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Entrevista a José Luis Pazos: “Hemos retrocedido 40 años en la educación de este país”

30 Julio 2017/Fuente:eldiariodelaeducacion /Autor: Daniel Sánchez Caballero

José Luis Pazos acaba de dejar la presidencia de CEAPA y de la FAPA Giner de los Ríos después de 16 años en el movimiento asociativo de familias. Hace balance de estos años, y recuerda que «la Marea Verde nació de un sentimiento colectivo, no tiene copyright»

osé Luis Pazos (Madrid, 1965) acaba de cerrar 16 años en el movimiento asociativo familiar en el sector educativo, los últimos de ellos al frente de la Confederación Española de Padres y Madres del Alumnado (Ceapa). La presidencia de Pazos se ha caracterizado por su estilo directo, combativo, pero buscando consensos. Este periodo ha cambiado su vida, según admite. En el balance quedan algún logros, pero quizá un regusto amargo de ver cómo en conjunto, dice, la educación ha retrocedido 40 años.

¿Qué balance hace de este periodo?

Para mí han sido muy positivo. Si hay que poner las cosas en una balanza, lo claramente negativo ha sido muy minoritario. A nivel personal ha sido una experiencia brutal para una persona como yo, que venía de su trabajo y su familia y no sabía lo que era una asociación ni había militado ni milito en partidos o sindicatos. La política, las relaciones de las organizaciones sociales con la política, cómo se hace Política Educativa en mayúsculas, fuera del partidismo de otras organizaciones y espacios, era algo desconocido, pero la travesía ha merecido la pena con seguridad.

¿Qué ha aprendido de su paso por el mundo asociativo y educativo?

En educación lo he aprendido todo. No sabía nada, empecé de cero. En cuanto a la posibilidad de llegar a acuerdos -soy una persona que tiende a buscar los consensos-, he aprendido que, a veces, en el otro lado, aunque esté ideológicamente muy alejado o en el punto opuesto siempre hay una parte de verdad en el argumento que se expone.

En educación ocurre mucho que se sostiene un argumento y el contrario para defender exactamente lo mismo. ¿No hay certezas?

Parto de la premisa de que la verdad absoluta no existe, como mucho es la aproximación de varias versiones. Cada uno cuenta la historia dependiendo del cristal con el que forja su mirada. Y en las miradas de los demás hay bastante verdad también. Lo que hay que hacer es ver si su verdad y la tuya pueden coincidir y se puede sacar algo positivo. Si partes de esa premisa y te planteas trabajar desde esa óptica, habitualmente consigues bastante con personas que están bastante alejadas.

Igual es una impresión errónea mía, pero pese a que lo dice de dialogar, etc. me da la sensación de que en este periodo ha habido pocos acuerdos.

No los ha habido, pero es verdad que el momento es bastante complejo y los éxitos de las organizaciones de padres y madres son éxitos pequeños que se van sumando día a día. Hemos conseguido cosas que hace 16 años, cuando yo empecé en esto, estaban por construir. Recuerdo, por ejemplo, que en Madrid, en la legislatura anterior, el presidente Ignacio González negaba que hubiera niños que pasasen hambre en las aulas y rechazaba la posibilidad de abrir centros educativos. A día de hoy hay centros abiertos y un presupuesto anual asociado a esto. Ese un ejemplo entre muchos. Si en la Comunidad de Madrid se empezó a trabajar el bilingüismo en la FP fue por una propuesta de nuestra organización que inicialmente la administración rechazó. Son cosas. En el ámbito estatal, sin el trabajo diario que se ha hecho en los últimos años en defensa de la educación pública y en contra de la LOMCE, esta no estaría a punto de desaparecer.

Menciona algunos avances. ¿Han pesado más los retrocesos en forma de recortes, etc. o los éxitos?

Han pesado más los recortes y la involución educativa. El cambio sustancial que tuvimos hace cinco años, cuando arrancó el periodo del ministro Wert y todo lo que ha venido asociado a su época y ahora mantenemos, ha sido demoledor. Hemos retrocedido en algunas cosas 40 años la educación de este país, y los resultados es muy probable que no se vean hasta dentro de varios años, pero algunos indicadores alarmantes ya estamos viendo. Es bastante generalizado ver cómo el número de chicos que no han superado las materias en el Bachillerato se han disparado con relación al anterior por culpa de un currículum y un enfoque absolutamente equivocado que dejará a muchos en la cuneta. Los recortes se han llamado así, pero algunos tenemos claro que es un plan premeditado para empobrecer a la sociedad de forma generalizada, se han llevado por delante derechos y nos han convertido en consumidores en muchos terrenos. Hay una generación que lo está pasando muy mal en las aulas y buena parte de ellos lo van a pasar muy mal en su vida por culpa de esta segregación social.

“Es un plan premeditado”. La acusación no es nueva, pero es dura.

La mantengo. Esto no es un azar de la casualidad, que de repente los mercados decidieron que las cosas no iban bien y entramos en una espiral frenética. Las medidas que se han tomado en nuestro país y otros que han retrocedido socialmente son del mismo cuño. No hay más que ver lo que pasó en América Latina hace 10-15 años y cómo se ha repetido aquí miméticamente todo el proceso. Es una clara estrategia de empobrecimiento. Otros países, como Portugal, aplicaron recetas totalmente distintas y los resultados son otros, pero el contexto internacional es el mismo. En nuestras comunidades autónomas hay chicos que siguen teniendo los libros de texto gratis, por ejemplo, y en otras hace años que no tenemos ninguna ayuda. Eso son prioridades políticas, y las prioridades se ven en los presupuestos, a qué dedica el dinero uno y a qué lo dedica otro. Si no podemos dedicar -como decía el otro día el Ministerio de Educación- 330 millones de euros para, vía libros de texto, que la educación sea realmente gratuita y cumplir el mandato constitucional del artículo 27, pero podemos regalarle 60.000 millones de euros a los bancos para no ver ni un solo euro de vuelta, está clara la prioridad. No es que no haya dinero, es que se invierte en lo que uno quiere.

¿Hay gente que no está estudiando porque no se lo puede permitir?

Con seguridad. Hay familias que nos están diciendo que tienen que volver a la dinámica de pensar cuál de sus hijos tiene más opciones de sacarse los estudios universitarios y el resto se queda sin ellos. Hemos vuelto a la sociedad de hace 40 años, cuando el mayor iba a estudiar y el resto no. La clase media ha desaparecido en buena medida, las ayudas a las familias han desparecido, la política de familia en este país todavía se la está esperando. Hay muchas familias que no se lo pueden ni plantear. Si en una casa entran mil euros al mes, si es que llega, y las matrículas cuestan 1.800, es imposible que se lo plantee. El Ministerio dice: “La primera matrícula te la abono por tu situación económica”, pero como luego estamos en una situación de exigencia exagerada que lleva a muchos alumnos a segundas, terceras o cuartas matrículas, ahí ya no hay beca. Una familia dice: “No empieces, porque a nada que suspendas una no la voy a poder pagar”. Y es probable que la tenga que repetir, porque esa familia necesita que su hijo trabaje para que haya ingresos en casa. Es un círculo vicioso.

¿Estamos en un momento en el que la sociedad está un poco parada? Parece que se celebran como éxito que no pasen cosas (las reválidas), no que se mejoren.

No solo nos conformamos, sino que además tenemos que explicarlo así. En muchos casos, las personas que nos hemos movilizado estos años de atrás están, algunas, decepcionadas porque no han visto grandes éxitos a costa de un gobierno que posiblemente no tenía que haber terminado la primera legislatura, pero que lleva cinco años y medio gobernando, destrozando la vida de muchos ciudadanos. Hay que explicarles las cosas en cuanto a lo que consigues frenar. Solo con el discurso de lo que consigues avanzar no vale.

¿Cuál diría que es el mayor logro que ha conseguido el movimiento asociativo en estos años?

Pondría en valor un acuerdo que tuvimos en el seno del Consejo Escolar del Estado, a propuesta nuestra, que fue una resolución que se aprobó por toda la Comisión Permanente con la única abstención de la CEOE. Estábamos sacando una resolución sobre la gratuidad de los libros de texto, sobre su mantenimiento y no cambio, sobre el cambio de modelo hacia la entrada de las nuevas tecnologías en las aulas. La abstención de la CEOE vale su peso en oro, porque representa a las editoriales, y sabíamos que era complicado. Creo que esos escenarios de consenso deberían promoverse más. Hay organizaciones que siempre estamos dispuestos a favorecer el consenso en favor del bien común. Me quedo con logros en los que el consenso ha estado presente. Es cierto que no se ha conseguido la gratuidad real hoy, pero si se sigue trabajando y apoyándose en ese acuerdo, tarde o temprano estará presente.

Resulta una elección curiosa, si se tiene en cuenta que las resoluciones del Consejo Escolar son más simbólicas que realmente efectivas.

Pero los mensajes y los símbolos son muy importantes. Otro de los hitos que he vivido estos años de atrás, cuando llevábamos muchas huelgas, muchas concentraciones, sobre todo en Madrid, fue la generación, por casualidad, de lo que después se vino a denominar Marea Verde. En un consejo de plataformas, convocado por la plataforma regional, varias personas -cinco en concreto, entre ellas estaba yo- nos hicimos una foto para un medio de comunicación, el salón de plenos estaba lleno y el fotógrafo nos bautizó y nos dijo: “La Marea Verde se ha puesto en marcha”. Llevábamos las camisetas ese día en defensa de una profesora que había sido represaliada por negarse a hacer las pruebas externas en un centro. A partir de ahí surgió un sentimiento, porque la marea verde no es nada más que un sentimiento colectivo, no tiene copyright. Fuimos precursores del resto de las mareas. Los logros colectivos deben priorizarse sobre los individuales, por eso he elegido ese logro.

Fuente de la entrevista: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/07/06/hemos-retrocedido-40-anos-en-la-educacion-de-este-pais/

Fuente de la imagen: http://eldiariodelaeducacion.com/wp-content/uploads/2017/07/pazos_2-768×545.jp

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“Integrar la tecnología es enseñar de otra manera”explica Claudia Urrea en entrevista

Claudia Urrea nació en Colombia, y comenzó con la licenciatura en Ciencias de la Computación en la Universidad Eafit, de Medellín, la carrera académica que desde mediados de los noventa continuó en Estados Unidos, donde obtuvo un doctorado en el Instituto de Tecnologías de Massachusetts (MIT). Con más de veinte años de experiencia en el campo de Tecnologías y Educación, actualmente forma parte del departamento de Estrategias Digitales de Aprendizaje del MIT, en donde trabaja en el desarrollo de proyectos relacionados con el aprendizaje y el asesoramiento por medio de internet; desarrollo profesional de maestros con el uso de tecnologías; y educación en programación y robótica. Ayer participó de la jornada “Los chicos y las pantallas: desafíos para políticas públicas”, organizada por la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), en conjunto con Samsung y Fibertel, y de la que participaron funcionarios y técnicos del área de tecnología del Gobierno Nacional, de la Provincia de Buenos Aires y de la Ciudad de Buenos Aires.

En diálogo con PáginaI12, Urrea explicó el potencial del uso de las tecnologías (incluidos los celulares) en las aulas, habló de la importancia del juego para el aprendizaje, de las posibilidades que brinda el Software Libre y de la necesidad de reformular el sistema educativo a partir del uso de tecnologías, que permiten un aprendizaje más horizontal y participativo entre maestros y estudiantes.

–Muchas veces se dice que la tecnología es una distracción para los chicos en el aula y que la solución es prohibirla. Pero también se dice que funciona como estímulo positivo para los alumnos. ¿Qué opina al respecto?

–Pienso que si uno no integra la tecnología al aula de una manera constructiva, es un distractor para todos, no sólo para los chicos. Los dispositivos como los celulares hacen más evidente el funcionamiento del cerebro, que tiene un funcionamiento “wonders” (divaga). El cerebro funciona de esa manera que es una forma de protegerse, de tener cierta conciencia sobre lo que se está haciendo pero también de poder imaginar e ir más allá. Es por eso que la tecnología es un distractor si no está utilizada para algo empoderador para los chicos; desde buscar información, hasta usar juegos o plataformas de construcción que permiten que los alumnos creen cosas nuevas. Tiene que agregar valor, sino sí es un distractor. La tecnología hace explícitos muchos problemas que hay en el sistema educativo. El trabajo del profesor es entender las posibilidades de la tecnología y promover el uso productivo de esa tecnología en función del aprendizaje, usarla como herramienta de aprendizaje. Tenemos que presentarles a los chicos otras oportunidades con la tecnología. Por eso MIT está promoviendo herramientas que estén al alcance de los maestros y de los alumnos.

–¿En qué consisten estas herramientas? 

–Dentro de MIT tenemos muchas experiencias en usuarios y plataformas de creación de juegos, de creación de simulaciones, y de programación de aplicaciones para el teléfono. Por un lado aplicaciones en general y por el otro, juegos. Hay miles de plataformas que se podrían aprovechar para eso, y en especial para aplicar en educación. Se trata de presentarle ejemplos al maestro para que pueda elegir algunas y utilizarlas.

–¿Cree que los juegos a través de dispositivos tecnológicos pueden servir para enseñar?

–Sí. Pienso que no se puede separar el jugar y el aprender. Jugando aprendemos muchas cosas, y precisamente las plataformas de juegos que estamos empleando promueven el aprendizaje de conceptos difíciles de comprender, que no necesariamente se aprenden con una forma académica de lectura y de memorización. El juego es un mecanismo de aprendizaje. A veces no valoramos cuando los chicos se divierten con los juegos, aunque quizás están aprendiendo mucho más que de otra forma. Hay un grupo llamado Education Arcade de MIT que hace investigación aplicada sobre la creación de diferentes ambientes y juegos para aprender, sobre todo en temas como biología y ciencias naturales. Es toda una corriente de pensamiento y de trabajo de creación de juegos y educación. Uno de los ejemplos que presenté hoy es sobre un ambiente participativo que usa tecnología móvil. En este caso la tecnología no es lo central, sino que es una herramienta más para el aprendizaje. Permite que el estudiante esté física y cognitivamente involucrado, en una participación activa con teléfonos móviles. Se utilizan juegos que los estudiantes tienen en sus móviles y los invita a una reflexión a través de un trabajo participativo. El ejemplo que yo di se llama “Energio”, y funciona de la siguiente manera: cada estudiante con un móvil representa un país. Tienen que decidir una forma de usar la energía en su país, con la consideración de las consecuencias a corto y a largo plazo. La simulación les ayuda a entender las consecuencias a largo plazo, por ejemplo con el uso de energías no renovables y contaminantes. Es un ejercicio colaborativo con uso de tecnología móvil, de mucha reflexión. Se puede usar cualquier dispositivo con lo que cuente el estudiantes; puede ser una netbook, una tablet o un celular. Promueve el aprendizaje profundo, la reflexión, la resolución de problemas y el trabajo en equipo. Es un sistema complejo y colectivo de aprender

–¿Genera resistencia entre los docentes la implementación de tecnología en las aulas?

–Siempre le cuesta más al adulto aceptar el cambio. El enfoque más importante es que el maestro entienda para qué puede encaminar las tecnologías en el aula, que entienda que la computadora significa una nueva forma de enseñar y aprender. Por ejemplo, puede ocurrir que el maestro no sepa cómo editar videos pero que los chicos sí lo sepan. En ese caso sería interesante que el maestro proponga producir un video en conjunto, con una investigación sobre algún tema que el maestro sepa y que sea importante aprender para los chicos. Así, el maestro facilita el proceso en el que los alumnos usan la tecnología. Lo que necesitamos es que los maestros sepan las bondades de cada una de las herramientas para que se las presente a los alumnos. Lo más difícil es enfrentarse a esas tecnologías en las que los alumnos vuelan y al profesor le cuesta más. En ese caso el maestro tiene que articular la herramienta con el tema en el que maestro se sienta cómodo y les pueda enseñar a los alumnos. La pregunta más profunda es qué queremos que pase en el aula. Lo que proponemos es un proceso de aprendizaje más profundo, en donde el estudiante es más responsable, toma acción sobre su aprendizaje y en donde el maestro de una forma empoderadora genera procesos de aprendizaje interesantes. Ahí es donde se usa la tecnología de una forma diferente. El buen uso de la tecnología no consiste en reemplazar al pizarrón por el power point, sino de modificar la forma de enseñar. Siempre hay un momento en el que el maestro sabe y puede explicar, y puede formular interrogantes para que los alumnos reflexionen. Su trabajo es el de empoderar a los alumnos con la tecnología y con sus saberes.

–¿Considera necesario enseñar programación en las escuelas?

–Sí. En primer lugar porque programar permite el desarrollo de habilidades particulares que no permiten necesariamente otras tecnologías: la lógica, la resolución de problemas, el feedback (respuesta). Cuando se programa, el feedback me hace corregir sobre la marcha, pensar para cambiar un sistema a partir de mi intención, modificar lo que me es dado. En el mundo que se viene, y que un poco ya es el actual, el que no sepa cosas básicas de lo que la tecnología puede lograr está por fuera. Sin embargo, es importante aprender a programar no en el aire, sino programando cosas concretas. La mejor forma de programar es programar para hacer algo, no sólo aprender las reglas. Eso sería como aprender las mecánicas del lenguaje pero nunca escribir nada. Puede ser una asignatura, pero tiene que estar integrada a las otras materias.

–En Argentina el Plan Conectar Igualdad cuenta con Huayra, un sistema operativo de Software libre. ¿Cree que este tipo de sistemas abiertos son mejores para la formación de los alumnos con la tecnología?

–Parte de lo que da el software abierto es la posibilidad de cambiar el producto, no sólo de consumirlo. Mientras más posibilidades tengas de hacer eso, yo pienso que es mejor, porque no se les da a los alumnos productos finales, sino la posibilidad de construir y mejorar sus propias herramientas. Todos los programas que usamos en MIT son abiertos. Es complicado en el sentido de que a veces los programas están en construcción constante, y el que no tienen acceso a internet queda afuera de las actualizaciones. Sin embargo, se han visto experiencias muy interesantes en la integración de jóvenes de distintas partes del mundo, en comunicación con expertos, que han creado software en forma conjunta sin conocerse personalmente. Creo que es un movimiento que es el presente.

Fuente entrevista: https://www.pagina12.com.ar/47176-integrar-la-tecnologia-es-ensenar-de-otra-manera

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“Se ha impuesto el concepto de educación como derecho, y lo queremos cambiar por el derecho a aprender”, entrevista a Mario Waissbluth

Entrevista a Mario Waissbluth realizada por Francisca Hosiasson 

“Hemos buscado que sea un plan consensuado y coherente, no retroexcavadora”, dijo Mario Waissbluth sobre el programa a largo plazo que fijo Educación 2020, que hoy plantea un nuevo plan bajo el nombre Propuesta 2030.

“Se ha impuesto el concepto de educación como derecho, y lo queremos cambiar por el derecho a aprender, ahí estamos al debe”, apuntó el director de la iniciativa en Hablemos en Off.

Waissbluth hizo hincapié en la importancia de la educación parvularia como la base de la reforma, “nos lo han explicado todos los países y premios nobel, la inversión en esto rinde mucho más”.

“La educación parvularia es lo más barato, da rabia que los gob. no quieran invertir ahí porque los niños no votan. El fortalecimiento de educación inicial impacta en el futuro del país, en la calidad de vida, en la delincuencia”, dijo.

“Se cree que gobernar es legislar, en nuestra cartera de propuestas 40 no necesitan leyes”, señaló el director de Educación 2020, asegurando que “tenemos binominalizada la educación, pegarle al del frente se hace más importante que los cabros chicos”.

Revisa la completa entrevista a continuación:

FOTO: Agencia Uno

Fuente entrevista: http://www.duna.cl/programa/hablemos-en-off/2017/07/27/educacion-2020-se-ha-impuesto-el-concepto-de-educacion-como-derecho-y-lo-queremos-cambiar-por-el-derecho-a-aprender

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Entrevista a Sigarreta Almira «Hay que cambiar la enseñanza para no aniquilar la imaginación»

El especialista José María Sigarreta Almira habla sobre por qué los chicos no ven a la matemática como entretenida.

«Los niños al crecer son muy curiosos. Tienen una imaginación muy vívida hasta que ingresan a la escuela y allí su imaginación es aniquilada. Necesitamos cambiar la enseñanza tradicional en las escuelas para no asesinar la imaginación». Quien señaló esta idea es Rafael Reif, presidente del Massachusetts Institute of Technology (MIT), considerada una de las mejores universidades del mundo y por donde pasaron 85 Premios Nobel.
La de Reif es una de las tantas voces que hoy se levantan en el mundo académico, pidiendo una reformulación en las metodologías de enseñanza de materias denostadas por la población estudiantil en todo el mundo, como la matemática. En realidad, no habría que hacer foco en una: todas las áreas de las ciencias duras figuran como las menos agradables entre los estudiantes.
Semejante problema pedagógico merece la opinión de especialistas que aporten una visión más amplia desde lo conceptual y lo geográfico, como la de José María Sigarreta Almira, especialista cubano actualmente radicado en México, donde es profesor titular en la Facultad de Matemática de la Universidad Autónoma de Guerrero, quien visitó la Universidad Nacional del Nordeste.
Sigarreta Almira, con varios doctorados en su currículum, es una voz autorizada para opinar sobre la matemática y la metodología de la enseñanza de la matemática. Su investigación se centra en la «formación de conceptos y la resolución de problemas». Detalló los obstáculos que impiden a los niños y jóvenes ver a la matemática como una materia amena y entretenida. Puso, además, en el foco del problema la mala formación de los docentes para estar al frente de estas materias, y apuesta a la voluntad política de los distintos países para reformular los contenidos curriculares y los procesos de evaluación de los docentes.
—¿Está en crisis la enseñanza de la matemática?
—Yo no creo que la enseñanza ni la matemática estén en crisis. Hay diferentes obstáculos que interrumpen la visión de la matemática como una ciencia amena, agradable, tranquila y satisfactoria. El primero de esos obstáculos es cultural, y desencadena diferentes opiniones en contra de la matemática y de su enseñanza en particular. Desde que el niño asiste a la escuela, la maestra de primer grado le informa que está frente a una materia complicada. Ese impacto es más que perjudicial, si su referente le está diciendo que la matemática fue difícil para ella, ya es un primer choque natural que el niño tiene.
—También se asocia el estudio de la física, química y matemática sólo para personas inteligentes.
—Es otro obstáculo cultural común en América latina. Está probado que hay más de once tipos, pero se pondera demasiado la inteligencia lógico-matemática. Si a algún chico, en su proceso de formación, le dijeron que no es inteligente, asume que la matemática le resultará imposible, y que no es para él. Por último, hay un obstáculo que está muy metido en nuestra idiosincrasia: estudiar matemática tiene muy pocos elementos de desarrollo. La sociedad no valoriza a un matemático, como sí lo hace con un médico, un abogado o contador.
—¿En qué errores incurre generalmente el docente en el proceso de enseñanza?
—Lo más grave del proceso es que la formación de los maestros es mala. No se puede cambiar un sistema si el que enseña no sabe lo que está enseñando. Actualmente, los profesores de matemática transmiten procedimientos y no conceptos. De esa manera, el alumno reproduce mecánicamente operaciones, sin entender la esencia y utilidad de un ejercicio. Si lo estructuramos en cantidades proporcionales: un 50 por ciento de la enseñanza tiene como contenido elementos procedimentales; un 40 por ciento de situaciones algorítmicas y técnicas operativas elementales y sólo un 10 por ciento a conceptos. Así se estructura, en lo fundamental, la enseñanza de la matemática a nivel mundial.
—La comunidad académica se plantea desde hace varias décadas el cambio de metodologías de enseñanza y planes de estudios, sustentados en paradigmas pedagógicos, pero que a la luz de los hechos han fracasado. Con esos antecedentes, ¿qué desafíos se plantean en busca de mejores resultados?
—Es verdad. Si hacemos un análisis retrospectivo e histórico, prácticamente desde 1903 hasta ahora, tratamos de cambiar la enseñanza de la matemática. Ese proceso dio lugar a la aparición de muchas teorías: la socioepistemología de la escuela mexicana; el constructivismo de la escuela francesa; las funciones semióticas de la escuela española, etc. Ninguna de ellas, hasta ahora, ha resuelto el problema. Son teorías sofisticadas y muchas veces tan complejas, que están alejadas del maestro que se para frente al aula. Por otra parte, si uno recorre el espacio académico percibe que está invadido por artículos y tesis sobre enseñanza de la matemática, que tiene por autores a sociólogos, psicólogos y pedagogos, pero a muy pocos matemáticos. En consecuencia, a ese marco teórico le hace falta el núcleo duro de la matemática y deriva en que los profesorados cada vez tengan menos contenido del área y más de los psicopedagógico.
—Pero los cambios profundos en los procesos de enseñanza requieren de la voluntad política en cada uno de los países.
—Efectivamente. Los especialistas en matemática educativa tenemos claro los cambios que se requieren, pero estamos sujetos a políticas gubernamentales y a procesos cuantitativos que creen que las sumas de las pequeñas cosas dan el todo.
—Las redes sociales, ¿pueden servir de herramienta para interactuar en este proceso de enseñanza con los jóvenes?
—Tiene elementos positivos y negativos. Depende de cómo sean usadas. En mi caso particular, tengo muy poca experiencia. Pero queda claro que si la utilización de una red social está planificada, con objetivos y metodología, es sumamente válida como otro medio de enseñanza.

Fuente: Juan Monzón Gramajo (Departamento de Comunicación UNNE)/Argentina Investiga

Fuente entrevista: http://www.lacapital.com.ar/educacion/hay-que-cambiar-la-ensenanza-no-aniquilar-la-imaginacion-n1441420.html

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Entrevista al profesor Italiano Michele Boldrin:“La desigualdad deriva de la innovación”

Por: elpais.com/Tiziana Trotta/28-07-2017

En una de las escenas iniciales de la película 2001, Una odisea en el espacio, un simio levanta un hueso y lo usa para golpear a otro. En el momento en el que entiende que puede utilizarlo como una herramienta, se coloca en una situación de ventaja. «Esta innovación inmediatamente crea desigualdad, porque hace que uno sea más fuerte que el otro», explica el economista Michele Boldrin.

El docente italiano, 61 años, profesor del Departamento de Economía en la Washington University de St. Louis (EE UU), visitó Madrid a finales de junio para participar en un foro organizado por la Fundación Ramón Areces y Centro de Estudios Monetarios y Financieros y hablar de una «hipótesis que da miedo sobre desigualdad».

Pregunta. ¿Por qué esta hipótesis da miedo?

Respuesta. La desigualdad deriva de la innovación. Y como no hay crecimiento sin innovación, la desigualdad es un efecto secundario del crecimiento económico. Cada cosa que inventas tiene tendencia a aventajar a algunas personas y sustituir a otras, las convierte en menos útiles desde el punto de vista social. Una vez empezado el juego, ya no hay vuelta atrás. Tú inventas algo que convierte a mis habilidades en inútiles. Si tengo la capacidad cognitiva y legal para imitarte, puedo recuperar, haciendo lo mismo y volviendo a ser útil.

Este mecanismo ha sido continuo a lo largo de la historia, pero hoy en día cada innovación origina una perturbación muy fuerte, con un impacto social mayor, así como los costes de reajuste. Todos somos capaces de imitar al mono que levanta el hueso. Copiar el software de búsqueda de Google, en cambio, es muy complicado. Cada innovación determina a un ganador –el que la realiza–, cuántas personas pueden imitarla y quién puede ser sustituido. Cada vez se eliminan sectores más amplios de la población, con más conocimientos. Dentro de algunos años, por ejemplo, los coches sin conductor ya estarán ampliamente presentes en el mercado. En EE UU, al menos unos 8 millones de personas trabajan conduciendo algún tipo de vehículo. Al cabo de poco tiempo, serán inútiles del punto de vista económico. La educación algo puede cambiar, pero la rapidez con la que se destruye empleo es mucho mayor frente a la velocidad para volver a formar al capital humano.

La imitación de innovación reduce la desigualdad y permite a los que habían sido excluidos del mercado de volver a recuperar su papel, aunque sea con un producto de peor calidad. Hay un factor tecnológico según el cual Google, por ejemplo, mantiene una posición de dominio: funciona mejor que los demás. Pero también hay un factor legal. La propiedad intelectual protege al que llega primero e impide al que intenta imitarlo que pueda competir. Estos mecanismos son cruciales en la generación de desigualdad y contribuyen a generar superriquezas, de manera mucho más rápida, con menos riesgos y menos inversiones en comparación con el pasado. Este fenómeno, sin embargo, se puede atacar a través de la política.

P. ¿Existen vías de escape?

R. Hasta ahora hemos logrado seguir adelante. Hay distintas medidas que pueden tomarse para paliar el problema. En primer lugar, reestructurar los sistemas educativos para que sean capaces de formar a estudiantes mentalmente flexibles. La cultura clásica en este mundo se ha convertido en un lujo. Leer a Horacio es algo muy bonito, pero para pocos. Puedo saberlo todo sobre Isabel la Católica, pero esto no me permitirá sobrevivir. Antes de hablar a un niño de seis años de las glorias pasadas de Egipto, tengo que enseñarle a entender el mundo que le rodea. Una vez que haya logrado su hueco en la sociedad, entonces sí que puede dedicarse a leer a Ovidio. No puede perder el tiempo en el que el cerebro está más activo, entre los 14 y los 19 años, a declinar rosa/rosae. Es algo criminal. No eres útil a la sociedad si lo sabes todo sobre el De Bello Gallico, no sabes producir nada que los demás puedan usar.

P. En su último libro, Against intellectual monopoly, critica la existencia de monopolios. ¿Por qué cree que el actual sistema no funciona, en especial en el caso de la industria farmacéutica?

R. Hay que abolir los monopolios. Punto. El caso de las farmacéuticas solo es un ejemplo, un dramático monopolio creado por el sistema de regulación del sector. La investigación se ha convertido en excesivamente cara y complicada. Pedir a las industrias farmacéuticas que sean las benefactoras en África y que regalen sus productos es una estupidez, porque nadie pide a Ferrari que haga muchas copias de sus coches y las distribuya.

Hay enfermedades difíciles de curar y otras, quizás más simples, pero raras, es decir, que la investigación sería cara y los potenciales beneficiarios, muy pocos. Los ancianos también representan un problema en Europa. Son un colectivo muy amplio con poder adquisitivo y las industrias farmacéuticas producen lo que ellos quieren. Su interés es vivir muchos años y su consumo del servicio nacional de salud se dispara, a costa de todos los contribuyentes.

Las farmacéuticas, en este contexto, pueden jugar con las patentes para mantener una situación de monopolio sobre algunos medicamentos, obteniendo enormes beneficios en algunos mercados, como el estadounidense. Eliminando las patentes, se solucionaría en parte este problema.

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Entrevista a Rosa Maria Torres: «No podemos seguir pensando la edad adulta como hace 50 años»

Entrevista realizada por la revista Magisterio, Colombia (julio 2017)

▸ ¿Cuáles son las particularidades del proceso de aprendizaje de una persona adulta y qué implicaciones tienen para el sistema educativo en términos de currículo, formación, gestión educativa, etc.?

La principal particularidad tiene que ver con la edad. Una persona adulta tiene autonomía, capacidad de decisión, de discernimiento. Decide estudiar/aprender. Tiene creencias y conocimientos sedimentados, experiencia de vida, juicios y prejuicios formados. También tiene a menudo inseguridades, miedos, dudas acerca de su capacidad para seguir aprendiendo. No es población obligada ni cautiva; se va cuando quiere irse. Valora su tiempo. Es capaz de hacer esfuerzos y sacrificios. Requiere ofertas educativas flexibles, atractivas, diversas, personalizadas, adaptadas a necesidades y posibilidades específicas.

Todo eso se ha caracterizado en el pasado como ‘educación no-formal’, dada la rigidez del sistema formal para ofrecer diversidad y flexibilidad. Un programa escolarizado para adultos no es – no debe ser – simplemente una versión acelerada del mismo programa diseñado para niños, adolescentes o jóvenes. Lastimosamente, esto es por lo general lo que se sigue haciendo.

▸ ¿Qué nuevas corrientes conceptuales y de innovación pedagógica se perfilan como prometedoras en este renglón de la educación latinoamericana?

No veo nuevas corrientes conceptuales y veo poca innovación pedagógica en el campo de la educación de adultos. Un campo con poco dinamismo, que sigue siendo la Cenicienta de las políticas educativas.

Una pregunta que me hacen a menudo, en distintos países, es cómo desescolarizar la educación de adultos. Muchos países vienen ofreciendo programas de “segunda oportunidad” – completación de primaria o secundaria – destinados sobre todo a jóvenes y adultos jóvenes. Hay poca oferta educativa por fuera del sistema formal. Se niega generalmente a las personas adultas, por ejemplo, la alfabetización digital y el manejo de las modernas tecnologías y del internet. Gran error. Igual con el arte, la música, la danza, la fotografía, el aprendizaje en campos muy diversos del conocimiento y la cultura.

▸ ¿Qué lugar se otorga a la alfabetización y la educación de personas jóvenes y adultas en los sistemas educativos de América Latina? ¿Cuáles serían las principales consideraciones para el diseño de políticas educativas en este campo?

La alfabetización sigue siendo considerada el corazón de la educación de adultos, al punto que muchos leen educación de adultos y entienden automáticamente alfabetización. Venimos insistiendo hace tiempo en la necesidad de pasar “de la alfabetización al Aprendizaje a lo Largo de la Vida”, el paradigma propuesto por la UNESCO para la educación del siglo XXI. Estamos lejos de que eso suceda.

Más aún: el propio objetivo de la alfabetización viene reduciéndose. Hemos pasado del objetivo “erradicar el analfabetismo” (Proyecto Principal de Educación, 1980-2000) a reducirlo a la mitad (Educación para Todos, 1990-2015) y a garantizar que todos los jóvenes y al menos una proporción sustancial de los adultos tengan competencias de lectura, escritura y aritmética” (Objetivos de Desarrollo Sostenible, 2015-2030).

▸ Entre los aportes de la Psicología Positiva y la perspectiva del Desarrollo de las naciones y la reducción de la pobreza, ¿cuál sería un derrotero posible para la Educación de Personas Jóvenes y Adultas (EPJA) en la región latinoamericana?

Educar a la población adulta es educar a quienes tienen a su cargo el cuidado de los niños, a los que trabajan y sostienen la economía de un pais, a campesinos, indígenas, amas de casa, ciudadanos adultos en general. Si no elevamos el nivel educativo de todos ellos, el rezago educativo seguirá siendo un fenómeno masivo en nuestras sociedades y las posibilidades de desarrollo sostenible se ven muy mermadas. No se trata solo de reducir la pobreza; se trata de fortalecer la ciudadanía, el trabajo calificado, la participación social, la conciencia ambiental, el nivel cultural de un país.

Un reciente informe de la UNESCO afirma que la pobreza en el mundo podría reducirse a la mitad si toda la población adulta completara la educación secundaria. No obstante, este objetivo no se incluyó en elObjetivo 4 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) dedicado a la educación: la meta de la educación primaria y secundaria universal se refiere aquí solo a la población infantil. Confío en que este reconocimiento de la UNESCO – la vinculación entre completación de la educación secundatia y reducción de la pobreza – ayude a visibilizar e impulsar la educación de adultos más allá de la alfabatización y la completación de la primaria, que es lo usual.

▸ ¿Cuáles son los retos de la EPJA en América Latina en el terreno pedagógico y curricular?

Soy de las que piensa que el gran reto no es solo mejorar nuestros sistemas educativos sino transformarlos radicalmente. Necesitamos construir otro modelo educativo, acorde con los tiempos, con el conocimiento que hoy tenemos disponible, con los problemas y avances del mundo actual. En ese marco es posible pensar en una EPJA renovada, con una nueva visión y un nuevo lugar en la agenda educativa global, regional y nacional.

La expectativa de vida creció exponencialmente en todo el mundo. El envejecimiento de la población es un nuevo desafío global, con grandes repercusiones demográficas y en todos los órdenes. No podemos seguir pensando la edad adulta y la educación de adultos como hace 50 años. Estamos hablando ya, en muchos países, de la mitad o más de la población, de una «edad» que abarca desde jóvenes de 15 años hasta personas de más de 90 años.

Los retos curriculares y pedagógicos son enormes. Pero el principal reto es el cambio de mentalidad, la incorporación de nuevo conocimiento acerca de la cognición adulta que viene aportando entre otros la Neurociencia. Sin un cambio de mentalidad, no habrá posibilidad de cambios currriculares ni pedagógicos.

*Fuente: http://otra-educacion.blogspot.com/  

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Entrevista a Carme Fernández y Juan Rodríguez.“La inclusión implica romper con el modelo de educación especial, hay que meter al PT en el aula ordinaria”

Por: El diarios de la educación/Daniel Sánchez Caballero/28-07-2017

Carme Fernández y Juan Rodríguez son dos de las personas erigidas en punta de lanza en favor de la inclusión de personas con diversidad funcional. «La capacidad de un chico no puede condicionar los derechos humanos nunca».

Ha sido la última, pero no la única. La reciente sentencia del Tribunal Superior de Justicia de La Rioja que daba la razón a una familia para que hijo, con diversidad funcional, sea matriculado en un centro ordinario y no en uno específico, ha vuelto a poner en primer plano la batalla por la que muchas familias luchan -contra la Administración- con el fin de que sus hijos no sean derivados a centros de educación especial y puedan relacionarse con sus iguales en colegios ordinarios.

Porque en España, la ley -no contundentemente desarrollada, pero sí lo bastante clara en favor de la inclusión como principio de actuación- y los hechos no van por el mismo camino en esta materia. “La ley no se cumple”, asegura Carme Fernández, quien desde la Fundació Gerard, que fundó y dirige, se ha volcado en apoyar a las familias que deben enfrentarse a estas situaciones.

Lo corrobora Juan Rodríguez Zapatero, abogado especializado en derecho administrativo, y colaborador de Fernández y de las familias cuando los casos de estos estudiantes acaban en los juzgados como única alternativa para la resolución del conflicto. Este hecho sucede, lamentan, más a menudo de lo que sería deseable, ante la falta de alternativas para los padres.

Adrián podrá volver a clase en un centro ordinario de educación.

El caso de Adrián

Sirva el caso de Adrián, el pequeño de 11 años de La Rioja al que la Consejería de Educación quería enviar a un centro de educación especial, como paradigma de lo que sucede con los menores con necesidades educativas especiales que acuden a la justicia para reivindicar un modelo inclusivo. Resumiendo mucho, Adrián empezó en un colegio ordinario, luego Educación lo pasó a una modalidad combinada irregular (que la ley no contempla) en la que alternaba este centro con uno especial. Finalmente, acabó con un diagnóstico en el que se recomendaba que pasase todo su tiempo en este último colegio, porque en uno ordinario no podría ser correctamente atendido según sus necesidades.

Sus padres, que en un principio desconocían sus derechos, recogidos en la Convención de la ONU sobre personas con discapacidad y a la que España está adherida, veían que a Adrián le iba mejor cuando se mezclaba con sus compañeros del centro ordinario. Pero chocaron con la pared burocrática de la Administración y acabaron en los tribunales, donde un juez les dio la razón: Adrián tiene derecho a acudir a un colegio no segregado. Además, la Administración no había acreditado que el pequeño solo pudiera recibir ese apoyo que requiere en un centro especial.

El caso de Adrián es el de tantos, recuerda Rodríguez. Él ha trabajado en más de una veintena de casos, casi siempre con el mismo perfil: la Consejería de Educación de turno ignora la ley, las familias pelean y acaban ganando. Ya hay al menos cinco casos, dos en Cataluña, otro en Castilla La Mancha y dos en La Rioja.

El primer problema es que el Estado no ha hecho sus deberes. “Tenía que haber acomodado la legislación nacional y autonómicas a la convención de la ONU y no lo ha hecho en diez años, más allá de pinceladas”, lamenta Fernández. “A nivel normativo, la mayoría de las leyes, estatales y autonómicas, sí hablan de la educación inclusiva, equidad, apoyo a la diversidad”, tercia Rodríguez. “Hay un reconocimiento formal a la necesidad de los ‘ajustes razonables’ que necesitan los niños en los centros ordinarios. Pero la realidad práctica no es esta. Nos encontramos una falta de atención, de sensibilidad, tanto para enviar a centros especiales como a centros ordinarios, con tratamientos discriminatorios”.

Carme Fernández, presidenta de la Fundació Gerard.

De los centros especiales a las aulas especiales

La ley establece que la inclusión debe ser la norma habitual, pero la realidad es la contraria. “Hace diez años existía un compromiso para que los centros de educación especial desaparecieran o, al menos, se transformaran”, explica Fernández. Pero no solo no ha ocurrido, sino que “se ha creado un nuevo modelo segregador: las aulas específicas dentro de los centros ordinarios”, continúa. Esto es, los alumnos están matriculados en colegios inclusivos, pero acuden a aulas específicas con otros niños con diversidad funcional, con lo que acaban igualmente segregados.

Las administraciones, cuentan Fernández y Rodríguez, creen que esto es inclusión también. “Desde nuestro punto de vista y el de la Convención, esto no es así. A la inclusión no se llega desde la segregación. Son caminos paralelos que no pueden confluir en ningún punto. Esto es una forma de perpetuar la segregación. Las aulas específicas en el fondo tiene sus raíces en los prejuicios que nos acompañan desde hace un siglo con la diversidad funcional”, argumenta Fernández, en alusión a cuando se matriculaba a los pequeños con diversidad funcional “como gesto humanitario y para tenerlos controlados”.

“Todos estos prejuicios se han instalado en el sistema de creencias de la sociedad y están en la base del modelo de segregación”, explica la activista. “La inclusión implica romper con el modelo de educación especial, es la única forma de avanzar. Esto se logra a partir de unos mínimos estándares que necesariamente implican la presencia del alumno en el entorno y, a partir de ahí, incluir. La inclusión se hace incluyendo”.

Básicamente, para la Administración es más fácil, cómodo y barato juntar a los chicos con diversidad funcional, bien en centros especiales o en aulas específicas en centros ordinarios, que proporcionar los apoyos que requerirían (un especialista Pedagogo Terapeuta, uno de Audición y Lenguaje) y meterlos en el aula normal. Pero, salvo casos muy extremos, los juzgados les vienen diciendo a las consejerías que esto tienen que demostrarlo fehacientemente y que, en la mayoría de los casos, no es así.

De centros específicos y diagnósticos clínicos

Por qué las administraciones eligen la vía del centro específico contra la ley y los precedentes legales no está claro, pero Fernández y Rodríguez se atreven con alguna opinión.

“El modelo especial genera mucho dinero para muchas personas”, lanza Fernández. “Los centros de educación especial son privados o concertados en su mayoría. Y no acaba aquí. ¿Dónde van luego? No se incorporan a la sociedad, este modelo no prepara a nadie, es mentira. Todos estos alumnos siguen en el ‘circuito de lo especial’: residencias, centros ocupaciones que funcionan como empresas donde solo trabajan personas con discapacidad con sueldos bajísimos (pero empleados, a fin de cuentas). Todo esto genera mucho dinero”, relata.

Rodríguez apoya el argumento y añade que cree que la inclusión realmente “no ha penetrado en la Administración. También falta formación del profesorado y una estrategia clara de apoyo”, afirma.

Y, por último, las familias. No las de los menores con diversidad: las otras. En ocasiones, son las primeras que presionan para que estos alumnos salgan de las clases de sus hijos. Hace no demasiado, los padres de dos colegios de Galicia y Andalucía rechazaron llevar a sus hijos a clase hasta que el colegio no expulsara a dos pequeños con diversidad funcional que, decían, ponían en riesgo la integridad física de sus pequeños.

Rodríguez ha llevado casos similares a estos. Fernández también conoce algún ejemplo y se pregunta “dónde está el papel de la escuela. En la mayoría de los casos, promueve que las familias realicen esas quejas. Muchas veces, la misma escuela filtra información que no debe y eso crea alarma social por prejuicios”, lamenta.

Rodríguez y Fernández explican que parte del problema es que la (no) inclusión se da porque se aborda el fenómeno como un problema clínico-sanitario, en función de lo que le ocurra al pequeño de turno, y no como un asunto educativo.

El caso más extremo de esto se da con un fenómeno cada vez más habitual: el diagnóstico de trastornos mentales a niños que no los tienen para justificar su ingreso en centros especiales. “Existen determinados alumnos que incomodan mucho. Son alumnos que sin tener dificultades intelectuales, sí las tienen de comportamiento y actitud. Como tienen capacidades (y vivimos en un sistema capacitista), no estaría bien visto llevarlos a un centro de educación especial. La solución entonces es abogar por que tienen trastornos mentales y encerrarlos en unidades terapéuticas”, lamenta Fernández.

La guerra por la inclusión lleva años peleándose. En los últimos tiempos, sus defensores van sumando pequeñas pero significativas victorias. “Estamos en un momento histórico en el que hay que abrir camino para que en los próximos años esto sea mucho más fácil”, opina Fernández. “La capacidad de un chico no puede condicionar los derechos humanos nunca. Estos son independientes de la capacidad: se tienen y ya”. Junto a Rodríguez, promete no parar.

*Fuente:http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/07/13/la-inclusion-implica-romper-con-el-modelo-de-educacion-especial-hay-que-meter-al-pt-en-el-aula-ordinaria/

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