España: STE-Ceuta alerta de que los PGE recoge recortes que afectarán a la calidad de la Educación

España/Enero de 2018/Fuente: El Pueblo de Ceuta

STE-Ceuta ha denunciado que el Plan Presupuestario del Gobierno para 2018 “consolida y afianza los recortes” en Educación que “establecieron los reales decretos de 2012. Y es que, según advierte el sindicato, el Ejecutivo prevé para el próximo año una nueva reducción de los recursos dedicados a la enseñanza en nuestro país y así lo establece el Plan Presupuestario enviado hace escasas fechas a la Unión Europea, en el que se compromete un descenso tanto en términos absolutos –567 millones de euros menos-, como relativos –bajada de 2 décimas del PIB, hasta dejarlo en el 3,8%-. Algo ante lo que STE-Ceuta incide en que “si la crisis económica era el pretexto aludido repetidamente para justificar los recortes en los primeros años de ajuste, el discurso oficial actual de recuperación económica evidencia que el proyecto del PP no pasa, en ningún caso, por considerar la Educación como prioridad, comprometiendo con ello el futuro del país y de sus jóvenes”.

Según alerta el sindicato, la plasmación inmediata y concreta de esta nueva reducción presupuestaria supone un mayor número de alumnos por clase, menor atención a la diversidad, o menos becas…, “que se suma a lo que venimos padeciendo desde el 2010, durante el último mandato de Zapatero, con el aumento de la jornada lectiva del profesorado, la continuada pérdida de poder adquisitivo del mismo, la incautación de parte de nuestro salario por la penalización por Incapacidad Temporal, el retraso en cubrir las sustituciones, la pérdida de puestos de trabajo y un largo etcétera que consolidó la entrada en vigor de los Reales Decretos 14/2012 y 20/2012, todavía vigentes”.

Peores condiciones laborales
STE-Ceuta también advierte de que “esta caída del gasto público en un servicio fundamental” aleja a España “aún más de los países europeos”. Para el sindicato, semejante panorama nos augura una tesitura “aún más difícil” de la que ya vive el sistema educativo de Ceuta, en el que la mayor parte de las aulas cuentan con una ratio muy superior al máximo que permite la ley, y con las características del alumnado que aconseja –como recogió el Consejo Escolar del Estado a propuesta de STEs-Intersindicaluna reducción para una adecuada atención. Además del consiguiente endurecimiento de las condiciones laborales del profesorado, apostillan desde el sindicato.

Fuente: http://elpueblodeceuta.es/not/26006/ste-ceuta-alerta-de-mas-recortes-en-educacion

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Paraguay: Nuestro sistema educativo nos mantiene en la pobreza

América del Sur/ Paraguay/ 20.01.2018 / Fuente:  www.abc.com.py.

Un informe del Ministerio de Educación y Cultura publicado en 2014 indica que la tasa de alfabetismo ha ido en aumento y que se acercaba a la meta del programa Educación para Todos (EPT) fijada en un 97% al 2015. Ahora otro informe, del Sistema Nacional de Evaluación del Proceso Educativo (Senepe) constató que el 67,5% de los alumnos del 3º, 6º y 9º grados y del 3er. curso, solo tienen una comprensión literal, superficial o fragmentada de un texto, o bien entiende lo que lee pero no puede reproducirlo verbalmente o por escrito. El informe consigna también que en matemáticas el rendimiento de los estudiantes es lamentable: el 72% solo puede realizar las operaciones básicas. En otras palabras, del referido informe se desprende que, si el índice de analfabetismo formal es hoy de solo el 3%, el del analfabetismo funcional, que impide usar con eficiencia la capacidad de leer, escribir y calcular, es muchísimo más elevado. En suma, el sistema educativo es un verdadero desastre, que lanza al mercado laboral a personas que no pueden aplicar las enseñanzas mal transmitidas por docentes ineptos en unas instalaciones paupérrimas.

Según el Informe Nacional Paraguay Educación para Todos (EPT) 2000-2015, publicado en 2014 por el Ministerio de Educación y Cultura (MEC), “la tasa de alfabetismo de las personas de 15 años y más de edad ha ido aumentando en la década 2000-2012, llegando al 94% en 2012, acercándose al logro de la meta del EPT fijada al 97% al 2015” (sic). Ahora la ciudadanía se entera de que en ese último año el Sistema Nacional de Evaluación del Proceso Educativo (Senepe) constató que el 67,5% de los alumnos de 3º, 6º y 9º grados y del 3er. curso, solo tiene una comprensión literal, superficial o fragmentada de un texto, o bien entiende lo que lee pero no puede reproducirlo verbalmente o por escrito.

El informe consigna también que en matemáticas el rendimiento de los estudiantes es lamentable: el 72,2% solo puede realizar cálculos directos o solucionar problemas del entorno cotidiano mediante las operaciones básicas.

En otras palabras, del referido informe se desprende que, si el índice de analfabetismo formal es hoy de solo el 3%, el del analfabetismo funcional, que impide usar con eficiencia la capacidad de leer, escribir y calcular, es muchísimo más elevado. En suma, el sistema educativo es un verdadero desastre, que lanza al mercado laboral a personas que no pueden aplicar las enseñanzas mal transmitidas por docentes ineptos en unas instalaciones paupérrimas.

Lo antedicho vale, sobre todo, para la educación pública, dado que la privada, con ser también deficiente, ofrece resultados menos deplorables, según la evaluación realizada. Esta cuestión tiene mucho que ver con la deseable igualdad de oportunidades, que solo puede garantizarse mediante una educación de buena calidad para todos. Obviamente, las principales víctimas de la catástrofe educativa son los alumnos provenientes de los hogares de menores ingresos, que tendrán una enorme desventaja inicial en un mundo competitivo, en que los conocimientos y las habilidades son cada vez más relevantes.

Nuestro sistema educativo, que perpetúa la pobreza y la desigualdad, ha sido objeto de innumerables estudios y propuestas de reforma, que no han ido mucho más allá del papel en el que están impresos. Las dependencias del MEC están llenas de esos documentos, de hecho inútiles, que han servido para que muchos consultores ganen dinero fácil y los burócratas internacionales justifiquen su sueldo, pero no para evitar que se sigan formando analfabetos funcionales. En esta materia, la charlatanería es ensordecedora.

Se ha dicho una y mil veces que se debe atender también la salud y la alimentación de los estudiantes, por la obvia razón de que la enfermedad y la desnutrición conspiran contra el aprendizaje. Y bien, desde 2012 rige la ley de creación del Fonacide, que dispone que el 30% de los recursos transferidos a los Gobiernos departamentales y municipales sea destinado a proyectos de almuerzo escolar de los alumnos de instituciones públicas ubicadas en “contextos vulnerables”. Se ignora el impacto que la comida gratuita ha tenido en el rendimiento de los alumnos, pero no así que la asistencia a clases aumenta cuando hay qué comer en la escuela. O sea que muchos padres envían allí a sus hijos no tanto para que aprendan sino para que coman algo, lo que sugiere que tampoco el entorno familiar suele favorecer la formación educativa. Y se entiende que así sea, pues los padres carenciados le han sacado poco provecho a la escasa educación que recibieron antes, si es que la recibieron.

Debe recordarse, además, que los recursos del Fonacide han sido objeto de latrocinios sistemáticos, sobre todo en lo que respecta al 50% de los transferidos a las Gobernaciones y Municipalidades destinados a proyectos de infraestructura en educación. Como los gobernadores y los intendentes pertenecen a la casta política, lo mismo que los concejales departamentales y municipales, es inevitable señalar que la responsabilidad mayor en este dramático asunto recae sobre quienes han venido fungiendo de presidentes de la República, de legisladores y de ministros de Educación y Cultura. No se trata de culpar a algún Gobierno en especial, sino a todos sus sucesivos integrantes que, ocupando altos cargos públicos, han hecho poco o nada para que sus compatriotas, en especial los más necesitados, accedan a los beneficios de un buen sistema educativo. Si no lo han hecho es porque el saber les importa un bledo y, en consecuencia, les falta la remanida “voluntad política” para enfrentar la penosa situación. Como ellos saben por sí mismos que no llegaron alto por sus dotes intelectuales sino por su dinero o su habilidad para la vulgar politiquería, la formación propia y ajena les tiene sin cuidado. Es más, hasta podría decirse que se esfuerzan por mantener ignorante y pobre a la población, si juzgamos por el comportamiento de la diputada colorada Perla de Vázquez, por ejemplo.

Está claro que pueden destinar como mínimo el 20% del presupuesto nacional a la educación, como manda la Carta Magna, y hasta podrían aumentar los fondos hasta llegar al 7% del Producto Interno Bruto, como aconseja la Unesco, pero eso no significa que realmente les preocupe el tema. No les interesa, por ejemplo, que los profesores estén bien capacitados, sino que queden satisfechos con un aumento salarial para que voten por ellos, tras haber sido sometidos a humillación al ser movilizados para participar de alguna campaña electoral interna. La solución, entonces, no consiste necesariamente en un aumento del presupuesto del MEC, que puede ser devorado por los burócratas superfluos y los docentes inútiles, sin olvidar la corrupción rampante, sino en que los jefes de hogar tomen conciencia de que el futuro de sus hijos depende de la enseñanza que reciban, y de que ella solo habrá de mejorar si se movilizan, dentro y fuera de la comunidad educativa, para depurar la dirigencia política de quienes desprecian el conocimiento que no tienen. Es menester que se valoren los méritos y las aptitudes antes que los “contactos”, y que se llegue al convencimiento de que para prosperar honestamente es indispensable capacitarse.

Hay que romper el círculo vicioso de la pobreza, según el cual esta genera un sistema educativo de inferior calidad que, a su vez, no permite formar personas capaces de promover el desarrollo. La clave está justamente en la educación, que debe ser potenciada tanto con la correcta inversión de fondos públicos como, sobre todo, con la convicción generalizada de que la ignorancia impide el progreso individual y colectivo.

Fuente: http://www.abc.com.py/edicion-impresa/editorial/nuestro-sistema-educativo-nos-mantiene-en-la-pobreza-1668179.htm

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