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Libro: Crítica y Emancipación Nº 1

Reseña:

Revista. Crítica y Emancipación. 
ISSN 1999-8104
CLACSO.
Buenos Aires.
2008

Sumario
Editorial
• Dos momentos del pensamiento social latinoamericano

La Constituyente boliviana: espacio de disputa hegemónica
•Empate catastrófico y punto de bifurcación (Álvaro García Linera)
• Análisis de la nueva Constitución Política del Estado (Raúl Prada Alcoreza)

Cultura y política en América Latina
• Cultura e democracia (Marilena Chaui)
• Las poéticas colonizadas de América Latina (Eduardo Subirats)
• Los Andes: la metamorfosis y los particularismos de una región (Heraclio Bonilla)

Diálogos latinoamericanos
• Tomás Moulian. Itinerario de un intelectual chileno. Entrevista de Emir Sader, Juan Carlos Gómez Leyton y Horacio Tarcus

Perspectivas
• El pensamiento tibio. Una mirada crítica sobre la cultura francesa (Perry Anderson)

Revistas de Nuestra América
• A cuarenta años de Pensamiento Crítico (Fernando Martínez Heredia)

Lecturas críticas
• Las promesas del proyecto decolonial o las cadenas de la esperanza. A propósito de La idea de América Latina. La herida colonial y la opción decolonial de Walter D. Mignolo (Marcel Velázquez Castro)

Documentos
• Desafíos de las ciencias sociales en América Latina hoy. A propósito del discurso del presidente Correa (Jorge Rovira Mas)
• Discurso de Rafael Correa: 50º Aniversario de FLACSO

Fuente: http://www.clacso.org.ar/criticayemancipacion/detalle.php?id_libro=56

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Libro: Venezuela: lecturas urgentes desde el Sur

Venezuela: lecturas urgentes desde el Sur

Daniel Chávez. Hernán Ouviña. Mabel Thwaites Rey. [Editores] 

Sergio Arconada. Karina Arévalo. Javier Biardeau. Atilio A. Boron. Ana Esther Ceceña. Reinaldo Iturriza. Claudio Katz. Claudia Korol. Edgardo Lander. Miguel Mazzeo. Juan Carlos Monedero. Nildo Ouriques. Isabel Rauber. Maristella Svampa. Marco Teruggi. Zuleima Vergel. Raúl Zibechi. [Autores de Capítulo]

ISBN 978-90-70563-59-2
CLACSO. IEALC. TNI.
Buenos Aires. Ámsterdam.
Julio de 2017

Desde marzo de 2017, en un contexto de agravamiento de la polarización política en Venezuela y a partir de la publicación de entrevistas, pronunciamientos colectivos y declaraciones públicas de académicos y militantes políticos y sociales, la izquierda latinoamericana está inmersa en un profundo y pasional debate sobre el presente, el pasado y el posible futuro del proceso bolivariano. Las ideas expuestas en este dossier demuestran que alguien puede ser defensor del proceso bolivariano y crítico de algunas de sus limitaciones o errores más evidentes; o ser crítico del gobierno y al mismo tiempo defensor de las muchas conquistas y logros del mismo proceso. El objetivo de la presente publicación es contribuir a crear un espacio de debate que permita superar la lógica defensiva y en gran medida sectaria que define al actual clima de discusión en la izquierda latinoamericana. Ello implica reflexionar sobre opiniones y datos que se perciben como contrarios o equivocados, procurando un intercambio de saberes relevantes y fructíferos sin intentar avasallar a quien no comulgue con las ideas propias.
Fuente: http://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=1254&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1197
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Marcelo Urresti: «A la escuela le toca renovar la garantía de lo público»

06 Agosto 2017/Fuente:La Capital /Autor: Matías Loja 

Pase al frente», le dijeron; y el alumno se sentó en una sillita que provocaba vértigo, frente a un tribunal que iba a calificar su lección. No lucía nervioso, pero por las dudas se llevó unos papelitos con unos apuntes tipo «machetes» para no perder el hilo de su exposición: tenía por delante 30 minutos de reloj clavados y era mucho lo que había para desarrollar. Mientras el alumno disertaba sobre los adolescentes, la escuela y la cultura digital, a sus espaldas el aula comenzaba a resquebrajarse hasta caer a pedazos.

Pero el alumno no era otro que el sociólogo Marcelo Urresti, el salón de clases era el escenario del cine y teatro Arteón, y la lección formaba parte de un juego. El original formato de simulación de un tradicional examen oral inauguró un ciclo de conferencias llamado «Pase al frente», organizado por el proyecto Nuevo Mundo Educativo (NME). «Adolescentes, entornos de comunicación/aprendizaje y escuela media: encuentros, diferencias y disputas», fue el nombre de la exposición que brindó Urresti en Rosario. Las posibilidades de la experiencia autodidacta, la brecha entre docentes y alumnos; y el rol socializador de la escuela frente a un cultura que tiende a atomizar el consumo fueron algunos de los ejes de la charla del docente e investigador de la UBA y de Flacso. Si bien destacó la expansión en el acceso a las redes digitales, advirtió que ello no implica la eliminación de desigualdades. Y afirmó: «Si eso la escuela no lo compensa no podemos pensar en un sociedad democrática o igualitaria a futuro».

A lo largo su «lección», Urresti desarrolló cómo los adolescentes de hoy se ven atravesados, por primera vez en la historia, «por un conjunto de repertorios, saberes, información y datos que les otorgan una creciente autonomía». Un entorno cambiante plagado de novedades efímeras. «Cuando aparecieron los blogs —recordó— hubo muchos críticos culturales y especialistas en comunicación que dijeron que la educación iba a cambiar definitivamente y que incluso se acababa el periodismo. El periodismo no terminó y la tasa de mortalidad de los blogs es más o menos del 97 por ciento».

Al tiempo que corría la disertación de Urresti en el escenario del Arteón, a sus espaldas una pantalla mostraba un video que se repetía en loop. La imagen era un típico salón de clases —bancos, sillas y pizarrón— pero que con el transcurrir de los segundos comenzaba a derruirse. Primero las paredes, después el techo. Mientras Urresti contaba que los adolescentes desarrollan su experiencia y forma de relacionarse con el mundo a través de las redes digitales, en la pantalla del fondo la vieja escuela comenzaba a desplomarse.

«Las jóvenes generaciones —continuó el sociólogo— empiezan a gestionar sus propios proyectos de vida adulta y el aterrizaje en el mundo de la autosocialización en un contexto comunicativo cambiante», especialmente «en una población que no tiene una experiencia previa de lo que fue el mundo antes de internet».

Así, la cultura digital abrió una serie de cambios cada vez más vertiginosos que, a su entender, deberían habilitar un debate sobre el rol que le cabe a los docentes y a la institución escolar. «Buena parte de la escuela —continuó— se basó sobre la escasez de información existente en la sociedad. El monopolio y su autoridad dependían de esa característica, pero en nuestros días es claro que ese monopolio está siendo discutido. Aparecen muchísimas fuentes de información dispersas que no sólo cuestionan la escuela, sino a los docentes».

Urresti dio el ejemplo de los tutoriales de YouTube para explicar cómo, si antes alguien quería aprender una destreza dependía del saber de un experto, hoy esos videos son redes de colaboración que generan un canal de aprendizaje alternativo. Redes de «autoformación» que permiten que «el autodidacta de nuestros días tenga muchas más probabilidades de salirse con la suya que el de épocas anteriores, porque las redes digitales lo acompañan».

La brecha

De todas formas, y sobre la distancia entre maestros y alumnos ante la cultura digital, indicó que «ya se están incorporando a las escuelas nuevas generaciones de docentes y con el paso del tiempo esa brecha generacional va a empezar a mitigarse, en la media que los docentes jóvenes traen incorporadas estas cuestiones y las tratan de sumar con fines pedagógicos dentro de las aulas». Aunque igual la escuela tendrá que combinar «de la manera más inteligente, esas dos culturas: la letrada tradicional y la digital». En este punto, alertó que, más allá de sus beneficios, la cultura digital «también tiene muchísimas contraindicaciones desde el punto de vista educativo». Y que la escuela, «si tiene por objetivo lo educativo, va a tener que discutir los elementos antieducativos de la cultura digital, que son muchos y peligrosos».

Ante un escenario donde el avance de lógicas de mercado y discursos publicitarios piensan a los sujetos como meros consumidores, sostuvo que «a la escuela le queda renovar la garantía de lo público». Explicó que en otras épocas la televisión, si bien no era educativa desde lo escolar, lo era desde el punto de vista socializador, porque planteaba a una variedad enorme de personas estímulos comunes: los integrantes de una familia viendo un mismo programa de televisión. «En nuestros días esos estímulos comunes tienden a desaparecer, cada cual puede construir su propia memoria, hacer lo que quiere y hasta dos hermanos de una misma generación tener una experiencia informativa distinta. Eso desde lo educativo es muy complicado, porque tiene una lógica privatista y atomizante», apuntó el especialista.

Para Urresti, en este marco la escuela «tiene el rol, como decía un mandato de la Unesco y que citaba Juan Carlos Tedesco, de enseñar a vivir juntos, porque hay cuestiones que tienen una entidad pública más allá de las partes, y si eso no lo hace la escuela estamos en un problema, porque los medios masivos no hacen eso y la familia hoy tampoco lo hace».

Pese a los avances tecnológicos, advirtió que el de las redes digitales «de ninguna manera es un sistema compensador o distributivo, simplemente es un sistema de amplitud de acceso». Y cerró: «Si la escuela no lo compensa no podemos pensar en un sociedad democrática o igualitaria a futuro».

En su disertación en Rosario, Urresti hizo hincapié en la aparición de las nuevas herramientas tecnológicas y las dividió en objetos de primera generación ya casi caduca (notebook y cámaras digitales), una segunda generación (smart TV, teléfonos inteligentes «que son microcomputadoras de mano» y hasta electrodomésticos que se pueden manejar desde los celulares), y una tercera generación (drones y visores 3D), que si bien su distribución aún no se han masificado, suponen un cambio «que va a completar nuestra experiencia de la información, el entretenimiento y hasta de la sexualidad».

Aseguró que «la comunicación masiva o de uno a uno la tenemos todo el tiempo en nuestros dispositivos», y que así se produce «una transformación cultural en nuestros chicos que se incorporan estas oleadas de comunicación, que los aleja de los modos tradicionales de ser niños y adolescentes».

La próxima conferencia de «Pase al frente» será el 28 de agosto y estará a cargo del investigador Cristobal Cobo (Fundación Ceibal). Para más información sobre el proyecto Nuevo Mundo Educativo escribir al email consultas@funpei.org o vistar el sitio www.nuevomundoedu.org

Fuente de la reseña: http://www.lacapital.com.ar/educacion/a-la-escuela-le-toca-renovar-la-garantia-lo-publico-n1445360.html

Fuente de la imagen: http://static.lacapital.com.ar/adjuntos/203/imagenes/021/155/0021155200.jpg

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¿Para qué sirven las humanidades y las ciencias sociales?

Pablo Gentili

Para qué sirven las humanidades y las ciencias sociales? La pregunta la formuló el pedagogo Pablo Gentili en el lugar indicado y en un buen momento: el martes pasado en la Facultad de Humanidades y Artes (UNR), que este año celebra los 70 años de su creación. Para responderla, Gentili también apeló a un referente histórico y en un momento clave para valorar su legado: Ernesto «Che» Guevara, de quien pronto se cumplirán 50 años de su asesinato. «El Che se subió a una moto y salió a recorrer América latina porque pensaba, con creatividad y con esa enorme fuerza que el optimismo le da a la militancia, que era posible entender el mundo para transformarlo. Ese es el gran desafío de las ciencias sociales y de las humanidades, para hacer un mundo más justo, más democrático y más igualitario», provocó el educador.

Pablo Gentili es doctor en educación (UBA), está radicado desde hace más de 25 años en Brasil, donde es profesor universitario. Actualmente es el director ejecutivo de Clacso (Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales), y es autor de libros y publicaciones, reconocido por su compromiso intelectual y social en todo el mundo, en particular en América latina. Así y todo, al iniciar su conferencia se propuso como «un aspirante a rosarino» para mostrar su reconocimiento por los músicos, futbolistas, académicos y luchadores que ha producido esta ciudad.
«Las humanidades y las ciencias sociales sirven para cuestionar, para interrogar, para hacer preguntas incómodas y meter el dedo en la llaga, para decir lo que falta y lo que sobra, también para reconocer lo que se hace bien, como cuando, por ejemplo, América latina pasó de tener 220 millones de pobres a 126 millones, hay que reconocer esto como una gran conquista democrática», argumentó Gentili sobre las razones de por qué estas disciplinas son clave siempre, pero más en tiempos de neoliberalismo.
Y sumó que se trata de las ciencias que enseñan lo fundamental para hacer cuando se mira la realidad social: «Hacer preguntas, interrogarla, cuestionarla, analizarla, a no creer en absolutamente nada de lo que parece natural y mucho menos a conformarse en lo que parece ser una gran conquista. Ante las grandes conquistas democráticas las humanidades y ciencias sociales nos imponen interrogaciones que nos ayuden a transformar lo que parece natural en un hecho político, lo que parece normal en un hecho social, lo que parece una tendencia en un proceso contradictorio y lo que parece una conquista en un enorme desafío».
Agendas impuestas
Gentili recordó que es esa fuerza de cuestionamiento que tienen estas disciplinas la que molesta a los gobiernos. «El gran problema es cuando nosotros decidimos no molestar más y decidimos no hacerlo asumiendo las agendas que nos ponen».
En los momentos más terribles de la historia, los sectores más conservadores apelaron a las detenciones y hasta las desapariciones y muertes de los cientistas sociales para callarlos. Gentili dice que ahora se han dado otras estrategias más sofisticadas para anular el pensamiento crítico, como por ejemplo los ránkings. Un mecanismo tan perverso como exitoso por el cual las universidades son ranqueadas en función de la producción académica, de indicadores de productividad que califican el nivel. Así, los textos publicados en inglés y en revistas especializadas pensadas en esta lógica miden «los niveles» de las universidades. Son datos bibliométricos que calculan en qué medida la producción académica de un país o de sus intelectuales es citada en otros países o por otros intelectuales.
El investigador se detuvo a desandar el circuito que se genera en esta práctica de citar textos, donde muchos publican en un inglés que ni siquiera hablan, por tanto tampoco pueden leer ni sus propios textos. Un circuito que «va creando comunidades científicas parecidas a los grupos de WhatsApp», ironizó.
Esos criterios que se imponen en las universidades —remarcó— tienen que ver con una lógica de producción de conocimiento cada vez más alejada de los problemas cotidianos de la gente, que nada tienen que ver con la posibilidad de producir conocimientos que interpelen, que se comuniquen, que dialoguen con lo que son los temas propios de investigación de estas ciencias humanas y que son la pobreza, la exclusión, la desigualdad, la violencia, la memoria, el sufrimiento, la discriminación: «Contamos las historias de los que no pueden hablar pero también aprendemos de los que hablan cuando nos cuentan sus historias. Nosotros hablamos de los olvidados, de las mujeres que luchan, de los campesinos que luchan; contamos las historias de las escuelas que nadie cuenta y vamos a buscar las escuelas que nadie vio. Vamos tras las semillas que pueden producir cosas diferentes que no van a contaminar o matar. Vamos a ver con las ciencias sociales conocimientos, saberes, sueños, ideales, utopías, perspectivas, narrativas que relatan e inventan mundos diferentes».
También acusó que esos ránkings que califican el conocimiento académico generan en las universidades competitividad y falta de solidaridad en el desarrollo de proyectos de investigación y producción colectiva de conocimientos. Además de la máquina burocrática a la que se somete a los intelectuales rindiendo cuenta de lo que hacen: «Los académicos de América latina pasan un 40 por ciento del tiempo llenando formularios, rindiendo cuenta de la plata que les dieron y en ningún momento se pregunta para que sirvió lo que investigamos porque no le interesa a nadie».
«Cuando nosotros perdemos de referencia para qué sirve lo que hacemos, en definitiva dejamos de cuestionar, acompañamos las agendas que nos imponen para poder sobrevivir en un lugar cada vez más competitivo. Las ciencias sociales y las humanidades dejan de ser un espacio de diálogo e interrogación para transformarse en un mecanismo burocrático y gerencial, cada vez más despolitizado», llamó a reflexionar.
«Es la investigación social lo que ayuda a pensar —citó como ejemplo— cómo puede ser que hay más y mejores leyes para defender a la mujer pero más violencia de género ¿Qué me muestra esto? Que el patriarcado es una institución difícil de derribar».
«Desconfíen cuando no se nombra la palabra política» en las ciencias sociales, en los discursos de quienes gobiernan, subrayó Gentili una y otra vez desde el arranque y hasta el final de su presentación, marcando el riesgo que significa «despolitizar la política».
El título de la conferencia con el que la Escuela de Ciencias de la Educación (UNR) trajo a Pablo Gentili a Rosario fue «El laberinto de la desigualdad. Educación y justicia social en América latina». Antes de profundizar sobre el reto de las ciencias sociales y de las humanidades, analizó qué pasó en esta región para que luego de tantos años de gobiernos progresistas, que impulsaron políticas públicas y sociales decisivas, indiscutidas, para cambiarles la vida a millones de personas, y volvieron mejores y más inclusivas las democracias, otra vez la derecha y el conservadorismo estén en los gobiernos.
Habló entonces de la no transformación de la matriz productiva primaria, la ausencia de una reforma tributaria de peso que afecte los intereses económicos de los más poderosos y de las corporaciones, además de la concentración de los medios de comunicación en pocas manos que conspiraron (y lo siguen haciendo) sobre las conquistas populares. Razones que siguen haciendo de América latina una región tan desigual como injusta.
Una oportunidad para reflexionar sobre qué pasa en la región
Antes de la disertación del pedagogo Pablo Gentili, el decano de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), José Goity, habló de la oportunidad que representaba esta presencia, en el marco de los 70 años de la creación de esta facultad. También la directora de la Escuela de Ciencias de la Educación, Verónica Zamudio, hizo notar la ocasión de esta visita, sobre todo como una oportunidad valiosa para reflexionar sobre la coyuntura que vive Latinoamérica.
Pablo Gentili expresó su satisfacción por haber sido invitado a Rosario, en los 70 años de Humanidades, en los 50 de Clacso, consejo del cual es el actual secretario ejecutivo, y a poco de cumplirse el 50 aniversario del asesinato en Bolivia del Che Guevara (el 9 de octubre). Una figura que invitó a mirar en tanto ejemplo de compromiso social. El educador valoró además su vínculo profesional con pedagogos locales, en tiempos que se forma en la UBA como académico.

 Fuente: http://www.lacapital.com.ar/educacion/las-ciencias-sociales-sirven-incomodar-y-meter-el-dedo-la-llaga-n1441422.html. Registro realizado por: Marcela Isaías.

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Entrevista a Roberto Bissio: “Realizar la Agenda 2030 exige implementar políticas sociales decididas de manera democrática y con recursos suficientes”

Entrevista a Roberto Bissio realizada por Fabíola Munhoz, de la CLADE  

En el contexto del Foro Político de Alto Nivel de la ONU, plataforma internacional de seguimiento a la realización de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), la organización Social Watch, en alianza con otras redes y organizaciones de la sociedad civil, lanzó el informe Spotlight 2017.

Este aporte  brinda una evaluación independiente sobre la implementación de la Agenda de Desarrollo 2030 en el mundo, a partir de  informes nacionales y análisis elaborados por representantes de organizaciones de la sociedad civil que observan los ODS, desde sus distintas miradas y especialidades. «La combinación de la ideología neoliberal, grupos de presión de las corporaciones, políticas fiscales regresivas, y la evasión de impuestos han dado lugar a un debilitamiento masivo del sector público y su capacidad de proporcionar bienes y servicios esenciales», afirma el documento. Léalo aquí en inglés.

Para comentar el contenido del informe, entrevistamos al experto uruguayo Roberto Bissio, coordinador de Social Watch, quien subraya los impactos negativos de las alianzas público-privadas para la implementación de los ODS y la garantía de los derechos humanos. “El informe evidencia que las alianzas público-privadas se han caracterizado por la ineficiencia y la corrupción, y alerta a los gobiernos sobre las esperanzas injustificadas en estas alianzas, que salen más caras, generan deuda pública y a menudo están asociadas con corrupción , lo que va en contra de los ODS en vez de apoyar su realización”, afirma. Lea la entrevista completa a continuación.

¿Cuáles son los principales hallazgos del informe Spotlight 2017 y con qué objetivo fue elaborado?

El objetivo del documento es verificar cómo la Agenda 2030 se está implementando en la práctica. Lanzamos el  primer informe Spotlight en el 2016, cuando se había adoptado recientemente la Agenda, que  tiene muchos puntos positivos y va más allá de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Entre estos puntos, se destaca que los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecen obligaciones para todos los países, no solo para los países en desarrollo. Es una agenda universal que combina elementos que tienen que ver con las limitaciones del planeta, como el cambio climático y la necesidad de repensar los padrones de producción y consumo, con otros que se refieren a  alcanzar la igualdad entre los países y al interior de ellos, así como por erradicar la pobreza, en sus múltiples dimensiones y garantizando la protección social para todas las personas.

Creemos que la Agenda 2030 es renovadora y tiene un gran potencial de transformación. Por ello, entendemos que es necesario continuar promoviendo una mirada actva sobre cómo se están aplicando los ODS en los países y a nivel global. En ese sentido, el Informe Spotlight 2016 se dirigió a ver cuáles son los principales obstáculos estructurales para el cumplimiento de la Agenda 2030, mientras que en 2017 se analiza si el sector privado está de hecho colaborando para la implementación de los ODS. El informe Spotlight observa cada una de las 17 metas de la Agenda y las alianzas entre los gobiernos con el sector privado para promoverlas y comprueba que las mismas se han mostrado ineficaces y hasta contraproducentes. Presentamos estos hallazgos durante el Foro Político de Alto Nivel de la ONU y llamamos la atención de la comunidad internacional sobre los riesgos de las alianzas público-privadas, las cuales en general son más costosas, generan deudas externas, son poco democráticas y abren camino para la corrupción.

La elaboración del Informe Spotlight resultó de una alianza entre distintas redes y organizaciones de la sociedad civil. ¿Cómo y con qué objetivo se impulsó esta iniciativa conjunta?

La elaboración de estos informes se inició desde el Grupo de Reflexión sobre la Agenda 2030, que fue creado en el 2010 y produjo sus primeros análisis para presentarlos en el contexto de la Río+20 en el 2012, haciendo un llamado a los Estados para que recuperaran su espacio de acción. Este grupo ya estaba compuesto por varias redes y organizaciones de la sociedad civil, y luego se convocaron otras organizaciones y sindicatos para que pudieran analizar desde su especialidad el estado de cumplimiento de los ODS.ÂÂ

El informe aborda los impactos negativos del financiamiento privado y la influencia especialmente del Banco Mundial en la implementación de los ODS y las democracias de nuestra región. ¿Nos podrías comentar al respecto?

El informe analiza una cierta contradicción en el discurso vigente en torno a los ODS, pues al mismo tiempo que la Agenda plantea “no dejar nadie atrás”, desde un compromiso con la erradicación de la pobreza extrema, la igualdad y la superación de las exclusiones, por otro lado, los gobiernos argumentan que no tienen dinero para impulsar las políticas públicas necesarias, y por ello los recursos para cumplir la Agenda deberían obtenerse desde alianzas con el sector privado.

En torno a esa idea, hace un par de años, los bancos internacionales de desarrollo, como el Banco Mundial, el BIRD [Banco Internacional para Reconstrucción y Desarrollo] y los Bancos Europeo, Asiático y Africano, en alianza con el Fondo Monetario Internacional (FMI), impulsaron la idea de que era necesario transformar los recursos disponibles de miles de millones (billions en inglés) a billones (trillions en inglés) de dólares, movilizando estos recursos gracias a alianzas con el sector privado. Estos trillones, sin embargo, se destinan fundamentalmente a obras de infraestructura, que son efectivamente costosas. Sin embargo, muchos de los ODS no dependen necesariamente de grandes desembolsos dinero, sino que requieren políticas, por ejemplo, para la aprobación de leyes que no discriminen a las mujeres o a los grupos étnicos y otras minorías, no se necesitan de grandes recursos. Cambiar los padrones de consumo dañinos para el planeta puede resultar en ahorrar recursos y no en mayores gastos. Se puede ahorrar eliminando subsidios dañinos a la agricultura industrializada o los combustibles fósiles y lo mismo pasa con las políticas para enfrentar los cambios climáticos que podrían generar recursos con impuestos a las emisiones de carbono.

El Banco Mundial estima que son necesarios 66 mil millones de dólares al año para erradicar la pobreza extrema en el mundo. Es una cifra enorme, pero es la mitad de la ayuda al desarrollo ya desembolsada en 2016. Pero en ves de canalizar estos recursos a mejorar la capacidad de los estados de brindar servicios públicos esenciales, el Banco Mundial y muchas agencias de cooperación quieren canalizar estos fondos públicos al sector privado como garantías para sus inversiones.

Este modelo fue probado inicialmente en Brasil, a través de alianzas con empresas como la constructura Odebrecht. Ya en 2011, el Banco Mundial concedió 50 millones de dólares para que esta empresa emitiera bonos en el Brasil y en el exterior, implementando proyectos de infraestructura por valor de dos mil millones de dólares. Odebrecht se expandió por toda América Latina y África y en 2016 tenía proyectos garantizados por el Banco Mundial en decenas de países. Actualmente todos los principales ejecutivos de Odebrecht están en prisión por corrupción y sus confesiones muestran que buena parte de estos proyectos se lograron a partir de sobornos y licitaciones amañadas. Esto fue accidental? Esta empresa es la única manzana podrida en la cesta? O no será que la corrupción es inherente a este modelo de alianzas con el sector privado que desarrolló el Banco Mundial?ÂÂ

Este tipo de alianza no es solo para infraestructura, sino también para la educación y la salud. Por ejemplo, el modelo de “alianzas” de la Odebrecht la llevó en muchos países a construir escuelas y hospitales, según contratos por los cuales luego se hizo cargo de proveer los servicios de mantenimiento, limpieza, alimentación en estos centros educativos, a cambio de contratos de 20 años o más. Así se genera deuda sin aprobación parlamentaria y es imposible saber si estos contratos son más convenientes o más caros que el modelo tradicional de procuración de estos servicios por parte de los gobiernos.

Para la realización de la Agenda 2030, Spotlight 2017 reclama la recuperación del espacio de las políticas públicas y el aumento de las finanzas públicas, fortaleciendo a la vez las estructuras de gobernanza participativas y democráticas en todos los niveles. ¿Qué recomendaciones se podrían hacer a los Estados en ese sentido?

El informe demuestra que las alianzas público-privadas y la privatización generan un problema para lo público, tanto para la sociedad civil, que con ello se ve obligada a pagar impuestos más altos, como para los Estados, que adquieren y amplían deudas. Asimismo, las alianzas público-privadas no pasan por aprobación parlamentaria, son del tipo “compre ahora y pague después”. Se trata de un modelo atractivo para algunas autoridades por su potencial de ingresos ilegítimos y también porque por esa vía los gobernantes pueden realizar obras de inmediato y obtener éxitos políticos, sin tener el presupuesto necesario y transfiriendo los costos de estas obras para la gestión posterior. Este modelo es tan perjudicial, que incluso la China concluyó que seguirlo ya no era conveniente. Hoy este país impulsa sus contratos con la iniciativa privada de manera convencional y sin seguir el modelo planteado por el Banco Mundial.

El informe evidencia que las alianzas público-privadas se han caracterizado por la ineficiencia y la corrupción, y en ese sentido llama la atención de los gobiernos para el hecho de que la esperanza en estas alianzas es injustificada, pues salen más caras al generar deuda pública y la corrupción asociada, lo que va en contra de los ODS en vez de apoyar su realización.

El informe reclama políticas públicas eficientes y capaces de atender a las necesidades de la población. Como quieren los ODS, eso implica implementar políticas de salud, educación, seguridad social y protección social decididas de manera democrática y con recursos suficientes para su realización. Para ello, se necesita tener una base fiscal adecuada.

Sabemos que los Estados están lejos de cobrar todos los impuestos que podrían cobrar, haciendo vistas gordas a la evasión fiscal y concediendo exenciones. Hay una tolerancia de los gobiernos con la evasión. Muchos afirman que no tienen dinero para implementar las políticas públicas, sin haber recabado los impuestos adecuadamente. Y con ello se agrava la desigualdad, que debe enfrentarse de manera redistributiva, a través de políticas tributarias progresivas a nivel nacional y políticas internacionales de cooperación que impidan la evasión fiscal y la existencia de paraísos fiscales.

El capítulo del informe que analiza el ODS 4, referido a la educación, aborda varias de las dimensiones de la privatización y comercialización de la educación, con el no cumplimento de la gratuidad. ¿Cuál es la importancia de abordar este derecho en los análisis?

La educación pública, gratuita, laica y obligatoria como un derecho humano no es un tema nuevo. Es un objetivo del siglo XIX. Desde mediados del siglo XIX, empezaron a crearse leyes y políticas en América Latina y el Caribe para garantizar este derecho. Por lo tanto, es un déficit muy grande que no se haya logrado todavía una educación pública de calidad, gratuita y laica en muchos de los países de la región. En Chile, por ejemplo, la gratuidad a todo nivel ha sido una demanda del movimiento estudiantil que contribuyó a llevar a Michelle Bachelet a la presidencia. Ese ha sido también un tema enorme durante la última campaña electoral presidencial en los Estados Unidos, en la cual se discutió el problema de la deuda de los estudiantes con universidades privadas en el país. La educación como empresa lucrativa se ha vuelto un problema grave en todo el mundo, desde los países en desarrollo hasta los países más ricos.

El informe discute estos problemas y defiende que es necesario crear políticas públicas sin negar que, con políticas correctas y reglamentación adecuada, la iniciativa privada, sobre todo la sin fines de lucro, puedan contribuir con la educación. Pero, esa participación del sector privado debe tomarse en cuenta tal como plantean los ODS, como actividad complementaria a la de los Estados que tienen la responsabilidad esencial y principal de implementar la Agenda 2030 y garantizar los derechos humanos, como la salud y la educación.

¿Te gustaría añadir algún otro reto u oportunidad que se identifica para el cumplimiento de la Agenda 2030?

De acuerdo al informe Spotlight, la Agenda 2030 presenta desafíos que requieren un nuevo enfoque y modelo de desarrollo, lo que implica la necesidad de crear nuevos indicadores que atiendan a ese cambio de paradigma. Este es un grave problema, pues no se cuenta aún con indicadores que puedan evaluar la calidad de las políticas. Hay que tener un análisis cualitativo, y no solo basarse en números. Hay una ilusión tecnócrata de que todo se reduce a números y eso es peligroso. Creemos que hay que crear mecanismos que permitan contar con la opinión de la gente sobre la calidad de la vida y los servicios, desde otros conceptos y perspectivas. Por ejemplo, el concepto del Buen Vivir en América Latina y el Caribe nos invita a otro modelo y forma de pensar, y nos presenta desafíos interesantes que se seguirán discutiendo en los próximos años.

Fuente entrevista: http://v2.campanaderechoeducacion.org/es/noticias/783-2017-07-25-22-46-30.html

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Proyecto «Luces para la ciudadanía global»

OEI,  5 de agosto de 2017. Fuente:  Fundación Iberoamericana para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

Luces para la ciudadanía global es un proyecto impulsado desde la Fundación Iberoamericana para la Educación, la Ciencia y la Cultura, que nace en 2013 con el objetivo de inculcar a los más jóvenes unos valores que les lleven a construir una ciudadanía  sostenible  y comprometida con los problemas mundiales.

Durante los tres años que ha durado, el programa ha estado presente en 61 centros educativos de cinco países: Madrid, Rivas Vaciamadrid y Fuenlabrada en España, la Zona 9 Comuna de Milán en Italia, Sao João da Madeira en Portugal, Stuttgart en Alemania y Pécs en Hungría. En total se ha llegado a crear una comunidad de 100.000 personas beneficiarias.

El principal objetivo de ‘Luces para la ciudadanía global’ es sensibilizar a los estudiantes sobre la situación que atraviesa el mundo en el que viven y que sean conscientes de los grandes retos que hay que afrontar para mejorarlo. El proyecto trabaja con alumnos de todos los cursos, divididos por grupos de edad: de 6 a 8 años, de 9 a 11, de 12 a 15 y de 16 a 18.

Las actividades que se trabajaban en las aulas estaban divididas en cuatro bloques temáticos, medioambiente, derechos de la infancia, migraciones y discriminaciones. Los materiales de aprendizaje están disponibles en los cinco idiomas de los países que participaban en el proyecto y online para los docentes. El modo de aprendizaje se basa fundamentalmente en la reflexión del alumno mediante situaciones propuestas, muy similares a las que se dan en la vida real.

Además, otra de las principales líneas de acción de la iniciativa es en colaboración con la Organización de Estados Iberoamericanos y su proyecto ‘Luces para aprender’, un programa que persigue llevar electricidad solar y conexión a internet a las escuelas rurales de Latinoamérica. Ambos programas se fusionaron para poner en contacto a estudiantes europeos con alumnos de los centros educativos de Sudamérica. Ver las precarias condiciones en las que estudiaban los niños de América Latina fue una experiencia muy enriquecedora y un golpe de realidad para los alumnos occidentales.

El broche final de ‘Luces para la ciudadanía global’ lo pusieron cinco meses en los que los alumnos trabajaron en las aulas el drama humanitario que vive el mundo con la crisis de los refugiados. Estudiantes y profesores profundizaron en lo que significa tener que huir de tu país en busca de una vida mejor, así como en las causas y consecuencias que estos duros viajes provocan en los migrantes.

Tras estas importantes lecciones, los jóvenes estudiantes quisieron poner su pequeño granito de arena y compartir lo aprendido con la sociedad, reivindicando en la red un trato digno a los refugiados por parte de los gobiernos europeos.

“Ningún ser humano es ilegal y debemos respetar los Derechos Humanos” clama una de las niñas participantes en el proyecto, demostrando que el mensaje que transmiten les ha calado hondo y que están dispuestos a hacer lo que estén su mano para cambiar el mundo.

Más información en: http://fundiber.org/lucesparalaciudadaniaglo

Fuente: http://www.oei.es/Educacion/Noticia/luces-para-la-ciudadania

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El futuro de la escuela Argentina: ¿Más tecnología y menos docentes?

América del Sur/Argentina, 5 de agosto de 2017.  Fuente: La Nación. Autor: Daniel Santa Cruz/ Nota: Soledad Acuña

Acceso pleno a la educación, menos docentes, más tecnología, redes sociales más sofisticadas, clases personalizadas, realidad virtual, materias flexibles, formación continua que no culminará con la graduación en el nivel superior, alumnos obligados a ser mínimamente bilingües, aulas con otro formato donde las hileras de bancos desaparecerán…. Estos son algunos de los cambio que varias investigaciones internacionales conciben como parte vital de la escuela dentro de 25 años.

Otra guía para imaginar la escuela del futuro se puede encontrar en el Observatorio de Tendencias Coolhunting Community, que presentó a principios de este año un informe titulado «10 Tendencias en Educación». La primera de las tendencias habla de «empoderar a los alumnos», con el objetivo de estimular su talento y su vocación. Otra, el desarrollo de la actividad física. Y aparece en el futuro la meditación como una novedad escolar. También la tecnología se hace presente varias veces en estas tendencias al señalar que la escuela del futuro creará plataformas virtuales donde alumnos, docentes y padres estarán conectados de modo permanente. Dentro de estas tendencias aparece la llamada «gamificación educativa», que llegará para quedarse con mucha fuerza y consistirá en implementar juegos en el aula con premios y recompensas con el fin de dinamizar el aprendizaje y afianzar los conocimientos.

¿Qué pasará en la Argentina?

«Estamos seguros de que, dentro de 25 años, las escuelas argentinas van desarrollar estructuras mucho más flexibles», dice a LA NACION Soledad Acuña, ministra de educación de la Ciudad de Buenos Aires, y agrega: «Más flexibles respecto a la sociedad, es decir que tendrán mayor capacidad para adaptarse a los cambios y ofrecerán respuestas a las necesidades tanto del mercado del trabajo como del mercado laboral, acompañando los valores que la sociedad le va imprimiendo. Pero también escuelas más flexibles respecto a los estudiantes, porque van a tener perspectivas mucho más personalizadas en relación al potencial y a los intereses de cada uno».

«No creo que sea tan distinta a la actual. Tiene que ser una escuela que contenga a los chicos, que les dé un marco sano y democrático de crecimiento y les enseñe saberes básicos», dice Gustavo Iaies, especialista educación, y añade: «Me imagino una escuela ordenada, con maestros y directores más respetados por chicos y padres y más ajustados en sus intervenciones. Es una escuela que tiene que garantizar que esos aprendizajes básicos los adquieran todos, para poder indagar e innovar en el mundo en el que deberán vivir y desarrollarse después».

«Dependerá mucho de la capacidad del Estado de impulsar políticas educativas con financiamiento, creatividad y retroalimentación con el sistema», señala por su parte Axel Rivas, co-director -del Programa de Educación del Cippec.»Para qu las brechas entre lo público y lo privado no se expandan, es clave el rol del Estado en la creación de ecosistemas de innovación dentro del sector público y el desarrollo de una plataforma estatal de contenidos digitales llenos de posibilidades, creatividad y belleza. Hay que aprovechar las posibilidades de llegar a todos desde lo público», remarca.

«Uno de los desafíos de la escuela en los próximos años es que los chicos puedan seguir aprendiendo a lo largo de toda su vida y puedan ir adaptándose a los cambios enormes que la velocidad de la tecnología nos va imprimiendo. Nos imaginamos una escuela provocadora de talentos», reafirma Acuña.

¿Las nuevas tecnologías cambiarán la escuela argentina?

Según estos informes, la tecnología cambiará todo. Hoy ya existen muchas aplicaciones y dispositivos educativos que permiten crear nuevas experiencias educativas. Se cree que en el futuro existirán recursos en el aula, como por ejemplo la realidad virtual. Así el alumno podría caminar virtualmente por un museo, cruzar un puente, recrear un hecho histórico o ver presentaciones en 3D. Los videos, sonidos y textos interactivos formarían parte de las herramientas de aprendizaje.

Vera Rexach, Especialista en TIC y Educación de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), no cree que la tecnología cambie demasiado en la educación argentina en 25 años. «Tampoco lo hará en otros países. No es solo cuestión de tecnologías digitales: las escuelas, como todas las instituciones arraigadas, cambian a ritmos más lentos, lo que no es indicador de inmovilidad, sino de dinámicas diferentes», expresa.

Rexach recuerda otros informes internacionales que analizaron el impacto de tecnologías emergentes en educación. «En ellos se viene hablando hace un buen tiempo de cuestiones como gamificación y videojuegos en el aula, realidad virtual, robótica, impresión 3D, flipped classroom. Se preveía que para 2014-2015 estas tendencias estarían más o menos integradas en las currículas escolares, y si bien algunos de esos conceptos nos parecen conocidos, no podemos decir que son lo usual en la mayoría de las escuelas», argumenta la especialista.

«La tecnología obviamente va a estar mucho más presente, pero no como un fin sino que tendrá que ser un mediador del proceso de aprendizaje, una herramienta para aprender. El lenguaje de la programación va a ser el segundo idioma natural y los campus virtuales y las plataformas interactivas serán las organizadoras del proceso de aprendizaje», sostiene la ministra Acuña.

¿La tecnología reemplazará a los docentes?

«No. Las escuelas tendrán la misma cantidad o más docentes pero con otro rol, con un perfil de guía o de facilitadores de los procesos de aprendizaje. Estarán enfocadas más en las capacidades que en los contenidos curriculares, no tantas asignaturas en compartimentos estancos sino más bien en áreas de conocimientos relacionadas y donde los docentes tendrán un rol de tutores o facilitadores de los procesos de aprendizaje», concluye la ministra porteña.

«No debería reemplazarlos», señala, en tanto, el ex ministro de educación Andrés Delich.»Desde hace siglos que los chicos aprenden conocimientos transmitidos por adultos preparados. Luego comenzó a reunirse un grupo básico de esos conocimientos y a agruparlos en lo que conocemos como currícula. La fórmula docentes-currícula se mantuvo y resistió a todos los cambios a los largo del tiempo. ¿Por qué deberían ser reemplazados ahora? Sí se va a modificar y a adaptar su rol a la nueva era», asevera.

El futuro llegó hace rato

Según las investigaciones citadas, la relación entre los maestros y las familias será más intensa en el futuro con la utilización de aplicaciones y redes sociales más sofisticadas.

Este modelo de comunicación moderna ya cuenta con algunas experiencias en algunas escuelas privadas de nuestro país y está pronto a llegar a las escuelas públicas. «En dos meses lanzaremos una APP Para Familias», cuenta a LA NACION Diego Meirino, subsecretario de planeamiento e innovación educativa porteño, y detalla: «Los padres podrán bajar esa APP que les permitirá desde su celular seguir y conocer desde el presentismo hasta las notas que obtienen sus hijos y sus tareas. Y contarán también con un sistema de alertas y un muro para interactuar con los docentes».

Para Meirino no se trata de renunciar al contacto personal entre los padres y los docentes, que define como «ideal», pero cree que hay que generar otras vías de contacto. «En muchos casos y por distintas razones, a los docentes les cuesta mucho reunir a todos los padres», asegura.

Las nuevas tendencias disparan los primeros desafíos para la escuela

«Algunas tendencias empiezan a combinar el uso de las plataformas adaptativas con inteligencia artificial y la gamificación, como incentivos para el aprendizaje con gratificación inmediata. Algo parecido a los videojuegos. Esta tendencia será tentadora, pero peligrosa. Puede llevarnos a extender el aprendizaje a toda hora del día pero difícilmente desemboque en capacidades críticas de reflexión histórica, social y científica sobre el mundo. Puede generar sujetos más especializados, pero me cuesta pensar en este modelo formando ciudadanos críticos y comprometidos», advierte Axel Rivas.

Vera Rexach señala que uno de los primeros desafíos «será entender que los cambios serán de abajo hacia arriba». En ese sentido describe algunos retos a tener en cuenta, como «la portabilidad, las tecnologías móviles en los bolsillos y mochilas de los estudiantes, las tendencias hacia una cultura más colaborativa, la necesidad de rediseñar los espacios para nuevas infancias y nuevas juventudes, la posibilidad de utilizar inteligentemente las analíticas de datos, el convencimiento de que un aprendizaje profundo será más beneficioso y conveniente que uno puntual y basado en la aprobación de exámenes».

«No será la tecnología la que transforme la escuela. Será la sociedad, seremos todos», finaliza la especialista.

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/2046872-el-futuro-de-la-escuela-mas-tecnologia-y-menos-docentes

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