Que cada quien coloree su casita por Merlin Serrano

Por: Melin Serrano.

 

Cristina Muller, me ha pedido que hable de “la casa como símbolo”.  Así que veo casas desde hace un buen rato en todos lados.  Y  me doy cuenta cada día que la casa está en todos lados, todos los días, de la mano de cada persona que me cruzo. Porque está. Porque va, viene, entra-sale, o porque no está. Porque se recuerda, porque te enseñó, porque construyes una, porque la destruiste o la reciclaste.

No es que yo la vea mucho por la fijación de la tarea.  Está en las historias de migrantes por anhelo o referente, en las obras de los artistas como en “La Perfecta soledad” de Herna Freiber, en la obsesión de los fotógrafos por mirar “afuera”, desde “adentro” (yo quiero mirar adentro).  En las casas navegantes de las islas de Chiloé, de las que flotan en Delta Amacuro, en el apego de mis padres a la primera casa.  En la casa centralidad del mundo, de la artista Consuelo Méndez, con sus flores, su mirada a El Avila, su altar…  La casa que la perra reconoce, de la que teme irse.

La ciudad toda. De los barrios de Caracas. Las casas perdidas, las casas que se inundan, la que improvisas en la intemperie, con precariedad.  Las casas oscuras, con lugares oscuros para albergar secretos condenables, silencios de violencia.

La casa de la emoción. La casa alegre… la casa triste. La casa del adentro, del alma. La casa sonido. La CASA CANCIÓN.

La psicología, la filosofía, la hermenéutica, la fenomenología, la arquitectura, la antropología, la sociología… todas toman la casa como centro de análisis.  En esta tarea que me ha pedido Cristina he preferido a Bachelard, en su Poética del Espacio, porque reconoce de entrada la condición múltiple del significado de LA CASA.  Lo de Bachelard es una revisión exhaustiva de la casa, del nido, de las lecturas de la casa en la expresión poética y de la forma que da cuenta del ser. En especial cuando se hace poética de un espacio que sale directo del alma.  De adentro, del corazón. Así como la imagen que Irene Pizzolante nos da de LA CASITA. Una casita que se despliega desde el corazón de la niña. Una casa en la que cada niño tiene alas de plumas dibujadas para correr.  Una casa cuenco en las manos, fuego, cabello de río, lleno de pájaros y peces.

Lo que encontramos en LA CASITA, se escapa sin embargo a los casos que revisa Bachelard. Porque aunque hace mención de la idea de casa como centralidad, verticalidad, de conexión con la tierra o de separación, de recuerdo de sí misma/os, de la noción de “intimidad”, no se trata de esas casas que él ve.   Habla de la casa como “el primer mundo del ser humano”, donde se produce el “adentro” y “afuera”. Lugar de la “infancia inmóvil”, de los protectores (o agresores) de la maternidad, de la soledad y el mundo, pero su casa no se encuentra con LA CASITA. 

LA CASITA, que nos presentan Cybele e Irene, en este proyecto de la editorial utopía{portátil}: es una casa que precede a la división del ser.  En ese sentido LA CASITA tiene algo de triste anhelo, de mundo íntimo perdido para los adultos y de vivo presente para los niños/as.

La casa se levanta, se agiganta cada tarde. No se rompe, no se separa. Va en el corazón. LA CASITA, pide “llévame al rio, muéstrame un nido”. LA CASITA, se sorprende. Mira por primera vez, una y otra vez.  ¿Cuántos de nosotros recordamos la primera vez? La primera vez cuando nos maravillamos de algo y aun somos capaces de maravillarnos y disfrutar del placer del ver por primeras veces…el río, el nido?

¿En cuál lugar del alma se te agolpan las resonancias de esa imagen-objeto que no ves?  El nido, el rio, la sensación del frío, la sombras, la oscuridad, los pájaros, su canto.   LA CASITA, nos muestra las imágenes y emociones que experimentamos cuando empezamos a darnos cuenta del ser. Del tiempo en que nos constituimos.  La casa puede desaparecer como objeto o ser sustituida, pero la historia que nos constituye está allí en el centro de nosotros.  Luego se vuelve recuerdo, luego querremos retornar, re-hacerla. Crear otra.

En LA CASITA que nos trae utopía {portátil} cantamos otra vez desde el ser indivisible que somos, antes del rompimiento, durante la niñez.  Así que ésta, LA CASITA, en su sencillez profunda, nos trae imágenes poderosas y atávicas de lo que hemos sido (y que como adulto recordamos a la distancia del tiempo y el espacio en nuestra alma) pero que los niños/as la dibujan, la colorean, la reconocen y la llevan consigo a donde van.  ¿Quién no ha sido parque, rio, caballito, barco y zapato descalzo para correr? 

LA CASITA no es la casa que recordamos. En el ser niños/as somos la casa toda.  Sin la noción de “afuera y adentro”. No hay límites. LA CASITA, se levanta, se agiganta (crece el ser) y no se rompe, somos nosotros. Vuelve cada tarde.   Somos la casa, la teta, el fuego, la identidad, el cuerpo.  LA CASITA, está entera. No se ha separado, no se ha divido. No es recuerdo todavía.  Bachelard nos dice, citando a Pontalis “el sujeto que habla es todo el sujeto”. Ese es el lugar desde el cual se habla en LA CASITA. Desde el sujeto todo, completo.

La casa- tiempo y espacio puede ser por otra parte, una “fijación en espacios de estabilidad” (Bachelard). Por ejemplo, la casa-hogar idealizado y del orden normativo que podemos hacer de ella hombres y mujeres, en particular como espacio para la violencia antes que para el amor.  No es que LA CASITA apunte a una casa idealizada, sabemos que las casas también guardan espacios oscuros, de peligro.  En este caso la apuesta va por una casa/identidad como espacio para el ser en plenitud.

Siguiendo a Bachelard, la casa es también mucho más que lo obvio: objeto/refugio.  Aunque se concibe como un espacio físico que se opone a la naturaleza, en el sentido de protegernos de los elementos, sus formas y materiales, también nos remiten a la conexión con la tierra, con el agua, con el calor/centro, sea que se encuentren pegadas a la tierra o en grandes edificios en las ciudades. En LA CASITA, habitan los elementos y símbolos del movimiento.

Cybele nos canta llévame al río, al agua en movimiento. Todos en conjunto apuntan al movimiento, a la vida: el fuego, las casas dentro de la tierra, el río, el aire, el barco, los peces, la bici. Somos nosotros quienes hacemos la relación con los elementos, y LA CASITA ya no es un objeto.

La canción nos da una casa que se levanta, que se agiganta: “Todas las tardes la pequeña casa de la niña/se levanta” Una casa que va “afuera” que retorna, una casa-nido. E Irene nos da el nido con la niña al centro, sonreída y confiada. Quien haya visto un nido sabe que el centro es el lugar más cálido, impermeable y mullido. Hecho de pistilos. Un centro escogido para ser, crecer y migrar. LA CASITA, es en ese sentido centralidad del mundo. Acogida al centro de sí misma. LA CASITA nos canta “muéstrame un nido” en los árboles y pájaros que Irene dibuja.  Y luego, vemos el centro del nido, para la niña soñar.

LA CASITA es también verticalidad. Irene nos da los árboles de los pájaros que arrullan en el canto de Cybele. Esta imagen nos da un lugar para subir.  Nos da la verticalidad del trepar hacia el soñar.  Donde reposa el nido.  Para mirar desde arriba, para desarrollar el pensamiento, la visión.  LA CASITA es verticalidad para soñar y volar, también centralidad del ser.

Pregúntese cada uno sobre su casa. Cada casa nos cuenta una historia, su propia poesía. Y LA CASITA, es poesía. Hacemos poesía del espacio en que estamos. Entramos al nido, lo acunamos. Lo hacemos cálido y familiar, traemos la tierra adentro. Germinamos plantas, volvemos a la naturaleza. Acogemos “mascotas urbanas”, damos alimento a los pájaros para atraer la naturaleza olvidada.  LA CASITA de Cybele e Irene, va afuera, a la naturaleza, juega, retorna “todas las tardes”.  Así en La Casita celebramos el mundo-universo.

Entonces, LA CASITA: centro, naturaleza, mundo, Dios, intimidad, añoranza, tiempo/espacio, origen, secreto/oscuridad, refugio, escondite. La Casa hombre, la Casa mujer: ternura, continente, fuerza- vulnerabilidad- resistencia.  Secreto/verdad.  La casa entera, la casa sin bordes. La casa no es obvia. No es un objeto bello o feo. La casa es y cuenta sus historias.

Pregunté a un ingeniero sobre su casa de niño. Dijo enseguida: “era fuerte, de una estructura… materiales… etc.”  Entonces contó que el techo necesitó reparaciones. De tejas antiguas, no se encontraban con facilidad. Se le ocurrió subir al entretecho para mirar el daño y quedó conmovido. Encontró allí tejas para restaurar todo el techo. Las habían dejado allí sus padres y tíos. Podían ponerlas desde adentro. En sus palabras encontró la casa eternidad, la casa amor, la casa que se recupera y sana desde adentro. El lugar de los protectores, un lugar de fuerza y de poder (aunque haya desaparecido materialmente) LA CASITA, es TIEMPO. La recordamos en el tiempo de las emociones y los recuerdos. La casa de la infancia.

Por eso, la patria es la casa de la infancia, como dice Gabriela Mistral. El lugar de las primeras veces, el lugar “del primer mundo” como dice Bachelard, donde LA CASITA se levanta, se agiganta… trepa a los sueños, busca la tierra, el rio de nuestra profundidad y el movimiento.  LA CASITA que contamos…

Y los niños, no se reprimen el deseo de ser “escritores” (como apunta Bachelard de aquel adulto que lee y siente la resonancia de las palabras/imágenes en su alma). No tienen miedo, no tienen arrogancia y no tienen modestia… porque viven en la imagen de la palabra, indivisibles. Por eso en utopía {portátil} apreciamos al niño/a como creador.

Les pido a todos que ensayemos volver a vivir en ese estado de gracia. Vivir la impresión de la primera vez, porque “lo imprevisible de la palabra libera” (Bachelard).

Que cada quien coloree su casita

Merlin Serrano. Sobre “la casa” a propósito del libro LA CASITA de utopía {portátil} editorial

19 julio 2020, Santiago de Chile

Fuente: Equipo de Ove

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Las nuevas cárceles

Escrito por: Luis Miguel Alvarado Dorry

“La realidad no es así, la realidad está así. Y está así no porque ella quiera, ninguna realidad es dueña de sí misma, esta realidad está así porque de este modo sirve a determinados intereses del poder” (Freire, 2006, pág. 71)

Actualmente las realidades y necesidades de les estudiantes, docentes y familias se enfrentan a la incertidumbre laboral, sea formal e informal y, resguardarse para evitar el contagio del coronavirus COVID-19, aunado a esto, el encierro, la falta de interrelación y socialización, y las exigencias de las autoridades educativas mexicanas en construir y distribuir cuadernillos (virtuales y físicos) con actividades escolares, planeaciones, evidencias, entre otras, con el fin de cubrir lo más posible el currículo para salvar el ciclo escolar, minan los espacios de confinamiento e incrementan los niveles de estrés de les protagonistas educativos.

En este artículo hago unas reflexiones y evidencio otras a partir de pequeños acontecimientos de nuestras neocotidianidades y neoconvivencias que dan cuenta cuán importante son las escuelas como espacios físicos de socialización y con-vivencias.

 

Una breve narrativa

Un sábado de abril, me levanté de la cama luego de despertarme, me dirigí al espejo y me vi la gran melena que tenía, esta, provocada por el tiempo. A casi un mes de confinamiento, evitamos salir lo más posible por el temor al contagio, a su vez, contagiar a nuestra familia y, solo para poder cortarme el cabello no lo vi tan necesario.

Recordé que tenía una máquina para cortar cabello que me había regalado hace tiempo mi madre, en seguida,  coloqué un espejo grande encima de una mesa, con el fin de verme en el reflejo a la hora de cortarme el cabello, conecté una extensión para poder conectar la rasuradora y, dispuse a raparme.

Mi compañera de vida me apoyó con la parte trasera donde mi vista no podía llegar, detallando el corte, no fue hasta que, mi hijo de cuatro años, me dijo que él también quería cortarse el cabello como yo. Era mi primera experiencia en el corte de cabello y, una vez que terminó mi compañera de vida de dar los últimos retoques, me dispuse a cortarle el cabello a mi hijo.

En ese escenario, recordé algunas películas sobre reclusorios, celadores y recluses, en donde les recién llegades a las cárceles para cumplir su condena, les rapan como medida de higiene, disciplina y, una vez homogenizades, para evitar fugas. En ese momento, sentí y me vi en los zapatos de un recluso al observar que, encerrades hace casi un mes a causa de la contingencia sanitaria provocada por el coronavirus COVID-19, el corte de cabello homogenizado con mi hijo por la falta de habilidad al respecto y, solamente movernos hacía la cocina, sala, recámaras, patio y garaje sin poder ver ni salir hacia las calles, con la añoranza de que todo esto transcurra lo más pronto posible para poder visitar a nuestres seres queridos.

Por lo anterior, ¿qué delito cometimos para estar encerrades y, al parecer, todavía no existe sentencia alguna? Nuestros hogares se han convertido en nuestras nuevas cárceles y, no me refiero a no querer estar y permanecer en ella, sino que, el temor, nos obliga a permanecer y evitar el encuentro con nuestras familias, amigues y compañeres de escuela y de trabajo.

Las nuevas cárceles y les nuevos recluses empezamos a sufrir angustias e incertidumbres, principalmente, por el bienestar de nuestras familias y amigues y, por la impotencia de no poder ayudar a las demás personas; nuestras convivencias con les otres se han reducido a una llamada telefónica, escribir mensajes de textos o una videollamada en su caso. Mandar besos, abrazos, caricias y expresar todo tipo de emociones y sentimientos a través de un dispositivo. Esto, se ha convertido hoy en día en los nuevos modos de convivencia, la tan mencionada digitalización-virtualización de nuestra cotidianidad.

Mientras que, les más pequeñes, aun explicándoles sobre el tema y de nuestras condiciones, a diario preguntan ¿hasta cuándo podremos salir a la calle? Cada lunes me preparo para salir de casa a comprar frutas, verduras y agua, con las medidas de seguridad pertinentes; cuando mi hijo me ve, me dice rápidamente “quiero ir contigo” y en mi negativa, observo la tristeza en sus ojos.

Un día me pide subirme a su resbaladilla (deslizadero o rampa) que le compramos hace un par de años, mi respuesta fue “no, porque estoy muy grande y pesado y, al subirme, puedo quebrarla”, empezó a caminar pensando en qué jugar, se vuelve a dirigir a mi preguntándome “¿papá puedes subirte a mi triciclo?, tú te subes al rojo y yo en el azul” volví a responderle lo mismo.

Ante esto, mi hijo empezó a caminar y pensar, su aseveración fue “creo que necesitamos otro niño o niña”, en consecuencia, asevero acerca de la importancia que tiene la escuela como espacio de coexistencia con les otres, de socialización, de con-vivir, es decir, de vivir con otres, a este proceso Rubén Reinoso [1] afirma que “el cerebro, es el único organismo que se termina de desarrollar producto de la interacción social, hay un fenómeno biológico llamado neotenia”. En este sentido, investigaciones del historiador Yuval Noah Harari (2014) menciona que, este hecho, fue causado por la evolución humana de hace aproximadamente 2.5 millones de años, en donde la crianza y educación de les niñes no solo estaba en manos de la madre o el padre, sino que era necesario el apoyo de la familia y otres miembros del grupo, por lo tanto, “la evolución favoreció a los que eran capaces de crear lazos sociales fuertes” (pág. 22), es pues, la escuela, un lugar importante para el desarrollo integral de las capacidades de los seres humanos en presencia física de les otres.

En esta este contexto, el acelerado interés del sistema capitalista neoliberal que aprovecha el confinamiento, espacio otorgado por la pandemia, que denominé en mi artículo anterior como prueba piloto del capitalismo en el advenimiento de la cuarta revolución industrial [2], intenta destruir los imaginarios colectivos de encuentro y con-vivencias cara a cara con el hito de crear sociedades totalmente virtualizadas, individualistas y con ideologías autosuficientes y aisladas. La pandemia evita, en este tiempo, nuestras relaciones sociales físicas confinándonos a nuestras nuevas cárceles, mientras que, el capitalismo tecnológico y cognitivo, pondera la virtualización de las relaciones interpersonales y del acto educativo, con ello fragmentar las cosmovisiones colectivas.

 

La vocación obligada

Por lo que respecta a niñes, jóvenes y adultes, ensayan y construyen, en sus nuevas cárceles devenidas de la contingencia sanitaria, neoconvivencias y neocotidianidades, es decir, pasan mayor tiempo en la digitalización-virtualización, unes por la excesiva carga curricular virtualizada para salvar el ciclo escolar presionades por sus docentes y, estos a su vez, por las autoridades, pero les han preguntado siquiera ¿cómo están emocionalmente?¿disponen de al menos un dispositivo electrónico y conectividad para hacer sus tareas? Y para aquellos que no cuentan ni siquiera con luz eléctrica ¿quiénes les resolverán sus dudas? ¿sus familiares? ¿y si estos no cuentan con los conocimientos adecuados? A las autoridades no les importa, al parecer, solo les interesa salvar el ciclo escolar, pero ¿cómo se evaluarán? O ¿qué evaluarán? ¿aprendizajes, conocimientos o información? ¿dónde queda la evaluación formal e integral? ¿Cómo se evaluarán las subjetividades de les estudiantes? Interrogantes que las organizaciones gremiales del magisterio, docentes de izquierdas, las pedagogías críticas y educaciones populares deben plantearse y entrar al debate para poder protegerse de la peligrosa instrumentalización de la razón en donde, las subjetividades, se reducen a la lectura de instructivos preestablecidos que reducen la libertad del pensamiento, con el hito de la construcción de seres explotados cognitiva-corporalmente y de consumo.

Otres grupos de niñes, jóvenes y adultes, solo se la pasan entretenidos con los dispositivos diversos como la TV, teléfonos inteligentes, computadoras, videojuegos entre otros, pertenecientes al complejo industrial cultural (Bonilla-Molina, 2018), ambos consumen acríticamente informaciones de todo tipo, por lo tanto, quedan expuestos a la alienación de los intereses del neoliberalismo salvaje, les excluides solo se la pasan sobreviviendo y añorando regresar a las aulas.

En este sentido, ¿les estudiantes están más interesados en regresar a la escuela para cubrir el currículo? O quisieran regresar para jugar, para rozarse, abrazarse, contarse todo lo que hicieron en casa y de sus añoranzas que tuvieron. Si las pedagogías, las educaciones y nuestras prácticas docentes están dirigidas con base a los intereses de les estudiantes, por lo tanto, hay que dejarles hacer lo que quieran hacer, cuidando que todo esto, este bajo el marco del respeto, sin embargo, las autoridades educativas distan de estos intereses y, su único hito es, cubrir lo más posible el currículo del programa para poder salvar el ciclo escolar, se observa entonces que, el modelo educativo neoliberal, dista de los intereses de les estudiantes e impone sus propios.

Por lo anterior, las autoridades inmediatas en Chiapas, México han dictado a manera de cascada en la estructura vertical para que, les Asesores o Auxiliares Técnico Pedagógico y docentes frente a grupo, construyan cuadernillos de actividades que emanen de los planes y programas de estudio o bien se apoyen en unos que ellas mismas construyeron para distribuirlos vía digital para los que cuenten con al menos un dispositivo y conectividad, les demás, donde no existe ni siquiera electricidad, mucho menos señal telefónica, se espera e invita a que les docentes por «vocación», a mi perspectiva más por obligación, a distribuir casa por casa o bien escuela por escuela esos cuadernillos.

En este contexto, las autoridades educativas están más preocupados no por salir de la crisis sanitaria, sino por la manera de evaluar los «aprendizajes» y salvar el ciclo escolar, dan instrucciones para distribuir los cuadernillos con el fin de que les estudiantes repasen los contenidos, a mi parecer, estas acciones van en contra de uno de los derechos fundamentales como la salud, de les docentes, familias y estudiantes, por lo tanto, a su derecho de vivir, exponiendo a todes al contagio, sin embargo, les docentes debemos exigir y buscar las maneras de manifestarnos contra este tipo de acciones, pues, cerca de que les estudiantes aprendan, se pondera aún más la instrumentalización de la razón y el contagio.

Contrario a estas acciones en donde, las autoridades educativas de Chiapas, México, llevan a cabo desde el 20 de abril en la reanudación de las clases virtuales y la distribución de cuadernillos en nuestras nuevas cárceles, Vigotsky (1979) asevera que, el aprendizaje y el desarrollo cultural se construyen en presencia e interacción con les otres.

Lo que debemos hacer y exigir primero les docentes, es esperar a salir de la crisis sanitaria, para luego, buscar los caminos no para cubrir los currículos y atiborrar de contenidos y tareas a les estudiantes, sino atiborrarles de juegos, de presencia, de existencia, de con-vivencias, de encuentros, es decir, de otredad.

Para mitigar el encierro obligatorio en nuestras nuevas cárceles varios artículos digitales invitan a establecer rutinas, hora de despertarse, de asearse, de desayunar, comer y cenar, de jugar, de hacer deporte, de charlar con les compañeres de encierro, de descanso, y al otro día lo mismo ¿qué dista de la vida en un reclusorio? O ¿de un “panóptico?  (Foucault, 2008, págs. 88-89), estas megacárceles se han reducido en minicarceles llamados «casa», «hogar» o domicilio y, dentro de ellas, todes nosotres, los recluses.

Si bien es cierto que, en muchos espacios familiares en este confinamiento, se fortalecen los lazos familiares que tanto habíamos anhelado, pero por nuestras vidas apresuradas y falta de tiempo no podíamos construirlas, otros tantos, se ha incrementado las violencias intrafamiliares, exclusiones, acosos, etc. Es decir, para el segundo grupo, el confinamiento, se ha convertido en verdaderas neocárceles.

En los reclusorios, las autoridades penitenciarias imponen tareas a los recluses para su readaptación, mientras que, las autoridades educativas mexicanas en educación básica, imponen cuadernillos de actividades, ver videos de hasta 50 minutos, entre otras actividades virtualizadas, con el fin de “entretener” y “readaptar” los tiempos y modos de les estudiantes y docentes, más no para desarrollar el proceso dialéctico de enseñanza-aprendizaje, porque para esto, se necesita de la presencia física e interacciones cara a cara de todes les actores educativos, en las escuelas.

Por lo anterior, las educaciones populares, pedagogías críticas y el magisterio en resistencia no debemos dar las espaldas a las tecnologías, sino que las tres primeras, debemos repensar en la construcción de una estrecha relación dialéctica con las segundas con el hito de humanizarlas, es decir, las tecnologías humanizadas, las pedagogías críticas, las educaciones populares y el magisterio en resistencia, colaboremos en la construcción de sociedades justas, con respeto a la diversidad y a nuestra Madre Tierra, más humanas y humanizantes.

 

Las bondades, la entrega

El capitalismo cognitivo y tecnológico está tratando por todos los medios de apoderarse de los sistemas educativos en todo el mundo, con el hito de construir, a partir de esta prueba piloto, neosociedades y neoconvivencias, confinados en nuestras nuevas cárceles. Ante esto las grandes corporaciones y emporios digitales-virtuales como Google, Microsoft, Facebook, GSM, Weidong, Zoom, KPMG, Coursera, entre otros no menos importantes, dueñas de un cúmulo sobre contenidos escolares, técnicos educativos, base de datos, inteligencias Artificiales (IA), entre otras innovaciones, ofrecen de manera gratuita espacios educativos virtuales, sin embargo, a mi perspectiva, detrás de esas bondades se oculta las enormes informaciones de transferencia no solo de la base de datos de estudiantes y docentes, sino que también de todo el proceso educativo.

De lo anterior, en esta prueba piloto del capitalismo cognitivo y tecnológico, nosotres les docentes, no le daremos los contenidos a los emporios de innovaviones científicos-tecnológicos y  a sus IA, porque ellos son los dueños de estos, empero, les otorgaremos en cada clase virtual de manera gratuita e inocente, nuestras prácticas, nuestras formas de organizar el grupo, nuestras actividades, el tiempo, las maneras de convivencia y motivación hacia nuestres estudiantes, las formas de relacionarnos, es decir, les daremos toda nuestra subjetividad y nuestra esencia, esto les servirá con el fin de dar los últimos ajustes a las Inteligencias Artificiales para su perfeccionamiento, lo que provocará, en un tiempo no muy lejano, seamos reemplazades [3].

Sin duda, estas aseveraciones no van en contra del uso de las tecnologías en las escuelas, en las aulas y en la vida escolar, pues somos seres tecnológicos, en este sentido, Noah Harari (2014) menciona que “en comparación con otros animales, los humanos nacen prematuramente” (pág. 22) sin garras, grandes colmillos, sin olfato, oído y vista aguda, pero fuimos recompensado con el enorme cerebro, sus diversas funciones y capacidades que nos dotó la evolución. El mismo historiador da cuenta de sus hallazgos en donde se encontraron “utensilios líticos” hace aproximadamente 2.5 millones de años, mientras que hace 300,000 años, el hombre ya había “domesticado” (pág. 26) al fuego, hoy se viaja a la luna, se desarrolla la inteligencia artificial, entre otras innovaciones tecnológicas. Sin embargo, estas innovaciones tecnológicas deben estar bajo las cosmovisiones de la ética, estética y lo más humanamente posible con el fin de beneficiar a todas las poblaciones sin exclusión alguna.

Las sociedades exigen conectividad y dispositivos tecnológicos en todos los territorios, mientras que les docentes exigimos capacitaciones como mero “adiestramiento”, los gobiernos nos lo darán, será el as bajo la manga del sistema capitalista bajo la premisa «construir las necesidades, para luego poner las soluciones a disposición» con el hito de apoderarse de toda las infraestructuras construidas y otorgadas por los gobiernos corruptos, con el fin de llegar hasta lo más recóndito del planeta, no para cerrar las brechas, sino para alienar la mayor cantidad de subjetividades, apoderarse de los territorios, privatizar la educación y, obtener la mayor ganancia posible a costa de la explotación salvaje de nuestra madre tierra y de la vida de las personas, con estas exigencias, aceleraremos nuestras sentencias a una cadena perpetua en nuestras nuevas cárceles.

 

A modo de cierre

Por todo lo anterior, Freire (2006) asevera que “La realidad no es así, la realidad está así. Y está así no porque ella quiera, ninguna realidad es dueña de sí misma, esta realidad está así porque de este modo sirve a determinados intereses del poder” (pág. 71), en este marco, el problema y uno de los grandes retos del magisterio en resistencia es la deconstrucción de nuestras concepciones que tenemos sobre la educación (presencial y virtual) y, de su peligrosa instrumentalización de la razón, esto debido a que docentes, estudiantes y familias estamos alienados a la espera de instrucciones para poder llevar a cabo las actividades escolares en este confinamiento, en donde, cerca de generar aprendizajes, dista mucho de ello y provoca una acumulación de información acrítica que evita el libre pensamiento.

En efecto, mientras no haya instructivos o manuales, les actores educativos nos mantenemos siempre como espectadores, a la espera que otres, desde otros contextos y realidades los construyan bajo sus particulares intereses, ente esto Freire (2005) menciona que “[…] el único modo correcto de pensar, desde el punto de vista de la dominación, es evitar que las masas piensen” (pág. 118), del mismo modo advierte que “el problema radica en que pensar auténticamente es peligroso” (pág. 54) peligroso en el sentido que, las masas, exigiremos dar cuenta de nuestras condiciones miserables en las que nos encontramos.

En este sentido, desde nuestras particularidades y contextos, el magisterio en resistencia tenemos que exigir-nos, con base en la relación dialéctica individual-colectivo y lo presencial-virtual, la construcción de alternativas educativas en las que luchemos juntes  y entre todes,  en palabras de Freire por “una educación que enseñe a pensar y no por una educación que enseñe a obedecer”.

Del mismo modo, el magisterio en resistencia debemos exigir a los gobiernos la construcción de plataformas educativas digitales-virtuales con la participación de nosotres les docentes, nuestres estudiantes y las familias, estas plataformas serían propias de la nación sin ofertarles nuestras subjetividades y base de datos a las grandes corporaciones antes mencionadas que acechan a nuestro sistema educativo nacional con miras a privatizarlo, sino que esta, sea de carácter nacional, pública, gratuita, inclusiva, de calidad y popular.

Una vez construidas, estas, nuestras plataformas, educarnos en ella desde la presencialidad no como meros centros de acopio, sino que nos problematice a nosotres docentes, a les estudiantes y familias, con el hito de construir unas educaciones y escuelas diferentes, unas educaciones y escuelas tecnológicamente humanas y humanizantes, unas educaciones y escuelas glocales.

Termino con algunas aseveraciones y exigencias de mi hijo al preguntarle del por qué le gusta ir a la escuela, su respuesta fue contundente “porque ahí hay niños y niñas y, porque me gusta jugar y aprender, correr, tocarlos y verlos”.

Palabras Claves: Educación, Neoconvivencia, Neocotidianidad, Con-vivir, Niñes, Socialización, Razón Instrumental, Alienación, Virtualización, Nuestras Plataformas, Inteligencias Artificiales, Capitalismo Cognitivo y Tecnológico, Pedagogías Críticas, Educaciones Populares.

Referencias

Bonilla-Molina, L. (2018). Mafaldas o Zombis. El complejo industrial cultural en el siglo XXI. Caracas: Ediciones OVE.

Foucault, M. (2008). Nacimiento de la biopolítica: curso en el Collage de Francia: 1978-1979. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

Freire, P. (2005). Pedagogía del oprimido. México: Siglo XXI editores S.A. de C.V.

Freire, P. (2006). El grito manso. Buenos Aires, Argentina: Siglo XXI.

Harari, Y. N. (2014). De animales a dioses. Breve historia de la humanidad. Ciudad de México: DEBATE.

Vygotski, L. S. (1979). El desarrollo de los procesos psicológicos superiores. Barcelona: Crítica.

[1] https://www.youtube.com/watch?v=-HHITyfdscM

[2] http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/343543

[3] http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/344408

Fuente: El autor escribe para OVE

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Cómo sobrevivir a un largo encierro con tus padres

Por: Jaume Funes

En los últimos días y semanas, nos hemos centrado en el mundo adulto. Ya es hora de hablar de las y los adolescentes sobre la situación que viven… y darles algunos consejos o pautas para llevarla lo mejor posible.

Querido y desconocido adolecente (o joven si lo prefieres):

Estos días, a menudo, he tenido que hablar y escribir para ayudar a los padres y madres a aguantaros. Sin embargo, hoy he pensado que no era justo, que también debía hablar y escribir considerando tu punto de vista, tus sentimientos, tus felicidades e infelicidades, tus rabias.

Seguro que una de las primeras cosas que has aprendido estos días es el sentido de la extraña palabra “confinamiento”. Es una expresión de los mayores que viene de cuando la tierra no tenia fin, un final conocido, y los aventureros se iban a descubrir mundo. Los poderosos, las naciones de entonces, ponían límites a las entradas y salidas y “confinaban” para impedir la circulación de peligros y enemigos (hoy prohibirán, ya prohíben, por ejemplo, Instagram).

Estos días, de golpe, nos han hecho saber que este mundo global en el que todo está en comunicación se reduce a tu casa (o, si tienes esa suerte, a tu habitación). Hasta ahora, cuando llevamos poco más de una semana encerrados, si el wifi que tienes es potente, no le has encontrado demasiados inconvenientes. Sólo uno muy importante: pasar 24 horas cada día al lado de tus padres (sin poder “salir”, huir, solo estar bajo su control).

Me temo que las tensiones se van acumulando. Acabo de preguntar a un chico al que intento ayudar a orientarse en la vida cómo le va a su saco de boxeo que tiene colgado en la terraza y me ha respondido esto: “Está fatal… ya le estoy dando sin guantes”.

Supongo que también te das cuenta de que no eres el único en esta situación, de que las personas que están a tu lado también se ponen “histéricas”, están a punto de explotar, especialmente si tú enciendes la mecha. Aunque, siendo honesto, la verdad es que tú y ellas vivís la mayor parte del día felizmente en paz.

Como me temo que esto va para largo, he pensado que te podía vender una “guía de supervivencia”. Por eso, me he puesto a escribir una lista de argumentos para construir y mantener una relación civilizada y razonable con tus padres (que, cuando nadie te ve o te escucha, puedes reconocer que los quieres y los necesitas):

  1. A los padres y madres les suelo explicar que no hace falta que se peleen contigo por todo. A ti te tengo que decir que, aunque necesitas hacerlo porque ahora te sientes diferente, tienes que negociar cuántas batallas están dispuestos a aguantar (tú sabes muy bien que la mayoría de las veces son batallitas sin importancia real). Puedes pedir tolerancia, pero vigila. Tu madre y tu padre también tienen sentimientos y les haces daño.
  2. Como te decía, si tienes la suerte de tener habitación para ti, deja claro que es tu espacio. Pero deja entrar a ratos (al menos el aire) y sal para compartir una parte de tu vida. Además de estar confinado, no te recluyas en una celda.
  3. De tanto en tanto, sorprende a tu madre o a tu padre preguntándoles cómo les va la vida, la de ahora y la que tenían fuera (es posible que antes estuviesen tan ocupados que, como no os veíais demasiado, no tengas ni idea de lo que es importante en sus vidas).
  4. No se me ocurrirá decirte que no vivas entre pantallas. Gracias a internet y a tu móvil puedes descubrir cada día que la vida sigue. Tan solo te sugiero que te pares en algún momento a hacer balance de todo lo que vas viviendo en la pantalla (cuánto tiempo conectado con los amigos, cuánto buscando información, cuánto escuchando música, cuánto con las series, cuánto leyendo, creando, escribiendo…). Así, cuando te digan aquello de “todo el día con la pantalla perdiendo el tiempo”, podrás tener argumentos para la respuesta.
  5. Supongo que has comprobado de qué manera el encierro va poniendo un poco “neuras” a los adultos. Se ponen hiperactivos para no pensar. No te pido que te ralles, pero cuando estás tranquilo o tranquila en tu habitación, dedica un poco de tiempo a descubrir cómo te sientes, qué vives, qué te emociona. Como siempre afirmas que los mayores no pueden entender lo que vives tú, ahora tienes la ocasión para tratar de aclararte y descubrir los líos que tienes por dentro.
  6. Estoy convencido de que no echas de menos el instituto (bueno…la vida del instituto sí). En cualquier caso, lo peor que te puede pasar es que pasen los días sin saber más. Destina tiempo a descubrir y aprender y creo que te iría bien preguntarte cada noche: “¿Qué he aprendido, descubierto, hoy?”. Si miras lo que mucha gente va difundiendo estos días en las redes, puedes comprobar que no suelen tener mucha idea de lo que hablan, se lo creen todo, no saben cómo funciona el cuerpo humano, confunden los sistemas políticos, no imaginan un mundo más justo, etc., etc. Estar encerrado no puede convertirte en analfabeto social ni en un pasota de la ciencia que se guía por el horóscopo. No te conformes con hacer (o no hacer) pasivamente los deberes que te han enviado por internet. Molesta un poco a tus profes (todas y todos tienen alguna manera de ser localizados y entrar en contacto) para que se preocupen por ti y por tus compañeros y compañeras. Habla con tus colegas de todo lo que ahora descubrís solos y luego podréis explicar a los que os enseñan.
  7. A pesar de todo, tienes a los amigos y amigas bastante cerca. No estáis juntos, pero hacéis vida juntos. Ahora, puedes comprobar cuánto los necesitas y cuánto te necesitan ellos y ellas a ti. Si el encierro te cogió en la fase de los besos y los abrazos, la intensidad del amor y de la añoranza tendrá que ser virtual, pero no se va a romper. No todos tus amigos y amigas tienen las pequeñas comodidades que tú tienes y su wifi o sus datos del móvil son pobres. Nada te impide pensar en cómo ayudar a un amigo.
  8. Tener que vivir inevitablemente juntos, a pesar del cariño, comporta ponerse de acuerdo en cómo vivir. Seguro que tu madre (o tu padre) desde el primer día ha querido repartir las responsabilidades de la casa. Lo que probablemente quiere tu padre (o tu madre) es que todo el mundo tenga su horario. A ti siempre te ha molestado que esté previsto lo que hay que hacer en cada momento. No tienes opción. Tu vida pasa ahora por acordar, pactar y recordar que la convivencia será fruto del acuerdo. Reclama opinar y participar, pero olvida por unas semanas tu tendencia a escaquearte y no desgastes más a tus padres haciendo que te lo tenga que repetir todo varias veces.
  9. No tienes clase ni de sociales ni de historia ni de biología ni… pero seguro que has descubierto lo que significa vivir en un mundo global, sin fronteras posibles, desigual, injusto… También has comprobado que no sueles tener ese miedo especial que parecen sentir algunos adultos. Sin embargo, has descubierto lo que quiere decir vivir entre riesgos, qué significa aprender a protegerse (recuérdalo cuando te dé por llevar una vida algo loca).
  10. Pienso y deseo que pronto podrás salir de la “prisión” y que la vida volverá a ser genial. Cuando llegue ese momento ya volverá ser tu vida sola. Habrás descubierto qué puedes ser tú y que has de ir decidiendo cómo crees que podría ser. Recordarás lo necesarios que son los amigos y amigas. Te sentirás seguro de nuevo porque has podido sentir que tienes una madre, un padre (pesados) siempre cerca.

Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/03/30/como-sobrevivir-a-un-largo-encierro-con-tus-padres/

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Hacer tareas en casa: una oportunidad vinculante

16 de agosto de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org

Por: Istar Jimena Gómez Pereira

Hay mucho provecho que los padres de familia pueden sacarle a esta actividad con sus hijos. 

Es posible que al menos una vez a la semana, padres y madres incluyan como parte de sus labores el acompañamiento a sus hijos en la realización de tareas escolares. De acuerdo con la historia previa de cada vínculo familiar, esta labor podrá ser más o menos intensa, según diferentes factores: la edad de la hija o el hijo, el nivel de autonomía, el deseo de participación de los padres, las prácticas y rutinas de estudio aprendidas, entre otras.

Quizás para algunas familias, fluya fácilmente esta misión, mientras que para otras se convierta en un factor estresante, con aumentos en el tono de voz y síntomas de impaciencia.  Puede que existan experiencias en las que los padres terminen rindiéndose y opten por hacer la tarea de su hijo o hija, puesto que es una opción práctica: rinde más y el estrés es menor.

Los hijos e hijas, independiente de su edad, requieren espacios de encuentro y vínculos amorosos, claros y estructurantes con sus padres: el acompañar a sus hijos a hacer las tareas, es una de ellas. Nótese que he hablado de “acompañar a” y no “de hacer con”, la diferencia es muy importante: en la primera usted y su hijo/hija comprenden que la responsabilidad radica en quien tienen el rol de estudiante, es decir, en su hijo o hija, y desde ese lugar, cuenta con el apoyo del adulto.

En el segundo lugar, se tiende a considerar la tarea escolar como una responsabilidad compartida padres e hijos y se desdibujan los límites de este ejercicio: que su hijo/hija practique el aprendizaje, y que aprende el valor de la responsabilidad y la competencia de la autodisciplina o el ritmo propio.

Es posible que acompañar a hacer la tarea, no sea tan interesante como ver un partido de fútbol, una serie animada, ir a cine, salir a montar bicicleta, hacer un almuerzo en familia, servir unas onces, leer un libro. No obstante, hay mucho provecho que ustedes como padres pueden sacarle a esta interacción. Me permito compartir algunas de ellas:

  1. Conocer cómo piensa su hijo o hija: acercarse tanto a sus opiniones, análisis como a reconocer su proceso cognitivo: en qué áreas tiene más gusto, cuáles son sus talentos, qué procesos o temáticas se le dificultan más, esta es información importante si necesita darle  algún apoyo para aprender mejor.
  2. Identificar su capacidad para gestionar problemas: la tarea escolar es una gran oportunidad para ver cómo su hijo o hija reacciona ante problemas o dificultades ¿se enoja? ¿Se rinde? ¿es recursivo? ¿construye un plan o una estrategia con la cual sacar adelante su propósito? Recuerde que en la vida lo que marca la diferencia es cómo respondemos y gestionamos las situaciones que se nos presentan, la recursividad y la actitud con la que asumimos los problemas. Si usted le hace la tarea a su hijo o hija, o no importa sino la hace, le está dejando de enseñar valores y habilidades claves para el futuro.
  3. Conocer sus rutinas y ritmos de trabajo: reconocer el ritmo propio de trabajo es un factor que favorece poner en marcha cualquier actividad, así mismo, contar con una rutina organizada (espacio adecuado, horario, materiales, propósito) favorecerá la motivación y la realización misma de la tarea. Acompañar a sus hijos a hacer tareas escolares es una buena forma de orientarlos para que las construyan, un buen mensaje es enseñarlos a organizarse para que puedan realizar lo que se proponen y sentirse tranquilos con sus diferentes actividades.
  4. Identificar el nivel de tolerancia a la frustración: generalmente las tareas cuentan con cierto nivel de dificultad, los niños y adolescentes quisieran que fueran tan sencillas para terminarlas pronto y continuar haciendo sus actividades predilectas. La vida en sí misma cuenta con sus momentos de dificultad, usted como adulto lo habrá experimentado. Las tareas permiten identificar cuál es la capacidad de su hijo o hija para afrontar situaciones difíciles, así como reconocer sus reacciones. En esos momentos su apoyo será de gran ayuda, no se trata de un apoyo que suplante las capacidades de su hijo, sino de una mano solidaria que lo soporta para comprender mejor el ejercicio y encontrar una manera de resolverlo, etc.
  5. Conocer su capacidad creativa: en complemento de lo anterior, es una gran oportunidad para reconocer y formar a su hijo en soluciones creativas, elemento clave de la salud emocional. ¿Cuántas alternativas diferentes a quejarse, enojarse, arrojar cosas puede encontrar su hijo para lograr su propósito?, obsérvelo y ayúdelo a no estancarse, a ser recursivo y basarse en soluciones sanas para él y su proceso.

Si estos cinco puntos le llamaron la atención, quiero hacerle una invitación, léalos ahora desde las bondades para usted como madre o padre: “Permitir a mi hijo conocer cómo pienso”, “identificar mi capacidad para gestionar las dificultades que se me presentan con mi hijo o hija”, “Conocer cómo he aportado para que mi hijo o hija adquiera rutinas y ritmos de trabajo” “identificar mi nivel de tolerancia con mi hijo o hija”, “Conocer mi capacidad creativa para orientar o apoyar a mi hijo o hija”.

Seguramente usted y yo compartimos que reconocer lo anterior no garantiza que sea un ejercicio fácil y divertido. Si estamos de acuerdo con eso, vale la pena identificar algunas cosas que favorezcan que así lo sea:

  1. Construyan rutinas: es decir, espacios, metodologías y tiempos dedicados exclusivamente a las tareas escolares. Ayúdele a su hijo/hija a identificar qué le sirve a él/ella para concentrarse mejor y qué se lo impide, motívelo y hágale caer en cuenta de ello. Ayúdele (mientras se apropia de su rutina) a definir de acuerdo con sus compromisos semanales el mejor espacio para estudiar, tengan presente que sea un espacio físico cómodo, y un horario adecuado, no muy cercano a su hora de dormir, ni tampoco tan tarde que lo trasnoche. Que se haya alimentado bien, que se aleje de interrupciones que lo distraigan: el televisor, el chat con amigos (salvo que lo use para consultar información), entre otros que seguramente conocen mejor usted y su hijo/hija.
  2. Ayúdele a construir procedimientos: por ejemplo, revisar cuántas tareas tiene y por cuál le es más conveniente empezar (de la más difícil a la menos, quizás al revés, alternar entre una de su preferencia y otra que no); distribuir las tareas de acuerdo con los tiempos de entrega. Qué materiales y recursos necesita para hacer su tarea: el libro guía de clase, enciclopedias disponibles en la casa, sus apuntes, internet, lapiceros, cuadernos, etc. Enséñele a organizar esos materiales. Anímelo a aprender y ser auto-observador de su proceso productivo: cómo se distrae, cuando se cansa qué hace. En esos casos pararse, estirarse, poner música de su agrado, respirar, son buenas prácticas.
  3. Fortalecer la autonomía y confianza en su hijo/hija: no haga por su hijo/hija lo que usted está seguro(a) que él/ella puede hacer por sí mismo. Recuerde que entre mayor sea su hijo/hija, mayor autonomía deberá tener para asumir sus responsabilidades. Que no le gane a usted el afán de terminar la tarea para hacer otras cosas. Permítale que disfrute de lo que logra. Por ejemplo, después que haya logrado resolver un problema de matemática, déjeselo saber, por ejemplo: “hijo te diste cuenta de que al comenzar la tarea pensaste que no podías y sin embargo, con paciencia y persistencia lo lograste”.
  4. Construya límites: recuerde que la tarea es una responsabilidad de su hijo/hija, usted es un acompañante que lo motiva y le facilita comprender mejor en caso de que lo requiera. Por su bien y el de su hijo/hija, defina momentos limitados para ese acompañamiento de acuerdo con posibilidades reales entre semana y en fin de semana. Sea firme y amable con esos espacios definidos, por ejemplo: si con su hija acordaron dos horas de acompañamiento para tareas, y ella se despista y no quiere avanzar, con amor y claridad, hágale saber que usted está durante el tiempo acordado disponible, después de ello se retirará a atender sus compromisos personales. Diez o quince minutos antes que se cumplan las dos horas acordadas, le indica que pronto terminarán y al terminar ayúdele a ver las cosas constructivas que pasaron durante el tiempo de acompañamiento y las que podrían mejorar para el próximo acompañamiento. Claro, en su criterio estará si es necesario extender o disminuir esas dos horas de acompañamiento dada la complejidad de las tareas.
  5. Respire cuantas veces necesite: sí, respiren cuántas veces necesiten, porque los ritmos de los niños no coinciden con nuestros ritmos como adultos, ni su nivel comprensivo ni sus tiempos de concentración. Así que respiren.

Construyan una comunicación respetuosa: Procure no referirse de manera despectiva a su hijo/hija cuando se equivoca, “torpe, bruto, lento”, entre otras expresiones que deterioran el vínculo y afectan la autoestima de su hijo, así mismo corríjale cuando se refiera a sí mismo usando esas expresiones, muéstrele cómo tener dificultades para comprender algo no es igual a ser “bruto”.

Construyan pactos para manejar las emociones negativas que surjan, por ejemplo, reconozcan cuándo se enojan y conversen sobre eso “hija cuando tú te pones terca con la idea yo me estreso, me gustaría que antes de cerrarte a la idea me oigas”, “cuando tú me gritas me dan ganas de no ayudarte”. Permita que sus hijos le cuenten cómo se sienten también. Anticipen comportamientos y construyan soluciones igualmente anticipadas:

“Hijo, la última vez que te acompañé a hacer tu tarea, te enojaste y tiraste tu cuaderno, me siento irrespetado cuando haces eso. ¿Si se volviera a presentar una situación que te enoje como esa, qué se te ocurre que podrías hacer antes de reaccionar de esa manera?

Recuerde, que su hijo/hija reacciona de esa manera porque no ha experimentado o apropiado otras mejores, por eso, es posible que en principio no se le ocurran muchas ideas, así que está bien darle una mano, por ejemplo: ¿qué tal si te paras y respiras? ¿Qué tal si me hablas de lo que sientes? ¿Qué tal si cierras los ojos y chequeas como te sientes y lo dibujas?

Acuerden en conjunto qué pasa si logra avanzar con sus rutinas. Ojalá no se trate de premios materiales, exploren otros caminos como disfrutar un helado, ver la película favorita en familia, salir al parque, etc.

Recuerde que nada de lo anterior funciona por un día, se requiera constancia y práctica, y como todo, hay días en los que usted como adulto tendrá más paciencia y otros en los que no; habrá días en los que su hijo/hija esté más dispuesto, otros en los que no tanto. No desista, así es la vida, sigan con las rutinas fortaleciendo su vínculo, es el regalo más importante que un niño recibe de sus padres.

Mucho ánimo con esa importante labor como padre/madre y que la aprovechen al máximo!!!

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/columnas/hacer-tareas-en-casa-una-oportunidad-vinculante

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México: Crece aceptación de Homeschooling

América del Norte/México/06 de Noviembre 2016/Fuente: media.imparcialoaxaca/Autora: Yadira Sosa 

El método de enseñanza surgió en EU en la década de los 70 y llega a México, como una alternativa a las escuelas convencionales

A unas semanas de haber iniciado funciones, Homeschooling México, cuenta con una gran aceptación de padres y madres de familia que han decidido guiar la educación de sus hijos.

Por medio de la red social Facebook, este proyecto inició de manera paralela al ciclo escolar 2016-2017, ante la necesidad de algunos padres de familia por educar ellos mismos a sus hijos desde casa.

El 80 por ciento de los seguidores de Homeschooling México son oaxaqueños; la mayoría acude a esta red social ante la necesidad de dar mejores oportunidades de estudio y educación a sus hijos, sobre todo ante el disgusto que ha provocado el conflicto magisterial de Oaxaca y sus constantes paros de labores.

Patricia Lucía Zorilla Zorrilla, creadora del proyecto, originaria de Oaxaca y licenciada en Ciencias de la Educación, explicó que esta página de Facebook ha tenido gran aceptación a unas semanas de darse a conocer, luego de que se registrara la incertidumbre de los paterfamilias de diferentes estados, sobre todo en Chiapas y Oaxaca, ante el retraso en el inicio del ciclo escolar y las amenazas de los docentes por no regresar a las aulas.

Para la también maestra en Administración de Instituciones Educativas, este proyecto busca demostrar que la sociedad unida puede hacer la diferencia.

«La familia es el mejor maestro, la escuela no es precisamente el lugar para aprender; basta con conectar con los intereses del estudiante para que él tome la iniciativa de aprender y que ninguna situación política o social les impida crecer», dice Zorilla Zorrilla

Al ser Facebook una red social con mucha presencia y con fácil acceso a otras páginas web, Homeschooling México está enfocada a los padres de familia de niños de maternal hasta los 15 años de edad, que por alguna necesidad o decisión, buscan trabajar con sus hijos desde casa.

Este proyecto, aclaró Patricia Zorrilla, no pretende sustituir a la escuela, sino ser una guía para los padres que han decidido tomar la educación en sus manos.

A ellos se les comparte y brinda orientación sobre temas que pueden trabajar con sus hijos en los diferentes grados. Se exponen programas de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y se cuenta con el apoyo de docentes que participan en la red con la entrega de tutoriales y videos que faciliten a los padres los métodos de enseñanza a los infantes.

La licenciada en Ciencias de la Educación explicó también que se ha orientado a los padres que preguntan sobre los programas de validación de estudios de los niveles de educación básica ante las instancias correspondientes.

Lucía Zorrilla recordó que la situación actual en el país y sobre todo de algunos estados, obliga a tomar acciones y a asumir la responsabilidad social de orientar a distancia el proceso educativo de los estudiantes que se ven afectados, principalmente por los problemas magisteriales.

«Es importante no seguir delegando a la escuela la educación y formación de nuestros hijos. Resulta ilógico creer que, ante la suspensión de clases, los alumnos se rezagan y detienen toda posibilidad de aprender. Pareciera como si el proceso de aprendizaje sólo se diera en las aulas y al salir de ellas se detuviera, como un reloj sin pila ¿Cuándo habremos perdido la capacidad de entender que aprendemos en la vida, en contacto con la naturaleza, en nuestros juegos, en nuestras conversaciones, tocando, oliendo, observando? Hoy, devolveremos a los padres la responsabilidad que siempre han tenido, pero que, parece, que cedieron domesticadamente», expresa Zorilla Zorrilla.

Por medio de Facebook, Homeschooling México ofrece acompañamiento y recursos a los padres, tutores y estudiantes para facilitarles el camino.

«Buscaremos detonar la curiosidad del estudiante, responderemos sus inquietudes y promoveremos el amor, gusto y satisfacción por aprender, descubrir, vincular, desarrollar, crear y transformar su entorno», dijo la educadora.

Luego de asegurar que un estudiante autodidacta puede lograr los mismos resultados académicos que un estudiante que asiste a la escuela convencional, Patricia Zorrilla lamentó que se vulnere el derecho a la educación de manera constante en la entidad oaxaqueña con la complicidad de las autoridades, por los constantes paros de labores y amenazas de suspensión de actividades.

Entre el bien y el mal

Para el licenciado en Psicología, Ricardo Valle Mena, la opción de los padres y madres de familia para enseñar a sus hijos en el hogar y no en un centro educativo, tiene aspectos positivos y negativos.

Por un lado, explicó, el menor contará con atención personalizada y los padres o cuidadores le brindarán lo mejor que tienen dentro de sus posibilidades, además de mejorar la comunicación entre los mismos y valorar qué información sirve o no para el niño.

«Por el contrario, los padres y madres educarán conforme a sus propias creencias, que hará que el menor crezca sin conocer otro tipo de opiniones. En un futuro, esta situación podría generar que el niño sea intolerante con las creencias u opiniones de otras personas», dijo Valle Mena.

De enseñar y educar en el hogar, los padres deben tomar en cuenta que deben conocer ciertas técnicas para facilitar el aprendizaje del menor y no tratar de reproducir la forma en cómo ellos fueron educados en el aula.

«Un aspecto negativo sería que los padres fueran subjetivos en la forma en cómo el niño va a aprender y quizá algunos no quieran abordar temas de sexualidad que ya se abordan desde educación primaria», puntualizó el psicólogo.

Destacó que los padres requieren de profesionalización para enseñar y al mismo tiempo aprender, porque no sólo basta con la supervisión, sino un acompañamiento en el aprendizaje del niño o niña.

Y es que ante los conflictos magisteriales, varios padres de familia han decidido tomar en sus manos la educación de sus hijos, sobre todo ante los constantes paros de labores y amenazas de protesta en las escuelas.

Mito o realidad

Una de las críticas más reiteradas a la escolarización en el hogar homeschooling es la acusación de que los educandos no serán capaces de participar plenamente en la sociedad, porque carecerán de socialización.

Desde el resurgimiento del movimiento a favor de la HE, a finales de la década de 1970, Los críticos al movimiento de homeschooling, han logrado perpetuar dos mitos. El primero, se refiere a la capacidad de los padres para enseñar adecuadamente a sus propios hijos en el hogar. Y el segundo, sembrar dudas de que los niños educados en el hogar logren ajustarse normalmente a la vida en sociedad.

En la actualidad, se acepta que los niños que no fueron a la escuela, en promedio, obtienen mejores resultados que sus pares de la escuela pública o privadas. El estudio más reciente, Homeschool Progress Report 2009 (Informe de Progreso Homeschool 2009), realizado por el National Home Education Research Institute (Instituto Nacional de Investigación de Educación en el Hogar), evaluó a más de 11 mil estudiantes. Se demostró que el educando promedio alcanzó 37 puntos porcentuales más, en exámenes de rendimiento estandarizados, que los alumnos de las escuelas públicas.

El segundo mito, sin embargo, es más difícil de tratar porque los niños que fueron educados en sus hogares, en cantidades importantes, en las décadas de 1980 y de 1990, hasta ahora tienen edad suficiente y están en condiciones de demostrar su éxito como personas maduras.

Las familias que optaron por el homeschooling sabían que las críticas sobre la falta de socialización adecuada eran infundadas, porque tenían la experiencia de sus propios hogares.

En una investigación, la Home School Legal Defense Asociation (Asociación de la Defensa Legal del Homeschooling) encargó un estudio en 2003, titulado Homeschooling Grows Up (Crecimiento de la educación en el hogar), para indagar cómo los niños que estudiaron en casa llegaron a la edad adulta. El resultado fue que en todos los ámbitos de la vida, como la obtención de empleo, la satisfacción con escuela en casa, la participación en actividades comunitarias, el voto, etc., los adultos resultaron más activos y comprometidos en la vida social, que sus pares de las escuelas.

Fuente de la noticia: http://imparcialoaxaca.mx/especiales/dZt/crece-aceptaci%C3%B3n-de-homeschooling

Fuente de la imagen:  http://media.imparcialoaxaca.mx/imagenes/large/58175566a205414019ffb3ab.jpg

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