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Cyberflashing: un tipo de acoso poco conocido

Redacción: Social Futuro

El cyberflashing se ha puesto, por desgracia, de moda en los últimos tiempos. Cada vez son más las personas que sufren este tipo de acoso a través de los dispositivos móviles.

Qué es el cyberflashing

Es un tipo de acoso que consiste en recibir en el teléfono móvil fotos sexuales o vídeos de escenas que tienen un contenido muy explícito sin que se haya dado el consentimiento. Es el relevo del conocido como “señor de gabardina” que mostraba sus partes en público cuando alguien pasaba a su lado.

Las estadísticas indican que es un fenómeno que está en crecimiento en todas partes, especialmente gracias al auge de las nuevas tecnologías. Esto es lo que provoca que su ejecución sea mucho más sencilla y, además, mucho más complicado atrapar al acosador, que está respaldado por el anonimato que aporta Internet.

Cómo funciona este tipo de acoso

La función de AirDrop de Apple es la principal forma que utilizan estos acosadores para realizar sus desagradables envíos.

Esta función propia de los dispositivos iOS es muy útil para que los usuarios puedan transferir de una manera rápida y sencilla archivos y fotos a otros dispositivos de Apple. La única condición que existe para que funcione es que el Wifi y la conexión Bluetooth estén encendidos y ambos terminales estén próximos.

Para que el dispositivo pueda recibir la fotografía tiene que estar configurado como detectable. Esta configuración tiene tres valores diferentes: desconectado, solo para contactos o para todo el mundo. Esta última opción es la que facilita este tipo de acoso.

Historia del cyberflashing

Todo esto comenzó después de la presentación de la funcionalidad allá por el año 2011. Poco después, algunos usuarios se dieron cuenta de que podían enviar cualquier archivo a cualquier dispositivo cercano que tuviera una configuración relajada en AirDrop.

Muchas personas únicamente utilizaron esta posibilidad para realizar bromas como se hacía antiguamente. Otras personas, en cambio, lo comenzaron a emplear como sistema de coqueteo o, peor todavía, para acosar indiscriminadamente a cualquier mujer que pasara por su lado.

Los primeros incidentes de cyberflashing se dieron a conocer en el año 2015, cuando mujeres de Londres y de Nueva York informaban de que recibían fotografías explícitas de genitales masculinos.

Es cierto que se puede rechazar una foto recibida por este sistema y evitar así que se guarde en el teléfono. Sin embargo, la notificación de la recepción que aparece en la pantalla es suficientemente grande como para que la imagen se vea a la perfección, sin posibilidad de dudas.

Esto es peligroso especialmente en los jóvenes, que pueden sufrir el cyberflashing y, sentirse tan mal que lo oculten y sufran el problema en silencio. El problema es que, si rechazan la imagen, no queda ninguna evidencia de la petición ni de la imagen.

El cyberflashing es un nuevo acoso derivado de los avances tecnológicos del nuevo siglo. Lo mejor es configurar el AirDrop para que solo los contactos puedan enviar archivos o directamente tenerlo desactivado. Sin embargo, si te ocurre a ti, no lo ocultes, ¡denúncialo!

Fuente: https://www.socialfuturo.com/actualidad-tecnologica/cyberflashing-un-tipo-de-acoso-poco-conocido/

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Así se pueden usar las redes sociales en el aula

Por: Educación 3.0/12-12-2018

Las redes sociales son unos de los medios de comunicación preferidos por los adolescentes. Estas experiencias demuestran que pueden convertirse en grandes aliadas de la educación.

Las redes sociales se han convertido en la tercera alternativa de comunicación favorita entre los adolescentes, por detrás de los servicios de mensajería instantánea y las conversaciones cara a cara. Son datos recogidos por el estudio ‘Redes sociales, vida social: los jóvenes revelan sus experiencias’, realizado por Common Sense Media, que concluye que un 16% de los encuestados prefiere esta vía de comunicación.

Además, un 70% de los adolescentes afirma conectarse al menos una vez al día a alguna red social. Dentro de sus favoritas se encuentran Snapchat, seguida de Instagram, elegida por un 22% de los jóvenes.

Redes sociales en el aula

En este sentido, Instagram ofrece gran potencial para su uso en el aula. Salvador Montaner, docente de Inglés, expone varias propuestas para usarlo en la enseñanza de idiomas. Por ejemplo, se pueden plantear actividades de redacción a partir de una fotografía que se haya publicado en la red social. También es posible combinar su uso con Twitter: en la primera los estudiantes publican una imagen, mientras que en la segunda describen en los 280 caracteres que permite un tweet lo que contiene la instantánea. De esta forma, se trabaja la capacidad de reflexión y de síntesis.

Por su parte, Eduardo Infante, profesor en el Instituto San Eutiquio La Salle, de Gijón, cree que “la educación debe poner al alumno en el centro de su proceso de aprendizaje”. El mismo aprovecha el potencial de Twitter para enseñar Filosofía a sus alumnos: a través de 280 caracteres, presenta diferentes retos de aprendizaje para que aprendan a reflexionar y descubran algunas cuestiones sobre los filósofos más importantes. Otro ejemplo de la inclusión de Twitter en el aula es el proyecto de los estudiantes de Bachillerato del Colegio Humanitas, en Tres Cantos (Madrid): transmitieron en directo el 23-F 35 años después del suceso a través de la cuenta@23fhumanitas.

Filosofía en Twitter

Por otro lado, Diego Téllez, profesor de Didáctica de las Ciencias Sociales en la Universidad de La Rioja, se preguntó: ¿Qué haría una Duquesa del Siglo XIX si tuviera perfiles en redes sociales? A través de esta reflexión, creó Jacinta 2.0, un proyecto de innovación didáctica en el que se daba voz a doña Jacinta Martínez de Sicilia y Santa Cruz, duquesa de la Victoria y esposa del General Espartero, a través de Facebook. Así, crearon un perfil social al personaje donde va narrando muchas de sus reflexiones. Además, el perfil está pensado para que todo el que quiera pueda participar añadiendo comentarios, respondiendo a encuestas o a actividades que se proponen de vez en cuando.

*Fuente: https://www.educaciontrespuntocero.com/noticias/redes-sociales-en-el-aula/95936.html

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Juventud y liderazgo en África

Redacción: Rebelión

Cómo convertir la expansión demográfica del continente en un dividendo.

Según las Naciones Unidas, un joven es una persona entre 15 y 24 años de edad. En la actualidad, de los 1.200 millones de personas que componen la población africana, aproximadamente el 77% tiene menos de 35 años. A diferencia del resto del mundo, que se enfrenta al envejecimiento de su población, África tiene más de 200 millones de jóvenes, que son cada vez más numerosos, y se prevé que sean el doble en 2045.

Esta tasa de crecimiento demográfico sin precedentes en la historia moderna de la humanidad presenta retos y oportunidades por igual. Por eso, uno de los principales desafíos que tendrá que afrontar África en el siglo XXI será el de convertir la explosión juvenil en crecimiento y prosperidad que incluyan a todos. Una mala gestión del crecimiento demográfico tendrá graves consecuencias para África, Europa y el mundo en general. Para evitarlo, los países africanos necesitarán estrategias completamente distintas en materia de liderazgo, instituciones y políticas.

Si examinamos la historia reciente de África, vemos que la falta de liderazgo y el mal gobierno han sido las grandes causas de conflicto y subdesarrollo en el continente. Para empezar, es importante destacar que los 54 países africanos abordan de formas diferentes el liderazgo, las instituciones, las políticas y los programas de promoción de los jóvenes. Sin embargo, en todos ellos es llamativa la escasa participación de líderes juveniles, sobre todo en el sector público. Un continente joven como África no puede permitirse el lujo de menospreciar el papel de la juventud a la hora de avanzar.

Lo cierto es que, hasta ahora, África se ha beneficiado considerablemente de la existencia de líderes jóvenes que marcaron la diferencia. En 1976, durante la revuelta de Soweto , en Suráfrica, el niño de 13 años Hector Peterson murió por disparos en una manifestación pacífica de estudiantes contra la implantación del afrikaans como lengua educativa en las escuelas locales. Pero no murió en vano. La fotografía de su cuerpo en brazos de Mbuyiso Makhubo ocupó las portadas en todo el mundo, y se convirtió en el símbolo, no solo de la lucha de los jóvenes, sino también de la lucha contra el régimen represivo del apartheid en Suráfrica.

Más recientemente, en 2016, los jóvenes nigerianos llevaron a cabo con éxito una campaña con el lema “No somos demasiado jóvenes para presentarnos”, que provocó la enmienda de varios artículos de la Constitución y bajó el límite de edad para ser candidato a la presidencia del país de 40 años a 30.

 

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Diáspora congolesa en Bruselas con retratos del ex primer ministro de República Democrática del Congo, Patrice Lumumba, que protesta contra el líder actual del país, Joseph Kabila. Hatim Kaghat/AFP/Getty Images

También ha habido muchos líderes africanos jóvenes e importantes. Cuando Nelson Mandela fundó, en colaboración con otros, la Liga Juvenil (ANCYL)del Congreso Nacional Africano (ANC) para luchar contra el régimen del apartheid en Suráfrica, no tenía más que 26 años. Julius Nyerere fue primer ministro de Tanzania a los 39, y Patrice Lumumba fue primer ministro —el primero legalmente elegido— de la República Democrática del Congo a los 35. Todos ellos fueron jóvenes que impulsaron grandes transformaciones no solo en sus respectivos países sino en todo el continente.

¿Por qué, entonces, un continente tan joven como África está hoy gobernado por tantos ancianos? La edad media de la población africana es 19 años, y la edad media de los presidentes, 70, frente a la edad media de los gobernantes de los 10 países más desarrollados del mundo, que es 52.

La enorme diferencia de edad hace que a los dirigentes, muchas veces, les sea difícil sintonizar con los problemas de la juventud. Y muchos líderes septuagenarios tienden a aferrarse al poder de por vida, lo cual complica su sucesión por parte de las generaciones más jóvenes.

Para desarrollar todas las posibilidades que ofrece la juventud africana en materia de liderazgo, desarrollo económico y auténtica participación política, es necesario un gran cambio en la educación.

En las últimas décadas, el acceso medio a la educación y la proporción del PIB dedicada a ese capítulo han aumentado de forma considerable, hasta el punto de que la escolarización en la etapa de primaria en el África subsahariana pasó del 56% en 1990 al 76% en 2011. La escolarización en secundaria también ha aumentado. Sin embargo, el acceso a la educación superior sigue siendo un gran problema en la región. De acuerdo con uninforme del Africa-America Institute, las instituciones de enseñanza superior del continente no pueden acoger más que al 6% de los jóvenes africanos, frente al promedio mundial del 26%. Como consecuencia, según World Education Services , cada año, más de 350.000 estudiantes africanos buscan plazas en instituciones de enseñanza superior de otros continentes. Los principales destinos son Francia (alrededor de 95.000), China (50.000) y Estados Unidos combinado con Gran Bretaña (40.000). Teniendo en cuenta el gran vacío de liderazgo existente en África y la escasez de plazas en las instituciones de enseñanza superior, parece lógico que los jóvenes busquen oportunidades fuera. Pero es fundamental que escojan lugares que les proporcionen conocimientos y aptitudes aplicables al proceso de desarrollo y el contexto africanos.

 

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Jóvenes senegaleses participan en una competición nacional sobre robótica. Seyllou/AFP/Getty Images

 

Volviendo a la región del África subsahariana, es urgente que haya un cambio profundo en la educación. Un cambio de modelo que no solo incluya la perspectiva africana y mejore la calidad en general, sino que utilice los recursos existentes para satisfacer las necesidades de la gente.

Por ejemplo, la tierra y los jóvenes, dos recursos muy abundantes. El 60% de las tierras cultivables no aprovechadas están en África y, sin embargo, muchos países africanos tienen que importar alimentos básicos. Además, los jóvenes no piensan que la agricultura sea una opción de vida atractiva. Como consecuencia, la edad media del agricultor keniano es 63 años, y la del surafricano, 62. La formación técnica y profesional en el sector agrario podría dar empleo a millones de jóvenes africanos, garantizar que se queden en las zonas rurales, en vez de ir a vivir a unas ciudades ya superpobladas y, sobre todo, garantizar la seguridad alimentaria. Pero los jóvenes africanos, en su mayoría, están interesados en ser empresarios o trabajar en el sector servicios, como la banca y las telecomunicaciones.

Otra tarea fundamental es ofrecer a la juventud una educación que les permita beneficiarse de los avances tecnológicos. La cuarta revolución industrial, caracterizada por unas transformaciones tecnológicas fundamentales, exige cierto nivel de conocimientos, no solo para aprovechar sus beneficios sino para comprender los numerosos retos que la acompañan. Cuando se produjeron las revoluciones industriales anteriores, África, por motivos históricos, quedó al margen. Para que el continente se beneficie de las oportunidades que ofrece la actual, necesitará líderes dotados de conocimientos y capaces de adaptarse con rapidez a los cambios y de innovar.

Igualmente importante es la inversión en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEMS, en sus siglas en inglés), tanto para los niños como para las niñas, con el fin de que, además de consumir las nuevas tecnologías, puedan crearlas y fabricarlas.

Según un informe del Banco Africano de Desarrollo, entre 10 y 12 millones de jóvenes se incorporan cada año al mercado de trabajo, pero solo se crean 3,1 millones de empleos estables, lo cual hace que millones de ellos tengan que trabajar en la economía sumergida o permanezcan desempleados.

 

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El surafricano Tony Mbuya trabajando para su start up en Johanesburgo. Leon Neal/Getty Images

 

Para acelerar la creación de empleo, debería incorporarse a los programas de las escuelas africanas cómo desarrollar el espíritu emprendedor, una materia que no suele enseñarse. Al fin y al cabo, de acuerdo con un estudio del Global Entrepreneurship Monitor (GEM), entre los africanos de 18 a 34 años, el 60% quieren ser empresarios, mucho más que sus homólogos de otras regiones: 17% en la Unión Europea, 30% en Norteamérica y aproximadamente 40% en Latinoamérica. El informe muestra también que, en 2013, el 56% de los jóvenes ugandeses aspiraban a ser emprendedores, seguidos de los jóvenes nigerianos y ghaneses, con el 53% y el 41% respectivamente. Es decir, lo que hace falta es un entorno que facilite y fomente el espíritu emprendedor y permita expandir las empresas ya existentes, en especial las start-ups creadas por jóvenes.

También será muy importante transformar las instituciones en África. Según Daron Acemoglu y James Robinson, estas son “las normas que rigen y configuran la vida política y económica”. Por tanto, unas instituciones integradoras benefician más a los ciudadanos, porque democratizan el acceso a los servicios básicos como la sanidad y la educación y aumentan la participación en el proceso de toma de decisiones. Eso lleva a un crecimiento económico incluyente y, en definitiva, permite que los países prosperen. Los gobernantes coloniales y autoritarios dejaron muchos Estados africanos con instituciones débiles o sin ninguna. África debe educar a sus jóvenes para que creen y administren unas instituciones que promuevan la participación política de todos y el desarrollo económico.

Es evidente que los jóvenes africanos parecen tener menos compromiso político que las generaciones anteriores. Las causas pueden ser la falta de confianza en las instituciones y la inexistencia de unos canales de participación apropiados. De acuerdo con un sondeo de Afrobarometer llevado a cabo en 2016 en 36 países africanos, solo el 53% de la juventud se interesa por los asuntos públicos. La cifra cae aún más —hasta el 48%— entre las mujeres. Pero los jóvenes, la mayor franja de electores en la mayoría de los países africanos, podrían utilizar su voto para cambiar las cosas y presentarse como candidatos a cargos públicos. Así se responsabilizarían más de construir su futuro.

Por otra parte, existe la necesidad acuciante de una formación para los africanos que trabajan en el ámbito político que les permita formular políticas relevantes para el continente. En África es muy frecuente que se elaboren políticas con influencia extranjera y que, a menudo, no tienen en cuenta la perspectiva regional, por lo que resultan ineficaces.

Modelos de liderazgo en África

 

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El Primer Ministro etíope, Abiy Ahmed , saluda en un evento en Addis Ababa, 2018. Samuel Gebru/AFP/Getty Images

 

Desde que los Estados africanos se independizaron del poder colonial, casi todos ellos han vivido con modelos de liderazgo verticales u horizontales.

El liderazgo vertical es un modelo en el que el poder está concentrado en manos de un hombre o de sus más estrechos aliados. En África, este tipo de sistema ha conducido sobre todo a la creación y el establecimiento de instituciones extractivas y regímenes autoritarios. Es decir, unas instituciones que se utilizan para extraer los recursos de un país en beneficio de unos cuantos que ocupan el poder.

El modelo horizontal, de liderazgo compartido, tiene menos cadena de mando; en lugar de ello, cuenta con distintos líderes en muchos campos y muchos niveles. Este modelo facilita la creación de instituciones integradoras, y ofrece más oportunidades para que los jóvenes se pongan al frente.

Está claro que en África, hoy, el liderazgo está cambiando hacia el modelo horizontal. Gracias a un mejor acceso a la educación, existen líderes en muchos más ámbitos y más niveles que en décadas anteriores. Kenia y Etiopía son buenos ejemplos. En 2010, Kenia promulgó una constitución que consagraba un sistema de gobierno descentralizado, con una estructura que ofrece a los ciudadanos más oportunidades de participación en el servicio público a nivel nacional y regional. Desde que entró en vigor el sistema descentralizado, en 2013, ha aumentado el número de mujeres y jóvenes en posiciones de liderazgo en el espacio político. Asimismo, el primer ministro recién elegido en Etiopía, el doctor Abiy Ahmed, de 42 años, es el dirigente más joven de África y, aunque acaba de tomar posesión, ya ha empezado a tomar medidas como la liberación de miles de presos políticos y varias reformas institucionales que indican el giro hacia un modelo de liderazgo horizontal.

En conjunto, la mejora de la gobernanza ha producido trasnformaciones visibles, como el cambio económico gracias a una mejor gestión de las políticas macroeconómicas. Este extraordinario crecimiento reciente, tuvo su apogeo en 2010, cuando siete de cada 10 de las economías que más estaban creciendo se encontraban en África. Otros cambios positivos han sido la diversificación de algunas economías, por ejemplo Tanzania y Kenia, la integración regional y el reciente acuerdo de paz entre Etiopía y Eritrea.

Además, de acuerdo con un informe del Banco Mundial , la pobreza disminuyó del 56% en 1990 al 43% en 2012. La calidad de vida mejoró y, como consecuencia, se incrementó la esperanza de vida.

Todos estos avances permiten ser optimistas y vislumbrar en distintos lugares de África lo que puede proporcionar un liderazgo responsable y sensible. Con un mayor acceso a la educación secundaria y terciaria, es de esperar que los jóvenes africanos ocupen el vacío de liderazgo.

 

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Una chica participa en un evento de naturaleza política en Accra, Ghana. Pius Utomi Ekpei/AFP/Getty Images

 

¿Y está África haciendo todo lo posible para llenar ese vacío y permitir que los jóvenes desarrollen todas sus posibilidades? La Historia lo juzgará, pero, de momento, parece que hay varias iniciativas dignas de mención. Por un lado, la Unión Africana ha diseñado varias herramientas políticas para aprovechar el dividendo demográfico mediante inversiones en la juventud. Por otra parte, la Carta Africana de la Juventud (AYC), el Plan de Acción para la Década de la Juventud (2009-2018) y la Hoja de Ruta para la Juventud de la Unión Africana (2017) tienen como objetivo crear oportunidades para que los jóvenes desarrollen todas sus posibilidades en los países firmantes.

A escala nacional, muchos países africanos tienen diversos programas dirigidos a dar más poder a los jóvenes. Un buen ejemplo es Ruanda. Desde 2012, el Ministerio de la Juventud y Tecnología de la Información y la Comunicación, en colaboración con la Cumbre Africana de YouthConnekt , ha creado millones de oportunidades para los jóvenes ruandeses y otros países africanos.

La sociedad civil también está contribuyendo de forma importante a fomentar el talento de los jóvenes en todo el continente. Lo que todavía falta en la mayor parte de estas iniciativas es un mecanismo de observación y evaluación de impacto. Medir las repercusiones será crucial para adaptar las políticas antes de que sea demasiado tarde.

De aquí en adelante, el reto fundamental es que algunos países africanos como Somalia, Malí, Sudán del Sur o la República Democrática del Congo no están en situación de poner en práctica programas de empoderamiento de los jóvenes, principalmente debido a los conflictos políticos o la fragilidad de las estructuras de gobierno. No obstante, en términos generales, y en comparación con décadas anteriores, existe ya una masa crítica de africanos con educación que pueden contribuir de forma significativa a llenar el vacío de liderazgo.

Aunque la política en África sigue, en gran parte, dominada por la vieja guardia , lo que es innegable es que el continente ha emprendido un proceso de transición de los líderes. En este recorrido, cada país tendrá que marcar su propio ritmo. Y será necesario empujar a los jóvenes a asumir posiciones de líderes que les permitan crear empleo, dirigir instituciones y diseñar, implantar y gestionar políticas. Para que el proceso de transición tenga éxito, los jóvenes africanos tendrán que ser una parte integral de él.

La historia precolonial de África muestra que, en el pasado, el continente tuvo unos líderes importantes. El reino de Malí, el reino de Ghana y las civilizaciones etíope y nubia tuvieron gran influencia. Ahora, los jóvenes pueden conducir África hacia una prosperidad para todos en el siglo XXI.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=246101

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Educación y nueva realidad laboral

Por Pascal Beltrán Del Río

La simple pregunta acerca de cuál es el propósito de la educación puede prender acalorados debates.

Hay quien piensa que se educa para enaltecer el espíritu. O para asegurar la sobrevivencia de la especie mediante la transmisión del conocimiento. O para inculcar y reforzar los principios que hacen posible la convivencia. O para forjar la personalidad.

Quizá podamos convenir en que la educación es todo eso y más. Y que cada quien puede colocar los objetivos anteriores en el orden que le plazca.

Sin embargo, en estos tiempos es un gran error entender la educación sin tener en cuenta su función como formadora de cuadros para la acelerada transformación de la realidad a que están dando lugar los avances tecnológicos.

A diferencia del pasado, cuando un oficio podía mantenerse vigente durante siglos y su dominio se iba perfeccionando muy lentamente en la práctica, la tecnología que el hombre ha desarrollado en el último cuarto de siglo ha hecho que algunos conocimientos especializados —que muchas veces tomaban a una persona décadas en adquirir— se hayan vuelto irrelevantes y hasta estorbosos.

Cuando Aldo Manuzio inventó el libro en su imprenta en Venecia, a principios del siglo XVI —cambiando los largos impresos enrollados por hojas sueltas que eran unidas mediante costuras y protegidas por una tapa dura— creó una revolución en la transmisión del conocimiento. Sin embargo, los escribas no desaparecieron de golpe. Su oficio tardó décadas si no es que siglos en extinguirse.

Hoy en día, los avances tecnológicos se expanden vertiginosamente. Hoy no podríamos concebir nuestras vidas sin los teléfonos inteligentes, pero apenas aparecieron —en su versión más primitiva, el Simon de IBM— hace apenas un cuarto de siglo.

Durante 500 años, el libro permaneció imbatible como principal medio de transmisión del conocimiento. Esto apenas comenzó a cambiar con el advenimiento del Internet comercial, a mediados de la década de los ochenta. En la actualidad, los cambios tecnológicos se suceden a tal velocidad que no bien acabamos de declarar que algo es “revolucionario” cuando el asombro que produce comienza a apagarse.

Creemos que las aplicaciones digitales que fungen como intermediarias entre proveedores y consumidores —tipo Uber y AirBnB— son el último grito de la moda, pero quizá no pase mucho tiempo para que se vuelvan irrelevantes por el desarrollo de la tecnología Blockchain.

En este mundo de cambios constantes, la educación tiene un papel fundamental que jugar: mantener la organización social en sincronía con los avances tecnológicos, preparando los cuadros que serán necesarios para que el hombre mantenga su tutelaje sobre la ciencia.

Una educación moderna debe preparar a los jóvenes para las transformaciones en el mundo laboral que vendrán en cascada en los próximos años.

Una buena manera de adentrarse en este tema es leer el libro ¡Sálvese quien pueda! El futuro del trabajo en la era de la automatización, escrito por el periodista Andrés Oppenheimer, que acaba de ser publicado y se presentará esta semana en México.

“El viejo esquema en el que uno estudiaba de joven y aplicaba lo que había aprendido durante el resto de su vida se ha vuelto obsoleto”, escribe el columnista del diario Miami Herald. “Lo que estudiamos en la universidad hace 10, 20 o 30 años ya es algo prehistórico (…) Tendremos que estudiar de por vida, en períodos intermitentes, para actualizarnos y reinventarnos según los requerimientos del mercado laboral”.

Oppenheimer entrevistó para su libro a muchos de los principales expertos futurólogos inmersos en estos temas y también a quienes están participando en los avances tecnológicos —mediante el desarrollo de robots, algoritmos e inteligencia artificial— que cambiarán nuestras vidas en muy poco tiempo.

Las fuentes del periodista pronostican que muchos de los actuales oficios y profesiones se volverán obsoletos, mientras que otros sobrevivirán haciendo cambios y aparecerán nuevos.

Nuestra educación no puede permanecer al margen de esta transformación. Al margen de si la Reforma Educativa se va a mantener o no en la Constitución y las leyes y en los planes de estudio, habría que esperar a que el nuevo gobierno no permita que la escuela se divorcie de la realidad laboral que comienzan a gestar los cambios tecnológicos.

Podemos estar a favor de estos cambios o deplorar y combatir las consecuencias sociales –como el desempleo de millones— que ya aparecen en el horizonte. Lo inadmisible sería hacer caso omiso a lo que está sucediendo en el mundo.

Fuente del artículo: https://www.excelsior.com.mx/opinion/pascal-beltran-del-rio/educacion-y-nueva-realidad-laboral/1261029

 

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Las tecnologías en la personalización del aprendizaje

Por Antonio Dueñas y Pedro Jurado de los Santos

La industrialización impulsó la fabricación de productos en grandes cantidades para conseguir economías de escala, implicando la reducción de los costes en función de la cantidad de producción. Estos bienes tenían las mismas formas y usos. Los avances tecnológicos y su introducción en la industria han posibilitado la fabricación de productos personalizados, adaptados al gusto del consumidor, en series más cortas y a unos costes razonables. Por ejemplo, en este sentido, la impresión 3D ha facilitado esta personalización y está siendo considerada como una de las grandes revoluciones de los últimos tiempos, siendo los ámbitos de aplicación múltiples (ropa, calzado, piezas mecánicas, comida, …).

En su proceso de desarrollo, la producción, de centrarse en las cualidades del producto, incluido su uso y basado en los criterios o estrategias de las marcas, ha pasado a centrarse en las necesidades de los clientes, para lo que la información que se dispone de ellos se conforma como la clave de toma de decisiones. Se tiene en cuenta sus preferencias, opiniones, intereses y expectativas. Esta información se obtiene de múltiples fuentes, tales como bases de datos de clientes, historial de compras, devoluciones, incidencias de soporte técnico, encuestas y formularios de satisfacción o redes sociales, por citar las más notorias.

» Existen algoritmos y modelos matemáticos para detectar el fracaso escolar «

Asumiendo estas tendencias, nos preguntamos por el aprendizaje entendido como una necesidad básica humana. De una visión planteada como el conocimiento y la cultura que todos y todas deben aprender, a un planteamiento que derive en lo que cada uno necesite aprender. Además, las características individuales influyen en cómo se aprende. Por ello, dado que el aprendizaje ocurre cuando se interactúa con los nuevos conocimientos y habilidades, integrándolos en la experiencia de la persona, entendiéndola como diferente para cada una de ellas, se determina que los procesos de aprendizaje varían a lo largo de la vida y en función de los contextos de desarrollo de cada individuo.

Por tanto, la apuesta por un proceso personalizado del aprendizaje permitiría adaptar la persona a la realidad desde los cambios que implican esta interacción. Para ello, mediante las TIC y el uso de las técnicas de Analítica y Big Data, se pueden obtener perfiles de personas que, en función de sus condiciones y características, podrían recibir un tipo de formación adecuada a su perfil y en función del contexto de actuación.

Un ejemplo de la aplicación que se infiere es la referencia a la actuación ante el fracaso escolar. Existen algoritmos y modelos matemáticos para detectar el fracaso escolar que consisten en analizar información histórica de los alumnos, asignaturas cursadas, temario, currículo, notas obtenidas, número de convocatorias usadas para superarlas, edad, sexo, estudios de sus padres, situación económico-familiar y más variables, que se pueden analizar para responder en cada caso y satisfacer sus necesidades, evitando el fracaso. Puede conformarse como un proceso iterativo, cuantos más datos, más finas y precisas serán las soluciones. De esta forma, con la información obtenida de alumnos y sus variables, se podría diseñar acciones formativas específicas de apoyo para los individuos en función de sus necesidades.

Todo ello no significa que la Analítica y Big Data reemplacen el rol de los profesionales de la educación; hay que percibirla como una herramienta que debe ayudar a la toma de decisiones a la hora de planificar y desarrollar las mejores recomendaciones para cada uno de los alumnos, sin conformar un entorno competitivo.

Podemos concluir que, dadas las características diferenciales de cada uno, el proceso de aprendizaje puede facilitarse en función del conocimiento que se disponga de cada persona, por lo que el uso pertinente de las TIC, la Analítica y el Big Data podrán ayudar a favorecer dicho proceso.

Fuente del artículo: https://www.educaweb.com/noticia/2018/05/31/tic-personalizacion-aprendizaje-18486/
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Imagine Lab busca promover 100 emprendimientos tecnológicos

07 Enero 2018/Fuente:portinos /Autor:portinos

Las 50 startups que resulten seleccionadas por Imagine Lab, tendrán la oportunidad de recibir entrenamiento y capacitación para validar la oportunidad de los negocios que proponen sus ideas. Luego se elegirán 10, en los cuales la compañía invertirá hasta U$S10 mil para que puedan armar o mejorar su prototipo. En la siguiente etapa, serán 4 los proyectos que reciban hasta U$S15 mil más, para comenzar a traccionar ventas e involucrarse al proyecto con mayor dedicación. Finalmente se nominarán a los 2 finalistas que reciben nuevamente fondos; en este caso U$S75 mil para acelerar el crecimiento de sus negocios, accediendo a un programa de acompañamiento de 12 meses con la posibilidad de trabajar en las oficinas de Imagine Lab.

Imagine Lab desembarcó en Argentina hace 7 meses. En menos de un año, logró posicionarse como la compañía más destacada de la industria de la incubación, aceleración e inversión en startups, gracias a su capacidad de conectarlas con las grandes corporaciones que necesitan innovar e invertir en proyectos sustentables.

Creada en Chile por emprendedores y empresarios de la industria TIC, cada uno de los profesionales de Imagine Lab cuenta con una destacada experiencia en la gestación de negocios sustentables. Hasta el momento, en Chile, han recibido más de 2.500 postulaciones, apoyado a 320 startups e invertido en 85, levantando fondos por U$S 7 millones para operar e invertir en startups.

Fuente de la noticia: https://portinos.com/el-dato/imagine-lab-busca-promover-100-emprendimientos-tecnologicos

Fuente de la imagen: https://portinos.com/wp-content/uploads/2018/01/imaginela

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El mito de la civilización

A propósito de la violencia contra las mujeres, también están el racismo y la exclusión

Por: Carolina Vásquez Araya

Los avances tecnológicos no son la única muestra de avance cuando hablamos de civilización

Si nos detenemos a analizar con los ojos bien abiertos nuestro entorno y más allá, es probable que deseáramos pertenecer a una especie distinta. Una noble, una que se desarrolle en armonía con la tierra, incapaz de hacer lo que los humanos hacemos a diario: matar por placer, sin más razones que el hecho de poder hacerlo; acabar con nuestro entorno natural porque nos convencieron de ser superiores a todo y de detentar el poder para disponer de él a nuestro antojo. Así es como hemos llegado al extremo de carecer de lo más esencial: la sensibilidad y la conciencia.

Nuestro concepto de civilización, esa palabra tan ambigua como engañosa, es algo muy distinto de su significado real, el cual aludía al conjunto de ideas, creencias, artes y costumbres característicos de un conjunto humano determinado. En la realidad, su significado ha variado hacia la capacidad de enriquecimiento de unos a partir de la explotación de otros. En el léxico de la lucha de poderes entre gigantes por la consolidación de sus privilegios, significa la imposición; la capacidad de obtener sin dar a cambio y, por encima de todo, el poder de subyugar a los más débiles después de llevarlos casi a la extinción.

Resulta saludable repasar –como uno de los ejemplos más ilustrativos- la trágica historia del continente africano a partir de las invasiones europeas, la explotación irracional y sanguinaria de sus recursos humanos, minerales y naturales en un afán expansionista cuyo saldo fue la pérdida de identidad de sus habitantes, la esclavitud, las guerras de exterminio, las enfermedades y el hambre. Una estrategia aplicada contra nuestros países latinoamericanos con similares resultados en la imposición de dictaduras, abolición de libertades políticas y la devastación de las riquezas naturales para incrementar el poderío de compañías multinacionales protegidas por los Estados más poderosos del planeta.

Dentro de este escenario, la violencia de género está implícita en la fórmula para anular cualquier intento de cambiar las reglas del juego, evitando que una mitad de la población tenga igual poder que la otra. Las mujeres, tanto por nuestra capacidad reproductiva como por el papel central del segmento femenino en la organización social a partir del núcleo de familia, entramos en un esquema mucho más amplio de dominio y en el cuadro general constituimos un “bien” al cual resultaría riesgoso cederle capacidad de decisión en los campos económico, social y político.

Este esquema de poderes se ha perpetuado a lo largo de generaciones. Los importantes avances en la lucha feminista son pálidos comparados con lo que falta por conquistar. El voto femenino, por ejemplo, un derecho negado por generaciones, representó siempre una amenaza contra el patriarcado, como también lo fue el derecho al trabajo y a la salud reproductiva. En países como los nuestros, con sus centros de poder atado a las normas de la iglesia y a los estereotipos sexistas de la época colonial, los derechos de la mujer continúan bajo un absurdo y criminal embargo político, pero no solo eso las afecta. También su destino como un “producto” para el contrabando a través de poderosas redes de trata, trabajo forzado, esclavitud.

La idea de una civilización como fuente de riqueza moral, ética, intelectual y científica ha sido sustituida por un esquema basado en la riqueza material concentrada en una esfera de poder carente de visión humanitaria y de valores. Volver a plantear su significado a la luz de un humanismo real es otra de esas locas utopías y en ella las mujeres jugamos un importante papel.

Blog de la autora: www.carolinavasquezaraya.com

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