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Entrevista a Alejandro Finocchiaro: «Formar menos abogados y más ingenieros»

Argentina/23 Julio 2017/Fuente: diariodecuyo/Autor: La Nación

Alejandro Finocchiaro, que reemplazó a Esteban Bullrich, adelantó puntos de su gestión.

Obtuvo su maestría en Educación por la Universidad de San Andrés con una tesis sobre la autonomía universitaria. Por aquel trabajo, el nuevo ministro de Educación nacional, Alejandro Finocchiaro, mereció un diez. El mundo universitario le resulta cercano. Y se le nota cuando lo analiza. Fluye cuando expone la realidad del sistema universitario y su rol estratégico; se lo nota menos cómodo cuando habla de pedagogía y escuela media.

«La gratuidad universitaria en un punto es regresiva pero arancelar también lo es», plantea. O señala: «El kirchnerismo degradó las instituciones de este país y la universidad fue parte de ese proceso». «Hay que formar menos abogados y contadores y más ingenieros y enfermeros», afirma sobre el rumbo estratégico de la enseñanza universitaria.

A Finocchiaro le gusta pensar la educación como una sucesión de edificios que recorre un individuo, el último, el edificio universitario. Los docentes de argentina no llegan generalmente a ese recinto pero el ministro los recorrió todos, hasta el último: el ministro es abogado por la UBA y tiene también un doctorado en Historia por la Universidad del Salvador. Es profesor adjunto de la UBA y titular en Derecho en la Universidad de La Matanza, donde fue decano.

A partir de tu tesis de maestría, hizo un libro, UBA contra el Estado Nacional. Un estudio sobre la autonomía universitaria. El título lleva el nombre del expediente en el cual la UBA litigó por la Ley de Educación Superior.

«Soy un firme creyente en la autonomía universitaria -explica Finocchiaro-. Es la autonomía la que le ha permitido a las universidades resistir en épocas difíciles cuando se atentaba contra el pluralismo, que es la esencia de ser de la universidad. Pero la autonomía por su propia definición tiene un ordenamiento jurídico superior que de alguna manera la limita y condiciona porque si no, sería soberanía. Esa es mi tesis central».

Número 2 de la gestión educativa de Esteban Bullrich en CABA hasta el triunfo de Cambiemos a nivel nacional. Con el triunfo de María Eugenia Vidal en provincia de Buenos Aires, Finocchiaro se convirtió en su ministro de Educación hasta el lunes último, cuando asumió en reemplazo de Bullrich a nivel nacional. Viene de enfrentar el embate del sindicalismo docente liderado por Roberto «Roby» Baradel en provincia de Buenos Aires. Finocchiario está convencido de que a esa «batalla cultura», uno de los conceptos que más usará durante la entrevista, la ganó Cambiemos.

De los desafíos de la universidad, que a partir de la llegada de Finocchiaro al ministerio nacional deberá enfrentar la nueva secretaria de Políticas Universitarias, Danya Tavela, que reemplazará a Albord Nicky Cantard, que deja el cargo para encabezar la lista de candidatos de Cambiemos en Santa Fe. De las cuentas pendientes en la formación de los docentes. De la «batalla cultural» que quiere dar para que el estado recupere el rumbo de la educación pública. Y de los planes, algunos truncos, de la política educativa de Cambiemos. De todo eso también habló con LANACION este abogado que dice así para describir su compromiso con el macrismo: «Acompaño a Mauricio (Macri) desde el año 2003. Desde cuando perdíamos».

-La autonomía y la autarquía universitaria tuvieron efectos colaterales durante el kirchnerismo. Me refiero a los hechos de corrupción que involucraron a las universidades. ¿Es una consecuencia estructural de la autonomía universitaria?

-Todo lo contrario. Esto pasó básicamente durante el kirchenrismo. Cuando hubo rispideces con la universidad en el gobierno de (Carlos) Menem, tuvo que ceder y fue merced a la autonomía. Cuando el gobierno del presidente (Fernando) De la Rúa intentó recortar en un 5% el presupuesto universitario, le costó la renuncia a su ministro de Economía y fue merced a la autonomía. El kirchnerismo degradó todas las instituciones de este país y la universidad fue parte de ese proceso. La UBA por su importancia estratégica resistió más que otras. Se beneficiaba muchísimo a las universidades que permitían que se avasallara su autonomía. Por eso tenemos que ir hacia un proceso en el que las universidades vuelvan a recuperar su calidad institucional que bajó con el kirchnerismo. La autonomía tiene que estar enmarcada dentro de gobiernos saludablemente democráticos.

-El arancelamiento universitario es un tema tabú en Argentina pero de hecho, una medida de gratuidad generalizada es regresiva en términos sociales, es como el IVA. ¿Hay alguna idea de establecer un financiamiento de ese tipo?

-El tema del arancel y del ingreso irrestricto o no son discusiones de más de 50 años y que no son conducentes. La gratuidad en un punto es regresiva pero arancelar también lo es. Tenemos que poner el foco en tratar de que el sueño de ir a la universidad pueda ser para todos los argentinos, también para la gente de menores recursos. Tenemos que trabajar reordenando el sistema universitario, estableciendo un sistema de becas que induzca a los chicos a estudiar carreras en áreas de conocimiento vacante, que son las que necesitan el sistema productivo argentino. Hay que formar menos abogados y contadores y más ingenieros y enfermeros.

-¿Cuál es, en 2017, el rol del ministro y del ministerio de Educación nacional? Ya no quiere participar de la discusión paritaria, no tiene escuelas ni docentes a su cargo y las universidades subrayan su autonomía.

-El ministerio de educación de la Nación debe promover grandes líneas pedagógicas en todo lo que haga a la calidad educativa y a la formación inicial de los docentes y acordarlas con las provincias. Y por otro lado, está el sistema universitario que sí depende directamente de nación donde respetando la autonomía de las universidades, tenemos que lograr que las universidades sean cada vez mejores.

-¿Cuáles son esas grandes líneas pedagógicas con las que se está avanzando?

-Por ejemplo, a través del INFOD (Instituto Nacional de Formación Docente), en la formación inicial de los docentes.

-El INFOD está a cargo de dos especialistas destacadas, Cecilia Veleda como directora ejecutiva y Florencia Mezzadra como vicedirectora. ¿Van a seguir en su gestión?

-Sí, van a continuar. Están haciendo un trabajo magnífico.

-¿Qué trabajo están haciendo puntualmente?

-Están trabajando en la estructuración de una nueva manera de formar inicialmente a los docentes con los institutos de formación docente de todo el país. Lo mismo con la capacitación docente. A través del sitio educ.ar estamos incorporando tecnología tanto en la formación y la capacitación. Ahora tenemos chicos que tienen capacidades para generar conocimientos. El docente debe planificar, debe facilitar, colaborar para que estos chicos puedan producir este conocimiento del mismo modo en que se produce y se trabaja ahora, en forma interdisciplinar, colaborativa.

-Veleda y Mezzadra son autoras de una investigación para CIPPEC de 2014 sobre la formación docente en Argentina. Unos de los datos preocupantes que muestran es la dispersión de la formación en casi 1500 institutos y en unas 60 carreras universitarias y la dificultad para generar una calidad docente alta y uniforme. ¿Van a cerrar institutos o darles un nuevo sentido?

-Me quedo con la frase «darle un nuevo sentido». No se van a cerrar institutos. Tenemos que ver cómo se está formando y qué es lo que necesita curricularmente un profesor de matemática, por ejemplo, para formarse. Hay falta de docentes en ciertas carreras y lo estamos estudiando con cada provincia. Vamos a ver en qué carreras docentes debemos no abrir la inscripción durante un año para abrirla en otras carreras donde se necesiten docentes. Como estado tenemos la misión de planificar todo eso. Cecilia (Veleda) ha trabajado en un mapa a nivel nacional.

-El trabajo de Veleda y Mezzadra también muestra que el capital cultural, por sus pertenencia social y sus trayectorias educativas, es muy bajo entre los alumnos de los institutos de formación docente. ¿Cuál es la mirada sobre ese problema?

-Con respecto al capital cultural de las personas que entran a estudiar la carrera docente, es una preocupación que alcanza a todo el sector de la educación superior tanto no universitaria como universitaria. En algunos casos, el 60 por ciento de los chicos que entran a cualquier universidad, en septiembre ya han ha dejado la universidad. Yo soy profesor en dos universidades en materias de primer año y veo que lo que falta es capital cultural, comprensión de texto, que es tremenda, o la imposibilidad de hacer operaciones matemáticas básicas. Nuestro sistema de educación superior no puede ni debe «secundarizarse» más.

-¿Qué quiere decir «secundarizarse»?

-Es un gran problema que no ha sido ni programado ni digitado desde el estado: muchos profesores han comenzado hace muchos años a bajar el nivel de sus clases para que los alumnos los entiendan. No ha sido ni el famoso «siga siga» de la época de (Daniel) Scioli en la provincia de Buenos Aires, que hacía pasar a los chicos a partir de una decisión política. Ha sido algo espontáneo por parte de los profesores: como hablaban en un idioma que los alumnos no entendían, empezaban a bajar el nivel del idioma o la calidad de la bibliografía, entonces resulta que uno no encuentra mucha diferencia entre un texto de primer año de la universidad con uno de tercer año de la secundaria. La universidad es el último edificio de una carrera académica: no hay nada más alto. El problema no está en la universidad si no que está en otro lado. Desde la secretaría de innovación educativa se está trabajando en lo que llamamos la escuela 2030, que es la escuela a la que queremos llegar, que tiene que tener la forma de estudiar, de enseñar, de aprender la forma del siglo xxi y no la del siglo xix.

-¿Cuáles son las características principales de esa escuela deseable?

-Básicamente sacar la lógica de materias y trabajar por grandes áreas de conocimiento que interactúen. También, un nuevo régimen académico. El operativo Aprender demostró algo que muchísimos ya sospechábamos: que la repitencia no sirve para nada. Hoy un chico de escuela media tiene que repetir todas las materias previas, incluso aquellas en las que le fue muy bien. Queremos proponer algo más parecido a la lógica del sistema universitario. Trabajar con el chico en las áreas que le cuestan pero no que vuelva a hacer lo que ya aprobó. Una escuela inclusiva es aquella donde un chico aprende. Si no, es una estafa: el chico entra a los 4 años en el nivel inicial, lo tenemos hasta los 18 supuestamente incluido, no le enseñamos nada y a partir de los 18, lo excluimos de la vida.

-Usted hablaba de los distintos edificios que uno recorre educativamente: la gran mayoría de los docentes no llegan al último edificio, el universitario. ¿Hay algún proyecto que plantee la exigencia de que el docente tenga título universitario?

-No sé si el docente debe tener título universitario. Sí creo que debe estar formado como un buen docente. Si me preguntás si me gustaría, sí, creo que la universidad tiene mucho para dar en la formación docente. Lo que tenemos que hacer es generar incentivos positivos. Hoy la carrera docente no genera ningún tipo de incentivo positivo para la mejora. Si vas a trabajar, está bueno; si no vas, quizás te lo descuentan pero no siempre. Si sos un buen docente, con el paso del tiempo vas a ganar más plata. Si sos un mal docente, también. Si terminaste una licenciatura universitaria o tenés una maestría o un doctorado, no vas a ganar más plata. En muchas jurisdicciones te conviene más hacer algún curso que venda una empresa privada o que dicte algún gremio porque llegás al mismo puntaje que te da un doctorado. Y los incentivos que hay son perversos: un docente a los 42 años ya tiene el máximo de la actividad docente y todavía le quedan 20 años para jubilarse y sabe que no va a tener ningún aumento de sueldo, más allá de los paritarios. ¿Qué va a hacer? Tratará de ser directivo. Y a lo mejor estamos sacando un gran docente del aula y estamos teniendo un mal director.

-¿Piensa poner en el centro de sus batallas culturales alguna medida de productividad en el sentido de medida de calidad de ese trabajo docente?

-Estoy a favor de premiar al que va siempre, al que se capacita, al que más estudia, a los que tienen proyectos innovadores. No estoy a favor de medir a los docentes por productividad porque creo que sería injusto. Finalmente todo se reduce a números y un gran docente del conurbano bonaerense, por ejemplo, con chicos que tienen problemas de pobreza estructural, de abuso, quizás no logra tener en el operativo Aprender los mismos resultados que un maestro de una zona más favorecida. Y sin embargo ese docente del conurbano a lo mejor es mucho mejor que el otro y lo estás condenando y es injusto.

-La estadística tiene una manera de salvar esa injusticia midiendo el valor agregado del docente en relación a su propio objetivo y no en relación al de otro, midiendo la diferencia marginal que aporta a sus alumnos.

-En educación es muy difícil medirlo. Es más fácil en una fábrica de tornillo, donde todos los años sacás los mismos tornillos. En educación, la cohorte de alumnos del año anterior es muy distinta a la del próximo. A los docentes le tenemos que pedir que tengan vocación, que vayan a dar clases, que eduquen, que se capaciten, que en el secundario un profesor además tenga una maestría.

-No se ve una política agresiva que plantee la posesión de un título universitario. Tampoco niveles salariales altos que cambien la percepción social de la docencia. ¿Cómo piensa prestigiar la profesión docente?

-Hay mitos que han quedado instalados. Hoy en la provincia de Buenos Aires, el salario promedio docente ha quedado en alrededor de 23.300 pesos. A fin de septiembre el salario inicial para un cargo de maestro sin hijos será de 12.150 pesos. Un ingeniero recién recibido que entra a una empresa no gana mucho más que eso.

 

Fuente de la entrevista: https://www.diariodecuyo.com.ar/argentina/El-flamante-Ministro-de-Educacion-pide-formar-menos-abogados-y-mas-ingenieros-20170722-0016.html

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“Decidir qué se enseña en las escuelas deja en evidencia que cotidianamente disputamos sentidos”, en entrevista a Carnevale

A continuación, transcribimos la exposición de la Prof. Gabriela Carnevale en el tercer encuentro del ciclo de formación sobre la escuela secundaria en la Argentina contemporánea:

“Buenas noches, quiero agradecer a Marcela y a Gabriel por la invitación a este ciclo de conversaciones que tiene el foco en la escuela secundaria y no es casualidad que así sea. La obligatoriedad del nivel conquistada en los últimos años nos llena de interrogantes y de desafíos a quienes estamos en las aulas de la Provincia. Celebro que hoy nos convoque la enseñanza. Seguramente encontremos alguna punta para volver a mirar a un nivel educativo cuya marca de origen fue la exclusión.

Primero me gustaría hacer una aclaración. Estas reflexiones que voy a compartir con Ustedes son fruto de mi convicción -diría casi epistemológica- que ser profesora de historia en el conurbano bonaerense me invita permanentemente a cuestionarme todo lo que investigo y pienso en otros espacios académicos a los cuales pertenezco. Aclaro esto porque me muchas de las ideas que aquí comparto intentan poner en relieve esos haceres ordinarios (Anne Marie Chartier), fruto del día a día escolar.

Marcela y Gabriel nos propusieron algunos interrogantes para organizar este encuentro. Los traté de respetar e intenté tejerlos en una nueva trama que ponga en valor algunas de las preocupaciones genuinas que solemos tener quienes estamos en las aulas y renovar el sentido de la enseñanza en la escuela secundaria.

La primera pregunta fue “¿te ves interpelada a explicitar a tus estudiantes el sentido de la enseñanza de tu asignatura en la escuela secundaria?”. Mi respuesta sería “sí y no”. ¿Por qué? Explicitar el sentido de una clase, de una materia, es un ejercicio que cualquier profesor que esté en la escuela suele hacer con sus alumnos, siempre y cuando él también tenga en claro porque está allí. Voy a decir una obviedad, explicitar el sentido no es presentar el tema diciendo “prestame atención porque lo que te voy a enseñar te va a servir para la universidad o para conseguir un mejor trabajo”. No va por ese lado… Explicitar el sentido de la enseñanza tiene que ver con otra cosa.

Aquí quiero valorar el acto de planificar. Digo valorar porque el diseño de la enseñanza es un acto sumamente político. Si no nos gusta la palabra planificación, pensemos otra. Construyamos otra o robémosnosla y cambiémosle el sentido. Pero insisto, diseñar la enseñanza es un acto político. Es el momento en el que un profesor decide qué quiere que pase con sus alumnos durante el año escolar. Toma decisiones, dialoga con la política curricular y fundamentalmente, legitima su trabajo. Es la oportunidad para construir una hoja de ruta y renovar el sentido de nuestro oficio/profesión: (nos volvemos a preguntar) ¿por qué elegimos ser profesores de historia? Es una escritura pedagógica que tiene un gran valor pocas veces reconocido. En definitiva, un profesor que sabe qué quiere, tiene mayor libertad para improvisar, para dialogar mejor con los intereses de los jóvenes, invitarlos a descubrir aquello que no conocen, regalarles preguntas y proponerles que piensen las propias.

Desde este punto de partida, el sentido de las clases está implícito. Y los jóvenes lo saben. Saben bien quién es el profesor que tiene un plan y que sabe para dónde va el barco. En algunas de las investigaciones en las que participé, cuando a los jóvenes les preguntamos cuál es el mejor profesor, siempre contestan lo mismo, “el que nos enseña”.

Desde la perspectiva teórica de la cultura escolar, que es también desde donde enmarco estas reflexiones, los saberes que circulan en la escuela adquieren un matiz propio, son producciones originales y cobran vida en lo que formalmente llamamos disciplinas escolares, diría André Chervel quien inaugura este campo de investigación. Las ciencias de referencia y la pedagogía son dos ámbitos imbricados pero el saber escolar no es un saber simplificado o de menor valía, sino un saber producto de la cultura escolar. Las disciplinas escolares, dice Chervel, “son creaciones espontáneas y originales del sistema escolar […] son entidades ‘sui generis’ propias de la clase, independientes hasta cierto punto de cualquier realidad cultural ajena a la escuela y dotadas de una organización, una economía propia y una eficacia que sólo parece deberse a sí mismas, es decir, a su propia historia”.

Carnevale: “Diseñar la enseñanza es un acto político. Es el momento en el que un profesor (…) toma decisiones, dialoga con la política curricular y fundamentalmente, legitima su trabajo”

¿Por qué traigo aquí la voz de Chervel? Porque nos permite advertir el carácter inventivo de la escuela, que se expresa en la construcción de un saber autónomo y como tal, nos interpela de otro modo a quienes estamos en las aulas. No somos reproductores de un saber que pasa por otro lado: si bien no desconocemos las ciencias de referencia, el profesor es quien conoce a sus alumnos y decide qué es lo mejor para ellos en diálogo con la política curricular. Por eso, planificar es un acto político. Y es una apuesta al otro, a nuestros alumnos.

La segunda pregunta decía, “¿Qué desafíos específicos asume la enseñanza de tu materia en este nivel?”. Creo que los desafíos están puestos en los modos en los que un profesor lee el currículum. ¿En qué sentido? Si venía presentando a la planificación como un momento de decisiones, esas decisiones atañen a la selección de saberes y, especialmente, a las preguntas que nos hagamos para darle un sentido a las clases. Por ello, me gustaría detenerme en los saberes desde una perspectiva amplia.

Si quienes estamos en las escuelas no simplificamos “temas” que se cocinan en otro lado, más bien construimos propuestas de enseñanza para nuestros estudiantes reales, qué enseñamos no da lo mismo.

Una vez más, la última construcción curricular de la secundaria a partir de la LEN puso en evidencia la arbitrariedad de los saberes que forman el currículum -en términos de Alicia de Alba- pero también de las tensiones que conlleva todo proceso de construcción curricular. Uno de los ejemplos más claro fue, allá por el 2011, cuando estrenábamos en Pcia. de Buenos Aires una materia que además era una conquista histórica: “Política y Ciudadanía”. En febrero, por ejemplo, uno de los diarios más populares salía a la cancha con un rabioso titular:

“El escrache se estudiará desde este año en las escuelas de la Provincia” – “Esta modalidad fascista se iguala con piquetes y pintadas. Se enseñará en 5°año” (Clarín, 16-02-11).

Frente a un sentido común fuertemente instalado donde “nada cambia en las escuelas”, la última reforma curricular ponía en evidencia las nuevas preocupaciones que había que discutir en las aulas. Y si bien todos sabemos que las políticas no generan cambios per se en las escuelas, habilitan un primer marco de acción: Política y ciudadanía, no Educación cívica. No es lo mismo. Por ello, los investigadores también tenemos que hacernos nuevas preguntas: metámonos en las escuelas, los saberes están mutando, “están en movimiento”, como plantea Silvia Finocchio.

Carnevale: “Creo que los desafíos (Ndr: de las ciencias sociales en la escuela secundaria) están puestos en los modos en los que un profesor lee el currículum”

Una lectura atenta del diseño curricular de Política y Ciudadanía nos desafiaba a los profesores a construir una propuesta de clase que se combata especialmente con una herencia que arrastramos con mayor énfasis desde la década de los 90: “a mí la política no me interesa”. ¿Qué preguntas se hace, entonces, un profesor cuando decide qué enseñar? Si como profesora, la primera clase empezaba diciendo “la política es, dos puntos”, el fracaso era cantado. Entonces, debía encontrarle una vuelta. A modo de ejemplo, decidí que la carta de presentación de esta nueva disciplina escolar introduzca a los estudiantes en las formas de gobierno históricas y los sustentos teóricos de la república, analizando la división de poderes y las formas de legitimidad de los gobiernos con un propósito clave, abrir el debate sobre el poder y la política. Si las decisiones del gobierno se expresan en políticas públicas, analizar algunas (por ejemplo la AUH) nos iba a permitir discutir modelos de país. ¿Cómo cerrar entonces esta primera unidad? En el fondo, mis propósitos estaban explícitos: proponerle a los jóvenes entender cómo funciona una estructura democrática liberal y luego invitarlos a pensar proyectos alternativos de sociedad: desde utopías hasta proyectos políticos anarquistas o socialistas.

Agustina Turzi que cursó su 5to año en 2015 a fin de año escribía:

“Los ciudadanos somos una parte intrínseca de la política y hacer oír nuestras voces es tanto nuestro derecho como nuestro deber. Aprender política en el colegio nos permite hacer eso, y es por eso que mucha gente no quiere que se enseñe: saber expresar nuestra opinión con seguridad nos permite formular un argumento y mantener una discusión como ciudadanos activos […] Estudiar la materia en el colegio nos brida herramientas que nos permiten un grado de influencia en la sociedad […] Nos da tanto un escudo como una espada como una lapicera como un martillo. No sólo eso: nos deja saber que podemos empuñarlos”.

Otras preguntas de investigación empiezan a tejerse cuando ponemos el foco en la escuela, en las prácticas. Las planteo, las dejo abierta, no sé las respuestas… ¿Cómo lee un profesor el currículum? ¿De qué modo la prescripción genera condiciones de igualdad en los saberes que circulan en la escuela? ¿Qué pasa cuando esos saberes construyen proyectos de país que no abrazamos? ¿Cuáles son entonces, los espacios de resistencia?

Cuando las discusiones cambian, hay que estar atentos. Claudia Bracchi en este ciclo de conversaciones nos convidaba con una inquietud “me preocupa que en las agendas de prioridades ya no hablemos de la educación como derecho ni de igualdad, ni de inclusión ni de participación”. Digo, la omisión, aquello que no se nombra debe alertarnos. Hablar de “competencias” no es lo mismo que hablar de “saberes”. Qué se enseña en la escuela secundaria es una disputa política que no se sustenta en teorías biológicas. Decidir qué se enseña en las escuelas deja también en evidencia que cotidianamente disputamos sentidos.

En 2012 llegaba a las aulas bonaerenses Trabajo y Ciudadanía, otra “nueva” disciplina escolar del 6to año de la escuela bonaerense, condensa gran parte de los pilares del proyecto de escuela secundaria de la provincia que se abrió con la LEN: la educación para la ciudadanía, el mundo del trabajo y los estudios superiores. Leer con los estudiantes el Manifiesto Liminar, escrito hace casi cien años, es una decisión que deja en evidencia una nueva apuesta a nuestros estudiantes:

“La autoridad, en un hogar de estudiantes, no se ejercita mandando, sino sugiriendo y amando: enseñando”, decían los jóvenes revolucionarios.

Carnevale: “Decidir qué se enseña en las escuelas deja en evidencia que cotidianamente disputamos sentidos”

Casi cien años después está invitación conserva una vigencia casi intacta porque les permite a nuestros jóvenes volver a pensarse como estudiantes, que historicen su camino por la escuela secundaria y que construyan un proyecto de vida colectivo. Buscar en sus ancestros algunas ideas que les ayuden a proyectarse.

El año pasado, en un trabajo que intentó reconstruir la historia de cada uno de los estudiantes, a partir de la Reforma Universitaria y el Mayo Francés, dos jóvenes de dos escuelas distintas:

Ignacio:

“Si tuviese que definir mi paso por la secundaria en una palabra, no podría. La secundaria fue un cambio en mí, un proceso obligatorio que tienen que vivir todos los jóvenes que, a veces, era tedioso, otras divertido y otras triste […] Ya por cuarto año empecé a disfrutar del colegio. Empecé a ver cosas en las materias que me hicieron ver el mundo de otra manera, una cosa muy valiosa que me hizo tener el colegio fue la empatía. Aprendí a ponerme en el lugar de los demás, a entender sus problemas y no juzgar tanto. En ese aspecto podría decirse que crecí como persona. En 5to aprendí a expresarme, a manifestar mi opinión, a no aceptar las cosas porque sí, me volví un estudiante activo que luchaba por sus ideales”;

Leandro:

“El primer período sinceramente no fue un gran cambio, ya que las materias eran muy generales. Así el primer desafío fue cuando naturales se subdividió en biología y Físico-química y sociales en geografía e historia. Me agrada la idea de ver que nunca fui amante de la escuela e incluso por mucho tiempo, no estaba de acuerdo con ella. Sin embargo, hoy, estando en el último año, debo reconocer que mis gustos, mis postura y posiciones no serían lo que son sino hubiesen sido afectadas por el colegio, tanto profesores como compañeros”.

Volviendo al segundo eje que retomaba una de las preguntas que nos hacían Marcela y Gabriel, los desafíos de la enseñanza de las materias de Ciencias sociales pueden sortear la pregunta “esto para qué me sirve” con una propuesta que interpele a los estudiantes desde la propia historia y que les permita construir un proyecto de vida. La escuela tiene la gran oportunidad de construir vocaciones (sabemos que no son innatas) y para ello, no debemos esperar al último año para “orientarla”.

Carnevale: “Pensemos buenas preguntas para diseñar las clases y peleémonos un poco con nuestro propio narcisismo: no siempre todos los estudiantes van a amar la disciplina que enseñamos tanto como nosotros lo hacemos (¡por suerte!)”

Y para cerrar estas reflexiones retomo el último de los interrogantes que nos hacían los compañeros: “es difícil conquistar la atención de los jóvenes, están tan enchufados que no se pueden conectar con lo que enseño en el aula”. ¿Si, no, por qué? Esta pregunta/inquietud es un poco compleja y puede transformarse en una herramienta de poder. Si se me permite, creo yo, deberíamos olvidárnosla; descartarla. Y más en los tiempos que corren…

La atención, la motivación, es una preocupación de la pedagogía desde siempre, aunque hoy existan mayores distractores (celulares, tablet, televisión), no es una novedad. Decía que debíamos descartar esta pregunta porque puede generar una confusión porque, como dice Meirieu, “la motivación no es una condición previa para el aprendizaje ni para el éxito de un alumno”. Tenti Fanfani afirma, “el interés por los contenidos culturales no surge natural y espontáneamente […] muchas veces estamos equipados para ver sólo lo que nuestras categorías de percepción nos permiten ver. Todo lo demás escapa a nuestro campo visual y perceptivo. Si soy profesor de química, sólo es legítimo el interés por la química”. Por ello, continúa Meirieu, la motivación “es un objeto de trabajo para el pedagogo”. Se construye en el mismo proceso de enseñanza (por eso siempre fue una preocupación de la pedagogía) y es ahí donde debemos contribuir a “hacer emerger el deseo de aprender”.

Ahora bien, ¿es difícil conquistar la atención? Creo yo, como dice Tenti, que no hay jóvenes que no les interese nada. Pensemos buenas preguntas para diseñar las clases y peleémonos un poco con nuestro propio narcisismo: no siempre todos los estudiantes van a amar la disciplina que enseñamos tanto como nosotros lo hacemos. Si bien deben existir saberes que no vamos a negociar porque creemos que son los que ayudan a crecer a nuestros estudiantes, también sabemos que los estudiantes se resisten “a ser moldeados a [nuestro] gusto” (Meirieu). Y ahí es donde la enseñanza necesita de la confianza, “una especie de apuesta que consiste en no inquietarse del no-control del otro y del tiempo”, como dice Cornu.

A lo largo de estas reflexiones hice hincapié en el diseño de la enseñanza y en los saberes. Intenté poner el foco en la responsabilidad que tenemos como adultos para que algo del aprendizaje ocurra y que nuestros jóvenes, que ahora conquistaron un lugar en la escuela secundaria, se queden y la elijan. Motivarlos, apostar a que estén y encuentren un lugar en la escuela, valorando lo que enseñamos porque “el esfuerzo intelectual permite accede a la alegría de pensar” (Meirieu).

Muchas gracias”.


Bibliografía de referencia:

  • De Alba, A. (1998) Currículum: crisis, mitos y perspectivas. Miño y Davila editores.
  • Chagas, M.; Hansen, J. “Anne – Marie Chartier. Historiadora das prácticas culturais”. En Revista Pedagogía Contemporánea. Nº 03. Sao Paulo.
  • Chervel, A. (1991). “Historia de las disciplinas escolares. ReAlexiones sobre un campo Reflexiones sobre un campo de investigación”. En: Revista de Educación (295). Selección de fragmentos.
  • Cornu, L. “La conAianza en las relaciones pedagógicas”. En Frigerio G. y otros Construyendo un saber sobre el interior de la escuela. Novedades Educativas;
  • Finocchio, S. (2011) “Una cartografía de saberes escolares en movimiento en América Latina” en Propuesta Educativa Nro. 33.
  • Meirieu, P. (2007) Frankestein Educador. Laertes. Barcelona.
  • ———— (2016) Recuperar la pedagogía. De lugares comunes a conceptos claves. Buenos Aires. Paidós.
  • Tenti Fanfani “La desigualdad como producción social. Modelos analíticos de la interacción profesor –alumno”. Tenti Fanfani, E. En La escuela y la cuestión social. Ensayos de sociología. Siglo XXI.

Fuente entrevista:  http://aulaabierta.unahur.edu.ar/carnevale-decidir-que-se-ensena-en-las-escuelas-deja-tambien-en-evidencia-que-cotidianamente-disputamos-sentidos

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Entrevista a Ameenah Gurib-Fakim: “La ciencia es la base del progreso social”

Por: UNESCO/21-07-2017

Entrevista con Ameenah Gurib-Fakim(link is external) realizada por Isabelle Motchane-Brun

Vivimos un periodo de transición inédito a nivel económico, demográfico, ecológico y tecnológico. ¿En qué medida pueden la ciencia, la tecnología y la innovación afrontar los retos que plantea nuestra época? 

La ciencia, la tecnología y la innovación siempre han sido los cimientos del progreso social y la mejora de vida de los pueblos del mundo. Debido a la explosión demográfica mundial –nuestro planeta tendrá 9.000 millones de habitantes en 2050– el ser humano tendrá que dominar más y mejor las tecnologías para adaptarse al uso de menos recursos, a fin de garantizar su seguridad alimentaria, su abastecimiento en agua y su autonomía energética en un medio ambiente sobre el que pesa la amenaza del cambio climático.

En enero de 2017 usted presentó en el Foro Económico Mundial la ‘Coalición para la Investigación, Innovación e Iniciativa Empresarial Africanas’ (CARIE). ¿Cuál es su objetivo? 

Esta Coalición agrupa a diversos organismos que han decidido aunar esfuerzos para promover la investigación e innovación en África, por ejemplo la Fundación Bill y Melinda Gates, la Nueva Alianza para el Desarrollo de África (NEPAD), la Fundación Wellcome y los Institutos Nacionales de la Salud de los Estados Unidos.

Su objetivo es fomentar la excelencia de los investigadores africanos y contribuir al fortalecimiento del ecosistema en el que llevan a cabo su labor. África realiza enormes esfuerzos en el ámbito de la investigación, pero el impacto de los trabajos de sus científicos es relativamente limitado y con frecuencia poco notorio.

¿Qué hacer para remediar este problema?

Muy a menudo los investigadores carecen de medios para que sus ideas se plasmen en la creación de productos o empresas. Además, el marco jurídico de protección de la propiedad intelectual adolece de insuficiencias, ya que los resultados de la labor científica suelen acabar sepultados en cajones, aireados en la prensa o dados a conocer públicamente, incluso antes de que se hayan protegido con patentes. La Coalición pretende actuar en estos ámbitos a fin de que los investigadores cuenten con los medios necesarios para cambiar la vida diaria de los africanos.

La palabra “coalición” nos remite al vocabulario político más que al científico. ¿Acaso el fomento de la ciencia es ante todo un combate político?

La “política” está presente en todos los niveles. Es obvio que se produce un impacto inevitablemente positivo en las instituciones científicas cuando los políticos –esto es, quienes tienen poder de decisión– adoptan medidas adecuadas. En África, la ciencia sólo progresará si los decisores en materia de políticas reconocen cuán importante es su financiación.

La palabra “coalición” debe entenderse más bien en el sentido de medio para agrupar fuerzas, con vistas a que los avances de la ciencia en África contribuyan al bienestar de sus poblaciones.

¿Cuál es la diferencia con la Alianza para la Aceleración de la Excelencia Científica en África (AESA), creada por la NEPAD y la Academia Africana de Ciencias (AAS)?

Más que de diferencias, cabe hablar de complementariedad. Con la ayuda, entre otras, de las fundaciones Wellcome Trust y Bill y Melinda Gates, la AESA tiene por objetivo centrarse en trabajos científicos sobre la salud.

¿La multiplicación de organismos con objetivos similares no entraña el riesgo de duplicar los trabajos y dispersar las financiaciones? 

No hay duplicaciones, porque todas esas entidades realizan trabajos complementarios.

Es bien sabido que el retraso acumulado por África es tan grande y sus necesidades tan enormes que no se corre riesgo alguno de que las financiaciones se “dispersen”. Nuestro deber es prestar apoyo a cualquier iniciativa destinada a crear recursos y fomentar la investigación.

A este respecto, conviene recordar que el continente africano necesita aún varios millones suplementarios de ingenieros y científicos para que el porcentaje de éstos, con respecto al número de habitantes, iguale al de los países desarrollados.

Los pequeños Estados insulares, como Mauricio, son vulnerables por definición a los peligros que se ciernen sobre el medio ambiente. ¿Qué pueden hacer para afrontarlos? 

Mauricio se halla entre los países en situación de peligro, sobre todo en el contexto del cambio climático. Aunque, por desgracia, tenemos pocas soluciones para contrarrestar la subida del nivel del mar, debemos centrarnos en la consolidación de los suelos y la ordenación territorial. Por ejemplo, para frenar la erosión de nuestras playas es preciso plantar más mangles, que además forman un ecosistema excelente para los peces y la fauna marina en general. Y de todas formas tenemos que seguir creando toda suerte de plantaciones, ya que la vegetación es el medio más seguro para reducir el dióxido de carbono atmosférico. También debemos redoblar los esfuerzos encaminados a desarrollar las energías renovables, así como el reciclaje y la gestión del agua, porque la escasez de recursos hídricos promete ser muy aguda.

Los pequeños Estados insulares son vulnerables al cambio climático.

Los pequeños Estados insulares son vulnerables al cambio climático.
© Daesung Lee

Mauricio ha ratificado el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático. ¿Qué medidas concretas ha tomado el Estado para luchar contra el calentamiento del planeta? 

Ante todo, señalaré que tanto Mauricio como el conjunto los países de África no han contribuido realmente a la emisión de gases con efecto de invernadero (GEI), aunque figuran entre los más afectados por ella.

Actuamos solidariamente con el resto del mundo, esforzándonos por reducir los GEI cada vez más. Hemos empezado elaborando una estrategia en materia de energías renovables, mejorando la gestión del agua y replanteándonos la ordenación territorial. No obstante, tenemos que esforzarnos más aún para adaptar todas las infraestructuras a estándares “verdes”, multiplicar los paneles solares y adoptar cualquier norma que propicie el desarrollo sostenible.

Debemos fomentar las tecnologías que reducen el despilfarro de recursos y ofrecen más posibilidades de reciclaje, así como las industrias menos energívoras. Estas ideas van ganando terreno y algunas empresas textiles ya están funcionando con energía solar.

La educación y la sensibilización del público son dos ejes importantes de la acción en este ámbito, porque es indispensable que la población y los agentes económicos coadyuven a plasmar en los hechos todas las iniciativas que el Estado desea adoptar.

¿Qué panorama ofrece el desarrollo de las energías renovables en el Archipiélago de las Mascareñas, y más concretamente en Mauricio con respecto a otras islas vecinas?

En el Archipiélago de las Mascareñas, la isla de la Reunión ha logrado grandes avances y creo que el 35% de su energía ya es verde. La isla Rodrigues se ha fijado el objetivo de depender exclusivamente de este tipo de energía en un futuro próximo. En Mauricio se han instalado ya varios parques eólicos y solares. Creo que el futuro del sector de las energías renovables es prometedor y que vamos por el buen camino.

Usted figura entre las cien mujeres más influyentes del mundo en la lista elaborada por la revista ‘Forbes’. ¿Qué opinión le merece esto? 

Agradezco a esa revista el nombramiento, ya que el honor que me hace permite centrar la atención en nuestro país y esto siempre es importante. Me congratula mucho que ello contribuya a mostrar al mundo que Mauricio, pese a ser una nación pequeña, aspira a alcanzar metas ambiciosas.

Usted ha dicho en Twitter que “muy pocas veces se ha valorado y reconocido la contribución de las mujeres africanas al desarrollo de su continente, aunque se considere que son un factor esencial del mismo”.

Sí, es obvio que en África no siempre se ha valorado debidamente la aportación de la mujer al desarrollo. En el sector agrario, por ejemplo, son las mujeres quienes garantizan el sustento de las poblaciones y, sin embargo, todavía no se han creado condiciones para que tengan pleno acceso a créditos, títulos de propiedad y cursos de formación. Si las mujeres pudieran salvar esos obstáculos, la producción de alimentos mejoraría enormemente.

Lo mismo ocurre con la educación: en la enseñanza primaria y superior se sigue penalizando demasiado a menudo a las muchachas. Si se encuadrara adecuadamente el potencial que representan las mujeres, su contribución sería realmente decisiva para que África saliera adelante.

¿Qué ocurre ahora con la labor científica que usted venía realizando desde muchos años atrás para elaborar medicamentos a base de plantas y reducir así el costo de la atención médica?

La validación científica de remedios medicinales tradicionales es un proyecto que dirigí en el decenio de 1990, cuando trabajaba en la universidad. Los resultados de esa labor se valorizaron más en 2009 con la creación del Centro de Fitoterapia e Investigación (CEPHYR), una empresa mía que desde 2015 se ha convertido en el Centro Internacional de Desarrollo Farmacéutico I+D (CIDP-R&I). La creación de una gama de medicamentos a base de plantas sigue formando parte de los objetivos del CIDP-R&I, pero pasar del estadio de la investigación al de la comercialización exige tiempo e importantes medios materiales.

Los trabajos del CIDP-R&I continúan, aunque yo ya no esté presente en él. Este centro ha conseguido, por ejemplo, encontrar clientela en el sector de la perfumería para el aceite esencial del limo de la isla Rodrigues. Muchas plantas medicinales de Mauricio proporcionan ingredientes susceptibles de satisfacer las demandas de la industria farmacéutica y cosmética.

Usted concibe el poder como la capacidad de dejar un legado duradero. En su doble condición de Presidenta de Mauricio y científica eminente, ¿qué legado le gustaría dejar?

Mi compromiso con el fomento de la ciencia y la innovación sigue intacto, pero ahora reviste otra forma debido al nuevo papel que desempeño en las esferas de decisión e instituciones de mi país. Abogo por la necesidad de invertir en instituciones científicas, a fin de que los jóvenes dispongan de medios para investigar sobre temas prioritarios para África que exigen un buen dominio de la ciencia. Con esa óptica se creó el organismo CARIE del que hablamos antes.

Espero que mi legado sea una concienciación duradera de cuán necesario es contar con instituciones científicas sólidas y proporcionar medios a los investigadores jóvenes para evitar la fuga de cerebros, fortaleciendo su potencial personal y el ecosistema en el que van a trabajar. Esto exige mayores medios materiales, pero estoy convencida de que dispondremos de ellos. Una acción de este tipo ayudará a los países de la región a desarrollarse. La historia ha demostrado que las naciones que cosechan más éxitos son las que más invierten en ciencia, tecnología e innovación.

Amina Gurib-Fakim es Presidenta de la República de Mauricio desde junio
de 2015. Científica de reputación internacional por sus trabajos sobre la flora medicinal de las Islas Mascareñas, fue galardonada en 2007 con el Premio L'ORÉAL-UNESCO "La Mujer y la Ciencia". Es miembro de la Sociedad Linneana de Londres (Reino Unido) del Instituto Africano de Ciencias (Estados Unidos) y de la Academia de Ciencias del Mundo Islámico, con sede en Ammán (Jordania).

*Fuente: https://es.unesco.org/courier/abril-junio-2017/ameenah-gurib-fakim-ciencia-es-base-del-progreso-social

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Entrevista a Guillermo Almeyra, editorialista internacional de La Jornada (México)

«Las movilizaciones contra el G20 preparan las protestas sociales contra el ajuste en Europa»
Por: Mario Hernandez
Rebelión
M.H.: Reunión del G20 en Hamburgo, bastante movida por la multitudinaria movilización anti G20 y también por el encuentro entre Donald Trump y Putin. ¿Qué nos podés comentar al respecto?G.A.: Primero la protesta fue muy importante porque Angela Merkel en las elecciones se estaba reforzando frente a los opositores sociales, pero la movilización ha sido muy fuerte y ahora da otra impresión, es muy probable entonces que así como en el resto de Europa, la juventud, para las elecciones no confíe ni en los partidos ni en las elecciones, sino en su propia acción. Eso es importante. De ahí las abstenciones que permiten que gane desproporcionadamente la derecha, porque se ha abstenido en las elecciones francesas más de la mitad del electorado. Entonces, cuando llegue el momento de protestar contra los ajustes salvajes va a hacerlo toda esa gente junta. Y lo mismo sucederá en Alemania.

En cuanto al G20 hubo dos cosas, por un lado la oposición que manifestó prácticamente toda la Unión Europea a Trump y sus políticas en todos los terrenos y, en segundo lugar, el encuentro de Trump con Putin donde quien llevó la voz principal, la iniciativa y fue decisivo era Putin y no Trump. Ahora aparecen de nuevo en EE UU con el hijo de Trump las relaciones con Rusia, pero quien tomó la iniciativa en Hamburgo fue Rusia. Eso se va a ver reflejado en el próximo período y es evidente que la Unión Europea, entre los dos, por razones lógicas de la necesidad del petróleo y el gas rusos, entre otras cosas, va a contarlo al gobierno ruso no como aliado firme pero sí como un lugar donde apoyarse.

M.H.: ¿Qué significado tiene desde el punto de vista geopolítico en Medio Oriente, la caída de Mosul?

G.A.: La caída de Mosul es un golpe propagandístico. Mosul era la capital del llamado Estado Islámico que está muy reducido porque ha perdido la mitad de su territorio, aunque todavía se queda con una parte de Irak y otra de Siria. Pero Mosul es un problema, porque era una capital kurda y también sunita, el gobierno de Irak y las tropas iraníes, son más bien chiítas, entonces van a tener que hacer política y no solamente masacres, no solamente porque hay un sector de los kurdos que han avanzado muchísimo en una política democrática y que están luchando por el Kurdistán con una posición a la izquierda de la que tenía el Partido Comunista Kurdo de Turquía.

Esos sectores que son socialistas autogestionarios son la vanguardia en el pueblo kurdo y son sunitas también, con ellos van a tener que negociar los gobiernos de Siria, Irán e Irak, en particular las tropas de éste ultimo que son las que están a la ofensiva Mosul.

Eso les va a plantear problemas porque hasta ahora han bombardeado sin piedad todos los lugares, aunque no esté el Estado Islámico, sí hay grupos como Al Qaeda y otros que combatían contra Siria e Irak; grupos cristianos y ciudades enteras cristianas han sido masacradas. No han tenido una política sutil, resuelven todo a puro bombardeo, en cambio ahora tendrán una ciudad que tuvo más de un millón de habitantes, que va a repoblarse, muy importante, que de hecho era la capital del Kurdistán en Irak. Había resistido a Sadam Hussein, así que plantea un problema político importante.

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Serge Haroche: «La gente cree que la ciencia es parte de las instituciones y ya no confía en ellas»

«En España hay grandes científicos pero no una tradición de investigadores excepcionales»

Por TAMARA MONTERO SANTIAGO / LA VOZ

El día de su cumpleaños, y tras 20 años de trabajo, Serge Haroche (Casablanca, 1944) consiguió lo imposible: vio el gato de Schrodinger vivo y muerto a la vez. El haber conseguido medir y manipular estados cuánticos sin destruirlos le valió el premio Nobel de Física en el 2012. Estos días, este firme defensor de la ciencia básica está en Santiago como invitado número 35 del programa ConCiencia de la USC.

 -Dice que la ciencia tiene tiempos largos y los políticos las miras muy cortas. ¿Habrá algún día uno que entienda la importancia de la investigación básica?

-Sí y creo que tiene el efecto perverso de que los científicos son forzados a entrar en ese juego, el de exagerar sus investigadores, fingir que habrá un computación cuántica en diez años. Ir en esa dirección de intentar presentar la investigación de forma no sincera es negativo. La ciencia debe permanecer objetiva y no se debe obligar a forzar los resultados, a sobrepublicar. Se está cayendo en una ciencia más cuantitativa que cualitativa.

-En el ránking.

-Sí, en el ránking. No quiero decir que todos lo hagan, sino que el sistema está empujando a eso, a solo mirar el número de publicaciones y no a su contenido.

-Hay una corriente negacionista que duda por ejemplo de que exista el cambio climático o de la seguridad de las vacunas. ¿Cuál es la consecuencia? -Es mala, claro [sonríe]. El hecho de que haya un espíritu anticientífico, de que la gente confunda una opinión y una teoría y de que se hable de hechos alternativos es malo. La única forma de combatirlo es seguir diciendo lo que decimos y que no se le dé el mismo peso a ciencia y pseudociencia, aunque la controversia sea tentadora.

-¿No es frustrante?

-Por supuesto. Creo que es parte de la frustración de la gente por estar en una mala situación. En este momento populista la gente ya no confía en las instituciones y considera la ciencia una institución, así que no cree en ella. Y es frustrante porque la ciencia tiene los hechos y nada más.

-Dice que hay países que lo hacen mejor que otros en ciencia. ¿Cómo está España?

-España lo está haciendo bastante bien ahora. En los premios Jaime I he visto gente muy interesante, con mucha imaginación, en la dirección adecuada y España está bien en el sistema europeo. Pero siempre me ha sorprendido que España ha contribuido mucho a la civilización, al arte, a la literatura, pero no la ciencia. Hay grandes científicos pero no una tradición de científicos excepcionales.

«Con la física cuántica lo que va a pasar no está claro»

Serge Haroche siempre pone un ejemplo claro sobre la incógnita que supone el progreso científico. En la feria de París del año 1900, con un progreso científico en ciernes, se le pidió a la gente que imaginase el año 2000. Nadie predijo los teléfonos móviles y los ordenadores

-Las postales eran muy naif porque la ciencia básica no estaba suficientemente evolucionada. Con la física cuántica creo que estamos en una situación parecida, lo que va a pasar no está claro. Creo que va a haber un gran progreso en lo que a comunicaciones se refiere pero sobre todo en la simulación cuántica, que permite jugar con un sistema de átomos para intentar encontrar nuevas propiedades de la materia, como superconductividad a alta temperatura, o las propiedades que va a tener un medicamento. Ya hemos llegado muy lejos. Todos los dispositivos que usamos, como este smartphone que estás usando para grabarme, usan las leyes cuánticas. Estamos en una nueva generación de aplicaciones cuánticas, queremos dispositivos que usen directamente esas leyes extrañas. Pero lo que vaya a pasar en 30 años con esta investigación sigue siendo un misterio.

-Dice que hay un camino muy largo hacia la computación cuántica. ¿Cuáles son los obstáculos?

-El mayor obstáculo es la decoherencia, el proceso por el que mediante interacciones se rompe esa indeterminación cuántica. Lo que se está intentando ahora es, en un sistema con varios qubits, intentar protegerlos con otros. Pero para tener esos qubits necesitas una infraestructura enorme, muy difícil de controlar. Así que nadie sabe si va a funcionar ni cómo. Se trabaja en bits superconductores e iones.

-De completar ese camino, ¿a dónde llegaríamos?

-La verdad es que no lo sé, creo que me equivocaría. Se habla de la comunicación segura. En una máquina de este estilo una parte del sistema está ligada con otra de tal modo que si alguien intenta interceptar las comunicaciones, lo sabrías. Sería un sistema inmune al espionaje y al hackeo.

Fuente: http://www.lavozdegalicia.es/noticia/sociedad/2017/07/19/serge-haroche-gente-cree-ciencia-parte-instituciones-confia-/0003_201707G19P29992.htm

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Entrevista a Ignacio Ramonet: «La globalización ha terminado por dividir la sociedad entre los que tienen y los que no tienen»

Entrevista a Ignacio Ramonet

«La globalización ha terminado por dividir la sociedad entre los que tienen y los que no tienen»

Ignacio RAMONET (Redondela, Pontevedra, 1943) es doctor en Semiología y en Historia de la Cultura, catedrático de Teoría de la Comunicación Audiovisual en la Universidad parisina de Denis-Diderot y titular de la cátedra de Teoría de la Comunicación de la Universidad Carlos III de Madrid.

Discípulo de Roland Barthes, semiólogo e intelectual de referencia del siglo pasado, Ramonet se ha convertido en referente internacional a la hora de abordar temas como la globalización y el poder de la comunicación en la sociedad actual. Experto en geopolítica y estrategia internacional, dirige desde hace años Le Monde Diplomatique, publicación que ha hecho bandera de la reflexión crítica sobre los efectos del cuestionado fenómeno de la globalización. Para ello, presta gran atención a los países del Tercer Mundo, especialmente en el conflicto de la deuda externa «en muchos países el 80%, y a veces incluso el 100%, de sus presupuestos generales se destina a pagar la deuda exterior, lo que les impide dedicar dinero a construir infraestructuras imprescindibles, como escuelas, hospitales o carreteras.»

Ignacio Ramonet ha escrito libros de ensayo como La Golosina visual, Un Mundo sin rumbo, o Internet, el pavor y el éxtasis, en los que los medios de comunicación y su relación con la sociedad son protagonistas estelares. Su oficio periodístico le ha permitido conocer de primera mano la revuelta zapatista de Chiapas (México) o el Foro Social de Porto Alegre (Brasil). Ramonet atendió a CONSUMER en su despacho de París horas antes de viajar a Colombia, un destino habitual para quien ha invertido el estatu quo y ha convertido el Tercer Mundo en el Primero en términos de interés profesional y compromiso ético.

¿Qué supone la globalización para el ciudadano y quiénes son sus principales actores?

Estamos ante una dinámica que hace que cada día un mayor número de países intercambian comercialmente un mayor número de productos, servicios y actividades. Se han abierto las fronteras a productos extranjeros que se han integrado en el mercado local, lo que convierte a la globalización en un movimiento que intensifica el librecambio. Pero esto ocurre sólo en teoría, porque el motor real de la globalización es el hecho de que cada día lo que más se intensifica son los mercados financieros. Estamos más ante una globalización financiera que ante una globalización económica, en el centro se encuentran los mercados financieros, y por ende, los agentes financieros: las grandes multinacionales, la Bolsa, el Banco Mundial, el Grupo de los 7 países más poderosos, la Organización Mundial del Comercio…

¿Deja la globalización algún resquicio para el desarrollo económico y social de los países más pobres del planeta?

Teóricamente sí, pero la globalización funciona según la lógica del mercado. En términos morales esto no es ni bueno ni malo, pero el mercado funciona sólo con los interlocutores solventes mientras que los no solventes no se integran. Y al mercado esta situación le resulta indiferente. Ese es el problema. Se ha terminado por dividir la sociedad entre los que tienen y los que no tienen y, así, el mercado está pendiente de los países que se desarrollan y olvida a los que no lo hacen. Esto conduce a que, en nombre de la idea de que el gran rival del mercado es el Estado, éste cada vez tenga menos posibilidades de atender a las personas que no tienen capacidad económica. El mercado intenta que el Estado sea cada vez más diminuto, que maneje menos presupuesto y que tenga menos funcionarios. Así, cada vez se podrá ocupar menos de crear hospitales, escuelas y, en general, infraestructuras para quienes no tienen nada; en otra palabra, de los sistemas que por definición no pueden ser rentables porque se dirigen a satisfacer necesidades de quienes no están en el mercado. En los países pobres, el mercado funciona con las personas que tienen medios, que son las menos, lo que significa que cada día hay más pobres. Por eso, cabe preguntarse dónde está realmente el progreso.

¿En qué medida la deuda externa es una losa para el desarrollo de los países pobres y qué podría resolver su condonación?

El problema de la deuda externa es el siguiente. Usted, para comprar un piso, pide un crédito de 10 millones con un interés al 5%, pero a los tres meses el banco le dice que le sube el interés al 8%, y usted no puede quejarse. A los 6 meses, se lo sube al 20%, por lo que el préstamo que pidió podría haberlo pagado, pero con este ya no puede. Así se queda sin poderlo pagar durante toda su vida. Esto es lo que ha pasado con la deuda externa. Se ha hecho con tasas de crédito variables, con índices que no han dejado de aumentar por lo que más que una losa es un panteón lo que tienen encima los países pobres. Por tanto, la condonación de la deuda sería altamente beneficiosa para estos países. Ahora, están obligados a exportar para conseguir divisas con las que pagar los intereses de su deuda exterior. De esta forma, el país está volcado al comercio exterior lo que le impide ocuparse de su mercado interior. Como tiene que pagar su deuda, que es lo más urgente, el Estado, en estos países en que la deuda representa el 80% o el 100% de sus presupuestos generales, no puede consagrarse a su pueblo. En definitiva, la mitad de la humanidad vive en países endeudados, con lo que 3.000 millones de personas no saldrán de la situación de pobreza mientras no acaben de saldar su deuda exterior.

A cada generación le toca luchar por una utopía ¿Se pueden equiparar las actuales protestas de los movimientos antiglobalización con la convulsión social que supusieron el Mayo del 68, los hippies, las reivindicaciones antiracistas, la crítica a la guerra de Vietnam o la Primavera de Praga?

Son también acciones de crítica, pero sobre otras bases. Mayo del 68 fue una crítica a la sobreproducción, al exceso de trabajo y buscaba recuperar al individuo, a la sociedad, frente al poder político. Ahora, los movimientos se enfrentan al poder económico. El de antiglobalización admite las cualidades del mercado global pero recuerda que se está marginando a una gran parte de la sociedad, tanto en los países ricos que integran a los pobres con estatutos muy discriminatorios, como en los países del Sur, ya que el mercado se olvida de lo que no le interesa, léase minorías étnicas, analfabetos, campesinos, indígenas…. Y conviven estas reivindicaciones con las de carácter ecológico, porque el sistema actual se está desarrollando de tal manera que destruye el planeta sobreexplotándolo para el consumo, al tiempo que termina contaminando o envenenando a sus propios consumidores. Estas dos críticas, que son nuevas, han sido hasta hace poco puramente intelectuales y lo que está ocurriendo ahora es que las críticas se hacen sobre la base de grupos que protestan y se organizan frente a quienes tienen la responsabilidad de la política, que no son los gobiernos. Los antiglobalización no van contra los Estados sino contra las instituciones internacionales responsables de la globalización: el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio…

Esas acciones y otras como el Comercio Justo, las campañas de cooperación ola actividad de las ONG de desarrollo, ¿son eficaces para activar el progreso en los países pobres?

Muchas organizaciones están llevando a cabo acciones correctoras y parten de un sentimiento de justicia indiscutible. Algunas tienen una política más egoísta que otras, pero su trabajo es real y positivo en el Tercer Mundo y también en los países desarrollados, donde subsisten todavía muchas desigualdades.

Hemos hablado de acciones colectivas, pero ¿cómo definiría al individuo medio de un país desarrollado respecto de parámetros como compromiso, libertad, consumismo o mantener opiniones propias de cada uno?

Los grupos de protesta nacen en los países desarrollados. Desde Seattle, en diciembre de 1999, no ha cesado de aumentar el número de personas que sienten en su conciencia la necesidad de que las cosas cambien. Y todo apunta a que este colectivo seguirá creciendo. Hay una toma de conciencia muy amplia en nuestra sociedad, más de lo que creemos.

Los medios de comunicación constituyen uno de los ejes preferenciales de sus tesis y estudios. ¿Cómo calificaría el poder real de los medios en nuestra sociedad?

Los medios de comunicación adquieren una importancia cada vez mayor. Primero como industria, ya que los mass media son la industria pesada de hoy. En gran parte, lo que ha facilitado la globalización es la mutación de las tecnologías de la comunicación, la informatización de la sociedad, la revolución digital que ha derivado en las autopistas de la información. De hecho, las actividades ligadas a la comunicación han sufrido una espectacular transformación. Ya no hay sectores especializados, todo lo que tiene que ver con lo escrito, con la imagen y con lo hablado se ha concentrado en grandes empresas que añaden a la imagen, el texto y el sonido, actividades más ligadas a la industria tradicional, como la telefonía, la electricidad e incluso la informática, por lo que termina integrándose todo. Esto genera la aparición de monstruos empresariales surgidos de alianzas entre el poder económico y el mediático que han incluido al poder de los medios de comunicación dentro de la escala de poderes. En el marco de la globalización, el primer poder lo ocupa el económico, en particular el financiero, pero el segundo es el mediático.

Internet es también materia habitual de sus ensayos ¿Cómo influye la Red en la conformación de la opinión pública?

Internet ocupa un lugar muy importante en el intercambio de información, de cultura y de conocimiento. Son indiscutibles las ventajas que aporta, como el hecho que las nuevas tecnologías estén al alcance de cualquiera, porque su manipulación es sencilla y porque es relativamente barato hacer uso de la Red. Además, nos permite llegar a yacimientos de información de cualquier parte del mundo, y las fuentes son inmensas. Pero esto sólo se puede aplicar a los países desarrollados. Conviene hacer dos reflexiones de ponderación. La primera es que Internet posibilita el acceso a mucha información rápidamente, pero se está dando una ralentización del equipamiento necesario para usar Internet, en particular en los países del Sur. Según la UNESCO, los usuarios de Internet no superan el 5% de los seres humanos que habitan el planeta. Esto no tiene que ver con Internet en sí, pero para aprovechar sus beneficios se requiere en primer lugar saber leer y escribir y 1.000 millones de personas todavía son analfabetas. Y para desarrollarse, Internet necesita electricidad y la tercera parte de la humanidad no la tiene; y teléfono, y la mitad de la humanidad no cuenta con línea telefónica. En definitiva, Internet sólo va a beneficiar a los países que disfrutaron de la anterior revolución, que les proporcionó las infraestructuras. La mayoría de los países no está preparados para aprovecharlo. Y hay que decirlo, porque son infraestructuras que hay que construir, y habrá que ver quién está dispuesto a poner electricidad en un país que no puede pagarse la instalación.

¿Y en lo que respecta a los países del Primer Mundo?

Están ligados a la segunda reflexión. Internet se presenta como un símbolo de la contracultura, de la liberación, y en parte lo consigue. Pero hoy comienza a entrar en una vía en la que por la necesidad de asumir las ideas dominantes ligadas a la globalización, al liberalismo y a la rentabilidad, se están distorsionando sus características iniciales. Internet proclama la cultura de la gratuidad, pero ¿cómo se paga esa gratuidad? Pues consumiendo publicidad para consultar algo que es gratuito, lo que implica el primer choque con la libertad. Aparece aquí la segunda transformación de Internet, convertido en un gran centro comercial. Internet, que es gratuito, esencialmente quiere vender toda clase de cosas: viajes, servicios, productos culturales, ropa… Y yo no sé si somos muy libres cuando lo que hacemos es entrar en un centro comercial. Una tercera consideración es percibir su transformación como medio de vigilancia, para vigilar en el sentido comercial, no forzosamente político. Cada vez que consulto un sitio web o compro algo, dejo huellas que si alguien recupera puede elaborar un retrato robot mercadotécnico de mí y mañana me va a hacer toda clase de proposiciones comerciales con una gran precisión porque sabrá muy bien quién soy yo. Entonces, esa gran pantalla que yo utilizo para ver el mundo está sirviendo para que me vean a mi. No quiero decir que esto sea lo principal, pero sí conviene que reflexionemos sobre ello.

Ante esa posibilidad de un Gran Hermano, ¿cuál es el papel que corresponde a los consumidores y las asociaciones de consumo que también se enfrentar al reto de asumir el Euro?

Un papel importantísimo, como ha quedado demostrado ante las crisis de las vacas locas o los pollos con dioxinas. El consumidor puede denunciar la sobreindustrialización de la agricultura y todas las consecuencias nefastas que ha producido. Es importante que los consumidores estén organizados, hay ejemplos de cómo consumidores unidos han reaccionado de manera sana y contundente ante ciertos abusos del mercado. Lo más significativo es la voluntad de los consumidores de intervenir como protagonistas que son de la sociedad, como actores importantes del circuito comercial. Comienzan a ser conscientes de la gran capacidad que tienen para corregir y moralizar, para crear un espíritu de ética en todo el mundo del consumo.

Fuente: http://revista.consumer.es/web/es/20010701/entrevista/27231.php

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Entrevista a Santiago Moll: “La tecnología ha facilitado que en las clases se trabaje de manera más inclusiva”

20 julio 2017/Fuente: Educacion Tres Punto Cero

Enamorado de la educación emocional y apasionado de las nuevas tecnologías y la educación digital, Santiago Moll lleva ejerciendo cerca de veinte años como profesor de Secundaria en distintos centros educativos intentado plasmar su pasión por la enseñanza y con la convicción de que otra educación es posible. En la actualidad imparte clases de Lengua Castellana y Literatura en el Instituto Badalona VII de Badalona (Barcelona), lleva a cabo formación presencial y on line, y compagina su profesión con la faceta de blogger en el espacio Justifica tu respuesta.

¿Su último reto? Publicar el libro de educación digital para padres y educadores “Empantallados. Cómo convivir con hijos digitales” (Editorial Larousse).  Con él hemos hablado de esta obra (la primera que publica), de las tecnologías en el aula, metodologías de enseñanza…

¿Qué tal ha sido la experiencia de publicar su primer libro?, ¿qué le ha aportado y qué ha aprendido a lo largo de este proceso?

Su publicación ha supuesto un reto extraordinario y una experiencia inolvidable. Desde el primer momento en que los responsables de la editorial se pusieron en contacto conmigo para presentarme su proyecto, vi que este libro podía convertirse en una útil y práctica guía de ayuda para todos aquellos padres y educadores que buscan respuestas concretas a las múltiples preguntas que surgen relacionadas con las nuevas tecnologías y el uso de los dispositivos electrónicos.

¿Qué temas aborda “Empantallados” y desde qué perspectiva?

Está dividido en dos partes muy bien diferenciadas. La primera parte titulada “Lo que creemos saber” tiene un enfoque más técnico, sin renunciar a un lenguaje accesible a todos, es decir, los lectores podrán aprender conceptos tan fundamentales como nativos e inmigrantes digitales, competencia digital, productividad personal, educación digital y gestión del talento y la creatividad o vocabulario relacionado con el mundo digital usado por los adolescentes.

Por contra, la segunda – “Lo que debemos saber”- tiene claramente una visión más pedagógica. Toca ponerse serios y hablar de aspectos tan sensibles como la ciberseguridad de los dispositivos que nos rodean, las adicciones a los videojuegos, el ciberacoso y sus derivados como el sexting o el grooming, la distinción entre pornografía y educación sexual, el concepto de lo efímero y la autoestima aplicado a las redes sociales, los estereotipos de género y la reputación digital o la fijación de normas o límites a través de la denominada disciplina positiva.

Debemos invertir todo el tiempo de que dispongamos no solo en ocuparnos de nuestros hijos, sino de preocuparnos por ellos

En el caso de las familias, ¿qué recomendaciones encontrarán para que la relación con sus “hijos digitales” resulte más fluida?

La relación de los padres con los hijos debe partir de una buena comunicación, de un diálogo permanente, abierto y fluido. Y cuando me refiero a este tipo de comunicación entra en juego otro factor determinante: el tiempo. En mi blog Justifica tu respuesta tengo como lema “La Educación es tiempo”. ¿Qué quiero decir con esto? Que una buena educación, que una buena comunicación entre padres e hijos, es aquella  en la que el tiempo se convierte no en un enemigo, sino en nuestro mayor aliado. Debemos invertir todo el tiempo de que dispongamos no solo en ocuparnos de nuestros hijos, sino de preocuparnos por ellos. Eso se consigue interesándonos por ellos, por sus inquietudes, por sus miedos, sus inseguridades y también sus proyectos.

Debemos aprender a formular preguntas abiertas y encontrar momentos del día en los que nos podamos reunir todos en una misma mesa y también compartir el mismo tiempo libre. Y la tecnología no debe convertirse ni en una excusa ni en un impedimento. Porque una buena comunicación es aquella que, desde la asertividad, es capaz de poner límites que distingan claramente entre el uso, el abuso y la adicción. Y, muy importante, como adultos debemos dar ejemplo de ese buen uso que todos defendemos.

Según su experiencia, ¿qué cinco características destacaría de la incorporación de las tecnologías al aula?

Cuando se habla de tecnología, a mí me gusta referirme a la ella como una herramienta. El concepto de herramienta creo que sirve para darnos cuenta de que puede ser usada en nuestro beneficio o en nuestro perjuicio. Pues que no existen ni buenas ni malas herramientas. Todo depende del uso que hagamos de ellas o de la manera con que enseñamos a utilizarlas.

Con esta idea de la tecnología como herramienta también quiero dejar claro que la tecnología ha venido para quedarse y para hacernos la vida más fácil. Pero lo que también tengo claro es que nunca debería convertirse en un sustituto de la persona, sino en un complemento que ayuda a esa persona, a ese docente a enseñar mejor, a lograr que sus alumnos aprendan y que lo hagan de manera significativa.

Otro aspecto que destacaría de la tecnología en el aula es que podemos conectarla con las denominadas metodologías activas. Por ejemplo, metodologías como la flipped classroom han supuesto una transformación del tiempo y el espacio en el aula. También destacaría el hecho de que la tecnología ha facilitado que en las clases se trabaje de manera más inclusiva porque permite adaptar el ritmo de aprendizaje a las necesidades de los estudiantes. Por último, insistir en el uso de la tecnología como aspecto lúdico a través de, por ejemplo, la gamificación que adapta mecánicas de juego a aspectos ajenos al juego, en este caso aspectos educativos. Un claro ejemplo lo tenemos en Kahoot.

La tecnología me ha hecho mejor docente

¿Qué ha aprendido de la tecnología?, ¿qué le ha aportado a su labor como docente?

Como apasionado de la tecnología, tengo el pleno convencimiento de que me ha hecho mejor docente y me ha permitido transmitir mis conocimientos de una forma que llega mucho más a mis estudiantes. La tecnología me ha servido y me sirve para trabajar con nuevas metodologías, pero también me ha permitido trabajar aspectos tan importantes como la inclusión en el aula, el juego, la interacción con otros compañeros a través de distintas plataformas tanto sociales como educativas, formarme y formar a través de plataformas educativas on line…

¿De qué manera utiliza y aplica la tecnología en sus clases?

Tengo la gran suerte de que en los centros en los que he trabajado han visto la tecnología no como un problema, sino como una oportunidad. A partir de ahí, las posibilidades a la hora de enseñar y de aprender han sido y son enormes. En mi caso participar, por ejemplo, tengo mi cuaderno de notas en mi smartphone, proyecto mi libro interactivo en la PDI, subo el material de clase al aula virtual (Moodle) de mi centro, mis alumnos utilizan sus smartphones en el aula para jugar al Kahoot, para entrar en la app del Diccionario de la Real Academia y buscar el significado de un término… Como veis, las posibilidades son muchísimas y los chavales siempre muestran una gran receptividad con todo lo relacionado con el mundo digital.

El gran reto del profesor es tener la visión de adaptar las metodologías de enseñanza al perfil de su centro y alumnos

Si tuviese que elegir una metodología de enseñanza, cuál escogería y por qué

Hay una frase atribuida a Santo Tomás de Aquino que reza así: “Teme al hombre de un solo libro”. A mí es una frase que me gusta mucho repetir y compartir con mis compañeros porque creo que ilustra a la perfección la idea que tengo sobre la metodología de enseñanza que aplico en mis aulas.

Lo que quiero decir es que para mí no existe una única metodología válida, sino que creo que hay que tener el deseo de aprender todas aquellas que supongan una mejora para el alumnado. A partir de ahí y en función del centro educativo o del alumnado, hay metodologías que pueden ser muy útiles como la de la clase invertida para que los estudiantes mejoren su competencia digital, el aprendizaje cooperativo para que aprendan de manera autónoma y/o de sus propios compañeros, el ABP (Aprendizaje Basado en Proyectos) donde se trabaja de manera interdepartamental y multidisciplinar un aspecto que parte de las inquietudes de los alumnos y, por qué no decirlo, existen momentos en los que también podemos recurrir a la clase tradicional para trasmitir determinados contendidos.

Por tanto, creo que el gran reto del profesor no debe ser defender una única metodología a ultranza, sino tener la visión de adaptar la metodología al perfil de su centro y del alumnado (edad, nivel curricular, contexto socioeconómico…). Esta es para mí el verdadero significado de la expresión “Innovación educativa”.

Por último, un pequeño test. ¿Qué le sugieren las siguientes palabras?:

 Pantalla:

Conexión

Redes sociales:

Reputación digital

Tecnología:

Oportunidad

Trabajo cooperativo:

Inclusión

Aprendizaje:

Utilidad

Emoción:

Proyecto

Fuente: http://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/santiago-moll-tecnologia-inclusion/51661.html

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