Bangladesh: Rohingya children get access to education

Bangladesh: Rohingya children get access to education

Amnesty International and other human rights organizations have been campaigning for the nearly half a million Rohingya children in Bangladesh’s refugee camps to be allowed to enjoy their right to quality education, warning of the costs of a ‘lost generation’.

“This is an important and very positive commitment by the Bangladeshi government, allowing children to access schooling and chase their dreams for the future. They have lost two academic years already and cannot afford to lose any more time outside a classroom,” said Saad Hammadi, South Asia Campaigner at Amnesty International.

“It is important that access to appropriate, accredited and quality education be extended to all children in the Cox’s Bazar area, including Rohingya refugees and the host community. The international community has a key role to play here in ensuring the Bangladesh government has the resources it needs to realize this goal.”

Up to now, the Bangladesh government had resisted calls to grant Rohingya refugee children access to education, limiting learning opportunities to a few provisional learning centres that offer playtime and early primary school lessons scattered across the refugee camps in the Cox’s Bazar district. A few children who managed to gain access to local secondary schools were expelled on the government’s instructions.

Amid fears of either being forcibly returned to Myanmar or relocated offshore to the uninhabited silt isle of Bashan Char, these children have faced an uncertain future. Many were on the verge of completing their schooling when the Myanmar military attacked their villages, forcing them to flee to Bangladesh and throwing their lives into limbo.

Bangladesh’s Foreign Secretary, Masud bin Momen, told journalists today: “The government has felt the need to keep Rohingya childrens’ hope for the future alive with extending education and skills training to them.”

Under the government’s plans, Rohingya refugee children will get school education up to the age of 14, through the provision of the Myanmar curriculum, and children older than 14 will get skills training. The schools will need adequately trained teachers who can use the Myanmar curriculum and teach in Burmese.

A pilot project led by UNICEF and the Bangladesh government will start off with the involvement of 10,000 children. The scheme will then be extended to other children, including those from the host community, who will be taught separately according to Bangladesh’s national curriculum.

The Convention on the Rights of the Child, a binding treaty which Bangladesh has ratified, makes clear that education can and should ensure the development of the child’s personality, talents, mental and physical abilities to their fullest potential while enhancing respect for human rights and preparing them for a responsible life in a free society.

“The benefits of educating children cannot be underestimated, with the positive effects rippling through their communities and broader society. They can speak up for themselves, claim their rights, and lift themselves and others out of a difficult situation. But the costs of denying children education can be severe, including leaving them vulnerable to poverty and exploitation. We welcome this significant breakthrough and look forward to the government delivering on its commitments,” said Saad Hammadi.

Amnesty International’s campaign for the right to education

  • On World Refugee Day last year, Amnesty International held an ‘art camp’ for children in the refugee camps of Cox’s Bazar. Working with a group of Bangladeshi artists, they spent two days drawing sketches depicting their aspirations for the future – some of whom wanted to become teachers, doctors, pilots and nurses. In collaboration with UNICEF, the works of art were exhibited in Dhaka and later made their way to Washington DC, London and other major world cities.
  • In August 2019, Amnesty International published a briefing, “I don’t know what my future will be”: Rohingya refugees in Bangladesh, detailing conditions in the camps, particularly for children who had not seen the inside of a class room since arriving in the camps in 2017.

We’re stronger when we stand together

Our members make change possible. They’re the people we call on whenever and wherever human rights are under attack. Join 7 million activists around the world and help us protect human rights.

Fuente de la Información: https://www.amnesty.org/en/latest/news/2020/01/bangladesh-rohingya-children-get-access-to-education/

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La gran renuncia de los niños migrantes de Centroamérica

Presenta: El País

Miles de menores de edad latinoamericanos forman parte de las caravanas de inmigrantes. El entorno inseguro y poco estimulante afecta su desarrollo y limita las oportunidades de su futuro.

Demonizadas por unos, alentadas por otros, las caravanas de migrantes surcan los caminos de América Latina con las huellas de aquellos que huyen de la violencia, de la escasez de oportunidades o de la falta de suministros. Hoy, esta parte del mundo es escenario de una de las más grandes crisis de refugiados que el hemisferio haya conocido en la época moderna. No como consecuencia de una guerra, sino de desastres socioeconómicos de magnitudes sin precedentes que han llevado a que la contribución de esta región a la población mundial de refugiados no haya dejado de aumentar.

Aunque Colombia, con 7,7 millones de desplazados internos registrados en septiembre de 2018, sigue siendo el país con la mayor población en esta situación, la Agencia de Naciones Unidas para los refugiados (Acnur) ha anunciado que el número de refugiados y migrantes de Venezuela alcanza ya los cuatro millones. En abril de 2019, alrededor de 62,000 nicaragüenses habían salido del país, 29.500 habían solicitado asilo formalmente en Costa Rica y otros 26.000 estaban a la espera de hacerlo. Asimismo, y aunque no existe un censo formal, se estima que más de 30.000 inmigrantes centroamericanos han cruzado la frontera entre Guatemala y México.

Hombres, mujeres y también muchos niños. La organización Save the Children ha señalado que uno de cada cuatro miembros de las caravanas de migrantes centroamericanas son menores, y estadísticas oficiales del Gobierno mexicano revelan que más de 30.000 niños y adolescentes de Honduras, Guatemala y El Salvador estuvieron en centros de detención en 2018. Muchos niños desplazados viajan solos en busca de refugio. De acuerdo con Unicef, en los apenas ocho meses comprendidos entre octubre de 2017 y junio de 2018, 37.450 menores no acompañados fueron interceptados en la frontera suroeste de Estados Unidos provenientes del Triángulo Norte. Y Acnur denuncia que otros 240.000 fueron identificados en Estados Unidos y México en los últimos cinco años.

Al verse obligados a abandonar sus hogares, estos niños renuncian también a sus escuelas, sus hospitales, sus amigos y sus comunidades. Se ven de pronto alojados en campamentos improvisados o en centros de acogida, inmersos en condiciones de hacinamiento, saneamiento y salubridad deficientes y sin acceso a servicios médicos, educación o materiales de juego. En muchas ocasiones, pierden de alguna manera a sus cuidadores ya sea porque viajan solos o porque los adultos de su entorno, expuestos de igual manera a la crudeza de su situación, sufren ansiedad, depresión o estrés postraumático.

Es necesario poner en marcha proyectos e iniciativas que busquen la protección especial e integral de los niños

Estos niños, carentes de un entorno seguro, receptivo y estimulante, pueden ver afectado su desarrollo cognitivo y socioemocional y el diseño de su arquitectura cerebral de una forma irreversible, especialmente los más pequeños. Está demostrado que los primeros años en la vida de un ser humano son fundamentales para el establecimiento de conexiones neuronales en su cerebro, que son los cimientos sobre los que se construye el bienestar físico y emocional de los adultos del futuro y los que definen su aptitud para el aprendizaje, su desempeño escolar y profesional o su capacidad de adaptación a entornos cambiantes.

Por ello es necesario poner en marcha proyectos e iniciativas que busquen la protección especial e integral de los niños, con espacios seguros para la infancia, con el fin de que los pequeños recuperen una cierta normalidad dentro del caos en el que están inmersos. De esta forma, cuando sean adultos, su integración será un elemento importante para que puedan aportar al desarrollo de las economías locales. Sin embargo, no se está haciendo así. La ayuda humanitaria en situaciones de emergencia no prioriza la primera infancia y designa únicamente un 1,9% de sus recursos globales a educación y, de estos, únicamente una pequeña proporción al desarrollo infantil.

El International Rescue Comittee, una organización no gubernamental que trabaja para los afectados por conflictos armados y desastres naturales, hizo recientemente un llamamiento al sistema humanitario para atender las necesidades de los millones de niños que viven en situaciones de crisis y conflicto. Reclamaba que el desarrollo en la primera infancia fuera reconocido como una prioridad vital en cada acción de ayuda humanitaria; pedía a las organizaciones humanitarias que generaran y compartieran información sobre lo que realmente funcionaba y cuáles eran los programas más efectivos en relación con su coste. Finalmente, alentaba a que las organizaciones filantrópicas invirtieran en el desarrollo en la primera infancia, para asegurar que reciba la atención y el apoyo necesarios.

Esta ONG, en colaboración con Barrio Sésamo, está desarrollando una estrategia de intervenciones para mejorar las condiciones de vida de los niños víctimas del conflicto sirio en los campamentos de refugiados. También están ayudando a los padres a crear un entorno que ayude a mitigar el estrés de su situación y favorezca el desarrollo infantil. La estrategia incluye tres componentes: una versión local de estos personajes infantiles, centros de cuidado infantil y el acompañamiento a familias a través de visitas domiciliarias y sesiones grupales basadas en el modelo de Reach up and Learn, una iniciativa que nació en Jamaica y que promueve el desarrollo a través del juego, trabajando directamente con el niño y su adulto cuidador.

La ayuda humanitaria en situaciones de emergencia no prioriza la primera infancia

En América Latina y el Caribe se han puesto en marcha diversas adaptaciones de este programa a mayor o menor escala. Las de Perú, Jamaica y Colombia son las más conocidas y han demostrado tener impactos positivos en el desarrollo cognitivo y de lenguaje de los niños beneficiarios. Diseñar iniciativas similares que incorporen elementos específicos para las actuales crisis de refugiados latinoamericanas podría ayudar a los migrantes a lidiar con la ansiedad, la depresión y el estrés postraumático, y permitiría construir un entorno más estimulante y receptivo para ellos.

La situación alarmante que viven los migrantes de América Central y del Sur requiere medidas de acción urgentes. Es necesario buscar iniciativas que involucren a todos los sectores para hacer frente a esta realidad que atañe a miles de niños latinoamericanos. Los problemas del presente no deben afectar los mejores años de su desarrollo para que sus pequeños pasos los lleven, verdaderamente, hacia un futuro esperanzador.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/07/17/planeta_futuro/1563372663_564731.html

 

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