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«Volver a las preguntas pedagógicas»: entrevista a Limber Santos

Revista Hemisferio Izquierdo/N°4: Educación

 Hemisferio Izquierdo (HI): En la actualidad, son recurrentes los discursos que sostienen que nuestra educación pública está en «crisis». ¿Cómo caracterizarías la situación actual de la educación pública uruguaya? ¿cuáles son sus principales problemáticas y a qué responden?

 Limber Santos (LS): Decir que la educación está en crisis no es decir mucho. Implica remitirse a un discurso fácil transformado ya en lugar común. No sirve como descripción de lo que nos pasa y tampoco como postura política relevante. Sin embargo, su repetición hasta el hartazgo configura en sí mismo un hecho político, por cuanto satura las conciencias presentándose como un discurso actual que se refiere a una especie de singularidad de estos tiempos. Hay evidencias documentales suficientes que indican que la percepción de que la educación está en crisis se ha producido en todas las épocas. Parece algo más atado a la naturaleza de la educación que a las circunstancias mismas. Incluso podríamos decir que está más relacionado con una necesidad política: la educación siempre tiene que ser objeto de disconformidad, de insuficiencia y de obsolescencia. Tener ese nivel de exigencia respecto a la educación, sus propuestas y sus efectos es, en este sentido, una posición deseable. Por lo tanto, utilizar la “educación en crisis” para sacar rédito político o para sentir que allí hay un acto de injusticia, tiene una relevancia relativa. El verdadero desafío es comenzar a trascender ese discurso, algo que no suele ocurrir muy seguido en estos tiempos.

Lo que no se ha producido en todas las épocas es el actual nivel del debate público sobre educación. La agenda está actualmente demasiado exenta de pedagogía. Las pretensiones inmediatistas, la exposición exclusiva de datos cuantitativos y el tratamiento de problemas puntuales se llevan toda la atención, sin que el discurso pedagógico tenga oportunidad alguna. Y no sería nada del otro mundo. Incorporar discurso pedagógico a las discusiones sobre educación implica volver a intentar responder a las preguntas clásicas de la pedagogía: ¿qué instituciones educativas queremos? ¿qué ser humano formar? ¿para qué sociedad? y, parafraseando a Reina Reyes, ¿para qué futuro? Las diferentes respuestas a estas y otras preguntas, configuran diferentes posturas pedagógicas que se disputan un campo con fuerte especificidad en cuanto al conocimiento que allí se produce. Las respuestas varían pero las preguntas son siempre las mismas. En la actualidad, sin embargo, parece que ese tipo de preguntas han pasado de moda. Muchos discursos políticos y técnicos las desestiman de antemano por considerarlas conducentes a una palabrería filosófica poco conectada con la realidad. Parece que ya pasó el tiempo de las preguntas pedagógicas y que se trata de cuestiones ya resueltas hace rato. Se trata de un gran error.

Lo peor no es la naturalización del discurso sobre la crisis de la educación. Lo complicado es que quienes, sin mayor esfuerzo intelectual, se apropian de ese discurso, lo hacen remitiéndose a la crisis de la educación pública. En ese momento, el discurso fácil e inoperante se transforma en un arma poderosa. La clase política y la prensa agradecidas.

Todo esto no nos libera de la responsabilidad de señalar los problemas de la educación pública ni nos habilita a ostentar una especie de negación de la realidad. La educación toda refleja los problemas de los tiempos y circunstancias actuales. Su carácter no es uniforme y presenta contradicciones, puntos altos y bajos, aspectos resaltables y otros a ser resueltos. Podemos ser incluso, muy críticos con algunos de sus problemas, siempre y cuando nos posicionemos desde un lugar irrenunciable: la defensa de la educación pública. También éste para muchos parece ser una postura de otra época. Y sin embargo, no es menor reafirmar ese lugar desde donde construir pensamiento colectivo. Tirarle piedras a la educación pública ubicándose en una especie de vereda de enfrente es una postura política muy definida: permite hablar desde una exterioridad, sobre algo de lo que no me siento parte y, en el extremo de los casos, sobre lo que quiero debilitar.

Quizá uno de los mayores problemas de la educación pública en la actualidad tiene que ver con las miradas que ejercemos sobre ella. El problema está en el concepto de lo público y sus implicancias. Considerar que todos estamos involucrados, en la responsabilidad compartida de los problemas y también de las soluciones, sería un paso importante, no suficiente pero muy necesario. Y tratándose de educación pública y educación para todos, el gran desafío actual es lidiar con la tensión entre las propuestas comunes –iguales para todos- y las propuestas específicas –particulares para algunos-. Hace ya varios años que las evidencias sobre las insuficiencias de propuestas educativas uniformes son muy claras. Con la misma propuesta se llega a unos y a otros no, resulta para una media imaginaria pero no para los casos concretos de carne y hueso que se alejan en mayor o medida, de esa media. Renunciar a la consideración de destinatarios homogéneos y a la uniformidad de las propuestas educativas, es algo que se produce tanto a nivel de políticas educativas y planes curriculares como a nivel de gestión institucional y prácticas áulicas de enseñanza. La fantasía de la homogeneidad de los grupos que aprenden y de la uniformidad de las prácticas de enseñanza, es imposible de desconocer.

Es una tensión con muchos riesgos. El más peligroso es el que desemboca en políticas focalizadas que terminen en escuelas para ricos y escuelas para pobres. Muchas consideraciones acerca del determinismo de las condiciones sociales y el contexto sobre la escuela y sus resultados, no han terminado bien. Reincorporar la mirada pedagógica en el debate supone también resolver esta tensión que, aunque no desparezca nunca, debe garantizar las mismas oportunidades de educación de calidad para todos, aunque con medios, modalidades y manifestaciones diferentes. La pedagogía del entrevero y el menú de posibilidades deben formar parte de la oferta pública de educación.

Los problemas de la educación pública son nuestros problemas. Las decisiones por acción o por omisión que adoptemos serán de nuestra responsabilidad colectiva como sociedad. No vale hablar desde afuera, a menos que efectivamente alguien esté afuera y no crea en el valor de lo público. Un acto de sinceramiento de su parte vendría bien para saber contra quiénes estamos luchando.

HI: Hay quienes sostienen que uno de los efectos más nocivos de la dictadura militar fue el de operar «fracturas en la memoria» (Viñar y Ulriksen), que en diferentes planos quebraron el vínculo de las nuevas generaciones y los procesos sociales post-dictadura, respecto a muchos procesos sociales, políticos, culturales previos a la misma. En la educación, esta «fractura de la memoria» parece haberse visto potenciada por una transformación regresiva del lugar asignado al magisterio nacional en el debate y la política educativa del Uruguay. La combinación de ambos procesos produce un panorama donde el rico legado pedagógico nacional (expresado en autores, ideas, experiencias) ha quedado invisibilizado y sustituido por un reflejo tecnocrático a copiar recetas producidas por organismos internacionales. En esta perspectiva, el lugar del magisterio ha pasado de ser el del sujeto principal de la creación teórica y programática de la educación nacional, a ser considerado un técnico ejecutor de procedimientos didácticos, para cuya actualización permanente debe estar preparado. ¿Qué piensas de este diagnóstico? ¿Qué legados de la historia pedagógica nacional resultan importantes para pensar soluciones a nuestros problemas educativos del presente?

LS: La dictadura produjo una fractura de la memoria respecto a un legado pedagógico específico, construido a mediados del siglo XX. Es de gran utilidad pensar en el paquete de producción intelectual denominado “pedagogía rural uruguaya”, elaborado en términos teóricos y prácticos, entre 1933 y 1961. Si bien deriva de lo que Miguel Soler denomina el “movimiento en favor de la educación rural”, sus efectos y alcances han ido mucho más allá de la escuela rural. Ubicamos en ese movimiento a figuras del calibre de Agustín Ferreiro, Julio Castro, Abner Prada, Enrique Brayer, Homero Grillo y, en una línea lateral, Jesualdo Sosa, entre otros muchos. Se podría decir que allí se sintetiza la pedagogía nacional del siglo XX que la podríamos completar con los dilatados efectos de las obras pedagógicas de Carlos Vaz Ferreira, Clemente Estable, Pedro Figari, Reina Reyes, entre otros tantos.

La pedagogía uruguaya del siglo XX tiene varios elementos de interés para pensar los problemas de la educación de hoy. Y no me refiero a la percepción frecuentemente referenciada acerca de la validez o vigencia de aquellos textos.

Aunque esa vigencia, producto de la lucidez de sus autores, pueda ser tal en muchos casos, no me parece que debamos remitirnos a los trabajos de la década del 40 como descripción y análisis de la realidad actual. Como todo texto pedagógico nos aporta categorías de análisis y prescripciones del orden del deber ser que, con sus posibles y diversas lecturas actualizadas, pueden ser pensables en cualquier tiempo. Pero son textos que hay que leerlos teniendo en cuenta su contexto de producción y las circunstancias propias de la época. Solo así los comprenderemos cabalmente.

Se trata de textos que no inventan una pedagogía desde la nada. Se basan necesariamente en una serie de postulados universales, la mayor parte de los cuales son de corte escolanovista. Pero en este aspecto está precisamente, el primer elemento singular de interés. Aún cuando las prescripciones de enseñanza que plantean Jesualdo o Ferreiro claramente provienen de los principios de la Escuela Nueva, ninguno de ellos se reconoce a sí mismo escolanovista. Aunque lo son en el fondo, apelan a un llamado para la construcción de algo propio. Y ese era un llamado a los maestros. Toda la pedagogía de mitad del siglo XX se construyó a partir de la producción intelectual y de experiencias de los maestros en actividad. Y la apuesta de Jesualdo y de Ferreiro, desde posiciones políticas diferentes, confluía en esa fuerte convicción basada en la capacidad de los maestros de construir pedagogía. Nada menos.

En los textos de Agustín Ferreiro se expresa que había que leer a todos los autores, pero no imitarlos servilmente. Y se refiere ya en los años 30 a la impronta meramente prescriptiva de la enseñanza, como una aplicación metodológica. Apela a no copiar métodos que en manos de su creador pueden ser maravillosos pero en manos de sus imitadores pueden ser pésimos.

Esa percepción terminaba involucrando a toda la sociedad, por cuanto los maestros devenidos en pedagogos asumían un lugar relevante en los debates sobre educación. Ese debate, por lo tanto, dado en la prensa o a nivel de la opinión pública, no podía prescindir de la figura del maestro que reflexionaba sobre educación.

Esa percepción comienza a resquebrajarse una década antes de la dictadura. La mirada pedagógica sobre los temas educativos, ejercida por los docentes, comienza a ser sustituida paulatinamente por las miradas de sociólogos y economistas. El desarrollismo de los años 60 y la necesidad de generar grandes planes nacionales, comienza a hacer desconfiar de la mirada idiográfica, singular y cualitativa de los maestros dando cuenta de su realidad. Y estas lecturas puntuales de la vida cotidiana, de alta sensibilidad a los acontecimientos próximos, comienzan a ser abandonadas en la toma de decisiones políticas.

La dictadura termina un trabajo que ya se venía produciendo y opera como fractura de la memoria, provocando una amnesia colectiva de enorme poder. Aunque los maestros rurales recuperan una línea de trabajo luego de la dictadura y mantienen una impronta propia todavía hoy, las decisiones de política educativa ya no los tomarían en cuenta como antes.

Los tiempos actuales son producto de esa fractura. Teniendo en cuenta los procesos de larga duración que estuvieron involucrados en la construcción de la pedagogía uruguaya del siglo XX, la recuperación puede ser lenta, trabajosa y contradictoria. En el medio, las recetas metodológicas y los paquetes didácticos pululan sin darnos cuenta. O nos daríamos cuenta si hubiese más pedagogía en nuestras discusiones sobre educación. Porque la falta de reflexión pedagógica contribuye a exacerbar la idea del maestro como un mero técnico aplicador de procedimientos.

Tres cosas podemos recuperar de esa historia pedagógica: el protagonismo de los docentes en plena producción intelectual, luego objeto de debates y publicaciones; la búsqueda de manifestaciones pedagógicas propias y de acuerdo a nuestra realidad concreta; la presencia de preguntas pedagógicas aun cuando se trate de temas estrictamente técnicos. Para ello es necesario librar una batalla para recuperar el valor de la pedagogía y sus preguntas, observar nuestros problemas en clave pedagógica y recuperar para los docentes el protagonismo intelectual y experiencial de primera línea.

* Maestro de Educación Primaria. Licenciado en Ciencias de la Educación. Director del Departamento de Educación para el Medio Rural, CEIP-ANEP. Docente del Instituto de Educación, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Udelar.

Fuente: http://www.hemisferioizquierdo.uy/#!Volver-a-las-preguntas-pedag%C3%B3gicas-entrevista-a-Limber-Santos/nnsaa/57a00ee50cf214576cee31a5

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La larga sombra de la Noche de los Bastones Largos

Daniel Filmus

Se llamó Noche de los Bastones Largos a la represión del 29 de julio de 1966 contra profesores y estudiantes que resistían la intervención de la UBA y el fin de su autonomía

Es difícil tomar conciencia de la dimensión del daño que produjeron a la ciencia, la cultura y el desarrollo argentino los acontecimientos que tuvieron lugar en la Universidad de Buenos Aires hace 50 años. Pero estamos seguros de que las consecuencias de lo ocurrido la noche del 29 de julio de 1966 se extienden hasta hoy.

Un mes después de haber derrocado al gobierno democrático de Arturo Illia, la dictadura encabezada por Juan Carlos Onganía decidió terminar con la autonomía y el cogobierno universitario que habían permitido uno de los períodos más prolíficos de la Universidad Argentina. Unos años antes, el general Onganía como comandante en jefe del Ejército ya había planteado su limitada visión de la democracia: «El deber de obediencia al gobierno surgido de la soberanía popular habrá dejado de tener vigencia absoluta si se produce al amparo de ideologías exóticas».

Desde su perspectiva, en las universidades imperaban este tipo de ideas. Las había explicitado el rector reformista Risieri Frondizi al hacerse cargo de la conducción de la UBA: «…es necesario construir una Universidad para el pueblo, para todo el pueblo argentino, sin renunciar a las exigencias más rigurosas en el orden de la cultura y en el cultivo de la ciencia…». Esta posición se vio reflejada en el estatuto de la UBA, en el que se afirmaba que ésta no debía desentenderse de los problemas sociales, políticos e ideológicos y que era un instrumento de mejoramiento social al servicio de la Nación y de los ideales de la humanidad. Durante este período, entre otros avances,  se concursaron los cargos de profesores, se vinculó estrechamente la docencia con una investigación de alta calidad que tuvo un desarrollo sin precedentes, se crearon institutos científicos y nuevas carreras como Sociología y Psicología. También se fundó Eudeba que, bajo la dirección de Boris Spivakow, editó más de 12 millones de libros.

En este contexto, la acción del 29 de julio fue una decisión premeditada contra una Universidad cuyo Consejo Superior, el mismo día del golpe de Estado, había adherido a una declaración del rector Hilario Fernández Long: «En este día aciago en el que se ha quebrantado en forma total la vigencia de la Constitución, el Rector de la Universidad de Buenos Aires hace un llamado a los claustros universitarios en el sentido de que sigan defendiendo la autonomía universitaria, que no reconozcan otro gobierno universitario que el que ellos libremente han elegido de acuerdo con su propio Estatuto, y que se comprometan a mantener vivo el espíritu que haga posible el restablecimiento de la democracia».

Era mucho más que lo que la dictadura podía permitir. El 29 de julio sancionó la Ley 16.912, que estableció la intervención de las universidades. Al mismo tiempo les dio a los decanos la oportunidad de que continuaran en sus cargos con la condición de que anularan el estatuto universitario. En un ejemplo de dignidad, las autoridades se negaron. Esa misma noche la policía cercó varias facultades. En la Manzana de las Luces, donde funcionaban las de Ciencias Exactas y Arquitectura, se habían concentrado más de 300 alumnos y profesores que fueron conminados a salir por los efectivos policiales. Años después, Manuel Sadosky, vice decano de Exactas en aquel momento, relató la represión: » …tratamos de salir como pudimos, con pañuelos blancos para mostrar que no íbamos a resistir, pero me llamó la atención cómo golpearon a Rolando García y a las mujeres. A mí me golpearon en la cara. A Carlos Varsaskyle abrieron una herida profunda. Rompían puertas y vidrios. Era una situación de enorme violencia…»

Mientras el Presidente Onganía ordenaba la quema de miles de libros de EUDEBA, se prohibieron los Centros de Estudiantes y la actividad política. La respuesta de la comunidad universitaria fue masiva.En agosto de 1966 renunció el 77,4% de los docentes de Ciencias Exactas y muchos otros del resto de las facultades. En total 1.378. Una parte importante de ellos (301) debió emigrar, 215 eran algunos de nuestros mejores científicos. Entre ellos los mencionados Risieri Frondizi, Rolando García y Manuel Sadosky, pero también Sergio Bagú, Gregorio Klimovsky, David Jacovkis, Tulio Halperín Donghi, Telma Reca, Mariana Weissmann y tantos otros.

La Noche de los Bastones Largos significó la puesta en práctica por parte de la dictadura de un modelo oscurantista y ultraconservador que se extendió a otras esferas de la sociedad y también implicó el inicio de la aplicación de la Doctrina de Seguridad Nacional. Pero desde el punto de vista del desarrollo nacional produjo el quiebre de un proceso de producción de conocimiento y de formación de profesionales y científicos destinados a fortalecer un crecimiento autónomo, sólidamente vinculado a las necesidades de las mayorías. Todos los indicadores muestran que fue éste el momento en que se inició el fuerte deterioro que sufrió un sistema educativo y científico-tecnológico del que estábamos orgullosos. Deterioro que luego fue profundizado en el tiempo por la dictadura que se inició en 1976 y posteriormente por los gobiernos neo-liberales que mandaron a «lavar los platos» a los científicos poniendo en evidencia que no jugaban ningún papel en el modelo de desarrollo que proponían. Los avances logrados en el gobierno de Raúl Alfonsín con la conducción del Conicet a cargo de Manuel Sadosky, y en los últimos 12 años de intento de transformación del paradigma de crecimiento hacia un modelo productivo basado en la ciencia y tecnología, muestran que Argentina tiene enormes potencialidades.

En momentos en que la comunidad universitaria y científica vuelve a manifestar su preocupación sobre la prioridad que tiene el financiamiento y el apoyo que reciben sus actividades, y cuestiona el modelo de apertura de mercado, ya que prescinde del aporte de la ciencia y tecnología nacional, es necesario recuperar la convicción de que las políticas educativas y científicas se deben concebir como políticas de Estado. Como hemos visto,todo se puede destruir en un día (o una noche) pero lleva décadas recuperar las capacidades perdidas.

Recordar la Noche de los Bastones Largos, honrar a quienes enfrentaron la violencia de la dictadura y pagaron con la exclusión y el exilio la dignidad de sus acciones, debe significar volver a poner en debate por qué la educación, la universidad, la ciencia y la tecnología deben jugar un papel central en la construcción de un proyecto de país con cada vez mayores niveles de autonomía, crecimiento, integración y justicia social.

 @FilmusDaniel

Parlamentario del Mercosur, profesor titular UBA, investigador Citra Conicet

Fuente del articulo:http://www.infobae.com/opinion/2016/07/29/la-larga-sombra-de-la-noche-de-los-bastones-largos/

Fuente de la imagen: http://2.bp.blogspot.com/-8TM2GrvsLBI/VZMw_4JjQOI/AAAAAAAAH_k/qxYFUfm6uXA/s640/represi%25C3%25B3n%2Bfrente%2Ba%2Bexactas%2Bhoy%2Bmanzanan%2Bde%2Blas%2Bluces%2Bcopia.jpg

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Revoluciones silenciosas: la convivialidad

Leonardo Boff

Con la caída del muro de Berlín en 1989 y el socialismo que hacía el contrapunto (independientemente de sus graves errores internos), el capitalismo terminó ocupando todos los espacios en la economía y en la política. Con la llegada al poder de Margaret Thatcher en Inglaterra y de Ronald Reagan en Estados Unidos, la lógica capitalista adquirió libre curso: liberalización completa de los mercados con ruptura de todos los controles, introducción del estado mínimo, de las privatizaciones y de la competencia sin fronteras.

La llamada “mundialización feliz” no fue tan feliz.

El premio Nobel de economía, Joseph Stigliz, pudo escribir en 2011: «solamente el 1% de los más ricos hacen funcionar la economía y todo el planeta en función de sus intereses» (“Of the 1% by 1%” en Vanity Fair, mayo 2011). En razón de esto, uno de los mayores multimillonarios, el especulador Warren Buffet se vanagloriaba: «sí, la lucha de clases existe, pero mi clase, la de los ricos, es la que dirige la lucha y la estamos ganando» (Entrevista en la CNN de 2005).

Sólo que todos esos adinerados nunca incluyeron en sus cálculos el factor ecológico, considerando los límites de los bienes y servicios naturales como externalidades despreciables. Esto ocurre también en los debates económicos en nuestro país, retrasado en esta cuestión, con excepción de algunos pocos como L. Dowbor.

Al lado de la hegemonía mundial del sistema del capital, crecen por todas partes revoluciones silenciosas. Son grupos de base, científicos y otros con sentido ecológico que están ensayando alternativas a este tipo de habitar el planeta Tierra. De continuar estresando sin piedad a la Tierra, esta podría cambiar y provocar un desequilibrio capaz de destruir gran parte de nuestra civilización.

En un contexto así de dramático surgió un movimiento llamado “Los convivialistas” que reúne por ahora a más de 3200 personas de todo el mundo (véase www.lesconvivialistes.org). Buscan vivir juntos (de ahí convivialidad), cuidando unos de otros y de la naturaleza, no negando los conflictos, sino haciendo de ellos factores de dinamismo y de creatividad. Es la política del gana-gana.

Cuatro principios sustentan el proyecto: el principio de la común humanidad. Con todas nuestras diferencias, formamos una única humanidad, a mantener unida.

El principio de la común socialidad: el ser humano es social y vive en varios tipos de sociedades, que deben ser respetadas en sus diferencias.

El principio de individuación: aunque siendo social, cada cual tiene derecho a afirmar su individualidad y singularidad, sin perjudicar a los demás.

El principio de la oposición ordenada y creadora: los diferentes pueden oponerse legítimamente, pero teniendo siempre cuidado de no hacer de la diferencia una desigualdad.

Estos principios implican consecuencias éticas, políticas, económicas y ecológicas que no cabe detallar aquí.

Lo importante es empezar: a partir de abajo, con el bio-regionalismo, con las pequeñas unidades de producción orgánica, con la generación de energía a partir de los desperdicios, con sentido de autolimitación y de justa medida, viviendo un consumo frugal y compartido entre todos. Las revoluciones silenciosas están acumulando energía para, en un momento determinado de la historia, poder hacer la gran transformación.

Hoy es importante acentuar la convivialidad porque actualmente hay muchos que ya no quieren vivir juntos.

La convivialidad como concepto fue puesta en circulación por Ivan Illich (1926-2002) con su libro La convivialidad (1975). Illich fue uno de los grandes pensadores proféticos del siglo XX. Austriaco, vivió gran parte de su vida en las dos Américas. Para él la convivialidad consiste en la capacidad de hacer convivir las dimensiones de producción y de cuidado; de efectividad y de compasión; de modelado de los productos y de creatividad; de libertad y de fantasía; de equilibrio multidimensional y de complejidad social: todo para reforzar el sentido de pertenencia universal.

La convivialidad pretende ser también una respuesta adecuada a la crisis ecológica. Ella puede evitar un real crushplanetario.

Habrá un nuevo pacto natural con la Tierra y social entre los pueblos. El primer párrafo del nuevo pacto será el sagrado principio de la autolimitación y de la justa medida; después, el cuidado esencial de todo lo que existe y vive, la gentileza con los humanos y el respeto a la Madre Tierra.

Es posible organizar una sociedad buena, una Tierra de la buena-esperanza (Sachs y Dowbor) en la cual las personas prefieren cooperar y compartir en vez de competir y acumular ilimitadamente.

– Leonardo Boff escribió con M.Hathaway, O Tao da libertação: explorando a ecologia de transformação, Vozes 2012.

Traducción de Mª José Gavito Milano

Fuente del articulo: http://www.redescristianas.net/revoluciones-silenciosas-la-convivialidadleonardo-boff/

Fuente de la imagen: https://simplyandcreative.files.wordpress.com/2015/05/people-eiffel-tower-lights-night.jpg

 

 

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Estado Nación y Estado Plurinacional

Por Ollantay Itzamná

El Estado como campo de ejercicio del poder político es un espacio en permanente disputa desde donde los vencedores circunstanciales legalizan y legitiman sus opciones ideológicas mediante políticas públicas (incluida el ordenamiento jurídico interno) implementadas por las instituciones públicas creadas para tal fin.

En otras palabras, el Estado es tan antiguo como el poder mismo, y se constituye en una de las herramientas de dominación más eficaces que los vencedores utilizan sobre los vencidos.

Allá por el siglo XVI, en el norte de Europa, ante el fraccionamiento exacerbado del poder político por el sistema feudal, algunos “iluminados” (llamados filósofos) idearon lo que conocemos actualmente como el proyecto de Estado Nación con la finalidad de superar la fragmentación cultural y territorial, y así garantizar la gobernabilidad (la permanencia de la dominación).

En dicho proyecto político se entiende que a una nación (un pueblo que comparte territorio, historia, idioma, espiritualidad, cultura y aspiraciones de autodeterminación) le corresponde un Estado (organización jurídica y política de dicho pueblo).

Pero, esta idea de: “una Nación un Estado”, no se ha podido concretar (construir) ni en los mismos países europeos. Mucho menos, en países latinoamericanos multiculturales que como malos copiones tardíos “sus próceres” intentaron implementar dicha teoría política homogeneizante desde el siglo XIX.

Fracasaron los nacionalismo en el mundo entero porque la realidad social jamás es homogénea. Los humanos casi nunca estamos dispuestos a renunciar a nuestra identidad para asumir la identidad ideada (copiada) de los otros. Por eso, a mayor globalización, mayor es la glocalización. A mayor nacionalismo, mayor es la aspiración por la plurinacionalidad.

Ante esta incapacidad de construir la hegemonía cultural/identitaria desde el Estado Nación, los gestores y benefactores de este proyecto (racismo por medio) intentaron homogeneizar a los pueblos diversos (que cohabitan dentro de los territorios del Estado Nación aparente) mediante la aniquilación y/o la asimilación genética y cultural. A estos procesos irracionales denominaron ciudadanización.

En países cultural y genéticamente megadiversos como Bolivia, Ecuador, Perú, Guatemala, México, etc., el fracasado intento de la implantación del proyecto de Estado Nación fue sangriento e irracional.

En estos países, al igual que en el resto de la región, los criollos y mestizos intentaron imponer y homogeneizar su identidad cultural mal aprehendida de la Metrópoli sobre los pueblos originarios. Es decir, en estos países culturalmente megadiversos, los criollos/mestizos asumieron el “imaginario” mestizo como la identidad nacional oficial, y en consecuencia intentaron infructuosamente hacer desaparecer a las identidades originarias desde los aparatos estatales.

En el aparente Estado Nación de Guatemala, por ejemplo, el maya para ser guatemalteco tiene que renunciar a su identidad nativa e intentar imitar la identidad mestiza. La ciudadanía es sinónimo de culturicidio para los aborígenes en Guatemala.

El sistema del Estado Nación en este país está permeada por un racismo espantoso (institucionalizado y legalizado) que no sólo “naturaliza” el ideario mestizo como la identidad nacional obligatoria, sino que instala en el o la mestiza una falsa conciencia enfermiza de superioridad frente al resto. Este es uno de los males congénitos casi atávicos para el fracaso de cualquier intento de convivencia o de bienestar común en el país.

Este proyecto de Estado Nación ha fracasado en Guatemala apabullada por la emergencia plural de los pueblos que casi dos siglos de República ladinocéntrica no pudo aniquilar.

Estado Plurinacional para superar el racismo y democratizar el poder

En el mundo occidental, la idea de Estado Plurinacional (Estado construido y gestionado por varias naciones) encuentra sus raíces en los planteamientos de la ex Unión Soviética del pasado siglo, con la finalidad de mantener la unidad política sin sacrificar la diversidad cultural.

En el mundo Andino, el Estado Plurinacional encuentra sus vestigios en la administración política del Tawantinsuyo (siglos X y XIV), donde el incario se construyó/dinamizó utilizando justamente la riqueza de la autonomía de la diversidad cultural de los pueblos que lo integraban como motor para su expansión territorial y geopolítico. Los hallazgos históricos de María Rostworowski son ilustrativos para este fin.

En la actualidad, Bolivia es el único país que según su Constitución Política se declara como Estado Plurinacional. En el caso ecuatoriano, el debate constituyente entre lo plurinacional e intercultural, primó lo segundo. En ambos países, quienes impulsaron e impulsan los procesos de la construcción del Estado Plurinacional, de abajo hacia arriba, son las organizaciones indígenas (actuales sujetos sociopolíticos colectivos).

En el caso boliviano, la cualidad de la plurinacionalidad del Estado unitario se centra en el reconocimiento expreso de la autodeterminación de los 36 pueblos indígenas coexistentes en el país, y la posibilidad de ejercitar las autonomías indígenas en diferentes circunscripciones territoriales.

Es decir, el carácter plurinacional de Bolivia se expresa en las disposiciones constitucionales que reconocen autonomías/potestades políticas, administrativas, legislativas, judiciales, culturales, espirituales, etc., a la diversidad de pueblos indígenas, sin renunciar a una visión compartida de país, ni mucho menos a la soberanía nacional boliviana.

La plurinacionalidad es una posibilidad de que un o una indígena sea ciudadana boliviana sin necesidad de renunciar a su identidad (idioma, costumbres, conocimientos, espiritualidad, etc.), ni la obligación de volverse mestizo. En este sentido, por ejemplo, el gobierno local, regional o nacional ya no es más monopolio impoluto reservado para mestizos.

La plurinacionalidad, como proyecto político, es una herramienta de liberación, tanto para mestizos, como para pueblos indígenas, de las enfermizas taras coloniales del racismo y centralismo político. Como proyecto cultural y ético, es un camino de desaprendizaje y aprendizaje fecundo en el concierto de diálogo de saberes. Toda una ingeniería política cultural de desmontaje de los estados coloniales y patriarcales.

El proyecto de Estado Plurinacional es lo diametralmente contrario al proyecto del bicentenario Estado Nación. Por tanto, éste no es la continuación de aquél. En este sentido, ni tan siquiera semánticamente se puede recurrir al término refundación para la creación o fundación del inédito Estado Plurinacional.

Fuente: http://www.matrizur.org/index.php?option=com_content&view=article&id=38024:estado-nacion-y-estado-plurinacional&catid=38:patria-grande

Imagen tomada de: http://especiales.elcomercio.com/planeta-ideas/imagenes/imagenes/slider88.jpg

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Entrevista a Ilka Oliva Corado: «América Latina necesita salvar su identidad cultural»

31 Julio 2016/Autor: Eduardo Vasco

La escritora y poetisa guatemalteca Ilka Oliva Corado és inmigrante indocumentada y vive en EEUU hace más de diez años. Escribe para diversos medios del continente y tiene sus artículos traducidos al inglés, francés y portugués. Ella también es columnista de Diário Liberdade. La sangre latinoamericana hierve en sus venas.

EV: ¿Estás acompañando la crisis política en Brasil?

IC: Por supuesto, es un abuso a la democracia y a Dilma que junto a Lula han sido los mejores presidentes de Brasil.

El mismo lo pasó recientemente en Paraguay y Honduras. ¿Será coincidencia eso?

La modalidad de Plan Cóndor en estos momentos es otra, y el eje central es la manipulación de los medios de comunicación. Ya no se oprime con dictaduras sangrientas, lo que hacen es idiotizar a las masas ( digo masas, hablando propiamente de la clase media latinoamericana) que de por sí son indiferentes, y las conducen  hacia donde la oligarquía quiere. Todo eso lo disfrazan de democracia.

Ahora bien, hablando de los golpes blandos son estructuras que se han hecho a fuego lento, lo intentaron en más de una ocasión con Chávez, con Cristina, Evo, Correa, y no es novedad que le tocara a Lula y a Dilma. Están en peligro las reformas sociales que estos gobiernos han llevado a cabo durante la última década en la región.

EV: ¿Por que la clase media es tan fácilmente manipulada?

IC: Por su indiferencia, tienen el pensamiento colonialista más enraizado que el pueblo. La clase media siempre busca ser burguesa, eso la coloca en distancia de años luz con el pueblo aunque económicamente vivan de apariencias. Porque es clasista y racista y responde a una educación de tinte burgués y capitalista.

EV: : ¿Crees que EEUU está por tras de estos golpes en América Latina?

Siempre lo ha estado. Esa no es novedad. La oligarquía latinoamericana siempre ha respondido a los intereses corporativos y políticos de Estados Unidos.

Mas allá de la injerencia del imperio, tal vez haya algo en la cultura política latino americana, que la corrupción tenga raíces históricas, con la brutal colonización, esclavización y sumisión hasta los días de hoy de los pueblos nativos y los pobres por las oligarquías de todo el continente…

Por supuesto, echarle la culpa de todo a Estados Unidos es no tener agallas para reconocer que el mal comienza en nuestro propio continente precisamente por eso, por las mentes colonizadas, por el racismo y la segregación. Si los de adentro no vendieran los de fuera no compraran. Eso es así.

La oligarquía vende patria, que no valora a los costumbres y tradiciones históricas de nuestros pueblos, pero sí lo hace con la cultura importada e impuesta por EEUU…

Exacto, hemos crecido bajo normas de colonización, no tenemos identidad y todo lo que viene de afuera lo vemos como  excelente y fantástico que lanzamos por la borda lo propio. La oligarquía latinoamericana no es más que un grupo empresarial sin patria y sin identidad, su patria y su identidad son  el dinero y su comodidad. Ellos importan todo lo que tenga que ver con el mundo anglo.

EV: ¿Crees que América Latina aún persigue su identidad propia y original?

IC: Los pueblos milenarios sí, los pueblos indígenas, los pueblos originarios, ellos aún tienen identidad y luchan por rescatarla de las garras de la imposición. Claro que sí la tiene, Latinoamérica aún sigue en resistencia porque hay muchas cosas por salvar, entre ellas su identidad cultural.

De los pueblos originales, los más conocidos que luchan por su identidad son los indígenas de la floresta amazónica, los Aymara en Bolivia y los Mapuche en Chile. Pero, ¿como está la situación de los pueblos nativos de América Central, que, más allá de los Mayas y Aztecas, tantas otras culturas fueron violentadas por los españoles? ¿Hay memoria y rescate de las tradiciones ?

Si te das cuenta los que  siempre han manifestado son los pueblos originarios. En Guatemala por ejemplo están en manifestaciones constantes, a las que la sociedad capitalina no presta atención. Inclusive para las manifestaciones por corrupción los denigraron dentro de las mismas. Los capitalinos dejaron de manifestar y ellos (los pueblos originarios y movimientos campesinos) siguen manifestando. Porque el olvido del Estado y en paradoja el ataque  del mismo no les permite vivir siquiera con lo básico, encima les roba el modo de sobrevivencia y la misma fotografía está en El Salvador, Honduras y México. Extracciones mineras, desviando los ríos hasta secarlos. Ecocidios.  Son los pueblos originarios los que han mantenido la cultura y las tradiciones mientras los capitalinos cada día pierden más su identidad.

EV: ¿Y como ellos vienen manteniendo su cultura y tradiciones?

IC: Pues como pueden, con lo poco que el Estado les permite. Vemos gobiernos neoliberales que los atacan. En Guatemala «la tierra arrasada» fue plan de Estados Unidos y el ejército guatemalteco para acabar con los indígenas. Además pesa mucho la influencia del exterior. Todo lo que viene de afuera es visto como lo mejor, cuando no lo es, cuando lo propio es lo que tenemos valorar.

Son los pueblos originarios los únicos que mantienen vivas las tradiciones y la cultura propia de la región. Y se les ataca y explora por eso.

EV: ¿Los diferentes costumbres de nuestros pueblos permiten o dificultan la aproximación entre nosotros?

IC: No creo que sea cuestión de costumbres  o cultura. Porque las distintas  costumbres y las culturas son parte de nuestra diversidad. Nos enriquece como continente. Lo que nos divide es la indiferencia en su grado más vil. En esa mente colonizada no nos abrimos a otras formas de pensamiento, a otras costumbres, a otras culturas.

EV: ¿Entonces crees que los pueblos de nuestra América todavía no se conocen?

IC: Creo que no me di a entender. Quiero decir que lo que nos separa como  humanidad es la indiferencia no las culturas ni las tradiciones, porque éstas al cabo nos enriquecen. Hablando propiamente de pueblos originarios por supuesto que sí se conocen, no olvides  que venimos de una misma raíz, hay diferencias pero lo vital es lo que nos une.

Me parece que hay un paradojo con nuestros pueblos. Aunque seamos, en general, amistosos, acogedores, humildes, un pueblo digno, verdadero y amable…, aún vivimos en sociedades conservadoras, tal vez herencia del pasado colonial…

Claro, con nuestra doble moral a cuestas, cachurecos a morir, desleales y xenófobos. Porque somos racistas por excelencia  y discriminamos todo aquello que  no nos parezca y lo desvalorizamos. Nos creemos superiores por clase social, color de piel, grado de escolaridad. Somos un continente hermoso, sublime y por desgracia colonizado. Y no damos por dónde cambiar las estructuras y arrancar de raíz esa norma patriarcal que aún nos sigue dominando.

EV: ¿Tienes esperanza de que eso cambie?

Sería lo ideal pero sabemos que no sucederá de la noche a la mañana. Llevamos 500 años con ese yugo colonizado que nos ha convertido en clasistas y racistas al colmo de negar lo propio. Nuestra propia identidad. Para cambiar se tiene que trabajar en todos los estratos de la sociedad: en cultura, educación principalmente. Y eso no será fácil, claro que no es imposible pero se necesita querer hacer las cosas y como vemos estructuralmente nuestras sociedades son de doble moral.

Entrevista concedida a Eduardo Vasco (do Diário Liberdade/Brasil) por e-mail, y remitida a la redacciòn de OVE por Ilka Oliva Corado

Fuente de la imagen: http://www.unpa.edu.ar/sites/default/files/editor/noticias/23PU-Caleta-web.JPG

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Carta al presidente Peña Nieto

Por Enrique Calderón Alzati

Distinguido señor Presidente: dos días después de las elecciones del 5 de junio, usted expresó en una conferencia de prensa: Los gobernantes deben escuchar y atender el mensaje de los ciudadanos, (La Jornada 7/6/16)); sin embargo, a partir de esa fecha su comportamiento y el de los funcionarios de su gobierno ha sido el opuesto.

En el diario La Jornada hemos estado realizando una consulta nacional, en la que al día de hoy han participado más de 29 mil personas en virtud al apoyo de las redes sociales. Son mexicanos que llevan a cabo todo tipo de actividades, tienen educación superior o al menos educación básica terminada y radican en todas las entidades del país y muchos en el extranjero, y, como usted lo podría constatar en consultas.jornada.com.mx, más de 93 por ciento de esta comunidad de mexicanos rechaza la reforma educativa impuesta por su gobierno, por considerarla inútil y lesiva para los maestros, en cuanto que viola sus derechos laborales (54.8 por ciento) o los hace responsables de la actual crisis en ese sector (36.3 por ciento); asimismo, para los niños y jóvenes que estudian (91 por ciento). Más aún, 93.6 por ciento piensa que su gobierno no ha hecho nada concreto para mejorar la enseñanza, y que su objetivo no es otro que privatizarla (84.9 por ciento).

Luego del asesinato de docentes y pobladores indefensos de Nochixtlán, en una de las regiones más pobres de Oaxaca, los funcionarios de su gobierno, incluidos los secretarios de Gobernación y de Educación, así como usted, han dado como argumento legal para mantener su imposición autoritaria, que sólo están cumpliendo con la ley, lo cual es ilegítimo en la medida que esa ley propuesta como iniciativa suya –como muchas otras que han sido, son y seguirán siendo lesivas al pueblo de México, al patrimonio nacional y a nuestra soberanía– fueron impuestas a espaldas de la nación y aprobadas por el Congreso de la Unión, siguiendo un proceso abiertamente violatorio de la Constitución, la cual en sus artículos 39 y 40 menciona claramente que la voluntad dimana del pueblo y se ejerce a través del Congreso, que debe actuar en su representación e interés, siendo claro que los miembros del Congreso avalaron esas reformas sin el consentimiento ni el conocimiento del pueblo.

Las acciones de esta reforma han generado una profunda crisis educativa, (opina 93.8 por ciento) percibida de manera clara por la mayor parte de la población instruida y comprobada por los hechos mismos, tal como las respuestas de la consulta lo indican: la prueba Planea aplicada a escala nacional en 2015, siguiendo la pauta de las evaluaciones realizadas anteriormente como pruebas Enlace, muestra un retroceso en el desempeño de los estudiantes, a los niveles alcanzados en 2009 (dato que la Secretaría de Educación ha intentado ocultar), en virtud de la desatención de los estudiantes, consecuencia del entorno amenazante en que han vivido los maestros, de la posible pérdida de su trabajo, a partir de evaluaciones, que nada tienen que ver con los procesos de enseñanza-aprendizaje, que constituyen la responsabilidad fundamental de ser maestros (95.7 por ciento, de acuerdo con la opinión de los participantes en la consulta).

Señor Presidente: una de sus facultades constitucionales es nombrar a los funcionarios que deben coordinar las funciones esenciales de su gobierno, para dar cumplimiento de los programas que inciden en el bienestar y el futuro de la nación, entendiéndose que deben ser personas idóneas para ello; la realidad ha demostrado que el señor Aurelio Nuño no cuenta con el conocimiento, la experiencia, ni las cualidades básicas para ocupar el puesto de secretario de Educación Pública, requisitos que tampoco cumplía el primer secretario nombrado por usted, en virtud de su propensión al alcoholismo y el conocido incumplimiento de sus compromisos. Todo ello se refleja en la opinión de los participantes de la consulta, que indican que su gobierno poco ha aportado a resolver la problemática educativa del país.

Luego de que la arrogancia del secretario de Educación diera lugar a la tragedia de Nochixtlán en Oaxaca, y antes que a ella se sumen otras en el país, en virtud del creciente enojo social contra su gobierno, es tiempo de que usted reflexione sobre su propia responsabilidad de lo que está sucediendo. En días pasados, Andrés Manuel López Obrador, quien es hoy una figura de relevancia nacional, le planteó de manera respetuosa la conveniencia y necesidad de dirigir su gobierno a una transición pacífica que le permita terminar su mandato con la tranquilidad de no haber llevado al país a un enfrentamiento trágico y estéril.

Nos queda a todos claro que Andrés Manuel López Obrador no es una persona de su agrado, como tampoco parecen ser los maestros disidentes, ni los más humildes de nuestro país; sin embargo, su alta investidura como primer mandatario de la nación, lo obliga a velar por el bienestar de la sociedad toda y a respetar las opiniones que difieren de sus particulares puntos de vista. Para la nación entera ha sido motivo de vergüenza que dos jefes de Estado, con los que nuestro país mantiene relaciones diplomáticas, le hayan hecho ver tales faltas de su parte; el primero, al decirle que él es populista en cuanto que está preocupado por el bienestar de la población, y el segundo, señalándole que es maestro, algo que usted desafortunadamente no podría afirmar, sin el riesgo de nuevas descalificaciones de la sociedad mexicana. Por mi parte, le ofrezco dedicar un artículo próximamente, para plantearle algunos de los temas que debieran ser revisados tanto en los planes de estudio, como para la actualización de los maestros.

Termino este articulo dirigiéndome ahora a quienes no han participado en esta consulta, a expresar en ella su opinión libre y voluntaria, con la seguridad de que este tipo de mecanismos, además de permitirnos conocer el sentir de un sector cada vez más importante de la población, habrán de constituir un recurso para que los gobernantes y congresistas tengan la oportunidad de actuar debidamente, conociendo la voluntad del pueblo.

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2016/07/09/opinion/017a2pol

Imagen tomada de: https://arteyculturaenrebeldia.files.wordpress.com/2016/07/perdon-mexico.jpg?w=700

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Enredados y Medios: ¿hacia un mundo post-factual?

Ya no parece importar si la información es cierta o no es cierta, si la noticia es o no real, sino cuánta gente la cree.

POR LEONARDO GARNIER / leonardogarnier@gmail.com

Hasta hace poco, criticábamos a la “gran prensa” por su control casi absoluto de la información que nos llegaba. Era el mundo dominado por el mainstream: el cuarto poder. Las agencias mundiales escogían y repartían las noticias y los grandes medios locales nos las hacían llegar. No parecía haber escapatoria excepto en algunos medios alternativos de poco peso y poca circulación o pequeños espacios que decoraban con aparente amplitud las páginas de algún medio mayor. Los costos eran prohibitivos y el modelo de negocios centrado en la publicidad comercial marcaba la pauta: el rating manda, la circulación manda, la escala manda.

De pronto, se aparece el siglo XXI ofreciéndonos una revolución que podría ser tan grande como la de Gutenberg y, al instante, parece que todos somos periodistas, todos somos jefes de redacción, todos somos editorialistas, todos somos correctores, pero ¿lo somos?

En esta mezcla de ciencia y ficción que es nuestra realidad, en la que somos un poco Brave New World, un poco 1984 y un poco Animal Farm, el cambio tecnológico ha hecho posibles cosas que hasta hace muy poco eran realmente increíbles (es decir: no creíbles). En pocas décadas – por ejemplo – pasamos de las certezas que lograban fijarse en las páginas de la Enciclopedia Británica al mundo de Wikipedia, una enciclopedia hecha por todos (o sea, por nadie). Confieso que la recibí con marcado escepticismo ¿una enciclopedia hecha así, por la libre? …hasta que una investigación de la revista Nature mostró que Wikipedia podía ser tan precisa como la Británica. Diderot habría bailado tregua y catala: si era posible crear una enciclopedia globalmente descentralizada, constantemente actualizada y confiable, los ideales de la Ilustración seguían vivos.

Pero volvamos a la prensa. Frente al cuasi-monopolio anterior, en el que era difícil la supervivencia de los pequeños medios e igualmente difícil para el ciudadano común y corriente lograr que su opinión circulara masivamente, la red permite – o podría permitir – que todo circule, que todos tengamos acceso a toda la información, a todo el conocimiento, a todos los análisis, a todas las opiniones… y que todos podamos opinar y aportar nuestra dosis de información y conocimiento, recibiendo a cambio la más amplia, profunda y diversa oferta del saber y el sentir humano.

Y así nos abalanzamos sobre y hacia la red. Y clic, clic, clic: como una telaraña, la red nos engolosina, nos encanta, nos atrapa. Pero Facebook no es Wikipedia – y digo Facebook porque lo demás se ha vuelto irrelevante excepto para pequeñas tribus. Hoy por hoy, Facebook tiene más de mil seiscientos millones de usuarios y sigue creciendo; y es, por mucho, el medio más utilizado en el mundo para buscar noticias y conseguir información, al punto que feisbukear ya ha sido sugerido a la Real Academia para su ingreso al DRAE.

Lo decía McLuhan al analizar el impacto que estaba teniendo la televisión en la segunda mitad del siglo XX: “el medio es el mensaje” o, más exactamente “el medio es el masaje” …y los masajistas somos todos nosotros: periodistas/masajistas y al mismo tiempo masajeados (o mensajeados, usted escoge).  Cada revolución tecnológica genera nuevas formas de percepción de la realidad. Pero no se trata simplemente de la tecnología: es también el negocio y, claro, la política. Todo junto y revuelto con nosotros: tecnología, negocio, poder y nosotros. El potencial es inconmensurable, los riesgos también.

Al igual que ocurrió no hace tanto con los libros hechos a mano por severos monjes en algún convento, los viejos medios de comunicación de masas se ven rebasados por la revolución: pierden lectores, pierden anuncios, pierden ingresos… en fin, pierden. Facebook reporta ingresos treinta veces superiores a los del New York Times, que es uno de los medios tradicionales que más éxito ha tenido en su transición a la red, pero aun así los ingresos de Facebook se triplicaron el último año, mientras los del Times cayeron 13%. Y claro, no todos son el New York Times.

Pero algo no cambia o, más exactamente, cambia para seguir igual: la lógica del modelo de negocios. Clic, clic, clic: el modelo de negocios que explota en la última década no hace más que elevar la vieja dictadura del rating a niveles impensables, clic, clic, clic… ahora lo que importa es el clic.  Todos persiguen el clic y por el clic muchos están dispuestos a vender el ¿tenían? alma.

El sueño, mientras tanto, sigue pendiente: la red mundial, aquella world wide web que se suponía abierta y no jerarquizada, en la que todos efectivamente podíamos buscar y ser buscados mediante esquemas no centralizados, no es la red que tenemos hoy (y no sé si alguna vez la tendremos). Como bien señala Katharine Viner, Editora en jefe del  Guardian, “esta vieja idea de una red abierta ha sido suplantada por plataformas diseñadas para maximizar el tiempo que pasamos dentro de sus muros, algunos de los cuales (como Instragram y Snapchat) ni siquiera permiten vínculos externos”.

El riesgo que Viner identifica tiene dos caras. Por el lado de los medios – las organizaciones de noticias – el riesgo (que ya es más que evidente en muchos de ellos) es que, obligados/tentados por la nueva lógica de la red, “ellos mismos se alejen del periodismo de interés público y se dediquen al periodismo chatarra, buscando que sus páginas web sean visitadas, en la vana esperanza de atraer clics y publicidad”. Esperanza vana – dice Viner – porque ese negocio ya ha sido capturado: de cada dólar gastado en publicidad en la red, un 85% va a Google y a Facebook, dejando apenas un 15% para que se lo peleen todos, todos los demás.

Por el lado de los usuarios, vemos que lo que podría haber sido el reino de la diversidad, de la riqueza de opiniones, del acceso ilimitado a la información y el conocimiento, de la confrontación de ideas y visiones… se está convirtiendo en su contrario: si antes nos veíamos empujados a la uniformidad por falta de opciones, hoy parece que nos sometemos voluntariamente a la uniformidad pues, ante la agobiante multiplicidad de opciones, nos conformamos con las que nos resulten más familiares o, peor aún, con las más populares: la viralidad manda. El resultado es un mundo en el que prevalecen el best-seller y la secta: best-seller para la mayoría y secta para las minorías. Y ¿todos vivieron felices para siempre…? Podría ser, si cada uno viviera en su propio mundo, pero en este mundo que compartimos, esta segmentación puede ser muy peligrosa.

Agreguemos un elemento final, para entender qué tan peligrosa: en medio de tanta información, de tantas y tan diversas – pero muy segmentadas – opiniones, la búsqueda razonable de la verdad, sufre. Cada día circula más información – es cierto – pero cada día hay menos recursos para trabajar con seriedad esa información, porque eso de que “todos somos periodistas” olvida algo fundamental: el periodismo toma trabajo y requiere talento y conocimiento. No basta el cut and paste para que lo que transmitimos tenga valor periodístico: sin mediadores, sin chequeos y dobles chequeos, lo que circula simplemente circula y su veracidad se diluye en su viralidad. Si la gente lo comparte, debe ser cierto – parecemos creer.

El problema es tan serio como para que distintos autores empiecen a hablar del “mundo post-factual”, en el que ya no importa si la información es cierta o no es cierta, si la noticia es o no real, sino cuánta gente la cree. Al contrario de lo que ocurre en  Wikipedia, en el mundo de la información/opinión en redes, abundan los clics… pero brillan por su ausencia los controles de veracidad. Peor aún, a la mayoría de la gente parece no importarle: lo que cuenta es que la gente lo crea, que la gente lo circule, no que sea cierto. De todas formas no nos daremos cuenta porque las opiniones contrarias, la información que habría negado nuestras verdades, no cabe en los algoritmos: leemos solo lo que queremos leer, vemos solo lo que queremos ver. Creemos, lo que queremos creer.

Así, algo que tiene el potencial para ser enormemente bueno podría estar convirtiéndose en algo tremendamente peligroso: pasamos de un mundo en el que había una verdad oficial – la delestablishment – a un mundo en el que no parece haber verdades… lo que a fin de cuentas y paradójicamente, resulta ideal para la parte más oscura del establishment (tan oscura que no parece establishment).

La pregunta queda al aire: ¿Importan los hechos, o importa lo que la gente cree que son hechos? Cierro con Newt Gingrich, líder del Partido Republicano que apoya decididamente a Donald Trump, que responde nuestra pregunta con sorprendente candidez en la entrevista sobre el crimen violento que le hizo una periodista de CNN: parece que en un mundo post-factual, lo real es lo percibido como real.

  • Periodista: “El crimen violento ha bajado”
  • Gingrich: “No ha bajado en las ciudades más grandes”
  • Periodista: “El crimen violento, las tasas de asesinato, han bajado”
  • Gingrich: “¿Y cómo es que no han bajado en Chicago y Baltimore?”
  • Periodista: “Pero el crimen violento ha bajado en todo el país”
  • Gingrich: “El Americano promedio no cree que el crimen haya bajado, no cree que estemos más seguros”
  • Periodista: “¡Pero estamos más seguros y el crimen ha bajado!”
  • Gingrich: “Esa es su opinión”
  • Periodista: “No es una opinión, es un hecho”
  • Gingrich: “Lo que yo digo también es un hecho. Lo que ocurre es que los liberales tienen todo un conjunto de estadísticas que teóricamente podrían estar bien, pero no es ahí donde viven los seres humanos.”
  • Periodista: “Un momento, Mr. Speaker, porque usted está diciendo que los liberales fabrican estos números, pero estas son estadísticas del FBI y el FBI no es una organización liberal.”
  • Gingrich: “Pero lo que yo digo es igualmente cierto: la gente se siente más amenazada
  • Periodista: “Se “siente” pero los hechos dicen otra cosa”
  • Gingrich: “Como asesor de un candidato, yo me quedo con cómo la gente se siente y la dejo a usted con las estadísticas”.

 (y recordemos, agrego yo: las elecciones se ganan con sensaciones, no con estadísticas)

Katharine Viner: “How Technology Disrupted the Truth”: The Guardian, 12/7/06https://www.theguardian.com/media/2016/jul/12/how-technology-disrupted-the-truth

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