En camino al infierno climático

Por: Silvana Melo

Las ciudades no soportan las inundaciones ni las sequías ni las altas temperaturas. “Ni se van a bancar el granizo cuando pegue cada vez más fuerte”, dice Walter Pengue. Estamos a un paso “del infierno climático”. Para un niño nacido en 2020, “el impacto va a ser brutal en su vida adulta”. Mientras tanto las tormentas arrasan. El dengue avanza. Y la vida, en alerta roja.

Un verano –el pasado- con nueve olas de calor y una sequía arrasadora; el verano siguiente –éste- ahogado de lluvias y, en su final, rabioso de tormentas e inundaciones repetidas cada diez días en el mismo territorio. Walter Pengue, doctor en Agroecología, Sociología y Desarrollo Rural Sostenible, habla con APe del “camino directo del infierno climático”. Proyectos inmobiliarios alzados con la ceguera de la rentabilidad que frenan las aguas e inundan ciudades antes impensadas, suelos agotados que ya no absorben una gota, un modelo de producción agroindustrial que genera sequías por las que luego deben crearse trigos con modificaciones genéticas que las resistan.

En medio de este panorama, todo tiembla, todo trastabilla. Generaciones y distribuciones eléctricas sin mantenimiento que explotan ante el primer calor o la primera tormenta. Nula exploración en energías alternativas. Enfermedades tropicales que se extienden al sur porque el sur ya no se comporta como tal y abunda en veranos tórridos e inviernos templados. Fenómenos inusuales para los que los cuerpos no están preparados y las infraestructuras tampoco. Esta nota se escribe con alerta roja de tormentas en el AMBA y la epidemia de dengue en su punto máximo. Un escenario distópico y antrópico que está amenazando con quebrar el futuro como a una copa de cristal.

Walter Pengue, autor principal de los documentos del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC de Naciones Unidas) habla de “aceleración, intensidad y recurrencia”. Es decir, aquellos cambios que hasta hace unos años eran una fantasía de un grupo de científicos para dentro de medio siglo, ahora se sienten de un año a otro. Transforman de a retazos una vida. “El documento de Naciones Unidas 2022-23, que terminamos el año pasado, fue el que puso en alarma lo que antes era una advertencia y es que estamos yendo hacia el infierno climático”.

Saliendo del campo, cuando en la ruta lo sorprendieron cien milímetros en media hora, el docente universitario pensaba que “quince años atrás, cuando les decíamos a los chacareros ustedes van a dejar de ser agricultores para ser pescadores, no me creían; ahora ya son varios los que se volvieron pescadores”. Y es un escenario, dice, “para el que la Argentina no está preparada, tanto a nivel del campo, de la producción, de la naturaleza, como de las ciudades”; porque “que caigan cien milímetros de un saque, antes pasaba cada diez años y ahora cada diez meses”.

Sin embargo, la producción intensiva para exportar commodities y generar divisas, el uso indiscriminado de agroquímicos y la tala sin freno para ampliar la frontera agropecuaria ha transformado el paisaje de la región, además de las temperaturas y los ciclos de las lluvias. Los 62º de térmica en el marzo de Río de Janeiro –al borde de lo que la vida puede soportar- convive en armonía con el desmonte del Amazonas.

“Lo que estamos enfrentando es un escenario de cambio climático y de cambio ambiental global. El primero antes aparentaba ser una advertencia, pero ahora está claro que las cosas están yendo muy mal –sostiene Pengue- y se necesitaría un viraje importante, muy drástico en las pautas de producción y consumo en nivel global y regional”.

Antonio Guterres, secretario general de Naciones Unidas, “lo dijo claramente: vamos yendo por la autopista con la quinta puesta hacia el infierno climático. Eso es lo que está sucediendo y la gente ya lo percibe”. No se trata, dice Pengue, de “fenómenos naturales sino antrópicos[1], aunque algunos lo nieguen”.

“Los documentos científicos publicados por referencias de todas las disciplinas de las ciencias unificadas, reconocen lo que dice Guterres: que estamos ante un escenario de intensificación, aceleración y recurrencia de todos los fenómenos. De grandes sequías a grandes inundaciones. Y no estamos preparados”. Tampoco lo está “el mundo desarrollado, con las olas de calor que ha tenido Europa y los muertos, pero ellos lo están cuantificando; en los países en vías de desarrollo no lo hemos tenido tan en cuenta. La situación va a ser cada vez más conflictiva porque no nos estamos adaptando para mitigar los impactos”.

Las ciudades no soportan las inundaciones ni las sequías ni las altas temperaturas. “Ni se van a bancar el granizo cuando pegue cada vez más fuerte”, lamenta Pengue. Y sueña con un cambio –que aparece quimérico en estos tiempos- en las cabezas “de quienes manejan las políticas públicas y el desarrollo privado”.

“A los que tenemos 50 o 60 años nos va a pegar pero vamos a ser mayores cuando el impacto llegue –piensa, mirando hacia adelante-; pero en el último documento pensamos en un niño nacido en 2020. Va a ser un adulto. Y el impacto va a ser brutal en su vida”.

Mirando hacia esa infancia, piensa Walter Pengue. “Hay que pensar con faro largo y no sólo en la producción de dinero. Porque la gente no come dinero”. Pero la sociedad está adormilada. “Aletargada, como la rana en la olla mientras se va calentando”.

A pesar del negacionismo reinante, desde el aula universitaria, cree “en las oportunidades”. Y en un futuro que se puede ir hilvanando hilo por hilo.

Afuera llueve como nunca.


[1] Fenómenos producidos por actividades humanas

Fuente de la información e imagen:  Pelota de Trapo

Foto: Agustín Macarian (Reuters-Clarín)

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No eres tú, el calor sí afecta tu desempeño

Por: Paulette Delgado

 

Investigadores advierten de los efectos del calor en las funciones cognitivas y ejecutivas, así como en la memoria y atención.

 

Durante los meses de junio y julio, gran parte del mundo enfrentó una ola de calor sin precedentes. En el caso de México, por ejemplo, rompió el récord de muertes y golpes de calor registrados… y esto es sólo el comienzo.

Según predicciones de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), “hay un 66 % de probabilidades de que, entre 2023 y 2027, la temperatura media mundial anual cerca de la superficie supere en más de 1,5 °C los niveles preindustriales durante al menos un año. Hay un 98 % de probabilidades de que al menos uno de los próximos cinco años, así como el lustro en su conjunto, sean los más cálidos jamás registrados”. A esto es importante agregar que cuando dicen “los niveles preindustriales” se refieren a 1850-1900, ya que “es anterior a la emisión de gases de efecto invernadero procedentes de actividades humanas e industriales”.

Esto quiere decir que tanto las próximas semanas como años, se espera que se rompan récords relacionados con las altas temperaturas, y con esto, la constante sensación de que es más difícil poner atención, formar pensamientos, y demás funcionamientos cognitivos.

Además, se necesita mucha energía para conservar la temperatura del cuerpo y mantenerse fresco. Mantener una temperatura interna constante es vital para el funcionamiento del cuerpo, puesto que este proceso requiere energía. Y con la sudoración, viene la pérdida de líquidos, así como de sales y electrolitos esenciales, como el potasio, el calcio y el magnesio, lo que provoca cansancio.

¿Qué impacto tiene el calor?

Joe Allen, codirector del Centro para el Clima, la Salud y el Medio Ambiente Global de la Universidad de Harvard, y varios colegas suyos analizaron a estudiantes que vivían en dormitorios de la universidad durante una ola de calor en Boston. La mitad de los estudiantes vivían en edificios con aire acondicionado central, con una temperatura de  22 grados; la otra mitad sin aire acondicionado con una temperatura promedio de 27 grados.

«Por la mañana, cuando se despertaron, les enviamos pruebas a sus teléfonos celulares», explica Allen. Los estudiantes tomaron dos pruebas al día durante 12 días consecutivos. Una prueba incluía sumas y restas básicas para medir la velocidad cognitiva y memoria, otra evaluaba la atención y velocidad del procesamiento.

Los investigadores descubrieron que aquellos estudiantes que no contaban con aire acondicionado reaccionaba 13 % más lento en las pruebas de aritmética y dieron casi 10 % menos respuestas correctas por minuto.

Diez años antes del estudio de Joe Allen, en el 2006, el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley descubrió que, cuando la temperatura de la oficina supera los 22 grados, el rendimiento de los trabajadores comenzaba a decaer. Especialmente cuando supera los 27 grados, en donde el rendimiento de los empleados bajaba un 9 %.

¿Cómo se ven afectados el aprendizaje y el bienestar de los estudiantes por el calor?

Al comienzo del ciclo escolar 2022-2023, varias escuelas en Estados Unidos se vieron obligadas a mandar a los estudiantes a casa temprano o cerrar y dar clases de manera remota debido a las altas temperaturas, al no contar con aires acondicionados. Ese verano se registró como el tercer verano más caluroso registrado en la nación y, aún así, el OMM advierte que lo peor está por venir.

En el 2021, los economistas R. Jisung Park y Joshua Goodman combinaron datos de las pruebas estandarizadas de 58 países y 12 mil distritos escolares de EE. UU. con información detallada sobre el clima y el calendario académico para “mostrar que la tasa de aprendizaje disminuye con un aumento en la cantidad de días escolares calurosos”. Esto dejó como resultado evidencia que las diferencias climáticas contribuyen a las diferencias en el rendimiento académico.

R. Jisung y Joshua Goodman también publicaron una investigación, la cual analizó a 10 millones de estudiantes de bachillerato que tomaron la prueba preliminar de la Prueba de Aptitud Académica (SAT por sus siglas en inglés) entre el año 2001 y el 2014. Encontraron que la exposición al calor disminuye la productividad del tiempo de instrucción. “Sin aire acondicionado, un año escolar 1°F más caluroso reduce el aprendizaje de ese año en un 1 por ciento” reportaba la publicación. En su investigación también resultó que realizar un examen en un día de 32 grados puede hacer que sea 10.9 % menor la probabilidad de aprobarlo.

Psychology Today advierte de los efectos del calor en las funciones cognitivas y ejecutivas, así como en la memoria y atención. Las funciones cognitivas las midieron a través de la Tarea de búsqueda visual (VST por sus siglas en inglés) que pedía a los participantes a responder lo más rápido posible a una señal visual que aparece en una pantalla frente a ellos.

El portal describe el procedimiento de la siguiente manera: “en la versión simple de la tarea, el triángulo era un triángulo verde en negrita, sólidamente delineado. En la versión compleja de la tarea, el triángulo era un triángulo hecho de puntos presentados sobre un fondo de puntos parpadeantes. La tarea VST está diseñada para medir la capacidad de filtrar información que distrae e interpretar una señal muy específica”.

Las funciones ejecutivas se midieron utilizando Stroop, donde se presenta una palabra en pantalla y los participantes la emparejan lo más rápido posible. En la versión compleja de esta tarea, se les pidió a los participantes que indicaran el color de la fuente utilizada para presentar la palabra en lugar de la palabra en sí. Algunas palabras eran congruentes (la palabra rojo con tinta roja), y otras eran incongruentes (la palabra rojo escrita en tinta verde), esto con el propósito de registrar el tiempo de reacción junto con el número de respuestas correctas.

La memoria se midió utilizando la prueba de bloques de Corsi, donde “se presentó una cuadrícula de cuadrados de 3 x 3 y se iluminaron secuencias de cuadrados. Se pidió a los participantes que reprodujeran el orden en que se iluminaba el cuadrado, con secuencias de cuadrados iluminados que aumentaban en longitud en cada prueba de tres a nueve. Se registraron las tres secuencias más largas correctamente recordadas”, mencionó la publicación.

Y por último, la atención se midió mediante el Test de Procesamiento Rápido de Información Visual (VP) donde se presentaron aleatoriamente secuencias de tres números entre los valores de dos y nueve. Se pidió a los participantes que indicarán lo más rápido posible si esas secuencias eran pares o impares, mientras que se medía el tiempo de reacción y precisión.

Además de estas pruebas, los participantes también informaron sobre su estado de ánimo y sus sentimientos subjetivos sobre el calor y las tareas que se les pidió que realizaran. También se midieron sus respuestas fisiológicas, por ejemplo, revisando la temperatura corporal, la frecuencia cardíaca, la temperatura de la piel, etc. La mitad de los participantes pasaron una hora sentados en una habitación con la temperatura en 39.6 grados y la otra en 21.2 grados para medir el impacto de la temperatura.

La función cognitiva y ejecutiva se midió nuevamente después de una hora de exposición al calor de ambos grupos. Después se les pidió que regresaran una semana después, en donde se cambiaron las condiciones de exposición y se repitió el estudio.

Psychology Today reportó que “tanto la función ejecutiva como la percepción se vieron afectadas por la exposición al calor”, ya que los tiempos de respuesta fueron más lentos después que los participantes fueran expuestos al calor para las pruebas Stroop VST simpleLas respuestas a la parte más compleja del VST mejoró después de la exposición a las altas temperaturas, aunque los tiempos de reacción fueron más lentos.

Para los investigadores, esto podría demostrar lo que se conoce como la compensación de velocidad/precisión. Los participantes sacrificaron la velocidad por la precisión en esa prueba después de estar expuestos, ya que la mejora no se vió al no estar sujeto a los 39.6 grados. Así que parece que la temperatura más alta del verano podría tener un efecto en la función ejecutiva impulsada por el lóbulo frontal y nuestras habilidades de percepción.

Pero esta no es la única área negativamente impactada por las altas temperaturas; la salud mental también sufre.

Con el calor pareciera que la salud mental se derrite

Los días de calor extremo afectan las interacciones sociales y el bienestar personal, lo cual se vuelve una amenaza para la estabilidad mental. Según un estudio del 2018 publicado en Nature Climate Change, un aumento de 1 grado celsius en la temperatura promedio en los Estados Unidos y México se correlaciona con un aumento del 1 % en los suicidios. Este dato es preocupante si las predicciones de la OMM son ciertas y si las temperaturas empeorarán en los próximos años, si no es que en semanas.

Shabab Wahid, experto en salud mental del Departamento de Salud Global de la Universidad de Georgetown, dijo a Time Magazine que “es fácil entender cómo pasar por una experiencia traumática como un huracán puede afectar la salud mental. La conexión entre el calor y la enfermedad mental no es tan intuitiva”.

Robin Cooper, profesor clínico asociado de la Universidad de California en San Francisco y presidente de la Alianza de Psiquiatría Climática, dice a TIME que “tenemos que empezar a pensar en el cambio climático como una crisis de salud mental. Si ignoramos el cambio climático como una amenaza para la salud pública, estamos abdicando de nuestro papel como proveedores de atención médica”. Lo que significa aún más investigación, especialmente  explicando el efecto del calor en los mecanismos exactos de la función cerebral. Los científicos señalan una multitud de factores psicológicos, sociales y biológicos interrelacionados que van desde la interrupción del sueño hasta la función alterada por el calor de neurotransmisores y hormonas vitales.

Una de las áreas más afectadas por el calor es el sueño, especialmente para aquellos que no tienen ventiladores o aire acondicionado ya que hace que la calidad del sueño sea difícil de alcanzar. Con el tiempo, esto puede provocar pérdida de memoria, falta de concentración y aumento de la irritabilidad. Además, los problemas para dormir están a menudo relacionados con desencadenar episodios maníacos en personas con trastorno bipolar.

Josh Wortzel, quien estudia la intersección del cambio climático, las olas de calor y la salud mental en la Universidad de Brown, explicó a TIME que “el calor también afecta el neurotransmisor serotonina, uno de nuestros reguladores del estado de ánimo más importantes, estrechamente relacionado con mantener la agresión bajo control”.

Wortzel señala que “la serotonina ayuda a transmitir información sobre la temperatura de la piel al hipotálamo del cerebro, que luego controla las respuestas de escalofríos y sudoración cuando es necesario. Los pacientes con depresión suelen tener dificultades con este proceso de termorregulación; el hecho de que estos problemas puedan mejorar cuando los pacientes toman antidepresivos inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina sugiere una relación entre la exposición al calor y la producción de serotonina”.

Aún así, queda mucho por saber sobre cómo el cambio climático y las altas temperaturas afectan la salud mental, pero existe poco apoyo financiero. Si no se tiene más conocimiento sobre el tema, se vuelve difícil para los psiquiatras saber cómo prepararse y ayudar a sus pacientes. Especialmente ante el hecho de que se esperan veranos más calientes y la relación que tiene con el suicidio.

Aunado a todos estos efectos, las altas temperaturas también pueden provocar calambres musculares, agotamiento, náuseas, vómitos, fatiga, fiebre, y golpe de calor, que en casos extremos puede provocar convulsiones o incluso la muerte. Si tienes alguno de estos síntomas, busca ayuda con un profesional de la salud.

Fuente de la información e imagen: https://observatorio.tec.mx

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Unesco: La Antártida alcanza la temperatura más alta registrada

Mundo/Antártida/16-02-2020/Autor(a) y Fuente: www.telesurtv.net

La temperatura más alta registrada en la Antártida corresponde a  20, 7 grados centígrados.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) ha compartido este viernes, a través de sus sitios en la web, que la Antártida alcanzó un nivel de temperatura nunca antes registrado en la historia.

La temperatura más alta registrada recientemente en la Antártida corresponde a  20, 7 grados centígrados , destacó la organización.

En este sentido la Unesco alerta sobre el problema por medio de un mensaje compartido en su cuenta oficial en Twitter: «Estamos ante una emergencia climática global».

UNESCO en español

@UNESCO_es

20,7 ºC

La Antártida ha alcanzado la temperatura más alta jamás registrada.

Estamos ante una emergencia climática global.

A través de la educación, podemos ayudar a las generaciones presentes y futuras a combatir el cambio climático. http://on.unesco.org/2kpeVUB 

Ver imagen en Twitter
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Cada vez más seguido se toma en cuenta que el cambio climático es el factor que más impacto tiene sobre la biodiversidad debido a sus efectos en el ser humano y en sus medios de subsistencia, por ello es reponsabilidad de todos atenuar sus efectos.

En este sentido, en su página web, la referida organización compartió una nota en la que informa sobre lo que ha denominado como «Iniciativa de la Unesco sobre el Cambio Climatico».

La iniciativa trata «de ayudar a los Estados Miembros a adaptarse al cambio climático, a atenuar sus efectos y educar a las sociedades para el desarrollo sostenible, a evaluar los peligros de los desastres naturales provocados por el cambio climático y a vigilar su impacto en los sitios de la Unesco» según el texto titulado «Afrontar el cambio climático» compartido en la página del organismo.

Fuente e Imagen: https://www.telesurtv.net/news/antartida-unesco-cambio-climatico-temperatura-mas-alta-registrada-20200214-0028.html

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El mundo, dirigido al desastre por la desidia climática

Noticia/27 Noviembre 2019/Viento Sur

Para contener el calentamiento por debajo de 2 ºC sobre niveles preindustriales, la ambición climática global de las naciones deberá triplicarse. Para limitarlo a 1,5 ºC, deberá ser hasta cinco veces mayor. Así lo asevera un nuevo informe de la ONU sobre la brecha de emisiones “The Emissions Gap 2019”, hecho público este martes [ver el enlace al resumen del informe de la ONU al final del artículo] . Es la décima edición de estos documentos que retratan la diferencia entre la acción climática necesaria y la que están llevando a cabo los gobiernos.

Pese a las advertencias científicas, las emisiones globales de gases invernadero se han incrementado en la última década a un ritmo de 1,5% por año. En 2018 se marcó un nuevo récord de emisiones. Ese año, el sector de la energía –el mayor responsable del calentamiento–, aumentó un 2% sus emisiones.

El informe concluye que, incluso si los países cumplieran con sus NDCs —los compromisos de reducción de emisiones que cada nación propone en el marco del Acuerdo de París—, el 1,5 ºC sería sobrepasado antes del año 2030. Esto es: setenta años antes de lo que debería para evitar los efectos más catastróficos de la crisis climática. Para finales de siglo, la temperatura estaría 3,2 ºC por encima de niveles preindustriales.

Y eso en un escenario optimista, en que los gobiernos respeten sus promesas. “Tal y como están las cosas, cabe esperar que las temperaturas aumenten entre 3,4 y 3,9 °C este siglo, lo que traerá consigo impactos climáticos de gran alcance y destructivos”, advierte la ONU.

Pero todavía hay una solución. Para que el calentamiento no supere a 1,5 ºC, en la próxima década las emisiones deberían disminuir en un 7,6% cada año. Para que no sobrepase los 2 ºC, la reducción anual necesaria sería del 2,7%.

Justicia climática

El informe pone también de manifiesto la desigualdad en el reparto de las emisiones de gases de efecto invernadero. Asegura que los países del G20 —que comportan el 85% del producto bruto mundial— son responsables del 78% de todas las emisiones globales. Sin embargo, siete de estos países ni siquiera cuenta con las políticas para lograr sus compromisos nacionales de reducción (sus NDCs).

Bajo el principio de justicia climática contemplado en el propio Acuerdo, la ONU recuerda que los países en desarrollo todavía “tienen el derecho” de incrementar sus emisiones, aunque también tendrán que reforzar sus promesas. Al mismo tiempo, los países industrializados deberán acelerar su reducción de emisiones, y esto pasa por acabar con la deslocalización de la producción: “Los países desarrollados no pueden limitarse a reducir sus emisiones nacionales exportando la producción de contaminación por carbono a las economías emergentes. Las huellas tienen que caer, lo que implica cambios en el estilo de vida”, sentencia.

Electrificación y renovables

Algunas de las claves para frenar el aumento de temperatura están en la forma en que producimos y consumimos energía. La ONU recalca que cambiar el modelo energético hacia uno basado en fuentes renovables podría reducir las emisiones de CO2 derivadas del sector energético en 8,1 Gt en 2050. También resalta el potencial de la electrificación tanto en el sector de la construcción como en el del transporte. En este sector, la medida podría recortar las emisiones hasta un 72% en 2050.

Por otro lado, destaca el ejemplo de “refuerzo constante de los planes de mitigación” que es la Unión Europea, donde desde el informe de la brecha de emisiones de 2015 se ha observado una tendencia a la baja en las previsiones actuales de emisiones de aquí a 2030. Con todo, recomienda algunas medidas como reformar el Régimen de comercio de derechos de emisión (ETS) para rebajar las emisiones procedentes de la industria.

La semana que viene las partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático se darán cita en Madrid (COP25). El objetivo es terminar de cerrar el contenido del Acuerdo de París. El pacto se implementará en 2020 y pretende que, de aquí a finales de siglo, el aumento de temperatura global no supere los dos grados centígrados o, a ser posible, el grado y medio. Si los líderes no multiplican su ambición, tendremos que vivir con las consecuencias del fracaso.

Fuente: https://vientosur.info/spip.php?article15349

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El calor golpea a Europa: La temperatura rozará los 40 grados en varios países

Una fuerte ola de calor procedente del desierto del Sahara comenzó a azotar este lunes a Europa, donde los termómetros se dispararán a mediados de semana hasta rozar los 40 °C en varios países del continente.

Debido al calentamiento global, causado principalmente por las emisiones de gases de efecto invernadero, estos fenómenos, que antes eran excepcionales, podrían repetirse con más frecuencia, advierten los científicos.

«Una gran cantidad de aire caliente está subiendo desde África», explicó Sabine Krueger del Servicio Meteorológico Alemán DWD, según la cual el sur del Viejo Continente podría verse particularmente afectado por las altas temperaturas.

En España, la ola de calor llegará a mediados de semana, con temperaturas de hasta 42 °C en algunos lugares del país a partir del jueves. Las autoridades llamaron a la población a tomar precauciones para enfrentar el calor, con medidas que incluyen hidratarse bien, cubrirse la cabeza y evitar hacer ejercicio bajo el sol.

Una fuente en Milán. AP

Advirtieron también sobre un «riesgo extremo» de incendios en algunas parte de Cataluña, Aragón, Navarra y Extremadura.

En Francia, las temperaturas comenzaron a subir desde el lunes en todo el centro y el este del país, con 33 °C en París y 35 °C en Lyon (centro-este). Más de la mitad de los departamentos franceses se encontraban en alerta canícula «naranja», la tercera más fuerte entre cuatro.

En este país, traumatizado por la excepcional ola de calor de 2003 que causó la muerte de 15.000 personas, principalmente ancianos, el presidente Emmanuel Macron tomó la palabra para asegurar que «todo el gobierno estaba movilizado».

para estudiantes de escuela secundaria.

En previsión del aumento de temperaturas, que a finales de semana podría superar los 40 °C, muchos se agolpaban en las tiendas de electrodomésticos en búsqueda de ventiladores.

«Fui a comprar un ventilador pero los estantes estaban vacíos», explica Anne-Sophie Vigier, de 30 años, a la salida de un centro comercial en el sur de París, donde hacia el medio día el termómetro apuntaba 32 °C.

En los jardines del Trocadero, los turistas se paseaban con gorras y sombreros, y hasta paraguas para protegerse del sol. «Amigos turistas, esta semana va a hacer mucho calor. No se olviden de protegerse del sol e hidratarse regularmente», se podía leer en la cuenta oficial Twitter de la Torre Eiffel.

«Me pongo varias veces al día crema protectora solar 50, pero no voy a cambiar mis planes debido al calor», explica Ignacio Balberdi, un turista argentino mientras se pasea en el barrio parisino de la Opera. «No podemos quedarnos en el hotel porque hace demasiado calor, caminaremos bajo la sombra».

Las autoridades han emitido advertencias contra la deshidratación, en particular para los niños y los ancianos, y los hospitales han sido puestos en alerta máxima.

Veronica Thémée, mamá de un bebé de tres meses, no tiene intenciones de salir de su apartamento para proteger del calor a su pequeño Alejandro. «Abrimos todas las ventanas para crear una corriente de aire», cuenta. Mantiene a su bebé únicamente vestido con pañales y lo refresca con una esponja húmeda.

«Es un fenómeno sin precedentes porque se está produciendo a principios de junio, no lo veíamos desde 1947«, explica Emmanuel Demael, un experto de la agencia meteorológica francesa Meteo-France.

Demael prevé que se romperán récords para el mes, «y en algunos lugares récords para todos los meses combinados».

En Austria, la agencia meteorológica ZAMG ha advertido sobre el riesgo de tormentas violentas, con temperaturas que van a subir hasta los 37 °C. También se han emitido advertencias por riesgos de tormentas en Reino Unido.

Ni siquiera los países escandinavos se han salvado, y es probable que partes del sur de Dinamarca y Suecia alcancen los 30 °C a partir del martes.

También se espera un calor similar en Bélgica, Suiza y Alemania. En Alemania, las temperaturas por encima de los 40 grados centígrados son posibles en algunos lugares el miércoles, superando el récord anterior de 38,2 grados centígrados (casi 100,8 grados Fahrenheit) establecido en Fráncfort en 1947.

Los días más calurosos serán el jueves y viernes, según las agencias meteorológicas europeas, y es probable que la alta humedad dificulte aún más las condiciones, especialmente por la noche.

Fuente de la información: https://www.clarin.com/mundo/calor-golpea-europa-temperatura-rozara-40-grados-varios-paises_0_QGtKC64d-.html

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