Dudas y temores sobre la inclusión educativa

Por: Víctor Manuel Rodríguez

Los profesionales de la educación estamos obligados a cambiar estructuras y prácticas para proporcionar mayores cotas de calidad y equidad para todo el alumnado. Sean bienvenidos, por tanto, los discursos y propuestas que nos hacen cambiar la perspectiva de una forma radical.

El discurso sobre las culturas, políticas y prácticas inclusivas (recomiendo la lectura de los artículos de Gerardo Echeita o Coral Elizondo en este diario) va calando en nuestro imaginario pedagógico y comienza a ser un reto asumido por nuestras escuelas. Comparto sin fisuras la mayor parte de sus premisas y mensajes y me ilusiona la oportunidad que nos brinda para orientar con otra mirada la transformación de nuestros centros hacia cotas de mayor equidad, justicia social y calidad de la educación para todas y todos. Pero intuyo también que es el momento de poner por escrito algunas sombras, algunas dudas y algunos miedos que me asaltan cuando observo la realidad de nuestras clases y, sobre todo, cuando miro con atención al alumnado más vulnerable y con más riesgo de ser excluido. En este texto quiero referirme a algunas sombras que pueden derivarse, precisamente, de una mala interpretación o incluso de una interpretación torticera de las propuestas mejor intencionadas. Veré si consigo explicarme.

Me da miedo, por ejemplo, que las administraciones educativas utilicen la terminología ligada a la inclusión para eludir sus responsabilidades en la atención a las personas más vulnerables.

Siempre me ha llamado la atención la celeridad con la que la legislación ha incorporado la noción de inclusión, aunque el significado que le otorga diste mucho de acercarse a donde queremos que se acerque. Creo que no es una buena noticia, porque puede llevar a pensar que con esa asunción terminológica ya está casi todo hecho. Suponer, por ejemplo, que no es necesario ya legislar sobre la atención al alumnado con necesidades específicas, sean por discapacidad o por otras condiciones que provocan exclusión puede ser un peligroso disparate. Desde hace más de 20 años no se ha reflexionado seriamente -salvo por parte de alguna comunidad autónoma- sobre la situación de este alumnado y no se han puesto en marcha iniciativas organizativas o curriculares nuevas que traten de paliar las barreras que encuentran o que intenten mejorar la respuesta que hasta ahora se les proporciona. De hecho, más bien se están generando situaciones de “limbo” -por ejemplo, en determinadas ofertas de formación profesional o en relación con la evaluación de sus aprendizajes “adaptados”- en las que las personas que presentan alguna discapacidad quedan de forma más o menos automática excluidas del sistema. Garantizar los derechos educativos de todo el alumnado y la adecuación de la oferta educativa a sus necesidades puede suponer algo más que referirse a las respuestas globales en la legislación ordinaria: obliga a pensar en necesidades que pueden ser particulares y que tal vez solo puedan ser satisfechas con soluciones más singulares, enmarcadas, eso sí, en contextos de la máxima normalización posible.

Aunque, por descontado, comparto la idea de que la mirada al alumnado no debe centrarse solo en sus dificultades y de que es preciso analizar los facilitadores y las barreras que puede encontrar en su tránsito educativo, creo también que es un error pensar que no es necesario profundizar en las características particulares de cada niño o niña, en su funcionamiento y en sus condiciones personales.

De nuevo aludo a la discapacidad como ejemplo. La visión clínica que ha prevalecido durante mucho tiempo y que ha hipertrofiado el valor de los diagnósticos, el énfasis en la dificultad personal, la clasificación y el etiquetado no puede dar paso a ignorar de manera sistemática las condiciones con las que se afronta la tarea de aprender por parte de un alumno o alumna sorda, con dificultades graves de visión o con un retraso madurativo. De hecho, el movimiento asociativo que representa a los colectivos con diversidad funcional reivindica de manera constante la atención a sus peculiaridades, al tiempo que suele ofrecer pautas y criterios de acción para darles la respuesta adecuada.

No afirmo que la mirada inclusiva proponga renunciar a esta perspectiva, pero sí creo que un discurso inclusivo mal entendido puede resultar contraproducente. La perspectiva sobre la diversidad que subyace a la inclusión asume que cada alumno o alumna es diferente y que todos ellos deben encontrar la respuesta adecuada en un entorno normalizado. De acuerdo con esto. Pero en el amplísimo espectro que caracteriza la diversidad humana hay necesidades que tienen que ser cuidadosamente analizadas para poder ser satisfechas. El propio modelo que propone el Diseño Universal de Aprendizajeasí lo apunta. Claro que es necesario poner la mirada en los contextos educativos y hacer lo necesario por transformarlos, pero nunca debe soslayarse la necesidad de indagar en lo que cada niño o niña necesita en cada momento y en cada situación de aprendizaje. Y en esa tarea no puede menospreciarse, como a veces se hace, la mirada experta de muchos profesionales que, desde el ámbito de la psicología, la neurociencia, la medicina, la tecnología y tantos otros, pueden y deben complementar la tarea de los docentes y educadores.

Una última reflexión tiene que ver con las ayudas y recursos de apoyo. Hoy en día se está produciendo un cuestionamiento profundo sobre la organización de las ayudas y apoyos al alumnado más vulnerable. La tendencia, que comparto, es la de incorporar todos los recursos posibles al aula ordinaria, confiando en que una metodología flexible que atienda realmente a la diversidad y una asunción clara de compromiso del profesorado sobre todo su alumnado pueda sacar el máximo partido de estos recursos. No obstante, el riesgo de dilución y desaprovechamiento de los recursos, siempre escasos, puede ser elevado debido a una mala distribución de tareas, una mala planificación o una imprecisa definición de los roles.

Es verdad que los recursos y ayudas pueden ganar en efectividad si no se asocian a priori y de forma automática con actuaciones individuales, por lo general segregadoras. Pero creo que conviene no confundir las cosas: temo que en algunas propuestas o prácticas supuestamente más inclusivas se pueda estar cayendo en una suerte de revoltijo en el que no termina de concretarse quién es quién o qué es qué, cuál es su función y cómo puede y debe complementarse con las del resto. Esta confusión lleva a veces a vivir situaciones más bien esperpénticas: por ejemplo, las de algunas familias que se niegan a que sus hijos o hijas puedan ser valorados por un servicio de Orientación o a que reciban algún tipo de ayuda o apoyo, entendiendo -no discuto que a veces por experiencias burocráticas y administrativas penosas- que cualquier tipo de ayuda es un estigma y no forma parte de una práctica inclusiva.

Los profesionales de la educación estamos obligados a cambiar estructuras y prácticas para proporcionar mayores cotas de calidad y equidad para todo el alumnado. Sean bienvenidos, por tanto, los discursos y propuestas que nos hacen cambiar la perspectiva de una forma radical. Pero no perdamos de vista el fin último de cualquier cambio: la atención a un alumno o alumna singular que ha de ser, junto a los otros, el eje de nuestro quehacer educativo.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/09/05/dudas-y-temores-sobre-la-inclusion-educativa/

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La ‘Nómada’ que recorre Colombia transformando los salones de clase

Los niños del colegio Novirao, en Totoró vivieron una experiencia inesperada.

A unos 30 minutos de Popayán, en el Cauca, por caminos destapados y polvorosos, se encuentra Totoró. Entre las diversas tonalidades del verde de los paisajes de ese municipio está la Institución educativa Novirao, parte del resguardo indígena de esta localidad.

Para los niños de cuarto grado del colegio Novirao, este no será un día de clase normal. La mayoría de ellos nunca ha tenido en sus manos elementos tecnológicos como tabletas, smartphones y mucho menos dispositivos de realidad virtual. Hoy tendrán un encuentro inesperado con la tecnología.

Al aire libre, fuera de su salón de clases convencional, 15 niños se encuentran con una caja grande cubierta por una funda negra con el logotipo de Samsung.

-¿Qué será que trae adentro? -pregunta el profesor a los niños mientras toca la caja que iguala en tamaño a la mayoría de ellos.

-¡Globos! -grita uno.

-Es un parlante -dice otro, intentando adivinar.

Todos, sonrientes y apresurados, quitan la funda negra para descubrir qué hay dentro.

-¡Es la nómada! -grita un pequeño entusiasmado.

La caja mágica, como le llaman algunos, es un aula portátil, diseñada por Samsung dentro del programa ‘Nómada smart school’ que busca llevar tecnología a comunidades apartadas del país para mejorar la experiencia de aprendizaje en los niños.

Con la ayuda de un guía de la empresa Samsung, los chicos abren la puerta de la ‘Nómada’ para descubrir que dentro se encuentran varias tabletas, gafas de realidad virtual, un monitor de 32 pulgadas; también mesas, alfombras y cojines para acondicionar un salón de clases al aire libre.

La ‘Nómada’, que emula la experiencia de las tribus que se trasladaban de un lugar a otro sin pertenecer a uno fijo, pretende “llevar toda la experiencia de un aula con tecnología a espacios como este en el municipio de Totoró, donde podemos hacer clases fuera del salón. Es decir, es un aula fuera del aula”, asegura Juliana Ruiz, subgerente de ciudadanía corporativa de Samsung Colombia.

Y es que sin duda la tecnología es un aliado importante para la educación. Los niños dejan de mantener una actitud pasiva al recibir la lección del profesor, y pasan a construir el conocimiento de forma más activa.

“Hemos trabajado temas curriculares como matemáticas y español, pero también nos podemos salir no solamente del espacio fìsico del aula, sino también llegar a trabajar otras temáticas como, por ejemplo, convivencia, reconciliación, temas de valores ciudadanos para la paz”.

La pantalla de la ‘Nómada’ se enciende frente a los niños que, sentados en semicírculo, la miran atentos. Una animación se empieza a dibujar y se escucha la voz de una niña. Les cuenta que se llama Carol Juliana, que tiene 9 años y vive en Timbío. Les habla de los problemas en su casa desde que su familia afronta una difìcil situación económica, de las peleas de sus padres, de la poca aceptación que tiene entre sus compañeros del colegio y de lo triste que está por todo lo que le pasa.

La siguiente indicación para los niños es que tendrán que escribirle un mensaje de aliento a Carol Juliana y luego enviárselo en un video grabado por ellos mismos en las tabletas. De esta manera el programa ‘Nómada’ incorpora la tecnología sin dejar de lado lo manual.

Lo niños graban mensajes en las tabletas para enviarla a Carol Juliana.

“No solamente se queda en un tema de tecnología, se trata de demostrar que la tecnología sirve para enseñar, reflexionar y hacer múltiples actividades pedagógicas, como en este caso. La tableta va a ayudar a hacer el ejercicio, pero el mensaje de fondo es un tema de resolución de conflictos, es lo que buscamos y es lo que Nómada permite, que la tecnología se acomode y se articule a cualquier tema y se pueda hacer un ejercicio de clase innovador”. Dice un guía de la empresa de Samsung Colombia.

Uno a uno, los niños graban en la tableta su mensaje para Carol Juliana. Llevan globos blancos con palabras como paz, alegría, amor, felicidad… Están un poco nerviosos y las palabras les salen con dificultad.

El programa ‘Nómada smart school’ se creó en Colombia en julio de 2016.

Hay 13 ‘Nómadas en el país.

El programa ha llegado a comunidades como Rincón del mar (Sucre), Santa Cruz del Islote, Sotará (Cauca), Quintana (Cauca), Caldono (Cauca), Cucunubá (Cundinamarca), Codazzi (Cesar), San Diego (Cesar) y algunas zonas de Medellín, Bogotá, Valledupar y Boyacá. Entre los planes de la empresa se encuentra intervenir en los sectores más vulnerables de Cali.

Las aplicaciones que tienen las tabletas son diseñados por estudiantes de la universidad del Cauca

“Encontramos en los chicos cambios a nivel motivacional, pues cuando se involucra tecnología dentro de estas experiencias de aprendizaje vemos que no quieren faltar a clase. Pero adicionalmente, en cuanto a los temas curriculares se ven mejoras en su desempeño académico, y en los temas relacionados con valores ciudadanos para la paz y temas culturales vemos que empiezan a cambiar imaginarios y a construir nuevas narrativas”, dice Juliana Ruiz con respecto a los resultados del programa.

Empresas y organizaciones como el Icbf, la Secretaría de Educación de Bogotá, la Agencia Colombiana para la Reintegración, la Fundación Compartir, la Fundación Plan, Universidad del Cauca, entre otras, se han convertido en aliados importantes para este proyecto.

“Nuestro programa entra a potenciar lo que los aliados ya venían haciendo en las comunidades. Cada quien en esta alianza pone lo que mejor sabe hacer y aumentamos el impacto de lo que hacemos”.

En el aula de clases al aire libre, el guía de Samsung muestra a los niños las gafas de realidad virtual. Lo chicos se acomodan en fila, ansiosos de que les toque el turno de usarlas. Uno a uno van pasado a vivir la experiencia que nunca han tenido. Sonríen, gritan, describen lo que ven: dinosaurios, el mar, peces, montañas… Se ven felices.

“Que ellos tengan contacto con una tecnología que apenas es boom en la ciudades y que esta llegue a las zonas rurales, es bastante increíble para ellos. Se emocionan muchísimo al contacto esto que es nuevo para ellos”, cuenta Adrián Muñoz, profesor de la Universidad del Cauca.

Aunque el aula móvil no puede quedarse en la escuela Novirao, pues debe continuar su recorrido a otras zonas, los niños de esta institución seguirán recibiendo a la Nómada cada ocho días.

Los pequeños a los que ha llegado este programa comprenden entonces que la tecnología no solo es un recurso que sirve para divertirse, sino también para aprender.

Carol Juliana y los niños de Totoró quizás no se verán personalmente, pero ahora gracias a la tecnología se conectan como nunca lo hubieran imaginado

Fuente de la noticia: http://www.elpais.com.co/tecnologia/la-nomada-que-recorre-colombia-transformando-los-salones-de-clase.html

Fuente de la imagen: http://www.elpais.com.co/files/article_content/uploads/2017/09/29/59ceb8ace1a0e.jpe

 

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Clase tradicional-clase diferenciada: ¿a cuál te apuntas?

Javier Tourón

En algún sitio, que no recuerdo bien, me encontré con esta tabla que comparaba la clase tradicional con la clase diferenciada y me pareció interesante. Este tipo de resúmenes siempre lo son, por lo que lo he traducido y adaptado para vosotros. No se trata de una entrada ocasional, sino que viene como anillo al dedo para seguir ahondando en este «re-pensar» la escuela del que vengo hablando últimamente, ligado a la tecnología. Quizá recordáis entradas como la de ¡Otra escuela es posible…! y tantas otras.

Pues bien, en los próximos posts quiero seguir escribiendo sobre la diferenciación y el papel de la tecnología en la misma, todo ello para re-diseñar la escuela en torno al alumno y no a las clases, en torno a las necesidades y perfiles educativos y de competencia de cada uno y no de un currículo cerrado e inflexible igual para todos, no solo en el contenido y profundidad, sino en la velocidad de desarrollo. Quizá a este respecto os interese echar un vistazo a las entradas sobre diferenciación curricular de hace meses. Os recuerdo algunas entre las muchas posibles:

  • Los niños de alta capacidad necesitan una configuración curricular específica. ¿Por qué?
  • La diferenciación del currículo y la instrucción para los alumnos de alta capacidad. NAGC Position Paper
  • Modificaciones en el contenido curricular para los más capaces
  • Modificaciones curriculares en los procesos para los más capaces
  • Modificaciones en los productos para los alumnos más capaces
  • Modificaciones curriculares en el ambiente de aprendizaje

Clase tradicional

Clase diferenciada

Las diferencias entre los estudiantes están enmascaradas o se actúa sobre ellas cuando son problemáticas Las diferencias entre los estudiantes se estudian como base para la planificación
La evaluación es más común al final del proceso para ver quién ha aprendido La evaluación es un proceso continuo y diagnóstico para comprender cómo hacer la instrucción más adecuada a las necesidades del alumno
Prevalece un sentido reducido de la inteligencia Es evidente su atención a múltiples formas de la inteligencia
Existe una definición única de la excelencia La excelencia se define en buena medida como crecimiento individual desde un punto de partida
Los intereses del estudiante se aprovechan infrecuentemente Los intereses de los estudiantes frecuentemente son la guía para seleccionar opciones de aprendizaje
Las opciones derivadas de los perfiles de aprendizaje son rara vez tenidas en cuenta Se ofrecen muchas oportunidades basadas en los perfiles de aprendizaje de los alumnos
Domina la instrucción para toda la clase Se utilizan muchas disposiciones diferentes para la instrucción
El libro de texto y las guías curriculares son las que dirigen la instrucción La instrucción está guiada por la preparación, los intereses y perfiles de aprendizaje de los alumnos
El foco de la instrucción son hechos y destrezas fuera de contexto El foco de la instrucción utiliza destrezas  para promover la comprensión y dar sentido a los conceptos clave
Lo habitual son tareas únicas para todos Las tareas presentan múltiples opciones
El tiempo es relativamente inflexible El tiempo se utiliza de manera flexible para atender a las necesidades del alumno
Suele haber un único libro Se utilizan materiales múltiples
Se suele buscar una interpretación única de ideas y sucesos Se buscan, de manera habitual, múltiples perspectivas sobre las ideas y los hechos
El profesor dirige al alumno El profesor facilita al alumno que adquiera destrezas para aumentar su auto-confianza en el aprendizaje
El profesor resuelve los problemas Los estudiantes ayudan a otros estudiantes y el profesor resuelve los problemas
El profesor determina los estándares para la evaluación de toda la clase El estudiante trabaja con el profesor para establecer sus propios estándares además de los de la clase
Se suele utilizar un  única forma de evaluación Los estudiantes son evaluados de formas muy diversas

Todo un catálogo de aspectos relevantes que merecen una reflexión atenta. Al final todo converge en una idea central: la escuela debe orientarse a las necesidades de cada alumno singular, único e irrepetible y organizarse en torno a ellos y no alrededor de estructuras o normas artificiales (edad, currículo cerrado, inflexibilidad, etc.) que, en muchas ocasiones, colisionan frontalmente con las leyes del aprendizaje y los principios educativos más elementales. Espero que os resulten de utilidad.

Fuente del articulo: http://www.javiertouron.es/2013/06/clase-tradicional-clase-diferenciada_21.html

Fuente de la imagen: http://2.bp.blogspot.com/-Dg_oF7SEunk/VjJGNkUuuuI/AAAAAAAADLA/EPSNTozOX5I/s1600/Clases-diferenciadas_javiertour

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