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El desarrollo forestal no es solo cuestión de árboles

30 de noviembre de 2016 / Fuente: http://pcnpost.com/

Por: Rodrigo Arce Rojas

Aunque parezca trivial decirlo hablar de desarrollo forestal va mucho más allá de los árboles o incluso de ecosistemas forestales o de biodiversidad forestal.

Para llevar este debate de manera significativa podríamos empezar definiendo ¿Qué estamos entendiendo por desarrollo?, ¿Qué estamos entendiendo por lo forestal? Las respuestas podrían parecer obvias pero en estos tiempos de incertidumbre y cambio no lo son. Porque resulta que el desarrollo puede ser entendida de diversas formas tanto entre los propios forestales como los que no son forestales. Además para complejizar el debate habría que conocer cuál es la concepción de desarrollo para los que no quieren ver lo forestal. El hecho que se produzcan intensivos procesos de deforestación masiva o deforestaciones focalizadas – legales o ilegales – dan cuenta que no todos tienen la misma valoración.

Ello es entendible, en tanto la palabra desarrollo tiene múltiples connotaciones y ni siquiera hablar de desarrollo sostenible lo resuelve todo si es que la famosa integración de todas las dimensiones se supedita al poder del crecimiento económico, razón frecuentemente aludida al hablar de desarrollo.

Si uno hace un rápido inventario de las principales afirmaciones implícitas (o explícitas) sobre “desarrollo forestal” encontramos (tema por cierto que amerita una investigación más profunda y sistemática) algunas de las siguientes expresiones:

  • Debemos mejorar las exportaciones de los productos forestales
  • Debemos lograr aumentar la contribución del sector forestal al PBI nacional
  • Debemos dar facilidades para que fluya la inversión forestal
  • La legislación forestal es extremadamente reguladora y controlista
  • El sector forestal tiene un gran potencial de contribución a la economía nacional
  • El desarrollo forestal debe estar bajo la responsabilidad de los forestales,
  • Los bosques deben ser productivos
  • Para conservación basta con las Áreas Naturales Protegidas
  • Las entidades conservacionistas son las que se oponen al desarrollo forestal, entre otras afirmaciones.

Entonces tendríamos que identificar cuáles son los paradigmas de desarrollo forestal que subyacen a cada una de las afirmaciones. Este necesario ejercicio – que debería ser participativo – sería muy fructífero para poder aclarar nuestras visiones y podremos saber qué tanto son compartidas, qué teorías del desarrollo están sustentando estas afirmaciones. Pero también nos permitiría conocer cuáles son las distorsiones, sesgos, ausencias o vacíos. Tan importante como reconocer qué es lo que se dice es reconocer honestamente qué es lo que no se está diciendo. Esta es una forma de reconocer lo que no estamos tomando en cuenta, lo que no estamos valorando, lo que estamos subestimando o incluso descalificando.

De todo ello se desprende la necesidad de reconocer cuáles son las grandes narrativas y metanarrativas forestales. Reconocerlas nos permitirá identificar cuáles son las “verdades” que orientan nuestro accionar forestal. Así podremos reconocer si todas nuestras verdades resultan consistentes, vigentes y pertinentes.

Resulta que la actividad forestal también está sujeta a las “verdades” que pueden ser producto de construcción social o producto de la correlación de fuerzas de poder. Detrás de cada una de las verdades hay una serie de supuestos que no sabemos si se sustentan o no. Lyotard (1998) nos habla de los metarrelatos legitimantes que son aquellos discursos que aparecen con fuerza de verdad pero que no siempre lo son.

Entonces “verdades” son construidas desde determinadas estructuras de poder y no siempre tienen congruencia con la realidad. En ese proceso de construcción de “verdades” aparecen procesos de racionalización con atavío de razón (Morin, 1998). La racionalización, como explica Freud y otros psiquiatras, es una patología de la razón. Consiste en querer encerrar la realidad dentro de un sistema coherente. Todo aquello que contradice este sistema coherente, es puesto al margen, olvidado, tratado como ilusión o apariencia (Solís, S.f).

Para hacer consistencia de todo lo que estamos hablando tomemos en cuenta la afirmación: los forestales amamos los árboles. Será interesantísimo saber como forestales cuál es la afirmación que mejor nos representa:

  • En efecto, los forestales amamos a los árboles
  • Los árboles no se han creado para amarlos sino para aprovecharlos
  • El amor es inconsistente con el desarrollo económico forestal
  • ¿Qué tienen que ver los árboles con el amor? (entonces pensarán que el autor está totalmente trastornado)
  • Es totalmente posible combinar el aprovechamiento sostenible de los árboles con el amor a los árboles

Como corolario, el desarrollo forestal no es solo pensar en los árboles (además de pensar en la biodiversidad forestal o pensar en la gestión de paisajes forestales sostenibles) sino que también importa nuestro marco paradigmático, nuestros pensamientos, discursos, narrativas y relatos. El lenguaje es una poderosa herramienta que da cuenta de nuestra cultura y por ello es importante saber si nuestro lenguaje forestal está a la altura de los tiempos dando cuenta de su contribución a la reducción de la pobreza multidimensional, a la generación de progreso multidimensional, al cumplimiento activo y comprometido con los Objetivos de Desarrollo Sostenible del PNUD.

De todo ello se desprende que debemos estar gratamente acompañados no solo de especialistas de todas las disciplinas sino también de todos aquellos que tienen la voluntad de trabajo interdisciplinario y transdisciplinario. Los bosques nos convocan a todos.

Como hemos podido reconocer en esta provocadora nota nos importa el aporte desde la filosofía, desde la ética, desde la lingüística, desde la antropología, desde la sociología, la literatura, la psicología, entre otras tantas valiosas dimensiones para que desde un enfoque plural podamos contribuir por un genuino desarrollo forestal. Visión además que deberá tener la virtud de ser integral sin llegar a la completud, de ser una acción estratégica de síntesis antes que fragmentos analíticos de la realidad.

Entonces podremos constatar que el gran propósito del sector no solo es crear riqueza sino también contribuir por la erradicación de la pobreza.


Bibliografía citada:

Lyotard, J-F. La condición postmoderna, Ediciones Cátedra S.A., Madrid, 1998

Morin. E. Introducción al pensamiento complejo. Barcelona, Gedisa Editorial, 1998.

Solís, L. El pensamiento complejo

Fuente artículo: http://pcnpost.com/rodrigo-arce-el-desarrollo-forestal-no-es-solo-cuestion-de-arboles/

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Principios para el desarrollo forestal que queremos

16 de noviembre de 2016 / Fuente: http://pcnpost.com/

Por: Rodrigo Arce Rojas

Si queremos visualizar el desarrollo forestal que queremos lo primero que habría que hacer es conceptualizar ambas palabras “desarrollo” y “forestal”. A estas alturas pareciera que hablar de aquellas palabras es bizantino porque hemos hablado tanto y tanto tiempo ha transcurrido que quedaría la impresión que la historia se ha clausurado pero no es así.

En medio de la incertidumbre de los tiempos por lo menos tenemos claro (coyunturalmente) algunos atributos respecto al desarrollo. Primero que no existe una única forma de entender y vivir el desarrollo. Segundo que los desarrollos son contextuales y que no puede haber una fórmula única para entender y disfrutar el desarrollo. Tercero que el marco de desarrollo se ha incrementado sustancialmente.

Así de los 8 Objetivos de Desarrollo del Milenio hemos algo más que duplicado con 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Lo que marca la época es el reconocimiento de la multidimensionalidad del desarrollo. De ello no podemos hacer abstracción al hablar de los bosques.

La palabra forestal también tiene otras connotaciones cuando se reconoce explícitamente la biodiversidad forestal, la gestión de paisajes, la gestión de territorios. De la mirada de recurso hemos pasado a la mirada de territorios con toda la complejidad que el término implica, es decir masa, energía, información y sentido.

Queda claro entonces que no solo estamos hablando de aspectos biofísicos (sin desconocer o subestimar su importancia) sino que también implica la consideración de aspectos sociales, institucionales, legales, culturales, psicológicos, entre otros aspectos.

Las discusiones sobre desarrollo forestal no pueden eximirse de las grandes discusiones globales sobre nuevas formas de entender el desarrollo. Los grandes problemas de frontera que se identifican con relación a los bosques no pueden tratarse solo desde una perspectiva disciplinaria y queda más claro para todos la necesidad de enfoques interdisciplinarios, transdisciplinarios e incluso indisciplinarios. Bajo este marco plantearemos algunos de los principales principios a tomar en cuenta para el desarrollo forestal que queremos.

Estos principios no deben tomarse por separado sino que forman parte de un todo integrado absolutamente interrelacionado e interdependiente.

Principio de totalidades: lo que implica tomar en cuenta todas las personas, todas las edades productivas y de conservación, todas las culturas, todos los actores, todos los sectores, todos los niveles, todos los agentes económicos, todos los servicios ecosistémicos de los bosques, todas las posibilidades (sostenibles) de aprovechamiento y conservación de los ecosistemas. Esto implica superar los esquemas de exclusión y subestimación de actores y procesos. Implica también reconocer al ser humano en toda su integralidad como ente biopsicosocial, con cuerpo, corazón, mente y espíritu. La integración entre el tener, el ser y el hacer. Este principio no implica caos sino un orden por descubrir a través del diálogo generativo.

Principio de dialogicidad: No se trata de quedarse en las polarizaciones, tensiones o confrontaciones. Bajo este principio se busca que dialoguen el pasado, el presente y el futuro; el sistema bosque con el entorno global del cual forma parte; lo moderno con lo llamado tradicional; la ciencia con los saberes ancestrales; la tecnología moderna con las tecnologías tradicionales; la producción con la conservación; los bosques con los sistemas agroproductivos, las matemáticas con la poesía; lo pragmático con la ética; la razón con la intuición; lo material con lo espiritual. Más que polarizaciones lo que se busca es darle dinamismo al sistema en búsqueda de equilibrios dinámicos.

Principio de sinergias: Lo que se busca a través del diálogo, la participación, la concertación y la gobernanza es sumar esfuerzos, administrar toda la energía biofísica y sociocultural de los ecosistemas forestales y su sociodiversidad asociada. Se busca las complementariedades estratégicas a favor del aprovechamiento sostenible, conservación de los bosques y la contribución efectiva a la calidad de vida, buen vivir, vivir bien o vida plena que plantean los diversos actores forestales.

Principio de sostenibilidad: este es el principio que ordena todo el sistema pues no hay desarrollo forestal posible si se afecta la capacidad productiva y reproductiva de los bosques. Se requiere una mirada de socioecosistemas sostenibles donde se mantienen los procesos ecológicos, se mantiene la resiliencia y la capacidad adaptativa de los bosques y los otros sistemas vegetales asociados. El principio de sostenibilidad requiere una atención seria, profunda y comprometida para no devaluar la sostenibilidad subordinándola a intereses de crecimiento económico. Todas las dimensiones son importantes y todas requieren recibir la debida atención.

Principio de equidad y justicia: el desarrollo forestal implica un profundo respecto a las personas y a su derecho de un ambiente sano y saludable. Ciudadanos y ciudadanas requieren ser respetados por su condición de personas. La vida en general necesita ser respetada en tanto el ser humano es parte de la naturaleza. No es posible contaminación o daños a los ecosistemas y las personas que afecten su integridad física y cultural. Por ello la necesidad de la justicia ambiental y forestal.

Bajo estos principios podemos plantear participativamente las diversas opciones de desarrollo forestal. Como se ha señalado, ello requiere profundos procesos participativos de diálogo generativo y transformador. Se requiere mucha creatividad e innovación para explorar todas las posibilidades y encontrar caminos sensatos. Toda la institucionalidad (políticas, leyes, acuerdos, pactos, arreglos sociales) debería ser pensada para que florezca un desarrollo forestal inclusivo y sostenible.

Fuente artículo: http://pcnpost.com/rodrigo-arce-rojas-principios-para-el-desarrollo-forestal-que-queremos/

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Abordando la gobernanza forestal desde la perspectiva de la complejidad

09 de noviembre de 2016 / Fuente: http://pcnpost.com/

Por: Rodrigo Arce Rojas

Existen muchas formas de definir la gobernanza. Para Bárcena (2012) la “gobernanza” de los recursos naturales se refiere al conjunto de políticas soberanas de los países sobre la propiedad de los recursos naturales, y la apropiación y distribución de las ganancias por la explotación de esos recursos, para maximizar su contribución al desarrollo.

Esto requiere de políticas públicas que involucran aspectos institucionales, regulatorios, fiscales, de planificación estratégica, de gestión y manejo de conflictos socio-ambientales. No obstante, la forma más entendible de definir la gobernanza es la que presentan Petkova, et al. (2011) quienes señalan que la gobernanza forestal se refiere a quién toma decisiones, cómo se toman las decisiones, tipos de decisiones que se toman y características de las decisiones con relación a los bosques.

Al centrar la gobernanza en las personas, que son los que finalmente toman las decisiones, se configura un sistema social en el que es importante entender su dinámica basado en el comportamiento de las personas. Ello a su vez nos conduce al reconocimiento de sistemas sociales complejos y la necesidad de abordarlo desde la perspectiva de la complejidad.

Lo “forestal” es una gran área o campo que se caracteriza por su complejidad. Refiere a la complejidad de la persona humana, complejidad de los diversos grupos que lo constituyen y la complejidad del entorno. Todo ello sumado a la propia complejidad de los ecosistemas forestales.

Complejidad entendida no solo como una gran cantidad de variables (que pasan a constituirse en datos) sino porque fundamentalmente se verifican interacciones, interferencias, interdependencias producto de la presencia de fenómenos no lineares de comportamiento que son muy sensibles a las condiciones iniciales, son altamente impredecibles y dan pie a propiedades emergentes.

Según Law y Mol (2002), hay complejidad si las cosas se relacionan, pero no se suman, si acontecimientos ocurren, pero no en un proceso en tiempo lineal, si fenómenos comparten espacio pero no pueden ser asignados a unas coordenadas tridimensionales únicas. Por su parte Rodríguez (2008) menciona que hablar de complejidad significa tratar con composiciones y colectivos de formas y tamaños que difícilmente encajan con las rígidas taxonomías y formas de representación de lo social que ha utilizado históricamente el pensamiento social.

Señalan Smyle et al. (2016) que la trayectoria del sector forestal en muchas partes del mundo es decepcionante. La extracción no sostenible, la explotación ilegal de madera y del comercio de productos forestales, la corrupción y la consecución de intereses creados, son solamente algunos de los males que desafían los esfuerzos regulatorios y que aún hoy dan origen a la deforestación y a la degradación forestal con demasiada frecuencia. En este contexto, los enfoques convencionales de abordaje de la gestión forestal fuertemente disciplinarios, lineares y deterministas basados en causas-efectos han mostrado sus límites.

La interacción sociedad humana-ambiente tiene propiedades emergentes que no pueden ser abordadas desde el punto de vista puramente social o ecológico. Las propiedades emergentes de tal interacción puede ser abordadas y descritas de mejor manera con una aproximación de redes complejas (Amaral & Ottino, 2007), en comparación con otras aproximaciones enfocadas en el nivel de individuo o de población, sin considerar la interacción entre sus elementos a describir (Munguía-Rosas et al. 2013).

Rayner et al. (2010) al revisar las relaciones entre complejidad y gobernanza forestal reconocen que la gobernanza forestal internacional es compleja y fragmentada. Señalan que muchos de los problemas críticos de los bosques son intersectoriales y que no pueden resolverse solo desde una perspectiva de administración forestal desde lo forestal para lo forestal. Mencionan que los problemas complejos forestales necesitan enfoques sinérgicos implicando una amplia gama de instrumentos políticos. Por ello plantean que el reto de la gobernanza forestal es pasar de una propuesta sobre los bosques hacia el concepto de ‘bosques’[paisajes], que abarca la complejidad intersectorial e interinstitucional y que es necesario una mejor comprensión de los intereses de los actores, sus ideas e incentivos en entornos complejos.

Un enfoque de gobernanza forestal por tanto remite inmediatamente a un enfoque de sistemas complejos en el que hay reconocer nítidamente todas las partes interconectadas e interdependientes que en buen romance quiere decir todos los actores, todos los intereses, todos los procesos y todos los temas. Visiones reduccionistas de concepción de lo forestal que privilegian solo lo productivo o solo la protección no dan cuenta de la complejidad de los fenómenos del sistema.

Pero como todo buen sistema, que siempre está inscrito en otro sistema, implica también reconocer las profundas interacciones con el entorno que no se reduce a lo forestal como se entiende convencionalmente. En esta suerte de diálogo entre sistemas que se traslapan también es importante reconocer los sistemas que favorecen o afectan la gestión sostenible de los bosques.  Ya no es posible seguir manteniendo una posición de isla de la profesión, del gremio o incluso del llamado “(sub) sector forestal”.

Por todo ello son de suma importancia los procesos de participación y diálogo intercultural tanto en el proceso de elaboración, como en la implementación y monitoreo de las políticas públicas forestales. Mecanismos claros de transparencia, rendición de cuentas y lucha contra la corrupción son señales del diálogo de buena fe. Se requiere desplegar un ambiente colaborativo de involucramiento en la gestión forestal para que todos los actores involucrados participen en los procesos de administración pública efectiva y sientan que no solo son co-constructores de las políticas públicas forestales sino también co-responsables en la gestión forestal sostenible, en el cumplimiento de las leyes y acuerdos.

Es importante avanzar hacia verdaderos esquemas de sostenibilidad forestal en donde los principios de equidad y justicia sean el fundamento del ejercicio de derechos de todos los actores y que no existan sectores invisibilizados, subestimados o incluso perjudicados, todo ello en nombre del Estado de Derecho cuyo marco epistemológico no estaba considerando a los actores de menor poder político.

Para avanzar en una perspectiva inclusiva hay que tener la capacidad de no quedarse únicamente en las generalidades o en los promedios. Las sobregeneralizaciones del marco normativo han terminado dañando a actores específicos y a mujeres. Hay que tener la suficiente sensibilidad para detectar las irregularidades, las fluctuaciones, los quiebres, las bifurcaciones, las discontinuidades que se presentan en el sistema forestal.

La gestión de sistemas complejos implica reconocer la necesidad de generar climas de diálogo y colaboración para construir significados compartidos con sentido de sostenibilidad. No solo hablamos que tan eficiente somos como “productores forestales” o como “protectores de bosques” sino cómo establecemos procesos dialógicos en donde los opuestos se encuentran, se complementan, se sinergizan.

En esta perspectiva sistémica no solo hablamos de la calidad de ciudadanos forestales sino también de la calidad de ciudadanos planetarios y eso implica mirar más allá del recurso. De ahí la importancia de los enfoques de gestión de paisajes forestales sostenibles donde importa tanto la ciencia como el saber local, la ingeniería como la poesía, las certidumbres como la intuición y la imaginación creadora. Más que pensar en que nos domine el caos lo que se trata es de reconocer ese orden que no queremos ver, más que temer a las inestabilidades lo importante es reconocer el juego entre estabilidad e inestabilidad que produce proceso adaptativos y evolucionarios.

Es la maravillosa complejidad que nos permite re-encontrarnos con nuestra esencia. De eso se trata.


Bibliografía citada:

Amaral, L. & Ottino, J. (2007). Augmenting the framework for the study of complex systems. Eur J Phys, 38:147-162.

Bárcena, A. (2012). Gobernanza de los Recursos Naturales en América Latina y El Caribe. Seminario Gobernanza de los Recursos Naturales en ALC 24 de abril de 2012. Comisión Económica para América Latina y el Caribe.

Law, John & Mol, Annemarie (2002). Complexities. Social Studies of Knowledge Practices. Durham, NC: Duke University Press.

Munguía-Rosas, Miguel A., Montiel, Salvador, & Castillo, María T. (2013). Redes, Ecología y Ciencias Sociales: las redes complejas en Ecología Humana. Ecología austral, 23(2), 135-142. Recuperado en 14 de octubre de 2016.

Fuente artículo: http://pcnpost.com/rodrigo-arce-abordando-la-gobernanza-forestal-desde-la-perspectiva-de-la-complejidad/

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Fortalecimiento de capacidades forestales en clave de complejidad

02 de noviembre de 2016 / Fuente: http://pcnpost.com/

Por: Rodrigo Arce Rojas

Fortalecer capacidades forestales en clave de complejidad implica generar condiciones objetivas y subjetivas para que los diversos actores forestales públicos y privados desarrollen una nueva forma de pensar, de sentir, de expresarse y actuar a partir de una concepción más integral de los bosques o mejor aún de los socioecosistemas forestales.

La clave para este proceso es que los actores forestales desarrollen la sensibilidad para acercarse a los socioecosistemas forestales como sistemas complejos donde se reconoce explícitamente que existe un conjunto de partes altamente interconectadas, interdependientes que establecen relaciones y vínculos que favorecen la emergencia de nuevos comportamientos.

Esto significa generar condiciones para que las y los actores forestales desarrollen capacidades para un pensamiento sistémico en el que se reconoce que la realidad puede abordarse mediante sistemas que dialogan profundamente con el entorno. Implica considerar en su real dimensión el contexto y la historia para comprender la naturaleza de la dinámica del socioecosistema forestal. Ello implica necesariamente un enfoque interdisciplinario en el que se supera la suma de perspectivas disciplinarias sino que se desarrollan métodos de trabajo concordado a partir de la definición de marcos epistémicos comunes, marcos metodológicos concordados y significados concertados.

Significa también desarrollar un pensamiento crítico de profunda base filosófica en el que no bastan las formas convencionales de resolver los problemas (con paradigmas y mitos reiterativos), no bastan ni siquiera los marcos teóricos o legales aceptados sino que existe la predisposición de revisarlo todo, de recrearlo todo, de explorar todas las posibilidades, de buscar lo que lo que antes no se ha buscado, de sentir lo que antes no se ha sentido, de resignificar nuestro vocabulario forestal. Porque el pensamiento crítico no se queda con las primeras impresiones o pareceres sino que busca nuevas explicaciones, nuevas preguntas, nuevos abordajes. Es un pensamiento que piensa sobre tu propio pensamiento, el pensamiento de otros, el pensamiento con los otros, el pensamiento desde los otros. Porque no se trata de quién tiene la verdad sino cómo se construye la verdad que además siempre será contextual y contingente.

Fortalecer capacidades sobre los socioecosistemas forestales implica no quedarse con las regularidades, los promedios, la tradición o el dictado explícito o implícito de los grupos de poder. Pensar en complejidad implica justamente buscar las irregularidades, las fluctuaciones, los quiebres, las rupturas, las fluctuaciones, los eventos raros, los factores críticos, aquel mundo inadvertido que no quisimos ver en nombre de la eficiencia o en nombre de las teología de los pensamientos acabados.  Porque creíamos que lo consciente dominaba nuestras decisiones cuando hoy sabemos que el inconsciente tiene muchísimo más peso de lo que habíamos creído.

Significa también generar condiciones para que los actores involucrados tengan la predisposición de reconocer los cambios súbitos, irreversibles e impredecibles que se verifican en los sistemas.  Pensar en forma compleja implica tomar en cuenta la riqueza de la dinámica sistémica no lineal, la influencia de las condiciones iniciales, la importancia del proceso, la capacidad auto organizativa, los procesos adaptativos y evolutivos en el sistema.

Porque es necesario descolgarnos de la lógica de trabajar únicamente con los visibles, con los que tienen voz, con los funcionales, porque hay un universo de actores que siempre estuvieron ahí pero nunca quisimos verlos. Porque nuestra concepción de caja cerrada donde solos resolvemos nuestros problemas y no recibimos las influencias del entorno es una figura que ya no puede sostenerse. No solo la caja ya estaba abierta sino que los problemas de frontera no se resuelven únicamente con ojos y corazones forestales.

Porque no es posible pensar y actuar solo en términos de los elementos biofísicos de los socioecosistemas forestales o solo en términos de mercado. Necesitamos incorporar la ética y la poesía al universo forestal para recuperar su espiritualidad y sacralidad. Estas carencias han provocado que la corrupción esté ahí presente y no hayamos tenido éxito para erradicarla.

Porque es necesario que no simplifiquemos la realidad en mundos binarios o polarizados. Porque se requiere que entendamos las totalidades de los socioecosistemas forestales y las relaciones que definen las estructuras. Porque es necesario que reconozcamos las múltiples dimensiones, categorías, escalas y sentidos que se verifican en los socioecosistemas forestales en un diálogo fecundo con su entorno. Ello da pie a que reconozcamos la diversidad con sus múltiples lógicas y sentidos.

Por todo lo expresado se requiere que los programas de fortalecimiento de capacidades forestales no se queden en desarrollar competencias analíticas sino más bien de integración y síntesis. Que favorezca que los actores involucrados no se queden en los objetos sino que avancen en la necesidad de abordar los problemas de fronteras que se verifican en los socioecosistemas y los paisajes forestales y que hasta ahora nos han sido esquivas con esquemas de pensamiento lineales y de soluciones de enclave, asépticas y fragmentadas de la realidad compleja.

Por todo lo expresado, requerimos más bien unir lo que estaba desunido, tejer lo que estaba separado, religar lo que estaba desconectado; sinergizar antes que condenar, subestimar o evadir. La complejidad no tiene que ver con lo complicado, tampoco tiene que ver con el caos mal entendido como desorden.

Es una nueva forma de acercarse a la realidad para complementar el enfoque disciplinar que hasta ahora ha primado para enriquecer nuestra comprensión del mundo forestal y sus posibilidades de transformación con criterios de libertad, equidad, justicia y sostenibilidad.

Fuente artículo: http://pcnpost.com/rodrigo-arce-fortalecimiento-de-capacidades-forestales-en-clave-de-complejidad/

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Bosques en manos de indígenas tienen menos deforestación

30 Octubre 2016/Fuente:scidev /Autor:Lisbeth Fog

  • Estudio revela que deforestación promedio fue inferior en los bosques si los indígenas eran dueños de la tierra. La investigación se realizó en Bolivia, Brasil y Colombia. Dar tierra a los indígenas es una solución barata y con beneficios ambientales, aseguran expertos

Si los indígenas del Amazonas boliviano, brasileño y colombiano tuvieran asegurada la tenencia de sus tierras, se reduciría la deforestación a la mitad, incluso a un tercio, se mitigaría la emisión de carbono, y beneficiaría a la población local y el planeta.

Un estudio concentrado en la Amazonia demuestra que la tasa de deforestación promedio de tres países estudiados —Bolivia, Brasil y Colombia— fue inferior en los bosques indígenas con tenencia segura que en áreas similares sin ella: 35 por ciento menor en Bolivia, 40 por ciento menor en Brasil y 50 por ciento menor en Colombia.

“Los costos son muy bajos para algo tan importante como reducir el cambio climático, en términos globales, así como para el desarrollo comunitario, en el nivel local”, dice Juan Carlos Altamirano a SciDev.Net, economista senior del Instituto de los Recursos Mundiales (WRI), con sede en Washington, y uno de los autores del informe.

“Esta es una solución ‘suave’, barata y con beneficios para el mundo, el ambiente y las comunidades”, continuó.

Presentado el 7 de octubre, el informe contempla los aspectos legales que rigen en los tres países latinoamericanos en relación con la tenencia de la tierra; analizó los mapas de asentamientos indígenas y de deforestación; y produjo un análisis económico, que consistió en identificar costos y beneficios globales y locales de la deforestación evitada, una de las consecuencias de asegurar los derechos sobre la tierra a la población.

“Vimos que la tasa de deforestación bajaba en una forma significativa en las comunidades que tenían sus derechos de propiedad bien delimitados y eran respetados”, continúa Altamirano, lo cual beneficiaría al planeta porque aumentaría la captura de carbono.

Los beneficios económicos para la región en los próximos 20 años serían de máximo US$ 119 mil millones para Bolivia, 1.165 mil millones para Brasil y 277 mil millones para Colombia, informa el estudio.

“El llamado que se hace a los gobiernos para facilitar la legalidad y remover obstáculos en la ampliación de estos territorios es importante no solo para los temas de secuestro de carbono, sino también para orientar las prioridades de sostenibilidad que deben acompañar las acciones que desarrollen en este territorio las comunidades que habitan”, dijo a Scidev.Net Luz Marina Mantilla, directora del Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas (SINCHI).

Juan Carlos Preciado, consultor en derechos territoriales y pueblos indígenas de la Organización Nacional de los Pueblos Indígenas de la Amazonia Colombiana (OPIAC), dijo que el reconocimiento a la propiedad de la tierra, “tiene que estar en el marco de un concepto mucho más amplio que es el de los derechos territoriales, del derecho político al gobierno, al ejercicio de la autoridad y el respaldo absoluto a ese ejercicio de la autoridad basado en los sistemas del conocimiento propio”.

El estudio propone a gobiernos y organismos internacionales de cooperación incentivar los derechos sobre la tierra y protegerlos, lo que “significaría aumentar los beneficios eco sistémicos como la recreación y el turismo, la regulación de la dinámica climática y el ciclo del agua, los servicios hidrológicos, la polinización y la retención de nutrientes”, concluye Altamirano.

Para ver el informe en español: http://www.wri.org/sites/default/files/Climate_Benefits_Tenure_Costs_ES.pdf

Fuente de la noticia: http://www.scidev.net/america-latina/conservacion/noticias/bosques-en-manos-de-indigenas-tienen-menos-deforestacion.html?utm_source=SciDevsite&utm_medium=Facebook&utm_campaign=Advert

Fuente de la imagen:http://www.scidev.net/objects_store/thumbnail/04B85F781AD00E7F5A88C99CB0A7202E.jp

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Cooperación genuina, bosque, medio ambiente, Nicaragua

Valorar la sabiduría comunitaria para fortalecer la lucha por la tierra y el bosque

América del Sur/Uruguay/17 Septiembre 2016/Fuente: Ecoportal

Cuando se remplaza un área de bosque por el monocultivo de eucalipto, una represa o un proyecto de minería, la destrucción es evidente a simple vista. Sin embrago, lo que muchas veces es invisible para quien mira de afuera – y, por eso, poco comprendido – es el conjunto de impactos profundos que esa destrucción ocasiona en la vida de las comunidades que habitan en ese lugar por muchas generaciones, así como en el mismo bosque y las incontables interconexiones entre los seres vivos que hacen parte de este, incluyendo a la propia comunidad.

Con el bosque, las comunidades generan un conjunto de conocimientos y sabiduría que ayudan a garantizar su bienestar y salud física, mental y espiritual, su cultura, su identidad y su autoestima. Por eso, las acciones que buscan recuperar y revalorizar la sabiduría, salud y bienestar de las comunidades afectadas por proyectos destructivos, de forma amplia e integral, son fundamentales para fortalecer las luchas de resistencia de esas comunidades. También son fundamentales para cuando las comunidades buscan revertir el proceso de destrucción, captando y dándole más fuerza y sentido a la lucha por la reconquista de su territorio.

Varias veces hemos denunciado en el boletín de WRM los nuevos mecanismos de “compensación” para aplacar la crisis climática, propuestos por “especialistas” de las transnacionales, gobiernos e instituciones financieras, así como de grandes ONGs. Los denunciamos por su falta de sabiduría, por ser falsas soluciones para la crisis climática y porque REDD+, por ejemplo, valoriza un bosque solamente a partir del carbono que existe en el mismo. A su vez, el mecanismo de compensación por la pérdida de la biodiversidad valoriza un bosque solamente a partir de la presencia de determinadas plantas o animales. Esa visión se colisiona frontalmente con las visiones y sabidurías que las comunidades que dependen del bosque han construido a lo largo del tiempo. Ellas siempre consideran su lugar como algo único – para ellas dos lugares iguales no existen. Es en el lugar donde viven las comunidades donde han creado sus lazos, sus historias contadas y recontadas, sus conocimientos, su colectividad, su identidad y cultura. Es en ese lugar, también, donde encuentran las condiciones para vivir bien a través de los alimentos y nutrición que el bosque provee, como las plantas, fuentes de agua y animales, que ayudan a tratar y sobretodo prevenir las enfermedades físicas y mentales.

Este boletín busca reflexionar sobre aquella dimensión más amplia que tiene el lugar para las comunidades, sin que ellas recurran a la valoración de ciertas categorías pre-establecidas, como el carbono. Más que eso, en su sabiduría, las comunidades se sienten parte del bosque. Eso es radicalmente diferente de los supuestos de quienes elaboran las políticas que prometen “salvar” los bosques hoy impuestas sobre esas comunidades. Mientas las comunidades hablan de su lugar con cariño y respeto, las políticas oficiales hablan sobre el mismo lugar en términos de “categorías” como, por ejemplo, la presencia o no de “bosques de alto valor de conservación” o “bosques con alto valor de carbono”. Bajo esa lógica, un bosque de “alto valor” por ejemplo podría ser remplazado por otro con características parecidas en términos de determinadas especies de plantas, mientras que el resto del bosque es considerado sin valor, es decir, puede ser destruido por no entrar dentro de la “categoría”. Mientras las comunidades hablan de lugares para referirse a un conjunto de seres y significados, incluyéndose a ellas mismas, los “especialistas” que elaboran cada vez más mecanismos para “solucionar” las crisis de deforestación y clima hablan hoy, por ejemplo, de “paisajes”, es decir, algo que ellos observan y usan a la distancia de acuerdo a sus intereses y de los cuales no se sienten parte.

Aquí nuestra intención no es la de romantizar la relación que las comunidades han mantenido con sus lugares, con el bosque. Lo que queremos es llamar la atención al hecho de que los grandes proyectos destructivos no solo destruyen los boques. Esas invasiones de tierras también ponen en riesgo y tienden a destruir sabidurías y un conjunto de costumbres, historias, relaciones, tradiciones y prácticas que determinan el vínculo entre las comunidades y sus lugares, que además le dan forma a su identidad y aseguran su bienestar. Al destruir los bosques, se terminan por destruir conocimientos imprescindibles para la comprensión y conservación de estos bosques. Pero más allá del proyecto en particular que viene invadiendo y destruyendo sus territorios, las comunidades también deben lidiar con otros “ataques” a sus medios de vida, más enfocados en la esfera de su imaginario en relación su identidad colectiva como campesinas o campesinos, indígenas o los habitantes ribereños. Por ejemplo, los mensajes constantes que propagan una “monocultura” de un determinado estándar de consumo, muchas veces con una visión urbana, es dominada por grandes empresas transnacionales. Sus propagandas buscan, a través del proceso de la globalización, transformar cualquier habitante del mundo en un “consumidor” de sus productos – la mayoría de las veces, productos muy perjudiciales para la salud de ese mismo consumidor.

Todo eso contribuye en romper el vínculo entre las comunidades y su lugar, y destruir su sabiduría, su identidad y su cultura. De esta forma se vuelve muy difícil resistir y luchar. En los casos en que una comunidad reconquista su territorio arrasado por el monocultivo, por la mina o por otro medio, ésta suele quedarse sin referencia, ya que no puede simplemente retomar su modo de vida porque las condiciones para eso no existen más. El resultado es una crisis profunda en las comunidades que se expresa de diferentes formas, siendo una de las más fuertes el fenómeno de suicidios entre jóvenes indígenas en varios países.

Buscando profundizar en estos desafíos más intrínsecos que confrontan las comunidades cuando son sujetas a la invasión y destrucción de su territorio y de los bosques, producimos esta edición de nuestro boletín. No solo queremos mostrar y reflexionar sobre esa realidad más compleja vivida por las comunidades que dependen del bosque para que éstas sean más comprendidas, sino que además buscamos contar algunas historias inspiradoras y llenas de fuerza desde las regiones de América Latina, África y Asia, de cómo las comunidades resisten y luchan para mantener y reencontrar el sentido de vivir y de su salud, incluso en situaciones sumamente adversas.

Fuente: http://www.ecoportal.net/Temas-Especiales/Biodiversidad/Valorar-la-sabiduria-comunitaria-para-fortalecer-la-lucha-por-la-tierra-y-el-bosque

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Gestión de paisajes forestales sostenibles desde la complejidad

30 de julio de 2016/ Por: Rodrigo Arce Rojas / Fuente: http://pcnpost.com

Uno de los grandes retos que tenemos como países megadiversos es gestionar los paisajes forestales más allá de miradas fragmentarias desde los recursos (bosques, aguas, suelos, aire) o desde las dimensiones sociales, culturales, institucionales, legales, económicas o ambientales (entendida fundamentalmente como relativo a lo biofísico). En esta perspectiva se requiere avanzar desde los enfoques disciplinarios, a los enfoques interdisciplinarios, transdisciplinarios e incluso indisciplinarios.

La indisciplinariedad implica un nuevo paradigma del conocimiento que hace frente a la complejidad abordando la realidad no desde objetos de estudio sino trabajando con problemas de frontera. Esto significa trabajar con las totalidades, reconocer y gestionar la diversidad y realizar procesos de síntesis y sinergias de los enfoques empíricos analíticos e interpretativos (Hincapié, 2015).

Los paisajes forestales podrían ser catalogados como sistemas dinámicos no lineales, sistemas complejos no-lineales o sistemas complejos adaptativos (Maldonado, 2011) lo que da cuenta de su complejidad. En ellos se verifican una serie de características de la complejidad tales como auto organización, rupturas, inestabilidades, fluctuaciones, irreversibilidad, caos, evolución, sinergias, emergencias, recursividad, entre otras (Maldonado, 2011; Segura, 2009; Maldonado, 2003). Ello implica entonces superar visiones lineales y determinísticas de la gestión.

Queda corto entonces contentarse con la visión del árbol, con la visión del bosque, aunque siendo necesarios, se tiene que avanzar hacia una visión de las totalidades de los paisajes forestales que no significa verlo absolutamente todo sino tener la capacidad de identificar los fenómenos que atraen o convocan los fenómenos críticos. No es gratuito entonces la mirada de socioecosistemas y el reconocimiento de la ecología de paisajes y la biología de poblaciones como sistemas sociales naturales (Maldonado, 2009).

Un enfoque central de la gestión de paisajes forestales corresponde a los sistemas entendidos como conjunto de elementos interconectados o interrelacionados con un objetivo concreto (Segura, 2009). Específicamente estamos hablando de sistemas abiertos que importan y procesan elementos (energía, materia, información) de sus ambientes. Que un sistema sea abierto significa que establece intercambios permanentes con su ambiente, intercambios que determinan su equilibrio, capacidad reproductiva o continuidad, es decir, su viabilidad (entropía negativa, teleología, morfogénesis, equifinalidad) (Arnold y Osorio, 1998).

Como sistema abierto los paisajes forestales presentan algunas características como la no linealidad, interconexión estrecha, la auto organización, el cambio constante, la retroalimentación, la emergencia, entre otros. Asimismo, se resalta el hecho de ser contra intuitivos, no todo tiene necesariamente explicación causal e irrumpen hechos aparentemente sin conexión alguna. Así es que no solamente estamos hablando que no siempre existe una relación lineal de causa y efecto sino que las causas pueden convertirse en efectos y viceversa. 

En los paisajes forestales podemos apreciar una serie de dilemas o tensiones tales como orden-desorden, estabilidad-inestabilidad, equilibrio-no equilibrio, razón-emoción, producción-conservación, vida humana-vida silvestre, ingeniería-poesía, pasado-futuro, convivencia-conquista, formalidad-informalidad, legalidad-ilegalidad, entre otros. Desde la perspectiva del principio dialógico de la complejidad estos temas no se abordan como campos polarizados sino se les reconoce como términos complementarios y permite mantener la dualidad en el seno de la unidad (Castellanos, 2003). Estamos hablando entonces tanto desde la perspectiva del reconocimiento de diferentes lógicas que interactúan como la capacidad que tienen estos elementos para entrar en un proceso de encuentro dialógico. 

Con el principio Hologramático se concibe a la parte en el todo y al todo en cada parte (Castellanos, 2003). Este principio se aplica a todo nivel como por ejemplo la célula que contiene al individuo y el individuo que contiene a las células, la persona que está contenida en la sociedad y la sociedad que contiene a las personas. Así es que podemos decir que el ecosistema contiene al paisaje y el paisaje contiene al ecosistema. En buena cuenta este principio nos describe la estrecha interrelación que existe entre el micro mundo y el macro mundo. 

El principio de recursividad considera que los productos y los efectos son al mismo tiempo causa y productores de aquello que los produce. Esta tesis derrumba la causalidad lineal propia del positivismo (Castellanos, 2003). Ello nos da cuenta de los límites del marco lógico como herramienta de gestión. Necesitamos marcos metodológicos que den cuenta de las estrechas interrelaciones de los factores presentes en un problema.  Este principio es de especial consideración cuando hablamos de los grandes problemas que enfrentamos como la tala ilegal, la minería ilegal, los cultivos ilícitos, entre otros. 

Por todo ello, la gestión de paisajes forestales requiere fortalecer las capacidades de pensamiento sistémico y pensamiento crítico. El pensamiento sistémico alude a la capacidad de comprender las relaciones entre los diversos componentes de un sistema organizacional que obtiene resultados deseados e indeseados (Aljure, 2007). Es una disciplina para ver totalidades, un marco para ver interrelaciones en vez de cosas aisladas. Es la habilidad de encontrar patrones de cambio y de entender cómo las partes afectan al todo (Senge, 1999). El pensamiento crítico alude a la capacidad de irse más allá de las explicaciones hegemónicas.  

La forma cómo abordamos la gestión de paisajes forestales está muy influenciado por los marcos epistemológicos de la dominación del hombre a la naturaleza.  Latinoamérica necesita definir con qué marco epistemológico va a gestionar sus paisajes forestales para una relación de convivencia antes que de explotación. Se precisa entonces enfoques de descolonización epistemológica para construir alternativas al desarrollo y no seguir únicamente en la senda del progreso que se realiza a costa del ambiente y de las culturas. Requerimos que la construcción del conocimiento para la gestión sostenible de los paisajes implique la construcción participativa de un discurso y prácticas comunes de solidaridad y reciprocidad. No se trata de negar la economía sino de sincerarla, humanizarla a la vez dialogante con la naturaleza y el cosmos. 


Bibliografía revisada:

Aljure, J. (2007). Pensamiento sistémico: la clave para la creación de futuros realmente deseados. ELEGIR (9).

Arnold, M. y Osorio, F. (1998). Introducción a los Conceptos Básicos de la Teoría General de Sistemas. Cinta de Moebio [en linea]  [Fecha de consulta: 10 de mayo de 2016]

Castellanos, R. (2003). Metodología sobre el desarrollo del ser como personalidad. Caracas: Universidad Nacional Experimental de Guayana (UNEG).

Maldonado, C. (2011). Termodinámica y complejidad. Una introducción para las ciencias sociales y humanas. Bogotá: Ediciones desde abajo.

Maldonado, C. (2009). Complejidad de los Sistemas Sociales: Un reto para las ciencias sociales Cinta Moebio 36:146-157

Maldonado, C. (diciembre 2003). El problema de la filosofía del conocimiento y el estudio de los sistemas complejos. En: Praxis Filosófica, Universidad del Valle, No. 17, págs. 103-120

Segura, F. (2009). ¿Puede gestionarse la complejidad de los problemas sociales? Aportaciones desde la teoría de la complejidad en la formulación de políticas públicas. Nómadas. Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas. Instituto Tecnológico de San Luis – Potosí, México.  23 (2009.3)

Senge, P. (1999). La Quinta Disciplina El Arte y la Práctica de las Organizaciones que Aprenden. Barcelona: Editorial Granica (Grupo Editorial Norma), Colección Management y contexto, 1999, pp. 494.

Fuente artículo: http://pcnpost.com/profile/rodrigoarcerojas/

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