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El desarrollo de la democracia requiere educación

Por: Angél Pérez Martinez.

El sistema educativo de Colombia no incide de manera positiva en los niños, los adolescentes y los jóvenes; no tiene impacto real en la educación y formación para el desarrollo de ciudadanos críticos que nos permita avanzar como sociedad a una vida democrática más activa.

Un objetivo de mediano plazo del sistema educativo, asociado a la calidad de la educación y de las necesidades del país, debería ser desarrollar en los estudiantes capacidades políticas y ciudadanas con el propósito de mejorar la participación política y consolidar los valores bajo los cuales se produce la lucha democrática para acceder al poder, o para definir quien ostenta dicho poder; así mismo debería fortalecer las calidades humanas y el compromiso social.

Lo anterior no es un reto cualquiera en un país donde el sistema político y la participación ciudadana de los colombianos se acostumbró a que impere de manera nefasta el individualismo a ultranza, aún entre los más pobres, los actos de corrupción y el “cómo voy yo” frente al reparto burocrático y el poder.

El sistema educativo y la sociedad en Colombia no pueden ser neutrales frente a la realidad del funcionamiento de la democracia, el ejercicio del poder y las formas clientelares de participación. También, debemos reconocer la inexistencia de un sentido ciudadano por valorizar la democracia y la participación de nuestros jóvenes y adultos. En el libro el Valor de Educar, Fernando Savater sostiene que “la democracia tiene que ocuparse también de crear los ciudadanos en cuya voluntad política apoya su legitimidad, es decir tiene que enseñar a cada ciudadano potencial lo imprescindible para llegar a serlo de hecho”.

Además, como sociedad nos debemos preguntar en torno a la lucha política ¿si dados los niveles de pobreza, de conformación de las familias y de valores ciudadanos es posible desarrollar una democracia activa? donde nuestros problemas políticos y sociales más profundos se discutan y se solucionen a través de una institucionalidad que respete unas reglas básicas de decoro y humanidad. Institucionalidad que la ejercen seres humanos, los cuales no pueden ser santos, pero tampoco delincuentes. En todo caso la educación debe ayudar a cambiar conductas, la democracia no puede ser votar por quien pague o prometa y luego marcharse a casa a esperar por favores personales.

De acuerdo con lo anterior, la sociedad requiere con urgencia que el gobierno nacional a través del Ministerio de Educación Nacional, MEN, revalúe su trabajo en torno a la calidad de la educación y defina que es lo importante. Les puedo asegurar que más del 80% de las instituciones escolares en Colombia no han tenido ningún apoyo efectivo para realizar programas y ajustes curriculares asociados a la paz, sólo normas, Ley de convivencia y catedra de la paz.

En cambio, a los colegios si les llegó material, recursos e incentivos vinculados a las pruebas Saber, al índice Sintético de calidad y a la aplicación de los denominados Derechos Básicos de Aprendizaje que establecen qué es lo básico que un niño debe saber en matemáticas o en lenguaje en cada grado, desde primero hasta once, es decir, nos devolvimos a los años noventa, pasamos de una educación que desarrolla competencias en los estudiantes, a una educación que trabaja logros de los estudiantes por grado.

Para qué un sistema educativo que prepara a los niños para las pruebas, pero que no es capaz de educar y formar a nuestros niños y adolescentes en torno a desarrollar conocimientos, así como capacidades de análisis, discusión y comunicación para mejorar la convivencia social, fortalecer la ciudadanía y la democracia.
El Ministerio de Educación no puede tener una sola mirada con respecto a la calidad de la educación asociada a los resultados de las pruebas Saber, Pisa u otras. El MEN y el sistema educativo tienen otras, por ejemplo, los resultados de medicina legal que confirman que nos seguimos matando o hiriendo por pendejadas, que frente a la criminalidad y delitos son los jóvenes quienes más están involucrados. El MEN conoce la escasa participación política de los jóvenes y la discriminación que existe contra las mujeres en juntas directivas de sindicatos, concejos, asambleas y congresos, para sólo mencionar unos casos. Pregunto nada tiene que ver la educación.

Sin embargo, todos los días nos dicen que la educación mejora, que avanzamos en los resultados de dichas pruebas, aunque el país en la vida real sigue igual o peor. Las discusiones políticas se resuelven con escasa participación; los resultados electorales se asimilan con odio, o se interpretan a partir de posiciones religiosas, ideológicas y de otra índole, pero menos con la razón o los acuerdos constitucionales y el respeto de un buen perdedor o de un vencedor que entiende que asume nuevas responsabilidades.

El Ministerio de Educación no está comprometido con propuestas para cambiar pedagogías, currículos y proyectos educativos institucionales, respetando la autonomía escolar, pero apoyando la vinculación del sistema educativo con los grandes problemas de la sociedad, de este país, que no son los de la Ocde.

En este sentido, el MEN debería dedicar más esfuerzos y acciones de política educativa a lograr que los colegios y los docentes cuenten con herramientas e instrumentos pedagógicos que permitan acercar la educación a uno de los problemas más complejos que vive la sociedad y la democracia: la ilegitimidad de los gobiernos nacionales y territoriales por la corrupción, la politiquería, el clientelismo y los negocios entre lo público y lo privado, donde siempre pierde el Estado y la población con menos ingresos o con más necesidades. Mejorar la democracia requiere educación.

Fuente artículo: http://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/el-desarrollo-de-la-democracia-requiere-educacion-angel-perez/247582

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Cine y escuela

Por: Rolando Pérez Betancourt

Pasos se han dado en nuestras escuelas y tendrán que venir zancadas en un proyecto que en lo absoluto resulta fácil por todo lo que conlleva, pero además de hacer coincidir un filme con una fecha, o una temática determinada, habría que aspirar a que la apreciación audiovisual termine por convertirse en un imperativo cultural necesitado de aprendizaje.

Un cable de la agencia española EFE da cuenta de que en ese país la Academia de Cine se moviliza «en estos días para plantear al Gobierno medidas que faciliten la integración del cine en las escuelas».

«No puede ser que un estudiante de 16 años no sepa quién es Berlanga, Saura, Bardem o Buñuel», es el sostén argumental de la Academia, y en la información se explican los pasos que se darán para tratar de vincular el cine a la educación primaria y secundaria.

Como ejemplo de lo que se busca, se cita la experiencia francesa de los últimos años.

El proyecto solo habla de cine español y de la necesidad de que los escolares se identifiquen con él desde edades tempranas como parte de  una alfabetización audiovisual indispensable.

El tema no es nuevo y de él se ha hablado bastante en nuestro país desde perspectivas más amplias: una alfabetización audiovisual que permita adquirir conocimientos, no solo de nuestro cine y su historia –responsabilidad básica– sino también de una cinematografía internacional que, en buena medida, se caracteriza por imponer códigos que terminan por conformar gustos con ventanas estrechas (y no pocas veces cerradas) hacia la variedad y la trascendencia cultural.

Sin olvidar que el audiovisual es el principal vehículo «de masas» para contar y tergiversar historias, según los intereses del que cuenta.

Pasos se han dado en nuestras escuelas y tendrán que venir zancadas en un proyecto que en lo absoluto resulta fácil por todo lo que conlleva, pero además de hacer coincidir un filme con una fecha, o una temática determinada, habría que aspirar a que la apreciación audiovisual –desde edades tempranas y con programas acordes con cualquier iniciación– termine por convertirse en un imperativo cultural necesitado de aprendizaje.

Fuente: http://www.granma.cu/cultura/2017-07-16/cine-y-escuela-16-07-2017-22-07-24

Imagen: http://lapiceromagico.blogspot.com/2013/09/cine-en-la-escuela.html

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¡Falta entrenamiento en el aula!

18 de julio de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org

Por: Rafael Orduz

Una cosa es enseñar física, otra es enseñar a cómo aprender física. Esto, finalmente, determina la calidad de la educación: aprender a aprender.

Una cosa es enseñar física, otra es enseñar a cómo aprender física. Es lo que, según la revista británica The Economist*, dice Charles Chew, un docente líder en Singapur y lo que, finalmente, determina la calidad de la educación: aprender a aprender.

Los maestros deben incitar, motivar,  generar altas expectativas, liderar a sus estudiantes. Análisis de decenas de miles de experiencias de enseñanza en los salones de clase han conducido a la conclusión de que los maestros deben ser orientados en la forma en que ofrecen sus clases mediante formación en escuelas de entrenamiento alrededor de las mejores prácticas en el aula.

Desde luego que los ejercicios de evaluación docente son importantes. Sin embargo, ¿cómo remplazar a aquellos que, por bajo rendimiento, son alejados del sistema educativo? ¿Cómo convertirlos en buenos maestros?

Los currículos de las facultades de educación están llenos de teoría; falta, justamente, la práctica del aula, deficitaria en los programas universitarios. Y, dentro de ella, un aspecto determinante se refiere al manejo del tiempo. Buenos profesores consiguen que sus estudiantes consigan en menor tiempo cumplir con sus propósitos pedagógicos en un clima de alta expectativa de aprendizaje.

La eficiencia, sin embargo no se refiere sólo a la planeación de la clase desde el punto de vista del contenido y el tiempo; se relaciona, también, con prácticas de relacionamiento entre el maestro y sus alumnos. Aunque suene simple,  por ejemplo, existe la práctica del “umbral”: el docente, antes de comenzar la clase, saluda en la puerta de entrada al salón a cada uno de los alumnos.

Los déficits de los estudiantes en materia pedagógica suelen ser cubiertos mediante clases y acompañamiento extras que sólo las familias pudientes pueden sufragar. De ahí que sea tan importante la formación en el aula de maestros que, eventualmente, pueden vincularse a  escuelas a las que asiste población escolar de bajos ingresos: la calidad está en el aula.

The Economist hace referencia a la obra “Enseñe como un campeón”, de Doug Lemon**, en la que se reúnen, a juicio del autor (que investigó acerca de las mejores prácticas en aula) las 62 mejores técnicas aplicables en el aula. Lemon las clasifica en varios campos:

1. La recolección de datos acerca del grado de avance de los estudiantes;

2. La cultura de aprovechamiento del error;

3. Cómo se generan altas expectativas en los estudiantes;

4. Planeación de clase orientada al éxito;

5. Estructura de las clases;

6. Ritmo del tiempo lectivo;

7. La forma de preguntar a los estudiantes;

8. La manera de generar discusión;

9. Principios de cultura en clase;

10. Expectativas de comportamiento en clase;

11. Construcción de carácter y confianza.

*The Economist, Teaching the Teachers (Enseñando a los maestros), Junio 11 de 2016.

** Teach like a Champion 2.0, Doug Lemon, 2015.

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/articulos-informativos/falta-entrenamiento-en-el-aula

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Alumnos con alta capacidad: los grandes olvidados

Por: Iolanda López Iglesias

Uno de los problemas del sistema educativo en España es su incapacidad para dar respuesta a todos los alumnos por igual. La educación se ha convertido en una realidad compleja, teniendo que asumir múltiples y complicados objetivos para conseguir todo lo que le exige la sociedad. Difícil, sí,  lo es mucho. El derecho a la educación de calidad es un derecho social y público para todos … pero para todos, no para unos pocos.

Hoy quiero hablar sobre la atención de los alumnos con alta capacidad, unos de los grandes olvidados de nuestro sistema. Me preocupa la situación de este colectivo en el aula porque las opiniones y creencias erróneas que se tiene sobre ellos impiden que reciban una respuesta adecuada a sus necesidades e intereses. También me molesta quien trata el tema con cierta ligereza afirmando que no se deberían gastar recursos en este tipo de estudiantes porque sino estaríamos “robando” la oportunidad a otros que lo necesitan más que ellos. Me entristece pensar que aún algunos profesionales de la educación determinan quién debe recibir ayuda y quién no, ¿no deberían ser tratados todos los alumnos por igual? Hablemos de equidad y no de igualdad y no excluyamos a nadie.

La educación de los alumnos con alta capacidad no se encuentra entre las prioridades de atención en la mayoría de centros educativos de nuestro país ni en muchos de sus proyectos educativos. Con esto no quiero decir que deben convertirse en los más importantes pero sí afirmar que no pueden seguir siendo los grandes ignorados. En nuestro país existe la obligación legal de identificar y evaluar de forma temprana las necesidades de este tipo de estudiantes para ofrecerles una atención educativa específica, flexibilizar la duración de los diferentes niveles y etapas del sistema educativo independientemente de su edad, así como formar al profesorado y asesorar a los padres. Pero ¿realmente se hace? Un rotundamente NO describe mi respuesta.

En España miles de niños y jóvenes con alta capacidad pasan por nuestras aulas sin que sean identificados. El 90% de estos alumnos pasan por las aulas sin que nos enteremos. ¿Esta cifra no asusta a los que no se cansan de afirmar que estos estudiantes no necesitan de atención especial o “no son tan listos como parecen? Hablar de culpa no sirve para nada pero reflexionar sobre ello puede ofrecernos el impulso para empezar a actuar. Identificarlos y evaluarlos es mucho más que etiquetarlos, es saber quiénes son para adivinar qué necesitan. Te invito a pasear por el fantástico blog de Javier Tourón para ampliar mucho más sobre ello.

Es necesario también reconocer que al profesorado nos falta formación y capacitación y quien lo niegue, miente. Es verdad que generalizar en ocasiones en erróneo pero los pocos docentes formados en la atención de los niños con alta capacidad poseen una capacitación gracias a su interés a asistir a congresos, jornadas o por la propia autoformación no porque las universidades y otros organismos posibiliten aprender sobre cómo son y qué necesitan. Muy lejos de atacar a nadie y constatando que mucho de los docentes que están en el aula muestran una actitud de ayuda y entrega, acompañando con tolerancia y respeto y asumiendo su responsabilidad profesional para ayudar a todos nuestros alumnos, me atrevo a afirmar que sin una buena formación es muy difícil que haya una buena respuesta. Se necesita tiempo y esfuerzo para atender a estos alumnos, cierto, pero si nos formamos en otros temas y áreas ¿por qué no hacerlo también en esta? Con compromiso y una capacitación adecuada seremos capaces de conocer sus características y ofrecer una respuesta significativa y personalizada.

Otro aspecto a destacar es que en la escuela se sigue cuestionando si es necesario hacer “algo especial” para atenderlos. Se piensa, equívocamente, que al poseer una “inteligencia especial” no necesitan de nosotros. Y esto no es así. Todo niño o joven necesita que le conozcan, que le acompañen, que le interpelen y le motiven, absolutamente todos. En ocasiones, cuando tenemos algún alumno con alta capacidad en la clase parece que nos de miedo porque no sabemos qué hacer con él por nuestra falta de experiencia o formación apareciendo así un cierto rechazo y predisposición para trabajar con él. Quizás pedir ayuda resolvería mucho de los conflictos y angustias que originan estas situaciones. Te invito de nuevo a pasar por otro blog que te ayudará a descubrir y entender mejor a este tipo de alumnado La Rebelión del Talento y cómo trabajar con ellos.

¿Pero qué sucede si estos niños y jóvenes no reciben nuestra ayuda? En primer lugar que no nos beneficiaremos de su talento y estaremos negándoles poder llegar a la excelencia. Y en segundo lugar, y creo que mucho más importante, la falta de atención personalizada provocará su desmotivación para asistir y rendir en la escuela como pueden llegar a hacerlo pudiendo llegar el fracaso escolar.

Así, ¿qué deberíamos hacer para resolver esta situación? Un primer paso debe ser aprender a identificarlos lo más tempranamente posible y reconocer que son alumnos con necesidades educativas específicas. En segundo lugar impulsar una evaluación y diagnóstico que nos permita entender su capacidad, sabiendo cómo son y que necesitan para poder potenciar su máximo potencial alejándonos de la idea que únicamente son niños inteligentes que no necesitan una respuesta a sus necesidades específicas. Un tercer paso debe ser concienciarnos de la necesidad de formación específica que el profesorado y los equipos de orientación precisan para ofrecer una respuesta acorde a sus necesidades, dejando de pensar que son estudiantes que tienen que destacar en todo o demostrar más que los demás. Y en último lugar trabajar junto a ellos, acompañándolos, descubriendo sus fortalezas y dificultades e impulsándolos hacia la excelencia con los programas y recursos que faciliten nuestro trabajo. Promover un aprendizaje autónomo, basado en el descubrimiento y la experimentación a partir de aprendizajes que impulsen desafíos cognitivos y personales acordes a las posibilidades de cada alumno.

Para acabar animar a todos los docentes a realizar este maravilloso camino de conocimiento, acogida y respeto por los alumnos con alta capacidad… ¡Por una escuela donde TODOS los alumnos tengan su lugar… también ellos!.

Fuente: http://www.redem.org/alumnos-con-alta-capacidad-los-grandes-olvidados/

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El Modelo Educativo ¿Factor determinante de ingreso al Sistema Nacional de Investigadores?

Dra. Gloria Esther Trigos Reynoso

Dirección de Sistemas Administrativos

Universidad Autónoma de Tamaulipas

gtrigos@uat.edu.mx

A Myrna Maribel. In Memoriam.

El 27 de mayo del año en curso, en el artículo “Identificando casos de éxito de programas becarios federales” publicado en este mismo medio señalé, entre otros más, el siguiente resultado: “Siete de ellos (ex becarios) son egresados de lo que conocemos como Plan Tradicional (tuvo 50 años de vigencia en la UAT), uno del Plan o Modelo Misión XXI y, ninguno del Modelo Millenium III. En este sentido, considero que hay más de una hipótesis qué comprobar a nivel de Diseño Curricular”.

Con el propósito de brindar algunos puntos de reflexión sobre las causas que propician el desarrollo del interés por seguir estudiando y escalando niveles superiores dentro de su profesión, he dado seguimiento a un grupo de ex becarios de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT), participantes en el programa “Verano de la Investigación Científica” (VIC) durante los años 1991 a 2015.

Mediante análisis de su trayectoria escolar complementada con información obtenida a través de la aplicación de una encuesta, se han identificado algunos datos que guardan relación significativa entre sí. Se toma para este reporte, lo relativo al Modelo Educativo vigente en las generaciones en estudio, los cuales se han denominado como: Tradicional, Misión XXI y Millenium III, que en lo sucesivo se mencionarán como M1, M2 y M3, respectivamente.

El M1, también conocido como rígido, estuvo vigente de 1950 al año 2000, estaba estructurado por años y semestres así como por un número determinado de asignaturas en cada uno de ellos; el M2, del año 2000 al año 2005, tenía como característica fundamental la flexibilidad, los núcleos de formación, el valor de las asignaturas expresado en créditos, los semestres se convirtieron en periodos y los planes anuales, desaparecieron; el M3, del 2005 al 2010, también flexible.

Al relacionar el dato de modelo educativo con el hecho de ser miembro del Sistema Nacional de Investigadores, puesto que el programa becario en cuestión tiene como objetivo fomentar los estudios de posgrado e investigación, se encontró que existe una diferencia altamente significativa favorable al M1 en relación con el M3, mientras que con el M2, no existe relación significativa.

Algunos otros datos obtenidos en este estudio señalan que los casos de miembros del S.N.I. identificados, no reprobaron ninguna materia durante sus estudios de licenciatura, que la mayoría se trasladó de su ciudad de origen para realizar sus estudios de grado; asimismo, que la mayoría procede de estados cercanos a Tamaulipas como son San Luis Potosí y Veracruz, sólo uno es de la región Mante; la mayoría cursó sus estudios de educación media superior en instituciones públicas (CBTIS, Colegio de Bachilleres y Bachillerato General), con presencia de una institución privada; la mayoría se tituló por tesis y en menor medida, por examen profesional; la mayoría refiere un alto grado de relación entre su formación y las actividades que desarrolla en su trabajo así como también, que se encuentran altamente satisfechos con los ingresos que obtienen.

Derivadas de estos resultados surgieron, entre otras, las siguientes preguntas: ¿A qué se debe esta situación?, ¿qué características del M1 son dignas de tomarse en cuenta para fomentar que nuestros egresados, becarios y no becarios, puedan interesarse en continuar con su preparación hasta incursionar en esos niveles?, ¿qué aciertos o fortalezas del M1 deberían ser tomados en cuenta para el diseño de nuevos planes de estudio o re- diseño de los planes de estudio actuales?, ¿qué acciones proponer para lograrlo?

Con estas inquietudes se realizaron algunos análisis más, que a continuación se comparten con el ánimo de propiciar una reflexión colectiva en este sentido.

Modelo educativo y número de materias: se identificó diferencia significativa favorable al M1 al contar con un menor número de asignaturas en relación a los planes restantes.

Modelo educativo y beca adicional: las becas consideradas como adicionales a la del VIC son: PRONABES, exención de pago, movilidad estudiantil, excelencia, CONAFE, otra beca y sin beca adicional. Se obtuvo relación significativa en PRONABES a favor del M3, (probablemente esto se debe a que el PRONABES surgió en el año 2001 a diez años de distancia del  VIC); exención de pago (se otorga por promedio destacado) a favor del M1, lo mismo que otra beca y, sin beca adicional; en el resto de becas, no hubo relación significativa.

Modelo educativo y principal motivo que los llevó a tomar la decisión de buscar participar en el programa Verano de la Investigación: se obtuvo que mientras los egresados del M1 anotaron como prioridad adquirir experiencia en investigación presentando alta diferencia significativa, los del M3 señalaron la línea de investigación (presentando sólo diferencia significativa), el prestigio de la institución, el monto de la beca y el hecho de que participaron sus amistades; en el caso del M2, no hubo diferencia significativa entre los motivos señalados y dicho plan.

Modelo educativo y número de materias reprobadas: se encontró diferencia significativa al 99% de confianza, con el M2 cuando se considera el rango de 1 a 5 materias reprobadas. El M1 no presenta reprobación y el M3, aunque sí cuenta con casos de reprobación, no presenta diferencia significativa.

Modelo educativo y promedio obtenido en la licenciatura: se observa que existe diferencia significativa al 95% de confianza a favor del M1 en el promedio comprendido de 9.5 a 10, en relación a los que cursaron el M3, destacando éstos en el promedio comprendido de 9 a 9.49, con el mismo nivel de  confianza. En el M2 no se encontró relación.

Modelo educativo y género: se encontró que la presencia femenina tiene relación significativa con el M1, mientras que en los dos planes restantes no existe diferencia significativa alguna.

Modelo educativo y área de conocimiento: los datos obtenidos indican que el M1 tiene relación altamente significativa con el área de Ingeniería y Tecnología; el M2 con el área de Educación y Humanidades; y, el M3 con las áreas de Ciencias de la Salud y, en menor medida, con la de Naturales y Exactas.

Modelo educativo y titulación: se observa relación altamente significativa en el M1 con la opción de examen profesional y, en el M2 con la opción materias de maestría. El M3 no presenta diferencia significativa.

Modelo educativo y número de años entre egreso y titulación: sólo se advierte diferencia significativa en el M2, en lo relativo a siete y nueve años.

Modelo educativo y tipo de cédula profesional: se encontró relación altamente significativa a favor de los egresados del M1, en cuanto a la obtención de cédula de licenciatura y maestría, así como de licenciatura, maestría y doctorado. En el tipo de cédula de nivel técnico, licenciatura y maestría la relación se da a favor de los que cursaron el M2. Por el lado de los que no cuentan con cédula profesional, se observa que la diferencia significativa favorece a los que cursaron el M3, en correspondencia con los que cursaron el M1.

Modelo educativo y producción académica, entendida ésta como escribir y publicar libros y artículos, se encontró que existe diferencia significativa favorable al M1 en relación con el M3, mientras que con el M2, no existe relación significativa.

Modelo educativo e investigación, entendida ésta como la generación de una línea de investigación y participación en su desarrollo, se observa la misma relación mencionada en cuanto a producción académica.

Modelo educativo y relación con trabajo desempeñado, se encontró que existe diferencia significativa favorable al M1 en relación con el M3, mientras que con el M2, no existe relación significativa.

Modelo educativo y grado de satisfacción con el trabajo realizado. Se encontró la misma relación que en los anteriores cruces de variables.

Con los resultados anteriores, queda abierta la invitación a reflexionar seriamente sobre los criterios que han prevalecido en las reformas o cambios de modelo académico en las instituciones: si se hacen atendiendo a situaciones mediáticas o modas, que generalmente se trabajan de forma unidireccional y sin prever las implicaciones del cambio o, bien, como producto de evaluaciones permanentes y ampliadas de su desarrollo, con profundo conocimiento de la realidad institucional en las que participen los principales actores que tienen que ver con el proceso de enseñanza aprendizaje.

Ciertamente, se debe avanzar a la par de las demás IES pero cada institución tiene sus fortalezas y ésas son las que se deben identificar plenamente para conservarlas y a la vez, agregar nuevas disposiciones acordes con las tendencias vigentes. Esto evitaría estar empezando desde cero o reinventándose siempre, desconociendo el valor de lo logrado en épocas anteriores.

La Universidad y las instituciones en general, se van construyendo y evolucionando con la colaboración de su personal; es decir, la historia de las instituciones va ligada a las aportaciones y al desempeño de sus trabajadores, por ello es urgente reconocer por lo menos tres aspectos que tienen que ver con el desarrollo institucional:

Uno: Conceder importancia a conocer la historia o evolución de las formas en que se ha trabajado en cada área, identificando los aciertos que se deben conservar y fortalecer, así como los desaciertos que se deben evitar. Para ello, es menester contar con una plataforma sólida de información que permita orientar las decisiones.

Dos: Establecer, con carácter sistemático e institucional, los estudios de seguimiento generacional y de egresados, considerando las generaciones originales para poder brindar información real a la comunidad universitaria y sociedad en general. Y, mediante ese tipo de estudios, reemplazar a la intuición o percepción que prevalece en la explicación y solución de problemas.

Tres: El mundo está en cambio constante, lo que nos sugiere la necesidad de intentar estar a la vanguardia de ello; sin embargo, eso no es sinónimo de restar, demeritar o hasta ignorar lo que en épocas anteriores ha funcionado bien. Al contrario, en necesario conocernos suficientemente a partir del pasado para construir un mejor futuro.

Por último, estos resultados pueden ser inspiradores para reflexionar en otras aristas del desempeño y superación profesional de los egresados como: ¿a qué otros factores puede ser atribuible la diferencia en los logros profesionales de las distintas generaciones de egresados?, ¿a cuestiones culturales?, ¿familiares?, ¿coyunturales?, ¿aspiracionales?… esperemos que alguna de estas inquietudes llegue a tierra fértil para con ello, avanzar poco a poco, pero con paso firme, hacia una mayor claridad y conocimiento de los impactos que tienen las reformas de los modelos educativos.

Fuente del Artículo:

El Modelo Educativo ¿Factor determinante de ingreso al Sistema Nacional de Investigadores?

 

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Feminismo, ‘bondage’ y superhéroes: el insólito origen de Wonder Woman

No fue la primera superheroína del cómic, pero sí que ha sido la más importante e influyente. El estreno de su nueva película, batiendo récords de taquilla, ha revitalizado el Universo DC cinematográfico -que lleva demasiado tiempo oculto bajo un manto de tenebrismo- y ha renovado el interés por una heroína que nunca ha dejado de estar de moda.

Wonder Woman ha sabido, al menos en el papel, reinventarse constantemente: de su categoría de icono pop escasamente subversivo, gracias a la mítica y adorable serie de televisión de Lynda Carter, a la increíblemente mítica etapa de reinvención en los ochenta, capitaneada por George Pérez, pasando por versiones tan interesantes como la última y fundamental de Greg Rucka.

Sin embargo, hay una etapa, la primera de todas ellas, que duró hasta los años cincuenta y estuvo capitaneada por sus creadores literarios y gráficos originales. Ya en esta primera época Wonder Woman exhibió buena parte de las características que no se separarían nunca de ella: un retrato fuerte y primario de la mujer; un feminismo esencialista con raíces en la mitología y la cultura clásica, pero a la vez muy consciente de los cambios sociales que estaban teniendo lugar en la época; y, por supuesto, una clara consciencia de que el comic-book era el medio perfecto para entretener, educar y transmitir. Los tebeos de superhéroes de una treintena de páginas eran un medio recién nacido que estaba ganando popularidad a una velocidad monstruosa.

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Las mentes maestras

William Moulton Marston, creador de Wonder Woman y guionista del personaje hasta su muerte, nació en 1893 y pronto demostró un carácter hipersensible y peculiar: se planteó el suicidio en su primer semestre de estudios cuando advirtió la dificultad de la carrera de Psicología.

Pero su voluntad fue más fuerte que la adversidad, y tanto con ésta como con la de Derecho bajo el brazo comenzó una brillante carrera profesional, iniciando estudios sobre temas que luego influirían en la configuración de la inimitable amazona de los cómics. La dominación y la sumisión, la verdad y la mentira (Marston siempre presumió de haber inventado la máquina de la verdad), la voluntad y el carácter femenino.

Su atrevida visión de muchos de estos aspectos y su desprecio hacia los convencionalismos educativos de la academia le brindaron buena parte del carácter que necesitó para configurar Wonder Woman.

Pero hacía falta más. Una mujer, claro: Elisabeth Holloway se casó con Marston en 1915 e inició con él una relación tan íntima y creativa que, aunque Marston ha permanecido en la memoria oficial como el creador de Wonder Woman, entre el fandom nadie niega la participación clave de Holloway a la hora de configurar a la heroína.

De hecho, es habitual otorgar también crédito a una segunda mujer algo más joven, Olive Byrne, a la que el matrimonio conoce en 1925 y con quien inician una relación sentimental tricéfala y consensuada (las dos serían madres de un par de hijos de Marston cada una).

Ambas fueron mujeres avanzadas a su tiempo: Holloway perteneció a la primera generación de feministas que se definió como tal, y Byrne era la combativa sobrina de nada menos que la histórica luchadora por los derechos de la mujer Margaret Sanger. La primera aportó a Wonder Woman su ideario y la segunda, su juvenil e imparable carácter.

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En una entrevista con Marston de 1940, hecha por la propia Olive Byrne y firmada bajo seudónimo en la revista The Family Circle , el creador asentó las bases de sus teorías acerca del comic-book como medio educativo y difusor de ideas, sin por ello perder un carácter popular y de entretenimiento.

Fue ahí donde habló de la conveniencia de crear una superheroína que contrastara con tanta testosterona enmascarada. La entrevista fue leída por Max Gaines, entonces editor de All-American Publications, empresa fundamental para entender el tebeo superheroico, y que dio su primera oportunidad a la creación de Marston. Éste no disfrutaría demasiados años del éxito: Marston murió tras un cáncer fulminante en 1947, con 53 años y solo seis años después de la creación de la heroína.

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Se debe añadir a este equipo creativo inicial la presencia del dibujante Harry G. Peter, visionario ilustrador que dio un uniforme y características físicas a la heroína que apenas ha sufrido cambios hasta hoy. Estuvo al frente de los dibujos de la serie hasta su muerte en 1958 y le otorgó al personaje una dignidad regia y firme alejada del elástico dinamismo de otros superhéroes de la época. En su excelente y recién publicado ensayo sobre el personaje, Wonder Woman – El feminismo como superpoder, Elisa McCausland cita como referentes del trabajo de Peter a las ilustraciones de pin-ups del pionero Charles Dana Gibson y del inevitable Alberto Vargas.

Peter creó una heroína que gracias a los guiones de Marston tenía un carácter sensible y humano, y debido a la formación artística de Peter, unos rasgos inevitablemente femeninos, pero a la vez una corporeidad robusta e imponente. El modelo de una nueva mujer para el siglo XX.

Así se crea una supermujer

Wonder Woman se benefició de nacer en un momento idóneo para la industria del cómic. Había pasado el momento de los comics distribuidos en prensa, y las revistas conocidas popularmente como comic-books movían a millones de lectores. El género que hoy es mainstream dentro del medio, los superhéroes, gozaban en el momento de la creación de Wonder Woman una fama inusitada gracias a personajes como Superman, creado en 1938, solo tres años antes. Pero Wonder Woman llegó a vender medio millón de ejemplares de su propia publicación en su primer año de vida, superando en algunos momentos al mismísimo Superman. ¿A qué se debía este atractivo? ¿Dónde residía su magnetismo?

Por encima de todo, en el carácter franco, refrescante y liberador de la condición femenina de Wonder Woman: el primer texto que puede leerse en una historieta del personaje dice “ En un mundo hecho trizas por los odios y las guerras de los hombres, aparece una mujer para la que los problemas y los temores de los hombres son juegos de niños”.

La filosofía de Marston está clara: la sensibilidad e inteligencia de las mujeres las pone en una condición a la que los hombres, enfrascados en sus ridículos conflictos territoriales o de exhibición de ego, no son capaces ni de comenzar a comprender. Pero esto no se manifiesta a través de la agresividad o la guerra de sexos, dado el carácter conciliador y eminentemente femenino de Wonder Woman.

Y quien mejor lo entiende es aquel que en otras circunstancias habría estado llamado a ser el héroe de la historia, el oficial Steve Trevor que descubre la Isla Paraíso donde viven las amazonas por accidente: siempre un comparsa pero también un comprensivo apoyo de una diosa que, física y mentalmente, está por encima de él. Una circunstancia que Marston no se preocupa de justificar dada la flagrante obviedad, en la mente del guionista, de esta superioridad, tal y como justificó una y otra vez en múltiples entrevistas y textos académicos.

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Es conveniente subrayar que pese a lo chocante que puede resultar el concepto, la creación de Marston estaba lejos de ser conflictiva. Wonder Woman exhibe unos valores conciliadores y humanistas pero, como las sufragistas que influyeron en los valores que propaga la heroína, no está dispuesta a dar un paso atrás. El otro icono femenino que maneja Wonder Woman, el de las amazonas (y que no solo tiene una raíz mitológica, sino que sirvió para definir un tipo muy particular de protofeminismo), también funciona en esa dirección: un grupo de iguales que viven en paz y concordia son invadidas por los hombres, y una de ellas sale al mundo a lanzar un mensaje de justicia e igualdad.

Quizás el resumen perfecto de esta personalidad coherente pero aparentemente contradictoria esté en las muy difundidas y comentadas incursiones de la heroína, en esta primera etapa, en algunos códigos visuales del BDSM, el bondage y el sadomasoquismo. Por supuesto, todo desde una perspectiva completamente pop: Wonder Woman, como heroína cuyas raíces estéticas se hundían en las chicas de portada pulp, aún cuela en sus viñetas una buena cantidad de secuencias en las que la protagonista es atada e inmovilizada casi hasta la asfixia, en ocasiones en poses claramente provocativas.

Pero Marston veía estas viñetas de otra manera, más allá del obvio recurso comercial: la sumisión voluntaria, igual que los juegos consensuados del BDSM, es parte de la ética de Wonder Woman, que transmite que un sometimiento parcial es esencial para el buen discurrir de una relación. Todo ello deriva de las relaciones personales de Marston, donde entra en juego una nueva amante, Marjorie Wilkes Huntley (bibliotecaria que inició al clan Marston en el bondage y que acabaría entintando Wonder Woman), y que enseñó a la insólita familia juegos eróticos en los que cada una de las “unidades del amor” que participaban asumían papeles de “líderes del amor”, “amantes” o “chicas del amor”.

Pero hay más: las cadenas que tan a menudo aparecen sujetando a Wonder Woman (la única forma de inmovilizar a la heroína es sujetando sus brazaletes imbuídos de poder) son iconos de la lucha feminista. Los panfletos que Byrne, su madre y su tía distribuían ilegalmente hablaban del control de natalidad usando las cadenas y las ataduras como símbolo. Y las cadenas son una forma expresiva de la lucha sufragista, desde que un grupo de mujeres se encadenara a las puertas de la Casa Blanca en 1917.

Todo un entramado de influencias y signos que delataban una visión única por parte de Marston y sus compañeras y que han acabado dando una vitalidad única a Wonder Woman. Más de ocho décadas después de su creación, su lucha contra la opresión es más actual que nunca.

Fuente del Artículo:

http://www.eldiario.es/cultura/comics/Feminismo-BDSM-superheroes-Wonder-Woman_0_656884918.html

 

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Declaraciones del Alberto Croce: ¿Es impensable que la comunidad se haga cargo de la educación?

DECLARACIONES DE ALBERTO CROCE EN LA JORNADA DEL ENCUENTRO NUESTRA AMÉRICA, EN BRASILIA.

Actualmente el rol de las escuelas y las relaciones que se establecen en su interior están a debate, tras la progresiva degradación de los modelos educativos tradicionales que no están encontrando asidero en las nuevas generaciones de estudiantes, padres y docentes, lo que trae, paralelamente, una colisión entre diversas posturas y experiencias, sin que el Estado tercie más allá de lo discursivo y algunas reformas legislativas que no se expresan en la vida diaria de las instituciones.
“A nivel continental hemos vivido algunos años, que para algunas experiencias, han sido interesantes para la construcción de modelos educativos diferentes. En este momento hay un cambio muy grande en Argentina, como en Brasil, que están impactando negativamente en estos avances. Argentina siempre tuvo una posición diferente en el papel del Estado, que trae sus pros y contras, ya que por un lado, la concepción de un Estado presente puede traer consigo una práctica pasiva frente a este”, señaló a Ansol el educador popular Alberto Croce.
En este sentido, la transformación de la educación no es algo que se rechace desde las instituciones o el poder político, que constantemente apelan a modelos de “cambio”, para superar lo que ya es a todas vistas un quiebre en las formas de enseñar: un caso paradigmático es de la Ciudad de Buenos Aires, que desde hace casi una década destaca y dice identificarse con el modelo educativo finlandés, reconocido en el mundo por su carácter democrático, participativo y libre, con su consecuente inversión presupuestaria, que dista mucho de las propias prácticas que el gobierno local implementa en las escuelas y los docentes.

Alternativas populares

Sin embargo, y especialmente desde el 2001, Argentina ha experimentado experiencias alternativas a las oficiales, como los bachilleratos populares, que se hicieron indispensables para la inclusión especialmente de adultos en el sistema educativo formal: en Capital Federal, el 25 por ciento de los jóvenes adultos que terminaron la escolaridad luego de abandonarla la hicieron en estos espacios.
“Cuando miramos que muchas cosas se tienen que hacer desde el Estado, hace que la iniciativa comunitaria de la educación quede entre paréntesis, porque no es impensado que no sea el Estado quien se haga cargo. Los bachilleratos populares o las escuelas de gestión social, son un espacio de interacción o intersección entre esto de la iniciativa social y el papel del Estado”, afirmó Croce.
Pero estas nuevas formas de escolaridad tampoco están exentas de reclamos por su reconocimiento institucional, como el caso de los bachilleratos populares, que desde sus inicios vienen manteniendo diversas luchas para lograr oficializar sus títulos, becas para sus estudiantes, y más recientemente, equiparar los derechos de sus docentes con el de los trabajadores de la educación formal.
“Cuando se generaron los bachilleratos no se planteaban a los docentes como trabajadores desde el primer minuto. Esto apareció en el proceso, cuando se fue haciendo necesaria una mayor dedicación, y una vez que se fue resolviendo el derecho de los estudiantes a estar dentro de un sistema educativo, quienes trabajaron para garantizar ese derecho, en su tarea diaria, empezaron a descubrir que tenían derechos como trabajadores. Es un proceso de maduración, y como todo proceso de conquista de derechos se dará en la lucha, y que se consolidará en un formato”, destacó Croce a este medio.

Hacia una mayor participación

Uno de los cambios más notables que trajo consigo la Ley de Educación Nacional, sancionada en diciembre del 2006, fue el reconocimiento institucional de las escuelas de gestión social y cooperativa, como parte del sistema educativo, y que traen consigo la posibilidad de que las comunidades se involucren en las decisiones de los propios colegios, tanto en lo organizativo como en lo pedagógico.
“De este tipo no existen en América Latina, aunque sí fuera de ella. Son experiencias con muchas situaciones nuevas, sobre todo desde la gestión. Y también implican muchas diferencias entre sí, porque cada comunidad determina su forma de organización: puede pasar que el rol de la comunidad educativa sea muy participativa y democrática, pero en lo pedagógico sea conservadora o tradicional. La innovación pedagógica viene por otros carriles, no por la mera innovación en la gestión, aunque abre situaciones interesantes”, concluyó Croce. (Ansol)

Fuente de las Declaraciones:

¿Es impensable que la comunidad se haga cargo de la educación?

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