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Educación en casa: ¿Y si no hay computador cómo hacemos?

Reseñas/Colombia/21 Mayo 2020/semana.com

Julieth Bustamante acompaña a su hija Nicole a sus clases por medio de un celular. Las tareas le llegan por Whatsapp, pero la clase de excel le toca hacerla con regla y colores en un cuaderno.

“Sé que hay gente sufriendo mucho por el coronavirus, pero al menos por esto ya no gasto seis horas al día en Transmilenio para ir y regresar del trabajo, antes prácticamente ni veía a mi hija, llegaba de trabajar y ya estaba dormida”, cuenta Julieth Bustamante, quien desde 2014 llegó a la capital para buscar mejores oportunidades, ya que en Cimitarra no era fácil encontrar un trabajo para una persona en condición de discapacidad, ya que cuando apenas tenía 7 años perdió una pierna, “en mi pueblo me ofrecían 300 mil al mes, así no vive una familia”.

Si bien Julieth ahora pasa más tiempo con su hija Nicole Andrea, estudiante de quinto en el colegio distrital Altamira, y la pude apoyar en algunas de las tareas que le envían a casa, el poder continuar tanto sus actividades laborales, como las escolares de su hija han acarreado gastos adicionales. Aunque en su hogar, donde también vive su hermano y su compañero sentimental, no tenían computador, en la Unidad, donde Julieth debe contestar las llamadas de víctimas y asesorarlos en algunos procesos, les dieron la posibilidad de llevar a casa el de la oficina. No obstante, para seguir con sus labores le exigieron contratar un servicio de internet, “son 100 mil adicionales y ahora no recibimos auxilio de transporte”. Aún cuando su hija ha podido sacarle provecho a este nuevo servicio para enviar algunas tareas por el celular de Julieth, este nuevo gasto, sumado a que su compañero y su hermano que trabajan en el sector de la construcción no reciben ingresos desde hace más de mes y medio, los tiene, al igual que a millones de familias en todo el país, en serios aprietos económicos, ya que solo de sus ingresos debe sostener las cuatro personas en su hogar.

Por la cuarentena, cambió la cotidianidad de millones de familias, que ahora, como Julieth, deben cumplir un doble rol, el de trabajadores y de tutores, ya que en los colegios están enviando tareas a los estudiantes mediante diferentes vías. A las 7 a.m Julieth debe estar conectada en su trabajo, a esa misma hora, a su Whatsapp comienzan a llegar las tareas de las cuatro materias que Nicole tiene al día. Los profesores piden que antes de terminar el día envíen las fotografías de escritos o dibujos que se pidieron de las actividades, o videos de exposiciones, dramatizaciones y lúdicas explicando algunos temas, tareas en las que requiere apoyo y no siempre puede dárselo inmediatamente debido a su empleo.

Aunque Nicole y su familia ahora tienen internet y ella puede enviar muchas de las tareas desde el celular de su mamá, en otros hogares dar continuidad por esta vía es casi imposible, Por poner un ejemplo, al igual que Nicole, en quinto de primaria hay 665.409 estudiantes matriculados y solo el 37% tiene acceso a internet o un computador en su casa, según cifras del laboratorio de Economía de la Educación (LEE) de la Universidad Javeriana, que además precisa que hay decenas de municipios donde ningún estudiante reportó tener computador o internet. La Pedrera, Puerto Santander y Puerto Arica (Amazonas), Pisba y Busbanzá (Boyacá), Cacahual, La Guadalupe, Morichal y Puerto Colombia (Guainía), Contadero (Nariño), Yavaraté (Vaupés), Sácama (Casanare), Río Iró (Chocó), Miraflores (Guaviare) y Norosí (Bolívar), son solo unos de ellos.

Pese a que el hogar de Julieth ya hace parte de la estadística de quienes sí tienen internet, aún existen grandes brechas tecnológicas. Por ejemplo, en la clase de informática de Nicole están aprendiendo Excel, pero en su casa no cuentan con este programa, razón por la que debe aprender en una hoja de papel con regla y colores.

Con hoja, papel y colores, Nicole aprende Excel en el colegio, ya que el computador de la oficina de su mamá solo puede ser usado durante el horario laboral. Foto: Esteban Vega – Semana.

El profesor y director de curso de Nicole, Mauricio Fonseca, reconoce que muchos de sus estudiantes no tienen forma de hacer algunos trabajos que se piden por vías tecnológicas, pero no por eso el maestro debe tomar el camino fácil y dejarlos de lado. En el caso de los estudiantes cuyas familias no tienen un celular inteligente, les deja las guías y tareas en una tienda del barrio, donde los padres deben recogerlas y dejarlas resueltas por sus hijos al día siguiente.

Para aquellos estudiantes cuyas familias tienen celular pero no conectividad, el docente les hace pequeñas recargas para que puedan enviar los vídeos y fotografías, “en estos momentos la clave es la flexibilidad, aunque los escenarios han cambiado y la calidad se afectará, como docentes debemos hacer lo posible para que los estudiantes puedan seguir con algunas actividades. Cuando volvamos a clases si debemos reforzar todos los temas, los reforzaremos”, concluye el docente.

Fuente e imagen tomadas de: https://www.semana.com/educacion/articulo/educacion-en-casa-como-es-estudiar-en-casa-si-no-hay-computador-o-internet/669579

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Buses solares lleva educación y laboratorios de internet gratis a zonas rurales de India

Asia/India/07 Mayo 2020/https://energialimpiaparatodos.com/

Cuando la energía solar y la educación se unen cosas grandes y extraordinarias suceden. En India se esta priorizando el avance ambos elementos con apoyo de alianzas públicas y privadas. Los resultados  están sembrando semillas de éxito en jóvenes y niños pobres.

ENERGIA LIMPIA XXI. ¿Alguna vez has oído hablar de Solar on Wheels? Es un proyecto de instalación de paneles solares en autobuses inteligentes en la India pan. Los autobuses están solarizados y alimentados por módulos Trina Solar. Hay un total de 10 paneles solares en cada bus, tamaño del sistema: 3,2 kW en cada bus, y los paneles pueden ejecutar el laboratorio de computación durante un mínimo de 8 horas en un día.

Según la Unión Internacional de Telecomunicaciones de la ONU, hasta 2018 sólo 51% de la población mundial tenía acceso a internet y otros 3, 800 millones son iletrados cibernauticamente hablando. Un reporte de Energía Limpia XXI destaca que alianzas público privadas juegan un rol clave en al promoción de mayor acceso a la energía limpia y la educación digital.  La Iniciativa Digital India promovida por el gobierno busca ayudar a formar jóvenes y niños en el tema de educación y uso de internet, garantizando un futuro próspero e inclusivo para las nuevas generaciones.

Este proyecto es parte del compromiso de HP de construir y desplegar 48 laboratorios de aprendizaje e inclusión digital autónomos con acceso a Internet en el modelo PPP destinados a impulsar la alfabetización digital, la educación electrónica, la capacitación empresarial y otros servicios ciudadanos en la India rural.

Fuente e imagen tomadas de: https://energialimpiaparatodos.com/2020/04/30/increibles-laboratorios-moviles-que-funcionan-con-luz-solar/

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EE.UU: Educación virtual expone la brecha social

América del norte/Estados unidos/30 Abril 2020/semana.com

Los cierres de colegios generaron desafíos en zonas pobres o rurales, donde no todas las familias tienen PC o internet. Difícil de creer pero cierto.

Además de libros y cuadernos, Kenia Molina necesitaba un computador para terminar el año lectivo luego que su escuela cerrara por la pandemia. Como otros miles de jóvenes de la «promoción coronavirus» que perdieron semanas de clases en medio de la pandemia en Estados Unidos, no lo tenía. 

Para cerrar esa brecha tecnológica, las autoridades comenzaron a distribuir portátiles tras el cierre de casi todas las escuelas y universidades del país por el resto del ciclo. Con una de esas máquinas, Molina, de 18 años, se enfoca en terminar la secundaria desde su casa en Los Ángeles.

«Esto es muy importante», dijo la joven a la AFP sosteniendo su nueva laptop con guantes de plástico y el rostro tapado por un tapabocas. «Para aquellos estudiantes que no tienen acceso a internet o no pueden siquiera tener un equipo que no pueden costear, este dispositivo ayuda a que estemos conectados».

Pero el gobierno de California estima que todavía debe distribuir cerca de 240.000 computadoras, mientras las clases en línea continúan.

A medida que avanza la entrega de dispositivos en Los Ángeles, la asistencia a las aulas virtuales ha mejorado, aunque todavía 7.400 de los 120.000 estudiantes de secundaria no se conectaron desde que comenzó la nueva modalidad a distancia, indicó el distrito escolar (LAUSD).

En las primeras dos semanas de enseñanza virtual, el número de estudiantes desconectados era de 15.000, y sumaban al menos 40.000 los que no tenían contacto diario con sus profesores.

«Es algo para lo que teníamos que estar preparados años atrás», dijo Rafael Balderas, director de la secundaria en el suburbio de Bell donde asiste Molina. «La tecnología ha cambiado» y la pandemia «nos da la oportunidad de preparar a nuestros niños para el siglo XXI».

En esa escuela, 400 de 2.400 estudiantes recibieron un equipo para participar de las clases, entregar tareas y hacer exámenes. «Queremos asegurarnos de que cerramos esa brecha tecnológica en nuestra comunidad», indicó Balderas.

Adaptación forzada

Los cierres de centros educativos generaron desafíos principalmente en zonas pobres o rurales, donde no todas las familias tienen computadoras o acceso a internet.

Y muchas veces los problemas van más allá de la tecnología. En la zona escolar que supervisa Andres Chait en Los Ángeles, por ejemplo, cientos de alumnos tienen computadores, pero viven en condiciones precarias.

 

Viven en moteles o acomodados en casas de otras familias, donde es difícil que los niños tengan un lugar para estudiar. Y los padres «hacen grandes sacrificios para asegurarse que el hijo pueda llegar a una llamada en Zoom o entrar a una sesión de (la aplicación) Schoology», explicó Chait.

«La ayuda de los padres a los alumnos más jóvenes es crítica, pero al final la responsabilidad es nuestra», dijo el supervisor, explicando que buscan adaptarse a las realidades de estas familias. «Tratamos de ser lo más flexibles posible, aunque manteniendo la estructura que nuestros niños necesitan sobre todo ahora».

Los maestros también se han visto obligados a adaptarse al nuevo sistema. Algunos, incluso, no tenían computador propio. Ahora manejan canales de YouTube, hacen videollamadas y usan aplicaciones especializadas.

«Están manteniendo (a los estudiantes) dentro de ese espacio educativo para que no tengamos toda una generación que pierda seis meses de instrucción», dijo Chait.

El cierre de las escuelas también afectó las comidas gratuitas de las que dependen muchas familias, por lo que el LAUSD organizó entregas en 63 puntos para proveer medio millón de platos diarios.

California fue de los primeros estados en ordenar los cierres para evitar la propagación del virus. Y aunque las medidas han evitado llegar a los alarmantes niveles de contagios de Nueva York, ya se reportaron casi 900 fallecimientos por la enfermedad en el estado.

Para cuando finalmente abran las instituciones, el gobernador de California, Gavin Newsom, anticipó que tendrán que cambiar la distribución de los salones y modificar horarios para mantener la distancia social.

Molina verá esos cambios en la universidad, luego de despedirse de la secundaria sin baile de fin de curso ni graduación, que será virtual. «Es un recuerdo que no tendré», lamentó, aunque sin perder el optimismo. «Vendrán muchas más experiencias en mi vida».

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/coronavirus-la-educacion-virtual-expone-la-brecha-social-en-estados-unidos/666351

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Joven salvadoreño sube a la copa de un árbol para no perder sus clases virtuales

Redacción: Panorama

La semana pasada, el presidente Nayib Bukele publicó unas fotos de Contreras siguiendo atentamente sus clases con los implementos de siempre y un tapabocas.

Seis años atrás, cuando el joven salvadoreño Alexander Contreras sembró, junto a su padre, un árbol de guaba al lado de su casa, jamás imaginó que le serviría para algo más que sombra y comida.

Pero desde que el Gobierno suspendió las clases hace poco más de un mes para evitar la propagación del coronavirus, Contreras, de 20 años, tenía que trepar a la copa del árbol para conseguir la señal necesaria que no obtenía en su casa y, así, poder seguir con sus clases universitarias por internet.

“Luego de verme frustrado, yo decía: ‘no voy a aprender, se me va a pasar el tiempo, voy a dejar una materia, puedo hasta como perder el año’”, se lamentó el estudiante de comunicaciones al pie del árbol, en su hogar de adobe y piso de tierra, donde vive con sus papás y cinco familiares más, en el humilde municipio Atiquizaya, a unos 84 kilómetros al oeste de San Salvador.

“Dije: ‘Tengo que buscar una solución’ y, gracias a Dios, la encontré. Vi el árbol y pensé: ‘Si me subo a lo más alto probablemente me va a llegar la señal”, relató Contreras.

Sin embargo, el joven confesó que la señal no mejoró demasiado, pero que no tenía otra alternativa.

Desde entonces, de lunes a jueves, acompañado de un paraguas celeste, su teléfono celular y unos audífonos, el joven trepaba el árbol con destreza y reposaba su delgado cuerpo entre dos ramas por hasta cuatro horas, mientras tomaba sus lecciones de diseño, prensa escrita, elaboración de guiones y marketing.

“Un poco más cómodo”

La semana pasada, el presidente Nayib Bukele publicó unas fotos de Contreras siguiendo atentamente sus clases con los implementos de siempre y un cubrebocas y le ordenó a su secretario de Innovación, Vladimir Handal, contactar al joven.

“Conéctenle un dispositivo con buena señal y ancho de banda, gratuito. Díganle que lo felicito”, escribió Bukele en su cuenta de Twitter. La publicación ha logrado más de 56,000 “likes” en un país de 6,4 millones de habitantes, donde casi la mitad de la población no tiene acceso a internet.

Y, desde esta semana, el joven ya no tiene que subir al árbol para atender sus clases ya que el gobierno de Bukele le hizo llegar un dispositivo wifi, una computadora portátil y un celular con los que puede seguir sus estudios desde su sala.

Personas de todas partes del país, al ver su foto en la publicación del mandatario, le hicieron otros obsequios: un escritorio, una silla, una lámpara y un ventilador para combatir el abrasador calor, dijo el joven universitario.

“Estar allá arriba es muy incómodo. Estar sentado tanto tiempo (…) aguantando sol, aguantando calor. Ya voy a poder estar un poco más cómodo”, comentó Contreras.

Fuente: https://www.panorama.com.ve/novedades/Joven-salvadoreno-sube-a-la-copa-de-un-arbol-para-no-perder-sus-clases-virtuales-20200422-0044.html

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¿Es posible la educación a distancia en América Latina en tiempos del coronavirus?

Por: https://actualidad.rt.com/

Según la CEPAL, el acceso a Internet en primaria y secundaria alcanza el 56 % y el 81% del total de estudiantes, respectivamente, pero la desigualdad sigue marcando la pauta.

Ante la llegada del coronavirus a Latinoamérica, las actividades escolares fueron suspendidas en la mayoría de los países, como una medida que busca evitar la propagación de la enfermedad en los centros educativos.

Una de las soluciones que se ha sugerido para garantizar la prosecución del año escolar es mediante el uso de las nuevas tecnologías. Sin embargo, ¿es viable la «educación a distancia» o «aulas virtuales» en la región?

Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el gasto público en educación ha aumentado, alcanzando en promedio el 5,2 % del PIB en 17 países de la región, pero hay diferencias notables entre cada uno de ellos.

De hecho, la comisión destaca que América Latina enfrenta el desafío de la deserción escolar y la retención de estudiantes en la educación media, mientras todavía hay rezagos en las áreas de innovación en la docencia y modernización del sistema educativo.

Acceso a internet

Hasta 2019, en América Latina y el Caribe se contaban 454 millones de usuarios de internet, en comparación con los poco más de 300 millones en 2013. De hecho, el último informe Internet Trends señala que el porcentaje de acceso a la red en la región ya es de 62 %.

En más detalle, la CEPAL destaca que el acceso a internet en primaria y secundaria alcanza el 56 % y el 81 % del total de estudiantes, respectivamente, lo que devela que casi la mitad de los niños de la región no podría acceder a la educación a distancia y un 19% de los adolescentes tampoco.

«En países como Brasil, México, Colombia y Cuba se constata una fuerte política para promover la educación a distancia», señala el libro ‘La educación superior a distancia en América Latina y el Caribe’, que compila el trabajo de 20 autores en 12 países de la región.

Sin embargo, esa modalidad aún es reducida. «En el contexto de América Latina hay países que tienen una mejor infraestructura para poder afrontar con más éxito lo que implica la formación a distancia. Pero no solamente hay que considerar la calidad de la infraestructura, que pasa por tener fibra óptica desplegada, nodos propios para el intercambio de contenido local, experiencia en centros de educación ya consolidados con aulas virtuales, sino el acceso a todo eso», comenta a RT Alexis Anteliz, ‘hacktivista’ y miembro de Internet Society (ISOC) y la Corporación de Internet para la Asignación de Nombres y Números (ICANN).

Desigualdades persistentes

Naciones Unidas es tajante al apuntar que la región debe «reducir las desigualdades» en el acceso a Internet para fortalecer sus sistemas educativos. A su vez, considera que no es lo mismo «tener disponibilidad de internet en los hogares», que tener «acceso a internet por parte de los miembros del hogar».

«Es importante hacer esta distinción porque las personas no necesariamente acceden a Internet desde el propio hogar, ya que pueden tener acceso a computadoras y a Internet en la escuela o en la universidad, en centros públicos o en otros hogares», agrega la ONU.

Además de otros factores como la velocidad del servicio o el precio del mismo. «Asociado al tráfico de internet está el consumo de electricidad. Y, por otra parte, no en todos los países hay neutralidad de la red, es decir, el tráfico de datos no se mueve de forma imparcial, sino que dependiendo de lo que pagues, tienes más o menos acceso a calidad de servicio», agrega Anteliz.

Según este experto, el desafío tanto de la educación como del trabajo a distancia también requieren «institucionalidad»  y «voluntad política» por parte de los gobiernos de la región, por lo que considera que el coronavirus podría ser una alerta sobre la necesidad de mejorar este aspecto.

No solamente hay que considerar la calidad de la infraestructura, que pasa por tener fibra óptica desplegada, nodos propios para el intercambio de contenido local, experiencia en centros de educación ya consolidados con aulas virtuales, sino el acceso a todo eso.
Internet, radio y televisión

Mientras eso se logra, la ONU considera importante mirar más allá de internet y contemplar también otras alternativas como el uso de la «radio, televisor, teléfono fijo, celulares, entre otros» para avanzar en la educación a distancia, pues en las zonas más rurales de América Latina aún es muy débil la presencia de internet.

Por ejemplo, el gobierno de Argentina puso en funcionamiento una plataforma online en la que navegar será gratis durante lo que dure la suspensión de clases a raíz de la cuarentena, implementada para evitar la propagación del coronavirus. Pero a su vez, también propuso la emisión de cuatro horas de contenido educativo a través de la televisión pública, a la que se enlazan también algunas emisoras radiales.

En Venezuela, país cuya infraestructura se ha visto especialmente afectada por el bloqueo económico de EE.UU., se ha implementado un plan denominado «cada familia una escuela» para proseguir con el año escolar en medio de la pandemia.

Graciela Raspisarda, jefa de la zona educativa de Caracas, capital de Venezuela, explica que en sus inicios el plan estaba pensado para que los profesores estuvieran en las escuelas dando las orientaciones necesarias. «Pero ahora, en cuarentena total, nos ha tocado llevar esto adelante en absoluta distancia«, dice.

Raspisarda detalla que Caracas tiene alrededor de 1.300 escuelas con matricula fija y, el primer día de cuarentena, constataron que en unas 1.200 escuelas era posible establecer nexos por correo, WhatsApp y otras modalidades remotas, lo que, según esta maestra, fue clave para saber que si iban a poder avanzar con el año escolar a distancia utilizando todas esas herramientas.

Pero, conscientes de las carencias, también se propuso el programa televisivo ‘Cada familia una escuela’, que se transmite por el canal del Estado (VTV) de lunes a viernes a las 10:00 am (hora local) como una forma de orientación y apoyo a las familias.

Desde ahí, docentes de educación maternal, primaria, secundaria y especial, emiten contenidos educativos tomando en cuentas las diversas edades y condiciones de los niños, y colocan asignaciones a realizar en tiempos determinados.

«Al ver que el programa ha calado, pues elaboramos un plan de acción que convirtió la casa de cada director y supervisor en una sala situacional, generamos dos reportes diarios sobre las clases que vamos impartiendo, uno a las 10:00 de la mañana y otro a las 3:00 de la tarde. Cada supervisor se comunica con el director, luego hay comunicación intercircuitos, cada circuito reúne entre 8 y 12 escuelas, y luego vamos sistematizando», dice Graciela, quien comenta que a diario recibe fotos de los niños cumpliendo con sus deberes escolares desde sus hogares.

El mecanismo de evaluación será a través de una carpeta o portafolio, donde los estudiantes van a colocar todas las asignaciones emanadas desde el programa de TV. Según esta autoridad, los trabajos de investigación, mapas mentales, etc., se van colocando ahí, y al final del lapso esas carpetas van a ser recogidas y evaluadas con las medidas de seguridad respectivas.

Esto es un aprendizaje para todos pues en Venezuela uno generalmente usa estas redes pero para enviar informaciones que luego se discuten presencialmente.

«Vamos bien, cada familia ha establecido una rutina para sus hijos con orientaciones de las autoridades y las maestras. Tenemos relatos muy bonitos de estos días», agrega la educadora venezolana.

Sin decisiones claras

Mientras tanto, países como Ecuador decidieron suspender las clases hasta hallar un método que permita a todos acceder a la educación a distancia, a través de una plataforma virtual.

«El problema está en que solamente un 30% tiene tanto las computadoras en su casa (los equipos), como el plan de conectividad», explicó la ministra de Educación ecuatoriana, Monserrat Creamer, quien agregó que por ahora están probando con el envío de contenidos educativos a través de Whatsapp, mensajes SMS, televisión, y cientos de radios comunitarias y rurales.

Igualmente, el gobierno de Colombia decidió suspender las clases hasta el próximo 20 de abril cuando, dependiendo de la evolución del coronavirus, determinarán si se continúa con el calendario escolar presencial o virtual. Algo similar hizo el mandatario de El Salvador, quien evaluará el panorama tras culminarse los 21 días de suspensión.

Por su parte, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, aún no ha suspendido las clases escolares, aunque los gobiernos de Sao Paulo y Río de Janeiro sí tomaron la medida.

La solución que han implementado países como México es el decreto de «vacaciones escolares» sin clases a distancia, mientras otros, como Perú, aún evalúan qué medidas tomar en el ámbito educativo para garantizar la finalización del año en curso para los estudiantes de todos los niveles.

Jessica Dos Santos

*Fuente: https://actualidad.rt.com/actualidad/346823-coronavirus-posible-educacion-distancia-america

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Xavier Bonal y Sheila González: “Es necesaria una clara política de lucha contra la desigualdad educativa y de acompañamiento a las familias”

Por: www.educaweb.com

Los investigadores de la UAB, Xavier Bonal y Sheila González, explican algunas conclusiones y propuestas de su estudio Desigualdades de aprendizaje en confinamiento, ganador de la 8ª Mención Enric Renau i Permanyer.

La 8ª Mención Enric Renau i Permanyer ha recaído en la investigación Desigualdades de aprendizaje en confinamiento, realizada por Xavier Bonal y Sheila González, miembros del equipo de investigación Globalisation, Education and Social Policies del departamento de Sociología de la Universitat Autònoma de Barcelona.

El estudio se basa en una encuesta dirigida a más de 35.000 familias y 59.000 estudiantes de entre 3 y 18 años de Catalunya durante las dos primeras semanas de confinamiento. La investigación describe la realidad socioeducativa de las familias; identifica las desigualdades existentes en el ámbito formal, no formal e informal; analiza el apoyo educativo facilitado por los padres y madres; mide el impacto del confinamiento en las actividades extraescolares, y realiza propuestas para avanzar hacia una igualdad educativa real.

El jurado de la Mención ha valorado la rapidez con la que se ha diseñado, realizado y analizado la investigación, el esfuerzo divulgativo a la hora de presentar los resultados y la inclusión de «conclusiones clave para la reflexión en la situación actual». En la siguiente entrevista, Bonal y González comparten las principales conclusiones de su estudio.

¿Cuáles han sido los principales efectos del COVID-19 sobre las desigualdades educativas?

Los resultados de nuestra investigación apuntan un efecto claro del COVID-19 sobre las desigualdades educativas. O bien porque ha intensificado aquellas desigualdades que ya sabíamos que existían antes de la llegada del virus, o bien porque están produciendo nuevas formas de expresión de esta desigualdad en el terreno educativo. Y esto lo observamos tanto en la educación formal como en la no formal o la informal.

La desaparición de la institución escolar durante el confinamiento, desde las guarderías a las universidades, ha puesto de manifiesto, por un lado, el sentido de su existencia -cuestionado a menudo por la irrupción de las plataformas digitales-; y, por otro, la multiplicidad de valores que van más allá de su función estrictamente educativa. Y es que los efectos educativos del confinamiento se han observado en el aprendizaje, pero también en la sociabilidad, socialización, la conciliación laboral-familiar y la salud mental, entre otros.

En cuanto a la educación obligatoria, el traslado del aprendizaje desde los centros educativos al ámbito privado ha dado mayor visibilidad y ha enfatizado una desigualdad que no es nueva, que existía ya antes de la llegada del virus, y que se manifiesta a través de diferentes lógicas, siendo la primera de ellas la brecha digital.

La conversión de las escuelas presenciales en escuelas a distancia nos permitió observar claramente la existencia de una brecha digital, pero también mostró las desiguales capacidades de los centros educativos para adaptarse a este nuevo entorno de aprendizaje.

A esta brecha de acceso se suma una importante desigualdad en la capacidad de uso de la tecnología, y es que el acceso a internet no resuelve por sí mismo el dominio de las aplicaciones, la capacidad de seleccionar información y las posibilidades de procesarla. Es en este terreno donde más se extreman las diferencias sociales, también entre escuelas.

La pandemia ha permitido observar con mayor claridad la concentración del alumnado vulnerable en determinadas escuelas, como consecuencia de la segregación escolar. En un escenario de extremada dificultad, hay centros que han tenido que responder a una gran complejidad de situaciones (gestionar becas comedor, violencias familiares, desconexión del alumnado…); y, en el otro lado, centros que sólo han tenido que reorganizar la docencia y han dispuesto de familias con recursos y de recursos en la escuela, en buena parte sufragados por las aportaciones voluntarias a través de las asociaciones de familias.

«Ni la escuela ni la sociedad estaban preparadas para aprender sin escuela presencial y todavía menos para hacerlo de manera equitativa».

¿Qué desigualdades educativas han detectado en función del nivel socioeconómico y cultural del entorno familiar del alumnado?

La sustitución repentina del aprendizaje guiado por el docente en el aula por un aprendizaje a distancia, con un apoyo más o menos intenso del docente, ha situado a las familias en muchos casos como acompañantes necesarios de las tareas escolares. Sabíamos que había desigualdades entre las familias en cuanto a los recursos a su disposición para acompañar a sus hijos e hijas en el itinerario académico, y esto se ha vuelto mucho más importante en un momento en que toda la educación se realizaba en casa.

En nuestra investigación, las madres han sido las principales responsables de este acompañamiento (prácticamente doblando los porcentajes de los padres) y, de nuevo, con diferencias sociales claras: el 48% de las madres con estudios universitarios apoyaban a sus hijos e hijas de la ESO en sus estudios, frente al 38% de las madres sin estudios.

La diferencia es todavía más clara en las motivaciones. Si bien la gran mayoría de familias han justificado el no acompañamiento porque el niño o la niña no lo necesitaba, una cuarta parte de las madres con estudios obligatorios afirmaba no disponer de los conocimientos necesarios para hacerlo (solo el 2,6% en el caso de las madres con estudios universitarios). Parece pues, que ni la escuela ni la sociedad estaban preparadas para aprender sin escuela presencial y todavía menos para hacerlo de manera equitativa.

¿Qué otras desigualdades significativas han percibido durante el confinamiento teniendo en cuenta la respuesta de los centros educativos y de las familias?

La reacción de las escuelas durante el confinamiento no ha sido igual y por tanto se ha producido un desigual seguimiento del curso escolar por parte del alumnado. Con el objetivo de medir la intensidad del trabajo escolar, construimos un índice de oportunidades de aprendizaje (IOA), que concentra información sobre las horas dedicadas a las tareas escolares, el contacto en línea con la escuela y el tutor, la realización de deberes y las tareas corregidas por la escuela por alumnado de ciclo superior de primaria o más grande. Este índice se mueve entre 0 y 100 en función de la frecuencia observada en la realización de estas tareas. Pues bien, a pesar de ser considerado un periodo no lectivo, a lo largo de las dos primeras semanas de confinamiento la mayoría de los niños y las niñas realizaron tareas escolares. Los datos, sin embargo, nos muestran diferencias importantes.

El confinamiento impactó también en la educación no formal o informal. Durante la segunda semana, el 70% de las actividades extraescolares se habían dejado de hacer. De nuevo, con diferencias destacadas según las características familiares. Antes de esta situación excepcional, entre las familias con niños de primaria que respondieron la encuesta, solo el 60% de aquellas con estudios obligatorios realizaban algún tipo de actividad extraescolar, el 94% en el caso de las familias con mejor nivel socioeconómico. En confinamiento, fueron las familias más instruidas las que más las mantuvieron (31,4%, respecto al 16% de las familias más vulnerables), incrementando así la distancia entre unos y otros niños.

¿Qué medidas deberían implementarse para reducir el impacto del COVID-19 en la educación?

El sistema educativo ya planteaba importantes limitaciones en su capacidad para eliminar las desigualdades sociales de partida y requería de más y mejores políticas. La acumulación de desigualdades educativas en tiempos de pandemia hace ahora urgente nuevas respuestas. Las modificaciones parciales a que estábamos acostumbrados parecen no ser válidas, y hace falta un replanteamiento más integral.

Evitar el incremento de la desigualdad educativa requiere de acciones durante los confinamientos y cuarentenas parciales, que tendrán lugar durante el curso actual. Durante el cierre escolar es básico garantizar el acceso a la conexión y los dispositivos, pero también hay que continuar facilitando instrumentos alternativos al aprendizaje online (materiales en papel, apoyo telefónico, programas educativos en la televisión) como han llevado a cabo algunas comunidades autónomas, ciudades o centros educativos por iniciativa propia.

Es también necesario repensar el rol de los y las docentes y de las familias en este proceso de aprendizaje a distancia, redefinir no solo cómo enseñamos sino también qué enseñamos, todo esto teniendo en cuenta que las condiciones de confinamiento y las necesidades de cada familia son altamente desiguales. Hay que completar la atención educativa con la garantía de que las familias pueden atender sus hijos e hijas durante las cuarentenas escolares, a través de permisos remunerados u otras formas de atención que eviten la desprotección de los menores.

Fuera del ámbito escolar es necesario ampliar los tiempos educativos del alumnado más vulnerable a través de un ocio educativo de calidad, que permita crear espacios de socialización, sociabilidad y aprendizajes más allá del horario lectivo. Las competencias del ámbito local, a pesar de ser limitadas, serán ahora imprescindibles. Los programas de acompañamiento en el estudio (refuerzo escolar, impulso lector, mentorías) se tienen que redefinir para continuar buscando la adhesión y éxito escolar, ahora a través de la conexión con la escuela.

La proximidad de la administración local a las familias y la existencia de canales de identificación de la vulnerabilidad social tienen que servir, con la coordinación con otros agentes educativos, para acceder a los niños con peores condiciones de educabilidad o en riesgo de exclusión, que se han visto incrementadas por el aumento de la pobreza y la precariedad, pero también por la carencia de tiempo que sufren madres y padres para conciliar. Los recursos municipales (bibliotecas, espacios deportivos, centros cívicos, programas de ocio) se tienen que incorporar para ampliar las oportunidades educativas de los niños y las niñas, especialmente de aquellos que más están perdiendo a causa de esta situación excepcional.

En conclusión, es necesaria una clara política de lucha contra la desigualdad educativa, que por supuesto debe tener en consideración la brecha digital y por tanto tiene que garantizar a todos los alumnos y alumnas el acceso a dispositivos para poder hacer un trabajo escolar correcto en casa. Pero también necesitamos políticas de acompañamiento a las familias, necesitamos refuerzo en las escuelas para que puedan dar respuesta a las necesidades diferenciadas de su alumnado. También hace falta una apuesta clara por el ocio extraescolar, que sabemos que es generador de igualdad de oportunidades. Por lo tanto, debemos apostar e invertir recursos en aquel alumnado que más ha perdido durante el tiempo de confinamiento.

Fuente e Imagen: https://www.educaweb.com/noticia/2020/12/10/entrevista-autores-estudio-desigualdades-aprendizaje-confinamiento-19394/

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