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Ciencias y Creencias de las Mecánicas y del Socialismo

Por: Luis A.Montero Cabrera

Es amplio el espacio que existe entre la verdad científica comprobada y comprobable, por una parte, y las apreciaciones en las que se puede llegar a creer ciegamente, por la otra. Se ha comentado como la ciencia suele construir hipótesis, que son creencias pendientes de comprobación, a partir del comportamiento observado y de sus regularidades dadas a nuestros sentidos. Pero solo las propone como leyes objetivas cuando se pueden comprobar prácticamente.

Esto a veces conduce también a catástrofes conceptuales. Ya señalábamos en un anterior comentario que a finales del siglo XIX Lord Kelvin proclamaba que en aquel momento se había logrado entender el comportamiento de todo el mundo natural con la mecánica newtoniana y el electromagnetismo de Maxwell. Para él solo quedaban un par de pequeños detalles que pronto se resolverían para completar la comprensión total del universo. Uno de los “detalles” era la llamada “catástrofe del ultravioleta” que ocurría durante los experimentos con un cuerpo calentado a muy altas temperaturas. Resultó que este no podía devolver una radiación luminosa de más energía que la de la luz visible por mucho calor que se le proporcionara. Paradójicamente, esto de que se pudiera emitir luz a unas frecuencias si y a otras no, en “cuantos” o porciones de energía, se constituyó como un fundamento de la llamada mecánica cuántica, para la que la newtoniana de Lord Kelvin es un caso particular macroscópico. El propio postulador, el alemán Max Planck, no se lo creyó demasiado. Su hipótesis era verdaderamente revolucionaria. Sin embargo, al comprobarse en el tiempo dio lugar a una comprensión mucho más amplia del universo, hoy universalmente aceptada y probada.

Las ciencias sociales también nos muestran verdades científicas comprobadas e hipótesis pendientes de verificar, creencias. Karl Marx hizo investigaciones valiéndose de la copiosa información disponible en la Biblioteca de Londres en el siglo XIX. A partir de la historia allí compilada, de un razonamiento matemático y de sus propias observaciones del mundo que lo rodeaba pudo encontrar un ladrillo clave para la comprensión del desarrollo social: el concepto de plusvalía. Se hacía evidente que si todo valor solo podía tener origen en el trabajo realizado para obtenerlo cualquiera que no trabajara y se apropiara del mismo lo estaba robando. La plusvalía como concepto es un cimiento, una verdad científica.

Siguiendo el ejemplo de Marx, la interpretación y solución de los problemas que se presentan en la generación de valor y su distribución en pleno siglo XXI seguramente requieren del uso de toda la inmensa cantidad de información disponible. Por suerte, hoy ya no es necesario estar en la Biblioteca de Londres. Con un simple teléfono inteligente de los que ya van siendo más comunes, y una conectividad adecuada a los tiempos, se puede realizar una buena y confiable investigación.

Ni Marx, ni Lenin escribieron acerca de la planificación. Se ha documentado que fue Bujarin el que propuso la planificación centralizada soviética . Así se constituyó el llamado Gosplan, algo así como un poderoso órgano de gobierno central de toda la economía a partir de una forma de planificación. Las tecnologías que desarrolló esa organización para conducir la URSS bajo el influjo de un líder autoritario como fue Stalin se pusieron a prueba. Fidel nos hizo un brillante análisis crítico de ese personaje histórico en su famoso discurso del 17 de noviembre de 2005. Parece que tuvieron éxito con el plan centralizado en los momentos de profundas crisis, como en las dos postguerras. Sin embargo, no pudieron hacer competir a la economía soviética en los períodos “normales”, sin condicionamientos extremos. Ningún sistema político-económico concebido en país alguno sobrevivió a partir de la creencia de que la tecnología de la planificación central abarcadora y detallada es consustancial con una idea socialista de convivencia entre los hombres. La planificación bien concebida puede ser un método, pero no una creencia dogmática. Muchos consideran también que un mercado debe ser bien gobernado y así tener un espacio relevante. La competencia, como motor dialéctico de innovación y desarrollo, podría ser muy importante también para un socialismo progresista.

Nuestra principal contradicción actual consiste en que lo que se retribuye a un trabajador estatal en valor de cambio real no es proporcional con y es mucho menor que la importancia y valor social de su trabajo. De facto, la retribución del trabajo en el sector privado suele ser varias veces superior como promedio que la del sector estatal para una misma función, aun para trabajos que no requieren calificación alguna. Un parqueador puede tener mayor nivel de vida que un ministro. De esa forma no siempre se puede reclutar a los mejores para dirigir y operar con eficiencia, disciplina e iniciativa una producción de riquezas a la altura de los tiempos ni exigir calidad en el trabajo a los no tan buenos. Eso es válido también para joyas de nuestra Revolución como son la educación, la ciencia y la salud pública. ¿Cuánto le queda de vida útil a la economía estatal del país en estas condiciones de retribución personal tan dispar? Puede que cualquier demora en la implantación de las medidas que recomiendan para ello los lineamientos sea mucho más cara que los riesgos de una urgente reforma de nuestra política monetaria y de precios. Las evidencias científicas de estos problemas ya pueden ser profusamente observadas en muchas disfuncionalidades socioeconómicas que hoy vivimos.

Los cubanos hemos desarrollado un hermoso proceso de libre y rica discusión de los documentos conceptuales y directivos que se han aprobado recientemente por el Partido Comunista de Cuba. En su letra debe estar una creencia de sociedad basada en la independencia, la democracia, el socialismo, la soberanía, la prosperidad y la sostenibilidad, que son metas humanas incontestables. Buscaremos la verdad científica de las formas de gobierno y de gestión económica en estos tiempos para lograr convertir esa creencia en realidades sin necesidad de alienar el trabajo que crea valor, nuestra plusvalía, a favor de grupos privilegiados de poder.

Fuente: http://www.cubadebate.cu/opinion/2017/07/12/ciencias-y-creencias-de-las-mecanicas-y-del-socialismo/#.WWuaqBU1-00

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Álgebra y ética

Por: Ignacio Mantilla

Por estos días, al compartir en Twitter una reflexión sobre la importancia de la ética en el ser humano, he percibido un gran interés por conocer el origen de tal reflexión y cierta curiosidad por saber sobre su autor, un antiguo gran matemático persa. Pero lo que pocos saben es que se trata de un personaje que se ha vuelto familiar entre la mayoría de nosotros los iberoamericanos, debido a que su rostro forma parte ya de ese álbum del hogar, cuyas imágenes reconocemos inmediatamente porque las hemos visto tantas veces desde niños, que aunque no traigan buenos recuerdos son parte de la historia escolar y de la biblioteca familiar.

Se trata del personaje de la portada del famoso texto que conocemos como Álgebra de Baldor. Ese libro que, como las aceitunas, a los jóvenes les encanta o lo aborrecen. El mismo que algunos de nosotros, muchos años después de la secundaria y la universidad, extraemos del estante de nuestra biblioteca y lo curioseamos con agrado y cariño recordando pasajes lejanos y divertidos de nuestra vida de estudiantes escolares, y que otros al observar su lomo o portada miran con recelo y esbozan una sonrisa por la satisfacción que les produce la seguridad de saber que nunca más van a tener que consultarlo. El mismo que en muchos casos nos señaló la disciplina que debíamos cultivar o la que definitivamente no debíamos intentar estudiar.

El Álgebra de Baldor fue publicado en 1941. Su autor es el profesor cubano Aurelio Baldor, fallecido en 1978. Desde su aparición se convirtió en el texto más consultado en las escuelas y los colegios de Latinoamérica. Tiene cerca de 6000 ejercicios en total, suficientes para reforzar en los estudiantes los conceptos primarios del álgebra elemental, y en su portada aparecía el hombre del turbante que todos reconocemos, al que me refería, como si formara parte de una fotografía familiar. Y digo que aparecía, porque en la última edición del Álgebra de Baldor se ha decidido cambiarla para evitar la confusión que parece haber generado el “terror de algunos estudiantes” con “algún terrorista islámico”.

El nombre exacto del matemático persa que aparecía en la portada del texto de Baldor es Abu Ja’far Muhammad ibn Musa al-Khwarizmi, quien vivió entre los años 780 y 850 d. C., y cuya obra la desarrolló principalmente en la Casa de la Sabiduría de Bagdad (**), ciudad donde habitó la mayor parte de su vida.

Es el autor de la primera obra sobre la solución sistemática de ecuaciones lineales y cuadráticas. Está considerado, junto a Diofanto, como el padre del álgebra. Para quienes no lo saben, la palabra álgebra procede de al-jabr, una de las dos operaciones utilizadas por Al-Khwarizmi para resolver ecuaciones cuadráticas, consistente en eliminar cantidades negativas de una ecuación, sumando la misma cantidad a cada lado.

Estos famosos trabajos fueron presentados en un libro traducido al latín que introdujo en Europa el sistema numérico decimal. Su autor quiso que la obra sirviera a la gente para hacer cálculos relacionados con el dinero, con las herencias de tierras, con el comercio, con los pleitos y hasta con la construcción de acequias.

Por la forma metodológica en la que Al-Khawarizmi explicaba cómo abordar problemas difíciles de las matemáticas y desglosarlos en partes sencillas de resolver, se le reconoce también la introducción del término “algoritmo”, tan usado actualmente en todas las áreas.

Pero recientemente un exitoso publicista y experto en mercadeo, el norteamericano Jürgen Klaric, ha puesto en las redes sociales la reflexión de este matemático sobre la ética, a la que me refería al comienzo, descubriendo así una faceta más de este personaje. Klaric comparte el siguiente pasaje: “Le preguntaron al gran matemático Al-Khawarizmi sobre el valor del ser humano, y éste respondió:

Si tiene ética, entonces su valor es = 1.

Si además es inteligente, agréguele un cero y su valor será = 10.

Si también es rico, súmele otro 0 y será = 100.

Si por sobre todo eso es, además, una bella persona, agréguele otro 0 y su valor será = 1000.

Pero, si pierde el 1, que corresponde a la ética, perderá todo su valor, pues solamente le quedarán los ceros”.

Sin duda una gran reflexión que muestra esa admirable capacidad de Al-Khawarizmi, no solamente en las matemáticas, para abordar temas profundos con fórmulas simples. Una reflexión con un especial y exquisito toque matemático, comprensible para todos y absolutamente claro. Un mensaje sin ambigüedades que invita a pensar en los verdaderos valores del ser humano. Su reflexión, como sus desarrollos en álgebra, no tiene fecha de expiración, por eso está vigente después de más de 1200 años.

Tanto formación en matemáticas como ética nos están faltando en Colombia; las primeras hay que aprenderlas, cultivarlas y aplicarlas correctamente. La ética, en cambio, no se aprenderá en los libros, ni en las clases, porque se trata de un valor especial del ser humano. ¿Se hereda? ¿Es genético? ¿Es un don negado a muchos? ¿Se adquiere? ¿Se desaprende? No lo sé, pero estoy seguro de que, como en las matemáticas, un mal ejemplo de la ética puede convertirse en un buen contraejemplo.

Ojalá en Colombia desaparezcan las personas “nulas” a las que hace referencia Al-Khawarizmi, es decir, las que están compuestas de uno, dos o tres ceros solamente, porque sin ética, la inteligencia, la riqueza o la belleza pierden todo valor.

**Hay una hermosa leyenda que asegura que cuando los mongoles destruyeron la Casa de la Sabiduría de Bagdad en el año de 1258, las aguas del río Tigris se volvieron negras debido a la tinta de los libros lanzados a sus aguas.

Fuente: http://www.elespectador.com/opinion/algebra-y-etica-columna-703284

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La deuda en educación moral

Gilberto Guevara Niebla

La crisis de convivencia que sufre México debería convocarnos a reflexionar con seriedad y responsabi-lidad. ¿Qué ha ocurrido? ¿Qué cosas hicimos mal o qué dejamos de hacer? ¿Qué soluciones se pueden encontrar?

Algo que parece innegable es que la crisis actual es, esencialmente, una crisis cultural: una crisis de valores, de conciencia, de formación de la inteligencia colectiva. Es evidente también que han fallado los mecanismos de socialización (la familia, la escuela, los medios de comunicación), que no han cumplido satisfactoriamente su función.

Un vacío en la escuela, por ejemplo, lo representa la educación moral. Esto no significa que los maestros no transmitan valores y formen moralmente a sus alumnos. Todos lo hacen, el problema es que, en la mayor parte de los casos, la educación moral no es intencionada sino resultado de la actuación inconsciente de un docente en cuyo bagaje técnico la dimensión moral simplemente no existe.

La moral está presente en todas las interacciones humanas del ámbito escolar: en el diálogo del aula, en el tiempo de recreo, en los exámenes, en la relación con las autoridades, en los reglamentos escolares, etc. En cada encuentro interpersonal se produce, consciente o inconscientemente, un intercambio de valores: por ejemplo, el maestro enseña moral cuando elogia a un alumno estudioso y censura al alumno flojo, cuando explica lo importante que es hablar con sinceridad y no engañar, cuando pide a un alumno no molestar a su compañero, etc.
Ocurre también que, aunque no se enseñe o practique formalmente, de todos modos, la moral se infiltra subrepticiamente en la vida del aula. Por ejemplo, cuando un maestro se dirige a un alumno a través de expresiones como: ¡siéntate! ¡cállate! ¡pon atención! ¿acaso no está transmitiendo implícitamente el valor moral de la obediencia?
La moral trata de los elementos (principios, creencias, valores) que nos enseñan a distinguir entre lo bueno y lo malo, entre acciones buenas o malas. La moral nos enseña qué es la justicia, qué es la libertad o autonomía, qué es la honradez, qué es la sinceridad, qué es la dignidad de la persona, qué es la empatía, qué es la solidaridad, etc.

La moral no puede consistir en enseñar un conjunto de valores absolutos. No es un cuerpo de conocimientos, sino una oportunidad para inducir al alumno de concentre en la reflexión, el autoexamen, a fin de que él construya sus propios juicios y acciones morales. Es algo básico para la formación de personas rectas e íntegras.

La moral prepara a la persona para razonar moralmente. Ejerciendo su plena autonomía, el alumno adquiere capacidad para regular y dirigir por sí mismo su propia vida moral, desarrolla criterios de juicio que lo orientan para elaborar argumentos morales justos y solidarios para usarlos rectamente en las controversias que entrañan conflictos de valores.

La moral enseña al alumno a tener una comprensión crítica de la realidad, a autorregular su conducta, a percibir los sentimientos morales propios, a desarrollar competencias dialógicas, a reconocer y asimilar valores universalmente deseables, a construir una identidad moral abierta y crítica y, finalmente, a reconocer y valorar la pertenencia a la comunidad.

La moral no es parte del bagaje intelectual de muchos docentes. No lo es porque su existencia se ignoró en la escuela pública durante todo el siglo XX (dado que se le confundió erróneamente con enseñanza religiosa), porque no se enseña en las escuelas normales, ni constituye un campo de reflexión intelectual significativo. La moral, decía con sarcasmo un general de la Revolución, es un árbol que da moras.

Se puede fácilmente constatar que hay otras carencias: no hay maestros normalistas especializados en educación moral. Por añadidura, hay pocos libros y materiales —la mayoría de origen español—sobre esa disciplina. Debería existir una colección de videos sobre educación moral para maestros, pero no existe. En fin, es patente la deuda que la escuela mexicana tiene con la educación moral.

Fuente del articulo: http://www.educacionfutura.org/la-deuda-en-educacion-moral/

Fuente de la imagen: http://www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2017/07/2119131-768×384.jgp

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La Taxonomía de Bloom: Relación con la Rueda de la Pedagogía y la Clase Invertida

María Antonia de la Parte-Pérez*

Resulta refrescante comprobar cómo en el mundo hay muchas personas interesadas en buscar soluciones a la crisis educativa que desde Aristóteles se evidencia. En este caso observar la actualización de la taxonomía de Bloom para su vigencia en el siglo XXI es muy importante y de gran utilidad para el profesorado.

Durante  décadas, los docentes hemos utilizado la Taxonomía de Bloom como herramienta para establecer objetivos de aprendizaje. A pesar de las ideas simplistas atribuidas a Bloom, así como la asociación equivocada que se le hizo a su taxonomía con el conductismo, ésta sigue teniendo tanta validez hoy en día que recientemente se le han hecho dos actualizaciones.

La taxonomía de Bloom (TB) original, publicada a mediados del siglo XX, centrada en el dominio cognitivo, ha sido una herramienta clave para los docentes encargados del  diseño instruccional, relacionada con los objetivos del aprendizaje.  Sin embargo, su actualización para la era digital es un hecho importante.  Vemos como las modificaciones a la TB diseñan el modelo SAMR (Substitution-Augmentation-Modification-Redefinition) de Rubén Puentedura (2010) que redefine, modifica y amplia esta taxonomía que la mejora, la  transforma y la rejuvenece.

La rueda de la Pedagogía o Padagogy V. 4.0 de Allan Carrington, es un modelo dirigido a conseguir mejores resultados en el proceso de la enseñanza-aprendizaje,  alineado con el modelo cognitivo de la Taxonomía de Bloom (TB), las teorías y pedagogías modernas  y las TIC’s.  Pone la motivación y las capacidades del estudiante en el centro de la rueda, orienta el análisis del proceso enseñanza-aprendizaje y sirve como modelo de engranaje para las tecnologías, el pensamiento y la motivación del estudiante. También ayuda a aclarar la relación entre los elementos del programa.  Esta conexión de la teoría, la práctica y las aplicaciones tecnológicas, hacen que la rueda de la pedagogía  sea tan importante, como para presidir todas las aulas.

Se trata de una rueda formada de círculos concéntricos y seis capas que rodean al núcleo, representado éste por las capacidades y atributos del estudiante, a saber:

  1. a) La capa inmediatamente externa al núcleo incluye la motivación interna que debe despertar el docente en el estudiante. Hacer cosas en clase “que merezcan la pena”
  2. b) La capa inmediatamente externa a la motivación abarca los diferentes niveles de conocimiento según la taxonomía de Bloom, distribuidos en cinco porciones de idéntico tamaño de la rueda: recordar-comprender; aplicar; analizar; evaluar y crear.
  3. c) En la capa inmediatamente externa encontramos los verbos de acción correspondientes  a cada uno de los niveles de conocimiento anotados, siempre según la TB.
  4. d) La capa inmediatamente externa a la anterior, incluye las acciones correspondientes a los verbos de ese nivel cognitivo.
  5. e) La capa inmediatamente externa acoge las herramientas conceptuales  o aplicaciones con las que se puede expresar o transmitir los productos correspondientes y la rueda, además, expresa los criterios de elección de estas herramientas, para cada uno de los niveles cognitivos como: criterio para la comprensión; criterio para recordar; criterio para aplicar; criterio para el análisis; criterio para la evaluación; criterio para la creación.
  6. f) Por último la capa más externa es aquella que mediante el modelo SAMR permite la integración tecnológica, que con sus cuatro niveles nos ubican en uno u otro enfoque pedagógico, definiendo las intenciones formativas e implementándolas desde las TIC. Si nos enfocamos en el profesor tenemos los niveles Sustituir y aumentar o si el enfoque es en los estudiantes entonces tenemos el nivel Modificar y para las interacciones educador-educando (mediador constructor) tenemos el nivel Redefinir.  Como profesores vamos a ubicarnos como hetero-estructurantes, como auto-estructurantes o como intra-estructurantes respectivamente.

El modelo pedagógico denominado clase invertida/The Flipped Classroom (FC) recuerda el concepto del siglo pasado denominado Docencia Centrada en el Profesor, para oponerse y realizar la Docencia Centrada en el Estudiante. En la Docencia Centrada en el Profesor, éste es el componente activo de la clase y el estudiante generalmente está pasivo en cuanto a actividad intelectual propiamente dicha. Todo lo más que el estudiante necesita activar durante una clase magistral es su acción de escuchar, tomar apuntes si ese es su deseo y formular algunas preguntas cuando el docente abre el espacio para ello.  Como es bien sabido por estudiantes y profesores, el aprendizaje se da de forma activa, por lo que cuanto más se logre involucrar al estudiante, mejores serán los resultados del aprendizaje. De ahí surge la tendencia al cambio del centro de atención del proceso enseñanza-aprendizaje para ubicar en el estudiante el centro del aprendizaje.

Todos los profesores, en nuestro quehacer diario, hemos intentado realizar la FC, mucho antes de que ésta fuese enunciada, únicamente por el sentido común; nuestro deseo siempre fue hacer la clase divertida para el agrado y disfrute de nuestros estudiantes. Dicho lo anterior, la FC o clase inversa o invertida – yo la denominaría divertida – dado que si no hay divertimento el aprendizaje pierde intensidad. Es por ello que la consigna radica en invitar al estudiante a “pasarla bien” y para ello hay que despertar la curiosidad, producir un estado de incertidumbre que propicia la curiosidad del estudiante y lo coloca en un estado de alerta que estimula el aprendizaje.

El modelo se debe a los profesores Jonathan Bergman y Aaron Sams (2007), quienes para colaborar con estudiantes que no podían asistir a sus clases presenciales, grabaron sus clases y las distribuyeron para los interesados. Como ellos, otros profesores iniciaron el uso de videos y podcasts para facilitar el aprendizaje fuera del aula. La FC, es un modelo pedagógico que transfiere el trabajo de determinados procesos de aprendizaje fuera del aula y utiliza el tiempo de clase, junto con la experiencia del docente,  para facilitar y potenciar otros procesos de adquisición y práctica de conocimientos dentro del aula. Sin embargo, hacer una FC es mucho más que la distribución de un video o de una actividad previa a la clase. Se trata de un enfoque integral  que  combina la instrucción directa con métodos  constructivistas, el incremento de compromiso  e implicación  de los estudiantes con el  contenido del curso y mejorar su comprensión conceptual. Se trata de un enfoque integral que, cuando se aplica con éxito, apoyará todas las fases de un ciclo de aprendizaje, tal y como la contempla la TB. Cuando los docentes diseñan y publican una actividad para revisión previa al encuentro presencial, el tiempo de clase se libera para que se pueda facilitar la participación de los estudiantes en el aprendizaje activo  a través de preguntas, discusiones y actividades aplicadas que fomentan la exploración, la articulación y aplicación de ideas.

Cuando usamos el término Flipped Classroom debemos tener en cuenta que se han desarrollado muchos  modelos similares de instrucción bajo otras denominaciones. Peer Instruction (PI) o docencia por pares, desarrollado por el profesor de Harvard Eric Mazur, incorpora una técnica denominada  enseñanza just-in-time (JITT) como un elemento complementario al modelo FC. Enseñanza Just-in-time permite al profesor recibir retroalimentación de los estudiantes el día antes de la clase para que él pueda preparar estrategias y actividades para centrarse en las deficiencias que puedan existir en los estudiantes en la comprensión del contenido. El modelo de Mazur se centra en gran medida de la comprensión conceptual, y aunque este elemento no es un componente necesario de la FC, tiene unas claras y cercanas connotaciones que pudieran complementarla.

La innovación educativa que supone este modelo aporta como beneficios principales los siguientes:

  • Permite a los docentes dedicar más tiempo para atender a la diversidad.
  • Es una oportunidad para que el  profesorado pueda compartir información y conocimiento entre sí, con el alumnado, sus familias y la comunidad.
  • Proporciona al alumnado la posibilidad de volver a acceder a los mejores  contenidos generados o facilitados por sus profesores.
  • Crea un ambiente de aprendizaje colaborativo en el aula.
  • Involucra a las familias  desde el inicio del proceso de aprendizaje.

El impacto de la FC es su capacidad de cambiar nuestra forma de pensar sobre el rol del docente en un mundo en el que el acceso a la información ya no es un requisito crítico en el aula. Bergman y Sams han ampliado el ámbito de hacernos preguntas interesantes y profundas sobre el aprendizaje centrado en el estudiante y relacionado con la sociedad digital. También la FC, o el sistema de la clase invertida, es más efectivo cuanto más se integra con metodologías inductivas y activas como por ejemplo, la docencia basada en problemas o en proyectos, los modelos cooperativos, el JITT, la enseñanza por pares y otros.

Veamos dónde se ubica la inversión de la mencionada FC. En la lección magistral, el docente – en el aula – alimenta al estudiante con información y el estudiante aprende en la medida que esté emocionado y estimulado para aprender, dado que en el aprendizaje existe un triángulo formado por el profesor y el estudiante y su subconsciente y experiencias.  Luego, después de la clase, en otro ambiente diferente para cada uno de los estudiantes, asimila conceptos y hace tareas. En el enfoque nuevo de la FC el aprendizaje se inicia antes de la cita presencial – el alumno adquiere conocimiento orientado por el docente, luego durante la clase presencial, comparte con sus compañeros y con el profesor  la información adquirida y el profesor aclara y consolida el aprendizaje.  Pudiéramos comentar que la diferencia radica en la cronología de las tareas – antes y después. Todo ello fundamentado en que el aprendizaje es activo.

Este sistema FC implica por parte del estudiante estar motivado y por parte del profesor, un conocimiento básico de TIC’s y alto de diseño didáctico o instruccional.

Los tres temas comentados, constituyen valiosos recursos que favorecen los cambios necesarios para la educación del siglo XXI y pueden servir como palanca para el cambio no sólo en nuestras aulas, sino en el contexto del paradigma global del proceso de enseñanza-aprendizaje.

Referencias:

Carrington, A. (2015) La Rueda de la Padagogy. Documento en línea. Disponible en: http://tinyurl.com/bloomsblog. Acceso: 2016, Febrero 10.

Churches, A. (2009) Documento en línea. Disponible en: http://www.eduteka.org/TaxonomiaBloomDigital.php  Acceso: 2016, Febrero 8.

Puentedura, R. (2010) SAMR and TPCK in Action. Documento en línea. Disponible en:

http://hippasus.com/resources/sweden2010/SAMR_TPCK_IntroToAdvancedPractice.pdf

Acceso: 2016, Febrero 12.

María Antonia de la Parte-Pérez*

Contacto:  mariantonia.delaparte@gmail.com

La autora forma parte del Doctorado Latinoamericano en Educación: Políticas públicas y Formación docente (UPEL) Primera cohorte (2013).

Fuente de la imagen:Composición realizada por la autora.

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El hijo del obrero, a la universidad

Sonia Sierra

En mi época estudiantil, allá por los 90, una de las consignas más repetidas en cánticos y pancartas era “el hijo del obrero, a la universidad”. Estábamos, sin duda, ante uno de los mayores logros de la democracia en España, un país que llevaba siglos sumido en el atraso y en el que, por fin, personas de cualquier clase social podía acceder a la Educación Superior.

En Cataluña, por ejemplo, subió el 66,7% de 2012 a 2013 convirtiéndose en el tercer lugar de Europa en el que resulta más caro ir a la Universidad

En aquella época, la matrícula en las universidades públicas solía estar alrededor de las 50.000 pesetas, es decir, 300 euros y, además, se podía pagar en dos plazos. No recuerdo a nadie que quisiera hacer una carrera y no pudiera por motivos económicos, entre otras cosas, porque era relativamente fácil compaginar estudios y trabajo.

Después llegó el Plan Bolonia, la crisis y el aumento desproporcionado de tasas. En Cataluña, por ejemplo, subió el 66,7% de 2012 a 2013, convirtiéndose en el tercer lugar de Europa en el que resulta más caro ir a la Universidad. Por otra parte se dificulta el acceso a las becas y la posibilidad de trabajar y estudiar a la vez por lo que muchas personas están siendo expulsadas de los estudios por motivos económicos, una cifra que el Sindicato de Estudiantes cifra en 45.000.

Por si todo esto fuera poco, el Gobierno del PP va imponer Decreto 3 2 para cambiar la estructura de la enseñanza universitaria a partir de septiembre 2015. De entrada, resulta difícil de entender una nuevo cambio cuando este es tan solo el sexto curso que se aplica el Plan Bolonia, es decir, este año saldrá la tercera promoción bajo este plan que tanta oposición generó. Eso sin contar con el trabajo ingente que supuso implementarlo para el profesorado y la cantidad de papeles y fichas ANECA necesarias para ello. Burocracia que cayó sobre el personal docente gratis et amore, por supuesto.

Con el nuevo decreto, tramitado sin ruido en Consejo de Ministros por el Gobierno, desaparecen los actuales Grados de cuatro años que pasan a ser de tres y se puede obtener una titulación universitaria con 180 créditos pero con la desventaja que esta no es capacitadora para el mercado laboral dado su carácter generalista. Para poder trabajar de la profesión elegida, el alumno deberá cursar un máster de 2 años. Si tenemos en cuenta que el precio de estos oscila entre 4.000 y 7.000 euros, parece evidente que serán muchos los jóvenes que no pueden acceder a ellos. Creo que estamos ante un gran retroceso en materia de igualdad de oportunidades y, por lo tanto, en cohesión social, esa misma que se utiliza alegremente para justificar cualquier cosa.

Esto es, sin duda, lo más terrible, pero el decreto tiene otros efectos colaterales como la disminución de contratación de profesorado ya que al eliminar un año desaparecerán muchas plazas docentes. Pese a todo esto, ¿dónde están los sindicatos? ¿Y los partidos políticos? Llama poderosamente la atención que semejante atropello haya pasado desapercibido, sobre todo si lo comparamos con el estruendo que originó la LOMCE.

¿De verdad es más terrible que haya una presencia un poco más que testimonial de una lengua que el hecho de que para poder trabajar haya que pasar por un carísimo máster?

Vaya por delante que la conocida como Ley Wert me parece pésima y que soy una firme defensora de llegar a un pacto por la educación con el máximo consenso posible que garantice una ley que dure una generación y no lo que un partido esté en el poder. Pero, aun así, me parece bastante más grave el Decreto 3 2 y de ahí mi extrañeza ante la actitud beligerante de partidos y sindicatos ante y caso y su mutismo absoluto ante el otro.

Hasta donde yo he podido averiguar, ningún partido ni sindicato ha dicho ni una palabra sobre el tema a excepción del ya citado Sindicato de Estudiantes y una breve pregunta del diputado de Ciudadanos Carlos Carrizosa en una sesión de la Comisión de Enseñanza y Universidades. En esta misma Comisión, Josep Anton Ferré, rector de la Universidad Rovira i Virgili, reconoció el impacto económico en las universidades y como este acaba recayendo sobre los alumnados así como el correlato en los puestos de trabajo ya que las nóminas son, con diferencia, la partida de gasto más importantes en las universidades.

¿Dónde están los que organizaron manifestaciones y todo tipo de actos porque se intentó poner una hora más de lengua española en primaria pasando de las 2 actuales a 3? ¿Y los que gritaban desobediencia ante la ley Wert? ¿De verdad es más terrible que haya una presencia un poco más que testimonial de una lengua que el hecho de que para poder trabajar haya que pasar por un carísimo máster? ¿Los sindicatos no piensan decir nada por la merma de puestos de trabajo que va a significar reducir un año los grados y reagrupar alguno de ellos?

De verdad, cada día entiendo menos el país en el que vivo.

Fuente del articulo:http://cronicaglobal.elespanol.com/pensamiento/el-hijo-del-obrero-a-la-universidad_15673_102.html

Fuente de la imagen: https://pbs.twimg.com/media/CfmL2LlWIAAORBU.jpg

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Universidades estatales privilegiadas

José Joaquín Brunner

“Estamos frente a un proyecto estratégicamente mal planteado, el cual aparece desprovisto de un marco general y que, en materia de contenidos, es abiertamente contradictorio…”

Un nuevo giro dentro de su errática estrategia para reformar la educación superior (ES) representa el proyecto de ley sobre universidades del Estado enviado por el Gobierno al Congreso. A continuación proporcionamos siete claves para su análisis e interpretación.

Primero, fundamentación . El mensaje del proyecto carece de una visión de conjunto del sistema y no justifica el hecho de legislar separadamente para un grupo de universidades. Tampoco resulta razonable discutir sobre un subsector de la ES mientras el marco general -esto es, la ley de ES que el Gobierno impulsa en paralelo- apenas comienza a tramitarse. Al desvincular una parte del todo, se empobrece este mientras aquella se distorsiona. Además, debatir ambas materias por carriles separados dificulta alcanzar acuerdos y confirma que el Gobierno no posee una estrategia coherente e improvisa.

Segundo, objetivo . El propósito declarado por la normativa propuesta es organizar a las universidades del Estado de acuerdo a una “visión sistémica”. Esta afirmación contradice, sin embargo, la lógica; precisamente, el proyecto ha sido desgajado de esa “visión sistémica” y por tanto deberá discutirse fuera del conjunto, según la exclusiva especificidad estatal de un grupo de universidades.

Tercero, especificidad estatal. ¿En qué consiste esa especificidad? El proyecto responde de manera perfectamente tautológica; consistiría en la calidad de ser una institución del Estado, parte de la administración pública, creada por ley y dotada de autonomía para contribuir al desarrollo de la sociedad. Lo decisivo, en consecuencia, es la forma jurídico-administrativa; las universidades del Estado son “sus” universidades. Pobrísima explicación para una de las más antiguas instituciones de Occidente.

Cuarto, responsabilidad del Estado . El proyecto la limita al cuidado, fomento y los privilegios concedidos a “sus” universidades; una concepción anacrónica e incompatible con un régimen mixto de provisión como existe en Chile. Al contrario, la responsabilidad estatal es el bien general del sistema, su bien común. Debe reconocer la autonomía de todas y cada una de las universidades y sujetarlas a todas, por igual, a un régimen de exigencias públicas. Tiene que financiar por igual a los alumnos con iguales necesidades, sin discriminar entre ellos, y financiar competitivamente la investigación, sin favoritismo. El proyecto de ley se halla de espalda a estos principios, valores y orientaciones.

Quinto, privilegios . El proyecto crea diversas clases de privilegios que el Estado otorgaría a “sus” universidades, como si la ley debiese promover intereses corporativos y no el bien común. Ilustro el punto con dos casos.

Por un lado, confiere a estas instituciones privilegios de acceso al poder, de manera que a través de una instancia legal de coordinación ellas recibirían netas ventajas de interlocución y negociación con las autoridades gubernamentales y las agencias públicas del sector. Justo lo contrario de lo que cabría esperar: que dichas autoridades y agencias actúen de manera imparcial y equilibrada frente a todas las universidades. Adicionalmente, esta nueva instancia pondría fin al CRUCh en la práctica, y aumentaría el riesgo de captura de las políticas y los recursos públicos.

Por otro lado, y en línea con lo anterior, el Estado otorgaría privilegios financieros a “sus” universidades mediante un fondo de mejoramiento durante los próximos 10 años, a través de convenios marco que garantizan un financiamiento permanente adicional para este grupo de universidades. Además, estas mantendrían todos los restantes aportes directos, concursables y de otro tipo que perciben en la actualidad.

Sexto, gobernanza . Respecto de esta materia, el proyecto adopta un concepto más a tono con las nuevas concepciones universitarias. Radica el gobierno estratégico de las instituciones en un consejo superior, con mayoría de miembros externos y presidido por uno de ellos. El rector pasa a ser un agente ejecutivo que responde ante dicho órgano. Se completa el cuadro directivo con un consejo universitario expresivo de los académicos -de naturaleza consultiva y propositiva-, en el cual participan, además, representantes de los otros estamentos. El proyecto no incluye pues la idea de gobierno triestamental. Al contrario, refuerza la gestión ejecutiva del rector bajo una autoridad superior que representa a las partes interesadas externas e internas a la organización.

Séptimo, gestión empresarial . En consonancia con una gobernanza renovada se consagra asimismo una gestión institucional más flexible, junto con otorgar a las universidades estatales las facultades necesarias para administrar un modelo de negocios y comercialización de conocimiento que les permita generar excedentes, rasgo distintivo de las organizaciones emprendedoras. Esto debería facilitar una administración más competitiva de las universidades del Estado, volviendo innecesario e inconsistente el otorgamiento de ventajas y privilegios especiales.

En conclusión, estamos frente a un proyecto estratégicamente mal planteado, el cual aparece desprovisto de un marco general y que, en materia de contenidos, es abiertamente contradictorio.

Por una parte, define a las universidades estatales como un servicio de la administración pública, pero, en vez de organizarlas como una moderna burocracia, les otorga privilegios corporativos anacrónicos, injustificados e incompatibles con un régimen mixto de provisión.

Por otra parte, moderniza su gobierno y gestión dotándolos de una organización, facultades e instrumentos propios de un modelo emprendedor de universidad, caracterizado justamente por la competencia, la generación de excedentes y la continua innovación. Sin embargo, este modelo es luego negado en la práctica al instituirse privilegios corporativos excluyentes.

Puede anticiparse que este contradictorio planteamiento dará lugar a intensas discusiones. Volverá a hacer presente, una vez más, que el Gobierno no ha logrado plasmar hasta ahora, cuando se acerca ya el fin de su período, una visión sistémica de nuestra educación superior.

 

Fuente del articulo: http://www.brunner.cl/?p=16034

Fuente de la imagen: https://www.cepchile.cl/cep/site/artic/20170612/imag/foto_0000001320170612155731.jgp

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En la escuela se enseña más de lo que se aprende..

Salvador Rodríguez Ojaos

«La dimensión de la experiencia queda totalmente despachada por un saber prêt-à-porter, siempre disponible, que, de hecho, genera anorexia mental, rechazo de la búsqueda del conocimiento en el nombre de su adquisición sin esfuerzo.» Massimo Recalcati

La escuela está llena de paradojas y algunas de ellas son bastante significativas y tienen un efecto considerable en su funcionamiento y en los resultados que se obtienen. Una de estas paradojas es que se enseña mucho más de lo que se aprende, pero, al mismo tiempo, se aprende mucho más de lo que se enseña. Y deberíamos ser capaces de encontrar el equilibrio entre lo que se enseña y lo que se aprende.

Es verdad que los docentes enseñan muchos más contenidos de los que los alumnos aprenden, pero no es menos cierto que los alumnos aprenden de los docentes ciertas capacidades, actitudes, destrezas y saberes que el docente no enseña de manera voluntaria y consciente.

No me canso de repetir a todo aquel que quiera escucharme que en la escuela se cumple aquello de que «menos es más»; que es mejor enseñar menos cosas pero de manera profunda y comprensiva, que muchas cosas de manera superficial y memorística. Se trabaja con currículos escolares absolutamente sobredimensionados que incitan a pasar por encima de las cosas que hay que aprender de manera rápida y ligera, generando esa anorexia mental de la que habla Recalcati.

Y en los tiempos que corren no podemos permitirnos seguir enseñando y aprendiendo de esa forma. Según un reciente informe de la Fundación Cotec, el 60% de los empleos tiene al menos un 30% de actividades que se pueden automatizar, y por tanto son susceptible de ser hechas por robots. La educación, concluye este informe, es uno de los sectores que menos potencial tiene de ser automatizado. Por eso creo en la necesidad de potenciar al máximo el aprendizaje de aquellos contenidos, procesos cognitivos y no cognitivos que presentan mayor resistencia a ser automatizados. Y enseñarlos de forma activa, inductiva, creativa, colaborativa y con espíritu crítico.

Así la escuela educará a personas que no puedan ser sustituidas por robots.

Fuente del articulo: http://www.salvarojeducacion.com/2017/07/en-la-escuela-se-ensena-mas-de-lo-que.html

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 https://3.bp.blogspot.com/-6d66ePU44Rk/WV4pGtLlXqI/AAAAAAAABkw/u7gQOA8TRHEfxfpKG_FVYfoXFz1QZYnWQCLcBGAs/s200/horizontal-2

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