Los objetivos del desarrollo insostenible, una cuestión de género

Por: Eduardo Camín 

La crisis del Covid-19 ha tenido un impacto desproporcionado fundamentalmente en las mujeres, lo que está exacerbando las desigualdades de género existentes. Y, para reconstruir mejor y de forma más justa las políticas de ocupación deben situar la igualdad de genero en el centro de los esfuerzos de recuperación, al tiempo que se debe reforzar las medidas y los datos de género para cuantificar adecuadamente los retos a los que se enfrenta el mundo.


Desde hace más de un siglo la Organización Internacional del Trabajo (OIT) se ocupa de cuestiones relacionadas con el mundo del trabajo. Por ello, ha sido elegida organismo custodio de 14 indicadores relacionados con el trabajo decente en el marco de 5 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas.  Y hoy se ocupa de esta situación.

La OIT mantiene activamente una serie de modelos econométricos que se utilizan para producir estimaciones de los indicadores del mercado laboral en los países. Sin embargo, la conmoción sin precedentes del mercado de trabajo creada por la pandemia del COVID-19 hace difícil de evaluar con los datos históricos.

Por ello, la mayoría de las series del conjunto de datos de las estimaciones y proyecciones modelizadas de OIT terminan ahora en 2019 (el último año para el que se disponía de datos de la encuesta anual de población activa en el momento de elaborar las estimaciones).

En el caso de algunos indicadores, se utiliza un modelo de previsión actual para proporcionar las estimaciones de 2020 y un nuevo modelo de proyección para prever las estimaciones de 2021. Dada la situación excepcional, incluida la escasez de datos pertinentes, las estimaciones para 2020-21 están sujetas a una gran incertidumbre.

Un reciente informe dos expertas de la OIT -Vipasana Karkee (estadística y Marie-Claire Sodergren ,economista, ambas de la Unidad de Producción y Análisis de Datos del Departamento de Estadística), sostiene que los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas establecen una visión compartida para acabar con la pobreza, luchar contra la desigualdad y la injusticia, y hacer frente al cambio climático para 2030.

No obstante, se interpelan a la vez, si las consecuencias de la pandemia invertirá los avances en la promoción del trabajo decente para todos, tal y como establece el Objetivo 8. Parece probable, al menos para las mujeres.  Incluso antes del inicio de la pandemia, la igualdad de genero en el lugar del trabajo seguía siendo difícil de alcanzar.

Ahora las mujeres están en primera línea de la crisis del Covid-19, ya que constituyen el grueso de los trabajadores esenciales, incluido el 70% del personal sanitario. Sin embargo, en todo el mundo y en todas las regiones y grupos de ingresos, la pandemia ha afectado más a las oportunidades de las mujeres en el mercado laboral.

 Es probable que esto revierta algunos de los progresos realizados en el marco del Objetivo 8, que pretende «promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, la plena y productiva ocupación y el trabajo decente para todos».

La perturbación del mercado laboral en 2020 supero con creces el impacto de la crisis financiera mundial de 2009. Las pérdidas no sólo no tuvieron precedentes, sino que fueron más pronunciadas para las mujeres (5,0%) que para los hombres (3,9%). Además, dado que el cierre de las escuelas debido a los cierres requiere una mayor supervisión de los niños en el hogar, las mujeres son mucho mas propensas a abandonar la fuerza de trabajo que los hombres para poder prestar esa atención.

 Esto está aumentando aún más las antiguas brechas de género en las tasas de participación en la fuerza laboral. En 2019, antes de que comenzara la pandemia, la participación en la fuerza de trabajo de los hombres en edad avanzada era del 93,5%, en comparación con sólo el 62,1% de las mujeres en edad avanzada. La tasa era aún mas baja para las mujeres en pareja con hijos pequeños.

La infrarrepresentación femenina en puestos directivos puede empeorar

La proporción de mujeres en puestos directivos en todo el mundo ha mostrado un lento progreso en las dos últimas décadas. Aumentó menos de tres puntos porcentuales desde el año 2000. En 2019, aunque las mujeres representaban casi el 39% de la población activa mundial, solo ocupaban el 28% de los puestos directivos.

 Esto sugiere que el techo de cristal sigue muy presente, ya que los hombres siguen dominando los puestos de toma de decisiones, como los de director general, altos funcionarios y legisladores, ocupando casi tres cuartas partes de estas ocupaciones.

Mientras tanto, el impacto desproporcionado de la pandemia en las mujeres amenaza con hacer retroceder los escasos avances logrados estas últimas décadas. La proporción de mujeres en puestos directivos disminuyó, a veces significativamente, del cuarto trimestre de 2019 al tercer trimestre de 2020 en más de la mitad de los 47 países con datos disponibles.

Las cifras trimestrales estaban disponibles sobre todo para los países de ingresos altos. No obstante, es probable que este patrón se mantenga en los países de ingresos más bajos, donde a menudo más de la mitad de las mujeres directivas trabajan por cuenta propia.

Las medidas de distanciamiento social, los cierres y la distorsión de las cadenas de suministro y los mercados han exacerbado las desigualdades estructurales y los retos que suelen impedir el rendimiento y el crecimiento de las empresas propiedad de mujeres, y han provocado el cierre de muchas de ellas.

Gran porcentaje de mujeres jóvenes no recibe educación ni formación

En todo el mundo, la proporción de jóvenes que no cursan estudios, ocupación ni reciben formación (NEET, por sus siglas en inglés) no ha mostrado signos significativos de mejora en más de una década, mientras éstas siguieron viéndose afectadas de forma desproporcionada en comparación con sus homólogos masculinos. En 2019, las mujeres jóvenes tenían más del doble de probabilidades que los hombres jóvenes de estar desempleadas y sin educación ni formación.

Aunque todavía no se dispone de cifras globales para el conjunto de 2020, las cifras trimestrales muestran que la tasa de Ni-nis fue mayor en el segundo trimestre de 2020 que el año anterior en 45 de los 50 países con datos disponibles. Esto no es sorprendente, ya que las medidas de cierre por la pandemia de Covid-19 causaron pérdidas sin precedentes en ocupación en 2020, con mayores pérdidas para los  jóvenes (8,7%) que para los mayores (3,7%).

Mientras tanto, tanto la educación técnica y profesional como la formación en el puesto de trabajo sufrieron una interrupción masiva, obligando a muchos a abandonar sus estudios. El empeoramiento de la situación de los jóvenes debido a la crisis Covid-19 es especialmente preocupante para las mujeres jóvenes. Casi un tercio de las mujeres jóvenes de todo el mundo ya no cursaban estudios, ocupación o formación en 2019.

Trabajadores de la economía informal y mujeres, en sectores de alto riesgo

Se calcula que 1.600 millones de trabajadores de la economía informal -es decir, el 76% de los trabajadores informales de todo el mundo- se vieron muy afectados por las medidas de cierre y/o trabajaban en los sectores más afectados, como los servicios de alojamiento y alimentación.  Entre ellos, las mujeres estaban sobrerrepresentadas en los sectores de alto riesgo: El 42% de las mujeres trabajaban en esos sectores, frente al 32% de los hombres.
Mientras que el sector informal ocupación tiende a aumentar durante las crisis, actuando a menudo como una opción «por defecto» para sobrevivir o mantener los ingresos, las limitaciones a la circulación de personas y bienes durante la pandemia de COVID-19 han restringido este tipo de mecanismo de supervivencia.

Esto, a su vez, ha dejado a los trabajadores informales y a sus familias en una posición muy precaria, expuestos a pérdidas repentinas de ingresos y enfrentándose a mayores riesgos de caer en la pobreza.

La ausencia de un debate dialécticamente serio

Los datos que se desprenden del informe muestran que la división sexual del trabajo es una realidad. Esto no sólo supone la especialización de la mujer en ciertas tareas sociales (la mayoría de las veces más reproductivas), sino que demuestra que los efectos de la crisis y de la política económica se sufren de diferente modo.

De hecho, si tenemos en cuenta que el 88’5% de las mujeres ocupadas lo están en el sector servicios y que ocupan el 70% de empleo público podemos deducir cómo las políticas de recortes, las reformas laborales que facilitan el despido en los empleos con menos grado de protección y precariedad (como el sector servicios) y de privatización (con el empeoramiento de condiciones laborales) afectan de manera más severa a las mujeres.

Es decir, recortar y privatizar servicios públicos afecta más a las mujeres trabajadoras dado que son sectores feminizados.

El empeoramiento en las condiciones de vida, la precariedad laboral y todos los elementos que deterioran las condiciones del ideal de la familia burguesa hacen que sobre la mujer recaiga la mayor parte de responsabilidad doméstica. Las presiones y las frustraciones provocadas por la imposibilidad de mejorar y ascender en el sistema capitalista por parte de los trabajadores acaban siendo pagadas por las mujeres y las niñas(os).

La mujer, miembro familiar que cumple el papel de sustento doméstico y en muchos casos emocional, sufre de más violencia en períodos de crisis económica en la familia. Además, los recortes y la falta de fondos en ayudas a mujeres en situación de violencia machista suponen una desprotección total hacia las víctimas y la imposibilidad de una salida material por parte del Estado que permita la emancipación de estas mujeres.

Un simple vistazo al mercado laboral muestra cómo la mujer vuelve a estar discriminada en multitud de aspectos. A nivel salarial, las mujeres sufren discriminación “vertical” (acceden a muchos menos puestos de responsabilidad), “horizontal” (realizando el mismo trabajo obtienen una menor retribución y/o una menor categoría profesional) y por embarazo, siendo aún frecuente el despido o la no contratación de mujeres embarazadas. Todo ello se traduce en que el salario de las ocupadas es de media un 22% menor que el de los ocupados.

Las mujeres trabajadoras sufren la opresión patriarcal además de la material, por lo que resulta imposible encontrar la fórmula de acabar con el patriarcado de manera separada al método para acabar con el capitalismo y, por lo tanto, no marcar como básica la necesidad de analizar a la clase trabajadora también como sujeto de cambio para acabar con la opresión de género.

La opresión de género está profundamente  ligada con el sistema capitalista y, por tanto, la única posibilidad de acabar con esta opresión es construyendo una nueva sociedad donde estas bases materiales no existan, donde no sea posible que nadie se beneficie a costa de ningún tipo de desigualdad, y esto significa irremediablemente acabar con el sistema capitalista.

Día a día, en nuestras vidas cotidianas, en nuestros centros de trabajo y de estudio, en nuestras casas, en la calle, en la televisión, etc., las mujeres ven sus libertades coartadas, sus vidas ninguneadas y sus condiciones de vida cada día más precarias. Mientras, una sinfonía de informes oculta el verdadero debate.


Fuente: https://estrategia.la/2021/04/11/los-objetivos-del-desarrollo-insostenible-una-cuestion-de-genero-impacto-del-covid-19-discriminacion-de-la-mujer/

*Sobre el autor: Periodista uruguayo acreditado en ONU-Ginebra. Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

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RUMANIA Los escritores condenan la prohibición de las clases de teoría de género

Europa/Rumania/UniversityworldnewsTeorías

Los escritores rumanos han condenado un nuevo proyecto de ley que prohíbe a las escuelas y universidades enseñar a los estudiantes que «el género es diferente del sexo biológico».

La asociación de escritores PEN Rumania emitió una declaración después de que los legisladores aprobaron la enmienda el 16 de junio. Dijo que la ley viola los derechos humanos y haría que «los grupos sociales que ya son vulnerables sean aún más vulnerables», generando «aún más discriminación y exclusión social».

La poeta y académica Miruna Vlada dijo en su perfil de redes sociales que el proyecto de ley «alienta a las personas a odiar» por defecto «lo que no sabemos».

La poeta feminista Medeea Iancu también comentó en su página de Facebook, diciendo que el proyecto de ley no era una tendencia nueva, sino que continuó «toda una historia que ha discriminado a las mujeres y las personas LGBTQ».

27,000 personas firmaron en menos de 24 horas una petición que insta al presidente rumano Klaus Iohannis a no ratificar la ley.

Fuente: https://www.universityworldnews.com/post.php?story=20200621112558811

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70 libros sobre el feminismo cultural y asuntos de género – gratuitos

Por: masoportunidades.org.

Asuntos de género y feminismo. Los movimientos del feminismo se han convertido en motores del cambio social y el reconocimiento de la mujer en todos los ámbitos de la vida cultural, profesional y personal.

La Asociación de Mujeres en las Artes Visuales Contemporáneas (MAV) presenta una extensa biblioteca gratuita que incluye la descarga gratuita de libros, ensayos, artículos y debates sobre feminismo.  Te los presentamos a continuación, no sin antes compartir también la lista Países que te pagarán por estudiar en sus territorios.

Fuente de la reseña: http://masoportunidades.org/70-libros-feminismo-cultural-asuntos-genero-gratuitos/

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Libro: El género en disputa

Libro de Judith Butler

El género en disputa: Feminismo y la subversión de la identidad (título original: Gender Trouble) es un libro publicado en 1990 por Judith Butler que se considera como uno de los textos fundacionales de la teoría queer y del feminismo postmoderno y postestructuralista.

Encuadrado dentro de los debates de la tercera ola del feminismo, lleva a cabo un acercamiento interdisciplinario (que toma en cuenta la teoría feminista, la filosofía postestructuralista, el psicoanálisis y la teoría literaria) a la polémica desatada en torno al género a finales del siglo XX, iniciando toda una serie de estudios que sientan las primeras bases para el desarrollo de la teoría performativa del género.

Butler, en su libro y en su obra en general, señala la diferenciación entre «sexo» (macho/hembra) y «género» (Hombre/mujer), proponiendo la idea de que «sexo es a naturaleza lo que género es a cultura», plantea que tanto uno como el otro son constructos socioculturales dados en el discurso y en los actos performativos del mismo.

Link para descargar el libro completo: El género en disputa El feminismo y la subversión de la identidad

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México: No deben estudiar, dicen a 2.6 millones de mujeres

México / 12 de noviembre de 2017 / Autor: Teresa Moreno / Fuente: El Universal

A 2 millones 562 mil estudiantes de 15 años o más les han dicho que ellas no tendrían por qué ir a la escuela

En el país, 2 millones 562 mil estudiantes de 15 años o más, a lo largo de su trayectoria escolar, han tenido que escuchar que sus compañeros o maestros les digan que las mujeres no deberían estudiar, revela la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh) 2016.

En los últimos 12 meses fueron 288 mil 577 las jóvenes que dijeron haber recibido ese insulto en el ámbito escolar, lo que quiere decir que en todo el país, una vez cada 1.8 minutos un maestro, maestra o compañero de clase le dijo a una alumna que las mujeres no deberían estudiar.

Según la encuesta que realizó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), 4 millones 469 mil 129 jóvenes en ese rango de edad reportaron que han pasado por incidentes de violencia emocional en el ámbito escolar a lo largo de su vida, que el instituto define como degradación o acoso emocional e intimidación y acecho que sufren por el hecho de ser mujeres.

Dentro de estas categorías se encuentran las ofensas o humillaciones que reciben las mujeres por el hecho de serlo, que han sufrido 1 millón 617 mil alumnas a lo largo de su trayectoria académica.

Dijeron haber sido ignoradas o no haber sido tomadas en cuenta por ser mujeres un millón 375 mil alumnas en toda su vida, mientras que 2 millones 562 mil han escuchado que las mujeres no deberían estudiar. Aunado a eso, un millón 175 mil alumnas dijeron haber sido vigiladas o seguidas al salir de la escuela en algún momento de sus vidas.

Del total de agredidas, 91.3% no denunció ni pidió ayuda porque no se sintieron afectadas (49%), se sintieron avergonzadas (9.8%) o tuvieron miedo (11%), mientras que 9.7% pensó que las iban a culpar o porque “son las costumbres” (10.3%).

Sin cambios

Para Ana Lau Jaiven, investigadora del Departamento de Política y Cultura de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Unidad Xochimilco, los resultados de esta encuesta demuestran que a pesar del trabajo que se ha venido realizando por la igualdad de género, la mentalidad de los mexicanos no ha cambiado. Al igual que los feminicidios, el hecho de que a las mujeres les digan que no deben estudiar, demuestra que en el país no valen “nada”, puesto que se limita su derecho a la educación.

“No ha cambiado la mentalidad, por lo visto seguimos igual. Me tiene impactada. Si te fijas que por cuestiones de género matan a siete mujeres todos los días, esto quiere decir que las mujeres seguimos sin valer nada, que no tenemos derecho a la educación, mejor que nos quedemos barriendo en la casa. Es muy grave que en el siglo XXI siga ocurriendo esto, cuando desde la década de 1960 ha aumentado el número de mujeres en las universidades”, dijo.

Los agresores

Según la Endireh los que más violentan a las mujeres en el entorno escolar son los compañeros varones, con 38.5%; le siguen los maestros varones, con 19.4% de reportes por haber ejercido violencia emocional; después personas desconocidas de la escuela, con 16.3%; siguen las compañeras mujeres, con 8.4%; “otras” personas de la escuela, 7.4% de los casos; las maestras, con 4.6%; trabajadores de la escuela, 2.7%, y el director, en 2% de los reportes.

Mientras que los lugares donde se cometieron estas agresiones son, por orden: la escuela, algún lugar público cerca del plantel escolar, un lugar público lejos del mismo, el transporte, casas particulares y otros.

Son cinco las entidades que reúnen el mayor número de reportes en la materia, por orden en cuanto a la proporción de alumnas que sufrieron un episodio de violencia emocional con respecto a la cantidad de alumnas en su sistema educativo: Querétaro, Jalisco, Aguascalientes, Ciudad de México y Oaxaca.

Machismo inadvertido

La coordinadora del programa de Asuntos de Género en la Universidad Iberoamericana, Elvia González del Pliego, consideró que esta clase de violencia revela un “machismo muy fuerte” que ha pasado inadvertido por las personas que lo ejercen. La violencia se ha generalizado, asegura.

Una respuesta podría ser que las autoridades educativas creen protocolos de atención a la violencia de género e implementen sistemas eficaces de denuncia para las estudiantes.

“En este sistema, la violencia machista está justificada, la misoginia se ve como algo común y, al mismo tiempo, se ve como algo que ‘así es’. Tiene que haber acciones con el profesorado, el alumnado y el personal administrativo. Tiene que haber acciones, un protocolo de atención en las escuelas a la violencia contra las mujeres, y un lugar donde se denuncie”, señaló.

La violencia ejercida en el entorno escolar es especialmente dañina, porque las alumnas pueden llegar a pensar que no tienen la capacidad para estudiar o pueden llegar a dudar de sí mismas.

“Que alguien te humille o te diga que no puedes estudiar, si lo vas escuchando desde la infancia, te hace creer que es cierto, te hace dudar de tus capacidades y genera muchísima confusión e incertidumbre. Es violencia sicológica y emocional porque atenta contra tus emociones, tus sentimientos y tus capacidades, contra tu autoestima”, señaló.

En el tema de violencia física, el Inegi encontró que 7 millones 160 mil jóvenes y adolescentes han sufrido cuando menos un episodio a lo largo de su vida.

Para Verónica Pérez García, investigadora especializada en temas de educación y género de la organización Commenta Diálogos de Saberes, existe un doble discurso en la sociedad, puesto que por un lado se promueve públicamente que las mujeres participen y se inserten cada vez más en la actividad económica y académica del país, mientras que, por el otro lado, se normaliza la violencia de manera que ser mujer en el espacio público se convierte en una acción “crítica y cruda”.

“Hay una doble conducta: la institucional y una realidad que se sigue acentuando e implica la violencia en contra de cualquier mujer que quiera participar o se quiera involucrar y se siente señalada. Hay un traslado de lo que pasa en la sociedad con lo que pasa en la escuela. En gran medida somos esa transferencia y hay niveles de violencia que se ejercen cotidianamente con frases como ‘calladita te ves más bonita’ o el ‘estás en tus días’”, comentó Pérez García.

Fuente:

http://www.eluniversal.com.mx/nacion/sociedad/no-deben-estudiar-dicen-26-millones-de-mujeres

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