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El documental para entender cómo los primeros años definen el futuro de los niños

Por: ABC

Brain Matters plantea una solución prometedora a muchos de los problemas del mundo actual.

Entender lo que necesitan los niños los primeros años de vida para que comiencen de la mejor forma posible y alcancen su máximo potencial en la edad adulta. Es la premisa sobre la que se construye el documental Brain Matters, que desde esta semana está disponible en YouTube, con el objetivo de llegar al mayor número posible de padres y educadores. Según informan sus productores, han decidido abrirlo al máximo público posible porque su objetivo es crear conciencia para promover los cambios necesarios en la política pública y privada.

Desde junio de 2019, el documental ha tenido una excelente acogida en la comunidad científica y educativa internacional, junto a un gran éxito de crítica y audiencias en proyecciones privadas.

Los productores han vinculado su lanzamiento gratuito mundial a una iniciativa aún mas ambiciosa del Desarrollo de la Primera Infancia (ECD, siglas en inglés) a través de Change.org. Se trata de una petición a líderes globales para que conviertan sus promesas en acciones reales y desarrollen e implementen sistemas y programas integrales para niños, padres y educadores de todo el mundo independientemente de su raza, nivel profesional, cultura o status socioeconómico.

Para romper el ciclo global de pobreza y desigualdad, una de las políticas mas eficaces será garantizar el acceso al desarrollo de calidad de la primera infancia. Se trata de uno de los factores clave relacionados con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Los líderes globales reconocen la necesidad de invertir en los primeros años de vida, pero muchos se han quedado cortos a la hora de asignar los fondos y el impulso necesario para que este movimiento global consiga mejoras permanentes.

El documental es un encargo de Genesis Foundation y repasa los últimos avances científicos en el desarrollo del cerebro en los primeros años de vida. Incluye testimonios de científicos, educadores economistas e institutos de investigación y centros de formación de primera línea, facilitando una mejor comprensión de cómo los primeros años ayudan a modelar y definir el futuro de los niños. La película demuestra de forma científica cómo los programas de calidad de Desarrollo de la Primera Infancia facilitan la oportunidad para que todos los niños prosperen.

Se trata del segundo largometraje dirigido por Carlota Nelson, cineasta afincada en Madrid y miembro de la Academia Española de Artes y Ciencias Cinematográficas. Nelson dedicó 8 meses a la investigación y contacto previo con los líderes mundiales en neuro-ciencia y la comunidad de ECD (Desarrollo de la Primera Infancia) antes de comenzar los rodajes.

«Brain Matters demuestra lo importantes que son los primeros años de vida y cómo ayudan a definir quienes somos realmente» apunta Carlota Nelson. «Esta realidad tan reveladora nos anima a compartir el documental de forma gratuita con el mundo para que nos replanteemos cómo educar a nuestros niños de manera que puedan tener el mejor comienzo en sus vidas».

Rodado en Colombia, India, México, Reino Unido, y Estados Unidos durante dos años, Brain Matters plantea una solución prometedora a muchos de los problemas del mundo actual que son consecuencia de un defectuoso entendimiento del potencial de los primeros años de vida.

El desarrollo saludable del cerebro del niño depende de un entorno seguro y estimulante, buena nutrición, salud y sobre todo de un cuidado y atención sensibles a sus necesidades. «Cuando los niños no crecen en un entorno favorable al sano crecimiento del cerebro -del que dependerá su futura creatividad, pensamiento crítico, capacidad de aprender, habilidades lingüísticas, conducta e incluso su salud y felicidad- empiezan con mal pie incluso antes de que comience la partida de la vida», comenta la responsable de Desarrollo de la Primera Infancia de UNICEF, la doctora Pia Rebello Britto. «Este documental transformador demuestra cómo el potencial de los niños puede optimizarse y porqué hacerlo bien desde el principio produce beneficios a lo largo de toda su vida».

«Como consecuencia de los programas que diseñamos y aplicamos estamos siendo testigos del considerable impacto que el desarrollo de la primera infancia tiene en el aprendizaje y el éxito futuro de los niños. Estamos muy ilusionados de compartir Brain Matters con el mundo como un avance de las experiencias aprendidas y el nuevo conocimiento adquirido» afirma Cristina Gutiérrez de Piñeres, directora ejecutiva de Genesis Foundation.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-documental-para-entender-como-primeros-anos-definen-futuro-ninos-202001310158_noticia.html

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Entrevista con Nora Rodríguez: «Muchos programas antibullying no funcionan porque no tienen en cuenta lo que ocurre en el cerebro»

Por: Carlota Fominaya

Entrevista con Nora Rodríguez, experta en el estudio de la violencia escolar, mentora de líderes internacionales, y fundadora de Happy Schools Institute.

¿Es posible acabar con el acoso? ¿Cuál es el papel de los profesores en la lucha contra esta lacra? Hablamos con Nora Rodríguez, experta en el estudio de la violencia escolar, mentora de líderes internacionales, y fundadora de Happy Schools Institute, donde combina la Neuroeciencia con la educación para la Paz, sobe esto, y sobre el programa LAZOS, destinado a prevenir e intervenir frente al bullying, que imparte a docentes y alumnos.

Usted afirma que muchos programas antibullying no funcionan porque no tiene en cuenta lo que ocurre en el cerebro. ¿Puede explicar por qué?

Más exactamente, porque no se educa en sintonía con el cerebro social. Porque hoy sabemos mucho sobre el aspecto social del cerebro y de las aptitudes internas, relacionadas con el cuidado del grupo, y sin embargo no se lleva este saber a las aulas para que los alumnos de todas las edades puedan ejercitar con otros aquello que nos hace humanos, esto es, sacar lo mejor de sí mismos. Los seres humanos somos mucho más buenos que malos. Por el contrario, se pone todo el esfuerzo en prevenir la violencia en las aula mediante enseñanzas en las que el adulto repite «eso no está bien, no lo hagas», y no se le dan a los alumnos oportunidades continuadas para que puedan actuar desde lo que son, desde las capacidades que nacen de su interior y que nos permiten desarrollar la empatía, la generosidad, el altruismo, la ayuda mutua….

Y ello sin contar que se tiende a frenar la violencia cuando se visibiliza con medidas disciplinarias firmes que a menudo incluyen mecanismos de exclusión, sin tener en cuenta que estos mismos mecanismos a menudo generan más acoso a mediano y largo plazo. Sé que es difícil entender, pero no alcanza con decir una y otra vez a los alumnos «no aceptamos que te comportes así», independientemente de que este sistema pareciera que tiempo atrás ha funcionado.

¿A qué alternativas se refiere?

Hoy hay otros paradigmas, otro modo de promover el aprendizaje social. Por ejemplo, sabemos que los alumnos deben reflexionar, prever consecuencias, y si no las han previsto, reparar. Durante las últimas dos décadas, una ola de investigaciones científicas ha documentado repetidamente el impacto dañino y duradero del acoso escolar entre los jóvenes. Investigaciones de todo el mundo han demostrado que el acoso escolar, considerado durante mucho tiempo como un rito de paso benigno, en realidad contribuye a la violencia y los problemas de salud mental. En respuesta, se han desarrollado una gran cantidad de programas contra el acoso escolar pero no sólo no han servido sino que en algunos casos lo han agravado.

… ¿Y el cerebro?

A diferencia de lo que creíamos hace algunos años, en la actualidad saber que nuestro cerebro es tremendamente moldeable por plasticidad neuronal, así que puede reorganizarse de forma estructural y funcional adaptándose continuamente en cada aprendizaje. Esto abre una puerta a la esperanza también frente al bullying, podemos esperar también lo mejor de los alumnos, independientemente de lo que hayan hecho, de la edad que tengan y del momento de desarrollo por el que estén pasando. En este sentido, si excluir y dejar a los alumnos fuera de juego los perjudica como persona, o no creer en ellos, o someterlo a exclusión social, ya sabemos que el resultado no va a ser satisfactorio. De hecho, la exclusión provoca el mismo dolor que una herida física, y el cerebro necesita de relaciones sociales, sentir que somos aceptados, que pertenecemos a un grupo, algo tan básico y fundamental como la alimentación. Los seres humanos necesitamos sentirnos integrados socialmente porque este es un factor de supervivencia. El daño causado por la exclusión social que a veces acompaña a las situaciones de bullying, no es sólo mental.

También se sabe que los niños y adolescentes ven afectado el córtex prefrontal ventral, cuya función consiste en regular la angustia que desencadena el dolor. Esta reacción cerebral es un aviso para que la persona proceda a la integración antes de que sea demasiado tarde para su vida. Todos los niños son conscientes de que están siendo marginados, lo cual llevado al ámbito educativo, hemos de ser conscientes de que sus cerebros se vuelven menos eficientes. Los neurotransmisores y las hormonas se liberan de manera diferente ante estímulos de peligro para la supervivencia que para situaciones agradables y de recompensa. Cuando la percepción es de peligro, la respuesta de nuestros alumnos será de lucha o de huida, secuestrando a la amígdala, bloqueando a la corteza prefrontal y a las funciones ejecutivas, es decir, las buenas decisiones. Lo cual perjudica no sólo el pensamiento analítico, sino también el pensamiento creativo y la resolución de problemas.

Es decir, cuando los alumnos necesitan sus habilidades mentales más sofisticadas, si hay bullying, y las respuestas al peligro provocadas en situaciones sociales tienden a ser más intensas y duraderas que la respuesta de recompensa en el cerebro, las funciones ejecutivas son bloqueadas.

¿Cuál es el papel del profesor en estos casos?

Personalmente, creo que no tienen en cuenta que cualquier alumno de sus clases sí sabe si hay intimidación, y también saben entre quiénes se produce. Esta es un gran ventaja, obviamente no para preguntarles, pero sí para enseñarles a detectar cuáles son las señales de que hay que actuar, y con qué recursos cuentan como grupo para frenarlo. En ningún caso usar la mediación llevada a cabo por ellos, porque eso se ha comprobado lleva a los mediadores a ser posibles víctimas. Si se ayuda a los alumnos de que ellos tienen todas las herramientas personales y emocionales que necesitan, y que necesitan pararlo entre todos, entonces ellos dejarán de poner excusas para no hacer nada. Hay que explicarles a los alumnos que la frase de Martin Luther King: «No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que sí me preocupa es el silencio de los buenos»… indica que ya no alcanza con tener el deseo de apoyar a la víctima y justificarse: hay que actuar, y hay que hacerlo en grupo.

Ya sabemos que uno solo no puede parar el bullying, ni dos, ni cinco, tienen que ser todos. Más cuando los que la ignoran creen tener razones fundamentadas según demuestran la investigaciones. («No es mi problema si alguien que no conozco está siendo atacado»; «No es agradable entrometerse en los asuntos de alguien»; «Ellos pueden resolver todo por sí mismos»; «No quiero ser un chivato contándoselo a un maestro»; «Él o ella debe defenderse por sí mismo»; «La mayoría de las personas pueden cuidarse a sí mismas y, a veces, las víctimas se lo merecen».

Sin contar que, lamentablemente, algunos niños y adolescentes, como algunos adultos, aprueban la intimidación, encuentran atractiva la violencia o la posibilidad de violencia. También frases como «me encanta ver pelea»; «A todos los niños les gusta divertirse y yo soy parte de eso»… son algunos ejemplos de esto.

¿Qué le dice usted a los profesores a los que forma?

Cuando formo a los profesores para que sean líderes en las aulas, les doy estrategias para que puedan hacen sentir bien a sus alumnos, teniendo en cuenta qué pasa en el cerebro, creando un clima positivo en el aula, dando autonomía para tomar decisiones, enseñándoles a dar algo de lo que saben hacer, enseñándoles cómo se establecen buenas relaciones, practicando el agradecimiento, la amabilidad, entre otros. Esto favorece la respuesta de recompensa, hay más dopamina en el cerebro, y la recompensa social es que tiene efectos duraderos, lo cual favorece el clima del aula, con una clase más efectiva, abierta a ideas y más creativa. Los docentes con alto liderazgo les hablan a los alumnos de quiénes son con sus características individuales, les ayudan con cierta periodicidad a los alumnos a ensayar lo que podrían decir en presencia de un acosador.

¿Cómo sería entonces un programa antibullying ideal?

Sin duda los que fomentan ante todo los buenos vínculos en el aula, el respeto y la reparación como forma de aprendizaje social. El aula, y por extensión el colegio, necesita ser vista ante todo como un laboratorio socioemocional, que permita poner en marcha lo que nos define como humanos. Y para ello es necesario que los docentes se perciban líderes inspiradores, transformadores, sintiendo que son importantes para sus vidas.

Se piensa en programas pero hay que pensar en cómo deseamos ser tatados, y qué podemos hacer por los demás. Algunos programas han demostrado ser efectivos, otros no, y otros no han sido evaluados científicamente. Ahora lo que identificamos e implementamos son mejores prácticas de prevención e intervención.

¿Cree que en algún momento será posible borrar el bullying de las aulas?

Sí, cuando sea prioritario conocer a las personas a las que se educa, y crear con ellas y entre ellas vínculos positivos. De ese modo, en lugar de poner el foco en lo que no saben, en lo que no aprenden, se tratará de descubrir qué los hace auténticos, como sus talentos y fortalezas les ayudan a aprender, y focalizarse más en conseguir relacionarse mejor con los demás.

Crear sistemas de ayuda mutua, practicar la generosidad, altruismo, y no sólo para planificar clases dinámicas y colaborativas en donde los alumnos cumplan un rol, sino para que se sientan parte del aula, porque si el cerebro reptiliano está tranquilo, y el instinto de pertenencia satisfecho, el ambiente del aula mejora de un modo increíble.

¿Qué es exactamente Lazos?

Un conjunto de buenas prácticas de alto alcance que pone el foco en los vínculos positivos, con 22 desafíos destinados a desarrollar aptitudes internas que los hacen mejores seres humanos, como la generosidad, la amabilidad, la empatía, la ayuda mutua, entre otros; primero en el colegio, pero luego el desafío va hacia las familias, y así uno cada mes, o dos, dependerá del colegio, el caso es que cada alumno es un mediador positivo entre el colegio y la familia. El programa incluye la formación liderazgo del docente, y 300 estrategias en las aulas para frenar el bullying según la fase en que se encuentra, y la edad de los alumnos, usando el espacio como cómplice, dinamizándolo según las necesidades.

El objetivo es el contagio de emociones constructivas. Con un enfoque de «toda la escuela», con una acción coordinada a nivel del estudiante individual, el aula y la escuela, evitando programas y estrategias que los dejen los dejan mal equipados emocionalmente para enfrentar sus problemas sociales y emocionales.  Y volvemos al cerebro, porque desde el nacimiento tenemos la capacidad para aprender interactuando con los demás porque disponemos de neuronas espejo que se activan cuando realizamos una acción, pero también cuando observamos a otros realizarla, del mismo modo, nos copiamos también de emociones negativas o positivas.

Así que jugamos con ventaja, porque una función básica de los grupos es el deseo de armonizar. Es una necesidad de nuestro cerebro estar en sintonía. Buscamos que ellos encuentren en su interior que hacer y lo hagan.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-muchos-programas-antibullying-no-funcionan-porque-no-tienen-cuenta-ocurre-cerebro-201912090145_noticia.html

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El juego libre cablea neuronalmente el cerebro y lo prepara para el éxito social y académico

Por: Terra Mater. 

Cuando se trata del desarrollo del cerebro, el tiempo en el aula puede que sea menos importante que el tiempo en el patio de recreo.

“La experiencia del juego cambia las conexiones de las neuronas en la corteza prefrontal del cerebro” -afirma Sergio Pellis, investigador de la Universidad de Lethbridge en Alberta, Canadá- “y sin experiencia de juego, esas neuronas no cambian”.

Son esos cambios en la corteza prefrontal durante la infancia los que ayudan a conectar neuronalmente el centro de control ejecutivo del cerebro, que tiene un papel fundamental en la regulación de las emociones, en capacidad para planificar y en la resolución de problemas, dice Pellis. Así que el juego -añade- es lo que prepara a un cerebro infantil para la vida, el amor y hasta para la escuela.

Pero para producir este tipo de desarrollo del cerebro, los niños necesitan dedicar suficiente tiempo al juego libre: ni entrenadores, ni árbitros, ni reglas externas -afirma Pellis.

“Ya se trate de juegos rudos o de dos niños que decidan construir un castillo de arena juntos, los propios niños tienen que negociar, bueno, ¿qué vamos a hacer en este juego? ¿cuáles son las reglas que vamos a seguir?” dice Pellis. El cerebro construye nuevos circuitos en la corteza prefrontal para ayudarle a navegar en estas complejas interacciones sociales, dice.

Aprender de los animales

Mucho de lo que los científicos saben acerca de este proceso proviene de la investigación sobre las especies animales que participan en el juego social. Esto incluye gatos, perros y la mayoría de los otros mamíferos. Pero Pellis dice que también ha visto juego en algunas aves, incluyendo jóvenes urracas que “se agarran unas a otras y empiezan a luchar en el suelo como si fueran cachorros o perros”.

Durante mucho tiempo, los investigadores pensaron que este tipo de juego rudo podría ser una manera de que los animales jóvenes desarrollen habilidades como la caza o la lucha. Pero los estudios en la última década sugieren que no es el caso. Los gatos adultos, por ejemplo, no tienen problemas para matar a un ratón, incluso si se les ha privado de jugar cuando eran gatitos.

Así que investigadores como Jaak Panksepp de la Universidad del Estado de Washington han llegado a creer que el juego tiene un propósito muy diferente:

“La función del juego es construir cerebros prosociales, cerebros sociales que sepan
cómo interactuar con otros de forma positiva”

Panksepp ha estudiado este proceso en ratas, a las que les gusta jugar e incluso producen un sonido distintivo que él ha etiquetado como “risa de rata.” Cuando las ratas son jóvenes, el juego parece iniciar cambios duraderos en las áreas del cerebro utilizadas para pensar y procesar las interacciones sociales, dice Panskepp.

Los cambios implican activar y desactivar ciertos genes. “Encontramos que el juego activa toda la corteza cerebral”, -dice-“y que de los 1.200 genes que medimos, aproximadamente un tercio de ellos cambiaron significativamente simplemente por tener media hora de juego”.

Por supuesto, esto no prueba que el juego afecte a los cerebros humanos de la misma manera. Pero hay buenas razones para creer que sí, dice Pellis.

Por un lado, dice, el comportamiento del juego es notablemente similar entre las especies. Las ratas, los monos y los niños se adaptan a reglas similares que requieren que los participantes tomen turnos, jueguen limpio y no inflijan dolor. El juego también ayuda a las personas y los animales a ser más competentes socialmente, dice Pellis.

Y en los niños -dice-a ventaja añadida es que las habilidades asociadas con el juego conducen en última instancia a mejores calificaciones. En un estudio, los investigadores descubrieron que el mejor predictor de desempeño académico en octavo grado era la destreza social del niño en tercer grado.

Otro indicio de que el juego es importante, dice Pellis, es que “los países en los que se tiene más tiempo de recreo tienden a tener un rendimiento académico más alto que los países en los que el recreo es menor”.

Fuente del artículo: https://terramater.es/el-juego-libre-cablea-neuronalmente-el-cerebro-y-lo-prepara-para-el-exito-social-y-academico/?fbclid=IwAR0hZKpDMVlPCBTx–oX3ZeAvZ-1j92JklzIK3CdEjOj9On9SOtoD7oKFcY

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Entrevista a José Antonio Marina: «Google quiere ser la gran educadora; quiere ser el tercer hemisferio cerebral de todas las personas»

Entrevista/31 Octubre 2019/Autor: Daniel Sánchez Caballero/El diario la educación

El último libro de Marina trata de explicar la historia de la inteligencia, desde la invención de la ciudad y la vida en común hastsa el papel que juegan las grandes empresas en el desarrollo de nuevas formas de pensar y enseñar.

Entrevistar a José Antonio Marina es un problema para el periodista. Cada respuesta que da este filósofo, profesor y escritor -entre otras cosas- da pie a varias preguntas más, en un bucle sin fin hasta que se acaba el tiempo y la mitad de las preguntas que se traían pensadas en origen se quedan en el tintero. Marina está promocionando su último libro, Historia Visual de la Inteligencia (Conecta), en el que reflexiona junto al arquitecto e ilustrador Marcus Carús en el doble formato escritura-dibujo (“la palabra analiza, el dibujo concentra”) sobre la inteligencia humana, su evolución a lo largo de la historia y su funcionamiento. Utilizando la figura de Usbek, un extraterrestre que trata de comprender a la humanidad en una visita a la Tierra, el filósofo alerta en este libro sobre la teórica pero inminente llegada del cuarto gran hito en la evolución de la inteligencia humana, la que nos convertirá en posthumanos, y los peligros que encierra.

Para fijar el marco en el que nos vamos a mover: ¿cómo defines la inteligencia?

La función principal de la inteligencia es dirigir bien la conducta. Y para eso necesita manejar la información, necesita aprender con rapidez, gestionar las emociones. Y necesita -y esto ya es específico del ser humano- ser capaz de dirigir todo esto hacia metas. En los animales todo eso está dirigido hacia metas ya determinadas por el impulso o los institutos, y la inteligencia humana lo que hace es crear metas tan diferentes. Cuando analizas la inteligencia a lo largo de la historia tienes que pensar por qué se le han ocurrido cosas tan raras a lo largo de la historia. Cosas que han ido tirando del ser humano para que invente cosas nuevas. Por eso es muy expansivo, no tenemos unos sistemas de comportamiento muy predeterminados. Somos bastante libres en el sentido de que podemos elegir las metas, y entonces se pone todo el mecanismo de la inteligencia en funcionamiento: busca la información, la gestiona, se equivoca y corrige… Todo ese complejo mecanismo es en lo que consiste la inteligencia.

¿Hasta qué punto se pueden elegir las metas? ¿Crees en la libre voluntad del ser humano?

Ese es el problema. Todos creemos que podemos elegir y, sin embargo, de donde nos han venido los problemas ha sido de la neurología. Toda la teoría de la inteligencia que yo manejo comienza en la neurología y termina en la ética como forma de organizar la conducta por valores. Los neurólogos, desde hace ya bastante tiempo a raíz de los trabajo de Benjamin Libet, descubrieron una cosa muy desasosegante: que alrededor de 200 milisegundos antes de que yo decida hacer una cosa se han activado ya las zonas premotoras del cerebro. El cerebro ya lo había decidido. Parece que nosotros estamos asistiendo a algo que el cerebro ha decidido por su cuenta. Por eso los neurólogos dicen que nosotros no somos libres, porque el cerebro actúa por su cuenta. Esto es irrebatible. Se han repetido y ampliado las experiencias hasta los 8-9 segundos, que para el cerebro es mucho tiempo, y parece que ya lo había decidido. Por eso en mis discusiones con los neurólogos, en particular con Joaquín Fuster, digo que eso es verdad, pero el ser humano puede conseguir un margen de libertad grande porque puede diseñar su propio cerebro. Es como si pudieras marcar los dados. Luego los dados deciden la jugada, pero los has marcado primero. De esa manera, el cerebro va a tomar las decisiones por su cuenta, pero a partir del diseño que le he dado yo. Eso es lo que a lo largo de la historia ha intentado hacer la educación, diseñar el mecanismo que me va a dirigir. Si no lo diseñas, el cerebro va a ir por su cuenta, utilizando todas sus redes, y la neurológicamente más potente pasa a la acción. Nosotros hemos establecido sistemas de salvaguardia, hemos potenciado lo que yo llamo la aduana antes del paso a la acción. Es decir, lo que nos va viniendo son deseos, impulsos, y lo que hacemos es pararnos. Lo comparamos con los criterios de evaluación que poseo y entonces hay tres opciones: o dejo pasar a los deseos, o los anulo o pido al cerebro otra solución.

Aunque no es un concepto nuevo en tu pensamiento, en el libro hablas del “bucle prodigioso” entre inteligencia y cultura. ¿Qué es?

El asunto educativo es una evolución de la inteligencia humana interesantísima. Una parte es biología (el cerebro ha evolucionado en tamaño, en conexiones, hemos desarrollado muchísimo los lóbulos frontales, que son el director de orquesta y donde está la aduana), pero también hemos hecho lo que he llamado en otros libros “el bucle prodigioso”, por el que la inteligencia crea cultura y la cultura crea inteligencia. Se crea entonces una especie de bucle expansivo, porque la cultura permite pensar en más cosas. Un ejemplo: hay idiomas primitivos que solo tienen palabras para distinguir “uno” y “muchos”, o “uno”, “dos”, “tres”, “cuatro” y “cinco”. Si solo puedes definir hasta cinco, el pensamiento matemático que puedes tener es pobrísimo. Cuando la cultura empieza a crear anotación algebraica, no lo hace por una cuestión para matemáticos, sino para dotarnos de herramientas para pensar en más cosas. Cuando se inventa la anotación musical se pueden componer cosas que sin anotación musical no se pueden pensar. Con la anotación gregoriana solo Beethoven no habría podido pensar en conjuntos orquestales porque no tenía herramientas mentales. Ahí se produce una especie de sinergia expansiva entre lo que crea la inteligencia y después recibe. Ahora estamos en un momento especialmente notable, porque lo que recibimos son gigantescas cantidades de información y gigantescos sistemas de inteligencia artifical (IA). Estamos dando un salto cualitativo muy imprevisible. El expresidente de Facebook, después de contar las cosas fantásticas que están haciendo, dijo: “Solo Dios sabe lo que esto está produciendo en el cerebro humano”. Porque nosotros no lo sabemos. Te quedas un poco sobrecogido.

En el libro mencionas algunos “hitos” en la historia de la inteligencia. ¿Hablamos de episodios concretos, de grandes cambios…?

Seguramente pueda haber más, pero yo creo que ha habido tres grandes giros en la marcha de la historia de la humanidad. Una vez consolidados como especie, es decir, cuando ya teníamos el cerebro que tenemos ahora (las variaciones fueron de hace unos 200.000 años), hemos creado el lenguaje, ha aparecido el Sapiens. Somos humanos. ¿Qué hacemos? Empezar a crear cultura. En esa evolución hay tres grandes giros que determinan todo lo demás. Uno es cuando nuestros antepasados dejan de vivir en hordas nómadas dedicadas a la recolección. Se estabilizan, se hacen sedentarios y crean ciudades. No es un cambio externo, influye en el modo de configurarse la inteligencia. Empieza a pensar en otras cosas, a hacerlo con otras personas. En las ciudades se estimula mucho la invención, la competición. Aparece algo importantísimo con la agricultura: empieza a haber excedentes. Hasta entonces se consumía lo del día. Cuando empiezas a tener más bienes de los que puedes consumir empieza la riqueza y la propiedad. Eso desencadena una serie de fenómenos que duran hasta ahora. Hace falta organizar la propiedad, la gente se une para defenderse. Se separan las clases, se crea el protegido y el que protege. Fuera de la ciudad están los nómadas que la quieren asaltar, hay que organizar un ejército, servicios comunes. El cerebro de nuestros antepasados no podía interaccionar con más de 100-120 personas. Cuando aparecen las ciudades tiene que crear incluso otro tipo de sentimientos para poder relacionarse con gente que no es de su familia. Y tiene que crear normas de conducta, someter los impulsos a normas establecidas para resolver conflictos. Creo que es el primer gran giro de la inteligencia. Una de las cosas que sucede es que aparece la escritura, que no es solo una herramienta para comunicarse, también para pensar. Gracias a la escritura yo puedo pensar en cosas que antes no podía. Imagina las matemáticas. Sin la escritura algebraica a partir de un punto no podemos pensar. No podemos hacer una multiplicación un poco complicada sin poder escribirla. Aparecen muchos sistemas políticos. Luego aparece otro invento casi tan importante como la escritura, el dinero. El dinero es un invento absolutamente fascinante. Supone reducir todo intercambio a un intercambio con una herramienta simbólica que no significa nada, pero a la vez puede significar todo. Es un mundo que ya entra en las ficciones.

El segundo gran eje axial es que entre el 750 y el 350 antes de nuestra era la inteligencia, que ya se había acostumbrado a tratar sociedades más extensas y se somete a normas y crea figuras de poder, parece que se vuelve hacia sí misma. Son unos siglos muy reflexivos, en los que las ficciones intentan plantear problemas nuevos, y aparecen las grandes religiones. En ese periodo aparece Buda, Confucio, los profetas de Israel… Y tienen una particularidad: en ese momento Dios se convierte en bueno. Hasta ese momento era el poder absoluto. Entonces se hace el poder bueno y los seres humanos empiezan a relacionarse de distinta manera respecto del futuro, de la muerte y del poder. Al mismo tiempo, el poderoso se aprovecha de las religiones, de manera que hay un juego muy interesante que a partir de los profetas de Israel se prolonga en la misma tradición, con Jesús de Nazaret y Mahoma, el considerado último profeta. Aparece también Sócrates como una forma de reflexión sobre uno mismo. Es un periodo sorprendente en la historia de la inteligencia, que se hace metacognitiva y el hombre empieza a reflexionar sobre sí mismo en relación con todo y los dioses.

El tercer gran cambio que me interesa destacar es cómo todo este sistema (vivir en la ciudad y los sistemas religiosos) nos está proporcionando una idea de sumisión, de obediencia a la norma y al poderoso (Dios). Aparece una cultura de la obediencia. Por ejemplo, en la filosofía escolástica la virtud principal del ser humano es la obediencia a la norma o a la verdad o a Dios. A partir del Renacimiento aparece una valoración de la inteligencia, pero ya individual. Tengo que fiarme de la inteligencia, pero de la mía, de mi capacidad de razonamiento, de alcanzar la verdad. Empiezan a pasar cosas: el individualismo del Renacimiento, la apelación a la propia conciencia del Protestantismo y el descubrimiento de la ciencia como algo más allá de la religión, como el propio desarrollo de la razón. Entonces empieza la idea de la inteligencia que se rebela, que va a definir su propia independencia. Y empieza a pensar en otro tipo de derechos. Ya no son concedidos por Dios, son inventados por la inteligencia. Aparece la Ilustración y las grandes revoluciones políticas. En esas estamos. Ahora, viendo si hay un cuarto giro, que sería el tecnológico. La idea del libro es que estamos justo en este momento y antes de meternos en otro giro vamos a comprender bien lo que nos han traído hasta aquí.

“Antes de meternos en el giro”, dices. Pensaba que los giros pasaban por sí mismos, más que meternos como una cuestión voluntaria. ¿O nunca habíamos sido conscientes y ahora sí y esa es la diferencia?

Esa es la cuestión. Ahora somos conscientes de lo que está pasando y los cambios que está habiendo. Tenemos más capacidad de reflexionar sobre las herramientas que tenemos. Se habla —con una cierta euforia un poco tonta, me parece— de que primero era en el año 2050 y ahora se ha adelantado a 2040 cuando aparecerá una nueva especie humana, eso que se llama “la singularidad”. Explicádmelo un poco. Cada vez recibo más libros sobre transhumanismo y la era posthumana. ¿Esto exactamente de qué va? Es el momento en que se apliquen a la especie humana los recursos tecnológicos que ya tenemos o los previsibles: la mejora genética, potenciadores cerebrales, sinergias entre la IA y la tecnología. Elon Musk, el dueño de Tesla, ha fundado una empresa para estudiar los microimplantes neuronales electrónicos en el cerebro directamente. ¿En serio? Y tanto. También están convencidos de que van a crear una súperinteligencia. Se leen estas cosas que parecen anecdóticas: Google va muy avanzado en la creación de la computadora cuántica. O sea, una empresa privada —la misma que maneja un porcentaje altísimo de toda la información que existe, de la que todos nuestros alumnos dicen: “¿Para que voy a aprender esto, si está en Google?”, por la que estamos desatendiendo las capacidades del individuo y vamos a empezar a confiar cada vez más en ella— te dice que puede hacer en un segundo lo que los computadores más avanzados que tenemos ahora tardarían 10.000 años. Pues no sé qué vamos a hacer con esto. Se está creando un manejo de la información en el que los únicos que van a poder comprender la información que maneja un ordenador son otros ordenadores, con lo cual todo se va a conversar entre ordenadores. Eso te deja un poco raro, porque se empieza a tratar un tema, que es: ¿Necesitamos comprender las cosas o basta con que las entienda el ordenador?

Espero que la pregunta no sea para mí.

Hay un psico-filósofo informático, Daniel Dennet, que tiene un libro llamado De las bacterias a Bach que plantea qué pasa si de repente decidimos que ya no necesitamos nada porque basta con que lo entiendan los ordenadores. ¿Eso nos afecta? Él se asusta y cree que nos afecta y mucho, porque está bien que nos baste con usar algo como el móvil, aunque no comprenda la mecánica. Si ya pasamos a las instituciones humanas, el asunto es más complicado si no las entiendo y me limito a usarlas. ¿Y de las personas? ¿Qué pasa si no importa comprenderlas y solo necesito usarlas? Todo se complica. Yo ahora escribo muchísimo que necesitamos comprender. Este libro está en eso. Necesitamos comprender qué está pasando, qué usamos, hacia dónde vamos. Si no, se va a producir una dinámica muy autónoma que es que la técnica produce técnica. Y la técnica que produce dinero produce técnica que produce más dinero. ¿Qué pasa con esto? En las grandes universidades americanas hay departamentos enteros dedicados a averiguar cómo inducir creencias a través de procedimientos informáticos… Esto me lleva al Cambridge Analytics y a la influencia aceptada de que me cambien las reglas sin que me dé cuenta porque no me importa mucho. Si me dan comodidad, ¿para qué quiero comprender esto? Miremos, por ejemplo, el mundo educativo. Lo que está pasando sin que nos demos cuenta es muy grave. Los sistemas estatales de educación se están quedando atrás. Ni saben por dónde van, ni invierten en investigación en educación, mientras las grandes compañías informáticas se están gastando miles de millones en ver cómo se forma la gente. Han descubierto que va a ser el próximo negocio del trillón de dólares y se quieren quedar con él. Google quiere ser la gran educadora. Lo dicen con una frase que suena ingenua, pero que ellos se toman en serio: quiere ser el tercer hemisferio cerebral de todas las personas. ¿En serio? En serio. Que no podamos funcionar sin Google. Bill Gates (Microsoft) también está metido. Me da la impresión de que en el mundo educativo más formal nos vamos a ver desbordados pronto. Y tienen el afán de quedarse con el negocio, no hay teorías conspirativas. Quieren enseñar matemáticas, pero quieren que las aprendas con sus herramientas.

Última pregunta, que se me acaba el tiempo que tengo. Al final del libro planteas una conversación (no daremos más datos para no revelar demasiado) que pinta un panorama, a mi juicio acertado pero muy duro, de la situación actual de las sociedades, hablando de la desigualdad y el individualismo, aunque con un giro esperanzador al final.

Usbek [el extraterrestre que hace las funciones de hilo conductor en el libro] habla de una sociedad hacia la que previsiblemente vamos, que tiene sus cosas buenas: viviremos más tiempo, más cómodamente, pero estamos tan convencidos de que la tecnología y el conocimiento son tan importantes, que hemos olvidado otra línea de acción que la inteligencia, digamos pretecnológica, tuvo, que es que mientras había una línea que era la razón-la ciencia-la tecnología-la economía-la razón, etc. había otra que era el comportamiento-la convivencia-las emociones-los derechos-las nuevas éticas-el concepto de dignidad. Pero se han ido separando, y nos hemos puesto a pensar que la tecnología era la que nos resolvía los problemas, y hemos olvidado lo otro. Hay que cuidarlo, porque estamos aún a tiempo de no cometer esa equivocación. Sigo muy de cerca lo que está pasando en China, porque puede ser un adelanto de lo que está por venir. Todo el mundo la considera una gran potencia económica. También es una gran potencia tecnológica y, además, quiere ser una potencia cultural, demostrar que su modo de vida es mucho más beneficioso para el ciudadano que el modo de vida occidental. Y lo dicen: “Al modo de vida occidental se le sacó la idea de que el valor principal era la libertad. Nosotros -lo han explicado en los dos últimos congresos del Partido Comunista- no pensamos que el principal valor sea la libertad, como somos confucianos (ya no dicen marxistas), para nosotros el valor principal es la armonía”. Y para conseguir la armonía no necesitamos libertad, necesitamos premiar las conductas buenas y castigar las malas. ¿Cómo lo vamos a hacer? Ya han aplicado esto a 100 millones de personas: cada uno tendrá su historial propio, que incluirá las multas que tiene o las cosas buenas que haga. Y cuando vayas a pedir algo mirarán ese historial. Tienes muchos puntos a favor, te costará todo menos. Podrás ir a las mejores universidades o viajar al extranjero por ser buen ciudadano. Con otros no interesará ni que vayan a la universidad porque son un desastre. Eso nos va a tentar con mucha facilidad.

Fuente e imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/10/31/google-quiere-ser-la-gran-educadora-quiere-ser-el-tercer-hemisferio-cerebral-de-todas-las-personas/

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La criticidad cerebral potencia la cognición

Por: Tendencias 21

El frenesí sináptico maximiza el procesamiento de información

 

El cerebro provoca un estado crítico en la actividad neuronal para maximizar el procesamiento de información. No solo sabe cómo encontrar el orden dentro del caos, sino también vivir en un frenesí sináptico permanente sin caer en una deriva patológica.

Una investigación desarrollada en la Universidad de Washington en San Luis ha confirmado una vieja sospecha científica: que el cerebro desenvuelve su actividad en una delgada línea que se sitúa entre la quietud y el caos.

Y procede así porque de esa manera maximiza el procesamiento de información: se comporta como una máquina biológica, constituida por miles de millones de neuronas independientes que se unen frenéticamente para adquirir una capacidad computacional insólita en la naturaleza.

Esa delgada línea representa un estado cerebral en el que la excitación de las neuronas alcanza niveles máximos, sin por ello caer en el desorden y pasar a una especie de transición de fase que le llevaría a un estado inferior de actividad neuronal y de capacidad computacional.

El cerebro se mantiene por sí mismo en esa frontera peligrosa sin perder por ello el control de la situación. Una proeza de la naturaleza soporta los procesos cognitivos. Cuando el cerebro pierde este equilibrio, cae en una deriva patológica: la tranquilidad neuronal es síntoma de enfermedad, el caos y la agitación son fuente de inteligencia.

«Cuando las neuronas se combinan, buscan activamente un régimen crítico», explica Keith Hengen, autor principal, en un comunicado. «Nuestro estudio demuestra que la criticidad es un sello distintivo de las redes que funcionan normalmente».

Criticidad y cerebro

La criticidad (o permanencia en un estado crítico) es el único régimen computacional conocido que, en informática, optimiza el procesamiento de la información, como la memoria y la capacidad de codificar y transmitir patrones complejos.

En el caso del cerebro se llama criticidad autoorganizada, porque las avalanchas de actividad neuronal aparentemente caóticas, son las que le permiten vivir y permanecer en ese estado crítico y, en consecuencia, realizar los cálculos rápidos que necesitan los procesos cognitivos.

La nueva investigación ha comprobado la criticidad cerebral usando datos de grabaciones neuronales de ratones que vivían en régimen de comportamiento libre.

Las grabaciones abarcan meses de actividad de cientos de neuronas y permitieron a los investigadores modelar la actividad de redes neuronales enteras.

De esta forma confirmaron por primera vez que la dinámica de la red neuronal en la corteza visual se ajusta firmemente a la criticidad, incluso a través de los ciclos de luz y oscuridad.

Es decir, que si las neuronas implicadas en los procesos de la visión no se excitan hasta el paroxismo, el cerebro no puede conocer ni  interpretar la complejidad del mundo exterior.

Los científicos lo comprobaron porque, durante el experimento, bloquearon intencionadamente la visión en uno de los ojos de los ratones. Y observaron que en ese momento la criticidad fue severamente interrumpida por las neuronas implicadas.

Las neuronas encargadas de procesar la visión de ese ojo bloqueado abandonaron su frenesí, pero no por ello dejaron de seguir emitiendo sus impulsos clásicos, aunque sin obtener el mismo resultado que en el momento de excitación o criticidad.

«Parece que tan pronto como hay un desajuste entre lo que el animal espera y lo que está pasando por ese ojo, la dinámica computacional se desmorona», explica Hengen.

Neuronas inhibidoras

«Esto es consistente con la física teórica, según la cual el régimen crítico es independiente de la tasa de disparo», añade.  «No se trata solo del número total de picos en la red, porque la tasa de disparo no ha cambiado en absoluto durante de la privación de la visión, y sin embargo, el régimen se desmorona».

Es decir, la criticidad no depende de cuántos impulsos generan las neuronas, sino del frenesí sináptico en el que entran para formar los procesos cognitivos: podemos taparnos un ojo y se interrumpe el frenesí, pero no la generación de pulsos nerviosos por las neuronas implicadas.

Los investigadores creen que la criticidad en el cerebro probablemente esté conectada a las neuronas inhibidoras que imponen y organizan la dinámica computacional.

Esas neuronas son las que permiten al cerebro conservar la energía porque seleccionan los estímulos visuales, descartando los irrelevantes y procesando únicamente la información clave para interpretar un entorno. Esta capacidad se potencia en la criticidad.

Implicaciones importantes

El descubrimiento podría tener implicaciones importantes para el aprendizaje motor y la enfermedad neurodegenerativa, señalan los investigadores.

La autoorganización del cerebro en torno a la criticidad es un proceso activo, señala Hengen, y la regulación homeostática alterada (desequilibrios internos en las redes neuronales) está cada vez más implicada en patologías humanas graves como el Alzheimer, la epilepsia, el síndrome de Rett (trastorno en el desarrollo neurológico infantil), el autismo y la esquizofrenia.

«Una interpretación de este trabajo es que la criticidad es la que permite mantener el equilibrio interno (homeostasis) en las redes neuronales», concluye Hengen. Una nueva pista para tratar enfermedades neurodegenerativas.

Tal como informamos en otro artículo, recientemente se descubrió cómo se las arregla el cerebro para encontrar el orden dentro del caos que reina en las sinapsis.

Ahora sabemos que ese caos es el recurso que usa el cerebro para procesar la información sensorial de forma excelente. También que el frenesí neuronal le permite mantenerse en equilibrio entre el caos y la quietud,  sin bascular hacia una transición de fase que le supondría entrar en una deriva patológica.

Referencia

Cortical Circuit Dynamics Are Homeostatically Tuned to Criticality In Vivo. Zhengyu Ma et al. Neuron, October 07, 2019. DOI:https://doi.org/10.1016/j.neuron.2019.08.031

Fuente: https://www.tendencias21.net/La-criticidad-cerebral-potencia-la-cognicion_a45486.html
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Programación del Portal Otras Voces en Educación del Domingo 7 de julio de 2019: hora tras hora (24×24)

7 de julio de 2019 / Autor: Editores OVE

Recomendamos la lectura del portal Otras Voces en Educación en su edición del día domingo 7 de julio de 2019. Esta selección y programación la realizan investigador@s del GT CLACSO «Reformas y Contrarreformas Educativas», la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa, organización miembro de la CLADE y el Observatorio Internacional de Reformas Educativas y Políticas Docentes (OIREPOD) registrado en el IESALC UNESCO.

00:00:00 – UNESCO trabaja en el reconocimiento de estudios en educación superior para América Latina y el Caribe

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01:00:00 – Usos del Office 365 en educación #infografia #infographic #education

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02:00:00 – Honduras: maestros y docentes irán a paro si el gobierno continúa con las “amenazas” y sanciones

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03:00:00 – ¿Debería renovarse el término “maestro”? Un educador dice que sí

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04:00:00 – ¿Cómo consiguió Portugal pasar del 45% de analfabetismo a convertirse en el modelo de la educación?

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05:00:00 – Mariángeles de Zan: «hay una muy estrecha relación entre la gestión escolar y la calidad de la educación»

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/314917

06:00:00 – Libro: La expresión de la diferencia. Universidades estatales comprometidas con el arte en la educación (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/314926

07:00:00 – De Kenia a Chile: el mejor profesor del mundo llega al país para inspirar con su labor

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/314958

08:00:00 – 25 Libros Gratis de Neurociencia en PDF – (Ayuda Docente)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/314946

09:00:00 – ¿Cómo aprende nuestro cerebro? #Infografía

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/314852

10:00:00 – Otros 15 libros que todo docente debe leer

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/314955

11:00:00 – La ventana de la SEP

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12:00:00 – Carta abierta de una chica de 13 años: «Nos duele que nadie se proponga cambiar el sistema educativo»

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/314929

13:00:00 – Colombia: 45° Emisión de ‘El Abecedario, La Educación de la A a la Z’ – Radio Educativa (Evaluación Educativa VII)

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14:00:00 – La educación en Chile está ‘abandonada’

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/314934

15:00:00 – …Y la maestra explotó (Chernobil educativo, segunda parte)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/314878

16:00:00 – Educadores del mundo acuerdan contribuir al logro de la Agenda 2030

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17:00:00 – Stranger Numbers: el cálculo mental gamificado

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/314920

18:00:00 – China: Escuelas de Guangzhou abrirán cursos piloto en inteligencia artificial

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19:00:00 – ¿Qué es la ‘ansiedad matemática’ y cómo se coló en las aulas?

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/314893

20:00:00 – Unesco exhorta a redoblar esfuerzos contra acoso escolar

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/314943

21:00:00 – Entrevista a Carl Honoré. Periodista: «La escuela es la burbuja ‘edadistas’ por excelencia»

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22:00:00 – Argentina: Los excluidos de las becas Progresar

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23:00:00 – Cortometraje – Educacion Rural

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En nuestro portal Otras Voces en Educación (OVE) encontrará noticias, artículos, libros, videos, entrevistas y más sobre el acontecer educativo mundial cada hora.

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