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Pais Vasco: Los casos de acoso escolar se duplican en Euskadi

País Vasco/13 marzo 2017/Fuente: El País

El Departamento de Educación contabilizó 121 casos de acoso escolar en el curso 2015-2016, una cifra que supone casi el doble de los registrados (67) en el curso anterior. Estos maltratos confirmados en la escuela representan una cuarta parte de las situaciones identificadas por los educadores.

La consejera de Educación, Cristina Uriarte, ha informado este miércoles del «fuerte incremento» en el número de casos de acoso escolar analizados en la escuela pública y concertada en el País Vasco, lo que denota, a su juicio, que «en la sociedad vasca se ha producido una evolución muy significativa» por la «mayor sensibilización» que la ciudadanía tiene con esta lacra social.

En el curso 2015-2016 se analizaron 487 situaciones, de los que 121 fueron considerados como actos violentos o de acoso en las aulas. En ambos supuestos, las cifras duplican las del curso anterior, con 268 casos estudiados y 67 considerados como acoso. El aumento, según Uriarte, «no significa que cada vez se vayan produciendo más actos violentos, sino que la sociedad y la comunidad educativa han reducido su nivel de tolerancia».

El listón de aceptación del acoso escolar ha variado en los últimos años en todos los ámbitos concernidos: la inspección educativa, los centros escolares, las familias y el alumnado. «A lo que quizá hace unos años no se daba la necesaria importancia, ahora sí se le da, y así debe ser», ha manifestado la consejera en una comparecencia junto al jefe de la Inspección, José Antonio Romero, y la viceconsejera del ramo, Maite Alonso.

La estadística de los últimos ocho cursos arroja los siguientes datos: se han analizado un total de 1.662 casos, de los que se han considerado acoso escolar 572. La evolución muestra un aumento en este periodo, al pasar de los 39 casos registrados en 2009 a los 121 del curso pasado.

Las actitudes violentas que más se repiten son las agresiones verbales (el 43% de los casos), seguido de la exclusión o marginación social (25%). Las agresiones físicas directas se dieron en el 16% de los casos y otro 12% fueron comportamientos con intimidación, chantaje o amenazas.

El ciberbullying está cada vez más presente en este tipo de situación. Casi una cuarta parte de los casos de acoso (el 23%) se cometió a través de Internet o las redes sociales, ha explicado Uriarte.

El Gobierno vasco presentará en los próximos meses un Plan de Acoso Escolar que «impulsará procedimientos que ayuden a desarrollar acciones» contra este fenómeno. En estos momentos, según ha detallado Romero, la solución que se trata de dar a los casos de bullying pasa por resolver las situaciones en el ámbito escolar y «cada vez menos» se opta por sacar del centro a la víctima.

Fuente:http://ccaa.elpais.com/ccaa/2017/03/09/paisvasco/1489060566_599053.html

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Bullying.

América del Sur/Bolivia/07.03.2017/Autor y Fuente:http://correodelsur.com/

El acoso escolar campea en los recintos educativos fiscales y particulares. De acuerdo con un estudio realizado en julio de 2014 por el Ministerio de Educación en 252 unidades educativas rurales y urbanas de Bolivia, cinco de cada 10 estudiantes han sido víctimas de algún tipo de violencia dentro de la comunidad educativa. Es un mal que los alumnos deben aprender a enfrentar, con el apoyo de los padres, maestros y la sociedad.

La investigación se hizo a través de encuestas aplicadas a 25.040 estudiantes, de los niveles inicial, primaria y secundaria, además de maestros y padres de familia.

En otro estudio, la UNICEF se refiere a la realidad en América Latina y destaca, entre otros aspectos, que la violencia entre los estudiantes parece estar aumentando en la región, ya que entre el 50 y el 70% han sido testigos de actos de bullying. Señala que este fenómeno ocurre en las escuelas públicas y privadas, pero las formas más sofisticadas de acoso, que son la humillación y la exclusión, predominan en las privadas.

“En Bolivia no se cuenta con datos estadísticos actuales y globales sobre esta temática, pero en otros países como Colombia o España se observó que la distribución es similar, con una leve predominancia de los hombres”, informa el psicólogo clínico y educativo Iván Salinas.

ECOS conversó con varios estudiantes de los niveles primaria y secundaria de distintos colegios y todos siempre identifican a un agresor o un grupo de agresores en su curso, ya sean hombres o mujeres. Dicen que estos molestan durante todo el año a los demás, especialmente a determinados compañeros.

Pese a esto, son contados los casos que llegan en forma de denuncia a las Direcciones Distritales de Educación; la gran mayoría de las víctimas y los testigos prefiere el silencio y los hechos quedan sin sanción.

Fuera de entrevista, funcionarios de las Direcciones Departamentales de Educación de Chuquisaca y Potosí coinciden en indicar que el acoso escolar está presente tanto en recintos fiscales como privados. También en advertir situaciones de discriminación entre compañeros por razones de estatus o posición económica.

En algunos casos, los directores se vieron obligados a expulsar del colegio a los agresores.

Un problema frecuente

Salinas explica que el término anglosajón “bullying” se traduce como “acoso escolar” y es un problema muy frecuente en las escuelas y→ →colegios. Al respecto, hay tres personajes que interactúan en una serie de situaciones violentas: un agresor o grupo de agresores (en estos suele haber un líder), una víctima y un público.

En muchos casos, las acciones que violan la integridad física, psicológica o social de la víctima son constantes y el público refuerza esta situación con risas, burlas u otro tipo de comportamiento, empeorando el daño de la víctima.

Los agresores por lo general gozan de algún tipo de ventaja sobre sus víctimas; puede ser física, social, intelectual, económica, de popularidad o de otro tipo. Además, el acoso escolar no distingue género: hombres y mujeres pueden estar involucrados en este tipo de hechos.

“Una persona puede encontrarse en cualquiera de los tres roles: ser víctima, agresor o público, puesto que la dinámica de las relaciones sociales en las escuelas es cambiante y depende mucho del contexto. No se puede hablar de acoso escolar si el episodio violento se da en una sola ocasión o es producto de otro tipo de circunstancias que no reflejen una relación de desigualdad y un abuso de la misma”, aclara Salinas. •

¿Es violencia escolar o violencia social?

Se denomina ‘violencia escolar’ porque la escuela suele ser el contexto de las principales relaciones sociales entre niños y adolescentes; sin embargo, no se debe olvidar que la escuela es un espacio donde no solo se va a aprender sobre aspectos académicos, sino también cómo uno puede relacionarse con los demás. “Aunque muy a menudo padres y profesores pierden de vista esta perspectiva”, señala el psicólogo clínico y educativo Iván Salinas.

¿Cómo actúan los acosadores en las escuelas o colegios?

“No existe un perfil único de acosador; en realidad, cualquier persona puede involucrarse en este rol. De hecho, es muy probable que una eventual víctima se convierta en acosador en algún momento. Sin embargo, la persona que ejerce acoso lo hace en situaciones que no son evidentes para los profesores o el personal de las unidades educativas y, además, suele justificar su comportamiento con la conducta de la víctima, diciendo por ejemplo: “por qué no se defiende” o “es un mimado”. Rara vez asume abiertamente la responsabilidad de sus actos.

El acoso, ¿cómo afecta la vida de la víctima?

No todas las víctimas reaccionan de la misma manera. Depende de su personalidad, las habilidades para controlar sus emociones, presencia o ausencia de otros grupos asociativos o el grado de apoyo y sobreprotección por parte de los padres, entre otros.

Sin embargo, a menudo el acoso escolar produce desajustes emocionales y conductuales que, dependiendo de los factores mencionados, pueden ser más o menos importantes en su vida. De todas maneras, es necesario indagar sobre el ambiente escolar de los hijos.

¿Es aconsejable que la víctima se cambie de colegio?

Lo primero que debe hacer la víctima es hablar sobre lo que le pasa con alguien de confianza. Si la unidad educativa cuenta con un psicólogo, es la persona más indicada. También conviene que lo converse con un adulto de su entorno cercano.

Salinas dice que el cambio de colegio debería ser la última opción contemplada; para ello, debe haber un problema crónico, es decir, tomar en cuenta el tiempo que lleva la víctima en esa dinámica y considerar los intentos de solución.

“Los programas más exitosos en el acoso escolar se centran en intervenciones que apuntan a la conciliación y trabajan con los tres involucrados en acoso escolar (víctima, agresor y público), dando especial énfasis a la intervención con el público. Un ejemplo de este tipo de intervenciones es el programa KIVA, creado en Europa; para este tipo de intervenciones se debe validar la presencia de profesionales que formen a estudiantes y docentes al respecto”, añade el profesional consultado por ECOS.

¿Cómo apoyar a las víctimas de acoso escolar?

Según el experto, es recomendable permitir el desahogo emocional de las víctimas y brindarles apoyo sin caer en sobreproteccionismos o inversión de roles. Si se procura beneficiar excesivamente a la víctima, se pueden enviar mensajes equivocados a los niños y jóvenes. Lo ideal es prevenir generando un ambiente en el que se fomente la tolerancia y el respeto, con reglas claras, sanciones coherentes y consistentes, que se cumplan sin excepción para los buenos y malos comportamientos.

Lo ideal es que en esta tarea participe toda la comunidad. Pero para ello se debe modificar las estructuras típicas del funcionamiento escolar, como la cantidad de estudiantes por aula, los horarios para las reuniones y la asignación de personal que se dedique de manera constante a estos temas.

Para relativizar un comportamiento agresivo es importante que todas las personas hablen en los mismos términos. Los adultos deben tener un discurso coherente entre ellos y promover el respeto como valor constante a lo largo de la educación de los niños y adolescentes.

¿Cómo actúan los maestros frente al acoso escolar?

De acuerdo a las características del ambiente escolar, como el número de estudiantes, la saturación de horas o el desgaste laboral, a veces ocurre que los maestros no pueden dar una respuesta inmediata a la situación. Por esta razón se requiere de un cambio importante en las políticas educativas, que deberían enfocarse en reducir la masificación de los procesos educativos.

En otras ocasiones, los estudiantes agresores son muy hábiles para que no los descubran. Entretanto, muchos profesores tratan de generar ambientes de tolerancia y respeto entre los alumnos a su cargo. “La motivación interna de cada docente y el reconocimiento a la labor que desempeñan suelen ser factores de mucha importancia para determinar las posibles reacciones, ya sean de respuestas coherentes o de apatía ante el acoso escolar”, sostiene el psicólogo.

“Probablemente el acoso escolar sea un reflejo de lo violenta que es nuestra forma de vivir; del estrés y los problemas sociales en nuestra vida. Por eso, en lugar de cuestionar a la institución educativa debemos cuestionar la manera cotidiana en que vivimos y resolvemos nuestros problemas con las personas”, finaliza Salinas.

Tipos de acoso

Es muy improbable que el acoso escolar se manifieste de una sola manera. Suele empezar con una agresión psicológica-moral o social.

Físico: En el que hay agresiones físicas como golpes o daños específicos a bienes del estudiante.

Psicológico-moral: Se producen agresiones que mellan la dignidad emocional y moral de la persona, como burlas, apodos y humillaciones.

Social: Se minan las relaciones de una persona. Por ejemplo, la dejan sin amistades, todo el grupo deja de hablar con la víctima, o se inventan rumores que afectan su dignidad.

Ciberbullying: Es una forma más solapada de agresión, puesto que se produce de manera virtual mediante publicaciones degradantes en diferentes tipos de redes sociales como Facebook, Whatsapp, Snapchat, Twitter o aplicaciones similares.

Señales de que un alumno está sufriendo acoso escolar

No quiere ir a la escuela, se pone de mal humor y no le interesan los temas académicos.

Se niega a participar en actividades sociales típicas de su edad.

Se niega a hablar sobre los sucesos ocurridos en la escuela.

Tiene baja autoestima en temas sociales, dice que no es bueno para hacer amistades o que siempre comete torpezas.

Tiene síntomas de ansiedad o depresión, problemas para dormir, pesadillas y puede presentar enuresis (hacerse pis).

Alteraciones del apetito (deja de comer o come mucho más de lo habitual).

Se queja de dolores o molestias corporales (dolor de cabeza, espalda, estómago o nauseas), especialmente cuando se avecinan los lunes.

Es irritable y tiende a aislarse.

Consejos para padres

Muchas veces el comportamiento de su hijo en el colegio no es el mismo en casa; cuénteles sobre cuando eran estudiantes.

Presten atención a los nombres de los compañeros de su hijo y cómo se comportan.

Enséñenle a su hijo a reconocer cuándo es prudente defenderse hablando y cuándo es mejor ignorar lo que sucede.

Eviten ser sobreprotectores y actúen demostrando constantemente confianza en la capacidad de su hijo.

Si su hijo les comenta sobre hechos de violencia en su curso, escuchen antes de actuar, eviten las acciones precipitadas.

Pidan asesoría si se enteran de la posibilidad de que su hijo sea una víctima.

No se precipiten en castigar a su hijo si es acusado de agresiones, traten de ser coherentes.

Consejos para niños y adolescentes

Si alguien te molesta, no es tu culpa. Y si insiste, habla con un adulto de tu confianza al respecto; no es malo quejarse.

Siempre trata de resolver la situación hablando. Reconoce que a veces una burla “inofensiva” puede lastimar a otros.

Si te sientes mal por cosas que ocurren en tu casa o en el colegio, busca conversar con alguien.

Aprende a no reírte si alguien se burla de otros. El respeto es la base de la convivencia.

Para profesores

Fomenten espacios de tolerancia y respeto estableciendo reglas simples, claras y que se puedan cumplir.

Den espacios para hablar acerca de cómo se viven las relaciones entre los alumnos en el curso.

Traten de hablar siempre en privado con los estudiantes cuando cometan una falta.

No es malo pedir consejo si no se sabe cómo manejar una situación así.

Testimonio de un padre conmovido

Roberto (nombre ficticio) es un muchacho que dentro de poco cumplirá 20 años. Su familia y él mismo están contentos porque logró ingresar a la Universidad, después de haber perdido el año en dos oportunidades cuando estaba en primero de secundaria.

En 2010, la familia de Roberto se radicó en Sucre por una situación laboral de su padre; hasta entonces, él nunca había tenido problemas en el colegio: era un estudiante dedicado y buen deportista que también tocaba la guitarra y aprendía a hablar inglés, por lo que gozaba de cierta popularidad entre sus pares. Sin embargo, ese año, los cambios propios de la adolescencia hicieron mella en él.

Ingresó a estudiar a un colegio privado de Sucre y desde el primer día de clases, según cuenta su padre, fue el blanco de burla de cuatro compañeros.

Este es su relato emocionado de su padre para ECOS:

“Le hicieron la vida imposible a mi hijo, especialmente dos de ellos; los otros dos les seguían la corriente en todo. Cuando aparecía mi hijo, se reían de él delante quien sea, le criticaban su ropa, sus lentes, su bigote…; le pusieron un apodo muy humillante, cada vez le empujaban o le trancaban el paso, le quitaron toda la moral y las ganas de estudiar.

Hablé con los padres de los changos, que, en vez de hacer algo por reflexionar a sus hijos, más bien se alteraron diciendo que mi hijo exageraba las cosas y que tampoco no era ningún santito; tuvimos muchos conflictos.

También hablé con sus profesores, con la directora del colegio… Pese a que mostraron toda la predisposición para arreglar la situación, al final no hicieron nada.

Mi hijo perdió el año por sus bajas calificaciones. No quería ir al colegio, apenas comía, dormía mal, había perdido el interés por todo.

Al siguiente año opté por cambiarlo de colegio; aun así, continuó mal en sus estudios. Los profesores dijeron que si seguía así, perdería el año y así fue.

Finalmente aceptó ir al psicólogo; eso le ayudó mucho en su vida, le devolvió el entusiasmo y las ganas de vivir. Poco a poco mejoró sus notas y este año nos dio, a su mamá y a mí, la satisfacción de aprobar el ingreso a la Universidad. Estamos orgullosos por eso. Perdió dos años, pero no por su culpa, sino por culpa de cuatro mequetrefes, de los que sé, no solo han dañado a mi hijo sino a otros chicos más”.

Fuente:http://correodelsur.com/ecos/20170219_bullying.html

Imagen:http://correodelsur.com/img/notas/20170219/nota54367_imagen0_x5.jpg

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Las claves para combatir el acoso escolar en Japón

Japón/06 marzo 2017/Fuente: nippon.com

El uso de internet para insultar y difamar mediante aplicaciones y redes sociales como LINE o Twitter hace que el acoso escolar resulte cada vez más insidioso, grave y difícil de detectar. ¿Cuáles son las claves para proteger a los niños del acoso y qué medidas debemos tomar para garantizar esa protección?.

El caso de Ōtsu dio lugar a una nueva legislación

Han pasado cuatro años desde la entrada en vigor en 2013 de la Ley de Promoción de Medidas para Prevenir el Acoso Escolar, cuya aprobación se vio motivada por una serie de casos que tuvieron mucha resonancia mediática. El primero fue el suicidio de un estudiante de secundaria de Tokio en 1986 tras sufrir constantes maltratos que incluyeron la simulación de su funeral. Posteriormente los medios se hicieron eco de casos similares en repetidas ocasiones, pero no se llegó a tomar ninguna medida para evitarlos.

El detonante para el establecimiento de una legislación contra el acoso escolar fue un caso ocurrido en 2011 en Ōtsu (prefectura de Shiga) que también se saldó con el suicidio de la víctima. El suceso tuvo dos puntos en común con el de 1986: que el acoso provocó la muerte del acosado y que se atribuyó parte de la culpa a la escuela y al consejo educativo. En el caso de Ōtsu resultaron especialmente flagrantes la inacción y el encubrimiento de la situación por parte de la organización escolar, que en 2012 suscitaron un encendido debate social sembrado de críticas y análisis.

La aprobación de la nueva ley puede interpretarse como una señal de que el problema del acoso escolar, que originalmente se mantenía dentro de la esfera privada, se había agravado tanto que estudiantes y escuela ya no se bastaban para solventarlo y requerían de la intervención oficial. Dicho de otro modo, la ley materializó la decisión de abordar el problema desde la esfera pública. Ahora bien, al centrarnos únicamente en el papel de los adultos para prevenir un problema que se desarrolla entre niños, estamos eliminando de la ecuación la capacidad de resolución de los propios niños. Es necesario hallar el equilibrio legal entre el papel de los menores y la implicación de los adultos en el conflicto.

La Ley de Promoción de Medidas para Prevenir el Acoso Escolar obliga a las escuelas a cumplir tres requisitos:

1) Establecer una política básica para prevenir el acoso.
2) Constituir una estructura organizativa que haga viable la prevención del acoso.
3) Adoptar un enfoque adecuado para las medidas preventivas, la detección precoz y la gestión del acoso.

La nueva ley logró un cambio cualitativo en la prevención del acoso escolar, poniendo de relieve la importancia de atajar los problemas de raíz para evitar su reaparición aunque resulte inconveniente para la escuela o el consejo educativo, así como de garantizar la justicia y la neutralidad en la gestión de situaciones graves (incluida la investigación del trasfondo del problema).

La revisión de las medidas preventivas

En el año fiscal 2015 se registraron 224.540 casos de acoso escolar entre escuelas primarias, escuelas secundarias, institutos de bachillerato y centros de educación especial, es decir 16,4 casos por cada mil alumnos; este dato revela la espantosa gravedad de la situación.(*1) El número de estudiantes que se quitan la vida o dejan de asistir a la escuela como consecuencia del acoso sigue sin dar indicios de retroceder. La ley prevé que su contenido pueda someterse a revisión tres años después de haber entrado en vigor. Tras analizar los efectos de su aplicación, en noviembre de 2016 la Comisión de Medidas para la Prevención del Acoso Escolar — órgano asesor del Ministerio de Educación— anunció la nueva dirección de las medidas de cara al futuro.

El contenido de la revisión puede resumirse en los siguientes siete puntos:

1) Establecer una definición legal clara para identificar el acoso escolar.
2) Revisar el sentido de la política básica de prevención del acoso escolar.
3) Adoptar una estructura organizativa con medidas viables para la prevención del acoso y establecer una comunicación fluida.
4) Ampliar y mejorar los sistemas para la prevención y la detección precoz del acoso.
5) Establecer unos baremos claros para determinar cuándo se da por solucionado el acoso.
6) Reforzar la cooperación entre los cuidadores de los menores y la comunidad local.
7) Delimitar con precisión el alcance de los casos considerados como graves.

En cuanto al papel básico del profesorado, la enmienda legal dispuso como máxima prioridad la prevención del suicidio y la intervención en casos de acoso como parte de la práctica profesional cotidiana, con la gestión proactiva de las consultas y denuncias por parte de alumnos para garantizar la protección de las víctimas.

La postura de la víctima, en el punto de mira

A continuación quisiera diseccionar los principales problemas relativos a la circulación de la información y la gestión organizativa que se extraen de la revisión de la legislación contra el acoso escolar.

Como la definición legal del acoso escolar no ha calado todavía en las escuelas, cada centro y profesor alberga su propia interpretación, con lo que la identificación y la gestión de los casos resultan también heterogéneas. La definición que ofrece la ley otorga una gran importancia a la experiencia subjetiva del menor acosado, describiendo acoso como “aquellas conductas entre alumnos que afectan de forma psicológica o física, infligiendo sufrimiento mental o corporal al alumno a quien se dirigen dichas conductas”.

Al ofrecer una interpretación tan abierta, la brecha con la interpretación común del acoso por parte de la sociedad (conductas que implican superioridad física del acosador sobre la víctima, intencionalidad, continuidad, etc.) hace que algunos casos que son claramente de acoso según la definición legal se pasen por alto en el día a día. Para evitarlo hay que difundir la definición legal del acoso entre los profesores (por ejemplo, con cursos dentro de la escuela en que se analicen casos concretos) para que puedan ponerse en el lugar de las víctimas y no pasen por alto ningún indicio de acoso por sutil que sea.

Con todo, lo más importante para luchar contra el acoso es detectarlo y eliminarlo. Una de las claves para mejorar la comunicación y evitar el encubrimiento será que las escuelas (profesorado), las familias (cuidadores) y las comunidades locales vean la proliferación de casos de acoso que salen a la luz como algo positivo que demuestra la preocupación por parte de los profesores y la capacidad resolutiva de las escuelas.

Replantear los planes de acción de las escuelas

Las políticas básicas de las escuelas son, más que políticas propiamente dichas, planes de actuación. Es importante plantear ciertos objetivos para las medidas contra el acoso, establecer un plan anual de ejecución de iniciativas (como un programa de prevención del acoso) y evaluar el nivel de logro de los objetivos como parte de la evaluación de la escuela. Para prevenir el acoso hay que empezar por estudiar e impulsar medidas preventivas dirigidas principalmente a los alumnos, educándolos con un enfoque integral que cubra tanto formación teórica en ética, derechos humanos y legislación como actividades prácticas.

Lo que importa a la hora de formular y enmendar las políticas básicas de las escuelas es escuchar el punto de vista de los niños, tener en cuenta la opinión de los cuidadores y analizar honestamente los logros y los fallos del sistema escolar, trabajando codo a codo con la comunidad local y los organismos relacionados. Estudiar las políticas básicas mediante cursos en el propio centro es imprescindible para que todo el profesorado las conozca y comprenda, y además ofrece la oportunidad de cuestionar el sistema de orientación del alumnado y la filosofía organizativa de la escuela, dando paso a la reflexión para elevar la autoridad organizativa de la escuela.

La cooperación con la comunidad local y otros organismos externos

El acoso escolar en Japón presenta tres características principales:

1) Predomina el acoso psicológico a través de mecanismos comunicativos, como los insultos, las vejaciones y el aislamiento.
2) Tiene lugar mayormente dentro del aula (por ejemplo, en los descansos).
3) Los acosadores y las víctimas suelen ser compañeros de clase.

Ya que el daño provocado por el acoso escolar en Japón resulta difícil de detectar desde fuera, los profesores responsables se ven en el atolladero de tener que detectar los indicios precozmente y cuidar de las víctimas al tiempo que disciplinan duramente a los acosadores. Además, no son pocos los casos en que el tutor de la clase donde se produce el acoso se lo toma como una responsabilidad personal y se calla el problema por miedo a que se le culpe de falta de disciplina. En los últimos tiempos han aumentado los casos de acoso psicológico por internet (mediante LINE, Twitter, etc.), que resultan aún menos visibles y dificultan en extremo la detección del problema por parte de las escuelas.

El acoso se agrava más cuanto más invisible se vuelve. Cuando empieza a vislumbrarse un caso de acoso, es vital no limitar su gestión al entorno de la clase sino tratarlo como un problema que afecta a toda escuela y estudiar la vía adecuada para solventarlo de raíz. Para ello hay que concienciar a todos y cada uno de los miembros del profesorado de su obligación de informar de cualquier incidente a la organización escolar establecida para tal objetivo. Este proceso requiere que la cúpula directiva escolar lidere la cruzada contra el acoso estableciendo métodos y reglas para revelar información y crear un ambiente en el que los profesores no teman compartir los problemas.

Por otro lado, para lograr que el sistema de la escuela funcione es imprescindible establecer un clima de cooperación en el que los miembros compartan un entendimiento mutuo, potenciando sus puntos fuertes y compensando sus debilidades. Evitar que un solo profesor cargue con el sufrimiento del alumno acosado y ofrecerle el apoyo del equipo escolar es lo que en última instancia posibilita una gestión adecuada del problema.

Otro punto crucial es no gestionar el problema únicamente desde la escuela, y tener en cuenta la opinión de los cuidadores de los niños, adoptando las iniciativas necesarias para prevenir el acoso con la colaboración de la comunidad local y los organismos sanitarios, sociales y legales relevantes. Este objetivo se basa en la premisa de reconocer los problemas infantiles como problemas de la sociedad, y para perseguirlo los actores implicados deben mantener una comunicación fluida y constante, superando las fronteras de sus competencias para unir esfuerzos.

Estoy convencido de que si logramos afrontar los problemas que los profesores vienen cargando a solas desde la organización escolar, y establecemos la colaboración necesaria entre la comunidad local y los organismos pertinentes para intervenir en los problemas que la escuela no puede solucionar sola, las escuelas japonesas se convertirán en lugares libres de acoso donde niños y profesores compartan un entorno sano y feliz.

Fotografía del encabezado: En el Ayuntamiento de Ōtsu la alcaldesa Koshi Naomi (derecha) guarda silencio en el quinto aniversario de la muerte de un alumno de secundaria que se suicidó a causa del acoso escolar. 11 de octubre de 2016. (Jiji Press)

Fuente: http://www.nippon.com/es/currents/d00290/

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El Salvador: Educación confirma que más de 700 escuelas tienen «control perimetral» para evitar asedio de pandillas

El Salvador/Marzo de 2017/Fuente: La Página

El ministro de Educación, Carlos Canjura, informó que más de 700 escuelas públicas del país se mantienen bajo un estricto «control perimetral» para evitar el acoso de pandillas contra profesores y alumnos.
«Tenemos 700 escuelas que tienen control perimetral. Esto es el convenio que tenemos con el ministerio de Seguridad y con el Viceministerio de Prevención y nos ha rendido un buen resultado», reveló el ministro Canjura.
El funcionario agregó que además se está aplicando la modalidad de seguridad «de casa a la escuela o viceversa» que permite brindar seguridad de policías y soldados en rutas mayormente utilizadas por alumnos y profesores para acceder al centro de estudio.
También hay 250 escuelas más con las que se coordina el programa Modalidades Flexibles de Educación que se desarrolla los fines de semana para las personas que han reanudado sus estudios.
El ministro descartó que en lo que va del año un acoso de pandillas, sobretodo contra profesores. «Afortunadamente no tenemos reportes. Ojalá no tuviéramos este tipo de problemas durante el año», apuntó.
«Yo creo que en la medida que se vaya resolviendo el tema de la seguridad, porque hay sin duda una mejora notable en el tema de seguridad, el sistema educativo va a ir gozando de mayor nivel de seguridad y estabilidad», dijo el ministro Canjura.
Otro tema en el que el ministerio coordina acciones a nivel nacional es en evitar la deserción escolar, para lo cual se brindará un informe en los próximos días, indicó el funcionario.
El ministro Canjura ofreció estas declaraciones al verificar este sábado el inicio del programa de formación docente de especialistas del idioma inglés. El evento se realizó en el Centro Escolar Francisco Morazán de esta capital.
Fuente: http://www.lapagina.com.sv/nacionales/126000/2017/03/04/Educacion-confirma-que-mas-de-700-escuelas-tienen-control-perimetral-para-evitar-asedio-de-pandillas
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Una política de prevención de la violencia no debe partir de la criminalización de los niños

Por Observatorio del Derecho a la Educación y la justicia

Dra. Claudia Campillo Toledano[i]

Los acontecimientos ocurridos el pasado 18 de enero donde en un colegio privado un joven disparó contra su maestra y algunos compañeros en la ciudad de Monterrey, fueron sin duda, un signo de alarma para muchos, pero desafortunadamente, para otros, algo que es solamente una de entre muchas señales de la crisis social que vivimos en nuestro país. Ante este tipo de situaciones, la sociedad entera se pregunta ¿cómo es posible que estas cosas ocurran? Y en el mejor de los casos  ¿hay alguna forma de evitarlo? La preocupación por la seguridad de nuestros hijos ahora se ha trasladado al ámbito escolar, la escuela ha dejado de ser el espacio social que aseguraba la integridad de los niños.

Muchas voces han proclamado la falta de responsabilidad de las escuelas y del gobierno en estos hechos; de manera superficial algunas personas han culpabilizado al joven junto con su familia y en el mejor de los casos, le han concedido el beneficio de una “patología psicológica” para deslindar de responsabilidad al resto de la sociedad. Ambas posturas revelan una falsa consciencia sobre la problemática de la violencia social y en particular, de la profunda problemática que se observa en los ámbitos escolares.

La sociedad mexicana ha vivido en los últimos 15 años una espiral ascendente de violencia inicialmente ocasionada por la guerra del gobierno federal contra el crimen organizado, delitos de alto impacto como ejecuciones, desapariciones forzadas y balaceras en los espacios públicos se volvieron una constante de la vida pública, con sus ya conocidas consecuencias en el incremento de homicidios y delitos relacionados con el narcotráfico.

Como en el resto del país, la sensación de inseguridad ha permanecido constante, tal como muestra la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), ya que cerca del 70% de los habitantes de 18 años o más consideró que vivir en su ciudad es inseguro (INEGI, 2016). De acuerdo con ese mismo estudio, el 72% se siente inseguro en el transporte público, el 61% en las calles que habitualmente usa, el 50% en los parques.

La ausencia de seguridad en espacios públicos es un fenómeno recurrente en las ciudades, la ocurrencia de hechos antisociales se ha vuelto común, pues según el INEGI (2016) 67% de la población manifiesta haber presenciado consumo de alcohol en las calles, mientras que el 65% ha manifestado haber observado asaltos y robos, el 58% vandalismo y un 40% venta de drogas (INEGI, 2016, ENSU).

El problema de la violencia y la criminalidad es un fenómeno creciente que tiene como principales protagonistas a jóvenes y adolescentes. De acuerdo a Cerda (2010:124) en la zona metropolitana de Monterrey existen barrios completos donde la presencia del fenómeno de la violencia doméstica y la derivada del pandillerismo se conjuntan y generan un medio ambiente hostil, no sólo para las familias que habitan ahí, sino para todo el tejido social en su conjunto. Cerda señala que “la violencia en la entidad ha tomado ‘espacios’ específicos en la urbe, no sólo porque en 200 barrios se concentra el 60 por ciento de los casos de violencia doméstica, sino porque en estas colonias se ubica entre 60 y 80 por ciento de las pandillas de la urbe.”

Sin embargo, esas son solamente algunas de muchas formas en que la violencia ha escalado posiciones en la vida social, el incremento de violencia familiar es notable, al registrarse más de 49,638 casos en el período 2014-2016 (PGJNL, 2017). Nuevo León se encuentra entre los estados con las tasas más altas de feminicidios en el periodo 2011-2013 (INEGI, 2015) y según el CEAMEG (2013) está entre los 10 estados con mayores índices de violencia y maltrato infantil en el país.

La escuela, al igual que las demás instituciones sociales ha sido colonizada por la violencia desde hace tiempo atrás, en años recientes, la violencia escolar es una constante en la vida cotidiana de los niños y niñas de nuestro país. La escuela no es otra cosa más que el reflejo de las dinámicas sociales y familiares que tienen lugar en nuestro entorno. Sin embargo, tanto autoridades como padres de familia hemos ignorado las señales de alerta que se han manifestado de manera brutal en nuestros niños. De acuerdo al informe sobre acoso y violencia escolar en Nuevo León, en las escuelas urbanas existe una prevalencia del 79% de violencia ocasional, siendo la violencia de riesgo, grave y muy grave el 12% restante (Diario Oficial del Estado de NL, 2016).

No obstante, existen evidencias recientes que permiten responder a las preguntas sobre las causas de la violencia en la población infantil y juvenil y sobre todo, propuestas concretas de atención a este grupo poblacional en particular. USAID México financió el proyecto Modelo de Relaciones Familiares para Prevenir la Violencia Juvenil desarrollado por la Facultad de Trabajo Social y Desarrollo Humano de la Universidad Autónoma de Nuevo León, donde se realizó un diagnóstico integral de las causas de la violencia en niños, niñas y jóvenes de entre 10 y 15 años en 17 escuelas primarias y secundarias ubicadas en tres polígonos del Área Metropolitana de Monterrey.

Los polígonos de estudio fueron elegidos por su alto nivel de marginación social y la prevalencia de altas tasas de violencia familiar y delitos del fuero común. Las escuelas colaboradoras en el proyecto se caracterizaron por una alta tasa de ausentismo y deserción, bajo rendimiento escolar y altas tasas de violencia y acoso entre su población.

Este proyecto permitió identificar 9 factores de riesgo que inciden en la comisión de actos violentos y la incorporación de los niños a grupos delictivos y criminales. Los principales hallazgos muestran que la niñez en esta región del país es altamente vulnerable debido a la combinación de factores individuales, familiares y comunitarios que contribuyen a su aislamiento social y a incorporar la violencia como elemento central de las interacciones sociales.

El 98% de los niños, niñas y jóvenes regiomontanos que participaron en el estudio señalaron haber experimentado algún evento crítico en su vida asociado a una situación violenta o delictiva, del mismo modo, se encontró que la débil supervisión parental era un factor significativo con un 90%, lo mismo que las tendencias a tomar riesgos impulsivos, la participación de amigos en actividades violentas o delictivas con un 77% y el fácil acceso al consumo de drogas con un 73%. Asimismo, la población escolar atendida mostraba una ausencia de expectativas de futuro, lo que se traduce en la falta de metas y de esperanza sobre su realización personal.

Estos resultados nos muestran el panorama poco alentador que enfrentan los niños, niñas y jóvenes que asisten a las escuelas en nuestra ciudad. Su alto nivel de exposición a la violencia ha dejado una huella importante en su salud psico-emocional, provocando sentimientos de angustia, impotencia y aislamiento social, la escasez de vínculos positivos en las dinámicas familiares debido a que los padres dedican más tiempo al trabajo y a la provisión de bienes materiales, además de la influencia negativa de los pares; ésta es una combinación que potencializa la presencia de conductas antisociales, la neutralización de la culpa y la agresividad como forma de interacción social.

Las políticas públicas orientadas a la prevención y atención de la violencia y acoso escolar no pueden solamente quedarse, como hasta ahora, en reglamentos y comisiones especiales. La seguridad de los niños y niñas en las escuelas es responsabilidad de toda la comunidad, no es un asunto exclusivo de los maestros y los directivos, debe ser objeto de una política pública integral orientada a la generación y fortalecimiento de dinámicas positivas que propicien el sano desarrollo de los niños y jóvenes y permita la formación de generaciones de ciudadanos que han optado por la violencia y el crimen como única forma de relación social. La integralidad de la atención a la población infantil dentro de las escuelas requiere de una visión comprehensiva de la problemática de la violencia como un asunto multifactorial y complejo que requiere de intervenciones multidisciplinarias sustentadas en el conocimiento proveniente de la investigación social.

Acciones aisladas como la operación mochila segura o las mochilas transparentes no constituyen un programa o política de atención integral; parten de la buena intención de evitar que se introduzcan armas o drogas a las escuelas, sin embargo, el uso de la fuerza y la autoridad sobre los niños y niñas solamente contribuyen a la criminalización, estigmatización y aislamiento social de los menores, que detonan en mayores niveles de violencia sobre nuestros niños propiciando lo que originalmente se quiere evitar.

La toma de decisiones de los gobiernos para el desarrollo de políticas y programas sociales enfocados a la prevención de la violencia y la delincuencia, debe fundamentarse más allá de la lógica de las buenas intenciones o de posturas sustentadas solamente en la moral social y recurrir a experiencias previas que sean exitosas en el contexto nacional y local.

Los programas de prevención de la violencia en las escuelas deben enfocarse a atender las causas que generan ambientes negativos en los procesos de formación y socialización de los niños y niñas, por lo que las decisiones de política pública deben realizarse buscando el desarrollo e implementación de programas basados en evidencia sustentados en el conocimiento científico que incluyan indicadores de medición que den cuenta de sus resultados.

[i] Profesora- Investigadora Facultad de Trabajo Social y Desarrollo Humano, Universidad Autónoma de Nuevo León, Miembro del SNI Nivel II, correo electrónico:claudiacampillo@hotmail.com

Fuente: http://www.educacionfutura.org/una-politica-de-prevencion-de-la-violencia-no-debe-partir-de-la-criminalizacion-de-los-ninos/

Imagen: www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2015/09/violencia-1024×682.jpg

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Capacitan a educadores de Nicaragua sobre cambios de conducta en estudiantes

Nicaragua/25 febrero 2017/Fuente: El Nuevo Diario

Los docentes podrán notar si los estudiantes son víctimas de violencia intrafamiliar, acoso escolar, adicciones, consumo de alcohol o cigarros, abusos sexuales, entre otras transgresiones.

Expertos en docencia del Ministerio de Educación (Mined) son capacitados este viernes en cambios de conducta de los estudiantes, para prevenir situaciones que distraigan su aprendizaje.

La capacitación, impartida por especialistas del Ministerio de la Familia (Mifamilia), tiene como objetivo poner en marcha un sistema de alerta sobre cambios de conductas en los alumnos que los lleven a reprobar las materias en clases.

«Estamos capacitando sobre las escuelas de valores, con material educativo, de manera que podamos fortalecer ese trabajo integral desde las instituciones de Gobierno en atención a (los estudiantes) y lograr que todos avancen» en sus clases, explicó la ministra de Familia, Marcia Ramírez.

Con esta capacitación los docentes podrán notar si los estudiantes son víctimas de violencia intrafamiliar, acoso escolar, adicciones, consumo de alcohol o cigarros, abusos sexuales, entre otras transgresiones.

Más de 15 de representantes del Mined son capacitados este viernes, en un nivel «nacional», y ellos replicarán estos conocimientos a nivel departamental, para luego hacerlo llegar a cada escuela en Nicaragua, en los próximos dos meses, según el plan de Mifamilia.

La capacitación forma parte del sistema de alerta temprana ante conductas anómalas de los estudiantes, como consecuencia de transgresiones, instalado a inicios de febrero.

El sistema de alerta temprana está a cargo de las Consejerías de las Comunidades Educativas, compuestas por maestros, tutores, padres de familia y estudiantes, y es coordinado por Mifamilia.

El Gobierno de Nicaragua espera que 1,7 millones de estudiantes en todas las modalidades que van desde preescolar hasta la secundaria, ingresen a las escuelas este año.

El curso lectivo 2017 se puso en marcha el 6 de febrero y se extenderá hasta noviembre próximo.

Fuente:http://www.elnuevodiario.com.ni/nacionales/419971-capacitan-educadores-nicaragua-cambios-conducta-es/

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España: El programa contra el acoso escolar se amplía a Educación Especial e Infantil

España/20 febrero 2017/Fuente: El Comercio

Varios colegios incluirán las tutorías entre iguales para niños de 3 y 5 años y el Sanatorio Marítimo se convertirá en un referente nacional.

Dijo -y mantiene- Andrés González Bellido que Gijón se había convertido en un «referente nacional en la lucha contra al acoso escolar». Lo era, lo es y lo seguirá siendo. Y ya no solo por el número de centros que se han sumado al programa Tutoría entre Iguales (TEI), del que es autor, ni por la implicación de colegios, institutos y de toda la ciudad. Sino también porque Gijón se va a convertir en una ciudad absolutamente pionera, por dos motivos. En primer lugar, por ser una de las primeras en España en aplicar el TEI a Educación Infantil, algo que se está haciendo de forma experimental en muy pocos lugares. Y, en segundo lugar, porque de aquí partirá la primera experiencia de adaptación del programa a la Educación Especial. Lo hará de la mano del Sanatorio Marítimo, cuyos responsables han asumido la tarea de adaptar todo el material a sus necesidades. Será «un referente a nivel nacional, haciendo constar su nombre en todas las formaciones TEI en centros de Educación Especial», dice Bellido. Y lo confirma el director del colegio, Lluis Cueto.

Son las dos principales novedades de un programa por el que la ciudad apostó hace un año y que llegó a los centros educativos en septiembre. Tras este primer trimestre del curso, 32 colegios (públicos, concertados y uno privado) e institutos de Secundaria han puesto en marcha ya las dinámicas TEI. Los docentes siguieron su propia formación y luego lo han hecho los alumnos, que en estos meses han comenzado con las pautas de trabajo que marca el programa. Tutores y tutorizados están elegidos, ‘emparejados’ y trabajando ya juntos.

 Después de este arranque, esta semana todos los centros se han reunido para hacer una evaluación conjunta con el propio Bellido y con los responsables de la Fundación Municipal de Servicios Sociales. La respuesta no podía haber sido mejor. Más del 85% de los docentes consideran que la formación realizada ha sido muy satisfactoria. En general, solo hace falta escucharles, están contentos. Y si tienen que poner algún ‘pero’ es por la carga de trabajo que suponen las tutorías (en ocasiones se ven obligados a ‘robarle’ tiempo a alguna otra materia). Nada que objetar en cuanto al contenido.

La elección de ‘parejas’

Los propios centros (en ocasiones los de Primaria en coordinación con los de Secundaria, cuando se trata de alumnos que han realizado el cambio de ciclo) han elegido las ‘parejas’. Lo explica Raquel Álvarez, coordinadora TEI en el IES Rosario Acuña. Porque, aunque los alumnos creen que la elección se hace el azar, no es del todo cierto. Nada se puede dejar al azar. Los alumnos de primero de la ESO (tutorizados) son valorados en función de su necesidad (poca, regular o mucha) de contar con un tutor. Y los de tercero (tutores), en función de su capacidad para serlo. En Primaria, donde los de quinto tutorizan a los de tercero, se hace de igual forma. Así que, además de ofrecerles formación general sobre el TEI, el acoso escolar, la violencia y la convivencia, después hay que trabajar la cohesión de los grupos.

Dicen los responsables que el día que se conocieron todos estaban muy nerviosos. Era algo así como una cita a ciegas. Juegos y gymkanas han servido para perder el miedo y ganar confianza. Y, gracias a eso, los tutores ya han podido intervenir y solucionar pequeños conflictos. Y según cuenta Raquel Álvarez, también para que los más pequeños se hayan atrevido a ‘destapar’ situaciones no agradables que sufrieron en Primaria.

Ludivina López, del colegio Miguel de Cervantes, muestra la misma satisfacción con el programa y con los resultados, aunque aún sea pronto. En el centro de La Calzada han aprovechado el programa para trabajar muchos valores. Por ejemplo, han puesto en marcha el apadrinamiento lector. Ahora los de quinto están preparando una obra de teatro que representarán para sus ‘hermanos pequeños’, de tercero.

Pero nadie mejor que los propios alumnos para valorar el TEI. «Arreglar un problema que podría haber llegado a más me hizo sentir bien». Son palabras de Miranda Uría, de 14 años, alumna de tercero de la ESO en el colegio San Miguel. Es tutora de una alumna de primero de Secundaria. Otra niña insultó y amenazó a su tutorizada con pegarle fuera de clase. «Fui a hablar con ella y me lo negó, pero yo sabía que era verdad, porque la chica lloraba y estaba muy asustada. Le dije que, si no le caía bien, no tenían por qué ser amigas, pero que ésa no era razón para meterse con ella». Lo solucionó. Lo logró también cuando los insultos por parte de otra alumna llegaron a través del ‘whatsapp’. Y lo mismo hizo Nicolás Pérez, de tercero de la ESO, cuando otra compañera «se metió» con su tutorizada «a través de Instagram». Ese es el primer paso, que el tutor intervenga. Si no funciona, habla con el tutor del niño acosador. Si no es suficiente se recurre a los adultos.

Son ejemplos de problemas de convivencia que los jóvenes están resolviendo por sí mismos. «Los adolescentes tienen muy mala prensa y viene bien que demuestren al mundo que se puede creer en ellos. Porque son ellos los que están acabando con esta lacra. Tienen poder para ello», afirma la orientadora del centro, Lucía Morán Balán. «Desde la empatía, desde el conocimiento del otro, pueden terminar con el acoso escolar entre ellos. Porque tienen más confianza para contarle sus problemas a un igual y se crea un vínculo muy positivo entre ellos».

Ella fue la encargada de dirigir la primera sesión de formación del TEI a los alumnos. Les habló de la «importancia de encontrase con gente buena», de cómo los alumnos pueden ayudar a otros compañeros que lo necesitan. Al finalizar, cuando preguntó quién quería ser tutor, «todos levantaron la mano como un resorte. Fue una de las mejores experiencias en mi vida profesional», confiesa. «Los tutores no son guardaespaldas, pero sí sus guías y sus amigos», añade. «Yo ahora estoy más tranquila, mi tutora se porta muy bien conmigo y he aprendido a decir las cosas y no callármelas, porque así se evita llegar a casos más extremos», cuenta una de las tutorizadas de Secundaria.

Extensión con matices

Todo ello se extenderá ahora a Infantil, con matices. Confirma Andrés González Bellido, que en breve se elegirán unos pocos centros que, de forma experimental, lo llevarán a cabo. Los de 5 años tutorizarán a los de 3. Pero, en ese caso y por motivos evidentes, no se hablará de prevención del acoso, sino de «generación de conductas saludables». Y ahí, dice Bellido, se pondrán las bases para evitar conductas y situaciones no deseadas en Primaria.

En cuanto a Educación Especial, el Sanatorio Marítimo toma las riendas. Cuenta su director, Lluis Cueto, que no tienen problemas de acoso en el colegio, pero que sus alumnos sí lo sufren fuera de él, por ejemplo a través de las redes. Tampoco pueden, sistemáticamente, elegir tutores de determinada edad para los más pequeños, porque dependerá del déficit cognitivo que tengan. Tienen todo el curso por delante para trabajar en el nuevo material TEI que, como queda dicho, será referente nacional.

A todo ello se suma que Gijón hará de ‘punta de lanza’ del TEI en Asturias. Varios colegios de Oviedo se han sumado y Bellido prepara una presentación en Avilés.

Fuente: http://www.elcomercio.es/gijon/201702/19/programa-contra-acoso-escolar-20170219011253-v.html

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