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La mujer que comenzó la primera academia audiovisual indígena de Colombia

América del Sur/Colombia/24-01-2021/Autor: Carlos Hugo Sierra/Fuente: www.elespectador.com

Nelly Kiru, una mujer Murui-Muina de La Chorrera (Amazonas), impulsa desde hace 20 años la formación de jóvenes indígenas amazónicos en lenguajes audiovisuales y radiales. Sueña con la primer escuela audiovisual indígena del país para que sean los pueblos originarios amazónicos quienes narren su propia historia.

Nelly Kuiru, llamada bajo su nombre tradicional Moniya – “árbol de la abundancia” – es una valiente y decidida mujer indígena del pueblo Murui-Muina proveniente de La Chorrera (Amazonas) que lleva adelante, no sin dificultades, la admirable labor de impulsar, desde hace 20 años, la formación continuada de jóvenes, líderes y abuelos sabedores indígenas en la apropiación de las herramientas tecnológicas asociadas a la comunicación (principalmente a través del formato audiovisual y radiofónica).

Durante este proceso, que comienza a dar sus primeros pasos en el año 2000, el simple hecho de ser mujer constituyó un impedimento inicial que Nelly ha tenido que superar con el tiempo en un contexto de alta complejidad, tanto desde la perspectiva meramente geofísica (ya que esta iniciativa se localiza en el corazón de la selva amazónica) como desde un punto de vista cultural (se trata de un inmenso territorio donde habitan, al menos, 26 pueblos indígenas).

Es por ello que habrá que esperar al año 2012, después de una ardua y complicada tarea de convencimiento ante las autoridades tradicionales sobre la trascendencia del fenómeno comunicativo en la pervivencia y fortalecimiento de las culturas indígenas, para ver materializada por fin un primera experiencia de formación sobre tecnologías audiovisuales y radiofónicas con grupos de estudiantes indígenas que se encontraban distribuidos en puntos distantes del departamento de Amazonas (en las diferentes áreas no municipalizadas y en los municipios de Leticia y Puerto Nariño).

El éxito de esta actividad durante aquel año coincide con el nombramiento de Nelly, por parte de las AATIS (Asociaciones de Autoridades Tradicionales Indígenas del Amazonas), como comisionada nacional de comunicación de la Macro-Amazonía ONIC (Organización Nacional Indígena de Colombia).

Simultáneamente, en los espacios de concertación a nivel nacional, Nelly pelea con firmeza, junto con sus compañeras de los diferentes pueblos indígenas del país (mujeres Wayuu, Kankuama, Nasa, Zenú, etc.) en las negociaciones con el Gobierno nacional para lograr una política pública de comunicación de y para los pueblos indígenas y, a su vez, un Plan Nacional de Televisión que dé cabida a un capítulo específico para Pueblos Indígenas (que se materializó en 2017).

Ya en el año 2015, se crea la escuela itinerante indígena de comunicación Ka+ Jana Uai (La Voz de nuestra Imagen). La escuela, más allá de ser una iniciativa puntual, ha conseguido perdurar hasta el presente con escasos recursos, contribuyendo, no sólo a motivar a los jóvenes de diferentes pueblos a hacer suya la comunicación como una herramienta para fortalecer a sus pueblos, sino también para abrir un horizonte de expectativa en su futuro, ya que en el Amazonas son muy limitadas las oportunidades para que los jóvenes se alejen de los problemas sociales que los acechan (fuerte aculturación, trata de blancas o tráfico de drogas).

Pero no sólo eso. La escuela tiene como otro de sus propósitos construir un imaginario de los pueblos indígenas amazónicos a través de sus narrativas ancestrales y desde una óptica propia, alejado definitivamente del tono folclorizado y estereotípico con el que habitualmente se trata esta realidad.

En los últimos años, la escuela de comunicación Ka+ Jana Uai se ha visto consolidada gracias al desarrollo de diversas iniciativas que complementan el proceso formativo. Como ejemplo, en 2018 participó en la serie de televisión transmitida por Canal Trece El Buen Vivir que ha sido conducida por primera vez en la historia de Colombia por realizadores y directores indígenas (entre ellos, la propia Nelly).

En la actualidad, se está llevando a cabo la segunda temporada de la serie en la que Nelly y la escuela participan orientando y dirigiendo contenidos de un episodio que pone el foco de atención en la situación de desarraigo y choque cultural que viven los jóvenes del pueblo Magüta (Ticuna) y que desemboca frecuentemente en graves problemas sociales como el alcoholismo, el consumo de sustancias psicoactivas y, en muchos casos, con un final trágico en forma de suicidio. En última instancia, la pretensión de fondo de esta obra en preparación es la toma de conciencia por parte de los jóvenes indígenas sobre las consecuencias que puede acarrear el traumático choque cultural que hoy en día existe en el Amazonas.

Por otra parte, en 2019, se consiguió terminar la formación técnica de 10 jóvenes, líderes y abuelos que concluyó con la certificación emitida por el Ministerio de Cultura y por la Comisión Nacional de Comunicación de los Pueblos Indígenas de Colombia (CONCIP) en la que les reconocía como “Comunicadores Comunitarios Indígenas con énfasis en medios audiovisuales y radiofónicos”.

Con todo, es preciso señalar que la acelerada propagación del COVID-19 en Colombia ha causado efectos adversos para la escuela, no sólo en lo que tiene que ver con la paralización de algunas de sus actividades, sino también con el fallecimiento de uno de sus principales protagonistas (como estudiante y narrador de historias de origen), el abuelo Antonio Bolivar (Tafuyama) de la etnia Ocaina y conocido por sus papeles cinematográficos, así como de los abuelos que realizaron un papel central en la historia de “El Buen Vivir” de 2018, el sabedor Aniceto Negedeka (pueblo Muinane) y la sabedora Amelia Jifichiu (pueblo Bora).

Sea como fuere, la escuela Ka+ Jana Uai dirigida por Nelly Kuiru, sigue escribiendo su propia historia superando todo tipo de obstáculos y ampliando su campo de acción al medio cinematográfico y a medios digitales.

Y el mayor sueño de los jóvenes estudiantes y Nelly es crear la primera academia indígena de medios de comunicación, en la que se articule la comunicación propia de los pueblos y la apropiada, puesto que, en definitiva, el objetivo esencial de este proceso es formar a los jóvenes en el fortalecimiento de la cultura ancestral, la política de origen, la relación con el medio ambiente natural y la ética tradicional con un respeto profundo de lo propio.

Fuente e Imagen: https://www.elespectador.com/noticias/educacion/primera-academia-audiovisual-indigena-de-colombia/

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Nociones básicas sobre enseñanza y debilidad visual

Por: Sofía García-Bullé

Para algunas familias las escuelas especializadas son la mejor opción, pero carecen del elemento social que proveen las escuelas de población general.

El ejercicio de la ciencia y la educación son vehículos fundamentales para la producción y transmisión de conocimiento, pero ambos rubros tienen un sesgo importante que coarta su potencial y alcance. Ninguna considera en su diseño la integración de personas con capacidades diferentes.

Wanda Díaz-Merced, reconocida astrónoma y conferencista internacional, quien estará presente en el próximo webinar del Observatorio de Innovación Educativa con el tema de la inclusión digital de las personas con discapacidad visual en la ciencia, reveló un dato sorprendente, que habla mucho sobre lo lejos que estamos de una producción y transmisión de conocimiento con perspectiva de accesibilidad.

“Solo existen 4 astrónomos con debilidad visual en el mundo” explicó para la revista Nature la también creadora de la sonificacion, método que convierte conjuntos grandes de datos a sonido audible.

Wanda Díaz-Merced. Fotografía:  Ted.com

Wanda Díaz-Merced. Fotografía: Ted.com

Este recurso representa un importante esfuerzo para abrir el ejercicio de la astronomía a personas con debilidad visual, y sin duda es un testamento a la resiliencia de Díaz-Merced, quien a pesar de vivir con debilidad visual ha continuado su carrera científica. Pero, ¿por qué habría de ser la norma que los científicos o académicos reconocidos que tienen alguna discapacidad sean tan pocos que se puedan contar con una mano? ¿Qué esfuerzos de este tipo podemos encontrar en la esfera educativa para evitar esta clara exclusión de la academia?

Cuando un estudiante tiene capacidades diferentes, una situación fundamental a resolver es, ¿cómo recibirá su formación educativa?, si se le educará en casa, asistirá a clases especiales, a una institución especializada o quizás integrarse a una escuela de población general.

“Muchas conductas sociales que la gente con vista sana toma por sentado no son aprendidas, en vez de esto aprenden manierismos propios sólo de la gente ciega”.

Un preconcepción equivocada con respecto a los estudiantes con capacidades físicas diferentes o neurodivergencias es asumir que todos tienen necesidades especiales que deben atenderse fuera de los recintos educativos de población general. No hay un enfoque único que abarque al alumnado con habilidades diferentes. Aún dentro del grupo de personas con debilidad visual hay gradientes.

Desde aquellos que sólo necesitan lentes, a aquellos que requieren asistencias de navegación pero que aún pueden ver formas, hasta aquellos que tienen ceguera completa, los estudiantes con debilidad visual no tienen siempre la misma experiencia educativa. Por ejemplo, nadie cuestionaría la permanencia en una escuela pública de un alumno que solo necesita lentes.

Pero si el estudiante no puede moverse dentro de la escuela sin auxilios visuales como un bastón o un lazarillo, o si no puede ver el pizarrón ni leer los mismos libros que sus compañeros, comienza el debate de si este estudiante puede estar en una escuela de población general.

Alrededor del mundo existen miles de escuelas especializadas para educandos con debilidades visuales, pero en una era de modernidad que apunta hacia una educación más inclusiva, surge la pregunta de si realmente separar a la población con debilidad visual es lo mejor en términos de educación integral no solo para estos niños y jóvenes, sino para la sociedad, que no está sensibilizada sobre la integración y trato hacia las personas con capacidades visuales diferentes.

Una desventaja social

El sistema educativo actual presenta la discapacidad visual como una falta de capacidad en vez de una capacidad diferente. Debido a esto, no se toma en cuenta ni en los programas, ni en la capacitación docente, ni en los espacios físicos de los recintos educativos.

“Solo existen 4 astrónomos con debilidad visual en el mundo”.

Existen guías realizadas por gobiernos y por algunas ONG, con el objetivo de apoyar a maestros para integrar alumnos con debilidad visual a sus clases, pero este tipo de integración no se encuentra dentro de la estructura del sistema educativo, los maestros usualmente lo buscan por su cuenta, cuando tienen el interés. Por este motivo, muchas familias con niños que tienen debilidad visual, consideran las escuelas especializadas como una buena opción para sus hijos, pero a pesar de contar con instalaciones y personal altamente capacitado para educar personas con debilidad visual, el elemento social presente en una población diversa no existe en estas instituciones.

“Muchas conductas sociales que la gente con vista sana toma por sentado no son aprendidas, en vez de esto aprenden manierismos propios sólo de la gente ciega”, señala Alex Man, consultor de accesibilidad digital y padre de un niño con debilidad visual, sobre la principal desventaja de una escuela especializada. El también especialista en tecnología asistiva explicó cómo su propia experiencia educativa en una escuela especializada motivó su decisión de no inscribir a su hijo en una escuela de este tipo.

Los aspectos de socialización y enculturación necesarios para que las personas con debilidad visual se desarrollen en un mundo en el que la mayoría de la gente puede ver, no se experimentan en una escuela especializada. La retroalimentación social que ayuda a moldear la conducta de los niños es necesaria tanto para los que pueden ver, como para los que no. Entonces, ¿qué necesitan tener en cuenta las escuelas para asegurar la integración de alumnos con debilidad visual?

Hacia escuelas con accesibilidad visual

El sistema educativo actual no necesita un cambio estructural para ofrecer accesibilidad al estudiantado con debilidad visual. Quizás para empezar solo sea necesario un uso más estratégico y constante de los recursos que ya existen.

Los manuales de accesibilidad para apoyar a los maestros en la integración de alumnos con debilidad visual podrían ser parte de su capacitación. También sería de gran ayuda entender que la educación de un estudiante con capacidades visuales diferentes no puede ser realizada únicamente por el maestro. La adición al personal educativo de tutores capacitados en braille y de coaches de movilidad para instruir a los alumnos en la correcta navegación de los espacios eliminarían las dificultades extra que enfrenta los estudiantes con debilidad visual.

Contenidos como audiolibros y material impreso en braille también serían instrumentales para cerrar la brecha que complica la experiencia educativa en una escuela de población general. Asegurar caminos a los contenidos educativos y a la información es crucial para la integración de alumnos con capacidades diversas, y para liberar el potencial de conocimiento y contribuciones que pueden aportar al resto del mundo.

“El acceso a la información nos da el poder de prosperar, nos da oportunidades iguales para mostrar nuestros talentos”.

Wanda Díaz-Merced, es contundente en su explicación sobre porqué las oportunidades educativas para las personas con capacidades diferentes son tan importantes. Agregando que las instancias de educación accesible ayudan a gente como ella a decidir lo que quieren hacer en su vida con base en sus intereses en vez de barreras potenciales.

Para los lectores que deseen saber más sobre cómo la accesibilidad visual puede converger con la ciencia y la educación, les recordamos que Díaz-Merced estará presente en el próximo webinar a cargo del Observatorio de Innovación Educativa del Tec de Monterrey con el tema de: La inclusión digital de las personas con discapacidad en la ciencia. Esta plática tendrá lugar el 19 de noviembre en la página de Facebook del Observatorio.

¿Has tenido alumnos con debilidad visual? ¿Eres estudiante con capacidades visuales diferentes? ¿Cuál ha sido tu experiencia en el sistema educativo de población general? ¿Piensas que las escuelas especializadas son la mejor opción? ¿Cómo mejorarías la oferta educativa para personas con problemas visuales? Cuéntanos en los comentarios.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/educacion-debilidad-visual
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FAO emprenderá nuevo proyecto de colaboración con Angola

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ratificó hoy en esta capital su apoyo a Angola para impulsar la agroindustria mediante alianzas entre la academia y los productores.

 

El compromiso quedó suscrito este miércoles en un convenio de colaboración por el ministro de Economía y Planificación, Sérgio dos Santos, y la representante aquí de la FAO, Gherda Barreto, de cara a la implementación del proyecto Prodesi en el sector agropecuario.

Prodesi es el acrónimo de Programa de Apoyo a la Producción, Diversificación de Exportaciones y Sustitución de Importaciones, puesto en marcha por el Ejecutivo para acelerar el rendimiento de esferas que pueden ayudar a diversificar la economía nacional y reducir su elevada dependencia de la rama petrolera, sujeta a los vaivenes del mercado internacional.

El convenio con la FAO deberá contribuir a la mayor participación de la academia en el fomento de la agroindustria y la innovación tecnológica en las cadenas de valor, indicaron las partes.

También prevé facilitar el seguimiento por los centros de educación superior de los procesos relacionados con el desarrollo de capacidades y la formulación de planes de negocios para la agricultura, con el empleo de herramientas creadas por la FAO, entre ellas Rural Invest y My Coop.

Según el documento, es un interés común promover la capacitación sobre la llamada agricultura de contrato, tomando como base los cinco tipos de variantes propuestas por esa agencia de Naciones Unidas.

Coordinado por la cartera de Economía y Planificación, el proyecto AgroProdesi contará, además, con la intervención de los ministerios de Educación Superior, Agricultura y Pesca e Industria y Comercio, así como con entidades de FAO y universidades angoleñas.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=408825&SEO=fao-emprendera-nuevo-proyecto-de-colaboracion-con-angola
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Simón Rodríguez, visionario en política y educación

Por: Clodovaldo Hernández

Simón Rodríguez tenía claro que las nuevas repúblicas nacidas de las antiguas colonias españolas debían resistirse a la tentación de trasplantar las instituciones de la democracia liberal que ya Estados Unidos se empeñaba en preconizar como un modelo universal.

“La América española es original. Originales han de ser sus Instituciones y su gobierno, y originales los medios de fundar uno y otro”, escribió este maestro adelantado a su época. “Nos parece que podemos adoptar sus instituciones sólo porque son liberales, sin tomar en cuenta aspectos geográficos, históricos, étnicos, religiosos ni tampoco las diferencias en cuanto a ideas, creencias y costumbres”.

El rasgo visionario del gran docente caraqueño se pone de manifiesto en que, dos siglos después, sus advertencias siguen siendo pertinentes. Hemos pasado doscientos años dirigidos –salvo escasas excepciones– por clases políticas que han tratado de establecer en nuestras naciones mestizas e irredentas los sistemas políticos del Norte, como si se tratara de una franquicia o de la sucursal de una corporación. Quienes han tratado de buscar vías propias, como las planteadas por el hombre que se hizo llamar Samuel Robinson, han pagado caro su osadía. La Venezuela de este siglo puede confirmarlo.

Para Rodríguez, no solo debíamos evitar la imitación del modelo político estadounidense porque éramos distintos, sino también porque era un mal ejemplo. Lo ilustró, como corresponde a su condición, magistralmente. Dijo que “Estados Unidos presenta la rareza de un hombre mostrando con una mano a los reyes el gorro de la Libertad, y con la otra levantando un garrote sobre un negro, que tiene arrodillado a sus pies”. Contundente en su irreverencia, se preguntaba qué tipo se libertad y democracia podía ser esa en la que solo los blancos tenían derechos.

Rodríguez no era de los que critican solo hacia afuera. Fue un cuestionador profundo de la educación que se impartía en la Caracas de finales del siglo XVIII, justamente por ser excluyente por motivos raciales y sociales. Para él, los niños y adolescentes con acceso a la educación (una absoluta minoría), tenían como maestros a gente sin formación pedagógica, mientras los programas de estudio eran conservadores y controlados por la Iglesia. Mientras tanto, la gran mayoría no contaba siquiera con esa precaria posibilidad de aprender.

Propuso crear más escuelas en las que se recibieran a niños pardos, negros e indios. Todos los institutos educativos debían tener maestros profesionales que cobraran un salario justo, en jornadas de seis horas y con materiales didácticos idóneos. Infortunadamente, si se diera una vuelta por el presente, comprobaría que aún hoy sus propuestas siguen estando vigentes.

Más allá de las reivindicaciones que pedía, Rodríguez era también un adelantado a su tiempo en el campo mismo de la teoría pedagógica.

Los estudiosos de sus planteamientos no dudan en calificarlos como revolucionarios, comparables con las ideas que muchos años después postularían los grandes filósofos de la educación, entre quienes se puede mencionar a Paulo Freire, Jean Piaget y Lev Vigotsky, con la diferencia de que ellos tuvieron la ventaja de los estudios universitarios y la investigación académica, en tanto nuestro Robinson, por decirlo de alguna forma, tocaba de oído.

Y es que Simón Rodríguez aprendió en carne propia acerca de la segregación educativa. Por ser un niño expósito (aunque las “redes sociales” de la época aseguraban que era hijo del sacerdote Alejandro Carreño) no tuvo la oportunidad de realizar estudios universitarios, que entonces eran privilegio de los jóvenes de familias de linaje.

A pesar de no haber tenido esa formación, tanto él como su hermano, Cayetano Carreño, fueron destacadas figuras de sus respectivas especialidades. Cayetano fue uno de los mejores músicos venezolanos de su tiempo, mientras Simón (que nunca quiso usar el apellido del cura Carreño), es reconocido hoy como un referente de la filosofía educativa.

Los méritos de este gigante de la teoría docente han quedado en segundo plano, al menos en el relato histórico que muchas generaciones conocimos, opacados por el hecho de que Rodríguez fue maestro del niño Simón Bolívar, una tarea que, según parece, no era nada sencilla porque el muchacho era un rebelde de nacimiento.

También es notable su rol en el episodio casi mítico del juramento de Bolívar en el Monte Sacro, en agosto de 1805, luego de que maestro y estudiante volvieron a reunirse en Europa y pudieron presenciar diversos acontecimientos noticiosos de la época, incluyendo la coronación de Napoleón. Eran los años de génesis del proceso independentista y Bolívar tenía tan solo 22 años y se encontraba abatido por la temprana muerte de su esposa, María Teresa del Toro Alayza.

Algunos historiadores, que a veces gustan de actuar como aguafiestas, han puesto en duda que ese momento haya ocurrido de la manera que lo conocemos, pero se ha hecho muy difícil el desmentido, especialmente después de que Tito Salas, el gran pintor de toda la iconografía de Bolívar, pusiera la escena en uno de sus lienzos.

De lo que sí no hay dudas es del valor fundamental que el Libertador le otorgó a su profesor y amigo, que queda extraordinariamente resumido en la frase: “Usted formó mi corazón para la libertad, para la justicia, para lo grande, para lo hermoso. Yo he seguido el sendero que usted me señaló (…) Puede usted figurarse cuán hondamente se han grabado en mi corazón las lecciones que usted me ha dado, no he podido jamás borrar siquiera una coma de las grandes sentencias que usted me ha regalado”.
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No pudo ejecutar su obra

Como tantos precursores de grandes ideas y proyectos, Simón Rodríguez murió sin ver cristalizada su visión de la educación universal, pública, libre, obligatoria y financiada por el Estado.

Durante la etapa colonial no pudo avanzar porque debió huir del país, tras verse relacionado con la conspiración de Gual y España. Una vez que triunfó la República, Bolívar quiso encargarlo nada menos que de la estructura educativa que había de fundarse en la Gran Colombia, convencido como estaba de que “moral y luces son nuestras primeras necesidades”. Pero, como en tantos otros temas, los ideales del Libertador no eran recibidos con entusiasmo por otras figuras emergidas de la Independencia.

Ni siquiera el fiel y bondadoso Antonio José de Sucre aceptó a Rodríguez para guiar la política educativa de la recién nacida Bolivia.
Las experiencias de aplicación práctica de sus principios tropezaron con la incomprensión y terminaron en fracasos.

El hombre que quería enseñar oficios útiles a los estudiantes, basándose en la práctica y en la disposición a innovar, hubo de dedicarse él mismo a otras actividades a lo largo de un periplo por el continente que nunca incluyó un retorno a Venezuela y concluyó en Perú. Con el mismo fervor fundó escuelas y fábricas de velas. Y con fina ironía, haciendo un juego de palabras, llamó a una de esas pequeñas factorías “Luces de América”.

Fuente: http://ciudadccs.info/2020/10/29/perfil-simon-rodriguez-visionario-en-politica-y-educacion/

Fuente de réplica: https://rebelion.org/simon-rodriguez-visionario-en-politica-y-educacion/

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Opinión: La desvalorización de los expertos en tiempos de COVID

Por: Sofía García-Bullé

El problema no es dudar del conocimiento experto, es descartarlo por completo en favor de la experiencia y perspectiva individual.

 

Cuando los primeros casos de COVID-19 comenzaron a presentarse al final del año pasado en Wuhan, China y las medidas de contingencia comenzaron a aplicarse, nadie imaginó que la situación de emergencia se extendería tanto. En artículos anteriores hemos hablado de diferentes impactos psicológicos y sociales que la pandemia está causando, como el estrés, la ansiedad, así como formas de sobrellevar diversos aspectos del aislamiento y navegar responsablemente para cuidar nuestra salud emocional.

Bajo este contexto, uno de los aspectos más críticos que ha disparado la pandemia es una creciente falta de confianza en la ciencia y los expertos. La democratización de contenidos puede ser algo positivo cuando se busca aprender o desarrollarse en alguna disciplina establecida, pero puede tener implicaciones peligrosas si el objetivo es informarse sobre una situación con alto nivel de incertidumbre, como lo sería el avance de esfuerzos para detener la pandemia.

La red contiene una enorme cantidad de información sobre la pandemia y las medidas para protegernos de esta, y en muchas ocasiones, esta es contradictoria, polarizada o proviene de fuentes poco confiables. Todo lo anterior ha provocado una tendencia de confusión y desconfianza tanto a la información sobre la pandemia, como hacia quienes producen los datos.

Este patrón ya existía desde el 2016, con la llegada al poder de varios líderes derechistas como Donald Trump, en Estados Unidos y Jair bolsonaro, en Brasil. La opinión pública estribó hacia el cuestionamiento y la depreciación de las élites sociales y políticas. Ambos mandatarios construyeron su campaña presentándose como los voceros de una minoría social engañada por los poderes sociales y políticos establecidos, hicieron su camino a la presidencia de sus respectivos países sembrando esta semilla de desconfianza que se extendió más allá de las clases políticas y sociales dominantes, alcanzando a la academia.

Tom Nichols, autor del libro “La Muerte de la experiencia”, explica porqué no solo la desconfianza, sino la desacreditación del conocimiento establecido y quienes lo comunican, es un retroceso social de alto riesgo en un mundo post COVID-19.

De acuerdo con Nichols, el problema real es más complejo que simplemente no confiar en un discurso científico; cuando eso sucede, simplemente se pueden buscar más fuentes que corroboren aquel discurso que no nos convence, de la misma forma que buscaríamos una segunda opinión cuando queremos confirmar un diagnóstico médico; pero lo que sucede no es esto. Para una porción importante del público en general no es una cuestión de que no estén del todo convencidos de la veracidad de la información que reciben, sino que piensan que la forma en que buscan, procesan y aprenden de la información obtenida los vuelve igual o más versados que los expertos reales.

“Escribí el libro porque el público general comenzó a aleccionar a expertos dentro del campo que dominan, es algo que vemos aún más ahora”.

El académico y autor, publicó su libro en 2017, mucho antes del caos de comunicación e información consecuente de la pandemia, y el ensayo en el que el libro está basado es aún más viejo, data del 2014. En su texto, Nichols menciona la idea de los gatekeepers (o porteros) en su forma más pura y desvinculada con las acepciones negativas con las que hoy los conocemos.

Rubros como la cultura popular y la arena de la justicia social, han usado el término para referirse a personas que regulan hostilmente el acceso a un grupo de afición o intereses comunes. Esa acepción ha tomado mucha tracción en la última década, pero antes de eso, en la academia, los gatekeepers eran quienes tenían un alto nivel de conocimiento en determinada disciplina de estudio. Este nivel de conocimiento les permitía ser moderadores en la conversación y validadores de cualquier información nueva que surgiera dentro de su campo epistemológico.

Nichols expresó, más de una vez, su fe en que una crisis ambiental como el cambio climático o de salud, como la pandemia, ayudará a quienes abogan por la democratización del conocimiento a hacer las paces con quienes lo producen. Pero no fue así.

“No contaba con que habría una infraestructura política y de medios completa con un serio interés en no ayudar al público a salir de un estado de desconocimiento”.

Nichols explicó que su suposición de que la sociedad se uniría para avanzar en una sola dirección, y que sistemas de poder gubernamental y mediático los ayudaran en este avance, resultó ser ingenua. “No contaba con que habría una infraestructura política y de medios completa con un serio interés en no ayudar al público a salir de un estado de desconocimiento”, mencionó el académico. El individualismo incentivado por estas estructuras se convirtió en algo más importante que los hechos.

¿Cómo resolvemos un problema de desinformación como este en tiempos de pandemia? El primer paso sería entender que no se trata de un problema de desinformación, sino más bien uno cognitivo. Si tenemos arraigada la idea de que nuestras investigaciones personales en la red tienen más peso que el trabajo de científicos y médicos expertos en su campo, no importará cuántas ni cuáles las fuente que usemos, dado que buscaríamos aquellas que confirmaran esta falacia.

El siguiente paso sería comprender que la ciencia no es un interruptor que acallará nuestras inquietudes y nos brindará una solución rápida. El trabajo de los científicos es estudiar la situación, generar hipótesis de cómo solucionarla y probar estas hipótesis hasta encontrar una que funcione. La incertidumbre, el ensayo, el error y el acierto, son parte de su día a día.

Es esta incertidumbre la que nos motiva a investigar por nuestra cuenta y llegar a nuestras propias conclusiones. Es crucial tener presente que si bien estas conclusiones nos pueden traer paz mental al pensar que tenemos entendimiento y quizás algo de control sobre determinada situación que nos angustia (como la pandemia), este conocimiento no se equipara al de personas que han dedicado años de carrera al estudio de disciplinas como la medicina, la virología y los protocolos de salud.

Distinguir la diferencia entre nuestra experiencia, la opinión que se genera de esta y los hechos comprobables que se producen a través de la investigación científica, no solamente podrían ayudarnos a tener una base más firme para procesar el panorama actual, sino a tomar decisiones informadas e inteligentes que juegen un papel importante en el combate a la pandemia.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/desvalorizacion-expertos

 

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