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Trabajo doméstico, una de las actividades con sobreexplotación laboral

Por: DGCS UNAM

Largas y extenuantes jornadas de trabajo sin días de descanso, malos tratos y discriminación por parte de los empleadores, bajos salarios, falta de seguridad social. Incluso en numerosos casos se desempeñan sin percibir sueldo; en todo caso, les ofrecen hospedaje y alimentos a cambio de su trabajo. Es parte de la situación que viven millones de personas dedicadas a las labores domésticas.

María de Jesús López Amador, académica de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM, asegura que a partir del confinamiento empleadas y empleados están en riesgo económico y desprotegidos en general. Incluso, estudios de caso afirman que ésta es la actividad más sobreexplotada y menos remunerada.

“El 45 por ciento de las trabajadoras del hogar ganan entre uno y dos salarios mínimos, y el cinco por ciento de ellas gana más de tres; es decir, por día algunas reciben cerca de 150 pesos. Aunque se han hecho reformas a las leyes Federal del Trabajo y del Seguro Social se sigue dejando afuera la posibilidad de que se jubilen, de definir un salario al día por prestaciones adquiridas por los años trabajados, e incluso siguen sin saber cómo afiliarse a un sistema de seguridad social”, puntualiza.

Este es uno de los sectores con un alto porcentaje de mujeres acosadas laboralmente y abusadas sexualmente; muchas de ellas provienen de grupos étnicos y lo que ganan lo envían a su comunidad, transformando esto en remesas locales y nacionales. Además, su nivel de estudio es bajo y un buen porcentaje son jefas de hogar o madres solteras, quienes buscan salvaguardar y proteger a sus familias.

Con motivo del Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar, la especialista considera que aún falta normatividad en la materia porque la ley debe protegerlas a la par de otros sectores normados, sobre todo para que ellas tengan un salario mínimo justo y que, además, puedan profesionalizarse porque realizan diversas rutinas, pero el pago es totalmente desproporcionado.

“Hay quienes ven en este tema nuevas formas de esclavitud que se dan a nivel del hogar, porque son sobreexplotadas, obtienen poco pago y son abusadas”, manifiesta.

Lo que enfrentan

Cuando comenzó la pandemia Ana Luisa trabajaba en tres casas, en una “la descansaron” debido a que uno de los empleadores fue despedido; en la segunda le ofrecieron laborar una vez cada quince días, pero al paso del tiempo dejaron de llamarla; la otra propuesta consistió en que se quedara de manera permanente y poder salir una vez al mes, para evitar contagios de la COVID-19.

Ante la necesidad, la joven de 30 años tuvo que aceptar esta última. Dejó a su esposo, quien es carpintero, a cargo del hogar y al cuidado de sus dos hijos, aún en edad escolar.

Al inicio le “iba bien”, pero luego le incrementaron el número de tareas domésticas y de cuidados, posteriormente le aumentaron a 15 las horas laborales por día, sin salario extra. Así lo hizo durante cinco meses, pero tuvo que renunciar porque era agotador y su familia también la necesitaba.

Ana Luisa –quien no recibió aguinaldo del lugar donde se desempeñó– es una de las 2.5 millones de personas en México dedicadas al trabajo doméstico (según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2019); de las cuales 90 por ciento son mujeres.

Un día dedicado a ellas

Expresiones como “sirvientas”, “criadas” o “chachas” son usadas frecuentemente para referirse a las trabajadoras del hogar, pero esta manera de llamarlas tiene una carga de discriminación.

Por ello, con el propósito de colocar en la agenda política esta situación, la precariedad e invisibilidad sufridas, en 1998 se realizó, en Bogotá, Colombia, el primer Congreso de Trabajadoras del Hogar donde se conformó la Confederación Latinoamericana y del Caribe de Trabajadoras del Hogar; se instituyó entonces el 30 de marzo como el Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar.

De acuerdo con información del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), esta es una fecha conmemorativa y de reivindicación de los derechos laborales de este sector. Incluye tareas caseras, cuidado de infantes y de tipo personal; se puede diferenciar entre remunerado y no remunerado.

El trabajo doméstico hace contribuciones importantes al funcionamiento de los hogares y de los mercados laborales, además es una fuente de empleo remunerado para las mujeres quienes representan una de las principales fuerzas de trabajo asalariadas en México y el mundo.

Impulso a las mujeres

De acuerdo con María de Jesús López Amador, los días internacionales permiten visibilizar algún fenómeno social que da cuenta de lo que sucede en determinado sector. En el caso del Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar invita a los países a mirar hacia el interior y detectar los vacíos de política pública para fortalecer lo necesario a fin impulsar a las empleadas domésticas.

La Organización Internacional del Trabajo, afirma, ha jugado un papel importante para mostrar que la actividad del hogar está desprotegida y además ha logrado algunos acuerdos entre gobiernos. En México trasladar la legislación en una cobertura más amplia a este sector de mujeres ha sido fundamental.

Comenta que desde hace dos años se viene construyendo un ejercicio importante para que las empleadas domésticas accedan a la seguridad social, en el cual sus empleadores las afilien y se comprometan a pagar una parte proporcional, la otra es responsabilidad de las trabajadoras, para acceder a los servicios de salud y a pensionarse. Esto no está universalizado y aunque es bajo el porcentaje de mujeres que están incorporadas, es un primer avance para apoyar a este sector.

“En la ENTS tenemos la especialización ‘Modelos de intervención con mujeres’, que tiene como fin generar propuestas para impulsar a este sector, particularmente su salud mental. Las estudiantes tratan de entender las nuevas formas de organización familiar de las mujeres y comprender otros mecanismos de seguridad social para capacitarlas y evitar en lo posible que sean abusadas en lo laboral; es decir, sus derechos humanos”, expresa López Amador.

Fuente e imagen:  Gaceta UNAM

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Mateo Crossa: Honduras, un valle de lágrimas y de resistencias

El Valle de Sula, actualmente arrasado por los huracanes Eta y Iota y fuertemente afectado por la pandemia de covid-19, ha sido históricamente el corazón de la ocupación trasnacional en Honduras. También ha sido el corazón de una resistencia vigorosa. Las estructuras para resistir la explotación laboral sirven hoy para organizar la solidaridad social.

El pueblo hondureño vive actualmente acechado por la pandemia y las catástrofes ambientales que han causado cientos de muertes y enormes pérdidas en el país. Pero también vive otra pandemia: la de la violencia de un Estado que no ha funcionado más que para profundizar las desigualdades, la pobreza y la migración. Una de las regiones de Honduras más lastimadas por el covid-19 y la destrucción causada por el paso del huracán Eta y la tormenta tropical Iota en menos de dos semanas ha sido el noroccidente del país, específicamente el Valle de Sula, que se ha visto devastado por las inundaciones causadas por la crecida de los ríos Ulúa y Chamelecón.

La magnitud de la destrucción hace imposible que hasta la fecha se tenga certeza de los desoladores efectos que estos fenómenos han tenido en la región y en el país, no solo por la destrucción que han causado en el Valle de Sula sino también por la adversidad que provocaron en el departamento de Santa Bárbara y en el amplio territorio históricamente agraviado de La Mosquitia. Al menos tres millones y medio de personas resultaron afectadas por estos fenómenos, mientras que por lo menos medio millón han sido desplazados internos por la misma causa. En este contexto, se ha señalado que los daños de los huracanes duplicarán el déficit habitacional del país, lo cual equivaldría a una necesidad aproximada de 2,5 millones de hogares. Algunos economistas han calculado que el impacto del Eta y de Iota podría alcanzar hasta 40% del PIB o bien generar cinco años de retroceso, lo que podría llevar el índice de pobreza hasta 80% en 2021. A esto se suman las enfermedades que se puedan generar tras el paso de los huracanes y la vulnerabilidad de 1,5 millones de niñas y niños expuestos a los daños.

El impacto del Eta y de Iota podría alcanzar hasta 40% del PIB o bien generar cinco años de retroceso, lo que podría llevar el índice de pobreza hasta 80% en 2021

El Valle de Sula, actualmente arrasado, ha sido históricamente el corazón de la ocupación transnacional en Honduras, desde la histórica presencia de grandes extensiones de plantíos de banano controlados por la United Fruit Company y Standard Fruit Company, hasta grandes terrenos ocupados actualmente por multinacionales de la industria maquiladora.

Desde hace un siglo, esta región de poco más de 6.000 kilómetros cuadrados fue apropiada por las empresas bananeras estadounidenses que se extendieron a través de miles de hectáreas de monocultivo Rcomunicadas por vías férreas que desembocaban en muelles y puertos de la costa para exportar a Estados Unidos. Ahí se produjeron las condiciones de mayor barbarie laboral, como bien lo demuestra la pluma de Ramón Amaya Amador en la novela Prisión verde, pero también los actos populares de mayor rebeldía, tal y como ocurrió con la histórica huelga bananera de 1954, que hizo temblar el poder del dinero frente a la inmensa insurrección obrera que sacudió al país entero, con epicentro en el municipio de La Lima, que actualmente se encuentra severamente dañado.

A partir de la década de 1980, cuando Honduras se convirtió en el apéndice del dominio económico y político estadounidense en América Central, en el contexto de la Revolución Sandinista en Nicaragua y del conflicto armado en El Salvador, grandes sumas provenientes del extranjero ingresaron en el Valle de Sula para ser invertidas en la industria maquiladora de exportación, aprovechando las precarias condiciones salariales que predominan en el país, además de la ubicación estratégica que tiene el Puerto Cortes para exportar bienes manufacturados hacia la Florida. Desde aquellas fechas hasta la actualidad, con el impulso de políticas económicas neoliberales que solo han garantizado la venta del territorio nacional a las grandes empresas, el Valle de Sula pasó a convertirse en el enclave manufacturero exportador sobre el cual recae el grueso de la economía nacional.

Un corredor industrial maquilador que abarca desde Choloma hasta El Progreso se ha formado a lo largo de los años para absorber un enorme ejército de trabajadoras y trabajadores que originalmente migraron desde regiones rurales para instalarse en las líneas de producción. Estos laboran día y noche, 12 horas diarias sin parar, cosiendo prendas básicas y ensamblando arneses exportados al mercado estadounidense. 150.000 trabajadores y trabajadoras de la maquila se han instalado en las diferentes colonias populares del Valle de Sula, enfrentándose y organizándose diariamente contra la permanente vejación y violación de derechos laborales. Este histórico espacio se ha convertido así en un territorio marcado no solo por la explotación de las grandes empresas, sino por la resistencia y la rebeldía que no dejan descansar a los dueños del dinero.

Desde la década de 1990, cuando la maquila se encontraba en pleno apogeo, organizaciones obreras desarrollaron huelgas históricas a lo largo y ancho del Valle de Sula para denunciar bajos salarios, despidos, jornadas extenuantes y trabajo infantil. Desde allí se organizaron campañas globales de denuncia que han puesto en jaque a las marcas de ropa por su responsabilidad y total impunidad en la precarización del trabajo. Además, esta rebeldía también ha sido fundamental para establecer lazos de solidaridad con la organización laboral de otras actividades económicas, en la formación del movimiento sindical de la industria melonera, en el apoyo a las demandas obreras del sector del banano, en la lucha feminista contra la violencia patriarcal, en la rebelión contra los fraudes electorales y contra las políticas neoliberales de privatización de la educación y la salud pública.

Las colonias obreras devastadas por el paso de los huracanes Eta y Iota se fueron construyendo y ampliando con los años a medida que trabajadoras y trabajadores fueron erigiendo sus hogares sin la ayuda de nadie más que su fuerza de trabajo. Por más que los medios de comunicación empresariales y la clase política busquen presentar el actual desastre como una causa ajena y externa, la devastación causada por estos fenómenos meteorológicos (producidos por efectos del calentamiento global) evidencia un robo histórico e institucionalizado de riqueza que, en lugar de quedar en manos de la población que diariamente la crea con su trabajo, ha sido expoliada para quedar en las arcas de las grandes corporaciones maquiladoras y bananeras que por años han ampliado su acumulación a costa de la vida obrera. Este robo institucionalizado ha provocado una escasez generalizada que se refleja en falta de vivienda digna y de seguridad en la reproducción de la vida obrera del Valle de Sula.

El problema no radica únicamente en la fuerza de los huracanes Eta y Iota en Honduras y en el Valle de Sula, sino en las décadas de expoliación de riqueza que han dejado a la población trabajadora del campo y la ciudad al límite de la vida, sin garantías de seguridad, vivienda y trabajo digno. Esta larga historia de explotación y despojo de una economía de enclave como la hondureña es la mayor responsable de las consecuencias catastróficas que ha generado el paso de los huracanes por Honduras. La ausencia de políticas de Estado para la ciudadanía ha quedado, además, al descubierto con la pandemia. El país tiene hoy un sistema de salud público quebrado.

El Estado hondureño brilla por su ausencia a la hora de promover una seria política de prevención y emergencia que sirva para la población damnificada que ha perdido sus hogares y sus trabajos, mientras que muchas corporaciones maquiladoras obligan a su mano de obra a trabajar mientras se anuncian con bombos y platillos «ayudas» a los empleados afectados, cuando estos han dedicado sus vidas a producirles sus ganancias y sus riquezas monopólicas.

Los sindicatos de la industria maquiladora y del sector del banano organizan brigadas para monitorear, recaudar y entregar víveres a la población afectada, además de denunciar los abusos a los que están siendo sujetos por parte de las empresas

Pero Honduras y el Valle de Sula también brillan por una inmensa e incalculable solidaridad popular que se puede ver en las calles, con brigadas de limpieza, recaudación y distribución de víveres y apoyos que sí alcanzan a lapoblación damnificada. Organizaciones de pueblos originarios, así como movimientos barriales y sindicales, responden al escenario adverso, movilizándose y solidarizándose con la población lastimada. Así como han construido sus vidas en la región dañada con su propio esfuerzo colectivo, a contracorriente y con un Estado que históricamente les ha dado la espalda, hoy enfrentan el desastre causado por el paso de huracanes con un sentido de autoorganización para la supervivencia que busca poner la vida por delante.

Los sindicatos de la industria maquiladora y del sector del banano organizan brigadas para monitorear, recaudar y entregar víveres a la población afectada (no solo a los agremiados), además de denunciar los abusos a los que están siendo sujetos por parte de las empresas –muchas de ellas obligan a los trabajadores y trabajadoras a presentarse a la fábrica para trabajar pese a las condiciones adversas–. A pie, en carros y en lanchas, las mismas estructuras organizativas que se han creado en estas industrias para resistir frente a la constante vejación laboral y solidarizarse con otras luchas en el país ahora sirven como sostén de apoyo para la población damnificada.

De esta manera se demuestra, una vez más, que frente a un Estado indolente que se sostiene a punta de fraudes, corrupción y pólvora, y que da la espalda al dolor y las necesidades apremiantes, han sido la autogestión, la autodeterminación y la organización de los trabajadores y trabajadoras la mayor herramienta para enfrentar las consecuencias catastróficas generadas por los huracanes y la pandemia en Honduras, especialmente en su memorable Valle de Sula.

Fuente: https://www.cadtm.org/Honduras-un-valle-de-lagrimas-y-de-resistencias

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Venezuela: (VIDEO) Maestros y trabajadores de la salud protestaron este miércoles por salarios dignos

Maestros y trabajadores de la salud marcharon este miércoles 4 de noviembre desde la Maternidad Concepción Palacios hasta la plaza Caracas para exigir salarios justos.

“Nosotros vamos a estar en la calle movilizadas, los gremios de la salud le hemos pedido a la administración de Maduro que nos aumenten los salarios y ha hecho caso omiso. No tenemos equipos de protección para la COVID-19: o nos mata el hambre o nos mata el coronavirus”, sentenció la presidenta del Colegio de Enfermeras del Distrito Capital, Ana Rosario Contreras.

“La crisis hospitalaria esta cobrando vida del sector salud y no hay respuesta. Aquí pueden salir unos aumentos que son una burla para el gremio. Vamos a seguir en la calle. Le decimos a Nicolás que no nos vamos arrodillar”, afirmó.

Contreras indicó que han solicitado en varias ocasiones al gobierno de Nicolás Maduro que se dolaricen los sueldos del sector “pero han hecho caso omiso a esta denuncia”.

«Hago más plata vendiendo tostones que con el salario», dijo una manifestante

«No quiero bono, no quiero Clap la lucha es por salario y dignidad», son algunas de las consignas que corean.

La protesta fue custodiada por funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) que siguieron todo el recorrido. Al llegar a plaza Caracas los esperaba un piquete de la PNB, el cual fue dispersado por los manifestantes que se abrieron paso para seguir la movilización.

En Portuguesa, Lara, Aragua y Cojedes ambos gremios también protestaron por los precarios sueldos y el abandono en medio de la crisis económica que se agudiza con la pandemia del COVID-19, asimismo, exigen un salario de $600 y el pago de las deudas.

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http:https://twitter.com/i/status/1323996298941444096//

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https://twitter.com/EfectoCocuyo/status/1323998874378395649/photo/1?ref_src=twsrc%5Etfw%7Ctwcamp%5Etweetembed%7Ctwterm%5E1324003637002145794%7Ctwgr%5Eshare_3&ref_url=https%3A%2F%2Fwww.aporrea.org%2Ftrabajadores%2Fn360205.html

Fuente: https://www.aporrea.org/trabajadores/n360205.html

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Docencia a honores o de la corresponsabilidad social docente

Por estos días de inicios del nuevo año escolar 2020-2021, meses de septiembre y octubre, merced a la crisis socio-económica y política venezolana, agravada con la pandemia del covid-19, gobierno y gremios docentes de todos los niveles y modalidades en acciones instrumentalizadas por los partidos de la oposición, han vuelto a echar un pulso, ¿quién irá ganando a estas alturas?

Todos los trabajadores y el pueblo en general están siendo gravemente afectados. Unos lo atribuyen a la corrupción de cierto sector del funcionariado gubernamental y otros a las sanciones, bloqueo o agresiones económicas de la «Comunidad internacional» o «Gobiernos imperialistas». En verdad todo ha sido terrible, cada vez se deteriora la calidad de vida alcanzada al menos desde 2003 a 2012 en Venezuela, un crimen de lesa humanidad. Esas sanciones promovidas por la oposición han dado a Venezuela un golpe certero en el espinazo.

Al respecto los ministerios, porque se ha multiplicado la burocracia, pero no la eficiencia; el de educación primaria, media, general, técnica y profesional y el ministerio de educación universitaria, así como el ministerio del trabajo, callan muy dignos; aunque por ahí circula un rumor de que habrá un aumento del salario mínimo, o exclusiva para los docentes, pero dizque va a ser poco significativo, entre 5 a 6 millones de bolívares mensuales. No hay plata, la hoya está vacía, nada para realizar inversiones en infraestructura, plataformas tecnológicas, recursos didácticos ni para el talento humano.

En cuanto a la limpieza, sólo algunos planteles fueron desinfectados, faltando muchos más. Docentes y empleados al igual que todos los trabajadores públicos sobreviven en condiciones cada vez más precarias, en realidad los docentes realizan el trabajo a honores. Como diría el Sr. Gonzalo, un librero bogotano que tiene toda la vida vendiendo en la Plaza Pedro León Torres de Barquisimeto: «Estamos en la propia inopia».

Como sigamos así, vamos a volver al punto en que la docencia como actividad voluntaria de inicio y mediados del siglo XX, en un tiempo en que el sistema educativo no se había modernizado y el país vivía una crisis socioeconómica y política que muchos denominan de transición caudillista. En ese contexto en que casas particulares servían de asiento de escuelas particulares, los alumnos debían traer su silla, mesa y pizarrón portátil; en espacios más grandes donde funcionaban colegios o liceos nacionales o federales ciertos profesionales (abogados, médicos, farmacéuticos, dentistas, militares entre otros), como parte de su compromiso social con la comunidad solían entregar a las nuevas generaciones sus conocimientos.

En efecto, es fama que reconocidos representantes de profesiones liberales administraban en colegios privados, liceos púbicos y/o universidades materias como: Historia de Venezuela, Historia Universal, Geografía, Astronomía, Biología, Derecho Constitucional, Historia del Derecho Romano, entre otros y el funcionariado formal del servicio educativo era mínimo. Así lo señala el Dr. Domingo Alberto Rangel (el famoso DAR, polemista de palabra encendida como tribuno en el Parlamento, conferencias y argumentos precisos en artículos periodistas y libros), recuerda que:

«En septiembre de 1940 fui a Mérida para iniciar en la Universidad de Los Andes los estudios de Derecho. Ante todo, esta etapa en el camino de la vida, como habría dicho Dante, (…). En Mérida me aguardaba el recodo fundamental de mi vida. Los cuatro años que allí pasé, entre 1940 y 1944, fueron decisivos porque maceraron mi vocación, crearon mi cultura política, me permitieron alternar como luchador con gentes del pueblo e hicieron de mí un intelectual comprometido, hasta la tumba con la causa popular» (Domingo Alberto Rangel «Alzado contra todo. Memorias y desmemorias». Mérida Editores. Vadell Hermanos. Valencia-Caracas. Venezuela. 2003. P. 75).

Aquí viene su descripción del profesorado a honores o parte de un servicio público que prestigiaba en el marco de una sociedad que transitaba de la tradición a la modernidad.

«En la universidad de Los Andes en 1940 era la misma que, sesenta años atrás, había desafiado las cóleras de Guzmán Blanco. Ocupaba el mismo inmueble que era el suyo desde la colonia, un poco remozado que flanqueaba al viejo torreón del Rector heroico. Nada había cambiado en un siglo, los mismos locales, la misma ubicación que luciera en aquella época. Tenía el mismo número de alumnos. Creo que no pasaban ellos de mil y, si estoy subestimando a aquella masa, apuesto a que no excedía los mil quinientos. Los profesores eran todos ellos, en las cuatro o cinco Facultades, profesionales de otras tantas ramas que dedicaban una o dos horas tras el amanecer o pasado el atardecer a la labor docente. Abogados de bufete o tribunal, médicos dedicados a sus consultorios, farmacéuticos dueños de una botica o dentista con clínica propia, eran los profesores. Ninguno de ellos cultivaba la docencia como ocupación principal. El personal administrativo se reducía al Rector, al vice-Rector y al Secretario. Los Decanos ejercían ese cargo de manera honoraria y sin dedicarle un solo momento concreto y determinado. El único empleado que yo recuerdo era Pablito, el bedel» (ob cit., p. 78-79).

Dado el contexto actual, ¿la alternativa en Venezuela será volver a la docencia a honores como parte de un compromiso social de los profesionales universitarios? Parece que no, porque según y que ya se han incorporado más de 70 % del personal docente a los planteles y realizarán acciones sindicales continuamente hasta lograr un aumento salarial adecuado.

La conclusión viene a ser que dado el contexto actual venezolano marcado por la hiperinflación por las agresiones económicas y políticas, los errores en los diseños de las políticas económicas y la corrupción, el ejercicio de la docente como actividad principal remunerada ha desaparecido. Se podrá ejercer sólo como parte de un compromiso social por parte de algunos profesionales, que es una forma de retrogradar a períodos de nuestra historia; ergo, como la sociedad está mal así también está la educación, ¿no hay un pensamiento bolivariano atiente a que la sociedad avanza o retrograda al mismo ritmo con que lo haga su educación?

Paralelamente esto nos trae a la memoria una anécdota, aquella en la que el maestro J. M. Briceño Guerrero, reconocido filólogo y filósofo que se mantuvo como docente activo en la ULA-Mérida hasta cumplido más de 84 años, allá en la biblioteca del Prof. Del Reinaldo Rojas en El Eneal, sostuvo que para que haya enseñanza sólo se requiere que alumnos con deseos de aprender y maestros que quieran enseñar; en esa relación a algunos no les importa pagar, pero también hay quienes no les gusta cobrar sus enseñanzas, que sería el caso de Platón y Aristóteles, a lo que agregaríamos nosotros a los dos profesores ya nombrados; particularmente el Prof. Rojas suele dar asesorías, sobre todo en los niveles de postgrado, maestría y doctorado en el campo de la historia de la educación e historia de la cultura, las ideas políticas.

Notas:

  1. Nos comentó vía telefónica un profesor amigo que el jueves pasado estuvo en el Instituto Pedagógico de Barquisimeto porque se enteró que había inscripciones para alumnos de nuevo ingreso. Estuvo en la famosa «Puerta de Vidrio» y se inscribieron como 160 jóvenes, todos en la especialidad de inglés, un fenómeno que se está repitiendo en estos últimos semestres: la gente quiere aprender lenguas extranjeras con fines de migrar posteriormente. Por demás le sorprendió el abandono del recinto. Las capas gruesas de polvo envuelven las diversas estancias de la institución, desde la Plaza Salvador Allende en adelante. ¿Cuándo será que las instancias gubernamentales se dignarán realizar una jornada de desinfección a fondo del instituto Pedagógico de Barquisimeto? Se ha oído al ministro Trómpiz hablar sobre el plan «Universidad Bonita», ¿incluirán al Instituto Pedagógico de Barquisimeto? Preguntamos porque señaló que inicialmente sería una universidad por cada estado, así las probabilidades disminuyen, dado además de que la UPEL como universidad de estructura matricial nacional no aparece precisamente entre las priorizadas por el Despacho de Educación Universitaria, ha sido marginada.
  2. En esa línea, en el programa radial «Universitas» de la unidad de mercadeo de la UCAB a través de la cadena Unión Radio este sábado 10 de octubre de 2020, oímos a un profesor defender ardorosamente la universidad pública, no abandonarla a pesar de la adversidad, cosa que alimenta el gobierno actual con su desidia, comentó. Precisamente un representante de la Universidad de Los Andes, Núcleo Rafael Rangel del estado Trujillo. destacó que una encuesta arrojó que 60 % de su personal docente y de investigación quiere volver a las aulas semi-presencial, virtual, abierta y a distancia, etc., con el fin de concluir el lapso académico iniciado meses atrás; luego se verá las formas de lucha reivindicativa gremial, argumentó. El rector de la UCAB Dr. Francisco José Virtuoso en entrevista radial señaló también que este 13 de octubre estaban iniciando semestre con «presencialidad remota», es decir, clases vía on-line y para lo cual han adecuado su plataforma y capacitado su personal.
  3. Oyendo sin embargo la intervención del ministro Isturiz en su rendición cuenta televisiva al presidente Maduro por tv (lunes 12 de octubre de 2020) acotó que en Venezuela más del 73 % de los planteles educativos se incorporaron a sus actividades y sus docentes estaban contentos de recibir sus alumnos, de tal suerte que los docentes no desmayan en su empeño; están trabajando a honores. Por otra parte, los gremios y sindicatos magisteriales acotaron que el paro y las acciones sindicales iniciadas el pasado 5 de octubre fueron todo un éxito y continuarán exigiendo sus reivindicaciones. Así la historia no vuelve al pasado, aunque pareciera.
  4. Modernamente, la subvención de la educación y sus agentes óptimos, los docentes formados exclusivamente para ello como profesionales, corresponde al Estado-Nación o a la Sociedad Educadora en sus centros privados como es el caso de grandes universidades de Estados Unidos. En ese sentido hemos leído al respecto los testimonios de Arturo Uslar Pietri, Pedro Grases (y Julio Cortazar) en sus estancias docentes y de investigación en Columbia, Harvard y Berkeley, EE.UU; donde las condiciones de trabajo y remuneración son excelentes, pero en Venezuela volviendo a Briceño Guerrero cuyas clases y charlas nunca estaban exentas del humor, comentaba que hubo un período de la llamada Cuarta República, cuando casi todos los investigadores hacían postgrados en Europa; pero hoy los profesores no gozan de los necesarios beneficios socioeconómicos; no son sino «Pobresores».

Fuente: https://www.aporrea.org/educacion/a296231.html

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Zimbabwe teachers refuse to return to schools

Zimbabwe teachers refuse to return to schools

Zimbabwe, like other African countries, is trying a phased re-opening of schools after closing in March due to COVID-19. But many teachers like 33-year-old Munyaradzi Masiyiwa are refusing to return to class, pointing to low pay and unsafe conditions.

Masiyiwa said he makes more money selling brooms than teaching at Cranborne Boys Government high school in Harare.

“We have got the zeal, we love the children at school,» Masiyiwa said. «But only if the government manages to capacitate us. We are in an under-capacitation situation. We are in a situation where we cannot raise transport fares to connect our home(s) and work station(s), if we have got food at the table, and also, the most important thing: We need to have a living wage of 520 USD, the salary that we were getting in 2018. It’s just a restoration of our dignity. I will be happy to report for duty.”

Zimbabwe’s teachers said they want at least $500 per month and equipment like masks, face shields, and hand sanitizer to protect themselves against COVID-19.

Zimbabwe’s cash-strapped government said it has procured $6 million worth of PPEs for schools. Public Service minister Paul Mavima said teacher salaries, about $100 a month, including a $75 “COVID-19 allowance” is all the government can afford.

«It is in this context that we are saying to civil servants please be realistic, exercise moderation in the manner in which you demand salary increases, we don’t want salary increases that will upset the stability that we have so far realized and further torpedo the economic recovery that we have started to see,» Mavima said.

Without teachers in class, Zimbabwe’s school children are the ones left paying the price. At Glen View high school, students said they only discuss lessons among themselves. Filda Rusheje is one of their parents. She is worried the children won’t learn enough to pass their exams.

“The situation at schools is a tough one,» Rusheje said. «They are going to school but they are not learning. My daughter said they are just discussions among learners. They are not even sure if it’s making sense because teachers are not coming. I just wish if the government can negotiate with the teachers so that our children can learn. I want them to look after us in future.”

Zimbabwe’s government has threatened to replace defiant teachers like Masiyiwa if they don’t soon return to the classrooms.

Fuente de la Información: https://observer.ug/education/66906-zimbabwe-teachers-refuse-to-return-to-schools

 

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Después de la pandemia

Por: Miguel Guerrero

Antes de la situación en la que el mundo  se encuentra por el COVID-19, se escuchaban quejas sobre la situación económica del país, en el sentido de que estábamos en crisis. La percepción era evidencia de un pesimismo en ciertos sectores influyentes de nuestra vida económica, cuya valoración del quehacer nacional se basa muchas veces en la marcha de sus propios negocios. A mi modo de ver, no vivíamos una crisis económica, pues cada día se abrían nuevas operaciones industriales, el turismo estaba en auge y la actividad comercial a todas luces se expandía con la apertura de nuevos y gigantescos  centros comerciales.

Nuestro problema no era de esa índole ni el país estuvo nunca bajo amenaza de una recesión. La verdadera crisis era, y ahora lo será mucho más, de carácter social, con tasas de desigualdad preocupantes dentro de un proceso de concentración de recursos reducido a círculos de pequeñas élites económicas muy creativas con un control creciente de la riqueza nacional. Buena parte de los nuevos y florecientes negocios  de las últimas dos o tres décadas provienen de esos grupos, sin que se hayan generado cambios importantes en la estructura social, debido a los bajos salarios y a un sistema de seguridad social que no los promueve.

Será a partir de esta pandemia que tendremos la amenaza de una crisis económica verdadera, por lo que será necesario estimular el consumo y la inversión interna tanto pública como privada para evitarla, reduciendo los niveles angustiantes de pobreza y marginalidad. La continuidad de las políticas económicas adoptadas antes y durante la pandemia será esencial al mantenimiento de nuestra estabilidad económica y financiera.

Los cambios radicales en esos planes y políticas ahuyentarían la inversión y destruirían la indispensable confianza en la solidez de nuestro potencial que ha sido el sostén de nuestro crecimiento.

Fuente: https://acento.com.do/2020/opinion/8813088-despues-de-la-pandemia/

Imagen: https://pixabay.com/illustrations/dollar-exchange-rate-world-economy-544949/

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Plan Fines: el Rappi de la docencia. Argentina

Redacción: La Izquierda Diario

En el marco de la emergencia sanitaria por el coronavirus, se agravan las condiciones de inestabilidad y precariedad que sufren las y los docentes del Plan Fines, Reproducimos el testimonio de Ignacio, docente de La Plata.

El plan Fines se caracteriza tal vez por ser la antesala de la precariedad laboral que ya se ve en otros sectores.

Hace varios años, nacía la metodología del contrato, con la que hoy varios trabajadores estatales y privados se encuentran en la condición de rezar por no saber si tienen continuidad año a año, gobierno a gobierno.

Fines no escapa a esta lógica, pero es más precaria aún, ya que reina la incertidumbre de la continuidad de todo: de uno como docente, de los estudiantes del plan o de los espacios donde se realizan las clases.

Como muchas cosas que caracterizan estas intenciones del gobierno, el plan nació para llevar la educación secundaria donde no llegaba y en cierta medida lo consiguió. La problemática es que la continuidad y las condiciones de los espacios pedagógicos quedan más a las ganas de quienes lo formamos (referentes, profes, estudiantes) que al aporte del Estado, que es casi nulo.

Imagino (por la cantidad de estudiantes jóvenes que he tenido) que el plan contemplaba la deserción escolar en el nivel secundario tradicional. Pienso que esto se debe a que es el mismo sistema el que expulsa a los chicos que nunca tienen la tan mentada » igualdad de oportunidades» que todos los políticos tanto señalan en sus discursos.

Se puede ver a las claras también que de alguna manera el plan termina siendo una prueba piloto, donde la idea es ir por las condiciones laborales de los docentes y las condiciones mínimas del espacio escolar.

El gobierno no desconoce las condiciones de los espacios donde se cursan las clases ¿Será esta la razón por la que prefirieron ni empezar las clases dada la coyuntura de la pandemia? Muchas veces no hay ni baños, en otros no hay agua, mucho menos papel higiénico o alcohol en gel.

Las conducciones de gremios docentes (tan mentados por los medios de combativos) dejan pasar que damos clases en condiciones que no respetan el estatuto docente y ni siquiera parecería importarles.

Pero a esta realidad a la que todos los que formamos el plan le ponemos el cuerpo, hoy se suma la necesidad de saber: ¿se va a cumplir el primer cuatrimestre? ¿vamos a cobrar? Esas preguntas que hoy nos hacemos profes y estudiantes, no tienen al día de la fecha respuesta alguna, demostrando el poco interés y acompañamiento que nos dan.

A su vez, no son pocos los profesores que viven, pagan sus alquileres y comida con esta fuente de trabajo. En el funcionamiento normal del plan, el primer cuatrimestre se paga en mayo. Con esta situación que nos atraviesa, nadie tiene idea de cuándo vamos a tomar los cargos, ni cobrar el primer sueldo.

Fuente: http://laizquierdadiario.com/Plan-Fines-el-Rappi-de-la-docencia

 

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