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Cuba cuenta con una modalidad universitaria que no tiene paralelo en el mundo

Por: Frei Betto

En agosto de 1945, dos ciudades japonesas fueron barridas del mapa: Hiroshima y Nagasaki. Más de 200 mil personas, simples ciudadanos civiles, perdieron la vida al ser alcanzadas por las bombas atómicas lanzadas por aviones estadounidenses. Esos han sido, sin sombra de duda, los más graves atentados terroristas ocurridos en toda la historia de la humanidad.

Detrás de las mortíferas bombas había hombres graduados en las mejores universidades del mundo. Robert Oppenheimer, quien dirigió el Proyecto Manhattan, que culminó con la fabricación de las bombas de Hiroshima y Nagasaki, era un físico teórico, graduado de la Universidad de Harvard en 1925. Tuvo varios hijos, y era conocido por su gentileza, su incapacidad de golpear a una mujer ni siquiera con una flor. Después de la catástrofe japonesa Oppenheimer sufrió una crisis de conciencia. Solía repetir una frase del Bhagavad-Gita, el libro de la espiritualidad hindú: “Me convertí en la muerte, destructora de mundos”. Más tarde se manifestó a favor de un mayor control sobre la proliferación de las armas nucleares, lo que le costó que lo acusaran de ser un espía de los soviéticos.

Edward Teller era colega de Oppenheimer en el Proyecto Manhattan. Nacido en Hungría de padre abogado y madre pianista, se graduó de ingeniero químico en Alemania. Fue profesor en las más prestigiosas universidades del mundo, como la de Londres y la de Berkeley, en California. Utilizó su inteligencia para inventar la bomba de hidrógeno, 750 veces más potente que la de Hiroshima. Fue él quien acusó a Oppenheimer de ser espía de los soviéticos. En la década de 1980 se destacó por ser el gran mentor del Programa de Defensa Estratégica, más conocido como “guerra de las galaxias”, patrocinado por el presidente Reagan. Su enajenación científica inspiró el filme Doctor Strangelove, dirigido por Stanley Kubrick en 1964.

Todos los científicos del Proyecto Manhattan tuvieron el respaldo de dos presidentes de los Estados Unidos: Franklin Delano Roosevelt y su sucesor, Harry S. Truman. Roosevelt ostentaba dos diplomas de Derecho, expedidos por las universidades de Harvard y Columbia. Truman, quien lo sucedió en abril de 1945, también había estudiado Derecho, pero no llegó a obtener el diploma.

Si Oppenheimer hubiera tenido, como Albert Einstein, una formación humanista basada sobre valores morales, ¿habría dirigido el Proyecto Manhattan? Si Edward Teller hubiera tenido una formación humanista fundada sobre la ética, ¿habría creado la bomba de hidrógeno? ¿Y Roosevelt y Truman habrían autorizado el Proyecto Manhattan y el genocidio nuclear en Hiroshima y Nagasaki?

No basta con una formación humanista. Heidegger tuvo una formación humanista y, sin embargo, apoyó el nazismo. Werner Heisenberg también recibió una formación humanista y, no obstante, colaboró con el proyecto atómico de la Alemania nazi. Una verdadera formación humanista supone encarnar valores como la solidaridad, la cooperación, la lucha por la justicia, la defensa de la dignidad de todos los seres humanos y la preservación ambiental.

Universidad y pluridiversidad

Las universidades nacieron a la sombra de la Iglesia como instituciones humanistas. Y toda universidad es, curiosamente, una multidiversidad, dado que reúne distintas disciplinas y métodos de aprendizaje. ¿Por qué, entonces, se les llama universidades y no pluridiversidades?

La realidad es que en el seno de una universidad, toda la diversidad de disciplinas, desde la Filosofía hasta la Medicina, sigue el mismo objetivo estratégico pedagógico: es una institución volcada a la formación de mano de obra calificada para el mercado, en el caso de las universidades capitalistas, o de profesionales en condiciones de responder a las demandas de la población, que debería ser el propósito de las universidades en los países socialistas.

Por eso resulta necesario que la universidad se someta siempre a un proceso permanente de autocrítica. Que se pregunte si es una isla del saber indiferente a las necesidades reales del país o una fábrica capaz de dotar a la nación de herramientas teóricas y prácticas para solucionar los problemas que la afectan.

Cuando Napoleón entró a Berlín en 1806, los prusianos tuvieron que abandonar sus posturas inflexibles y permitir que en los países de lengua alemana las universidades se liberaran de la tutela de la teología. Los pioneros de esa conquista emancipadora del saber fueron Johann Fichte, Christian Wolff e Immanuel Kant. Y gracias a la autonomía de la razón, las universidades alemanas nos dieron a Carlos Marx, Federico Engels, Max Planck, Max Weber, Sigmund Freud y Albert Einstein. La geología, la física y la química comenzaron a merecer la misma importancia que la filosofía, la historia y la sociología.

Los Estados Unidos copiaron el modelo alemán, sobre todo porque necesitaban profesionales calificados para ampliar su parque industrial. Se estableció un vínculo estrecho entre las empresas y las universidades. Yale concedió el primero título de doctorado en 1861, y en 1900 más de 300 alumnos ya ostentaban el título de doctores.

La universidad yanqui se transformó en una fábrica elitista de pragmatismo y liberalismo. Lo que le interesa, hasta el día de hoy, es el desarrollo de la ciencia y la tecnología. Y el principio estratégico pedagógico que rige ese pragmatismo es obvio: fortalecer el mercado y la apropiación privada de la riqueza.

El fundador del pragmatismo estadounidense fue Charles Sanders Pierce, un filósofo destacado en la década de 1870. Pero le cupo a William James el mérito de popularizarlo gracias a la serie de conferencias que pronunció en Boston en 1907, con el título de “Pragmatismo: un nuevo nombre para viejas formas de pensar”. James enseñaba que un profesional no debe estar movido por principios, sino por hechos empíricos… ¡Aunque sus enseñanzas eran contradictorias, porque se basaban sobre un nuevo principio!

La tercera figura importante del pragmatismo yanqui es John Dewey, un catedrático de la Universidad de Chicago. Su lema era “Democracia (entiéndase, capitalismo), ciencia e industrialismo”.

En 1908, Harvard inauguró su Escuela Superior de Empresas de Graduados. O sea, una vía para formar mejor a los hombres de negocios. Los alumnos eran enviados a hacer pasantías en las empresas. Esa pedagogía desarrolló dos aspectos: les permitió a los alumnos vincular la teoría y la práctica y, a la vez, les propició a las empresas la posibilidad de perfeccionar la calidad de sus nóminas de profesionales.

El carácter de ese proyecto estratégico pedagógico de las universidades de los Estados Unidos ya estaba definido en las palabras de Marx y Engels en el Manifiesto comunista: “Todos los complejos y variados lazos que ataban al hombre feudal a sus ‘superiores naturales’, [la burguesía] los despedazó sin piedad y solo dejó subsistir, entre hombre y hombre, el lazo frío del interés, las duras exigencias del ‘pago a la vista’. Apagó los fervores sagrados del éxtasis religioso, del entusiasmo caballeresco, del sentimentalismo pequeño burgués, en las aguas heladas del cálculo egoísta. Hizo de la dignidad personal un simple valor de cambio. Sustituyó las numerosas libertades conquistadas con tanto esfuerzo por la única e implacable libertad del comercio”.

Como bien señala el educador y filósofo brasileño Maurício Abdalla, en nuestras universidades, lamentablemente, casi no hay espacio para la filosofía de las ciencias. Si bien se rechaza teóricamente el positivismo, en la práctica está vigente, aunque criticado por los cultivadores de la Nueva Filosofía de las Ciencias como Popper, Kuhn, Lakatos, Feyerabend y Laudan. Muchos profesores universitarios, en especial de las áreas científicas y tecnológicas, permanecen ajenos a los debates epistemológicos, y son tributarios de una visión positivista ingenua de las ciencias. Creen que hay una ciencia neutra, exenta de influencias ideológicas y subjetividades, mero fruto de indagaciones e investigaciones desinteresadas, de observaciones empíricas ajenas a toda metafísica. El resultado de esa postura es que teorías científicas plagadas de subjetivismo y condicionamientos culturales son abrazadas como dogmas, sin conexión con la realidad cambiante y el proceso histórico dinámico.

Se crea así una escisión entre ciencias naturales y ciencias humanas, ética e investigación científica, lo que favorece aberraciones como la de querer impedir todo sistema axiológico en las investigaciones de la biogenética, o la de pregonar que los productos transgénicos en nada afectan el equilibrio ambiental y el organismo humano, o que el uso excesivo de combustibles fósiles no influye en el calentamiento global. Es la “cientocracia”, la dictadura de la ciencia, que debe decidir lo que comemos, de qué modo nos vestimos, qué tipo de sociedad es mejor, etc. Es el neoplatonismo posmoderno, que elige científicos-reyes en lugar de filósofos-reyes, como quería Platón.

Cooperación o competencia

Si el capitalismo es un sistema monetario en el que los derechos humanos están sujetos a los caprichos del mercado, el socialismo es un sistema humanitario en el que los derechos humanos son la prioridad por excelencia. Es en el marco de esos parámetros que la universidad debe enrumbar su objetivo estratégico pedagógico en un país como Cuba. Impedir que la universidad sea una torre de marfil y crear vínculos efectivos entre alumnos y profesores y entre los diversos sectores de la nación, que reflejen las demandas más urgentes de la población. Buscar respuestas a las siguientes preguntas: ¿cómo se relaciona la universidad con los sindicatos, las cooperativas, los movimientos sociales, los nuevos emprendimientos? ¿Cómo se prepara la universidad para las reformas económicas y sociales que se llevan a cabo en Cuba, sobre todo teniendo en cuenta la inauguración del puerto de Mariel y la reanudación de las relaciones con los Estados Unidos?

Sin duda, Cuba cuenta con una modalidad de extensión universitaria que, por su alcance, no tiene paralelo en el mundo: la solidaridad internacional de sus profesionales, en especial sus médicos y maestros, presentes entre la población más pobre de más de 100 países. Ese internacionalismo logra su consistencia gracias al capital simbólico acumulado por la heroica historia de este país y enriquecido, de modo ejemplar, por la Revolución. Capital simbólico encarnado en la vida y el testimonio de hombres como Félix Varela, José Martí, Ernesto Che Guevara, Raúl y Fidel Castro.

Tanto en el mundo capitalista como en el socialista, las universidades transitaron del humanismo regado con agua bendita al racionalismo cientificista abrazado al mito positivista de la neutralidad de la ciencia. Pero la brújula de la ciencia es la ética, como bien demostró Aristóteles. Y la ética es el conjunto de valores que incorporamos para hacer más digno y feliz nuestro breve período de vida a bordo de esta nave espacial llamada Planeta Tierra. He ahí la cuestión central de un proyecto estratégico pedagógico verdaderamente revolucionario, capaz de superar las contradicciones de la razón instrumental, que en nombre de acelerados avances científicos y tecnológicos provoca la devastación ambiental, hasta el punto de que la naturaleza de nuestro planeta perderá su capacidad de autorregeneración, a menos que se produzca una intervención humana.

En tiempos de posmodernidad, que amenazan tener como paradigma no la religión del período medieval ni la razón del período moderno, sino el mercado, la mercantilización de todos los aspectos de la vida humana y la naturaleza, tan acertadamente denunciada por el papa Francisco en su encíclica socioambiental Laudato Si – sobre el cuidado de la casa común, la universidad se ve interpelada por una pregunta ontológica: ¿cómo lidiar con la experiencia subjetiva del mundo de sus profesores y alumnos? La experiencia subjetiva del mundo de cada ser humano es una cuestión que la ciencia jamás podrá resolver. Ni siquiera el lenguaje es capaz de traducirla, aunque haya formas de expresión que intentan aprender el alfabeto de los ángeles, como la filosofía, la religión y el arte. En una fase de transición civilizatoria, como la actual, precisamos de una nueva ontología ecosocialista.

Es ahí que se ubica el desafío ideológico para el proyecto estratégico pedagógico de la universidad en un país como Cuba. ¿Los profesionales que ella forma construyen una experiencia subjetiva del mundo centrada en valores ajenos a la universidad? ¿Esos valores están enraizados en la solidaridad, el altruismo, la cooperación, o en la ambición egocéntrica, el individualismo, la competitividad?

En un país como Cuba no es suficiente responder: ¡somos socialistas! ¡Somos marxistas! Basta repasar la historia para saber cuántas atrocidades se cometieron en nombre del marxismo y del socialismo, al igual que en nombre del cristianismo hubo Inquisición y se realizó la empresa colonialista genocida en la América Latina. Pero no hay que tirar al niño con el agua sucia. Tanto el cristianismo como el socialismo han escrito bellas páginas en la historia. Y los dos se nutren de la misma raíz: la ética bíblica, que proclama que todo ser humano está dotado de sacralidad ontológica y que el don de la vida nos fue dado para que podamos disfrutarlo en un paraíso aquí en la Tierra, a lo que el mensaje evangélico llama “reino de Dios” y el marxismo, sociedad comunista, en la que todo será común entre todos, se le dará a cada cual según sus necesidades y se exigirá de cada uno según su capacidad.

Ese humanismo debería ser la estrella polar de nuestras universidades, capaz de señalar el rumbo de todas las investigaciones científicas, los inventos tecnológicos, la formación de profesionales y de hombres y mujeres dedicados a la política y a la administración pública.

Termino con dos citas que reflejan bien lo que he pretendido decir aquí. La primera es del filósofo Gaston Bachelard, que instaba a los científicos a revelar el carácter humano de sus investigaciones. En su obra La filosofía del no (1978), señala: “Preguntémosles, pues, a los científicos: ¿cómo piensan, cuáles son sus intentos, sus ensayo, sus errores? ¿Cuáles son las motivaciones que los llevan a cambiar de opinión? ¿Por qué razón se expresan tan sucintamente cuando hablan de las condiciones psicológicas de una nueva investigación? Transmítannos, sobre todos, sus ideas vagas, sus contradicciones, sus ideas fijas, sus convicciones no confirmadas.”

La otra cita, con la cual termino, es del genio profético de Martí, quien en Nuestra América ya nos interpelaba en ese sentido:

“¿Cómo han de salir de las universidades los gobernantes, si no hay universidad en América donde se enseñe lo rudimentario del arte de gobierno, que es el análisis de los elementos peculiares de los pueblos de América? A adivinar salen los jóvenes al mundo, con antiparras yanquis o francesas, y aspiran a dirigir un pueblo que no conocen. En la carrera de la política habría de negarse la entrada a los que desconocen los rudimentos de la política. El premio de los certámenes no ha de ser para la mejor oda, sino para el mejor estudio de los factores del país en que se vive. En el periódico, en la cátedra, en la academia, debe llevarse adelante el estudio de los factores reales del país. Conocerlos basta, sin vendas ni ambages; porque el que pone de lado, por voluntad u olvido, una parte de la verdad, cae a la larga por la verdad que le faltó, que crece en la negligencia, y derriba lo que se levanta sin ella. Resolver el problema después de conocer sus elementos es más fácil que resolver el problema sin conocerlos. Viene el hombre natural, indignado y fuerte, y derriba la justicia acumulada de los libros, porque no se la administra en acuerdo con las necesidades patentes del país. Conocer es resolver. Conocer el país, y gobernarlo conforme al conocimiento, es el único modo de librarlo de tiranías. La universidad europea ha de ceder a la universidad americana. La historia de América, de los incas acá, ha de enseñarse al dedillo, aunque no se enseñe la de los arcontes de Grecia. Nuestra Grecia es preferible a la Grecia que no es nuestra. Nos es más necesaria. Los políticos nacionales han de reemplazar a los políticos exóticos. Injértese en nuestras repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas. Y cállese el pedante vencido; que no hay patria en que pueda tener el hombre más orgullo que en nuestras dolorosas repúblicas americanas.”

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=209203

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Emprender es convencimiento integral

Carlos Cortés

El concepto es tan amplio como queramos comprenderlo y llevarlo a cabo con la visión y la misión de cada individuo o agrupación. Forma parte ineludible la educación impartida en el hogar y extendida en el entorno y el aula. Ejemplo carente de convencimiento son las recientes elecciones en más de la tercera parte que integra el país.

Emprender contiene el reto personal de lograr el objetivo en la vida, en una tarea de confiar en sí mismo y extender confianza en quienes habrán de apoyar, instruidos en un propósito común de prosperidad. Emprender implica motivación y convencimiento de dar lo mejor a nuestro alcance y difundir el propósito de la meta final.

El concepto es interpretado generalmente desde el punto de vista empresarial y es básico, mas no es el único al abrigar el sentido de mejoría en el comportamiento del ser humano, como extensión a la familia y el núcleo de vida con tranquilidad y en libertad, que deriva a la acción gubernamental; que ciertamente desempeña un papel predominante.

En la convivencia urbana enfrentamos la necesidad de emprender en seguridad y simultáneamente comprender cuál es el grado de responsabilidad, para alcanzar el propósito que nos hemos fijado en paz y tranquilidad en la vecindad con el cuidado y mantenimiento de valores, no estrictamente circunscritos a lo económico y guarda de orden policial.

Emprender exige disciplina con responsabilidad. Así nos lo muestra la acción de miles emprendedores, que comenzando con humildad aportaron su esfuerzo para alcanzar las metas propuestas con trabajo constante y la mirada en el objetivo de su creación.

Vivimos un ambiente de competencia mundial donde la educación es la base de un desenvolvimiento sano. Ello nos conduce a comprender el esfuerzo para asimilar la acción gubernamental de fortalecer la educación a través del conocimiento actualizado constante, sobre bases de ciencia y tecnología en dinámica evolución.

La Reforma Educativa pretende precisamente, mejorar la calidad del magisterio motivando su comprensión, incluyente la capacidad que dé curso a la impartición de enseñanza acorde a los requerimientos formadores del educando de manera integral, con la visión de allegarle los conocimientos para un emprendimiento fundamentado en la misión para su vida.

En este marco es inadmisible la expresión de inconformidad y menos aún violencia y eventual vandalismo, reprobados por la mayor parte de la sociedad, padres de familia y en particular del sector empresarial del comercio afectado directamente, más los daños a la movilidad del ciudadano común que, adicionalmente sufre trastornos y contribuye a dañar la ecología.

Emprender una acción tan convincente como enérgica es imprescindible y urgente para propiciar confianza a la convocatoria de invertir en proyectos, con capacidad y esfuerzo por parte de la población dentro del marco sano de la confianza para obtener mejor nivel de vida.

Dios nos guarde de la discordia.

Fuente del articulo: http://opinion.informador.com.mx/Columnas/2016/06/12/emprender-es-convencimiento-integral/

Fuente de la imagen: http://geekmexico.com/blog/wp-content/uploads/2017/04/Razones-para-emprender-1.ppg

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Evaluación de la calidad en la educación universitaria

Keyla Isabel Cañizales (*)

En fin, lo que una y otra vez aparece como imagen dominante es la idea de la educación como producto, y de las escuelas como maquinarias institucionales de producción y competitividad.  Escudero (2000, p. 200)

De manera recurrente hemos leído o escuchado que Latinoamérica es la región más desigual y heterogénea del planeta, si a la anterior aseveración le agregamos como variable el tema de la Calidad Educativa, estamos frente a un escenario lleno de asimetrías. Se ha dicho mucho de calidad educativa, no obstante ante tanta variedad y diversidad de concepciones no existen un consenso sobre la noción del término, a lo cual Días Sobrinho señala que:

La solución mundialmente aceptada consiste en atribuir a entidades u organismos acreditados la prerrogativa de elaborar lineamientos generales, objetivos y propuestas operacionales sobre calidad. Esto facilita la comprensión y las prácticas de acreditación, pero también representa un desplazamiento parcial de la autonomía desde las universidades hacia los organismos de acreditación. (2007, pág. 282)

Las universidades, han estado sometidas a grandes procesos de transformaciones y reformas y a partir de los 80, la evaluación de la calidad de la educación universitaria se ha presentado como uno de los principales temas en la agenda de las reformas educativas a nivel mundial. (Villanueva, 2005). La evaluación de la calidad universitaria en América Latina, posee distintos grados de avance y diferentes objetivos, la región busca consolidar sus modelos frente a muchas dificultades de carácter técnico y político. Sin embargo se han generado e instrumentando iniciativas que realizan seguimiento a la denominada calidad educativa, estableciendo sistemas de indicadores o acreditaciones que se convierten en referentes para medir la “calidad” los sistemas educativos en los diferentes países.

Una mirada a los modelos de evaluación de la calidad

En Latinoamérica nos encontramos con varias propuestas de modelos o sistemas que tiene como propósito evaluar la calidad de las instituciones de educación universitaria. A continuación algunos de los más difundidos:

  • La Red Iberoamericana para el Aseguramiento de la Calidad en la Educación Superior (RIACES): Creada el 7 de mayo de 2003 en la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria de Argentina (CONEAU), luego de una reunión de representantes de agencias, unidades acreditadores, autoridades ministeriales de países iberoamericanos, así como representantes de organismos internacionales para la educación de la región. La aprobación de los Estatutos fue la culminación del proceso iniciado en 2002, cuando los países de América Latina, el Caribe y España intervinieron activamente para configurar un espacio de colaboración e intercambio con los siguientes objetivos: profundizar en el conocimiento mutuo de los sistemas universitarios; facilitar la identificación de las problemáticas comunes y singulares, relativas a los sistemas de evaluación y acreditación; incrementar las capacidades de evaluación y acreditación en la región, y promover proyectos de cooperación tendientes a agilizar las actividades de transferencia entre los países y, por último, facilitar el desarrollo articulado de los procesos de evaluación y acreditación en la región. (RIACES, 2016).

Esta red ha generado un modelo para la acreditación internacional de alta calidad académica, entendiendo por acreditación “el proceso para reconocer o certificar la calidad de una institución o de un programa educativo que se basa en una evaluación previa de los mismos. (RIACES, 2004, pág. 01), de igual manera es importante reflejar la concepción de calidad, la cual es entendida como:

Grado en el que un conjunto de rasgos diferenciadores inherentes a la educación superior cumplen con una necesidad o expectativa establecida. En una definición laxa se refiere al funcionamiento ejemplar de una institución de educación superior. Propiedad de una institución o programa que cumple los estándares previamente establecidos por una agencia u organismo de acreditación (Ob.cit, pág. 08)

Para RIACES la acreditación es una manera de propiciar el reconocimiento de programas e instituciones con el fin de favorecer la movilidad y el intercambio de estudiantes y profesores, generando con ello la cohesión regional a nivel de educación universitaria. (Ob.cit, 2004)

  • El Modelo Experimental de Acreditación de Carreras del MERCOSUR (MEXA): Este modelo fue establecido en el memorándum de entendimiento de los países signatarios del MERCOSUR, en junio de 1998. El MEXA tiene como principio respetar las legislaciones de cada país, la autonomía de las instituciones universitarias, los parámetros de calidad comunes para cada carrera y el requerimiento de un informe institucional y evaluativo. La adhesión al MEXA es voluntaria y se aplica a las carreras de Medicina, Ingeniería y Agronomía. El proceso para la acreditación considera la presentación de un informe institucional y de autoevaluación, la selección, entrenamiento y desempeño de los comités de pares, el análisis de los dictámenes elaborados por los pares y la información sobre dictámenes y resoluciones referidas a las carreras acreditadas.(Nicoletti, 2008)

Dicho modelo ve la acreditación como el “proceso mediante el cual se otorga validez pública, en tanto calidad académica y de acuerdo con las leyes nacionales, a los títulos universitarios. La acreditación es periódica, de acuerdo con parámetros de calidad previamente definidos para el MERCOSUR” (Villanueva, 2004, pág., 106). Los criterios de calidad, a los que hacen referencia se encuentran debidamente detallados en el documento “Dimensiones, Componentes, Criterios e Indicadores”.

El MEXA establece que “el juicio sobre la calidad de una carrera para la acreditación MERCOSUR como un proceso fundamentalmente cualitativo, que se basa en un análisis integral de las dimensiones y sus componentes por medio de los criterios de calidad” (MERCOSUR, 2002, pág. 61).  En consecuencia se basa en los criterios establecidos para otorgar la acreditación correspondiente.

  • El Sistema ARCU SUR: El Sistema de Acreditación Regional de Carreras Universitarias para el MERCOSUR, ARCU-SUR se orienta a la mejora permanente de la formación de las personas, con patrones de calidad requeridos para la promoción del desarrollo económico, social, político y cultural de nuestros pueblos. ARCU-SUR es la continuación del proceso denominado Mecanismo Experimental de Acreditación (MEXA), de la evaluación de la experiencia del MEXA, se planteó que era importante la conformación de un “sistema de acreditación permanente de la calidad de la formación de nivel universitario en la región” (MERCOSUR, 2015, pág. 05) Y en ese sentido establece que la acreditación es “el resultado del proceso de evaluación, mediante el cual se certifica la calidad académica de las carreras de grado, estableciendo que satisfacen el perfil del egresado y los criterios de calidad previamente aprobados a nivel regional para cada titulación” (Ob.cit, pág.08).

Los criterios regionales de calidad serán elaborados por Comisiones Consultivas y la acreditación tendrá vigencia por un plazo de seis años y será reconocida por los Estados Miembros del MERCOSUR y los Asociados, que adhieran al acuerdo. Este sistema reconoce las titulaciones, pero no otorga el derecho al ejercicio de la profesión, es usado más como un criterio para articular acuerdos bilaterales de movilidad y cooperación en pro de los sistemas educativos involucrados. (Ob.cit, 2015).

  • El Modelo CINDA: Está concebido sobre la base de un esquema de organización compleja y heterogénea que dispone una institución, y descansa sobre las premisas de que “calidad” no es un concepto absoluto sino relativo y el referente lo establece la propia institución cuando define su misión, objetivos, metas y estrategias, aun cuando pueda haber aspectos en los que sea necesario atenerse a exigencias establecidas por agentes externos. Por lo tanto, la autoevaluación institucional basada en el modelo requiere que la institución: a) formule su proyecto institucional, dejando claramente establecida su misión y sus valores, la población que atenderá, las políticas de docencia, investigación, extensión y administración; b) establezca sus planes a corto, mediano y largo plazo, estipulando metas y estrategias para cada una de las funciones que ha estimado importante realizar; y c) cuente con un servicio de información para la gestión completo, confiable y continuamente actualizado, que apoye la planificación, elaboración de políticas y los procesos de toma de decisión institucional. (Espinoza y otros, 1994). El modelo CINDA, establece como acreditación al:

Proceso voluntario de riguroso análisis, conducido por agencias externas a la institución de educación superior, con miras a cautelar la fe pública, respecto de: 1. claridad en la definición de misión y objetivos; 2. voluntad y solvencia para hacer lo que se promete; 3. coherencia entre procesos, misión y logros; 4. establecimiento de estándares de calidad consistentes con la política de acreditación, 5. mejoramiento continuo mediante mecanismos adecuados. (CINDA, 1994,, pág. 43)

Al referirse al término de calidad es conceptualizado como un:

Conjunto de cualidades de una institución u organización estimadas en un tiempo y situación dados. Es un modo de ser de la institución que reúne las características de integridad (incluye todos los factores necesarios para el desarrollo del hombre), coherencia (congruencia entre fines, objetivos, estrategias, actividades, medios y evaluación) y eficacia (logro de fines mediante la adecuada función de todos los elementos comprometidos). (Ob.cit.1994, pág. 43)

Este modelo se apalanca en la autoevaluación, como mecanismo de mejoramiento continuo para la institución que lo realice, en consecuencia el resultado es aplicable solamente a la institución estudiada y aceptará comparaciones en la medida que el referente sea otra institución con características similares.

  • El Sistema de Calidad con base en la Norma ISO 9000: La ISO, es una organización no gubernamental fundada en 1947 con sede en Ginebra, que federa mundialmente de forma voluntaria y fuera de tratados, a las organizaciones nacionales de normalización de 148 países. Las Normas ISO Serie 9000 y conexas, plantean un enfoque normativo de la calidad. Por lo general se usan para el área de educación opera las normas generales: ISO 9000:2000; ISO 9001:2000; y la norma ISO 9004:2000. (Martínez, 2001).

Sin embargo, la Organización Internacional de Normalización (ISO) se encuentra desarrollando un proyecto de norma internacional en el seno del Comité de Proyecto ISO/PC 288 Sistemas de gestión para las organizaciones educativas. Se trata de la Norma ISO 21001, que describirá un sistema de gestión para este tipo de organizaciones y se prevé que estará disponible en el 2017. Dicha norma, describirá un sistema de gestión específico para organizaciones educativas que quieran demostrar su capacidad para proporcionar, compartir y transferir conocimiento a los estudiantes. (Ordozgoiti, 2015).

  • El Sistema Centroamericano de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior (SICEVAES): El SICEVAES fue creado por el Consejo Superior Universitario Centroamericano (CSUCA) en 1998, es el resultado de un proceso que permite la homologación de diplomas y títulos profesionales en Centroamérica, con el propósito de facilitar y promover la movilidad de los graduados universitarios de la región, estableciendo de esa manera un sistema de evaluación y acreditación (Tünnermann, 2008).

El SICEVAES evalúa programas de Educación Superior de nivel de pregrado, grado y postgrado, así como el desempeño global de Instituciones de Educación Superior. El sistema promueve la cultura de calidad, la evaluación y el rendimiento de cuentas a la sociedad en las universidades miembros, usando la evaluación y acreditación como estrategia de gestión del cambio, modernización y mejoramiento de las universidades. (SICEVAES, 2016)

A modo de reflexión

Considerando los modelos de evaluación de la calidad referidos, es palpable evidenciar que la calidad se ha constituido en una especie de pivote para ordenar los sistemas y prácticas de los sujetos dentro de las organizaciones contemporáneas y por extensión, al interior de las instituciones de educación superior (Correa y Bernache, 2006)

El enfoque que generalmente se la ha atribuido a la calidad educativa, está basado en los elementos de planificación, eficiencia y eficacia, conceptos provenientes de las teorías organizacionales. Esto podemos considerarlo como una visión reduccionista y limitada sobre el ámbito educativo, lleno de matices y contrastes. Con esa forma de mirar tan sesgada, se dificulta que la educación cumpla con los grandes compromisos que se le han atribuido para solventar los problemas mundiales de desigualdad, inequidad y transformación social

En consecuencia para que tomen las decisiones adecuadas, es imperante que las reflexiones que se realicen sobre el tema consideren la complejidad y profundidad necesaria que permita traspasar el velo técnico y alegórico homogeneizante y se dé un salto hacia la grandeza y riqueza del encontrarse con otra forma de avizorar la calidad educativa.

Tal como señala Días Sobrinho

Mucho más que mecanismos de inspección y fiscalización, la evaluación y la acreditación deben ser procesos de comunicación y de construcción de relaciones que faciliten el logro de la calidad y el consecuente reconocimiento público. La calidad es una construcción social y, como tal, requiere mucha reflexión, diálogo y esfuerzos colectivos. (2007, pág. 293)

 

Referencias:

CINDA 1994. Autoevaluacion para Instituciones de Educacion Superior. Colección Gestión Universitaria.ISBN 95ó-710ó-19-3.Inscripción Nº90.701. Disponible en: https://www.google.co.ve/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=1&cad=rja&uact=8&ved=0ahUKEwiuv5f0tLvRAhXDMyYKHepQCvcQFggaMAA&url=http%3A%2F%2Fwww.cinda.cl%2Fdownload%2Flibros%2F1-Manual%2520Autoevaluaci%25C3%25B3n%2520para%2520Instituciones%2520de%2520Educaci%25C3%25B3n%2520Superior.pdf&usg=AFQjCNEGsh6gYHHXfvdUtbVnJNMDpLLBDg Consultado el 10 Diciembre 2016

Correa. y Bernache, G. (2006). La necesidad de un análisis social de la calidad educativa en las instituciones de educación superior. Revista Educación Global. Pág. 159-175. ANUIES. Ciudad de México. Vol. 10.  Disponible en: http://148.202.18.157/sitios/catedrasnacionales/material/2010b/correa/s81cbernache.pdf. Consulta, 22 de febrero 2016.

Escudero, J. (2002) La reforma de la reforma. ¿Qué calidad, para quiénes?. Barcelona: Ariel

Espinoza, O.; González, L. E.; Poblete A., et al. (1994) Manual de autoevaluación para instituciones de educación superior. Pautas y procedimientos. Santiago de Chile: CINDA.

Martínez, C. (2001). La Evaluación para la mejora de la calidad de los centros educativos. Documento. Décima Conferencia Mundial Trianual. Sociedad Española de Pedagogía. Madrid.

MERCOSUR. (2002). Manual de procedimientos para pares evaluadores comité coordinador regional (CCR)-. Comisión regional coordinadora de área educación superior. Mercosur educativo

Nicoletti, J. (2008). Adecuación y aplicación de las normas de calidad iso 9000:2000 en el campo educativo. Horizontes Educacionales. Vol. 13, núm. 2. Universidad del Bío Bío. Chillán, Chile. Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=97912401005. Consultado febrero 2016.

Ordozgoiti, E (2015) Un mismo lenguaje en educación. AENOR. España. Disponible en: http://www.aenor.es/revista/pdf/abr15/30abr15.pdf, consultado el 10 de enero 2017

RIACES (2016). Red Iberoamericana para la Acreditación de la Calidad de la Educación Superior. Disponible en: http://riaces.org/index.php/ct-menu-item-3/ct-menu-item-11/ct-menu-item-17. Consultado febrero 2016.

RIACES (2004). Glosario internacional riaces de evaluación de la calidad y acreditación. Documento Madrid 2004, RIACES (Red Iberoamericana para la Acreditación de la Calidad de la Educación Superior), editado por Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación, Orense, Madrid. Disponible en: http://www.saidem.org.ar/docs/Glosario/RIACES.%20T%E9rminos%20para%20la%20Evaluaci%F3n%20de%20la%20calidad%20y%20acreditaci%F3n.pdf. Consultado el  13 diciembre 2016

SICEVAES (2016). Sistema Centroamericano de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior. Disponible en:  http://sicevaes.csuca.org/index.php/presentacion/quienes-somos, consulta el 27 de febrero 2016.

Días Sobrinho, J. (2007). Acreditación de la educación Superior en América Latina y el Caribe. La educación Superior en el mundo. Disponible en: https://upcommons.upc.edu/bitstream/handle/2099/7538/18_282-95.pdf;jsessionid=FE024CE13B27675CD88BFEE366D28F1B?sequence=1. Consultado el 10 diciembre 2016

Tünnermann, C . (2008).La calidad de la educación superior y su acreditación: la experiencia centroamericana. Revista Digital Scielo. On-line versión ISSN 1982-5765.  Disponible en: http://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1414-40772008000200005 Consultado el 10 de enero 2017

Villanueva, E. (2004).  La acreditación en América Latina: El caso de Argentina en la Riaces y en el Mercosur. Revista iberoamericana de educación. Nº 35. pp. 99-112

(*) Keyla Isabel Cañizales

contacto: keylacanizales@gmail.com

La autora forma parte del  Doctorado Latinoamericano en Educación Políticas Públicas y Profesión Docente.

El presente es un artículo inedito, publicado con el consentimiento de la autora.

Fuente de la imagen: http://www.entrelibros.co/blog/wp-content/uploads/2016/08/EducacionSuperior.png

 

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La voz de los estudiantes, el grito válido en el escenario educativo

Carlos Aldana

Los estudiantes latinoamericanos, de secundaria o de educación superior, han sido los portavoces más potentes de las demandas por el derecho a la educación. Son ellos y ellas quienes han creado las condiciones más claras para la discusión política y ciudadana sobre reformas educativas en nuestros países.

Los estudiantes de Chile, Honduras o México, en distintos momentos o reivindicaciones, constituyen esfuerzos contra la imposición de una visión neoliberal de lo educativo.

En el 2015, Guatemala fue escuchada en el plano internacional. Las presiones ciudadanas (más otros factores de fuerza como la presión del Norte, o la Comisión Internacional contra la Impunidad y el Ministerio Público), causaron la caída de un gobierno de corte militarista y altamente comprometido con la corrupción. Sin embargo, en el abrigo del olvido se encuentra un hecho que debemos resaltar: fueron los estudiantes de las escuelas normales del país, los que ya en los inicios de ese gobierno, 2012, se enfrentaron a la imposición de políticas públicas sobre educación. La lucha fue contra el cierre de la carrera de Magisterio, pues en Guatemala, hasta ese momento, los docentes de primaria y preprimaria eran formados en el nivel secundario. El argumento fue mejorar la calidad y para ello pasar la formación magisterial a la educación superior. Algo muy discutible en un entorno como el guatemalteco. Pero no hay argumento posible frente a la imposición irrespetuosa, el silenciamiento o la creación de normativas que tildaron a los estudiantes participantes en todo tipo de manifestación como “terroristas” (así se indicó en el Reglamento 1505-2013 del Ministerio de Educación). Ellas y ellos fueron repudiados, avergonzados públicamente por la misma ministra de Educación, golpeados por policías, abandonados por profesores sindicalizados, amenazados si se organizaban.

Ya es una constante que ante demandas y movilizaciones estudiantiles siempre aparecen la descalificación, la burla y la reprimenda pública. Por supuesto, también la represión, el control y la violencia.

Necesitamos asumir que toda reforma educativa, o simple cambio de políticas públicas, necesita y se enriquece con el aporte de las y los estudiantes. Su visión del mundo es otra. Su mirada, más que técnica, es una mirada desde otra sensibilidad, tan necesaria para comprender la realidad educativa.

Los cambios educativos, ¿a quién o a qué deben responder? Según la dinámica como se generan, así es evidente a favor de quién y de qué surgen. Las imposiciones que provienen de gabinetes ministeriales, que responden a su vez a gabinetes de instituciones internacionales, responden a las necesidades globales vinculadas al mantenimiento del orden económico dominante. La educación hace su aporte en la construcción de las condiciones para reforzar en la población escolar las capacidades económicas e ideológicas favorables a ese orden. Las transnacionales, más que los Estados, imponen una agenda educativa lejana de los intereses y reivindicaciones de pueblos y organizaciones populares. Esta distancia empuja a la imposición de visiones y prácticas educativas, con violencia si es necesario.

Los movimientos estudiantiles en América Latina constituyen la expresión más cercana a las demandas de los pueblos, en muchas ocasiones más que los mismos docentes, pues estos, salvo excepciones, no han sabido ir más allá de sus demandas sectoriales.

Estamos frente a luchas reales por los derechos humanos. Reflejan la práctica concreta de una educación ciudadana y política que puede ser la escuela necesaria para transformar la cultura política predominante. Al constituir la manera más sensible, apasionada y real de reivindicaciones, la visión, la voz y la propuesta de los estudiantes es imprescindible. Solo, claro está, si anhelamos que la educación esté situada en el camino por el que transitan las transformaciones fundamentales en la vida de nuestros pueblos.

Fuente del articulo: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2016/10/12/la-voz-los-estudiantes-grito-valido-escenario-educativo/

Fuente de la imagen: https://ed100.org/img/auth/featured/2.10-Megaphone.jpg

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La sociedad del conocimiento y la información

Pedro Rivera Ramos

Una de las particularidades que más distinguen al mundo de hoy es la abundante información que diariamente, y sin pausa alguna, se difunde en todo el planeta. La Internet, que viene desde hace algún tiempo amenazando seriamente a los medios tradicionales de comunicación, por la integración que hace de los mismos en una sola plataforma, le cabe, sin duda, mucha responsabilidad en que esto sea así.

A este fenómeno debemos sumarle la concentración de los principales medios de comunicación social en pocas manos, en casi todos los países, lo que, a juicio nuestro, puede comprometer —y compromete— sensiblemente el ejercicio democrático de los ciudadanos, así como la credibilidad y fiabilidad de las informaciones que se nos transmiten.

Porque digámoslo sin rodeo alguno: esa mentalidad hedonista y utilitarista, ese marcado individualismo y relativismo de que es presa esta época y que a veces nos resulta hasta natural, se ha gestado, en gran medida, gracias a los códigos y mensajes que nos llegan desde los medios de comunicación social. Sin pecar de exagerados, me atrevería a afirmar que ellos han decidido o marcado, en muchas ocasiones, el rumbo político-ideológico y cultural de nuestras sociedades.

Muy pocos ponen en duda que en la sociedad contemporánea, llamada también sociedad del conocimiento y de la información, asistimos a una manipulación mediática sin precedentes, donde con un cierto número de criterios culturales, algunos mecanismos de carácter psicosociológicos muy bien definidos y con una retórica y estructura narrativa muy semejante en todos los países, se imponen en todo el planeta, gustos, modas, patrones culinarios y hasta apreciaciones estéticas.

El criterio mercantil de las noticias, de los sonidos o de las imágenes, es el que viene lamentablemente predominando por encima del respeto a la verdad, a los hechos y a la información veraz, objetiva e imparcial. La carrera salvaje por el ‘rating’, el sensacionalismo y la instantaneidad extrema, hacen peligrar constantemente la ética necesaria que debe existir y prevalecer en los medios de comunicación social.

Hoy, como en ninguna otra época, tiene lugar un intenso intercambio de información a escala planetaria, que viene configurando un sistema de información basado principalmente en imágenes y sonidos y un concepto muy difuso entre verdad y mentira. La competencia más feroz, el carácter mercantil de los mensajes o la manipulación ideológica de los contenidos y conceptos, son desafortunadamente los rasgos inherentes del modelo informativo hegemónico.

En el campo de la comunicación social no hay trabajo neutro. Un ejemplo harto elocuente, ilustra perfectamente esta verdad. A principios de agosto del 2010, fuimos testigos del extenso circo mediático montado con la tragedia de 33 mineros chilenos, atrapados durante 69 días a 700 metros bajo tierra. Conocimos más las trivialidades surgidas en torno a este infausto suceso, que las razones de explotación despiadada que provocaron el derrumbe.

Lejos estuvimos así de conocer las difíciles condiciones laborales que imperan en las minas chilenas, donde solo en la última década han muerto más de 400 trabajadores. Asimismo, careció de valor alguno para la industria mediática las más de mil quinientas personas que solo en ese mismo año 2010 habían muerto de cólera en Nigeria, según la Organización de las Naciones Unidas. Esto demuestra que se aplican censuras y se ocultan verdades en el poderoso imperio mediático, con el propósito principal de evitar que pensemos críticamente.

En la actualidad resulta muy común para muchos justificar sin sonrojo alguno el uso del trucaje y la impostura, como estrategia para alcanzar el éxito y la celebridad en la industria mediática. Al respecto, me parece oportuno valernos del periodista Ignacio Ramonet que, en su libro Propagandas silenciosas, relata un ejemplo elocuente de embaucamiento colosal: ‘En abril de 1981, una periodista del prestigioso Washington Post, Janet Cooke, consiguió el premio Pulitzer por un extraordinario reportaje sobre el pequeño Jimmy, sistemáticamente drogado por el amante de su madre y convertido, a la edad de ocho años, en un adicto a la jeringuilla y a la heroína… Pero ni Jimmy ni el amante ni la madre, existieron jamás’.

Por ello, en estos tiempos que corren, es imperativo recuperar y defender en el ámbito de la comunicación e información, el estricto sentido de la ética y de un compromiso invariable por defender la verdad y la objetividad. Se trata, además, de renunciar al formato frívolo y superficial y sostener, sin claudicación alguna, las dos exigencias fundamentales de una verdadera información: la credibilidad y la fiabilidad.

En síntesis, aguarda recobrar el control del vocabulario, de los mensajes, de la semántica y de la noticia, como bienes sociales que pertenecen y le interesan a todos. Salvaguardar en todo momento, eso sí, la libertad de expresión sin excesos; pero vigilando no confundirla con la libertad de empresa o con la codicia que se anida en la noticia, cuando esta solo se asume como mercancía.

Fuente del articulo: http://laestrella.com.pa/opinion/columnistas/sociedad-conocimiento-informacion/23984580

Fuente de la imagen: http://laestrella.com.pa/media/news/image/298504_800x600_crop_5895409d7246f.jpg

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Aprender enseñando

Porque gesticulen parecido, o sus ojos, nariz y boca muestren rasgos similares a los de su madre o padre, ello no otorga derecho a los progenitores para imponerles criterios negándoles el espacio a la confrontación de ideas.

Haberlos traído al mundo no concede patente para gobernarlos a ultranza. Y la experiencia como mamá o papá enseña que, en tanto vayan creciendo quienes una vez fueron parvulitos, más creatividad, lucidez, honestidad, transparencia, indulgencia, solidaridad y comprensión deberán derrochar los mayores, no solo para asistirlos en la toma de decisiones (que al final asumirán en honor a su independencia), sino en aras de preservar la confianza mutua que fortalezca el vínculo afectivo padres-hijos.

Una amiga de la juventud me comentó con cierto tono de queja en su entonación que su única niña —a quien le ha dedicado la vida entera— esgrime un comportamiento evasivo cuando la invita a hablar de determinados temas que le preocupan. Esquiva conversar de asuntos “delicados” y, sin embargo, se los consulta a una vecina igualmente “entrada en años”.

Sin ánimo de quedarme solo con la versión de una de las dos partes, fui al encuentro de la joven —conocida desde que nació— además de haber crecido y estudiado en las mismas escuelas de uno de mis hijos. Sentados en un banco del parque cercano a su casa le pregunté si depositaba toda la confianza del mundo en los criterios y consejos de su madre.

“¡Yo no desconfío de ella, pero cuando me quiere explicar algo emplea un tono de regaño y se contraría si no hago lo que me indica! Así es imposible entendernos. Prefiero no discutir y  evitar encontronazos, por eso me escurro hasta donde vive la vecina, una señora de la misma edad de mi mamá quien —quizá por no tener ningún vínculo sanguíneo conmigo, o por ser más condescendiente— habla con indulgencia hasta darme la vuelta por tal de hacerme entender cómo resolver ciertas cuestiones”, dijo la muchacha, hoy convertida en una universitaria con excelente aprovechamiento académico.

La letra con sangre entra. Así decían antaño quienes amarraban cortico a sus hijos imponiéndoles férreas conductas, cercenándoles sus libertades y en ocasiones frustrándoles sueños, sin que ello —cuando los muchachos entraran en la adolescencia— les garantizara tener allí la simiente de un hombre o una mujer de bien.

No pocos descendientes, ya en la adultez, lejos de experimentar agradecimiento y amor hacia sus padres, abrigan rencores y reproches contra aquellos que los abochornaban en público si hacían algo incorrecto cuando eran pequeños, o porque les pegaban en presencia de otros para corregir determinada falta. La violencia solo engendra violencia.

Desatar la agresividad para intentar reducir a la obediencia a los muchachos —ya sea diciéndoles palabras obscenas, recriminándolos o golpeándolos en presencia de conocidos o no— lejos de contribuir al respeto, conduce a la rebeldía. Y un joven rebelde, que lo niega todo y lo contradice todo porque nunca ha encontrado amor y comprensión, se torna en un problema para la sociedad.

Cualquiera de nosotros, madre o padre, ha enfrentado de­sa­venencias con sus hijos, es natural, máxime si en la convivencia diaria no todos tiran parejo del carro de los deberes hogareños. Quienes hayamos protagonizado algunos de esos enfrentamientos sabremos que el diálogo pausado, capaz de generar confianza mutua para resolver las diferencias, es la única vía de preservar el respeto y el amor para toda la vida.

Fuente del articulo: http://www.granma.cu/opinion/2015-08-27/aprender-ensenando

Fuente de la imagen:http://www.granma.cu/file/img/2015/08/medium/f0041927.jpg

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Violencia marca el universo infantil

Keila E. Rojas L

Panamá está entre los diez países a nivel mundial con la tasa más alta de homicidio infantil, según el informe ‘En deuda con la niñez’

Los diez países, de 172 a nivel mundial, con las tasas más altas de homicidios infantiles son todos de América Latina y el Caribe, entre ellos Panamá, de acuerdo con las conclusiones de un nuevo informe de Save the Children, sobre la niñez en el mudo.

El informe ‘En deuda con la niñez’ concluye que al menos para 30 millones de niños y niñas -y probablemente para millones más- la promesa del disfrute de una niñez plena se ha desvanecido antes de tiempo.

De acuerdo con el informe, América Latina y El Caribe es la región con las tasas de homicidio infantil más altas del mundo como consecuencia del aumento de los niveles de violencia. La probabilidad de ser matado es al menos 2.5 veces más alta para un niño, niña en América Latina y El Caribe que en cualquier otra región.

Panamá ocupa la posición novena de acuerdo al documento. Honduras, Venezuela y El Salvador son los tres primeros puestos seguidos por Colombia, Brasil y Guatemala. Trinidad y Tobago y República Dominicana ocupan el séptimo y octavo lugar del ranking de los diez países con las tasas más altas de homicidios infantiles, mientras que Belice se ubica en la última posición (ver gráfica).

Sufrir la violencia, presenciar la violencia o temer la violencia no debería formar parte de la etapa del crecimiento. ‘Esto (la violencia) no solo marca de manera negativa la vida del infante, si no también la de los adultos en su entorno y de la sociedad en general’, apunta la psicóloga Nilka Magallón.

Según el documento solo en 2015, más de 75 mil niños y niñas menores de 20 años fueron asesinados, el 59% de los cuales eran adolescentes de entre 15 y 19 años. Cada una de estas muertes representa a otros cientos o incluso miles de niños y niñas que viven en entornos de violencia o abuso, donde enfrentan constantes amenazas a su supervivencia y desarrollo sano.

Aunque cualquier persona puede cometer actos de violencia física contra los niños y las niñas, con frecuencia se cita como culpables a adultos en posiciones de confianza y autoridad.

En cuanto al tema, Magallón, psicóloga de niños y adolescente, afirma que ‘como el infante confía en que quienes tiene a su alrededor lo protegerán, regularmente su inocencia no los lleva a pensar que lo que le irán hacer o están haciendo es algo malo para el, hasta cuando ya tienen conciencia de lo que está pasando’.

VIOLENCIA ENTRE MENORES DE EDAD

El informe señala que los actos de violencia física contra la infancia también son comunes entre los mismos niños, niñas y jóvenes. ‘Lo que en ocasiones puede empezar con bromas si no es controlado sea en un ambiente escolar o lugar donde residen, puede convertirse en actos de violencia’, dice Magallón.

Agrega que las consecuencias de la violencia son ‘muchas’ las cuales, ‘si no son tratadas a tiempo afectarán la vida adulta de la personas’.

Según el informe publicado a nivel mundial ayer 31 de mayo, a razón del Día del Niño, la exposición a la violencia puede trastornar el desarrollo normal de un niño o una niña y afecta el bienestar tanto a corto como a largo plazo. Las consecuencias a veces incluyen trastornos del comportamiento, como la agresividad y la incapacidad de relacionarse con los demás; trastornos emocionales, como la depresión y la ansiedad; y trastornos relacionados con la salud, como el trastorno del sueño y las pesadillas.

En todos los países, tanto ricos como pobres, se producen homicidios infantiles y abuso infantil, pero las tasas más altas de homicidios infantiles se concentran en América Latina y el Caribe, donde los actos delictivos violentos han aumentado durante la pasada década.

En las comunidades donde la actividad de pandillas es frecuente, el temor a las pandillas a veces impide a los estudiantes ir a la escuela y a los jóvenes trabajar.

NIÑOS CON MAYOR RIESGO DE MORIR

En todas las regiones del mundo, las tasas de homicidio entre los niños son más altas que entre las niñas. La diferencia entre ambos sexos es especialmente chocante en América Latina y el Caribe, donde los niños tienen casi siete veces más probabilidades de morir asesinados que las niñas.

La violencia contra la infancia también provoca daños en toda la sociedad, incluidos los costos directos e indirectos que implica el aumento de los gastos sociales y la pérdida de productividad económica.

Otro de los peligros que enfrentan la niñez, sobre todo las niñas, en la región es la maternidad adolescente. Según el informe, la tasa de natalidad entre las adolescentes es la segunda más alta de todas las regiones, después de África: 1 de cada 13 niñas entre 15 y 19 años dan a luz anualmente. República Dominicana, Nicaragua, Guyana y Guatemala son los países con las tasas más altas.

A pesar de que la tasa de natalidad entre las adolescentes ha disminuido desde fines de la década de los 90, esta permanece alta en zonas pobres y desfavorecidas. Según informes de Naciones Unidas, los índices de embarazos son de 3 a 5 veces mayores entre adolescentes de recursos limitados que entre adolescentes que cuentan con recursos económicos.

A pesar de estos hallazgos, se han registrado ciertos progresos en la región. La tasa de matrícula en la escuela primaria aumentó de 87% en 1990 a 94% en 2015 y se redujo la tasa de mortalidad de menores de cinco años en un 69% en el mismo período.

Sin embargo, el progreso no se ha dado de manera equitativa y millones de niños y niñas todavía ven interrumpida su niñez debido a quienes son o donde viven.

AMÉRICA LATINA

A pesar de las desfavorables cifras, hay aspectos positivos en la región

Chile, Costa Rica, Argentina y Cuba son algunos de los países con mejor desempeño en el índice

Estos cuatros países tienen tasas de violencia mucho más bajas que el resto de la región.

Cuba también tiene una de las tasas más bajas de mortalidad de niños y niñas menores de 5 años en el mundo.

Save the Children promueve la campaña Hasta el Último Niño y Niña a favor de los infantes.

Fuente del articulo: http://laestrella.com.pa/vida-de-hoy/familia/violencia-marca-universo-infantil/24004784

Fuente de la imagen: http://laestrella.com.pa/media/news/image/323840_800x600_crop_592f66218d3c2.jpg

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