¿Qué aula queremos?

Por Ramón Jara

La iniciativa presentada por las autoridades del Miniduc con el objetivo de identificar aquellos aspectos sobre la carga de trabajo para los directores de los colegios es una interesante decisión, que busca poner en debate y transparentar una cruda realidad, que es cómo se trabaja en la escuela hoy.

El sólo hecho de plantearlo ya es un gran avance, pues se pone sobre la mesa la sobrecarga de trabajo y releva la importancia de destinar más tiempo a la labor, esfuerzo y dedicación en el aula, tanto de directores como de profesores.

Algunos datos señalan que, en Chile, los directores dedican más tiempo a tareas administrativas – 31.3% de su tiempo – y casi a la par con lo que debiera ser su principal labor, las tareas de liderazgo pedagógico y orientación de los docentes, a lo que dedican el 30%.

Es decir, emplean el mismo tiempo en tareas administrativas y de liderazgo pedagógico, dedicando incomprensiblemente las mismas horas a tareas que tienen claramente un impacto tremendamente distinto en la educación de nuestros niños y jóvenes.

Aunque es un gran paso, la iniciativa “Todos al Aula” es insuficiente si sólo busca reducir burocracia. El problema de fondo va más allá y tiene que ver con construir una nueva comprensión de la escuela como institución educativa, que permita el trabajo colaborativo y adaptativo de profesores, estudiantes y directivos, con una nueva mirada, pensando en las necesidades de una nueva generación.

Parafraseando a Ken Robinson, la escuela no necesita que la reformen, necesita que la transformen.

Otro dato clave lo entrega la encuesta profesores Talis 2013. En Chile, los profesores son los docentes que más tiempo destinan al aula, con 27 horas en promedio, siendo 19 horas el promedio de los países que participan en el estudio, y el tiempo de clases dedicado a tareas administrativas corresponde al 10.8% de su horario.

Al mirar estos datos, si bien los directores dedican el mismo horario a tareas administrativas y de liderazgo pedagógico, los docentes están cumpliendo su labor dentro de la sala de clases. ¡Y por supuesto que hay que liberar a la escuela de la carga burocrática!

Porque un 10% sigue siendo un porcentaje alto. Ese tiempo debiera dedicarse al aula, a los niños y jóvenes en la sala de clases. Lo cuantitativo debe ser expresión de un cambio cualitativo en la escuela, es hacer las cosas de manera distinta. Entonces, se puede disminuir la carga burocrática pero si directores y profesores hacen lo mismo, no habrá cambios sustanciales, que es lo que finalmente se requiere.

El gran desafío de esta iniciativa es responder a una pregunta más de fondo.

Es decir, ¿qué tipo de aula queremos para los próximas generaciones en Chile? Una escuela 3.0, que logre construir nuevas formas de liderazgo directivo, nuevas formas de enseñanza y aprendizaje, que permitan desarrollar a los estudiantes las competencias cognitivas,  interpersonales e intrapersonales.

El reto que tenemos como país, que trasciende a un gobierno, es construir una clara visión del tipo de aprendizaje requerido en el siglo XXI.

Y sobre todo, tener conciencia de la importancia de invertir en el desarrollo de las habilidades de los profesores, para apoyar un nuevo tipo de enseñanza para un nuevo tipo de aula.

Fuente del artículo: http://opinion.cooperativa.cl/opinion/educacion/que-aula-queremos/2018-06-17/063450.html

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Finlandia: La nación con la mejor educación del mundo, y en Chile… ¿Cuándo?

Chile / 19 de noviembre de 2017 / Autor: Dr. Franco Lotito C. / Fuente: Gran Valparaíso

“La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo” (Nelson Mandela, primer presidente negro elegido democráticamente en Sudáfrica).

¿Sabía usted que en los años 30 este país nórdico –donde las temperaturas pueden bajar hasta menos 30 grados bajo cero– era un país muy pobre económicamente, y cuya mortalidad infantil era muy alta, con 65 bebés muertos por cada 1.000 nacimientos? Sin embargo, los partidos políticos y los sucesivos gobiernos de esta nación, muy preocupados por el bienestar de su población, decidieron poner sus rencillas y legítimas diferencias a un lado, con el objetivo comenzar a trabajar, de ahora en más, en forma colaborativa y en beneficio de TODOS los finlandeses, especialmente, en relación con el bienestar de su población infantil, es decir, su capital humano y  el futuro de Finlandia. A tal punto lograron esta unidad y acuerdos políticos de trabajar de manera colaborativa, que en las siguientes décadas los índices mejoraron de una manera sustancial y muy significativa. Hace tan sólo algunos meses atrás, Mika Gissler, profesor del Instituto Nacional de la Salud y Bienestar en Helsinki, capital de Finlandia, identificó una serie de razones para que esto sucediera:

1. En el año 1938, el gobierno finlandés decidió entregar a las madres de escasos recursos  una “Caja de Maternidad” que contenía una serie de elementos esenciales para el cuidado del bebé: ropa para bebés (trajes para la nieve, gorro, guantes, calcetines, botas aislantes, mono unisex, etc.) pañales de género, toallas de baño, sábanas, juguetes, libros de imágenes, cepillos para el pelo, productos para el baño, un colchón pequeño, etc. Asimismo, esta caja podía ser usada como cuna y como la primera cama del bebé. Posteriormente, en el año 1949 el gobierno decidió entregar a todas las futuras madres –indistinto de su condición socioeconómica y clase social–, la Caja de Maternidad, así como cuidados prenatales en los diversos servicios de salud del país. Por lo tanto, durante los últimos 75 años las mujeres finlandesas embarazadas han estado recibiendo “Cajas de Cartón” por parte del Estado, y muchos estudiosos y especialistas argumentan que esta política ha tenido dos grandes efectos: (a) Ha colaborado para que Finlandia tenga hoy en día una de las menores tasas de mortalidad infantil en el mundo. (b) Esta tradición “institucionalizada” de la Caja de la Maternidad buscó dar a todos los niños finlandeses un comienzo de vida justo y equitativo, sin que importara su condición social.

2. En los años 60 entró a funcionar un Sistema de Seguridad Social, así como también una red centralizada de hospitales, que brindaba todos los cuidados y controles necesarios para el bienestar de la madre y su bebé.

3. Apenas iniciado el siglo XXI, el gobierno decidió retirar todos los pañales desechables y reemplazarlos por pañales de género con el fin de evitar la contaminación ambiental que ello producía y cumplir, de esta forma, con los nuevos lineamientos de protección del medio ambiente desarrollados por el gobierno finlandés.

A este gran salto en los cuidados maternos y de los bebés, se le sumó otro gran factor: un cambio radical en la forma de enseñar en los colegios públicos de Finlandia, cambio que le ha permitido a los niños finlandeses obtener resultados educativos simplemente sobresalientes a nivel internacional, no obstante que  estos niños comienzan su educación formal recién a los siete años, tienen jornadas escolares más cortas, vacaciones más largas, los profesores les dan muy pocas tareas para la casa y no tienen que dar exámenes finales.

Y aquí otra cosa novedosa: aún cuando su modelo educacional ha demostrado ser todo un éxito, tal como lo prueban los estudios internacionales PISA, PIRLS y TIMSS, Finlandia no se cansa de innovar en relación con su sistema educativo, un sistema educativo completamente público, por lo demás, que ha sido estudiado por decenas de países extranjeros durante los últimos diez años –incluido nuestro país– con el fin de identificar las buenas prácticas educativas que han hecho del sistema finlandés de educación un modelo tan exitoso, digno de admiración e imitación. Nótese además, que el MISMO colegio público recibe en sus aulas tanto al hijo de un obrero, como al hijo del dueño de la empresa o al hijo de un senador o al hijo de un ministro de gobierno. Nadie queda atrás. Ningún niño.

Es así, por ejemplo, que desde hace algo más de un año –y a pesar de tener un sistema educacional altamente exitoso–  TODOS los centros educativos de Finlandia comenzaron a introducir un nuevo método de enseñanza conocido con el nombre de phenomenon learning, es decir,  algo así como “aprendizaje fenomenológico” y del “aprender haciendo”. Este es un método a través del cual las materias “tradicionales” son reemplazadas por la realización de “proyectos temáticos”, proyectos en los que los alumnos se apropian y se “sumergen” –por decirlo de algún modo–, en el proceso de aprendizaje.

Una parte de este nuevo enfoque (o reforma educacional) surgió por la necesidad de adaptarse a la era digital, en la que los niños ya no dependen tanto de los libros para aprender. Paralelamente, el gobierno de Finlandia decidió modificar el formato de las aulas, diciendo “adiós a las paredes”. ¿Qué significa esto? Que las escuelas finlandesas se encuentran hoy en día en medio de una gran reforma siguiendo los principios de “open-plan” o de “espacio abierto”, donde las tradicionales salas de clases cerradas se han transformado en espacios multifuncionales y multimodales, espacios que se enlazan unos con otros mediante paredes de cristal y divisiones que son flexibles y movibles, donde el mobiliario que se utiliza es ajustable a las necesidades de los niños y que incluyen sofás y pufs, espacios que en nada se asemejan a las típicas escuelas con salas cerradas y repletas de pupitres individuales como las nuestras.

El jefe de arquitectos de la Agencia Nacional de Educación de Finlandia, Reino Tapaninen, entrega la siguiente explicación: este tipo de espacios abiertos y flexibles, le permite a los profesores y estudiantes elegir libremente el espacio más adecuado para efectos de realizar un determinado trabajo o un proyecto específico en función de si es algo individual, si es un trabajo (o proyecto) en equipo o si van a trabajar en grupos más numerosos. La razón de fondo es muy sencilla: dado el hecho de que los niños tienen formas distintas de aprender, los espacios flexibles permiten formar distintos tipos de equipos, basándose en la forma en que los menores aprenden, o bien, en función de las maneras en cómo ellos prefieren trabajar o pasar su tiempo de estudio. Si este cambio lo miramos desde el punto de vista tradicional, terminaremos aceptando que las salas de clases cerradas y con pupitres fueron –y en muchos países lo siguen siendo– espacios diseñados para satisfacer las necesidades de los profesores, no así, las necesidades de los estudiantes.

Por lo tanto, la apertura de los espacios de aprendizaje apunta a que los colegios respondan, específicamente, a las necesidades individuales de los estudiantes, permitiendo el desarrollo de nuevos ambientes de aprendizaje y métodos de trabajo, donde a los niños se les enseña a asumir la responsabilidad de su aprendizaje y se los motiva a utilizar capacidad de reflexionar y a incrementar su proceso de autocontrol (o autorregulación de impulsos).

En estricto rigor, lo anterior implica aumentar la participación de los alumnos en su propio proceso de aprendizaje: son ellos quienes establecen las metas, son ellos quienes resuelven los problemas a los cuales se enfrentan y son ellos quienes completan su aprendizaje en base a ciertos objetivos específicos, guiados, naturalmente, por un profesor altamente preparado.

Adicionalmente, a los espacios abiertos y flexibles, se suma el uso de alfombras en el suelo –en lugar de vinilo duro–, eliminando, de esta forma, el ruido causado por el movimiento del mobiliario y de la gente caminando por los distintos espacios, lo que ha conducido, que las escuelas finlandesas se hayan convertido en “espacios sin zapatos”, es decir,  los niños se sacan los zapatos cuando entran a los espacios destinados al aprendizaje, o bien, usan un calzado suave destinado sólo para el interior de los colegios.

Cuando uno comienza a analizar de manera detenida la forma que tiene Finlandia de enfocar la educación de su niños, muy pronto nos damos cuenta de por qué razón los niños y niñas finlandeses obtienen resultados de excelencia en todas las pruebas internacionales en las que participan, sea que se trate de ciencias, de comprensión de lectura, de matemáticas o de resolución de problemas.

Con gran envidia sólo puedo decir: ¡Muy bien por Finlandia y que sigan teniendo el gran éxito educativo que hasta ahora muestran con sus niños!

Fuente del Artículo:

http://www.granvalparaiso.cl/opinion/finlandia-la-nacion-con-la-mejor-educacion-del-mundo-y-en-chile-cuando/

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