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No eres tú, el calor sí afecta tu desempeño

Por: Paulette Delgado

 

Investigadores advierten de los efectos del calor en las funciones cognitivas y ejecutivas, así como en la memoria y atención.

 

Durante los meses de junio y julio, gran parte del mundo enfrentó una ola de calor sin precedentes. En el caso de México, por ejemplo, rompió el récord de muertes y golpes de calor registrados… y esto es sólo el comienzo.

Según predicciones de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), “hay un 66 % de probabilidades de que, entre 2023 y 2027, la temperatura media mundial anual cerca de la superficie supere en más de 1,5 °C los niveles preindustriales durante al menos un año. Hay un 98 % de probabilidades de que al menos uno de los próximos cinco años, así como el lustro en su conjunto, sean los más cálidos jamás registrados”. A esto es importante agregar que cuando dicen “los niveles preindustriales” se refieren a 1850-1900, ya que “es anterior a la emisión de gases de efecto invernadero procedentes de actividades humanas e industriales”.

Esto quiere decir que tanto las próximas semanas como años, se espera que se rompan récords relacionados con las altas temperaturas, y con esto, la constante sensación de que es más difícil poner atención, formar pensamientos, y demás funcionamientos cognitivos.

Además, se necesita mucha energía para conservar la temperatura del cuerpo y mantenerse fresco. Mantener una temperatura interna constante es vital para el funcionamiento del cuerpo, puesto que este proceso requiere energía. Y con la sudoración, viene la pérdida de líquidos, así como de sales y electrolitos esenciales, como el potasio, el calcio y el magnesio, lo que provoca cansancio.

¿Qué impacto tiene el calor?

Joe Allen, codirector del Centro para el Clima, la Salud y el Medio Ambiente Global de la Universidad de Harvard, y varios colegas suyos analizaron a estudiantes que vivían en dormitorios de la universidad durante una ola de calor en Boston. La mitad de los estudiantes vivían en edificios con aire acondicionado central, con una temperatura de  22 grados; la otra mitad sin aire acondicionado con una temperatura promedio de 27 grados.

«Por la mañana, cuando se despertaron, les enviamos pruebas a sus teléfonos celulares», explica Allen. Los estudiantes tomaron dos pruebas al día durante 12 días consecutivos. Una prueba incluía sumas y restas básicas para medir la velocidad cognitiva y memoria, otra evaluaba la atención y velocidad del procesamiento.

Los investigadores descubrieron que aquellos estudiantes que no contaban con aire acondicionado reaccionaba 13 % más lento en las pruebas de aritmética y dieron casi 10 % menos respuestas correctas por minuto.

Diez años antes del estudio de Joe Allen, en el 2006, el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley descubrió que, cuando la temperatura de la oficina supera los 22 grados, el rendimiento de los trabajadores comenzaba a decaer. Especialmente cuando supera los 27 grados, en donde el rendimiento de los empleados bajaba un 9 %.

¿Cómo se ven afectados el aprendizaje y el bienestar de los estudiantes por el calor?

Al comienzo del ciclo escolar 2022-2023, varias escuelas en Estados Unidos se vieron obligadas a mandar a los estudiantes a casa temprano o cerrar y dar clases de manera remota debido a las altas temperaturas, al no contar con aires acondicionados. Ese verano se registró como el tercer verano más caluroso registrado en la nación y, aún así, el OMM advierte que lo peor está por venir.

En el 2021, los economistas R. Jisung Park y Joshua Goodman combinaron datos de las pruebas estandarizadas de 58 países y 12 mil distritos escolares de EE. UU. con información detallada sobre el clima y el calendario académico para “mostrar que la tasa de aprendizaje disminuye con un aumento en la cantidad de días escolares calurosos”. Esto dejó como resultado evidencia que las diferencias climáticas contribuyen a las diferencias en el rendimiento académico.

R. Jisung y Joshua Goodman también publicaron una investigación, la cual analizó a 10 millones de estudiantes de bachillerato que tomaron la prueba preliminar de la Prueba de Aptitud Académica (SAT por sus siglas en inglés) entre el año 2001 y el 2014. Encontraron que la exposición al calor disminuye la productividad del tiempo de instrucción. “Sin aire acondicionado, un año escolar 1°F más caluroso reduce el aprendizaje de ese año en un 1 por ciento” reportaba la publicación. En su investigación también resultó que realizar un examen en un día de 32 grados puede hacer que sea 10.9 % menor la probabilidad de aprobarlo.

Psychology Today advierte de los efectos del calor en las funciones cognitivas y ejecutivas, así como en la memoria y atención. Las funciones cognitivas las midieron a través de la Tarea de búsqueda visual (VST por sus siglas en inglés) que pedía a los participantes a responder lo más rápido posible a una señal visual que aparece en una pantalla frente a ellos.

El portal describe el procedimiento de la siguiente manera: “en la versión simple de la tarea, el triángulo era un triángulo verde en negrita, sólidamente delineado. En la versión compleja de la tarea, el triángulo era un triángulo hecho de puntos presentados sobre un fondo de puntos parpadeantes. La tarea VST está diseñada para medir la capacidad de filtrar información que distrae e interpretar una señal muy específica”.

Las funciones ejecutivas se midieron utilizando Stroop, donde se presenta una palabra en pantalla y los participantes la emparejan lo más rápido posible. En la versión compleja de esta tarea, se les pidió a los participantes que indicaran el color de la fuente utilizada para presentar la palabra en lugar de la palabra en sí. Algunas palabras eran congruentes (la palabra rojo con tinta roja), y otras eran incongruentes (la palabra rojo escrita en tinta verde), esto con el propósito de registrar el tiempo de reacción junto con el número de respuestas correctas.

La memoria se midió utilizando la prueba de bloques de Corsi, donde “se presentó una cuadrícula de cuadrados de 3 x 3 y se iluminaron secuencias de cuadrados. Se pidió a los participantes que reprodujeran el orden en que se iluminaba el cuadrado, con secuencias de cuadrados iluminados que aumentaban en longitud en cada prueba de tres a nueve. Se registraron las tres secuencias más largas correctamente recordadas”, mencionó la publicación.

Y por último, la atención se midió mediante el Test de Procesamiento Rápido de Información Visual (VP) donde se presentaron aleatoriamente secuencias de tres números entre los valores de dos y nueve. Se pidió a los participantes que indicarán lo más rápido posible si esas secuencias eran pares o impares, mientras que se medía el tiempo de reacción y precisión.

Además de estas pruebas, los participantes también informaron sobre su estado de ánimo y sus sentimientos subjetivos sobre el calor y las tareas que se les pidió que realizaran. También se midieron sus respuestas fisiológicas, por ejemplo, revisando la temperatura corporal, la frecuencia cardíaca, la temperatura de la piel, etc. La mitad de los participantes pasaron una hora sentados en una habitación con la temperatura en 39.6 grados y la otra en 21.2 grados para medir el impacto de la temperatura.

La función cognitiva y ejecutiva se midió nuevamente después de una hora de exposición al calor de ambos grupos. Después se les pidió que regresaran una semana después, en donde se cambiaron las condiciones de exposición y se repitió el estudio.

Psychology Today reportó que “tanto la función ejecutiva como la percepción se vieron afectadas por la exposición al calor”, ya que los tiempos de respuesta fueron más lentos después que los participantes fueran expuestos al calor para las pruebas Stroop VST simpleLas respuestas a la parte más compleja del VST mejoró después de la exposición a las altas temperaturas, aunque los tiempos de reacción fueron más lentos.

Para los investigadores, esto podría demostrar lo que se conoce como la compensación de velocidad/precisión. Los participantes sacrificaron la velocidad por la precisión en esa prueba después de estar expuestos, ya que la mejora no se vió al no estar sujeto a los 39.6 grados. Así que parece que la temperatura más alta del verano podría tener un efecto en la función ejecutiva impulsada por el lóbulo frontal y nuestras habilidades de percepción.

Pero esta no es la única área negativamente impactada por las altas temperaturas; la salud mental también sufre.

Con el calor pareciera que la salud mental se derrite

Los días de calor extremo afectan las interacciones sociales y el bienestar personal, lo cual se vuelve una amenaza para la estabilidad mental. Según un estudio del 2018 publicado en Nature Climate Change, un aumento de 1 grado celsius en la temperatura promedio en los Estados Unidos y México se correlaciona con un aumento del 1 % en los suicidios. Este dato es preocupante si las predicciones de la OMM son ciertas y si las temperaturas empeorarán en los próximos años, si no es que en semanas.

Shabab Wahid, experto en salud mental del Departamento de Salud Global de la Universidad de Georgetown, dijo a Time Magazine que “es fácil entender cómo pasar por una experiencia traumática como un huracán puede afectar la salud mental. La conexión entre el calor y la enfermedad mental no es tan intuitiva”.

Robin Cooper, profesor clínico asociado de la Universidad de California en San Francisco y presidente de la Alianza de Psiquiatría Climática, dice a TIME que “tenemos que empezar a pensar en el cambio climático como una crisis de salud mental. Si ignoramos el cambio climático como una amenaza para la salud pública, estamos abdicando de nuestro papel como proveedores de atención médica”. Lo que significa aún más investigación, especialmente  explicando el efecto del calor en los mecanismos exactos de la función cerebral. Los científicos señalan una multitud de factores psicológicos, sociales y biológicos interrelacionados que van desde la interrupción del sueño hasta la función alterada por el calor de neurotransmisores y hormonas vitales.

Una de las áreas más afectadas por el calor es el sueño, especialmente para aquellos que no tienen ventiladores o aire acondicionado ya que hace que la calidad del sueño sea difícil de alcanzar. Con el tiempo, esto puede provocar pérdida de memoria, falta de concentración y aumento de la irritabilidad. Además, los problemas para dormir están a menudo relacionados con desencadenar episodios maníacos en personas con trastorno bipolar.

Josh Wortzel, quien estudia la intersección del cambio climático, las olas de calor y la salud mental en la Universidad de Brown, explicó a TIME que “el calor también afecta el neurotransmisor serotonina, uno de nuestros reguladores del estado de ánimo más importantes, estrechamente relacionado con mantener la agresión bajo control”.

Wortzel señala que “la serotonina ayuda a transmitir información sobre la temperatura de la piel al hipotálamo del cerebro, que luego controla las respuestas de escalofríos y sudoración cuando es necesario. Los pacientes con depresión suelen tener dificultades con este proceso de termorregulación; el hecho de que estos problemas puedan mejorar cuando los pacientes toman antidepresivos inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina sugiere una relación entre la exposición al calor y la producción de serotonina”.

Aún así, queda mucho por saber sobre cómo el cambio climático y las altas temperaturas afectan la salud mental, pero existe poco apoyo financiero. Si no se tiene más conocimiento sobre el tema, se vuelve difícil para los psiquiatras saber cómo prepararse y ayudar a sus pacientes. Especialmente ante el hecho de que se esperan veranos más calientes y la relación que tiene con el suicidio.

Aunado a todos estos efectos, las altas temperaturas también pueden provocar calambres musculares, agotamiento, náuseas, vómitos, fatiga, fiebre, y golpe de calor, que en casos extremos puede provocar convulsiones o incluso la muerte. Si tienes alguno de estos síntomas, busca ayuda con un profesional de la salud.

Fuente de la información e imagen: https://observatorio.tec.mx

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Lo nuevo normal climático es amenazador

Por: LEONARDO BOFF

No es que estemos yendo al encuentro del calentamiento global y del cambio climático. Es que estamos ya dentro. Rompimos la soportabilidad de la Tierra (planetary boundaries) que podrá llevar el sistema-vida al colapso. Hemos pasado el punto crítico y estamos en un camino sin retorno. El planeta Tierra está siendo superexplotado por la voracidad industrialista, que beneficia a una pequeña parte de la humanidad, ha excluido de la mesa de la comensalidad a las grandes mayorías y nos ha llevado a esta situación amenazadora.

Grandes climatólogos y otros científicos, recogidos en el severo libro de Elizabeth Kolbert, Bajo un cielo blanco: la naturaleza del futuro (Crítica 2021) y La sexta extinción: una historia nada natural (Crítica 2016), se han vuelto clima-escépticos y resignados: aún con la ciencia y la tecnología estamos llegando con retraso. No hay cómo evitar la escalada del nuevo régimen climático. Solo podemos disminuir los efectos dañinos, hacer prevención y adaptarnos a él. Las consecuencias generales para la humanidad, de modo especial para los desvalidos, serán infernales.

Lo que se había concertado en 2015 en la COP de París de esforzarnos para para impedir que el calentamiento subiese 1,5 ºC hasta 2030 se ha frustrado. La gran mayoría, dominada por los lobbies de las grandes empresas de extracción de petróleo y de energía, no ha hecho los deberes. En la COP de Egipto en 2023 los tres países que más contaminan, Estados Unidos, India y China, ni siquiera se presentaron.

Ante la crisis energética mundial, han vuelto las tecnologías altamente contaminantes del pasado, como el carbón.

El informe del IPCC de febrero de 2022 advirtió: como se ha hecho muy poco, el calentamiento global subirá 1,5-2 grados ºC hacia 2027. Otros científicos tomando en cuenta la presencia del metano, que es 28 veces más dañino que el CO2, por el deshielo de los cascos polares y del permafrost, sugieren que este aumento de la temperatura nos llegará ya en 2025. De ser verdad, tenemos poco tiempo para prepararnos y para inventar estrategias de adaptación. ¿Cuál es el costo en términos de vidas humanas y de inversiones financieras?

Los eventos extremos que han sucedido recientemente son señal de este cambio de régimen climático. En esta semana de carnaval de 2023, solo en 24 horas han llovido 686 mm en Bertioga y 627 mm en São Sebastião, ciudades marítimas en el norte del estado de São Paulo con consecuencias altamente desastrosas.

Simultáneamente un tifón furioso barrió Indonesia, matando a más de 800 personas. Las calles de agua de Veneza están secas.Recordemos los grandes incendios de 2022 que hubo en California, en toda Europa, inclusive en Siberia, Australia y la Amazonia. Se habla de la nueva era del piroceno (del fuego), como efecto del calentamiento global que ha calentado el suelo y las piedras. Las ramitas y hojas secas se prenden fuego y desencadenan grandes incendios. Si esto se confirma, podremos conocer un armagedón ecológico.

Por eso, nuestro futuro no es halagueño. El climatólogo Carlos Nobre ya advirtió en la COP 26 en Glasgow: “En esta década se decidirá el futuro de la humanidad”. Recordemos a los incrédulos del tiempo de Noé que anunciaba el diluvio y ellos continuaban con sus fiestas y bodas, hasta ser tragados por las aguas. Hoy hay un desconocimiento general de la amenazas que pesan sobre nuestro futuro. La mayoría de los jefes de estado no toman en serio tales cambios. Los CEOs de las grandes corporaciones no quieren ni saber de ello. Y si saben, se dan cuenta de que deberían cambiar sus formas de producción, pero temen perder sus negocios y ser tragados por otros más grandes si lo hicieran. Prefieren caminar despreocupadamente hacia la eventual fosa común en vez de cambiar de sistema. El “Titanic” se puede estar hundiendo, pero no les impide hacer sus negocios rentables. Y van a perecer como los otros al son de la música clásica.

No faltan científicos y sabios que nos advierten, mostrando la conexión entre los desastres en São Paulo y las inundaciones del año pasado en Minas Gerais, Bahía y Pernambuco y el cambio de régimen climático. Quien lo hizo claramente por la televisión es uno de nuestros mejores científicos, Antonio Nobre.

Decimos con razón que la Tierra es nuestra madre, pues nos da todo lo que necesitamos. Pero como todas las madres puede darnos serias lecciones para que aprendamos a tratarla como madre, cosa que no hemos hecho durante siglos. El coronavirus ha sido una de esas señales, hasta ahora mal comprendida, por lo que nuestro mejor científico, Miguel Nicolelis, nos alerta siempre: el virus está ahí y puede conocer variantes peligrosas. Tenemos que estar vigilantes. Pero seguimos como si nada hubiese sucedido, como se nota en el carnaval actual, dando por supuesto de que ya hemos vuelto a la antigua normalidad. Esta es nuestra mayor ilusión, pues el nuevo régimen climático será inexorable. Vendrá con nuevos virus, bacterias y enfermedades. Cobrará muchas vidas y nos forzará a cambiar nuestros modos de vida y de consumo.

Los nuevos gobernantes de las naciones (los nuestros inclusive) deben considerar en sus proyectos este hecho nuevo: la Tierra ya no es la misma. No podemos hacer las mismas cosas que antes. En caso contrario, conoceremos desastre tras desastre y frustraciones en lo que emprendamos.

La Tierra-madre se nos presenta como algo enigmático. En los últimos 570 millones de años ocurrieron 15 grandes extinciones masivas. Dos de ellas eliminaron el 50% de las especies de la Tierra y reorganizaron totalmente los ecosistemas. Muchos científicos (cf. Peter Ward, La evolución del ser humano ha llegado a su fin: extinciones masivas y preservación de la biodiversidad, 1977) aseguran que eso ocurrió por un lento e inexorable cambio climático (p.XVII). ¿No estaremos actualmente en una situación semejante, esta vez por el descuido de poderosos grupos humanos? En su hambre de enriquecimiento han agotado los bienes y servicios naturales, volviéndose así el Satán de la Tierra.

Generalmente eran inmensos asteroides los que producían tales desastres. «Este asteroide -comenta Ward- se llama homo sapiens. Todas las especies evolucionan hasta morir. La extinción es el fin de la evolución» (P.XIX). ¿No será que ha llegado nuestro turno?

Nos comportamos de forma tan depredadora con nuestra Madre Tierra que es posible que ella no nos quiera más aquí. Así las otras especies no se verían amenazadas y seguirían su curso evolutivo. No es imposible que, después de miles de años, surja un ser más evolucionado que pueda soportar el espíritu y construir un modo de vida más amigable con todos los seres y con la Tierra.

De continuar como está, nuestra situación puede llevarnos al encuentro de lo peor. La Tierra seguirá girando alrededor del sol, con todo su esplendor, pero sin nosotros.

*Leonardo Boff ha escrito con Jürgen Moltmann, ¿Hay esperanza para la creación amenazada?, Vozes 2014.

Traducción de MªJosé Gavito Mestá siendilano

Fuente de la información: https://leonardoboff.org

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El cambio climático es una amenaza para la educación

Por: Paulette Delgado

Los efectos del cambio climático se sienten alrededor del mundo, sin embargo, en la mayoría de las discusiones se ignora el impacto que tiene en la educación.

Los estragos del cambio climático se están sintiendo en todo el mundo. Desde olas de calor y sequías hasta grandes incendios, ciclones y aumento del nivel del mar, es imposible negar que el futuro ya está aquí. Según un nuevo Reporte del Estado del Clima en América Latina y El Caribe 2020 de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), tan sólo en América Latina y el Caribe, se perdieron más de 312,000 vidas y más de 277 millones de personas se vieron afectadas entre 1998 y el 2020.

Muchos de los impactos del calentamiento global ya son irreversibles, y aunque se habla mucho de cómo el cambio climático ha afectado sectores como la agricultura, un tema igual de importante es el de la educación. No sólo porque es importante enseñar cómo atenuar y remediar sus efectos, y sensibilizar a las personas sobre las cuestiones relativas al desarrollo sostenible, sino también porque es una área que se ha visto gravemente afectada por estos cambios.

Los impactos del cambio climático en la educación

Cuando se trata de cambio climático, las necesidades educativas son invisibles en la mayoría de las discusiones. Los países normalmente no incluyen temas educativos al hablar de las acciones a tomar, no consideran cómo éste puede interrumpir el proceso de aprendizaje de los estudiantes. Muchas escuelas han sido destruidas o han tenido que cerrar en respuesta a incendios, calor extremo, inundaciones y otros desastres naturales que son cada vez más frecuentes. Además de destruir los caminos hacia las escuelas al tumbar puentes o carreteras y materiales de aprendizaje. Estas pausas han afectado el aprendizaje y la salud física y mental de los estudiantes. En otros casos, personal académico, estudiantes y familias se han lesionado o incluso fallecido como consecuencia de estos fenómenos naturales, lo que podría tener consecuencias devastadoras para la educación a largo plazo.

La crisis climática afecta la calidad del aire, el acceso a agua potable, la producción de alimentos y una vivienda segura, lo que sólo aumenta el ausentismo, la deserción y amenazan el aprendizaje, además que impactan negativamente en el bienestar y la seguridad de los estudiantes. Con este contexto, los sistemas educativos deben adaptarse para proteger a los estudiantes de tales casos, especialmente a los más vulnerables. Todos estos impactos, directos o indirectos, deben ser considerados en las discusiones del cambio climático y buscar cómo brindar acciones efectivas y preventivas.

Los efectos ya se están sintiendo. Según una encuesta representativa a nivel nacional de educadores estadounidenses realizada por el EdWeek Research Center, uno de cada cuatro maestros, directores y líderes distritales de Estados Unidos confirman que el cambio climático ha afectado su escuela o distrito hasta cierto punto. Un 18 % respondió que, si bien, aún no han sido afectados, ven los impactos como una amenaza inminente. Aún así, la mayoría de los distritos escolares de Estados Unidos no han tomado ninguna medida para prepararse ante cualquier desastre natural o golpes de calor. La respuesta más popular sobre el motivo de esta inacción es que el 36 % de los líderes escolares y distritales consideran que sus instalaciones están ubicadas en áreas que no esperan que sean afectadas por el cambio climático en el futuro cercano.

Creer que el cambio climático sólo afecta ciertas áreas geográficas sólo demuestra el malentendido sobre cómo los cambios en los patrones climáticos afectan y afectarán a todos. Panmao Zhai, copresidente del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) dijo a la ONU que “el cambio climático está afectando cada rincón del planeta de múltiples formas. Los cambios que experimentamos aumentarán con el incremento del calentamiento”.

Uno de los primeros ejemplos de cómo ningún lugar está exento fue el famoso “día cero” en la Ciudad del Cabo, Sudáfrica. A finales del 2017, la capital de Sudáfrica enfrentó una escasez de agua a tal punto que se amenazaba que llegarían al “día cero” donde su población de cuatro millones de personas se quedarían sin agua. Más allá de ser un inconveniente, esta situación se volvió una amenaza para la salud, higiene y el funcionamiento de la ciudad.

Durante esta época, se decidió que las escuelas debían permanecer abiertas ya que, para los gobernantes que tomaron esta decisión, los estudiantes deben poder aprender a pesar de las circunstancias. Incluso, la entonces primera ministra del Cabo Occidental, Helen Zille, declaró que su trabajo “es asegurarnos de que las escuelas permanezcan abiertas y operativas, con un suministro de agua alternativo adecuado para hacerlo”.

El Departamento de Educación de Western Cape (WCED) pensó en el peor de los casos y analizaron la capacidad de cada escuela de obtener y almacenar suministros de agua para poder satisfacer lo que ellos consideraron las tres necesidades principales: higiene, seguridad contra incendios y agua potable. Aún así, gran parte de la carga la tenían las madres, padres y familiares, ya que se les pedía que enviaran a sus hijos a la escuela con agua.

Un artículo de Daniella Cheslow publicado en 2018 por National Public Radio (NPR), reunió la opinión de varios ciudadanos enfrentando la situación, entre ellos Yoliswa Qomoyi, directora de una escuela primaria. Ella compartió que colocó cubiertas y candados sobre grifos exteriores y cerró todos los lavamanos menos uno en cada uno de los baños para cumplir con las restricciones, además de pedir a las familias que mandaran a los niños con agua.

La ciudad también respondió mandando camiones cargados con galones de agua así que cuando era el turno de la escuela de Qomoyim, los estudiantes formaban una cadena para pasar envases llenos de agua a sus compañeros, quienes lo llevaban a donde la almacenaban. El artículo también mencionó los casos de Hlomla Myendeki, de 12 años, quien tenía que caminar más de una milla para llegar a la escuela cargando agua desde su casa. Por su parte, Awonke Matinise, de la misma edad, confesó que la escasez de agua dificulta su aprendizaje. «A veces tengo sed y me doy cuenta de que no hay agua en nuestra escuela», dijo para NPR. «Así que solo tengo que quedarme allí y escribir».

Actualmente, la ciudad de Monterrey, en Nuevo León, México (donde se ubica el Observatorio y de donde es originario el Tec de Monterrey) está enfrentando una situación similar a la vivida en Ciudad del Cabo. La escasez de agua es tan grave que este pasado lunes 20 de junio, Sofialeticia Morales, Secretaría de Educación de Nuevo León dijo que “no se podrá garantizar el abastecimiento de agua potable en las escuelas” por lo que la asistencia no fue obligatoria. El pasado 3 de junio, Servicios de Agua y Drenaje de Monterrey anunció que sólo habrá agua de 4:00 a. m. a 10:00 a. m. todos los días, lo que obligó a las escuelas a modificar sus horarios para adaptarse.

La UNESCO reconoce que la educación es crucial para atender la crisis climática ya que “ayuda a las personas a comprender y abordar los impactos de la crisis climática, brindándoles el conocimiento, las habilidades, los valores y las actitudes necesarias para actuar como agentes de cambio”. Y organismos como la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, el Acuerdo de París y la agenda de Acción para el Empoderamiento Climático (ACE), coinciden y reconocen la importancia de la educación y la formación para hacer frente al cambio climático. Sin embargo, ignoran que esta área también está siendo afectada fuertemente por el cambio climático y los desastres naturales. Tan sólo en la región de América Latina y el Caribe 277 millones de personas se vieron afectadas por el cambio climático en los últimos 22 años. Y se espera que si la crisis climática continúa empeorando, será una de las regiones más afectadas.

Es momento de hablar de educación no sólo como una manera de hacer frente al cambio climático, sino también como un área fuertemente afectada.

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El planeta en llamas

Por Sergio Ferrari

El Ártico se derrite aceleradamente

No por conocido deja de ser menos dramático. El planeta se quema y los plazos “infernales” se acortan día a día ante la indiferencia real de los que detentan el poder.

La segunda semana de abril, la Organización Meteorológica Mundial (OMM), con sede en Ginebra, informó que existe un 50% de probabilidad de que en alguno de los próximos cinco años la temperatura media del planeta supere en 1,5°C los índices preindustriales (1850-1900).

De concretarse, este aumento de temperatura marcaría así un punto de calentamiento global de no retorno y una bofetada al Acuerdo de París del 12 de diciembre del 2015, que entró en vigencia en noviembre de 2016.

La OMM constituye el organismo especializado de las Naciones Unidas que se dedica a la cooperación y la coordinación internacionales en lo referente al estado y el comportamiento de la atmósfera, su interacción con la tierra y los océanos, el tiempo y el clima que genera, y la consiguiente distribución de los recursos hídricos (https://public.wmo.int/es/nuestro-mandato/qu%C3%A9-hacemos).

Según el comunicado de la OMM del 9 de mayo, existe un 93% de probabilidad de que al menos uno de los años del período comprendido entre 2022 y 2026 se convierta en el más cálido jamás registrado, desplazando así a 2016 del primer puesto.

En su informe sobre el Estado del Clima Mundial en 2021, a publicarse la tercera semana de mayo, la OMM profundiza el balance del año pasado. Según la OMM, los episodios consecutivos del fenómeno de La Niña a inicio y a fines de 2021, causaron una reducción de las temperaturas mundiales. Sin embargo, este efecto de enfriamiento global es solo provisional y no invierte la tendencia de calentamiento planetario a largo plazo. Por otra parte, si este año ocurriera otro episodio de El Niño, el mismo provocaría un repunte inmediato de las temperaturas, como ya ocurrió en 2016.

Previsiones más que seguras

La afirmación del organismo de las Naciones Unidas especializado en el clima se fundamenta en las conclusiones del Boletín sobre el clima mundial anual a decenal (Global Annual to Decadal Climate Update, https://hadleyserver.metoffice.gov.uk/wmolc/ ), elaborado por la Oficina Meteorológica del Reino Unido, centro de referencia de la OMM para este tipo de proyecciones sobre la temperatura mundial. Esa Oficina Meteorológica también prevé en más del 90% la probabilidad de que la media de la temperatura del quinquenio 2022-2026 supere a la del periodo 2017-2021.

Participaron en la elaboración de este informe, además, grupos de predicción climática de España, Alemania, Canadá, China, Estados Unidos, Japón, Australia, Suecia, Noruega y Dinamarca. Ese cruce de pronósticos elaborados por entidades especializadas de diferentes regiones del mundo permite llegar a cálculos más precisos. Por otra parte, dicha colaboración multinacional se ve acompañada (y en cierta forma certificada) por el Programa Mundial de Investigaciones Climáticas (https://council.science/es/what-we-do/affiliated-bodies/world-climate-research-programme/), que se autodefine como “la única iniciativa de más larga duración dedicada exclusivamente a la coordinación de la investigación climática internacional”. De hecho, se trata de un programa que reúne a climatólogos de renombre internacional y que utiliza los mejores sistemas de predicción de centros climáticos de vanguardia en el mundo.

Este Boletín indica que para cada año entre 2022 y 2026, se prevé que la temperatura media anual en superficie será de alrededor de entre 1,1°C y 1,7°C superior a los niveles preindustriales.

Empeoramiento acelerado

En 2015, la probabilidad de que en algún momento puntual el calentamiento global superara en 1,5°C los niveles preindustriales era casi nula, pero desde entonces no ha dejado de aumentar. Mientras que para el período 2017 a 2021 la probabilidad de superación del umbral indicado fue del 10%, para el período de 2022 a 2026 se ha incrementado casi en un 50%.

En la misma línea, en abril pasado el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) señaló a través de un comunicado emitido en Ginebra que “los próximos años son críticos”. “Si queremos limitar el calentamiento global a 1,5°C, agregó, este es el momento; es ahora o nunca…Sin una reducción inmediata y profunda de las emisiones en todos los sectores, será imposible”.

Según el análisis de esos especialistas, los escenarios que se evalúan para limitar el calentamiento a aproximadamente 1,5°C, implican “que las emisiones de gases de efecto invernadero a escala global alcancen su punto máximo antes de 2025, a más tardar”, y se reduzcan en un 43%, en 2030. Aunque esto suceda, sostienen, es casi inevitable que se supere temporalmente este umbral de temperatura, “pero podríamos volver a situarnos por debajo de él a finales de siglo”.

Esas evaluaciones son parte del Resumen para responsables de políticas del Grupo de Trabajo III del IPCC: Cambio climático 2022: mitigación del cambio climático, aprobado el 4 de abril de 2022 por sus 195 Estados Miembros, en una reunión virtual de dos semanas. El informe constituye la tercera entrega del Sexto Informe de Evaluación (IE6) del IPCC, que se completará a fines de 2022 (https://report.ipcc.ch/ar6wg3/pdf/IPCC_AR6_WGIII_PressRelease-Spanish.pdf).

Sin embargo, y aunque la información esencial no falta, las decisiones que toman los gobiernos siguen siendo tímidas e incongruentes, como se comprobó una vez más, por ejemplo, en la última Cumbre de la COP 26 de las Naciones Unidas, en Escocia, en noviembre del año pasado. Los Estados, especialmente los más poderosos (que son los más contaminantes) no dan los pasos suficientes para destrabar el drama ya explosivo del calentamiento global. Un cambio de fondo de paradigma climático los obligaría a confrontarse con la esencia mismo del sistema hegemónico mundial de producción y con el dilema, no menos esencial, de crecimiento versus decrecimiento.

Meteorólogos preocupados

Petteri Taalas, secretario general de la Organización Meteorológica Mundial, al comentar sobre las preocupantes proyecciones que se dieron a conocer esta semana, fue categórico: “Estamos, notablemente, más cerca de rebasar de forma transitoria el límite inferior del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático”. Y agregó que “este umbral de 1,5°C no es una cifra aleatoria, sino que indica el punto en el que los efectos del clima serán cada vez más perjudiciales no solo para las personas, sino para todo el planeta».

El Acuerdo de París establece objetivos a largo plazo para ayudar a las naciones a reducir sustancialmente las emisiones de gases de efecto invernadero en todo el planeta y así mantener el aumento de la temperatura mundial en este siglo por debajo de 2°C, al tiempo que se prosigue con los esfuerzos máximos para limitar ese incremento a 1,5°C con respecto a los niveles preindustriales.

Si no cesan las emisiones de gases de efecto invernadero, “las temperaturas seguirán aumentando”, subrayó Taalas. En paralelo, los océanos continuarán calentándose y se volverán más ácidos; el hielo marino y los glaciares seguirán derritiéndose; el nivel del mar subirá y las condiciones meteorológicas serán cada vez más extremas.

Por su parte Leon Hermanson, experto de la Oficina Meteorológica del Reino Unido que elaboró el Boletín, aseguró que, si bien en un año determinado se superara ese valor de 1,5°C, no significaría que se hubiera rebasado el umbral simbólico del Acuerdo de París, aunque “sí evidenciaría que nos estamos acercando cada vez más a una situación en la que el límite de 1,5°C se podría sobrepasar durante un lapso de tiempo prolongado».

Según diversos estudios científicos, el calentamiento global se siente de forma particularmente desmesurada en el Ártico. Teniendo en cuenta las proyecciones correspondientes a los próximos cinco inviernos prolongados del hemisferio norte, el Boletín que acaba de publicar la OMM prevé que el aumento de la temperatura en el Ártico podría ser más del triple que el de la media mundial registrada entre1991 y 2020.

Por otra parte, el régimen pluvial previsto para 2022 sugiere una mayor probabilidad de condiciones más secas en el suroeste de Europa y el suroeste de América del Norte, y una mayor pluviosidad en el norte de Europa, el Sahel, el noreste de Brasil y Australia.

El planeta arde. Enfriarlo sería solo una cuestión de voluntad política consensuada a nivel mundial. Misión tan difícil como la misma modificación del rumbo productivo imperante. La consigna que prima parece ser “nada nuevo bajo el sol y sigamos jugando con el fuego”.

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Google y Naciones Unidas muestran el impacto del cambio climático a través de obras artísticas

Como parte de la colección de arte «El latido de la tierra», la compañía presenta dos nuevas experiencias interactivas que buscan concientizar y enseñar a todas las personas en el mundo sobre el daño ambiental en el planeta

Con el objetivo de mostrar el impacto del daño ambiental en el planeta, Google Arts & Culture y la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC) invitaron a Refik Anadol y el colectivo artístico femenino Hyphen Labs a interpretar datos científicos sobre el clima a través de dos nuevas obras de arte interactivas.

Las experiencias están disponibles a partir de este jueves de manera online y gratuita, como parte de la tercera edición de la colección Heartbeat of the Earth (en español, “El latido de la tierra”). Las nuevas obras se suman a las ocho ya publicadas desde el inicio de la colección de Google Arts & Culture en 2020, con el propósito de hacer más accesibles y visibles los datos que explican la crisis del clima y su impacto en nuestro entorno.

“Con los impactos del cambio climático acelerándose y haciéndose más evidentes cada día, es más importante que nunca involucrar a los artistas y utilizar la cultura como un vehículo para el mensaje de que la situación en torno a la crisis climática es urgente”, dijo Ovais Sarmad, secretario ejecutivo adjunto para el Cambio Climático de la ONU.

Y agregó: “La ciencia y los datos complejos deben mostrarse de forma emotiva, de manera que permita comprender cómo el calentamiento global nos afecta a todos individual y colectivamente”.

Qué daños nos mostraría una resonancia magnética de la Tierra

En el experimento “Resonancia magnética de la Tierra, el artista Refik Anadol interpreta nuestro planeta como si de un “cuerpo” se tratase, mostrando el daño que le estamos infligiendo con el cambio climático. Anadol invita a reflexionar sobre la belleza de la Tierra a través de visualizaciones de paisajes naturales generados por aprendizaje automático y además nos motiva a actuar para un futuro de esperanza.

Cómo nos afectarán los efectos en cascada del deshielo de los polos

El colectivo global Hyphen Labs, junto con la artista inupiaq (indígena del norte de Alaska) Allison Akootchook Warden y la Union of Concerned Scientists, exploran en la experiencia Subida insidiosa los efectos en cascada que genera el calentamiento de los hielos polares. Y además explican cómo el calentamiento del clima no sólo desencadenará el colapso ecológico, sino que también ejercerá presión sobre los sistemas existentes que ya afectan de manera desproporcionada a los marginados.

De esta manera, con las obras artísticas se busca animar a la gente a aprender más sobre la crisis climática y que sirvan de motivación para tomar la iniciativa y cuidar el planeta.

Fuente: https://www.ambito.com/informacion-general/google/y-naciones-unidas-muestran-el-impacto-del-cambio-climatico-traves-obras-artisticas-n5411747

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Informe anual de la ONG Christian Aid: 2021, el año en el que las pérdidas por desastres climáticos superan los 100.000 millones de dólares por sexta vez en el mundo

Las inundaciones, las sequías o los huracanes dejan un balance devastador en pérdidas económicas y muertes este año. Los países pobres se llevan la peor parte.

El año que termina deja un balance de desastres climáticos devastador. Como cada año, la ONG Christian Aid publica su informe sobre este tipo de fenómenos extremos y sus costes –no solo económicos, también en vidas humanas–. Así, calcula que 10 de los 15 desastres más destructivos de 2021 costaron más de 1.500 millones de dólares. Su estimación se basa en pérdidas aseguradas, por lo que los costes económicos podrían ser aún mayores.

Encabeza la lista el huracán Ida, que azotó Estados Unidos en agosto. El análisis concluye que este fenómeno tuvo un coste estimado de 65.000 millones de dólares. Además, perdieron la vida 95 personas.

Entre la lista de los desastres más caros están también las inundaciones que se vivieron en Europa occidental en julio como resultado de unas precipitaciones extremas que son hasta nueve veces más probables por el cambio climático. La ONG cifra su coste en 43.000 millones de dólares y recuerda que en Bélgica y Alemania murieron 240 personas por este motivo.

En la provincia china de Henan, las inundaciones sufridas este año han costado 17.500 millones de dólares y la pérdida de 320 vidas, además de provocar más de un millón de desplazamientos de sus habitantes.

Con estos datos, el informe hace un diagnóstico poco favorable. Según la aseguradora Aon, se espera que 2021 sea el sexto año en el que, a nivel global, se cruza el umbral de pérdidas aseguradas de los 100.000 millones de dólares (unos 88 millones de euros). Estos seis años han ocurrido entre 2011 y el presente año. 2021 será el cuarto en cinco años.

La peor parte para los menos responsables

Según el informe, los costes financieros documentados suelen ser mayores en los países que tienen valores de propiedad más altos y pueden pagar un seguro. Sin embargo, varios de los fenómenos meteorológicos más devastadores de 2021 han afectado a las naciones más pobres, que, a su vez, contribuyen en menor medida al calentamiento global.

En otro términos –no puramente económicos–, la investigación arroja que estos lugares han vivido un mayor sufrimiento humano por la inseguridad alimentaria o los desplazamientos forzados por desastres climáticos, como la sequía o las inundaciones. Es el caso de Sudán del Sur, donde más de 850.000 personas se han visto obligadas a huir de sus hogares por las inundaciones. Las consecuencias de la sequía se han hecho especialmente duras en África oriental. Pero no solo: los impactos de la sequía del río Paraná, en América Latina, han repercutido sobre la economía –y los medios de vida– de Brasil, Argentina y Paraguay.

En mayo, el ciclón Yaas azotó India y Bangladesh y causó pérdidas valoradas en 3.000 millones de dólares en pocos días. Las inundaciones de marzo en Australia causaron 18.000 desplazamientos y unos daños valorados en 2.100 millones de dólares.

Reforzar las ayudas de los países ricos a los pobres

Una de las principales conclusiones que se extrae de este estudio es la necesidad de que el apoyo que se brinda a los países más vulnerables se fortalezca en 2022. Pero 2021 no ha traído esperanzas en este sentido. La pasada cumbre del clima de la ONU celebrada en Glasgow en noviembre terminó con un claro mensaje: los países más ricos continúan traicionando a los más pobres. En la COP26, Estados Unidos y la Unión Europea impidieron crear un fondo para que los países con menos recursos afronten la crisis climática.

Los efectos económicos del cambio climático han sido analizados durante este año en otros informes. En septiembre, un estudio publicado en la revista Environmental Research Letters concluía que los costes del cambio climático podrían ser seis veces superiores a los calculados hasta la fecha.

Desde Christian Aid también destacan los fenómenos que se producen de una forma más lenta, como la sequía en el lago Chad, cuya cuenca se ha reducido un 90% desde la década de 1970. Un fenómeno que amenaza las vidas y los medios de quienes habitan esta región, una de las más pobres del mundo.

Fuente: https://rebelion.org/2021-el-ano-en-el-que-las-perdidas-por-desastres-climaticos-superan-los-100-000-millones-de-dolares-por-sexta-vez/

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La ONU enmienda los planes climáticos de los países: deben duplicar sus objetivos para evitar la “catástrofe”

Mundo/30-10-2021/Autor: MANUEL PLANELLES/Fuente: elpais.com

Los programas actuales de los gobiernos conducen a un calentamiento de 2,7 grados. El organismo internacional reprocha que menos del 20% del gasto global en la recuperación sea realmente verde.

El cambio climático vuelve a la primera línea de la agenda internacional tras el parón obligado por la pandemia en 2020. Lo hace de la mano de la cumbre del clima que comienza el domingo en la ciudad escocesa de Glasgow y que durará dos semanas. Pero a la COP26, que tuvo que aplazarse un año por la covid, se llega con la misma certeza que se tenía antes de que el coronavirus paralizara la economía mundial e hiciera pensar a algunos que las cosas iban a cambiar también en la lucha climática: los planes de recorte de las emisiones de gases de efecto invernadero que los países tienen sobre la mesa siguen siendo insuficientes para que el calentamiento se quede dentro de los márgenes más seguros. Las naciones en su conjunto deben duplicar sus promesas de recorte para esta década, según se desprende del informe de situación que presenta este martes la agencia del medio ambiente de Naciones Unidas (Pnuma). El análisis también destaca que solo entre el 17% y el 19% de las inversiones puestas en marcha hasta el primer semestre de este año para salir de la crisis económica generada por la pandemia serán realmente verdes y ayudarán a reducir las emisiones de efecto invernadero.

António Guterres, secretario general de la ONU, ha avisado de que el mundo se sigue “encaminando hacia una catástrofe climática”. Y ha reprochado la falta de liderazgo internacional en esta lucha. “El futuro de la humanidad depende de mantener el aumento de la temperatura global en 1,5 grados″, ha advertido.

António Guterres: «Los líderes pueden hacer un punto de inflexión hacia un futuro más verde»

El Secretario General de la ONU, António Guterres, en la Sede de las Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York.REUTERS-QUALITY

Mantener el incremento de la temperatura entre los 1,5 y los dos grados respecto a los niveles preindustriales es, en efecto, el principal objetivo del Acuerdo de París, de 2015. Todos los firmantes presentaron planes voluntarios de reducción de sus emisiones de efecto invernadero al cerrarse aquel pacto. Pero el calentamiento medio ha llegado ya a los 1,1 grados y la suma de los programas climáticos de las naciones no llevaban a cumplir con París. Por eso se necesitaba que los países aumentasen sus esfuerzos.

Alrededor de 120 países han actualizado durante el último año sus planes. Los nuevos programas implican que las emisiones se reducirán un 7,5% más de lo que se habían comprometido los países un año antes. Sin embargo, se necesita una disminución de entre el 22% y el 50% más de lo que se han fijado las naciones en su conjunto para 2030, según el informe del Pnuma. Porque, de momento, estos planes encaminan al mundo a un calentamiento de 2,7 grados, bastante más del doble del registrado hasta ahora. Cuanto mayor sea el calentamiento global, más virulentos y frecuentes se volverán los fenómenos meteorológicos extremos como las olas de calor y las lluvias torrenciales.

La meta para mediados de siglo es alcanzar esas emisiones cero. Pero los estudios científicos han establecido la senda a corto y medio plazo que se ha de seguir para tener una probabilidad alta de conseguir que la temperatura no supere el umbral de los dos grados: en 2030 las emisiones anuales de la economía mundial deben rondar las 39 gigatoneladas de CO₂ equivalente (la unidad de medida que se emplea para los gases de efecto invernadero). Si se quiere conseguir el objetivo más ambicioso, que no se supere el 1,5, deberán estar en 25 gigatoneladas. En el mejor de los casos, los planes climáticos actualizados de los países llevan a unas emisiones mundiales de 50 gigatoneladas.

Camiones cargados de carbón en el desierto de Mongolia que tienen como destino China, el principal consumidor de este combustible fósil del mundo.
Camiones cargados de carbón en el desierto de Mongolia que tienen como destino China, el principal consumidor de este combustible fósil del mundo.UUGANSUKH BYAMBA (AFP)

“Sabemos que el futuro de la humanidad depende de mantener el aumento de la temperatura global a 1,5 grados”, ha insistido Guterres. “Y sabemos también que, hasta ahora, los países no están logrando mantener ese objetivo a su alcance”, ha añadido máximo responsable de la ONU. Anne Olhoff, la coordinadora del informe, reconoce que cada año que pasa se “está volviendo menos realista” cumplir con la meta de los 1,5 grados. “Y se volverá imposible dentro de unos años, a menos que la acción se acelere significativamente”, señala Olhoff a EL PAÍS.

Los países deben aumentar de nuevo sus planes de recorte de emisiones esta década, pero cada vez parece más difícil que el ser humano pueda reducir a la mitad los gases de efecto invernadero que expulsa en solo ocho años. La pandemia, por ejemplo, hizo caer las emisiones de CO₂, el principal de los gases que sobrecalientan el planeta, un 5,4%. Pero se espera que durante este 2021 vuelvan a dispararse y regresen prácticamente al nivel de 2019 al no haberse producido un cambio estructural en la economía mundial.

Planes a largo plazo

La cruz del informe son los planes para 2030. La cara más positiva son los anuncios que muchos Gobiernos están haciendo para mediados de siglo. Un total 76 países han presentado ante la ONU planes en los que prometen llegar a 2050 con emisiones netas cero —solo podrán emitir los gases que puedan ser capturados por sumideros como los bosques—. A ellos se suman otros tantos países que están anunciando objetivos similares para 2050 o 2060, como hizo hace unos meses China y acaban de hacer países que reman habitualmente contra la lucha climática como Arabia Saudí, Rusia y Australia.

El informe de la ONU señala que, si se cumpliesen todos los objetivos a largo plazo anunciados y presentados por los Estados, el calentamiento se podría quedar en 2,2 grados, bastante más cerca de los objetivos fijados por el Acuerdo de París. El problema es que esas promesas a largo plazo no concuerdan con los planes de reducción de emisiones concretos para esta década en muchos casos. Los expertos de la ONU explican que muy pocos programas nacionales fijan “un camino lineal” de reducción de emisiones para lograr las emisiones netas cero. Y solo 11 países —entre ellos España— cuentan con una ley nacional en la que se obligue a alcanzar esa neutralidad de las emisiones. “Muchos de los planes climáticos nacionales retrasan la acción hasta después de 2030, lo que genera dudas sobre si se pueden cumplir los compromisos netos cero”, señala el Pnuma. “Doce miembros del G20 se han comprometido a un objetivo neto cero, pero siguen siendo muy ambiguos”, abunda este organismo.

Guterres ha pedido a los países que participan en la cumbre de Glasgow que asuman el liderazgo en esta crisis climática y que ayuden a limpiar el planeta de gases de efecto invernadero “todos los sectores, desde la energía hasta el transporte, la agricultura y la silvicultura”. Ha solicitado también que se comprometan a eliminar gradualmente el carbón para que en 2030 no se use en los países desarrollados y en 2040 en el resto. Además, el secretario general de la ONU ha reclamado que se termine con los “subsidios a los combustibles fósiles y a las industrias contaminantes” y se fije un “precio al carbono”. Por último, ha recordado que los países desarrollados tienen la obligación de proporcionar 100.000 millones de dólares anuales de financiación climática a las naciones con menos recursos.

Metano y mercados de carbono

El informe anual presentado este martes forma parte de una serie y es la edición número 12. El estudio tiene un apartado específico referido a los beneficios de reducir las emisiones de metano, el segundo gas que más contribuye al calentamiento global y cuya concentración en la atmósfera se está disparando. La ONU recuerda que si se adoptan medidas técnicas de control ya existentes, y que tienen un bajo coste, se podrían reducir estas emisiones alrededor de un 20%.

Otro asunto en el que se centra la edición de este año es en los mercados de carbono, que permiten intercambiar derechos de emisión (es decir, que se compensen las emisiones de efecto invernadero a través, por ejemplo, de la reforestación). Según el estudio, “los mercados de carbono pueden ofrecer una reducción real de las emisiones e impulsar la ambición”. Pero se advierte de que solo será así si existen unas normas “claramente definidas” y “diseñadas para garantizar que las transacciones reflejen las reducciones reales de las emisiones y estén respaldadas por acuerdos para rastrear el progreso y proporcionar transparencia”. En la cumbre de Glasgow se debe desarrollar precisamente el artículo 6 del Acuerdo de París, que hace referencia a los mercados de carbono.

Fuente e Imagen: https://elpais.com/clima-y-medio-ambiente/2021-10-26/la-onu-enmienda-los-planes-climaticos-de-los-paises-deben-duplicar-sus-objetivos-para-evitar-la-catastrofe.html

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