La apuesta de la educación

Por: José Elías Romero Apis. 

Las naciones deben a la educación más que a todos sus otros tesoros. El saber es infinitamente superior al poder y al tener. Las naciones más opulentas y más poderosas lo han entendido bien. La más cercana en la vecindad ha demostrado que valora más a su escuela y a su universidad que a su tesoro o a su ejército. Gracias a lo que es su escuela es lo que es su hacienda, su hospital, su fábrica y su tribunal

Hace tiempo, en mi tesis de ingreso a la Academia Mexicana de la Educación, sostuve que algunos países, algo así como 20, son los que decidieron ser lo que son y otros, algo así como 180, tan sólo son lo que les pudo salir. Estados Unidos, algunos europeos y algunos asiáticos, hoy son lo que quisieron ser.

Las naciones deben a la educación más que a todos sus otros tesoros. El saber es infinitamente superior al poder y al tener. Las naciones más opulentas y más poderosas lo han entendido bien. La más cercana en la vecindad ha demostrado que valora más a su escuela y a su universidad que a su tesoro o a su ejército. Gracias a lo que es su escuela es lo que es su hacienda, su hospital, su fábrica y su tribunal.

Todos los que decidieron su futuro le apostaron a la educación. Todos están escolarizados, tecnificados y capacitados. Por eso, tomando a la industria electrónica como ejemplo, vemos que Corea del Sur así apostó más que muchas naciones europeas. Por eso, ahora su empresa electrónica es líder en teléfonos celulares, mientras la otrora famosa compañía europea no fabrica esos instrumentos. Lo mismo sucede en televisores y en reproductores.

También nos sirve de muestra la industria automotriz. El automóvil es uno de los artefactos de mayor complejidad tecnológica. El país que logra fabricarlo con alta integración nacional, ya está “del otro lado”. Sus 6,000 partes componentes requieren de una capacitación impensable.

Pues bien, hoy en día, de las 10 marcas de mayor venta en Estados Unidos, seis son asiáticas, concretamente japonesas y sudcoreanas. Y, de las 20 de mayor producción mundial, 9 son asiáticas. De ésas, el “top 6” cuenta con 4 asiáticas, una alemana y una norteamericana.

Ésa es una consecuencia de la apuesta de la educación. El planteamiento es muy simple en su enunciado. Producir más y mejor. Esto se refiere a personas y a cosas. No sólo me refiero a la mayor y mejor producción de cosas, tema de la fábrica. Me refiero a la mayor y mejor producción de personas, tema de la escuela.

Así, me he preguntado, ¿por qué, en México, no hemos tenido una política educativa? Y, en consecuencia seguida, si ¿deberíamos tenerla? Desde luego, no me refiero a este sexenio y gobierno, sino a que no la hemos tenido durante ya varias décadas.

Porque una cosa es mejorar la escuela y otra, muy distinta, es perfeccionar la educación. Reconozco que hemos trabajado en lo primero. Mejorar la escuela es un presupuesto ineludible para la mejoría de la educación. Pero no son lo mismo ni debemos confundirlo. Reformar la escuela es mejorar el maestro, el aula, el programa, el sistema, el temario y el calendario.

Mejorar la educación es atender el sentido, la finalidad y el destino de la producción profesional. Lo primero, concedo que lo hemos atendido. La anterior “reforma educativa”, aunque positiva, fue una mera reforma escolar. Pero la reforma educativa de fondo no se vio y se nos quedó postergada. Espero que, en el futuro, pueda avanzar.

Para ello, ahora me pregunto, ¿sabemos lo que queremos? ¿Cuántos médicos necesitamos tener dentro de 30 años? ¿Cuántos deberán ser especialistas en huesos o cuántos expertos en genomas? ¿Qué vamos a hacer para que los que resulten excelentes no se vayan a los hospitales del extranjero? ¿A cuántos futuros profesionistas arrojaremos a las filas de la desocupación y de la frustración? Y, ¿de qué tamaño será nuestro déficit en otras profesiones?

¿Debemos seguir teniendo lo que sea y en la cantidad que sea? ¿Debemos permitir que cada quien instale y opere una universidad cuando se le antoje? ¿Es bueno que, en este país, una cantina se encuentre sujeta a mayor control y vigilancia que una universidad?

Soy político, no educador. Por eso, tengo las preguntas, aunque no tenga las respuestas. Éstas no me corresponden a mí sino a los especialistas que atienden a nuestros gobernantes. Tan sólo cuidémonos de no contar con expertos que no tengan todas las respuestas o de contar con políticos que no tengan todas las preguntas.

Fuente del artículo: https://www.excelsior.com.mx/opinion/jose-elias-romero-apis/la-apuesta-de-la-educacion/1339955

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