Mitos y realidades de una Amazonía amenazada

Por: Carmelo Marcén

En El libro de nuestra selva, que no tiene nada que ver con El libro de la selva, de R. Kipling, se relatan por primera vez en una versión impresa varios mitos de algunos pueblos indígenas del bajo Urubamba, una de las fuentes del Ucayali, allá por el sur peruano. Estos mitos han permanecido atrapados en los bosques durante siglos. Allí sobrevivían en la memoria colectiva, pasaban de forma oral de generación en generación. ¿Quién sabe desde cuándo? Ahora se divulgan para que todos los disfrutemos, incluso se pueden descargar; así madres y padres pueden comentar las historias en familia y aislarse un poco de la tragedia pandémica.

Amazonía es un conjunto multiforme que hay que abordar desde distintos ángulos. Es, entre otras cosas, una leyenda múltiple. Alguna se puede contar en las aulas, aunque los más pequeños puede que no la encuentre interesante; pero así se favorecen lecturas múltiples y el alumnado puede construir sus propios relatos.

Una de esas leyendas asegura que durante la búsqueda en la selva de “El Dorado”, la fuente de todas las riquezas imaginadas, hacia la mitad del siglo XVI, los soldados españoles se vieron sorprendidos por unas fieras “mujeres en cueros». Así, desnudas y fuertes las describían quienes fueron derrotados. Por lo que parece, la leyenda de esas mujeres sin igual –alguien escribió que se cortaban un pecho para disparar mejor los arcos– parece ser que ya interesó antes a Cristóbal Colón, también a Hernán Cortés o Nuño de Guzmán. El viejo mito o leyenda viajó mucho hasta llegar a América, en lo espacial y lo temporal. Llegó desde Grecia antigua, pues otras amazonas ya parece que figuraban en La Ilíada y Heródoto escribió algo sobre ellas, aunque muchos dudan de su existencia. Incluso aparecen en otras culturas del Próximo Oriente.

Por lo que sea, el mito femenino que se guardaba entre los conquistadores sobre las guerreras “coniupuyara”, es expandió mucho. Tanto que figuraba en grabados editados por Theodore de Bry, una especie de cronista de viajes y, además, editor del siglo XVI, que también recogió en imágenes, cual si hubiera sido un corresponsal de guerra de los de ahora, los desmanes de los conquistadores, a los cuales no debía apreciar mucho o nada. Pero de eso los historiadores saben bastante más y hay que acudir a ellos para crearse una imagen fiel de todo.

Amazonas, ese gran río que pasa por ser el más largo si lo unimos a sus fuentes, cautivó al conquistador Orellana, tanto que navegó hasta su desembocadura, allá en el Atlántico. No es un mito que alberga en su sistema hídrico más agua que los otros tres grandes ríos del mundo juntos: Nilo, Yangtsé y el Misisipi. Atraviesa Perú, Colombia y Brasil y se relaciona con otros países. Así su cuenca hidrográfica (con sus fuentes Marañón y Ucayali) guarda la quinta parte del caudal fluvial de planeta; algo que si los sabios griegos lo hubiesen conocido habrían conseguido que sus dioses  lo hubieran cobijado en su prolija teología. Muy mitológico lo vería el chileno Pablo Neruda que le dedicó un poema en el que llamaba al Amazonas capital de las sílabas del agua, padre patriarca y eternidad eterna de las fecundaciones; decía de él que ni la luna lo puede vigilar ni medir. Siempre queda la duda de lo que conoce el alumnado, incluso el profesorado, sobre el Amazonas. National Geographic nos permite hacer un testeo rápido.

Pero no es mito ni presencia idílica en la cultura global lo que nos impulsa a escribir esta entrada. La cruda realidad nos lleva a traer aquí a la Amazonía pues su deforestación está adquiriendo niveles históricos, aunque algunos políticos y empresarios brasileños no lo crean. La realidad es que la degradación de sus tierras –selvas que dejan de serlo sin desaparecer– va paralela a la deforestación –por talas abusivas, muchas de ellas para aprovechamientos ganaderos–. Si alguien tiene dudas que busque en Internet las fotografías que proporciona la NASA sobre el territorio aludido. Casi seguro que a los pobladores de la selva no les motiven en exceso los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que tampoco conozcan que para el año 2030 se plantea el ODS. núm. 15: Gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras, detener la pérdida de biodiversidad. ¡Qué bien le va este deseo global a la Amazonía!

Imagen del humo provocado por los incendios forestales en la Amazonía. Fotografía: NASA

Pero hay algo más que la perseverante realidad nos muestra, que la ciencia nos recuerda en estos tiempos de la Covid-19, que los escolares de todo el mundo deben empezar a relacionar. La destrucción de las grandes masas selváticas tiene una estrecha relación con la aparición de enfermedades zoonóticas, entre ellas podía estar la Covid-19. Hemos escuchado a WWF (World Wildlife Fund, por sus siglas en inglés) que el 70% de las enfermedades humanas están relacionadas con la pérdida de los bosques. No está de más asomarse a su “Pérdida de naturaleza y pandemias. Un planeta sano por la salud de la humanidad”; un buen tema de trabajo para el alumnado de ESO en adelante.

La Amazonía fue durante mucho tiempo un escudo protector de nuestra vida, además de una farmacopea. Pero también quien lo desee se puede adentrar en el interesante Lecciones de la pandemia para un planeta saludable de la CIFOR (Centro para la Investigación Forestal Internacional). La Amazonía amenazada no es un hecho reciente pero los nuevos dirigentes brasileños tienen mucho que ver en su aceleración. Tanto es así que la Fiscalía brasileña abrió hace un par de meses investigaciones para aclarar el asunto de los incendios y la degradación.

Hace un tiempo escribimos una entrada similar sobre el tema en este blog. Todo surgió de un trabajo con el alumnado para alertar sobre un problema ambiental y social situado en América del Sur pero que nos afecta a todos. De aquellos trabajos, proyectos de investigación y sesiones de debate surgió una propuesta en forma de pregunta planteada por una chica de 4º de ESO, usuaria de Amazon, que decía más o menos así: ¿Podría Amazon, ya que le ha copiado el nombre al gran río y a su cuenca, destinar unos centimillos de euro por cada uno de los transportes que hace diariamente a salvar la Amazonía? En tiempos de pandemia, esa compañía y otras se han forrado de dinero. ¿Se imaginan que incentivasen entre sus clientes el aporte del 0,07 por ciento de cada valor declarado o envío para salvar la Amazonía?

Lo recaudado se podría destinar a una Fundación independiente formada al efecto para distribuirlo entre los grupos del territorio que luchan por proteger la Amazonía, también entre los indígenas. Habría que convencer a todo el mundo de que ese dinero no sería nada comparado con el beneficio de que los árboles y más biodiversidad sigan en pie. Además, en cierta manera resarciría un poco los enormes peajes ambientales que generan los pedidos exprés viajando de lado a lado por todo del mundo. ¡Qué lástima que el señor Jeffrey Preston Bezos y su equipo dirigente no lean este blog!

Por si alguna escuela se anima –en especial las que nos siguen en Perú, Colombia, Ecuador, o Brasil y también desde España– le podría enviar una carta cortésmente redactada –un tuit sería menos costoso– diciéndole que considerase el asunto; su dirección –o la de su sede– se podrá localizar en Internet. Es posible que si le llegan miles de cartas o millones mensajes de muchos países en los que opera escritas en varios idiomas hagan más caso. ¿Por qué no intentarlo?

Si desde la escuela abierta practicamos una escucha atenta a lo que sucede en el mundo, nos llegarán los ecos de las demandas de la Amazonía. Merece la pena asociarse a sus ilusiones, que seguro las tiene.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/ecoescuela-abierta/2020/11/06/mitos-y-realidades-de-una-amazonia-amenazada/

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Brasil: El Pantanal, santuario de biodiversidad, sufre los incendios más graves de los últimos 20 años

El Pantanal, santuario de biodiversidad, sufre los incendios más graves de los últimos 20 años

El bioma batió en julio récord de incendios con 1.684 focos, lo que supuso los peores resultados desde 1998.

Los incendios de la Amazonía concentran las miradas de medio mundo, pero el Pantanal, uno de los humedales más grandes del planeta, también arde e incluso se enfrenta a los peores fuegos de los últimos 20 años.

Declarado Patrimonio de la Humanidad y la Biosfera por la Unesco, en este santuario de biodiversidad viven unas 4.700 especies, entre plantas y animales. Reptiles, aves, peces y otros mamíferos como el Jaguar, en peligro de extinción, o el oso hormiguero dependen de este bioma para sobrevivir.

El Pantanal se extiende a través de Bolivia, Paraguay y Brasil. Alrededor del 70 % del bioma, unos 138.000 kilómetros cuadrados, se concentra en el gigante latinoamericano y cubre gran parte de los estados de Mato Grosso y Mato Grosso do Sul.

Según el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe), en la parte brasileña el mes pasado se batió récord de incendios con 1.684 focos, un aumento de 240,89 % frente al mismo mes del año anterior, y que supuso los peores resultados desde 1998.

Solo en Mato Grosso do Sul, donde se ha decretado el estado de emergencia ambiental, de enero a julio, el fuego consumió cerca de 780.000 hectáreas. La región que rodea el río Paraguay y el municipio de Corumbá son lo más afectados.

Los datos son tan dramáticos que el bioma ha sido incluido, junto a la Amazonía, en una moratoria del Gobierno con la que se prohíbe las incendios durante 120 días.

Causas del fuego

«El Pantanal se enfrenta este año a una de sus mayores sequías. Regiones que, en general, estarían inundadas en este momento, todavía están secas. Esto se debe a las bajas precipitaciones durante este período. Hasta julio llovió solo la mitad de lo que se esperaba», explica a RT Júlio Sampaio, gerente del Programa Cerrado Pantanal del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, siglas en inglés) en Brasil.

Además, como ocurre en varias partes del país, tradicionalmente los hacendados utilizan el fuego para preparar la tierra para el cultivo y pasto. Y aunque la ley les ampara en ciertos periodos del año, cuando la probabilidad de incendios es menor, no siempre los fuegos son utilizados en el momento adecuado.

«No todo el uso del fuego se realiza bajo esa autorización o ley. Y cuando esto ocurre, Ibama [Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables], los bomberos y demás actores no saben exactamente dónde una situación se sale de control, lo que hace muy difícil enfrentarse a los incendios», comenta Sampaio.

Para el indígena Leosmar Antonio, de la tribu Terena y miembro de la organización ambientalista Caianas, además de la sequía, la flexibilización de las leyes ambientales por parte del Gobierno han impulsado el avance de actividades agropecuarias de alto impacto, que provocan un aumento de la deforestación y de los focos de incendios.

Según él, la situación es «alarmante» para los nueve pueblos originarios que habitan en el pantanal, unas 70.000 personas, porque tienen una dependencia directa con la biodiversidad del bioma.

Situación crítica

WWF advierte que todavía no se ha alcanzado el pico de la seca, en agosto y septiembre, por lo que si los incendios siguen descontrolados, el Pantanal se enfrentará a una de sus estaciones más críticas.

Estamos a la mitad del periodo de la seca en el Pantanal y las lluvias deben comenzar a partir de octubre. Así que es posible que los incendios aumenten para final de año», afirma Sampaio, que forma parte también del Observatorio Pantanal, integrada por actores de la sociedad civil de Brasil, Bolivia y Paraguay.

Los bomberos y el Ejército llevan días trabajando sin descanso para apagar los fuegos, pero muchos lugares son de difícil acceso y se requiere de transporte fluvial y aéreo.

«No hay carreteras, no hay accesos. Normalmente acabas pasando por el agua, se usan botes o se hacen trechos a pie. Son necesarias aeronaves para acceder a muchas áreas donde el fuego ya avanzó», comenta Angelo Rabelo, director del Instituto Homem Pantaneiro (IHP), quien recuerda que, entre enero y mayo, llovió un 40 % menos de lo esperado.

El Pantanal tiene una población aproximada de 1,5 millones de personas. Su principal actividad es el ganado extensivo, la pesca y, desde hace un tiempo, también se viene fortaleciendo el turismo en la región.

Rabelo, que lleva 30 años trabajando en este bioma, asegura que la población está presentando grandes dificultades para respirar a causa de la humareda provocada por los fuegos.

Esa pésima calidad del aire unida a la actual pandemia, en la que uno de los principales síntomas son los problemas respiratorios, amenazan con sobrecargar las Unidades de Terapia Intensiva (UTI) en los hospitales.

Por otro lado, también se observa a muchos animales desorientados huyendo de los lugares donde el fuego avanza. Felipe Augusto Dias, director ejecutivo de la ONG SOS Pantanal, explica que los animales con menor capacidad de locomoción son los que más sufren ante la velocidad de los incendios, así como los que se guían por el olfato.

La vegetación, sin embargo, tiene una mayor adaptabilidad al fuego gracias a su capacidad de resiliencia. «Sin embargo, la continuidad de los incendios en periodos muy breves de tiempo lleva a algunas especies vegetales a desaparecer», afirma.

Dias considera que lo que se está viviendo en el Pantanal será algo recurrente a partir de ahora a causa del cambio climático. «El futuro en esta zona se percibe preocupante«, concluye.

Marta Miera.

Fuente de la Información: https://actualidad.rt.com/actualidad/361366-pantanal-santuario-biodiversidad-graves-incendios

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Documental: Fundación Banco Santa Cruz difundió sus contenidos educativos digitales

Argentina/ 03 de abril de 2018/Fuente: https://www.tiemposur.com.ar

Los vídeos documentales se encuentran disponibles en la página web de la Fundación BSC y en su canal de YouTube. Además se puede acceder a la descarga de recursos didácticos complementarios.

La Fundación Banco Santa Cruz difundió sus producciones educativas a las cuales se puede acceder desde el sitio web www.fundacionbsc.org.ar y a través del canal de YouTube.

Las producciones audiovisuales se realizaron en el marco de la difusión de fragmentos históricos de la Argentina, de artistas reconocidos y concientización acerca del cuidado de especies en peligro de extinción, y fueron coordinadas por las cuatro Fundaciones Grupo Petersen (Fundación Banco Santa Fe, Fundación Banco Entre Ríos, Fundación Banco Santa Cruz y Fundación Banco San Juan).

Difusión de Hechos Pilares
Con el objetivo de difundir producciones con valor educativo acerca de la historia de nuestro país, las Fundaciones produjeron íntegramente los documentales “La Marcha Silenciosa” y “Los Viajes de Sarmiento”. Los mismos incluyen valiosos testimonios de historiadores nacionales y extranjeros que nos ubican en un tiempo cargado de sueños de Patria, luchas por la independencia y proyectos por alcanzar, destacando el ejemplo de aquellos que fueron protagonistas de la historia y dedicaron su vida al servicio del país.

La Ruta del Arte
Las Fundaciones GP realizaron conjuntamente un ciclo de documentales audiovisuales que relatan la vida y el trabajo de artistas reconocidos de las provincias de Santa Fe, San Juan, Santa Cruz y Entre Ríos.

Biodiversidad en Peligro
Se difundieron materiales audiovisuales para generar concientización acerca del cuidado de especies animales autóctonas en peligro de extinción. Los documentales proyectados fueron: «Biodiversidad en peligro. Cardenal amarillo» (FBER), «En la Senda del Huemul (FBSC)» y «La Trama del Guanaco (FBSJ)»; y guías de trabajo para docentes, se indicó en un comunicado de prensa.
Desde hace más de 10 años, Fundación Banco Santa Cruz junto a sus voluntarios trabajan para fortalecer las instituciones educativas y culturales de la comunidad santacruceña.

Fuente de la Reseña:

https://www.tiemposur.com.ar/nota/147969-fundacion-banco-santa-cruz-difundio-sus-contenidos-educativos-digitales

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