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Argentina: De esto no se habla

Por: Mario Hernandez

“Haciendo lo que hay que hacer” (spot macrista)

Según el gobierno, hacia octubre la economía crecería un 4%. La inversión arriba del 8%. Y también lo haría el consumo. El repunte de la economía sería calculado contra el tercer trimestre del año pasado (caída del 3,7%). La inversión sobre un retroceso del 8,2 %. Y el consumo de bajar 2,9 % (representa más de 2/3 del PBI).

Simplemente se estaría remontando la pérdida del 2016. Y flaca en sectores que ocupan mucha mano de obra, como la industria, donde en mayo hubo 1.900 puestos menos que en abril.

El índice de precios se ubicaría en el 21% anual, por encima de la banda de entre el 12 al 17% soñada por Sturzenegger. El acumulado semestral ya llegó a 11,8 %. Consultores privados estiman más de 2 % para julio. Según Standard & Poors “la meta de inflación es inalcanzable”.

Entre enero y marzo, de acuerdo a la Dirección General de Estadísticas y Censos de la CABA, los alquileres aumentaron entre 36.8 % y 28,4 %. Los que alquilan una casa o departamento en la Ciudad destinan, en promedio, entre el 35 y 45 % de sus ingresos a pagar solo el alquiler mensual. Con otros gastos, como expensas y servicios, puede absorber más de la mitad de los sueldos o ingresos. Al respecto, las expensas aumentaron más del 40 %. Según la Asociación de Administradores de Consorcios, el total de consorcistas morosos alcanza a 600.000 (20 %).

Los taxis subieron un 19,5 %, pero el GNC que los hace funcionar 100 % en los últimos doce meses.

Se prevén nuevos aumentos para la luz en noviembre y febrero próximos. Para el gas en noviembre y abril. Falta añadir colectivos y combustibles. El gobierno analiza un boleto de colectivos a $ 11, un 73 % de incremento.

La “reparación histórica” prometida a los jubilados solo llega al 40 % de la clase pasiva con un incremento promedio del 24 %, muy por debajo de lo prometido. En el transcurso del corriente año se iniciaron 12.000 nuevas causas por reajustes.

Los medicamentos más consumidos por los jubilados subieron hasta un 236 % en los últimos dos años. El aumento promedio fue de 98,9 %.

En la “era Macri”, entre enero de 2016 y junio de este año, las compras de minoristas y mayoristas para atesoramiento alcanzaron los U$S 26.000 millones. Mientras que para hacer turismo en el exterior se fueron 14.415 millones. Solo por esas dos vías salieron U$S 40.000 millones, una cifra equivalente hoy a la totalidad de las reservas del Banco Central. De allí que crezca el déficit de la balanza comercial en el primer trimestre en un 40 % interanual alcanzando los U$S 6.800 millones, el mayor de los últimos años. El incremento de las importaciones ha venido más por el lado de los bienes de consumo (26 %), al igual que los automóviles, mientras que los bienes de capital e intermedios lo hizo en un 6,5 % interanual.

Según Federico Braun, dueño y presidente de la cadena de supermercados La Anónima, tío del secretario de Comercio, Miguel Braun, “es el peor primer trimestre desde 2002 y el próximo será seguramente peor”.

Por eso no llama la atención que la confianza en el gobierno declinó entre mayo y junio un 10 %, según datos de la consultora Isonomía.

Rompiendo la piñata

El Banco Provincia descontó un 50 % en los supermercados para quienes tuvieran su tarjeta. El resultado fueron colas de varias cuadras y una multiplicación de las ventas por diez. Lo repetirán después de las PASO. Macri no quiere que antes de las elecciones primarias se vea una situación que “parezca a Venezuela”.

Preocupado por su resultado electoral, el gobierno anunció los créditos financiados por la ANSES para beneficiarios de la AUH y de distinto tipo de pensiones que no sólo suponen un uso discrecional de los fondos previsionales mediante un mero decreto presidencial. Antes que eso, representan una política de endeudamiento de las familias de menores recursos, que compromete de manera gravosa su futuro.

El proyecto es para movilizar unos $ 50.000 millones en forma de mini créditos. De 3.000 a 5.000 pesos por hijo, que se pueden multiplicar de acuerdo a la cantidad de planes que tenga cada familia. El Gobierno prevé que el dinero se devuelva descontándolo en 12 o 24 cuotas del ingreso mensual. La tasa de interés que se le aplicará al crédito será del 24% anual, bastante por encima de las actualizaciones que recibirán los jubilados, pensionados y los beneficiados de la AUH. Así, el pago de las cuotas implicará una reducción de los ingresos, que podrá implicar hasta un 30% de los mismos.

El financiamiento del consumo mediante endeudamiento conduce inexorablemente a comprometer el consumo futuro. Esto vale muy especialmente con este anuncio oficial. El consumo cotidiano de una familia debe ser cubierto por el ingreso corriente. Para eso es necesario que los salarios y las jubilaciones cubran al menos el costo de la canasta familiar, que no es lo que ocurre en la actualidad, ya que la mayoría de las personas con ingresos fijos recibe mensualmente menos de $ 10.000.

El único “brote verde” es la suba del dólar

El alza del dólar que cerró el último viernes a $ 18.01 ($ 16.30 a mediados de junio), le agregó pimienta a las PASO, pero también dejará huellas en el bolsillo de la población y en las arcas oficiales, a pesar de los dichos del Presidente de que “no hay que preocuparse por el aumento del dólar”.

La suba del billete verde impactará en las tarifas de gas, que en octubre aumentarán cerca del 18 % y agregará presión sobre el precio de la electricidad y los combustibles. En las últimas dos semanas hubo incrementos del 5 % en harinas y aceites, cuyos precios están dolarizados, y de empresas como Arcor, Coca Cola y Molinos. También en chapas, polietileno, productos de limpieza e higiene personal.

Más allá del impacto indirecto sobre casi todos los bienes y servicios, también lo hará en la deuda pública nacional que está dolarizada en un 59 % y en la de las provincias que emitieron bonos durante el último año.

El gobierno armó el Presupuesto 2017 con un pronóstico de $ 17.92, pero para diciembre. Lo sucedido hasta el viernes con el dólar ya incide en varios precios regulados como, por ejemplo, el del gas. A través de la resolución 212/16, el Ministro de Energía, Juan José Aranguren, fijó el precio del gas en boca de pozo con el que remunera a las petroleras en dólares. En octubre, el millón de BTU (unidad de medida) pasará de U$S 3.77 a U$S 4.19, un alza del 11 % a la que ahora habrá que agregar la devaluación de casi un 10 %.

También sufrirán daños colaterales las provincias que en los últimos meses fueron alentadas por la Casa Rosada a emitir títulos en el exterior para cubrir sus gastos.

Según la consultora Ecolatina, durante 2016 las provincias colocaron bonos por U$S 9.600 millones, la porción mayor fue de la provincia de Buenos Aires con una emisión de U$S 4.500 millones. En la Ciudad de Buenos Aires, el 79 % de la deuda es en dólares. Los pasivos adicionales los pagarán los impuestos de los contribuyentes.

Las 165.000 familias que sacaron créditos hipotecarios para comprarse una casa también enfrentan una complicación financiera. Recibieron pesos, pero las propiedades se cotizan en dólares. Cuentan con un 10 % menos.

Siguen los despidos

Despidos sin justificación y, en paralelo, más de 300 designaciones de supervisiones y jefaturas sin concurso; desarticulación de los mecanismos de control interno como la Comisión evaluadora, encargada de monitorear las compras realizadas por el hospital; tercerizaciones dudosas como la de mantenimiento del hospital mientras los trabajadores de ese servicio están aislados y sin funciones; desmantelamiento de la farmacia del hospital, que dejó de producir medicamentos y, a cambio, compras directas a la droguería Suizo, parte del grupo Quintana. Falta de insumos, rotura de equipamientos, denuncian los trabajadores del Hospital Posadas, quienes a compañados por pacientes y vecinos, realizaron un acto, frente a las escalinatas del hospital, para denunciar la mala gestión, los despidos y cambios arbitrarios en las condiciones laborales que la dirección del hospital viene llevando adelante desde comienzos de 2017.

Luego marcharon hasta la intersección de Rivadavia y Avenida de Mayo, en Ramos Mejía. El gobierno y la Dirección cuentan con el apoyo de ATE local y UPCN, que guardan silencio frente a los más de 700 despidos en lo que va del año; también medidas cautelares apeladas y una larga lista de acuerdos bajo tabla dan cuenta de ello. Mientras tanto, La Asociación Sindical de Profesionales de la Salud Pública de la Provincia de Buenos Aires (CICOP-CTA) realizó una Jornada Provincial de Protesta en apoyo al conflicto.

La misma empresa que critica los despidos y el ajuste del macrismo en el canal C5N, ejerce la precarización, la desinversión y el ajuste por medio de despidos masivos en CN23. El Grupo Indalo despidió a más de 40 trabajadores del canal de noticias CN23 los últimos días. Es por medio de la apertura de «retiros voluntarios», que usa la empresa para encubrir los despidos masivos que viene realizando y que el año pasado afectó a otros 100 trabajadores.

El vaciamiento de CN23 responde a la decisión de la empresa de cambiar el formato televisivo para pasar a la emisión de programas producidos fuera del canal, y lo viene implementando desde que la actual gestión del Gobierno Nacional recortó la pauta oficial. Con esto busca deshacerse del total de trabajadores para pasar a funcionar con personal contratado fuera de convenio y tener así el camino libre para precarizar pagando salarios de miseria y deteriorar -aún más- las condiciones de trabajo en la empresa.
Astilleros Ultrapetrol SA, anunció el despido de su centenar de trabajadores. La firma, ubicada en Punta Alvear, provincia de Santa Fe informó que la medida es «consecuencia de la falta de órdenes para la construcción naval, la situación del flete en el río y la ausencia de la materialización de los proyectos de Ley de Marina Mercante e Industria Naval que cuentan con media sanción del Senado Nacional».

Por convocatoria del Ministerio de Trabajo de la Nación, se realizó el jueves una reunión en la sede porteña de la cartera laboral para analizar la situación y buscar alternativas de rescate del astillero. La próxima reunión será el 4 de agosto, y mientras perduren las conversaciones en procura de un salvataje «el gremio se comprometió a no aplicar medidas de fuerza, mientras que la empresa no podrá realizar despido alguno», comunicó el titular del Sindicato Argentino de Obreros Navales, Juan Speroni.

Los setenta empleados de la distribuidora Distripaper fueron despedidos sin mediar siquiera una palabra. La empresa está ubicada en el municipio de San Martin desde hace 30 años. En las últimas horas, sus dueños tomaron la decisión unilateral de declarar la quiebra y cerrar la distribuidora. Además, adeudan parte del medio aguinaldo y el sueldo de julio.

Un relevamiento realizado por el Observatorio Socioeconómico municipal de San Martín sobre 248 firmas arrojó los siguientes resultados: en un 27 % hay menos empleados; dos de cada tres empresas no realizaron inversiones de capital durante 2016; en el sector textil cayeron las ventas un 28 %, en el automotriz 20 % y en muebles 18 %; seis de cada diez empresas consideran que su situación ha empeorado respecto del año pasado y dos de cada 10 que es igual.

Los trabajadores del Ingenio La Esperanza (Jujuy) realizaron el jueves una caminata por la Ruta 34, en el marco del paro por tiempo indeterminado que iniciaron el lunes para reclamar la continuidad de todos los puestos de trabajo en el proceso de venta de la planta.

El Sindicato de Obreros y Empleados del Azúcar (SOEA) rechazó la convocatoria a conciliación obligatoria “por notificación indebida”, ya que estaba fechada para el 29 de julio y la audiencia fue programada para el viernes 28, un día antes de la notificación. También fue rechazada “porque deciden armar otro expediente únicamente debido a las declaraciones sindicales a los medios de comunicación”.

El conflicto entró en su sexto día de paro en reclamo de mejores condiciones laborales, para los 1.080 obreros de la planta fabril que el gobierno provincial quiere reducir a 600 como condición para venderla a un supuesto y aún desconocido grupo inversor colombiano.

Otra industria atraviesa por una profunda crisis. Se trata de la fábrica Tevinor SA, instalada en el área industrial El Pantanillo (Valle de Catamarca), que se dedica a fabricar cuerina para distintos productos. Los propietarios de la firma anticiparon que tendrán que realizar despidos de personal.

La fábrica ya viene con suspensiones desde hace dos meses los días lunes y martes. Todavía falta un mes para completar la medida. Por cada día de suspensión, se acordó en la Dirección de Inspección Laboral que se pagaría el 75% de la jornada. Sin embargo, la fábrica argumentó que la situación es insostenible por la caída de las ventas.

La crisis de Tevinor SA, que emplea a 80 catamarqueños, no es aislada sino que se enmarca en el crítico año que atraviesa el sector con la caída de la promoción industrial.

En junio llegó el final de la textil Yersiplast, luego de una lenta agonía. A principios de este mes los empleados se manifestaron frente a la fábrica en reclamo del pago del 100% de la indemnización.

Alpargatas también atraviesa por una crisis similar. Ya hubo suspensiones y cerca de 80 retiros voluntarios. Igualmente atraviesa un momento difícil la fábrica de confecciones Nortextil, que tiene 20 empleados. Otras fábricas ubicadas en el Parque Industrial El Pantanillo están atravesando momentos delicados. En febrero la ex Helametal, Finpak, despidió a 40 empleados, redujo un turno de trabajo y a los 28 operarios que continuaron luego de la reconversión les redujo un 30% el sueldo. Por su parte, Industrias Plásticas Catamarca, que fabrica discos compactos, les planteó en febrero el panorama crítico a sus empleados: tuvo que reducir un turno, y para no despedir a ningún trabajador decidió desistir del servicio de vigilancia, que ahora lo cubre el propio personal.

Tras 90 años de producción,  Fideos Manera de Bahía Blanca anunció que despedirá a sus 59 operarios en los próximos meses.

Cinco mujeres choferes de trolebuses de Córdoba aguardan en una carpa que el Intendente radical, Ramón Mestre, las reciba. Representan a 57 operadoras de trolebuses despedidas ilegalmente tras el paro realizado contra una paritaria cerrada por UTA a nivel nacional que solo les dio un 8 % de aumento para este año, según denunciaron.

“Hay una clara discriminación de género, un ensañamiento con las mujeres porque fueron las que se pusieron al frente de la lucha, las que consensuaron con los compañeros, las que fueron voceras”, apunta Ana Morillo, de la Comisión de Género y Violencia Laboral del SUOEM, sindicato de empleados municipales, que forma parte de la Comisión Intersindical de Mujeres de Córdoba, que agrupa a más de veinte gremios de las cuatro centrales, las dos CGT y las dos CTA, que está acompañando la lucha de las guerreras del volante. El jueves se realizó un festival “Por la vida y el trabajo”.

Atanor desconoció la conciliación obligatoria y no reincorporó a los 24 despedidos de Río Tercero (Córdoba).

También Dota incumplió la conciliación y los choferes de la Línea 60 advierten que podrían retornar al conflicto. Luego de 8 días de un cese de actividades, dispuesto por la Unión Tranviarios Automotor, en la hora cero del domingo 23 de julio, los trabajadores reanudaron el servicio. Pero los directivos de DOTA les impidieron que retomen sus tareas a los diez trabajadores despedidos y los veinte suspendidos.

Los trabajadores despedidos de PepsiCo continúan reclamando la reapertura y su reincorporación. Junto a organizaciones sociales y dirigentes políticos marcharon el miércoles desde el Obelisco hasta el Congreso. Policías de la Ciudad bloquearon el paso a los trabajadores. Los efectivos se enfrentaron a los manifestantes a los empujones y con gas pimienta para evitar que pudieran llegar hasta el Congreso, donde tenían planeado entregar un Proyecto de ley que plantea la expropiación de la planta.

“Gases lacrimógenos fue la respuesta del Estado a nuestro reclamos. Somos trabajadores, no podemos perder nuestros puestos de trabajo. Queremos volver a trabajar y que se reabra la fábrica de alimentos”, sostuvo Camilo Mones, uno de los delegados de PepsiCo tras el avance de la policía que les bloqueó el paso y a los golpes, empujones y gases lacrimógenos les impidió llegar hasta las puertas del Parlamento. “Veníamos a entregar un petitorio, un Proyecto de ley para plantear la expropiación o nacionalización y nos responden con palos. El Gobierno tiene un nuevo deporte, reprimir trabajadores que luchan”, repitió el delegado.

Al mismo tiempo, el Ministro de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo, decidió premiar con un ascenso a la agente policial que resultó herida tras el brutal desalojo de los trabajadores de PepsiCo, el 13 de julio. Tal como dispuso en una resolución interna, la sargento Natalia Soledad Tapia Almeyda, quien sufrió la fractura de una pierna ese día, fue ascendida de forma extraordinaria “al grado inmediato superior”.

“En el marco del cumplimiento de la medida judicial que dispuso el desalojo de la planta perteneciente a la firma Pepsico S.R.L., la Sargento Tapia Almeyda, resultó lesionada al repeler la agresión de los usurpadores ante la negativa de retirarse del predio”, dice la resolución firmada por Ritondo.

Vale recordar, que la orden judicial que la oficial de la Bonaerense cumplimentaba, se trató de una medida ilegal con un pretexto absurdo, en pos de desplazar a los trabajadores en lucha, para dar vía libre a la empresa en su accionar completamente fraudulento e ilegal. Por tales “honorables” fines, Ritondo premió a Tapia Almeyda.

Andrés Ibarra, ministro de Modernización, confirmó que habrá más despidos de estatales “porque lo que pretendemos es tener la mayor austeridad”.

El ministro destacó que “en la administración pública hemos producido una reducción importante al principio de la gestión y después durante el año, producto de jubilaciones y de contratos que no se renovaron en la administración central, el Estado Nacional ha generado un ahorro de alrededor del ocho y el nueve por ciento”, cifra a la consideró “importante”.

Las declaraciones fueron formuladas en la Casa Rosada luego de la firma de un convenio entre representantes de la OIT, el gobierno y de la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN) para capacitar inspectores del trabajo.

El desembarco de las low cost afectaría a las empresas de colectivos que amenazan con despedir a 4.000 trabajadores del sector. No obstante, algunas empresas estudian reconvertirse en aerolíneas de bajo costo. Es el caso de Vía Bariloche que lo informó al Ministerio de Trabajo. Por otro lado, la aerolínea FlyBondi tentó a Flecha Bus, Vía Bariloche y Andes Mar, para formar parte del negocio.

Mientras, negocian en Transporte una nueva regulación para el sector, con más libertad para las patronales y menos controles del Estado.

El martes por la noche en una asamblea en las puertas de la planta y con la presencia del sindicato se confirmó la reincorporación de los 51 despedidos de Cresta Roja en el marco de la conciliación obligatoria que durará 15 días. Los trabajadores que habían sido desvinculados volverán a sus puestos de trabajo.

Ante el apoyo popular, quedó suspendida la orden de desalojo que había dictado el fiscal Alejandro Irigoyen de la planta de Carboclor en Campana. Más de 500 efectivos de infantería de la Bonaerense habían rodeado la fábrica para amedrentar a los trabajadores que realizaban su décimo día de acampe.

Los trabajadores exigen el pago total de las indemnizaciones y denuncian que no se está cumpliendo con la ley.
El cierre de Carboclor se produjo el 30 de mayo pasado. Allí la empresa química dispuso el cierre de sus dos plantas y argumentó que atravesaba una «grave situación financiera».

«Somos personas con más de veinte años de antigüedad y la empresa quiere pagar el 50 % de lo que corresponde por ley», señaló el secretario del sindicato de Personal de la Industria Química y Petroquímica, Oscar Casco.
«Hoy apareció un comisario y nos recomendó desalojar la zona. Pero nadie se va a ir. El día que se cumpla el pago por ley, nos vamos», agregó.

Trabajadores de la fábrica de calzados y productos textiles GGM tomaron la planta que la firma tiene en la localidad bonaerense de Las Flores, en demanda de los sueldos adeudados desde hace cuatro meses. La situación de los 300 empleados empeoró cuando la empresa comenzó a dar licencias de dos meses para compensar la caída de la producción. Según les dijeron a los trabajadores, la fábrica corre riesgo de cerrar por la apertura de las importaciones en el sector, que sólo en el verano aumentaron un 62 % en detrimento de la industria nacional.

Desmantelamiento científico

Pasaron siete meses de la toma del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (MINCYT) que finalizó con la firma de un Acta Acuerdo donde se establecía la incorporación en instituciones científicas de los 498 científicos que habían aprobado las evaluaciones para la Carrera de Investigador del CONICET, pero cuyo ingreso el gobierno les prohibió por razones presupuestarias. La única oferta llegada desde el Ministerio, hasta el momento, es incorporar en distintas universidades nacionales a 410 de esos postulantes. Les proponen que entren con cargo de Jefe de Trabajo Práctico con dedicación exclusiva, y en universidades que no necesariamente se ubiquen en sus zonas de residencia. ¿Qué sucederá con los restantes 88? Dijeron que se colocarían en organismos tecnológicos como el INTA, el INTI y la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).

Los científicos rechazaron de plano la idea del gobierno de ubicarlos en universidades de cualquier parte del país con cargo docente, y no de investigación. El convenio anunciado ofrece cargos interinos (precarios) a concursar en el momento en que la Universidad lo disponga, un salario 6.000 pesos por debajo, tareas de docencia y no de investigación, nulas posibilidades de promoción y relocalización forzada.

Información periodística del pasado sábado dio a conocer que el Conicet ocupa el puesto 158 entre más de 5.000 instituciones científicas y universidades centradas en la investigación de todo el mundo, para el período 2011-15. El segundo lugar entre las argentinas es para la Universidad de Buenos Aires en el puesto 425 del ranking y la segunda mejor institución universitaria de América Latina, solo superada por la Universidad de San Pablo (Brasil). Pero entre los organismos gubernamentales de Latinoamérica, el Conicet se ubicó primero.

El Congreso Extraordinario de la Federación Nacional de Docentes Universitarios (Conadu), que lidera Carlos De Feo, aprobó un documento crítico elaborado por el Instituto de Estudios y Capacitación (IEC), sobre el anunciado “Plan Maestro” de la gestión Macri que amenaza con implementarse en la educación superior.

Los docentes señalan que “el Plan declara que se propone mejorar la tasa de “retención” (sic) y graduación de los estudiantes universitarios, así como la “calidad” de la enseñanza, sin hacer ninguna referencia a las condiciones del trabajo docente. No hay ninguna preocupación por los salarios, la estructura de dedicaciones, la regularización de las plantas, ni la implementación de las disposiciones establecidas en el Convenio Colectivo de Trabajo, que constituyen las condiciones necesarias para mejorar la enseñanza jerarquizando la tarea docente”.

Asimismo, definió la aceptación de la propuesta salarial del gobierno y la continuidad del plan de lucha en Defensa de la Universidad Pública.

Sin embargo, la otra Federación que agrupa a los docentes universitarios, Conadu Histórica,

rechazó el acuerdo paritario por considerarlo insuficiente ya que la propuesta deja por fuera de la garantía salarial a los docentes más bajos del escalafón, los ayudantes de segunda, que son los de menores salarios. Por otro lado, el porcentaje de aumento dista mucho del 35 % reclamado. Por tal motivo, la Conadu (H) ha resuelto continuar el plan de lucha durante el segundo semestre por los reclamos paritarios y contra la reforma universitaria.

Para finalizar con el ataque a CyT, el presidente Mauricio Macri aprobó la venta de ARSAT de manera ilegal a una empresa de Estados Unidos. Los próximos satélites producidos en Argentina serán manejados por una firma internacional que también se quedará con el espacio orbital que le correspondía al país.

Paritarias

El gremio de los tintoreros logró un acuerdo salarial del 37% con la Federación de Cámaras de Lavaderos de Ropa, Limpierías y afines (Federala).

Los trabajadores nucleados en la Asociación Gremial de los Trabajadores del Subte y Premetro (AGTSyP) decidieron retomar las medidas de paros de dos horas en rechazo a la propuesta de incremento salarial del 22,8%.

Los metrodelegados reclaman un incremento salarial del 35% y mejores condiciones laborales, además del sostenimiento de la personería gremial a Agtsyp , actualmente en revisión por el Ministerio del Trabajo tras una avanzada judicial de la UTA, que firmó el acuerdo.

El gremio docente Ademys de la Ciudad de Buenos Aires llama a no reiniciar las clases:
– Porque la oferta del Gobierno mantiene el salario inicial por debajo de la línea de pobreza.
– Porque incluye bonos de $ 400 en negro por tres meses.
– Porque estamos contra la precarización y el traspaso de idiomas.
– Porque no queremos medidas aisladas y decidimos en Asamblea la continuidad con NO INICIO

El 31 paran y se movilizan a las 11:00 en el Cabildo para marchar al Ministerio de Educación. Al finalizar realizarán una asamblea.

El Sindicato de Tripulantes de Cabina de Latam Argentina decidió aplicar medidas de fuerza y no realizar servicios de venta a bordo hasta que la empresa acuerde “una retribución acorde con esa nueva tarea”, y sostuvo que ello implica “una gran responsabilidad y es preciso proteger la operación, por lo que la compañía debe asumir el problema”.

“Los tripulantes no se niegan a realizarla, pero quieren percibir una retribución acorde con esa responsabilidad”, dijo Paula Marconi, secretaria general de la organización.

La dirigente adelantó que la decisión gremial se extenderá hasta que “la empresa ofrezca respuestas concretas, porque los trabajadores solo exigen lo que contempla la legislación vigente”.

Marconi destacó que los tripulantes de cabina ejercen a bordo “la función de seguridad de los pasajeros y la tripulación”, y precisó que “están entrenados para evacuar el avión en 90 segundos, prestar primeros auxilios, custodiar a menores no acompañados y administrar equipos de emergencia relacionados con el fuego”.

La dirigente sindical advirtió a los usuarios que deben comprar sus alimentos de forma previa a ascender al avión, porque durante el vuelo no se ofrecerá menú ni servicio de catering.

El Gobierno firmó un acuerdo por productividad para los trabajadores rurales

 En las actividades rurales, especialmente las temporarias, se estima que el trabajo “en negro” es superior al 60%, e incluso en ciertos sectores como la horticultura o fruticultura podría superar el 80% de empleo no registrado.

– De quienes están “en blanco”, el 50% tiene remuneraciones inferiores a $ 11.301 al mes. Para los no registrados los ingresos son aún inferiores.

– El salario promedio de los trabajadores registrados de la rama primaria es un 41% inferior a los salarios del resto de la economía.

– Una de las formas de las patronales para exigir más a sus obreros del campo es mediante el trabajo a destajo, modalidad extendida en el agro.

– En distintos sectores como la yerba mate se encontraron muchos casos de esclavitud y trabajo infantil.

– Las condiciones de trabajo incluyen muchas veces jornadas extenuantes, con adversidades climáticas extremas como las altas temperaturas.

Así describe la economista Lucía Ruiz las condiciones laborales en el campo. Nada de esto fue contemplado en los acuerdos firmados por Macri, entidades rurales y el sindicato UATRE en vísperas de la inauguración oficial de la Sociedad Rural.

En un caso elimina la cantidad máxima de arándanos a cosechar por trabajador y acuerda aumentos de entre 23 y 25 % para la actividad. En el sector avícola hubo un acuerdo para desregular la actividad nocturna, donde se concentra el trabajo y se estableció un aumento salarial del 25 %. En la actividad porcina las partes se comprometieron a tratar a futuro las condiciones de trabajo. Además, se fijaron pautas para el manipuleo y almacenamiento de granos en silobolsa como la libertad de contratación.

La administración PRO de la Ciudad de Buenos Aires no quiso quedarse atrás y concesionó el nuevo Centro de Exposiciones por 15 años a La Rural e IRSA. Pagarán un canon mensual de $ 1.411.401. El gobierno de la Ciudad invirtió $ 500.000.000. Un negocio redondo en la ciudad más elegida de Latinoamérica para organizar congresos y convenciones y 17º del ranking a nivel mundial. Así funciona lo público-privado. El Estado se ocupa de los gastos y las empresas de los beneficios.

Pero no todas son rosas para la producción primaria. El vicejefe de Gabinete, Gustavo Lopetegui , consideró que los productores de peras y manzanas del Alto Valle de Neuquén y Río Negro “se han quedado produciendo fruta que no es la que hoy pide el mercado” y que su salida es “una gran reconversión de plantas”.

A la postura del Gobierno para con el Alto Valle, la más complicada de las economías regionales, se suma que el Fondagro, el fondo creado bajo la órbita del Ministerio de Agroindustria con parte de la baja menor de las retenciones a la soja que había prometido Mauricio Macri, no arrancó.

El titular de Agroindustria, Ricardo Bury aile, había apostado a ese fondo para mejorar la situación de las economías regionales, lo que considera “la principal asignatura pendiente” de su gestión. Pero el ministerio de Hacienda, que conduce Nicolás Dujovne , demora el ingreso de los fondos.

El 23 de mayo, Buryaile anunció un fondo para el Alto Valle de 540 millones de pesos, de los cuales 300 millones iban a salir del Fondagro. “Pasaron dos meses y no tenemos nada, nos dicen que ya sale, que nos van a llamar en breve para ir a firmar, pero no pasa nada”, dijo Sebastián Hernández , presidente de la Federación de Productores del Alto Valle.

Al Alto Valle se suma la situación de Santa Fe y Córdoba. El ministro de Producción santafecino, Luis Contigiani , contó que le deben 200 millones del Fondagro. “El anuncio fue en marzo, pero de los 250 millones sólo llegaron 50, estamos pagándole a los tamberos con aportes de la provincia, pero tampoco sabemos cuándo va a llegar la plata”, dijo Contigiani.

La situación es similar en Córdoba, provincia con mejor sintonía con la Casa Rosada que Santa Fe. Al ministro de Agricultura, Sergio Busso , le habían prometido 100 millones para tamberos, pero la plata todavía no llegó.

Distintas localidades del sur bonaerense fueron testigos del “cebollazo” realizado por pequeños productores de la región nucleados en el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE).

Definen a su situación como muy crítica y entre los motivos apuntan a la suba de los costos y el peso de las importaciones.

A esto se le suma la baja rentabilidad y la poca participación de los productores en el precio final en las verdulerías.

Sancor

Está operando a casi un cuarto de su capacidad en sus 16 plantas. Son varias las empresas interesadas en comprarla que buscarán cambiar los acuerdos laborales con Atilra. La que más ha avanzado es la neozelandesa Fonterra, el primer exportador de leche del mundo y el cuarto productor del planeta. Sus dueños son 12.000 tamberos. La compra sería presentada como una asociación. Además de la mexicana Lala, la número uno en Centroamérica con 163 centros de producción y distribución, también talla la francesa Lactalis, que factura U$S 20.000 millones y maneja marcas como Parmalat, Lactel y Celia, entre varias más.

Juan Gufi es uno de los intendentes de la provincia de Santa Fe que más exposición mediática ha tenido en los últimos meses. Esto se debe al cierre de la planta de la empresa láctea SanCor en Centeno, que era la principal fuente de trabajo e ingresos para los habitantes de la localidad situada a 100 kilómetros de Rosario, sobre la ruta 34.
Consultado sobre el tema, el titular de la comuna aseguró que “tenemos entre 2,5 y 3 millones de pesos menos circulando en la economía del pueblo todos los meses”. Y agregó que “eso se siente en los comercios, en la comuna, en todos lados. Nos cuesta mucho llegar a reunir el dinero para los sueldos, se está haciendo una rueda muy pesada”, aseveró.
Respecto de la ayuda que pidieron al Estado provincial y nacional, apuntó: “Estuvimos trabajando con la provincia muy de cerca, no así con la Nación. No hemos tenido una comunicación con funcionarios nacionales por este tema”.
Y aventuró que “si no se da la llegada de capitales extranjeros, la opción es conformar una cooperativa”.

Tras medio siglo, cerró la distribuidora de Sancor en Puerto Madryn (Chubut), que no pudo soportar la crisis que atraviesa el gigante lácteo a nivel nacional. Era una empresa familiar que tenía 49 años de vida. En la mañana del viernes hubo reuniones entre los representantes de la empresa y de los trabajadores, acordando el pago de las indemnizaciones de los empleados con los representantes gremiales, tanto del Sindicato de Camioneros como de Empleados de Comercio.

Por los movimientos sociales

La CTEP y la CCC le reclamaron a la Ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley que se cumpla con la Ley de Emergencia Social, de la cual sólo se ejecutó un 30 %, y se sancione una Ley de Emergencia Alimentaria.

Las organizaciones que integran la CTEP se movilizaron en distintos puntos de la Ciudad y el Conurbano y continuaron con la recolección de firmas para impulsar la Ley de Emergencia Alimentaria, “una situación que hay que tratar de forma urgente”, insistió el coordinador nacional de Barrios de Pie, que semanas atrás lanzó la iniciativa, luego de realizar un relevamiento en los comedores populares, que arrojó que el 43 % de los chicos sufrían malnutrición. También minimizó uno de los logros mostrados por la gestión de María Eugenia Vidal sobre la mejora en los fondos para los comedores escolares e indicó que “el aumento del presupuesto fue de 8 a 16 pesos por chico. Está muy lejos de lo que se necesita para alimentar de manera digna a los pibes”.

El reclamo por ambas iniciativas continuará el próximo 7 de agosto, cuando la CTEP tiene programado repetir la masiva movilización del año pasado desde la Iglesia de San Cayetano. Las organizaciones marcharán desde Liniers hasta el Congreso, donde entregarán un millón de firmas a favor de la Ley de Emergencia Alimentaria y luego finalizarán en la Plaza de Mayo.

El jueves también instalaron ollas populares y campaña de firmas por la aprobación de la Ley de Emergencia Alimentaria frente al Obelisco y a las principales cadenas de supermercados del país, el Frente Popular Darío Santillán y el FPDS (CN).

El pasado 20 de julio diferentes movimientos piqueteros realizaron una masiva protesta en Plaza de Mayo para exigirle al gobierno Nacional: aumento salarial y puestos de trabajo genuinos. “No queremos planes, queremos trabajo”, fue una de las consignas.

Cuatro mil pesos es lo que cobran los trabajadores del programa «Argentina Trabaja» y del «Ellas Hacen», quedando de esta forma por debajo de la línea de indigencia, ya que la canasta básica familiar ronda entre los 14/15.000 pesos y el salario mínimo es de $ 8.860.

La masiva concentración comenzó en Av. 9 de Julio y 25 de Mayo y finalizó en Plaza de Mayo. Banderas y remeras rojas colmaron la Ciudad de Buenos Aires y se hicieron oír frente a la Casa Rosada. Ahora esperarán una respuesta del gobierno.  

 

Fuentes: La Nación, Clarín, Tiempo Argentino, Página 12, La Izquierda Diario, Anred, Resumen Latinoamericano, www.cronista.com , www.ambito.com , www.infogremiales.com.ar , Equipo de Comunicación de la CTA Jujuy, Perfil y Prensa Obrera.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=229772&titular=de-esto-no-se-habla-

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Argentina: Macri no tolera ninguna opinión disidente… pero la crisis se siente fuerte

Por: Aram Aharonian

Finalmente, el gobierno macrista avanzó contra el único director opositor del Banco Central, el jurista Pedro Biscay y el miércoles 27 de julio oficializó su remoción por «mediar mala conducta e incumplimiento de los deberes de funcionario público».

Obviamente, el objetivo de su salida forzada fue la de silenciar e invisibilizar su opinión sobre la política monetaria y cambiaria, la que había cuestionado públicamente por su alto nivel de endeudamiento en detrimento del empleo y desarrollo económico con equidad social. “No están dispuestos a tener una voz crítica en el directorio del banco», afirmó Biscay.

La remoción de Biscay refleja la falta de pluralismo y las actitudes antidemocráticas del gobierno de Macri, que en plena campaña para elecciones parlamentarias, el día antes había perdido una dura batalla en el Congreso al no lograr la expulsión del diputado Julio de Vido, exministro de Planificación del gobierno kirchnerista.

Pensamiento único, mensaje único  

El decreto lleva la firma del presidente Mauricio Macri, del jefe de Gabinete, Marcos Peña, y del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne. El mismo, elimina el imprescindible control social democrático de una entidad clave para la sociedad, como es el banco Central y es interpretado por los analistas argentinos como una muy seria persecución política e ideológica

La decisión con tiene falsedades y refleja el autoritarismo con que se maneja Macri y su gabinete. En la Reserva Federal de EEUU y en los bancos centrales europeos, los Directores hacen públicas sus opiniones, muchas veces disidentes respecto a las políticas a seguir.

El mal desempeño no es de Biscay sino de quienes con sus políticas a partir de diciembre de 2015 han aumentado la inflación , provocando inestabilidad monetaria y financiera, generando una recesión, aumentado el desempleo y la exclusión social, en abierta violación al artículo 3 de la Carta Orgánica del Banco Central, señaló el anterior presidente del mismo, Alejandro Vanoli.

Precisamente, el ministro Dujovne informó a la Oficina Anticorrupción que posee un patrimonio de 97 millones de pesos, de los cuales 74 millones están afuera del país, pero pareciera no tener interés en retornarlos, en medio del «clima de confianza» que según él impera en la Argentina a partir de las políticas macristas. El 10% de su patrimonio (alrededor de 600 mil dólares), dice la Agencia Paco Urondo, son ganancias de su compras de dólar a futuro y las devaluaciones producidas por su gobierno.

Biscay, abogado de 38 años, había sido designado en agosto de 2014 por el Congreso y tenía mandato hasta 2019. Acallando a Biscay, el gobierno pretende tener una voz monocorde (un mensaje único) . «Mala conducta tienen aquellos que no defienden los destinos de la patria», afirmó Biscay, quien sostuvo que «no hay pruebas que determinen el mal desempeño».

Anteriormente, el jurista fue coordinador del área Fraude Económico y Bancario de la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac) y es reconocido como uno de los más serios expertos en la materia en Latinoamérica.

Biscay – único Director en ejercicio elegido por el Senado de su país y con un mandato hasta septiembre de 2019- adelantó que iniciará una demanda por entender que «hay una interferencia manifiesta de la independencia del Banco Central» donde dijo que «la gestión del presidente del Central (Federico Sturzenegger) es totalitaria».

El gobierno acusó a Biscay de realizar «afirmaciones que ponen en riesgo los objetivos establecidos» en la Carta Orgánica del Banco, «particularmente en lo que se refiere a la estabilidad financiera en un sistema bancario de encajes fraccionarios y en el marco de un país que ha atravesado múltiples crisis cambiarias y bancarias en las últimas décadas».

En los últimos meses, el abogado había publicado una serie de artículos en los que analizaba la política económica y monetaria del gobierno y advertía la posibilidad de una crisis, que vive ya el país, cuando el valor del ´dólar alcanzó su máximo histórico y la inflación sigue avanzando.

«Esta situación demuestra que el país atraviesa una etapa de agudo avasallamiento a las instituciones y a las bases republicanas y democráticas nunca antes visto en gobiernos constitucionales. Estamos viviendo en un estado cercano a la excepción, donde la ley deja de ser la pauta de actuación de los servidores públicos. Y pone en serio riesgo la estabilidad del Estado de Derecho y el conjunto de bienes jurídicos que deben ser promovidos y protegidos en una sociedad democrática».

El poder fáctico local se subordina al gobierno global de las multinacionales. No admite oposición parlamentaria o en algún organismo del Estado; la aspiración del gobierno es avanzar en una nueva enajenación de empresas públicas de carácter estratégico, entre ella la industria satelital y nuclear.

¿También van a sancionar a la OCDE?

El Jefe de Gabinete, Marcos Peña, uno de los firmantes de la destitución, señaló que “no hay ninguna cuestión rara, con lo cual no hay ninguna razón para la victimización que tanto les gusta”. El presidente de la comisión de Finanzas de Diputados, el macrista Eduardo Amadeo , aseguró que “la libertad de expresión es absoluta”, y señaló que el ex funcionario fue “extremadamente imprudente” con sus declaraciones: “Habla de crisis todo el tiempo, del dólar, ha sido extremadamente imprudente”, aseveró.

El propio Peña sería responsable por no denunciar oportunamente las expresiones “poco prudentes” de Biscay, ya que así lo establece clara,mente la ley 25.188 de ética pública y sus normas complementarias. Es Peña quien pone en evidencia que la críticas hechas por Biscay son veraces y no sus falsas repetidas afirmaciones de que «no hay nada que preocuparse» con la escapada del dólar en los últimos días.

El reconocimiento público de Peña es que han sido “muy sensibles» las críticas hechas por el removido funcionario ya que «Argentina que tiene tanta memoria de las crisis, la gente siempre está mirando el dólar y las tasas de interés”, Si el decadente funcionario está tan seguro de la «excelente» gestión de Sturzenegger al frente del Banco Central. ¿por qué teme tanto a las opiniones de Biscay?

El destituido funcionario no ha hecho sino en poner en evidencia (en cumplimento de su deber como funcionario público) los gigantescos desequilibrios provocados por la política de endeudamiento y tasas especualtivas del BCRA.

Pero no es sólo Biscay quien denuncia la falta de transparencia de Sturzenegger y su BCRA: l a Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) afirmó que «El Banco Central carece de independencia formal y le falta claridad a su mandato. Esto disminuye la efectividad de la política monetaria». ¿Exigirá Peña sanciones para los directivos de esta organización del establishment internacional? Es la OCDE la que señala que el camino macrista es oscuro e incorrecto.

Buena conducta es entregar las Malvinas y Tierra del Fuego

Para no tener “mala conducta” hay que opinar lo mismo que Macri. Así lo hace el vicepresidente del Banco Central, Lucas Llach, quien afirmó en las redes sociales: “Yo entregaría no sólo las Falklands sino todo Tierra del Fuego a England, así nos sacamos ese apéndice que le encarece la vida al pueblo».

Es más o menos lo que opinaba la excanciller Susana Malcorra y quizá lo que opine el Presidente. Tras viralizarse el tuit, funcionario decidió borrarlo, pero eso no evitó las cataratas de críticas en su contra. Obvio, no se trata de mala conducta sino “apenas” de traición a la patria. A la par que los errores que se suman en los mapas oficiales y en negociaciones secretas con la cancillería británica para la eventual explotación petrolera en aguas del Atlántico Sur.

El futuro tan temido

Cuando la bicicleta financiera se termine, la deuda consolidada va a ser de tal magnitud que empujará a severos planes de ajustes primero, y de nuevo las privatizaciones de YPF, la petrolera estatal (los campos de Vaca Muerta incluidos), de las empresas más redituables del Estado y del sistema previsional.

La bicicleta financiera relaciona la tasa de ganancia financiera en moneda dura con el resto del mundo mediante tasas positivas de interés, atrasar el tipo de cambio, reducir aranceles y/o desproteger el sector externo permitiendo sustituir la producción local por la extranjera. En lugar que el tipo de cambio lo fije la cuenta corriente de la Balanza de Pagos, lo fija la Cuenta de Capital atraída por la perniciosa combinación de atraso cambiario y altas tasas de interés, base de la inconsistencia del modelo macrista.

La administración de Macri trata de frenar la inflación con endeudamiento (externo e interno) y Letras del Banco Central (Lebac) y pases a tasas astronómicas, incrementando exponencialmente la deuda externa e interna del Estado. Conscientes que esto no lo pueden repetir permanentemente, se preparan para realizar un fuerte ajuste de las cuentas públicas y consolidar la deuda de corto plazo en un bono (similar al “9 de Julio” de Julio Alsogaray en la década de 1960).

El poder fáctico local se subordina al gobierno global de las multinacionales. No admite oposición parlamentaria o en algún organismo del Estado; la aspiración del gobierno es avanzar en una nueva enajenación de empresas públicas de carácter estratégico, entre ella la industria satelital y nuclear.

Cuando la bicicleta financiera se termine, la deuda consolidada va a ser de tal magnitud que empujará a severos planes de ajustes primero, y de nuevo las privatizaciones de YPF, la petrolera estatal (los campos de Vaca Muerta incluidos), de las empresas más redituables del Estado y del sistema previsional.

La bicicleta financiera relaciona la tasa de ganancia financiera en moneda dura con el resto del mundo mediante tasas positivas de interés, atrasar el tipo de cambio, reducir aranceles y/o desproteger el sector externo permitiendo sustituir la producción local por la extranjera. En lugar que el tipo de cambio lo fije la cuenta corriente de la Balanza de Pagos, lo fija la Cuenta de Capital atraída por la perniciosa combinación de atraso cambiario y altas tasas de interés, base de la inconsistencia del modelo macrista.

La administración de Macri trata de frenar la inflación con endeudamiento (externo e interno) y Letras del Banco Central (Lebac) y pases a tasas astronómicas, incrementando exponencialmente la deuda externa e interna del Estado. Conscientes que esto no lo pueden repetir permanentemente, se preparan para realizar un fuerte ajuste de las cuentas públicas y consolidar la deuda de corto plazo en un bono (similar al “9 de Julio” de Julio Alsogaray en la década de 1960).

El dólar al cambio oficial alcanzó su máximo histórico. Lo único que falta es que alguien diga que la culpa es de Biscay…

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=229623&titular=macri-no-tolera-ninguna-opini%F3n-disidente%85-pero-la-crisis-se-siente-fuerte-

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Las mismas disyuntivas que en 1917

Por: Claudio Katz

La revolución rusa fue el principal acontecimiento del siglo XX. Generó enormes transformaciones sociales y suscitó una inédita expectativa de emancipación entre millones de oprimidos.

Ese impacto se verificó en el pánico que invadió a las clases dominantes. Algunos temieron la pérdida de sus privilegios, otros creyeron que se extinguía su control de la sociedad y muchos se prepararon para el ocaso final de la supremacía burguesa.

Ese miedo explica las enormes concesiones de posguerra. El estado de bienestar, la gratuidad de ciertos servicios básicos, el objetivo del pleno empleo y el aumento del consumo popular eran mejoras impensables antes del bolchevismo. Los capitalistas aceptaron esas conquistas por temor al comunismo.

De ese pavor surgió el concepto de justicia social, como un conjunto de derechos de los desamparados y el registro de la desigualdad como una adversidad. La revolución impuso la mayor incorporación de derechos colectivos de la historia.

Los capitalistas copiaron normas establecidas por el régimen soviético para disuadir la imitación de ese modelo. Aceptaron la universalización de las pensiones y la seguridad laboral.

El propio esquema keynesiano de consumo masivo irrumpió por temor al socialismo. La dinámica espontánea de la acumulación privilegiaba las ganancias y no contemplaba mejoras estables de los ingresos populares.

Los fantasmas creados por la revolución perduraron más tiempo que su efectiva incidencia. Al cabo de muchas experiencias las potencias occidentales digirieron la existencia de la Unión Soviética y concertaron una convivencia, para garantizar la continuidad del capitalismo en el grueso del planeta. Pero mientras subsistió el denominado bloque socialista, la memoria de los soviets continuó inquietando a los poderosos.

Sólo el desplome de ese adversario restauró la confianza de los capitalistas. Reforzaron el neoliberalismo y recompusieron los mecanismos clásicos de la explotación, con flexibilización laboral, masificación del desempleo y ensanchamiento de las brechas sociales.

Las modalidades desenfrenadas del capitalismo reaparecieron en las últimas décadas por ausencia de contrapesos. Esa virulencia tiende a recrear las catástrofes que desataron el tsunami de 1917, replanteando lo ocurrido hace cien años.

EL IMPACTO DE OCTUBRE

La cronología de la revolución entre febrero y octubre de 1917 ha sido detalladamente investigada. Comenzó con las protestas que forzaron la abdicación del zar y la constitución del gobierno de Kerensky. Esa administración provisional actuó bajo la presión directa de los soviets obreros que florecieron en los centros industriales. Exigían el cumplimiento de categóricas demandas de paz, pan y tierra.

Como el gobierno prosiguió la guerra y pospuso las reformas exigidas por los trabajadores, la influencia de los bolcheviques se acrecentó junto al descontento popular. Kerensky perdió autoridad y un intento golpista de la derecha (Kornilov) sucumbió ante la resistencia obrera.

En un marco de deserciones masivas en el frente y protestas de los campesinos, el partido de Lenin lideró la toma del Palacio de Invierno. Este desenlace coronó una estrategia revolucionaria definida en las tesis de abril y consumada con la insurrección. En los diez días que conmovieron al mundo se perpetró la acción más impactante de la historia contemporánea.

La revolución coronó su antecedente de 1905 y formó parte de un ciclo internacional de convulsiones inaugurado en México (1910) y China (1911). Pero la gesta bolchevique no sólo fue victoriosa. Incentivó la gran secuela de sublevaciones anticapitalistas que sacudió a Europa en los años 20 (Hungría, Alemania, Bulgaria, Italia).

Esa oleada se proyectó a la década siguiente y fue recién contenida por el ascenso del fascismo y la derrota de la república en la guerra civil española. Todas las conmociones de entre-guerra (incluida la depresión del 30) fueron derivaciones del viraje iniciado en 1917.

El triunfo de los bolcheviques condujo a revisar el sentido contemporáneo de la revolución. Las grandes gestas de Inglaterra (1648), Estados Unidos (1776) o Francia (1789) fueron conceptualizadas con posterioridad a su estallido. Lo mismo ocurrió con la Comuna de Paris (1871).

En Rusia prevaleció, por el contrario, una conciencia plena del acontecimiento. Los seguidores de Lenin inauguraron la costumbre de teorizar las revoluciones sobre su propia marcha. Todo el pensamiento marxista fue desarrollado en estricta conexión con esos procesos y distintas teorías (dependencia, desarrollo desigual o combinado, imperialismo) fueron concebidas para esclarecer el momento, la oportunidad o la localización de la revolución.

La acción bolchevique confirmó la diferencia cualitativa que separa una revolución contemporánea de cualquier rebelión. Puso de relieve no sólo la existencia de un levantamiento de los oprimidos, sino también la gravitación de los desenlaces militares, el desmoronamiento del estado y la aparición de organismos de poder popular.

Ilustró cómo estos últimos pilares sustentan la construcción de un orden alternativo. Los soviets inauguraron las modalidades del poder dual, que emergieron en otras revoluciones del siglo XX a través de consejos, movimientos o ejércitos.

Lo ocurrido en 1917 también confirmó que las revoluciones irrumpen en situaciones extremas y frecuentemente influidas por la guerra. La batalla frontal contra el capitalismo no emergió como se suponía de una crisis económica, sino del tormento creado por la conflagración entre imperios. El involucramiento forzado de Rusia en esa sangría generó dos millones de muertos y una resistencia masiva de los soldados a ofrendarse como carne de cañón.

La demolición del estado zarista por la guerra facilitó la fulminante victoria de los bolcheviques, que conquistaron la adhesión popular cuando Kerensky se negó a negociar la paz.

Lenin concertó el fin de las hostilidades a un altísimo precio. Suscribió acuerdos que entregaban vastos y poblados territorios para cumplir con lo prometido. La audacia exhibida para tomar el poder fue complementada con un gran realismo en el manejo del estado.

Cada paso transitado por los bolcheviques fue estudiado con fascinación por varias generaciones de militantes. Todos asimilaron la nueva cultura comunista con la mira puesta en repetir la insurrección de octubre.

REVOLUCION SOCIALISTA

La principal novedad de 1917 fue el carácter socialista de la revolución. Esta singularidad quedó definida por un conjunto de objetivos, prácticas, sujetos, direcciones y horizontes geográficos.

Los bolcheviques explicitaron de inmediato sus metas comunistas. Enunciaron esa finalidad y señalaron caminos para alcanzarla. Propusieron avanzar hacia la igualdad social, mediante un sistema político de auto-administración popular y un régimen económico de propiedad colectiva de los medios de producción.

Discutieron la eventual temporalidad de ese proceso y el tipo de transición requerido para coronarlo. Concibieron ese futuro como un resultado de acciones humanas conscientes, muy alejadas de cualquier expectativa religiosa en un devenir venturoso.

Pero la práctica anticapitalista definió más el curso de la revolución que las previsiones teóricas. La intensidad de la confrontación con las clases dominantes derivó en una encarnizada guerra civil y una imprevista sucesión de expropiaciones.

El control obrero sobre las empresas se transformó en anulación de la propiedad y derivó en una serie de contramarchas, para adaptar la retrasada economía rusa a la necesaria subsistencia del mercado.

El modelo de estatización plena (comunismo de guerra) fue reemplazado por una combinación de planificación con mecanismos de oferta y demanda (NEP). Ese vaivén ilustró que la construcción socialista no sigue un libreto previo.

La revolución fue protagonizada por la clase obrera. Un sector numéricamente minoritario pero altamente concentrado definió el desenlace de las principales batallas, corroborando la gran incidencia de su cohesión social y gravitación económica.

Pero la victoria fue conseguida mediante una alianza con los campesinos, que forjaron en las trincheras el mismo tipo de soviets erigidos por los asalariados en las ciudades. Esa red común de organización popular sostuvo la caída del zar, el desplazamiento de Kerensky y la insurrección bolchevique.

Lenin consolidó esa unión decretando la confiscación de grandes propiedades y su entrega a los campesinos. Implementó una gigantesca transformación social que permitió la victoria del ejército rojo en la guerra civil.

El secreto de esos logros fue el partido construido por Lenin en un minucioso trabajo de organización. Ese agrupamiento encajó con las acciones requeridas para tumbar una autocracia represiva y liderar un proceso insurreccional. Esa estructura le permitió a los bolcheviques lidiar con el desastre económico, el aislamiento internacional y la invasión extranjera.

El partido introdujo una inédita combinación de disciplina y convicción. Conformó una red de acción muy efectiva y con pocos precedentes desde las órdenes monásticas de la Edad Media.

Pero más significativa fue la consolidación de una nueva forma de militancia inspirada en la fascinación que suscitaron los bolcheviques. Tres generaciones de luchadores se incorporaron en todo el planeta, a los partidos que promovían la imitación del ejemplo soviético.

La pertenencia a esas organizaciones se transformó en un ideal de vida, para quiénes asumieron compromisos incondicionales con la construcción del hombre nuevo. La convicción comunista reemplazó a la coacción militar y al misticismo religioso, como principal motivación del comportamiento heroico.

La revolución rusa fue concebida como un peldaño de sublevaciones internacionales que debían continuar en Europa. Cuando decayó esa expectativa se priorizó la apuesta por el socialismo en Oriente. Lenin fundó la III Internacional para fomentar la revolución en todo el mundo y a pesar de las restrictivas condiciones que impuso para el ingreso a esa organización, logró un extraordinario grado de adhesión.

La revolución rusa adoptó, por lo tanto, un perfil socialista en sus metas, prácticas, protagonistas, liderazgos y escalas internacionales. Estos rasgos la distinguieron de sus equivalentes nacionales, democráticos, antiimperialistas o agrarios de otras latitudes y circunstancias.

De toda esa variedad de componentes el sesgo socialista quedó principalmente determinado por la adopción de medidas anticapitalistas. Ese ingrediente definió la principal singularidad de la gesta de octubre.

DINÁMICA DE RADICALIZACIÓN

La revolución rusa zanjó viejos debates sobre el debut del socialismo. Marx había supuesto que esa transformación comenzaría en Europa, luego realzó el impacto de los alzamientos en la periferia y finalmente avizoró varios cursos posibles. Consideró que Rusia podría transitar un camino asentado en la subsistencia de las comunas agrarias.

Ese país concentraba múltiples interrogantes por la combinación de feudalismo con capitalismo, arraigo simultáneo en Europa y Asia y mixturas extremas de modernidad y atraso, bajo una obsoleta monarquía. El predominio campesino coexistía con un continuado crecimiento fabril, que suscitaba muchos interrogantes sobre el régimen económico-político sustituiría al zarismo.

Los teóricos populistas (Danielson,Vorontsoy) descartaban la factibilidad del capitalismo por la estrechez de los mercados y proponían un salto directo al socialismo asentado en las formaciones agrarias. Los denominados marxistas legales (Tugan, Bulgakov) resaltaban el peso de la clase obrera, ponderaban las luchas económico-sindicales y esperaban resultados positivos de una reforma liberal de la monarquía.

Los mencheviques (Plejanov) creían conveniente un desarrollo clásico del capitalismo pos-zarista. Concebían al socialismo como un producto ulterior de esa expansión y convocaban a una alianza con la burguesía para acelerar esa transición.

También los bolcheviques consideraban al principio necesario el pasaje por un periodo capitalista. Pero rechazaban la rigidez de periodos estrictamente delimitados para el avance al socialismo. Lenin promovía una revolución agraria -a través de la nacionalización de la tierra- para impulsar el empalme entre ambas etapas.

Sólo Trotsky avizoró desde 1905 el carácter socialista que asumiría un levantamiento exitoso contra el zarismo. Intuyó que la defección de la burguesía y la movilización radical del campesinado, induciría al proletariado a desbordar el marco capitalista. Los acontecimientos de 1917 confirmaron esa previsión.

Pero la victoria bolchevique emergió de las audaces decisiones impulsadas por Lenin, que sustituyó su planteo de revolución democrática por una opción directamente socialista. Maduró ese viraje frente a la beligerancia popular, la irrupción de los soviets y la capitulación del gobierno provisional.

La flexibilidad política del líder comunista fue decisiva. Adoptó conclusiones de Trotsky que había rechazado anteriormente y asumió postulados de los populistas, que había combatido frontalmente.

Esa conducta ilustró la gravitación de una actitud consecuente y la centralidad del principio de radicalización en una estrategia revolucionaria. El hito bolchevique comenzó con peticiones de paz, pan y tierra y terminó con la captura del Palacio de Invierno. La dirección comunista motorizó esa dinámica, sabiendo que el logro de los anhelos populares requería asumir decisiones radicales.

Esa política definió todos los sucesos de febrero a octubre. Lenin retomó el comportamiento propiciado por Marx en 1848, cuando alentó un desemboque socialista de la revolución democrática alemana. También compartió la conducta asumida por Rosa Luxemburg, para transformar las reformas sociales en plataformas de acción revolucionaria. La radicalización propiciada por Lenin condujo a los soviets al poder.

REFERENTE DE MÚLTPLES PROCESOS

La revolución rusa se convirtió en el modelo general de cambio radical del siglo XX. Su impacto fue tan significativo que algunos historiadores definieron la temporalidad acortada de esa centuria por el inicio y desaparición de la Unión Soviética.

Los bolcheviques indicaron un sendero socialista para los anhelos de democracia, soberanía y desarrollo de distintos países. Pusieron de relieve que las revoluciones no estallan persiguiendo objetivos anticapitalistas inmediatos. Esas metas maduran en la confrontación con las clases opresoras.  

  En Rusia las prioridades fueron el derrocamiento del zar, el fin de la guerra y la eliminación de la nobleza. En otras latitudes se batalló para erradicar la opresión colonial, tumbar dictaduras, conquistar  libertades públicas o iniciar procesos de industrialización.

La expansión inmediata de la acción bolchevique quedó detenida por los resultados adversos de los intentos insurreccionales en Europa. Pero al concluir la Segunda Guerra Mundial, la herencia de Lenin reapareció en Yugoslavia y China y en los años 70 se verificó en Vietnam. Todos esos procesos retomaron el principio de erradicar la dominación de una minoría capitalista sobre el conjunto de la sociedad.

  L a familiaridad de la revolución cubana con su precedente soviético fue igualmente nítida. Las columnas guerrilleras que ingresaron en La Habana actuaron contra la tiranía de Batista con la misma contundencia que los soviets. Respondieron a la agresión imperialista con acelerados procesos de nacionalización y una explícita asunción de la identidad socialista. Esa valentía evitó la frustración que se verificó en las dos grandes revoluciones precedentes de la región ( México en 1910 y Bolivia en 1952).

Cuba no sólo siguió las huellas de 1917. Revitalizó el alicaído legado de Lenin al cabo de varias décadas de deformación burocrática. Esa renovación se observó en la recuperación del internacionalismo revolucionario por parte del Che Guevara.

Los ecos de la III Internacional reaparecieron en la OLAS y en las Conferencias Tricontinentales. A diferencia de otras iniciativas transformadoras de la época (como Bandung). Los eventos promovidos por Cuba proponían explícitamente expandir el fermento revolucionario, creando «uno, dos y muchos Vietnam».

Fidel continuó el proyecto inaugurado por Lenin  y ocupó en América Latina un lugar equivalente al impulsor de los so viets. Actuó con la misma osadía en la radicalización de un proyecto popular.

¿GERMEN DEL STALINISMO?

Desde la caída de la URSS el análisis de la revolución rusa fue reemplazado por su denigración. Se presentó al mayor intento de reducir la desigualdad como la peor desgracia de la historia contemporánea.

El pico de esas impugnaciones reaccionarias se produjo en los aniversarios de las últimas dos décadas (1997 y 2007). Un libro negro sobre el comunismo (Courtois, 2010: 52-129) reunió relatos furibundos contra el bolchevismo. Describe la revolución como una escalada de crímenes perpetrados por ambiciosos conspiradores. Acusa al leninismo de incontables atrocidades, omitiendo el horror precedente generado por la inmolación de soldados en las trincheras de la Primer Guerra. Desconoce, además, que la insurrección de octubre fue una acción casi incruenta.

La sangría sólo reapareció en los años posteriores por la guerra civil que desataron los ejércitos blancos, apoyados por las potencias imperiales. Esa contrarrevolución provocó ocho millones de víctimas y dejó un país en ruinas, con fábricas abandonadas y pueblos hambreados.

La principal acusación contra el leninismo recae sobre el terror rojo, que organizaron los servicios de seguridad de bolcheviques (Tcheka). Tuvieron grandes atribuciones de intimidación y ejecución para contrarrestar la criminalidad de los blancos. Las muertes que generó esa defensa fueron muy inferiores a las ocasionadas por los derechistas y a las predominantes en otras revoluciones clásicas (como la francesa).

Es indudable que el poder soviético incluyó injusticias. Pero esas desgracias han acompañado a todas las transformaciones radicales de la historia. Si se impugna al bolchevismo por esa desventura, habría que invalidar los distintos procesos de liberación, independencia o república de los últimos siglos. Ningún país podría celebrar sus fiestas patrias.

Los críticos acusan a Lenin de utilizar la mascarada de un proyecto igualitario, para instaurar la dictadura de un grupo sobre sus adversarios. Estiman que la ilegalización de otros partidos retrata esa perversión.

Pero olvidan que esas restricciones fueron adoptadas durante la guerra civil, en medio de atentados y asesinatos. Se desenvolvieron en el marco político de polarización que precipitó la dispersión y extinción de la oposición. También aquí la revolución rusa reprodujo lo ocurrido en casos precedentes, que los historiadores suelen enaltecer cuando involucra al surgimiento de su propia nación.

Muchos cuestionadores observan en la revolución el germen de la pesadilla sufrida por la Unión Soviética bajo Stalin. Pero deberían reconocer que la sublevación de los soviets contenía gérmenes de todo tipo, cuya maduración no estaba predeterminada. La derivación stalinista fue un resultado negativo de varios desemboques posibles.

El stalinismo obturó primero y anuló posteriormente el sentido democrático de la revolución. Consagró la usurpación del poder por parte de una capa burocrática, que consolidó sus privilegios a costa de la mayoría popular. Sustituyó la confrontación con la derrotada contrarrevolución por una demolición de los vestigios del bolchevismo.

La asociación de Lenin con Stalin queda desmentida por la simple constatación de la purga perpetrada contra los artífices de octubre. Muy pocos protagonistas de esa gesta sobrevivieron a la brutal limpieza de opositores. Esa matanza enterró gran parte del legado de la revolución y anticipó la sangría adicional que provocó la colectivización forzosa.

Remontar a Lenin la responsabilidad de estas tragedias es un artificio. Supone concebir todo el curso de la historia como un destino signado por diabólicos bautismos. Con ese criterio habría que culpabilizar a Robespierre por los atropellos cometidos durante la restauración, atribuir a Washington los tormentos perpetrados por los esclavistas del Sur y achacar a San Martin o Bolívar las terribles tiranías padecidas por Sudamérica durante el siglo XIX.

El extremo de esa denigración es la equiparación del bolchevismo con el nazismo. Algunos afirman que Hitler fue una reacción lamentable, pero legítima contra el comunismo (Nolte, 2011: 178-205). Esta versión abandona la hipocresía occidental y retoma la justificación del fascismo, que las clases dominantes compartieron durante su fracasada cruzada contra la URSS.

La supervivencia del país costó 27 millones de muertos y elevó a 40 millones el total de víctimas afrontadas en el corto periodo de una generación. La magnitud de esa catástrofe condicionó el devenir posterior de la URSS. El régimen stalinista se estabilizó al cabo de la heroica victoria lograda contra los invasores. Posteriormente ese poder se afianzó con un crecimiento industrial, que modificó por completo la estructura social en todo el territorio.

La celebración de 1917 persistió en la posguerra como un homenaje ritual, vaciado de contenido y asentado en la fraudulenta presentación de Stalin como continuador de Lenin. La exaltación de los logros conseguidos por la URSS ensombreció las críticas y distorsionó la descripción de lo ocurrido, en los míticos meses de febrero y octubre.

¿GOLPE DE ESTADO?

Existe otra presentación de la revolución de octubre como un golpe de estado. Esa tesis del complot supone que Lenin recurrió a una astuta utilización de los soviets, engañó a sus adversarios y aprovechó un momento propicio para apoderarse del gobierno.

Esa simplificación retoma la vieja tradición de convertir los acontecimientos históricos en tramas novelescas. Ignora los hechos, evita interpretaciones y reduce procesos que involucran a millones de individuos a pequeñas disputas entre sediciosos.

Esa mirada se inspira en teorías conspirativas que presuponen la estabilidad, normalidad o equilibrio del capitalismo. Por eso imaginan que la principal amenaza contra el sistema proviene de perversos villanos.

Pero en el caso de octubre ese enfoque queda desmentido por el alto grado de participación popular. Los bolcheviques contaron con un gran respaldo social para su acción. Este sustento explica el reducido número de víctimas de la gesta de octubre. Lejos de coronar un putch, los soviets fulminaron a un régimen aislado y repudiado.

Lo mismo ocurrió con todas las revoluciones significativas que antecedieron o sucedieron a 1917. Pero ese tipo de acontecimientos resulta enigmático para los buscadores de complots. No pueden entender el  patrón de acción colectiva que predomina en los procesos signados por el protagonismo popular.

Presentar lo ocurrido en 1917 como un golpe de estado es por otra parte una obviedad. Cualquier transferencia del poder ejecutada fuera de la institucionalidad vigente viola la legalidad de ese sistema. Lo que debe juzgarse es validez o ilegitimidad de ese desenlace. Objetarlo en sí mismo equivale a justificar al régimen precedente.

La crítica a Lenin por su violación de la legalidad fue especialmente propagada por distintos analistas, que cuestionaron el desconocimiento de las normas institucionales, recurriendo a los viejos dogmas del liberalismo.

Pero olvidaron que los soviets se alzaron contra una monarquía y un gobierno que perpetuaba la masacre de los soldados. ¿Qué instituciones respetaban los agentes de la nobleza y el despojo territorial?

Las revoluciones siempre estallan en situaciones extremas que pulverizan la legalidad vigente. Los insurrectos de octubre se alzaron para preservar la vida de una población triturada por la carnicería bélica. Comprendieron que el capitalismo y sus fachadas institucionales generan esos padecimientos. El gran mérito de 1917 fue promover un sistema alternativo a las hipócritas modalidades de la dominación burguesa.

Lejos de constituir una anomalía, la revolución rusa formó parte de las periódicas disrupciones que afronta el capitalismo. Pero añadió al alzamiento desde abajo, un ingreso masivo de los explotados a la acción política directa. Ese significado es imperceptible para los detractores del bolchevismo.

¿UNA ILUSIÓN?

La revolución no sólo fue impugnada por el uso de la fuerza. También recibió objeciones por su quimérica ilusión en el socialismo (Furet, 1995: 12-33).

Esa crítica rechaza todo intento de construir una sociedad igualitaria, descontando que los explotados deben resignarse a la sumisión. Postula esa exigencia desde una posición de privilegio, que considera tan natural la desigualdad como los beneficios de los enriquecidos.

El argumento más repetido para imaginar la eternidad de las ganancias capitalistas es el fracaso económico de la URSS. Se remarca especialmente el resultado adverso de la competencia intentada con los Estados Unidos.

Pero la comparación olvida que Rusia era una economía semiperiférica en acelerado desarrollo, sometida al sistemático hostigamiento de la principal potencia del planeta. Los dos países nunca estuvieron situados en el mismo plano.

La guerra fría generalizó una distorsionada imagen de contendientes semejantes y reforzó la presión sobre la URSS para rivalizar en desventaja. Esa concurrencia obligó al país a desviar una gran proporción de su PBI hacia gastos militares, que obstruyeron el desenvolvimiento de sectores prioritarios.

La URSS no logró consumar el catch up con las economías centrales, pero superó ampliamente a sus equivalentes en tasas de crecimiento e índices de desarrollo humano. Ni siquiera el prolongado estancamiento de los años 70-80 afectó ese posicionamiento.

El desplome del régimen obedeció más a la decisión política de modificar un sistema, que a los desequilibrios económicos que arrastraba el país. Los gobernantes rechazaban un desenvolvimiento genuinamente socialista y apostaban a su propia conversión en burgueses. Envidiaban el confort de los millonarios de Occidente e idealizaban el estilo de vida norteamericano. Cuando encontraron la oportunidad para reconvertirse en capitalistas, abandonaron el incómodo maquillaje comunista .

La mayoría de la población valoraba las mejoras sociales pero se mantuvo inactiva. Toleró ese viraje al cabo de décadas de inmovilidad y despolitización. Un régimen de censuras y prohibiciones generalizó la apatía popular, asfixió la cultura y alejó a la intelectualidad .

La oportunidad para una renovación socialista se perdió en los años de la Primavera Checoslovaca (1968). Posteriormente imperó un desencanto que precipitó la vertiginosa y triste disolución de la URSS.

FUERZAS PRODUCTIVAS

Las polémicas con los cuestionadores del socialismo ocupan un lugar preeminente en el aniversario de la revolución. Pero los debates son también significativos entre los defensores de la gesta leninista.

Algunos pensadores realzan la acción bolchevique pero consideran que apresuró la marcha del socialismo. Estiman que ese proyecto debió adaptarse a la madurez de las fuerzas productivas y sugieren que la URSS falló por esa restricción objetiva (Pomar, 2015).

Esa mirada tiene puntos en común con la objeción que anticipó Kautsky al carácter prematuro de la acción soviética. Señaló que el retraso productivo de Rusia privaba al país de la base material requerida para avanzar hacia el socialismo. Lenin y Trotsky rechazaron acaloradamente ese mismo cuestionamiento por parte de Plejanov.

La crítica olvida el carácter intempestivo de procesos revolucionarios que no respetan horario, ni fechas de irrupción. Esas acciones emergen por la belicosidad, conciencia o experiencia de los oprimidos y no se adaptan a esquemas preestablecidos de evolución humana. Las vertientes objetivistas del marxismo no comprenden esa autonomía de los sujetos.

La misma objeción a la carencia de basamentos materiales para encarar la apuesta socialista era expuesta por los Partidos Comunistas, que postulaban estrategias por etapas en la periferia. Promovían modelos de capitalismo en alianza con las burguesías nacionales, alegando la inviabilidad inmediata del socialismo.

Pero durante el siglo XX fallaron en las economías subdesarrolladas todos los intentos de copiar el desenvolvimiento de los países centrales. Las revoluciones socialistas irrumpieron justamente en la periferia, por el carácter más acentuado de las crisis capitalistas en esas zonas.

Es un contrasentido afirmar que el socialismo debe evitarse en las regiones que más necesitan su instrumentación. El modelo evolutivo desconoce que la periferia concentra desequilibrios agravados que exigen urgentes respuestas anti-sistémicas.

Es cierto que el socialismo es un proyecto global cuya implementación plena es inviable en un sólo país o región. Pero esa limitación no invalida el inicio de ese proceso en donde sea necesario.

Ese debut no contradice el reconocimiento de la significativa brecha que separa el comienzo de la conclusión de un proceso transformador. Pero si esas mutaciones no empiezan cuando son requeridas el ideal socialista languidecerá en el ensueño.

EL PAPEL DEL ESTADO

El análisis de ocurrido en la URSS exige superar la ingenua creencia que lo ocurrido bajo ese régimen “no nos concierne”, a quienes cuestionamos el despotismo burocrático. Es más conveniente revisar lo sucedido asumiendo la familiaridad con las dificultades que afrontó ese proceso. Son obstáculos que reaparecerán en cualquier intento de construcción pos-capitalista.

Es muy corriente afirmar que la revolución bolchevique demostró capacidad para tomar el poder, pero no para erigir una sociedad alternativa. Se atribuye esa limitación a la burocratización que sucedió a ese triunfo (Zibechi, 2017).

El tipo de burocracia prevaleciente en la URSS fue discutido durante décadas. El paso del tiempo ha confirmado el acierto de los enfoques, que resaltaron la peculiaridad no capitalista del funcionariado de ese sistema.

El gran cambio de los últimos 25 años en comparación a la dinámica vigente con Stalin, Krushev, Breshnev o Gorbachov radica en la nueva presencia de una clase dominante. La restauración del capitalismo fue la principal consecuencia del desplome de la URSS.

Pero la crítica a la burocracia -que en el pasado propiciaba una renovación socialista- es frecuentemente esgrimida en la actualidad, para cuestionar la propia conquista del poder. Se objeta el camino leninista atribuyendo las deformaciones de la URSS al curso estatista iniciado por los bolcheviques. Se supone que eludiendo ese sendero se podría abrir un rumbo más libertario de emancipación, asentado en florecimiento de emprendimientos autogestionarios.

Pero la URSS ofrece un modelo concreto de logros y fracasos del intento pos-capitalista. En cambio la tesis de puras comunas no brinda antecedentes, ni pistas de la trayectoria que seguiría su proyecto.

Ese enfoque se limita a enunciar vagas convocatorias a “cambiar el mundo sin tomar el poder”, evitando explicar cómo podría soslayarse el manejo y la transformación del estado para implementar un cambio revolucionario.

La construcción de contrapoderes alternativos en los poros de la sociedad es un importante paso en la batalla para erradicar al capitalismo. Pero el principal resorte de esa mutación es la sustitución del estado burgués por otra modalidad estatal, gestionada por las mayorías populares.

El éxito bolchevique pareció agotar una controversia que tradicionalmente opuso al marxismo con el anarquismo. Pero la implosión de la URSS ha reavivado el debate. Con todas las frustraciones que acumula, la tesis socialista sigue ofreciendo argumentos teóricos e indicios prácticos más sólidos que la vaga opción libertaria.

EL EXCLUSIVISMO PROLETARIO

Ciertos enfoques idealizan la victoria de 1917 como el único modelo de revolución socialista. Consideran que otros triunfos equivalentes como la revolución cubana, no alcanzaron ese estatus por ausencia de liderazgo proletario (Altamira, 2016).

Esta visión no desconoce que en Cuba hubo expropiación del capital, enormes logros socio-económicos y exitosa resistencia al imperialismo. Pero entiende que esos aciertos no definen la cualidad socialista que tuvieron esas mismas realizaciones, bajo los soviets. Para evitar discusiones talmúdicas convendría aclarar que se discute el inicio y no la consolidación del socialismo, que estuvo ausente en ambas situaciones.

Al contraponer el hito bolchevique con la epopeya del 26 de Julio se acepta la posibilidad de revoluciones anticapitalistas carentes de contenido socialistas. De esa forma se avala la tesis de la revolución por etapas, que siempre impugnaron los críticos de izquierda del oficialismo comunista.

El enfoque de excluyente bolchevismo define restrictivamente a la revolución socialista por la clase que lidera esa acción, olvidando otros determinantes (objetivos, práctica, dirección, alcance) y la preeminencia de las medidas anticapitalistas.

Desconoce que las revoluciones burguesas protagonizadas por sujetos populares ya indicaron la prioridad de las metas y no de los artífices, en la caracterización de una mutación histórica. Con una mirada sociológica asigna a las clases sociales una total preponderancia en la caracterización de esos procesos.

La experiencia del siglo XX ilustró, además, cómo la variedad de clases oprimidas configura cada dinámica anticapitalista. En Rusia el proletariado jugó un rol dirigente, pero en estrecha asociación con campesinos convertidos en soldados. Otro tipo de protagonismos se verificaron en el doble poder guerrillero forjado por las milicias de Yugoslavia, China o Cuba.

En todos esos casos se registraron expropiaciones que desencadenaron procesos socialistas. Es un error desconocer esos resultados por la ausencia del imaginario sujeto que debería haber encabezado esas acciones.

Con ese razonamiento se habilitan revoluciones sólo en los países que respetan cierta configuración social, El tipo de proletariado concentrado que existía en Rusia a principio del siglo XX, sólo se verificaba en muy pocas economías ajenas al núcleo industrial de Occidente. Esa carencia no marginaba del proyecto socialista a las tres cuartas partes del planeta.

La III Internacional primero y la OLAS después desenvolvieron una gran labor revolucionaria en Asia, África y América Latina evitando el exclusivismo proletario. Discreparon incluso con las organizaciones que se auto-asignaban roles sustitutos de la reducida clase obrera de la periferia.

La tesis sociológico-proletaria sugiere la inviabilidad de todos los procesos revolucionarios carentes de un actor social predeterminado. Ese razonamiento carga con los mismos defectos de la miradas objetivistas, que definen la factibilidad del socialismo por el grado de madurez de las fuerzas productivas.

La tradición leninista más provechosa realza, en cambio, el papel de los sujetos populares y es congruente con la tesis que postula la factibilidad de proyectos progresistas, en distintas temporalidades y escenarios. Endiosar a los soviets suponiendo que ofrecen el único modelo de gesta socialista no contribuye a los homenajes en curso.

LENIN MÁS GRAMSCI

El centenario de la revolución soviética ha desempolvado los viejos debates sobre la dictadura democrática del proletariado y la revolución por etapas, ininterrumpida o permanente. Esas controversias sólo pueden recuperar interés a la luz de las disyuntivas políticas actuales. No todos los involucrados en la conmemoración demuestran preocupación por establecer esas conexiones.

Hasta los años 80 la importancia de la victoria bolchevique saltaba a la vista. El carácter de una próxima revolución socialista era discutido, evaluando las modificaciones planteadas a la estrategia leninista por las experiencias de China, Vietnam o Cuba.

Los términos de ese debate se modificaron sustancialmente luego del afianzamiento del neoliberalismo que sucedió al desplome de la Unión Soviética. En América Latina ese cambio se reforzó con la caída del sandinismo y asumió un nuevo perfil con las exitosas rebeliones populares del nuevo siglo. Esos levantamientos inauguraron el ciclo progresista y los procesos radicales de Venezuela y Bolivia.

Para actuar en este contexto no alcanza con rememorar lo ocurrido en Rusia entre febrero y octubre de 1917. Tampoco es suficiente construir un partido revolucionario dispuesto a intervenir en circunstancias semejantes. Ecuador, Argentina, Venezuela y Bolivia atravesaron varios momentos de crisis económicas extremas, desmoronamiento del régimen político y levantamientos sociales, sin repetir el escenario de los soviets.

Una diferencia sustancial radica en la permanencia o reconstitución de sistemas constitucionales que carecían de relevancia en la época de Lenin. Este nuevo dato en América Latina ya fue registrado en la posguerra por los marxistas europeos.

De ambas experiencias surgió un replanteo de la estrategia leninista que incorpora las percepciones de Gramsci. Esta asimilación es clave para construir una hegemonía política socialista, confrontando con el complejo funcionamiento del poder burgués.

Un sendero anticapitalista debe contemplar la nueva variedad de batallas en escenarios institucionales con parlamentos, elecciones, partidos legales y medios de comunicación que no existían en 1917.

Este contexto quiebra la simultaneidad de los procesos revolucionarios del pasado. La formación de un gobierno de trabajadores, la captura del estado y la transformación de la sociedad no se perfilan como cursos paralelos (o con reducidas diferencias temporales). Más bien despuntan como momentos muy diferenciados.

La lectura de Gramsci induce a prestar atención a las batallas ideológicas y a las confrontaciones electorales, en una dinámica tendiente a gestar formas de poder alternativo.

Este nuevo enfoque fue distorsionado en los años 80 y 90 por interpretaciones socialdemócratas, que promovieron el amoldamiento al capitalismo, la veneración de las instituciones y el repudio del legado insurreccional soviético.

En el pico eurocomunista de esta deformación, Lenin fue tan rechazado como Fidel. Se imaginó un Gramsci edulcorado, dedicado a la investigación de la cultura y a los refinamientos de la ideología, sin ningún parentesco con la revolución o el socialismo.

En la derivación posmoderna de esa distorsión, los sectores oprimidos son sustituidos por variadas identidades, la meta socialista es reemplazada por la democracia radical y la conquista de la hegemonía es concebida como una amalgama contingente de demandas entretejidas por discursos. La lucha política flota en una nube divorciada de los conflictos sociales y las alusiones a la guerra de movimientos son tan sepultadas como el bolchevismo.

Afortunadamente junto a estos despistes recobran fuerza los distintos planteos, que reconectan a Gramsci con Lenin. En ese empalme se inscriben los enfoques que resaltan nuevas combinaciones de la democracia directa e indirecta y de las reformas con la revolución.

Un texto reciente referido a la revolución rusa interpreta en esa línea los procesos latinoamericanos actuales (García Linera, 2017). Propone concebir cursos de batalla que incluyan momentos de hegemonía gramsciana y etapas jacobino-leninista.

El acierto teórico de esta visión es tan significativo como su controvertida aplicación práctica. En el caso de Venezuela se podría afirmar, por ejemplo, que el momento de hegemonía estuvo en juego en las últimas décadas de gobierno popular, estado en disputa y grandes fracturas de la sociedad.

Se registraron choques ideológicos y fuertes confrontaciones electorales, pero el poder comunal requerido para consolidar una preparación socialista nunca se abrió paso. Más bien prevaleció una tendencia opuesta a la primacía de la burocracia, el verticalismo y el funcionariado privilegiado.

Por esas debilidades el salto al momento jacobino-leninista estuvo obstruido y la oportunidad actual para avanzar hacia esa definición, sólo se podría se ensayar en circunstancias más críticas. 

Pero la síntesis gramsciano-leninista no es una fórmula de laboratorio. Es una estrategia que se remodela junto a la experiencia popular. Mientras la crisis continúe pendiente en Venezuela permanecerá abierta la posibilidad de una resolución positiva. Los procesos revolucionarios siempre recobraron impulso en la adversidad.

Quizás lo más interesante del actual replanteo gramsciano-jacobino es su explícito rescate del momento leninista. Resaltar la vigencia de una coronación revolucionaria de la batalla por la hegemonía, contribuye a superar las timideces de las últimas décadas. La revolución socialista es un horizonte indispensable para el proyecto emancipador.

LOS MISMOS DILEMAS

La conmemoración de la revolución rusa suscita la misma atención que despierta el 150 aniversario de la primera edición de El Capital. El malestar social que impera con el neoliberalismo induce a retomar distintas facetas del marxismo clásico. Se ha tornado tan perentorio entender los desequilibrios del capitalismo, como evaluar las experiencias de construcción alternativa.

Lo más llamativo de los homenajes a 1917 es la variedad y riqueza de los seminarios organizados en distintos puntos del planeta. Brindan respuestas a una nueva generación, que no tiene incorporada la revolución bolchevique a sus referencias o imaginarios. Esas reuniones satisfacen la curiosidad por conocer cómo se logró la primera victoria sistémica contra el capitalismo.

Las conmemoraciones también incluyen fuertes deformaciones. El gobierno ruso está empeñado en quitarle contenido anticapitalista a la celebración, para presentarla como un hito de la nacionalidad eslava. Promueve una lectura chauvinista del acontecimiento más internacionalista de la historia.

Putin consolidó una oligarquía de privilegiados, que también evitó el desmantelamiento del país propiciado por Estados Unidos. En congruencia con ese equilibrio mantiene himnos de la era soviética y trabaja con los patriarcas de la iglesia ortodoxa. Levanta una estatua del zar Alejandro I junto a monumentos al ejército rojo.

La revolución será en cambio explícitamente reivindicada en las celebraciones que se preparan en Bolivia y se auspician en Venezuela. Esas convocatorias ilustran afinidades con el ideal socialista. En un escenario latinoamericano signado por la restauración conservadora, las presiones derechistas y un renovado macartismo, los gobiernos de esos países han elegido ponderar el mayor hito del proyecto comunista.

En ningún lado se registra el entusiasta alborozo que signó las primeras celebraciones de la victoria soviética. Tampoco se verifican las apasionadas defensas e impugnaciones que rodearon durante décadas a ese aniversario.

En el centenario de la revolución han desaparecido los rituales oficiales de la URSS, que el establishment occidental observaba con recelo. Pero también se ha diluido la euforia anticomunista de los años 90. Ya se discuten más los duros efectos de la restauración capitalista que el malestar imperante durante el modelo anterior.

El legado leninista comienza a recobrar fuerza ante las pesadillas que genera el capitalismo neoliberal. La revolución irrumpió en un momento límite de los sufrimientos ocasionados por la guerra. Su impronta reaparece en los procesos de radicalización que emergen en un contexto global de tragedias bélicas, desastres sociales y devastaciones del medio ambiente. En el siglo XXI persisten las disyuntivas entre el socialismo y la barbarie que afrontaron los bolcheviques.

RESUMEN

La revolución rusa atemorizó a las clases dominantes que aceptaron impensables concesiones sociales. Ilustró la dinámica contemporánea de la confrontación con el capitalismo y los rasgos que singularizan un perfil socialista. La radicalización de los bolcheviques inspiró procesos equivalentes del siglo XX.

Los revolucionarios no causaron los horrores que padeció la URSS, ni anticiparon el stalinismo. Actuaron con gran respaldo popular, en las antípodas de un golpe. Su proyecto era factible, pero fue distorsionado por una burocracia que finalmente se aburguesó.

La inmadurez de las fuerzas productivas no obstruía el debut del socialismo y las dificultades de esa experiencia no se superan soslayando el manejo del estado. El exclusivismo proletario desconoce la variedad de trayectorias inauguradas por 1917. La actualización de esa gesta exige un empalme de Lenin con Gramsci, para lidiar con el dilema del socialismo o la barbarie.

REFERENCIAS

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-Pomar, Wladimir, (2015). Voltando ao socialismo, 23-2,

https://lucidarium.com.br/2015/02/23/voltando-ao-socialismo/

-Nolte, Ernst (2011). La guerra civil europea, 1917-1945. Nacionalsocialismo y bolchevismo, Fondo de Cultura Económica, México.

-Furet, François (1995). El pasado de una ilusión. Ensayo sobre la idea comunista en el siglo XX, Fondo de Cultura Económica.

-Altamira, Jorge (2016). La Revolución Cubana: un retorno lamentable al morenismo

7-12, https://www.facebook.com/jorge.altamira.ok/posts/660117037502494

-Zibechi, Raúl (2017). La revolución, a un siglo de la Revolución de Octubre, 19-1, http://www.jornada.unam.mx/2017/01/19/opinion/020a2pol

-García Linera, Álvaro (2017). “Tiempos salvajes. A cien años de la revolución soviética”, en Juan Andrade y Fernando Hernández Sánchez, La Revolución Rusa cien años después, Akal.

LECTURAS RECIENTES

-Fontana, Josep. ¿Por qué nos conviene estudiar la revolución rusa? 1-3-2015

http://old.sinpermiso.info/articulos/ficheros/5revrus.pdf

-Ferrero, Ángel. El centenario de 1917 en Rusia: la difícil tarea de celebrar y condenar a un mismo tiempo, 9-1-2017

http://www.sinpermiso.info/textos/el-centenario-de-1917-en-rusia-la-dificil-tarea-de-celebrar-y-condenar-a-un-mismo-tiempo

-Saénz, Roberto. La polémica sobre las interpretaciones del siglo XX, Socialismo o Barbarie, 14/05/2015, https://www.mas.org.ar/?p=5364

– Domènech, Antoni. El   experimento bolchevique, la democracia y los críticos marxistas de su tiempo13-11-2016

http://www.sinpermiso.info/textos/el-experimento-bolchevique-la-democracia-y-los-criticos-marxistas-de-su-tiempo

-Coggiola, Osvaldo.  La revolución de Octubre (1917-1921), parte 1 y 2

http://www.taringa.net/posts/info/17488235/La-revolucion-de-Octubre-1917-1921—Part-1.html

-Guerrero, Modesto E; López G, Lorena; Herrera, Nicolás, 31 mar. 2017

¿Para qué sirvió la Revolución Rusa? https://www.aporrea.org/internacionales/a243476.html

-Beluche, Olmedo. A 100 años de la Revolución Rusa, 07/01/2017, http://www.aporrea.org/internacionales/a239586.html

-Modonesi, Massimo Gramsci y las revoluciones rusas a un siglo de distancia 09/01/201, http://vientosur.info/spip.php?article12101

 Rabilotta, Alberto; Piqueras, Andrés. Cien años después La revolución y nuestro mundo

http://www.alainet.org/es/articulo/186574, 4-7-2017

-Miéville, China Por que é que a Revolução Russa importa?,14-6-2017,

http://www.esquerda.net/artigo/por-que-e-que-revolucao-russa-importa/49233

-Katz, Claudio. Laboratorios de otro socialismo, en Claves para construir el socialismo del siglo XXI, El Viejo Topo, España, 2013

-Eaden, James The Russian Revolution: tragedy or inspiration?, 29-6-2017

http://isj.org.uk/the-russian-revolution-tragedy-or-inspiration/

-Aunoble, Éric Peut-on encore célébrer la Révolution russe?, 10-4-2016

http://bibliobs.nouvelobs.com/idees/20160311.OBS6254/peut-on-encore-celebrer-la-revolution-russe.html

-Polo   Higinio. 1917. Cuatro notas en el centenario de la revolución bolchevique, 4-5-2017

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=226190

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http://lahistoriadeldiablog.wordpress.com/2017/02/10/perry-anderson-los-herederos-de-gramsci-descargar-texto/

Claudio Katz. Economista, investigador del CONICET, profesor de la UBA, miembro del EDI. Su página web es: www.lahaine.org/katz

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=229897&titular=las-mismas-disyuntivas-que-en-1917-

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Machismo de derechas & Machismo de izquierdas ¿Qué es ser un machista de izquierda?

Por: Danilo Castelli

¿Acaso es más solidario el machista de izquierdas que sus iguales de derecha? En este texto se analizan las actitudes que, bajo un paraguas pseudo bien pensante, esconden los mismos sesgos discriminatorios hacia las mujeres.


 

Este listado contiene pensamientos y actitudes de machismo de izquierda. Algunas mías; y otras que he visto en distintas personas. ¿Cuándo soy, entonces, un machista de izquierda? :

Cuando siempre tengo preparado el término “burgués”, “pequeñoburgués”, “liberal” y “posmoderno” para descalificar al feminismo que me incomode, corresponda o no la caracterización.

Cuando coincido con la gente de derecha en preguntar “¿por qué feminismo y no igualismo?”, lo cual indica que ni siquiera me importa el tema para hacer una búsqueda en google pero me siento amenazado o desplazado por un movimiento que pregona la libertad y el poder para las mujeres.

Cuando minimizo o rechazo las luchas feministas diciendo “el verdadero problema es el capitalismo” (y de esa manera demuestro mi ignorancia sobre cómo se articulan capitalismo y patriarcado y sobre la influencia reaccionaria que tiene el machismo sobre la clase trabajadora).

Cuando coincido con la derecha en naturalizar la heteronormatividad y los roles de género.

Cuando no puedo dejar pasar la ocasión de decir “el verdadero problema es de clase” cada vez que se dice algo desde una perspectiva de género.

Cuando, así como los machistas de derecha quieren negar el patriarcado al buscar ejemplos de mujeres que agreden hombres o falsas denuncias o situaciones donde los hombres sufren más que las mujeres, yo busco situaciones de feminismo burgués o blanco o misándrico para justificar que la izquierda no tiene nada que aprender del feminismo.

Cuando soy muy revolucionario hablando de capitalismo y socialismo pero me convierto en “pragmático y realista” hablando de machismo y feminismo.

Cuando digo que el socialismo no tiene nada que tomar del feminismo porque “la cuestión de la mujer” ya estaba planteada en algún texto socialista de siglos pasados.

Cuando en vez de escuchar a una compañera para aprender, espero a mi turno para hablar. Cuando digo que como el socialismo está contra toda opresión no hace falta ser feminista.

Cuando hago “mansplaining”, o sea explicarle de manera condescendiente a una mujer lo que ella ya sabe (a menudo, interrumpiéndola), asumiendo que sin mi explicación no caza una.

Cuando cometo “gaslighting”, es decir, manipular el sentido de realidad de una mujer, poniendo en duda su memoria, percepción o cordura, porque no dice lo que yo quiero escuchar.

Cuando solo veo al machismo en sus manifestaciones más visibles y explícitas (feminicidio, trata, violencia doméstica, violaciones, discriminación laboral) y me niego a verlo en sus manifestaciones más sutiles (acoso sexual callejero, inequidad en el reparto de las tareas domésticas, microviolencias, violencia simbólica).

Cuando denuncio con fuerza los actos de machismo cometidos por burgueses, políticos, figuras públicas y hasta dirigentes de otros partidos pero me hago el distraído sobre el machismo en mi clase social, en mi laburo, en mi organización.

Cuando solo denuncio el machismo y la homo/transfobia de políticos, empresarios, comunicadores, policías u otros agentes directos de la opresión y nunca interpelo al machismo de los varones de clase obrera en general, ni el de mis compañeros de partido en particular.

Cuando descalifico las luchas feministas que me molestan apelando al “feminismo de antes” o haciéndome el erudito sobre el “feminismo de la tercera ola”.

Cuando creo que la solución del machismo pasa únicamente por realizar ciertas reformas institucionales y un poco de “concientización”, y excluyo la revisión de mis privilegios masculinos y mi propia autotransformación.

Cuando intelectualizo las discusiones desde un lugar de “objetividad científica” como excusa para no empatizar con el punto de vista “demasiado subjetivo” de las víctimas del machismo.

Cuando le doy más valor a mis opiniones sobre el género y la diversidad sexual que a las experiencias de mujeres y gente LGBT. Cuando la juego de “escéptico” como excusa para no investigar concretamente sobre el tema ya que… ¿quién necesita datos si ya tiene la teoría revolucionaria? Marx, Lenin, Bakunin, entre otros, ya dijeron todo lo que había para decir sobre la emancipación humana.

Cuando ridiculizo las reivindicaciones feministas/LGTB por “exageradas”, sin hacer el mínimo esfuerzo por ponerme en el lugar de las personas marginadas. Por ejemplo cuando se minimiza el acoso callejero o la falta de libertad de parejas gay a darse muestras de afecto en público porque no son reivindicaciones “obreras”.

Cuando ante un caso de acoso sexual callejero me fijo la clase social de víctima y victimario para decidir si lo repudio o no. Como si el acoso callejero de un obrero a una mujer de “clase media” fuera un episodio más de la lucha de clases y no de la violencia machista…

Cuando demuestro incomodidad y me pongo hostil ante la crítica radical del machismo, tomándome todo a personal y diciendo cosas como “yo no tengo la culpa de siglos de opresión”.

Cuando todas mis posiciones sobre el tema están diseñadas para no quedar pegado a la derecha, pero sin que eso implique un compromiso real de mi parte.

Cuando me creo con el derecho de emitir cualquier opinión ignorante, prejuiciosa, y paranoica sobre temas de sexo-género, y tomo la actitud de hablar sin estudiar ni investigar ni preguntar lo que se critica.

Cuando investigo solo lo suficiente para aprenderme algunos términos (como “feminismo de la tercera ola”) y aparentar erudición con el objetivo de conservar mis opiniones previas.

Cuando señalo el hecho -verdadero- de que hay machistas en las organizaciones de izquierda porque sus miembros también vienen de la sociedad capitalista y patriarcal a la que combaten, pero lo hago para justificar ese machismo en los compañeros y no para arrimar mi hombro a la tarea de desafiarlo y erradicarlo.

Cuando digo “después de la revolución vemos”.

Cuando ante una expresión de odio y de ira por los asesinatos y el discurso que minimiza la violencia hacia la mujer y la gente LGBT, me pongo desde un lugar progre a dar sermones del tipo “esa no es la manera, hay que educar”. Total, yo no soy quien debe convivir con la impotencia y con la tristeza de pertenecer al grupo vulnerado.

Cuando pongo más énfasis en criticar al feminismo por cómo comunica sus ideas que a la cerrazón mental machista de la mayoría de los varones, producto de privilegios y no solo de “ignorancia”.

Cuando me enojo con las propuestas de discriminación positiva o cupo para mujeres y gente LGBT y las rechazo con argumentos meritócratas que creo no-burgueses (idoneidad, esfuerzo, lucha).

Cuando, desde mi comodidad como mayoría simbólica, rechazo las medidas de cupo femenino en la política diciendo “que haya más mujeres en la política no va a mejorar la situación de las mujeres trabajadoras”.

Cuando me quejo “me discriminan por ser hombre” porque las mujeres tienen espacios propios donde no se permiten hombres, negándome a entender por qué ni para qué los necesitan. Lo mismo con “me discriminan por ser hétero” en referencia a espacios exclusivamente LGBT.

Cuando hago ultimátums para optar entre lucha feminista y lucha de clases.

Cuando digo que el estudio de teoría feminista y su aplicación para la transformación personal y de las relaciones sociales son cosas de “clase media acomodada”. Como si el grado de embrutecimiento mental y emocional de la clase obrera fuera un rasgo plebeyo a glorificar por los revolucionarios. Como si la violencia en las relaciones familiares y de pareja sumada a la violencia al distinto nos quitase un montón de energía para la lucha por nuestra liberación.

Cuando doy rodeos intelectuales con muestras de erudición para esquivar planteos que me interpelan personalmente.

Todo esto no es ningún secreto. Lo han vivido muchas mujeres, gays, y gente trans: no hay nada más parecido a un machista de derecha que un machista de izquierda. 

Fuente: http://www.revistaanfibia.com/
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La Escuela de Artes de la Universidad Nacional y sus vicisitudes históricas.

Por: Ignacio Mantilla.

Por estos días en que, con mesura pero sin falsa modestia, celebramos entusiasmados el sesquicentenario de la Universidad Nacional de Colombia, hemos vuelto una y otra vez a las fecundas raíces del proyecto educativo y científico que nació para dejar atrás el dominio de las instituciones coloniales y hoy se empeña de manera decidida en contribuir a la solución de los problemas del país.

Como ya se ha dicho en otros espacios, al momento de su fundación, en 1867, seis grandes escuelas constituyeron el cuerpo de la Universidad Nacional de los Estados Unidos de Colombia: las escuelas de Literatura y Filosofía, Medicina, Derecho, Ciencias Naturales, Ingeniería, y Artes y Oficios. En conjunto resultaron ser las unidades integrales que abarcaron las diversas formas y ramas del conocimiento.

Para reconocer y difundir el importante papel formativo de cada escuela, he venido exponiendo por este medio los relatos que se tejen en las historias de su origen, tratando de transmitir al lector las transformaciones que en 150 años ha vivido la universidad pública más importante del país. En esta oportunidad abordaré la creación de la Escuela de Artes y Oficios, una iniciativa de conocimiento práctico que tan sólo sobrevivió nueve años y fracasó como muchas otras en las que había más interés que apoyo gubernamental, dejando un profundo vacío en la formación del capital humano necesario para una sólida industria capitalina, pero que constituye el origen de las actuales Escuela de Arquitectura y Facultad de Artes de Bogotá.

La Escuela de Artes y Oficios nació de la mano de la Universidad Nacional, con la Ley del 22 de septiembre de 1867, pero como bien lo señala la historiadora Estella María Córdoba, la falta de presupuesto y talleres adecuados impidió que entrara en funcionamiento durante sus primeros años. Aunque tuvo todo el apoyo de personalidades como los rectores Manuel Ancízar y Jacobo Sánchez desde su fundación, “fueron necesarios siete años de lucha para conseguir del Congreso de la República la aprobación de los estatutos y presupuesto necesarios, y para que la Escuela de Artes y Oficios iniciara la enseñanza teórico-práctica y capacitara a los artesanos, para que estuvieran en condiciones menos desfavorables frente a las políticas de libre comercio reinantes en el país” (sic).

Bajo el decreto 571 de 1874 se organizó la Escuela de Artes y Oficios y se estableció la contratación en Europa de un ingeniero mecánico y la compra de los elementos requeridos en los talleres. Además, se fijó la estructura de los programas a impartir y sus modalidades: conferencias populares nocturnas e instrucción profesional. Esta última modalidad tenía una duración de cuatro años y comprendía las clases de matemáticas, ciencias naturales, dibujo, historia patria y universal, ejercicios gramaticales y música instrumental y vocal. En el mismo decreto se pedía organizar un lugar en la Casa de la Moneda para los talleres de Mecánica y de Herrería.

En sus investigaciones sobre el campo artístico colombiano, el profesor William Vásquez ubica en la falta de apoyo de los sectores más acomodados de la ciudad el ocaso de la Escuela de Artes y Oficios en 1876. “Esta sociedad se mostró más proclive a una economía agraria, de provisión de alimentos y de minería, que a una de invención técnica y de producción industrial”, afirma el investigador.

El gremio de los artesanos fue el que sin duda resultó más afectado por este fracaso, sintiéndose falto de herramientas para hacer frente a las medidas de libre comercio adoptadas por los liberales radicales. Un traspié más para el sector que desde la década del 50 del siglo XIX, como lo ponen de manifiesto los historiadores Marco Palacios y Frank Safford en su libro Colombia: país fragmentado, sociedad divida, había librado varias refriegas callejeras enfrentándose a los sectores más acomodados y al Congreso para pedir mayor apoyo a su labor.

Craso error fue la falta de apoyo al trabajo manual cuando estuvo sustentada en el falso antagonismo entre la tarea práctica y el trabajo intelectual. Recordemos una frase reveladora del sociólogo Richard Sennett, tomada de su libro El artesano: “Hacer es pensar”.

A la Escuela de Artes y Oficios y sus esfuerzos por la difusión de las técnicas del dibujo, aunque con propósitos muy diferentes, la sucedería la creación en 1886 de la Escuela de Bellas Artes en el interior de la Universidad Nacional, bajo el impulso del general Alberto Urdaneta. En esta institución se consolidaría la enseñanza de forma profesional de técnicas artísticas como la escultura, la ornamentación y el grabado en madera, entre otras.

Todos estos conocimientos se mantendrían vivos posteriormente en la Facultad de Arquitectura y Bellas Artes que se erigiría con la reforma de Alfonso López Pumarejo en la década del 30 del siglo pasado.

Si bien con su posterior reconfiguración y conversión en Facultad de Artes, en 1965, se alcanzó la estabilidad académica para la transmisión de los conocimientos en esa área, hoy la enseñanza de estos saberes sufre un nuevo y temporal traspié con incidentes que limitan el espacio físico necesario para desplegar toda su capacidad y desarrollar todas sus actividades. Sin embargo, en la actualidad la Facultad de Artes de Bogotá ofrece siete programas de pregrado: Artes plásticas, Arquitectura, Cine y televisión, Diseño gráfico, Diseño industrial, Música y Música instrumental. La formación y especialización en el área se refuerza con diversos programas de posgrado y con las carreras que se ofrecen en las sedes de Medellín, Manizales y Palmira.

La Universidad Nacional, patrimonio de todos los colombianos, ha jugado un papel vital en la difusión de las artes en el país. Y mientras en el mundo resuena el eco de las propuestas del exministro de Educación japonés Hakuban Shimomura de reducir el presupuesto a las artes y las humanidades, desde nuestro claustro educativo, por el contrario, pedimos un mayor fomento para estas áreas, pues comprendemos su importancia en un escenario de posacuerdo y reconciliación.

Fuente: http://www.elespectador.com/opinion/la-escuela-de-artes-de-la-universidad-nacional-y-sus-vicisitudes-historicas-columna-706577

Imagen: http://agenciadenoticias.unal.edu.co/uploads/pics/60-img-med-juL-20.jpg

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Para estudiar, fuera los acordeones.

Las nuevas generaciones tienen otras actitudes y otras herramientas para formarse. La reforma.

Por: Luisa Martínez Baxin.

Recuerdo perfectamente a mis maestros de la secundaria, sus métodos, sus estrategias y sus formas de compartir sus enseñanzas. Soy la generación de los 90s, aún tuve una educación estricta y tradicionalista, no olvidaré las caras, gestos y preocupaciones de mis compañeros cuando no sabían contestar una pregunta que hacia el maestro de historia o de formación cívica y ética.

Cuando llegaba el maestro de historia inmediatamente formulaba una pregunta para ser contestada por orden  de lista, sin embargo casi nadie lo hacía, no teníamos idea de qué es lo que quería escuchar, por lo tanto como castigo todo el salón permanecía de pie hasta terminar la clase. Más terror nos daba el maestro de geografía cuando no memorizábamos las capitales de un país, la obligación de cada uno era aprenderse la ubicación geográfica de los estados y ciudades así como saber el nombre de sus capitales.

El miedo seguía invadiendonos en el momento de la clase de química, tenías tan solo 15  minutos para memorizar 10 elementos y conocer su símbolo puesto que el objetivo era aprenderse toda la tabla periódica.

No olvidaré los gritos y regaños durante la clase de español, y el momento de enojo cuando nos lanzaban el borrador. Esa educación recibida de alguna manera marca tu trayectoria académica pero, a su vez, muestras interés y te preocupas por tus estudios, ya que ni en la escuela ni en casa ni mucho menos en tu vida cotidiana, cuentas con celular, ni con internet gratuito, por lo tanto los papás te inculcan a dedicarte exclusivamente a los estudios y sacar buenas notas.

El periodo de exámenes era el más estresante, aprenderse de memoria los temas, los personajes históricos, las fechas, los elementos químicos, las capitales, una cantidad de contenido que daba dolor de cabeza. Para ello el estudiante nacido en la década de los 90s recurre a sus estrategias para obtener buenas calificaciones, no faltaron compañeros de la secundaria y preparatoria que elaboraran los típicos “acordeones”, doblados en pequeños papeles para evitar ser descubiertos por el profesor, el uso de la goma, o el lapicero, o las señas realizadas cuando no sabían la respuesta.

Recuerdo mucho un comentario de una compañera de clase: Creo estudié mucho, realicé dos acordeones. La preocupación siempre fue diferente, hubo quienes sí estudiaban, otros se confiaban del uso del acordeón, otros que contestaban al azar y por último quienes solo contestaban para no dejar en blanco el examen.

Los maestros, mis compañeros de clase, las famosas sillas de paleta, los libros forrados, el pizarrón, el borrador, los gises, conformaron mi trayectoria escolar. Muy poco nos proyectaron películas o documentales debido a que no estaba tan arraigado el uso de la tecnología.

El maestro adaptaba su situación didáctica con los pocos elementos que tenía, es por ello que en ocasiones las clase era aburrida y tediosa. Sin embargo recuerdo el respeto que teníamos hacia ellos, quizás por la postura que realizaban y el enojo mostrado cuando explicaban una clase.

Hoy, 2017, son pocos los jóvenes que quieren estudiar, pocos los que quieren leer, discutir, comentar, opinar. Son contados quienes muestran interés, preocupación. ¿A quién culpar? A los padres, a las redes sociales, a la tecnología, al tiempo, al espacio.

Es de tomarse en cuenta que es otro contexto histórico, y como docente coincido en que son otra generación, es otro momento, por lo tanto la educación no puede ser la misma. Ahora el maestro cuenta con más herramientas para compartir sus conocimientos puesto que nos enfrentamos a una gama de información. Son mis alumnos quienes están la mayor parte del tiempo en el teléfono, en facebook y whatsapp y quienes se enteran rápidamente de algún tema ya sea de un aspecto social o cultural.

De tal manera que nos corresponde buscar formas y métodos para los estudiantes, ya que la mayoría de ellos cuenta con un teléfono móvil o una computadora, interesarlos es el objetivo. Debido a que actualmente ya no estudian para un examen, contestan sin importarles el resultado porque saben que la reforma educativa les da la oportunidad de pasar con 6, es una generación que se conforma, en dos años como docente no he encontrado ningún acordeón, no he visto ni escuchado en mis alumnos; ¡Pásame la respuesta de la uno, de la cinco!

Saben que el examen no es tan valioso para acreditar una materia, porque cuenta su desempeño durante un bimestre, y porque la reforma educativa tiene como finalidad pasar al alumno. A pesar de ello,  coincido con la intención de la reforma de dar espacio al constructivismo y al humanismo, en el trato hacia los estudiantes, en la búsqueda de elementos que sean útiles para su formación académica, en métodos para interesarlos en la enseñanza de la historia, debido a que no hay interés de ellos por conocer el pasado, ya no quieren saber de su país porque comentan que está lleno de tristeza y de injusticia.

Estoy de acuerdo en el uso de la tecnología para las clases, de invertir el tiempo para involucrarlos, pero también son los padres quienes tienen la gran labor de apoyar el trabajo del docente puesto que aún falta mucho por avanzar en el campo educativo.

Son las experiencias como docente y el conocimiento que tengo de mis alumnos quienes diariamente crean historias distintas. Es por eso que ese diario vivir dentro del aula me permite  ver los jóvenes que se van formando, tanto su creatividad, su entusiasmo, sus actitudes, como también el desánimo e incluso el desinterés de no querer estudiar ni para el examen, lo que implica que esta generación haya dejado atrás los acordeones.

No aplaudo esta técnica como cuestión didáctica para el alumno ni mucho menos para sacar buenas calificaciones, sino más bien es la actitud de los estudiantes, el interés que observo en ellos no es el mismo, simplemente es otra generación que se conforma y no quiere estudiar, no quieren leer, es por eso que compete a todos repensar la educación del siglo XXI.

Fuente: http://www.e-veracruz.mx/opinion/2017-08-05/para-estudiar-fuera-los-acordeones

Imagen: http://i2.esmas.com/2012/06/07/381412/copiar-en-examenes-610×430.jpg

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Simulación de identidad.

Por: Héctor Gaete.

La turbulencia debida a los proyectos de reforma de la educación superior, con varios de los actores atrincherados para defender sus posiciones, ha llevado a comportamientos discutibles por su laxitud respecto de lo público y lo privado.

En la base de la discusión (léase en el subterráneo de los intereses instalados), lo que está primando es el uso distorsionado del término público. Un ejemplo de ello es la afanosa difusión de la frase “público no-estatal”.

¿Por qué algunas instituciones buscan autodefinirse por una negación? ¿De dónde nace la motivación por seguir ese camino de simulación de identidad?

Hay al menos dos razones, que obedecen al proceso de reformas y a los posibles cambios en el financiamiento. Una, el miedo de aquellas instituciones a ser confundidas y a participar en una misma mesa con las universidades privadas creadas después de 1981. Dos, el miedo a la posible desprotección del Estado derivado del fortalecimiento de las universidades públicas.

En ambas situaciones se trata de la búsqueda de la preservación de un status dado históricamente y que se siente amenazado, aunque en el proyecto de ley nada hay en esa dirección y el gobierno, reiterada y explícitamente, les ha asegurado tranquilidad.

Lo que impresiona es hasta lo que puede conducir el temor a perder posiciones. Desde la óptica de la transparencia a que nos obliga la ética y la ley, y que también exige la rigurosidad académica, el uso ambiguo de los conceptos público y privado tiene un fuerte componente abusivo y confunde a la comunidad. Busca tomar ventaja de la relación asimétrica – unos tienen más conocimientos que otros – entre el mundo universitario y los ciudadanos.

Si tuviesen razón los que sostienen que para definirse como públicos nada significa la naturaleza jurídica y lo que importa es la dedicación preferencial a la producción de bienes públicos, todos podríamos ser públicos por declaración unilateral. Las empresas privadas de servicios básicos como sanitarias, energía y combustibles, las clínicas privadas, los bancos privados y otros servicios estratégicos de amplia cobertura, serían públicos.

Y una institución privada de educación superior cuyas decisiones dependen de un directorio privado, cuyos trabajadores se rigen por el régimen laboral privado y cuyos mecanismos de control son privados, podría declararse “pública no-estatal”. Lo que ocurre es una evidente manipulación y truculencia conceptual. Una cosa es proveer un servicio público y otra es ser público de naturaleza y desempeño en el ámbito de lo público.

El asunto de fondo es de otra altura. Para alcanzar el desarrollo necesitamos que todas las instituciones de educación superior, sin distinción de naturaleza jurídica, sean de alta calidad contextualizada a sus territorios y ámbitos.

Todas deben ser apoyadas según el marco y territorio en que actúan y todas deben rendir cuenta pública, evidenciar transparencia y gozar de autonomía para la formulación de su modelo educativo, el desarrollo de las disciplinas que cultivan y la definición de sus autoridades en los distintos estamentos.

Para tener un Chile más Chile para todos, las instituciones de educación superior deben aproximarse a la tarea honesta y orgullosamente desde su naturaleza jurídica, su historia y sus convicciones.

Fuente: http://opinion.cooperativa.cl/opinion/educacion/simulacion-de-identidad/2017-08-05/064259.html

Imagen:  http://www.fundacionsol.cl/wp-content/uploads/2015/09/Huelga-Pisa-en-La-Moneda.jpg

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