La buena enseñanza, es un acto de libertad y contracultura: Santiago Rincón Gallardo

Redacción: Educación Futura

En el marco de la Cátedra Pablo Latapí realizado en la Universidad Iberoamericana, Santiago Rincón Gallardo, investigador de la Universidad de Toronto, señaló que los profesores y personas que se dedican a la enseñanza se deben convertir en un factor de cambio social, pues en ellos recae la responsabilidad de crear las condiciones adecuadas para que todos aprendan, adaptándose al contexto en el que se desarrollan.

Durante la conferencia magistral titulada «La investigación educativa hoy y sus retos a futuro: qué hemos hecho para recuperar la esperanza y qué otras podemos hacer», el catedrático aseguró que el acto de aprender es una práctica de libertad y se debe combatir un ambiente escolar que inhiba el fomento de aprendizajes, el cual, ha permeado en la mayoría de los sistemas educativos.

Ante este contexto, señaló que es necesario fomentar las acciones para el buen aprendizaje, lo cual es un acto contracultural. «La escuela obligatoria no fue diseñada para fomentar el aprendizaje creativo y crítico en los niños», agregó.

Explicó que la escuela tradicional, lamentablemente, no fomenta el buen aprendizaje y entornos productivos de enseñanza, pues ha dado continuidad al control y clasificación de estudiantes.

Sin embargo, advierte que para romper estos esquemas se necesita un cambio cultural profundo, el cual, debe ser resultado de movimientos sociales.

A lo largo de la historia, los movimientos sociales han sido los agentes colectivos más efectivos para el cambio cultural generalizado, especialmente aquel que nos acerca más a la humanidad compartida.

Los movimientos sociales ofrecen una metáfora potente para un nuevo paradigma que oriente cómo pensamos y promovemos el cambio educativo.

Finalmente, afirma que es necesario cambiar la relación entre la política y la práctica educativa, pues actualmente ha sido una relación vertical.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-buena-ensenanza-es-un-acto-de-libertad-y-contracultura-santiago-rincon-gallardo/

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El aforismo de la buena enseñanza: carta abierta a los futuros educadores

Por: Pluma Invitada

“Lo poco que he aprendido carece de valor,
comparado con lo que ignoro y no desespero por aprender”.
-Descartes

Quien ha participado en la vinculación semiótica del niño al mundo cultural creado por los adultos, podrá entender que la riqueza del intercambio maestro-alumno, radica en el aprendizaje, no en la enseñanza. Enseñar a leer, implica antes, un aprender a leer.

Si has observado de cerca, el esfuerzo cognitivo que los niños de educación primaria realizan, para entender las fórmulas de las áreas y volúmenes de cuerpos geométricos, entenderás que en su esfuerzo de discernimiento, se oculta la mejor lección para el docente: los objetos culturales atemporales renacen en un tiempo biográfico particular.

Si al dedicarte a la docencia, alcanzas a comprender, el esfuerzo cognitivo que los alumnos de secundaria realizan para reconstruir el tiempo histórico de la humanidad, en su tiempo histórico personal, podrás entender que el mayor aprendizaje emergió de los estudiantes.
Cuando trabajas con estudiantes de licenciatura en educación, que se tornan confiados y devotos a los panteones pedagógicos de sus profesores, y elucubran altares a corrientes y movimientos de renovación pedagógica, entenderías que la mejor habilidad que podrías coadyuvar a construir, es la de la duda sistemática. Que la afiliación y la desafiliación pedagógica suceda cada semestre. No importa.

Si tienes la distinción profesional de ingresar a una maestría como docente, y te encuentras a profesionales de la educación, ansiosos de abdicar sus viejos y mohosos reinos de certidumbre y tranquilidad intelectual, comprendes como maestro, que la revolución cognitiva apenas empieza.

Cuando súbitamente emerges de las sombras envolventes de la caverna -ese cómodo escondite, que al abrir y cerrar de ojos, se convirtió en la peor trampa inmovilizante-. Emergencia que deja tras de sí la autoflagelación nocturna, por los paisajes abiertos de la responsabilidad compartida. Entiendes que tu aprendizaje, es la asignatura no cursada en tu formación inicial.

Si además de todo lo anterior, estableces un diálogo franco y abierto con tus alumnos de doctorado, comprendes que otros profesionales, con trayectorias en ocasiones más extensas que la propia, están en la misma búsqueda que te motivó desde hace 26 años, desplazarte de los cálidos entornos de la autocomplacencia, a los territorios desolados y agrestes del cambio educativo y el desarrollo profesional amplio.

Estos alumnos, como los anteriores, te enseñan en tu aprender cotidiano, que la lucha por el conocimiento profesional es compartida y cotidiana.

En suma, el aforismo de la buena enseñanza es el siguiente: si quieres enseñar, antes deberás querer aprender.

Y en esta tarea, no hay atajos, ni recetas. El itinerario para aprender desde la profesión docente, es íntimo y personal. No existe, ni existirán dos rutas idénticas. Cada quien las construye desde su contexto, desde su ideario pedagógico y desde su voluntad por conocer.

La consecuencia de este hecho es puntual: si no estás dispuesto a aprender, lo tuyo jamás será, enseñar. Dedica tu esfuerzo y tu energía a otras tareas, no a la enseñanza.
Pero si tu voluntad de conocer, está discretamente enlazado a tu ADN, bienvenido a la más hermosa profesión. Te ocupamos, inspirando a otros con tu magisterio en cada aula, en cada escuela, en cada comunidad, en cada ciudad de nuestro país.

Y parafraseando al viejo poeta:

Si por casualidad lees estas líneas, está bien. Y si jamás las lees. También, estará bien.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/el-aforismo-de-la-buena-ensenanza-carta-abierta-a-los-futuros-educadores/

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Los alumnos hablan de qué cualidades debe tener un buen maestro

Anna Torralbo

Amabilidad, disposición a la escucha y a responder a las preguntas, a explicar con calma, a no gritar, ser capaces de ser creativos… estas son algunas de las cosas que a niñas y niños les gustaría que tuvieran sus maestras y maestros.

“La vista no puede ser vista”, no olvidaré nunca esta frase (primeramente porque el profesor la repetía sin cesar y, en segundo lugar, porque por más que la escuchaba, no la entendía). Quien hablaba era ese profesor con la nariz altiva, el que nos miraba a nosotros, a los alumnos, con aborrecimiento. Era el mismo que nos decía que estaba estudiando para abogado porque los estudiantes no valorábamos la filosofía. “Sois una pérdida de tiempo”. Ese año suspendí la filosofía de bachillerato y, por supuesto, la odié también. A pesar de lo “bueno” que era el profesor en el tema, nunca consiguió que entendiéramos la filosofía ni que empatizáramos con ella; y mucho menos que la amáramos o, en su defecto, que nos gustara un poco.

Todos hemos tenido todo tipo de maestros, y todos recordamos con especial cariño a algunos de ellos. A veces incluso recordamos frases, o gestos que, en su momento (sin saberlo), calaron en nosotros para siempre. Y esto demuestra algo muy obvio pero poco tenido en cuenta: muy a menudo nos enseñan más las personas como personas, que por el conocimiento que puedan tener. Como maestros, seguramente no lleguemos a saber nunca si formamos parte del recuerdo grato de alguno de nuestros alumnos (siempre quiero pensar que sí, aunque solo sea uno). Lo que sí podemos hacer es acercarnos a la visión que tienen, interesarnos por aquello que, como alumnos, valoran de sus profesores. Y es que, por jóvenes que sean, los alumnos saben bien qué es lo que les gusta y lo qué no, lo que les ayuda a aprender y lo que no.

Ahora, como maestra, observo a mí alrededor, a cada uno de los alumnos, todos ellos diferentes, y me pregunto qué es lo que quieren, qué necesitan. Lo mejor que he podido hacer ha sido hablar directamente con ellos, proponerles que expliquen qué cualidades consideran que tiene que tener un buen maestro. Los jóvenes a los que les he preguntado, lo han tenido bien claro:

En primer lugar, un buen maestro o profesor tiene que ser amable. Y es que por mucho contenido curricular que haya que abordar, entre profesor y alumnos, ante todo, existe una relación personal. “Si un profesor no es amable, se me quitan las ganas de escucharlo”, comentaba uno de ellos. Y no es de extrañar, esto nos pasa a todos en cualquier esfera de nuestra vida, ¿por qué debería ser diferente con ellos?

Otra de las cualidades más deseada en un maestro es que sea creativo, que haga actividades “chulas” y juegos, y no fichas todo el rato. ¿Hablamos de innovación? Es graciosa esta palabra, cuando el deseo, consciente o inconsciente, de los alumnos de hoy y de antaño, siempre ha ido por delante de cualquier innovación educativa que los adultos podamos proponer. Lo que hoy se pueda implementar en el aula como algo innovador, lleva años en las mentes de los niños. ¿A caso, como alumnos, no preferíamos salir a la calle, hacer experimentos, jugar, manipular que escuchar una lección magistral?

En tercer lugar, los alumnos han destacado que un buen maestro no tiene que reñir gritando. ¿De verdad gritan los maestros? ¿Por qué? Cualquiera sabe de primera mano cuán desagradable es que le griten a uno. Y, en mayor o menor medida, somos conscientes de la reacción que se produce inmediatamente tras el grito: te tapas los oídos (con la mano o mentalmente, desconectas vaya). Los maestros gritan por muchas razones (yo misma los oigo por los pasillos). Gritan para que los alumnos se sienten, para que los alumnos se callen, gritan porque un alumno pregunta algo que ya se ha explicado, porque no entienden algo que ya se ha dicho…

Siempre me pregunto por qué en esta profesión se permiten conductas que en otras, en un contexto parecido, son impensables. ¿Se imaginan a un comercial de telefonía móvil gritándole a un cliente porque éste no entiende cómo usar la agenda o cómo conectarse a una red wi-fi? ¿Acaso el comercial le reprochará que tenga que repetírselo? ¿Qué es lo que hace diferente esta situación? ¿Será que unos son adultos y los otros niños, y que a estos últimos no les debemos el mismo respeto ni la misma paciencia? ¿O será que en el primer caso el dinero cumple una función coaccionante? Nunca he entendido ciertas reacciones por parte de algunos profesores, y por suerte, veo que muchos alumnos comparten conmigo esta incomprensión. Cuando uno se hace maestro o profesor, sabe muy bien que tendrá delante niños y niñas de todos los tipos, y que precisamente le pagan para ayudar y explicar, tantas veces como haga falta. ¿Por qué se reniega entonces de una parte tan esencial y tan básica de nuestra profesión?

Y esto nos lleva a otra de las cuestiones también muy comentadas entre los alumnos: un buen profesor debe explicar las cosas muchas veces, y ayudarte si no entiendes algo. “Yo creo que tiene que hablar contigo si tienes alguna pregunta o dudas y escucharte y ayudarte”, comentaba uno de los alumnos. Es obvio, ¿no?, para eso nos pagan. Y en este caso no importa a qué tipo de educación nos estemos refiriendo, porque incluso en aquella más abierta y libre, los niños reciben explicaciones de algún tipo: dónde están las cosas, cómo usar una herramienta, etc.
Por supuesto, ha salido a colación el tema de los “favoritos”, porque no nos engañemos, existen favoritos, y algunos lo saben disimular mejor que otros. ¿Cómo notáis quién es el favorito? “Porque le preguntan todo el rato a esa persona, porque se le perdona más cosas que a los demás, porque le dicen que es el mejor y que lo hace todo bien, porque siempre le piden los favores a él/ella”. Sí, recuerdo bien eso. El favorito siempre ha sido destacado en clase, para que todos lo vean, anhelen ser como él/ella, y, de paso, para que tengan claro cuál es el modelo al que hay que aspirar.

Y bien, luego ha habido muchos otros comentarios, algunos de ellos sorprendentemente populares también, como el “buen olor”: “que no le huela mal el aliento”, “que huela bien”, “que no huela a tabaco”. Sin duda, el olor corporal ha imprimido en nuestro recuerdo a más de un profesor/a, para bien o para mal. Y de nuevo me viene a la cabeza eso que me pregunto desde que era una niña: ¿por qué los adultos piden cosas a los niños/as que ellos no cumplen? Desde la escuela siempre me han insistido en que tengo que lavarme los dientes después de comer, y así lo he hecho. Entonces, ¿por qué el aliento de algunos profesores huele a vino mezclado con café y cigarro? En más de una ocasión he escuchado a los profesores quejarse del olor general de una clase, o del olor o aseo concreto de un alumno. ¿Nos preguntamos cómo olemos nosotros?

En fin, este artículo podría no terminarse nunca (a los niños y niñas a los que he preguntado se les ocurrieron miles de cosas), pero más que alargarlo, me gustaría dejar que fueran los propios profesores y maestros los que entablaran esta conversación con sus alumnos.

Por mi parte, tras escribir todo esto, solo puedo pensar en una cosa: ¿No es acaso todo lo expuesto demasiado obvio? A veces tengo la sensación de que los profesores caminamos errantes y ciegos buscando una solución que está justo delante de nosotros, a veces se llama Clara, Rosa, Carlos, Georgina, Lucía, Lucas, Rodrigo…

Fuente del articulo: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/02/13/los-alumnos-hablan-de-que-cualidades-debe-tener-un-buen-maestro/

Fuente de la imagen: http://eldiariodelaeducacion.com/wp-content/uploads/2017/02/profes_converted.jpg

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¿Enderezaremos la educación?

Por:Lydia Perez Horcas.

Con la llegada del verano nos sentimos liberados, la época estival invita a depurarnos, a despojarnos de lo inservible, de lo inútil. De ahí la efeméride de la noche de San Juan y sus tan celebradas hogueras, todo induce a una constante renovación. Es por ello, que durante estas vacaciones he decidido hacer deporte. En mi paseo matutino, escuché como un profesor de autoescuela impelía a su alumno: «endereza, endereza». Ya en el gimnasio mi monitor me corregía: «endereza» la espalda. ¿Y qué hay del primer día de vuelta al cole? Mi jefe de estudios nos aconseja que… «enderecemos» las programaciones lo antes posible. Y yo me pregunto: ¿Qué enderecemos qué y hacia dónde?

A ver cómo enderezo un sistema educativo en funciones hacia una educación en funciones también.

Personalmente, felicito esa iniciativa hacia un pacto nacional en enseñanza, estable e inmune a los cambios de gobierno, pues aunque esta propuesta no es nada que no se haya mencionado otras veces antes, es tal mi desazón que prefiero hacerme la tonta y agarrarme a ese espejismo, a ver si de una vez por todas se reduce ese excesivo partidismo. Las autoridades políticas con competencias en educación no comprenden que ésta afecta a la sociedad y ha de tenerse en cuenta como pilar básico, no como un reclamo electoral (creen que si no cambia la ley con cada partido se le resta prestigio a éste). ¿Será por eso que seguimos manteniendo el liderazgo en cuanto a unos fracaso y absentismo escolar con los que triste e impotentemente ya estamos acostumbrados a cerrar y abrir cursos? Si seguimos así la educación española no alcanzará la calidad que la sitúe en los primeros puestos del informe PISA.

Un gran pacto educativo sería aquel en el que las leyes y el contenido del libro blanco sean propuestas por profesores que son los que realmente conocen la educación, no por grupos de presión ajenos a la realidad, a las peticiones de los docentes y a las necesidades del alumnado en la sociedad actual. Un pacto firme, con leyes de caducidad a largo plazo, donde el tiempo y los resultados nos permitan comprobar lo que es efectivo y lo que no. Los cambios constantes alteran cualquier sistema haciendo que los progresos que se pudieran haber conseguido no sirvan para nada. Un gran pacto educativo… en fin, tengo que despertar de mi estado de ensoñación porque la realidad es bien distinta y lo que hoy por hoy nos encontramos no hay quien lo enderece. Según el acuerdo PP y C´s, la LOMCE (Ley orgánica para la mejora de la calidad educativa) se va a congelar. Y yo me pregunto, ¿qué queda por poner en práctica? Si desde el 31 de julio tenemos aprobadas las reformas más brutales que afectan al trilingüismo en primaria y reválidas en secundaria y bachilleratos, que si aún no se han llevado a cabo es porque su momento práctico es a final de curso. Y no olvidemos que, a favor de la reválida de 2º de bachillerato, la que si está muerta y enterrada es la PAU (selectividad). Si tampoco hay reválida ¿me puede decir alguien como se va a ordenar la entrada de los alumnos a las diferentes carreras? No, señores, no se puede jugar a maestr@s. Nuestros equipos directivos trabajan, no juegan, muy duro previendo los cambios a tener en cuenta para el siguiente curso y éstos ya quedaron estructurados acorde con los nuevos currículos. Los colegios quedaron organizados, la reválida de 6º a trompicones, la distribución de asignaturas por cursos, buscando especialistas para esto y para lo otro, está todo más que asentado ¿qué es lo que vamos a congelar?

Los maestros empezamos el nuevo curso sin objetivos fijos, libros que pueden volver a cambiarse, el papel de los profesores sin definir, padres perdidos, alumnos cobayas, inseguridad generalizada, desmotivación hacia el papeleo y una ley que será sustituida en 6 meses por otra (según punto 78 del acuerdo). Ya veo abrirse batallas entre el Opus y padres conservadores contra el Papa y los jesuitas. ¡Ay! ¿Qué fue de la E.G.B?

En fin, aún así, no puedo evitar ese pellizco ante el inicio de un nuevo curso escolar, la tan deseada y temida vuelta al cole. El comienzo de un nuevo tiempo, deseando la llegada de otro tiempo, de otra ley que nos permita trabajar por y para nuestros alumnos, arriesgando siempre por la calidad de la enseñanza, del trabajo bien hecho y apostando por la profesionalidad de mis compañeros, porque creo que el enderece sí es posible.

Fuente: http://www.europasur.es/article/opinion/2373248/enderezaremos/la/educacion.html

Imagen: https://juandomingofarnos.files.wordpress.com/2015/11/la-deriva.jpg?w=684&h=511

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Hay que promover la curiosidad y el deseo de aprender.

Por: Alejandro Finocchiaro.

Una buena educación es aquella en la que todos los alumnos pueden aprender y en la que se prioriza la enseñanza, el acto de la transmisión. Es en ese acto en el que una generación pasa un legado a otra. La finalidad es habilitar el acceso a todos los signos disponibles de la sociedad sin restricción y promover la curiosidad y el deseo de aprender.

Además de la transmisión, una buena educación debe promover justicia educacional; lo que significa, básicamente, la capacidad de garantizar una distribución del bien social educación que redunde en una mejora en la posición de todos los miembros de la sociedad, en particular la de sus sectores más postergados.

En un buen sistema educativo las diferencias socioeconómicas desaparecen o se achican y las brechas en los resultados educativos no reflejan las brechas sociales.

En la Argentina en general, y en la Provincia de Buenos Aires en particular, esto no sucede: el nivel educativo está atado no sólo al origen social del alumno sino a la escuela a la que asiste. La segmentación del sistema es un factor decisivo que dificulta el logro de este objetivo fundamental.

En los últimos años, la política educativa se focalizó en estrategias fragmentadas en lugar de promover estrategias sistémicas e integradas.

Se privilegió la mera incorporación de tecnologías en lugar de ver cómo éstas pueden ser medios para apoyar y transformar los procesos de enseñanza y de aprendizaje.

Se apuntaló a la capacidad individual del docente en lugar de entender que la enseñanza es un trabajo en equipo. Se incorporó en la agenda educativa la evaluación más como un mecanismo de rendición de cuentas y de medición de resultados que la oportunidad de comprender como la misma es parte de un proceso que proporciona información para el armado de un plan de mejora. Uno que contemple la situación particular de cada escuela y que permita elevar la calidad de la educación conociendo cual es su punto de partida.

La clave de la mejora de la educación está en la construcción de capacidades nuevas en los estudiantes, en los docentes, en las escuelas y sus matrices organizativas.

Éste es nuestro desafío.

Fuente: http://www.clarin.com/sociedad/promover-curiosidad-deseo-aprender_0_1645635569.html

Imagen: https://pbs.twimg.com/media/CrnQrPHWYAAM4hW.jpg

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