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Ecuador: Voluntarios de ochos países construyen aulas en dos islas de Esmeraldas

América del Sur/Ecuador/22 de Julio de 2016/Autor: Marcel Bonilla/Fuente: El Comercio

Dieciséis voluntarios de Argentina, Colombia, Venezuela, Brasil, Perú, Costa Rica, España y Ecuador trabajan en la construcción de dos aulas de bambú sismorresistentes y juegos infantiles en las islas Luis Vargas Torres y Roberto Luis Cervantes de la ciudad de Esmeraldas. Las dos islas en las que las que viven unos 9 000 habitantes han sido afectadas con la caídas de casas tras el terremoto del 16 de abril del 2016 y las réplicas sísmicas que han dejado cuarteadas las paredes de viviendas. En las islas, las calles son de tierra y las personas viven de distintas actividades: pesca, siembra de ciclo corto y del trabajo informal, que realizan en la ciudad, hasta donde llegan cruzando uno de los dos puentes que las unen con la ciudad. Por el viaducto norte, los voluntarios cargaron los trozos de madera y bambú, que son colocados en las áreas donde construyendo las casas, que estarán terminadas el próximo 29 de julio de 2016. El isla Vargas Torres hay mucho movimiento por estos días, pues la presencia de voluntarios extranjeros también movilizó a la seguridad de la Armada y Policía, para dar resguardo a los voluntarios que desarrollan su labor bajo una temperatura de 32 grados. Los juegos infantiles, hechos con madera, y un aula se construyen junto a la escuela Leonidas Gruezo George, en donde estudian 520 niños y niñas que habitan en las islas. Romina Ponce, de 36 años, es una de las voluntarias de la Fundación Telefónica, responsable de la labor comunitaria. Ella es trabajadora social de profesión y por primera vez sale de su país para trabajar en acciones de voluntariado. El grupo de trabajo es compacto y todos apoyan usando casco, gafas, guantes y fajas de seguridad por el peso que levantan. “Estamos contentos con el recibimiento de la gente de la isla”, dijo Javier Liche, uno de los voluntarios de Perú. Luis Miguel Olivas, coordinador de Fundación Teléfonica, explicó que han establecido cinco proyectos para construcción de aulas en Esmeradas y Manabí, donde ya estuvieron 22 voluntarios que restablecieron 22 aulas. El trabajo no solo implica hacer la obra sino integrarse con la comunidad. En la Vargas Torres se trabaja con un proyecto de Aldeas Infantiles SOS, para atender las necesidades de estos niños y la implementación de espacios lúdicos. Con la comunidad educativa se organizó un simulacro de evacuación de la isla, que por encontrarse en una zona de alto riesgo por inundaciones de tsunami y desbordamiento del río Esmeraldas, es altamente vulnerable. La primera semana de agosto un nuevo grupo de 22 voluntarios estarán Pedernales para ejecutar proyectos educativos en las zonas afectadas por el terremoto del pasado 16 de abril de 2016.

Fuente: http://www.elcomercio.com/tendencias/voluntarios-fundaciontelefonica-esmeraldas-terremoto-escuelas.html

 

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Mentalidad obsoleta vs. pensamiento creativo

Centroamérica/Cuba/14 de Julio de 2016/Autor: Miguel Febles Hernández/Fuente: Granma

Ahora que el calendario se adentra en el mes de julio y está próxima la celebración del Día de la Rebeldía Nacional, los recuerdos me remontan casi nueve años atrás cuando en tierra agramontina tuvo lugar el acto central por el aniversario 54 del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.

Y es que las palabras de Raúl aquel memorable 26 de julio del 2007 parecen dichas para los tiempos que corren: ya desde entonces llamaba a todos los cubanos a sumarse a la batalla cotidiana contra los errores propios que agravan las dificultades derivadas de causas externas, en especial las provocadas por el bloqueo económico de los Estados Unidos”.

La fórmula para lograrlo quedaba enunciada en el propio discurso: ante todo, trabajo organizado, constancia, control, exigencia, rigor, orden y disciplina; producir más y con sentido de la racionalidad y la eficiencia; no repetir los mismos errores por ingenuidades e ignorancia; y cerrar toda brecha a la confusión, al desánimo y al pesimismo.

Casi al término de su alocución, Raúl convocaba a tener siempre presente, “no para repetirlo de memoria como un dogma sino para aplicarlo diaria y creadoramente en nuestro trabajo”, el concepto fidelista de Revolución, “una definición que constituye la quintaesencia de la labor político-ideológica” para transformar el actuar de los seres humanos.

Cabría preguntarse: ¿hemos sido consecuentes con tales postulados? Si en aquel momento Raúl se refería a la necesidad de trabajar sin anquilosamiento ni esquematismos, en el 7mo. Congreso del Partido se reconoció que el obstáculo fundamental enfrentado hasta ahora es “el lastre de una mentalidad obsoleta, que conforma una actitud de inercia o de ausencia de confianza en el futuro”.

He aquí adonde quiero llegar con este comentario: tales asuntos pasan inexorablemente por la preparación de los cuadros a todas las instancias, su responsabilidad, ejemplaridad y cultura organizacional, competencia profesional, espíritu emprendedor, voluntad de no dejarse aplastar por las dificultades y desarrollo de un genuino pensamiento creativo.

Contrario a ello, se ha entronizado en algunos una cultura de la justificación y de la explicación para no hacer las cosas o dejarlas a medias, cuando se sabe que resolver los problemas y seguir hasta el final el cumplimiento de las tareas es la única manera de ser creíbles y el mejor argumento posible para convencer al pueblo de la certeza de sus actos.

No son pocos los dirigentes administrativos que acostumbran a quejarse: ¡Mira que trabajamos y mira que nos regañan! Como si se tratara de trabajar más o menos horas y no de aprovechar el tiempo y de hacerlo con eficiencia y eficacia en busca de resultados tangibles que contribuyan a transformar el estado de cosas en las entidades subordinadas.

¿Qué significa, en este caso, cambiar? Dejar atrás para siempre la improvisación, los enfoques rutinarios, la falta de previsión, el facilismo, la desidia, el formalismo, la superficialidad, el esquematismo, la blandenguería, la intolerancia, el amiguismo, la insensibilidad, las manifestaciones de impunidad y el divorcio con los colectivos de trabajadores para rehuir el intercambio y el debate.

Si determinada empresa acumula pérdidas económicas, incumple los indicadores de eficiencia, paga sin respaldo productivo, incrementa las interrupciones por averías y andan a la deriva las cuentas por cobrar y por pagar, por solo poner algunos ejemplos, es lógico preguntarse a qué dedica su tiempo el directivo y cuál es el papel que desempeña su consejo de dirección.

En lugar de actuar sin dilación para acabar con tanto desorden, en no pocas reuniones se les ve repetir al dedillo conceptos y citas completas de los máximos líderes de la Revolución, sin interiorizar ni hacer suyas sus esencias, como si en “simbólico” acto de arrepentimiento pudieran encubrir una actitud a todas luces negligente e irresponsable.

Es hora, pues, de estimular y promover a quienes, con su manera consecuente de actuar, contribuyen desde sus puestos a forjar una Cuba mejor. Es el momento también de llamar a capítulo y exigir cuentas a aquellos que, alejados del sentir y las expectativas de los trabajadores, usan las dificultades como escudo y muy poco hacen por el progreso colectivo.

Fuente: http://www.granma.cu/opinion/2016-07-14/mentalidad-obsoleta-vs-pensamiento-creativo-14-07-2016-23-07-29

 

 

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Entrevista a Andrés Manuel López Obrador: «Derogar reforma educativa es la claudicación del gobierno»

17 Julio 2016/Fuente: Redpolitica /Autor:Ciro Gómez Leyva

López Obrador expresó esas palabras 48 horas antes de la reunión de Consejo Nacional donde el PRD elegirá a su nuevo presidente. Al menos un grupo de perredistas impulsa el proyecto de buscar alianzas electorales sólo con los partidos de izquierda, en clara referencia a Morena y con la vista puesta en los comicios presidenciales de 2018.

A la pregunta de si él y Morena se sentarían a platicar con un PRD que abandonara las alianzas con el PAN, respondió: “Sí, si hay un propósito claro de cambiar al país”.

En entrevista con este reportero, López Obrador sorprendió también con un respaldo condicionado a la reforma educativa. Contrario a lo que propone la CNTE, dijo que la exigencia de abrogar dicha reforma “no conviene a nadie, porque sería la claudicación del gobierno”. Propuso, a cambio, que el Congreso llame a un periodo extraordinario para revisarla a fondo y hacerle los cambios necesarios antes del 1 de septiembre.

Después de tus movilizaciones con los maestros, con la CNTE, ¿hay que derogar la reforma educativa?

—No se puede, hay que revisarla.

¿No derogarla como lo demanda la CNTE?

—No se puede derogar.

¿No se puede derogar?

—No, no, sería la claudicación del gobierno, no se trata de jugar a las vencidas. El gobierno tiene que aceptar que se equivocó al no consultar a maestros y a padres de familia cuando se aprobó la reforma educativa y la responsabilidad mayor recae en el Poder Legislativo, porque ahí fue donde se aprobó la reforma.

Pedir que se derogue es la claudicación del gobierno, no nos conviene a nadie. Nosotros no queremos construir el nuevo México a partir de escombros, tiene que haber autoridad, y tenemos que llegar a 2018 con estabilidad, con paz social, para que la entrega de la estafeta se dé en un ambiente de normalidad política, si se le vence por completo a Peña Nieto, pues no va a haber estabilidad, no va a haber gobierno.

Los maestros de la CNTE quieren derogación, nos lo acaban de decir hace un rato.

—Sí, yo respeto su punto de vista, pero creo que el procedimiento más conveniente para todos es que se revise en un periodo extraordinario en la Cámara de Diputados y en la de Senadores, que se convoque para resolver antes del día 1 de septiembre, es mi propuesta y que hagan modificaciones correspondientes, con la participación de todos.

Estamos a mediados de julio, son 45 días para el 1 de septiembre.

—Pero lo pueden hacer si se convoca este periodo, y sería algo bueno. Ya hay que serenar al país, insisto.

¿Hay que serenar al país?

—Sí, porque insisto, hay mucha confrontación, hay mucha violencia, no hay que estar jugando con fuego, no es conveniente eso, nada por la fuerza, todo por la razón y el derecho.

¿Entonces no derogar sino corregir la reforma educativa?

—Corregir la reforma educativa y quitar las aristas más dañinas.

¿La evaluación?

—La evaluación.

Pero… hay que evaluar.

—Sí, pero no así, no de manera punitiva. Es necesaria una verdadera evaluación pedagógica.

Entonces, no hay que derogar la reforma, revisarla, corregirla.

—Sí, buscar el acuerdo, rectificar, entender que las leyes se hacen para los seres humanos, no los seres humanos deben estar subordinados a las leyes. Fue un error plantear que no se le iba a quitar ni una coma. No es una ley que ayude a la educación, en sentido estricto ni siquiera es una reforma educativa, no contempla mejorar la calidad de enseñanza, no contempla mejorar la educación con alimentación en las escuelas para combatir el hambre, no contempla que haya becas para los estudiantes de escasos recursos…

¿Ya la revisaste a fondo?

—La tengo estudiada. Y el caso de la evaluación, que es lo más destacado, pues es autoritaria, como decía, punitiva, no es para mejorar o dar la oportunidad al maestro para que si hay atraso en sus conocimientos de enseñanza pueda reponerse, no hay oportunidad.

¿Tú no estás en favor de que las plazas se sigan heredando?

—No, pero eso lo inventó el secretario de Educación, eso no está.

No, no está, pero es una práctica.

—No, pero esto tiene que ver con el sindicalismo más atrasado, corrupto, lo que se llama el “sindicalismo charro”, eso no tiene que ver con el movimiento democrático magisterial.

Que se revise la reforma educativa, que se haga en un periodo extraordinario, que tenga lugar en los próximos días.

—Y algunas cosas que son fundamentales para resolver el problema, que se libere a todos los maestros que se encuentran presos.

A algunos de ellos ya los mandaron a Oaxaca.

—Sí, pero que se les libere porque es una gran injusticia, se les fabricaron delitos, eso es una vergüenza y lo sabe muy bien el secretario de Educación Pública (Aurelio Nuño), lo sabe el secretario de Gobernación (Miguel Ánguel Osorio Chong) y lo debe saber Enrique Peña Nieto. Eso de acusarlos de lavado de dinero fue un exceso, es una majadería, no merecen eso los maestros.

Entonces ¿cómo va a haber un diálogo, un entendimiento, cómo ir a la solución del conflicto de manera pacífica si está de por medio ese agravio? Que se dé a conocer la información sobre los responsables de los asesinatos en Nochixtlán, Oaxaca, o sea autores intelectuales y materiales. ¿Por qué la PGR tarda tanto en fincar responsabilidades? ¿Por qué en otros casos son rápidos y expeditos?

Apoyamos al movimiento magisterial, a todos los maestros, porque consideramos que es una injusticia, ya que no debe de imponerse esta mal llamada reforma educativa, los apoyamos a todos, el SNTE, la CNTE, cualquier movimiento o no. Ellos conducen su movimiento, somos también respetuosos en eso.

Apertura al diálogo

Cambio de tema, el PRD elige presidente este fin de semana…

— Ya casi no me meto en eso…

Es problema del PRD a quién elige, pero si su plataforma dice “no a alianzas con el PAN, sí a las alianzas con la izquierda”, ese “No” durísimo de López Obrador de hace tres o cuatro semanas ¿se modificaría? ¿te sentarías con un PRD que busque la alianza de la izquierda?

—Lo tendríamos que analizar, ellos tendrían que ser muy claros de no involucrarse, de no hacer acuerdos con los partidos que forman parte de la “mafia del poder” y del gobierno, porque está de por medio la firma del “Pacto por México”.

Que fue en 2012, 2013…

—Sí, pero ese fue el paraguas que dio pie, eso fue lo que permitió, eso fue lo que dio la sombra, para imponer estas reformas estructurales que tanto daño le han causado al país.

Aquí la pregunta es ¿si hay un no claro a una alianza electoral con el PAN y sí a buscar una alianza con la izquierda? Que la alianza por la izquierda es con ustedes…

—Si hay un deslinde claro, nosotros no queremos actuar como paleros del régimen.

¿Se sentarían a platicar otra vez con esta dirigencia del PRD?

—Si hay un propósito claro para transformar al país, si está de por medio la transformación y si se marca una sana distancia con el régimen.

¿Si se da este deslinde, y dice “queremos sólo la alianza con la izquierda, queda en los estatutos”, López Obrador y Morena estarían dispuestos a sentarse a platicar?

—Se revisa en los órganos de dirección de Morena, porque nosotros ya tenemos tomada la decisión de hacer la alianza con ciudadanos, el problema no está en militantes de los partidos.

Sólo seis años en el poder

En las encuestas estás arriba, rumbo a 2018, falta tiempo, te vuelvo hacer una pregunta, te la hice en 2006, en 2012, ¿confías en este Instituto Nacional Electoral (INE)?

—No. Confío en la gente, confío en todos los ciudadanos…

¿Qué significa que no confías?

—Porque ellos [los consejeros del INE] no representan a la democracia.

Pero ellos van a revisar.

— Sí, pero va a depender básicamente de lo que suceda en la casilla.

Ellos organizan la elección, ¿no es momento de decir “sí, confío en esa institución o no”?

—¿Para qué voy a mentir? En la pasada elección el PRI y el PAN se gastaron miles de millones de pesos, y los consejeros se hicieron de la vista gorda. A nosotros nos intentaron quitar registros de candidatos a gobernadores en Durango y Zacatecas, por consigna, o sea no le tengo confianza a los consejeros.

¿Y ves eso para 2018?

—Lo veo para 2018, pero veo también que tenemos ahora más que nunca apoyos ciudadano y de la organización civil, vamos a tener en 2018 la mejor organización ciudadana, comités en todas las secciones electorales, ciudadanos, eso estamos haciendo.

En 2006 te falló.

—Es un proceso, no es fácil, pero estamos trabajando, de modo que se va a promover el voto desde abajo y lo vamos a defender, en eso confío.

¿Hay que ganarle a los adversarios y al INE?

—Sí, es lamentable que además de que participas, que tienes el candidato, que haces tu propuesta, deber tener un ejército de ciudadanos organizados,

¿No has presentado tu 3de3?

—No, pero la voy a presentar, no tengo nada que ocultar, tengo muy pocos bienes, lo que tengo o lo que tenía ya se lo di a mis hijos. En los próximos 10 o 15 días, lo más pronto posible.

López Obrador asegura que sólo gobernará seis años y concluirá en 2024 si gana la Presidencia, ante la duda de que extenderá su mandato.

¿Si ganaras la Presidencia llegarías de 65 años, más o menos, te irías de 71, y entonces te vas a la finca (llamada La Chingada)?

—Jejeje, no voy a dejar de luchar nunca en la vida.

Fuente de la entrevista: http://www.redpolitica.mx/nacion/derogar-reforma-educativa-es-la-claudicacion-del-gobierno-amlo

Fuente de la imagen: http://www.redpolitica.mx/sites/default/files/imagecache/400xY/amlo_biblioteca_800.jpg

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Entrevista a Boaventura de Sousa Santos: “Los más poderosos son quienes más salen del juego democrático para después imponerlo a los de abajo”

10 Julio 2016/Fuente: Pagina 12 /Autores: Natalia Aruguete y Bárbara Schijman
En medio del actual proceso de transición regresiva en varios países de la región, como Argentina y Brasil, el reconocido jurista y sociólogo propone continuar con la lucha por la igualdad para impulsar un nuevo ciclo constituyente que haga frente a los intentos destituyentes. Los logros alcanzados en los últimos años y sus límites. Los errores de los gobiernos progresistas.Los logros en el nivel de consumo alcanzados en los últimos años en la región no se han podido sostener en el tiempo. La embestida de los sectores de derecha en distintos países de América Latina, asume el investigador portugués Boaventura de Sousa Santos, pone de manifiesto la “fragilidad” de tales conquistas. Frente al actual proceso de transición regresiva en países como Argentina, Brasil, Ecuador y Venezuela, el reconocido jurista y sociólogo propone continuar con la lucha por la igualdad. No una igualdad clásica, sino una agiornada, que define como “igualdad con diferencias”.

–¿Qué nuevas formas cree que toman las luchas por la igualdad en América Latina?

–Las luchas por la igualdad han sido luchas tradicionales en este continente, ya que es un continente muy desigual. Las desigualdades se han profundizado a lo largo de las últimas décadas, excepto quizás en los últimos 12 o 15 años, dependiendo de los países. Algunos gobiernos, salidos muchas veces de movimientos populares, lograron realizar alguna redistribución social aprovechando el boom de los commodities y el alza de precio de los productos primarios; con eso integraron en el consumo –aunque no en términos de ciudadanía, por lo menos en el consumo–, a millones de personas en el continente. Claro. Se está demostrando que estos logros son frágiles y reversibles. De hecho están siendo ya puestos en cuestión en varios países: Argentina es uno de ellos, Brasil puede ser el próximo, Ecuador también, y Venezuela. Dado que no ha sido un proceso sostenible, la lucha por la igualdad debe continuar. No se trata de una lucha clásica por la igualdad entre clases, sino que se trata de una “igualdad con diferencias”.

–¿En qué sentido “igualdad con diferencias”?

–Desde los años 90, pero sobre todo después de 2000, hay una lucha muy fuerte por el reconocimiento a la diversidad protagonizada, sobre todo, por los movimientos indígenas y afrodescendientes. Ya había obviamente una lucha de las mujeres por la diferencia, por la diversidad, pero estos dos movimientos –el afrodescendiente y el indígena–, tuvieron un impacto enorme sobre todo en algunas de las constituciones, como las de Bolivia y de Ecuador, para mostrar que la igualdad para ser incluyente debe tomar en cuenta las diferentes maneras de pertenecer a una cierta comunidad política que es el Estado. Esos fueron logros. Ahora, en este momento, estamos en un proceso de reversión, de transición regresiva.

–¿A qué se refiere cuando habla de que “asistimos a un nuevo ciclo constituyente”?

–Cuando hablo de procesos constituyentes me refiero a procesos que buscan intentar ver de qué manera se puede abrir otro ciclo una vez que éste está agotado o que se presenta como un proceso destituyente, en la medida en que los derechos conquistados se están destituyendo, a veces a través de cambios constitucionales, otras veces sin cambios constitucionales. Por eso también es que las constituciones se están revelando como un papel mojado y con poca eficacia; ellas, que fueron creadas fundamentalmente para crear la idea de seguridad y que podrían aguantarse momentos cíclicos complicados. Pero no es así. Tenemos un tipo de estado de excepción en el que no hay suspensión de las constituciones, no hay dictadura, todo parece hecho dentro de una normalidad democrática pero el hecho es que la democracia se está espaciando. Por eso el apego a un proceso constituyente es a un nuevo proceso que pueda blindarse en relación a las debilidades del proceso anterior.

–¿A qué atribuye el cambio de signo político de algunos gobiernos de la región?

–Creo que es producto de muchos errores por parte de algunos gobiernos, que en su parte final y producto de la degradación del ánimo político, tenían casi actitudes suicidas. Todos sabemos que quizás la presidenta Dilma Rousseff no fue necesariamente la mejor opción para suceder a Lula.

–¿Por qué lo cree?

–Fue una decisión personal suya postular a una persona que nunca se había presentado a elecciones en ninguna parte. Una buena técnica, pero quizás buena para gobernar en períodos de bonanza y no en períodos de turbulencia. Por eso digo que hubo un casi suicidio. Pienso que los gobiernos progresistas no prestaron la atención necesaria para ganar victorias contundentes. Para eso era necesario mantener una lealtad con los grupos sociales con los cuales trabajaron durante años; lealtad que no mantuvieron. Al final de sus mandatos implementaron políticas casi ofensivas.

–¿Por ejemplo? ¿A cuáles se refiere concretamente?

–Por ejemplo, en el caso de Dilma, el hecho de nombrar para ministra de agricultura a Kátia Abreu, la gran mujer representante de los agronegocios. Y así tantas otras cosas ocurrieron en otros países que hicieron parecer que se estaba traicionando todo lo que se había prometido en la campaña electoral. Fueron muchos errores. La gente no es estúpida. La gente quería esta redistribución, ¿quién no? Solamente la clase media puede ser muy crítica por temor a que se le recorte algún beneficio, pero sigue teniendo su salario, su coche… Pero la gente que estaba muy abajo y que finalmente pudo comer, ir al colegio, ir al supermercado… a esa gente le gustaría poder sostener esa política. El caso es que los gobiernos no fueron lo suficientemente elocuentes para que la gente pudiera advertir que lo que la derecha y los medios de comunicación decían era realmente falso.

–Usted atribuye estos cambios de signo político a la fragilidad de los logros alcanzados en los últimos 15 años. Sin embargo, en algunos países los cambios se dieron por la voluntad popular…

–Es una buena pregunta pero complicada de responder. Estos cambios de transformación y de políticas de redistribución social están siendo eliminados a través de procesos democráticos. Por eso puede decirse que es el pueblo el mayor beneficiario de estas políticas, el que se muestra ingrato y vota en contra. En ese sentido habría varias cosas que decir.

–¿Cómo cuáles?

–Primero, es claro que estos gobiernos progresistas cometieron muchos errores; hay quienes no consideran a estos gobiernos progresistas, yo los sigo denominando así en el sentido de que buscaron una redistribución social en un continente marcado por las desigualdades que venían desde la Colonia. Uno de esos errores fue no aprovechar la gran oportunidad que se les dio para transformar políticamente la sociedad: hacer reformas políticas, reformas del sistema fiscal, de los medios de comunicación, de la economía. Y al contrario, de una manera perezosa, aprovecharon el aumento de los commodities y el alza de precios de las materias primas para permitir, a partir de esto, una redistribución social que era dependiente de los precios. Al mismo tiempo, permitieron a las clases oligárquicas, a los sistemas financieros, a los ricos, enriquecerse como nunca. No aprovecharon la gran aceptación, casi hegemónica, que tuvieron en algún tiempo para transformar la política de manera de poder resistir a una situación más adversa. Por eso es que estas formas de inclusión no fueron realmente formas de inclusión democrática y ciudadana.

–¿Qué tipo de inclusión observa en estos procesos?

–Fueron formas de inclusión por el consumo. En ese sentido, estos nuevos sujetos políticos, que en muchos casos por primera vez podían comer tres veces al día, no fueron invitados a ejercer el control sobre las políticas públicas mediante mecanismos de democracia participativa, tampoco fueron invitados a debatir sobre el servicio que se daba en los hospitales y se quedaron, por así decirlo, como pasivos recipientes de un consumo que ahora les era permitido. Por eso esta inclusión es frágil, por eso permite que esta población que fue realmente beneficiada esté sujeta a influencias que pueden de alguna manera disfrazar y pervertir todo lo que se hizo.

–Puntualmente, ¿a qué influencias se refiere?

–Hay influencias sin las cuales no podemos entender qué está pasando. En primer lugar, la presencia de un fascismo mediático. En mi trabajo he distinguido diferentes formas de fascismo: el fascismo del apartheid social, el fascismo territorial, el fascismo paraestatal, el financiero y, obviamente, el fascismo mediático. El fascismo mediático es aquel que permite a los medios, a través de la concentración mediática, manipular de una manera grosera la realidad y las percepciones de la vida cotidiana, de la vida política, de manera que la gente se sienta traicionada por los que apoyó anteriormente y que piense que los que le dieron una nueva vida a través de la inserción en el consumo son los responsables de la crisis. Eso fue lo que ocurrió a través de una manipulación mediática muy inteligente y poderosa que se hizo en todo el continente.

–¿Qué otros elementos coadyuvaron a este tipo de influencias?

–El segundo factor es la presencia del imperialismo norteamericano. No se puede ocultar más que los errores internos que cometieron los gobiernos progresistas no serían tan graves si no hubiera una fuerza internacional muy fuerte proveniente del imperialismo norteamericano que opera por diferentes mecanismos, que por supuesto ahora no son las dictaduras militares pero que son las presiones del sistema financiero internacional y la financiación de organizaciones democráticas en varios países que son democráticos desde la fachada pero que aplican condiciones hostiles a los gobiernos progresistas. Sin ir más lejos, en Brasil está absolutamente documentada la presencia de los hermanos Koch, muy conocidos en Estados Unidos por ser de los más ricos y de los que más promueven políticas de derecha.

–¿En qué consistió el rol de los hermanos Koch en el impeachment llevado a cabo contra Dilma?

–Los Koch Brothers han financiado muchas organizaciones que están hoy en la calle pidiendo el impeachment de Dilma. El imperialismo norteamericano aprovechó los errores cometidos por los gobiernos progresistas para atacar con una violencia sin precedentes. Empezaron por los pequeños países: primero Honduras, luego Paraguay con el golpe parlamentario a Fernando Lugo. Y ahora están intentando con los grandes países: Venezuela, Brasil y Argentina, y debemos decir que lo están haciendo con bastante éxito y que por eso hay que empezar de nuevo.

–¿En qué consiste el “fascismo financiero”?

–Todas las formas de fascismo son formas infra-políticas, no son parte del sistema político, que es democrático, pero condicionan las formas de vida de los que están abajo a través de desigualdades de poder que no son democráticas, que son inmensas y permiten que los grupos que tienen poder casi obtengan un derecho de veto sobre las oportunidades de vida de quienes están más abajo. Si eliminan la escuela pública y la salud pública la gente con bajos recursos podrá enviar a sus hijos a la escuela si es que tiene un amigo o padrino. Ahora, si el padrino no quiere pagar entonces sus hijos ya no irán a la escuela. Es la filantropía: el veto sobre la oportunidad. Es la discrecionalidad, que ocurre de diferentes formas. Por ejemplo, la discrecionalidad de la policía ante los pibes que son negros o que usan gorra. Y que llaman “leyes de convivencia”, pero que no tienen nada de convivencia sino que cuestiona a cualquiera que tenga un comportamiento apenas distinto. Eso es fascismo. Es arbitrariedad. Lo mismo el fascismo del apartheid social. En todas partes hay zonas salvajes de la ciudad y zonas civilizadas, donde existen todos los requisitos de urbanidad, de seguridad y saneamiento básico, y otras zonas donde no hay electricidad, donde el agua está contaminada, etc. Todo esto en un marco de la legalidad. Una discrecionalidad por debajo de los procesos políticos, y por eso digo que vivimos en sociedades que son políticamente democráticas y socialmente fascistas.

–¿Qué rasgos distintivos encuentra en el fascismo financiero?

–El fascismo financiero tiene una característica especial: permite salir del juego democrático para tener más poder sobre el juego democrático. O sea, alguien con muchísimo dinero puede ponerlo en un paraíso fiscal. De este modo sale del juego democrático de los impuestos, pero al salir se queda con más dinero y más poder para poder influenciar el juego democrático y además darles consejos a los ciudadanos de que no deben gastar tanto, que están viviendo por encima de sus posibilidad, que el Estado está gastando más en salud, por supuesto, porque el Estado no está siendo financiado con los impuestos que podría recibir si esta plata estuviera en el país. Se crea una corrupción de la democracia a través de la cual hay dos reglas: los que huyen de las reglas democráticas son los que se quedan con más poder para imponer las reglas democráticas a los otros. Esa es la perversidad del fascismo financiero. Claro que también tiene otras formas como las “agencias de rating” y la especulación.

–¿Qué hay del fascismo político?

–Justamente, el problema radica en ver hasta cuándo se mantiene como fascismo social y cuándo se transforma en fascismo político. Porque hasta ahora, políticamente, las sociedades son democráticas. Hay libertad de expresión, relativa pero existe. Hay elecciones libres, por así decirlo, con toda la manipulación. Hay un mínimo de credibilidad democrática, pero los asuntos de los que depende la vida de la gente están cada vez más sustraídos al juego democrático y los más poderosos son quienes más salen de ese juego democrático para después imponerlo a los que están abajo. Esto a mi juicio es la situación en la que estamos y donde surge la necesidad de un otro proceso constituyente.

–El acceso al saber también es desigual. ¿Se puede hablar de un fascismo del conocimiento?

–Lo que diría es que estamos asistiendo a la mercantilización del conocimiento. Durante mucho tiempo el conocimiento científico valió por su rigor y por la curiosidad de los cientistas que se decidieron a investigar un tema y que llegaban a conclusiones útiles para los países. Hoy ya no es así. El valor del conocimiento es un valor de mercado: el conocimiento contribuye a la innovación, genera patentes. Las universidades están ante una presión enorme por generar recetas propias del conocimiento. Se mercantiliza el conocimiento y por eso las propias universidades están cada vez forzadas a funcionar como corporaciones mercantiles, como empresas, los profesores como proletarios que producen para revistas de impacto, y los estudiantes como consumidores. Hay una mercantilización general del conocimiento y es esto que ha dado impulso al trabajo que me domina hoy sobre las “epistemologías del sur”: intentar llevar a cabo una lucha radical en todo el conocimiento. Por eso trabajo tanto con los movimientos sociales, para mostrar que el conocimiento científico es importante y no se puede demonizar, que la ciencia demuestra que los transgénicos o los insecticidas contaminan el agua y destruyen la vida, que debemos usar esa ciencia, pero tener en cuenta que esa ciencia no es la única válida. En este sentido es necesario descolonizar el saber para poder democratizar la sociedad, despatriarcalizarla y desmercantilizarla.

–¿Es posible aplicar su concepto de “apartheid social” a las políticas segregacionistas hacia los refugiados que se despliegan en varios países europeos?

–Toda la razón en mencionar a Europa, que está bajo la misma presión. Los refugiados son un caso extremo de una política de exclusión, pero lo más significativo es todo el sistema de fascismo financiero, disciplinario, que se aplicó en Grecia, Portugal, España, y que se está aplicando en otros países para intentar exigir que todos los países sigan la misma línea conservadora, de privatización, de liberalización, de destrucción de servicios públicos como salud y educación, de privatización de los servicios que son rentables para el capital. Europa puede hoy con menos arrogancia reconocer y entender mejor lo que pasa en América Latina.

–¿Por qué?

–Porque durante mucho tiempo pensó que ciertas situaciones sólo sucedían en países menos desarrollados, pero hoy Europa está pasando por un proceso de subdesarrollo: algunos países que estaban más desarrollados ahora están siendo subdesarrollados (el caso de Grecia es muy dramático y, desde el año 2000, el caso de Portugal también). Portugal es el único país de la Unión Europea que tiene un gobierno de izquierda que puede ser destruido en cualquier momento por Bruselas porque no está muy interesada en gobiernos de izquierda. Pero es una lucha cada vez más común entre países latinoamericanos y europeos.

–¿Cuál es su mirada hacia los partidos de izquierda?

–Creo que es necesario que redefinamos qué son las izquierdas y cuál es su forma política. Primero, no se puede decir que las izquierdas no aprendan. Voy a dar el ejemplo de la izquierda portuguesa. Durante mucho tiempo los comunistas pensaron que jamás podrían aliarse a los socialistas porque los consideraban de derecha. Ante la posibilidad de que una derecha siguiera gobernando Portugal por cuatro años más decidieron unirse al partido socialista.

–¿Por qué las izquierdas tienden a la fragmentación?

–El problema es que la izquierda partidaria hizo lo que yo llamo “una sociología de ausencias”. Invisibilizó todo lo que no se designaba como izquierda y que no tenía la forma de partido. Por eso lo que falta, a mi juicio, es juntar estas diferentes dinámicas y, para eso, es necesario que las izquierdas abandonen la idea de que los partidos son la única forma de representación política. Los partidos tienen que pasar por una refundación donde la democracia participativa sea constitutiva de la formulación de las políticas, de los partidos, y de las elecciones de los candidatos.

 

Fuente de la entrevista: http://www.pagina12.com.ar/diario/dialogos/21-303326-2016-07-04.html

Fuente de la imagen: http://www.pagina12.com.ar/fotos/20160704/notas/na17fo01.jpg

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Bolivia: García Linera: «El tiempo histórico está de nuestro lado»

América del Sur /Bolivia/julio de 2016/Gente

Por Jorge Giordano
El vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, realizó una fuerte autocrítica sobre los gobiernos progresistas de la región en el lanzamiento de la Fundación Germán Abdala.
El vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Álvaro García Linera, participó de una exposición sobre «Restauración conservadora y nuevas resistencias en Latinoamérica» en el marco del lanzamiento de la Fundación Germán Abdala, una iniciativa conjunta de ATE Capital y UTE Capital. El evento se realizó en el auditorio de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y contó con la participación del sociólogo y politólogo brasileño Emir Sader y el filósofo y politólogo Eduardo Rinesi.
García Linera comenzó aclarando que «no estamos en un buen momento, claro. Tampoco es un momento terrible. Es un momento de inflexión histórica. Después de diez años de intenso avance de gobiernos progresistas y revolucionarios se ha detenido, y en algunos casos retrocedido. Hay que hacer un análisis de plaza: las fuerzas y el escenario real, sin ocultar nada.»
Si bien consideró que existe «un ataque contra la década dorada, virtuosa de América Latina, de doce o trece años en que el continente ha vivido los momentos de mayor autonomía y soberanía desde la fundación de sus estados», centró su exposición en el análisis y la autocrítica de los procesos progresistas latinoamericanos. «La derecha siempre buscará sabotear estos procesos populares, tenemos que evaluar nuestros límites y tropiezos», agregó.
El vicepresidente boliviano puntualizó seis límites de estos procesos latinoamericanos:
«1. Contradicciones al interior de la economía, como si le hubiésemos dado poca importancia. Cuando uno es opositor importa más el discurso, tener ideas y propuestas de economía más o menos creíbles. Cuando uno se vuelve estado, la economía se vuelve lo decisivo. Es la base de cualquier proceso revolucionario. Cuidar la economía y ampliar procesos de redistribución y crecimiento. Las mismas preocupaciones tenía Lenin. En la posguerra se ocupa de la gestión económica. La economía social y comunitaria sólo podía surgir en un contexto internacional, mientras tanto había que resistir con el poder político en manos de los trabajadores revolucionarios. En la economía nos jugamos nuestro destino. Si no hay satisfactorios básicos, ningún discurso sirve, por muy esperanzador que sea.
«2. En economía, algunos de los gobiernos han adoptado medidas que han afectado al bloque revolucionario, potenciando al bloque conservador. Gobernar para todos no significa entregar los recursos o tomar decisiones que debiliten tu base social, que serán los únicos que saldrán a la calle cuando las cosas se pongan difíciles.
Debemos tener una opción preferencial por los trabajadores y humildes. La derecha nunca es leal, no se puede hacer políticas intentando ganar su favor.
Los empresarios nunca estarán de nuestro lado, cuando a los sectores populares los ven débiles no dudan en clavarles un puñal. Podemos neutralizarlos.
Desde una ultra izquierda critican no avanzar con el fin del capitalismo. Tontos. No es un tema de decretar el fin de mercado, el mercado va a seguir estando aunque decretemos su fin. Ningún país puede volverse autárquico. La revolución es continental o mundial, o caricatura de revolución.
El poder político duradero viene acompañado por el poder económico de los sectores revolucionarios. El Estado no puede sustituir a los trabajadores. Tarde o temprano debe disolver el poder económico en los sectores subalternos. Así se pasará de posneoliberalismo a poscapitalismo.
«3. Enfrentamos la redistribución de la riqueza sin politización social. Llevamos a cabo una ampliación de sectores medios, pero si esto no se acompaña con politización, no ganamos la lucha de sentido. Esa clase media será portadora del viejo sentido común conservador.
No es un tema de discurso sino de nuestros fundamentos íntimos. En este sentido lo ideológico se vuelve decisivo. Es necesaria una profunda revolución cultural de las lógicas con las que organizamos nuestro mundo. Debemos llevar los espasmos democráticos a un nivel más profundo. Ahí estamos atrasados y la derecha ha tomado la iniciativa. Debemos retomar la iniciativa en las universidades, los medios de comunicación, las redes sociales. Es en el trabajo cotidiano en la base donde uno gesta sentido común. Cuando hay un vacío dirigencial, lo llena la derecha. Por eso es tan importante un buen diputado como un buen dirigente barrial o estudiantil.
«4. Hubo una débil reforma moral. La corrupción es un cáncer que corroe la sociedad hace décadas. La derecha lo hizo de manera institucionalizada, privatizando y haciendo sus fortunas con el Estado. Así como damos ejemplo de restituir los bienes públicos, en nuestro comportamiento nunca debemos abandonar la humildad, austeridad y transparencia. Hay que demostrar con la vida cotidiana lo que uno propugna. No podemos separar lo que hacemos de lo que decimos.
«5. Algo que es particular de Latinoamérica, la continuidad de los liderazgos democráticos. Hay que convivir con el adversario vencido. Es parte de la democracia. Las constituciones tienen límites. Este es un tema nuevo por el que los revolucionarios no se preocuparon, no era necesario. Nos dicen que los populistas son caudillistas. Las revoluciones no las hacen las instituciones. No hay revolución verdadera sin líderes ni caudillos. No tengo la fórmula para resolver este problema. Quizás sea la importancia de trabajar liderazgos colectivos. Debe ser resuelto en el debate político para que los procesos no se trunquen.
«6. La débil integración económica continental. Políticamente hemos avanzado mucho, los bolivianos agradecemos esa solidaridad. Pero cada país ve su mercado, al ver otros mercados vemos limitaciones. Creo firmemente que Latinoamérica debe constituirse en un estado continental plurinacional que respete las estructuras locales con un segundo piso de instituciones financieras económicas y comerciales continentales. Unidos vamos a poder pisar fuerte en el siglo XXI.»
Más adelante en su exposición, García Linera se refirió al futuro de los procesos revolucionarios y progresistas del continente: «la derecha aprovecha estas debilidades. No debemos asustarnos ni ser pesimistas. Marx hablaba de la revolución como un proceso por oleadas. Cada una avanza más allá. Creo que estamos al fin de la primera oleada, y viene un repliegue. No sabemos cuánto durará. Pero habrá una segunda oleada, debemos prepararnos pensando qué hicimos mal en la primera. Esta segunda oleada tendrá un soporte que no cederemos: Cuba, Bolivia, Ecuador y Venezuela firmes.»
También señaló que «tocan tiempos difíciles, pero los revolucionarios vivimos de estos tiempos. ¿Acaso no somos los perseguidos, torturados y marginados? La lucha desde abajo dio paso a la década dorada. Traemos en el cuerpo las huellas de luchas y heridas de los ’80 y ’90. Si vienen esos tiempos, bienvenidos. Para eso está el revolucionario. Vencer, caer y levantarse hasta que se acabe la vida. Ese es nuestro destino.»
García Linera concluyó destacando: «tenemos algo que cuenta a nuestro favor. El tiempo histórico está de nuestro lado. Ellos no tienen proyecto de superación. Se anidan en los errores y envidias de lo pasado, son restauradores. Ya sabemos lo que hicieron ellos en el pasado convirtiendo los países en países miserables. Ellos son zombies, muertos vivientes. Nosotros somos el futuro, la esperanza. En diez años hicimos lo que no pudieron en cien años. Reconstruimos la patria y la sociedad civil. Hay que ser muy cuidadosos. Acumular fuerzas, saber que cuando uno pierde una batalla el enemigo se potencia. Saber calcular bien y poder obtener legitimidad. Preparémosnos por si dura uno o cuatro años esta batalla. Soportamos más de veinte años. Nosotros somos los abanderados del cambio, la derecha es abanderada del pasado. El continente está en movimiento.»

Fuente: http://www.radiolaprimerisima.com/articulos/6501

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¿Cómo escapar del neoliberalismo del siglo XXI en América latina?

Alfredo Serrano Mancilla

La restricción aprieta y la salida neoliberal está a la vuelta de la esquina. Siempre te atrapa de la misma manera: te llevan hasta el borde del precipicio y, desde ahí, toca elegir el mejor salto al abismo. A medida que crece la restricción externa, más difícil es huir del laberinto neoliberal en su versión más moderna. Los tentáculos del orden hegemónico global aparecen habitualmente como “auxiliadores” para superar cualquier emergencia. Así fue en el pasado y lo es ahora. Pero, esta vez, se presenta en versión siglo XXI, aprendiendo del pasado. Ya se acabó la era de ofertar todo como un paquetazo de ajuste social. La ayuda financiera es presentada sin aparente contrapartida, sin grandes virajes. Las políticas económicas salvadoras en materia cambiaria, precios, tributarias y monetarias tampoco asoman con descaro neoliberal. Se esconden en forma de grandes acuerdos, de alianzas con amistades (peligrosas). Estamos en otro momento histórico. Todo se hace más amigable.

Esta es la primera vez que el bloque de países progresistas ha de afrontar un ciclo tan prolongado de caída de los precios de las materias primas. Economías acostumbradas a funcionar con muchas divisas han de desafiar un nuevo estado de vacas flacas. No es momento para mirar hacia atrás. Seguramente hubieron errores en el pasado; pero también se llevaron a cabo políticas económicas exitosas en redistribución de la renta, garantías de derechos sociales, crecimiento (democratizado) del consumo interno, reapropiación de sectores estratégicos, recuperación de la soberanía, mejores condiciones de inserción geoeconómica. No obstante, la clave no está ni en vanagloriarse ni autoflagelarse por el pasado. El presente es lo que manda; y el futuro es lo que espera.

En ningún manual se encuentra la receta para encarar esta emergencia económica caracterizada por un frente externo adverso. La economía mundial no presenta síntomas de recuperación: ni los precios de los commodities, ni el comercio global y, mucho menos, la economía productiva global. Países como Venezuela, Ecuador o Bolivia enfrentan una situación inédita por la combinación conjunta de múltiples retos: a) no retroceder en materia social, b) sostener un patrón de consumo superior al del siglo pasado, c) gestionar una nueva estructura de clases sociales que cambió su matriz de demandas, d) no hipotecar el futuro ni ceder en clave de soberanía. Y todo ello hay que hacerlo ganando elecciones y venciendo la actual batalla que gira en torno a las expectativas de “estar mejor”.

El neoliberalismo del siglo XXI te extiende la mano con nuevas fórmulas. El gran Tratado de Libre Comercio se sustituye por acuerdos parciales; el ALCA por los “alquitas”. Cada país firma con quien puede para ver si así logra captar más divisas. De esta manera, se atomiza la región y se desanda todo lo que se avanzó en materia de integración regional. Los Tratados Bilaterales de Inversión se camuflan en blindajes particulares por cada inversión extranjera directa. La fragmentación geográfica de la producción mundial y sus cadenas globales de valor sirven para captar el mayor porcentaje posible de ganancia generada en cualquier proceso de transformación. La nueva economía del conocimiento y sus acuerdos de propiedad intelectual construyen nuevas cadenas de dependencia entre los países centrales y la periferia. Las translatinas son actores tan trascendentes como las transnacionales. La banca privada internacional y el FMI proponen prestamos con condiciones leoninas exigiendo como garantías expropiaciones de activos públicos. No resulta sencillo escapar de esta avalancha de rebajas en época de liquidación. La tentación neoliberal retorna aprovechándose de que nunca se fue del todo procurando injertarse definitivamente ahora que las contradicciones internas-externas florecen.

Ante cierto agotamiento relativo de la inventiva creadora de los procesos progresistas en materia económica, se corre el riesgo de “dejar hacer, dejar pasar” al neoliberalismo en su versión siglo XXI. Sin embargo, la política económica heterodoxa (postkeynesianismo, neomarxismo, feminismo, institucionalismo, escuela de regulación) otorga un gran ramo de posibilidades para huir de esta salida neoliberal. Lo primero es partir de varias premisas básicas: 1) la economía como un todo (y como la suma de sus partes), 2) la economía política está más presente que nunca, 3) no hay acierto económico sin una adecuada comunicación económica, 4) la eficiencia no debe estar reñida con la justicia social, 5) la economía también produce subjetividades, 6) la sociedad con mercado (pero no de mercado) es un hecho y, como tal, hay que definir qué vaya a ser. A partir de ahí, toca edificar un nuevo metabolismo económico capaz de sostener materialmente las revoluciones sociales que se han venido aconteciendo. He aquí algunas líneas para escapar del neoliberalismo 2.0.

Por un lado, la política tributaria ha de dejar de ser mera acompañante para convertirse en una herramienta decisiva en este dilema. Es necesario utilizar este motor frente a la emergencia económica por varias razones: a) hay que avanzar en soberanía tributaria (recaudar adentro lo que se necesite adentro), b) lo tributario ha de servir como incentivo para fomentar producción nacional, frenar importaciones y penalizar lo ocioso-improductivo-especulativo. Por otro lado, el sistema bancario ha de remar en la misma dirección del modelo de desarrollo productivo. Hay que regular las carteras de créditos evitando burbujas ineficientes y especulativas; se deben poner a funcionar las reservas excedentarias a favor de la economía productiva; hay que procurar nuevos mecanismos de ahorro interno. En materia cambiaria, se deben buscar mecanismos novedosos que logren amortiguar la supremacía del dólar: timbres cambiarios que resuelvan desequilibrios comerciales, bonos ahorros cambiarios que salvaguarden de ataques a la moneda, utilización de las divisas disponibles bajo criterios multiplicativos en la economía real. En lo comercial, es momento para repensar otras modalidades de intercambio en otras divisas con los BRICS.

De nada servirían estas políticas si no vienen acompañadas de un cambio del modelo productivo, no sólo produciendo nuevos bienes finales sino también considerando la fabricación de insumos productivos, verdaderos generadores del valor agregado. En este sentido, tampoco se debe descuidar quién produce (pequeños, medianos, grandes, transnacionales) y bajo qué condiciones laborales, y especialmente bajo qué objetivos: para satisfacer la demanda interna, privada o pública, o para exportar. Es hora de una nueva planificación productiva que, además, contemple los requerimientos de la política de compras públicas. Es imprescindible sintonizar la demanda del Estado con la nueva etapa productiva.

A pesar del mandamiento neoliberal, del “no hay alternativa”, sí que se puede tomar otra ruta económica para afrontar este desafío de época. Nadie dijo que iba a ser fácil. 

Fuente del articulo: http://www.celag.org/como-escapar-del-neoliberalismo-del-siglo-xxi-en-america-latina-por-alfredo-serrano-mancilla/

Fuente de la imagen: http://i0.wp.com/www.celag.org/wp-content/uploads/2016/05/laberinto1-e1463934745658.jpg?resize=638%2C400

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Matar por matar

Por Atilio Borón

En el imaginario colectivo de gran parte del mundo la sociedad norteamericana es la sociedad ideal. Según esa construcción más que ideológica mitológica, una verdadera proeza de la industria cultural de ese país, los Estados Unidos son una sociedad abierta, de intensa movilidad social, pletórica de derechos, igualitaria, amante de la paz, los derechos humanos, la justicia y la democracia. Una sociedad, además, que se ha arrogado una misión supuestamente encomendada por la Providencia para difundir por todo el mundo el mensaje mesiánico y salvífico que redimiría a la humanidad de sus pecados y sus miserias. Pero esa imagen nada tiene que ver con la realidad. Estados Unidos es una sociedad profundamente desigual, en donde el diferencial de ingresos y riquezas entre los más ricos y los más pobres asumió, en el último cuarto de siglo, ribetes escandalosos y jamás vistos en su historia.

Una sociedad que a siglo y medio de la abolición de la esclavitud sigue estigmatizando y persiguiendo a los afroamericanos con una virulencia que, desde que uno de ellos, Barack Obama, asumió la presidencia de la república no hizo sino crecer. Hacía décadas que policías blancos no mataban a tantos negros en las calles de Estados Unidos. Una sociedad que presume de ser democrática cuando los más brillantes intelectuales de ese país no dudan en caracterizarla como una obscena plutocracia.

Pero sobre todo, Estados Unidos es una sociedad enferma, con una proporción de adictos a toda clase de drogas que no tiene parangón a escala mundial y que constituye el gran estímulo para el negocio del narcotráfico; y con una propensión al asesinato indiscriminado de niños en una escuela, de personas en un cine, de afroamericanos que concurren a su iglesia, de gente que acude a un shopping, de estudiantes que concurren a sus clases en la universidad o de gays que van a un bar con sus amigos y que, de repente, entra uno de estos psicópatas armados hasta los dientes y comienza a disparar sin ton ni son, al voleo, matando por matar. Y no son hechos aislados sino rasgos profundos y reiterativos de una patología social. Un reportaje de la BBC indica que en el año 2015 hubo en Estados Unidos 372 balaceras masivas, que mataron un total de 475 personas e hirieron a 1.870.

La de Orlando, el asesinato masivo más importante de la historia norteamericana, agrega 50 más a esa lista ominosa y 53 heridos, algunos de ellos de extrema gravedad. Un problema crónico que se retroalimenta con los crímenes interminables que la Casa Blanca perpetra sin pausa en Medio Oriente y Asia Meridional, lo que despierta en algunos un incontrolable deseo de venganza. Según el New York Times el atacante en bar de Orlando habría llamado al 911 de la Policía poco antes de efectuar su ataque y manifestó su lealtad el Estado Islámico. Testigos aseguran que antes de comenzar a disparar gritó «Alá es grande», aunque hay que tener cuidado con estas informaciones.

Más allá de estas dudas, el matar por matar, o matar para vivir un momento de celebridad, como el cretino que acabó con la vida de John Lennon en Nueva York, o matar a cualquiera para vengar los crímenes de Estados Unidos en su cruzada contra el Islam (como parecería ser la motivación en este caso) se ha convertido en una constante histórica y un síntoma del nivel de locura que prevalece en una sociedad que pretende erigirse como el non plus ultra de nuestro tiempo cuando en realidad es una formación social afectada por una grave patología que, poco a poco, va destruyendo los fundamentos mismos de cualquier convivencia civilizada.

Fuente: http://www.aporrea.org/internacionales/a229433.html.

Imagen tomada de: http://img.yoyopress.com/uploads/pistola1-630×300.jpg

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