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Sierra Leona: El país donde las violaciones de niñas se convirtieron en algo natural

En 2019, Sierra Leona convirtió el delito sexual contra menores de edad en emergencia nacional, tal era su frecuencia en este Estado, uno de los más pobres del mundo. Tres años después, las nuevas leyes no han logrado eliminarlo.

En 2019, Sierra Leona convirtió el delito sexual contra menores de edad en emergencia nacional, tal era su frecuencia en este Estado, uno de los más pobres del mundo. Tres años después, las nuevas leyes no han logrado eliminarlo.

Asegura Emanuel (nombre ficticio) que es inocente. Que antiguos enemigos de su familia lo orquestaron todo para que él acabara en la cárcel. Que el cargo por el que fue declarado culpable, abuso sexual a una menor, le parece abominable. Y que le resulta una injusticia manifiesta su condena: 14 años encerrado en la prisión de Pademba, el correccional central de Freetown –y un infierno en la tierra– situado en la capital de Sierra Leona, país africano de apenas ocho millones de habitantes y uno de los más pobres del mundo. “Mi casa estaba abierta para todo el mundo siempre. Por eso vieron a la chica varias veces entrar allí. Pero yo no hice nada malo. Fue una trampa, una venganza”, justifica.

Los casi 2.000 presos de Pademba repiten ese “soy inocente” hasta la saciedad. Pocos admiten haber cometido las fechorías por las que permanecen encerrados. Asesinatos, robos, tráfico y trata de personas, secuestros… Pero en la cárcel, como ocurre en el país, un delito destaca sobre todos los demás. El presidio está lleno de violadores y de agresores sexuales que encuentran en niñas a sus principales víctimas. Y Sierra Leona también. Según informes recientes de la policía local, en los cuatro primeros meses de 2021 se denunciaron 974 delitos de esta naturaleza. No es una media demasiado alta si se tiene en cuenta que, en 2018, las autoridades registraron unos 8.500 casos. En febrero de 2019, tras una brutal violación grupal a una pequeña de cinco años, el presidente Julius Maada Bio declaró emergencia nacional “por violación de niñas”.

Yusuf (nombre ficticio) tiene cicatrices en la cabeza, un cuerpo extremadamente delgado, marcas que parecen picaduras de insectos mal curadas en piernas y brazos, las cuencas de los ojos hundidas y unos pocos dientes amarillentos y ennegrecidos. Ronda la treintena, aunque aparenta bastantes más porque su salud es frágil y parece castigada. Dice que lleva en Pademba casi cinco años. Y que todavía le quedan otros cinco para cumplir la pena de diez que un juez le impuso por violar a una menor de edad en 2015. Él ha dejado de entonar la cantinela de que es inocente y admite que tuvo sexo con aquella niña. Pero opina, rotundo, que la justicia no ha sido proporcional y que el delito que cometió no merece tanto tiempo de privación de libertad.

―¿Por qué dices que el juez fue injusto contigo?

―Porque mi delito duró 30 minutos y mi condena, diez años.

―¿Y la muchacha? ¿Sabes qué ha sido de ella?

―No… No quiero saber nada. Esa niña me destrozó la vida.

La cultura de la violación

Amida Aminata Sandy tiene 14 años. Nació en Bo, la segunda ciudad en tamaño y población de Sierra Leona tras Freetown, pero pronto se trasladó a Lakka, un distrito de la capital, donde reside desde que tiene memoria. Su vida, en realidad, no distaba mucho de la de otras chicas y chicos de su país. Sus padres se separaron siendo ella una chiquilla y se quedó con su madre. Pero un día, la mujer, que padecía diabetes, se desmayó. Amida cuenta que estuvo tres meses en coma en el hospital y que ella se mudó a una vivienda familiar habitada por su tía. Las primeras semanas llevaba una rutina muy normal. “Mi padre me pagaba el colegio, así que iba, estudiaba y después regresaba a casa, donde ayudaba en lo que me pedían. La relación con mi tía no era buena, pero al principio todo fue bien”, dice.

Al poco de llegar, prosigue Amida, su tía trajo a dos amigos para que trabajaran en algunas labores, dos chavales que no tenían dónde pasar las noches, por lo que usaban la propia vivienda. Algo que no resulta raro en un país en el que ni siquiera trabajar te libra de la pobreza más absoluta; casi el 53% de la población sierraleonesa debe vivir con menos de un euro y medio al día. Aquí, la falta de recursos es algo natural y presente en cualquier hecho cotidiano. “Ellos solían dormir en el salón y nosotras en un dormitorio, así que no nos veíamos mucho”, explica la niña.

El 22% de las violaciones denunciadas llega a la Fiscalía General del Estado. Y solo el 1% acaba en una sentencia condenatoria para el acusado

Un día, cualquiera de los vacacionales de junio de 2020, uno en el que la tía de Amida había abandonado temprano la casa y la muchacha, ya con 13 años, descansaba tranquilamente en su cama, sola, todo cambió para siempre. Ella lo recuerda así: “Uno de aquellos hombres entró en la habitación. Yo le dije que se fuera, pero él solo contestó que si gritaba me iba a matar. Entonces me cogió de la mano y del brazo, tapó mi boca y abusó sexualmente de mí. Yo luché, luché y luché. Pero él me sujetaba y yo no era capaz de protegerme ni de hacer nada. Cuando acabó, vi mi propia sangre en las sábanas. Entonces me enseñó un cuchillo y me dijo que acabaría conmigo si contaba algo”.

Amida hizo caso a la amenaza y no habló de aquella violación con nadie. Ni siquiera con su tía. “Pensaba que, aunque le prometiera que era cierto, ella no me iba a creer. Incluso pensé que me echarían de aquella casa por mentirosa”, dice. No fue hasta que volvió a ver a su padre y a la mujer de éste cuando la niña se atrevió a hablar. Era septiembre del 2020. El siguiente paso fue ir a la policía y denunciar. Los agentes la derivaron a un refugio que la ONG Salesiana Don Bosco Fambul tiene en Freetown para chicas que han pasado por situaciones parecidas, donde se quedará al menos hasta que se esclarezca su caso. “Ahora estoy esperando el juicio, aunque nadie sabe dónde está el hombre. Ha huido. Yo me encuentro bien; solamente quiero que se haga justicia”, finaliza Amida.

Una rutinaria impunidad

Los casos de violadores o abusadores sexuales que huyen o que resultan imposibles de localizar tras cometer estos delitos no suponen una excepción en esta nación. Un estudio interno que Don Bosco Fambul realizó en 2019 tras visitar todas las Unidades de Apoyo Familiar del país –la unidad de la policía local encargada de las infracciones que tienen como víctima a los menores de edad– arrojó que únicamente el 22% de los casos denunciados llegaban a la Fiscalía General del Estado. Y, que de ese porcentaje, apenas el 1% acababa en una sentencia condenatoria para el acusado. “Sierra Leona debería haber reconocido ese estado de emergencia hace muchos años. A mi parecer, la declaración fue positiva porque llamó a la población a abrir los ojos y a decir: ‘Algo pasa”, expresa el misionero salesiano Jorge Crisafulli, director de la ONG.

Explica Crisafulli que niñas como Amida, menores de edad en general, son la parte más vulnerable de la sociedad sierraleonesa. Que los problemas suelen golpearlas a ellas con más virulencia. Eso explicaría, por ejemplo, las estadísticas que afirman que el 28% de las jóvenes de entre 15 y 19 años tiene algún hijo o está esperándolo o que el 39% de las niñas se casa antes de cumplir los 18 y un 13% lo hace antes de los 15. También habla el salesiano de las secuelas psicológicas, de esas heridas profundas pero invisibles a simple vista. “El trauma de la violación permanece para siempre. Cuando ocurre es importante crear un ambiente de resiliencia donde la niña vuelva a tener confianza en sí misma, en los demás, donde pueda tomar decisiones, hablar delante del grupo…”.

Los casos que han encarado Crisafulli y su equipo en los últimos años son múltiples, tanto como su naturaleza y procedencia. Él menciona alguno: “Hay una niña que vino con su bebé, de la que abusó su profesor. La reunificamos con su abuela, pero ha tenido que cambiar de colegio porque el maestro ha vuelto a dar clases en la escuela donde agredió sexualmente a la nena. El hombre ha reconocido que el chico es su hijo, pero ella me dice que tiene que ir por las mañanas al mercado, a vender, para darle de comer al niño”. Y está también el caso de una adolescente a la que agredió sexualmente un conocido político de su ciudad, por lo que la muchacha no podrá regresar nunca a su casa. Y el de otra a la que violaron entre tres jóvenes, aunque dos de ellos escaparon y nadie ha podido llevarlos a la corte. Así un largo y doloroso etcétera.

Imagen de archivo de presos de la cárcel de Pademba, en Freetown, Sierra Leona, en noviembre de 2006.
Imagen de archivo de presos de la cárcel de Pademba, en Freetown, Sierra Leona, en noviembre de 2006.LYNSEY ADDARIO (GETTY IMAGES)

“La corrupción juega un papel muy negativo. Hay expedientes que, simplemente, desaparecen. Algunas víctimas denuncian casos de violaciones incluso dentro del ambiente de la policía, lo que pasa es que tratan de cubrirlo. Las niñas son capaces de señalar a los agentes en concreto, de ubicar los lugares, pero, claro; ¿cuál es la voz de un pobre aquí, en Sierra Leona? Ninguna”, finaliza el salesiano. Y esa desconfianza hacia las autoridades y políticos locales no resulta injustificada. De nuevo, las muestras vuelven a ser tan claras como numerosas. Quizás, la más sonada se diera en octubre de 2020, cuando el presidente del país suspendió a su ministro de Agricultura y al secretario de la Vicepresidencia por aparecer en unos informes internos sobre corrupción y exigió la devolución de miles de euros a otro centenar de personas, a los que acusaba de haber robado durante los últimos diez años.

Cambios en las leyes

“No es que Sierra Leona se produzcan más violaciones que en las naciones vecinas, sino que aquí la determinación de acabar con este problema es mucho mayor”, justifican fuentes de la Unidad de Apoyo Familiar de la comisaría de Ross Road, encargada de la mitad oeste de la capital. Y ponen como ejemplo todos los cambios que se han producido en las leyes locales desde la declaración de aquella emergencia nacional. Cambios como la aprobación de una nueva ley, la Sexual Offence Act 2019, que sustituye a la 2012 y establece penas mínimas (antes no las había y dependía de lo que decidiera el juez de turno), nuevas circunstancias agravantes para violadores y abusadores e incluso la cadena perpetua. O la creación de una unidad en la policía exclusiva para crímenes de naturaleza sexual. O la implantación de ocho nuevos magistrados que se encargan únicamente de juzgar estos delitos, lo que contribuirá a acelerar los procesos.

Pero los cambios sobre papel no siempre llegan a las niñas de a pie. Anna (nombre ficticio) llora desconsolada sentada en un banco de madera de la comisaría de Allen Town, otro de los distritos de Freetown, a una media hora en coche de la de Ross Road. Tiene 13 años y ha acudido sola hace unas horas a denunciar que un hombre la ha violado. Mientras cuenta su historia, un agente vestido de paisano le toma declaración a mano, para lo que usa un bolígrafo y un par de folios. Poco sabe Anna de leyes, de emergencias nacionales y de penas privativas de libertad. Ella está a punto de empezar su propia batalla: la de asimilar lo que le ha pasado, la de escuchar y empatizar con otras víctimas y la de comprender que, en su país, su historia no es algo aislado, que hay demasiadas Annas en las calles de Sierra Leona.

Fuente: https://elpais.com/planeta-futuro/2022-01-25/el-pais-donde-las-violaciones-de-ninas-se-convirtieron-en-algo-natural.html

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El gobierno de Honduras subsidia el trabajo de fábricas de ropa mientras su policía ataca a 31 trabajadoras durante la pandemia

Allan Bu/ Contracorriente

El Gobierno de Honduras benefició a la industria maquiladora con contratos para material sanitario al inicio de la pandemia de la Covid-19. Pero los trabajadores tenían prohibido usar transporte público. La agresión policial a un autobús privado con más de treinta empleadas de una fábrica textil obligó al Estado a admitir que los agentes aplicaron un procedimiento inadecuado.


El Enano discutió con un policía. El chofer, conocido por su apodo, acababa de intentar una maniobra prohibida. Todo para entrar con su precario autobús al principal parque industrial del municipio de Choloma, al norte de Honduras. Era 12 de agosto y pasaban las seis de la mañana. El conductor trasladaba a 31 obreras y 9 obreros a la maquila Jerzees Nuevo Día, una de las siete empresas en Honduras que fabrican ropa para la marca estadounidense Fruit of the Loom. El oficial retuvo el bus por unos minutos. Pero lo dejó pasar.

Temprano por la mañana, varias maquileras se dirigen a la entrada del parque industrial Zip Choloma, las medidas de distanciamiento social no se cumplen en los portones de acceso del parque

Cindy, una de las pasajeras y empleada de la fábrica textil, observó el incidente sorprendida desde su asiento. Recuerda al Enano como un hombre con sobrepeso. Le vio bastantes veces, pero no solía fijarse en él. Ese día, iba pensando en regresar bien a su casa, cuando acabara su jornada. El miedo al contagio le generaba mucho estrés. Cindy escuchó cuando el conductor se defendió del policía: “Viejo ¿por qué estás dejando pasar otros buses y a mí, no?”.

Al día siguiente, lo primero que Cindy hizo al subir al bus fue pensar que quizá el incidente se repetiría. La mujer que elige llamarse Cindy sin apellido por seguridad, saludó al Enano. “Buenos días, a ver cómo nos va hoy”, le dijo antes de acomodarse en un asiento intermedio de la unidad. Por residir en el sector López Arellano en Choloma, Cortés —el departamento con más casos detectados de Covid-19 a nivel nacional—, Cindy prefería salir de casa con la mascarilla puesta y la careta plástica que le dan en el trabajo.

El bus salió de la López Arellano, a 7 kilómetros del casco urbano de Choloma. Empezó a circular por una de las principales vías de la zona metropolitana del valle de Sula, que concentra el 80% de la zona manufacturera y textil de Honduras. Mientras el viejo vehículo amarillo avanzaba por el concurrido bulevar, Cindy se entretenía con el reguetón que retumbaba en los parlantes. No vio cómo el bus estaba a punto de ser detenido por la policía.

En Honduras, las fábricas de ropa textil de exportación, conocidas como maquilas, permanecieron cerradas solo del 10 de marzo al 22 de abril para reducir el contagio por la Covid-19. Reabrieron porque fueron consideradas por el gobierno como sector esencial para fabricar material sanitario a cambio de contratos. Equiparadas a los supermercados, farmacias, bancos y gasolineras. Desde entonces, no pararon.

Fue el caso de Jerzees, que empezó a fabricar mascarillas. Aunque su principal cliente siempre fue Fruit of the loom, de la corporación Berkshire Hathaway Group, un imperio que tiene unos 270 mil empleados y es propiedad del magnate Warren Buffett.

El bus de El Enano circula por las calles aledañas a la zona manufacturera de Choloma, al norte de Honduras

El presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández había prometido entregar una mascarilla a cada habitante del país, que ronda los nueve millones. Las 122 maquilas del sector textil fueron beneficiadas por el gobierno para hacer mascarillas a cambio de US$128,000 y batas quirúrgicas, por US$443,944. Las maquilas las fabricarían. Solamente en Choloma hay 78 maquilas, así que la demanda de transporte fue grande.

El transporte público estaba prohibido. Muchas maquilas contrataron transporte privado. Jerzees, desde antes de la pandemia, tenía un servicio privado en cumplimiento de un acuerdo sindical. Pero la reactivación de un sector con más de 160,000 empleados tuvo complicaciones.

El toque de queda absoluto que se decretó desde marzo, fue cambiando cada semana. En los primeros meses, hubo más de 54,000 detenciones policiales por presunto salto del toque de queda y un centenar de denuncias ciudadanas por abuso de autoridad.

El saludo que Cindy le hizo al Enano, dirá ella después, fue un presagio.

Gritos y patadas en el semáforo

El bus amarillo estaba a cinco minutos de llegar a la fábrica textil. Eran las 6:30 AM del 13 de agosto, cuando dos oficiales de la Policía Nacional lo detuvieron. Estaban esperando al Enano, en un semáforo, justo antes de llegar al parque industrial. Los agentes acusaron al conductor de que el día anterior había intentado agredir a uno de sus compañeros, según el testimonio posterior de dos pasajeras.

Uno de los policías anunció que el vehículo estaba decomisado. Pidió la licencia al conductor y éste se negó a entregarla, recuerda Cindy. El Enano sugirió que uno de los agentes lo acompañara a dejar a las obreras. Dijeron que no. Las trabajadoras protestaron. No se querían bajar. Una de las operarias grabó un video con su celular.

Aquel 13 de agosto, la detención policial escaló de nivel. “Miren, jóvenes, yo voy a tirar gas ahorita, si nadie se quiere bajar”, amenazó uno de los policías. Un par de jóvenes en el interior del vehículo lo retaron: “Tírelo”. Cindy escuchó un chasquido y la unidad se inundó de humo. Las cuarenta pasajeras empezaron a gritar.

Algunos saltaron por las ventanas. Pero la mayoría en esta asfixiante carrera salió por la puerta del bus. Lloraron y maldijeron. Cindy observó cómo un trabajador era pateado por sus compañeros mientras intentaba salir del bus. Otro cayó sobre un vehículo.

Minutos después del ataque, las víctimas fueron atendidas por personal de la maquila donde trabajaban: 16 sufrieron algún trauma, 4 fueron trasladadas al Instituto Hondureño de la Seguridad Social (IHSS) y 12 fueron incapacitadas temporalmente por efectos del gas lacrimógeno. Una de las incapacitadas fue Cindy. Cuando intentaba escapar del gas, escuchó gritos en el suelo. Intentó no pisar a su compañero. El salto salvador le costó un esguince en el pie izquierdo. Permaneció 21 días sin trabajar.

La noticia del bus gaseado fue viral en Honduras el 13 de agosto de 2020, luego se olvidó.

El Enano desapareció de Champerío, la comunidad de la colonia López Arellano donde vivía. A algunos conocidos les dijo que al estar involucrado en un tema con la policía prefería irse de su casa.

Un policía a juicio

La brutalidad policial y militar en Honduras ha sido evidente en los momentos de crisis política. Durante el golpe de Estado de 2009, las fuerzas policiales y militares reprimieron las manifestaciones con un saldo de 20 asesinatos. Pero dos años después, la Policía Nacional entró en crisis por una serie de asesinatos cometidos por sus miembros y por sus vínculos con el crimen organizado. La depuración policial comenzó en ese entonces y se destapó el problema estructural en esa institución.

Para las elecciones del 2017, la Policía Nacional y el Ejército reprimieron las protestas de fraude electoral. La Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Honduras (OACNUDH) identificó un patrón común en 22 muertes producidas por miembros de la Policía y las Fuerzas Armadas. Los culpables de esta violencia no han sido juzgados. En enero del 2020, Leonel Sauceda, uno de los altos jerarcas de la Policía, fue encarcelado luego que no pudiese justificar 14 millones de lempiras (US$560.000).

Un día después de que la policía gaseara el bus del Enano, la Policía Nacional reconoció que los dos oficiales aplicaron un procedimiento “inadecuado” al discutir con los pasajeros y detonar una bomba de gas lacrimógeno. Inadecuado, pero no excesivo. Condenó el hecho con un comunicado y suspendió temporalmente de labores en la calle a los dos agentes involucrados.

El policía implicado en el caso fue llevado al edificio judicial donde se realizaron las audiencias. Al terminar, fue custodiado y sacado por la puerta trasera para que la prensa no pudiera fotografiarlo

El portavoz nacional de la Policía, Jair Meza, aseguró semanas después a Contracorriente que el incidente con el Enano fue consecuencia del día anterior. Porque padecían “estrés laboral”. El alto oficial redujo el incidente a una falta y excusó a los agentes que atacaron el bus. “Hay muchas personas que no quieren hacer caso”, justificó ignorando que los empleados de la maquila no desobedecían, solo iban a trabajar en bus.

Tras dos meses de investigaciones, la Dirección de Asuntos Disciplinarios Policiales (Didadpol) recomendó el despido para el oficial que lanzó la bomba. Pero consideró que el otro agente no tuvo participación activa en los hechos. Fue una recomendación, la decisión final corresponde a la Secretaría de Seguridad.

El caso está en los tribunales. La Fiscalía acusa al oficial de delimitación e impedimento de derechos fundamentales de las pasajeras del bus. El delito se produce cuando los funcionarios de gobierno violan derechos garantizados por la Constitución. El acusado irá a juicio, pero podrá defenderse en libertad.

Jerzees Nuevo Día lamentó el atentado mediante un comunicado. “Investigaremos este incidente y se procederá a realizar las gestiones pertinentes para evitar que este tipo de acontecimientos se repita”, reza el comunicado. No fue posible contactar con la empresa para obtener declaraciones sobre el día que la policía tiró gas pimienta a un bus privado contratado por Jerzees para llevar operarias.

Aquel 13 de agosto, a las seis de la mañana, había unos 815 empleados de Jerzees yendo a trabajar en 13 autobuses privados. Reciben un salario mínimo mensual de 8,226.39 lempiras (370.45 dólares). Para preservar el empleo y obtener una bonificación extra deben superar el 100% de la meta de producción diaria. Es lo que se llama un récord de alta productividad.

Cindy lo tiene muy presente cada día al salir caminando de su casa hacia uno de esos buses. Aquel 13 de agosto, quería llegar al 110%. Ahorra para apoyar a su hija de 17 años a estudiar en la universidad.

Muchas empresas maquiladoras, como Jerzees, obligaron a las obreras a regresar al trabajo sin garantizar un transporte que las recogiera en su casa para llevarlas a las fábricas. Cindy, cada día, bajaba —y lo sigue haciendo— a las 6:10 de la mañana por la empinada calle que la lleva de su pequeña casa al punto de buses donde esperaba al Enano para trasladarse a Jerzees.

La pasajera del asiento intermedio

Cindy, 34 años, la trabajadora que se hizo un esguince en el incidente del bus, comenzó a trabajar en la maquila a los 18 años. Es mestiza, ojos grandes, pelo lacio y de voz fuerte. Durante la conversación, está muy seria. De cómo huyó del asiento intermedio del bus, sobre todo recuerda la urgencia.

Cindy en su casa en la colonia López Arellano, donde viven la mayoría de trabajadoras de maquilas

Vive en la colonia López Arellano, donde habita casi la mitad de la población de Choloma y uno de los lugares más poblados del país. De allí es la mayoría de la plantilla de Jerzees que viajaba en el bus del Enano. Su nombre se lo debe a Oswaldo López Arellano, un militar que gobernó Honduras por ocho años tras un golpe de Estado en 1963.

En el sector López Arellano viven unas 132,000 personas diseminadas en unas 40 colonias, según datos gubernamentales. Este sector es caliente, expresión que refleja su alto índice de criminalidad. Solo por debajo de Tegucigalpa y San Pedro Sula.

Una banda denominada La Rumba le disputa esta plaza a la pandilla Mara Salvatrucha (MS13). Pelean territorios para vender droga y extorsionar a los negocios grandes de esta zona. La población sobrevive mayoritariamente del trabajo en la maquila, las remesas y el empleo informal.

Cindy es una mujer de pocas palabras. Actualmente vive en un pequeño cuarto que alquila por 1200 lempiras (US$48) mensuales. En la casa funciona también una pequeña tienda, donde se vende arroz, frijoles, azúcar y refrescos de cola. En esa pequeña pieza vive con sus dos hijas. La que cumplirá 17 años, estudia la secundaria. “Quiere ser psicóloga o abogada, será lo que a ella le guste”, dice Cindy ilusionada. Su otra niña tiene nueve años y está en la escuela primaria.

Cindy pide anonimato porque siente temor. No aclara si a las represalias en su empleo o por haber estado involucrada en una escena donde aparece la Policía Nacional. Mientras conversamos hace gestos de dolor. Después de 15 días del incidente en el bus, su pie izquierdo aún sigue inflamado por la contusión producida al escapar del gas lacrimógeno.

Cindy muestra su tobillo hinchado después del golpe que sufrió al tratar de huir del gas lacrimógeno

“Pensábamos que nos íbamos a ahogar”, arranca Cindy. En medio de aquella nube negra, mientras buscaba con desesperación respirar algo que no fuese humo, escuchó la voz de un hombre que pedía a gritos no ser pateado. Ella intentó no golpearlo y saltó. Caminó y vomitó. Desorientada se sentó a la orilla de la carretera. Cuando se quiso levantar, no pudo. Su pie izquierdo se había hinchado y estaba morado. También se golpeó la mano.

Fue trasladada al IHSS donde le indicaron que tenía un esguince en el tobillo y le dieron una incapacidad por 21 días. Durante este tiempo solo recibiría de Jerzees el 25% del salario mínimo. El IHSS no cubrió sus medicamentos y tuvo que comprar un analgésico inyectable que cuesta US$8. Cindy se colocó más de 10 dosis. Tuvo que regresar a trabajar con dolores por el esguince. Al menos, dice con alivio, no se contagió en esa ida y venida al hospital.

En seis meses de pandemia seis trabajadores del sector maquilero fallecieron por el virus —cuatro hombres y dos mujeres— y 151 más recibieron atención por contagiarse en las fábricas hondureñas, según datos oficiales del IHSS.

María Medina, sindicalista de Jerzees, asegura que hubo contagios de trabajadores en su maquila y que dos compañeros murieron de la Covid-19. Aunque no determinó si estos se contagiaron en el trabajo. Esto no detuvo la operación de la fábrica, advierte la mujer cuya victoria más recordada fue lograr la reapertura de Jerzees Honduras en septiembre de 2009, después de que esta cerró operaciones como medida de presión por la creación del sindicato. En enero de 2008, 1,300 trabajadoras y trabajadores fueron despedidos.

En Jerzees, como en la mayoría de fábricas, los trabajadores fueron enviados por decreto de vacaciones obligatorias. Patrono y trabajador debían conciliar. La realidad es que los trabajadores fueron enviados de vacaciones sin su consentimiento.

María Medina cuenta que en la maquila Jerzees hubo varios contagiados por COVID-19 e incluso fallecidos; sin embargo, las operaciones de trabajo nunca se detuvieron.

Representantes de trabajadores, patronos y gobierno acordaron apoyar a los trabajadores suspendidos con una aportación solidaria de 6,000 lempiras (US$240). El gobierno aportó la mitad para cada empleado.

El Estado invirtió más de US$23 millones en los empleados del sector maquilador. Solo a Jerzees Nuevo Día, le dio 5,358,000 lempiras (US$218,000) para 892 obreras y obreros suspendidos. Esto alcanzó para pagar un bono de US$122 a cada trabajador por dos meses. Con este acuerdo la industria maquilera no tuvo que destinar grandes cantidades para cubrir los salarios de sus empleados suspendidos, quienes sí tuvieron que acomodarse a un recorte en sus ingresos.

La pasajera del asiento de atrás

Maritza iba en el asiento de atrás del bus amarillo el 13 de agosto. Como su compañera Cindy. Con 41 años, es una mujer alegre de voz suave y pausada. Mientras hablamos con ella en su casa, su perro Oso, merodea y nos vigila.

Maritza prefiere hablar desde el anonimato, su historia no es fácil. No se llama así, así que tampoco elige un apellido falso. Llegó a trabajar en una fábrica de capital chino cuando solo tenía 15 años. Era menor de edad, por lo que usó documentos prestados de otra persona. Así funcionaba antes, dice ella, que llegó de un pueblo en el occidente del país.

Desde entonces han pasado 26 años. Es madre soltera desde que su pareja la abandonó. «Nunca quise ponerle padrastro a mis hijos”, dice esta mujer de tez blanca y que usa iluminaciones en su cabello castaño. Trabajando en la maquila, Maritza pudo criar a sus hijos. La mayor, de 24 años, es secretaria bilingüe. Su hijo, de 21, es mecánico automotriz. Ambos también se dedican a trasladar personal de empresas en un microbús que Maritza les compró.

Maritza recuerda, mientras ve los buses pasar, como pensó que iba a morir en el bus tras la detonación de esa bomba lacrimógena

Hace cinco años, Maritza compró una casa. Lo hizo con prestaciones laborales que recibió cuando Jerzees cerró en 2008 y con ayuda del abuelo paterno de sus hijos. “Si me voy por bajo rendimiento, no me iré avergonzada porque un día fui estrella (tuvo alta productividad)”, dice con un brillo especial en los ojos.

Maritza cuenta que en la calle donde vive en la López Arellano, es la única que utiliza mascarilla. En Jerzees sí hubo contagios, añade. Pero a su juicio hay poca responsabilidad de la empresa en esto. Durante la jornada laboral la empresa emite recordatorios a través de altoparlantes. A cada momento, se repite que no está permitido platicar y que las mascarillas y caretas son obligatorias. Hay abundante gel de alcohol, pero dice que muchos están cansados de los protocolos de seguridad. Algunos los ignoran en espacios no supervisados.

Aquel jueves 13 de agosto, Maritza abordó la unidad y se fue a los asientos traseros. Confirma que parecía que los policías estaban esperando el bus. Escuchó la conversación entre el piloto y los policías. Al Enano le dijeron que había tenido un problema el día anterior cuando intentó atropellar a otro agente de policía. Ella sostiene que no fue así. «El conductor nunca tuvo intenciones de dañar a nadie», asegura.

«Hubo un chispazo. Tronó el bus. Sentí que saldríamos volando en pedazos», dice mientras hace ademanes y eleva la voz.

«Pensé que me iba a morir. No podía respirar y pedía agua, pero a señas. Sentía una gran picazón en la garganta». Entre empujones y gritos, salió por la puerta. Al recuperar el aliento, comenzó a llorar. Entró en un colapso nervioso. «Gritaba que nos iban a matar». Necesitó media hora para recuperar la calma. Su hijo, el mecánico, pasó por ella.

Su ceño se frunce cuando le preguntamos qué siente ahora al mirar a un agente de seguridad pública. «Ellos (la policía) no tienen piedad para quererlo matar a uno», dice.

La maquila sigue operando. En la carretera principal, cerca de donde ocurrió el ataque al bus de las obreras de la maquila, se pueden ver decenas de personas, familias enteras pidiendo dinero. El largo confinamiento ha convertido en mendigos a miles. Cindy, Maritza y María, que no pararon de trabajar, agradecen mantener su empleo.

El bus de El Enano se mantiene decomisado como evidencia para el seguimiento del caso en las dependencias policiales de Choloma

La vetusta unidad, con placa A-AE-4688, permanece en la Unidad Metropolitana Policial # 10. Está ubicada en la comunidad de Río Nance, a nueve kilómetros de donde ocurrió la agresión policial. En la parte frontal del vehículo decomisado aún resiste el rótulo con la leyenda Jerzees Nuevo Día. Después de la huida del Enano, el dueño del bus ha intentado recuperar su vehículo sin suerte.

Hasta ahora el único detenido es el bus amarillo.

Fotografía: Deiby Yánes/Contracorriente

Coordinación editorial: Elsa Cabria/El Intercambio

Edición: Jennifer Ávila/Contracorriente

Edición de fotografía: Oliver de Ros/El Intercambio

Diseño: Pablo J. Alvárez/El Intercambio

Coordinación y datos: Ximena Villagrán/El Intercambio

Fuente e imagen: https://desinformemonos.org/el-gobierno-de-honduras-subsidia-el-trabajo-de-fabricas-de-ropa-mientras-su-policia-ataca-a-31-trabajadoras-durante-la-pandemia/

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OPINIÓN: La batalla contra el abuso policial: crónica de un desencuentro

Por: Tlachinollan

 

Bajo la pertinaz lluvia, los comuneros de Alacatlazala permanecían en el corredor de la comisaria, para analizar la situación de tres policías ministeriales, que detuvieron el día viernes 17 de julio, en el crucero de Malinaltepec.  A pesar de que llevaban más de media mañana discutiendo el caso, nadie se exasperaba para pedir que concluyera la reunión, por la hora de la comida. Queda claro que es un tema de mucha preocupación para la comunidad. Estaban presentes las autoridades agrarias, el comisario y todos los delegados municipales, acompañados de sus comisiones y de su policía comunitaria. En esta reunión no se encontraban las mujeres, tampoco los niños ni las niñas. Solo los jóvenes y personas mayores, que con sus machetes fajados en el cinturón hacen frente a este problema. De por sí, se encuentran en guardia, por el conflicto agrario que se reactivó en esta temporada de siembra con los comuneros de Malinaltepec.

A pesar de que las autoridades de la fiscalía regional no pudieron asistir este sábado 18 de julio a la comunidad, los habitantes se mantenían en sesión permanente. Escuchamos los testimonios que daban cuenta de la detención de los tres policías ministeriales. Explicaron que varias familias no tienen tierras dentro de su núcleo agrario para sembrar maíz, por eso en cada temporada se ven obligados a rentar la tierra a la comunidad de Santa Cruz, municipio de Copanatoyac, en la zona conocida como Barranca Honda. Un lugar peligroso, donde se han encontrado varios cuerpos de personas desaparecidas.

Estas familias construyen rudimentariamente cobertizos con lonas para vivir dos meses en su parcela, mientras crece la milpa. Enfrentan con mucha crudeza las inclemencias del tiempo. Por eso, otras familias prefieren viajar diariamente de la comunidad a la parcela, aunque es más caro por el costo del pasaje o el combustible, sin embargo, la noche es menos pesada, porque duermen en su casa. La desventaja es que las madres de familia tienen que levantarse a las cuatro de la mañana para hacer las tortillas y preparar el almuerzo y la comida. A las cinco horas, ya van rumbo a la parcela. En este trajín, es donde se han suscitado algunos problemas con la policía ministerial de Tlapa.

El 26 de junio, cuando varias familias regresaban de Barranca Honda, fueron detenidos por un grupo de la policía ministerial. Revisaron su vehículo, verificaron el número de motor y les comentaron que su carro tenía reporte de robo. Por más que el chofer argumentaba que su camioneta había sido revisada en otras ocasiones, nunca le habían dicho que tuviera problemas. Sin atender el dicho del chofer, los policías bajaron a las familias y se llevaron el vehículo para Tlapa. Antes de llegar a la agencia del ministerio público, lo presionaron diciéndole que sabían que tenía armas de alto poder, y que su caso se complicaría. Le prometieron ayudarle, con dinero de por medio. Le pidieron 18 mil pesos. Al sentirse acorralado y desprotegido, el chofer se vio obligado a conseguir el dinero, logrando juntar 15 mil pesos. En lugar de pedir apoyo a su familia y amigos, prefirió guardar silencio a cambio de su libertad. Además del temor que infundieron, carga con la deuda, sin saber cuando la podrá pagar.

El 7 de julio pasado en el crucero de Tototepec, se instaló otro puesto de revisión por la policía ministerial. A los pasajeros les pedían que se identificaran para corroborar en la computadora si alguien tenía orden de aprehensión. Preguntaban de qué comunidad venían y a qué se dedicaban. También revisaban los vehículos. De nueva cuenta a otro comunero de Alacatlazala lo detuvieron, porque supuestamente su nombre aparecía con orden de aprehensión. No le mostraron ningún documento, simplemente lo intimidaron. No tuvo otra alternativa que negociar su libertad por 25 mil pesos. Para darle más confianza a la víctima de esta extorsión, los policías se identificaron como el grupo “chuta”, garantizándole que ya no lo molestarían.

El viernes 17 de julio, como a las 11:30 de la mañana, recibimos una llamada de Alacatlazala. Nos informaban que en el crucero de Malinaltepec se encontraban tres personas que decían ser policías ministeriales. Comentaron que revisaban los vehículos y preguntaban por personas de Alacatlazala. Ante este operativo, los pobladores se organizaron y fueron a verificar el motivo de esta molestia. Constataron que el vehículo no estaba “balizado”, por lo mismo, dudaron de que fueran policías ministeriales. Los comuneros decidieron llevarse la camioneta y a las tres personas para la comisaría. Los interrogaron sobre su proceder. Solo comentaron que iban a entregar una notificación a la comunidad de Moyotepec y que aprovecharon para comprar duraznos. Se identificaron como elementos de la Policía Investigadora Ministerial adscrita a la Fiscalía Especializada de Delitos Sexuales y Violencia Intrafamiliar, con sede en Tlapa. Tomaron las declaraciones de cada uno y vieron que sus armas de cargo no correspondían con las que portaban y que, además, uno de los elementos traía una charola de otra persona. Comentó que aun no estaba dado de alta. Ante estas irregularidades, los comuneros determinaron su detención y acordaron solicitar la presencia del fiscal regional para denunciar las tropelías que han estado cometiendo sus elementos y dar a conocer la situación de las tres personas detenidas.

En la asamblea, resaltaron los reclamos de una población que se siente agraviada y perseguida por la policía ministerial. Los principales del pueblo cuestionaban el comportamiento de quienes tienen la responsabilidad de brindar seguridad y respetar los derechos de las personas. Con la experiencia que han obtenido a lo largo de los años, como servidores del pueblo, lamentaron que las autoridades no pongan el ejemplo y, que, al contrario, sean ellas quienes violenten la ley. Por eso, existe mucho desorden. Ya no hay respeto a la misma autoridad porque han defraudado la confianza de la gente. Ya no se sabe si en verdad los policías están capacitados para desempeñar bien su trabajo. Les preocupa mucho que no haya controles dentro de la misma corporación policial, para que no existan personas que se ostenten como policías, sin que tengan su nombramiento, mucho menos que no estén en orden el armamento que portan y el vehículo que usan.

Este domingo 19, los comuneros de Alacatlazala tuvieron una reunión con los principales y delegados municipales. Después de la una de la tarde, recibieron a la comisión encabezada por el fiscal regional de la Montaña. El ambiente se tornaba tenso, al no permitir que los vehículos de las autoridades quedaran sobre la carretera. La instrucción era que quedaran frente a la comisaría, y que la entrada fuera bloqueada con un vehículo de la comunidad. El mensaje era claro: no permitirían la salida de las autoridades hasta que se firmara los acuerdos planteados por la asamblea. Leyeron un documento que narra los hechos de la detención de los tres policías reportando las irregularidades que encontraron. Las personas agraviadas, sobre todo las que han sido extorsionadas dieron su testimonio, resaltando que esta práctica es recurrente. Ilustraban con ejemplos, que a las personas que llevan leña, venden animales de rancho o que se trasladan para ir a sus parcelas, son molestados y llevados a Tlapa. Demandaron con mucha fuerza de que las policías dejen de molestarlos, de intimidarlos y de quitarles dinero. Señalaron que los puestos de revisión no son para proteger a la población sino el mejor pretexto para extorsionar y meter miedo a la población.

Los pobladores de Alacatlazala tuvieron que llegar al extremo de detener a tres policías, para hacer público su reclamo; expresar su enojo, y denunciar los abusos de los policías. Exigieron respeto y demandaron el cumplimiento cabal de su responsabilidad, amparado siempre en la ley. Ante la multiplicidad de agravios que se remiten a otros momentos, en los que también ha habido detenciones de policías del estado y ministeriales, la asamblea tomó el acuerdo de liberar a los tres elementos de la policía ministerial, pero no devolver la camioneta y las armas. Fue una negociación difícil, por los desencuentros que a lo largo de los años se han suscitado en la región, y que la población indígena ha tenido que padecer multiplicidad de abusos, maltratos, detenciones arbitrarias, agresiones físicas, torturas y extorsiones.

Este entuerto ha sido la causa de que las comunidades indígenas generen mecanismos de autodefensa, para proteger sus derechos y contener la fuerza avasalladora de los grupos policiales, que, ante la falta de controles internos para ordenar sus actuaciones, y ante sus precarias condiciones laborales, arremeten contra la población indígena, por considerarla como personas iletradas, que son presa fácil de cualquier amenaza, abuso o engaño.

Los pueblos indígenas no solo han tomado la palabra, sino también las calles, y han sido obligadas a ejercer la protesta para reclamar sus derechos, llegando al extremo de encarar a la autoridad para exigir respeto. Resulta imperioso que las autoridades estatales y municipales pongan el ejemplo de lo que significa respetar la ley y salvaguardar los derechos humanos de la población más lastimada por gobiernos que los han excluido socialmente y les han dado un trato despótico y discriminatorio. Es tiempo de que Congreso del Estado, apruebe la reforma sobre los derechos de los pueblos indígenas y afromexicanos para dar un salto cualitativo en nuestra legislación que los reconozca como sujetos de derecho y acabar con este yugo secular.

Fuente e imagen:  http://www.tlachinollan.org/opinion-la-batalla-contra-el-abuso-policial-la-cronica-de-un-desencuentro/

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Protestan en Chile contra el Servicio Nacional del Menor

América del Sur/Chile/08-03-2020/Autor(a) y Fuente: www.telesurtv.net

Periodistas y reporteros chilenos denunciaron que se replegaron efectivos de la policía para reprimir con agua a manifestantes que se encontraban cantando y bailando.

A pocas cuadras de la Plaza de la Dignidad, en la capital chilena, cientos de personas se han movilizado este viernes para protestar contra el Servicio Nacional del Menor (Sename).

Según medios locales, la manifestación avanzó con rumbo a la intendencia regional en el centro de La Serena, y permanecieron frente a la Iglesia San Agustín protestando en contra del Sename.

Periodistas y reporteros chilenos que siguen estos sucesos, denunciaron que se replegaron efectivos de la policía, quienes reprimieron con agua a manifestantes que se encontraban sin violencia cantando y bailando.

MegafonoPopular®@MegafonoPopular

🔴🇨🇱 Mientras miles de reúnen al compás de una alegre Fiesta cantando y bailando las Fuerzas represivas del gobierno atacan a manifestantes con carro lanza agua

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Minutos antes, en Plaza Buenos Aires, las fuerzas de seguridad habían incremetado los controles de identidad.

RSB Chile@rsbchile

| A esta hora en Plaza B. Aires con controles de identidad y alta presencia policial, ante eventuales manifestaciones.@CarlosRiescoR @patopizarrovega @Mbrownp @ToroMaca @Cristian_Titin

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Pese a la represión de los carabineros, los manifestantes permanecieron reunidos en la Plaza de la Dignidad, con los cantos de «el pueblo unido jamás será vencido».

La convocatoria, lanzada esta semana, buscaba movilizar a la mayor cantidad de personas para manifestarse en contra de la institución rectora en Chile del trabajo con los niños que dependen del Estado para su subsistencia.

Marcha Informativa@MarchaInformat1

🔴Ahora en
Multitudinaria Manifestación
Todos somos un mejor
Vamos por esa Marcha y vean en directo👇 https://youtu.be/cdwr8hh58pk 

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El Sename ha sido cuestionado desde hace varios años por ineficiencias en su actividad que han derivado en problemas de hacinamiento, carencias en cuanto al aseo y la higiene de las instalaciones, personal falto de calificación para la atención a los niños e incapacidad para hacerse cargo de menores con patologías médicas de salud mental.

La concentración antecede a la prevista para el domingo, en conmemoración del Día Internacional de la Mujer.

MegafonoPopular®@MegafonoPopular

LA MARCHA MAS GRANDE: ni con toda su campaña del terror el fascismo puede hacer retroceder al pueblo. Esto es masivo, canta El Baile de los que los sobran!

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Chile vive jornadas de protestas desde octubre de 2019, inicialmente relacionadas con el incremento del costo del transporte público, pero que posteriormente se han ampliado para exigir mejoras en los salarios, las pensiones, una nueva Constitución y otras demandas sociales.

Luego de las fechas navideñas y de fin de año, las protestas tomaron auge nuevamente en este mes de marzo, para el que están convocadas 15 jornadas de manifestaciones organizadas.

Fuente e Imagen: https://www.telesurtv.net/news/protestan-chile-contra-servicio-nacional-menor-represion-20200306-0021.html

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Argentina: El Ministerio de Mujeres, Género y Diversidades, una cartera que nació de la lucha

El Ministerio de Mujeres, Género y Diversidades, una cartera que nació de la lucha

Ya juraron las nuevas funcionarias

Este miércoles Elizabeth Gómez Alcorta tomó juramento a las autoridades del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad que la acompañarán en la gestión, en un acto que se distinguió por lo emotivo y el entusiasta apoyo del público que colmó el auditorio del Ministerio de Producción, prestado para la ocasión ya que el flamante ministerio aún no tiene sede propia. Del acto participaron el jefe y la vicejefa de gabinete de la Nación, la secretaria de Legal y Técnica, ministras y ministros, diputadas nacionales, intendentas, la ministra de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la provincia de Buenos Aires, titulares de las áreas de género de distintas dependencias, otras y otros referentes políticos y de los distintos poderes del Estado.

La politóloga Lara González Carvajal juró como jefa de Gabinete del ministerio. Especialista en planificación y políticas públicas, trabajó en la Cámara de Diputados de la Nación y en el Senado de la Provincia de Buenos Aires como secretaria Legislativa del bloque Frente para la Victoria-PJ.

Cecilia Merchán, la secretaria de Políticas de Igualdad y Diversidad, juró “por la patria y por la matria, justa, libre y feminista. Por las ancestras, que nos trajeron hasta acá, y por las jóvenes, que no sabemos a dónde nos van a llevar”. Empezó a militar a los 14 años como alfabetizadora de personas adultas. Como diputada nacional, impulsó las leyes de ampliación de derechos, coordinó el programa Juana Azurduy y el Comité Ejecutivo contra la Trata de Personas.

Pilar Escalante juró “por las luchas colectivas, que nos trajeron hasta acá” al asumir como subsecretaria de Igualdad. Licenciada en Ciencia Política con orientación en Análisis Político en la Universidad Nacional del Rosario y referente de la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito en su ciudad, hace más de 10 años desarrolla y participa en dispositivos de acompañamiento en el acceso a los derechos sexuales y reproductivos de mujeres y personas gestantes.

Alba Rueda ocupa el cargo de subsecretaria de Políticas de la Diversidad y juró “por la patria transfeminista, por Lohana Berkins, por Diana Sacayán, por la resistencia de les compañeres”. Militante y activista por los derechos de las personas trans y travestis, es presidenta de Mujeres Trans Argentina, investigadora del Departamento de Género y Comunicaciones del Centro de la Cooperación Floreal Gorini e integrante del consejo asesor del Observatorio de Género en la Justicia, que depende del Poder Judicial de la Ciudad de Buenos Aires.

Josefina Kelly Neira, abogada penalista con diploma de FLACSO de gestión y control de políticas públicas, que trabajó en el Poder Judicial de Nación, en el Ministerio de Seguridad y en el Ministerio de Justicia de la Nación, juró como Secretaría de Políticas contra la Violencia por Razones de Género.

Laurana Malacalza asumió como subsecretaría de Abordaje Integral de las Violencias por Razones de Género. Es docente de la Especialización en el abordaje de las violencias interpersonales y de género de la Universidad Nacional de La Plata. Coordinó el Área de Género e Investigación del Comité contra la Tortura de la Comisión Provincial de la provincia de Buenos Aires y fue coordinadora del Observatorio de Violencia de Género de la Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires.

Carolina Varsky, que juró “por les otres, que son la patria”, fue designada en la subsecretaría de Programas Especiales contra la Violencia por Razones de Género. Fue Coordinadora de la Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad de la Procuración General de la Nación entre 2013 y 2019. Trabajó por más de 15 años en el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). Fue Directora del Programa Memoria y Lucha contra la Impunidad del Terrorismo de Estado y luego directora de Litigio y Defensa Legal en ese organismo de derechos humanos.

Al frente de la Subsecretaría de Formación, Investigación y Políticas Culturales para la Igualdad juró Diana Broggi, “por la historia de las Abuelas y las Madres y por el futuro de las pibas y pibes de nuestra patria grande”. Con formación en salud social y comunitaria, y como psicóloga feminista trabajó en equipos de salud territoriales en consumos problemáticos, violencia de género, niñez y adolescencia.

Larisa Rosón, con más de veinte años de experiencia en gestión pública y en organismos internacionales. asumió como subsecretaria de Gestión Administrativa.

En el acto la ministra reiteró que la creación del ministerio es producto de la lucha histórica que no sólo se remonta a principios del siglo pasado sino a las batallas y luchas que dieron en soledad muchas mujeres y colectivos de la diversidad desde la recuperación de la democracia y destacó que la creación del ministerio es expresión de la voluntad política de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner de priorizar y jerarquizar la política de igualdad de géneros de un modo contundente e indiscutido. También señaló que esta decisión implica revalorizar el rol del Estado y lo público y que más allá del trabajo que llevaron adelante organizaciones de la sociedad civil en la lucha por los derechos de las mujeres y las disidencias hay competencias que son propias e inexcusablemente estatales.

Fuente de la Información: https://www.pagina12.com.ar/240692-una-cartera-que-nacio-de-la-lucha

 

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República Dominicana: Campesinos de El Seibo fueron trasladados por la fuerza a las 2:30 de la madrugada

América Central/República Dominicana/03-11-2019/ Autor(a) y Fuente: acento.com.do

Fueron trasladados de manera forzosa los campesinos y campesinas de El Seibo que se mantenía en una vigilia de protesta frente al Palacio Nacional en reclamo de que el Gobierno les garantizara que no serían desalojados de la tierra que trabajan desde hace decenios al amparo de un asentamiento agrario hecho por la administración del presidente Joaquín Balaguer.

«Esta noche a las 2:30 de la madrugada, ha llegado a la acampada de #ElSeiboResiste un gran despliegue de policías antidisturbios que les han desalojado con violencia. Seguiremos atentos y denunciando un nuevo abuso a los campesinos de #ElseiboCamina», fue el escueto mensaje divulgado por los activistas sociales que apoyan a los campesinos seibanos.

Asimismo, fue divulgado un vídeo en el cual el sacerdote Miguel Ángel Grullón explica lo sucedido:

 

 

Fuente e Imagen: https://acento.com.do/2019/actualidad/8745736-campesinos-de-el-seibo-fueron-trasladados-por-la-fuerza-a-las-230-de-la-madrugada/

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Haitianos continúan protestas contra el gobierno de Moïse

América Central/Haití/06-10-2019/Autor y Fuente: www.telesurtv.net

La policía intentó bloquear la entrada al aeropuerto de Puerto Príncipe y baleó a al menos dos personas, mientras los manifestantes les arrojaron piedras, bombas incendiarias y botellas.

Los líderes de la oposición en Haití continúan en protesta este sábado, tras una de las mayores movilizaciones el viernes último para exigir la renuncia del presidente Jovenel Moïse y pedir a la comunidad internacional que rechace el mandato del jefe de Gobierno haitiano.

Miles de haitianos protestaron la víspera en una manifestación pacífica contra la corrupción, la falta de productos básicos y culpan al jefe de Estado de los problemas económicos y sociales del país.

Por su parte, la policía intentó bloquear la entrada al aeropuerto de Puerto Príncipe y baleó al menos a dos personas, mientras los manifestantes les arrojaron piedras, bombas incendiarias y botellas. Varios de los manifestantes llevaban carteles en los que pedían el apoyo de Estados Unidos.

Con el Mazo Dando

@ConElMazoDando

23 personas están hablando de esto

En la jornada los protestantes leyeron un comunicado a la comunidad internacional, en el que explican el caos que vive el país caribeño y piden el apoyo de los Estados para que el pueblo haitiano pueda juzgar a los miembros del gobierno.

Moïse llamó al diálogo y creó una comisión que garantizará una transición ordenada al poder, mientras los actos violentos y los enfrentamientos con las fuerzas del orden continúan.

Tras cuatro semanas de movilizaciones, 17 haitianos han sido asesinados, la economía se ha paralizado, hay escasez de combustibles, alimentos, y más de dos millones de niños han permanecido en sus casas sin poder asistir a las escuelas.

Fuente e Imagen: https://www.telesurtv.net/news/haiti-protestas-renuncia-presidente-moise-20191005-0011.html

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