Cómo serán las aulas en un futuro no muy lejano

14 de enero de 2018 / Autor: Redacción de Educaweb / Fuente: Educaweb

La realidad aumentada, las gafas de realidad virtual, los robots y otras innovaciones tecnológicas revolucionarán la educación en los próximos años

En 2017 el Ministerio de Educación Cultura y Deporte ha formado a más de 8000 docentes en el uso de las nuevas tecnologías. Así lo ha asegurado el Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación del Profesorado (INEF), organismo encargado de impartir dicha formación.

Cursos tutorizados, MOOCS (Massive Online Open Courses), SPOOCS (Small Private Online Course) y micro formaciones con la app Edupills han sido, entre otros, los métodos con los que los profesores han aprendido a relacionarse con las nuevas tecnologías. Pero…, ¿quedarán estos métodos obsoletos en unos años? A continuación analizamos algunas posibles tendencias futuristas que nuestros nietos (o bisnietos) podrán disfrutar para formarse.

1.Las redes sociales

Tal vez incluso no haga falta mirar tan lejos. Hoy por hoy las generaciones están viviendo un cambio respecto al cómo se estudiaba hace unos años. Los ordenadores en el aula están al orden del día, y con ellos las posibilidades de distracción para el alumnado con las redes sociales -entre otras- son infinitas. ¿Qué pasaría si le diéramos la vuelta a la situación?

Las redes sociales pueden ser un medio de comunicación muy eficaz para motivar a los alumnos a implicarse en la materia. Un ejemplo de esto se vivió en 2009 en la Universidad de California. En un curso de literatura en el que se estudiaba el libro Twilight (Crepúsculo) de Stephenie Meyer, se propuso a cada uno de los estudiantes crear un perfil en Twitter que representase a alguno de los protagonistas de la saga. De esta manera se consiguió recrear la historia e implicar a los alumnos en el estudio de la materia.

Otro buen ejemplo sobre cómo pueden ser aplicadas las redes sociales en el estudio es la iniciativa llevada también en 2009 por Mediaflop. Este grupo recreó de manera cronológica los acontecimientos del 23-F por Twitter, de manera que se podían conocer los detalles exactos de lo sucedido aquel día a través su perfil. ¿Imaginas esto mismo aplicado en una clase de historia en la que cada grupo de alumnos representase un bando de la II Guerra Mundial?

2. La realidad aumentada y la realidad virtual

Si bien las redes sociales ya son una realidad en nuestra sociedad, la realidad aumentada aún tiene que dar un paso adelante para consolidarse como medio para la enseñanza. Los horizontes a los que puede aspirar el sector educativo, sin embargo, no tienen límites.

Indudablemente el poder de la interacción para recrear un momento de la historia como el comentado en el punto anterior puede motivar a los alumnos a implicarse en la materia.
Ahora bien, el poder ver a través de unas gafas de realidad virtual el desembarco de Normandía o presenciar al detalle a través de la realidad aumentada las entrañas del cuerpo humano mientras se da una lección, supone elevar la educación al siguiente nivel.

Un ejemplo de esto es el Expeditions Pioneer Program de Google, una iniciativa que ayuda a los docentes a trasladar a cualquier parte del mundo a sus alumnos, de manera que, por ejemplo, se puede explicar al alumnado aspectos la cultura india desde el corazón de Nueva Delhi.

 

 

 

 

 

 

3. Pantallas flexibles

El adiós del papel puede parecer una utopía que lleva más de una década anunciándose, pero su desaparición está hoy más cerca que nunca. Si bien durante los últimos años se han ido sustituyendo progresivamente los folios por ordenadores o tablets como método para tomar apuntes, en un futuro las pantallas flexibles pueden dominar las aulas.

Esta tecnología, basada en pantallas OLED, podrá incluso llegar a dotar a los estudiantes de la posibilidad de disponer de un dispositivo con la tecnología de una tablet y la ligereza de un papel. Un método que aunaría innovación con tradición y permitiría realizar un esquema a mano en un dispositivo electrónico, a la vez que se busca información en internet para, tras acabar la lección, simplemente doblar o enrollar el dispositivo y volver a casa.

Augurar cuándo llegarán las pantallas flexibles a las aulas resulta aún imposible, pero ya existen diferentes empresas tecnológicas como Microsoft o Samsung que están estudiando su posible implementación en smartphones. Un futuro con pantallas extrafinas en vez de papel resulta hoy por hoy inimaginable, pero a la vez es cada día más probable.

4. El profesor, ¿futuro orientador?

Aventurándonos a un futuro más lejano, existen miles de teorías sobre cómo será la educación en unas décadas. Y viendo el ritmo de evolución de la sociedad y la tecnología, casi ninguna de ellas es descartable. Lo que parece prácticamente indiscutible es que con la innovación tecnológica el papel del profesor en el aula cambiará.

En 2016, en el instituto de secundaria japonés Soshi se empezó a utilizar a «Pepper», el primer robot androide capaz de expresar y entender emociones, para ayudar al alumnado a mejorar su inglés. En junio de ese mismo año, el Technical College de la Universidad de Londres anunció también su intención de incluir a «Pepper» como apoyo al docente para asignaturas de diseño e ingeniería.

¿Pueden sustituir los robots a los docentes en un futuro? Tal vez sí, o tal vez no. El tiempo lo dirá, pero hoy por hoy los expertos parecen descartar esa idea, al menos, a corto plazo. En las encuestas realizadas en 2015 a más de 1500 miembros de World Innovation Summit for Education (WISE) por parte de Gallup, un 78% de los expertos aseguraron que era mejor invertir en profesores de calidad antes que en innovación tecnológica. A su vez, un 74% apuntó que la tecnología ayudaba a los estudiantes a aprender mejor, y 7 de cada 10 coincidieron en que el rol del profesor evolucionará al de ser orientador del alumno por internet u otras vías tecnológicas para alcanzar el nivel de conocimiento adecuado.

Sin embargo, en una infografía publicada por este mismo organismo en 2017 se aseguró que tan sólo un 40% del profesorado utiliza las TIC como parte de su práctica docente, por lo que el cambio de modelo educativo parece estar aún en fase embrionaria.

5. Los cambios en el aula: el ejemplo español

En 2017 el CEIP José Hierro de Madrid inauguró el primer aula «maker» de España. Se trata de un espacio dedicado al aprendizaje a través de proyectos tecnológicos, en el que el alumnado puede mediante diferentes herramientas entrar en contacto con áreas como la computación, la programación o la robótica.

Por otro lado, con esta aula también se pretende fomentar las habilidades de creación, reflexión y discusión del alumnado. Para ello, se ha dividido el aula en cuatro grandes espacios. En ellos se encuentran pufs de colores que invitan a reflexionar, mesas redondas para dialogar, un espacio con una gran pantalla para exponer proyectos a la vez que se trabaja de forma simultánea con diferentes ordenadores, y por último una impresora en 3d con la que las ideas y trabajos de los alumnos se harán realidad.

Para poder articular una educación eficaz en una clase de estas características,  la dirección y los docentes del José Hierro han recibido una formación especial con tal de conseguir explotar todas las posibilidades que les brinda este lugar. En conexión con el punto 4, esta pequeña revolución parece corroborar que poco a poco el papel del profesor en el aula dejará de ser el de transmisor del conocimiento, para convertirse en un guía hacia el saber.

 Fuente del Artículo:
http://www.educaweb.com/noticia/2018/01/10/como-seran-aulas-futuro-no-muy-lejano-16259/
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México: El aula del futuro, una forma de innovar la enseñanza en el salón de clases

México/13 febrero 2017/Fuente: DGCS

• En este proyecto a cargo de Fernando Gamboa, del Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico de la UNAM, las tecnologías son un instrumento de la educación

Aprender de manera horizontal, compartiendo computadoras, mesas de trabajo y pizarrones en los que se puede intervenir y cuestionar, es posible en el aula del futuro, un proyecto de la UNAM en donde la tecnología es un instrumento de la educación.

En esta aula la tecnología no “viste” al salón de clases de modernidad y herramientas atractivas para los alumnos, va más allá, y ensaya nuevas formas de enseñar y aprender, basadas en espacios colaborativos. Usa dispositivos electrónicos (tabletas, computadoras, pizarrones electrónicos y muros colaborativos) como una forma de compartir el conocimiento.

Aquí se aprende a trabajar en equipo, a cuestionar al maestro, a mejorar el trabajo del compañero, a ser ciudadano participativo…

“Se llama aula del futuro porque se trata de imaginar nuevas maneras de hacer la enseñanza-aprendizaje, y en esos ambientes cómo se vería la tecnología”, resumió Fernando Gamboa Rodríguez, investigador del Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico (CCADET) de la UNAM y coordinador del proyecto.

“No es una propuesta tecnológica, sino educativa; pero además es aspiracional, pues nunca llegamos al futuro, siempre estamos caminando con nuevas ideas y propuestas; es una utopía que sirve para caminar”, argumentó.

La escuela, un nuevo punto de encuentro

Con diversas instituciones educativas (desde preescolar hasta posgrado), Gamboa y su equipo multidisciplinario ayudan a definir esos nuevos espacios, como son salones de clases, bibliotecas, salas de reuniones, laboratorios (de ciencia y de arte) y repositorios.

“Proponemos dinámicas e interacciones que se pueden establecer entre los alumnos y el profesor, pues queremos hacer de la escuela un nuevo punto de encuentro, donde el aprendizaje sea más significativo”, dijo el experto en el diseño y evaluación de espacios educativos enriquecidos con tecnología, y doctor en Ciencias de la Computación por la Universidad de París 11, en Francia.

Sin espacios rígidos ni alineados, el aula del futuro es esencialmente flexible. Funciona entre iguales, así que tiene mesas modulares que se separan o unen en una más grande (redonda o cuadrada) y tienen una superficie interactiva, en donde los alumnos y el maestro pueden compartir ejercicios y experiencias, y no sólo trabajar en su computadora personal.

También tiene un muro colaborativo, que sustituye al pizarrón y al que se puede acceder desde el asiento del alumno. “Se trata de ser flexibles, de cuestionar y colaborar, de poner la tecnología al servicio de la educación”, concluyó.

Gamboa Rodríguez actualmente coordina proyectos en colaboración con la Secretaría de Comunicaciones y Transportes; el Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa; la Universidad de Poitiers, Francia; y el Programa de Estrategia Digital de la Presidencia de la República. Además, desde 2005 ha fungido como director científico de Virtual Educa, iniciativa multilateral gestionada por la Organización de Estados Americanos (OEA).

Fuente:http://www.dgcs.unam.mx/boletin/bdboletin/2017_097.html

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En Cuba se estudia gratis y con calidad.

Centro América/Cuba/Fuente:http://visiones.prensa-latina.cu/

Por: Hedelberto López Blanch

Por todo el territorio de Cuba, en las grandes, medianas o pequeñas ciudades, o en lugares apartados de su geografía, como la Punta de Maisí o el Cabo de San Antonio, se inició con éxito el curso escolar 2014-2015.

Educación en Cuba, flexibilizar, la letra del año.

Completamente gratis y con la calidad y exigencia requerida, más de un millón ochocientos mil alumnos de primaria, secundaria, tecnológico, preuniversitario universitario y escuelas especiales, se dieron cita en los miles de centros estudiantiles existentes en el país.

En esta ocasión, acompañé a mi nieto de seis años, que tras cursar el pasado año el pre escolar, ahora en el primer grado le enseñarán a leer y escribir, entre otras materias.

Traigo esto a colación porque durante mi fugaz estancia en la escuela Protesta de Baraguá, de la barriada de Lawton en La Habana, todos los niños y niñas de esa escuela primaria y secundaria, iban inmaculadamente vestidos con sus uniformes escolares y mochilas para guardar sus materiales de estudio.

Pero además, en todas las aulas, encima de los pupitres, cada educando tenía un módulo completo de libros, libretas, lápices, y en el caso del primer grado, crayolas, lápices de colores, temperas, gomas de pegar y borrar, y otros materiales, entregados completamente gratis por el Estado.

Y nos podríamos preguntar, cómo un país bloqueado económicamente desde hace más de 50 años por Estados Unidos, al que no se le permite acceder a créditos financieros internacionales, puede realizar ese extraordinario esfuerzo en beneficio de la educación de su pueblo.

Las ventajas y la protección de los alumnos también resultan necesarias mencionar pues, en primera, por todo el país está completamente prohibido por ley cualquier tipo de drogas que no solo afectan la mente y la salud, sino hasta la dignidad del ser humano.

En segundo lugar, la atención médica es gratuita y plenamente garantizada para todos los ciudadanos sin importar creencias ni ideología.

Se ha establecido en los centros educacionales un sistema de control fitosanitario para evitar cualquier brote de epidemias, como el dengue o la Chikunguya.

En las entradas y dentro de las instituciones, se mantendrá el cuidado y la pesquisa diaria de casos febriles, tos, ojos enrojecidos, entre otros síntomas, y los que padezcan alguna de esas afecciones, serán temporalmente aislados en las escuelas.

Se ha exhortado a padres y familiares para impedir que niños y jóvenes asistan a las aulas con padecimientos contagiosos, y a asumir una actitud responsable en la limpieza e higienización de las casas y centros laborales, acompañada de una extensa campaña educativa por los medios masivos de comunicación.

Una situación que aún no se ha podido resolver del todo es el completamiento del claustro de profesores. Las autoridades de educación han informado que son necesarios para el curso, alrededor de 183 mil 100 docentes y de esa cifra se alcanza a cubrir el 93,1 por ciento, o sea, 168 mil 466 plazas.

Se han adoptado diferentes variantes para resolver o solucionar al máximo ese déficit, por ejemplo, se han vuelto a contratar profesores retirados y en algunas aulas de preescolar, maestras experimentadas atenderán dos grupos sin que esto afecte el nivel de la educación.

No esta demás citar el reciente estudio realizado por el Banco Mundial, (institución financiera internacional que tampoco ofrece empréstitos a la Isla debido al bloqueo estadounidense) donde afirma textualmente que » en la actualidad, ningún cuerpo docente de la región (con la posible excepción de Cuba) puede considerarse de alta calidad en comparación con los parámetros mundiales…»

La investigación realizada en 3 000 escuelas primarias y secundarias de siete países de la región, agrega que “la mayoría de los profesores latinoamericanos no provee instrucción de calidad a sus estudiantes como para prepararlos para un mundo cada vez más competitivo”.

Ya está en marcha el nuevo curso escolar en la Isla y como se augura, este volverá a ser todo un éxito, a la par que el sistema educacional de Cuba seguirá siendo un ejemplo a seguir por decenas de países en el mundo.

Fuente:

http://visiones.prensa-latina.cu/index.php?option=com_content&view=article&id=24353:en-cuba-se-estudia-gratis-y-con-calidad&catid=99:portada

Imagen: http://www.cubadebate.cu/wp-content/uploads/2014/09/educacion-cuba.jpg

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El desafío de los chicos digitales: ¿está la Argentina preparada para las aulas del futuro?

Aregentina/01 juno 2016/Autor: Silvina Heguy/Fuente:Clarin

Fueron bautizados como “Pulgarcita”, pero son cientos de miles de pulgarcitas y pulgarcitos y ya hace mínimamente dos años que llegaron a las universidades argentinas y llenan las aulas de las escuelas. Son los chicos y chicas que tienen la cabeza en la computadora o en un dispositivo. El que descubrió lo que todos veían sin poder ponerlo en palabras fue el filósofo francés Michel Seres. Producen a coro un murmullo que ensordece al portavoz de la escritura, al maestro o profesor, porque ese saber a trasmitir ya lo tiene todo el mundo al alcance del pulgar, escribió en 2013. “Explicado, documentado, sin más errores que en las mejores enciclopedias”, siguió. “Ya nadie necesita a los portavoces de antaño, salvo si uno, original y raro, inventa”, desafió. Para concluir que “es el fin de la era del saber” y el principio de la necesidad de crear el aula del futuro.

“El fenómeno ‘Pulgarcita’ lo constatamos a diario los que estamos al frente de un aula. Ahora bien, ¿hay una salida para esto?”, se pregunta Mariana Maggio, pedagoga y directora del Posgrado en Tecnología Educativa de la UBA. Y contesta que sí, que obviamente la hay y que, incluso, hay escuelas en la Argentina que están trabajando en ese sentido.

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“Lo primero que hay que romper es la triste secuencia de la didáctica clásica, que consiste en repetir contenidos a toda velocidad. Poniendo más pruebas, verificando si los alumnos aprendieron el contenido anterior para seguir avanzando. Todo sabemos que ese esquema dejó de funcionar”, explica Maggio y es clara cuando dice: “La realidad es que los chicos no están aprendiendo. Hay un punto esencial: todos sabemos cuáles son los problemas que tiene el sistema educativo, no hay que evaluarlo. Lo que hay que hacer es reconstruir la práctica”.

Serres en ese aspecto vuelve a ser universalmente válido: los sujetos culturales que se educan en las aulas de la primaria, secundaria o de la universidad no son los mismos que antes. “Son chicos que están con un dispositivo en la mano, sobre todo en los sectores urbanos donde hay acceso de conectividad de calidad, o con una máquina del programa Conectar-Igualdad. En el dispositivo tienen resueltas muchas de las cosas que les ofrecía la escuela antes en exclusiva. Por otro lado, el conocimiento disciplinar en historia, geografía o matemática no se construye como se construía hace décadas. Se construye desde una perspectiva que está totalmente atravesada por la tecnología”, explica Maggio.

¿Por dónde empezar cuando se logra superar la discusión del tema salarial con maestros agobiados por cantidad de contenidos a dar y con poca capacidad tecnológica frente a una “pulgarcita”?

Maggio distingue tres claves esenciales. Una es un proceso de reinterpretación curricular: no se puede enseñar la cantidad de contenidos establecidos. “Tenemos que construir acuerdos sobre qué es lo relevante”. Segundo trabajar con la realidad que está fuera del aula. Dejar de dar un ejercicio como tarea, reconocer un problema que convoque a los chicos y trabajar con él, en conjunto para producir un conocimiento valioso. En ese proceso, asegura, se aprende las asignaturas tradicionales también. La última clave es la “evaluación ecológica”, es decir de manera más naturales al terminar el proyecto y poder determinar que todos saben lo que tienen que saber.

“Alivio”. Ese sería el otro concepto de un cambio hacia el aula del futuro. Se necesita un alivio de la sobrecarga curricular; otro de tiempo. En el aula del futuro la gente no debería correr para llegar a metas falsas. Y un alivio del espacio, las paredes de aula hay que llenarlas de vida, aire para que se pueda inventar y así desarrollar capacidades como la creatividad, el pensamiento crítico, las posibilidades de negociar con otro, de colaborar.

Cristóbal Cobo es chileno, director del Centro de Estudios-Fundación Ceibal e investigador asociado del Instituto de Internet de la Universidad de Oxford, Gran Bretaña. Coordina estudios sobre innovación y aprendizaje, traducción del conocimiento, cultura digital y el futuro de la educación. Para él, “el desafío de la educación de nuestros días no se limita a que los docentes utilicen mucho tiempo las tecnologías digitales en el aula sino a algo que resulta más profundo. Es decir, que favorezcan espacios de construcción de saberes que van más allá del currículum, más allá de una asignatura en particular, más allá de una calificación puntual, más allá del saber experto, y que permitan la posibilidad de articular el dominio de alfabetismos tradicionales con el desarrollo de un conjunto de habilidades socio emocionales, que hoy juegan un papel fundamental. Que las tecnologías pueden ayudar en esto no hay duda, pero la innovación pedagógica será al final del día el factor determinante”.

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“En la Argentina estamos en una conversación vieja”, dice José Luis Roces, rector del ITBA. “Si bien hay que resolver problemas serios sociales como el de los Ni-Ni (los adolescentes que no trabajan ni estudian) no se puede dejar de resolver ese aspecto sin pensar en lo que viene porque, te quedás sin futuro”, reflexiona.

Con la mirada puesta en esa dirección, Roces asegura que “casi milagrosamente estamos volviendo a una educación del pasado en el sentido en que la tecnología facilita la rutina y despeja el camino a una mayor personalización. Porque, en realidad, hay un supuesto en el modelo tradicional -el que todos aprenden al mismo ritmo y el mismo contenido- y es inválido. Una de las características de la educación del futuro para ser efectiva es que tendrá que ser más personalizada”, dice. Esto encierra a su vez un desafío estratégico porque para hacerla más personalizada “se necesitan docentes preparados para atender el caso a caso, para ser facilitadores del aprendizaje y no generadores de información”.

Como fenómeno de época, además de la aparición de Pulgarcita en el centro del aula, está la distancia entre el perfil profesional que demanda el mundo del trabajo y el que producen las aulas. Pavel Luksha es un experto ruso en tecnología educativa, uno de los creadores del Atlas de las profesiones del futuro y director de Global Education Futures, una plataforma colaborativa internacional que ayuda a desarrollar innovaciones educativas en todo el mundo. “En todas partes la pregunta es cómo cambiar la pedagogía; cómo se reconvierte el aula. Pasamos a un mundo muy complejo, que no lo puede entender una única persona ni dar respuestas. No habrá un ingeniero genio que invente el iPhone, serán 300 personas trabajando en colaboración”, explica. Para Luksha, los docentes frente al aula del futuro deberán permita a los alumnos colaborar, lograr que sean emocionalmente abiertos para formar profesionales que puedan entender los procesos de los individuos, deberán estar preparados para aprender con sus alumnos y entender su manera de pensar.

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Las paredes imaginarias entre las asignaturas y también entre las instituciones parece que estallarán por el aire en las aulas del futuro. Roces habla de un sistema educativo con varios segmentos. Habrá a distancia por Internet; también existirán universidades más especializadas en sectores de referencia como los biotecnológicos y otras menos especializadas y más masivas, pero que deberán intercambiar sus saberes como también relacionarse con sectores de la sociedad como las empresas.

Maggio cuenta que, después de cada charla que da frente a un auditorio de maestros, siempre hay alguien que se acerca y le expone la realidad de la escuela argentina en la cara: en las condiciones en que se trabaja no es posible pensar en un aula del futuro. “Y probablemente tenga razón. Por eso lo primero que hace falta frente a los docentes es preguntarse qué práctica hacemos no cómo evaluamos, como se castiga. Hay que darles a la hora de pedir condiciones que alienten prácticas acordes con estos tiempos. Con más tiempo, sin la obligación de dar esa cantidad nefasta de contenidos”, insiste.

Entonces, en las condiciones actuales ¿cómo se puede hacer que las aulas del futuro se constituyan en un movimiento? Para Maggio, creando condiciones para que los maestros puedan volver a pensar lo que están haciendo. «En las escuelas se enseñan en condiciones muy difíciles, hay que dar alivios, reinventar prácticas porque se enseña con una didáctica clásica que no es la forma en que se construye el conocimiento en este momento. Es todo más complejo. Además en las próximas décadas habrá grandes cambios». Frente a este panorama la pregunta a responder cambia: ¿Tenemos una escuela que mira hacia atrás o hacia adelante?.

Fuente:

http://www.clarin.com/zona/desafio-chicos-digitales-Argentina-preparada_0_1580842022.html

 

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