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Feminismos.

Por: Ernesto Kavi

 

El combate de las mujeres por un mundo diferente ha estado siempre presente en la imaginación. Pero como una advertencia o una fabulación, a veces terrorífica, de lo que podría ocurrir si las mujeres tuviesen poder o se rebelaran. Basta pensar en el mito de las Amazonas, mujeres guerreras que asesinaban a los niños, o les sacaban los ojos y los volvían inválidos para hacerlos sus esclavos. Mucho más tardío, Aristófanes imagina en Lisístrata una huelga sexual para alertar a los hombres del peligro de la guerra y llamarlos a la paz. O, en La asamblea de las mujeres, imagina un gobierno formado sólo por mujeres, un gobierno comunista, en el que todo le pertenece a todos. No debemos olvidar que son comedias, y que Aristófanes las escribió precisamente para hacer reír, pues un mundo donde la mujer tuviese poder sobre la vida pública, sobre la guerra o la paz, era inimaginable.

Hoy, ese mundo que para los antiguos era risible e imposible de acontecer, se ha vuelto necesario. Se ha vuelto necesario simplemente para que podamos seguir llamándonos «seres humanos». Después de la Shoah, comprendimos que la «humanidad» no era un rasgo inherente a nosotros, algo que nos era dado al nacer, sino que era un trabajo diario, una calidad por alcanzar, y que debíamos esforzarnos cada hora en ello, en ser humanos, o nuestra animalidad se volvería de nuevo patente.

Mientras el cuerpo de la mujer siga siendo violentado, no podremos llamarnos «humanos». El cumplimiento pleno de nuestra existencia necesita de la mujer. Sin ella, toda la memoria humana, todas nuestras civilizaciones, todo el arte y toda la ciencia, todo aquello que hemos construido durante siglos, se derrumbará y perderá todo sentido. Seremos sólo simios reclamando cráneos, y sangre, y poder.

Una de las primeras causas de muerte (y en ciertos países es la primera) entre mujeres de catorce y cuarenta y cinco años es la llamada «violencia de género», eufemismo para hablar del asesinato de mujeres por el sólo hecho de serlo. Los feminismos son diversos, y cada uno es necesario en el contexto en el que surge. Pero todos, como principio, combaten por el fin de esa violencia. Otros combaten el poder, o el capitalismo, o la discriminación por pertenecer a una cultura o por tener un determinado color de piel. El feminismo es el combate de todos los que son o han sido oprimidos.

Para conocer mejor lo que hay en juego bajo el nombre de «feminismo», y nos ayuden a reflexionar entorno a esa lucha, hemos convocado en este número a profesoras, escritoras, sociólogas, periodistas y activistas, todas implicadas en el combate por un mundo, no feminista, sino simplemente más justo, donde no haya exclusión, ni opresión social ni económica. Un mundo donde, por fin, podamos llamarnos a nosotros mismos, sin vergüenza, sin cinismo, «seres humanos».

Chiara Bottici, profesora en la New School of Social Research, escribe sobre el anarcafeminismo, un término que ella acuña y que representa, quizá, el movimiento actual más radical en la teoría feminista; Anita Botwin, periodista y escritora, critica el feminismo de las élites, que sólo buscan «empoderar » a las mujeres para que ocupen los mismos puestos que los hombres, pero sin cuestionar la estructura social que las oprime; Fàtima Aatar, socióloga, quien nos habla, en un artículo muy polémico, sobre el feminismo como una de las herramientas ideológicas de Europa, una herramienta racista, para oprimir a las mujeres y a los hombres musulmanes; Elsa Dorlin, filósofa, escribe un manifiesto sobre la autodefensa femenina y el cuidado de sí; y, finalmente, Angela Davis, filósofa y célebre activista estadounidense, nos entrega el discurso que leyó en la marcha de las mujeres contra Trump, realizada en Washington en enero de 2018. A pesar de las grandes diferencias de estilo, de trayectoria y de pensamiento, todas nuestras colaboradoras apuntan a un mismo enemigo, el mayor opresor, el más brutal y violento de todos: el Capitalismo. Es una muestra de que el feminismo no es una batalla contra los hombres, como todavía algunos imaginan. Es una batalla por nuestra vida, la de todos, y por nuestra dignidad. Louis Aragon decía que la mujer es el porvenir del hombre. Quizá ahora podamos decir que el feminismo es el porvenir de la humanidad, si queremos aun perseverar en ella.

Fuente e imagen:  http://reportesp.mx/feminismos-ernesto-kavi

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La expansión del capitalismo está destruyendo el planeta y la humanidad

Por: John Bellamy Foster

 

En un mundo acorralado por el capitalismo de catástrofe cualquier análisis serio que se proponga la renovación del socialismo debe comenzar con comprender la necesidad de una “destrucción creativa” de las bases materiales del capital en toda la existencia social. (1)

El capitalismo actualmente existente – de carácter catastrófico – se manifiesta materialmente en la convergencia de tres factores: crisis ecológica planetaria, crisis epidemiológica global y crisis económica permanente. (2)

A todas estas crisis hay que sumar los siguientes elementos: extensión mundial de explotación imperialista (mediante la cadena global de productos básicos); desaparición del estado democrático liberal con la imposición de políticas neoliberales y el surgimiento del neofascismo; y una nueva era de inestabilidad hegemónica, que llega acompañada del peligro de una guerra interminables.(3)

Crisis Climática

El consenso científico mundial denomina la crisis climática como “una situación sin retorno», esto significa que si las emisiones de carbono – producto de la quema de combustibles fósiles- no llegan a cero en las próximas décadas, la existencia de la civilización industrial estará seriamente amenazada y, en última instancia, también la supervivencia de los seres humanos. (4)

Sin embargo, la crisis existencial de nuestra especie no se limita al cambio climático, también se extiende una brecha ecológica global de los siguientes fenómenos planetarios:  acidificación de los océanos; extinción de especies (y la consiguiente pérdida de diversidad genética); destrucción de ecosistemas forestales; disminución del agua dulce; interrupción de los ciclos de nitrógeno y fósforo; rápida propagación de agentes tóxicos (incluidos los radio-nucleidos); y, proliferación incontrolada de organismos modificados genéticamente. (5)

La ruptura de estas fronteras ecológicas está intrínsecamente ligada a un sistema económico basado en la acumulación del capital, que por su propia dinámica no reconoce barreras insalvables para un crecimiento ilimitado y exponencial. Por tanto, no hay salida de la actual destrucción de las condiciones sociales y naturales de la existencia que no requieran un salir radical del capitalismo.

Lo primordial para nuestra época es la creación de lo que István Mészáros llamó un nuevo sistema de reproducción social metabólica. (6) Esta propuesta nos habla de la necesidad de construir un nuevo modelo de socialismo  para el siglo XXI, pensado de tal manera, que desafíe críticamente la teoría y la práctica las experiencias socialistas del pasado siglo XX.

Polarización de la lucha de clases

En los Estados Unidos, al igual que en otros países, sectores del capital financiero monopolista han logrado reclutar a elementos de la clase media baja, (principalmente blanca) utilizando una ideología nacionalista, racista y misógina. El resultado ha sido una política neofascista, que reúne en un sólo constructo ideológico; una larga historia de racismo estructural (legado de la esclavitud); diversas forma de colonialismo;  y el militarismo propio del imperialismo.

Sobre estas prácticas políticas reaccionarias se edificó el ascenso al gobierno de Donald Trump, un magnate multimillonario transformado en el líder de una derecha radical que tiene como objetivo la imposición de un nuevo régimen capitalista autoritario.

Aunque hoy esté cuidadosamente ofuscada, por una campaña electoral, la alianza de los neofascista con los neoliberales es un proceso político fácilmente comprobable. (7) Tanto es así, que si llegará a triunfar en las elecciones Joe Biden, la alianza neoliberal-neofascista se mantendrá sin grandes cambios. La razón es simple: esta asociación es el pedestal sobre el cual se erige el poder estatal del capital monopolista-financiero en Estados Unidos. (8)

Simultáneamente, a la constitución de esta nueva formación política reaccionaria en el “corazón del imperio” se está desarrollando un importante movimiento por el socialismo, asentado en la clase obrera, la juventud y los intelectuales disidentes.

Con la desaparición de la hegemonía estadounidense dentro de la economía mundial – acelerada por la globalización de la producción – se minó el poder de la antigua aristocracia obrera de base imperial. Este proceso ha originado el resurgimiento de los ideales del socialismo entre parte importante de la clase trabajadora.(9)

La Gran Desigualdad, un concepto acuñado por Michael D. Yates, expresa con claridad la situación que están viviendo los sectores populares estadounidenses, el sentimiento de incertidumbre y de ausencia de futuro – que afecta especialmente a la juventud- de hecho ha provocado un aumento dramático de «muertes por desesperación», según los datos oficiales. (10)

En resumen, amplias capas de la población están cada vez más enfurecidas por un sistema capitalista que no ofrece perspectivas y como consecuencia ven al socialismo como una alternativa totalmente legítima.(11)

Este nuevo escenario no ocurre sólo en Estados Unidos. En otras países del mundo hay fuerzas objetivas con características similares, especialmente en el Sur Global, que soporta una estancamiento permanente, la financiarización de la economía y una brutal destrucción ecológica .

Al parecer las fuerzas que luchan por el socialismo seguirán creciendo como efecto de la crisis estructural del capital y la polarización de la lucha de clases . Entonces, creo que hay por lo menos dos preguntas que debemos tratar de responder : ¿Qué tipo de socialismo queremos? ¿En qué debe diferenciarse el socialismo del siglo XXI del socialismo del siglo XX?

¿Socialismo en Estados Unidos?

Gran parte de lo que se conoce como socialismo en los Estados Unidos – y en otros países de occidente – es la variante socialdemócrata que invariablemente se ha sumado a las políticas liberales de “izquierda” para mantener una economía subordinada al orden existente. En un vano intento los socialdemócratas han pretendido por décadas hacer que el capitalismo funcione “mejor” a través de mecanismos de regulación. Ahora nuevamente siguen esta antigua fórmula…y lo hacen justo cuando los liberales dejan atrás parte de sus postulados y apuntalan su alianza con el neofascismo contemporáneo. (12)

En el actual contexto histórico las coaliciones social-liberales están destinados a fracasar. De entrada, los partidos que practiquen estas políticas inevitablemente traicionarán las esperanzas de los pueblos que los encumbró al poder con la “democracia electoral”.

Mientras esta rutina se repite, el mundo está asistiendo al crecimiento de un socialismo genuino, articulado básicamente en la lucha extra-electoral y en las  grandes manifestaciones de masas que van más allá de los parámetros del sistema.

Los levantamientos populares en Estados Unidos – prácticamente desconocidos desde la Guerra Civil – expresan cabalmente el malestar general de la sociedad. Con la participación de la clase trabajadora, de la juventud blanca y en medio de la pandemia (y de una depresión económica concomitante) las demostraciones de protesta ya han cruzado la línea “del color”. (13).

Pero, aunque el movimiento por el socialismo, se haya instalado en en el «corazón bárbaro» del sistema – como resultado de fuerzas objetivas – el proyecto socialista carece aún de una base subjetiva adecuada. (14)

Un obstáculo importante en la formulación de los objetivos estratégicos del socialismo tiene que ver con el abandono de los ideales socialistas/comunistas de pensadores como Karl Marx.

Para comprender este problema, es necesario ir más allá de los recientes intentos de la izquierda por abordar el significado del comunismo sobre una base filosófica; una cuestión que ha llevado a tratamientos abstractos de la idea comunista en la última década por Alain Badiou y otros ( por ejemplo en La hipótesis comunista y El horizonte comunista). (15)

Más bien, es necesario un punto de partida histórico más concreto, que recupere la teoría de las “dos fases del desarrollo socialista / comunista” que expone Marx en la “Crítica del programa de Gotha” y Lenin en “El Estado y la Revolución”.

Un artículo de Paul M. Sweezy ya planteó esta necesidad teórica en  “El comunismo como ideal”, un trabajo publicado octubre de 1963 .(16)

El comunismo de Marx como ideal socialista

En la “Crítica del Programa de Gotha”– escrita en oposición al economicismo de la socialdemocracia alemana de Ferdinand Lasalle – Marx distinguió dos “fases” históricas en la lucha por crear una sociedad de productores asociados (comunismo).

La primera fase definida como «la dictadura revolucionaria del proletariado», tomaba en cuenta las enseñanzas de la traumática experiencia de la Comuna de París y daba forma a una democracia obrera, que todavía según Marx «tiene los defectos propios de la sociedad de clases capitalista”.

En esta fase inicial, expone el filósofo alemán, se debe producir una ruptura con la propiedad privada capitalista y una transformación de la estructura política del estado capitalista.(17) Como medida provisoria de la transición al socialismo, en esta etapa, la producción y la distribución toman inevitablemente la forma de “cada uno según su trabajo”. Esta imperativo económico hará perdurar durante un tiempo las condiciones de desigualdad del capitalismo.

Por el contrario, en la fase posterior, el principio que debe regir pasa “de cada uno según su capacidad, a cada uno según su necesidad” eliminando, entre otras cosas, el sistema salarial tal como lo conocemos. (18)

Del mismo modo, mientras que la fase inicial del socialismo/ comunismo se requiere la formación de una nueva estructura estatal en la fase superior el objetivo será la extinción del estado, como aparato que está por encima y en relación antagónica con la sociedad.

En el comunismo el Estado habrá de ser reemplazado por una forma de organización política que Engels llamó “Comunidad”, porque esta forma política de gobierno debe estar asociada directamente con una modelo de producción de base comunitaria. (19)

Para Marx en la fase superior – junto con el control democrático y colectivo de la propiedad- las células constitutivas de la sociedad deben estar organizadas sobre una base comunal y el conjunto de la producción debe estar en manos de productores asociados libremente.

En el comunismo, afirma, el trabajo se habrá convertido no sólo en un «medio de vida» y la actividad productiva estará destinada a crear bienes que sean “valores de uso y no sólo valores de cambio”. Será una sociedad en la que “el libre desarrollo de cada uno será la condición para el libre desarrollo de todos”. (20)

La abolición de la sociedad capitalista y la creación de una sociedad de productores asociados habrá de conducir al fin de la explotación de clases, la eliminación de las divisiones entre trabajo intelectual y manual y entre la ciudad y el campo. Y deberá superar definitivamente la familia patriarcal que engendra la esclavitud de la mujer. (21)

Cuando Marx escribe sobre las condiciones materiales de la nueva sociedad está pensando en un nuevo metabolismo social de la humanidad y de la tierra“La libertad, en esta esfera, consiste en que el hombre socializado, los productores asociados, gobiernen el metabolismo humano con la naturaleza de manera racional actuando con el menor gasto de energía posible” (22).

En “El Estado y la Revolución”, Lenin – reafirmando los argumentos de Marx- describe la primera y segunda fase del comunismo como » una distinción científica entre dos fases del mismo proceso. Lo que Marx habitualmente llama socialismo es la primera fase de la sociedad comunista”.(23)

Pese que Lenin compartía el análisis de Marx, el ulterior marxismo oficial se volvió rígido y creó dos etapas completamente separadas, colocando la llamada etapa comunista tan apartada de la etapa socialista que está fase se convirtió en una lejana utopía.

Partiendo de una concepción rígida y del principio de reparto “según el trabajo de cada uno”, José Stalin llevó a cabo una guerra ideológica contra la idea de la igualdad sustantiva, definiéndola como un «absurdo reaccionario, pequeñoburgués, digno de una secta primitiva de ascetas, pero no de una sociedad socialista organizada”. Esta misma postura iba a persistir, de una forma u otra, hasta  la desaparición de la Unión Soviética con Mijaíl Gorbachov. (24)

Precisamente analizando el proceso de transición socialista /comunista en “El imperativo socialista” Michael Lebowitz  argumentó:

“En lugar de una lucha continua para ir más allá de lo que Marx llamó los “defectos heredados de la sociedad capitalista”, la interpretación estándar del marxismo oficial (desde finales de la década de 1930 hasta finales de la década de 1980) introdujo una división de la sociedad post-capitalista en dos ‘etapas’ distintas, determinadas económicamente por el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas.

Los cambios fundamentales en las relaciones sociales destacados por Marx como la esencia misma del camino socialista fueron abandonados  por un proceso de adaptación a los defectos heredados de la sociedad capitalista. Se olvido que Marx había reclamado un proyecto destinado a construir una comunidad de productores asociados desde el principio, como parte de un proceso continuo – aunque necesariamente desigual – de la construcción socialista”. (25)

El abandono del ideal socialista asociado con la fase superior del comunismo divulgado por Marx se envolvió en un complejo asunto sostenido por las cambiantes condiciones histórico del momento. Y, finalmente – una vez que el nuevo sistema dejó de ser revolucionario – la transición se empantanó. El resultado fue la formación de una nueva clase social (nomenclatura) que abandonó la idea del socialismo provocando la desaparición de las sociedades de tipo soviético.

Según Paul Sweezy, «la propiedad estatal y la planificación no son suficientes para definir un socialismo viable e inmune al retroceso, un socialismo que sea capaz de avanzar a la segunda etapa, hacia el comunismo necesitaba algo más: una lucha continua por crear una sociedad de iguales”.(26)

Para Marx, el movimiento hacia una sociedad de productores asociados era la esencia misma del camino socialista hacia la «sociedad comunista». (27) Pero, desde que el socialismo se estableció en términos más restrictivos la sociedad posrevolucionaria perdió la conexión vital con la lucha dual por la libertad y la necesidad , y por tanto se desconectó con los objetivos a largo plazo del socialismo, con su verdadero significado y su coherencia.

Es evidente que debemos tomar como base esta experiencia para construir el socialismo en el nuevo siglo. Esto significa atender con precisión aquellos aspectos del ideal socialista / comunista (con una teoría y una práctica suficientemente radical) como para abordar las necesidades urgentes del presente, sin perder de vista las necesidades del futuro.

Si algo nos ha enseñado la crisis ecológica planetaria es que se requiere un nuevo metabolismo social con la tierra, una sociedad de igualdad sustantiva y ecológicamente sostenible (28). (Algunos de los logros de la ecología cubana van precisamente en ese camino según Mauricio Betancourt)

Georg Lukács llamó a la lucha por la sostenibilidad ecológica y la igualdad sustantiva  una “necesaria doble transformación”; de las relaciones sociales entre nosotros y de las relaciones humanas con la naturaleza. (29).

Cualquier proyecto emancipatorio debe pasar necesariamente por varias fases revolucionarias, que no se pueden predecirse de antemano. Sin embargo, para tener éxito, una revolución debe buscar hacerse irreversible mediante la promoción de un sistema orgánico dirigido a satisfacer las necesidades humanas sin dejar lado lucha por la igualdad sustantiva y asegurando una efectiva regulación del metabolismo humano con la naturaleza.(30)

La libertad como necesidad

Al igual que pensaba Hegel, Federico Engels sostiene en el Anti-Dühring que la verdadera libertad está fundada en el reconocimiento de la necesidad. El cambio revolucionario es el punto en que la libertad y la necesidad se encuentran en la praxis concreta.

Aunque existe algo así como una necesidad ciega, una vez que se conocen las fuerzas objetivas que mueven la sociedad, la necesidad deja de ser ciega y ofrece el caminos para la acción revolucionaria y la libertad humana. La necesidad y la libertad se sostienen mutuamente en los períodos de cambio social. (31)

Para ilustrar este principio materialista dialéctico, Lenin escribió: “ No conocemos la necesidad de la naturaleza que produce por ejemplo los fenómenos meteorológicos. Pero aunque no conocemos esa necesidad, sabemos que existe. Lo que sí sabemos con certeza es que la relación humana con el clima y la naturaleza ha cambiado históricamente de acuerdo con las relaciones productivas que gobiernan nuestras acciones” (32).

Hoy en día, el conocimiento de la crisis climática antropogénica y de los fenómenos meteorológicos está sacando a los seres humanos del reino de la necesidad ciega y exigen que la población mundial participe conscientemente en una lucha por la libertad y la supervivencia humana, es decir contra un capitalismo que se ha tornado destructivo y catastrófico.

Al respecto – y en el contexto de una severa ruptura metabólica impuesta a Irlanda por el colonialismo británico en el siglo XIX – Marx escribió: “la crisis ecológica se presenta al pueblo de Irlanda como una cuestión de ruina o revolución«.(33)

En esta era del Antropoceno, la brecha ecológica resultante de la expansión de la economía capitalista está destruyendo el proceso natural de los ciclos biogeoquímicos en todo el mundo. El conocimiento de este proceso objetivo nos apremia a cambiar radicalmente la reproducción metabólica social de la humanidad y del planeta.

Visto en estos términos, la concepción de Marx de una “comunidad de productores asociados” no es una concepción utópica o un ideal abstracto, sino es una posición esencial para la defensa de la humanidad del presente y del futuro. Una sociedad de este tipo – comunista- es una necesidad ineludible para que la humanidad mantenga una relación sostenible con el planeta-tierra. (34)

Un sujeto que puede ser revolucionario

Pero, ¿dónde está el agente del cambio revolucionario para lograrlo? La respuesta es esta: Pienso que estamos asistiendo al surgimiento de las precondiciones materiales de lo que podríamos llamar un proletariado ambiental global.

Poco después de los llamados disturbios Plug Plot (y en el apogeo del Cartismo radical) Federico Engels retrató las condiciones del trabajo en fábricas, el deterioro ambiental, el estado de la vivienda, del suministro de agua, la falta de alimentación y de nutrición infantil. En “La situación de la clase trabajadora en Inglaterra”(1845) el compañero de Marx describió el entorno epidemiológico propio del capitalismo de la época. Engels lo llamó “asesinato social” porque el sistema fabril trajo consigo enfermedades contagiosas que provocaron una gran mortalidad entre la clase proletaria. (35)

Bajo la influencia directa de Engels (y también por sus propios estudios epidemiológicos) mientras escribía El Capital, Marx utilizó el término brecha metabólica para explicar la degradación del suelo y las “epidemias periódicas” inducidas por el desarrollo de la economía capitalista. (36)

Los análisis de Marx y Engels demostraron que la lucha de clases y los procesos revolucionarios son también consecuencia de las deterioradas condiciones ambientales en el que sobrevive la población trabajadora (esto aconteció en la revolución rusa y china y, sucede en los presentes levantamientos en el Sur Global).

Hoy, la persistencia de la epidemia de la COVID 19, nos hace pensar que es probable que se produzcan nuevas situaciones revolucionarias. La combinación de las crisis económicas y ecológicas pueden crear escenarios favorables para la transformación social, siempre y cuando los movimientos sociales trabajen para hacer posible un cambio radical.

En este sentido, visto desde un punto de vista global, la cuestión del proletariado ambiental se superpone y es parte de las rebeliones del campesinado ecológico y de los combates de los pueblos originarios.(37) En el actual período de lucha ecológico-epidemiológica y lo que llamamos proletariado ambiental puede llegar a ser una fuerza importante.

La terrible realidad impuesta por el imperialismo en la era del Antropoceno probablemente hará que la acción ecológica revolucionaria tenga un lugar destacado en el Sur Global. (38)

De hecho “la tríada ( Estados Unidos, Europa y Japón) hace decenios que está usufructuando de la biocapacidad del planeta en un rango superior en cuatro veces al promedio del resto de los países del mundo”. (Samir Amin en “Modern Imperialism, Monopoly Finance Capital, and Marx’s Law of Value “)

Dicho de otra manera , el nivel insostenible de consumo del Norte global sólo es viable porque una buena parte de la biocapacidad del Sur está siendo transferida mediante beneficios a los centros capitalistas de la tríada.

El desenlace de la permanente e irracional expansión capitalista puede llegar a tener un resultado catastrófico: la extinción de parte de los pueblos del Sur como resultado de la pobreza y de epidemias recurrentes. Sin embargo y mostrando la verdadera cara de los poderosos, en el centro del capitalismo mundial se desarrolla una hipócrita justificación, es una ideología eco-fascista que pretende dar legitimidad a una “solución final” a la “superpoblación”. (39)

Basta con mirar nuestra realidad . Los hechos están a la vista: la actual expansión del capitalismo está destruyendo el planeta y la humanidad.

Un nuevo sistema de reproducción metabólica social

Poco después de la Revolución Francesa, Immanuel Kant expuso el punto de vista liberal: “la igualdad de los hombres como sujetos coexiste con la desigualdad en las posesiones materiales… Por esto la igualdad de los hombres puede convivir sin dificultades con la desigualdad de derechos específicos”. (41)

Para los liberales la igualdad es un derecho meramente formal, ”existe solo en el papel” apostilló Engels. No sólo en lo que respecta “al contrato de trabajo entre capitalista y trabajador sino también en el contrato matrimonial”. (42) Para Marx la  sociedad capitalista estableció el «derecho a la desigualdad, que es el único derecho efectivo para los proletarios». (43)

Para Mészáros, la lucha por una una democracia y un igualdad sustantiva es la lucha por una sociedad de iguales. (40) Este enfoque no sólo enfrenta al capital en su “corazón bárbaro”, sino que también se opone a cualquier intento inútil de detenerse a mitad de camino en la transición al socialismo/comunismo.

La igualdad sustantiva, es un aspecto incuestionable de la noción del comunismo de Marx, Esta concepción requiere un cambio en las células constitutivas de la sociedad: la nueva organización social que no puede estar fundada por el capital y reforzada por un estado jerárquico, al contrario debe sustentarse en la organización de productores asociados libres y en un estado comunal.

Un proceso revolucionario de construcción socialista – entendido como un nuevo sistema de reproducción social – no puede tener éxito sin un “principio orientador” como parte de una estrategia a largo plazo. La planificación socialista y una genuina democracia sólo serán una verdad tangible con la constitución de un poder real en la base misma de la sociedad. Sólo así las revoluciones se vuelven irreversibles.

Al reconocer explícitamente la necesidad de un socialismo para el siglo XXI la Revolución Venezolana y Hugo Chávez dio un importante paso y se convirtió inmediatamente en una amenaza al orden imperante.

Para Chávez el socialismo del siglo XXI (44) suponía una lucha continua por la igualdad sustantiva y era necesario abolir todas las desigualdades y opresiones (de color, de género, etc) de la sociedad capitalista.

Paul Sweezy subrayó algunos aspectos que deben caracterizar la nueva formación social de los iguales.

“Surgirán necesariamente nuevas formas de trabajo en una nueva sociedad que use la productividad humana de manera más racional. Muchas categorías serán eliminadas por completo (la minería del carbón y el servicio doméstico, por ejemplo) y, en la medida de lo posible, todos los trabajos deben volverse interesantes y creativos.

La reducción del enorme desperdicio y destrucción inherente a la producción y al consumo capitalista deberían abrir  un espacio para el empleo del tiempo disponible en forma más creativa”.

En una sociedad de iguales, en la que todos están en la misma relación con los medios de producción y tengan la misma obligación de trabajar y servir al bienestar común, todas las «necesidades» que enfatizan la superioridad de unos pocos (e implican la sumisión de los demás) simplemente desaparecerán y serán reemplazados por las necesidades de seres humanos liberados, que viven juntos en el respeto mutuo y la cooperación …

La sociedad y los seres humanos que la componen constituyen un todo dialéctico: ninguno puede cambiar sin cambiar al otro. Y el comunismo como ideal comprende una nueva sociedad y un nuevo ser humano”. (45)

Más que un ideal, el comunismo es un principio organizador en el que la igualdad y la democracia sustantiva son lo más importante en el socialismo / comunismo.

Distopía capitalista

Pese a las novelas distópicas, es imposible imaginar el nivel de catástrofe ambiental que enfrentarán los pueblos del mundo si no se detiene la destrucción del metabolismo social y de la tierra por parte del capitalismo.

Según la Academia Nacional de Ciencias de EEUU, “las tendencias existentes proyectan que unos 3.500 millones de personas vivirán en medio de un calor insoportable en condiciones sólo comparables a las del desierto del Sahara para el año 2070 ” (46).

Estas proyecciones se han quedado chicas y no logran captar el enorme nivel de destrucción que caerá sobre la mayoría de la humanidad bajo las prácticas sociales propios del capitalismo. La única respuesta será dejar esa “casa en llamas» y empezar a construir otra, desde ahora. (47)

En nuestro siglo el movimiento socialista no sólo es esencial para crear un un futuro mejor, también es una actividad imprescindible para una defensa activa de la población mundial que está enfrentada a la cuestión de la supervivencia.

Internacional de Trabajadores y Pueblos

Hoy, un número incalculable de gente está involucrada en el combate contra el gigante capitalista en el ámbito local y nacional. Sin embargo, una vez más, estas luchas dependen de una coordinación a nivel global. Por tanto para avanzar es necesario crear de una nueva organización internacional de los trabajadores y de los pueblos. (48).

La Internacional para el siglo XXI no puede consistir simplemente en un grupo de intelectuales comprometidos en debates como las del Foro Social Mundial o, en la promoción de tímidas reformas regulatorias como lo hace la Internacional Socialdemócrata o la recientemente creada Internacional Progresista.

Más bien, debe constituirse una organización de los trabajadores y de los pueblos – fundada desde el principio en una fuerte alianza Sur-Sur- para colocar la lucha contra el imperialismo en el centro de la rebelión contra el capitalismo, tal como la consideraron figuras como Chávez y Samir Amin.

En 2011, justo antes de su enfermedad y fallecimiento, Hugo Chávez preparaba el lanzamiento de lo que llamó Nueva Internacional (no una Quinta Internacional.) Su propósito era extender la Alianza Bolivariana a nivel mundial.(49)

Mientras tanto Samir Amin, desde el Foro Mundial de Alternativas había contemplado la organización de una Quinta Internacional, pero en julio de 2018 (sólo un mes antes de su muerte) transformó este proyecto en el llamamiento a crear una Internacional de los Trabajadores y los Pueblos. Al hacer esto Amin reconocía explícitamente que una Internacional puramente obrera resulta hoy insuficiente para enfrentar al imperialismo. (50)

La Internacional pensada por Samir Amin deberá construir de una alianza de los pueblos del mundo que incluya no sólo de los “representantes del proletariado industrial” sino (y de manera muy amplia) al precariado, a los asalariados de los servicios, a los campesinos, y a todos los sectores sociales oprimidos por el capitalismo moderno. Además, deberá ser una organización (no sólo un movimiento) fundado en el respeto a la diversidad, garantizando la independencia real de partidos, sindicatos y organizaciones populares.

La creación de una Nueva Internacional, por supuesto, no puede emerger en medio del vacío, sino que debe articularse dentro y como producto de organizaciones de base, en conjunto con los movimientos anticapitalistas y antipatriarcales.

En opinión de Samir Amin, los elementos cruciales para la lucha antiimperialista son  los movimientos de base, los países y partidos que se propongan la desvinculación con el sistema capitalista global y la alianza entre países víctimas de la explotación neocolonial. Hoy estas fuerzas deben unirse al creciente movimiento ecológico global. La lucha universal contra el capitalismo y el imperialismo, insistió, debe caracterizarse por la audacia para romper las coordenadas en los puntos débiles del sistema

Para Amin el mundo seguirá gobernado por un sistema caótico que destruirán el planeta sino no somos capaces de construir un proyecto de transformación revolucionaria de la sociedad . (51)

Vivimos , hoy, una época de coincidencia de la lucha por la libertad y la necesidad. La elección que tenemos ante nosotros es inevitable: ruina o revolución.

*Este artículo es una versión revisada de una video-charla presentada el 12 de julio de 2020 en la sesión de clausura del Séptimo Foro Sur-Sur sobre Sostenibilidad, Cambio Climático, Crisis Globales y Regeneración Comunitaria. La Conferencia fue organizada por la Universidad Lingnan de Hong Kong.

Notas

Karl Marx, Capital , vol. 1 (Londres: Penguin, 1976), 799. El capitalismo de catástrofe en este sentido es distinto del capitalismo de desastre de Naomi Klein . Naomi Klein, The Shock Doctrine: The Rise of Disaster Capitalism(Nueva York: Henry Holt, 2007). La noción de Klein se centra en cómo el neoliberalismo como proyecto político-económico del capital ha buscado explotar sistemáticamente desastres de todo tipo, muchos de ellos producidos por el propio capital, para imponer como solución una “doctrina de choque”, diseñada para incrementar aún más el poder del capital. La noción de capitalismo de catástrofe empleada aquí se refiere más bien al crecimiento acumulativo del potencial de catástrofe como una característica inherente de un modo de producción que coloca la acumulación de capital antes que todos los demás fines sociales (y ecológicos), con el resultado de que la tendencia a la catástrofe se universaliza. Véase John Bellamy Foster, «El capitalismo y la acumulación de catástrofes «, Monthly Review 63, no. 7 (Diciembre de 2011): 1–17.

Para descripciones concretas de estas catástrofes inminentes convergentes, consulte John Bellamy Foster y Robert W. McChesney, The Endless Crisis (Nueva York: Monthly Review Press, 2012); John Bellamy Foster y Brett Clark, The Robbery of Nature (Nueva York: Monthly Review Press, 2020): 238–87; John Bellamy Foster e Intan Suwandi, “ COVID-19 y el capitalismo catastrófico ”, Monthly Review 72, no. 2 (junio de 2020): 1–20; y Mike Davis, The Monster Enters (Nueva York: OR, 2020).

Samir Amin, Empire of Chaos (Nueva York: Monthly Review Press, 1992).

Véase Ian Angus, Facing the Anthropocene (Nueva York: Monthly Review Press, 2016), 25: James Hansen, Storms of My Grandchildren (Nueva York: Bloomsbury, 2009). Incluso esforzarse por lograr cero emisiones netas para 2050, aunque se incorporó a los Acuerdos de París, no es suficiente y se basa en suposiciones poco realistas sobre tecnologías que hoy no existen a gran escala y que quizás nunca sean factibles. La realidad es que el presupuesto de carbono determinado por las posibles emisiones restantes (si bien tiene un 67 por ciento de posibilidades de mantener la temperatura media global por debajo de 1,5 ° C) se agotará en condiciones normales en tan solo ocho años. Véase Greta Thunberg, Discurso en el Foro de Economía Mundial , Davos, 21 de enero de 2020.

Johan Rockström et al., “Un espacio operativo seguro para la humanidad”, Nature 461, no. 24 (2009): 472–75; William Steffen et al., «Límites planetarios», Science 347, no. 6223 (2015): 745–46; Michael Friedman, “ OGM: la distorsión de los procesos biológicos por parte del capitalismo ”, Monthly Review 66, no. 10 (marzo de 2015): 19–34.

István Mészáros, Beyond Capital (Nueva York: Monthly Review Press, 1995), 39–71.

Karl Marx, Capital , vol. 3 (Londres: Penguin, 1981), 362.

Véase John Bellamy Foster, Trump in the White House (Nueva York: Monthly Review Press, 2017).

Fue Engels quien argumentó por primera vez en un artículo de 1885 para Commonweal editado por William Morris (un análisis que luego se incorporó al prefacio de la edición en inglés de 1892 de The Condition of the Working Class in England ) que el desarrollo de una política socialista El movimiento obrero fue posible en Gran Bretaña por primera vez a mediados de la década de 1880 por el declive de la aristocracia del trabajo (formada principalmente por hombres adultos y excluyendo a mujeres, niños y grupos de inmigrantes) provocada por la decadencia de la hegemonía imperial británica. Karl Marx y Frederick Engels, Obras completas, vol 26 (Nueva York: International Publishers, 1975), 295-301. El famoso análisis de Lenin sobre la aristocracia obrera se basó en este tratamiento de Engels. Véase también Martin Nicolaus, “ La teoría de la aristocracia laboral ”, Monthly Review 21, no. 11 (Abril de 1970): 91–101; Eric Hobsbawm, “ Lenin y la ‘aristocracia del trabajo ‘”, Monthly Review 21, no. 11 (Abril de 1970): 47–56.

Anne Case y Angus Deaton, Deaths of Despair and the Future of Capitalism (Princeton: Princeton University Press, 2020).

Michael D. Yates, “ La gran desigualdad ”, Revista mensual 63, no. 10 (marzo de 2012): 1–18.

En su El Manifiesto Socialista , Bhaskar Sunkara ofrece una imagen de Marx, divorciada de la Crítica del Programa de Gotha , según la cual Marx y Engels vislumbraron un futuro en El Manifiesto Comunista y en otros lugares en los que “un estado democrático radicalmente transformado que antes era privado propiedad y la usó racionalmente bajo la dirección y en beneficio de la gente «. Más que un intento de una descripción precisa de los puntos de vista de Marx, tal análisis está destinado simplemente a apuntalar su propia versión de la «socialdemocracia de lucha de clases». Bhaskar Sunkara, The Socialist Manifesto (Nueva York: Basic, 2019), 48, 216-17.

Consulte “Notas de los editores ”, Revista mensual 72, no. 3 (julio-agosto de 2020).

Curtis White, El corazón bárbaro (Sausalito: PoliPoint, 2009).

Alain Badiou, “La hipótesis comunista”, New Left Review 49 (2008): 29–42; Alain Badiou, «La idea del comunismo», en La idea del comunismo , ed. Costas Douzinas y Slavoj Žižek (Londres: Verso, 2010): 1–14; Alain Badiou, The Communist Hypothesis (Londres: Verso, 2015); Jodi Dean, The Communist Horizon (Londres: Verso, 2018).

Paul M. Sweezy, “El comunismo como ideal ”, Revista mensual 15, no. 6 (Octubre de 1963): 329–40.

Karl Marx, Critique of the Gotha Program (Nueva York: International Publishers, 1938), 9-10, 18. Marx utilizó aquí la terminología de «la primera fase de la sociedad comunista» y «la fase superior de la sociedad comunista». Esta edición de la Crítica del programa de Gotha incluye correspondencia y notas sobre el tema de Marx, Engels y Lenin, y pasajes de El estado y la revolución de Lenin . Sobre la Comuna de París, véase Karl Marx y Friedrich Engels, Writings on the Paris Commune , ed. Hal Draper (Nueva York: Monthly Review Press, 1971); Badiou, La hipótesis comunista , 127–71.

Marx, Crítica del programa de Gotha , 6–10, 14; Karl Marx, “Value, Price, and Profit”, en Wage Labor and Capital / Value, Price and Profit (Nueva York: International Publishers, 1935), 62.

Marx, Crítica del programa de Gotha , 10, 17 (Marx), 31 (Engels), 47-56 (Lenin); Marx y Engels, Obras completas , vol. 25, 247, 267–68. Para conocer el significado duradero del concepto de la extinción del estado, véase Mészáros, Beyond Capital , 460–95; Henri Lefebvre, The Explosion (Nueva York: Monthly Review Press, 1969), 127-28.

Marx, Crítica del programa de Gotha , 10; Sweezy, «El comunismo como ideal», 337-38.

Karl Marx y Frederick Engels, The Communist Manifesto (Nueva York: Monthly Review Press, 1964), 34–35, 41.

Marx, Capital , vol. 3, 959.

I. Lenin, Obras seleccionadas: Edición de un volumen (Nueva York: International Publishers, 1976), 334.

Isaac Deutscher, Stalin: A Political Biography (Oxford: Oxford University Press, 1967), 338; Sweezy, en Paul M. Sweezy y Charles Bettelheim, On the Transition to Socialism (Nueva York: Monthly Review Press, 1971), 127.

Michael Lebowitz, The Socialist Imperative (Nueva York: Monthly Review Press, 2015). 71; Karl Marx, Grundrisse (Londres: Penguin, 1973), 171–72. Véase también Peter Hudis, Marx’s Concept of the Alternative to Capitalism (Boston: Brill, 2012), 190.

Sweezy, en Sweezy y Bettelheim, On the Transition to Socialism , 131.

Marx y Engels, Obras completas , vol. 5, 52.

Mauricio Betancourt, “El efecto de la agroecología cubana en la mitigación de la brecha metabólica: un enfoque cuantitativo de la producción de alimentos en América Latina”, Global Environmental Change 63 (2020): 1–9.

Georg Lukács, La ontología del ser social , vol. 2, Principios ontológicos básicos de Marx (Londres: Merlin, 1978), 6.

Sobre la cuestión de una revolución irreversible, ver Mészáros, Beyond Capital , 758–68; István Mészáros, The Challenge and Burden of Historical Time (Nueva York: Monthly Review Press, 2020), 251–53; John Bellamy Foster, “ Chávez y el estado comunal ”, Revista mensual 66, no. 11 (abril de 2015): 9, 11, 16.

Marx y Engels, Obras completas , vol. 25, 105, 460–62. GWF Hegel, Hegel’s Logic (Oxford: Oxford University Press, 1975), 207-20; John Bellamy Foster, The Return of Nature (Nueva York: Monthly Review Press, 2020), 16, 20.

I. Lenin, Materialism and Empírico-Criticism (Moscú: Progress Publishers, 1964), 174.

Karl Marx y Frederick Engels, Irlanda y la cuestión irlandesa (Moscú: Progress Publishers, 1971), 142; Foster y Clark, The Robbery of Nature , págs. 76–77.

Tamás Krausz, Reconstructing Lenin (Nueva York: Monthly Review Press, 2015), 184.

Frederick Engels, La situación de la clase trabajadora en Inglaterra , en Marx y Engels, Obras completas , vol. 4, 394. Véase el análisis de la obra de Engels en Foster, The Return of Nature , 177–97; Howard Waitzkin, The Second Sickness (Nueva York: Free Press, 1983), 70; Ted Allan y Sydney Gordon, The Scalpel, the Sword: The Story of Doctor Norman Bethune (Nueva York: Monthly Review Press, 1952), 250.

Marx, Capital , vol. 1, 348–49. Sobre el análisis epidemiológico de Marx, véase Foster, The Return of Nature , 197-204.

Sobre la concepción del proletariado ambiental y el Sur Global, véase John Bellamy Foster, Brett Clark y Richard York, The Ecological Rift (Nueva York: Monthly Review Press, 2010), 439–41.

John Bellamy Foster, Hannah Holleman y Brett Clark, “El imperialismo en el antropoceno ”, Monthly Review 71, no. 3 (julio-agosto de 2019): 70–88.

Samir Amin, Modern Imperialism, Monopoly Finance Capital, and Marx’s Law of Value (Nueva York: Monthly Review Press, 2018), 100–101.

István Mészáros entrevistado por Leonardo Cazes, “ La crítica del Estado: una perspectiva del siglo XXI ”, Revista Mensual 67, no. 4 (Septiembre de 2015): 32–37; Mészáros, Beyond Capital , 187–224. El concepto de igualdad sustantiva en oposición a la igualdad formal, por supuesto, es paralelo a la famosa distinción de Max Weber entre racionalidad sustantiva y formal. Véase Max Weber, Economy and Society , vol. 1 (Berkeley: University of California Press, 1978), 85–86.

Immanuel Kant, The Philosophy of Kant: Moral and Political Writings (Nueva York: Random House, 1949), 417–18; Mészáros, Beyond Capital , 193.

Frederick Engels, El origen de la familia, la propiedad privada y el estado (Moscú: Progress Publishers, 1977), 72–73.

Marx, Crítica del programa de Gotha , 9.

Véase Lebowitz, The Socialist Imperative , 111–33.

Sweezy, “El comunismo como ideal”, 338–39.

Chi Xu et al., “El futuro del nicho climático humano”, Actas de la Academia Nacional de Ciencias 177, no. 21 (2020): 11350–55; Ian Angus, “ 5 mil millones de personas pueden enfrentar un calor ‘no habitable’ en 50 años ”, Climate & Capitalism , 9 de mayo de 2020.

Michael Lebowitz, Build It Now (Nueva York: Monthly Review Press, 2006). Sobre cómo la visión de Marx del comunismo como ideal socialista era esencialmente un modelo de desarrollo humano sostenible, véase Paul Burkett, “ La visión de Marx del desarrollo humano sostenible ”, Monthly Review 57, no. 5 (Octubre de 2005): 34–62. Sobre la escala del cambio inicialmente, ver Andreas Malm, “Socialismo o barbacoa, comunismo de guerra o geoingeniería: algunos pensamientos sobre las opciones en tiempos de emergencia”, en The Politics of Ecosocialism , ed. Kajsa Borgnäs y col. (Londres: Routledge, 2015): 180–94. Para obtener una noción completa de la creación de una civilización ecológica, consulte Fred Magdoff y Chris Williams, Creating an Ecological Society (Nueva York: Monthly Review Press, 2017).

Sobre la Primera Internacional, véase Karl Marx, Sobre la Primera Internacional , ed. Saul Padover (Nueva York: McGraw Hill, 1973); George C. Comninel, Marcelo Musto y Victor Wallis, eds., The International After 150 Years (Nueva York: Routledge, 2015).

Estos comentarios sobre los planes de Chávez se basan en conversaciones con Mészáros, luego de una reunión de 2011 con el gobierno en Caracas, a la que ambos asistimos. Véase también István Mészáros, The Necessity of Social Control (Nueva York: Monthly Review Press, 2015), 199–217.

Samir Amin, “Los movimientos audaces tienen que comenzar ” , Frontline , 25 de mayo de 2018; Samir Amin, » Es imperativo reconstruir la internacional de trabajadores y pueblos «, International Development Economics Associates , 3 de julio de 2018.

Samir Amin y Firoze Manji, “ Hacia la formación de una alianza transnacional de pueblos trabajadores y oprimidos ”, Revista mensual 71, no. 3 (julio-agosto de 2019): 120–26.

Véase Vijay Prashad, The Darker Nations: A People’s History of the Third World (Nueva York: New Press, 2008); Samir Amin, The Long Revolution of the Global South (Nueva York: Monthly Review Press, 2019). 2020 , Volumen 72, Número 04 (Septiembre de 2020)

Fuente: https://observatoriocrisis.com/2020/09/13/bellamy-foster-la-renovacion-del-ideal-socialista/

 

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La tasa Google

Por: Francisco Sierra Caballero

El discurso del capitalismo de plataformas recurre para ello al tecnolibertarismo que empieza y termina con el alfa y omega de la inhibición del Estado y los poderes públicos, a fin de proteger un proceso considerado cuasi natural.

La política de tributación sobre servicios digitales no es un problema de armonización y justicia fiscal, sino sobre todo de soberanía y cuestionamiento del problema de la renta tecnológica, tan discutida por la teoría de la dependencia. Más allá de Stiglitz o Piketty sobre la necesidad de un impuesto digital global, la cuestión debe pues ser planteada como una batalla ideológica en el capitalismo de plataformas. Los argumentos en contra de actores como el BBVA, vía Rafael Domenech, sobre la afectación a la innovación y el desarrollo son la panoplia habitual del capitalismo corporativo que imponen como sentido común los oligopolios, hoy los GAFAM. Pero la historia demuestra lo contrario. Tales lecturas obvian la debilidad, por ejemplo, de España y la UE frente a Estados Unidos. La innovación, en fin, no se da en abstracto o sobre el vacío, sino en una estructura determinada de producción. Y la estrategia, ya lo vimos en el caso de la política audiovisual europea, de producir gigantes de la comunicación continentales termina favoreciendo a las majors y telecos de origen estadounidense, ahondando más si cabe el desequilibrio y dependencia de Europa en esta materia. Así, la actual deriva del capitalismo de plataformas es la lógica del monopolio en la extensión y explotación mercantil de la información. Cuando se afirma que la revolución digital es la era de la desintermediación se elude referir que las mediaciones entre usuarios, distribuidores, productores y proveedores de servicios tienen lugar con menos intermediarios que en la era analógica. Este control es debido a la escalabilidad y la lógica de redes de valor que alimentan las propias plataformas, además de complementar los ingresos y gastos entre servicios por medio de subvenciones cruzadas. Como explica Srnicek, una rama de la compañía reduce el precio de un servicio o de un producto mientras otra sube los precios para cubrir tales pérdidas, aprovechando la posición de virtual monopolio. Esta es la lógica extractivista hoy imperante, el progrom de lo que Éric Sadin denomina siliconización del mundo. El discurso del capitalismo de plataformas recurre para ello al tecnolibertarismo que empieza y termina con el alfa y omega de la inhibición del Estado y los poderes públicos, a fin de proteger un proceso considerado cuasi natural. Ahora, cuando medios como ZOOM pasan de los 10 millones de servicios diarios a 300, incrementando el volumen de negocio en más de 150%, con la pandemia, o la compraventa de grandes compañías como AMAZON destruyen el débil tejido del comercio de proximidad, cabe empezar a pensar que lo que se nos presenta como natural no es producto del azar, sino de la determinación social, y, por qué no decirlo, de la necedad de las autoridades que han dejado operar sin limitaciones a estos embajadores del neocolonialismo. Tanto así que hoy por hoy la dependencia de la UE respecto a Estados Unidos es más que notoria. Y pese a las evidencias, quizás por influencia de los lobbys norteamericanos de las punto.com, se ha evitado actuaciones contundentes de Bruselas contra los virtuales monopolios comerciales. Desde hace años, con la sentencia del Tribunal de Justicia de la UE (6/10/2015) se viene apuntando la necesidad de una regulación de los conglomerados de la llamada economía digital, sin que las autoridades comunitarias hayan mudado su política de gestos y amagos sin consecuencia real, en esta dirección. Las propias interpretaciones dominantes en la Comisión sobre normativa antimonopolio tienden a imponer lo que Prieto y Cabezudo denominan NET MERCATOR, una lógica de optimización de las telecomunicaciones que en nada tiene que ver con derechos universales ni prestaciones estratégicas de servicio y dominio público. Antes bien, se naturaliza la llamada por Philip Howard Pax Technica, en virtud del incremento exponencial de los nodos de conexión como consecuencia, se argumenta, del principio de libre flujo de la información.

Esta visión equívoca no es solo propia de actores como José María Álvarez-Pallete, Presidente de Telefónica. La mayoría de portavoces de la globalización piensan la revolución digital como una lógica universal, y democrática, de acceso irrestricto. Pero nada dicen de los pactos entre grandes corporaciones sobre precios, regulaciones globales y guerras económicas y comerciales contra aquellos países, como los de UNASUR, que osaron pensar en una red que no pasara por Washington o New York. Mientras, en la economía real, los sectores populares, como el mundo del taxi en España, han de ocupar la calle tras decenios de ser invadidos por los misioneros del gran capital en defensa del trabajo y sus derechos.

No sabemos si prosperará la tasa Google, en el seno de la UE, pero lo que es cierto es que, como demuestra el caso de San Francisco y la batalla judicial contra UBER, no estamos ante un videojuego. La experiencia histórica valida la tesis de Carlo Formenti sobre la lucha de clases del nuevo proletariado, precarizado en el capitalismo de plataformas digitales. Ya vemos de hecho cómo empieza la conflictividad social entre los sectores más vulnerables de las cadenas de ensamblaje global. La cuestión ahora es si pasamos de la externalización a cuestionar lo que hemos internalizado como introyección ideológica. A saber: toda tecnología es cultura, producción social, sujeta pues a relaciones específicas de producción. Y, como se crearon, pueden reinventarse. ¿Alguien en Bruselas está dispuesto a este ejercicio de imaginación y soberanía tecnológica?

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Fotografía: TreceBits

Fuente e Imagen: https://insurgenciamagisterial.com/la-tasa-google/

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Entrevista a Kevin B. Anderson, profesor de la Universidad de California “Marx siempre apoyó los movimientos de autoemancipación negra”

En esta entrevista que hicimos con Kevin B. Anderson, profesor de la Universidad de California, pasamos revista a la trayectoria del pensamiento de Karl Marx, y su defensa de la cuestión negra y de la lucha de los pueblos coloniales contra el militarismo europeo. A partir de su estudio “Marx at the Margins”, podemos explorar en detalle la intersección entre clase, raza y nacionalidad en el pensamiento del fundador del socialismo científico. Cuestión muy importante, tomando en cuenta todos los esfuerzos hechos durante décadas por caratular a Marx como un pensador supuestamente eurocéntrico, como lo ha hecho en su obra, por ejemplo, Edward Said. En aquel libro de Anderson, se puede encontrar un Marx preocupado por problemas que van mucho más allá del Viejo Continente, con un conocimiento sofisticado de las sociedades no-occidentales y coloniales, como China, India, Polonia, Rusia, Irlanda, compartiendo estas reflexiones con su amigo y gran revolucionario Friedrich Engels. Junto con las batallas de la clase obrera internacional, Marx ha dedicado gran parte de su atención a las luchas por la emancipación nacional y contra la esclavitud. En el diálogo con Anderson, compartiendo la visión de sobre la postura revolucionaria de Marx, abordamos muchos temas en los que coincidimos y otros en los que tenemos diferencias, en particular consideramos que es indispensable tener presente que Marx siempre consideró la clase trabajadora como el sujeto central de la emancipación humana en esta sociedad capitalista, una centralidad estratégica que exhibe por su posición estratégica en los centros neurálgicos de la producción y reproducción de la sociedad. Desde este punto de vista, Marx consideraba la potencia de la revolución mundial para la emancipación de los pueblos oprimidos del mundo, una articulación estratégica que será desarrollada en el siglo XX por grandes revolucionarios como Lenin y Trotsky, algo hemos desarrollado en muchas elaboraciones de Ideas de Izquierda.

André Barbieri.- Hola profesor Kevin, es muy bueno tenerlo aquí con nosotros. Entonces, empecemos la entrevista. Si Ud. quiere hacer una breve presentación, si desea saludar a nuestra audiencia siéntase libre para enviar unas palabras.

Kevin Anderson.-Sí, hola André. Antes que nada muchas gracias por la invitación, es un placer para mí estar aquí comunicándonos con nuestros amigos y colegas brasileños y estoy ansioso por nuestra conversación.

André Barbieri.- […] La primera pregunta que quisiera hacer es esta: una de las cuestiones más importantes de su libro es traer a la superficie la verdad sobre la evolución del pensamiento de Marx sobre los países en la periferia del capitalismo, en particular sus opiniones sobre las civilizaciones no occidentales. Hay algunos escritores, algunos pensadores como Edward Said, que sin aprehender la evolución del pensamiento de Marx, lo critican indebidamente por tener algún tipo de pensamiento eurocéntrico. ¿Podría explicar el punto central de su argumento contra esa visión de que Marx era un pensador “eurocéntrico”?

Kevin Anderson.-Cierto, gracias André, es una cuestión muy importante. Creo que todavía es muy actual a 10 años de la publicación de este libro en inglés. En primer lugar, existe un aspecto cuantitativo que es el siguiente: los trabajos más conocidos de Marx son los Manuscritos de 1844, los Grundrisse, El Capital y podríamos nombrar algunos otros. Esos están casi enteramente dedicados a Europa occidental y a Norteamérica y el tipo de capitalismo que se desarrolló allí, pero existen muchos otros escritos que Marx escribió durante su vida, por ejemplo en los años 1850 en las Obras Completas de Marx, yo los tengo en inglés, tenemos esos 50 volúmenes de las Obras Completas [Collected Works].

André Barbieri.- Sí, esos volúmenes son preciosos.

Kevin Anderson.- Siete u ocho de esos volúmenes enteros están dedicados a sus escritos para el The New York Tribune en los años 1850. Buena parte de esos escritos son sobre sociedades fuera de Europa. Él básicamente escribió sobre todos los lugares del mundo, Latinoamérica, Europa, y claro, Europa oriental como Rusia, África, y ciertamente el norte de África, India y China. Él escribió sobre todos esos lugares y algunos de los escritos del período anterior como 1853 son muy problemáticos porque tal vez esté mirando muy ampliamente y entonces ve el capitalismo trayendo industria y modernización a lugares como India por medio del colonialismo británico, o incluso en el Manifiesto Comunista que es un escrito central de Marx y Engels. Está esa frase sobre tirar abajo las murallas chinas y forzar a las naciones bárbaras a entrar en el comercio mundial y un poco celebrándolo como una conquista de la burguesía. Entonces existe una especie de progresivismo en Marx, uno podría llamarlo así, presente en ese período anterior donde creo que no es completamente consciente de la brutalidad del capitalismo en términos de cómo opera fuera de Europa. En realidad podríamos ir más allá y decir que él no tiene total conciencia incluso del modo como el capitalismo actúa sobre la propia clase trabajadora británica, también porque en el Manifiesto Comunista y en algunos de los escritos anteriores hay muchos ataques al feudalismo y mucha discusión de que, aun siendo doloroso, mucho progreso está teniendo lugar. Si uno se va un poco después, a los libros Grundrisse y El Capital, lo que se encuentra es mucho más concentración en la brutal explotación de las clases trabajadoras. Hay una frase que encontré en el libro I de El Capital, en la que Marx celebra el progreso que está trayendo el capitalismo. La mayor parte del libro es muy, muy negativa sobre el modo en que el capitalismo trata a los trabajadores en lugares como Inglaterra. Entonces una evolución similar sucede desde su punto de vista y perspectiva sobre lugares como India y China, tan pronto como en 1856, es decir, solo tres años después de esos escritos sobre India que Edward Said tanto ataca que mencionaste antes, hay un cambio en la posición de Marx, porque China e India, las dos entran en procesos de rebeliones nacionalistas, o al menos insurrecciones anticoloniales contra los británicos, en China se la llama la Segunda Guerra del Opio, empezando en 1856. En India se la llama La Gran Rebelión o la Rebelión de los Puertos.

Entonces, esos procesos dos abarcan años y años de luchas antes que los ingleses y otras potencias occidentales sean capaces de reprimir esas revueltas, y Marx y Engels están un poco mirando ahí, y ellos empiezan a dar un fuerte apoyo a esas rebeliones contra el imperialismo. Entonces, eso está empezando a suceder. Ahora, ellos no apoyan el proyecto político de esas rebeliones porque el proyecto político toma centralidad, existe un proyecto político. Esas son rebeliones espontáneas, el proyecto político es una nostalgia del pasado por la política precolonial, entonces está claro que Marx y Engels, como socialistas, no pueden apoyar eso, pero aun así apoyan esos levantamientos y los consideran justificados y… si en 1848, en el Manifiesto Comunista, ellos le dijeron bárbaros a los chinos, ahora le están diciendo bárbaros a los británicos. El lenguaje del barbarismo está direccionado contra los británicos. Entonces, eso es un cambio que empieza a ocurrir en sus escritos. En términos de crítica de la economía política, puede verse un sentido más amplio en los Grundrisse, porque los Grundrisse de 1857-58 incluyen por primera vez un capítulo sobre modos de producción precapitalistas, un capítulo muy largo, y lo que hace allí básicamente es decir que sociedades como Roma y Grecia antiguas tienen una estructura social distinta a las sociedades como India, entonces da dos ejemplos: el de la India y el de Roma, y solo habla sobre eso por un tiempo, y concluye que toda la estructura de las relaciones de propiedad en las aldeas en India versus las aldeas en Roma, son dos civilizaciones agrarias pero son muy distintas entre sí. Entonces no elabora realmente sobre qué significa eso para el futuro, porque está hablando en términos de pasado. Pero una cosa que hace es librarse de lo que algunas veces se le llama paradigma teleológico en Marx. Eso no es algo por lo que Said ataca a Marx, pero otras personas, con una intención similar, algunas veces dicen que existe… Se lo menciona por primera vez en la Ideología Alemana. Existen varios modos de producción: el primitivo, el antiguo, de esclavismo o feudalismo basado en plebeyos o siervos, y entonces el burgués, o la sociedad capitalista, con trabajo asalariado libre, trabajo asalariado formalmente libre, y entonces el socialismo. Existen algunos marxistas que hasta hoy intentan encajar la China o la India precoloniales en esos esquemas, pero ellas no eran feudales, tenían Estados muy centralizados, tanto como lo permitía la tecnología de la época. Entonces no eran para nada feudales en el sentido occidental europeo. Este tipo de cosas, como que hay que pasar por el feudalismo, de ahí entonces al capitalismo, y finalmente por el socialismo, él lo empieza a romper, él crea las herramientas que permiten que escape de eso como modelo político después, en los Grundrisse, porque la historia pasada se torna más multilineal, podemos usar esa expresión […] Que hay un conjunto distinto de desarrollos en aquella parte del mundo, y tal vez en otras partes también, porque él habla sobre los Incas también, etc. Entonces, esas sociedades no pueden ser medidas por estadios que la civilización europea o la civilización occidental europea estaba atravesando, del Imperio Romano al capitalismo.

André Barbieri.- Sí, recuerdo que es una parte muy interesante esa evolución del pensamiento de Marx, porque en su libro, y yo vi también algunas cartas de Marx a Engels, en las que dice “India es nuestra mejor aliada para la revolución en Europa”, entonces eso y otras cartas en las que dice, criticando la brutalidad del colonialismo británico en China, expresando mucho entusiástico sobre la posible rebelión, o revolución incluso, en China, que ella podría ser el punto de partida para la revolución en Europa. Entonces, todos esos escritos de los años 1850, esa evolución del pensamiento de Marx, es muy importante porque aquí y en muchos otros lugares, tenemos algunos autores como Carlos Moore que dicen que Marx es un supremacista blanco. No es serio, simplemente no es serio […] Es una forma de ignorancia de los escritos posteriores de Marx en los años 1850 que para nada considera esos escritos importantes y todo lo que Marx escribió al final y después de las décadas de 1850 y 1860, Marx realmente le dio peso a ese apoyo a los pueblos coloniales, entonces creo que es muy muy interesante eso que Ud. dice y que planteó en su libro. Nos ayuda a eliminar ese tipo de pensamiento.

Kevin Anderson.-Sí, y quiero decir, ese autor particular tiene ese panfleto en inglés, “Eran Marx y Engels racistas blancos?” con un punto de interrogación, pero eso ya no es una cuestión.

André Barbieri.- Sí.

Kevin Anderson.- Lo que él hace es citar muy selectivamente, él incluso cita el fragmento que es racista que dice “la esclavitud trae progreso”, él cita eso, y Marx escribió eso. Él escribió eso en… Miseria de la Filosofía. Pero el problema de citar esto es que Marx estaba resumiendo la posición de Pierre-Joseph Proudhon, y algunas frases después comienza a atacar esa posición porque no está de acuerdo con esa posición. Pero ella está allá, entonces las personas se sienten libres incluso para… solo citar, y algunas veces probablemente incluso crean citas de Marx. Pero el problema es que… vino también del campo marxista esto, un tipo de reduccionismo de clase que pensaba que raza no era importante y nuevamente ese progresivismo. Si fuese verdad, que la sociedad pasa por aquellas etapas y entonces la esclavitud podría ser considerada progresista en una cierta etapa, pero uno nunca ve a Marx diciendo eso, en verdad.

André Barbieri.- Sí, y eso nos lleva a nuestra próxima pregunta, porque, como Ud. ya planteó, el joven Marx ya había teorizado que el capitalismo industrial fue fundado no solo sobre la explotación de la clase trabajadora asalariada sino también sobre la existencia del trabajo esclavo del pueblo negro. En los años 1860, la Guerra Civil estadounidense en verdad representó un período importante de su pensamiento, en el que Marx conecta clase, raza y nacionalidad, y lo hace no solo en los trabajos político-históricos sino también en los Grundrisse y en el libro I de El Capital, como mencionas en el libro. ¿Podríamos decir que Marx no separó los problemas de clase y de raza en una teoría de la emancipación? En tiempos de Black Lives Matter eso es muy importante para nosotros, ¿cierto?

Kevin Anderson.- Sí, bien… Marx no hizo todo, nosotros tenemos que hacer, pero él ciertamente apoyó a muchos movimientos negros por la autoemancipación durante su vida. Se opuso a la esclavitud toda su vida. La primera Internacional, la Asociación Internacional de Trabajadores que ayudó a fundar en 1864, quiero decir, la base real para [fundar] la base más importante para eso fueron los trabajadores europeos y los socialistas juntándose para apoyar al norte [abolicionistas] durante la guerra civil contra el Sur [esclavistas], porque varios gobiernos, principalmente el de Inglaterra, pero también de Francia, la Francia de Luis Bonaparte, estaban pensando en intervenir en América para sacar ventaja de la guerra civil y ambos tendían más hacia el lado del Sur que a apoyar al Norte, por diversas razones, y las clases trabajadoras de Inglaterra y de Europa se opusieron fuertemente a eso y las redes que se formaron alrededor de Marx estaba… En 1858 Marx estaba bien aislado de la clase trabajadora británica, y él conocía a algunas personas pero las conoció en el movimiento Cartista, y ese movimiento había sido ampliamente reprimido, entonces alrededor de 1861 están todas esas especies de grandes reuniones ocurriendo en Inglaterra porque los trabajadores están saliendo a la calle y se oponen a las sugerencias del gobierno de que tal vez debieran intervenir al lado del Sur en la guerra. Eso se torna un movimiento bien grande y Marx termina conociendo a esas personas y cuando ellas fundan la Primera Internacional, son los representantes de los trabajadores británicos, son las personas que eran parte de aquel movimiento apoyando al Norte, y tuvieron éxito. La presión de ellos impidió, o Marx ciertamente pensó que la presión de ellos impidió al imperio británico intervenir del lado del Sur en aquella guerra.

André Barbieri.- Sí, Marx y Engels tenían una posición muy bien delimitada en contra de la esclavitud, contra los Confederados, y ellos incluso criticaron a Abraham Lincoln por haber sido tan liviano contra los Confederados, ¿cierto?

Kevin Anderson.- Bastante, sí, especialmente al inicio porque pasaron dos años antes de que Lincoln realmente se posicionase totalmente en contra de la esclavitud, y la esclavitud no fue abolida legalmente, en verdad, hasta 1865, con la enmienda constitucional porque la proclamación de la emancipación de 1863 era solo una medida de guerra, entonces ella podía ser revocada cuando la guerra terminara, pero yo quiero decir que eso es realmente un ejemplo de internacionalismo proletario, en otras palabras. No hemos tenido tantos ejemplos así, ni siquiera hoy o ni siquiera a comienzos del siglo XX, pero aquí se tiene a los trabajadores británicos que están perdiendo sus trabajos y el gobierno británico está diciendo: “Ustedes están perdiendo sus trabajos porque el Norte está bloqueando los puertos de Charleston y Nueva Orleans y el algodón o está llegando a Manchester, por eso Uds. están sin trabajo”, pero los trabajadores no caen en esa, no lo compran. Dicen “nosotros no queremos preservarnos al precio del trabajo esclavo del otro lado del Atlántico”. Y claro, es idealismo y solidaridad de clase, pero también existe un interés material real allí. La gente no se da cuenta porque piensa en Inglaterra como el país de la libertad de expresión, etc. pero en 1864 la clase trabajadora no tenía derecho al voto. Ellos no lo pudieron tener hasta cerca de 20 o 30 años después. Entonces, en Estados Unidos, aunque fuese un país racista, y todavía lo es, hombres blancos de la clase trabajadora tenían el derecho al voto y no había prerrequisitos de propiedad para votar en la mayoría de los estados. Estados Unidos en aquella época era la mayor sociedad que poseía derechos democráticos burgueses básicos o el comienzo de eso en términos de que decenas de millones de personas podían votar, y tener acceso al sufragio, aunque no fuese un derecho para las mujeres, aunque no fuese un derecho para los negros… No estoy intentando exagerar los hechos. Entonces, cuando los trabajadores británicos están viendo la guerra, la prensa británica, los medios y el establishment están llenos de cosas tipo: “Hay una forma de gobierno republicano en Estados Unidos y miren a esos idiotas como Lincoln que ellos terminan eligiendo, todo el sistema se está despedazando y es obvio que ese experimento republicano tiene menos de 100 años, no va a funcionar», y el Sur realmente se muestra mucho mejor en términos de cómo se hacen que las cosas funcionen con personas más educadas teniendo poder. Porque ellos negaban el voto a muchas personas blancas en el Sur también.

André Barbieri.- Entonces esa tradición importante del marxismo en Estados Unidos es central ahora para, en mi opinión, combatir el racismo y todo eso que estamos viendo, la policía, el Estado, no solo a Trump sino también al Partido Demócrata, que son los verdaderos responsables por las muertes de personas negras allá, incluso en la época de Obama.

Kevin Anderson.- Cierto, y Minneapolis, donde todo comenzó, es una de las ciudades más liberales de Estados Unidos y ellos realmente intentaron reformar la policía bastante, pero no funcionó. Ellos no consiguieron y entonces estamos todavía con revueltas ocurriendo por todas partes, hasta en las ciudades “más liberales” como Seattle o San Francisco y Nueva York. Es decir, Nueva York es un caso distinto porque es una ciudad muy liberal, pero también es el hogar del gran capital, entonces siempre hubo una fuerza policial violenta. Entonces sí, cuando se empieza a hablar sobre desafiar a la policía o tal vez abolir la policía, quiero decir, no siempre se expresa abiertamente en términos anticapitalistas, pero es realmente un sostén del sistema capitalista, quiero decir: ¿cómo se termina con la policía sin abolir el capitalismo y los antagonismos de clase, si la policía existe exactamente para aplastar y prevenir que las clases subordinadas se levanten? Entonces esa es una cuestión muy difícil, y claro, si la policía fuese abolida y si mañana a la mañana yo muevo mi varita mágica y nosotros terminamos con la fuerza policial de Los Ángeles, lo que pasaría es que todos los ricos y los intereses privados simplemente empezarían a contratar policías privados, eso es lo que harían.

André Barbieri.- Sí, creo que estás muy en lo cierto en eso de que si se aboliera la policía habría que luchar contra el capitalismo, porque es el sistema, la policía es la guardia armada de la propiedad privada, entonces sí, si se la aboliera, habría que abolir lo que esa institución racista protege. Entonces, si tomamos de Estados Unidos estas cuestiones y vamos a Inglaterra e Irlanda, son temas muy importantes para Marx también. Especialmente en los años 1860 como mencionaste en tu libro, porque a partir de 1869, antes de la Comuna de París, realzás que Marx da un importante giro en su visión sobre cómo la emancipación de Irlanda se desarrollaría. Marx afirma que Irlanda era la clave para empezar la revolución en una sociedad capitalista avanzada como Inglaterra. Eso es una afirmación muy, muy importante. Podemos decir que es una idea falsa que Marx haya pensado la dinámica de la revolución empezando solo por los países desarrollados. ¿Qué pensás?

Kevin Anderson.- Sí, es decir, lo que pasa después de la muerte de Marx con personas como Karl Kautsky y afines es que hay expresiones mecánicas que terminaron transformándose en marxismo ortodoxo. Y es claro que los mejores pensadores de aquella era como Lenin o Trotsky o Rosa Luxemburg, aunque estuviesen operando dentro de esas categorías en algún grado, son capaces de ver más allá de eso. Pero hay cosas como que el campesinado es atrasado, la clase trabajadora industrial es progresista, los trabajadores que viven hace más tiempo en las ciudades son más inteligentes que los recién llegados del interior. Entonces yo creo que eso habría excluido a alguien como Lula. Una persona como Lula nunca podría haber sido de joven un dirigente, porque él vino… él no nació en San Pablo. En fin, todo ese tipo de cosas. Entonces, Marx en sí es siempre muy flexible y creativo en la forma en que mira la revolución. Hay una frase de los años 1850, creo que la citaste antes, donde dice que tal vez la revolución vaya a empezar en China y esparcirse. Él está hablando de la Rebelión de Taiping. En 1863, cuando explota la insurrección en Polonia, dice “quizás va a salir de Polonia hacia Europa Occidental» […] Él está esperando que otra era como 1848 pueda volver a pasar, tal vez vaya a empezar allí. Y claro, Irlanda, que es de lo que estamos hablando, es muy importante, porque Irlanda no es solo una colonia. Pero están también los trabajadores irlandeses en Gran Bretaña, que ocupan posiciones similares a las de los trabajadores negros en Estados Unidos. Eso lo que Marx dice. Él dice que su posición es similar a la de los trabajadores negros en Estados Unidos, y que los trabajadores blancos… él dice en realidad que los blancos «británicos» no les tienen simpatía y comprensión. Hay una frase en los trabajos no publicados de Marx del mismo período, un poco después, en la que está hablando sobre la esclavitud romana, los plebeyos romanos y los esclavos romanos y cómo esos levantamientos en los siglos I y II antes de Cristo siempre están divididos entre ellos. Entonces Marx dice en sus notas que esos trabajadores blancos, los plebeyos romanos, como los trabajadores blancos, o los blancos pobres, así lo escribe en inglés, los blancos pobres del Sur. Él está siempre muy preocupado por ellos y por qué a veces se unen con los negros, incluyendo a los negros esclavizados, pero en muchos otros momentos, ellos se sienten orgullosos de ser blancos, o como se le quiera llamar, y entonces se alían a la clase dominante. Y los trabajadores británicos, y los trabajadores ingleses dentro de Gran Bretaña, dice él, hacen mucho eso. Ellos desprecian a los irlandeses, ellos también se enorgullecen de que Gran Bretaña sea el centro de un imperio mundial, y entonces pierden, él básicamente dice que están perdiendo su conciencia de clase, minada por esas apelaciones a la raza y a la nacionalidad. Entonces la revolución irlandesa es muy importante, porque los trabajadores ingleses tienen ese estereotipo de los irlandeses. Lo que dicen sobre cualquier inmigrante es que trabajan por salario bajos, que son sumisos, que no quieren entrar en su sindicato, etc. Ellos los despreciaban, hasta los sindicatos ingleses decían «por qué querríamos tenerlos como miembros? De todas formas ellos no son miembros confiables”. Entonces si Irlanda pudiese levantarse y expulsar a los británicos –y sería a los propietarios rurales británicos quienes estarían expulsando– eso cambiaría la actitud de los trabajadores británicos en relación a ellos. “Esos irlandeses saben luchar, eso es interesante, creíamos que eran sumisos con el patrón, ahora son temibles, tal vez deberíamos estudiar más eso”, y lo que dice en 1869 y 1870 es que hasta que Irlanda no sea independiente no puede haber una conciencia de clase plenamente desarrollada en Gran Bretaña.

André Barbieri.- Sí, en ese sentido, déjeme hacerle una pregunta. En su libro menciona la teoría de Trotsky del desarrollo desigual y combinado. ¿Cuáles son las relaciones que ve entre el desarrollo multilineal en Marx y la teoría de Trotsky?

Kevin Anderson.- Sí, claro que hay similitudes y diferencias. Las similitudes y continuidades son que Trotsky percibe que lo que él llama un eslabón débil en la cadena del capitalismo puede ser el lugar donde la revolución mundial comience. Y claro, Marx y Trotsky también son similares en que ninguno de ellos creía en el socialismo en un solo país. Esa es una ficción inventada por Stalin. Nunca vas a encontrar eso en ninguno de los grandes dirigentes socialistas. Digo, mira lo que pasó con Grecia algunos años atrás. No es que fuese socialismo, pero incluso un intento de socialismo y es destruido por el capitalismo global. Esas son las continuidades. La discontinuidad es que, mientras Trotsky fue capaz de alejarse bastante de la ortodoxia reformista de la II Internacional, no lo hizo hasta el final en cuestiones como el campesinado. Porque mientras sus escritos sobre China son muy buenos en términos de criticar las políticas stalinistas en la década de 1920 y la alianza acrítica y oportunista que formaron con nacionalistas burgueses, él solo está interesado en el proletariado industrial, no desarrolla una posición que le permita ver una revolución agraria campesina. Mientras Marx es capaz de hacerlo, en la manera como Marx conceptualiza hay muchos lugares, incluso Irlanda, donde Marx cree que una revolución agraria es posible y progresista. No hay que esperar una industrialización sustancial. Otro punto donde Trotsky es similar a Marx, no sé si esto está en portugués, pero en Estados Unidos es siempre muy importante. Alrededor de 1939, Trotsky conversó con CLR James y varios otros intelectuales sobre negros en Estados Unidos. Y Trotsky toma una posición muy fuerte en el sentido de la necesidad de que los socialistas apoyen todas las luchas negras, incluso cuando ella asuma algunos tonos nacionalistas hay que apoyarla, dice él. Es una posición muy, muy fuerte, no hay ningún reduccionismo de clase allí, no es algo tipo “tenemos que esperar que los negros desarrollen una conciencia socialista antes de apoyarlos”. Hasta a las organizaciones negras burguesas, dice él, hay que apoyarlas en la lucha por los derechos democráticos básicos. Haciendo esto se da un paso muy importante en la conciencia de clase del proletariado como un todo en Estados Unidos, porque como los británicos en Irlanda, él no lo dice de esta manera pero veníamos hablando de eso, los trabajadores blancos en Estados Unidos, por su racismo y sus prejuicios, se bloquea en gran medida el desarrollo de una conciencia de clase completa y eso es tan verdad hoy como lo era en aquella época que Trotsky escribió eso o hizo esas declaraciones. Entonces Trotsky tiene varios puntos positivos pero yo diría que en esa cuestión de las sociedades agrarias es un poco débil.

André Barbieri.- Creo que es muy interesante lo que dijiste que Trotsky y Marx tuvieron una continuidad en esa visión de que la revolución debe ser mundial, que no está restringida a un país. Creo que hay algunos prejuicios stalinistas con relación a eso que a Trotsky no le importaba o nunca desarrolló una teoría sobre el campesinado, porque yo creo que en verdad Trotsky enfatiza la importancia de la revolución agraria en Rusia y en todos los países orientales, y dice que debe ser combinada con la revolución industrial para que el proletariado, la clase trabajadora industrial tenga un gran papel dirigente en esta alianza, de liderar esa inmensa lucha del campesinado y de los trabajadores rurales. Entonces creo que tenemos que ver de manera un poco más profunda esa teoría, porque la Teoría de la Revolución Permanente realmente tiene en cuenta la importancia del campesinado luchando junto con la clase trabajadora industrial, ¿no te parece?

Kevin Anderson.- Bueno, no es solo Trotsky el que dice eso, hay personas como Amílcar Cabral también. El problema es que ¿por qué la clase trabajadora, en una sociedad agraria, tiene que ser quien lidere la revolución necesariamente? Aquí es donde escritos de personas como Frantz Fanon valen la pena ser leídos. Los Condenados de la Tierra, donde habla de un movimiento revolucionario basado en el campesinado y él habla sobre los trabajadores. Y la Argelia del tiempo en que él escribe es tan subdesarrollada industrialmente que la clase trabajadora es un estrato privilegiado en las ciudades. Ahora, cada situación colonial es distinta. Entonces, por ejemplo, Sudáfrica tiene una gran clase trabajadora en la minería y también en la producción. Creo que el Apartheid es una continuación del colonialismo, entonces allá hay grandes movimientos obreros y el sector agrario es menos importante. Pero si uno mira las varias luchas africanas, varias de las luchas en India, China, Vietnam y otros lugares, creo que se considerarán a los campesinos más significativos que la teoría de Trotsky les permite ser. Sinceramente, creo que la verdadera posición caricaturesca es la de Kautsky, que ve a los campesinos simplemente como atrasados. Creo que de todas las personas, Luxemburg también, Lenin supera eso en mayor grado que Trotsky y Luxemburg.

Pero todos ellos tienen esa cosa sobre la centralidad del proletariado, del proletariado industrial de los grandes centros urbanos, que no es tan sutil como la teoría de Marx. No es tan sutil, no es tan dialéctico. Ellos mismos lo habrían admitido. Tal vez ellos mismos habrían dicho “no somos tan buenos como Marx”. Yo también lo creo, claro.

André Barbieri.- Claro. Recuerdo algunos escritos de los años 1930 de Trotsky, sobre India, Indonesia, donde él realmente tiene en cuenta la importancia de la cuestión agraria para revolucionar la sociedad. Entonces hace esa importante afirmación que la clase trabajadora, la clase trabajadora urbana, debe tener en cuenta, debe ayudar a que se desarrolle la revolución agraria. Este es un debate muy interesante, pero para volver a los escritos de Marx, me gustaría hacerte una pregunta muy importante para nosotros acá en Brasil, porque nosotros no tenemos publicado en portugués los Cuadernos Antropológicos de 1879-1882. Esa serie de artículos son casi desconocidos del gran público, principalmente porque la mayor parte no fue publicada. De su libro sabemos que Marx escribe sobre India, Indonesia, Rusia, Argelia y hasta Latinoamérica. ¿Qué tipo de novedad podemos extraer de esos estudios?

Kevin Anderson.- Bueno, en primer lugar hay que entender que no existen libros, no son ensayos, algunos son borradores, como líneas crudas, son notas sobre otros autores, etc. Hay mucho sobre Irlanda ahí. Él mira la estructura social interna de Rusia, de India, el norte de África, un poco de Latinoamérica, como dijiste. Irlanda y también mucho sobre grupos indígenas como sociedades nativas de las Américas, en particular estadounidenses pero también los Aztecas en el norte de México. Entonces él observa esas diversas sociedades indígenas y sus estructuras sociales, él estaba muy interesado en cómo empieza nuestra jerarquía social, el comienzo de las clases, no exactamente estructuras de clase sino cómo las clases sociales están surgiendo, los indicios de que están empezando a formarse. Claro que él está interesado en las relaciones de género. Ahora, parte de lo que nosotros, como marxistas, conocemos es el libro de Engels, “El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado”. Eso es así porque Engels leyó algunos de los cuadernos de Marx y entonces escribe un libro sobre la historia de las relaciones familiares y de género desde los tiempos antiguos hasta su tiempo, y concluye a través de eso que hubo un período ancestral donde la vida era más colectivista, más igualitaria entre hombres y mujeres, y que eso sería una especie de base a partir de la cual podríamos pensar el comunismo. Sabremos en el futuro que el modelo de Engels es un poco simplista comparado con el de Marx, entonces es interesante mirar los cuadernos de Marx, que son más dialécticos. Lo que Engels no se dio cuenta o no se concentró detenidamente es que hablan de colonialismo tanto como hablan de género, ambos son los focos de Engels, en los asuntos de relaciones familiares y de género. Entonces hay una amplia gama de material que no sabemos qué iba a ser Marx con él. Pero es realmente interesante, porque Marx terminó el volumen 1 de El Capital fue trabajando en él de 1867 a 1875. Siguió trabajando siete u ocho años antes de su muerte en el volumen 1 porque había una edición francesa (1872-75) que él se quedaba retrabajando y revisando. Los volúmenes 2 y 3 de El Capital, como sabemos, fueron escritos entre 1864 y 1865, y nunca volvió sobre ellos, solo un poco en el volumen 2 en la década de 1870. Entonces Engels y muchas otras personas pensaron “bueno, él debe estar terminando el resto de El Capital”. Pero en lugar de eso, al final de su vida estaba haciendo una serie de otras cosas, no solo sobre las sociedades, hay cuadernos sobre química, ciencias naturales, historia europea, etc. Entonces, él estaba haciendo un montón de cosas distintas. Pero esas en particular son interesantes porque Engels quedó asustado cuando Marx se muere y él ve los escritos de Marx y se pone triste, pensando: “¿Por qué no terminó El Capital? ¿Por qué se quedó trabajando en esto?” Entonces por ahí puede verse el eurocentrismo de Engels, “por qué está trabajando con cosas secundarias como India en lugar de terminar El Capital?” Entonces cuando los rusos en la década de 1920… bueno, vos sabés que la Segunda Internacional nunca publicó los escritos completos de Marx. Solo en Rusia vemos el primer intento en los años 1920 de ese joven David Riazanov. Es él quien establece lo que podemos llamar “Obras Completas de Marx”, la estructura y todo lo demás. Él nota bien que existen esos cuadernos que Marx escribió en el final de su vida e incluso considera que algunos son interesantes, pero cree que eso muestra básicamente el deterioro mental de Marx en sus últimos años, cuando ya no era capaz de hacer trabajos serios como la Crítica a la economía política, solo podía leer sobre India y Rusia. “Entonces no incluiremos esto en las Obras de Marx, obviamente”. Es por eso que por casi 100 años ese material ha sido conocido por los estudiosos de Marx en Moscú, en Berlín y en otros lugares, como Ámsterdam, pero nunca hubo mucho interés en publicarlo. Es donde estamos hoy. Entonces hay dos períodos en su vida, en 1850 y en el período final, esos son los períodos donde su pensamiento sale un poco de Europa en términos de investigación, y eso es algo realmente interesante para analizar. Conocemos algo que salió de eso que es la carta a Vera Zasulich y el prefacio a la edición rusa del Manifiesto Comunista de 1881 y 1882, las dos últimas cosas que escribe, donde habla… bueno, puedo contarte pero tal vez me esté alargando mucho…

André Barbieri.- Puede seguir, sin problemas.

Kevin Anderson.- Porque hay un tipo de conclusión política sobre esto, y la forma más sucinta y mejor para analizar si sos del tipo de persona que dice “bueno, tal vez Marx estuviese pensando solo en esas cosas”, pero es solo a través de los cuadernos que él realmente… cómo podemos saber qué estaba pensando realmente… Esas son solo sus notas, pero miremos el prefacio de 1882 al Manifiesto Comunista, esa es la última publicación de Marx, que, claro, está firmado por Engels también. Entonces, es el último escrito publicado por Marx en alemán, rápidamente traducido al ruso porque era la edición rusa del Manifiesto y rápidamente es publicada en alemán también. ¿Entonces qué dice? Dice “bueno, en el Manifiesto Comunista hay dos países que dejamos afuera, uno era Rusia”. Entonces empieza a hablar sobre el movimiento revolucionario en Rusia y cómo los populistas estaban atacando al gobierno con tácticas terroristas y que obligaban al gobierno a tener inmensas guardias policiales para todos los ministros. Entonces dice que tenemos que mirar también a Estados Unidos, habla sobre lo que ahora llamamos capitalismo monopolista que estaba empezando a surgir en Estados Unidos. Entonces vuelve a Rusia y dice que algo distinto está ocurriendo en Rusia, las aldeas rusas estaban empezando a ser impactadas por las relaciones sociales capitalistas y que la aldea rusa tenía una estructura social muy distinta que en la aldea de Europa occidental bajo el feudalismo. En aquella aldea rusa había relaciones colectivistas, y la propiedad comunal entonces él la llama comunismo, en realidad usa la palabra comunismo para esas relaciones comunales. Y dice que los rusos logran defender sus relaciones comunales en la aldea contra las invasiones capitalistas, si eso se generaliza, eso puede ser el comienzo de una revolución europea más amplia que podría ligarse al proletariado de Europa occidental, entonces, nuevamente como en Irlanda. La revolución empieza no en París o en Londres. Ella comienza en la aldea rusa, y lo que podría volverse la chispa. Claro que Marx no era adepto del socialismo en un solo país, entonces no creía que Rusia sola se desarrollaría en una sociedad socialista viable, pero podría volverse una chispa, y una importante parte de un movimiento amplio contra el sistema capitalista si lograra ligarse al movimiento obrero en Occidente. Entonces tenemos tres ejemplos: tenemos la Guerra Civil, donde el movimiento de esclavos, la rebelión de los esclavos fue una gran parte de la Guerra Civil. Esos esclavos o las personas negras se ligan con las aspiraciones de los trabajadores británicos dentro de Inglaterra, que los apoyan. Segundo, tenemos a Irlanda, donde los trabajadores británicos podrían apoyar o aprender con el movimiento nacional internamente en Irlanda, y los dos se ligarían a ese movimiento rural, y el movimiento obrero en Inglaterra y todas las minorías irlandesas dentro de la clase trabajadora inglesa. Ahora tenemos el tercero, que es la revolución mundial –o al menos en Europa y América del Norte– podría empezar en las aldeas rusas. Con personas intentando defender algunos remanentes de comunismo primitivo que podría generalizarse en Rusia y entonces ligarse con el movimiento socialista en Occidente, y que podría incluso triunfar. Pero la chispa podría ocurrir en Rusia.

André Barbieri.- Eso fue bastante interesante, la conexión que hace Marx de las sociedades que están “subdesarrolladas” desde el punto de vista capitalista y que pueden ser el puntapié inicial de la revolución en toda Europa. Es bien interesante eso que dijo sobre Irlanda y a veces menciona a China, y ahora hablando de Rusia. A modo de conclusión, quisiera hacer otra pregunta: el final de Marx en los márgenes muestra cómo la teoría del cambio social en Marx es en verdad la combinación de la lucha de clases, razas y nacionalidades. ¿De qué modo podemos conectar eso con la perspectiva, por ejemplo hoy, cuando tenemos el movimiento Black Lives Matter en Estados Unidos, o la covid-19 en el mundo, y esa crisis económica capitalista que estamos viviendo?

Kevin Anderson.- La covid-19 es un buen ejemplo para empezar, porque por un lado el virus es completamente neutral y global, alcanza a todos y no le importan las razas o clases o nacionalidades, él va a todos los lugares, es totalmente impersonal. El capital tiene la misma forma. No es lo mismo, pero es una relación social que penetra e intenta desarrollarse. Incluso hay mucha gente que compara el capitalismo con un virus o un parásito. Uno de mis alumnos hizo una disertación sobre eso recientemente. Se llama Sean van Dalken. Pero por otro lado, eso está en un nivel altísimo de abstracción, pero cuando miramos más a fondo vemos que Marx escribía sobre la lucha de clases en el Manifiesto Comunista. Él y Engels pueden escribir que todo está polarizado entre dos clases, burguesía y proletariado, y todas las otras clases van desapareciendo, la aristocracia, la pequeñoburguesía, campesinos, todas van desapareciendo. Pero ese es un modelo muy abstracto. Es como la tendencia a la caída de la tasa de ganancia. Es una tendencia de larguísimo plazo, pero cuando se describe una sociedad particular, un país particular, hay que ser concreto, hay que establecer la dialéctica de lo concreto. Cuando miramos de cierto modo al volumen 1 de El Capital, Inglaterra era el país más puro, ¿cierto? Y todos los ejemplos venían de allí. Pero Inglaterra no es un país capitalista puro, porque su estructura de clase… antes de todo ellos tienen una aristocracia, no tiene solo una clase manufacturera. Y la aristocracia poseía tierras en Irlanda, y también tenían una clase trabajadora segmentada y dividida por el subproletariado irlandés. Entonces empezamos a mirar concretamente a la clase trabajadora británica y no podemos hablar solo de capital y trabajo. Tenemos que hablar sobre razas y etnias y nacionalismo y capital y trabajo. Tenemos que hacer un análisis histórico-sociológico concreto del lugar de Inglaterra en aquella determinada época. Y tenemos que ser muy dialécticos, y bien, yo soy sociólogo, y hay sociólogos muy buenos como Pierre Bourdieu, fantásticos a veces, para analizar las estructuras de dominación, Max Weber también, pero la sociología es muy débil como campo de observación de los subjetivo, en observar cuáles son las fuerzas en oposición y de la revolución, y Marx está siempre preocupado por ambas. Marx nunca escribió que los trabajadores británicos son todos una banda de etnocéntricos anti irlandeses y que nunca van a hacer una revolución por eso, ni siquiera cuando los blancos pobres del sur de Estados Unidos apoyaron la Guerra Civil. Ellos podrían haber apoyado a los Confederados y los dueños de esclavos en la Guerra Civil. Él nunca perdió la confianza en ellos, porque todas las clases sociales pasan por diferentes períodos de retrocesos y de saltos de la conciencia, y por eso siempre tenemos que ver la posibilidad que grandes cambios sociales puedan quebrar esos prejuicios y estructuras que mantiene el capital en los distintos lugares, que los mantiene alienados, y las falsas formas de conciencia de clase, siempre la posibilidad de que se quiebren. Aquí en Estados Unidos hablamos mucho de la clase trabajadora blanca como parte de la base de Trump, pero eso no es monolítico, no es que esas personas vayan a ser así para siempre. «Siempre fueron así y siempre serán de esta manera”. Lo que tenemos ahora con Black Lives Matter, como mencionaste, ese movimiento inmenso, que involucra a jóvenes negros, involucra a muchos jóvenes blancos, y a muchos jóvenes latinos, a personas de origen latinoamericano, la mayoría de origen mexicano, el mayor grupo de ellos, mexicanos-americanos por su origen, aunque muchos de ellos hayan nacido aquí. Ahora, eso ha ocurrido después de la campaña de Sanders, donde muchas personas se movilizaron alrededor de cuestiones de clase y ahora tenemos esa inmensa rabia contra el racismo del sistema social estadounidense. Están a la vanguardia y es muy interesante ver cómo todo eso está interactuando en este momento. Dicen que más personas han participado en este movimiento desde punto de vista numérico, que en cualquier otro movimiento de la historia de este país. Un antiguo líder negro, John Lewis, falleció recientemente, un líder muy importante del movimiento por los derechos civiles. Además, muchos viejos líderes negros tienen su base en la iglesia negra, en las iglesias, muchos de ellos son pastores y reverendos. Black Lives Matter tiene muy poco que ver con esos grupos, las dos fundadoras del movimiento son mujeres negras lesbianas. Entonces, en ese movimiento, desde que fue fundado, hace cuatro o cinco años atrás, nunca tuvo mucho que ver con la parte del movimiento negro basada en las iglesias, entonces es un poco distinto, es una nueva sensibilidad, una nueva conciencia, y está realmente moviendo las cosas de una forma que realmente no veíamos desde los años 1960 en este país. Creo que le podemos agradecer a Donald Trump, él es muy peligroso, puede hacer mucho daño. Digo, aunque no sea reelegido, estará en el poder hasta enero y ya está mandando la Policía Federal a Portland, estado de Oregon… parece que estamos en Brasil, hay policías que no tienen sus nombres identificatorios, simplemente ponen una cosa en la cabeza de las personas y las meten presas y dicen “no vamos a responder ninguna pregunta sobre por qué te estamos encarcelando”. Eso muestra cómo el mundo es realmente global, y Estados Unidos no tiene como apoyar por décadas ese tipo de regímenes en todo el mundo, y no tener eso de vuelta en su propio país, y Trump él es lo que es, demagógico, líder dictatorial, con aspiraciones de tener un golpe militar o algo de ese tipo.

André Barbieri.- Como dijiste, hay en Estados Unidos un régimen muy racista, un régimen agresivamente racista y bipartidista. El Partido Republicano y el Partido Demócrata han mostrado que ambos son responsables por eso. Trump es lo más vil que podemos pensar como ser humano, y si vamos a tener en cuenta las ideas que discutimos aquí, realmente me gustó esta conversación, porque apropiarse de las ideas marxistas, de las ideas de Marx y de todos esos escritos, podemos imaginar que todo eso muestra que en Estados Unidos necesitamos un movimiento marxista, ese movimiento socialista que sea necesariamente independiente, tanto del Partido Demócrata, Biden, Obama e incluso Sanders. Necesitamos un nuevo movimiento de la clase trabajadora que nos permita volver a pensar la revolución en Estados Unidos. Entonces, realmente me gustó esta conversación con el profesor Kevin, muchas gracias por su tiempo, nosotros haremos el cierre de la entrevista, si quiere puede dirigir unas últimas palabras a nuestra audiencia.

Kevin Anderson.- Claro, realmente me gustó la charla, tengo que decir que Brasil es un lugar que tiene mucho más conocimiento del marxismo que Estados Unidos, muchas más personas son versadas en marxismo, por eso estoy tan feliz que mi libro sea publicado en portugués en Brasil. Creo que encontrará una serie de lectores que realmente entienden sobre los asuntos de los que estoy hablando. Me gustaría mencionar que escribo para un sitio que se llama imhojournal.org, es una publicación online y varios de mis escritos cortos están allí. Tengo un artículo sobre Black Lives Matter que está en ese sitio, se lo recomiendo a todos que quieran leerlo. Vuelvo a agradecer, aprecié mucho el diálogo.

Fuente: https://rebelion.org/marx-siempre-apoyo-los-movimientos-de-autoemancipacion-negra/

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Lo vernáculo y lo utópico

Por: Boaventura De Sousa Santos

 

Consultar cualquier diccionario moderno de lenguaje escrito nos lleva a concluir que lo vernáculo y lo utópico son conceptos opuestos. Mientras que lo vernáculo (del latín, vernaculus,) significa que es propio de un lugar o una región, lo utópico (de Utopía, título del famoso libro de Thomas More [1516]) significa lo que caracterizaría a un gobierno imaginario en ningún lugar específico.

En sentido figurado, mientras que lo vernáculo es lo correcto, puro, de la tierra; lo utópico es lo fantasioso, imaginario, quimérico. En este texto, trato de demostrar que, contrariamente a esta aparente contradicción y al consenso de los diccionarios al respecto, hay más complicidad entre los dos términos de lo que se puede imaginar, y La utopía paralela | La Virreina Centre de la Imatgeque estas complicidades se han hecho más visibles en los últimos tiempos.

El título de este texto se inspiró en la obra de uno de los teóricos marxistas más notables y olvidados del siglo pasado, Teodor Shanin, quien llevó a cabo trabajos pioneros para rescatar la riqueza, diversidad y carácter dinámico del pensamiento de Karl Marx (contra todas las ortodoxias, marxistas y no marxistas).

Shanin se dedicó, en particular, a mostrar la importancia de la obra inédita de Marx después de la publicación del primer volumen de Das Kapital en 1867 (la última obra importante que publicó en vida) hasta su muerte en 1883, titulado “Marx tardío”, nada más y nada menos que 30.000 páginas de notas.

Hasta la publicación de El Capital, y a pesar de haber leído más que ningún otro teórico europeo contemporáneo sobre la historia de las sociedades no europeas, es decir, las asiáticas, Marx las analizó desde una perspectiva eurocéntrica, evolutiva, centrada en la idea de que tales sociedades representaban etapas anteriores y desesperadamente anticuadas de las sociedades capitalistas desarrolladas de Europa. Incluso en el caso de éstas, la única que analizó con impresionante detalle y lucidez fue Inglaterra, la economía capitalista más desarrollada de su tiempo.

Atento a los movimientos revolucionarios que surgían en el centro de Europa y que no eran compatibles con el modelo de revolución proletaria que había teorizado, Marx comenzó a darles una atención privilegiada en lugar de ignorarlos o encuadrarlos por la fuerza en su teoría.

Carlos Marx y la lucha anticolonial | Revista CrisisSi esto es cierto en el caso de la Comuna de París de 1871, lo es aún más en el caso del movimiento populista revolucionario ruso de base campesina, muy fuerte en las décadas de 1870 y 1880. Para comprender lo que estaba sucediendo en Rusia, Marx comenzó a estudiar ruso de forma obsesiva (como si se tratara de «una cuestión de vida o muerte», como se quejaba su mujer en una carta a Engels, fiel compañero y colaborador de Marx).

Desde entonces hasta su muerte, la heterogeneidad de las historias y transformaciones sociales se convirtió en un hecho central en las reflexiones de Marx. Las consecuencias teóricas fueran inmediatas: no existen leyes monolíticas de desarrollo social; no hay una, pero sí varias vías para llegar al socialismo, y los análisis de El Capital sólo son totalmente válidos para el caso de Inglaterra; el campesino, lejos de ser un obstáculo o un residuo histórico, puede, en determinadas circunstancias, ser un sujeto revolucionario.

Todo esto sonaba extraño, teóricamente impuro y “poco marxista» a los ojos de la mayoría de los marxistas de finales del siglo XIX. Esta evolución del pensamiento de Marx llegó a ser considerada un signo de debilidad mental asociada con la vejez, y una de las cuatro versiones de la carta de Marx a una populista rusa, Vera Zazulich, fue censurada por marxistas rusos y sólo fue publicada en… 1924. Curiosamente, las mismas críticas de impureza teórica fueron dirigidas a Lenin por sus camaradas después de 1905-7.Preguntas frecuentes sobre el marxismo

¿Cuáles eran después de todo los pecados de Marx? Eran dos. Por un lado, habiendo valorado contextos y experiencias locales, vernáculas, a pesar de que se desvían de estándares supuestamente universales. Por otro lado, atribuir valor positivo e incluso utópico a lo antiguo, aparentemente residual (la comuna campesina rusa basada en la propiedad comunitaria y la democracia de base, aunque siempre bajo la vigilancia del estado despótico zarista) y desafiaba, con su voluntarismo y moralismo, las leyes objetivas (y no morales) de la evolución social que él mismo había descubierto.

Todo esto parece historia de un pasado lejano y sin relevancia para nuestro presente y futuro, pero de hecho no lo es. Este tipo de debate, sobre la necesidad de buscar en las tradiciones las energías y pistas para mejorar el futuro y, en general, sobre las dificultades de la teoría pura, sea la que sea, para dar cuenta de la realidad siempre rebelde y siempre en movimiento, ha acompañado todo el siglo pasado, y creo que nos acompañará en el siglo actual.

El movimiento obrero – Causas – Orígenes – Ideologías revolucionarias - DAVID STREAMSPor ejemplo, mencionaría dos contextos muy diferentes en los que el debate estuvo presente (si es que no lo sigue estando). Dejo de lado el hecho de que ninguno de los procesos revolucionarios que se estabilizaron en el siglo pasado fueron dirigidos por la clase obrera en los términos precisos previstos por la teoría marxista, desde las revoluciones rusas de 1905 y 1917 hasta la revolución mexicana de 1910, desde las revoluciones chinas de 1910, 1927-37 y 1949 hasta la revolución vietnamita de 1945 y la revolución cubana de 1959.

En todos ellos, el protagonista era el pueblo trabajador oprimido en el campo y en la ciudad, y en algunos de ellos los campesinos jugaron un papel decisivo.

El primer contexto fue la descolonización en el subcontinente asiático (especialmente en la India) y en África. En todos los procesos de independencia, el dilema entre dificultades u oportunidades estaba presente, el hecho de que las realidades locales estaban tan alejadas de las realidades europeas estudiadas por Marx que solo con muchas adaptaciones podrían imaginarse revoluciones nacionalistas de vocación socialista en versión marxista.

En el caso de India, el debate se calentó dentro de las fuerzas nacionalistas: por un lado, la posición de Nehru, que asociaba el socialismo con la modernización en India, en términos cercanos a los de la modernización europea; por el otro, Gandhi, para quien la riqueza de la cultura india y las experiencias comunitarias ofrecían la mejor garantía de una liberación real.When Jawaharlal Nehru was charged with sedition, not once but twice

En 1947 prevaleció la posición de Nehru, pero la tradición gandhiana se ha mantenido viva y activa hasta el día de hoy. En África, el lapso va desde 1957 (la independencia de Ghana) hasta 1975 (la independencia de las colonias portuguesas). Bajo pena de cometer alguna omisión, creo que los cuatro líderes más notables en la lucha de liberación anticolonial fueron Kwame Nkrumah (Ghana), Julius Nyerere (Tanzania), Leopold Senghor (Senegal) y Amílcar Cabral (Guinea-Bissau).

Todos ellos vivieron intensamente en el debate sobre el valor del vernáculo africano y todos ellos buscaron, incluso de manera diferente, neutralizar el eurocentrismo de Marx e imaginar futuros para sus países que valorizasen la cultura, las tradiciones y las formas de vida africanas.

Cada uno a su manera contribuyó a la idea del socialismo africano que reclamaba la diversidad de los caminos hacia el desarrollo en los que el humanismo africano tomaba el lugar del progreso unilineal y a toda costa, y en el que las experiencias ancestrales de la vida comunitaria tenían más prioridad que la lucha de clases. En todos ellos estaba presente la posibilidad de que lo vernáculo local y ancestral se convirtiera en la idea movilizadora de una utopía de liberación.

Obviamente, como en el difunto Marx, que ninguno de ellos conocía, lo vernáculo tendría que ser adaptado para dar rienda suelta a su potencial utópico.

Cuando, en 1975, las entonces colonias portuguesas ascendieron a la independencia, las condiciones del debate habían cambiado profundamente debido al contexto externo y también al conocimiento de la evolución de las experiencias anteriores de independencia en el continente. Aun así, la tensión entre lo vernáculo y lo utópico se manifestó de múltiples maneras.

Today in history: Mozambique achieves independence in 1975Por poner sólo un ejemplo, en Mozambique, el partido Frelimo (1) comenzó adoptando una posición hostil hacia todo lo que era tradicional porque veía en él un pasado irreparablemente adulterado por la violencia colonial. Por lo tanto, fue hostil a la continuidad de las autoridades tradicionales que administraban justicia informalmente, por parte de miembros de la comunidad y utilizando los sistemas de justicias africanos.

Sin embargo, el desmantelamiento de este sistema de autoridades comunitarias provocó tal perturbación en las formas de convivencia pacífica en las comunidades, donde la justicia oficial no llegó para nada, que el gobierno revirtió y legitimó, ya en 2000, a estas autoridades, que hoy operan en paralelo a los juzgados comunitarios. De manera similar, en Guinea-Bissau y Cabo Verde, los tribunales de tabanca persistieron con el nombre tribunales de zona.

El segundo contexto, muy diferente y mucho más reciente, tuvo lugar en México con el levantamiento zapatista en Chiapas en 1994, y en Bolivia y Ecuador, con los procesos constituyentes que siguieron a las victorias en las elecciones presidenciales de Evo Morales (2006) y Rafael Correa (2007).

La experiencia zapatista representa una de las combinaciones más complejas entre lo vernáculo y lo utópico, combinando a día de hoy los ideales de liberación social y política con la valorización de la cultura y las experiencias comunitarias de los pueblos indígenas del sur de México. Una comprensión contrahegemónica de los ideales de derechos humanos se articula con una afirmación radical de autogobierno e innovación constante de lo propio y lo ancestral.

A su vez, las dos experiencias democráticas en Bolivia y Ecuador ocurrieron después de décadas de movilización de los pueblos indígenas, de modo que las cosmovisiones ancestrales indígenas imprimieron de forma decisiva su marca en las Constituciones de Ecuador (2008) y Bolivia (2009).

La idea del desarrollo fue sustituida por la idea del buen vivir, la concepción de la naturaleza como recurso natural fue sustituida por la concepción de la naturaleza como Pachamama, la madre-tierra que debe ser cuidada y cuyos derechos están específicamente consagrados en el Artículo 71 de la Constitución Ecuatoriana.

La articulación entre lo vernáculo y lo utópico, entre el pasado y el futuro, reunió el entusiasmo de los movimientos ecologistas urbanos de muchos países que, sin conocer la filosofía indígena, se sintieron atraídos por el respeto que surgió de ella y por los valores del cuidado de la naturaleza y la conciencia ecológica que los movilizó.

Como había sucedido antes con los zapatistas, el nuevo e innovador énfasis en lo vernáculo y lo local, creó lenguajes que trascendieron el lugar y se integraron en narrativas emancipadoras cosmopolitas con un registro anticapitalista, anticolonialista y antipatriarcal.

Esta tensión creativa entre lo vernáculo y lo utópico no terminó con las experiencias históricas que acabo de mencionar. Me atrevo a pensar que nos acompañará en este siglo, ciertamente fortalecido por las alternativas que se abren en el período post-pandemia.

Cada vez es más evidente que si las sociedades y las economías no adoptan formas de vida distintas de las basadas en la explotación injusta e ilimitada de los recursos naturales y los recursos humanos, la vida humana en el planeta estará en riesgo de extinción.

 Nota 

1 Frente de Liberación de Mozambique en portugués: Frente de Libertação de Moçambique.

 

*Académico portugués. Doctor en sociología, catedrático de la Facultad de Economía y Director del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coímbra (Portugal). Traducción de Bryan Vargas Reyes

Fuente e imagen: https://www.surysur.net/boaventura-lo-vernaculo-y-lo-utopico/

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Brasil: Carta da Plenária Nacional dos (as) Trabalhadores (as) em Educação

América do Sul/Brasil/06-09-2020/Autor e Fonte: Fórum pelos direitos y liberdades democráticas

Carta da Plenária Nacional dos (as) Trabalhadores (as) em Educação1

Vivemos uma situação de crise do sistema capitalista em todo mundo, seus altos custos são jogados nas costas da classe trabalhadora e do povo pobre. A crise sanitária com a pandemia tem servido de pretexto para avançar a agenda neoliberal, aqui no Brasil assistimos em reunião ministerial a afirmação que o governo deveria aproveitar as mais de 120 mil mortes e mais 3,5 milhões de infectados (as) pelo COVID 19 para passar a boiada, enquanto a população chora e lamenta a perda dos seus entes queridos.

Neste momento podemos destacar como ataque geral a toda classe trabalhadora e ao povo pobre a destruição das políticas sociais e das empresas do Estado, do serviço público e dos(as) servidores(as), denominada Reforma Administrativa, o projeto de lei Future-se de financiamento vida mercado de capitais das IES e o Projeto de Lei Orçamentária Anual encaminhado ao Congresso Nacional pelo Governo Bolsonaro com duros cortes nas áreas socias, em especial o corte de cerca de 25% nas verbas da educação para 2021, em relação ao já precário orçamento de 2020. Nos estados e municípios a situação é similar com cortes e privatizações em curso.

O impeachment do governo Dilma em 2016 aprofundou de forma muito contundente os ataques aos direitos da classe trabalhadora, assistimos na educação: congelamento salarial, redução do número de concursos, intervenções na democracia e autonomia das escolas públicas, redução das bolsas de incentivo à pesquisa e à extensão, reforma do ensino médio que flexibiliza o currículo e reduz disciplinas; no ensino básico se observa a ampliação da precarização dos contratos de trabalho por meio de terceirização, precarização e contratos intermitentes, além de outros ataques se alastram como novas formas de privatização, associadas ao acesso à conexão de Internet e à posse de equipamentos para participação nas aulas virtuais, seja na condição de trabalhador (a) ou da de estudante.

O Ensino Remoto, que está sendo utilizado em vários estados e municípios em todo país, deve ser encarado como provisório e limitado, pois não garante sequer acesso à banda larga, computadores e materiais pedagógicos para a categoria docente e para os estudantes. Via de regra, essa modalidade está sendo usada para criar uma disputa que não existia no início do ano letivo, entre a educação presencial na escola e a educação virtual em casa. Os defensores do neoliberalismo sabem que não pode suprimir as escolas públicas sem resistência e com rapidez, mas estão tentando construir no imaginário social a falsa concepção de que aula remota é o mundo moderno e a escola está ficando obsoleta. O objetivo desse projeto é uma forma não clássica de privatização da educação pública através da entrada de empresas  privadas tecnológicas e a preparação de conteúdos educacionais digitais para o “mercado  educacional”, esta medida vem acompanhada de um desinvestimento sustentado na atualização e formação de professores(as).

A resposta dos(as) trabalhadores(as) em educação, no âmbito internacional, tem sido extraordinária. Mesmo sem apoio ou contrapartida do Estado tem-se assumido por conta própria, com o apoio de seus sindicatos e entidades do ramo da educação a tarefa de se atualizar para enfrentar os desafios pedagógicos atuais. Os educadores de todo o mundo, e não são diferentes os(as) brasileiros(as), são um exemplo digno do compromisso com a continuidade do direito à educação de forma universal, em condições cada vez mais adversas.

Foi com esse espírito que os sindicatos e trabalhadores(as) da educação estão envolvidos, desde o primeiro momento da pandemia em ações de solidariedade, pesquisa e produção de material de EPI e de combate à COVID 19, apesar da falta de qualquer iniciativa do governo.

Com poucas, porém relevantes exceções, os governos vêm apelando de forma irresponsável para o retorno às aulas presenciais, sem previsão de vacina no horizonte e sem condições adequadas de biossegurança, questão que expressa claramente que suas principais preocupações são reativar a economia capitalista neoliberal em crise, isso à custa da segurança e da vida de crianças e trabalhadores(as) da educação.

Porém, a crise atual confirma velhas certezas ao instalar novos desafios. A certeza de que a relação ensino-aprendizagem e a educação de qualidade se sustentam nas atividades presenciais, valorizando mais uma vez o exercício docente, tão vilipendiado pela mercantilização educacional neoliberal. Mas, o retorno à escola de forma presencial não pode ser a realidade naturalizada das desigualdades expressas antes e de forma dramática com a pandemia, afinal anos letivos se recuperam, vidas humanas não.

O atual desafio enfrentado pela geração de trabalhadores (as) na educação é maior que simplesmente garantir o ano letivo 2020, como está sendo aplicado pelo governo Bolsonaro, movimentando-se exclusivamente para garantir os lucros da enorme rede do ensino privado no país. Nossa tarefa é de pensar e construir uma resposta não só para a situação, mas dela traçar um horizonte estratégico que passa inevitavelmente pela construção de uma alternativa pedagógica que sustente uma escola socialmente referenciada nos interesses estratégicos da classe trabalhadora de uma escola popular.

Assumir este desafio da forma mais séria e responsável implica ir além das fronteiras nacionais, pois o que está em jogo é justamente superar a crise de um modelo de educação neoliberal globalizado. Para isso, estamos empenhados(as) na construção do I Congresso Mundial da Educação contra o neoliberalismo e em defesa da Escola Púbica, gratuita, laica e de qualidade, em benefício dos povos e nações, da classe trabalhadora, uma escola feminista, antirracista, antilgbtfóbica, com uma perspectiva emancipadora.

Concluímos com a certeza de que essa plenária nacional dos(as) trabalhadoras em educação não pode deixar de apontar formas de lutas e de organização que nós devemos nos mover no próximo período, por tanto deliberamos:

1) Realizar uma campanha de acompanhamento das Atividades de Ensino Não Presenciais e do trabalho remoto dos(as) servidores(as) docentes e técnicoadministrativos(as). Em defesa que nenhum(a) estudante seja deixado para trás, apoiando as reivindicações estudantis, contra a precarização do ensino e pela garantia das condições de trabalho dos(as) trabalhadores em educação;

2) Fazer uma luta contra o assédio moral que tem aumentado fortemente durante a vigência do trabalho e ensino remotos;

3) Construir de forma unificada com os(as) demais trabalhadores(as) uma grande campanha contra os cortes de verbas nas áreas sociais, em especial a educação, apresentada ao congresso pela proposta de LOA do governo Bolsonaro. Pela revogação a EC 95;

4) Enfrentar o projeto Future-se através de uma ampla campanha que envolva todos os setores afetados;

5) Lutar contra a implementação da Reforma do Ensino médio que reduz carga horária e disciplinas;

6) Buscar a unidade de todos e todas trabalhadores e trabalhadoras em educação na construção da GREVE NACIONAL SANITÁRIA PELA VIDA contra qualquer iniciativa em qualquer local do Brasil da reabertura das escolas de forma presencial;

7) Construir a data convocada pela CNTE de 15 de setembro o DIA NACIONAL DA EDUCAÇÃO EM DEFESA DA VIDA;

8) Construir ativamente a luta encabeçada pelo FONASEFE em defesa do Serviço Público e dos(as) Servidores(as), contra a reforma administrativa, construindo as plenárias estaduais das três esferas dos(as) servidores(as) na primeira quinzena de setembro e do dia nacional de luta que ocorrerá no dia 30 de setembro;

9) Participar e construir o I Congresso Mundial da Educação a ser realizado de forma online, nos dias 25, 26 e 27 de setembro, unificando os(as) trabalhadores(as) da educação de todo mundo na luta contra o neoliberalismo e em defesa da escola pública;

10) Contribuir com a construção de um novo Encontro Nacional da Educação no próximo ano, ampliando em todo o que for possível o arco de alianças para enfrentar as políticas educacionais do governo e avançar numa alternativa da classe trabalhadora como instrumento para a reorganização das lutas sociais e populares.

Precisamos construir forma de organização e mobilização que nos permita repetir o TSUNAMI da EDUCAÇÃO de 2019, em defesa da vida e da escola pública gratuita, laica e de qualidade.

 

1 Carta de consenso entre as entidades, movimentos e coletivos que constroem o Fórum
nacionalmente.

Link para download do cartão: Carta da Plenária Nacional da Educação

 

Fonte e imagem: Fórum pelos direitos y liberdades democráticas

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