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Entrevista a Claudio Rama: “Hay un terremoto de cambios en las universidades”

Fuente: Eldeber /Autora:Mónica Salvatierra Soruco

El tiempo pasa volando cuando nos sumergimos en el diálogo acerca de los desafíos de la educación superior a escala mundial. Claudio Rama es un experto y observa el fenómeno desde todos los ángulos.

_Es evidente que hay un cambio de paradigmas en la educación superior, ¿cómo describe este proceso?
Están cambiando muchas cosas en el terremoto universitario. En materia de paradigmas, que son las visiones del proceso de enseñanza-aprendizaje, hay dos grandes rupturas: la neurociencia y la economía de la educación.

Tenemos la visión interdisciplinaria, el pensamiento sistémico, la educación en red, el valor de lo digital y el conectivismo, cambios que nos muestran que las viejas concepciones están obsoletas; hay paradigmas emergentes que demandan aprender desde el escenario de la diversidad y comprender que la movilidad es parte del escenario. Se van transformando las percepciones y la práctica en la universidad.

_¿Cómo relaciona la neurociencia con el aprendizaje universitario?
Hasta ahora no conocíamos la causa por la que se aprende. La educación se basó en los resultados sin comprender las causas. Hoy se ha descubierto cómo aprender idiomas ayuda contra el alzhéimer.

El siglo XXI será el siglo de la mente. Y muchos de los desarrollos teóricos en materia de investigación son los mismos paradigmas de la mente, que son las redes: investigación en redes, aprendizaje de redes. El aprendizaje es la conexión de campos diferenciados de problemas, la mente aprende cuando tiene que resolver un problema y eso va marcando una forma de aprendizaje y concepciones diferentes, que no tienen que ver con una teoría para interpretarse con una práctica.

Algunos de los desarrollos recientes en la neurociencia van transformando el sentido de la universidad y de esta en la sociedad. Hace unos pocos años, la Cepal hizo un estudio que concluía que para salir de la pobreza se necesitaba terminar el bachillerato.

Hoy se sabe que para salir de la pobreza se necesitan los estudios universitarios. El manejo de las complejidades tecnológicas, de las nuevas formas de producción, requiere estudios universitarios.

Dentro de poco, para manejar un vehículo de transporte público también se necesitará el manejo de GPS. La composición del conocimiento en el actual mundo de trabajo refiere que la fuerza bruta ya no es determinante, sino que para aumentar la productividad es con ideas e innovaciones. Hay que crear cosas que van a durar poco, pero que se basan en el conocimiento, en teorías, en estudios.

Están cambiando las visiones sobre cómo se aprende en una sociedad que ahora emplea el conocimiento de manera distinta: el mundo actual es la producción, la distribución, el intercambio y el uso de conocimientos y, además, todo eso de manera digital. Estamos en el modelo tecnológico y la universidad debe entrar al paradigma de lo virtual.

_Pero el paradigma digital, si bien es importante, no es la única transformación, ¿verdad?
No, pero lo digital nos permite comprender los impactos que tiene. Por ejemplo, uno de los espacios donde ha avanzado la neurociencia es en medir la retención. Cuánto es lo que la gente puede retener.

Ya sabemos la retención de lo visual y de lo auditivo es más importante que la retención de la lectura, ya hemos visto que las personas aprenden unas por comparación, otras por experimentación, otras por el sonido, aprendemos de manera distinta.

Pero está claro que los sistemas que incorporan los componentes digitales permiten la interacción. No es igual un modelo de casos que la simulación de casos; no es lo mismo leer un texto lineal que leer un hipertexto, lo digital nos muestra que las capacidades de aprendizaje y de retención son mayores.

El mundo ha mejorado por las tecnologías y las tecnologías no habían entrado a la universidad. Hoy no debe haber un espacio universitario que no tenga atrás la posibilidad de un espacio virtual: una plataforma donde queden registradas las notas, los trabajos que los alumnos entreguen, donde se pueda verificar el plagio. Eso va armando modelos de evaluación que cada vez son más complejos.

En cualquier profesión lo que hacemos es diagnóstico y respuesta: un médico, un ingeniero, etc. Hoy se necesita manejo de datos en cualquier profesión y eso es a través de la digitalización.

_Uno se va dando cuenta de que el conocimiento no es eterno. Lo que aprendí hace cinco años ya está obsoleto ahora. ¿Qué implica eso para la universidad y para el profesional?
En este momento se está incorporando el licenciamiento en la recertificación de competencias, que es un gran desafío, porque el conocimiento no dura para toda la vida; más allá de los deterioros de la edad, aparecen nuevas ideas y teorías.

El mundo ya exige que se diferencie el título académico del examen ante un colegio profesional, que implique una habilitación y, después, a los cinco años, hay que recertificar.

Hay un mundo de innovación de conocimientos que demanda recertificación y ese es un rol de los colegios profesionales. El título académico no puede durar toda la vida. Si una persona no ejerce, no se prepara es imposible que pueda ejercer una profesión de cualquier materia, sin riesgo de error.

Es un mundo nuevo que va marcando la actualización. El conocimiento básico está en la graduación universitaria y cada vez son más las profesiones que requieren de especialización.

_¿Cuán importante es la certificación de las universidades para que los profesionales que gradúan puedan ser competitivos a escala nacional e internacional?
Eso es una necesidad absoluta. Los países necesitan tener un sistema de licenciamiento para los programas y las instituciones de educación superior, de manera que sean aprobados en función de ciertos requisitos. Los países deben tener un sistema de evaluación y acreditación que incentive la calidad, que la premie.

Los profesionales necesitan tener un sistema de licencia para demostrar que tienen las condiciones para el ejercicio profesional ante sus colegios profesionales.

Se acabó el mundo que no evalúa. La modernidad es medir. A partir de que se mide, se hacen políticas, se mejora y todos tenemos un escenario en el que la vida de la sociedad requiere saber dónde estamos para saber a dónde queremos ir. Se precisa el cumplimiento de un mínimo de requisitos y, al mismo tiempo, un sistema de incentivos para tener lo mejor.

Estamos pasando de un sistema donde lo que importa es estudiar, a un sistema donde lo que importa es tener las competencias. No es ir a la silla y sentarse sino tener las mejores capacidades. Pero si se estudia en un sistema con paradigmas que ya no tienen vigencia, hay que cerrar esa universidad.

No se puede admitir una mala educación durante cinco años, porque eso implica perder la vida. El problema es que muchas veces se ha hecho politiquería que es que supuestamente estudias, pero en realidad no adquieres la capacidad para entrar en un mundo competitivo.

Con valiosas excepciones, en Bolivia hay dos extremos, una universidad estatal que se ampara en la autonomía y no es la fuente de conocimiento que se podría esperar y algunas universidades privadas que ven el negocio, pero que no generan profesionales competitivos.

Tenemos un modelo dual que es negativo: la evaluación es diferente para las universidades públicas y para las privadas. Hoy necesitamos un modelo sistémico: no puede haber profesionales que en una universidad se gradúan de una manera y en otra de otra manera.

Debe haber evaluación externa para que las autoridades académicas no sean juez y parte, de manera que participen otras instituciones con instrumentos probados para hacer ese trabajo. En América Latina funcionó un modelo que permitió que tengamos muchos profesionales, pero ahora hay que pasar de la enorme cobertura a la calidad. Se necesita un sistema que aumente la calidad, que incentive lo meritocrático.

También hay que controlar el fin del lucro. La persecución del lucro puede ir de la mano de la calidad, pero es probable que buscar únicamente ese fin, prostituya el objetivo principal. Todos deben tener los mismos estándares de medición de la calidad.

_¿El estado debe medir la calidad?
La participación en la regulación debe ser de todos los actores. El Estado no es el único garante de la política pública, la sociedad, los colegios profesionales, los ámbitos regionales.

En Brasil la medición se hace desde Brasilia, pero eso es un error porque no es lo mismo el estado de San Pablo que el estado de Pará, se necesita la visión de lo regional. La evaluación debe ser sistémica y deben participar muchos actores, porque cuando solo mide un actor, puede caerse en la arbitrariedad y el desconocimiento.

_¿Eso pasa por la voluntad de las mismas universidades?
Pasa por todos. En Bolivia, la información estadística es mala. Qué certeza puede tener un padre que manda a su hijo a la universidad si no tiene los resultados a su alcance. Se necesita información y el Estado debe contribuir, ya que la educación tiene fines de interés público, sean privadas o estatales.

En ese sentido, hoy no se puede tener maestros sin título universitario y sin maestría. La educación superior no es lo que era. El mundo ahora es distinto y demanda complejidad tecnológica en todas las profesiones, ya que todas las estructuras productivas de un país, demandan profesionales con posgrado. Si no es así, el país tendrá que importar las tecnologías.

No obstante, se puede observar que hay brechas entre la educación que se imparte en los diferentes países.

En muchos países, la prioridad la tienen puesta en la educación primaria y muchas veces ni siquiera está en la educación. Hoy la observación del Estado no puede estar solo en la cobertura, porque cobertura sin calidad es inequidad. La educación no debe ser escenario del manejo de la política y hay que aumentar la profesionalización de los docentes, de los académicos.

Eso implica establecer prioridades. El presupuesto público aún es bajo, faltan políticas y falta la apertura. América Latina sigue careciendo de un sistema regional de educación, por eso se necesita una apertura a la diversidad.

Un solo modelo, un solo tipo de estudiante o de institución es malo y la gran reforma pasa por reconocer que hay diversidad de entidades de formación académica: escuelas politécnicas, tecnológicas, multiculturales, a distancia, etc. El rol de los gobiernos es impulsar la diversidad.

_¿Qué es diversidad: movilidad de los estudiantes o adopción de prácticas exitosas de otros países en el nuestro?
En un mundo global hay que ver el mundo, no para copiar, sino para ver. No somos lo que somos sino viendo el mundo. Ahora más que nunca, la innovación se produce en todas partes, la diversidad se da en todo sentido: visiones, modelos, etc. y eso implica una reforma.

El escenario actual requiere contribuir a las libertades de las personas: a que no haya currículums cerrados, a tomar créditos en otros países, a cambiar de universidades, es decir a un sistema que reconozca las diversidades en todo sentido, pero que también haga exámenes de licenciamiento y que se evalúen los programas. La peor esclavitud es la ausencia de información para tomar decisiones. Por eso, el sector público debe contribuir a informar.

_¿Cómo combinar la ampliación de la cobertura con la calidad?
La universidad es selectiva por el esfuerzo. Las capacidades se construyen con el esfuerzo, la voluntad y el trabajo.

_¿Qué opina de la educación virtual?
Es imprescindible. Hay que incorporar las tecnologías. Es la base, un enorme camino al futuro. Se necesita que la formación de profesionales en aulas virtuales tenga la misma calidad que la formación presencial. Es una educación más basada en el autoaprendizaje.

_¿Cómo ve la educación superior en 10 años?
Hay una enorme tensión entre el desafío de modernizarse y la resistencia. Los factores impulsores son la tecnología, la demanda de los mercados y el mundo global, y son mayores cada vez. La universidad latinoamericana está en plena reforma.

Ustedes (Bolivia) necesitan una reforma, no hay un sistema de evaluación-acreditación, la política pública solo ha estado en las universidades multiculturales. Hay que abrirse a lo que está pasando. Cuando pasen las vacas gordas, lo único que quedará es el conocimiento

Fuente de la entrevista:http://www.eldeber.com.bo/especiales/claudio-rama-vitale-hay-terremoto.html

Fuente de la imagen:  http://www.ucbscz.edu.bo/public/Imagenes/Noticias/entrevista%20claudio%20rama.jpg

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México: Las escuelas decidirán qué calendario escolar aplicar.

Está el modelo actual de 200 días, o el de 185 días incrementando la jornada media hora.

América del Norte/México/Mayo 2016/Autor y Fuente:http://www.informador.com.mx/

La Secretaría de Educación Pública (SEP) aclaró que las escuelas que decidan aplicar el calendario escolar de 185 días para el próximo ciclo escolar no trabajarán horas extra, pues si bien sí se incrementarán las jornadas diarias hasta en media hora, las escuelas tendrán dos meses de vacaciones.

De esta forma, serán los directores y los padres de familia de cada escuela los que determinen cuál de los dos modelos disponibles escogerán: el que se adapta a 185 días o el de 200.

En un evento donde se llevó a cabo la presentación de las reformas a la Ley General de Educación en materia de Calendario Escolar en Mérida, Yucatán, el titular de la SEP,Aurelio Nuño Mayer, dijo que se debe confiar en los maestros y dar mayor autonomía de gestión a las escuelas para que en coordinación con los Consejos Escolares de Participación Social elijan los días laborables de su preferencia.

“Decir que el número de horas que se trabajan al año son exactamente las mismas, quien piense que por escoger el calendario de 185 días va a trabajar más horas, no es así: son exactamente el mismo número de horas que hoy ya se trabajan al año, pero permitimos que cada escuela escoja si se queda en un calendario de 200 días con la jornada como la tienen hoy en día, o si ese mismo número de horas en lugar de trabajarlas en 200 días las trabajan en 185”, explicó previamente en conferencia de prensa el funcionario.

Recalcó que desde el viernes pasado en los Consejos Técnicos Escolares se dieron a conocer las dos opciones de Calendario; estos tienen hasta el próximo 6 de junio como fecha límite para definir cuál será el modelo que emplearán en el próximo ciclo escolar a fin de que las autoridades educativas determinen el 1 de julio si se autoriza el calendario respectivo.

Fuente: 

http://www.informador.com.mx/mexico/2016/664157/6/las-escuelas-decidiran-que-calendario-escolar-aplicar-sep.htm

Imagen: http://img.informador.com.mx/biblioteca/imagen/370×277/1316/1315445.jpg

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De reinas de la casa a dueñas de la cancha

26/ mayo 2016/Autor: Claudia Piras/ Fuente: Blogs IADB

Mi hija tenía 11 años y estábamos en Buenos Aires visitando a mi familia. Una tarde, como ella hace en Washington, fue con sus primos a jugar fútbol a una cancha cercana. Al regresar, nos contó sorprendida, más bien orgullosa, que los chicos no podían creer que supiera jugar y que algunos se le acercaron a preguntarle “de dónde había salido”. Para Verónica, esa hora en la cancha junto a un grupo de varones desconocidos se convirtió en lo más memorable del viaje.

Con dos hijos deportistas, he vivido muy de cerca los beneficios del deporte en su desarrollo. Ellos han sido fuente de inspiración para que yo buscara promover mayores oportunidades para la práctica deportiva en la juventud de América Latina.

La evidencia empírica sobre los beneficios del deporte es contundente. Hacer ejercicio de forma regular mejora la salud, el desempeño escolar y reduce la probabilidad de conductas de riesgo como el consumo de alcohol y drogas, el embarazo adolescente o los comportamientos violentos. Incluso se ha demostrado la ventaja que representa para las mujeres en el mercado laboral. Recientemente, mi colega Aimee Verdisco explicaba la relación beneficiosa entre el ejercicio y el funcionamiento cerebral. Pero quizás uno de los mayores beneficios del deporte para los niños y jóvenes sea el desarrollo de habilidades psicosociales como el autoestima o el liderazgo, habilidades tan valiosas a lo largo de la vida.

América Latina está siempre pendiente del último gol de los campeonatos de fútbol. Y sin embargo, estamos lejos de desarrollar políticas públicas basadas en los beneficios sociales que el deporte brinda a la población. En consecuencia, la práctica deportiva es un privilegio donde los factores económicos y culturales juegan un papel importante.

Aunque poco discutida, una de las dimensiones de mayor inequidad en el deporte es la de género. Entre las múltiples razones, se encuentran los prejuicios sobre lo que pueden y deben hacer las niñas, el tener mayores responsabilidades domésticas que los varones y menos tiempo libre, la escasez de recursos e instalaciones deportivas y la falta de modelos de roles y una menor cobertura mediática de las atletas femeninas.

El deporte es un arma secreta para avanzar hacia la igualdad de género. El deporte logra que las niñas y adolescentes aumenten su confianza y autoestima. Es una oportunidad de ponerse metas y trabajar duro por alcanzarlas, competir y demostrar que son competentes, vencer y también sobreponerse a los fracasos. El deporte permite a las niñas demostrarse a sí mismas y al resto de la sociedad de lo que son capaces.

Niñas viviendo con altura en El Alto, Bolivia

En este contexto, el proyecto Niñas viviendo con altura (haz click aquí para más información) es un ejemplo del poder del deporte para transformar normas sociales y empoderar a las niñas. En un entorno de exclusión social, donde se intersecta la pobreza, las normas de género y las tradiciones indígenas, las chicas de El Alto en Bolivia difícilmente podían practicar deportes. Y ahí surge una alianza público-privada que ha demostrado dos cosas: una, que sumando recursos, ideas y voluntades es posible cambiar la realidad en un plazo relativamente corto. Y dos, que si las niñas no practicaban deporte antes, no era por falta de ganas o de capacidad.

El disponer de un centro deportivo en buenas condiciones, seguro, con un horario fijo asignado a las niñas, entrenadores y material deportivo son condiciones necesarias, pero no suficientes. Las propias jóvenes reconocen la importancia de haber involucrado a madres y padres, ya que muchas veces las mayores barreras están en la propia casa.

Transcurrido el primer año, el entusiasmo de las chicas se volvió un efecto bola de nieve. Muchas más jóvenes y colegios se sumaron, haciendo que los resultados aumentaran de 600 niñas inscritas inicialmente y a superar los 2.000 jóvenes. En los siete centros educativos participantes se capacitó a los docentes para que, a partir de actividades lúdicas y ferias educativas, trabajaran con los niños y niñas temas como el ejercicio de derechos, la igualdad de género, el liderazgo y la autoestima y cómo el deporte ofrece oportunidades para desarrollarlos.

En la semana en que cerrábamos este proyecto, que queda ahora en manos de la comunidad de El Alto, para mí hay dos vivencias que demuestran claramente el potencial del deporte como estrategia para avanzar en la igualdad de género más allá de los resultados numéricos. La primera fue ver a la orilla de la cancha a Carlos cuidando a su hermanita de un año mientras su hermana mayor terminaba la práctica de fútbol. La segunda fue oír a Estefanía decir orgullosa: “Gracias a los entrenamientos soy la mejor arquera de mi colegio,  las chicas y chicos se pelean por mí”.

Artículo tomado de:

De reinas de la casa a dueñas de la cancha*

 

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¿Técnicos o universitarios? Asincronía de los mercados laboral y educativo

Por Diego Beleván

La inversión en capital humano es esencial para aumentar la empleabilidad, la prosperidad económica y el bienestar social. Sin embargo, siendo los presupuestos limitados debería siempre promoverse el uso más eficiente posible de los recursos disponibles.

Los resultados arrojados por las investigaciones sobre educación y las experiencias de países exitosos comparables deberían evaluarse con detenimiento. Sin llegar a ser utilitarista, la tasa de retorno de la inversión por segmentos educativos (primaria, secundaria, técnica y universitaria) tendría que ser una de las líneas rectoras de cualquier sistema educativo.

En Las etapas del desarrollo señalé que los países deben tener clara su ubicación en la cadena productiva internacional, a fin de desarrollar las habilidades correspondientes que les permitan maximizar simultáneamente los recursos disponibles y sus ventajas comparativas.

En Educación – Piedra angular del desarrollo asiático afirmé que la educación era la base sobre la cual las exitosas economías de Asia habían construido sus desarrollos socioeconómicos. Añadiría que todas ellas priorizaron la educación técnica en las etapas iniciales de sus respectivos procesos de rápido crecimiento. La educación universitaria era reservada para un número selecto de estudiantes secundarios con aptitudes y capacidades objetivamente superiores.

En ese sentido, valdría la pena analizar casos emblemáticos y cercanos al Perú actual, específicamente en temas de desarrollo y educativos. Corea, Singapur o Taiwán comparten ciertas características estructurales con el Perú en sus historias recientes. Asimismo son todos exitosos miembros del mismo club, APEC, lo que facilitaría no sólo el intercambio de información y experiencias, sino también la disponibilidad de fondos para realizar estudios o capacitación.

Después de su primera década de independencia, durante la cual otorgó en promedio el 25% del presupuesto nacional al sector educativo, Singapur había logrado una elevada tasa de escolarización primaria y secundaria, así como la formación cualitativa de sus profesores a través de la  creación del Teachers’ Training College, institución estatal dedicada exclusivamente al entrenamiento de sus cuadros educativos.

La pequeña ciudad-Estado había establecido los cimientos que le permitirían implementar su estrategia industrial orientada a las exportaciones -Export Oriented Industrialization Strategy – la que había sido identificada por sus dirigentes como la más propicia para el desarrollo económico.

La siguiente etapa requería un mayor énfasis en la educación terciaria y un análisis de las ventajas comparativas de los estudios técnicos y universitarios. El resultado de ese trabajo de evaluación fue el “Informe Goh” de 1975, fruto de la comisión liderada por el entonces viceprimer ministro Goh Keng Swee.

Una de las principales conclusiones fue que debía crearse un sistema educativo con especial énfasis en las carreras técnicas, para apoyar eficientemente la estrategia económica para alcanzar el desarrollo (‘catching-up’ economic strategy). Esto permitiría desarrollar y aprovechar las ventajas comparativas de Singapur: servicios marítimos y portuarios, logística y almacenamiento, industrias ligeras especializadas.

Los redactores del “Informe Goh” habían logrado conectar los requerimientos educativos a las necesidades productivas reales del país. Las políticas que emergieron estuvieron enfocadas en plasmar sus conclusiones. Corea, Japón y Taiwán siguieron a grandes rasgos el mismo camino.

En una entrevista reciente,  Emiliana Vegas, jefa de la división de educación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), señaló que en América Latina, con excepción de Chile, la educación técnica había sido el hermano olvidado del sistema educativo – “Puedo decir que la educación técnica ha sido un fracaso generalizado en América Latina, porque le dio la espalda… (los gobiernos) deben tratar de conectar el mundo educativo con el productivo. Por mucho tiempo los sistemas han sido reacios a pensar que la educación debe estar dirigida al mercado laboral”.

George Psacharopoulos, en Economics of Education: Research and Studies, publicado en el 2014, retoma la idea central de su artículo de 1994 sobre la tasa de retorno de la educación y la necesidad demejorar la eficiencia de los recursos otorgados al sector educativo.

El director nacional encargado del Servicio Nacional de Adiestramiento en Trabajo Industrial (Senati), Jorge Castro León, señaló en una entrevista del 2015: “según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), a la que estamos aspirando ingresar, lo que el mercado laboral requiere es 80% de técnicos y 20% de profesionales de dirección, planificación e investigación”.

El Perú del 2016 no cuenta con las herramientas necesarias para competir en la llamada sociedad basada en el conocimiento (knowledge-based society) y varias industrias en las que tiene ventajas comparativas no requieren universitarios, sino técnicos especializados, con carreras cortas de dos o tres años y donde la práctica es una parte importante de la enseñanza y del conocimiento eficiente.

Industrias tradicionales como la minería o la pesca e industrias nacientes con un futuro promisorio, como el turismo o la agroindustria, necesitan sobre todo técnicos calificados y un número limitado de investigadores, planificadores y dirigentes. Los primeros no sólo implementan adecuadamente las decisiones de los segundos, sino que son capaces de sugerir soluciones que pueden incluso contradecir la teoría, basados en sus conocimientos técnicos y su larga experiencia práctica.

Por otro lado, la deficiente administración pública peruana, nacional, regional y municipal, requiere sobretodo de buenos técnicos bajo la supervisión de algunos profesionales altamente calificados. El énfasis en la tecnocracia es necesario a fin de crear un funcionario público eficiente y comprometido.

En el Perú, la liberalización sin riendas de la educación iniciada en los noventa fue nefasta y distorsionó aun más la visión errónea compartida por muchos latinoamericanos: que la carrera universitaria es el único camino de acceso al estatus y a una vida de clase media. Creó igualmente fuertes incentivos para el establecimiento de lucrativos pero deficientes centros de estudios, con bajos niveles de calidad. Cuando la universidad debe ser principalmente calidad y no cantidad.

La educación técnica, más corta, permite cantidad con calidad, al impartir conocimientos rápidamente utilizables y productivos; aunado a la creación de un eficiente sistema de aprendizaje en el que el título sólo es otorgado después de algunos años de práctica, arroja un desarrollo paulatino y planificado.

Al igual que Alemania, Corea, Japón, Singapur, Suiza o Taiwán, el Perú debería establecer y promover un eficiente sistema de aprendices a través del diálogo y la coordinación con los sectores productivos, que serían además los más beneficiados con la existencia de técnicos altamente calificados.

Centros de educación técnica como IPAE, ISIL, Certus, Cibertec, Toulouse Lautrec o Senati, por nombrar algunos, deben ser promovidos, mejorados y servir de plataforma para arrancar una verdadera revolución de la educación terciaria en el Perú, donde la educación técnica pase a ser considerada una alternativa profesional atractiva.

Sin embargo, según estadísticas del Senati, el Perú necesitaría anualmente aproximadamente 300,000 nuevos técnicos. IPAE y Certus han indicado que cada año se gradúan 100,000. Añadiría que muchos de ellos son probablemente de mala calidad. El INEI señaló en la última Encuesta Nacional a Egresados Universitarios y Universidadespublicada en noviembre del 2015, que en el 2014 se graduaron 196,240 alumnos. Muchos no lograrán empleos satisfactorios o terminarán realizando inadecuadamente el trabajo de un técnico. Un buen gerente de marketing no es necesariamente un buen vendedor y un buen ingeniero minero no es obligatoriamente un técnico eficiente.

Un país con el nivel de desarrollo económico como el Perú actual debe priorizar la educación técnica y reservar los estudios universitarios para una élite seleccionada con base en criterios objetivos.

La educación y el capital humano son las bases del desarrollo cuando están sincronizados con los requerimientos de la economía. Sin embargo demagogos, políticos y supuestos expertos siguen manoseándolos y utilizándolos en beneficio de sus propias agendas, sin que se realicen ni publiquen análisis serios sobre el costo y la utilidad de cada segmento educativo para el desarrollo del país; en particular la tasa de retorno de la inversión.

Fuente: http://semanaeconomica.com/haciaasia/2016/05/09/tecnicos-o-universitarios-2/

Imagen: http://152.74.16.147/sites/default/files/20150903_pag_12_Imagen_0001.jpg

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Marcha de estudiantes chilenos termina en enfrentamientos con la Policía

Varios miles de estudiantes de educación secundaria se manifestaron hoy en Santiago e intentaron llegar al Ministerio de Educación, lo que provocó la intervención de la Policía, que utilizó gases lacrimógenos para dispersarlos.

La movilización, convocada por la Coordinadora Nacional de Estudiantes Secundarios (Cones), pretendía pedir al Gobierno cambios de fondo en la educación básica, como el traspaso efectivo de la administración de los colegios desde los municipios al Estado.

Las autoridades habían autorizado un recorrido por la Alameda, la principal avenida de la capital chilena, pero los manifestantes trataron de modificar el itinerario para acercarse al Ministerio de Educación.

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Unidades antidisturbios de Carabineros (Policía militarizada) emplearon gases lacrimógenos y carros lanzaaguas para dispersar a los jóvenes, que retrocedieron y se concentraron frente a la Universidad de Santiago.

«Queremos dejar en claro que esta marcha no es en contra de la reforma, esta marcha es para poder profundizar los cambios que propone y que las patas cojas puedan ser equilibradas con cambios mucho más estructurales», dijo José Corona, portavoz de la Cones, a medios locales.

El dirigente estudiantil explicó que querían entregarle una carta a la ministra de Educación, Adriana Delpiano, para pedirle un «trato preferente» a la educación pública.

Fuente: http://www.telemetro.com/internacionales/Marcha-estudiantes-chilenos-enfrentamientos-Policia_0_914009097.html

Imagen: http://images.telemetro.com/internacionales/Marcha-estudiantes-chilenos-enfrentamientos-Policia_MEDIMA20160505_0140_5.jpg

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