Page 543 of 933
1 541 542 543 544 545 933

La educación como prioridad.

Por: Angeles Ezama Gil.

¿Habrá algún Gobierno en España alguna vez que considere el tema de la educación como una prioridad? Creo que es una pregunta retórica, para desgracia de los españoles.

Llevamos muchos años sufriendo sistemas educativos lamentables que han conducido la educación española a una paulatina decadencia. Desde la LOGSE no he conocido uno bueno, con todas sus siglas: LOE, LODE, LOMCE, etcétera.

La actual situación del sistema educativo en nuestro país sería preocupante para políticos que se interesaran en algo más aparte de ellos mismos; entregados a sus intrascendentes batallitas particulares dejan pasar el tiempo sin hacer nada: pecan por omisión, que es también un modo de pecar.

Y entre tanto la educación y la investigación en las que se compromete el futuro de nuestro país navegan a la deriva sin timón, con una financiación reducida y con unos planes de estudios descabellados que están conduciendo a nuestros jóvenes a la ignorancia más absoluta.

¡Lástima de país incapaz de generar políticos generosos con el ejercicio de la política como arte de gobernar a los pueblos para el beneficio de estos y no solo para su propio beneficio!

Fuente: http://elpais.com/elpais/2017/06/23/opinion/1498240088_262218.html

Imagen: http://otrasvoceseneducacion.org/wp-content/uploads/2017/04/Sindicatos-insuficiente-presupuesto-educativo-Educacion_1014210670_125907280_667x375.jpg

Comparte este contenido:

Lección de literatura.

Por: Pilar Galán Rodríguez.

Lo malo de cumplir años no es la pérdida de visión ni de audición, ni tantas otras bajas no computables. Lo peor, sin duda, es la pérdida de la capacidad de sorpresa, esa rutina pegajosa que impregna los días y te hace creer que ya estás de vuelta de todo.

Por eso es maravilloso, como un maná caído del cielo después de un mes de hambruna, cuando la vida te regala otra forma de ver y de mirar lo que llevas contemplando tanto tiempo.

Eso me pasó el sábado en Guadalupe, una joya que ya no valoramos porque la tenemos al lado. Rafael Reig hablaba sobre realidad y ficción, y sus palabras, sensatas, coherentes y lúcidas, me reconciliaron con la profesión que ejerzo.

Cada año, agobiados por un temario que no cesa o un currículum cambiante y sin sentido, los profesores de literatura, al menos yo, vamos perdiendo la esperanza, pero sobre todo, los caminos que nos llevan a dar de beber literatura a unos alumnos que ya no están sedientos.

Pero llega Rafael Reig y nos cuenta la literatura de tal forma que dan ganas no solo de leer, sino de devorar los libros.

Habla de los clásicos, del Cid, del Lazarillo de Tormes, tan moderno en su defensa del poliamor, como él dice entre risas. De la Celestina y Calixto, un loco enamorado que ha leído mal, como Mme Bovary y Don Quijote.

Nos explica la invención del amor, el poder de la lírica popular frente a la culta, la importancia insurrecta de la lectura, los mitos descabezados por todo aquel que se atreve a abrir un libro.

Habla también de la modestia, de formar parte de la historia de la literatura no como escritor sino como lector. Y, escuchándole, vuelvo a tener quince años, y comprendo que no estoy sola, y decido, con la misma convicción de entonces, que no voy a estudiar medicina, caiga quien caiga.

Lástima que la charla acabe, vuelvan a caerme encima los años, y parezca tan difícil mantener la magia que acabo de presenciar ahora.

Fuente: http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/opinion/leccion-literatura_1007799.html

Imagen:  https://i0.wp.com/comofuncionaque.com/wp-content/uploads/2015/10/literatura1.jpg?fit=1024%2C681

Comparte este contenido:

Leer, escribir, hablar y escuchar.

Reconociendo los avances, claramente puede decirse que la eficiencia de la escuela para producir una alfabetización crítica de la población es manifiestamente mejorable.

Por: F. Javier Merchán Iglesias.

Hay un gran consenso entre los docentes a la hora de señalar a la lectura comprensiva, la expresión oral y escrita o el cálculo y razonamiento, como los principales problemas que dificultan la adquisición de conocimiento por parte de los alumnos. A este respecto, por cierto, también hay consenso en considerar que las denominadas pruebas Escala, que desde hace varios años realiza por estas fechas la Consejería de Educación para comprobar el nivel de competencia del alumnado, son perfectamente prescindibles: no nos dicen nada que no sepamos y realmente contribuyen poco a la solución de los problemas que se pretenden detectar. Su persistencia no se justifica por su utilidad.

El caso es que, al margen ahora de la supuesta virtualidad de las pruebas, sin necesidad de ellas, los docentes saben que las deficiencias en estos recursos instrumentales son la pieza clave que explica el fracaso académico de muchos alumnos y la ralentización del logro en la adquisición de conocimientos, y saben que en este asunto estamos lejos de alcanzar las metas deseables y esperables. Reconociendo los avances producidos en los últimos cincuenta años, claramente puede decirse que la eficiencia de la escuela para producir una alfabetización crítica de la población, es manifiestamente mejorable.

Entre otros objetivos, la sociedad encomienda al sistema educativo promover en los alumnos la capacidad de razonamiento, así como la adquisición de conocimientos que ayuden a entender y discernir sobre el mundo social y material. Para ello resulta imprescindible el manejo de los códigos de la comunicación con los que se expresa y transmite la cultura, es decir, entender lo que se lee, explicar lo que se quiere decir, entender lo que se oye y razonar sobre lo que queremos saber; sin ese dominio, es mucho más difícil el ejercicio de la ciudadanía y la adquisición de conocimiento.

Se dice que el actual modo de vida de los jóvenes es un pesado hándicap para formar en habilidades que requieren una disposición muy diferente. Sin embargo, habiendo mucho de cierto en ello, tal cosa no puede ser una excusa o justificación, pues hoy el encargo de la sociedad es el de alfabetizar a esos niños y jóvenes, no a los de hace 50 años.

Ahora bien, no es menos cierto que la actual estructura de la escolarización, con sus horarios rígidos, asignaturas cerradas, gestión muy burocratizada, exámenes convencionales… lejos de aportar la solución, está convirtiéndose en parte del problema. Siendo el conocimiento un asunto complejo, la institución escolar tiende a simplificarlo. Transmitiendo a los alumnos la idea de que saber consiste meramente en reproducir lo que otros saben, el texto no se lee, se copia; las ideas no se escriben, se imprime lo que otro ha escrito. Si miramos los libros de texto y buena parte de las rutinas que se practican en el aula, las llamadas actividades no consisten realmente en pensar sobre una pregunta o problema, sino en buscar la página en la que se encuentra la respuesta. Generalmente los alumnos no estudian, es decir, no trabajan sobre un problema de conocimiento, sino que preparan exámenes. Y los exámenes, ya se sabe, no son exactamente un recurso para dar cuenta del conocimiento que se tiene sobre un asunto, sino para reproducir lo más fielmente posible lo que el profesor les dijo o lo que consta en los apuntes tomados de internet o en las páginas del libro de texto. En realidad, cuando, por ejemplo, se pregunta por las causas de la revolución industrial, la pregunta es dime las cuatro causas de la revolución industrial que te dije ayer. De esta forma, leer, escribir, hablar, escuchar y pensar, son tareas que acaban siendo prácticamente actividades extraescolares.

Se habla mucho del fracaso escolar refiriéndose al rendimiento de los alumnos, pero quizás sea más importante pensar sobre el fracaso de un sistema que en los albores del siglo XXI funciona de la misma forma que en el siglo XIX. Contengamos la irrefrenable tendencia a señalar culpables -generalmente, se dice, los docentes-. Vale más analizar los problemas y tomar nota de las múltiples experiencias que se vienen sucediendo en España y en otros países. A este respecto tanto en los medios de comunicación generales como en los profesionales se viene dando cuenta de tendencias prometedoras que, inequívocamente, pasan por cambios significativos en la estructura actual de la escolarización. Cambios de calado que no pueden producirse de la noche a la mañana pero que son viables si se establecen objetivos y estrategias. Para estos cambios es necesario apelar a la política, a la política educativa y a otras, pues, por sí solas, las escuelas y los profesores carecen de los recursos que requiere su reforma. Esperemos, por cierto, que el pacto educativo no sea el parto de los montes.

Fuente: http://www.diariodesevilla.es/opinion/tribuna/Leer-escribir-hablar-escuchar_0_1147985303.html

Imagen: https://image.slidesharecdn.com/expolineamientoscurriculares-120426145451-phpapp01/95/expo-lineamientos-curriculares-14-728.jpg?cb=1335452219

Comparte este contenido:

España: La Junta invertirá este verano 1,3 millones de euros en la mejora de 27 centros educativos

España/27 de junio de 2017/Autor: Europa Press/Fuente: http://www.20minutos.es

La Consejería de Educación de la Junta de Andalucía invertirá este verano 1,3 millones de euros para actuaciones de mejora en infraestructuras de 27 centros educativos de la provincia, localizados en 17 municipios granadinos.

Es una inversión a la que se suma otros 905.000 euros adicionales correspondientes al plan de retirada de amianto en cuatro centros de la provincia, según ha informado este lunes el delegado territorial de Educación de la Junta en Granada, Germán González.

El delegado de Educación ha explicado que estas obras, planificadas para julio y agosto, «vienen a mejorar las condiciones de trabajo de alumnado y profesorado, lo que, finalmente, repercute en una mejora de la educación y formación de nuestros jóvenes».

Los 1,3 millones de euros corresponden, principalmente, a obras de ampliación de aulas, una necesidad que surge como consecuencia de incrementos puntuales de demanda de alumnado en algunos centros, así como de la implantación de algunos ciclos de Formación Profesional.

También se desarrollarán trabajos destinados a mejorar la accesibilidad con la instalación de ascensores y de rampas en algunos centros, se adecuarán patios escolares y pistas deportivas, se repararán cubiertas y se renovarán aseos.

A estas actuaciones se suman las obras de retirada de amianto que se realizarán en el instituto de Educación Secundaria La Madraza de Granada, así como en los colegios de Educación Infantil y Primaria Eugenia de Montijo de Granada, Federico García Lorca de Fuente Vaqueros y Reina Fabiola de Motril, actuaciones que suman un total de 905.000 euros.

Por otro lado, continúa el plan de retirada de aulas prefabricadas puesto en marcha por la Consejería de Educación el curso pasado.

En total, durante este verano, Educación de la Junta de Andalucía tendrá en marcha 47 actuaciones de mejora de infraestructuras educativas por 7,5 millones de euros, teniendo en cuenta las obras mencionadas y algunas otras del plan de infraestructuras 2017, que se ejecutan en este periodo aprovechando el periodo estival.

Fuente de la Noticia:

Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/3074828/0/educacion-junta-invertira-este-verano-1-3-millones-euros-mejora-27-centros-educativos/#xtor=AD-15&xts=467263

Comparte este contenido:

España: Aumentan los universitarios con secuelas de acoso escolar

España/22 junio 2017/Fuente: La Región

Las consultas al gabinete psicopedagógico de la Universidad se han duplicado en este curso.

El gabinete psicopedagógico del Campus de Ourense atendió 1.781 consultas en el curso 2016-17, frente a las 894 registradas en el  ejercicio anterior. La responsable del departamento, Isabel Ferreiro, afirma que los universitarios recurren a este servicio gratuito en busca de orientación académica, pero también por cuestiones relacionadas con depresión, malos tratos y bullying. «Cada vez, desgraciadamente, estamos teniendo consultas relacionadas con acoso escolar que sufrieron en etapas anteriores. Hay un repunte de casos de violencia psicológica», puntualiza.

La experta destaca las dificultades con las que se encuentran las víctimas de acoso escolar una vez que llegan a la universidad. «Aquí se hacen muchos trabajos en grupo. Es parte del Plan Bolonia, pero a este tipo de alumnos les cuesta mucho relacionarse con los compañeros». En este sentido, han programado un taller específico para trabajar el acoso escolar durante el próximo curso .

«Puertas abiertas»

Isabel Ferreiro hace un llamamiento a la comunidad universitaria para que se haga uso de este servicio. «Estas puertas siempre están abiertas. Les podemos ayudar a que su vida académica sea mejor y, por lo tanto, también su vida personal».  Además de la atención personalizada, el equipo pedagógico, al que se unió la psicóloga Verónica Mariño en marzo en calidad de becaria, organiza cursos relacionados con el desarrollo personal en los que se trabajan las habilidades de comunicación, la motivación y la autoestima. También ofrecen talleres centrados en técnicas de estudio y sesiones de coaching. «La Universidade de Vigo, además de preocuparse por los contenidos de las carreras que se imparten en los distintos campus, también se interesa por el bienestar emocional del alumnado», reconoce Isabel Ferreiro. Precisamente, la Universidade de Vigo es la única institución académica de Galicia que cuenta con este servicio.

Fomentar la integración del alumnado con diversidad funcional es otro de los objetivos del gabinete psicopedagógico del Campus de Ourense a través del Programa de Integración de Universitarios con Necesidades Especiais (PIUNE), puesto en marcha por la Universidade de Vigo en 2013. Por aquel entonces, solicitó apoyo un alumno y, en la actualidad, 19 universitarios están dentro del citado proyecto.

Fuente: http://www.laregion.es/articulo/ourense/aumentan-universitarios-secuelas-acoso-escolar/20170624215756719265.html

Comparte este contenido:

Entrevistas a Miguel Ángel Santos Guerra: «Sin optimismo podemos ser buenos domadores pero no educadores»

España/22 junio 2017/Fuente: Malaga Hoy

  • Para Santos Guerra la escuela no debe de formar «a los mejores del mundo sino a los mejores para este»
  • El problema es que se viven tiempos de individualismo y competitividad exacerbada.

Es cercano, de trato cálido y siempre tiene algún chiste o anécdota bajo la manga para encandilar a su auditorio. Con un currículum casi inabarcable, lo que deja claro en sus ponencias, en sus libros, es sencillo: que el buen maestro es el que pone su corazón en sacar lo mejor de sus alumnos, el optimista, el que trabaja de forma constructiva.

-¿Qué nota le pondría a la educación en España?

-Pues le pondría buena nota. Sin duda. Hecho que no me impide reconocer sus limitaciones ni las imperiosas exigencias de su mejora. No puedo comparar más que positivamente la educación que yo tuve con la que hoy tenemos. El primer cambio de calado es que hoy está escolarizada prácticamente toda la población infantil y juvenil. Antes solo estudiaban unos pocos. La educación en España tiene luces y sombras. Ni es perfecta ni es desastrosa. Pero tiene más luces que sombras. Es la clásica historia de la botella medio llena y medio vacía. Corremos el riesgo de aplicar tópicos y frases hechas para analizar el sistema educativo. Y lo hacemos según nuestros intereses, los eslóganes al uso y las exigencias de nuestro sello ideológico. Acabo de leer el libro de Grimson y TantiFanfani Mitomanías de la educación argentina. Muchos de los 63 mitos que analizan y desmontan los autores valen para nuestro sistema educativo. Uno de ellos es el de que la enseñanza privada es mejor que la pública.

-¿En qué falla el sistema educativo?

-A mí me preocupa, sobre todo, la selección y la formación de los profesores. Creo que nadie duda de la importancia que tiene la tarea educativa para las personas y para las sociedades. Dice Herbert Wells que «la historia de la humanidad es una larga carrera entre la educación y la catástrofe». Creo, además, que la tarea educativa tiene una extraordinaria complejidad. En cualquier profesión, el mejor profesional es el que más y mejor manipula los materiales. En ésta es el que más y mejor los libera. Pues bien, para realizar esta decisiva y difícil tarea tendríamos que elegir a las mejores personas del país, y no a las que no sirven para otra cosa. Y tendríamos que formarlos de manera más rigurosa para hacerles competentes en la tarea que han de realizar en un mundo lleno de incertidumbre y en unas instituciones cargadas de prescripciones y sujetas a una enorme presión social.

-¿Y qué ha mejorado estas últimas décadas de investigación pedagógica?

-Hemos mejorado en todo. Hoy nos preocupa la atención a la diversidad, sabemos que cada alumno aprende con su estilo, con su ritmo y con su motivación y capacidad. Hemos mejorado en la forma de entender la esencia de lo educativo como un proceso de desarrollo integral, se ha transformado la metodología haciéndola más participativa y dinámica, se ha modificado la forma de entender la evaluación como un proceso de diálogo, comprensión y mejora. En otro orden de cosas, se ha pasado de una concepción autoritaria de la dirección a una visión más participativa, colegiada y democrática. Y qué decir de la mejora de las condiciones: la ratio (en la trayectoria general) ha mejorado, las escuelas están mejor dotadas, hay más especialistas…

-¿De qué pasta debe de estar hecho el docente?

-Tiene que poseer competencias relacionadas con el saber, disciplina que enseña, saberes psicopedagógicos, conocimiento del mundo y de la institución… Otras relacionadas con el saber hacer, destrezas didácticas, habilidades comunicativas, manejo de las Tics… Y, sobre todo, tiene que tener competencias relacionadas con el ser, integridad moral, cercanía emocional, autenticidad profesional y coherencia personal. Enseñar no es solo una forma de ganarse la vida. Es, sobre todo, una forma de ganar la vida de los otros. El docente tiene que ser una persona apasionada y optimista. Sin optimismo podemos ser buenos domadores pero no buenos educadores. La educabilidad se rompe en el momento que pensamos que el otro no puede aprender y que nosotros no podemos ayudarle a conseguirlo. La profesión docente gana autoridad por el amor a lo que se enseña y el amor a los que se enseña.

-Aquí son muchos los que infravaloran al maestro cuando en otros países son figuras de relevancia… ¿Qué sería necesario para cambiar esta percepción?

-Estoy de acuerdo. La sociedad debería mimar a los docentes. Son el ejército de salvación de la sociedad. Tiene autoridad aquella persona que ayuda a crecer. La palabra autoridad proviene del verbo latino auctor, augere, que significa hacer crecer. Tiene autoridad aquella persona que ayuda a crecer, a madurar, a desarrollarse. Quien aplasta, silencia, humilla, controla, castiga y oprime, tendrá poder, pero no tiene autoridad. No comparto esas formas de imponer autoridad como las tarimas en el aula. Freinet quemó la tarima una mañana en la que los niños tenían mucho frío. ¿Perdió Freinet su autoridad?

-¿Y los padres, cómo y cuánto nos equivocamos en el terreno educativo?

-Las generalizaciones son siempre abusivas. Hay tantos tipos de padres y madres como de alumnos y alumnas. Exactamente dos: los inclasificables y los de difícil clasificación. Es decir, que cada familia es un mundo. Lo que veo con claridad es que la participación de los padres y las madres, de los dos, no ellas solamente, es indispensable en la comunidad educativa para que haya una tarea eficaz. Sin la familia: imposible. Todas las piedras que los padres tiran sobre el tejado de la escuela, caen sobre las cabezas de sus hijos. Las familias tiene que participar en el proyecto educativo de la escuela y, por supuesto, tener en cuenta que la primera escuela es la casa. Importa mucho el valor del ejemplo. El ruido de lo que somos llega a los oídos de nuestros hijos con tanta fuerza que les impide oír lo que decimos.

-¿Hoy se educa en tiempos revueltos? ¿Por qué?

-Sí, son tiempos revueltos. Por muchos motivos. El primero porque vivimos inmersos en la cultura neoliberal que contradice casi todos los presupuestos de la educación: individualismo, competitividad, obsesión por los resultados, relativismo moral, privatización de bienes y servicios, imperio de las leyes del mercado y capitalismo salvaje. Hoy la escuela y el profesional que trabaja en ella tienen que ser contrahegemónicos. Tenemos que formar en las escuelas no a los mejores del mundo sino a los mejores para el mundo. A los niños les ofrece la sociedad modelos por la vía de la seducción frente a los modelos que les ofrece la escuela y la familia por la vía de la argumentación. Estamos instalados en la incertidumbre, en la provisionalidad, en la crisis de los valores tradicionales. Hoy no les podemos decir a los hijos y alumnos que si estudian tendrán un puesto de trabajo bueno y seguro. Por otra parte, vivimos en una cultura digital que brinda conocimientos a raudales, pero muchas veces contaminados por intereses políticos o comerciales, cultura que también ha modificado la esfera de las relaciones.

-Es profesor emérito de la Universidad de Málaga, ¿cómo la ve desde dentro?

-La Universidad debería ser un faro moral de la sociedad pero no siempre lo es. Llegué de la Complutense siendo ya profesor titular.Tuve que repetir la oposición para trabajar en ella. Era una Universidad naciente. Ha crecido mucho, aunque tenemos muchos retos pendientes tanto en docencia como en investigación.

-Su trabajo le ha llevado a conocer los sistemas educativos de otros países, ¿cuáles son los nexos comunes y cuáles las principales diferencias?

-Es imposible comparar con rigor lo incomparable. Cadapaís tiene su historia, su contexto, su idiosincrasia. Sí se puede aprender de concepciones, de iniciativas y de experiencias que han emprendido si se ha comprobado que han tenido buenos resultados. Siempre se puede aprender si se tiene voluntad de hacerlo.Hacer autocrítica, abrirse a la crítica y tratar de ver lo bueno que se hace en otros lugares es un camino hacia la mejora.

-¿Por qué obsesiona tanto el informe Pisa y por qué España nunca sale bien parada?

-Porque vivimos en la cultura de los titulares. Si leyésemos el Informe PISA de forma completa, si conociésemos lo que dicen sus propios creadores, veríamos que no se puede atribuir todo el resultado a las escuelas. Y se hace. Lo que más me preocupa del Informe PISA es el para qué se hace, por cierto, hay muchos que se están haciendo ricos con él y ¿a quién ayuda, a quién mejora?

-¿Cree que ahora tenemos la juventud mejor preparada de la historia?

-Otra comparación difícil de hacer. Porque pone en situación de contraste dos realidades diferentes, dos épocas diferentes, dos situaciones diferentes. Si yo me comparo con mi hija, el contraste no resiste ni una mirada: toca el piano, es bilingüe, monta a caballo, se mueve por la red como por casa, ha viajado a muchos países…

–¿Entienden la cultura del esfuerzo?

-He aquí otro tópico. ¿Quién ha dicho que no es necesario el esfuerzo? ¿Quién ha dicho que no hace falta voluntad para aprender? Sin embargo ese tópico se ha instalado en la opinión de manera contundente. Me refiero al que dice que la LOGSE acabó con el esfuerzo e los escolares. Mentira. Sin esfuerzo no es posible hacer nada. Claro que la entienden.

-¿Considera que esta nueva Málaga de los museos, de la cultura, generará una sociedad más culta?

-Hace años escribí un artículo titulado La ciudad educadora. No es igual una ciudad que otra. Claro que influye en la formación de la ciudadanía. La ciudad educadora es silenciosa, ecológica, culta, limpia… Y al revés. La ciudad debería construirse para los niños, como dice mi amigo Francesco Tonucci. Si fuera así, todos cabríamos en ella.

–¿Cómo percibe la evolución de la ciudad? ¿Qué asignaturas tiene Málaga pendientes?

-Formé parte durante cuatro años del Consejo Social de la ciudad de Málaga. Presidí la mesa de educación y en los trabajos diagnosticamos muchas necesidades e hicimos muchas propuestas de mejora. Hay diferencias agraviantes. Hay pobreza infantil, miseria, incultura… No podemos olvidarnos de los desfavorecidos, esa ha de ser la prioridad. Pero yo creo que no solo hay que preguntarse qué puede hacer Málaga por sus ciudadanos sino qué tiene que hacer cada uno para tener una ciudad mejor, más habitable, más culta, más hermosa. Yo brindo a todos los habitantes de Málaga este lema: «Que mi ciudad sea mejor porque yo vivo en ella».

 

Fuente: http://www.malagahoy.es/malaga/optimismo-podemos-buenos-domadores-educadores_0_1148285512.html

Comparte este contenido:

La confesionalidad educativa sigue en España criterios del siglo XIX

Por: Mundiario

La presencia que le garantiza la LOMCE, en continuidad de un pasado privilegiado, no garantiza un  presente educativo mejor, de calidad compartida por todos.

Estábamos en los inicios de la Transición aquel 15.06.1977 y, con la Constitución sin aprobar, votamos libremente. Poco después, ya aprobada la Carta Magna, UCD decidió por Ley de 03.10.1979 y por una secuencia de resoluciones de la Dirección General de Enseñanzas Medias hasta el 24.10.1981, introducir su conocimiento en los Institutos.

A partir de un listado de aspectos principales, los profesores habían de formular el modo que debería tener en el aula. Al inicio  del curso 81-82 los más voluntariosos se animaron a explicar a sus compañeros de Historia la secuencia que entendían procedente, Fue de ver cómo, al alto grado de improvisación, le sobrevinieron las sorpresas. Como que, después del capítulo de libertades y derechos, y de la secuencia de Poderes del Estado: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, propusieran que, para entender bien la Constitución de 1978, habrían de tratarse “los poderes fácticos”, es decir, la Iglesia y del Ejército.

Pero lo más sorprendente fue que, cuando un docente protestó por entender que en ninguna parte de la Constitución existía tal capítulo, contradictorio con el recién estrenado ordenamiento democrático, otro colega replicara muy airado diciendo: “Ya estamos aquí con la ideología”.

Acerca de “lo fáctico”

Vista desde ahora, 40 años después, esa anécdota no lo es tanto. Mostraba, de fijo, ignorancia de historia constitucional adobada de engrudo fascista, pero, al tiempo, cuando todavía el asalto al Congreso no había tenido lugar, revelaba profunda desconfianza hacia quienes habían detentado tan inmenso poder. En la distancia de estos 40 años, todavía cabe preguntarse en qué medida lo de “fácticos” haya quedado atrás. La transformación del Ejército parece, en general, aceptable por más que su capítulo presupuestario merezca más transparencia. Mas dudoso es, y más contradictorio, que no sea “fáctico” el papel que la Iglesia oficial pretende seguir queriendo ejercer.

Sucede como con el calor: que se habla demasiado del tiempo cuando estamos ante un cambio climático. El apaño hermenéutico que el Tribunal Constitucional se ha esmerado en buscarle al “aconfesionalismo” del art. 16.3 de la Constitución de 1978, se compadece mal con el partido que le saca la Iglesia a su relación con el Estado aunque la creencia religiosa sea otra. Con lo que percibe, a cualquier observador imparcial le costará entender la diferencia de trato que habría tenido si el antónimo “confesional” figurara en ese rango normativo.

El deslizamiento  semántico que percibirá violenta la sintaxis y, sobre todo, la economía de los bienes públicos. La simple atención a lo que sucede en Educación, fuente de abundantes recursos,  permite medir el lapso significativo que pueda haber entre ambos términos y, colateralmente, si la Iglesia sigue siendo poder “fáctico” bajo esta  “aconfesionalidad positiva” en sus pretensiones de amoldar esta sociedad actual según la imagen de su fe.

El sistema educativo español tiene dos aspectos de complementario interés al respecto. Lo que los eclesiásticos reciben por la enseñanza de la Religión en los centros públicos se añade a las cantidades que ingresa por ser titulares de centros concertados. En cuanto a lo primero, cuyo recorrido viene de antes de 1851, es un continuismo poco acorde con la pluralidad democrática. De ahí el título de un buen libro de Antonio Viñao: Religión en las aulas: Una materia controvertida (Morata, 2014).

En cuanto a lo segundo, la continuidad de los privilegios del pasado –y particularmente de la etapa franquista-  se contradice con una enseñanza pública urgida de recursos para atender mejor a sus estudiantes. Razonar que crezca  a cuenta de un pasado inexplicado y descontextualizado, tiene el inconveniente de que expande un código de conducta puramente imaginativo, inútil para afrontar este presente. Y más cuando, desde 2012, la disparidad de recursos ha sido a la inversa del número de colegiales en ambas vías del sistema.

Pretender que se alargue esta situación dispar es tratar de hacer normal  la amplia cobertura legal que el artc. 27 de la Constitución proporciona a la actividad eclesiástica en el sistema y, complementariamente, lo acordado con la Santa Sede en tiempos del democristiano Marcelino Oreja entre 1976 y 1979. Muy “fáctico” es que, en concordancia, Hacienda revise cada año, desde 2006, las cantidades que signan voluntariamente los ciudadanos en su declaración  del IRPF.

Esta vía de recursos del Estado -que sólo firma un 35% de declarantes- aporta unos 250 millones de € a la Iglesia; complementan los estipendios que percibe de sus fieles, y se añaden a diferentes exenciones y subvenciones de los ministerios, autonomías y ayuntamientos. En total,  y al margen de sus específicas actividades cultuales, los recursos públicos que extrae la Iglesia del Estado para sus actividades particulares rondan, según algunas estimaciones, los 11.000 millones de € anuales. A conciertos educativos corresponden –de “facto”- unos 5.010, de los que 600 sostienen las clases de Religión y otros 10 atienden a Seminarios menores.

Modernidad

A estas alturas, este peculiar “aconfesionalismo” económico o su posible variación  no son cuestiones de sagaz “clericalismo” o “anticlericalismo”. Ese enfoque apologético, con negativa carga melodramática añadida, está muy pasado. Sin contextualizar cómo esos ingredientes trufaron en el siglo XIX la pelea por la prepotencia sociopolítica, pretende un relato ahistórico ingenuo, que no explica la muy conflictiva y lenta transición a la modernización del Estado, ni cómo propició el Concordato de 1851 o la presencia episcopal en los debates parlamentarios. Tampoco aclara cómo condicionó la gran pugna del primer tercio del siglo XX en  que el mundo “clerical” salió victorioso tras la Guerra de 1936.

Y menos explica cómo aquel espíritu de “cruzada” impuso su patriarcal criterio “clerical” en lo educativo y cultural prácticamente hasta 1982.  Salvo que se recurra al providencialismo explicativo –antihistórico y azaroso- no se esclarece cómo en 1980 logró aprobar la LOECE, con una gestión peculiar e  idearios de colegios privados amoldados a sus intereses pese a las “subvenciones” que recibía del erario público. Otras tendrán que ser también las justificaciones de las añoranzas de cuando los tiempos eran otros, expresadas en la continuada oposición de las variadas organizaciones eclesiásticas a la LODE (1985) y a la LOGSE (1990) o a la propia LOE (2006), leyes donde puede seguirse la huella de sus protestas.

La dicotomía clericalismo/anticlericalismo tampoco dilucida, en fin, el activismo de 2005 -cuando varios obispos protestaron en la calle- ni el estatus logrado en la LOMCE (2013) para la Religión y la preeminente  “iniciativa social” –frente a la pública- para abrir colegios. A esa descontentadiza actitud permanente, siempre anhelante de presencia absoluta, ocupada en acrecentar su paternalismo social a cuenta de limosnear de lo público, puede llamársele “clericalismo”.  Aunque en el mundo liberal de los negocios temporales, en casos similares suelan usarse locuciones afines al monopolio.

En ese desinhibido ahínco por tejer redes de poder cultivando a grupos influyentes y dominio legal, se generan argumentos de novela negra, pero no existe ahí el “anticlericalismo” de estilo antiguo. Contarlo así es un resabio de poder “fáctico” frente a enemigos imaginarios. Que haya eclesiásticos que se apañan muy bien en ese mullido mundo no hace indispensable que la laicidad necesite voluntades concertadas o contubernios “anticlericales”. Más inteligente sería admitir -puesto que estamos en democracia- la necesidad de que existan ciudadanos interesados en la habilidosa voluntad de apostolado en educación de la Conferencia Episcopal (CEE).

Para una institución que pretende acreditarse por su atención a lo social -que sólo da a Cáritas un 2% de lo que percibe por el IRPF– debiera ser habitual justificar su particular acción pastoral -o, según a quien se dirijan, de “servicio”, “caridad”, ”solidaridad” y “acción social”- sin recurrir a los recursos públicos o, en caso de concesiones específicas, facilitando que el Estado pueda evaluar cómo hayan sido aplicados, pues tiene obligación de atender equitativamente y sin privilegios a todos sus ciudadanos.

En otro tiempo, se dio a entender que esto, por la simbiosis “fáctica” existente, no era relevante. Entre innumerables fetichismos mágicos, casi todos los españoles decían ser católicos y se ajustaban a lo que la Iglesia había oficializado en las costumbres. Pero sin que mediara ningún decreto, ambas realidades difieren mucho. En estos 40 años ha aumentado los que no se sienten católicos -como atestiguan las encuestas del CIS– y, en paralelo, creció la sensibilidad hacia la obligación del Estado –“aconfesional”- en preservar que la diferencial perspectiva de cada cual, religiosa o no, quede a salvo.

Todos los ciudadanos han de poder pensar, expresarse y actuar como entiendan, sin que ello sirva de pretexto discriminatorio que perjudique su expectativa de vida. Por tanto, proporcionar recursos sociales ha de seguir igual criterio en lo tocante al erario público.

Frente a esta democratizadora dinámica social, “cruzadas” y “misiones” ha habido, sobre todo en la etapa de Juan Pablo II y con  Rouco Varela al frente de la CEE, que depositaron expectativas restauradoras en neoclericales movimientos elitistas y herméticos más allá incluso del Opus Dei, como Legionarios de Cristo, Camino Neocatumenal, Renovación Carismática o Comunión y Liberación. El circuito católico de la educación, coordinado desde la Comisión Episcopal de Enseñanza, contabiliza ya 2.449 centros concertados y 15 universidades.

Su objetivo  privatizador dentro del sistema educativo español ha instrumentado su “acción social” –frente a la enseñanza pública que el Estado tiene obligación de gestionar bien- mediante la FERE, el Foro de la Familia, COFAPA, CECE, CONCAPA, EyG, “Libertad de enseñanza”, “Educación y Evangelio”, AESECE, otras organizaciones menores y empresas de carácter editorial como Edelvives, Edebé o SM,  las cuales aparentan la difuminación del cártel educativo logrado en estos 40 años.   Su amplia cobertura publicitaria  en medios como La Razón, ABC, 13TV y la COPE, amén de digitales de diverso alcance neoliberal,  no logra traspasar, sin embargo, el círculo de adeptos que tienden a reproducir “Escuelas católicas” o Universidades como la de Murcia o Pamplona. El afán de notoriedad, buenas relaciones y demostración social es una  línea de emprendimiento y negocio.

Pero no es procedente –en democracia y menos cuando la crisis ha puesto en cuestión este modelo- que los otros ciudadanos deban financiarla con recursos públicos. La caridad episcopal a coste cero no existe y habrá de demostrarse que las electivas afinidades de sus movimientos con los intereses del IBEX-35 o los manejos del partido más conservador, son muy beneficiosas para el común de la ciudadanía.

La búsqueda de estos mecenazgos y alianzas de la Iglesia desde el siglo IV d.C. tiene su lado oscuro. Después de tantos siglos, su gestión “confesional” de la temporalidad debiera haber beneficiado -sin cortapisas al conocimiento- a toda la población. Continuarla ahora con un “aconfesionalismo” opaco, indistinguible de aquel largo “confesionalismo”, es difícilmente sostenible. La diversa presencia estratégica de la Religión en la educación prolonga una conflictividad fronteriza incesante desde que, en 1789, perdió el enorme poder anterior. En Francia, claro, porque los españoles volvimos a revivirlo mucho entre 1936-1978, como si los derechos sociales no debieran existir y la caridad suplicante hubiera de suplirlos.

En Francia, de todos modos, la ley que independizó las relaciones de Estado e Iglesia es de 1905, como cuenta Fernando Álvarez-Uría en la “Introducción” a una reedición reciente de Halbwachs, M., Acerca del sentimiento religioso en Durkhem (Dado, 2017). Aquí, los Concordatos de 1851 y 1953 prolongaron aquel conflicto de intereses casi hasta hoy, en que la Constitución de 1978 -en combinación con los Acuerdos de 1979- solapa, bajo un supuesto “aconfesionalismo positivo”, la consolidación política del Estado Vaticano dentro de España.

Transparencia

Quienes pretextan resentimiento olvidan que el rencor al inevitable pasado no facilita un presente de dignidad y justicia. Favorece en cambio la esquizofrenia creer que el Cielo autoriza a algunos que amarguen a todos la vida en la Tierra. Crédulos de su omnisciencia, estos círculos eclesiásticos suelen caer en la confusión que, por razones que Bourdieu dejó estudiadas, no les deja distinguir -a conveniencia- entre el propter quem y el post quem, como si la causalidad fuera una mera continuidad temporal. De proseguir en el acomodado “aconfesionalismo” sobrevenido de que disfrutan les hará cada vez mas insociables. La alucinación política les hará ver que, por ejemplo, todos han de comulgar con su “libertad de elección de centro”, tan transparente que el gasto público ha bajado un 12% entre 2009 y 2012, mientras el de los conciertos educativos  -donde los colegios católicos son mayoría- no ha parado de crecer  privilegiando a casi el 30% de escolares.

Por otro lado, hacer creer que la situación de 2017 es como hace 40 años o anterior burla igualmente toda libertad y equidad democráticas. No sería la primera vez que confunden el propter quem con el mero post quem, pero las oportunistas posiciones de la jerarquía eclesiástica española, por melifluas que se presenten, no permiten olvidar que, a menudo, han sido intransigentes y ajenas a lo que muchos de sus fieles han vivido.

Historiadores como Willian J. Callahan lo han explicado luce meridiana y, para los últimos tiempos, merece la pena  leer a Ángel Luis López Villaverde: El poder de la Iglesia en la España Contemporánea: La llave de las almas y de las aulas (Catarata, 2013). En todo caso, ni el pasado se enmienda con “impactos”  tan epidérmicos como los que pretende alguna Memoria reciente, ni las supremacías de antaño son las de hogaño. Aquel pasado de prepotencia resiste ahora mal un complicado proceso interno de mutación, más difícil cuando la secularización es creciente.

Para un “pacto educativo” consistente no es buena noticia una CEE orgullosa de un pasado lleno de agujeros de los que no se siente responsable, olvidadiza de su presente sociorreligioso y hostil hacia quienes no compartan sus concepciones del mundo.

Sería una situación excelente, sin embargo, para la humilde coherencia. En Educación, olvidando reminiscentes privilegios como el de la catequesis doctrinal en el currículum: aferrarse a que, en horario escolar, lo faculta la legislación “aconfesional” no se ajusta a la Convención de los Derechos del Niño. O negándose a  la separación de niños y niñas en las aulas y mostrando que no es problema para nadie tener recursos económicos para poder estudiar en sus colegios.

Si con el ejercicio astuto de la presión y el intrigante cabildeo pierde crédito esta modalidad de presunta evangelización, gana puntos si derrocha empeño en zonas rurales, ante la niñez más abandonada o en los barrios humildes, como hizo el cura Millán Santos (+2010) en el barrio de Las Delicias (Valladolid).  Justo lo contrario de exigir al Estado conciertos para atender niños bien cuando en el último Informe de UNICEF  -que reafirma a Cáritas- abundan los pretextos para impulsar sus efectivos vocacionales hacia donde se necesitan.  Un designio educador que pretenda erradicar la pobreza y sus consecuencias es ininteligible que se empeñe en hacer pasar por democrático querer fidelizar a unos pocos –favorecidos- a cuenta del escaso dinero de todos.

En democracia, el inexplicado pretexto teocrático no puede suplantar a la Educación pública erosionando sus recursos. Esa pretensión de puro favoritismo, en cristiano desprecia la moral. Salvo que el P. Arregui se equivocara diciendo, en 1961, que “el monopolio, sobre todo de las cosas necesarias, fácilmente lesiona la caridad”, razón histórica de esa “pastoral”.

¿Conversión?

Los itinerarios educativos para selectos, parciales per se, no necesitan para su “libertad de elección” el recurso a los PGE (Presupuestos Generales del Estado) ni el auxilio de la CEE. La obligación del Estado es con todos, para que la educación sea un instrumento de conocimiento y de posible ascenso social, de cohesión moral y cívica de toda la ciudadanía. A esto ha de orientarse el propter quem o las razones de la acción educativa eclesiástica si no quiere ser una mera empresa de servicios.

Si quiere estar con su “pueblo de Dios”, el aggiornamento de Juan XXIII y su Concilio Vaticano II en los primeros sesenta fueron una auténtica novedad. Hoy, en el post quem de aquella historia esperanzada para muchos, que esas actividades se amparen en interpretaciones laxas de “aconfesionalismo” o en el puro marketing es cada vez más increíble.  Cuando en estos últimos 40 años ha pasado de todo, mejor será abandonar el tozudo cultivo de esos lastres de “lo fáctico” que seguir perdiendo credibilidad.

Fuente: http://www.mundiario.com/articulo/cultura/confesionalidad-educativa-sigue-espana-criterios-siglo-xix/20170622132953092738.html

Comparte este contenido:
Page 543 of 933
1 541 542 543 544 545 933