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Los niños se hacen cargo del mundo

Por: Eliane Brum

La lucha contra el calentamiento global la lideran hoy niñas de varios países del mundo. La mayoría son estudiantes de secundaria. Mujeres muy jóvenes que traen un nuevo espíritu del tiempo a un mundo sin tiempo, en el que solo se tienen 12 años para intentar impedir que el planeta se caliente más de 1,5 grados centígrados y el futuro próximo sea una vida muy mala para todos, imposible para los más pobres y los más frágiles. Jóvenes mujeres con mucho pánico porque los padres y los abuelos se han cargado el planeta en el que van a vivir y se comportan como mimados y egoístas que solo hacen lo que quieren sin preocuparse de las consecuencias, ni siquiera para sus propios hijos y nietos. Una parte de la especie humana ha llegado a tal nivel de individualismo que ni siquiera protege a la prole en lo que es fundamental, y el presente se convierte en absoluto. De repente, los jóvenes se han dado cuenta de que la supervivencia está comprobadamente amenazada y los gobernantes están jugando en Twitter.

Lo que empuja este movimiento de niños y adolescentes es que han entendido que los adultos no son adultos. Es lo que han dicho: “Ya que nuestros líderes se comportan como niños, tendremos que asumir la responsabilidad que ellos deberían haber asumido hace mucho tiempo”, afirmó la sueca Greta Thunberg en diciembre, durante la Cumbre del Clima, realizada en Polonia.

Solo tenía 15 años cuando, en agosto de 2018, decidió saltarse las clases de los viernes para plantarse ante el parlamento de Estocolmo con el objetivo de transmitir el siguiente recado: “Estoy haciendo esto porque a vosotros, adultos, os importa una mierda mi futuro”. Desde entonces, Greta, una niña de cara redonda con trenzas que le flanquean los mofletes, se ha convertido en una referencia internacional en la lucha contra el calentamiento global y ha inspirado movimientos de estudiantes en varios países. El 15 de marzo planean hacer una huelga global por el clima.

La novísima generación de humanos ha tenido la extrema mala suerte de nacer en un momento histórico en el que sus padres no consiguen lidiar con la cuestión del tiempo. Los adultos actuales han crecido bombardeados por el imperativo del consumo que prometía el placer inmediato reiniciado en cada acto de compra, en un looping infinito. El tiempo ha pasado a ser un presente extendido. Todo lo que existe es el ahora, que hay que exprimir al máximo. Es este el mundo en que los ciudadanos se han convertido en consumidores. Es este el funcionamiento de los adultos actuales en un momento histórico en que el calentamiento global, comprobadamente provocado por la acción humana, si no se detiene, cambiará la cara del planeta.

Cuando los científicos del clima más respetados alertan que queda poco más de una década para evitar que la Tierra se convierta en un planeta hostil para nuestra especie, que hay que cambiar los patrones de consumo ya y, principalmente, presionar a los líderes para que tomen medidas más que urgentes, la reacción parece ser la de seguir manteniendo el presente activo, incapaces de enfrentar una idea de futuro que no esté determinada por renovaciones del acto de consumo en el pacto capitalista del presente continuo.

Los muy jóvenes se han dado cuenta de que la época en que los niños hacen solo lo que quieren debido a unos padres que tienen problemas para educar y poner límites empieza a dar lugar a la época en que los niños se dan cuenta de que los padres hacen solo lo que ellos quieren porque son incapaces de aceptar que sea necesario tener límites. Incluso límites muy pequeños, como, por ejemplo, reducir el consumo de carne a solo una vez por semana, ya que la ganadería es una de las principales causas del calentamiento global. O dejar el coche en casa y utilizar el transporte público o la bicicleta. O reciclar la ropa. Hay a quien le da pereza incluso responsabilizarse por la basura que produce.

“Todos creen que podemos resolver la crisis (climática) sin esfuerzo ni sacrificio”, escribió Greta Thunberg en uno de sus artículos. Con solo 16 años, demuestra la lucidez que les falta a la mayoría de los líderes mundiales. Este es un punto importante del movimiento de los estudiantes por el clima. A pesar de señalar la dificultad que tienen los adultos para cambiar su vida cotidiana, al igual que sus elecciones y la relación fundamental con el tiempo, los niños y adolescentes saben que esta transformación no puede reducirse solo a la decisión de cada individuo. Los estudiantes han concentrado su presión sobre las autoridades de cada país. Esos líderes son los que tienen poder para frenar las grandes corporaciones, multar a los contaminadores, determinar políticas capaces de interrumpir la escalada de destrucción.

No faltan estudios que muestran lo que hay que hacer para evitar que el calentamiento global sobrepase los 1,5 grados centígrados, condenando a millones de personas al hambre y la miseria y barriendo del planeta maravillas vivas como los corales. Falta hacer lo que tiene que hacerse, y también cumplir los acuerdos ya existentes. Si los avances a escala global ya eran difíciles antes, la reciente ascensión de líderes de extrema derecha en países estratégicos, como Donald Trump y Jair Bolsonaro, hacen que la situación sea desesperante.

También esta es una característica de la novísima generación que sale a la calle por el clima. Son niños y adolescentes, pero no son ingenuos. En enero, en el Foro de Davos, en Suiza, Greta tampoco midió sus palabras al dirigirse al público, compuesto por la élite económica global: “Algunas personas, algunas empresas, algunos tomadores de decisiones en particular, saben exactamente qué valores inestimables se han sacrificado para seguir ganando cuantías inimaginables de dinero. Y creo que muchos de ustedes que están hoy aquí pertenecen a este grupo de personas”.

Lo que los niños y adolescentes de este movimiento creciente dicen es que, si quieren tener dónde vivir, tendrán que hacerse cargo del mundo. Para contar. Ya que los adultos que destruyen el planeta no los toman en cuenta.

Nunca ha habido nada parecido en la historia. En ninguna historia. Las crías intentan salvar el mundo que los especímenes adultos destruyen sistemáticamente. Más allá de los efectos concretos sobre el futuro de la humanidad, se necesitarán muchos años de estudio para entender los efectos de esta inversión sobre la forma de comprender el mundo y el lugar que ocupan los que serán adultos mañana. Pero, para ello, antes hay que tener un mañana.

Brasil es el país más biodiverso del planeta. Tiene en su territorio la mayor parte de la mayor selva tropical del mundo. Debería estar en la vanguardia del combate al calentamiento global y a la pérdida avasalladora de biodiversidad. Debería ocupar su lugar estratégico y ponerse en la vanguardia de todos los movimientos por el clima. Debería. Pero no lo está.

Y no lo está porque, después de gobiernos inconsecuentes y estúpidos ante la crisis climática, a la izquierda y a la derecha, el país tiene hoy un gobierno de extrema derecha que, además de ser inconsecuente y estúpido, también tiene a algunos alucinados. El gobierno militarizado de Jair Bolsonaro puede conducir a Brasil al abismo. Y, dada la importancia de la selva amazónica, arrastrar también al planeta.

Hay que ser muy claro en este momento y afirmar con todas las vocales y consonantes disponibles que una parte del gobierno de Bolsonaro está compuesta de gente que utiliza el poder de forma peligrosa. Gente que juega a la guerra. Gente que juega con armas. Gente con delirios de grandeza y deseo de destrucción. Gente que tiene tanto miedo de sus propios demonios que ve el diablo en todas partes, preferentemente en los demás. Gente que enaltece a torturadores, llama estadistas a dictadores y da medallas a milicianos.

Esta realidad ha hecho que el gobierno cada vez más militarizado de Bolsonaro —ya son ocho los militares en el primer escalón, sin contar el vicepresidente y el portavoz, y decenas contando los demás niveles, y suma y sigue…— genere una nueva anomalía en Brasil. Tras pasar por una dictadura de 21 años, en que los generales permitieron y/u ordenaron la tortura, el secuestro y el asesinato de civiles, muchos todavía desaparecidos, cada vez que se anuncia un nuevo general en el gobierno más gente siente alivio. La situación en Brasil ha llegado a un punto —y con tan solo dos meses de gobierno Bolsonaro— que cualquier persona con apariencia de adulto y áurea de autoridad genera alivio, aunque solo algunos meses atrás generase pánico en quienes siempre han defendido la democracia.

Hace unos días una amiga de izquierdas, con una historia familiar de represión en la dictadura, me contaba, asustada consigo misma, que se calmaba siempre que el general Hamilton Mourão, el vicepresidente del gobierno Bolsonaro, abría la boca. No se trata del tal síndrome de Estocolmo, sino de que el hecho de tener la seguridad de estar en manos de perversos, de adultos infantilizados, de un padre que deja que sus hijos jueguen a gobernar el país porque él también juega a gobernar el país ha vuelto la realidad muy aterradora. Como los generales, en general, dicen frases con sentido, además de sujeto, verbo y predicado, aunque sea un sentido del que se discrepa, incluso las personas críticas se han agarrado a estas briznas de cordura para poder dormir por las noches.

No hay que olvidar, sin embargo, una posibilidad y un hecho. Es posible que los generales tampoco estén durmiendo por las noches, pensando en cómo mantener la imagen de las Fuerzas Armadas a salvo en un gobierno en que Bolsonaro parece ser menos controlable de lo que creían, ya que ahora es demasiado tarde para disociar la imagen de las Fuerzas Armadas de la aventura arriesgadísima que es un gobierno Bolsonaro.

Es un hecho que la política desastrosa para la Amazonia adquirió un cuerpo y una cara justamente en el proyecto y la propaganda de la dictadura militar, en los años 70, cuando se destruyeron grandes extensiones y se diezmaron pueblos indígenas para abrir carreteras, construir hidroeléctricas e implantar grandes plantas de extracción. Ese mismo imaginario del “desierto verde” o de la “tierra sin hombres para hombres sin tierra”, dos grandes eslóganes de la dictadura que permanecen todavía hoy, en los que los pueblos de la selva no se consideran humanos, sigue guiando los discursos del gobierno Bolsonaro, íntimamente conectado con la agroindustria predatoria que pretende avanzar todavía más sobre la Amazonia.

El modo de operar poco familiarizado con la democracia de los militares se ha revelado, otra vez, en la preocupación por el encuentro que el papa Francisco realizará en el Vaticano, en octubre, para debatir sobre la Amazonia con 250 obispos. Como reveló la periodista Tânia Monteiro, en el periódico O Estado de S. Paulo, los militares del gobierno militarizado de Bolsonaro temen que el “clero progresista” de la Iglesia Católica pueda convertirse en una referencia de oposición y ocupe el vacío dejado por la incapacidad de articularse de la izquierda pos Partido de los Trabajadores.

Los militares han decidido actuar para impedir que las críticas al gobierno Bolsonaro lleguen a un foro internacional en el sínodo que debatirá durante 23 días la crisis climática provocada por la deforestación y las amenazas a los pueblos de la selva. Una de las acciones será intentar convencer al Gobierno italiano de que interceda con la Santa Sede para evitar ataques directos a la política ambiental y social del Gobierno brasileño durante el sínodo sobre la Amazonia.

Entre los temas del encuentro global, un asunto causa particular preocupación en un gobierno que pretende volver comerciables las tierras públicas de usufructo exclusivo de los indígenas: “El grito de los indígenas se parece al grito del pueblo de Dios en Egipto”. Según el periódico Estadão, el general Augusto Heleno, ministro jefe del Gabinete de Seguridad Institucional y supuestamente el adulto con más influencia sobre el chaval Bolsonaro, se ha descolgado con esta afirmación: “Estamos preocupados y queremos neutralizarlo”. Y con esta: “Creemos que es una interferencia en un asunto interno de Brasil”.

Como puede percibirse fácilmente, aunque los generales del gobierno militarizado de Bolsonaro demuestren capacidad cognitiva, lo cual es un alivio ante el panorama de indigencia intelectual del ministerio, sin duda están desconectados de los desafíos de la crisis climática. También demuestran creer que viven en un mundo que ya no existe. Parecen tan preocupados por borrar su intervención criminal en el pasado reciente que se han vuelto incapaces de ver el futuro que está justo delante.

La Amazonia es un asunto del planeta porque, siempre que Brasil destruye la selva, reduce las posibilidades de controlar el calentamiento global. Es tanto un asunto del mundo que Brasil recibe miles de millones de reales de Noruega y Alemania para mantener la selva en pie. Si no fuera por ese dinero, el año pasado ni siquiera se habrían podido llevar a cabo las actividades básicas de control del Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables.

En un comunicado de prensa, el Gabinete de Seguridad Institucional, dirigido por el general Augusto Heleno, hizo una afirmación digna del famoso eslogan de la dictadura para la Amazonia, “Integrar para no entregar”: “Una parte de los temas del referido evento (Sínodo para la Amazonia) tratan de aspectos que afectan, en cierto modo, a la soberanía nacional. Por eso, reiteramos el entendimiento del GSI de que le corresponde a Brasil cuidar la Amazonia brasileña”. El planeta realmente espera que Brasil cuide la Amazonia, lo espera hace bastante tiempo. Los pueblos de la selva, que son quienes mejor la cuidan, en general en contra de los intereses de los diferentes gobiernos en el poder y a pesar de las sucesivas masacres, también esperan que Brasil decida cuidar la Amazonia.

Si el gobierno Bolsonaro quiere accionar la manipuladora “amenaza a la soberanía nacional”, esos “gringos que están invadiendo la Amazonia”, que pidan antes al presidente que prohíba la presencia de las corporaciones transnacionales en la Amazonia, al igual que los proyectos destructores. Puede empezar con la gigantesca explotación de oro de la empresa minera canadiense Belo Sun en la Vuelta Grande del Xingú, una catástrofe anunciada que tuvo como consultor al general Franklimberg Ribeiro de Freitas, hoy una vez más al frente de la Fundación Nacional del Indígena, en un evidente conflicto de intereses que, como de costumbre, ha sido ignorado. Los pueblos de la selva lo agradecerán. Los brasileños urbanos conscientes también.

Mientras en Brasil hay que debatir los destinos de la Amazonia a este nivel primario, como si todavía estuviéramos en el siglo XX, los estudiantes se organizan para luchar por el planeta, dando lecciones de civismo a gobernantes mucho mayores. En noviembre, 15.000 estudiantes australianos faltaron a clase para decir a las autoridades que era obligatorio combatir el calentamiento global. El primer ministro australiano, Scott Morrison, reaccionó mal: “Lo que queremos en las escuelas es más aprendizaje y menos activismo”. Algo que podemos imaginar que diga Bolsonaro con todavía peores palabras, quizás amenazando enviar a los estudiantes a la “punta de la playa”, como suele mencionar, refiriéndose al lugar clandestino donde se torturaba y se asesinaba a los opositores del régimen de excepción que él tanto exalta.

Los jóvenes australianos respondieron a su primer ministro con un cartel en las calles: “Dejaremos de ser activistas si vosotros dejáis de ser unos mierdas”. Las manifestaciones de estudiantes que exigen acciones de los adultos ante la crisis climática se han multiplicado, especialmente en Europa, llegando a tener decenas de miles de manifestantes en países como Bélgica, Holanda, Alemania, Suiza y Francia.

En el centro de las numerosas protestas de Bélgica está una adolescente de 17 años llamada Anuna De Wever. Inspirada en un vídeo grabado por Greta, en el que la sueca estimulaba a los estudiantes a hacer una huelga climática ante la inercia de los adultos, ella y su mejor amiga grabaron su propio vídeo. Como contó a BuzzFeed News, esperaban que se presentaran solo unas 20 personas a una protesta organizada a principios de enero. Fueron 3.000. Y las protestas han crecido semana tras semana, hasta movilizar a decenas de miles.

La ministra de Medio Ambiente de Bélgica mintió a los estudiantes y al país, afirmando que los servicios de inteligencia habían informado de que las protestas eran un complot para derribarla. Tuvo que reconocer la mentira y dimitir. A las autoridades desconcertadas, que intentaron justificar su incompetencia ante el mayor desafío global exigiendo a los manifestantes estudio y disciplina, los estudiantes respondieron con un cartel bien objetivo: “Haré mis deberes cuando tú hagas los tuyos”.

Cuando se afirma que el gobierno Bolsonaro es una vanguardia del atraso, es importante tener la dimensión de que la calidad de las luchas también determina —y mucho— la calidad del país. Desde hace varios años, en Brasil el debate no solo se bloquea, sino que se descalifica, que es otra forma de bloquearlo. La semana pasada, algunos profesores de escuelas de varios países se manifestaron por la falta de contenidos relacionados con la crisis climática, el tema que debería atravesar todos los demás también en las aulas. “Enseña la verdad”, decían los carteles. O: “Nuestros niños pueden afrontar la verdad. ¿Y tú?”. Un profesor comentó, durante la manifestación de Londres: “A veces me pregunto qué sentido tiene enseñar cuando nadie está enseñando la verdad sobre el futuro”.

En Brasil, los estudiantes de las escuelas públicas tienen que rebelarse para tener una enseñanza con una calidad mínima y que se respeten sus derechos más básicos, como sucedió en 2015 y 2016. Los alumnos brasileños tienen uno de los peores resultados del mundo en asignaturas como portugués y matemáticas. Y la mayoría de los profesores no cobran lo suficiente siquiera para vivir con dignidad, no digamos para actualizarse y estudiar.

En los días actuales, sin embargo, no se puede ni trabar esta lucha básica, obvia, porque hay que preocuparse de los falsos problemas. Un grupo de delirantes y/u oportunistas decidió inventarse que los problemas de las escuelas son la ideología de género y otras tonterías creadas por ideólogos de extrema derecha. Crearon, entre otras aberraciones, la Escuela Sin Partido, un proyecto autoritario que toma partido por lo peor en un momento en que todos deberían concentrarse en los problemas reales que les arrebatan las posibilidades a millones de niños y adolescentes brasileños. Para conseguir lo que quieren mienten, crean noticias falsas, como los biberones con tetilla en forma de pene o los profesores que enseñan a sus alumnos a hacer orgías. La falta de honestidad de estas personas no tiene límites. Y el Gobierno no es el límite, porque hoy son el Gobierno.

Así, en lugar de luchar por la educación para enfrentar la crisis climática, como están haciendo los estudiantes de países de otras partes del mundo, exigiendo ciencia y pensamiento de calidad en las escuelas, en Brasil hay que luchar para que la teoría científica de la evolución de Charles Darwin, base para la comprensión de las especies y de mucho de lo que fue posible comprender sobre la vida desde entonces, se siga enseñando como lo que es, una teoría científica, y no una teoría alternativa al mito religioso del creacionismo. Los cada vez más numerosos fundamentalistas evangélicos deberían dejar las medicinas que salvan su vida y los móviles con los que esparcen su odio antes de equiparar la ciencia con la religión, siendo irrespetuosos con ambas.

En lugar de concentrar todos los esfuerzos del país en mejorar la calidad de la educación, a Bolsonaro le preocupa censurar las cuestiones del examen de acceso a la universidad. El ministro de Educación envió esta semana un correo electrónico a las escuelas diciendo que los alumnos tienen que cantar el himno nacional al inicio del año lectivo, los profesores tienen que leer una carta que termina con el eslogan de la campaña de Bolsonaro y la dirección tiene que grabar el momento y enviar un fragmento del vídeo a Brasilia. La ministra de la Mujer dice que las niñas visten de rosa y los niños, de azul. El ministro de Asuntos Exteriores afirma que el calentamiento global es un complot de la izquierda. El ministro de Medio Ambiente dice que la discusión sobre “si hay o no calentamiento global es secundaria”. El adjetivo “secundaria” ya sería terrible, pero todavía pone en duda lo que es un consenso científico mundial y que cada uno ya puede percibir en su día a día.

Los debates importantes, los que realmente pueden representar un avance para el país, se aplazan porque hay que defenderse de esta gente que lanza frases sin ningún contacto con la realidad, pero que hoy tiene poder para afirmar mentiras como verdades. Las mejores mentes del país están obligadas a concentrar sus esfuerzos en descubrir una manera de impedir que los delirios se transformen en ley. Mientras tanto, Brasil pierde y pierde y pierde. Ya no se lucha ni siquiera por lo básico, sino para impedir que la realidad se convierta en un delirio. Se lucha también para que las palabras recuperen su significado.

Los estudiantes brasileños, por la importancia de Brasil en la reducción de las emisiones de gases que provocan el calentamiento global, deberían ser protagonistas en la huelga climática del 15 de marzo. Pero de momento no lo son. Porque viven en un país en el que los adultos que están en el poder son tan precarios, pero tan precarios, que hay que explicarle al ministro de Medio Ambiente que, al contrario de lo que afirma, no hay nada más importante en este momento histórico que saber quién fue el activista ambiental Chico Mendes. Hay que repetir y repetir lo obvio para que la estupidez no se transforme en inteligencia.

Los estudiantes suizos, por ejemplo, exigen que ninguna escuela utilice aviones para sus excursiones, ya que volar tiene un gran impacto sobre el medio ambiente. La propia Greta, que dejó hace años de comer carne y de comprar cualquier cosa que no sea absolutamente esencial, dejó de volar en 2015. Desde que su hija empezó a preocuparse por la crisis climática, la madre, una famosa cantante de ópera, dejó su carrera internacional debido a la huella de carbono de la aviación. La pregunta es obvia: ¿cómo se pueden debatir cuestiones como esta en un país como Brasil, donde los estudiantes tienen dificultades para llegar a la escuela por falta de transporte?

Quizás empezando por entender que es obligatorio que se debatan. Creer que la crisis climática es un tema para estudiantes ricos de países ricos es un error. Y un error peligroso. Enfrentar la crisis climática no es un lujo, es una necesidad urgente de todos. Nada aumentará más la desigualdad y afectará a los más pobres que la crisis climática. El calentamiento global atraviesa todos los temas y todas las áreas, incluso la racial y la de género. En Brasil, posiblemente las más afectadas serán las mujeres negras, el contingente más frágil y oprimido de la población. Es esto lo que los niños y adolescentes están diciendo. Pero, también por la deficiencia de la educación, y no solo en las escuelas públicas, la mayoría de los estudiantes brasileños tienen dificultades para establecer las conexiones y comprender que, al luchar por la selva amazónica, estarán luchando por la reducción de la desigualdad y por más acceso a los recursos y a las políticas públicas.

En Estados Unidos, la huelga por el clima del 15 de marzo la están organizando en su mayoría niñas, muchas de ellas negras. La Organización Mundial de la Salud ya ha mostrado que las mujeres serán las más afectadas por los desastres naturales provocados por el calentamiento global y también serán las más afectadas porque en muchas sociedades todavía son ellas las que tienen la responsabilidad de conseguir agua, energía y alimento. Son también las mujeres las primeras que pierden oportunidades cuando los recursos naturales se vuelven escasos. “Si eres víctima de un sistema de opresión, te afecta más la crisis climática. Y eso vale para las mujeres”, dijo Jamie Margolin, una activista climática de 17 años a BuzzFeed News. “Tenemos que levantarnos y levantar nuestra voz”.

Hay una particularidad que hace que la crisis climática sea todavía más difícil en Brasil. El crecimiento acelerado de los evangélicos neopentecostales en las últimas décadas ha fortalecido la creencia en el apocalipsis bíblico. Para algunos de ellos, que apoyaron masivamente la elección de Bolsonaro, las catástrofes provocadas por el calentamiento global no las ha causado la acción humana, sino que están previstas en la Biblia como los acontecimientos que anuncian el Armagedón. O, aunque las haya causado la acción humana, ya estaban escritas. Es bastante posible que sus líderes no lo crean, que solo utilicen una interpretación literal de la Biblia para controlar mejor los cuerpos y canjearla por poder. Pero hay una masa de fieles que lo creen. Y que crece.

Todo lo que se puede ver como una catástrofe climática provocada por la utilización de combustibles fósiles, para esa línea del evangelismo es solo el cumplimiento de la profecía bíblica. Son ellos los que presionan para que la embajada de Brasil en Israel se traslade a Jerusalén, porque esta ciudad sería el escenario del Armagedón. Otra vez hay que subrayar que quienes articulan esta idea tienen intereses más bien inmediatos y mundanos, que revisten con una retórica bíblica para santificar lo que es totalmente terreno.

No hay que olvidar que Bolsonaro fue bautizado en el río Jordán, en Israel, en 2016, y que pastores como Silas Malafaia promueven excursiones a Israel. Para este grupo de evangélicos que solo crece en Brasil, la catástrofe es bienvenida, ya que están seguros de que se salvarán porque son los únicos puros. Salvarse, por lo tanto, sería solo una cuestión de tener la fe correcta. La suya, claro. ¿Cómo se puede pedir razón en este país? Quizás habría que avisarlos que el río Jordán se está haciendo cada vez más y más estrecho debido a la sequía provocada por la crisis climática. Si sigue así, pronto habrá que encontrar otro río para los bautismos espectaculares.

Si se escuchara a las nuevas generaciones (y también a las viejas) de los pueblos de la selva, podrían darles clase a los estudiantes que se rebelan por el clima en Europa. También en la Amazonia el protagonismo de las mujeres en las luchas de indígenas, quilombolas (descendientes de esclavos rebeldes) y ribereños es cada vez mayor, y las líderes son cada vez más jóvenes. Sin embargo, el profundo conocimiento de los pueblos de la selva, imprescindible para enfrentar la crisis climática, y la rebelión que su lucha representa son acallados sistemáticamente. El proyecto de Bolsonaro, como ya ha afirmado varias veces, es que los indígenas y los quilombolas se vuelvan “seres humanos como nosotros”. Si el “nosotros” es él, ya se puede imaginar el gran conocimiento que las generaciones de la selva obtendrán.

Sin la mayor selva tropical del mundo, la vida humana en el planeta no tiene ninguna posibilidad. En Brasil, como en los otros países amazónicos de América Latina, los pueblos de la selva luchan casi solos para mantenerla en pie. Y mueren. Los hijos de estos luchadores tienen que asumir la lucha de los padres asesinados. Las jóvenes chicas que lideran la rebelión de los estudiantes por el clima en Europa tienen el desafío de establecer puentes con las jóvenes chicas de la selva amazónica, el centro geográfico donde se disputa el futuro próximo. Y viceversa.

Greta Thunberg y Anuna De Wever, dos de las principales líderes estudiantiles en Europa, traen muchas novedades al activismo climático. Greta, la chica que ha inspirado a decenas de miles de estudiantes a unirse por el clima, tiene un trastorno del espectro autista. Aunque no haya sido ese el objetivo, su activismo por el clima muestra la potencia política de una diferencia. En una entrevista a la revista NewYorker, dijo: “Veo el mundo de manera un poco diferente, desde otra perspectiva. Tengo un interés especial. Es muy común que personas con trastorno del espectro autista tengan un interés especial. Puedo hacer algo durante horas”. O durante años, como ya ha demostrado.

Anuna es una niña en su partida de nacimiento, se volvió niño durante la primaria y hoy se define como “género fluido” y prefiere los pronombres femeninos. Relaciona la lucha del clima directamente con la identidad de género. Lo que para muchos es inmutable, ella considera que se puede cambiar, una percepción que parte de su propia experiencia de ser. “Tener género fluido siendo joven me permite ver el mundo de manera un poco diferente”, dijo. “No miro al mainstreamy lo que piensan. Empiezo a tener mis propios valores, principios propios, y pienso en lo que no funciona en este mundo y en lo que puedo hacer para mejorarlo, en lugar de solo cerrar los ojos”.

Los viejos activistas del clima están perplejos. Y animados. “El movimiento que Greta ha lanzado es una de las cosas más esperanzadoras que he visto durante los 30 años que hace que trabajo en la cuestión climática. Muestra de manera clara el desafío generacional que supone el calentamiento global y reta a los adultos a que prueben que son, de hecho, adultos”, dijo Bill McKibben, fundador de la 350.org, al periódico The Guardian.

En un mundo en que las decisiones todavía las toman mayoritariamente los hombres, las niñas han levantado la voz. Los miles de niños de su generación que salen a la calle con ellas no parecen tener ningún problema con el protagonismo femenino de las protestas. Niñas como Greta, Anuna y otras tantas —porque son muchas— no quieren ocupar el lugar de los adultos. No se trata de eso. Lo que quieren quizá sea todavía más difícil. Al denunciar la infantilización de los gobernantes, reivindican que los adultos “se adulten”.

El agudo cronista brasileño Nelson Rodrigues, que era sublime en hacer frases de efecto, al preguntarle qué consejo les daría a los jóvenes, dijo: “¡Creced!”. Los niños que se ven obligados a cuidar del mundo dicen hoy a los adultos: “¡Creced!”.

Hemos llegado a este punto: los niños tienen que pedir a los adultos que sean adultos. Que tengan límites y se responsabilicen. O, en otras palabras: “Dejad de enmerdar el planeta en el vamos a vivir”.

Imagen: https://ep01.epimg.net/internacional/imagenes/2019/03/01/america/1551470611_066535_1551470903_noticia_normal.jpg

Fuente: https://elpais.com/internacional/2019/03/01/america/1551470611_066535.html

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Venezuela: Noam Chomsky explica qué esconden las “ayudas humanitarias”

Redacción: Rebelión

El concepto de ayuda humanitaria es casi todo acto agresivo realizado por cualquier potencia que, desde el punto de vista del agresor es una ayuda humanitaria, pero no desde el punto de vista de las víctimas, explica el filósofo Noam Chomsky. Según el también lingüista y politólogo, Estados Unidos lo reconoce públicamente y se entiende en el terreno del imperio tradicional.

Primer ejemplo de ayuda humanitaria: El bombardeo a Serbia en 1999

Fuerzas de Albania cometían ataques terroristas en territorio serbio para provocar una respuesta de su Gobierno que le sirviera como justificación a la OTAN (alianza militar intergubernamental Organización del Tratado del Atlántico Norte ), para entrar al país, es decir, una intervención de Estados Unidos. Las pérdidas estimadas fueron altas en ambos lados: dos mil víctimas.

Cuando asumieron la invasión, el general estadounidense a cargo, Wesley Clark, le informó a Washington que el resultado del ataque de EE.UU. intensificaría las atrocidades, porque Serbia no era capaz de responder militarmente bombardeando a los EE.UU., Serbia respondió por tierra, expulsando de Kosovo a los albaneses terroristas, justo después del bombardeo de EE.UU.

Pero la gran cobertura mediática fue la de Slobodan Milošević (expresidente serbio) llevado a la Corte Penal Internacional por una acusación sobre crímenes masivos, todos con una sola excepción, fueron después del bombardeo que ejecutó Estados Unidos contra su población.

Todo lo narrado anteriormente fue una intervención humanitaria, apunta Chomsky.

¿Son legales las intervenciones por ayudas humanitarias?

La Asamblea General de las Naciones Unidas tiene una resolución sobre la responsabilidad de proteger, que dice explícitamente que no puede ejecutarse un acto no militar a menos que esté autorizado por el Consejo de Seguridad de la ONU. Se utiliza para asegurarse de que los gobiernos no repriman a sus propias poblaciones.

No obstante, el activista estadounidense explica que hubo otra comisión, presidida por el exprimer ministro australiano Garreth Evans, que debatió sobre la “responsabilidad de proteger”, muy parecida a la versión de la ONU, pero con una diferencia, “que así el Consejo de Seguridad no esté de acuerdo en autorizar una intervención, agrupamientos regionales pueden intervenir a la fuerza por su cuenta, ¿qué agrupamiento regional es capaz de una intervención? Hay uno solo y se llama OTAN”.

La “responsablidad de proteger” es legal porque la Asamblea General de la ONU lo autorizó, pero lo que rige actualmente es la versión autorizada de Evans, un buen ejemplo de cómo funciona una propaganda en un sistema poderoso, agrega Chomsky y que además se puede ver en los medios de comunicación.

Otro ejemplo de ayuda humanitaria: El bombardeo a Libia en 2011

Una resolución de la ONU en 2011 hizo un llamado a la creación de una zona de exclusión aérea en Libia, a excepción de aquellos cuyos fines sean “humanitarios”, que pasó a términos diplomáticos para solucionar el problema, y que Muamar Gadafi aceptó, declarando un cese el fuego contra fuerzas opositoras a su Gobierno.

Finalmente Washington optó por apoyar una resolución mucha más amplia que la de la simple zona de exclusión aérea, y apostó por una ocupación militar del país.

“Reino Unido, Francia y Estados Unidos se convirtieron en la fuerza aérea de la oposición. Uno de sus ataques terminó sepultando a Gadafi y matando a 10 mil personas, dejó a Libia en lo que es hoy día, en manos de milicias”, recuerda Noam Chomsky.

A partir de ese momento, hubo un gran flujo de yihadistas armados en Asia occidental y África occidental, lo que se convirtió en la fuente principal de terrorismo radical en el mundo, “una consecuencia de la mal llamada intervención humanitaria en Libia”.

El poder de EE.UU. ahora, con Donald Trump como presidente

Chomsky también explicó que la sociedad debe repensar lo que significa el poder. Estados Unidos, a su juicio, sigue siendo supremo. Su poder es dañino, pero desde el punto de vista de la oligarquía, ese poder les da todo lo que piden, asevera el filósofo. Solo en términos militares, esta nación maneja el 25 por ciento de la economía mundial, y también está mucho más avanzado en tecnología que el resto del mundo.

Agrega que pese a que en economía han estado en declive, sería un error pensar en que han perdido su dominio.

“La multinacionales estadounidenses son dueñas de la mitad del mundo, están integradas con el Estado, tienen todos los sectores: industria, venta, comercio, finanzas”.

Explica que desde su elección como presidente, no solo es Trump quien representa el peligro, sino el liderazgo republicano completo, que niegan el fenómeno del calentamiento global, por mencionar solo un problema.

“El partido republicano es una de las organizaciones más peligrosas en la historia de la humanidad, suena escandaloso, pero pensemos al respecto por un momento, Hitler no quería destruir el futuro de la existencia humana, nadie tenía la intención”, se lamenta y agrega que no son personas ignorantes ni fundamentalistas religiosos, sino las mejores educadas y apoyadas del mundo, quienes ponen a la sociedad en peligro.

Según Chomsky, las políticas más peligrosas apenas se discuten, son amenazas existenciales que enfrentamos, esta generación tiene que decidir si la existencia humana continuará, no es un chiste, es el calentamiento global o una guerra nuclear y las acciones de Trump empeoran ambas.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=252416&titular=noam-chomsky-explica-qu%E9-esconden-las-%93ayudas-humanitarias%94-

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Miles de niños y jóvenes holandeses protestan contra cambio climático

Redacción: Xinhua

Los manifestantes portaban pancartas que reclamaban «Salvar nuestro futuro» y «Respetar la madre tierra», y pedían actuar «Ahora, no en 2050»

Más de 10.000 escolares protestaron hoy en La Haya en demanda de más acción de los políticos para combatir el cambio climático.

Los manifestantes eran en su mayoría niños y jóvenes de escuelas primarias y secundarias, que portaron carteles con textos como «La madre naturaleza no puede defenderse sola», «Ayuda al clima antes de que el mundo se marchite» y «Piensa en soluciones, no en contaminación».

Convocada por la Organización de Jóvenes por el Clima, los niños holandeses siguieron el camino de las manifestaciones iniciadas el mes pasado en Bélgica.

Aproximadamente 350 científicos holandeses apoyaron la protesta esta mañana a través de una carta publicada en el periódico «Trouw».

Los académicos se refirieron al informe más reciente del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, el organismo de Naciones Unidas para evaluar la ciencia relacionada con el cambio climático, de octubre del año pasado.

Este reporte señala que las temperaturas en la Tierra podrían elevarse 1,5 grados Celsius entre 2030 y 2052 si el calentamiento global continúa en su ritmo actual.

Uno de los niños oradores en la manifestación en La Haya convocó a una nueva protesta para la próxima semana.

Fuente: http://spanish.xinhuanet.com/2019-02/08/c_137805529.htm

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Reza como un santo por los muertos y lucha como un demonio por los vivos

Por: Amy Goodman y Denis Moynihan/ Portal Rebelión

En un ventoso cementerio ubicado al norte de Mount Olive, Illinois, perteneciente al Sindicato de Trabajadores Mineros de Estados Unidos, se erige un gran monumento que marca el lugar de sepultura de Mary Harris Jones. Mother Jones, como se la conocía popularmente, fue una legendaria activista por los derechos laborales de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. La activista dedicó su vida a la causa de los trabajadores, desde las minas de carbón a las fábricas textiles, y luchó contra las condiciones laborales abusivas, el trabajo infantil y la pobreza. En una ocasión, mientras protestaba con un grupo de trabajadores sindicalizados de la minería de carbón en Virginia Occidental, Mother Jones declaró: “Reza como un santo por los muertos y lucha como un demonio por los vivos”. Tras el Día de Duelo Nacional declarado en honor del recientemente fallecido expresidente estadounidense George H. W. Bush y una vez concluidos sus funerales, bien vale recordar las palabras de Mother Jones.

La familia de Bush, sus amigos, los cinco presidentes de Estados Unidos vivos —su hijo, George W. Bush; Jimmy Carter; Bill Clinton; Barack Obama; y el actual presidente, Donald Trump— se congregaron en la Catedral Nacional para rendirle honores.

Las semblanzas de los medios hicieron referencia a la oportunidad en la que Bush logró escapar de un avión bombardero en llamas durante la 2da. Guerra Mundial, al lanzarse en paracaídas hacia el Océano Pacífico. En un claro contraste con el presidente Donald Trump, Bush fue recordado como un republicano de la vieja escuela, señorial y cortés, capaz de cruzar barreras partidarias. Bush renunció a su calidad de miembro de la Asociación Nacional del Rifle cuando la agrupación se enfrentó a los agentes federales y fue elogiado por apoyar y promulgar la llamada Ley sobre Estadounidenses con Discapacidades.

Pero a un lado quedó el papel que tuvo Bush en las violentas intervenciones militares de Estados Unidos a lo largo de su mandato, como la invasión a Panamá en 1989, ordenada por Bush, que tuvo como resultado la muerte de 3000 civiles, y la invasión de 1991 a Irak, también bajo sus órdenes, en la que murieron miles de iraquíes. Precisamente esta semana, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos exhortó a Estados Unidos a indemnizar a las víctimas de la invasión a Panamá. Como director de la CIA en 1976, Bush apoyó las dictaduras de derecha más violentas de América Latina, como la dictadura militar argentina y la llevada adelante por el dictador Augusto Pinochet en Chile.

George H.W. Bush también indultó a seis de los principales involucrados en el escándalo Irán-Contra, que implicó la venta secreta de armas a Irán y el desvío ilegal de las ganancias a la Contra que luchaba contra el gobierno sandinista en Nicaragua. Miles de civiles fueron asesinados como resultado. Lawrence Walsh, el fiscal independiente del caso, afirmó luego de que Bush indultara a los conspiradores: “El encubrimiento del escándalo Irán-Contra…ha sido completado”. El uso del indulto presidencial para encubrir un escándalo político constituyó una operación de obstrucción de la justicia en ese entonces, tal como sucederá ahora si Trump decide invocar el indulto para proteger a las personas que se encuentran en la mira de la investigación del fiscal Robert Mueller sobre la injerencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016, entre ellas, él mismo.

Sí, Mother Jones nos haría rezar por George H.W. Bush, que murió a los 94 años de edad, pero también por sus víctimas, muchas de las cuales, entre ellas niños, fueron sepultadas sin fastuosas ceremonias o, incluso, simplemente desaparecieron.

También nos exhortaría a que luchemos como demonios por los vivos. Uno de los contemporáneos de George H.W Bush es Noam Chomsky, quien ha cumplido 90 años esta semana. Chomsky, el fundador de la lingüística moderna, también es un reconocido activista y autor disidente. Desde su oposición a la guerra de Estados Unidos en Vietnam y las invasiones a Irak tanto de Bush padre como de Bush hijo, a sus críticas férreas contra el gobierno de Trump, Chomsky ha informado e inspirado a gente de todo el mundo durante más de 60 años, y ha escrito más de 100 libros sobre política.

Entre los asuntos candentes de los que se ocupa hoy en día se encuentra el cambio climático. Chomsky afirmó recientemente en “Democracy Now!”:“El mundo quizás tenga por delante tan solo una década o dos para dejar de depender de los combustibles fósiles si queremos tener una chance de controlar el calentamiento global y mantenerlo por debajo de los niveles que implicarían una catástrofe absoluta. Es tiempo de tomar las decisiones que determinarán, literalmente, si la vida humana organizada podrá sobrevivir de manera decente”.

En este momento se están llevando a cabo en Polonia negociaciones para limitar el cambio climático, en el marco de la cumbre anual de las Naciones Unidas denominada “COP 24”.

Irónicamente, la cumbre fue organizada en la ciudad de Katowice, en el corazón de la región carbonífera de Polonia. La cumbre espera establecer las normas que garanticen la puesta en marcha del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático firmado en 2015, un acuerdo del que Trump se retiró el año pasado. Estados Unidos no quedará fuera del acuerdo formalmente hasta 2020, por lo que Trump envió una delegación que tiene previsto promover el carbón y otros combustibles fósiles. El intento de Trump de entorpecer el consenso a nivel mundial en materia de acción climática se refleja en sus políticas a nivel nacional. El administrador interino de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, Andrew Wheeler, un ex lobista de la industria del carbón, se está encargando de revertir una tras otra las regulaciones para combatir el cambio climático, casi a la misma velocidad en la que los incendios forestales, los huracanes y las inundaciones azotan el país.

Mientras George H.W. Bush descansa en paz y Noam Chomsky trabaja sin descanso, seguimos aumentando la temperatura del planeta a una velocidad nunca antes vista. Mother Jones, quien falleció a los 93 años de edad en 1930, cuestionó en una oportunidad a un orador que la presentó como una “humanitaria”. “¡Soy una alborotadora!”, le gritó a la multitud. Los desafíos que enfrentamos son inmensos. Ahora más que nunca, necesitamos alborotadores como Mother Jones y Noam Chomsky para luchar como demonios por los vivos.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=249964

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El calentamiento global transformará la faz de la Tierra

Por: tendencias 21

En 200 años casi todos los ecosistemas sufrirán profundas transformaciones

 

El 67% de los ecosistemas vitales de la Tierra están amenazados por el cambio climático y pueden sufrir una gran transformación en los próximos 200 años, según una investigación en la que han participado 42 científicos de 9 países. La Tierra se calentará tanto como hace 10.000 años y gran parte del carbono vegetal se liberará a la atmósfera.

Ls bosques, desiertos y ecosistemas vitales de la Tierra están en peligro de sufrir una grave transformación debido al calentamiento global, según un estudio realizado por 42 científicos de nueve países que publica la revista Science.

Algunos de estos cambios ya se han iniciado en el suroeste de Estados Unidos, donde los incendios forestales están destruyendo los bosques y extendiendo las zonas de matorrales.

Durante más de cien años, estos cambios se extenderán a las sabanas, desiertos y bosques de todo el mundo, y alterarán los ecosistemas y pondrán en peligro la vida vegetal y animal en todo el mundo, particularmente en Europa y Estados Unidos.

El estudio analizó  registros de polen y fósiles de plantas de 594 sitios del mundo (excepto la Antártida) y realizó la más completa compilación de vegetación y otros datos desde la última glaciación (hace unos 21.000 años) hasta la era preindustrial.

A continuación proyectó lo que podrían cambiar los ecosistemas planetarios en el futuro a medida que la Tierra se calienta como consecuencia del aumento de emisiones de gases de efecto invernadero, para comparar lo que pasó en el planeta antes de la revolución industrial con lo que ha pasado en los últimos 200 años.

El estudio estableció que nuestro planeta  se calentó entre 4ºC y 7ºC  desde la última edad de hielo hasta el Holoceno temprano (hace unos 10.000 años). Las proyecciones climáticas indican que, si no se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero, la Tierra se calentará en una proporción similar en los próximos 100 a 150 años.

Los investigadores estiman que más del 67% de la vegetación podría sufrir cambios profundos dentro de un siglo si continúa el calentamiento global. Otro 26% de la vegetación planetaria lo haría de forma más moderada. América del Norte, Europa y América del Sur, las que más se han calentado desde la última glaciación, serán las más afectadas.

Esta estimación se considera conservadora porque el calentamiento natural que tuvo lugar desde la última glaciación se produjo en un espacio de tiempo que duró entre 10.000 y 20.000 años, mientras que los cambios previstos en el estudio van a tener lugar en unos 150 años.

Cambios en la vegetación

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores usaron datos paleo-climáticos de varias fuentes para inferir los aumentos de temperatura responsables de los cambios de vegetación observados en los fósiles. Eso, a su vez, les permitió calcular cómo varios niveles de calentamiento futuro afectarían a la vegetación del planeta y a sus ecosistemas.

«Usamos los resultados del pasado para ver el riesgo del futuro cambio en los ecosistemas», explica Connor Nolan, autor principal de la investigación, en un comunicado. «Descubrimos que a medida que aumentan las temperaturas, hay riesgos cada vez mayores de un mayor cambio en los ecosistemas».

En un escenario de emisiones de gases de efecto invernadero como el actual, la probabilidad de cambio de vegetación a gran escala es mayor del 60 por ciento. Pero si las emisiones de gases de efecto invernadero se reducen a los niveles previstos en el Acuerdo de París, la probabilidad de un cambio de vegetación a gran escala es inferior al 45 por ciento.

Gran parte del cambio podría ocurrir durante el siglo XXI, especialmente cuando la perturbación de la vegetación se vea amplificada por otros factores, como los extremos climáticos, la mortalidad generalizada de plantas, la fragmentación del hábitat, las especies invasoras y la recolección de recursos naturales. Es probable que los cambios continúen hasta el siglo XXII e incluso más allá, advierten los investigadores.

Atención al carbono
Los investigadores llaman la atención sobre una de las consecuencias más graves de estos cambios: la liberación de las grandes cantidades de carbono que en la actualidad se almacenan en las plantas y suelos de los ecosistemas terrestres que pueden ser destruidos por el calentamiento global.»Gran parte del carbono ahora encerrado por la vegetación en todo el planeta podría ser liberado a la atmósfera, lo que amplificaría aún más la magnitud del cambio climático», señala Jonathan Overpeck, otro de los investigadores.

Los autores dicen que su enfoque paleo-ecológico basado en la base empírica proporciona una perspectiva innovadora sobre el cambio de la vegetación impulsado por el clima, una perspectiva que complementa estudios previos basados ​​en el modelado y las observaciones.

Destacan que las predicciones de estos diversos enfoques están convergiendo, lo que «fortalece la inferencia de que los cambios climáticos proyectados impulsarán grandes transformaciones de los ecosistemas», escribieron los autores.

«Es un gran desafío que nosotros, como nación y como comunidad global, necesitamos tomar más en serio», dijo Overpeck.

Referencia

Past and future global transformation of terrestrial ecosystems under climate change. Connor Nolan et al. Science, Vol. 361, Issue 6405, pp. 920-923. DOI: 10.1126/science.aan5360
Fuente: https://www.tendencias21.net/El-calentamiento-global-transformara-la-faz-de-la-Tierra_a44732.html
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Crear conciencia sobre el entorno ambiental

Por: EducaBolivia

Muchos hablan del calentamiento global, del cambio climático, del cuidado del medio ambiente pero ¿existe una real conciencia de lo que está ocurriendo en el mundo a consecuencia de la actividad humana?

Prender una luz, desperdiciar agua dulce, no reciclar, son algunos de los mayores problemas con los que podemos aportar desde nuestros hogares aunque generalmente no lo hacemos. ¿Qué estamos transmitiendo a nuestros estudiantes al respecto? Este es un problema serio de deterioro de nuestra única casa que es el planeta Tierra, ya explotado y desequilibrado por los gases de efecto invernadero que emitimos en grandes cantidades, dañando la capa de ozono y provocando desastres naturales.
Más allá de la educación tradicional, del simple hecho de impartir conocimiento, se debe encarar una educación que permita a la niñez y a la juventud la incorporación de hábitos sobre el entorno ambiental para poder revertir el efecto que están causando daños a nuestro planeta. Se hace imperiosa la necesidad de explorar al máximo la capacidad de los niños para que aprendan la necesidad de proteger la flora, la fauna, el agua, el suelo y el aire.
Entonces, la consigna como maestros es establecer una serie de actividades extracurriculares para  hacer que los niños y jóvenes aprendan sobre la consecuencia de cada uso y abuso de los recursos que ofrece el planeta, desde el agua, los alimentos que salen de la tierra (aunque como citadinos no se den cuanta) hasta el hecho de abusar de la corriente eléctrica o no reciclar la basura.
En el ámbito familiar, se constituye en un deber, una obligación moral de los mayores de infundir respeto por la madre tierra a las generaciones más jóvenes. Generar conciencia ecológica tiene que ver con una educación ambiental adecuada, empezando desde la tierna infancia, en el seno de la familia o en las unidades educativas,  periodo en el que se desarrolla su personalidad.
Un desarrollo integral del niño basado en principios positivos de respeto,  será la base de una personalidad saludable, equilibrada, a partir de la que se podrá encarar con éxito enseñarle acerca del cuidado de la madre tierra de manera práctica y amena.
Si se logra que los niños sean capaces de identificar y solucionar problemas ambientales a edad temprana, podrán continuar con ello en la edad adulta y ser capaces de tomar decisiones correctas respecto a la temática.
En el caso particular de nuestro país, muchos compatriotas consideran que Bolivia es un país que no contamina tanto como los países desarrollados. Esto es falso, a consecuencia de la acelerada deforestación, somos un país que contamina igual que un país europeo. Las concentraciones de gases de efecto invernadero son realmente exorbitantes cuando se trata de la tala de árboles, del incremento de las áreas de cultivo y pastizales (que requieren de deforestación) sin tomar en cuenta la contaminación de los ríos, especialmente del Madre de Dios ubicado al sur de Pando, el cual presenta concentraciones de mercurio debido a la explotación del oro aluvional.
Es importante informar acerca de la inestabilidad del clima, los cambios y sus consecuencias en los sembradíos y el peligro que esto conlleva a la hora de buscar alimentos que son la base de nuestra subsistencia junto con el agua. ¿Qué harías si ya no existieran alimentos o agua bebible? Esa es una pregunta que deberíamos plantear a nuestros estudiantes para que reflexionen seriamente sobre este tema, pero también es importante escucharlos, saber lo que piensan planteando debates con temas que son actualmente un debate mundial.
¿Qué agrupaciones ambientales mundiales existen? ¿Qué tratados internacionales regulan la emisión de gases de efecto invernadero? ¿Cuáles son las principales posiciones a nivel mundial? ¿Cuál la posición actual de Bolivia? Son muchas preguntas que surgen y puedes proponerlas para investigación y debate, para así ser portadores de mensajes que con el tiempo se conviertan en acciones concretas para el bien de la humanidad.
Cuatro estrategias para crear conciencia ambiental en las escuelas
Dar el ejemplo. 
La actitud de maestros y autoridades de la Unidad Educativa es fundamental para conseguir una buena predisposición que ayude a poner en práctica conductas eco amigables de forma cotidiana
Reciclaje.
Descubrirán la importancia de separarlos, así como de controlarlos generando el mínimo y reciclando correctamente.
Sustentabilidad.
La sustentabilidad en las escuelas es primordial para infundir la cultura de ahorro y el aprovechamiento de energías renovables
Huerto Escolar
El huerto escolar ayudara a concientizar a los niños en el aprovechamiento y uso del suelo.
*Fuente: http://www.educabolivia.bo/index.php/docente/actualidad-y-docencia/4745-crear-conciencia-sobre-el-entorno-ambiental
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México: Niña chiapaneca recibe premio de Ciencia Nuclear

México/03 de Marzo de 2018/Autor: Redacción EFE/La Opinión

Xóchitl Guadalupe Cruz López tiene tan solo 8 años y desde hace 4, ha realizado varios proyectos que hoy han sido reconocidos por el Instituto de Ciencia Nuclear de la UNAM.

Xóchitl Guadalupe Cruz López es una niña mexicana que a sus 8 años le fue otorgado por parte del Instituto de Ciencia Nuclear de la UNAM el “Reconocimiento ICN a la Mujer”, ya que a pesar de su corta edad, ha demostrado tener aptitudes sobresalientes para el trabajo de divulgación científica, convirtiéndose así en la persona más joven en la historia en recibir dicho galardón.

Originaria de la zona Altos de Chiapas, en el sur del país, Xóchitl actualmente cursa el tercer grado de primaria en la escuela “Josefa Ortiz de Domínguez”.

Desde los cuatro años, mostró su interés por investigar todo lo referente a la ciencia, a pesar de vivir en una zona rural y no contar con los recursos económicos para realizar clases extracurriculares.

Jesús Iradier Santiago, coordinador estatal del Programa Adopta un Talento (PAUTA) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), afirmó que Xóchitl participa en esta iniciativa desde hace cuatro años, y que ha ganado premios en las diferentes ferias en las que ha participado con proyectos de alto impacto social.

Comentó que en México hay muchos niños y jóvenes con una gran capacidad para el ámbito educativo y científico, lo cual es un “recurso natural” muy importante para el país, pero esta muchas veces se pierde porque los menores no reciben la atención adecuada por las autoridades educativas o sus familias.

“Me siento muy feliz por haber ganado esos premios. Nunca me imaginé llegar hasta ahí, es una emoción que no puedo explicarlo”, dijo la niña, quien agradeció a sus padres y a su hermano la ayuda que le han dado.

Xóchitl narró que, entre otros proyectos, ha construido un calentador solar de agua para su propio domicilio, cuyas partes señaló: dos puertas de cristal, mangueras para la salida del agua que conecta con todos los botes, una que comunica con el rotoplas (tanque de agua), y botellas.
Relata que para su creación contó con la ayuda de su padre, porque necesitaba subir a una escalera sin protección -está instalado sobre el tejado de su casa- y a ella le daba miedo por ser “chiquita”. Además, la tarea de conectar los tubos demandaba a alguien que tuviera más fuerza. Ahora, Xóchitl está pensando en hacer un calentador más grande con paneles solares, por lo que está buscando el apoyo de universidades o investigadores.

“Hay personas de bajos recursos que no tienen posibilidades de comprar esos calefactores, entonces talan los árboles para conseguir la leña y eso afecta al mundo con el calentamiento global“, relató.

El calentador que ideó, al estar hecho con materiales reciclados, “no daña al medio ambiente” y ayuda a estas personas.

El padre de la niña, Lucio Guadalupe, expresó que las familias deben “brindar el apoyo a los pequeñines, que son el futuro”. Agregó que el respaldo que brindan a su hija es incondicional desde un inicio, y que esto les hace felices tanto a ella como a toda la familia.

Fuente: https://laopinion.com/2018/03/01/nina-chiapaneca-recibe-premio-de-ciencia-nuclear/

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