la adhesión pública y comprometedora de los candidatos, ante la sociedad en general y con el testimonio de los medios de comunicación de mayor alcance, a unos principios abstractos. Los contenidos del Pacto son metas precisas y graduadas, a ser alcanzadas en los próximos seis años, en los aspectos clave de los derechos de los niños que requieren de protección especial y acción específica, las garantías para los casi 10 millones de niñas y niños que se encuentran en ese rango de edad año tras año.

Les estamos pidiendo que no sólo la o el próximo presidente se aboque a mitigar los efectos de los males que nos afectan, sino que priorice –como históricamente aún no se ha hecho- a ir a la raíz de las soluciones. Sin duda en los dos sexenios pasados hemos mejorado en los indicadores de derecho a la supervivencia de niñas y niños pequeños, pero aún estamos lejos de la calidad y consistencia requeridas para atender sus derechos al desarrollo o a la protección. La mayoría de los avances han sido dispersos, no siempre deliberados o al menos no planeados; y todo ello parte de que este grupo de la población que es –nunca mejor dicho- la base de la pirámide que suele no ser visible, y su atención para el ejercicio y restitución de derechos es un proceso no vigilado, no demandado, no disputado con energía.

Los adultos parece que siempre tienen tiempo: vamos mejorando, esto es lento, no cambian los indicadores de la noche a la mañana, dicen los funcionarios con frecuencia. Pareciera que el apremio es sólo de las y los niños; esta es su única infancia, y si no tiene la activación y resguardo, la interacción estimulante y el apoyo suficiente y equitativo, las generaciones de mexicanos serán incompletas, ya divididas y enfrentadas desde el inicio, promesa incumplida de su propia plenitud.

Por ello, estamos emplazando a que Margarita, Jaime, Ricardo, José Antonio y Andrés Manuel sean explícitos y puntuales. Que digan de frente al país y con todas sus letras que sí van a empezar por lo primero, y que además de comprometerse con las metas van a poner el dinero, las atribuciones de ley, los funcionarios, los planes y el mecanismo de información, monitoreo y rendición de cuentas que se necesita para saber que la suya no es una adhesión vacía y oportunista. Que podamos decir que bebés y candidatos sí se llevan, porque los segundos están al servicio de los primeros. Los bebés no votan, pero deben ser clave para definir la próxima elección.

Fuente del Artículo:

Bebés y candidatos: el Pacto por la 1ª Infancia

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