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Día Mundial de la Educación Ambiental

Por: José Luis Rodríguez R. | Aporrea

El 26 de Enero se celebra el Día Mundial de la Educación Ambiental (EA) vinculado al Seminario Internacional sobre ese tema, realizado en 1975, Belgrado, capital de Yugoslavia (ahora Serbia). En él, se concretaron los objetivos de esa educación; en cuanto, ayudar a las personas y grupos a que adquieran conciencia, conocimiento, actitud, aptitud, capacidad de evaluación y participación; para que comprendan la totalidad del ambiente, lo mejoren y lo protejan. Aquellos propósitos fueron fortalecidos por otro similar, en 1977, Tbilisi (Georgia). Esos eventos mundiales, representan dos, de los numerosos, sobre Educación y Ambiente, que se han llevado a cabo, desde 1972 en Estocolmo (Suecia) hasta el 2015 (COP21, Paris). Los cuales no han tenido mucho impacto en el buen comportamiento de muchos de los ciudadanos del mundo hacia la preservación de la madre Tierra. Por ejemplo, la problemática mundial (guerra, hambre, adicciones, contaminación, extinción de seres vivos y otros problemas) refleja la ausencia de esa educación. Un indicador de esa situación en Venezuela, lo representa la megaminería en las cuencas de los ríos Guasare y Socuy, al noroeste del Estado Zulia; el Arco Minero del Orinoco (AMO) en el escudo guayanés, donde van a participar 150 empresas mineras, de ellas son de 35 países. Por esa razón, esas regiones pueden considerarse como un ambiente antieducativo.

En el art. 34 de la Ley Orgánica del Ambiente (LOA) establece que «la EA tiene por objeto promover, generar, desarrollar y consolidar en los ciudadanos y ciudadanas conocimientos, aptitudes y actitudes para contribuir con la transformación de la sociedad, que se reflejará en alternativas de solución a los problemas socioambientales…»; ese cambio social, inducido por la educación, también está contemplado en el art. 102 de la Constitución. Dichos artículos, junto con los derechos ambientales constitucionales (arts: 127; 128 y 129) no se cumplen en la región guayanesa, porque la explotación de minerales está eliminando y fragmentando ecosistemas. Esa actividad se realiza para adquirir divisas que conduzca a resolver un problema social del país, el cual lo hará de manera temporal; lo que traerá como consecuencia, de modo permanente, la propagación de múltiples problemas ambientales (eliminación de flora y fauna, contaminación de aire, agua y suelo, desintegración cultural indígena y otros). Por ese motivo, se introdujo en el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) una demanda de nulidad contra el decreto 2.248 (Gaceta Oficial 40.855 del 24/2/2016), referido al AMO, que conlleve a su suspensión para que los ecosistemas del escudo guayanés continúen su ciclo evolutivo. Dicho recurso fue admitido por la Sala Política Administrativa de esa Institución, el 21 de junio de 2016; hasta ahora no hay decisión al respecto.

Por cierto, la EA toma en cuenta la complejidad del ambiente, la cual no se ha considerado en los ecosistemas donde se va a implantar el AMO; aquellos, desde el precámbrico (hace miles de millones de años), la madre Tierra ha venido tejiéndolos de instante a instante bajo la integración de tramas de relaciones de factores ambientales (ecológicos, económicos, éticos, estéticos, políticos, sociales, costumbres y otros). Menos aún, se han contemplado las secuelas que van a tener lugar, las intervenciones de esa megaminería en lo local, regional, nacional, internacional y planetario. Al respecto, Moreas (s/f) dice, «en verdad nos enfrentamos a tiempos inciertos y fluidos con herramientas intelectuales de otras épocas, de otros tiempos, en que se observaba la realidad como estable, homogénea y determinada»; es decir, que tenemos percepciones fragmentarias y deformadoras de la realidad. De esa complejidad ambiental, se han derivado muchas corrientes de EA; de ellas, Sauve (2004) ha descrito 15. Pero, el ambiente es un todo; por lo tanto, la educación debe ser una sola, sin apellido.

Así pues, se necesitan estudios complejos para realizar un apropiado diagnóstico de la situación ambiental de la región guayanesa, que permita diseñar un plan de ordenamiento ambiental de ella, lo cual requiere de equipos transdisciplinarios apoyados en diálogos de saberes (científicos, humanísticos, ecotecnológicos, tradicionales, vivenciales y otros) para aproximarse un poco, a una adecuada interpretación del comportamiento de los diferentes ecosistemas existentes en el escudo guayanés. Dicho plan es condición necesaria y suficiente para orientar los Estudios de Impacto Ambiental (EIA) de cada proyecto minero; los cuales, de llegarse a ejecutar, van a demostrar la inviabilidad de realizar los proyectos, por la alta sensibilidad natural y cultural de los ecosistemas. Al mismo tiempo, aquellos (EIA) mostrarían la gran inversión requerida para aplicar medidas en la rehabilitación de las zonas intervenidas, que posteriormente serían incompatibles con el resto de ecosistemas que pudieran salvarse de esa megaminería. En ese sentido, Moreas (s/f) expresa que para «cualquier ser humano le es difícil comprender el orden siendo parte del desorden».

Por otro lado, el AMO puede dar lugar a una crisis ambiental, que en cualquier momento podría asumir proporciones catastróficas, no sólo por la pérdida de la biodiversidad , la contaminación, agotamiento de minerales, … sino también por las contradicciones entre diversos actores (indígenas, campesinos, mineros, funcionarios, empresarios y otros), transformándose en conflictos permanentes. Lo anterior estaría sujeto a varias emergencias para las cuales no estamos preparados. Así que, con el deterioro de la madre Tierra, de la que somos parte, ocasionamos nuestra propia desaparición como especie. Por ese motivo, se necesita de una acción educativa para construir no para destruir.

Ante todo, la EA debe ser permanente para que la comunidad planetaria tome conciencia de la Tierra como un sistema ambiental; es decir, comprender las diversas relaciones que los humanos establecen entre sí y con la naturaleza hacia la preservación de la VIDA. Al respecto Morín y otros (2003, p122) dicen que «la misión de la educación es fortalecer las condiciones de posibilidad de la emergencia de una sociedad-mundo compuesta por ciudadanos protagonistas, consciente y críticamente comprometidos en la construcción de una civilización planetaria». De igual modo, Lacroix, M (1995, p10) cita que «la moral planetaria propone como valor ético fundamental la supervivencia de la especie humana la cual exige que todos los habitantes de la Tierra sin excepción aúnen sus fuerzas para asegurarla» , asimismo Capriles, Elías (2000, p7) afirma que «una Revolución Total que comience por la conciencia humana, se extienda a los paradigmas del conocimiento y transforme radicalmente la organización humana en los planos económico, social, político y ambiental» .

En síntesis, la Educación Ambiental no sólo es para trasmitir información que abunda en documentos (libros, revistas, informes,…), medios de comunicación social, buscadores de internet y otras fuentes; sino que tiene como objetivos principales: motivar, estimular en las personas a la toma de conciencia de valores de responsabilidad y compromiso para su evolución espiritual y autonomía; como también en la participación reflexiva, crítica, creativa e innovadora; en sincronía con los valores de solidaridad y comunicación para fortalecer la organización social y la compresión holística de la realidad: Todo ello, con el fin de aplicar con propiedad los conocimientos y sabidurías en los instrumentos de planificación (políticas, planes, programas, proyectos), con el propósito de transformar la sociedad hacia el mejoramiento (solución de problemas) y protección (prevención de problemas) del ambiente, para una mayor convivencia con otros seres vivos y en armonía con la dinámica de la Madre Tierra, que permita mantener la especie humana por mucho tiempo.

Referencias

1.Capriles, Elías (2000). La crisis ecológica: ¿una respuesta educativa? Revista: Educación, Participación y Ambiente, Año 4, Nº 10, Agosto 2000.MARN. Caracas.

2.Lacroix, Michael (1995) El Humanicidio. Ensayo de una moral planetaria. Ediciones Sal Terran. España.

3.Moraes, María Cándida (s/f) Complejidad, transdisciplinariedad y educación: algunas reflexiones. PUC/SP/Brasil. Disponible en www.encuentros-multidisciplinares.org/Revistanº25/María%20Cándida%20. Consulta el 9/1/17.

4.Morín, E; Ciurana, E, R y Motta, R (2003). Educar en la era planetaria. Gedisa editorial. España.

5.Sauvé, Lucie, (2004) Una cartografía de corrientes en educación ambiental. Université du Québec á Montréal Disponible enhttp://www.sostenibilitatbcn.cat/attachments/article/870/Lucie%20Sauv%C3%A9.pdf

joseluisrodriguez4@gmail.com

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Ciudad Educadora para el reencuentro, la reconciliación y la paz

Por Javier Pombo

Buscó convertir a Bogotá en una ciudad educadora: una ciudad que trabaja unida por la felicidad y el desarrollo pleno de los estudiantes de la capital. 

Cuando hablamos de salón de clase o aula de clase no podemos suscribir la experiencia únicamente a las paredes que lo conforman, sino que hay que entender el concepto de una manera más amplía, es así como el patio, el comedor, las canchas, el teatro, la biblioteca hacen parte del concepto.

Ahora bien, una manera aún más amplia de entenderlo es el de “Ciudad Educadora” que fue el tema de los Foros Educativos Distritales 2016 y 2017, estos foros son un espacio de reflexión que convoca a los diferentes miembros de la comunidad educativa de la ciudad de Bogotá, los cuales tienen como propósitos fortalecer la calidad educativa, conocer y apropiar las experiencias pedagógicas de los maestros de los colegios oficiales y privados, y retroalimentar la política educativa para consolidar a Bogotá como una Ciudad Educadora.

El foro del 2016, “Bogotá, ¡Ciudad Educadora! Ambientes de aprendizaje para el reencuentro, la reconciliación y la paz”, buscó “convertir a Bogotá en una ciudad educadora: una ciudad que trabaja unida por la felicidad y el desarrollo pleno de los estudiantes de la capital”, como lo explicó la secretaria de Educación del Distrito, María Victoria Angulo, a la revista Semana en ese entonces.

El mismo se organizó a partir de tres ejes temáticos que se enmarcan en la propuesta del Ministerio de Educación Nacional con miras al foro nacional. Estos fueron: 1) entornos escolares y participación ciudadana, 2) ambientes de aprendizaje para la vida, y 3) calidad educativa para todos.

Para este año 2017, se convocó a través de la resolución 1203 del 11 de julio de 2017 al Foro Educativo Distrital con el nombre de “Ciudad Educadora para el reencuentro, la reconciliación y la paz” cuyo objetivo es “propiciar y fortalecer redes de conocimiento de la comunidad educativa de Bogotá, hacer visibles sus iniciativas y estrategias, que propician el dialogo de generaciones, la construcción de imaginarios, el reencuentro de poblaciones y pensamientos para avisar juntos el porvenir. Un futuro que se hace posible mediante la conexión entre la escuela, la ciudadanía y la ciudad”, como lo explico La secretaria de Educación de Bogotá, María Victoria Angulo.

El foro se desarrolló a través de dos ejes temáticos:

  1. Practicas pedagógicas para el reencuentro, la reconciliación y la paz.
  2. La proyección comunitaria de la escuela en la construcción de a paz.

Y permitió que los 820 mil estudiantes y los 37 mil maestros del Distrito reflexionaran sobre el reencuentro, la reconciliación y la paz.

El Foro Educativo Distrital 2017 puso sobre la mesa temas claves para convertir a Bogotá en una ciudad educadora como el liderazgo, la inclusión, el bienestar, la innovación educativa, la sostenibilidad ambiental, la creación colaborativa, ciudadanía y paz, entre otros.[1]

Asimismo, se presentarán las 60 experiencias pedagógicas más destacadas de construcción de paz en los colegios públicos, que fueron evaluadas por el Instituto de Investigación Educativa y el Desarrollo Pedagógico (IDEP) y entre las que se seleccionarán las que representarán a Bogotá en el Foro Educativo Nacional, “Educación para la paz, escuelas comunidades y territorios”, que se realizará en el mes de noviembre de 2017 en Bogotá.

 

Abogado, con especialización en opinión pública y mercadeo político y Magíster en Educación. Fue asesor del Secretario de Educación, investigador en gestión escolar, temas sociales y estrategias didácticas, profesor en las universidades de la Sabana, el Colegio de Estudios Superiores de Administración – Cesa – y La Salle. Participó como jurado internacional en el Premio Fundación Telefónica de Innovación Educativa y a nivel nacional en el concurso de la Federación Nacional de Cafeteros -Recorriendo los Caminos del Café y como asesor y evaluador del Premio Compartir. Actualmente, Director de Innovación Educativa de la Fundación Compartir. @japombo

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La educación de la mujer mexica

Por Luisa Martínez Baxin

Los elementos de la educación femenina en el México precolombino. Disposición para los dioses.

En la actualidad hablar de educación conlleva a pensar en los procesos y estructuras que han configurado a la sociedad a lo largo de la historia, comportamientos, actitudes, pensamientos, mentalidades se han ido forjando con el tiempo.

La idea de inculcar valores así como las buenas enseñanzas vienen precisamente de los primeros precolombinos de América, quienes formaron grandes imperios y estructuras políticas y económicas que les dio sustento por muchos años hasta la llegada de los españoles.

De tal manera que enfocaremos este trabajo en torno a la educación de la mujer mexica. Para ello será necesario relacionar pasado-presente para conocer el proceso que ha tenido la educación, pero más que nada saber cuál fue el pensamiento de la sociedad mexica para inculcar una enseñanza en su pueblo y la relevancia que alcanzó para fortalecerse en el ámbito político y social.

Regresar al pasado permitirá conocer las prácticas educativas de un pueblo que tomó como herramienta primordial la necesidad de una educación obligatoria, desde el nacimiento de un niño o niña mexica la infancia fue considerada una de las etapas más importantes para esta sociedad.

La educación es transformadora  de  relaciones sociales, es el proceso que experimentan los seres humanos día a día, en cada momento y en cada circunstancia. Con ello mismo, en la sociedad del pasado los mexicas tenían como propósito fundamental la formación de una sociedad con firmeza. Es decir, las enseñanzas se dieron en relación a su medio, al tipo de vida puesto que su educación se basó en el culto a los dioses.

La cultura mexica corresponde al centro de México o el Altiplano Central, la autoridad suprema fue representada por un tlatoani, sucesión por sangre y línea recta de padres a hijos. No sucedían hijas sino el hijo mayor, el varón era el único personaje que ocupaba el puesto más importante para el imperio mexica.

En la sociedad mexica todo giraba en torno a las  deidades es por ello que desde el nacimiento de una niña o niño y  hasta la muerte formaba parte de algo simbólico y social.

Señala Jacques Soustelle, cuando la mujer estaba encinta quedaba bajo la protección de la diosa de la generación y de la salud Teteoinnan-patrona de las parteras y (Ayopechtli- divinidad menor femenina que presidia los partos). De esa manera la futura niña permanecía protegida antes de su nacimiento.

Cuando una niña o niño nacía el ritual del bautismo consistía en que la partera lavaba con agua al infante y en ese momento le imponía un nombre de acuerdo al signo en que nacía y en forma de ceremonia le decía:Habéis estar dentro de casa como el corazón dentro del cuerpo… habéis de ser la ceniza con que se cubre el fuego del hogar…

Desde el nacimiento  se procuraba que la niña escuchara el motivo de formar parte de su comunidad no importaba si tenía un solo día de  nacida. Entre los tres y quince años la educación de la mujer mexica estaba a cargo de la madre, a una edad temprana usaba la blusa habitual y una falda que al a principio era corta pero conforme iba creciendo se alargaba hasta los tobillos. En el hogar la niña aprendía observando a su madre a cocinar, limpiar, tejer, hilar y barrer.

En el mundo mexica no solo las labores del hogar fueron importantes, la comunicación fue necesaria como base fundamental de la familia. En los maternales consejos se mencionaba lo siguiente:

No seas perezosa ni descuidada, limpia, adereza a tu casa… ten cuidado de hacer bien el pan. Las cosas ponlas como conviene, tendrás cuidado de la hilaza, de la tela, debes ser bien hablada, obediente…

Cabe destacar que los métodos de enseñanza estaban basados en el consejo y el  convencimiento, esto conllevó al buen orden social de la cultura azteca.

Desde la infancia si el comportamiento era bueno se les gratificaba con comida, cariño y regalo. A la niña de tres años de edad le daban media tortilla, si se portaban mal existían castigos físicos, utilizaban las espinas de maguey y el humo del chile tostado para dañar los ojos, además la niña barría de día y de noche.

En la cultura mexica la base de la educación comenzaba en el hogar por lo que al ingresar a la escuela la niña ya llevaba conocimientos de la madre. Los templos de enseñanza para la sociedad estaban en el Calmécac donde asistían los hijos de los nobles y el Telpochcalli para los hijos de los plebeyos. Alfredo López Austin enfatiza que la existencia del Telpochcalli y del Calmécac eran templos dedicados a los dioses Tezcatlipoca y Quetzalcóatl.

Por ser de carácter religioso la madre llevaba a la niña al templo con el fin de servir a su deidad ingresaban al colegio entre los seis y nueve años de edad. Las jovencitas permanecían durante un determinado número de años hasta esperar su matrimonio, dirigidas por sacerdotisas de edad madura que las adoctrinaban. En cambio la joven que asistía al Telpochcalli realizaba cantos para servir al dios Tezcatlipoca.

En la sociedad azteca el primer título que tuvo la mujer fue la de ama de casa, puesto que no se le permitió ocupar actividades políticas. En la actualidad la educación de la mujer en el hogar ya no esta tan marcada como en el México antiguo, puesto que aspira a otras actividades que le otorgue beneficios como ocupar puestos importantes.

De igual forma el matrimonio ya no es un anhelo, la condición de la mujer ha cambiado en el transcurso del tiempo, ya no está mucho tiempo en la cocina, ni atiende labores del hogar. Sin embargo, es de mencionarse cómo a través de estas prácticas realizadas en la cultura mexica permitió la organización de su sociedad.

En el campo educativo a la mujer se le inculcó el gran sentido de la familia y el de la persona, el deber y el trabajo. El culto a los dioses representó el simbolismo para la organización de su pueblo, el pensamiento se basó en una estricta educación que estuvo marcada por la cosmovisión para mantener el orden social. La educación de la sociedad mexica tuvo gran relevancia en el México antiguo  como elemento primordial de desarrollo cultural convirtiéndose en una de las principales civilizaciones de Mesoamérica.

Referencias bibliográficas:

Burkhart Louise. Mujeres Mexicas: El frente del hogar: Trabajo Doméstico y Religión en el  México Azteca,Mesoamérica. 1992.

López Austin, Alfredo. La educación de los antiguos nahuas 1, SEP: El caballito, México, D.F. 1985.

López Austin, Alfredo. Educación Mexica. (Antología de documentos Sahaguntinos), Universidad Nacional Autónoma de México, México D.F.1994

Soustelle, Jacques. La vida cotidiana de los aztecas en vísperas de la conquista, Fondo de Cultura Económica, México, D.F. 1970.

Fuente: http://www.e-consulta.com/opinion/2017-12-07/la-educacion-de-la-mujer-mexica

Imagen tomada de: http://mujeres.especial.eluniversal.com.mx/files/2012/03/catsdiosas.jpg

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Convocatoria No. 1/ junio 2018: EL FUTURO DE LOS CONOCIMIENTOS:

El futuro de los conocimientos y las asimetrías globales

América del Sur/Argentina/prensa CIESPAL

Es evidente que el peso creciente del conocimiento en la economía organizada dentro de los parámetros del paradigma del crecimiento continuo, es un factor que ejerce fuertes presiones para su apropiación y emerge como factor clave para la concentración de la riqueza. Así, la generación y aplicación sistemática de conocimiento y tecnología se toman cómo elementos esenciales de la dinámica económica actual. De hecho, el innegable dinamismo que los sectores intensivos en conocimiento vienen presentando en los últimos años, torna imposible ignorar el impacto que los procesos de innovación ejercen en la economía y, en consecuencia, en el proceso de integración regional.
Por otro lado, los acuciantes problemas civilizatorios que vivemos en la actualidad, así como las profundas transformaciones sociotécnicas en marcha, plantean una amplia discusión con relación a si las actuales estructuras de producción y reproducción del conocimiento están respondiendo adecuadamente a los mismos o se orientan parcialmente a atender los imperativos económicos, sin reparar mucho en las consecuencias de las trayectorias tecnoproductivas de sus diferentes actividades. Notorios son, por ejemplo, los casos en la agricultura, la producción industrial y la salud, en los que se consolidan trayectorias marcadamente antagónicas a los imperativos de la sustentabilidad1.
1 Entendida esta en una acepción amplia que considera lo ambiental (su preservación adecuada), lo tecnoeconómico (aminoramiento de los impactos de la producción y el uso racional de los recursos, y social: garantizar las necesidades básicas de la población: elemental equidad en un marco de respeto a la interculturalidad.
Los años 2000 estuvo marcado por un despliegue relativo de América del Sur a la estrategia puramente liberal de inserción internacional. Desde mediados de los años 2000 países como Brasil, Bolivia, Venezuela, Argentina, Paraguay, Uruguay, Ecuador, entre otros, empiezan a reivindicar la viabilidad de un nuevo patrón de desarrollo e integración regional, basados en la cooperación en diferentes niveles, y no más apenas el comercial, tales como la infraestructura, las finanzas, la cultura, la estructura productiva y la ciencia y tecnología.
La integración latinoamericana entra en una nueva fase, en la que emergen nuevas realidades y se rompe el consenso en cuanto al modelo de integración que existió en la década de 1990. La agenda regional se complejiza de manera que ya no se limita a la integración económica (que en el decenio de los noventa privilegió la promoción de zonas de libre comercio o uniones aduaneras), sino que comprende objetivos políticos, estratégicos, sociales, además de intentar ampliar la dimensión económica de la integración al incluir objetivos de carácter productivo.
La crisis del 2008 abre espacio a voces que defienden una política más “pragmática” de la región, de aproximación comercial con Europa y los Estados Unidos. En esta perspectiva, se fortalece también el argumento de que la región debe integrarse a la sociedad del conocimiento, liderada por los países desarrollados, en el caso de que quiera absorber conocimiento y tecnología, incrementando su productividad.
Frente a ese nuevo escenario, es cada vez más necesario reevaluar las teorías que defendían la inserción automática de los países en desarrollo en los flujos internacionales de tecnología y conocimiento hegemonizados por los países desarrollados.
Para responder a estos temas y a los riesgos y desafíos que afronta el imprescindible desarrollo de la tecnociencia en el sentido de contribuir a un desarrollo humanista y sustentable, y orientar parte de este esfuerzo a la transformación de la matriz productiva del sur global, con el objetivo de buscar la mejor inserción posible en el actual contexto mundial, planteamos como el motivo para la primera edición de la revista Futuro la discusión sobre “el futuro de los conocimientos y las asimetrías globales”.
El intuito de ese primer Dossier es contribuir para el debate académico sobre el tema desde una perspectiva del sur global. En ese sentido, el objetivo que se plantea es el de
discutir, desde una perspectiva interdisciplinaria el rol del conocimiento en la sociedad actual, así como su impacto en la producción y reproducción de las asimetrías contemporáneas en distintos niveles y perspectivas: nacional, internacional, de clase, de género, etc. Además, es objetivo de ese primer dossier discutir las tendencias para el futuro, especialmente a partir del impacto de las nuevas tecnologías y de las ciencias de frontera sobre la organización de nuestro modo de producción y de vida.
Los ejes temáticos para aceptar originales en esta materia son los siguientes:
 Biopolítica, bioconocimiento y formas de trabajo y acumulación.
 Libertad de expresión, formas contemporáneas de comunicación y la pos-verdad.
 La frontera de los conocimientos y la equidad epistemológica con otros saberes en la producción tecno-científica.
 Desigualdades sociales y el rol transformador de la educación superior.
 Propiedad intelectual, biopiratería, los sistemas nacionales de ciencia, tecnología e innovación y asimetrías.
 Nuevas tecnologías y su impacto en el cambio de la matriz productiva.
 Ciencia, tecnología para la construcción de cadenas regionales de valor.
 Descolonización de los saberes y género.
 Asimetrías en la transferencia de conocimientos entre Sur y Norte en los nuevos flujos migratorios mundiales.
Para enviar artículos los autores/as deben registrarse y adecuar sus textos a las Normas editoriales de la Revista FUTURO.

Fuente: http://revistafuturo.org/index.php/Futuro/announcement/view/2

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Violencia de género y nuevas masculinidades

Lastimosamente las políticas institucionales solo están enfocadas en subsanar el problema una vez que acontece la tragedia, lo cual es absurdo. En la práctica, nada de preventivas tienen.

Por El Nuevo Diario/Ricardo Guzmán Sánchez

Existen diferentes vacíos en el abordaje de la violencia contra las mujeres, lo cual dificulta la unificación de esfuerzos que permitan mermar (idealmente erradicar) esta fatal enfermedad. 

Medios, instituciones y organizaciones han difundido la idea de que en la actualidad se cometen más abusos contra féminas que en el pasado. Esto evidencia la pobreza de investigaciones y análisis sobre el tema. Se limitan más bien a presentarlo de forma alarmante, pronosticando su proliferación y alcanzando los mismos niveles de rencor que señalan en los atacantes, quienes, lejos de verse amenazados, se sienten acuerpados por los agresores que los precedieron, por encima de las penas impuestas judicialmente.

Bastan los testimonios de nuestras abuelas para convencernos de lo contrario. Sus voces evidencian que esa práctica inhumana no solo era mayor, sino también “permitida”. Las víctimas de entonces sufrían lo indecible, con resignación.

Las estadísticas que medios, instituciones y organizaciones presentan en bruto contradicen el prejuicio de que la violencia contra las mujeres predomina en el campo. Los femicidios de la última década han ocurrido mayormente en la ciudad, donde abundan los focos de conflicto, la desesperación por adaptarse y sobrevivir.

Es un hecho que, en la medida en que las necesidades están insatisfechas, las personas viven bajo tensión constante, lo que multiplica las posibilidades de frustración y violencia. Esto prueba, de algún modo, que las agresiones de género (y otras) se manifiestan más en la gente pobre, constituye la mayoría.

En nuestro país, sin embargo, la explicación a esta enfermedad es unívoca: “cultura machista”. Por un lado, los defensores de las víctimas denuncian más violencia atroz perpetrada por hombres que ven a la mujer como su propiedad; por otro, las autoridades informan constantemente que los casos registrados esta semana, este mes, este año, son menos con relación al año pasado. Estas respuestas constituyen una manera “decente” (no convincente) de desligar responsabilidades.

Lastimosamente las políticas institucionales solo están enfocadas en subsanar el problema una vez que acontece la tragedia, lo cual es absurdo. En la práctica, nada de preventivas tienen.

Afirmar que las víctimas de violencia se sentían solas e indefensas no necesita pruebas. Con toda certeza, alguien sabía sobre las agresiones que sufrían las mujeres que yacen enterradas o viven traumas insuperables. Instituciones y personas consideraron mejor no involucrarse en estos casos, los cuales, “a su buen juicio”, siempre terminan en reconciliación.

Nadie se pronunció antes de la tragedia, pero se exige todo el peso de la justicia y el género masculino debe cargar con cualquier clase de vituperios.

Sin embargo, como la sicología conductista ha probado, el castigo (que es muy necesario al igual que el premio) es un refuerzo negativo que genera la repetición de la conducta indeseada cuando no está equilibrado con el reforzamiento positivo. Es decir, que mientras los medios, el Estado y las organizaciones enfoquen sus campañas exclusivamente en condenar o trivializar como simples estadísticas los casos de violencia de género, esta se reproducirá, pues nada más reafirman dicho comportamiento y lo anquilosan en su pasado ideológico.

Nuestra educación, en todas las instituciones sociales, está basada en sancionar lo negativo, no en premiar lo positivo. El ámbito laboral constituye un ejemplo cabal de esto.

Las agresiones contra mujeres (que nada justifica) no se igualan a los casos actuales de hombres jóvenes que cargan a sus hijos, los llevan a la escuela, se involucran en actividades hogareñas, son amables y respetuosos con las damas, pero nadie parece notarlo. No hay investigaciones serias ni campañas que promuevan esas buenas prácticas, esas nuevas masculinidades.

* El autor es filólogo y catedrático universitario.
rguzmanche@gmail.com

Fuente: https://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/453888-violencia-genero-nuevas-masculinidades/

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Disculpe, pero en la época de Internet, usted, ¿para qué sirve?”

Umberto Eco

“Disculpe, pero en la época de Internet, usted, ¿para qué sirve?”, esa fue la pregunta hecha por un estudiante que llamó la atención de Eco. A raíz de esto, el crítico literario, semiólogo y comunicólogo decidió responder y fundamentar la respuesta a esta pregunta. Con palabras contundentes y un análisis pertinente, Umberto Eco resalta la importancia del educador incluso en una época que ha convertido a Internet, en la Gran Madre de las enciclopedias, omitiendo algo fundamental: Internet lo dice casi todo, pero no enseña a buscar, filtrar, seleccionar, aceptar o rechazar la información.

“¿En el alud de artículos sobre el matonismo en la escuela he leído un episodio que, dentro de la esfera de la violencia, no definiría precisamente al máximo de la impertinencia… pero que se trata, sin embargo, de una impertinencia significativa. Relataba que un estudiante, para provocar a un profesor, le había dicho: “Disculpe, pero en la época de Internet, usted, ¿para qué sirve?”

El estudiante decía una verdad a medias, que, entre otros, los mismos profesores dicen desde hace por lo menos veinte años, y es que antes la escuela debía transmitir por cierto formación pero sobre todo nociones, desde las tablas en la primaria, cuál era la capital de Madagascar en la escuela media hasta los hechos de la guerra de los treinta años en la secundaria. Con la aparición, no digo de Internet, sino de la televisión e incluso de la radio, y hasta con la del cine, gran parte de estas nociones empezaron a ser absorbidas por los niños en la esfera de la vida extraescolar.

De pequeño, mi padre no sabía que Hiroshima quedaba en Japón, que existía Guadalcanal, tenía una idea imprecisa de Dresde y sólo sabía de la India lo que había leído en Salgari. Yo, que soy de la época de la guerra, aprendí esas cosas de la radio y las noticias cotidianas, mientras que mis hijos han visto en la televisión los fiordos noruegos, el desierto de Gobi, cómo las abejas polinizan las flores, cómo era un Tyrannosaurus rex y finalmente un niño de hoy lo sabe todo sobre el ozono, sobre los koalas, sobre Irak y sobre Afganistán. Tal vez, un niño de hoy no sepa qué son exactamente las células madre, pero las ha escuchado nombrar, mientras que en mi época de eso no hablaba siquiera la profesora de ciencias naturales. Entonces, ¿de qué sirven hoy los profesores?

He dicho que el estudiante dijo una verdad a medias, porque ante todo un docente, además de informar, debe formar. Lo que hace que una clase sea una buena clase no es que se transmitan datos y datos, sino que se establezca un diálogo constante, una confrontación de opiniones, una discusión sobre lo que se aprende en la escuela y lo que viene de afuera. Es cierto que lo que ocurre en Irak lo dice la televisión, pero por qué algo ocurre siempre ahí, desde la época de la civilización mesopotámica, y no en Groenlandia, es algo que sólo lo puede decir la escuela.

Y si alguien objetase que a veces también hay personas autorizadas en Porta a Porta (programa televisivo italiano de análisis de temas de actualidad), es la escuela quien debe discutir Porta a Porta. Los medios de difusión masivos informan sobre muchas cosas y también transmiten valores, pero la escuela debe saber discutir la manera en la que los transmiten, y evaluar el tono y la fuerza de argumentación de lo que aparecen en diarios, revistas y televisión. Y además, hace falta verificar la información que transmiten los medios: por ejemplo, ¿quién sino un docente puede corregir la pronunciación errónea del inglés que cada uno cree haber aprendido de la televisión?

Pero el estudiante no le estaba diciendo al profesor que ya no lo necesitaba porque ahora existían la radio y la televisión para decirle dónde está Tombuctú o lo que se discute sobre la fusión fría, es decir, no le estaba diciendo que su rol era cuestionado por discursos aislados, que circulan de manera casual y desordenado cada día en diversos medios −que sepamos mucho sobre Irak y poco sobre Siria depende de la buena o mala voluntad de Bush−. El estudiante estaba diciéndole que hoy existe Internet, la Gran Madre de todas las enciclopedias, donde se puede encontrar Siria, la fusión fría, la guerra de los treinta años y la discusión infinita sobre el más alto de los números impares. Le estaba diciendo que la información que Internet pone a su disposición es inmensamente más amplia e incluso más profunda que aquella de la que dispone el profesor. Y omitía un punto importante: que Internet le dice “casi todo”, salvo cómo buscar, filtrar, seleccionar, aceptar o rechazar toda esa información.

Almacenar nueva información, cuando se tiene buena memoria, es algo de lo que todo el mundo es capaz. Pero decidir qué es lo que vale la pena recordar y qué no es un arte sutil. Esa es la diferencia entre los que han cursado estudios regularmente (aunque sea mal) y los autodidactas (aunque sean geniales).

El problema dramático es que por cierto a veces ni siquiera el profesor sabe enseñar el arte de la selección, al menos no en cada capítulo del saber. Pero por lo menos sabe que debería saberlo, y si no sabe dar instrucciones precisas sobre cómo seleccionar, por lo menos puede ofrecerse como ejemplo, mostrando a alguien que se esfuerza por comparar y juzgar cada vez todo aquello que Internet pone a su disposición. Y también puede poner cotidianamente en escena el intento de reorganizar sistemáticamente lo que Internet le transmite en orden alfabético, diciendo que existen Tamerlán y monocotiledóneas pero no la relación sistemática entre estas dos nociones.

El sentido de esa relación sólo puede ofrecerlo la escuela, y si no sabe cómo tendrá que equiparse para hacerlo. Si no es así, las tres I de Internet, Inglés e Instrucción seguirán siendo solamente la primera parte de un rebuzno de asno que no asciende al cielo”.

Fuente: http://www.eligeeducar.cl/estudiante-pregunto-sirven-los-profesores-umberto-eco-respondio-una-carta-amor-los-profesores

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