Jaripeo en el SNTE

Por: Luis Hernández Navarro
Simulación y engaño; usurpación y trampas; antidemocracia e imposición. En estas seis palabras se resume el comportamiento de los líderes del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) en las elecciones para nombrar dirigentes sindicales de los profesores de primaria de la Ciudad de México, agrupados en la sección 9, celebradas el pasado 14 de junio.

La historia viene de atrás y tiene el sello de felonía. Comenzó cuando, en julio de 2008, a escondidas de la mayoría, Elba Esther Gordillo impuso como secretaria general de la 9 a María Teresa Pérez, en una cochera acondicionada como salón de fiestas. La disidencia, que contaba con 80 por ciento de los delegados, nombró un nuevo comité encabezado por el maestro Francisco Bravo y recuperó la sede sindical de Belisario Domínguez 32.

Hace 10 años, los maestros capitalinos debieron efectuar su congreso seccional para elegir a sus representantes. Como los charros de la dirección nacional eran minoritarios, impusieron a dedo una comisión ejecutiva.

Julio Peralta, maestro chiapaneco que participó en la fundación de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y traicionó el movimiento pasándose a las filas de Gordillo, y luego le fue desleal y se sumó a Juan Díaz de la Torre, para apoyar más tarde a Alfonso Cepeda, quedó al frente. No importó que no supiera nada del magisterio de la Ciudad de México y sus problemas. Lo único relevante era su incondicionalidad a las autoridades educativas y al mandamás en turno en el sindicato.

Los maestros democráticos de la sección 9 nombraron por su cuenta a sus representantes. Sin contar con plazas liberadas, dieron vida al sindicato. En tres ocasiones, cambiaron, en elecciones libres y justas, a su comité seccional.

El pasado 20 de mayo, Julio Peralta Esteva y su comisión ejecutiva, a quienes ningún profesor capitalino eligió, dieron, en el salón de fiestas Gran Forum, su informe de 10 años de usurpación. En lugar de citar a un pleno de secretarios generales delegacionales, llevaron a los integrantes del comité nacional del SNTE y a acarreados. El 23 emitieron la convocatoria para elegir nuevos dirigentes seccionales y dieron sólo tres días para el registro.

Los comicios estuvieron llenos de irregularidades. Antes, durante y después de las elecciones, los charros fueron juez y parte. De manera unilateral y arbitraria determinaron mecanismos, tiempos y sedes para votar. Decidieron el padrón utilizado para sufragar, excluyendo a muchos trabajadores de la educación que no se les someten. Y se negaron a revisarlo públicamente. De hecho, no hubo padrón, sólo una liga electrónica para ubicar las casillas. Rechazaron que en los centros de votación participaran integrantes del movimiento magisterial democrático. Directores de la escuelas e inspectores coaccionaron a los docentes.

Pero, como nada de eso evitó que se levantara una enorme ola de inconformidad, negaron, echando mano de las peores chicanadas, el registro de la planilla Roja Democrática 9, en la que se agruparon los profesores de esa tendencia. Por su parte, los charros registraron, en nombre de una supuesta pluralidad, dos planillas: Valor Magisterial Naranja y Magisterio Progresista Morado.

El 14 de junio hubo una verdadera batalla campal alrededor de los centros de votación. Al más viejo estilo de Vanguardia Revolucionaria, los charros sindicales movilizaron brigadas de porros. Directores de escuelas e inspectores golpearon y lastimaron a maestros democráticos. Convocaron a padres de familia para que, con base en mentiras, arremetieran contra los profes. Los testimonios abundan. El supervisor de la zona 65, Francisco Ramón Morgan, agredió a la maestra Diana Guerrero. En la escuela México-Japón, el director, Gaspar Francisco Barbosa, confrontó a los docentes. El supervisor de la zona 77, Juan Antonio González, atacó a los trabajadores de la educación y rompió sus carteles y mantas. Luis Alberto Barragán, director del centro escolar Luis Pasteur, asaltó a los mentores en resistencia. En la sede 78 en la escuela Suecia, llegaron golpeadores profesionales con camisa a cuadros y pantalón de mezclilla.

El magisterio democrático ocupó 10 centros de votación, que no pudieron abrir a pesar de las arremetidas en su contra. Donde sí se instalaron casillas, miles de maestros escribieron planilla Roja Democrática 9, pero sus votos no fueron contados. Muchos más anularon las papeletas.

Por su parte, sin control ni supervisión alguna, los charros se dieron vuelo echando mano a la mapachería menos sofisticada: carruseles, ratón loco, urnas embarazadas, compra y coacción del voto, padrón rasurado. Y, ya encarrerados, sin pudor alguno, el 18 de junio declararon ganadora a la planilla Valor Magisterial Naranja, con cifras de votación paridas por la alquimia electoral, que rayan en lo inverosímil.

El nuevo secretario general seccional charro, Ulises Chávez Tenorio, es un viejo funcionario sindical que no ha estado frente a grupo durante los últimos 25 años. Es, también, Oficial Mayor del comité nacional del SNTE. Para que no quede duda de los intereses a los que sirve, baste apuntar que, con frecuencia, representó a Alfonso Cepeda en eventos gremiales en otros estados.

El magisterio democrático de la Ciudad de México impugnará legalmente el jaripeo del 14 de junio, avalado por las autoridades laborales y políticas. Lejos de servir para establecer canales institucionales para resolver los conflictos y diferencias dentro de la sección 9, la pantomima de democracia del SNTE los exacerbará. Como sucedió en julio de 2008, el charrazo no pasará.

Fuente de la información: https://www.jornada.com.mx

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México: Elección en la UNAM. La antidemocracia en la UNAM, más vieja que el Neoliberalismo

Por: Mariana Morales

El pasado 11 de noviembre se llevaron a cabo las elecciones para elegir a 258 consejeras y consejeros del máximo órgano colegiado de la UNAM, el Consejo Universitario. A propósito de los debates sobre la universidad neoliberal, la burocracia dorada y la precarización que denuncian los docentes, los altos índices de expulsión de estudiantes en esta pandemia y las violaciones al CCT de los trabajadores administrativos ¿Qué transformación necesitamos en la UNAM?

Tras el cierre de la votación para elegir al nuevo Consejo Universitario, la Dirección General de Comunicación Social de la UNAM (DGCS), dio a conocer en un boletín, los indicadores de participación de estudiantes y docentes en la elección más importante de la UNAM:

Fuente: Boletín UNAM-DGCS-959/bis

Si bien, los porcentajes fueron emitidos de acuerdo al corte realizado a las 19:30 horas, indican una baja participación sobre todo de profesores y estudiantes, aunque con un aumento relativo en comparación con el 2016 en el sector de profesores de 16,46% a 33, 21%, en investigadores de 45,22% a 54,18% y en Técnicos Académicos de 27,48% a 40,37%.

Entre los datos que se presentan para esta elección, se presentaron 129 fórmulas de candidatos de bachillerato, licenciatura, posgrado y subsistimos de investigación, para elegir al 80% de los integrantes del nuevo Consejo Universitario.

¿Quiénes son el otro 20% en el Consejo Universitario? Son las representaciones “Ex Oficio”, integrada por 65 miembros, todos autoridades de la UNAM: son el Rector, el Secretario de la Universidad quien también es secretario del Consejo Universitario, las y los directores de las facultades, escuelas e instituciones universitarios. Y sí, queda la pregunta de ¿y a ellos quién los elige?

Sin entrar aún en la profunda antidemocracia que existe en este máximo órgano de autoridad, la participación del estudiantado es ínfima, siendo el sector más numeroso de la UNAM con 366,930 (Portal de Estadística Universitaria, 2020-2021) y el más activo políticamente; en el sector de investigadores, integrado por 2690, no sorprende que la confluencia de la participación sea tan amplia, pues representa uno de los sectores privilegiados de la universidad integrado y tiene 72 integrantes en el Consejo.

Particularmente en el sector de profesores, sí hay un aumento significativo que dobla la participación de este año comparado con 2016. Y esto no es casual, pues, desde el inicio de este año, profesores de asignatura y ayudantes emprendieron una lucha contra la precarización y explotación laboral que vive el gremio, ya que en la máxima casa de estudios, 37 mil 510 docentes concentran la mayor carga académica pero esto no se corresponde con el salario que perciben ni en garantizar la dignifican de su trabajo con los derechos laborales correspondientes como la estabilidad laboral y basificación.

Este proceso de politización y organización se vio respaldado por los estudiantes que se solidarizaron con los docentes, levantando paros en 27 facultades. Este clima político alimentó la conformación de distintas candidaturas críticas a la política imperante en la UNAM.

Por otro lado, es cierto que aunque las elecciones ya eran realizadas anteriormente de manera virtual, el escenario de polítización actual y el cuestionamiento a las «mafias», es pasivizado mientras la actividades se mantienen de manera virtual al tiempo que los Consejos Técnicos son los que deciden cómo se regresará a las actividad prensencial; lo cual también mengua la posibilidad de hacer campañas de los sectores críticos.

Si bien las problemáticas son harto viejas en la UNAM, incluso aún más que el neoliberalismo, estamos ante un escenario político en la universidad —también a nivel nacional e internacional— en el que las aguas se removieron por la crisis agravada por la pandemia, agudizando las desigualdades y, poco a poco, los sectores críticos vuelven sobre la defensa de la universidad para las grandes mayorías, su carácter público y gratuito, las demandas de género, etc. La pregunta que queda en el aire para tomar con seriedad es: ¿cómo nos articulamos y organizamos sobre las demandas ya muy claras para muchas, muches, muchos? ¿Para cuándo convocamos un Encuentro de las comunidades universitarias?

Una breve semblanza histórica de la antidemocracia en la UNAM

El reglamento interno del Consejo Universitario fue aprobado en la sesión del 18 de diciembre de 1929. Dicho reglamento, establece el funcionamiento e integración del órgano colegiado, así como las dictaminaciones para los procesos de elecciones, y las atribuciones de la que es competente: aprobación de métodos planes, métodos de enseñanza y evaluaciones; bases para la admisión de los alumnos; formular reglamentos internos; modificaciones del Estatuto General de la Universidad; incorporación de nuevas instituciones, entre otras.

Los años de entonces, fueron fundamentales para establecer los pilares del gobierno posrevolucionario y ese año particularmente se encontraba agitado por la guerra cristera, la fundación del PNR, la oposición al Maximato con la rebelión escobarista y el otorgamiento de la autonomía universitaria.

El preámbulo de la autonomía se da con una huelga estudiantil en 1929, en el que tuvieron lugar múltiples enfrentamientos y una dura represión orquestada por el entonces presidente Emilio Portes Gil y José Manuel Puig Casauranc, jefe del Departamento del Distrito Federal, mismo que después ordenó cesar la represión después de que estudiantes fueran heridos; entonces se declaró que el 23 de mayo fuera Día del Estudiante.

El movimiento estudiantil que comenzó por una reforma a los exámenes, rápidamente escaló en el cuestionamiento de la toma de decisiones autoritaria dentro de la Universidad y planteó como demanda central que el Consejo Universitario estuviera formado por representaciones proporcionales de maestros y estudiantes y que el Estado declarara la autonomía de la Universidad.

El tema de la autonomía, tras la discusión en el Congreso y en el Senado, fue resuelta por el presidente Portes Gil con la expedición de la Ley Orgánica y la conformación del Consejo Universitario, fincados en contra de lo que los estudiantes habían exigido: elegir al rector y la representación proporcional de maestros y estudiantes. Portes Gil eligió la terna para designar rector y designó al entonces Oficial Mayor de Gobernación, Ignacio García Téllez y se estableció el Consejo Universitario en junio de 1929. Desde entonces y hasta ahora se inaugura la historia antidemocrática de la UNAM.

Elecciones, precarización y nuevos escenarios de organización

La necesidad de transformación de la universidad ha tenido distintos ejercicios de organización y acción política, a veces con mayor envergadura y radicalidad, protagonizados por sectores estudiantiles: el 68 internacional, la movilización del 1986-87, la huelga del 99; del sector trabajadores administrativos con la huelga de 1972-73 que fundó el STEUNAM; la huelga de académicos que fundó el SPAUNAM en 1975; la huelga de STEUNAM y SPAUNAM en 1976, proceso que culminó con la huelga que dio origen al STUNAM en 1977 como sindicato de administrativos y académicos y la última huelga del STUNAM ya sólo con la titularidad del CCT de los trabajadores administrativos en 1988. Sólo por mencionar algunos de los más importantes.

Con las recientes elecciones al Consejo Universitario, nos preguntamos cómo están representados estos sectores que han protagonizado importantes luchas por la transformación de la universidad y que recientemente, docentes y estudiantes denunciaron la precarización dentro de la UNAM. Un rápido vistazo a las cifras que componen cada sector y los consejerxs que los representan advertirá que no existe proporción alguna en el máximo órgano de autoridad:

Fuente: Elaboración propia con datos del Consejo Universitario UNAM, Padrón Electoral para Comité Ejecutivo del STUNAM 2021-2024 y la Numeralia del UNAM 2020-2021.

En la elección del día jueves 11 de noviembre del año en turno, se eligieron 258 consejerxs. Los 65 miembros “Ex oficio”, son elegidos por la Junta de Gobierno que a su vez es elegida por el Consejo Universitario y señala que de manera excepcional se puede autoelegir; excepción que se volvió la regla.

La Junta de Gobierno tiene como facultad nombrar al Rector y a los directores de las facultades, escuelas e institutos, así como designar a los miembros del Patronato Universitario.

«De este modo es como se integra la estructura vertical y antidemocrática de la UNAM, cuyas autoridades operan como autócratas y la Junta de Gobierno, como el clivaje institucional de control y distribución de los mandos políticos, establecido desde 1945 bajo el supuesto de “defender los intereses de la universidad” y designan los cargos bajo procesos de auscultación por fuera de los miles que integran la comunidad universitaria.»

«Bajo esta estructura se han instituido formas de explotación laboral para la mayoría de los docentes, restricciones que elitizan y excluyen de la educación a miles de estudiantes pues la UNAM, impone la distribución desigual del presupuesto pues no sorprende que sean estas autoridades quienes concentran las mayores partidas presupuestales contrastando con los bajos salarios de profesores de asignatura, profesores ayudantes y de los trabajadores administrativos.»

Aún falta ver la conformación del nuevo Consejo Universitario, pero no nos sorprenderá ver que las y los elegidos serán parte de los grupos políticos de la UNAM que recrean la política de la burocracia dorada y preservan sus intereses.

Sin duda, en esta estructura bajo el neoliberalismo, se ensancharon las brechas de desigualdad y de toma de decisiones en la UNAM, sin embargo, lo que ya se ha puesto de manifiesto en las críticas es que hace falta la transformación universitaria, misma que no vendrá de las élites universitarias, sino desde sus bases, como ya ha demostrado la historia. La pregunta es: ¿cómo integramos la crítica comprometida por una universidad para todos para avanzar en organizarnos y disputar el poder a las élites?

Somos más, tampoco queda duda en eso; nos faltan los espacios colectivos amplios para avanzar en propuestas de estructuras para nuestra organización de manera independiente de las autoridades que han estado ligadas al PRI y los partidos de los empresarios y hoy, el partido del gobierno, no está exento de estas disputas.

Fuente de la información e imagen:  https://www.laizquierdadiario.mx

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La SEP al rescate de la Telecracia

Por: Lev Moujahid Velázquez Barriga

En cuatro décadas de neoliberalismo el monopolio de la televisión creció al amparo de la corrupción del Estado, se consolidó como un poder fáctico por encima de cualquier otro; ha sido el actor principal de la antidemocracia y del sesgo a la diversidad de voces de la ciudadanía crítica. El caso de Enrique Peña Nieto es la confirmación de la existencia de una telecracia con tal capacidad de influencia que podía sentar en la silla presidencial a quien quisiera para lucrar a costa del dinero público. Está ampliamente documentado que en 2016 la SEP les entregó 94 mil pesos cada hora para promover su reforma educativa y desacreditar a los maestros que se opusieron a ella.

El monopolio de la televisión no sólo se alió a la descomposición gubernamental, también lo hizo con el sindicalismo más corrupto y antidemocrático. En un compromiso de favores compartidos, en 2009 la lideresa del SNTE Elba Esther Gordillo Morales selló un pacto económico de 750 millones de pesos con Televisa a través de Claudio X González Guajardo, entonces presidente de Fundación Televisa y después líder moral de Mexicanos Primero. Durante dos años Marco Antonio Regil condujo el show televisivo “Todo el mundo cree que sabe” para enarbolar la figura del magisterio propatronal que había desempeñado el papel de mercenario electoral para llevar a Felipe Calderón a la presidencia de la república.

La idea no fue original, en realidad era parte de una estrategia de la derecha internacional que tuvo su primera experiencia en el show norteamericano ¿sabes más que un niño de primaria?, que se replicó por diferentes países de Latinoamérica   como plataforma ideológica del empresariado para reforzar las evaluaciones estandarizadas como sistemas de rendición de cuentas hacia los maestros y de vigilancia de los aprendizajes.

Pero, cuando que creíamos que se había echado a la telecracia del poder, nos encontramos con que se les devuelve su papel protagónico en el actual gobierno, no fue una formalidad que los representantes de TV Azteca, Televisa e Imagen TV asistieran a la reunión del presidente Andrés Manuel con Donald Trump; ahí, fueron invitados a sellar el destino de la nación negociando el T-MEC, poniendo sus intereses de clase por delante.

La estrecha relación con la telecracia en el ámbito educativo no tardó mucho tiempo en hacerse visible, se puso de manifiesto desde el momento en que Esteban Moctezuma Barragán dejó la presidencia de Fundación Azteca para que fungiera desde la SEP como el Claudio X González de la cuarta transformación; se trató de un cambio de figura política con una relación menos desgastada con el nuevo presidente de México. Siendo secretario de educación, el ex empleado del Grupo Salinas no ha perdido ninguna oportunidad para favorecer contratos de la SEP con Televisión Azteca, desde las orquestas infantiles hasta la elaboración de contenidos educativos.

Justo en el momento en que el poder del monopolio de la televisión había perdido terreno frente a la apertura de medios digitales que ofertan otras posibilidades de información con mayor credibilidad y de que estaban padeciendo una larga caída de sus ingresos económicos porque la audiencia se está mudando a las plataformas virtuales de entretenimiento por streaming, el pacto educativo articulado por Esteban Moctezuma para que sean el vehículo central de la estrategia de Aprende en Casa II para el ciclo escolar 2020-2021, le da un giro inusitado de legitimidad ante la sociedad.

La telecracia no está salvando a la nación ni a la educación, tal cual se les quiso presentar en la conferencia mañanera del tres de agosto. Es al revés, se les está rescatando a ellos de un ciclo constante de pérdidas y de falta de credibilidad, por principio recibirán 450 millones de pesos para operar canales marginales de su programación; pero, las consecuencias económicas del rescate moral se vieron reflejadas al día siguiente de haberse presentado el acuerdo educativo, en la bolsa de valores el Grupo Televisa repuntó 11.42% en sus acciones, mientras que TV Azteca lo hizo con un 10.59%.

Lo que pudo ser una decisión de Estado legítima, necesaria y emergente para hacer uso de la infraestructura de las televisoras y ponerlas al servicio de la educación pública, derivó en otro acuerdo cupular entre el gobierno y la oligarquía nacional, al margen de las y de los maestros, con mayores beneficios para el empresariado. Hay que decirlo claro y fuerte, escolarizar por medio de la televisión no es educación, es privatizar la escuela y hacer como que el sistema educativo sigue de pie. La gran tarea de educar, seguirá siendo del magisterio con un plan integral que no quedará inmóvil ante la imposición de la caja idiota.

Twitter: @levmx666

Fuente e Imagen: https://profelandia.com/la-sep-al-rescate-de-la-telecracia/

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Alemania: Los maestros se manifestaron contra los neonazis

Redacción: Página 12

Los profesores de la Escuela Lina Morgenstern en Kreuzberg escribieron una carta conjunta al partido Alternativa para Alemania solicitando que todos sus nombres se agreguen voluntariamente a la «lista de los denunciados».

Los maestros de una escuela alemana se reportaron en masa al partido de extrema derecha Alternativa para Alemania(AfD) después de que la formación les pidiera a los alumnos que espiaran sus puntos de vista políticos para que pudieran compilar una lista de sus críticos.

El partido AfD estableció un sistema a través del cual los estudiantes pueden informar y denunciar a sus maestros ante el partido si los critican en clase o expresan opiniones políticas relacionadas. Pero los maestros de la Escuela Lina Morgenstern en Kreuzberg, Berlín, escribieron una carta conjunta a la AfD solicitando que todos sus nombres se agreguen voluntariamente a la «lista de denuncias» que está armando.

«Otorgamos una gran importancia a estar en esta lista porque continuaremos asegurándonos de que los estudiantes de la escuela tengan la capacidad de entender el carácter de su partido», escribieron los maestros, de acuerdo con una copia del mensaje hecho público a través del sindicato de maestros. «Por supuesto, lo haremos en el aula y estamos en línea con el Consenso de Beutelsbach (una política sobre la presentación de temas controvertidos) y el Artículo 1 de la Ley de Educación de Berlín. «Informaremos a nuestros estudiantes cuando los miembros y funcionarios de su partido realicen actividades racistas, inhumanas, sexistas, revisionistas históricas, antisemitas o antidemocráticas que pongan en peligro nuestra coexistencia pacífica en la sociedad».

Los maestros agregaron: «De la historia, sabemos que lo que comienza con la denuncia y la intimidación termina con la detención de los disidentes en los campos. Por todas estas razones, y porque no estamos intimidados, nos sentiríamos honrados si pudiera incluir nuestros nombres en su lista de denunciados». El sindicato de maestros alentó a otros establecimientos educativos a enviar cartas similares, publicando en las redes sociales:

«¡Bienvenidos los imitadores!»

Alternative für Deutschland (Alternativa para Alemania, AfD) dice que su sitio web informante, denominado «Neutral Schools Online» (Escuelas Neutrales Online), es una herramienta esencial para prevenir el adoctrinamiento en las aulas y proteger la libertad de expresión. Dice que está diseñado para ayudar a los padres a evitar que sus hijos sean manipulados por maestros de izquierda. Los ejemplos de supuestos delitos descritos por la AfD van desde alentar a los alumnos a participar en protestas contra la AfD hasta las «crudas críticas de la AfD» o los «materiales de aprendizaje incorrectos y subjetivos».

Los críticos dicen que el enfoque del partido recuerda el de la Alemania nazi y la Stasi de Alemania Oriental, que hizo uso de informantes infantiles para apagar la disidencia. Cuando el plan se lanzó en Hamburgo a principios de este mes, Katarina Barley, la ministra de Justicia socialdemócrata del país, criticó la medida y dijo que era «un método de dictadores». Advirtió que alimentaría una cultura de inquietud y desconfianza. La ministra de educación demócrata cristiana del país, Susanne Eisenmann, también dijo que la idea era «completamente errónea y dañina».

La AfD es el primer partido de extrema derecha elegido en el parlamento nacional alemán (Bundestag) en medio siglo. El partido ganó el 12,6 por ciento de los votos en 2017, lo suficiente para darle 94 escaños e impulsarlo al tercer lugar, por delante de los Verdes, los liberales y los izquierdistas. Adopta una variedad de políticas anti-inmigración y anti-musulmanas, afirmando que «el Islam no pertenece a Alemania». Miembros de esta formación hablaron de una «invasión de extranjeros» y sugirieron que «si es necesario» la policía debería disparar a los migrantes que intentan ingresar al país.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/150755-los-maestros-se-manifestaron-contra-los-neonazis

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INEE: empresarios y (anti)democracia

Por: Mauro Joaquín Ramírez

Luces de alerta se perciben en el mundo de los empresarios mexicanos interesados en dirigir la educación pública nacional. Tal urgencia deriva de la incertidumbre sobre el porvenir del sistema educativo, provocada por la llegada de un nuevo gobierno cuyo discurso educativo ha oscilado entre la abrogación, la derogación y el posible acto de revertir la totalidad de la reforma educativa, propuestas todas en las cuales el futuro del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (Inee) se presenta también como incierto.

Ante tal escenario, la respuesta no se ha hecho esperar por parte de los voceros el empresariado, para quienes los posibles cambios estructurales o la desaparición del Inee resulta prácticamente impensable. Tal reacción no es fortuita; en el largo camino que el empresariado ha recorrido para transformar la educación mexicana hacia un esquema de organización gerencial que tenga como producto cierta noción reduccionista de calidad educativa, los dueños del dinero han hecho del instituto una auténtica plataforma de operaciones, y para ello, han tenido que colonizarlo orgánica e ideológicamente. Gracias a sus estrechas relaciones con el poder político, sus intentos han sido sumamente exitosos y es por ello que perder su influencia en el Inee sería un revés inconcebible.

Tal preocupación puede verse claramente en un reciente artículo de David Calderón –director ejecutivo de Mexicanos Primero– publicado en Educación Futura y titulado: El Inee en la democracia. En dicho texto, Calderón expone la condición fundamental y necesaria de la división de poderes en una democracia, división de poderes que, según el autor, es garantizada en el campo educativo nacional por el instituto. El vocero empresarial concluye su artículo diciendo: “Podemos y debemos exigirle mejores frutos al Inee; pero romper el instrumento que nos permite monitorear el avance de un derecho fundamental sería un retroceso, para la educación y para la democracia”. La postura de Calderón nos brinda la oportunidad de discutir un poco más a fondo la naturaleza y desempeño del instituto, así como la relación que ha mantenido con los empresarios y su contribución a la democracia nacional. Veamos.

Desde hace poco más de dos décadas nuestro país ha sido testigo de la creación de órganos autónomos reconocidos constitucionalmente, los cuales se desarrollaron con el objetivo formal de abrir espacios a la participación ciudadana en los procesos de gobierno, por fuera de la esfera partidista.

Sin embargo, es necesario mencionar que, a pesar de la apertura a la participación ciudadana, la existencia de dichos órganos no expresa necesariamente una representación democrática, debido a que los procesos de designación y elección de quienes los integran no son democráticos. Derivado de ello, es posible que no pocas decisiones y políticas impulsadas por tales instituciones se muestren contrarias al interés de las mayorías. Lo anterior puede explicar la actual impopularidad del Inee en el seno del magisterio. Sus políticas han respondido a ciertos lineamientos presentados como técnicos y neutrales sobre lo que debe ser la educación pública, aun cuando estos criterios se han mostrado favorables a las propuestas empresariales mientras entran en conflicto con las necesidades e intereses de la mayor parte de la sociedad y de las comunidades educativas. Contrariamente a lo que opina Calderón, el Inne no ha fomentado la democracia en el campo educativo nacional. En distintas dimensiones, se ha mostrado como un actor abiertamente antidemocrático.

Un criterio para hacer explícito el sentido antidemocrático –e incluso antipluralista–que ha mantenido el instituto en los años anteriores los análisis de los integrantes de su Junta de Gobierno, generalmente muy cercanos al mundo empresarial. Teresa Bracho, actual consejera presidenta del instituto, ha formado parte del Consejo Editorial de la organización Empresarios por la Educación Básica (ExEB), espacio que ha compartido con Margarita Zorrila, ahora ex consejera. En ese tenor podemos nombrar también a Sylvia Schmelkes, ex consejera presidenta y a Gilberto Guevara Niebla, ex consejero, quienes han formado parte del Consejo Académico de Mexicanos Primero. Pero también es necesario mencionar a los últimos consejeros nombrados, Patricia Vázquez Mercado, ex asesora académica de Suma por la educación y Bernardo Naranjo, quien ha sido director general de Proyecto Educativo S.C., organización estrechamente vinculada con ExEB y Mexicanos Primero, y que promueve la beca Claudio X. González para estudiar posgrados en educación en Stanford. Es necesario mencionar también la ocupación significativa que organismos empresariales han logrado al interior de los espacios de representación ciudadana del Inee. Armonizado con el régimen político mexicano, el instituto parece ser una clara expresión de compadrazgo y patrimonialismo político.

Bonita idea de democracia tienen los voceros empresariales. Acaparemos todo, dictemos todo, mandemos en todo. Total, como ha repetido tantas veces Claudio X. González: la escuela pública no es del gobierno, es de nosotros.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2018/10/27/opinion/034a1soc?partner=rss

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