Diez gráficos que explican por qué hace falta un pacto educativo

Redacción El País

PILAR ÁLVAREZ
YOLANDA CLEMENTE
NACHO CATALÁN

Los partidos retoman la negociación para intentar cerrar un acuerdo inédito. Financiación, profesores, concertada o FP, entre las claves a revisar

El guion ya está hecho. Los partidos políticos han acordado en el Congreso de los Diputados los 15 puntos sobre los que van a trabajar en los próximos meses para intentar alcanzar el primer pacto educativo de la democracia española. Pretenden cerrar un documento para mayo. Hay temas que siempre han estado ahí –la formación de los profesores, la religión, la escuela concertada, el dinero- y otros menos habituales, como la educación en igualdad, la innovación o el papel de la inspección educativa. Estos son algunos de los principales puntos del guion del pacto sobre los que habrá que debatir. Y su explicación en gráficos.

 

1. El dinero

La educación española ha perdido más de 8.000 millones de euros durante la crisis. Cómo financiar el sistema educativo desde el Estado, los Ayuntamientos y las comunidades (estas últimas corresponde el 80% de ese gasto) es uno de los puntos a tratar. El primer acuerdo en este asunto es fijar un suelo de financiación inamovible. Será uno de los puntos difíciles. El gasto educativo español supone un 4% del total, por debajo de la media de la OCDE. El objetivo de algunos partidos es que se eleve por encima del 5% (Ciudadanos) o del 7% (PSOE). Pero la previsión del Gobierno es bajarlo al 3,8% en 2018, según el plan presupuestario remitido a Bruselas por el Gobierno.

2. Becas y ayudas

Con las competencias transferidas, y la mayoría de los gastos educativos asumidos por las comunidades autónomas, casi todo el presupuesto nacional de Educación es para becas, un 60% del total. La partida global ha ido subiendo levemente en los últimos años y el ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, promete que volverá a subir en 2018. En 2016 se recuperaron las ayudas para libros y material escolar tras dejarlas casi a cero durante la crisis.

3. Alumnos que abandonan las aulas

Es uno de los datos más negros de la educación española. Uno de cada cinco jóvenes de 18 a 24 años se marcharon de las aulas solo con un título de Educación Secundaria Obligatoria, la etapa que normalmente un alumno termina a los 16 años. Son ya adultos que no han cursado bachillerato, ni FP ni estudios universitarios. Aunque la cifra no ha parado de bajar, España sigue doblando la media europea. La reducción del abandono es uno de los subepígrafes del pacto, dentro del apartado destinado a garantizar la equidad e inclusión educativa.

4. Aulas sin acoso escolar

También dentro de las medidas incluidas en el apartado de equidad e inclusión está la convivencia escolar. Es una materia de la que no hay datos oficiales –las estadísticas y cuadros sobre acoso escolar corresponden a trabajos de ONG y asociaciones, como los del gráfico, de la Fundación Anar- y sobre la que el trabajo ha sido escaso en los últimos años. Un ejemplo: el observatorio estatal por la convivencia escolar, que debe vigilar y coordinar acciones contra el acoso en las aulas y que debe tener al menos un encuentro anual, no se reúne desde 2011. El Ministerio de Educación aprobó el pasado viernes el real decreto para cambiar su composición.

5. Los mejores profesores

Cómo elegir a los profesores, cómo formarlos a lo largo de su carrera y cómo garantizar tener a los mejores en las aulas es el debate no resuelto de la educación y una de las piezas angulares del futuro pacto, ya que todos los especialistas coinciden en que el docente es la clave del sistema. La última propuesta, encargada por el Ministerio de Educación a finales de 2015, fue el Libro Blanco de la Profesión Docente, que elaboró el filósofo José Antonio Marina sin que sus conclusiones hayan sido debatidas o aplicadas hasta la fecha. Proponía siete años de preparación para ser docente y una evaluación sistemática con consecuencias en el sueldo. Este gráfico es un resumen de su propuesta.

6. El papel de la concertada

Entre las medidas a debatir, los diputados han incluido la enseñanza pública “como pilar fundamental y el derecho a la educación” y un análisis de las redes concertada (privada sostenida con fondos públicos) y privada. Será otro de los puntos duros del debate, en el que se hablará también de financiación y de cómo se regula. En los años duros de la crisis, entre 2009 y 2015, el gasto público en España se desplomó un 12%, mientras que la partida para conciertos subió a su cifra récord.

7. El currículo escolar

Este epígrafe es amplio. Incluye contenidos, organización, cómo incluir el tratamiento de derechos humanos, la igualdad o la violencia de género en las clases o la incorporación de nuevas materias. Una de las dificultades es cómo adapta cada comunidad autónoma luego las directrices generales. A principio de curso, la asociación de editores ANELE denunció que tenían que hacer hasta 25 libros diferentes de una misma asignatura y año por las exigencias y cambios de las autonomías.

8. Evaluación y calidad del sistema educativo

¿Cómo son los alumnos españoles respeto al resto de países? La fotografía que hace PISA, la evaluación internacional más famosa del mundo, deja tradicionalmente a España a mitad de tabla y con diferencias significativas por comunidades autónomas. Los partidos deberán consensuar además un modelo de evaluación alternativo a las repudiadas reválidas, que el Gobierno acabó dejando de lado y que no convencen ni en el PP.

9. Religiones en plural

El guion del pacto las incluye así: “Enseñanza de las religiones” y propone la atención a las diversas religiones, etapas y cursos, contenidos y profesorado, aunque la confesión protagonista es la católica. La última reforma educativa, la LOMCE, volvió a incluir la materia de Religión entre las asignaturas cuya nota cuenta para la media final del curso. Y, dentro de la enseñanza pública, la matrícula se disparó en 1º de Bachillerato.

10. Impulso a la Formación Profesional

Es el apartado con más subepígrafes porque constituye el gran fracaso del sistema educativo. Hasta la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) destaca el bajo impacto de la FP en España, una etapa clave para mejorar las altas tasas de paro juvenil españolas, entre otras cuestiones. Solo el 12% de los alumnos están matriculados en FP, menos de la mitad de la media (26%) y menos del 1% reciben el modelo dual, que combina enseñanza con trabajo.

 

Fuente del articulo:https://elpais.com/elpais/2018/01/12/media/1515775390_532183.html?id_externo_rsoc=TW_CC

Fuente de la imagen:https://elpais.com/infografias/2018/2018-01-14-pacto-educacion/educa-a-640.

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Pacto Mundial lanza herramienta para analizar brecha de género

04 Junio 2017/Fuente y Autor: corresponsables

El Pacto Mundial de Naciones Unidas lanzó la «Herramienta de análisis de brecha de género’’, una plataforma que pretende ayudar a los líderes empresariales mundiales a identificar fortalezas, debilidades y oportunidades para mejorar la igualdad entre hombres y mujeres y las condiciones laborales de la mujer

Según fuentes de la organización, está basada en los principios de los WEP: usa un marco global que cuenta con fuerte apoyo del sector privado, la ONU, el gobierno y la sociedad civil. Además, fue desarrollada en consulta con más de 170 empresas. Las preguntas se basan en la práctica y realidad empresarial y en normas e indicadores internacionales.

«La evidencia es clara: la igualdad de género es fundamental para el desempeño de los negocios y el crecimiento económico sostenible. Al desencadenar todo el potencial de las mujeres y las niñas, se podrían añadir más de 12 trillones de dólares al PIB global, generar efectos positivos importantes en la productividad empresarial y en los resultados financieros, y apoyar a las familias y comunidades alrededor del mundo», comenta la web de Pacto Global.

La herramienta de WEP se compone de 18 preguntas de opción múltiple que se extraen de las buenas prácticas de todo el igualdad de género que cubre el mundo en el liderazgo, lugar de trabajo, el mercado, y la comunidad.

Los temas cubiertos por la evaluación incluyen: compromiso con una estrategia de igualdad de género, la igualdad de remuneración, selección de personal, apoyo a los padres y cuidadores, salud de la mujer, el abastecimiento incluido, y la promoción de la igualdad de género en las comunidades de la operación. Cada pregunta se organiza de acuerdo con un modelo de gestión, que orienta a las empresas de todos los tamaños a través de vías de comprometer formalmente, la implementación y la acción, medir, comunicar el progreso, y la adopción de medidas.

El modelo se basa en las prácticas de gestión ampliamente aceptadas y comprendidas, entre ellos el Modelo de Gestión Global Compact.

Las preguntas de elección múltiple se complementan con 17 indicadores de resultados opcionales procedentes de las estructuras de información y estándares internacionales. Las empresas se les anima a introducir sus datos para evaluar la efectividad de los programas y políticas, medir la evolución en el tiempo y el progreso referencia contra sus compañeros y estándares de la industria (a nivel agregado).

La herramienta de WEP incluye preguntas acerca de las políticas y las prácticas de su empresa en materia de igualdad de género a través de las funciones de negocio, incluidos los recursos humanos, las adquisiciones, la diversidad y la inclusión, sostenibilidad corporativa, etc. Se espera que tenga un promedio de 2-3 horas para completar, según la retroalimentación de empresas piloto, una vez que esta información ha sido recogida internamente.

Para conocer la herramienta, visita aquí.  https://weps-gapanalysis.org/

Fuente de la noticia:  http://www.corresponsables.com/actualidad/pacto-mundial-lanza-herramienta-para-analizar-brecha-de-genero

Fuente de la imagen: https://diarioresponsable.com/images/discriminacion_genero.jpg

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Ecuador cuenta con mejoras en calidad educativa y acceso a educación

América del Sur/Ecuador/12 Marzo 2017/Fuente:ecuadorinmediato/Autor: Ministerio de Educación

Analistas internacionales comparan sistema educativo con el europeo

El coloquio sobre la obra «Atlas del derecho a la educación en los años de la Revolución Ciudadana», presentada por los investigadores, Ricardo Restrepo (PhD. en Filosofía), de la Universidad Nacional de la Educación (UNAE) y Efstathios Stefos (PhD. en Ciencias de la Educación), arrojó como resultado un mayor acceso a la educación y mejor calidad educativa en Ecuador.

La conferencia estuvo a cargo del ministro de Educación, Freddy Peñafiel, quien destacó los aciertos y retos de la educación en los 10 años de Gobierno Nacional. “La visión de los 10 años de la revolución ciudadana, ha sido consecuente con su Plan Nacional de Desarrollo, con la Unicef, la Unesco, y los objetivos mundiales que explican que la educación es un derecho, y que el Estado debe ser el garante del derecho a la educación”, explicó.

Peñafiel precisó que la educación gratuita debe ser garantizada por el Estado, a la par de la educación privada como opción. “Todas las niñas y niños deben tener como primera opción la posibilidad de asistir a la educación pública de calidad, gratuita y en las mejores condiciones”, señaló.

Freddy Álvarez, rector de la UNAE, enfatizó el logro de objetivos planteados, como el fortalecimiento del servicio educativo y la calidad. “La UNAE es una institución que hace investigación, y ha servido de brazo para analizar un intervalo en el tiempo. (El Atlas) es un estudio que le permite a los ecuatorianos tener una mirada distinta sobre nosotros mismos de una manera más positiva, según los resultados”, afirmó.

Los resultados de la publicación reflejan que Ecuador cuenta con niveles de acceso europeo a la Educación General Básica, esto, aumenta el número de estudiantes de bachillerato en un 30%, mientras que en educación superior en un 59%. “La voluntad política en cuanto a inversión es un elemento que permitió fundamentar el desarrollo de la transformación de la educación en el Ecuador entre los años 2006 y 2016”, aseguró Ricardo Restrepo, coautor del atlas.

Fuente de la noticia: http://www.ecuadorinmediato.com/index.php?module=Noticias&func=news_user_view&id=2818816902

Fuente de la imagen:http://www.ecuadorinmediato.com/modules/umFileManager/pntemp/captura_de_pantalla_2016_02_13_a_las_104113_47848_resize_1024x760.png

 

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Trump y el sistema

Pablo Gentili

Trump sorprende. Su capacidad para generar desconcierto suele verse amplificada por algunas peculiares interpretaciones sobre los motivos que explicarían su abrumador éxito político. Analistas y cronistas de los más diversos orígenes y orientaciones, sostienen estupefactos que el nuevo presidente norteamericano es una anomalía del sistema. La afirmación sirve para explicar las razones que justificarían la inconveniente evidencia de que un outsider ha asumido el principal cargo político del mundo. Algo ha fallado. La Casa Blanca ha sido invadida por un intruso que nunca debería haber llegado hasta allí. El mundo civilizado parece observar como los valores que siempre guiaron el progreso humano se desvanecen ante las grotescas bravuconadas de un energúmeno capaz de llenar sus bolsillos de dinero, pero no de gobernar los destinos del mayor imperio que ha existido sobre la faz de la tierra. Estamos en peligro.

La explicación parece tentadora, al menos en términos mediáticos. Anunciar que el mundo corre el riesgo de desintegrarse ante las fanfarronadas prepotentes de un psicópata nos hace sentir ciudadanos de Ciudad Gótica y nos obliga a añorar la presencia salvadora de Batman. Debemos, esa es nuestra meta, defender el sistema de sus enemigos.

Suena épico, aunque se trata de una interpretación limitada y simplista no sólo de la figura de Donald Trump, sino especialmente de las supuestas virtudes de un sistema que hoy parecería estar amenazado por un maligno demonio con peluca naranja.

Hace ocho años, aunque por razones diferentes, el asombro inundaba los medios de comunicación cuando la presidencia de los Estados Unidos era ocupada por primera vez por un político negro. Si hoy cunde el pánico, en aquel momento, las perspectivas eran de optimismo y confianza. El mundo estaba, finalmente, en buenas manos. De hecho, basándose quizás en esa esperanza, el Comité Noruego le concedió a Obama el Premio Nobel de la Paz. Aunque no había ningún motivo para hacerlo, se suponía que su presidencia sería un soplo de pacifismo en el mundo. El presidente norteamericano agradeció la generosidad nórdica aumentando el gasto militar y transformándose en el mandatario de su país que más tiempo ha permanecido en guerra. Superó así a Abraham Lincoln durante la Guerra de Secesión, a Franklin Roosevelt, en cuyo mandato se desarrolló la Segunda Guerra Mundial, a Lyndon Johnson y Richard Nixon, que comandaron la desastrosa incursión del país en la interminable Guerra de Vietnam, y al mismo George W. Bush, a quien Obama sustituyó prometiendo acabar con las guerras. ¿Devolverá ahora Obama el Nobel? No lo creo, aunque tampoco creo que ahora los noruegos se lo otorguen a Donald Trump. Al menos, eso espero.

Obama también fue una sorpresa, aunque no por los motivos que muchos esperaban. Prometió promover el crecimiento y disminuir la pobreza. Cumplió lo primero, pero no lo segundo. Tuvo tasas de crecimiento del 5%, aunque la deuda pública creció más del 85% en su mandato. En 2008, momento en que George W. Bush concluía la presidencia, 13,2% de la población vivía por debajo de la línea de la pobreza, Obama termina su mandato con una proporción ligeramente superior, 13,5%, lo que en números absolutos significa más de 43 millones de pobres, 14 millones de ellos menores de edad, 3,3 millones más que los que había antes del inicio de su gestión.

Estados Unidos sigue siendo una de las naciones desarrolladas más desiguales del planeta, aunque debe reconocérsele a Obama, importantes esfuerzos en la creación de empleos (11 millones de nuevos puestos creados en 8 años) y en la defensa y promoción de una política que incluyó más de 16 millones de personas a la atención médica básica. El llamado ObamaCare permitía confiar que, en materia del derecho a la salud de su población, la más poderosa nación del planeta dejaría finalmente de pertenecer a la Edad Media. Fue una buena política, aunque duró poco. El mismo día que asumió la presidencia, Trump ha firmado un decreto que comienza a desmontar su estructura de protección. Lo bueno dura poco, hasta en Estados Unidos.

Obama iba a acabar con el racismo, pero en Estados Unidos se intensificaron los conflictos raciales y la violencia, especialmente policial, contra la población pobre y negra que vive guetificada en los grandes centros urbanos. También iba a ser una esperanza para los latinos, pero consiguió la proeza de ser el presidente que más inmigrantes ha deportado en la historia norteamericana: 2,5 millones, muchos de ellos padres que dejaban a sus hijos o hijos que dejaban a sus padres en el país.

Obama también era caracterizado como un antisistema, un outsider, pero de los buenos. Trump es un antisistema, un outsider, pero de los malos.

Ocho años de gobierno Obama han mostrado una elástica generosidad en el uso de las palabras “antisistema” y “outsider”. Creo que también lo es en el caso de Donald Trump, aunque sus declaraciones nos aprieten el estómago y nos causen las más diversas formas de nausea política y ética.

Trump es una persona detestable. Un sujeto verdaderamente retrogrado, aunque debo discrepar que represente cualquier forma de ejercicio antisistémico de la política. Menos aún que se trate de un “hombre bebé”, como lo ha llamado el periodista inglés John Carlin. Comparar un monstruo político como Trump con un niño recién nacido es algo que me parece trivial, basado en la plena ignorancia de la psicología infantil, así como ofensivo con los niños y niñas del mundo. ¿Por qué cada vez que se quiere decir que alguien parece un verdadero imbécil se lo compara con un niño?

Del mismo modo, creo ofensiva y banal la comparación que algunos periodistas hacen entre Trump y los políticos o la política latinoamericana. Hemos tenido y aún tenemos en América Latina dictadores despreciables. Pero sorprende que un periódico conservador, aunque generalmente serio, como La Nación, y una periodista conservadora, aunque generalmente seria, como Inés Capdevila, editora de la sección Mundo en dicho medio, haya usado el calificativo “latinoamericano” de forma despectiva para referirse al nuevo presidente norteamericano y a su particular discurso de asunción del cargo: Un Donald Trump “latinoamericano” en su debut como presidente o Refundar EEUU, un plan a la manera latinoamericana. Capdevilla, también latinoamericana, no debe haberse inspirado en ningún periodista europeo para realizar semejante metáfora. Fue en Europa que se llevaron a cabo algunas de las mayores masacres de la humanidad. Fueron naciones europeas las que comandaron algunos de los peores genocidios. Hitler, Mussolini y Franco eran europeos. Y también lo son los brutales y reaccionarios líderes de la derecha fascista y neonazi que aspiran al trono de algunos de los países más desarrollados del continente europeo. Sin embargo, a ningún periodista de Europa se le ocurría, a pesar de semejantes antecedentes, sostener que Trump es un típico líder europeo.

Pero volvamos al supuestamente truculento y agitador antisistema que hoy ocupa la presidencia de los Estados Unidos.

Se supone que la naturaleza contestataria y agresiva de Donald Trump contradice las normas de un sistema mundial republicano y democrático. Se supone también que su estilo de hacer política, en rigor, su antipolítica, objeta, contradice y transborda las expectativas, referencias y márgenes en los que se han manejado, al menos hasta el momento, los líderes mundiales de las naciones más desarrolladas. Trump, dicen, nos pone ante la aterradora evidencia de que un exaltado fanfarrón tenga en sus manos la vida y los destinos de buena parte del mundo. El nuevo presidente norteamericano expresaría una nueva forma de antiestablishment, el de los hombres ricos que se hartaron de pagar impuestos y de ser gobernados por una burocracia corrupta, inepta y perezosa. El sistema tiembla y se sobrecoge ante la escalada de amenazas del nuevo presidente.

¿En qué consiste esa anomalía llamada Trump?

Según las crónicas, y como él mismo se encarga de demostrar en cada aparición pública que realiza, se trata de un hipermillonario egocéntrico y narcisista, de un personaje misógino y sexista, de un repugnante racista, de un xenófobo prejuicioso y discriminador, de un violento y agresivo personaje dispuesto a enfrentar militarmente a quien se interponga en su camino. Aunque es dudoso que exista algo que defina la normalidad en términos políticos, Trump es un subnormal que se entrenó en el arte de la política conduciendo un reality show en el que se divertía despidiendo gente.

Entre tanto, no creo que sea necesario leer demasiada literatura anticapitalista para descubrir que los atributos que definen la odiada personalidad del nuevo presidente norteamericano son, nada menos, que las principales características del sistema al que supuestamente él se opone: hiperconcentración de riquezas, egoísmo, cultura narcisista, sexismo, discriminación y violencia de género, racismo, guerras, opresión. No creo que haya cualquier disonancia entre la personalidad codiciosa y vehemente del millonario devenido en presidente y la enorme injusticia social, violencia y desigualdad que estructura y da sentido al desarrollo capitalista contemporáneo.

Más allá de las historias heroicas que se cuentan en Davos, el capitalismo mundial es un sistema cuyo desarrollo se ha subordinado cada vez más al poder de hipermillonarios egocéntricos y narcisistas. El dominio del 1% de la población por sobre el resto de la humanidad ha alcanzado niveles de concentración del poder y de la riqueza como nunca antes existieron en la historia humana. Una de las noticias que más ha circulado en los últimos días es el contundente informe de Oxfam que muestra el inaceptable grado de injusticia al que ha llegado el mundo: 8 personas tienen más riqueza que la mitad de la humanidad, o sea, que 3.600 millones de seres humanos. El sistema que ha llevado a Trump a la presidencia se ha beneficiado inmensamente de esta concentración que contradice los principios éticos y políticos sobre los que debe edificarse cualquier democracia estable. El nuevo presidente norteamericano no contradice lo que ha sido un persistente endiosamiento de los hombres de negocios, de los millonarios que se supone que contribuyen a conducir los destinos del progreso humano.

¿Qué Trump es antipolítico? No lo creo. Hace política a su manera, despreciando a los políticos profesionales y criminalizando la acción colectiva. En suma, hace política valorizando al extremo la sabiduría que otorga el mundo de los negocios. Odia la democracia y aspira a construir una CEOcracia, un gobierno de gerentes que han sido capaces de amasar una inmensa fortuna personal y, por eso, son los que están en mejores condiciones de gobernar los destinos de una nación. La política mundial avanza en esa dirección. No parece que sea el Sr. Trump quien va a contramano. No es el presidente norteamericano que desprecia la política, es que de tanto machacar con el desprestigio de los políticos, de tanto sostener la necesaria despolitización de los asuntos públicos, la derecha, buena parte de las principales y más poderosas corporaciones del mundo y algunos medios de comunicación, no han hecho otra que contribuir a que aparezca una figura como Trump. Fue de tanto entonar el réquiem desentonado de la muerte de la política, que finalmente apareció el funebrero con un cirio sobre la cabeza.

Trump es un narcisista. En su discurso de asunción del cargo sólo se citó a sí mismo. Nada sorprendente en un sujeto que tiene la particularidad de ejercer un culto a su propia inteligencia, sagacidad y picardía. Entre tanto, no ha sido Trump el creador de la cultura del narcisismo, del imperialismo ético que exalta el egoísmo y la auto referencia, cuestionando la solidaridad, el compromiso social, la lucha por el bien común y la igualdad entre los seres humanos. Trump no es un traspié del orden moral dominante, sino la expresión más perversa del éxito de un sistema que valoriza al individuo y desprecia a la comunidad, que exalta el supuesto mérito de seres humanos que son capaces de acumular riquezas, mientras humilla y desprecia a los más pobres, a los abandonados y excluidos.

¿Puede la misoginia y el sexismo ser considerados antisistémicos, en un mundo donde las desigualdades de género, donde la violencia sexista y el femicidio siguen imperturbables, discriminando, excluyendo y matando a miles de mujeres todos los días? El capitalismo siempre fue patriarcal, y, aunque la lucha del movimiento feminista y de las mujeres en el mundo ha conseguido revertir algunas de las más brutales formas de discriminación de género, las empresas siguen siendo machistas y le pagan más a los hombres que a las mujeres, como son machistas también casi todos los partidos políticos y los sindicatos, los parlamentos y los juzgados, la policía y el ejército, así como lo son casi todos los espacios en donde se ejerce el poder en nuestras sociedades. Antisistémico es el feminismo, antisistémica es la lucha por la igualdad de género, no un violento empresario machista que carga sobre sus espaldas denuncias de abuso sexual y que siempre ha considerado que las mujeres son un objeto de consumo.

Trump es un repugnante racista que gobernará un sistema que siempre se sostuvo gracias a la reproducción del racismo. Negros y negras pobres sufren cada día múltiples formas de discriminación y violencia en los Estados Unidos. También lo sufren en todo el planeta los que son discriminados por el color de la piel o por atributos que los vuelven inferiores, ante la perspectiva de los poderosos. El capitalismo y el racismo conviven, volviendo más profunda y más compleja la dominación de clase y las desigualdades que el sistema multiplica. En Brasil, por ejemplo, el país con mayor población negra del mundo, después de Nigeria, cada 30 minutos un joven negro con menos de 24 años muere asesinado. En los primeros 15 días de 2017, más de 150 presos murieron en las prisiones brasileñas, casi todos decapitados. Más del 90% de ellos era negro.

Lo que debería sorprendernos es que el mundo siga siendo tan racista, no que ahora haya un presidente norteamericano declaradamente racista.

El egoísmo, el racismo y el patriarcado son el cemento cultural del sistema. Trump no parece ser otra cosa que la combinación más siniestra de estas formas de opresión que el capitalismo no ha conseguido eliminar y que, en determinados contextos, no ha hecho otra cosa que volverlas más sofisticadas e inhumanas.

Trump es un xenófobo que promete ser muy poco hospitalario con sus vecinos mexicanos y con los extranjeros que provengan de los países pobres. Sería algo alarmante que el presidente norteamericano pensara de tal forma, si no fuera esta la norma que han seguido casi todos los líderes mundiales contemporáneos, con muy raras excepciones. Que Donald Trump consiga que hasta Angela Merkel parezca progresista no es otra cosa que un problema de percepción, de intensidad en el ejercicio de su aversión a los extranjeros y al peligro que ellos representan para las grandes potencias mundiales. Pero Angela Merkel, es bueno recordarlo, nunca ha sido progresista y ella también representa de forma cabal un formato de liderazgo político conservador que ha sido valorizado por los votantes de las naciones más ricas del planeta, aquellas que suelen ver al resto de mundo como una amenaza a sus intereses y privilegios.

Más de 5 mil personas han muerto ahogadas el año pasado en las orillas de una Europa que no ha querido atender con decisión la urgencia humanitaria de los refugiados. Mientras escribo esto, miles y miles de seres humanos, muchos de ellos niños y niñas, sufren por el frío y por el hambre en campos y asentamientos precarios, mugrientos y sin otra ayuda que la de las organizaciones humanitarias. Dicen que los refugiados mueren por la dureza del invierno, pero mueren por la indiferencia y la hipocresía de un mundo que mira hacia otro lado cuando se trata de comprender y de asumir cuál es la responsabilidad de cada uno en las guerras y en las atrocidades que obligan a millones de personas a huir de sus hogares.

Claro que Trump es un xenófobo nauseabundo. Pero su presencia en la política de la nación más poderosa del mundo no expresa el fracaso sino más bien el catastrófico triunfo del desprecio hacia los valores democráticos de protección, de acogida, de reconocimiento y de solidaridad con los extranjeros que viven en la pobreza o que sufren con las guerras y la opresión. Trump no es una anomalía monstruosa, es quizás quien mejor expresa el fracaso de una democracia que ha elegido sobrevivir construyendo muros. Podemos y debemos indignarnos cuando Trump dice que construirá una muralla para separar aún más a México de los Estados Unidos. Pero debemos recordar que parte de ese muro ya existe. Y que también existen otros que siguen siendo muy eficientes para preservar los beneficios de los que se arrogan a sí mismos el derecho a vivir con dignidad. Trump es el sucesor de Barack Obama, que fue llamado por la comunidad latina “Deportador en Jefe”. La anomalía, si existe, viene de antes y es mucho más profunda de lo que solemos estar dispuestos a aceptar.

Finalmente, que Trump parezca ser un sujeto violento, agresivo y, por transferencia directa, un peligroso belicista, debe ser motivo de extrema preocupación. Sin embargo, no ha sido el pacifismo ni la preservación de la paz mundial una característica del capitalismo contemporáneo. La violencia y las guerras crecen y se multiplican en el mundo. Ya mencionamos que Obama, un demócrata progresista, fue el presidente norteamericano que más tiempo permaneció en estado de guerra en toda la historia norteamericana. A pesar de su sensibilidad hacia la situación de los más pobres, el mandatario nunca dejó de aumentar los gastos militares, una industria que hoy domina la política mundial y que constituye la principal amenaza a los derechos humanos de todo el planeta.

Trump no es la causa, sino la consecuencia de un mundo cada más violento, donde las potencias militares siguen actuando como fuerzas coloniales de ocupación, invasión y multiplicadoras de guerras donde quiera que puedan.

Comienza, sin lugar a dudas, una nueva era. Una era en la que los discursos no buscarán el amparo de lo políticamente correcto. Donde el poder se ejercerá sin concesiones ni eufemismos balsámicos para las conciencias, aunque inútiles para disminuir el sufrimiento de los más pobres y excluidos. Comienza una nueva era, no la de un presidente norteamericano que se ha vuelto antisistema, sino la de un sistema que, finalmente, ha decidido tener un presidente a la altura de su mandato de exclusión, de opresión, de muerte y dolor.

Fuente del articulo: http://blogs.elpais.com/contrapuntos/2017/01/trump-y-el-sistema.html

Fuente de la imagen:http://blogs.elpais.com/.a/6a00d8341bfb1653ef01b8d256b44d970c-p

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Analizar tendencias para el futuro de las Bibliotecas

21 de septiembre de 2016 / Por: Andres Ruiz / Fuente: http://revistaeducacionvirtual.com/

En 2013, la American Library Association (ALA) anunció la formación de un Centro para el Futuro de las Bibliotecas. El proyecto, en un principio contó con el apoyo de una beca del Instituto de Servicios de Museos y Bibliotecas (IMLS), centra gran parte de su trabajo en la identificación de las tendencias emergentes relacionadas con las bibliotecas, los bibliotecarios y las comunidades a las que sirven.

 ¿Por qué las tendencias? Bueno, como muchos de nosotros ya sabemos, es casi imposible predecir con exactitud el futuro. Pero podemos identificar tendencias, ya que pueden ser clave para la comprensión de lo que el futuro pueda traer. La identificación y la organización de las tendencias nos ayuda a pensar acerca de los cambios que ocurren en el mundo y los posibles efectos que tendrán sobre nuestro futuro. La comprensión de la conciencia y de las tendencias nos puede ayudar a planificar activamente para nuestro propio trabajo y para el trabajo con las comunidades que servimos, abierta a nuevas oportunidades para innovar y experimentar con y dentro de estas “corrientes” que conforman la sociedad, y mejor nos permiten vislumbrar el papel integral que podemos jugar en el futuro.

 El centro de ALA se modela sobre la Alianza Americana de (AAM) que cuenta con mucho éxito, el Centro de Museos para el futuro de los museos (CFM), que promueve el ambiente social, tecnológico, político y las tendencias económicas a sus miembros y destaca las muchas maneras en que los museos están innovando dentro esas tendencias. CFM y su director fundador, Elizabeth Merritt, han utilizado sus blogs más populares (futureofmuseums .blogspot.com), despachos de el futuro de Museos boletín electrónico, y el informe anual TrendsWatch, para ayudar a los miembros y al público en general acerca de lo que piensa de manera proactiva el museo podría parecer y lo que podrían ofrecer en los próximos 10, 50 o incluso 100 años. De la obra de Merritt AAM y siguen inspirando e influir en el Centro para el Futuro de las Bibliotecas, y se benefician de su apoyo y experiencia.

 Muchas bibliotecas y bibliotecarios ya han demostrado su excepcional capacidad para detectar tendencias e integrarlas en sus programas y servicios. Pero incluso el mejor de nosotros puede quedar abrumado por el ritmo del cambio, la cantidad de información, y las múltiples fuentes y sectores que reconstruyen nuestra comprensión de las tendencias.

 Estos bibliotecarios son, después de todo, representantes de una nueva ola de líderes de las bibliotecas que le ayudarán a dar forma a nuestro futuro, y es probable que ya han contribuido e influenciado, o llevado a las tendencias que vamos a cubrir.

 La primera pieza, “Trending Now” es una introducción rápida al Centro para el Futuro de las Bibliotecas, Trending Now, está diseñado para proporcionar a la comunidad bibliotecaria con una fuente, centralizada y actualizada regularmente por las tendencias, incluyendo la forma en que están en desarrollo; por qué son importantes para las bibliotecas; y enlaces a los informes, artículos y recursos que pueden explicar aún más su importancia. Como una colección, que crecerá para incluir los cambios y tendencias en la sociedad, la tecnología, la educación, el medio ambiente, la política, la economía y la demografía.

 Los Makerspaces stán desempeñando un papel cada vez más importante en las bibliotecas. Cuatro bibliotecarios de tres makerspaces en Tampa-Hillsborough biblioteca del Condado Del Sistema de Bibliotecas Públicas de la colmena, Los Makerspaces de Filadelfia y el Innisfil (Ont.) Idealab, hablan sobre como la Biblioteca Pública entiende que la cultura cafetera está transformando sus bibliotecas y comparten ideas sobre la dirección de esta importante tendencia, en “Abriendo Espacios para el Aprendizaje Informal”.

 Mantenerse al día con los cambios en la educación es importante para todos nosotros, pero especialmente para aquellos de nosotros que trabajamos en las bibliotecas académicas y escolares. Joan K. Lippincott comparte sus pensamientos en “El Futuro de la Enseñanza y el Aprendizaje” en la forma en que las bibliotecas académicas pueden aprovechar el creciente interés en el aprendizaje activo, los nuevos medios y formatos de información y espacios de colaboración ricos en tecnología dentro del entorno de la educación superior.

 Natalie Greene Taylor y Amanda Waugh, de la Facultad de Estudios de la Información en la Universidad de Maryland, miran cómo los bibliotecarios escolares pueden integrar tres tendencias, la movilidad de la información, el aprendizaje conectado, y el aprendizaje en el medio silvestre, con el fin de mantenerse al día con el futuro de la educación, en “El Bibliotecario Escolar como Aprendizaje Alquimista”.

 Hay noticias de dos iniciativas de la biblioteca de programas de ciencia ‘que exploran lo que viene en la educación de la biblioteca, en “El futuro de las instituciones multilaterales.” Este enfoque en la educación de los bibliotecarios es importante para todos nosotros.

 Para muchos de nosotros, pensando en la biblioteca del futuro comienza con pensar en el futuro de la biblioteca como espacio y lugar.

Fuente artículo: http://revistaeducacionvirtual.com/archives/1847

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